UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y BELLAS ARTES PROGRAMA DE FILOSOFÍA Óscar Andrés Castro Murillo Daniel Felipe Franco Gómez Seminario de Investigación I: exposición acerca de: “El surrealismo. La última instantánea de la inteligencia europea”1 de Walter Benjamin Resumen En el mencionado escrito, W. Benjamin realiza, a nuestro juicio, un magnífico recogimiento de la herencia filosófica del surrealismo como un movimiento nacido en Francia -y desarrollado en Europa- después de la Primera Guerra Mundial. La presente exposición pretende mostrar la manera en que, mediante este ejercicio de recogimiento, se evidenciará la consistencia de dicho movimiento, el cual puede guardar una profunda convergencia con algunos ideales vinculados a la izquierda política, a la revolución e, inclusive, al comunismo como tal. Así mismo, se evidenciarán algunas afinidades entre Benjamin y la obra surrealista de Breton, Aragón y otros fundadores de esta corriente, así como su intención por destacar la diferencia específica de su proyecto. Palabras Clave: Politización, Revolución, Comunismo, Arte, Materialismo Antes de empezar, cabe mencionar que el escrito titulado “El surrealismo. La última instantánea de la inteligencia europea”, publicado por W. Benjamin en febrero de 1929 en la revista Literarische Welt, y redactado durante 1928, consiste en un ensayo cuya dificultad e importancia se puede traducir en el hecho de que representa este una expresión que abarca gran parte del pensamiento benjaminiano en general. Un texto que permite expresar, a nuestro 1 Benjamin, W. (2010). Obras, libro II/ Vol. I. . Madrid: Abada. 1 entender, cierto interés del autor hacia una corriente cuyas ideas salen al encuentro con su propia experiencia. En otras palabras, se puede decir que el texto mismo representa el vivo interés por parte del autor hacia el movimiento surrealista como tal. De este modo, intentaremos reconstruir algunos de sus fragmentos los cuales nos resultan esenciales para el actual propósito. Para entrar en contexto, primero que todo se nos señala que el surrealismo, en sus diversas manifestaciones, se mostró tanto en Francia como en Alemania. Iniciativa que se iría propagando gracias a las diferentes interpretaciones de los pensadores europeos; mostrando en primera instancia una imaginación profana de algunas sectas o grupos organizados que difundían un conocimiento específico de lo que se observaba por medio de los sentidos. Por ello, estos “sabiondos” no iban más allá de los auténticos orígenes, imposibilitando una crítica abierta en la que no solo los expertos pudieran participar. Por un lado, se muestra en el texto cómo el observador alemán, observa las energías del movimiento real y expresa su sensación interna, brindando paso a una libertad de inteligencia y arriesgándose a una anarquía conceptual, rompiendo la praxis del movimiento artístico a como se le presentaba al público. Y es que esa misma fractura se da en los núcleos cerrados y dialecticos de personas, ya que estos tipos de movimientos -este tipo de alianzas- tienden a explotar por la intención de poder, manifestado en medio de la tensión por grupos específicos de expertos que no comparten ciertas cuestiones. Todas estas tensiones son inevitables en grupos que quieran proclamar con autoridad la veracidad de ciertas manifestaciones artísticas, y es que estos desacuerdos se dan de una manera innovadora de sensaciones y sueños. Absorbiendo así, todo que entraba en contacto con el surrealismo y traspasando los sentidos primordiales, guiándose por una inspiración embriagante hablando así, esencialmente de la experiencia ante lo que nos rodea más que de una teoría. Por otro lado, se nos muestra cómo Breton es el primero en dar energías revolucionarias de lo “Envejecido”, esto con intención de ir rescatando los objetos que se han venido extinguiendo, manteniendo un tipo de revolución histórica, haciendo explotar la atmosfera a la que se está acostumbrado para cambiar la mirada histórica del pasado por otra política diferente. Pensando no solo en la miseria social sino arquitectónica, apoyados en un tipo de 2 nihilismo activamente anárquico. Dando así, las llaves que invitan a pasar al mundo de hoy y rechazar lo establecido por pequeños grupos burgueses. Por ello, “La discreción en cuanto respecta a la propia existencia ha pasado de ser una virtud aristocrática a volverse un asunto de pequeños burgueses arribistas” (Benjamin, 2010, pág. 307). Una forma más de entender el surrealismo es el ejemplo que nos pueden dar las ciudades, en este caso parís, ya que con la aparición de la fotografía toma una gran fuerza simbólica la cual por medio de ella se muestra progresivamente como una novela