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LOS MÁGENES CORREGIDO

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LOS MÁRGENES
Los parámetros para medir al ser humano son confusos. Establecer el valor
de una persona, compararla con otra, ¿cómo se hace? No hablo aquí de un
ranking de popularidad -las redes sociales han demostrado lo sencillo que
resulta-, sino a una verdadera clasificación según la valía de alguien para la
sociedad.
Todos los sistemas de evaluación con que nos examinamos como individuos
son parciales y, por tanto, arbitrarios: tenemos certámenes de belleza,
exámenes escolares, competiciones deportivas, oposiciones, test de
inteligencia, concursos televisivos y reconocimientos médicos. Pero al final
de todo esto, ¿qué sabemos? Pese a esta falta de datos fiables, los pilares
de la sociedad, quienes más aportan, quienes tiran del carro aparecen
nítidamente en nuestro imaginario. Más aún los otros, los que quedan en los
márgenes de esta definición. Aquellos que nos lastran y a quienes -depende
de la orientación de cada uno debemos ayuda y apoyo, o directamente
rechazo: discapacitados, inmigrantes, ancianos, enfermos, pobres, niños.
Ayer participé en una reforestación en la salina de San José; una actividad
voluntaria, una forma de echar la mañana y, de paso, contribuir algo a la
mejora de nuestro entorno. El grupo que trabajaba resultaba de lo más
variopinto. Veteranos con décadas de activismo que no ven desgastado su
compromiso. Personas con discapacidad intelectual que no tienen reparo
en sudar y hacerse llagas en las manos porque sí, sin esperar nada a
cambio. Gente venida de muy lejos, con largas historias a sus espaldas,
dispuesta a trabajar por una tierra que muchos le niegan. Niños sin apenas
fuerza para levantar la azada y sin la maldad de preguntarse por qué ese
trabajo no lo hacían otros.
Es solo una anécdota, pero la composición del cuadro la he visto ya
muchas veces. Siempre que la sociedad necesita gente decidida a
arrimar el hombro, aparecen. Quizás porque son los más conscientes de
que solos no llegaremos muy lejos. Creemos que necesitan nuestro
auxilio, y son ellos quienes están salvándonos de irnos a pique
como sociedad.
LIBERTAD PALOMA, El Diario de Cádiz, 27-enero-2019
1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto.
2. Indique y explique la intención comunicativa del autor, y comente
dos mecanismos de cohesión distintos que refuerzan la coherencia
textual.
3. ¿Qué parámetros serían los adecuados, en tu opinión, para medir el
valor de un ser humano? Elabore un discurso argumentativo, entre 200
y 250 palabras, en respuesta a la pregunta, eligiendo el tipo de
estructura que considere adecuado.
Materia: Lengua Castellana y Literatura. Grupo: 1º Bachillerato
B2.
SOLUCIONARIO
LOS MÁRGENES
Los parámetros para medir al ser humano son confusos. Establecer el valor
de una persona, compararla con otra, ¿cómo se hace? No hablo aquí de un
ranking de popularidad -las redes sociales han demostrado lo sencillo que
resulta-, sino a una verdadera clasificación según la valía de alguien para la
sociedad. //
Todos los sistemas de evaluación con que nos examinamos como individuos
son parciales y, por tanto, arbitrarios: tenemos certámenes de belleza,
exámenes escolares, competiciones deportivas, oposiciones, test de
inteligencia, concursos televisivos y reconocimientos médicos. Pero al final
de todo esto, ¿qué sabemos? Pese a esta falta de datos fiables, los pilares
de la sociedad, quienes más aportan, quienes tiran del carro aparecen
nítidamente en nuestro imaginario. Más aún los otros, los que quedan en los
márgenes de esta definición. Aquellos que nos lastran y a quienes -depende
de la orientación de cada uno debemos ayuda y apoyo, o directamente
rechazo: discapacitados, inmigrantes, ancianos, enfermos, pobres, niños.
Ayer participé en una reforestación en la salina de San José; una actividad
voluntaria, una forma de echar la mañana y, de paso, contribuir algo a la
mejora de nuestro entorno. El grupo que trabajaba resultaba de lo más
variopinto. Veteranos con décadas de activismo que no ven desgastado su
compromiso. Personas con discapacidad intelectual que no tienen reparo
en sudar y hacerse llagas en las manos porque sí, sin esperar nada a
cambio. Gente venida de muy lejos, con largas historias a sus espaldas,
dispuesta a trabajar por una tierra que muchos le niegan. Niños sin apenas
fuerza para levantar la azada y sin la maldad de preguntarse por qué ese
trabajo no lo hacían otros.
Es solo una anécdota, pero la composición del cuadro la he visto ya
muchas veces. // Siempre que la sociedad necesita gente decidida a
arrimar el hombro, aparecen. Quizás porque son los más conscientes de
que solos no llegaremos muy lejos. Creemos que necesitan nuestro
auxilio, y son ellos quienes están salvándonos de irnos a pique
como sociedad.
