Partes del diente 1- Esmalte: Es un tejido duro (el más duro y mineralizado del cuerpo humano), acelular (por lo tanto no es capaz de sentir estímulos térmicos. Químicos o mecánicos), que cubre la superficie de la corona del diente. Está compuesto por: un 96% de materia inorgánica (cristales de hidroxi apatita) y un 4% de materia orgánica y agua. 2- La dentina es un tejido duro y con cierta elasticidad, de color blanco amarillento, no vascularizado, que está inmediatamente por debajo del esmalte. Es un tejido formado por una célula llamada odontoblasto localizada en la pulpa dental. La dentina contiene gran cantidad de túbulos que en su interior albergan unas fibras nerviosas capaces de transferir sensación de dolor ante estímulos como el frío, el calor o el tacto. La dentina por lo tanto es un tejido sensible. Esta compuesta por: Un 70 % de tejido inorgánico compuesto por cristales de hidroxiapatita y otro 30% restante formado por materia orgánica (proteínas colágenas) responsables de esa elasticidad y agua. 3- Es un tejido blando y fibroso, muy vascularizado e inervado (muy sensible), formado por células conectivas. Está localizado en el interior del diente, ocupando el interior de la corona y las raíces. Es responsable de: La formación de dentina y proteger al diente dando sensibilidad a la dentina (las fibras nerviosas en el interior de los túbulos de la dentina nacen en la pulpa. 4- El cemento dental corresponde a un tejido óseo especial, sin irrigación ni inervación. Se compone en un 55% de hidroxiapatita cálcica y en un 45% de agua. Se restringe a la raíz del diente y en su región apical presenta los cementocitos, que lo elaboraron y que se encuentran en lagunas, similares a las de los osteolitos del hueso. Esta región del cemento se denomina cemento celular. La región coronal del cemento carece de cementocitos y se denomina cemento acelular. Ambos cementos presentan cemento blastos. Las fibras colágenas del ligamento periodontal (fibras de Sharpey) se encuentran embebidas en el cemento y se unen al alvéolo, fijando el diente al alvéolo. El cemento se puede reabsorber por células del tipo de los osteoclastos, conocidas como odontoclastos. Este proceso se observa en la exfoliación (caída de los dientes deciduales). Caries. La caries es una enfermedad destructiva de las estructuras del diente y es también una de las enfermedades más frecuentes de la especie humana. En el desarrollo de la caries influyen tres factores de riesgo: Los azúcares de la dieta. Las bacterias de la boca. La existencia de dientes susceptibles o predispuestos. Además, se necesita la colaboración de un cuarto factor, el tiempo, que es indispensable para que los otros factores actúen Como decíamos, para que se desarrolle la caries se necesita el factor tiempo, por lo que cuanta más edad tenga un niño, más probabilidades tendrá de presentar caries. No obstante, en la dentición temporal o de leche, puede desarrollarse un tipo de caries particularmente extensa, que afecta prácticamente a todos los incisivos (o paletos) y que suele presentarse en niños alimentados durante largo tiempo con biberón o bien por el uso de chupetes mojados en miel o azúcar. Inicialmente, la lesión se manifiesta como un cambio de color (oscuro o blanquecino) en el esmalte del diente. Cuando la lesión progresa, aparece pérdida de sustancia y socavación del esmalte, lo cual da un aspecto de mancha grisácea. Finalmente, el esmalte se rompe y la lesión se hace fácilmente detectable. Cuando la caries afecta sólo al esmalte, no produce dolor. Si la lesión avanza y llega al tejido interior del diente, es cuando aparece el dolor, que a veces es intenso y se desencadena al tomar bebidas frías o calientes. A medida que la infección progresa, se produce el paso a los tejidos blandos que rodean el diente, apareciendo el flemón que buscará salida hacia el exterior a través de la encía. El tratamiento debe ser aplicado por el odontólogo o el estomatólogo y se basa en tres puntos básicos: El control de la infección. La remineralización de los tejidos. El tratamiento de las complicaciones. Hemos visto cómo en el desarrollo de la caries influyen varios factores. Algunos de ellos no se pueden modificar (como la susceptibilidad individual), pero sobre otros sí se puede actuar. Existen diversas medidas preventivas que vamos a tratar de exponer. En cualquier caso, conviene tener presente que el mejor tratamiento es la prevención, y que ésta debe empezar a aplicarse desde los primeros meses de vida de los niños. 