Bloque 6: La conflictiva construcción del Estado liberal (1833-1868) 6. 1. EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868) 1ª ETAPA: LA MINORÍA DE EDAD O LAS REGENCIAS (1833-1843) 1.1 LA REGENCIA DE Mª CRISTINA (1833-1841) A la muerte de Fernando VII y la anulación de la Ley Sálica, en 1833, su hija Isabel con tres años fue proclamada reina de España. Su madre, María Cristina de Borbón, fue regente y poseedora de los poderes absolutos de Fernando, (acuerdo con los liberales). Así se preservaba el trono para su hija ante el alzamiento de los partidarios del pretendiente al trono Carlos María Isidro, hermano del rey fallecido. a). LA GUERRA CARLISTA (1833-1840) Antes de empezar la guerra, Carlos María Isidro envía una carta a María Cristina, el "Manifiesto de Abrantes", exigiendo el trono y dejando entrever que si no acepta, irá a la guerra. Carlistas y liberales combatieron en la primera guerra civil española del siglo: ● Carlistas o apostólicos → Contaron con el apoyo de amplios sectores de pequeños propietarios rurales y del clero, y de los que rechazaban los principios liberales. Defendían la monarquía absolutista de Carlos María Isidro, el catolicismo conservador y el foralismo. Predominaban en la mitad norte (País Vasco y Navarra, Cataluña y el Maestrazgo). ● Liberales “isabelinos” o “cristinos” → encontraron más seguidores en los medios urbanos, en la burguesía y en amplios sectores de la nobleza. Valedores de los derechos dinásticos de Isabel y de la regente María Cristina. La guerra empezó favoreciendo al bando carlista. El general Tomás Zumalacárregui formó un ejército que dominó la mayor parte del País Vasco y Navarra. En el Maestrazgo, el general Ramón Cabrera «el Tigre del Maestrazgo», se hizo con la dirección de las fuerzas carlistas. Zumalacárregui murió en el asedio de Bilbao, ciudad controlada por los liberales. Mejores recursos de los liberales y el general Baldomero Espartero, jefe de las fuerzas isabelinas, obtuvo la victoria de Luchana, que permitió levantar el asedio carlista a la ciudad de Bilbao. El propio pretendiente al trono se acercó a pocos kilómetros de Madrid “Expedición Real”. La imposibilidad de ganar la guerra provocó fuertes tensiones entre los partidarios de Carlos María Isidro. En 1839, el general carlista Rafael Maroto llegó a un acuerdo con Espartero conocido como el Convenio de Vergara. Se produjo la reconciliación y el Gobierno reconoció los empleos, grados y condecoraciones obtenidos por los carlistas en la guerra. Aceptaron a la reina Isabel y los liberales se comprometieron a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros vasco y navarro. Una ley confirmó los fueros de las provincias vascas y de Navarra ese mismo año. Don Carlos, sin apoyo militar, abandonó España, se prolongó un año más en el Maestrazgo. El general Cabrera protagonizó una dura resistencia, hasta que se rindió. Finalizada la primera guerra carlista, el liberalismo se asentó en España. b). LOS ORÍGENES DEL ESTADO LIBERAL Al asumir la regencia, María Cristina confirmó como primer ministro a Francisco Cea Bermúdez, se aprobó la actual división provincial española (1833). El inicio de la guerra carlista y el apoyo de los liberales a la causa isabelina propiciaron la llegada al poder de Martínez de la Rosa, antiguo diputado de las Cortes de Cádiz. Su nombramiento supuso el compromiso entre la Corona y los liberales, concretado en el Estatuto Real de 1834. Se trataba de una Carta Otorgada que no hacía referencia a la soberanía nacional ni a los derechos fundamentales. Únicamente permitía el establecimiento de unas Cortes formadas por dos cámaras y con escasas competencias. ■ La Cámara Alta o Estamento de Próceres: personalidades designadas por la reina entre nobles, jerarquías de la Iglesia. ■ La Cámara Baja o Estamento de Procuradores (sufragio sumamente restringido) El liberalismo moderado, partidario del acuerdo con la Corona y defensor de los valores del liberalismo doctrinario (soberanía repartida entre Cortes y rey). Frente a este, el liberalismo progresista tenía como referencia la Constitución de 1812. En política económica, los moderados eran partidarios del proteccionismo, y los progresistas, del librecambismo. El desarrollo de la guerra carlista llevó a la reina regente a un acercamiento