Residuos radiactivos

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Los residuos
radiactivos
Rodrigo Argüelles Señas
Ciencias Mediombientales
07/06/2007
1.
Introducción
Se conoce como residuos radiactivos a aquellos materiales a los que ya no se va a
dar ningún uso y que contienen isótopos radiactivos en concentraciones superiores a
las que las autoridades humanas competentes consideran seguras.
Los residuos radiactivos son un problema ambiental relevante en la sociedad actual
y como tal aparece acompañado de una cierta alarma social, que aunque no es proporcional a la indiferencia que se muestra hacia otros problemas ambientales más graves,
siempre merece ser tenida en cuenta.
En las actividades de explotación de energía, industriales, militares y médicas se
ha venido investigando y aplicando el uso de elementos radiactivos en el último siglo.
Los isótopos radiactivos son variedades atómicas de un mismo elemento que presentan
una tendencia a la desintegración de su núcleo, liberando con ello energía nuclear.
Estas sustancias se manejan por lo general en concentraciones muy bajas, pero las
características de la energía nuclear las hacen potencialmente activas y peligrosas. Esta
energía puede explotarse con una potencia muy superior a la de origen químico, que es
la que estamos acostumbrados a utilizar. Pero también conlleva peligros ambientales
(incluyendo la salud humana) diferentes y a menudo mucho mayores que la energía
química. De ahí el peligro que conlleva el manejo de esa energía, y la necesidad de
establecer medidas de seguridad para su obtención, uso, almacenamiento y desecho.
La primera aplicación que se dió a la energía nuclear fue la medicina. A partir de los
descubrimientos de los Curie en el campo de la radictividad se comenzaron a utilizar
los rayos X en el estudio del sistema óseo. Actualmente se hace uso de sustancias
radiactivas tanto para la máquinaria médica como para el tratamiento de tumores o
tejidos hipertrofiados, entre otras cosas. Todos estos usos requieren dosis muy pequeñas
(aunque no despreciables) en comparación con las otras actividades humanas.
En la industria la utilización de sustamcias radiactivas es minoritaria, ya que las
medidas de precaución traen un coste añadido. Pero es posible encontrar trazas de
isótopos radiactivos reciclados de la industria energética, por ejemplo en la fabricación
de armas.
Quizá la aplicación más famosa y la que más ha afectado a la conciencia global sea
la militar, en concreto por las bombas atómicas. La liberación violenta de la energía
1
nuclear resulta mucho más sencilla que la explotación controlada con fines energéticos,
tanto por fisión (división de átomos grandes para formar otros menores) como por
fusión (unión de átomos pequeños para formarlos mayores). De hecho, las bombas de
uranio fueron usadas en la guerra años antes de que se comenzase a consumir la energía
de fisión, y la bomba de hidrógeno fue producida hace décadas sin que hasta ahora se
haya podido explotar la energía de fusión con fines pacíficos. La no proliferación de
armas nucleares es objeto de especial celo por parte de las agencias mundiales, y su
fabricación causa envidias y recelos entre los gobiernos. En algunos países los residuos
radiactivos armamentísticos superan a los de origen energético.
La explotación de la energía nuclear de fisión es la práctica que produce más residuos
radiactivos y de mayor variedad. En la sección 2 revisaremos el proceso que transforma
los minerales radiactivos en energía más residuos.
Ahora vamos a analizar las clasificaciones más comunes de residuos radiactivos. Se
pueden seguir dos criterios: la «actividad» de los materiales, o el «tiempo de semidesintegración» o «vida media» durante el cual esos materiales son más activos.
Ambos criterios están relacionados y no son independientes. La radiactividad de
un material depende proporcionalmente de la concentración de isótopos radiactivos
que contenga. Pero cuando el isótopo libera su energía pierde además partículas del
núcleo que lo hacían inestable, pasando a ser un átomo no radiactivo.El resultado
es que la radiactividad decrece exponencialmente con el tiempo, sin agotarse nunca,
pero llegando a la mitad de su carga radiactiva relativamente pronto. De esa curva de
descenso se extraen los dos parámetros: actividad y vida media.
