¿Qué es el hombre? Hacerse la pregunta ¿qué es el hombre?, y pretender que esta pregunta es difícil de responder, puede resultar extraño. Porque, ¿cómo se puede pretender que no sabemos lo que somos? O bien, ¿cómo ignorar los formidables avances de las ciencias que estudian al hombre? Escribía Max Scheler: Si se pregunta a un europeo culto lo que piensa al oír la palabra hombre, seguramente empezarán a rivalizar en su cabeza tres círculos de ideas totalmente Inconciliables entre sí. El primero, el circulo de la traición, el segundo el circulo donde el hombre pose la razón y el tercero ideas forjadas por la ciencia moderna de la naturaleza y la psicología genética. Así pues, parece que cuantas más cosas sabemos acerca del hombre, más problemático se nos vuelve éste y más lejos estamos de comprenderlo en su unidad más profunda. Justamente se considera a Max Scheler como fundador de la antropología filosófica, rama de la filosofía que tendría como finalidad principal el construir una idea unitaria del hombre a partir de las consecuciones parciales de las demás ciencias. Ambas ciencias psicoanálisis, etnología disuelven al hombre. En nuestros días lo que se afirma es el fin del hombre, el estallido del rostro del hombre, su dispersión absoluta. En todo caso, una cosa es cierta que el hombre no es el problema más antiguo ni el más constante que se había planteado el saber humano. Por supuesto que existe el hombre. Adiós, pues, a el hombre. En cualquier caso, ahora está ya muy claro-, se trata de una tarea de la filosofía y no de las ciencias, aunque no se pueda prescindir de estas últimas. ¿El hombre, es un animal racional? La mayoría de la gente define al hombre como un animal racional Con ello nos mostramos deudores del pensamiento griego, que valorizó extremadamente la razón y consideró al hombre como un ser ante todo contemplativo y teórico. Los griegos quisieron comprender al hombre situándolo entre los dioses y las fieras. ¿El hombre centro del universo? Los griegos, aunque no todos, pensaban que la Tierra ocupaba el centro del cosmos y que el hombre era una síntesis del universo. Así surgió la idea de que el hombre es el centro del universo. Más tarde se averiguará que la Tierra no ocupa ese lugar preeminente. Si nuestro planeta no ocupa el centro del espacio cósmico, el hombre es la meta y fin de la evolución del universo. Algunos filósofos piensan qué no se puede atribuir meta o finalidad a la evolución. Hecho de que el hombre actúe siempre con un propósito no nos debe inducir a pensar que también el universo se propone algo. El hombre es ciertamente el resultado de la evolución, pero no su finalidad. ¿El hombre un ser sociable? También remonta a los griegos la «idea de que el hombre es un animal político, es decir, sociable y ciudadano. Es evidente que la ciudad estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político... Y la razón por la que el hombre es un animal político en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es algo evidente. Animal político, el hombre es también el animal que habla y el animal ético y moral. Y todo ello es por su propia naturaleza. ¿El hombre un ser espiritual? Para contestar esta pregunta tenemos que conocer a platón, el, nos decía que Mientras tengamos el cuerpo, y nuestra alma se halle entremezclada con semejante mal, no poseeremos suficientemente aquello que deseamos, es decir, la verdad. El cuerpo, en efecto, nos acarrea incontables distracciones debido a la necesidad de sustento, y, por si fuera poco, lo atacan enfermedades que nos impiden el conocimiento de lo real. El menosprecio del cuerpo se convirtió en lugar común de toda una dirección del pensamiento occidental. ¿El hombre dignidad o miseria? El Supremo Artesano hizo del hombre la hechura de una forma indefinida, y, colocado en el centro del mundo, le habló de esa manera. No te dimos ningún puesto fijo, ni una taz propia, ni un oficio peculiar, ioh Adán!, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para ti, ésos los tengas y poseas por tu propia decisión y elección. Para los demás, una naturaleza contraída dentro de ciertas leyes que le hemos prescrito. Te coloqué en el centro del mundo, para que volvieras más cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que hay en ese mundo.