PERSONAJES:

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PERSONAJES:
Ángela:
Es una chica del pueblo que aunque vive en el mismo ambiente que el resto, ha leído y
conoce un poco más. Para ella Don Manuel es alguien muy cercano, primero fue su
padre espiritual y luego pasó ella a ser la madre al acompañarlo en su pena. Ella cree,
es religiosa y hasta en los últimos momentos creyó que Dios hizo que Don Manuel y
Lázaro no creyeran:
“Y es que creía y creo que Dios Nuestro Señor, por no sé qué sagrados y no
escudriñaderos designios les hizo creerse incrédulos”
Pero aunque cree tiene dudas porque ha leído y se hace preguntas. Al exponerle a esto a
Don Manuel, él le dijo que las preguntas se las hacía el demonio.
Al final el mismo hecho de creer se lo cuestiona. Pero en el fondo sigue creyendo
aunque de forma diferente a la gente de su pueblo, porque los de su pueblo creen
ciegamente, ella cree después de hacerse preguntas.
Lázaro:
Llega al pueblo de América, es el hermano de Ángela. Llega diciendo que Don Manuel
es un manipulador y sintiendo rabia hacia el. Para Lázaro la religión es un “engañabobos”, una forma de manipular a la gente con la cual Don Manuel tiene a todo el
pueblo “a sus pies”. Que para conseguir ese dominio tiene que ser demasiado inteligente
como para creerse lo que predica.
Luego siente indiferencia ya que por mucho que dijera el pueblo no reaccionaba así que
el tampoco.
Así empieza a sentir cierta curiosidad por Don Manuel, quería hablar con él. Tras hablar
con él sigue reafirmándose en lo que decía:
“No es como los otros, pero a mí no me la da; es demasiado inteligente para creer todo
lo que tiene que enseñar.”
Cuando habló varias veces con él y comprendió su secreto, él mismo se “convirtió” para
apoyar su causa. Siguió a Don Manuel y siguió su ejemplo. El resto del pueblo lo
interpretó como que se había vuelto creyente, que era lo que esperaban y pretendían. Así
dedicaba su vida como Don Manuel en beneficio del pueblo, haciéndoles creer lo que al
principio rechazaba. Aunque al principio desprecia al pueblo, luego siente que debe
“cuidar” de él y darles el consuelo de vivir porque es lo único que tienen. Así ayudó al
pueblo y a Don Manuel, que también necesitaba a alguien con quien desahogarse, ya
que es mucha presión para llevarla él solo.
Su madre:
Su madre amaba a Don Manuel, pero espiritualmente. Representa un personaje común
del pueblo y el autor te lo plantea de una forma más cercana. Es la persona que más
influye en Ángela después de Don Manuel hasta que llega Lázaro, ya que es el único
familiar que le queda. Así fue ella la que más religiosa ha hecho a Ángela. Estaba tan
cegada por Don Manuel y la religión que prácticamente había olvidado a su marido
aunque rezaba todas las noches por él. Eso nos da a pensar que ponía a Don Manuel por
encima de su marido, que supuestamente tendría que ser una de las personas que más
quiere. Murió de la mano de Don Manuel siendo creyente plena.
Su padre:
Llegó forastero al pueblo, por lo tanto recibió más cultura y distinta educación que el
resto del pueblo. Trajo al pueblo libros que representan la cultura, y que Ángela devoró
vorazmente, siendo una de las pocas cosas que la unen a su padre, ya que este murió
siendo ella joven. Así significó la poca cultura que recibió Ángela junto con las clases
que recibió fuera. Seguramente fue él el que incitó a Lázaro a viajar ya que Lázaro lo
conoció más.
Pueblo:
Son bastante incultos, supersticiosos y muy influenciables. Creen ciegamente en Don
Manuel y en la religión. No deben leer ni recibir cultura, porque cuando se lee y se
recibe cultura se formula preguntas y eso ellos no lo hacen. Viven de forma simple y
cerrada, parece que no tengan contacto con el exterior. Tienen a Don Manuel como un
santo y van a hacer que lo beatifiquen.