Cada objeto contaminado tiene una radiactividad diferente según los isótopos que
contenga y el qué actividad haya desempeñado en su vida útil. La actividad se midn
en GBq/m3 , o en sievert (Sv), unidad que evalúa el daño ocasionado por 1 julio de
energía según la sensibilidad biológica del organismo dañado. Según esta clasificación,
distinguimos:
Residuos de baja actividad: Son aquellos que emiten bajas dosis de rediación (inferior a 20 mSv/h para los sólidos, 0, 04 GBq/m3 los líquidos y 0, 00004 GBq/m3
los gases), debido a emisiones de tipo γ o β siendo su vida media menor de 30
años.
2
Residuos de media actividad: Emiten rayos gamma o beta en intensidad superior
a la clase anterior pero inferior a 4 GBq/m3 para fluidos, o sólidos que emitan más
de 20 mSv/h. Todo ello si el periodo de semidesintegración es menor de 30 años.
Esto incluye una gran variedad de residuos.
Residuos de alta actividad: Todo residuo que emita rayos α, o que superen los máximos de la actividad media. Se procesan igual los de tiempo de semidesintegración
largo (mayor de 30 años) aunque éstos sean de baja actividad. En algunos casos
la vida media isotópica puede llega a milenios, siendo frecuentes los que duran
siglos. La gran mayoría de los residuos de esta clase proceden de las centrales de
fisión y del armamento nuclear.
3
2.
Energía nuclear
La energía nuclear de fisión se presentó a mediados del siglo XX como una fuente de
energía alternativa, más limpia y eficiente que los combustibles fósiles. Se trataba de
una aplicación secundaria de la tecnología de destrucción masiva usada en la Segunda
Guerra Mundial. En la décadas siguientes se manifestaron graves inconvenientes de
seguridad y contaminación radiactiva que en muchos casos no se habían previsto, y
que generaron una fuerte corriente contraria en la opinión pública.
En la actualidad la explotación de la fisión nuclear se ha estancado, y se dirigen los
esfuerzos investigadores hacia la fusión del hidrógeno, que de nuevo se presenta como
una alternativa sostenible, ya que además de ser renovable (lo que sobra en el Universo
es hidrógeno) sería más eficiente que otras tecnologías de captación directa como la
fotovoltaica o la eólica.
A continuación analizaremos el proceso productivo de la fisión nuclear:
2.1.
Minería de uranio
La materia prima fundamental es el uranio radiactivo, que se extrae de los minerales ricos en uranio natural (óxido de uranio U3 O8 ) en concentraciones superiores a
1/1000. Estos minerales son la pechblenda, la uranita, la carnosita y la euxenita. Los
yacimientos están muy localizados, quedando la mayoría en Australia (1070 kt U3 O8 ),
seguida de Kazajstán, Canadá, Sudáfrica, Níger, Namibia, China y Gabón. Junto a las
minas suelen situarse las fábricas de concentrado, que enriquecen el mineral hasta el
70 %.
En esta primera etapa se generan miles de toneladas de escoria (1m3 por cada
kilogramo de uranio obtenido), de baja actividad y larga vida media, que quedan a
merced del viento.
2.2.
Enriquecimiento isotópico
El uranio natural U3 O8 contiene un 99,3 % de 238 U y 0,7 % de 235 U. Sin embargo los
reactores, dependiendo de su tecnología, necesitan como mínimo un 3 % de
235
U. Por
eso es necesario enriquecer el mineral, para lo cual se transforma en gas U F6 a 56o C.
4
Una vez obtenida esta nueva molécula se separan los dos isótopos por distintos métodos.
Cuando se ha alcanzado una concentración adecuada, se procede a la siguiente etapa, y
el uranio empobrecido sobrante se recicla para otras industrias como la de armamento.
De esta fase resultan 0, 4 m3 de residuos por cada tonelada de uranio combustible.
2.3.
Reacción nuclear
El uranio ya preparado para la fisión se llama «combustible» por analogía con el
sistema de las centrales térmicas. Sin embargo no es una combustión lo que ocurre
dentro de la vasija del reactor, si no la fisión del 235 U, reunido en una masa suficiente
(la llamada «masa crítica»), que se transforma en thorio y plutonio. La instalación
típica requiere barras metálicas para contener las pastillas de uranio, barras de grafito
u otro material regulador, todo sumergido en agua o gas inerte y cruzado por un circuito
conductor de calor. Todo el sistema está asegurado con varias capas y sistemas, según
lo antigua que sea la instalación, para minimizar los riesgos e impedir que la radiacción
llegue al exterior del reactor.
