Subido por Fer Phelps

UN NUEVO NACIMIENTO

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UN NUEVO NACIMIENTO
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¿Estás pensando en bautizar a tu hijo?… ¿Por
qué?… ¿Para qué?…
¿Qué significa para ti el Bautismo?… ¿Qué sabes
de él?…
¿Qué valor has dado en tu vida a tu propio
Bautismo?…
Llevar a un hijo a la Iglesia para que lo bauticen, es una
cosa muy seria, hay que pensarlo muy bien.
No se bautiza así, no más. Hay que tener buenas razones
para hacerlo. ¿Cuáles son tus razones?
Cuando los padres llevan un hijo a bautizar, están
celebrando su propio Bautismo, y todo lo que este
sacramento significa: el compromiso serio de seguir a
Jesús en cada momento y circunstancia de la vida,
sabiendo que en quien ha sido unido a Cristo por el
Bautismo, no hay ya lugar para el pecado.
“Vayan por todo el mundo y proclamen la buena nueva a
toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará;
el que no crea, se condenará” (Marcos 16, 15-16)
¿QUÉ ES EL BAUTISMO?
El Bautismo es un SACRAMENTO.
Los sacramentos son acciones simbólicas que hacen
presente para nosotros la acción salvadora de Dios, en
los diferentes momentos de nuestra vida. En los
sacramentos Dios nos comunica su vida divina, para que
seamos y vivamos como verdaderos hijos suyos.
En los sacramentos, Dios – Padre, Hijo, y Espíritu Santo
– acontece en nosotros, obra en nosotros con toda su
capacidad divina, y nos transforma desde dentro de
nosotros mismos, para que seamos cada vez más
imagen suya, transparencia de Jesús resucitado.
El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida
cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que
abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo
somos liberados del pecado y regenerados como hijos de
Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos
incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su
misión. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1213
Acercarnos a recibir un sacramento nos exige ser dóciles
a la acción de Dios, abrirle nuestro corazón, y permitirle
obrar en él.
En el bautismo se reciben estos compromisos: el
profético, para vivir reglas de verdad contra el
relativismo; el sacerdotal, que guía al culto a Dios, y el
real, que nos da el autodominio (reinar sobre el propio
yo). Luego, todo bautizado tiene gran compromiso con su
familia, primero, luego en el ambiente que le toca vivir.
¿Cumplimos estos roles asumidos libremente, los padres
y padrinos? De modo sencillo decimos que la función de
sacerdote es nexo, unión o puente entre Dios y la familia.
¿Somos puente entre Dios y nuestra Iglesia
doméstica?
RECORDEMOS
a) Para padres y padrinos, Sacerdote significa: vivir lo
que se predica. La palabra del incoherente nada vale. Un
papá que enseña con ejemplo lo que vive, educa mejor al
ser modelo de conducta para los hijos. Padres
mentirosos, haraganes, deshonestos engendran hijos
«problemas».
b) Para padres y padrinos, Profeta significa: Anunciar
la Buena Nueva y denunciar las Injusticias. Luego, es
necesario, al menos, conocer lo básico sobre la Biblia y
doctrina católica. De lo contrario, no se puede anunciar.
Además de anunciar, denunciar lo que está mal; en la
calle, en la plaza, en las instituciones públicas, como hizo
Juan Bautista. Callar es complicidad.
c) Para padres y padrinos, Rey significa: Tener señorío,
soberanía, autodominio, sobre el modo de pensar, decir y
hacer. Pensar con honestidad, decir correctamente, hacer con
integridad. El hijo tiene que ver, (no solo escuchar) en padres
y padrinos, conducta esclarecida por sus virtudes
Por el sacramento del Bautismo, Dios acontece en
nosotros y por este acontecer:
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nos perdona el pecado original,
nos hace sus hijos, miembros de su familia que es la
Iglesia,
y nos comunica por primera vez su vida divina, para
que nosotros la hagamos crecer y dar fruto.
El Bautismo es el sacramento de la fe:
"El Bautismo es el sacramento de la fe. Pero la fe tiene
necesidad de una comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la
Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se
requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura sino
un comienzo que está llamado a desarrollarse" (CIC 1 253).
"En todos los bautizados la fe debe crecer después del
Bautismo"
(CIC
1254).
"Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es
importante la ayuda de los padres" (CIC 1255). Ellos son los
primeros y principales responsables de "formar a sus hijos en
la fe y en la práctica de la vida cristiana. mediante la palabra y
el ejemplo" (CDC 774.2), y es tarea de ambos "alimentar la
vida que Dios les ha confiado" (dc 1 25 1), en este sentido se
podría decir que la celebración del Bautismo tiene una
dimensión marcadamente familiar y es que la familia es la
comunidad privilegiada para la transmisión y la educación de
la
fe.
Los papás deben facilitar el "despertar religioso" de sus hijos,
iniciarlos en la oración personal y comunitaria, educarlos en la
conciencia moral, acompañarlos en el desarrollo del sentido
del amor humano, del trabajo, de la convivencia y del
compromiso en el mundo, dentro de una perspectiva cristiana.
Los papás más que transmitir contenidos, introducen a sus
hijos, y en especial a los más pequeños, en un ambiente de
vida
propio
de
una
familia
cristiana.
Lamentablemente, en nuestro ambiente, muchos padres de
familia piden el Bautismo para sus hijos sólo por tradición,
porque se acostumbra, pero no por una decisión de seguir a
Jesucristo en sus vidas.
PROMESA BAUTISMAL DE LOS
PADRES
“Ustedes padres que piden el bautismo para su hijo,
deben dares cuenta de que contraen la obligación de
educarlo en la fe, para que sepa guardar los
mandamientos divinos: amar a Dios y a su prójimo, como
Cristo nos enseñó. ¿Aceptan esta obligación?
El día que presentaron a sus hijos para el bautismo,
escucharon estas palabras. El sacerdote o diacono les
hizo esta misma pregunta y ustedes respondieron,
“Si.” El bautismo es esencial para los recién nacidos ya
que, a través de él, los niños se integran a la familia de
Dios al ser liberados del pecado original y al renacer en
Cristo.
Esta manifestación de gracia no solo afecta al niño
bautizado, pero su efecto se extiende a su familia, en
particular a sus padres. Este es un momento de
compromiso con Cristo y su Iglesia. Es un momento
donde los padres reconocen su papel principal en la
educación religiosa y el bienestar espiritual de sus hijos.
Lamentablemente muchos padres no logran cumplir este
compromiso. Los padres no pueden delegar por
completo su responsabilidad a otra persona, sea un
catequista en la parroquia o una maestra en la escuela
parroquial. El catequista comparte y ayuda a los padres
con su responsabilidad, pero nunca podrá remplazarlos.
Si los niños no aprenden de Dios en casa, si no escuchan
a sus padres hablar de la presencia de Dios en sus vidas,
si no ven a sus padres en oración, en particular en la Misa
dominical, sus vidas espirituales serán grandemente
empobrecidas. Así como buenos padres se aseguran que
sus hijos coman, cumplan sus tareas y tengan actividades
sanas, buenos padres cristianos velan por el bienestar
espiritual de sus hijos, el elemento personal más
importante de la vida del niño.
La fe se transmite en casa a través de la palabra y el
ejemplo, se refuerza con catequesis en la parroquia y se
manifiesta en la Misa dominical. Padres que si cumplen
con su compromiso de transmitir la fe a sus hijos
reconociendo su responsabilidad espiritual sobre ellos se
convierten en buenos padres cristianos, y sus niños
beneficiarán tremendamente por el resto de sus vidas.
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