Renato Descartes

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R. Descartes
5. RENATO DESCARTES
Nació el 31 de marzo de 1596 en La Haya (Turena). Pertenecía a la pequeña nobleza y se formó
con los jesuitas estudiando matemáticas y filosofía escolástica. Deja el colegio sin quedar convencido de
ninguna escuela. Estudia derecho en Poitiers y París para enrolarse posteriormente en el ejército. Participa
en la Guerra de los 30 años sin entrar nunca en combate y se alista tanto en el ejército protestante de Mauricio de Nassau como en el católico de Maximiliano de Baviera.
La noche del 10 de noviembre de 1619 tuvo tres sueños, en ellos entrevé el camino que conduce
al fundamento de la ciencia mediante la aplicación de un método similar al de las matemáticas. Viaja
durante unos años y se establece en Holanda (1628), donde vive por veinte años, salvo esporádicas visitas
a Francia. A esta época pertenecen sus grandes obras. En octubre de 1649 viaja a Estocolmo como profesor de la reina Cristina de Suecia, allí enferma de pulmonía y muere el 11 de febrero de 1650. Sus obras
más destacadas son: Reglas para la dirección del ingenio (espíritu) (1628); Discurso del método (1637);
Meditaciones metafísicas (1641).
5.1 CONTEXTOS HISTÓRICO, SOCIOCULTURAL Y FILOSÓFICO
Contexto Histórico
Es un momento histórico en el que se ha producido la transición del feudalismo al capitalismo,
con las consiguientes crisis en diversos sectores: económicos, sociales, políticos, religiosos, científicos y
filosóficos. El capitalismo ha avanzado como nuevo modo de producción y el mercantilismo como nueva
política económica. Dos son los hechos históricos fundamentales, de un lado el paso de la monarquía autoritaria a la absoluta, en Francia comienza con Luis XIII y culmina con Luis XIV el Rey Sol (iniciado por
Richelieu y Mazarino), en España Felipe IV, y Carlos II y la dictadura de Cromwell en Inglaterra. Este tipo de
autoridad se basa, entre otras razones, en el protagonismo de la burguesía que apoyando económicamente
al monarca, recibe cargos, títulos y monopolios enfrentándose a la antigua nobleza. Por otra parte, es la
época en que acontece la Guerra de los 30 años (1618-1648), en la que Descartes participa, que de ser un
conflicto religioso (príncipes protestantes contra los católicos Habsburgo) acabó convirtiéndose en lucha por
el poder en Europa, finalizando con la Paz de Westfalia en la que España perdió la hegemonía para cedérsela a Francia. La Guerra dejó en claro la pérdida de la unidad religiosa en Europa desde Lutero (1517), tras
la reforma protestante iniciada en Alemania (s. XVI), la Iglesia Católica respondió con la Contrarreforma.
Estas diferencias religiosas dieron lugar a graves conflictos entre católicos y reformados o protestantes.
Contexto Sociocultural
En lo social se consolida la organización estamental: nobleza, clero y tercer estado (burguesía,
campesinado, obreros, criados, artesanos y marginados). Por el éxodo del campo a la ciudad, los campesinos pasan a ser trabajadores de la manufactura y de aquí se evolucionará hacia la fábrica. La burguesía
reclama una consideración social superior frente a la nobleza y el clero y propone una estructuración social
desde la razón como principio de todo orden social. Es la época de los descubrimientos geográficos y de
la emigración a esos nuevos lugares desarrollándose el comercio y las industrias. El arte del momento, el
barroco, expresa las contradicciones de la época al olvidarse del quietismo renacentista y manifestar la
inquietud y la duda propias del momento. Algo que también se nota en la religión, al convivir diversas doctrinas como el luteranismo (Alemania y países escandinavos), el calvinismo (Suiza, Holanda, Escocia), anglicanismo (Inglaterra) y catolicismo (resto de Europa). En las expresiones artísticas encontramos literatos
de la talla de Shakespeare, Cervantes, Lope y Calderón; en Francia destacan Racine, el teatro de Molière y
las fábulas de La Fontaine. Y en pintura encontramos a Caravaggio, Rubens, Van Dyck y Rembrandt.