Sin embargo las piezas interiores quedan contaminadas y deben cambiarse periódicamente. Este material recambiado de la instalación tiene baja actividad y vida media
corta, pero alcanza volúmenes anuales de 500 m3 en una central típica de 1000 M W .
Los residuos de la fisión, es decir los productos de la reacción nuclear encerrados
en los tubos, tienen altas concentraciones de plutonio y otros isótopos radiactivos,
por lo que son los residuos radiactivos más peligrosos: altamente activos y con vidas
medias muy largas. Se manejan volúmenes anales de 0, 5 m3 , por lo que a diferencia
del material contaminado no ocupan mucho sitio. Una utilidad inmediata de estos
isótopos radiactivos es reciclarlos en el proceso de producción. Con un tratamiento
previo de enriquecimiento, pueden convertirse en nuevos reactivos para la fisión en
centrales acondicionadas para ellos, hasta agotar la energía extraíble y almacenarlos.
En España no se ha dedicado mucho esfuerzo público a la investigación en tecnologías
de fisión como el reprocesado del combustible. Con las centrales nucleares que funcionan
actualmente pronto se llegarán a las 500 M t de escoria de las minas, 200 000 m3 de
residuos de baja actividad y 9 000 m3 de residuos de alta actividad.
5
Figura 1: Flujo del uranio
6
3.
Formas de almacenamiento de los residuos
El mayor problema que plantea la utilización de sustencias radiactivas es qué hacer
con los residuos. Los organismos internacionales de la energía atómica (como el OIEA)
han recopilado su experiencia en este asunto en una serie de normativas y recomendaciones, que difunde a todos los países socios.
El objetivo es aislar el material radiactivo del resto de la biosfera, de tal manera que
su actividad no suponga un riesgo radiológico mayor que el que se sufre por vivir en el
planeta. Esa seguridad debe mantenerse al menos durante el tiempo de vida media de
los residuos.
Estamos hablando de los mayores intervalos de tiempo que un proyecto humano
se haya planteado superar jamás. Las obras públicas suelen tener proyectarse con una
vida media de 500 años, las instituciones humanas sufren cambios cada 50 ó 100 años.
Los residuos radiactivos de vida más larga alcanzan los cientos de milenios, un tiempo
mayor que la antigüedad de muestra especie.
3.1.
Tratamiento según la actividad:
El tratamiento dado a los residuos varía en función de su clasificación:
Los residuos de muy baja actividad se vierten muy diluidos al agua o a la atmósfera. Toman este camino los materiales cuya actividad es igual o menor a los de
isótopos presentes en la naturaleza.
Los residuos de baja o media actividad se someten a compactación, incineración,
precipitación, ósmosis inversa u otros procesos antes de encerranse en contenedores
especiales de acero u hormigón, que a su vez se almacenan en instalaciones anejas a la
central. En estas celdas o depósitos de semicontención, los materiales liberan parte de
su energía térmica durante 30, 50 o hasta 200 años. Durante este tiempo el depósito
debe estar bajo vigilancia institucional. Posteriormente, habiendo superado su vida
media, se conducen a su ubicación definitiva.
En 1992 se prohibió el vertido de toneles con este tipo de residuos a los fondos marinos, práctica que hasta esa fecha muchos gobiernos venían haciendo legalmente. La
solución actual más extendida es el conginamiento, en lugares que presenten seguridad
7
Figura 2: Compactación
sísmica e hidrológica, es decir sin riesgo de roturas ni filtraciones. Las minas abandonadas han sido utilizadas con este fin. Se trata de un sistema parecido al de los residuos
de larga vida media, pero menos estricto.
Los residuos de alta actividad o larga vida media son los más difíciles de gestionar, a pesar de tratarse de pequeños volúmenes en comparación con los de media
actividad, incluso irrelevantes al lado de toda la basura atropogénica. Como vimos en la
sección 2 se trata de los productos de la fisión nuclear. Cuando ya no van a reutilizarse
más, se dejan enfriar en las piscinas de la central. El tratamiento posterior varía según
el protocolo adoptado, pero en todo caso deben tratarse con especial atención ya que
el peligro es doble: a la radiación que constantemente emiten, hay que añadir que si se
reúnen en masa suficiente («masa crítica»), puede iniciarse el proceso de fisión nuclear.