1. Medidas dietéticas. Tienen como misión disminuir la materia prima (azúcares) sobre la que actúan las bacterias. Las medidas a aplicar incluyen: o Disminuir la frecuencia de exposición a azúcares, en lugar de reducir la cantidad total de los mismos. o Evitar alimentos que se peguen a los dientes (chicles, caramelos blandos, etc.), por su permanencia prolongada en las superficies masticatorias. o Evitar el uso de sacarosa. Utilizar, en su lugar, xilitol y sorbitol que desarrollan una flora bacteriana con menor capacidad de producir caries. o En los lactantes, evitar el contacto prolongado de los dientes con la tetina de los biberones (no más de 1520 minutos por toma). Evitar biberones nocturnos o en la siesta. o No endulzar chupetes con miel o con azúcar y no ofrecer zumos de frutas en biberón. o Promover la ingesta de alimentos ricos en fibra (manzana, zanahorias, etc.). 2. Higiene dental. Los padres han de asumir la responsabilidad de la higiene bucal hasta que el niño adquiera suficiente destreza. Se emplearán dos técnicas: o Cepillado dental. Debe iniciarse tan pronto como aparezcan los primeros dientes. Se utilizará un cepillo dental apropiado para niños y se seguirá una técnica correcta. No es recomendable emplear pasta dental fluorada en menores de 5-6 años, por la tendencia a tragarla que tienen los niños a esas edades. o Hilo dental. Es útil para eliminar la placa interdental. 3. Fluoración. Es la medida más eficaz en la lucha contra la caries. El flúor se almacena en los dientes desde antes de su erupción y aumenta la resistencia del esmalte, remineraliza las lesiones incipientes y contrarresta la acción de los microorganismos responsables de la caries. El flúor se administra de dos formas: o Vía general: Fluoración del agua de consumo. Es el método más eficaz, barato e inocuo. Produce una disminución de la incidencia de caries de hasta el 50%. Es lo que recomienda la OMS. Suplementación individual. Es segundo mejor método, después de la fluoración del agua de consumo. Las dosis que se deben emplear dependen del flúor del agua potable y de la edad de cada niño. Los suplementos se recomiendan desde los 0-6 meses de edad hasta los 13-16 años. o Vía local: el flúor local o tópico es compatible con suplementos fluorados a partir de los 5-6 años de edad. Además de los dentífricos fluorados, se dispone de colutorios para uso diario o semanal. Dado que existen múltiples formas de administrar flúor a los niños, es conveniente consultar con el pediatra cuál debe ser la mejor opción para cada niño. 4. Resinas y selladuras. Aplicadas por profesionales, son la medida más eficaz para evitar las caries de fositas y fisuras de las superficies de oclusión. Aquí podemos incluir también las floraciones aplicadas en las consultas de odontólogos y estomatólogos. Cepillado correcto de los dientes. Hay varias técnicas de cepillado, algunas complicadas, pero en este apartado creemos que debemos exponer una forma sencilla y práctica de cómo debemos cepillarnos y lo que no se debe hacer. Es bueno empezar apoyando el cepillo sobre la encía y pasar posteriormente a la cara del diente, hacemos un masaje a la encía estimulando la circulación sanguínea y además vaciamos el surco gingival (en el espacio que queda entre diente y encía no pegada a él, queda un fondo de saco en el que hay placa y restos alimentarios). El espacio que hay entre encía y pieza dentaria es el surco gingival. Técnica de cepillado vertical (Dibujos del Prof. Dr. Peter Riethe) Hay muchos pacientes que usan técnicas verticales como la descrita pero dirigiendo el cepillo desde