de la ciudad; transformando revolucionariamente la imagen dirigida con intensidad al acontecimiento ahí representado; pues ningún rostro es tan surrealista como el verdadero rostro de una ciudad. Ningún grado de Ghiric o Max Ernst podría nuca medirse frente a los agudos y afilados contornos de sus fortificaciones es interiores, que hay que conquistar y que ocupar para, de ese modo dominar su destino y en el destino de sus masas, dominan el destino de uno mismo” (Benjamin, 2010, pág. 307). Por eso en parís, para los surrealistas, la ciudad cambia a pequeña y no a gran escala. mostrando esas trasformaciones innovadoras, a partir del tiempo y el envejecimiento. Adaptando igualmente energías revolucionarias para la embriaguez en una inspiración del espíritu, como por ejemplo en la poesía y sus concepciones del amor o inspiración sobre el mismo, como se dio en la edad media. Ahora bien, siguiendo el orden del texto, Benjamin realiza una objeción a lo que él llama un habitual malentendido sobre l’ art pour l’ art (“el arte por el arte”); refiriéndose a aquella tradición estética idealista, que se origina en Kant, la cual postula una autonomía del arte”. Dicha objeción consiste en lo que a ojos del autor se le puede denominar una crisis de las artes, evidenciando esta que las obras de arte no pueden pensarse de manera aislada a los múltiples fenómenos sociales. Así, Benjamin se refiere a este principio idealista como “[…] una bandera bajo la cual navega un bien que no se puede declarar, dado que aún no tiene nombre” (Benjamin, 2010, pág. 308). Esto, además de referirse a este como una “trampa romántica”, cuya pretensión es el aislamiento de la política contra toda manifestación moral entusiasta. 3 Por otra parte, vemos que, para Benjamin, la frase de Aragón («La idea de actividad humana me hace reír») hace referencia a un arduo camino el cual tuvo que recorrer el surrealismo hacia su actual politización, otorgándole razón a Pierre Naville, quien en su libro La révolution et les intellectuels califica de dialéctico este desarrollo. Y es aquí donde empieza a tomar importancia el hecho de resaltar un vínculo existente entre arte y política, pues se menciona en el texto que fue precisamente la hostilidad de la burguesía, ante cualquier manifestación de libertad espiritual radical, lo que llevó al surrealismo a ubicarse en la izquierda política. Factor fundamental que permite entender esta politización de un movimiento cuyo auge exigía un profundo recogimiento crítico. Así, teniendo en cuenta que, para Benjamin, los surrealistas “[…] son los primeros en haber despachado el anticuado ideal liberal humanista moral de libertad […]” (Benjamin, 2010, pág. 313), también conlleva esto una problemática de la cual el mismo Benjamin es consciente. En efecto, el autor se pregunta: “Pero, ¿consiguen los surrealistas combinar esta experiencia de la libertad con la otra experiencia revolucionaria que hemos de reconocer porque la teníamos: lo constructivo y dictatorial de la revolución? O, en pocas palabras; ¿consiguen conectar los surrealistas la revolución con la revuelta?” (Benjamin, 2010, pág. 313). O, ¿consiguen los surrealistas conciliar su propuesta libertaria con el comunismo? Son estas profundas interrogantes que nos plantea el texto. Por último, tenemos que: “ganar las fuerzas de la embriaguez para el servicio de la revolución” (Benjamin, 2010, pág. 313) parece ser, a los ojos del autor, la consigna surrealista. Sin embargo, menciona Benjamin que, para llevarse a cabo un acto revolucionario, este componente de embriaguez resulta insuficiente, pues la disciplina propia de la revolución viene siendo aquel factor que no permite que dicho acto se torne una práctica que, con palabras del autor, oscile entre ejercicio y festejo anticipado. Así, para concluir, se puede afirmar que el ensayo va dirigido hacia una colocación del surrealismo como un heredero del materialismo antropológico de Hebbel, Georg Büchner, Nietzsche y Rimbaud. Un materialismo que, según Benjamin, viene siendo distinto de aquel materialismo metafísico de Vogt y Bujarin. Tal determinación la lleva a cabo el autor -a juicio propio-, con la intención de comprender la colectividad como un cuerpo viviente. Y, así, únicamente, cuando ese cuerpo viviente se torne en descarga revolucionaria, solo 4 entonces “[…] la realidad se puede superar a sí misma hasta el punto que exige el manifiesto comunista” (Benjamin, 2010, pág. 316). Por el momento, según el autor, parece ser el surrealismo el único movimiento que ha comprendido el hecho de que cada día es una puerta de entrada por donde la revolución se puede llevar a cabo. Bibliografía Benjamin, W. (2010). Obras, libro II/ Vol. I. . Madrid: Abada. 5