a los progresistas, y en 1835 nombró jefe de Gobierno a Juan Álvarez Mendizábal, que reformó la ley electoral para hacerla más participativa, estableció la responsabilidad del Gobierno ante las Cortes y no ante el rey, reorganizó la milicia e instauró definitivamente las Diputaciones Provinciales (Constitución de 1812). Además, puso en marcha un proceso desamortizador. La desamortización de Mendizábal se propuso sanear la Hacienda, erradicar la deuda pública, desarrollar el capitalismo en el medio rural y crear una clase de propietarios para afianzar el régimen liberal. Se centró en las propiedades de la Iglesia. La sustitución de Mendizábal por Istúriz en 1836, provocó la protesta de los progresistas. La «sargentada» de La Granja, pronunciamiento de unos sargentos de la Guardia Real en La Granja de San Ildefonso, obligó a la regente a jurar la Constitución de 1812. Un Gobierno progresista convocó elecciones a Cortes, que elaboraron la Constitución de 1837: ● Reconocimiento de la soberanía nacional y limitación de los poderes del monarca. ● Establecimiento amplia declaración de derechos (ej: impresión y publicación). ● Las Cortes, que poseían el poder legislativo compartido con el rey, fueron bicamerales, constituidas por el Congreso de los Diputados, elegido por sufragio censitario, y por el Senado, nombrado por la reina entre los grandes contribuyentes. ● La confesionalidad católica del Estado, debía mantener el culto y a sus ministros. Aprobada la Constitución, se alternaron Gobiernos moderados. En 1840, el general Espartero, jefe de los progresistas, se enfrentó abiertamente con la regente, que lo nombró presidente del Gobierno para resolver la crisis. Espartero reclamó compartir la regencia. María Cristina se negó y fue obligada a renunciar a sus funciones en octubre de 1840. 1.2 LA REGENCIA DE ESPARTERO (1841-1843) Espartero asumió la regencia en 1841 e impuso un sentido autoritario a su gestión, lo que provocó la ruptura con su partido. La aplicación de una política librecambista ocasionó una protesta generalizada en Barcelona, cuya industria textil no era capaz de resistir la competencia con los productos extranjeros, así que estalló un motín. Espartero bombardeó la población. Este episodio desacreditó al regente y provocó un pronunciamiento de moderados y progresistas dirigido por el general Narváez. Espartero renunció a su cargo en 1843 y abandonó el país. Fracasadas las dos regencias, la única alternativa fue declarar la mayoría de edad a la reina Isabel II con tan solo trece años. 2ª ETAPA: LA MAYORÍA DE EDAD O EL REINADO EFECTIVO (1844-1868) 2.1 LA DÉCADA MODERADA (1844-1854) En 1843 la reina Isabel II fue proclamada mayor de edad. Meses más tarde, el general Ramón María Narváez, jefe del Partido Moderado, fue designado presidente del Gobierno e inició el llamado «Gobierno de los capaces» formado por políticos moderados, se aplicó a consolidar el Estado liberal, de acuerdo con los intereses de la oligarquía terrateniente. CONSTITUCIÓN 1845 La Constitución de 1845 siguió a la de 1837, aunque con la introducción de restricciones al no explicitar derechos como la libertad de imprenta, milicia nacional o el jurado, y delimitar el carácter compartido de la soberanía entre el rey y las Cortes. El monarca, Isabel II, se reservó el poder ejecutivo con capacidad para nombrar o destituir ministros y para disolver las Cortes. Estas quedaron integradas por dos cámaras: el Senado, elegidos por designación regia y el Congreso de los Diputados, por sufragio censitario. El catolicismo como religión de la nación española, con la obligación de mantener su culto y a sus ministros. Se intentó convertir a la Administración central en la base del Estado con la constitución de las siguientes instituciones: ● Los gobernadores civiles, como representantes del Gobierno en la provincia. ● La Guardia Civil, cuerpo estatal dedicado a mantener el orden público, con fines civiles pero con estructura militar. ● El Banco de San Fernando se transformó en el Banco de España y obtuvo el derecho de emisión de moneda. ● Un sistema unificado de pesos y medidas, el sistema métrico decimal. LA REFORMA DE MON-SANTILLÁN Y EL CONCORDATO DE 1851 La reforma de la Hacienda introdujo un nuevo sistema impositivo con impuestos como: contribución territorial, y el impuesto indirecto de consumos, que gravaba los productos de uso diario. Esto causó protestas de los sectores humildes. Las relaciones con la Iglesia se restablecieron con el Concordato de 1851. La segunda guerra carlista se inició en 1846. Su motivo inicial fue la negativa del Gobierno a que la reina Isabel se casara con el pretendiente carlista al trono, llamado Carlos VI por sus seguidores. Finalmente, se acordó un matrimonio con su primo hermano Francisco de Asís, duque de Cádiz. 