Libertad Paloma, El Diario de Cádiz, 27-enero-2019
Bloque II
1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto.
Primera (primer párrafo): Dificultad para establecer el valor humano de
una persona (idea secundaria).
Segunda (“Todos los sistemas…va muchas veces”): Opinión
generalizada basada en prejuicios (idea secundaria).
Tercera (“Siempre…sociedad”): La necesidad del abandono de los
prejuicios y de los criterios egoístas predominantes (idea
principal).
Se trata de una estructura inductiva, ya que la citada conclusión expresa la
idea principal, razón de todo lo anterior: abandonar los prejuicios injustos
acerca de aquellos que parecen ser, teóricamente, un problema y seguir,
justamente, su ejemplo para construir un mundo más solidario.
2. Indique y explique la intención comunicativa del autor, y comente
dos mecanismos de cohesión distintos que refuerzan la coherencia
textual.
La intención persuasiva, propia de los textos argumentativos, se manifiesta
a través de la crítica y la reflexión. Predomina, pues, la función apelativa
(argumentos, interrogaciones retóricas…).
Mecanismos de cohesión: señalados en el texto.
Materia: Lengua Castellana y Literatura. Grupo: 1º Bachillerato
B2.
Léxico-semánticos. Sinónimos (ser humano, persona, individuos), campo
semántico (de los “ciudadanos marginados”: discapacitados, inmigrantes,
ancianos, enfermos, pobres, niños, veteranos, personas con discapacidad
intelectual o gente venida de muy lejos; o con el hiperónimo, “sistema de
evaluación”, los hipónimos: certámenes de belleza, exámenes escolares,
competiciones deportivas, oposiciones, test de inteligencia,
concursos televisivos y reconocimientos médicos.), repetición léxica
(sociedad), anáfora léxica (quienes más aportan, quienes tiran del carro).
Gramaticales: Elipsis: hablo, examinamos, sabemos, participé, he visto
(el sujeto está omitido). Pronombres con valor anafórico (la, otra…) o
catafórico (otros, aquellos, quienes…).
Conectores: de adición (y), oposición (pero) o causa (porque).
3. ¿Qué parámetros serían los adecuados, en tu opinión, para medir el
valor de un ser humano? Elabore un discurso argumentativo, entre 200
y 250 palabras, en respuesta a la pregunta, eligiendo el tipo de
estructura que considere adecuado.
CLAVES DE COLOR:
. Conectores, adjetivos valorativos, sustantivos abstractos,
ordenadores del discurso. . Argumento de autoridad, argumento de
ejemplificación, de la experiencia,
contraargumento, de datos y estadísticas, lógicos (causaconsecuencia), máximas o refranes.
EJEMPLO 1
Los seres humanos somos muy diferentes entre nosotros.
Actualmente, el criterio fundamental que nos indica nuestra
estimación dentro de la sociedad es la política. Cumplir las leyes
establecidas conlleva, supuestamente, tener un mayor valor
como persona. No obstante, ¿realmente prevalece la política sobre
la ética?
En primer lugar, es necesario destacar la frase célebre de Ayn Rand “la
ética es un código de valores que guía nuestras decisiones y acciones, y
determina el propósito y rumbo de nuestras vidas”. Esta disciplina nos
permite vivir de una forma más afable desde la libertad. En segundo lugar,
negar la inmensa importancia de la ética implica refutar también la
copiosidad de modelos que aparecen a lo largo de la historia, por ejemplo,
el experimento de Milgram, que nos demuestra cómo personas singulares y
habituales comenten infamias desmesuradas justificadas por las órdenes
recibidas. En consecuencia, por un lado, la política es una ciencia
imprescindible, dado que se encarga de organizar las sociedades humanas
de la mejor manera; sin embargo, por otro lado, no denota el valor del
hombre. Por el contrario, la ética estudia tanto el bien y el mal como sus
relaciones con la moral y el comportamiento humano.
Para concluir, el mejor indicador de la virtud de los hombres es la disciplina
filosófica de la ética. El estudio de todas las posibilidades de vida para
encontrar lo que nosotros consideramos positivo, en lugar de acatar lo
impuesto por la sociedad. Así, distinguimos nuestro propio camino acorde
con nuestras creencias.
ADELAIDA NAVAS CABRERA
EJEMPLO 2
Tememos al Juicio Final, pero lo que no sabemos es que día tras día
estamos sometidos a uno aún más cruel, el del ser humano. El porqué de su
atrocidad no es tan complejo: no podemos establecer estándares objetivos.
Por consiguiente, ¿qué se debe hacer para ser lo más justos a la hora de
juzgar?
