1 LOS REYES CATÓLICOS (1474-1517) Luis Silgo Gauche Real Academia de Cultura Valenciana 1.INTRODUCCIÓN. En el siglo XV España estaba dividida en cinco reinos, cuatro cristianos y uno musulmán. El reino musulmán de Granada era el resto de lo que quedaba de lo que había sido el estado musulmán español de Al-Andalus, que había dominado casi toda la Península. Los reinos cristianos eran el de Portugal, el pequeño de Navarra, el de Castilla, que era el más grande y poblado, y el de Aragón, el cual incluía a su vez cuatro reinos autónomos: Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca. El Estado apenas existía. Los reyes eran los jefes del estado y la máxima autoridad, pero en la práctica su poder estaba limitado por las leyes particulares de cada ciudad o provincia (“fueros”) y por los nobles. No existía un ejército del Estado sino que eran los nobles, ciudades y territorios los que aportaban los soldados para cada campaña y los reyes habían de negociar con ellos la cantidad de tropas aportadas. Igualmente eran muy reducidos los ingresos de los reyes, estos eran conseguidos por las tierras propiedad directa de los reyes (“realengo”) y por algunos impuestos sobre las mercancías (impuestos indirectos). En casos de gastos extraordinarios, como una guerra o el matrimonio del heredero del trono, los reyes habían de convocar al parlamento o Cortes, formadas por representantes electos de la nobleza, el clero y los habitantes de las ciudades, que eran los que otorgaban el dinero a cambio de la satisfacción de sus demandas. Además, durante los siglos XIV y XV la alta nobleza se había mostrado rebelde y levantisca, disminuyendo el poder de los reyes y consiguiendo de estos grandes beneficios. La sociedad española era tremendamente xenófoba. Las minorías religiosas eran rechazadas. Los moriscos (musulmanes que vivían en estados cristianos) eran una minoría sometida, apenas había en Castilla, pero en Aragón y Valencia eran numerosos y formaban comunidades cerradas, sometidas frecuentemente a los señores. Los judíos habitaban las ciudades; como muchos de ellos se dedicaban a la usura y eran empleados por los reyes como recaudadores de impuestos al rechazo propio de una minoría se añadía el rencor de los súbditos. En 1391 los guetos judíos habían sido asaltados, muchos judíos murieron, otros se convirtieron al cristianismo para escapar de la persecución pero su cristianismo no era PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com 2 sincero y seguían practicando su religión en secreto. Estos ‘conversos’ eran particularmente rechazados, puesto que al continuar practicando el judaísmo hacían apostasía del cristianismo, un pecado particularmente grave y, en tiempos en que la idea de patria y religión iban unidas, un delito merecedor del mayor de los castigos. La sociedad española era particularmente fervorosa y estrechamente cohesionada alrededor del cristianismo. Cualquier disidencia religiosa se consideraba un atentado al Estado, a la Sociedad y a Dios. Los cristianos veneraban a Dios con sumo respeto, identificado como el Señor Supremo de Cielo y Tierra. La Virgen María era también particularmente adorada, así como muchos santos, sobretodo Santiago, patrón de España desde la Edad Media. La sociedad estaba fuertemente estratificada. La nobleza y la Iglesia no pagaban impuestos y gozaban del poder económico y político. Toda la carga del mantenimiento de la estructura social era soportada por el “tercer estado” que eran los trabajadores y burgueses, es decir, los que no eran ni nobles ni religiosos. En la Iglesia los altos cargos de obispos, arzobispos y cardenales eran ocupados por los nobles mientras los cargos más humildes eran ocupados por miembros del tercer estado. En la nobleza había diferentes grados, desde los más importantes – barones, condes – hasta los simples hidalgos casi sin medios de fortuna, y esta diferenciación social estaba guardada escrupulosamente. El trabajo se consideraba deshonroso y los nobles no podían dedicarse a él, y por ello incluso había hidalgos que preferían pasar hambre a trabajar. Sin embargo existía entre los españoles un sentido igualitario de las personas. Todos se sentían iguales ante la vida e igualados por el común destino humano de la muerte (coplas de Jorge Manrique), hasta