Subido por Mariana Cordero

Teoria Urbana

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Universidad de Costa Rica
Escuela de Arquitectura
Teoría e Investigación Urbana
Ejercicio evaluado I
Prof: Dra. Zuhra Sasa Marín
Mariana Cordero Mantilla
B72303
I Semestre, 2021
Para entender la visión de las ciudades y hablar de ellas desde una posición
crítica, es indispensable y necesario comprender sus inicios y cómo desde la
aparición de pequeñas aldeas, se fue logrando una transformación urbana hasta
llegar al resultado de las ciudades que conocemos en la actualidad.
Hace aproximadamente diez mil años, se inicia un proceso de asentamiento,
domesticación y regularidad en la sociedad, a partir de entonces aparece la
domesticación de plantas, animales y la domesticación de personas que logran
generar estructuras de regulación.
En el momento en el que existió una búsqueda por alimentos y reproducción, fue
donde hubo un cambio, no solo de escala, de las aldeas a las ciudades. Se buscaba
un objetivo que funcionara más allá de la supervivencia, sin embargo, los elementos
que caracterizaban o formaban las aldeas, también debían ser rescatados y
conservados y posteriormente integrados a las nuevas tipologías de ciudad. Es
entonces donde entran otros personajes a la historia, y se destacan ingenieros,
sacerdotes, militares, entre otros.
En un principio, existía una igualdad de posiciones sociales y económicas dentro de
la ciudad, donde todos sus integrantes eran parte fundamental de la misma y
personas que la constituían. Sin embargo, también hubo transformaciones
colectivas, por ejemplo las personas que se convertían en reyes y quienes eran las
personas con atributos divinos.
«Con el surgimiento de las ciudades se logró que muchas funciones
hasta entonces diseminadas y desorganizadas fueron reunidas dentro
de una superficie limitada y se mantuvo a las partes integrantes de la
ciudad en un estado de tensión dinámica e interacción. Demostró ser
un medio para expresar la exaltación del poder sagrado y secular y se
convierte en un símbolo de lo posible. Este elemento dinámico de la
ciudad no procedió de la aldea. Hay que tener presente que la religión
reclamó primacía frente a la técnica o la política. Estas etapas
formativas llevan miles de años. Los avances técnicos y los primeros
vestigios urbanos más antiguos, que hoy se conocen, tienen unos cinco
mil años, lo cual coincide con la expansión tecnológica del poder
humano».1
Por otro lado, en los primeros modelos de las ciudades latinoamericanas, los
procesos económicos, aún es el espacio urbano estaban dirigidos fuertemente por el
estado. A partir de ese momento, todos los países latinoamericanos a excepción de
Cuba, decidieron cambiar el paradigma económico del que se regían anteriormente,
y se vieron muy influenciados por la globalización, tema que será ampliado
posteriormente.
A nivel de contextualización, dentro del texto que nos proporciona Alex Borsdorf,
Cómo modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad latinoamericana nos
presenta una estructura dividida en tres componentes principales a raíz de la
planificación urbana y la manera en que las ciudades latinoamericanas fueron
evolucionando. En primera instancia, como punto de partida, se presentan una serie
de advertencias preliminares, donde se muestran los esquemas estructurales
generalizados de las ciudades latinoamericanas, que estaban situadas siempre al
final de importantes fases de la urbanización. Es aquí en esta etapa donde la ciudad
cambia, desde una masa o cuerpo compacto hacia un perímetro sectorial.
Se dan a partir de este desarrollo, cambios a niveles económicos, sociales y
espaciales, así como urbanos, sobra decir.
1
Fabio Zambrano, «La ciudad en la historia» (Colombia: Universidad Nacional de Colombia) 124-125.
Como segundo punto, se presenta la época colonial: ciudad compacta. Este punto es
de gran importancia porque nos describe la manera en que se fue expandiendo la
ciudad. En principio, la capital era el centro, que se encontraba rodeada por la plaza
mayor (conocida como plaza de armas), que caracterizaba poder y un estatus
socioeconómico favorable. Además, actuaba como el núcleo de la vida social y la
posición social de los ciudadanos estaba determinada por la distancia existente
entre sus casas con la plaza mayor. Es por tanto, que la aristocracia, los
conquistadores y los dueños de la corona eran quienes residían más cerca a la
misma.
Por otro lado, la clase media se localizaba en el círculo siguiente, si de radios
hablamos. El puesto lo ocupaban artesanos y comerciantes. Por último, los pobres,
indios y mestizos eran quienes tomaban el último puesto de la lista y residían en
espacios muy periféricos alejados de la civilización y de la vida urbana, puesto que
nadie quería que fueran integrados dentro de la ciudad.
A partir de entonces, podemos entender como desde la etapa de la colonización ya
existe, y en mayor énfasis un rezago y una segregación hacia los pobres, los
mestizos, los negros, los indios. Además de las mujeres y los niños, que son todos
grupos sociales caracterizados como minorías, debilidades y que no aportan
positivamente a la ciudad.
En los años 1820-1920 aprox, se encuentra la primera fase de la rápida
urbanización, que es denominada como la ciudad sectorial. En este punto, el
crecimiento se evidencia con el desarrollo de las primeras zonas industriales, y la
clase alta está dirigida hacia boulevards que provenían de Europa, es decir, se iban
alejando del centro y de las plazas principales y ahora buscaban, de manera
privilegiada, una individualidad.