2.2 BIENIO PROGRESISTA (1854-1856) En 1854 los progresistas, moderados avanzados y demócratas consiguió un cambio en la orientación política del Gobierno de España a través de un pronunciamiento. Factores: ● El Manifiesto de Manzanares, elaborado por Antonio Cánovas del Castillo. Pidieron el cese de la «camarilla» que rodeaba a la reina, la rebaja de impuestos y nuevas leyes electorales y de imprenta. ● La «vicalvarada», pronunciamiento del general Leopoldo O’Donnell en Vicálvaro. Las elecciones de noviembre de 1854, con una ley electoral menos restrictiva, permitieron una mayoría progresista. El Gobierno de Espartero, nuevamente nombrado presidente, amplió las libertades políticas y la participación electoral y promovió el desarrollo económico con la Ley General de Ferrocarriles de 1855, la desamortización de Madoz y la aprobación de la Ley de Sociedades Anónimas de Crédito para la ampliación de los negocios. Los progresistas elaboraron la Constitución de 1856 llamada “non nata” porque nunca llegó a entrar en vigor. Se permitía el libre ejercicio de otras religiones. En 1856, Espartero fue sustituido por O’Donnell, quien decidió la disolución de la Milicia Nacional por su poder y, por medio de un decreto, se restableció la Constitución de 1845. Con el regreso de Narváez al Gobierno, la legislación se modificó en un sentido más conservador. 2.3 CRISIS DEL MODERANTISMO (1856-1868) La última etapa del reinado de Isabel II (1856-1868) conoció la alternancia en el Gobierno de la Unión Liberal de O’Donnell (de forma ininterrumpida) y el Partido Moderado de Narváez. UNIÓN LIBERAL La Unión Liberal, que se inspiraba en el Manifiesto de Manzanares (1854), se constituyó como una nueva fuerza política en 1858. Sus acciones de gobierno se centraron en los aspectos económicos y administrativos y en la política exterior. En el contexto del imperialismo, O'Donell inicia la ocupación del norte de Marruecos obteniendo grandes victorias, como la de Tetuán. En relación con el ciclo económico expansivo que se vivía en Europa, esta fase se caracterizó, hasta 1866, por un fuerte crecimiento económico. Sus principales características fueron el auge de los bancos, la inauguración de vías férreas, la inversión de capital extranjero y la especulación inmobiliaria. En 1857 se aprobó la Ley Moyano de Instrucción Pública, la 1ª norma reguladora de los estudios no universitarios en España. La oposición se fortaleció y el Gobierno intensificó su represión. El dirigente republicano Emilio Castelar fue destituido de su cátedra por la publicación de un artículo contra Isabel II, y la protesta de los estudiantes en la Noche de San Daniel fue sofocada por el Gobierno. Se produjo el motín de los sargentos del cuartel madrileño de San Gil. Por todo ello, la oposición constituyó en agosto de 1866 el Pacto de Ostende, suscrito por progresistas, demócratas y unionistas, en el que se comprometían a derribar al régimen isabelino. Solo los moderados se mantuvieron fieles a la reina. En 1868, se va a producir la llamada "Revolución Gloriosa", que va a acabar con el reinado de Isabel y da comienzo a la nueva etapa: el Sexenio democrático. 6. 