“Cree sin querer, por hábito, por tradición. Y lo que hace falta es no despertarle. Y que
viva en su pobreza de sentimientos para que no adquiera torturas de lujo.
¡Bienaventurados los pobres de espíritu!”
Blasillo el bobo:
Adora a Don Manuel más que a nadie del pueblo porque ha sido él el que lo ha criado y
le ha enseñado cosas que el pueblo no habría ni intentado. Es también la muestra de que
Don Manuel quería ayudar a todo el mundo a vivir bien, incluido a él. Blasillo no cree,
simplemente imita a Don Manuel porque le admira y porque ve que así el resto del
pueblo le concede mucha atención. Es el reflejo de Don Manuel pero sin intenciones. Lo
que Blasillo imita de Don Manuel no lo hace con la intención de éste, lo hace de forma
transparente y sólo por imitar. Es la versión “pura” de Don Manuel, es tanto su reflejo
que muere con él.
La clara diferencia entre Don Manuel i Blasillo el bobo es la inteligencia. Blasillo es la
ausencia total de ella, mientras que Don Manuel es el más inteligente del pueblo. Así
podemos decir que el autor pone las intenciones de Don Manuel con la inteligencia. Ya
que para llegar a no creer, por lo tanto haberse hecho preguntas y además haber
dedicado tu vida a hacer creer algo que no se cree exige inteligencia.
Don Manuel:
Don Manuel es el párroco del pueblo. Es el protagonista de la historia y la trama ocurre
en torno a él. Pasó toda su vida enseñando religión aunque él mismo no creía. Aún no
creyendo fue tan buen cristiano que lo van a beatificar. Él ve la religión como una forma
de vivir la vida, una forma de conciliar la idea de la muerte sin sentir miedo y vivir feliz
sin ese miedo.
“Todas las religiones son verdaderas en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos
que las profesan, en cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para
cada pueblo la religión más verdadera es la que le ha hecho.”
Es una persona muy generosa al pasar toda su vida fingiendo para hacer feliz a un
pueblo. Es muy inteligente y se pasó toda su vida haciéndose preguntas porque le
resulta difícil creer en algo que no ve. No le desea a nadie del pueblo lo que él está
pasando y por ello les aconseja que no lean y no se hagan preguntas para vivir felices,
que se dediquen a cosas más triviales y que no exijan pensar porque así no se
cuestionarán nada y creerán en todo lo que le diga. Es una persona muy carismática
porque tiene a todo el pueblo confiando en lo que él dice como si a Jesucristo estuvieran
escuchando. Le atormentaba tanto la idea de la muerte que se hizo su propio ataúd con
tablas de un árbol al cual le tenía mucho cariño ya que pasó toda su infancia a sus pies
jugando. Recuerda su infancia como la única edad en la que cree que pudo creer, pero
eso es normal ya que como todos los niños no es creer es la inocencia de los niños que
no se cuestionan nada. Él al no creer en la vida tras la muerte piensa que la vida no tiene
sentido, así que la dedica a intentar darle sentido a las vidas de los demás, dedica su
vida a hacer que el resto no padezca el mismo sufrimiento, es una manera de darle
sentido a su propia vida:
“¿Y la mía? La mía es consolarme en consolar a los demás, aunque el consuelo que les
doy no sea el mío”
“Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerles vivir felices, para
hacerles que se sueñen inmortales y no para matarles.”
Se identifica con Jesucristo ya que también lo ve como alguien que intentaba hacer lo
mismo que él, también piensa que Jesús no creía todo lo que dijo pero que también
quería ofrecer un consuelo a la humanidad.