Contexto Filosófico
Ante la inestabilidad y la duda por el fin del tomismo aristotélico y el teologismo dogmático, se ve la
necesidad de una nueva concepción del mundo basada en la razón: es el momento del racionalismo. Sus
orígenes están en la interpretación de la realidad que hace G. de Occam dando más importancia al singular
frente a lo abstracto y universal y en el yo como punto de arranque del análisis filosófico. En el Renacimiento se dieron los supuestos que produjeron un cambio de la imagen del mundo y de la búsqueda de un
nuevo método para su explicación. La revolución científica iniciada en el XVI con las nuevas ideas de
astronomía como las de Copérnico, se continuaron en tiempos de Descartes con las de T. Brahe, J. Kepler
y G. Galilei. El mismo Descartes usa el atomismo para dar una explicación física del cosmos de Copérnico
que fue usada por los científicos del s. XVII que defendían el heliocentrismo. También en su época existía
un cierto escepticismo acerca de la posibilidad de tener un conocimiento seguro, lo que lleva a Descartes
a elaborar su método y la duda para ser riguroso en la afirmación del conocimiento.
5.2 LÍNEAS PRINCIPALES DE SU PENSAMIENTO
A partir de sus sueños se propone: crear una ciencia general que someta la realidad al método
matemático, así la física no dependería de los sentidos, sino solo de la razón. Y crearla como reacción a
la filosofía escolar de su tiempo, caracterizada por el desacuerdo en todo, que había llevado al escepticismo. Para ver claro en nuestras acciones y proceder con seguridad en esta vida eligiendo lo que el
entendimiento muestre a la voluntad. Esta ciencia general lograría la unidad de las ciencias usando un
único método obtenido desde las matemáticas y se convertiría en una ciencia total (árbol).
Historia de la Filosofía, 2º Bach. Colegio S. Agustín (Madrid), 1
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5.2.1 Teoría del conocimiento
La única manera de adquirir un conocimiento con certeza y evidencia será mediante el uso del método que
Descartes define como: “las reglas ciertas y fáciles, mediante las cuales el que las observe exactamente no tomará
nunca nada falso por verdadero, y, no empleando inútilmente ningún esfuerzo de la mente, sino aumentando siempre
gradualmente su ciencia, llegará al conocimiento verdadero de todo aquello de que es capaz”. Como la inteligencia
es en todos los hombres la misma, el método ha de ser uno y universal, aplicable a todo conocimiento y
con el objetivo de facilitar el uso natural de la razón que, abandonada a sí misma, no se equivoca. Descartes da 21 reglas que reduce a 4: 1)La evidencia: no admitir nada más que lo que se presente clara y
distintamente a mi espíritu; 2)El análisis: dividir las dificultades en tantas partes como fuera posible y
necesario para resolverlas más fácilmente; 3)La síntesis: comenzar por lo más simple, para ascender
gradualmente al conocimiento de lo más complejo; 4)La enumeración y la revisión: realizar enumeraciones completas y revisiones amplias para no omitir nada..
Al querer asentar el edificio de la filosofía sobre una base inconmovible, sólida, que resista hasta los ataques de los escépticos, necesita establecer un punto de partida cierto, seguro, una verdad primaria
indudable, una idea que le sirva para deducir de ella todas las demás de una manera infalible. Esa
idea debe ser clara: presente y manifiesta en la inteligencia que la intuye; distinta: separada de las demás
ideas; simple: indivisible, lo más simple y fácil de conocer; evidente: conocida por sí misma; intuitiva; indudable; innata.
El procedimiento: la duda cartesiana. Para llegar a esa certeza hay que dudar, pues mediante la duda
nos liberamos de todas las opiniones recibidas, que son prejuicios, y construimos el edificio de la
metafísica sobre fundamentos totalmente nuevos. La duda no es un fin en sí misma, sino un medio
para llegar a la verdad y un instrumento para elaborar una filosofía sólidamente construida. Hay cuatro motivos para dudar: el engaño de los sentidos; la confusión entre el sueño y la vigilia; la hipótesis de un
Dios engañador; y la hipótesis de un genio maligno. Hay que examinar las certezas admitidas en la conciencia, sometiéndolas a crítica para eliminar todos los conocimientos en que pudiera hallar error.