1. Al salir del reactor, los residuos son introducidos en envases de acero inoxidable encamisados, y se mantienen refrigerados en piletas de enfriamiento para que vayan
disipando calor. Si los residuos son líquidos requieren un tratamiento previo de8
concentración por evaporación. Para descongestionar las piletas y evitar la reunión
de mas crítica, se dispone de piscinas, silos o celdas de hormigón recubierto.
2. Cuando el calor disminuye y los residuos se hacen más manejables, se procede a la
segunda etapa: Hay que aislarlos herméticamente para las décadas que va a durar
su enfriamiento.
Una solución es la encapsulación en cofres de materiales especiales con gran
resistencia mecánica, a la corrosión y al calor.
Dependiendo de las propiedades físicas de los residuos también se pueden introducir en una matriz vítrea, que al solidificar cobra esas propiedades confinantes. La amalgama vítrea se introduce a su vez cofres metálicos, usualmente
de acero inoxidable (resistencia mecánica) revestido con plomo (aislante a la
radiación) y titanio.
Este segundo enfriamiento no dura menos de treinta años. En ese plazo se supone que tendrán que resolverse los problemas de su almacenamiento y decidir su
ubicación definitiva.
3. Tras ese tiempo, los residuos se conducen hacia su depósito final. Existen estrictas
normativas internacionales que regulan tanto el transporte como las condiciones
que deben cumplir los residuos procesados.
3.2.
Almacenamiento de residuos de alta actividad:
Cabe resaltar que todos los procesos previos al confinamiento de los residuos de
alta actividad, tienen la finalidad de disipar el calor residual, no la radiactividad. A
diferencia de los residuos de actividad media o baja, los procedentes de la fisión no
pueden esperar a que se agote su vida media en instalaciones comtroladas, sino que
cumplirán su tiempo de semidesintegración (milenios) en el confinamiento.
Los llamados «cementerios nucleares» son un problema sin zanjar: Desde el comienzo
de la época de la fisión, los residuos de alta actividad o larga vida media esperan en
los depósitos de las centrales. La solución contamplada por la estrategia internacional
sobre la energía atómica es el confinamiento geológico profundo o AGP (500 ó 1000
metros).
9
Se trata de minas abandonadas (o excavadas expresamente) en terrenos salinos, arcillosos o graníticos, que cumplan los criterios impuestos de seguridad hidrogeológica
y resistencia frente al calor residual, a fin de proteger al hombre y al resto de la biosfera con un aislamiento duradero. A día de hoy ninguna de las formaciones geológicas
estudiadas ha reunido condiciones.
A las características naturales de la mina hay que añadir las obras necesarias para
cumplir esos objetivos, aplicando tres principios: Impedir las fugas, retener o retrasar las
eventuales fugas, y establecer condiciones de lejanía y dificultad para llegar al hombre
o a los ecosistemas sensibles. Por lo tanto deben situarse en lugares poco poblados, sin
interés económico ni ecológico.
Tras llenar la mina, ésta se sella. A partir de un breve plazo después de ese momento,
las instituciones dejan de estar obligadas a vigilar el cementerio, dándose por terminado
el proceso. Es evidente que el AGP no es un sistema perfecto. A pesar de requerir
relativamente mucho esfuerzo para la energía que aporta, el esfuerzo se vuelve poco
si se piensa en las infinitos riesgos de unos contaminantes conservados durante tanto
tiempo. A los detractores de la energía nuclear no les faltan argumentos para decir
que los sistemas de seguridad son insuficientes, a pesar de ser mucho más elaborados
y costosos que cualquier tratamiento dado a otros residuos, o incluso que cualquier
sistema de seguridad físico.
Antes y después de que la comunidad científica se decidiera por el AGP, se han
planteado otras alternativas para los residuos de alta actividad o alta duración:
10
Entierro en el lecho marino Los residuos depositados se van sepultando bajo los
sedimentos. La ventaja es la baja probabilidad de que los residuos se encuentren
por accidente. En contrapartida, serían irrecuperables, fáciles de perder e incómodos de transportar. Los experimentos dieron resultados decepcionantes, y la
práctica se prohibió en 1992.
Entierro en los hielos antárticos Viola los acuerdos internacionales sobre la protección de la Antártida. Sólo tiene por ventaja la lejanía de la población humana.
Envío al espacio Inviable por su carestía, el peligro del manejo de cohetes y el descontrol sobre el paradero de los residuos.
