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División del trabajo
La división del trabajo es la fragmentación o descomposición de una actividad en tareas más
elementales, así como su reparto entre diferentes personas, según su fuerza física, habilidad y
conocimientos. Aunque desde la prehistoria fue consustancial a toda actividad humana, la
división del trabajo se intensificó con la revolución neolítica que originó las sociedades agrarias
y aceleró de modo extraordinario su contribución al cambio tecnológico y social con el
desarrollo del capitalismo y la revolución industrial.[1] ​
Definición
En general, la división del trabajo es la separación de tareas en cualquier sistema económico
para que los participantes se especialicen. Los individuos, las organizaciones y las naciones
están dotados o adquieren capacidades especializadas y forman combinaciones o intercambios
para aprovechar las capacidades de otros además de los suyos. Las capacidades
especializadas pueden incluir equipo o recursos naturales, además de destrezas y
entrenamiento, y combinaciones complejas de tales activos que a menudo son importantes,
como cuando se usan múltiples artículos de equipo especializado y operadores especializados
para producir un solo producto.
Características
Existen varias características de la división del trabajo que permiten que se aumente la
producción de la sociedad en general, al aprovechar todas las capacidades del trabajador y los
recursos disponibles, que en muchos casos son escasos.[2] ​
1. Diferencia de capacidades: Cada persona posee características propias que le permiten ser
mejor en algunas actividades que en otras. La división del trabajo permite que las personas
se ocupen de aquella actividad en la cual maximizan su productividad y no pierdan tiempo
ni esfuerzo realizando otras actividades que otras personas podrían hacer mejor.
2. Aprendizaje por medio de la experiencia: Suponiendo que existan dos personas con las
mismas capacidades, el dedicar a una persona a realizar una actividad hace que esa
persona se vuelva especialista en llevarla a cabo, pues le permite desarrollar destrezas y
descubrir mejores técnicas que simplifiquen el trabajo.
3. Ahorro de tiempo: El que un trabajador esté dedicado permanentemente a una sola tarea
evita la pérdida de tiempo por el paso de un trabajo a otro.
Evolución
La evolución de la división del trabajo representa un proceso complejo de interacción entre los
seres humanos. Se pueden considerar diversas etapas a lo largo de la historia humana, pero el
referente más común para observar la división del trabajo son los modos de producción. Cada
etapa nació como producto de las contradicciones de la etapa anterior y son las condiciones
generales (necesidades sociales, avances tecnológicos, tamaño de la población, extensión de
tierras, etc.) que prevalecieron en su momento quienes determinan su permanencia o extinción.
La historia de la división del trabajo confirma que esta división implica la solidaridad humana,
puesto que obliga a todos los hombres a auxiliarse mutuamente ya que todas las tareas en el
proceso de producción están ligadas.
Perspectivas
La división del trabajo ha sido un tema muy importante para los escritos económicos desde los
primeros tiempos, y fue tratado con gran detalle por los principales economistas, siendo Adam
Smith y Karl Marx los que la estudiaron con mayor profundidad.[3] ​
Según Adam Smith
En An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (1776), Adam Smith previó la
esencia del industrialismo al determinar que la división del trabajo representa un aumento
cuantitativo de la productividad. En sus estudios, Smith analizó la manera en que las naciones
aumentaban su riqueza, siendo una de las principales causas la “división de trabajo”.[4] ​
Señaló que gracias a la división de trabajo se ahorraba tiempo, lo que redundaba en un aumento
de la producción pues el obrero no tenía que estar cambiando sus herramientas
constantemente, además de que se ahorraba capital porque el obrero no tenía que disponer de
todas las herramientas, solo las necesarias para la función que desempeñaba. Smith establecía
que a través de la división de trabajo los trabajadores desarrollaban más habilidad y destreza en
sus tareas. Los trabajadores especializados tenían más posibilidades de inventar máquinas que
hicieran más eficientes las tareas que realizaban diariamente. Smith advertía que la división del
trabajo trajo consigo una diversificación de sueldos que correspondían a diferentes tareas.
Según Smith, los distintos salarios dependían de los siguientes factores:
1. Un trabajo puede resultar desagradable por sus condiciones insalubres, por lo que habrá
pocos hombres que acepten un trabajo en esas condiciones a menos que reciban un
salario que recompense el trabajo realizado.
2. Algunos empleos requieren antes un entrenamiento especial.
3. Un empleo irregular o inseguro está mejor pagado. Aquellos trabajadores de la
construcción ganan más que otros que están similarmente entrenados a causa que las
adversas condiciones del trabajo.