2. EL REINADO DE ISABEL II (1833-68): LAS DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y MADOZ. DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD DE CLASES. Durante la Edad Moderna la agricultura fue una de las actividades económicas más importantes en España, junto a la ganadería, debido al volumen de población activa empleada. Hasta el siglo XIX estaba muy atrasada, con escasas innovaciones tecnológicas y bajos rendimientos. Esta situación se relacionaba de un modo especial con la distribución de la propiedad de la tierra. Mientras en determinadas zonas del Norte y Este peninsular abundaban los minifundios, desde el valle del Tajo hacia el Sur las propiedades eran la mayoría latifundistas. La mayor parte de las tierras estaba en manos de la nobleza y el clero, que vivían de las rentas que les proporcionaba el campo. Los POLÍTICOS LIBERALES DEL SIGLO XIX, consciente de que los cambios en la estructura de la propiedad de la tierra habían favorecido en otros países una gran expansión de la producción agrícola y un aumento de la productividad, querían liquidar las formas de explotación del Antiguo Régimen (señoríos y mayorazgos) para poder vender las tierras. Creían que los nuevos propietarios se preocuparían de aumentar la productividad de las tierras y de la modernización del campo. Todo esto redundaría en un beneficio global hacia el Estado por un doble motivo: a) Si aumentaba la producción, aumentaría la recaudación de impuestos de la Hacienda pública. b) Si aumentaba la producción, la población aumentaría sus ingresos y con ellos su poder adquisitivo y podrían actuar como un revulsivo para la economía del país. EL PROCESO DESAMORTIZADOR a) Hubo un intento de Carlos IV de hacer una desamortización. En 1798, el aumento de la Deuda Pública obligó a la desamortización de una sexta parte de los bienes de la Iglesia, con el permiso del Papa. b) Las Cortes de Cádiz (1810-1814) durante la guerra de la Independencia promulgan leyes para repartir tierras comunales e incorporan al Estado los bienes de órdenes religiosas disueltas por las Cortes. c) Durante el Trienio Liberal (1820-1823) se permite la venta de las tierras baldías y el cercamiento de las tierras comunales. 1. LA DESAMORTIZACIÓN ECLESIÁSTICA DE MENDIZÁBAL La 1ª desamortización se lleva a cabo en el reinado de Isabel II, durante la regencia de María Cristina, cuando es nombrado ministro de Hacienda y, posteriormente, Presidente de Gobierno Juan Álvarez Mendizábal. Fue lenta. A principios de 1836 se publica el Decreto por el cual el Gobierno nacionalizó todos los bienes de las órdenes religiosas (desamortización eclesiástica), que fueron puestos a la venta mediante subasta pública a la que podían acceder los particulares. Las tierras podían comprarse en metálico o a cambio de títulos de deuda pública. Así se alcanzaban distintos objetivos: a) El económico, para financiar la guerra carlista. b) Saneamiento de la Deuda, admisión de títulos de deuda como forma de pago. c) Aumento de ingresos, por el cobro de impuestos de los bienes desamortizados. Se desamortizaron el 62% de las propiedades de la Iglesia. La reforma agraria liberal llevó a cabo otras medidas para comenzar una desamortización civil al abolir los mayorazgos nobiliarios y así, vender las tierras vinculadas al primogénito. 2. LA DESAMORTIZACIÓN CIVIL DE MADOZ La 2ª desamortización se produce en 1855, durante el Bienio Progresista, con el ministro de Hacienda Pascual Madoz. La nueva Ley General de Desamortización ponía en venta todos los bienes de propiedad colectiva: a) Los eclesiásticos que no habían sido vendidos en la etapa anterior. b) Los de los municipios, que son de dos clases: - Bienes de propios: Al arrendarse, proporcionaban ingresos al ayuntamiento. - Bienes comunes: No daban ingresos. Aprovechados por vecinos (prados, bosques) Se desarrolló a gran velocidad. En dos años se recaudó el doble que con la anterior ley. CONSECUENCIAS DE LAS DESAMORTIZACIONES a) Cambio en la propiedad de la tierra: 3/5 partes de propiedades de la Iglesia a otros propietarios. Los compradores de tierras fueron aristócratas terratenientes, comerciantes e industriales, que veían en la tierra un signo de prestigio, sin emprender mejoras técnicas, limitándose a cobrar las rentas. b) Campesinos (jornaleros y arrendatarios): No podían comprar las tierra, al no tener dinero para participar en las subastas, ni recibir información sobre ellas. c) Deterioro económico para agricultores: Perdieron los derechos de uso de bienes comunales. Se produjo una proletarización del campesinado y el 50% de los asalariados españoles eran jornaleros del campo. d) Expansión de la superficie cultivada y aumento de la producción agraria: Debido al aumento del terreno más que a las mejoras técnicas, que apenas hubo. e) Acentuaron la polarización entre los españoles: aumentó la adhesión al liberalismo, por ser la fuerza promotora de esta política