En primer lugar, los prejuicios son uno de los notables inconvenientes de
nuestra sociedad, así lo mostró la británica Jane Austen en su excelente
Orgullo y Prejuicio. En este caso se contraponen, completamente
injustificados, dos de los rasgos del ser humano: por un lado, el orgullo de
Mr. Darcy y, por el otro, el prejuicio de Bennet. En segundo lugar, la
opinión pública es contradictoria en lo referente a este punto. Hay un
evidente rechazo, aunque un obvio ‘consumo’. Sin embargo, siempre son
aclamadas la honestidad y la sinceridad a la hora de expresar juicios de
valor, independientemente de la severidad del comentario. Por último,
tomemos como referencia el dicho popular de ‘Juzgar una persona no
define
Materia: Lengua Castellana y Literatura. Grupo: 1º Bachillerato
B2.
quién es ella… define quién eres tú’. Al fin y al cabo, nos
precisamos en nuestros dictámenes y acabamos por decir más de
nosotros que de los demás.
En conclusión, no es posible ser justos, pues la justicia es digna de utopía.
No obstante, la franqueza y cordialidad pueden optimizar nuestras
sentencias y son, en realidad, la única contingencia de objetividad en
nuestros veredictos.
JORGE GARCÍA GÁMIZ
EJEMPLO 3
Con el transcurso del tiempo, la sociedad ha evolucionado radicalmente. A
menudo, nos juzgamos y clasificamos por infinidad de motivos. Por lo
tanto, ¿es ético y moral valorar a las personas por unos estándares
establecidos?
En primer lugar, en el día a día nos enfrentamos a unos parámetros que
supuestamente nos definen cómo útiles y especifican nuestro valor. Esto
resulta absurdo si lo visualizamos desde una perspectiva diferente. Por
ejemplo, una persona que no haya obtenido unas altas calificaciones, no
podrá acceder a una carrera muy demandada por ese simple hecho; sin
embargo, esa calificación no define quién es ni sus capacidades. En segundo
lugar, por un lado, hay quien opina que estos estándares son
imprescindibles o que necesitamos una manera de clasificar a la sociedad.
En cambio, por otro lado, se están desperdiciando aquellos talentos de los
individuos excluidos por no formar parte de los erróneamente denominados
‘normales’. El valor de alguien no habita en su coeficiente intelectual o
sus posesiones. Por ello, considero oportuno citar una frase de C.S Lewis:
“La educación sin valores parece hacer al hombre un demonio más
inteligente”.
En conclusión, las medidas establecidas no resultan rentables puesto
que provocan inseguridades y falta de confianza en nosotros mismos,
aunque no sea real; de esta manera, nos desmotiva. Por todo ello, no
debemos concebir una sociedad similar a la actual sino que tenemos
que comprometernos tanto a aspirar a más, como a tratar
de erradicar todas las cuantificaciones.
MARÍA GARRIDO FERNÁNDEZ
EJEMPLO 4
Aunque el hecho de asignar una calificación a una persona de acuerdo a los
estándares establecidos resulte elemental, la complejidad de esta misma
cuestión puede que escape a nuestra percepción actual de la sociedad.
Llegados a este punto, nos cuestionamos: ¿son los cánones impuestos fieles
a la realidad? ¿Nos definen tal y como somos?
En primer lugar, puesto que estos criterios establecidos son
mayoritariamente aceptados, no son habitualmente criticados o
desmentidos. Sin embargo, una vez superado este invisible pero empinado
escalón, obtenemos esta valiosa capacidad referida. En otras palabras,
desde el punto de vista adecuado, es posible vislumbrar la verdadera
naturaleza de estos estudios, la injusticia que los caracteriza. Como dijo
Albert Einstein al respecto: “procure no ser un hombre con éxito, sino un
hombre con valores”. A partir de esta máxima y en conjunto con la idea
anterior, se hace evidente la relevancia de los factores puramente humanos
por encima de meras notas, puntuaciones o diplomas vacíos. En segundo
lugar, de igual modo, apreciamos cómo personas exitosas presuntamente en
el culmen de la felicidad se derrumban interiormente al reconocer que
ninguna cantidad de títulos, dinero o medallas puede llenarles. Por un lado,
llegan a la conclusión de que deben buscar algo más, trascender más allá
de estos bienes mundanos y dejarlos en un segundo plano. Por otro lado,
pasa a ser una prioridad desarrollarse plenamente como ser
humano, explorar nuestros pensamientos y marcar como meta una abierta y
flexible mentalidad. En síntesis, de acuerdo con todas estas ideas
expuestas, debemos reflexionar individualmente y valorarnos de forma
sincera, honesta y justa. Alcanzada esta posición, se nos va a descubrir cuál
ha de ser el criterio correcto, el método adecuado que ocupe la posición de
las evaluaciones actuales. Asimismo, podemos ver a los demás con otros ojos
y descubrir los tesoros que guardan.
VÍCTOR NAVARRO TRUJILLO
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