Una enorme gaviota blanca. Doña Isabel se encontraba asomada a la ventana, desde la cual veía con nostalgia, hasta donde la vista le alcanzaba, la línea perfecta que en el horizonte formaba el océano. Brotaban de sus tristes y marchitos ojos, lagrimas que no podía contener, aunque lo intentaba para que su pequeño hijo pedrito no se diera cuenta de lo que estaba sufriendo en aquellos momentos. Tres días hacia que su esposo se había hecho al mar , en busca de alimentos para el sustento de su pequeña familia , porque vivian de lo que el pescaba. Contaba con una pequeña embarcación y don juan la consideraba como su único medio de vida. Cuando se hizo la noche doña Isabel tomo a pedrito de una mano y lo condujo a la playa. se sentaron en la arena y observaron que en la distancia el cielo se iluminaba por instantes con claros y esparcidos relámpagos , que demostraban claramente que en aquellos lugares se desarrollaba una y feroz tormenta tropical.