El resultado: el cogito: como resultado de la duda, encuentra una evidencia primera, la realidad del
propio sujeto pensante. Es la conciencia simultánea del hecho de su pensamiento y de su propia
existencia: “advertí que, mientras quería pensar que todo era falso, era totalmente necesario que yo, que lo pensaba,
fuese alguna cosa. Y observando que esta verdad: pienso, luego existo, era tan firme y tan segura, que ni siquiera las
más extravagantes suposiciones de los escépticos eran capaces de echarla abajo, juzgué que podía sin escrúpulo recibirla como el primer principio de la filosofía que buscaba”. Podemos dudar de todo, de lo único que no se puede
dudar es de la existencia real del yo, como sujeto (sustancia) que piensa. Por lo que el “cogito, ergo
sum” es una certeza y una verdad inamovible.
Las ideas: por el criterio de certeza, ideas claras y distintas, distingue tres clases de ellas: Adventicias o
adquiridas, provienen de la experiencia sensible, de la enseñanza o el trato con los demás por lo que no
podemos tomarlas como base para nuestro conocimiento; Artificiales o facticias, las elaboramos nosotros
en nuestra imaginación y voluntad por lo que tampoco podemos tomarlas como base para nuestro conocimiento; Innatas o naturales, proceden de Dios al ser el autor de nuestra naturaleza y brotan de manera
natural de nuestra facultad de pensar. Son las ideas en sentido propio: evidentes, intuitivas y verdaderas
porque proceden de Dios y están garantizadas por su veracidad. Son: el alma, Dios y la materia.
5.2.2 La Metafísica y la sustancia.
Descartes define la sustancia como “la cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna
otra para existir”. Cada sustancia es definida por un atributo propio y cada atributo se expresa en diferentes modos y distingue tantas clases de sustancias cuantas ideas claras y distintas podemos concebir, así:
Res cogitans (alma): finita, su atributo es el pensamiento y sus modos: amar, dudar… Es creada, la sustancia pensante, independiente del cuerpo; Res infinita (Dios): infinita, su atributo es la infinitud y su modo, todas las perfecciones, es la sustancia perfecta; Res extensa (cuerpos): finita, su atributo es la extensión y sus modos, el peso, medida… es la sustancia corpórea. Descartes no procede de la realidad a la
idea, sino a la inversa; parte de la idea (esencia objetiva) para dar el salto a la realidad existente.
5.2.2.1 La antropología.
Desarrolla lo relativo a la sustancia pensante. Afirma que: el alma es una sustancia y su
atributo fundamental es el pensamiento (en el alma, pensar y ser es lo mismo); es una, simple, indivisible, inmortal y posee varias facultades distintas (entendimiento y voluntad). Sobre la unión cuerpo y
alma dice que se distinguen como dos sustancias distintas e irreductibles, al alma le corresponde el
pensamiento y al cuerpo, la extensión; se trata de una unión accidental que Descartes no aclara suficientemente. Sitúa el punto de unión en la llamada “glándula pineal” que se ubica en el cerebro. Al cuerpo le
corresponde el reino de la necesidad, como mecanismo que es, y al alma, el de la libertad. No se puede
2, Historia de la Filosofía, 2º Bach. Colegio S. Agustín (Madrid)
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dudar de su existencia pues es la perfección fundamental del hombre y consiste en elegir lo que es propuesto por el entendimiento como bueno y verdadero (sometimiento positivo de la voluntad al entendimiento)
5.2.2.2 Existencia y naturaleza de Dios.
Partiendo de la idea del yo como sujeto pensante, llega a la idea de Dios, que es quien garantiza la verdad de nuestro conocimiento claro y distinto. Esta idea es innata y por ella entiende: “una
sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, por la cual yo mismo
y todas las demás cosas que existen hemos sido creados y producidos”. El origen de la idea de Dios
es el mismo Dios que la ha infundido en la inteligencia al crearnos. Dios es una cosa que piensa y que
tiene en sí la idea de todas las perfecciones; es la primera Idea que no es causada y que no necesita de
ninguna otra idea para ser explicada. Es la suprema realidad en la cual el cogito y el sum se identifican
plenamente garantizando la verdad y la existencia del mundo.
Las pruebas de la existencia de Dios suponen que poseemos la idea innata, clara, distinta y
objetiva, aunque inadecuada de Dios, o sea, de lo perfecto e infinito. Descartes propone tres argumentos: 1)Prueba por la idea de lo perfecto e infinito: entendemos lo infinito y perfecto como algo positivo y
primero, aunque conozcamos nuestra propia imperfección antes que la perfección de Dios que realmente es
anterior pues nuestra imperfección es un defecto y negación de aquella. Luego esta idea de Dios que se da
en nosotros tiene que tener por causa a Dios y, por lo tanto, Dios existe; 2)Prueba por la contingencia de
mi ser imperfecto que tiene la idea de Dios: en la sustancia pensante, imperfecta y finita, se halla la idea
de Dios, que es perfecta e infinita por lo que Dios se muestra como causa de la existencia misma del yo;
3)Argumento ontológico: tenemos la idea clara y distinta de un ser soberanamente perfecto, en esa idea
está comprendida su existencia, luego en la naturaleza de Dios se incluye su existencia.
5.2.2.3 La realidad.
Después de haber establecido el yo como primer principio y de demostrar la existencia de
Dios, se propone examinar si existen cosas materiales. Dios no nos puede engañar sobre la existencia del mundo externo su existencia es la garantía de que las cosas materiales existen efectivamente, que
tienen realidad. La esencia de las cosas materiales es la extensión, idea clara y distinta, innata en nuestro entendimiento, que es la causa en mí de todas las demás cualidades que percibo de los cuerpos, como
color, dureza, peso… y la única condición que se exige para que los cuerpos existan. Así distingue entre:
Cualidades primarias: extensión, dureza, figura, movimiento, reposo, gravedad, atracción que son objetivas
y se hallan realmente en los cuerpos; y Cualidades secundarias: color, olor, sabor… son subjetivas y producidas por la acción mecánica del movimiento de los cuerpos. La realidad no posee cualidades secundarias,
sólo las primarias por lo que la física cartesiana es mecanicista, es decir, pretende demostrar los fenómenos
naturales a través de la materia y el movimiento que sigue unas leyes determinadas matemáticamente
(inercia, movimiento rectilíneo y conservación del movimiento).
5.2.3 La moral.
Propiamente no escribió un tratado de moral, sino una especie de moral provisional con una serie
de reglas en las que la razón se erige en guía para vivir lo más feliz posible: obedecer las leyes y costumbres de mi país; ser en mis acciones lo más firme y resolutivo que pudiera; intentar siempre vencerme a mí antes que a la fortuna, y cambiar mis ideas antes que el orden del mundo; emplear toda mi
vida en cultivar mi razón y avanzar tanto como pudiese en el conocimiento de la verdad, siguiendo el
método que me había prescrito.
En las reflexiones últimas de su vida, señala la necesidad que tiene la moral de un estatuto científico para alcanzar la felicidad. Las verdades útiles para discernir en todas las acciones de nuestra vida qué
es lo mejor son: que Dios existe; que la naturaleza de nuestra alma subsiste sin el cuerpo y es mucho más
noble que él; la grandeza del universo; y que es necesario preferir los intereses comunes a los propios.
Las pasiones: son las percepciones o sentimientos que hay en nosotros y que afectan al alma sin
tener su origen en ella. Su origen se halla en las fuerzas que actúan en el cuerpo y son: involuntarias pues
no se controlan al originarse fuera del alma racional; inmediatas; no siempre racionales: por lo que pueden
significar una cierta servidumbre para el alma. No hay que rechazarlas o erradicarlas por principio, no hay
que enfrentarse a ellas como tales, sino a la fuerza ciega con que tratan de arrastrar la voluntad de un modo
inmediato, sin dejar lugar para la reflexión razonable. La tarea del alma es someterlas y ordenarlas conforme al dictado de la razón.
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