Reprocesamiento Esta forma de reciclaje del plutonio y otros isótopos reutilizables
se explota en ciertos países. Su destino son centrales especiales, medicina o armamento. Esto disminuye la radiactividad en un 3 %, a costa de aumentar el volumen
de los residuos considerablemente.
Transmutación Se trata de transformar los isótopos transuránidos resultantes de la
fisión en otros de vida media más corta. En esencia sería una nueva fisión, un
reciclaje en el que se está investigando sin que a la fecha resulte eficaz.
Almacenamiento en superficie Mantener indefinidamente los residuos en los depósitos o piscinas que hoy se utilizan para el primer enfriamiento del material
radiactivo. Es presentada por las ONG como la solución más responsable, ya que
se mantiene una vigilancia permanente sobre los residuos y su ubicación no se
olvida. Sin embargo permanecerían más cercanos a la biosfera que en un AGP.
11
4.
Peligros ambientales de la radiactividad
La radiación es un contaminante de naturaleza muy distinta a los que estamos acos-
tumbrados a gestionar: los humanos (y ningún animal que se sepa) tenemos sentidos
para percibirla, sin embargo somos muy sensibles a ella. Perjudica la vida por diversas
causas: efectos térmicos, alteración química de los tejidos, los fluidos, las señales eléctricas, los genes. . . A todo ello se suma la persistencia de la radiactividad. Los daños
difieren en sintomatología y gravedad según la naturaleza de la radiación y la dosis
recibida:
4.1.
Tipos de radiciones:
Los núcleos radiactivos emiten diferentes ondas-partículas:
Partículas α: Dos protones y dos neutrones (núcleos de helio). La radiacion más fácil
de detener y también la que más daño hace al medio receptor.
Partículas β: Electrones o positrones. Se frenan con un material conductor eléctrico.
Ondas γ: Más débiles que las beta pero más fuertes que los rayos X. Se frenan con
un muro de 2m de plomo u hormigón denso.
4.2.
Dosis anual típica
La unidad de medida del daño causado por la radiación es el sievert (Sv), que tiene
en cuenta el daño causado por 1 julio de energía según la sensibilidad biológica. La
dosis recibida descrece con el cuadrado de la distancia (1/d2 ).
Un hombre normal en condiciones de no contaminación recibe anualmente radiación
procedente de la naturaleza y la tecnosfera:
Fuentes naturales:
• Radiación cósmica: 0, 4mSv
• Litosfera: 1, 6nSv
• El propio cuerpo: 0, 6mSv
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Total: 2, 3mSv
Fuentes artificiales:
• Rayos X: 0, 2mSv
• Aparatos antiguos con Ra (TV, relojes luminescentes): 0, 4mSv
• Pruebas de armas nucleares: 0, 02mSv
• Centrales nucleares: 0, 01mSv
Total: 0, 3mSv
Dosis anual total: 2, 6mSv
4.3.
Consecuencias sobre la salud humana
La experiencia de contaminaciones radiactivas permite identificar los síntomas que
causa en humanos:
Consecuencias a corto plazo:
13
Dosis (Sv)
10
Efectos
Deterioro serio del sistema nervioso
Epilepsia
Muerte segura en horas o días
6
Pérdida de apetito, náuseas, vómitos, diarrea
sanguinolenta, aborrecimiento de la comida y fiebre.
Daño serio del sistema sanguíneo.
Pérdida de defensas contra infecciones.
Pérdida completa del cabello a los 10 días.
Muerte en 2 semanas por fallos digestivos.
4
Los mismos síntomas pero más leves y tardíos.
A las tres semanas hemorragias internas.
Facilidad para infectarse.
50 % de las muertes en 6 semanas por daños en la
médula ósea.
Los supervivientes necesitan 1 año para recuperarse de
anemia y leucopemia.
2
Síntomas leves.
Una pequeña fracción muere en 6 semanas.
1
Esterilización, fatiga, náuseas y vómitos.
Cambios marcados en la sangre.
Recuperación en 6 meses.
0,5
Cambios pasajeros en la sangre.
0,25
La exposición de fetos o niños puede dar lugar a malformaciones.
Consecuencias a largo plazo:
A bajas dosis no hay relaciones estacísticas separables de otras causas como el
tabaco, la polución, la medicación. . .
A dosis altas:
• Pérdida de la fertilidad: 1Sv/año en mujeres; 150Sv/año en hombres.
• Aumento de aberraciones genéticas en la población.
14
• Cáncer.