el más sencillo labrador consideraba que tenía una honra que mantener ante los demás. Económicamente la agricultura ocupaba al 80 % de la población activa, siendo muy elevado el número de los clérigos y algo menos el de los servidores domésticos o artesanos. La artesanía estaba poco desarrollada. Los españoles exportaban materias primas (lanas de la famosos rebaños de ovejas merinas, que por sus grandes beneficios habían hecho que los pastores se agruparan en el “Consejo de la Mesta”, que gozaba de numerosos privilegios; hierro del País Vasco; vino, aceite y otros productos). En cambio España importaba productos de lujo y artesanales, producidos en las zonas más adelantas de Europa, como Toscana (Italia) y Flandes (actuales Bélgica y Holanda). Los españoles eran poco dados al comercio y con frecuencia carecían de capitales, por lo que el comercio internacional y la banca estaba en manos de extranjeros (italianos PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com 3 sobretodo). Solamente Cataluña y Valencia tenía un tradición artesanal y mercantil importante, por su situación en el Mediterráneo. También los puertos del Cantábrico practicaban el comercio en el Mar del Norte y alguna vez las escuadras reunidas de estos puertos habían derrotado a sus enemigos ingleses. En general los españoles de la época, por la dureza de la vida, eran pendencieros, vehementes, soberbios e individualistas, pero llevados rápidamente a la compasión y se arrepentían sinceramente de sus faltas, por las que hacían frecuentes penitencias. Su indisciplina y desorganización les hacía a la vez no practicar una obediencia ciega a sus superiores y emprender acciones individuales temerarias, como las que llevaron a la conquista de América. También eran sobrios y dominados por el sentido del honor, lo que hacía que formaran muchas veces en el ejército real gratuitamente e incluso ofreciendo sus riquezas, sobretodo si la guerra era contra los infieles (musulmanes y más tarde herejes), contra los enemigos de Dios. 2. INICIOS DEL REINADO. LA GUERRA CIVIL. Durante los ocho siglos de reconquista contra los musulmanes los reinos cristianos habían tenido pocos conflictos entre sí e incluso se habían ayudado mutuamente contra el enemigo común. Desde principios del siglo XV la misma dinastía gobernaba en Castilla y Aragón. Juan II de Aragón intentó dominar sobre los distintos reinos cristianos sin resultado, pero su heredero Fernando (Fernando II de Aragón) casó con Isabel, hermana del rey de Castilla (la futura Isabel I de Castilla) en 1469. Como se consideraba que los reinos eran propiedad personal de los reyes, si Isabel se convertía en reina de Castilla quedarían unidos los reinos de Castilla y Aragón. En Castilla reinaba Enrique IV, era un monarca débil, despreciado por sus súbditos. Llamado “el impotente”, se creía que su hija era en realidad fruto del adulterio de la reina con el amigo del rey y verdadero gobernante Don Beltrán de la Cueva (por eso se la llamó “Juana la Beltraneja”). Desconociendo la autoridad del rey una parte de la nobleza prestó su apoyo a Isabel en contra de Enrique y su hija Juana. Cuando Enrique IV murió, en 1474, Isabel se proclamó reina. Su marido Fernando insistió entonces en ser rey efectivo de Castilla y al final se llegó a un acuerdo por el cual Isabel I y Fernando gobernarían con la autoridad de los dos. Isabel I era una mujer enérgica (en la guerra de Granada llegaría a vivir en los campamentos militares para animar a sus soldados), con un PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com 4 sentido preciso de la justicia y sus responsabilidades como gobernante y, al mismo tiempo, profundamente religiosa. Por su parte Fernando era un hábil político, y como consecuencia con pocos escrúpulos, y un astuto diplomático. Juntos formaron las bases del que sería el Imperio español, la potencia hegemónica en Europa los siguientes 150 años. Aunque la mayoría de Castilla reconoció a Isabel I muchos nobles apoyaban a “la Beltraneja” y a su prometido, el rey de Portugal. Los portugueses emprendieron una ofensiva sobre el interior de Castilla pero fueron frenados por las tropas castellanas. Entonces el rey de Portugal reunión un nuevo y potente ejército, pero este fue derrotado en la batalla de Toro por