el borde del diente a la encía, con lo cual limpiamos la superficie dentaria pero introducimos placa dentro del surco gingival. Una variante es la llamada técnica de Stillman, que se basa en lo mismo pero haciendo el movimiento desde encía a diente con un movimiento vertical y a la vez el cepillo lo hacemos rotar hacia delante. Método de Stillman. Movimiento vertical desde la encía al borde del diente, haciendo a la vez rotación del cepillo Cepillo y posición adecuadas para realizar el método de Bass Cepillar hasta eliminar todo el colorante, indica que hemos eliminado la placa. El peligro de un cepillado incorrecto Tan importante como efectuar un correcto cepillado es evitar un cepillado inadecuado ineficaz y perjudicial como es el que se realiza al mover enérgicamente el cepillo en sentido horizontal hacia uno y otro lado. Aparentemente esta es la forma más fácil y cómoda de cepillarse los dientes pero resulta inútil porque no sólo no permite arrancar la placa bacteriana de toda la superficie dental como hace el cepillado vertical sino que la arrastra sobré la dentadura. Constituye además una actuación peligrosa porque un enérgico cepillado horizontal puede dañar la superficie de los dientes e irritar las encías. Pasta dental. La pasta de dientes o dentífrico se usa para la limpieza dental, casi siempre con un cepillo de dientes. Suelen contener flúor como monofluorfosfato de sodio (Na2PO3F) y fluoruro de sodio (NaF). La primera pasta dentífrica fue creada por los egipcios hace 5000 años y era llamada clisterate. Para fabricarla se mezclaba piedra pómez pulverizada, sal, pimienta, agua, uñas de buey, cáscara de huevo y mirra. Sin embargo, el dentífrico no sería de uso común hasta el siglo XIX. A comienzos del siglo XIX, la pasta de dientes era usada con agua, pero los antisépticos bucales pronto ganarían popularidad. Los dentífricos de andar por casa tenían tiza, ladrillo pulverizado, y sal como ingredientes comunes. En 1866, la Home Cyclopedia recomendó el carbón de leña pulverizado, y advirtió que ciertos dentífricos patentados y comerciales hacían daño. El tubo flexible donde se envasa la pasta fue obra de la empresa Colgate. La pasta de dientes está compuesta por los siguientes ingredientes de limpieza (representados en porcentajes aproximados): Agua y humectantes - 75% Abrasivos - 20% Espuma y agentes de sabor - 2% Amortiguadores del pH - 2% Colorantes y agentes que opacan y aglutinan - 1,5% Fluoruro - 0,24% La pasta de dientes con rayas se logra colocando pastas de dos colores diferentes, contenidas en cámaras separadas dentro del envase. Al apretar el tubo, éste empuja la pasta de las distintas partes por la boquilla, creando el efecto “rayado”. Actualmente, este tipo de pasta de dientes no se consigue mediante la separación de las pastas de diferentes colores en celdas dentro del tubo, sino mediante un juego de diferentes densidades. Las pastas de distintos colores, se encuentran diferenciadas dentro del tubo, por ejemplo, de la siguiente manera: la blanca en la parte inferior por su menor densidad y la azul o roja en la superior con una mayor densidad es la encargada de dibujar las estrías. Es el diseño de la boquilla el encargado de repartir ambos componentes realizando el curioso dibujo. Esta boquilla lleva inmersa en su parte inferior, una extremidad igual a la que se ve en la parte superior. La parte sumergida llega hasta la pasta blanca atravesando la azul o roja aproximadamente 1 centímetro, la parte del tubo en contacto con la pasta superior se encuentra perforada y estriada en sus caras interiores de forma que distribuye el dibujo de rayado a modo de "canales". También hay una forma de producir dentífrico casero, para lo que se necesita mezclar 3 porciones de bicarbonato de sodio, una porción de sal, glicerina y esencia a menta para un sabor fresco. El término pasta o crema dental aplica generalmente al preparado de consistencia pastosa de color blanco, en tanto que a la de color azul, verde, naranja o rojo aplica el nombre de gel dental por su consistencia coloidal.