• Leucemia: mayor sensibilidad en niños.
• ¿Disminución de la esperanza de vida?
No se han observado secuelas en los trabajadores de las centrales que no han
sufrido accidentes, gracias a las medidas de seguridad. En el caso de radiación
masiva de Chernóbil, las consecuecias fueron mayores en la siguiente generación.
Causas probables a largo plazo:
En una población de 100 000 habitantes, que reciba una dosis individual de
100 mSv (50 veces superior a la radiación natural anual), es probable que aparezcan incremetados a las tasas normales:
• 20 casos de lucemia entre los 2 y los 20 años siguientes.
• 100 casos de cáncer entre los 10 y los 40 años siguientes.
• 5 casos de mongolismo.
4.4.
El problema de la persistencia
No tenemos datos sobre experiencia con animales, pero los datos anteriores son
asimilables a otros animales semejantes a los humanos. En cualquier caso la radiación
es perjudicial para los ecosistemas.
Este peligro se multiplica por el tiempo que permanecemos bajo él, y en el caso de los
residuos de larga vida este tiempo excede cualquier planificación. Como comentamos en
la sección 3, las decenas o incluso cientos de milenios que se calculan para los residuos
más duraderos desafían la escala histórica para entrar en la geológica. Qué va a pasar
dentro de 105 años con lo que ahora son yacimientos geológicos estables. Qué va a ser
de la especie humana por entonces. . .
Como publica Greenpeace:
«Esta escala de tiempo es tan alucinante que podemos considerarla una eternidad. Podemos compararlo con otros tiempos: la historia de la cultura de la
humanidad no tiene más de 10.000 años, la Montaña de Yucca, en el desierto
de Nevada (EE. UU.), donde ya se depositan residuos de alta actividad [de
15
uso militar], era un volcán activo hace 20.000 años, hace 5.000 años el Sáhara
era un vergel, hace 10.000 años había volcanes activos en el centro de Francia
y hace 7.000 años no existía el canal de La Mancha.»
16
5.
Estado actual de la gestión de residuos radiactivos
En los últimos años se ha reabierto el debate sobre si merece la pena impulsar
la enegía nuclear asumiendo sus riesgos, incluidos los residuos radiactivos. El Foro
Nuclear (asociación de empresarios y partidarios de la apuesta pública por la energía
atómica) lidera en España la corriente de opinión a la que se han sumado incluso voces
procedentes del ecologismo más pragmático. Sus argumentos se basan en que la energía
nuclear es la alternativa más eficiente a día de hoy frente a los combustibles fósiles,
cuyo abandono ya lleva muchos años de retraso.
Según datos de 2005, la energía ofertada en España procede en un 83,8 % de combustibles fósiles, de los cuales la mayor parte es petróleo importado de África. La energía
hidráulica supone tan sólo el 1,2 % del total, aunque es de gran importancia en la regulación de las puntas de demanda. El porcentaje de las renovables se sitúa en el 4,6 %
creciendo cada año. Finalmente la energía nuclear de fisión produce el 10,4 % de la
electricidad que se vierte a la red pública.
En 1984 se declaró en España una «moratoria nuclear», medida pólítica que suponía
detener el crecimiento de la industria nuclear hasta que se investigasen soluciones a los
problemas que se venían planteando con los residuos. La moratoria prescribió en 1994,
pero desde entonces la explotación energética de la fisión continúa detenida, pues no
17
se han encontrado mejores soluciones a los problemas de los residuos radiactivos. Los
españoles pagamos en la factura de la luz un recargo del 1,1 % destinado a financiar la
inversión en tecnología de fisión que debido a la moratoria no se pudo amortizar.
La empresa pública encargada de la gestión de los residuos radiactivos es ENRESA.
Desde 1993 los residuos de baja o media actividad se concentran en el «cementerio»
de El Cabril, en la Sierra de Hornachuelos (Córdoba). No se trata de un AGP, propio
de residuos de alta actividad, sino de un almacén de material contaminado con vidas
medias inferiores a los 300 años, instalado sobre una antigua mina de uranio. El lugar presenta algunos inconvenientes: no es sísmicamente seguro, está en la cabecera
del Guadalquivir y cercano a embalses de abastecimiento, es un paraje natural bien
conservado y no se encuentra próximo a la red de centrales nucleares españolas. Sin
embargo es una zona poco poblada en donde su ubicación no despertó en su día grandes
protestas.