Fernando (1476). Los portugueses y castellanos pactaron una tregua de la que esperaba aprovecharse el rey de Portugal que se había aliado con Francia, pero los franceses fueron detenidos en la frontera y se retiraron de la lucha; además los Reyes Católicos vencieron a los nobles partidarios de Juana “la Beltraneja”. Reanudada la guerra entre Portugal y Castilla los portugueses fueron vencidos nuevamente en la batalla de Albuera y, mediante un tratado, al fin el rey de Portugal reconoció la soberanía de los Reyes Católicos (1479). Ese mismo año, por muerte de su padre, Fernando se convirtió en rey de Aragón, con lo que las dos monarquías quedaban unidas. 3. POLÍTICA INTERIOR. Castilla había vivido el siglo XV en un estado de anarquía. Los altos nobles peleaban con los reyes y entre sí llegándose a situaciones verdaderamente bélicas, sobretodo en Andalucía y Portugal; las ciudades y familias poderosas participaban de estas luchas. No había seguridad en el campo ni en las ciudades y eran peligrosos los viajes; los Reyes Católicos se impusieron como primera tarea acabar con esta situación. Primero los partidarios de “la Beltraneja” y después otros principales nobles fueron sometidos y obligados a devolver las tierras que pertenecían a los reyes, personas que habían cometido graves delitos, fuera cual fuera su situación social, fueron ajusticiadas; se creó la “Santa Hermandad”, una especie de fuerza de policía voluntaria en todo el reino, y se castigó cualquier alteración del orden. En lo sucesivo la importancia de cada noble dependería de su amistad con el rey, que le otorgaría cargos de gobierno, y no de sus posesiones. La nobleza pasó a ser cortesana (es decir, que buscaba beneficios entre las personas que rodeaban a los reyes, o “Corte”), y sus castillos dejaron de ser fortalezas militares para convertirse simplemente en sus residencias ocasionales. PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com 5 También los reyes se hicieron jefes de las “Órdenes Militares”. Estas “órdenes” eran organizaciones mitad religiosas, mitad militares para luchar contra los musulmanes y, al cabo del tiempo, habían reunido ingentes riquezas. Al hacerse sus jefes o “maestres” los reyes adquirieron un gran potencial económico. Cataluña era el único país de Europa Occidental donde todavía existían campesinos esclavos, que se habían rebelado en varias ocasiones. En 1486 Fernando decretó su liberación y el final de los abusos feudales. 4. LA GUERRA DE GRANADA. Los Reyes Católicos habían pensado acabar la Reconquista con el sometimiento del reino musulmán de Granada. Sin embargo fueron los granadinos los primeros en atacar, tomando la ciudad de Zahara. En represalia los castellanos tomaron Alhama (1482) y rechazaron a las tropas que intentaron recuperarla. Descontentos por el fracaso de su rey los granadinos se sublevaron proclamando emir a Boabdil. Desde entonces el reino de Granada quedaba además dividido entre los que apoyaban a Boabdil y los que apoyaban al Zagal. El Zagal pronto consiguió una popularidad considerable al derrotar un ejército cristiano en las sierras de Málaga. Boabdil intentó imitarle, pero sus tropas fueron derrotadas y el mismo Boabdil fue hecho prisionero. Fernando, pensando que le interesaba que Granada siguiera en guerra civil, le puso en libertad tras un pacto. La guerra continuó con escaramuzas y sitios de ciudades. En 1485 Fernando capturó la estratégica ciudad de Ronda y, unos meses después y tras una lucha muy dura, capturó la importante ciudad de Loja (1486); desde entonces estaba claro el resultado de la guerra, aunque la guerra civil en Granada continuó. En 1487 un numeroso ejército castellano sitió Málaga, la segunda ciudad en importancia de Granada. El cerco fue por tierra y mar y los habitantes se defendieron valerosamente. Agotada al fin por el hambre y los ataques Málaga se rindió y sus ciudadanos quedaron como esclavos de los cristianos. Al año siguiente los cristianos atacaron la actual provincia de Almería, que quedó completamente conquistada en 1489. El año 1490 Fernando e Isabel pusieron sitio a Granada. Los musulmanes todavía pudieron defenderse durante un año gracias a las provisiones que les llegaban desde otros territorios, pero en 1491 incluso estos fueron conquistados y Granada quedó reducida a sus propias fuerzas. En Enero de 1492 se rindió Boabdil y terminó el último reino musulmán en PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com 6 España. Una numerosa población morisca continuó viviendo en los pueblos granadinos sometida a los cristianos. 