4. Cuando se requiere un alto grado de confianza los salarios aumentan.
5. La remuneración será alta si la tarea se ve coronada por el éxito.
Pero, a pesar de los grandes beneficios que le generaba a un país la división de trabajo, Smith
consideraba que esta era la causa principal de que un grupo importante de la población se
quedara en la ignorancia, esto al tener que realizar labores muy mecánicas. Debido a esto, Smith
resalta la importancia de que el Estado incentive la educación y la religión como formas de
mitigar esta ignorancia.[5] ​
Fabricación de alfileres
Adam Smith plantea como ejemplo la fabricación de alfileres, cuya manufactura no es de mucha
importancia, pero sirve mucho como ejemplo cuando hablamos de la división del trabajo.
Un obrero que no haya tomado clases de cómo fabricar alfileres ni sabe cómo usar la
maquinaria para fabricarlos, difícilmente podría fabricar un alfiler al día y por consiguiente no
podrá confeccionar más de 10. Hoy, la fabricación de alfileres está dividida en distintas etapas
que requieren la participación de varios obreros, un obrero estira el alambre, otro lo endereza, el
tercer obrero lo va cortando en trozos iguales, un cuarto hace la punta del alfiler, un quinto
obrero lima el extremo donde coloca la cabeza: la confección de la cabeza requiere de
operaciones distintas: fijarla, pintar los alfileres, y todavía es un proceso diferente colocarlos en
el papel. El trabajo de hacer un alfiler queda dividido en unos dieciocho pasos diferentes, con la
cooperación de varios obreros, haciendo un trabajo en equipo para obtener mejores resultados
en la producción.[cita requerida]
Según Karl Marx
Por su parte, Marx argumentó que el aumento de la especialización puede generar trabajadores
con peores habilidades y falta de entusiasmo por su trabajo. Describió el proceso como una
alienación: los trabajadores se vuelven cada vez más especializados y el trabajo se vuelve
repetitivo, llevando finalmente a una completa alienación del proceso de producción. El
trabajador entonces se "deprime espiritualmente y físicamente a la condición de una
máquina".[6]
Además, Marx argumentó que la división del trabajo crea trabajadores menos cualificados. A
medida que el trabajo se vuelve más especializado, se necesita menos entrenamiento para cada
trabajo específico, y la mano de obra, en general, es menos calificada que si un trabajador
hiciera un trabajo completamente. Entre las aportaciones teóricas de Marx está su clara
distinción entre la división económica y social del trabajo.[7] ​Es decir, algunas formas de
cooperación laboral se deben exclusivamente a la "necesidad técnica", pero otras son resultado
de una función de "control social" relacionada con una jerarquía de clase y de estatus. Si se
combinan estas dos divisiones, podría parecer que la división del trabajo existente es
técnicamente inevitable e inmutable, y no (en buena parte) socialmente construida e
influenciada por las relaciones de poder. También sostiene que, en una sociedad comunista, la
división del trabajo es trascendida, lo que significa que el desarrollo humano equilibrado ocurre
donde las personas expresan plenamente su naturaleza en la variedad de trabajo creativo que
realizan.
Ventajas
Entre las ventajas de la división del trabajo se encuentran que el obrero adquiere mayor
habilidad en operaciones sencillas y repetidas con frecuencia, además de que no pierde tiempo
en pasar de una operación a otra, ya sea por cambiar de sitio, postura o herramienta. De igual
forma, gracias a la repetición de las mismas actividades, se consigue facilidad para descubrir
técnicas y procedimientos más rápidos y sencillos.[8] ​
Inconvenientes
Uno de los inconvenientes de la división del trabajo es que se limita el espíritu del hombre al
forzarlo a realizar la misma actividad, que la mayoría de las veces representa una tarea
mecánica; y esto convierte a los trabajos en monótonos por su igualdad y repetición. Además,
se hace aprender al trabajador sólo una parte del sistema de producción, por lo tanto, se genera
una dependencia con el fabricante pues no podría desempeñar todo el oficio por sí solo.
Finalmente, una especialización trae consigo un aumento en la producción, pero si este
sobrepasa los niveles más altos, puede dar lugar a la generación de crisis industriales que
afectan a distintos sectores de la población.[8] ​
Taylorismo
Este término viene del estadounidense Frederick Winslow Taylor, desarrolló un método para
organizar la actividad laboral basada en la especialización de los trabajadores, controlar el
tiempo de cada actividad y la división de tareas; todo con la única intención de maximizar la
productividad.
