Subido por juliockz5076

Reseña (estereotipos de la persecución)

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Reseña crítica I
Programa de filosofía
Universidad del Quindío
Curso: Memoria y paz. 2022-1
Docente: Carlos Mario Fisgativa
Estudiante: Julio Andrés Giraldo Murcia
Texto: Estereotipos de la persecución, por René Girard.
Los estereotipos de la persecución es el segundo capítulo del libro El chivo expiatorio de Girard,
en este capítulo en especial el autor expone cómo en situaciones de crisis, la comunidad, las
personas en un determinado espacio y tiempo, buscan las causas de aquella en cierto tipo de
personas, convencidos de que en su individualidad o minoría son capaces de generar estragos en
el orden social, aunque estos en principio tengan o no la intención de hacerlo. A lo largo del
texto estos tres estereotipos son presentados en algunos contextos o sucesos, principalmente la
persecución de los judíos durante la peste negra, las acusaciones y sentencia de María Antonieta
durante la revolución francesa, y la caza de brujas
El autor propone 3 estereotipos de la persecución colectiva: La crisis indiferenciada, acusaciones
por crímenes, anormalidades. Estos estereotipos no son contradictorios, incluso pueden
encontrarse juntos reforzando el motivo de la persecución. Las grandes crisis sociales ocasionan
de alguna manera el declive del orden social, la cultura y los procesos de intercambio, en todo
caso, las diferencias. Empiezan a surgir las multitudes, y se instala una reciprocidad inmediata en
la interacción e intercambios entre las personas. La crisis indiferenciada es, si se quiere, la cusa
y/o el motivo de los otros dos estereotipos.
El segundo estereotipo, las acusaciones por crímenes, estas se dan a raíz del temor a caer en la
crisis indiferenciada, temor al desorden total. Por ello entonces la comunidad busca a personas
que hayan cometido cierto tipo de crímenes como: Violencia contra los más débiles (niños en
especial); Crímenes sexuales (incesto, violación, bestialidad); Crímenes religiosos (profanación
de objetos sagrados). Estos delitos comparten en esencia ofender, herir el orden social o cultural
establecido. Los perseguidores les acusan de ser responsables de la crisis que está teniendo lugar,
aunque realmente estos crímenes tengan poco o nada que ver.
Ahora bien, el tercer estereotipo apunta a las “anormalidad”, es decir a las personas que se alejan
del común. Prácticamente cualquier extremo social y físico, los más pobres, deformes, los más
poderosos, los enfermos, etc… La comunidad es un sistema de diferencias, y estas
anormalidades sugieren unas diferencias que están al margen o por fuera de dicho sistema, por
ende, son inaceptables y amenazan el orden social.
Considero que la manera en que Girard apoya sus afirmaciones en hechos históricos reales a lo
largo del texto es una buena forma de mostrar la validez de sus argumentos, es decir, el autor
plantea unos conceptos que son bien representados en la realidad histórica; crisis, crímenes,
acusaciones y persecuciones, examina sus relaciones y concluye así con los estereotipos antes
mencionados. Pienso que puede haber confusión en términos como y multitud, porque en
ocasiones utiliza multitud como un masa o comunidad de gente pacífica, y en otras, se refiere a
multitud como la expresión del cese de diferencias, y por ende el caos. Aun así, estoy de acuerdo
con lo que expresa el autor y lo bien que lo ha explicado, a pesar de que estos estereotipos se
puedan dar casi al tiempo o en diferentes medidas, el autor ha diferenciado bien cada uno de
estos.
A manera de conclusión puedo decir que, en momentos de crisis, y al no tener control sobre la
naturaleza, además de sentir la impotencia de que un problema los supera, las personas
encuentran casi como una solución culpar a otros individuos, entre tanto caos, se ha de tener un
propósito, y este se ha de cumplir por los medios que sean necesarios, ya sea sobrevivir o ganar
una guerra. No por esto es justificable estas persecuciones irracionales a gente inocente respecto
a las causas de la inestabilidad y caos.
En los casos expuestos por el autor, realmente no es que sean las victimas escogidas del todo al
azar, puesto que, si se ha perdido o se está perdiendo un orden social, unas diferencias, una
cultura, entonces de alguna manera se entiende, sin embargo, no se acepta que, aquellas personas
que han violentado la norma, la cultura, sean acusadas de haber causado estragos a una escala tan
grande. Mucho menos aceptable y más irracional acusar las personas que por alguna u otra razón
resaltan entre las demás como muy diferentes o anormales, por el miedo igualmente irracional de
que estas puedan desmoronar el orden social.
Bibliografía
Girard, R. (1986) El chivo expiatorio. ANAGRAMA
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