agraria revolucionaria, y creció el conservadurismo entre los católicos. CONCLUSIÓN Aunque la desamortización consiguió objetivos considerables (financiar la guerra contra el carlismo, mejorar la Hacienda Pública, fomentar el ferrocarril, modificar la propiedad territorial), no se cumplieron las grandes esperanzas del liberalismo progresista: la mayoría de los medianos y pequeños campesinos se convirtieran en propietarios y formaran una nueva clase media rural ; modernizar la agricultura. Compraron tierras los que ya las tenían y quienes contaban con recursos económicos para ello, naciendo una oligarquía agraria, más interesada en conseguir beneficios rápidos y rentas seguras que en invertir en la tierra y dedicarse a ella. Se priorizó financiar la Deuda Pública, impusando la venta en subasta pública. Se perdió la oportunidad de resolver el problema de la propiedad y la escasa productividad del campo español. De la sociedad estamental a la sociedad de clases Durante el siglo XIX, en España se desarrolló la sociedad de clases, que sustituyó a la sociedad estamental del Antiguo Régimen, que cayó en 1833 tras la muerte de Fernando VII. Se basaba en la libertad de todos los individuos y la igualdad ante la ley. Además, era posible la movilidad social de clase según el mérito de cada persona y su nivel económico. - Clase alta: Bloque social minoritario dominante: Grandes propiedades y control poder político. Antigua nobleza, nueva burguesía y altos cargos (militares e Iglesia). - Clase media urbana: Muy escasa. Propietarios rurales acomodados, artesanos, pequeños comerciantes y fabricantes, funcionarios, y profesionales liberales. La inmensa mayoría de los españoles constituían las clases populares: ● Campesinos: 2/3 población total. No se beneficiaron de la desamortización. ● Población urbana: Menos numerosa, pero muy importante. En ella se integraban los criados, los trabajadores de los talleres artesanales, los mendigos, etc. ● Proletariado industrial: escaso y se concentraba en Cataluña y País Vasco. ● Jornaleros: Pobreza, los obreros industriales mejoraron sus condiciones gracias a la presión sindical (CNT y UGT) y a la política reformista de algunos gobiernos de la Restauración, pero los jornaleros apenas se beneficiaron de los cambios. 6. 3. EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874): INTENTOS DESAMORTIZADORES. LA REVOLUCIÓN, EL REINADO DE AMADEO I Y LA PRIMERA REPÚBLICA. 1ª ETAPA: GOBIERNO PROVISIONAL - SERRANO Y PRIM (1869-71) LA REVOLUCIÓN DE 1868 Entre las causas podemos distinguir: ➔ Económicas: Caída del textil catalán por la falta de algodón (Guerra de Secesión en Estados Unidos), hundimiento del ferrocarril por la poca rentabilidad de las líneas, caída de la Bolsa y crisis de subsistencia en los años 1866 y 1867. ➔ Políticas: Se alían progresistas, demócratas, republicanos, unionistas y obreros (Pacto de Ostende, 1866) contra los gobiernos moderados y la reina. ➔ Sociales: inestabilidad y descontento. Las masas populares toman la calle, reivindicando el sufragio universal, la supresión de quintas y los consumos. El pronunciamiento militar de marina anclada en Cádiz (17 de septiembre), irá acompañado por la constitución de Juntas revolucionarias, que promovían la movilización popular, cuyo brazo armado, los Voluntarios de la libertad fueron muy activos en las capitales de provincia. Las fuerzas gubernamentales son derrotadas en el puente de Alcolea (Córdoba). La reina que estaba de veraneo en San Sebastián huye a Francia. En octubre entra Serrano en Madrid y la Junta Provincial le otorga los poderes para que forme gobierno provisional. A comienzos de noviembre, la normalidad institucional es completa y el gobierno convoca elecciones a Cortes Constituyentes mediante sufragio universal, desarrolladas en medio de la polémica sobre la forma del Estado, entre monárquicos y republicanos. Las elecciones dieron el triunfo al bloque monárquico. LA CONSTITUCIÓN DE 1869 Se fundamenta en los principios del liberalismo democrático y se caracterizará por: ● Proclamación del principio de la soberanía nacional, elecciones sufragio universal. ● Amplia declaración de derechos y libertades: de reunión, expresión, voto, etc. ● División radical de poderes: El legislativo asume la capacidad de promulgar leyes. No