INMORTALIDAD
Al ser humano le ha preocupado desde siempre la muerte y lo que se encontrará
después. Necesita creer que puede hacer algo para garantizarse que vivirá para siempre
y que tendrá tiempo para hacer todo lo que quiere hacer. El tiempo del que dispone no le
es suficiente y le angustia que se puede acabar. Tiene miedo de lo que no puede hacer
frente y la muerte es una de esas cosas. Necesita pensar que es capaz de superarla de
algún modo. Por ello se produce la lucha entre la razón y el corazón. La razón nos dice
claramente que no hay nada tras la muerte ya que no hay pruebas que nos digan que lo
hay, la razón nos dice que estamos creyendo en algo para auto-consolarnos. Pero el
corazón nos dice que el ser humano tiene que estar aquí para algo. La actitud del ser
humano es siempre la de colocarse por encima de las otras especies animales, y por ello
también se cree merecedor de algo tras la muerte, no concibe que algo como la vida
humana no tenga otra finalidad que la de la muerte. El miedo a la muerte existirá
siempre y por ello se intentan disimular el paso del tiempo con cremas, porque al ser
humano le da vergüenza ver que se está consumiendo. Unos lo afrontan viviendo al
límite ya que se han resignado a que no habrá nada tras la muerte, pero muchos se
aferran a la idea de la inmortalidad del alma y gastan toda su vida con el
convencimiento de que tendrán otra vida y mejor.
Yo creo que la vida tiene sentido mientras la vives. Es una oportunidad que se te ha
dado, y creas o no en la inmortalidad del alma tienes que estar agradecido de que se te
ha dado la oportunidad de vivir y no debemos despreciarla por el simple hecho de que
es temporal. Eso quiere decir que no debemos ni desperdiciarla viviendo al límite por la
convicción de que es la única que tenemos, porque así la arriesgamos y es algo que si la
pierdes no la recuperas; pero tampoco hay que pasársela dedicándola plenamente a la
religión simplemente por el miedo a la muerte porque también la estás desperdiciando
de otro modo. Mi opinión es que la vida hay que vivirla feliz porque exista o no la
inmortalidad esta vida tenemos que vivirla y solo la vamos a vivir una vez. Los
segundos que gastas haciendo una cosa son únicos y no los podrás usar en otra.
La religión puedes entenderla como consuelo de vivir si en realidad te consuela. Si la
religión sólo consigue que desprecies esta vida por la venidera no lo considero correcto.
Si existe otra vida hay que considerarla igual de importante que ésta. Pero si la religión
te consuela y te hace vivir igual de feliz que si no creyeras y además te quita la
preocupación de la muerte yo la considero perfectamente válida. Es un instrumento más
del ser humano para satisfacer su curiosidad y para darle la sensación de que puede
controlar todo, hasta la muerte.
FE
Si miramos la definición de FE en el diccionario nos encontramos con esto:
<<Fe, del latín fidere, "confiar", es en la terminología religiosa, "el asentimiento firme
de la voluntad a una verdad basada sola y únicamente en la revelación divina".[1]
También puede ser definida como "la adhesión del entendimiento a una verdad por la
autoridad de un testimonio.[2] Implica, por tanto un componente intelectual, ya que la fe
no es un consentimiento, sino un asentimiento.[3] >>
En este libro hace referencia a la primera definición de fe, pero aún así no podemos
ignorar las otras porque también son fe. ¿El pueblo hubiera creído igual en la religión si
no hubiera sido Don Manuel el párroco? Don Manuel les hizo creer con el ejemplo, fue
el mejor cristiano posible. El pueblo tenía fe en Dios, pero tenía casi la misma en Don
Manuel. Él les ofrecía el consuelo de la inmortalidad y además les ayudaba a vivir la
vida en el resto de los aspectos lo mejor posible. Así que se cuestiona seriamente si el
pueblo cree en Dios por los que les ofrece la religión o cree por cómo se lo ha vendido
Don Manuel.