Lo que propone el taylorismo es dividir el trabajo en diferentes procesos y registrar el tiempo
que se tarda cada una, para minimizar la pérdida de tiempo. Los obreros trabajan en secuencia,
así se especializan en un proceso productivo. Así, se divide en tareas más simples. También
implementa el pago por productividad, incentivando al obrero a trabajar de una manera más
rápida.[9] ​
Fordismo
El fordismo apareció en el siglo xx y lo llevó a la práctica Henry Ford para la producción de
automóviles. Este sistema emplea el modo de producción en serie, a diferencia del Taylorismo,
en este sistema el pago de los salarios era alto y la producción era masiva. Los altos salarios
tenían principalmente dos finalidades, la primera era que los trabajadores se integraran al nuevo
sistema de organización del trabajo que era menos calificado, monótono y repetitivo. Y la
segunda finalidad era darles un incentivo a los obreros para que consumieran, en consecuencia,
esto generaría que el salario se convertiría en una inversión ya que generaría una demanda del
bien que se produce. El fordismo brinda el espacio necesario a sus obreros, así como las
máquinas para realizar las actividades que se requieren; siempre y cuando no se esté
desperdiciando espacio. Los obreros son personas especializadas en una sola tarea que se
dedican a repetir la misma operación, es por esto que era necesario la organización y el control
de la producción; la producción se dividió en procesos muy específicos con la finalidad de la
producción fluyera y no tuviera interrupciones generando una expansión en el mercado. La
ganancia que generaba este sistema se fue a la inversión de capital (maquinaria) que tiempo
después género inconformidad con la mano de obra. Una desventaja que tuvo este sistema fue
el control de la vida del obrero dentro y fuera de la empresa, que después generó un choque
entre los sindicatos y la fábrica.[10] ​
División internacional del trabajo
La división internacional de trabajo se da gracias a la autonomía de la economía política global;
sus partes son una reorganización espacial de la producción entre las regiones del mundo, así
como complejos entramados de redes que conectan procesos de producción, compradores y
vendedores, además del surgimiento de empresas transnacionales que median dichos
procesos. (Mittelman, 2002).
Por otra parte, Fröbel, Heinrichs y Kyeye (1980), sostienen que la división internacional de
trabajo en donde el mundo en vías de desarrollo quedaba relegado a la producción de materias
primas, ha cambiado notablemente. Gracias a los nuevos avances tecnológicos sobre todo en
las comunicaciones y transportes puede conectar los subprocesos de fabricación ya que con
los transportes disminuye el tiempo de traslado. Se tomaron algunas medidas que son los
mercados abiertos, una administración pública eficiente, tasas fiscales bajas, mercados
laborables flexibles, un sistema político estable y eficaz.[11] ​
Véase también
Taylorismo
Fordismo
División internacional del trabajo
División sexual del trabajo
Referencias
1. La gran enciclopedia de economía. (n.d.). División del trabajo. [Sitio Web] Disponible en:
http://www.economia48.com/spa/d/division-del-trabajo/division-del-trabajo.htm, [fecha de
consulta: 27 de octubre de 2016].
2. Subgerencia Cultural del Banco de la República. (2015). División del trabajo. Disponible:
http://admin.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/economia/division_del_trabajo
{{Wayback|url=http://admin.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/economia/division_
del_trabajo |date=20161220112903 }}, [fecha de consulta: 27 de octubre de 2016].
3. Groenewegen, Peter. "division of labour." The New Palgrave Dictionary of Economics. Second
Edition. Eds. Steven N. Durlauf y Lawrence E. Blume. Palgrave Macmillan, 2008. The New
Palgrave Dictionary of Economics Online. Palgrave Macmillan. 20 de noviembre de 2016.
doi:10.1057/9780230226203.0401 (http://www.dictionaryofeconomics.com/article?id=pde20
08_D000176)
4. Smith, Adam (1776). An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations.
5. Adam Smith. (2011). División del Trabajo. [online] Recuperado de:
https://cspoliticasadamsmith.wordpress.com/mercado-libre/division-del-trabajo/, [fecha de
consulta: 27 de noviembre 2016].
6. «Economic and Philosophical Manuscripts, 1844, First Manuscript.» En T. B. Bottomore, Karl
Marx Early Writings, C.A. Watts and Co. Ltd., London, 1963, p. 72.
7. Marx, K. (1977). Capital: A Critique of Political Economy, Volume 1. New York: Vintage Books,
pp. 781-94.
8. Helguera y García, Álvaro de la (2006) Manual práctico de la producción de la riqueza,
Barcelona, edición electrónica gratuita. Texto completo en: http://www.eumed.net/librosgratis/2006a/ah-prod/2o.htm, [fecha de consulta: 27 de octubre]
9. Taylorismo (n.d.). En Enciclopedia Económica. Disponible en:
http://www.economia48.com/spa/d/taylorismo/taylorismo.htm, [fecha de consulta: 1 de
diciembre de 2016].
10. Quiroz Trejo, J. O. (2010). TAYLORISMO, FORDISMO Y ADMINISTRACIÓN CIENTÍFICA EN LA
INDUSTRIA AUTOMOTRIZ. Gestión Y Estrategia, (38), 75-87.
11. Mittelman, James (2002). El síndrome de la globalización. Transformación y resistencia. Siglo
Veintiuno Editores, México. ISBN 968-23-2384-3
Datos: Q207449
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Última edición hace 3 meses por SeroBOT
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