En torno al depósito propiamente dicho se encuentran oficinas, laboratorios, una
incineradora, celdas de almacenamento, una piscina de refrigeración y un depósito
ciego. Los compartimentos llenos se van sellando con hormigón. El complejo subterráneo
abarca 15 hectáreas de monte mediterráneo, y a su alrededor funcionan 36 puestos de
control del aire, el agua y la flora, para detectar incrementos de radiactividad sobre
lo natural. La instalación está diseñada para soportar un terremoto de 7,5o y cuenta
con sistemas comprobación de fugas. Al ser un depósito subsuperficial, los residuos son
recuperables en caso de que se descubran mejores métodos.
Cada día se recibe un camión con material contaminado de las centrales de fisión,
y cada semana dos furgonetas con sustancias radiactivas de hospitales y centros de
18
investigación. En total se almacenan en El Cabril 2 000 toneladas anuales de residuos
de baja o media actividad, estando actualmente al 28 % de su capacidad con 16279 m3
de basura radiactiva.
El transporte es una de las operaciones más peligrosas y por ello costosas del procesado de residuos radiactivos. El material contaminado que llega a diario a El Cabril lo
hace por carretera, en gran parte de las centrales de fisión repartidas por el territorio español. Se trata de la llamada despectivamente «ruta radiactiva», que utiliza las mismas
infraestructuras del tráfico rodado (las más baratas y más peligrosas estadísticamente)
para transportar materias primas y residuos radiactivos.
El uranio enriquecedo se importa por el puerto de Algeciras, y desde allí a la fábrica
de Juzbado (Salamanca), desde donde a su vez se distribuye a centrales de fisión de
España y otros países. Los materiales contaminados se llevan en camiones especiales
hasta El Cabril.
En cuanto a los residuos de alta actividad o larga vida, en algún momento se estuvo
enviando combustible usado al extrangero para su reprocesameinto y posterior reutilización. Actualmente se acumulan en los almacenamientos temporales de las centrales
gracias a su escaso volumen, a la espera de una ubicación definitiva. Una solución
transitoria planteada por el Gobierno es contruir un depósito centralizado. Si lo de
El Cabril es un cementerio, a esto podríamos llamarlo hospital de enfermos crónicos
infecciosos. Hasta la fecha ningún municipio ha aceptado albergar esta instalación.
Para reducir los números que se le calculan a la basura radiactiva, el Gobierno
propone la alternativa de la transmutación para reducir el problema a los residuos de
19
Figura 3: La «ruta radiactiva»
20
vida media. Se ha fijado como plazo 2010 para estudiar esta propuesta (ver ventajas e
inconvenientes en la sección 3).
Estudios de inversores privados han elaborado una lista con los países más aptos para
albergar un cementerio nuclear mundial. Al frente de la lista se sitúan Australia (con
una fuerte oposición social) y Argentina (donde la Constitución prohíbe expresamente
la importación de resíduos), quizá por su abundancia de suelo despoblado y por tratarse
de países con una cierta calidad en el tratamiento de sus residuos.
Por otra parte, la Duma rusa ha aprobado recientemente una reforma de ley que
permitirá importar residuos nucleares de todo el mundo. El gobierno ruso cobraría por
hacerse cargo del material y buscar lugares en su suelo conde alojarlo. La gestión de los
residuos nucleares en Rusia desde la época soviética tiene un largo historial de daños
ambientales y sobre la población. Véase el triste caso de la central de Mayak, en los
Urales, con tres accidentes graves reconocidos
Aparte de Rusia, sólo existe en el mundo un cementerio de residuos de alta actividad
en Yuka Mountains, en Nevada (EEUU). Se proyectó para residuos militares y pretende
ser un depósito definitivo.
21
Referencias
[csn]
URL http://www.csn.es/.
[waste] URL http://waste.ideal.es/.
[cienc] «Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente.» Libro electrónico.
[Green] «Los residuos radiactivos.» URL http://www.greenpeace.es.
[wiki]
«Residuo radiactivo.» URL http://es.wikipedia.org/wiki/.
[coda] «Residuos nucleares. La problemática de su almacenamiento y su transporte.»
CODA.
[atlas] Charlian, Jan. «Atlas du nucleare.»
[pat]
Patterson, Walter C. «Energía Nuclear.»
[Vil]
Vilanova, Santiago. «Chernóbil: el fin del mito nuclear.»
22
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