Si observamos la tercera definición nos fijamos en que dice que es necesario un
componente intelectual, pero el pueblo no lo tiene. Eso es lo que nos da pie a creer que
en vez de que creen por su propia fe y creencia, creen por hábito. Ya que no ellos creen
sin hacerse preguntas y ciegamente de lo que les dice Don Manuel da a pensar que creen
más por tradición.
El único ejemplo de fe verdadera dentro del libro es la de Ángela que tras haberse hecho
múltiples preguntas y aunque sus personas más allegadas no creían ella siguió creyendo.
Por ello hago diferenciación entre su fe y la del resto del pueblo. Aun así al final del
libro ella misma se cuestiona si cree, aunque en los últimos momentos sigue pensando
que es Dios el que ha decidido la suerte de su hermano y de Don Manuel.
El ser humano necesita creer en las cosas para sentirse seguro. Necesita que le
expliquen lo que no entiende para sentirse seguro, y si una de esas explicaciones es la fe
pues entonces la adopta para dar explicación a lo que no entiende. La religión le da
respuestas para todos sus problemas y le hace no sentirse solo. Él cree, tiene fe
voluntariamente. El ser humano tiene fe en las cosas para dar sentido a su propia vida,
tiene unos ideales y unas esperanzas en las cuales tiene fe y es lo que le anima a seguir
viviendo. La fe configura nuestras vidas, ya no sólo la fe religiosa, sino la fe en todo. Si
no tienes fe, no tienes esperanzas ni ilusiones y por tanto tu vida está bacía. Aunque hay
gente como la que se describe en el libro que cree por costumbre, a lo cual yo
personalmente no lo llamaría fe sino tradición o superstición.
VERDAD
La verdad es algo que el ser humano ambiciona, está en su naturaleza, aunque en
muchas ocasiones inconscientemente o conscientemente no quiere encontrarla. La
ignorancia muchas veces ofrece felicidad, aunque como antes he dicho el ser humano
ambiciona la verdad, así que si sospecha que lo que hace o vive no es verdad no tendrá
la conciencia tranquila. Por eso Don Manuel no podía estar seguro de si la religión era
verdad o no, pero en su afán humano de encontrar la verdad prefiere creer en lo que está
seguro que en otras cosas. Al no estar seguro de la veracidad de la religión está más
seguro en pensar que no es verdad, ya que no puede verla para demostrar lo contrario.
La ignorancia inconsciente ofrece felicidad ya que la verdad muchas veces es dura, y
quien es feliz no sabiendo ciertas cosas no quiere arriesgarse a dejar de serlo
sabiéndolas. Pero aun así muchas veces el deseo de saber del ser humano lo lleva a
menospreciar su felicidad por el placer de conocer.
La verdad es aquello que no se puede negar y que lo mires por donde lo mires no se
pueda refutar. En mi opinión no existe la Verdad, la verdad es relativa ya que cada uno
tiene su verdad. Habrá algunas verdades que sean universales para todo el mundo, pero
siempre tendrá distintos puntos de vista y muchas personas no lo considerarán verdad.
Yo creo que no es que estemos obligados a buscar la verdad sino que lo necesitamos
para no sentirnos engañados y sentirnos seguros. En mi opinión sí que merece la pena
buscar la verdad a toda costa, lo único que no me parece bien es buscarla a costa de los
demás ya que esa búsqueda tiene que ser individual y ya que se hace voluntariamente no
debes perjudicar a otros.
Personalmente yo me quedo con la verdad trágica antes que con la felicidad ilusoria.
Siempre he pensado que si soy ignorante seré infeliz, prefiero que me digan la verdad
por muy mala que sea. Yo en los casos estos en los que se conoce la muerte de
antemano y muchos prefieren que no se lo digan yo preferiría saberlo. Para mí la verdad
está por encima de todo, por encima del amor en la relación y por encima de la paz en
los conflictos.
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