obstante el monarca mantiene entre sus atribuciones el nombramiento de los ministros y la potestad de disolver las Cortes. ● Se establece Monarquía parlamentaria democrática (rechazo sector republicano). ● Alcaldes elegidos por los vecinos y obligados a hacer públicas sus deliberaciones y la votación de los presupuestos. ● Reconocimiento de la libertad de cultos, no llegó a decretar la separación total entre Iglesia y Estado, que seguía obligado a sostener al culto y el clero católicos. Serrano será elegido como Regente y Prim jefe de gobierno. De 1868 a 1870 serán promulgadas leyes que afianzan el nuevo régimen político como la Ley de Orden Público. En un ambiente de crisis económica y de inestabilidad social, agravada por la guerra de Cuba y la actividad republicana y anarquista, Prim emprende la tarea de buscar rey. Descartados la casa de Portugal, los Hohenzollern alemanes (guerra franco-prusiana) y las casas reales escandinavas, la elección recayó en el príncipe Amadeo de Saboya. 2ª ETAPA: REINO DE AMADEO I (1871-1873) No fue fácil el desempeño de su cargo, sobre todo tras el asesinato de su valedor, el general Prim. A pesar de su buena voluntad y el respeto hacia las formas democráticas, a su inexperiencia se unía el desconocimiento de España y los escasos apoyos que tenía. Tuvo que hacer frente a dos graves problemas: la agudización de la guerra de Cuba y el estallido de la Tercera Guerra Carlista (pese a la derrota carlista de Oroquieta y la firma del Convenio de Amorebieta, la guerra continuó en Cataluña, Navarra y País Vasco). La inestabilidad política, provocada por la muerte de Prim, se refleja en la formación durante el periodo de 6 gobiernos y la convocatoria de 2 elecciones. A comienzos de 1873 la situación política y social es insostenible. A los conflictos parlamentarios de republicanos, monárquicos alfonsinos y carlistas se unió el problema cubano, la guerra carlista y las alteraciones sociales. Amadeo I sin apoyos y con la hostilidad del clero y de la aristocracia, esperaba el momento adecuado para abdicar, usando como pretexto la negativa a obedecer una orden por parte del ejército. El rey propuso la formación de un gobierno de conciliación entre Ruiz Zorrilla y Serrano, pero, ante la negativa del primero, decidió abdicar. 3ª ETAPA: I REPÚBLICA (1873-1874) El mismo día de la abdicación de Amadeo I (1873), las Cortes votaron la República contraviniendo la Constitución de 1869. Esta carecía de una amplia base social, aunque recibió el apoyo de la pequeña burguesía y los trabajadores en función de la satisfacción de sus demandas, tenía en contra a las clases con poder: alta burguesía, clero, mandos militares. Su corta duración se debe a la división dentro del republicanismo entre federales y unitarios, y la fuerte inestabilidad económica, social y política que se produjo. En el exterior, solo Suiza y Estados Unidos reconocieron al nuevo régimen. En estos diez meses se sucedieron 4 Presidentes: Estanislao Figueras, Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. Debían consolidar la República (elaboraron una Constitución republicana que no se aprobó) y hacer frente a los problemas heredados y nuevos: crisis económica y conflictividad social, guerras de Cuba y carlista, insurrección cantonalista y conspiraciones monárquicas. Pi y Margall sucedió a Figueras tras su dimisión durante la elaboración del proyecto constitucional, pero no supo hacer frente a la insurrección cantonalista y fue sustituido por Nicolás Salmerón que da un giro hacia posiciones más conservadoras dando plenos poderes al ejército para mantener el orden. Dimitió al negarse a firmar dos penas de muerte. Le siguió Emilio Castelar, con quien se refuerza la autoridad, obteniendo plenos poderes de las Cortes. Recaudará una contribución forzosa y obtendrá créditos del extranjero. A finales de año, el avance carlista se había frenado y el cantón de Cartagena estaba a punto de caer. El 2 de enero de 1874 el gobierno fue derrotado en una moción de confianza. Cuando se estaba votando un nuevo gobierno, Pavía, el capitán general de Madrid da un golpe de Estado y termina con la República, aunque el régimen se prolongó hasta diciembre (interinidad de Serrano) cuando se produce la Restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII.