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Antiguo Testamento y Ecología

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Segunda Parte: Momento del JUZGAR
Fundamentos Bíblicos sobre el cuidado del medio ambiente
En el Antiguo Testamento
a. La problemática del sometimiento de la creación por el hombre en Gn 1, 28
En Gn 1-28 se puede leer:
“Y los bendijo diciéndoles: sean fecundos, multiplíquese, llenen la tierra y sométanla;
dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven
sobre la tierra”
El hombre moderno se presenta como dominador de la naturaleza. Es un dominio
abusivo y depredador del medio ambiente con una consecuencia desastrosa y que va en
detrimento de la calidad de vida de todo el ser humano. Someter la tierra fue entendido
por el hombre en términos de dominio y de conquista sin límites del cosmos. (García
Rubio, 1987, pág. 10)
Lamentablemente la palabra “sométanla” ha sido mal interpretada durante mucho tiempo y
por qué no decir hasta la actualidad por el hombre, porque el resultado de eso tenemos nuestro
ambiente en esta situación.
En el texto del Génesis, Dios creador, coloca al hombre como administrador de un bien que no
le pertenece y sobre el cual debe dar cuenta. La consecuencia de haber puesto al hombre en el
mundo a imagen y semejanza de Dios, implica una responsabilidad sobre lo creado. El hombre
es en el mundo la figura de Dios, como administrador de su obra.
El dominio depredador, abusivo, meramente instrumentalizador del mundo, no
constituye una administración responsable. Porque el progreso obtenido ha beneficiado
a sólo una minoría que amenaza la misma supervivencia de la especio humana (García
Rubio, 1987, pág. 11)
Siguiendo al teólogo que citamos, agrega: “El hombre no es propiamente el señor de la creación
(sólo Dios es el Señor), sino su administrador, y, espera de él que la administre sabia y
responsablemente” (García Rubio, 1987, pág. 11)
Es de resaltar que la tierra y todo lo creado le pertenece a Dios en su totalidad. Somos inquilinos
en esta tierra, y la obligación del ser humano es la de cuidar responsablemente toda la creación:
el reino animal, vegetal, mineral, etc.; porque “la tierra es creatura de Dios. Y por ser creatura
de Dios, la tierra le pertenece, y El ejerce sobre ella un señorío pleno” (García Rubio, 1987, pág.
17).
“La tierra se había corrompido delante de Dios y se había llenado de violencia. Dios miró a la
tierra y la vio corrompida, ya que toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”(Gn 6,
11-12)
“Dios le dijo a Noé; para mí, ha llegado el final de toda carne. Pues, por causa de los hombres, la
tierra está llena de violencia y voy a destruirlos con la tierra”(Gn 6.13)
A pesar de la amenaza del Creador a los administradores de su obra, estos seguían con el mismo
ritmo sin corregir sus malas obras cometiendo muchas atrocidades que desagradan a Dios.
b. La destrucción de la creación por el diluvio Gn 6-7
Otro aspecto que puede ser malinterpretado en el texto del Génesis, es la destrucción de la
creación por parte del Creador. Según el relato
“Cuando el Señor vio que grande era la maldad del hombre en la tierra y cómo todos los
designios que forjaba su mente tendían al mal, se arrepintió de haber hecho al ser
humano sobre la tierra y sintió pesar en su corazón. Por eso el Señor dijo: “Voy a eliminar
de la superficie del suelo a los hombres que he creado – y junto con ellos a las bestias,
los reptiles y los pájaros del cielo – porque me arrepiento de haberlos hecho” (Gn 6, 5-7)
En el texto presentado se subraya que la decisión de Dios de eliminar lo que había creado y había
considerado bueno en el relato de la creación, tiene un trasfondo de tipo moral: la tendencia al
mal.
La versión yavista (J), que se expresa, de una manera muy antropomórfica con respecto
a Dios, presenta a Yahvéh como guardián del orden moral que le obliga a intervenir en
la historia y a castigar, muy a su pesar, a los culpables; pero al mismo tiempo salva a los
justos (Noé y los suyos, por razón del principio de la solidaridad. (De Ausejo, Diccionario
de la Biblia, 1963, pág. 478)
Este hecho conduce al ser humano desde la perspectiva de la teología Sacerdotal (P) a la
corrupción y la violencia, tal como se puede constatar en el texto bíblico precedente y también
se colige en Gn 6, 11-12: “La tierra estaba corrompida a los ojos de Dios y se había llenado de
violencia”. El mal en el hombre, creatura de Dios, es un misterio: "el mal en el hombre creado
por YHWH sigue siendo enigmático, pero se abre una puerta, la de la salvación mediante la
elección gratuidad y la promesa" (L´Hour, 2013, pág. 69) Esto se cumple en la persona de Noé.
Así lo expresa en Gn 7, 1-4:
"Yahveh dijo a Noé: «Entra en el arca tú y toda tu casa, porque tú eres el único justo que he
visto en esta generación. De todos los animales puros tomarás para ti siete parejas, el macho
con su hembra, y de todos los animales que no son puros, una pareja, el macho con su
hembra. (Asimismo de las aves del cielo, siete parejas, machos y hembras) para que
sobreviva la casta sobre la haz de toda la tierra. Porque dentro de siete días haré llover sobre
la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré de sobre la haz del suelo,
todos los seres que hice.”
El Señor decidió borrar de la tierra todo lo que vive y ha creado. Llegados a este punto, se podría
preguntar ¿Por qué Dios destruye toda la creación siendo únicamente el ser humano el culpable
de la violencia y la corrupción?
Una primera explicación que se puede dar es coherente con el esquema estudiado en el
apartado anterior. Dios había tomado esta decisión después de un análisis de cómo los
encargados de la administración de la creación estaban manipulando de una manera tan
perversa la misma. Él es el Señor y dueño de todo lo creado, y como tal está en sus manos
destruir lo que Él mismo ha creado. Es probable que en la antigüedad no hubiese aún una
conciencia ecológica como la que hoy en día nosotros contamos. Pero no obstante, se puede
inferir, que el hombre pudo haber “contagiado” de su propia violencia y corrupción a toda la
creación.
Otra explicación más ligada al mundo de la investigación de las culturas antiguas, hace notar que
el texto bíblico del diluvio narrado en el libro del Génesis es muy cercano a otro texto externo a
la Biblia, como el Gilgamés. En este caso, lo importante no es tanto el hecho de la destrucción
de la humanidad y la creación, sino la alianza que Dios hace con el hombre para no dañar más
la creación. Este pacto es entre Dios y el representante de los hombres: Noé. De allí en más se
renueva la co-responsabilidad entre Dios y los hombres de velar por el cuidado de la creación.
Signo de esta alianza será el arco iris. Pero además:
Después del diluvio Yahvéh observa de nuevo la maldad del corazón humano (cf.6.5-8), pero
esta vez le parece encontrar un motivo para mostrarse paciente: Dios acepta, diríase, que el
hombre sea pecador: Él lo salvará y lo santificará por un decreto puramente gratuito de su
voluntad salvífica”.(cf.8,21) (De Ausejo, Diccionario de la Biblia, 1963, pág. 478)
c. La problemática de la tierra en los profetas
En el libro de Ezequiel cap. 37: El Señor me hizo recorrer en todas las direcciones; los huesos
cubrían el valle, eran muchísimos y estaban completamente secos.
Este profeta ya estaba presagiando de lo que iba a suceder a nuestro planeta tierra a causa de
la irresponsabilidad de los seres humanos.
En el libro del profeta Isaías cap. 43: “Ahora dice el Señor a su pueblo: Ya no recuerdes el ayer,
no pienses más en cosas del pasado. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra
estéril”.
Este profeta abre la esperanza a la humanidad que si empieza a rectificar su rumbo se puede
mejorar muchas cosas todavía en nuestro planeta y que no todo se encuentra ya perdido,
depende mucho de cómo se proyecta a partir de ahora el administrador de la creación.
d. El cuidado del medio ambiente en los libros poéticos
Salmo 8: “Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste, y la luna y los estrellas que pusiste en él,
pienso: ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? Pues lo hiciste casi como un dios, lo
rodeaste de honor y dignidad, le diste autoridad sobre tus obras, lo pusiste por encima de todo”.
Se nota aquí la confianza y el privilegio que el Creador había otorgado al hombre al ponerle
enfrente de su creación. Esta confianza ha sido defraudada de una manera escandalosa por este
encargado, en vez de cuidarla empezó a manipular y abusar de la misma.
En el Nuevo Testamento
a. Los relatos de milagro de la naturaleza en los Evangelios Sinópticos.
Jesús al ver una higuera cerca del camino, se acercó a ella, pero no encontró más que
hojas. Entonces le dijo: “Nunca vuelva a dar fruto” Y la higuera se secó de inmediato.
(Mt 21,19)
Esta higuera de aquel entonces representa a nuestras plantas frutales que en la actualidad ya
casi no están dando más sus frutas, (especialmente los cítricos que de a poco von camino a la
extinción), por las terribles enfermedades que afectan a las mismas por culpa de que los seres
humanos maltratan sin ninguna piedad a la naturaleza.
b. Mientras navegaban, Jesús se durmió. Entonces se desencadenó sobre el lago un
fuerte vendaval; la barca se iba llenando de agua, y ellos corrían peligro. Los
discípulos se acercaron y lo despertaron, diciendo: ¡Maestro, ¡Maestro, nos
hundimos! Él se despertó e increpó al viento y a las olas; estas se apaciguaron y
sobrevino la calma. (Lc 8,23-24)
De esta manera se presagiaba que nuestros lagos, ríos, arroyos, mares, océanos, etc., iban a
sufrir muchos maltratos como un producto de los desechos que usufructuaron los seres
humanos, como ejemplo se puede mencionar la conversión del Lago Azul de Ypacarai en un
Lago Verde llenos de contaminación.
c. El problema del Apocalipsis
“Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
desaparecieron, y el mar ya no existe más” Ap.21,1
“Yo hago nuevas todas las cosas”. Ap.21,5
Este libro nos señala que esta tierra que Dios había creado es su morada. El habitará entre los
hombres, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.
“Después el Ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del
trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la ciudad. Ambos lados del río, había
árboles de vida que fructificaban doce veces al año, una vez por mes y sus hojas servían para
curar a los pueblos”.Ap22,1-2
La humanidad necesita en sus quehaceres diarios la guía de un ángel para que pueda guiarle a
mejorar la situación de nuestra agua y que nuestros árboles puedan mejorar nuevamente su
fructificación.
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