5. REFORMAS ADMINISTRATIVAS. Para dar solidez al Estado los Reyes Católicos reformaron el Consejo de Castilla. Éste en adelante asumiría la administración política y militar de Castilla y actuaría como tribunal supremo. También se creó el Consejo Real de Aragón con las mismas funciones para la Corona de Aragón. Se creó un ejército permanente de militares reclutados que cobraban un salario. En la Iglesia, para prevenir los abusos, los Reyes impusieron el derecho de Patronato, por el cual intervenían en la designación de los altos cargos eclesiásticos. En 1480 se instauró la “Inquisición” en todos los territorios de los Reyes, era un tribunal medio religioso medio civil encargado de perseguir a los que abandonaban el catolicismo (“conversos” y herejes). Sus principales víctimas fueron los “conversos” de los cuales se creía que continuaban practicando el judaísmo. La situación para los propios judíos se hizo intolerable y en 1492 se determinó la expulsión para los que no se convirtieran. Unos 120.000 judíos abandonaron España. Sus descendientes, los “sefardíes”, continúan hoy hablando una forma de castellano medieval y han conservado las costumbres de sus antepasados. 6. POLÍTICA EXTERIOR. En 1493 Fernando logró la devolución por parte de Francia de la parte Norte de Cataluña, el Rosellón, que había sido ocupada veinte años antes. Con este gesto Francia esperaba tener las manos libres en Italia, donde esperaba anexionarse el Reino de Nápoles en el Sur de esa península. Pero en Nápoles reinaba un primo de Fernando y este acudió en su ayuda. En 1496 los napolitanos se rebelaron contra los franceses y un ejército al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba obligó a los franceses a capitular. Pero Fernando había decidido adueñarse él mismo del Reino de Nápoles. En 1500 pactó con Francia su reparto, que se llevó a cabo en 1501. Pronto surgieron diferencias entre franceses y españoles y Fernández de Córdoba, con hábiles maniobras tácticas, derrotó a dos ejércitos PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com 7 franceses en Ceriñola y Garellano. Tras esto las Cortes de Nápoles proclamaron rey a Fernando (1503). 7. FIN DEL REINADO. En 1504 murió Isabel I y la corona de Castilla pasó a su hija Juana, llamada “la loca”, casada con Felipe de Austria “el Hermoso”. Felipe intentó gobernar Castilla en solitario y pareció que el nuevo Estado se iba a dividir de nuevo, pero en 1506 Felipe moría repentinamente y, ante las evidentes muestras de inestabilidad mental de Juana, Fernando fue nombrado regente de Castilla. En el exterior la atención se dirigía a las costas mediterráneas del Norte de África. En 1497 se había conquistado Melilla y desde 1505 flotas castellano-aragonesas atacaron los puertos musulmanes de Argelia, Túnez y Libia, ocupando las ciudades de Mazalquivir, Orán, Bugía y Trípoli. En 1510 los españoles sufrieron un desastre en la Isla de Gelbes y la campaña norteafricana quedó interrumpida. Mientras tanto, desde 1509, los franceses habían intentado conquistar de nuevo parte del Norte de Italia. Se formó una coalición de estados contra Francia y se inició una dura lucha que continuó hasta 1513 en que finalmente los franceses se retiraron. En 1512 Fernando invadió Navarra, aliada de Francia, y se le anexionó. Solamente una parte de Navarra al Norte de los Pirineos continuó sometida a Francia. La subida al poder de Francisco I de Francia hizo que se reanudase la guerra en Italia, pero para entonces Fernando se hallaba ya muy enfermo. Murió en Enero de 1516. Todos los territorios debían pasar a Carlos, hijo de Juana y Felipe, pero este se encontraba fuera de España y era muy joven, así que se hizo cargo de la Regencia el Cardenal Cisneros. Este mantuvo la paz interior y la buena administración y consiguió que Carlos viniese a España. En Septiembre de 1517 Carlos desembarcaba en España. El cardenal Cisneros murió unos días antes de poder verle personalmente. PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com