La década siguiente, hasta el año 1930, que es la segunda fase de la rápida
urbanización, denominada como ciudad polarizada, el concepto de “desarrollo hacia
afuera” empezó a ser desplazado por el “desarrollo hacia adentro”
«En las primeras décadas de esa época, los barrios de la clase baja y
de grupos marginales se expandieron en el centro a través de
estructuras en forma de pasaje, llamadas "cité" o "casita" en Chile y
"vecindad" en México. Éstas eran construcciones que imitaban el
modelo del conventillo, construidas de una manera parecida. Al otro
lado de la ciudad, los ricos se alejaban cada vez más del centro de la
ciudad. Barrios exclusivos con casas y bungalows, calles amplias y
extensas áreas verdes proliferaron en el "barrio alto" de cada ciudad.
Hacia el final de esta época nacen los primeros centros comerciales,
como réplicas de los shopping centers estadounidenses, y
rápidamente devinieron en focos del crecimiento de nuevos barrios de
lujo».2
Dicho esto, entendemos entonces que las ciudades se fueron desarrollando
en beneficio de las personas con mayores posibilidades socioeconómicas, y que los
espacios que debían ser diseñados para el público y los verdaderos habitantes de la
ciudad, eran realmente diseñados para acomodar actividades que benefician a
ciertas personas y excluyen a otras.
Todo lo anterior fue mencionado para que se pudiera comprender la expansión y
diseño de las ciudades como un concepto global y a partir de ahí poder generar
discusión crítica de la teoría urbana, según la visión de Neil Brenner.3
2
Nilson Espino «La segregación urbana: una breve revisión teórica para urbanistas» (Panamá: Revista de
arquitectura) 10, 34-47
3
Neil Brenner «¿Qué es la teoría urbana crítica? 10-14
Comencemos por nuestra ciudad, nuestra capital, San José. Setha Low en su
escrito, transformaciones del espacio público en la ciudad latinoamericana: cambios
espaciales y prácticas sociales4, nos señala un estudio profundo sobre el concepto
del espacio público dentro de la ciudad de San José y hace un análisis
especialmente sobre La Plaza de la Cultura y El Parque Central.
“Un espacio público se refiere a cualquier espacio abierto en el cual se reúne un
número de personas”.
Nos podemos formular el siguiente cuestionamiento con base a la premisa anterior:
¿Es el espacio público de San José un lugar que invite realmente a que un número
de personas sea reunido?”
Con lo estudiado en clase, podemos determinar y concluir que la ciudad de San José
es una ciudad que separa, que divide, que segrega. Una ciudad de paso, que las
personas tienden a utilizar a la hora en la que se deben desplazar a sus lugares de
trabajo, residencias, academias, entre otros. Se ha convertido en un espacio
carrocentrista, donde toda la atención se le da al vehículo y se pretende mejorar la
espacialidad para el mismo y ¿qué pasa con el peatón?
Entendemos a San José como una ciudad que se ha concentrado más en suplir las
necesidades del turista que las de su habitante local.
Y si nos devolvemos un poco en la historia, podemos hacer relación con una San
José amurallada en la actualidad, y no me refiero necesariamente a murallas
literales de algún material sólido que se encargue de dividir y partir la ciudad, sino,
y peor aún en una segregación social, económica y cultural.
4
Setha Low «Transformaciones del espacio público en la ciudad latinoamericana: cambios espaciales y
prácticas sociales» 2-6
La segregación urbana es uno de los principales retos del urbanismo actual.
Podemos analizar este tema desde una perspectiva de desigualdad social, que es al
final de cuenta a lo que nos hemos estado refiriendo hasta este momento.
«A partir de Marx, la desigualdad en las sociedades modernas se ha
analizado a través del concepto de clases sociales, entendiendo éstas
como grupos sociales con posiciones diferentes –desiguales– en la
estructura productiva de la sociedad –y., los dueños del capital o la
tierra, los obreros, etc. Esta clasificación, sin embargo, tiene una
limitada utilidad a la hora de analizar cómo estos distintos grupos
ocupan el suelo urbano y conforman patrones de segregación social
sobre el territorio. La tentación es siempre asumir, de manera más bien
simplista, que estas distintas clases se segregan voluntariamente –en
el caso de las clases dominantes– o de manera forzada –en el caso de
las clases dominadas– de forma que la ciudad resultante sea
“funcional” a la reproducción del sistema económico».5
Existe una teoría económica que reduce la segregación residencial a un resultado
natural de las decisiones de mercado. Es decir, cada persona escoge su lugar de
residencia con respecto a sus gustos y a sus capacidades monetarias de adquisición,
y se crean vecindarios con similitudes en características. Pero, ¿qué pasa cuando se
es forzado a vivir en cierto lugar específico porque se es pobre y a los pobres se les
quiere fuera de la ciudad, del centro, del núcleo? No se pretende que se relacione
una ciudad o un país con las personas que han sido segregadas, sino más bien con
su belleza, con el lado más positivo de la moneda, con una patriarcalidad blanca,
heterosexual, y proovedora, que pueda generar atracción a quienes en ella no
habitan.
5
Nilson Espino «La segregación urbana…» 34-47
«El consumo de bienes, incluyendo la vivienda, tiene que verse como
algo no muy distinto al uso de un lenguaje, a través del cual los
miembros de una sociedad definen su identidad y lugar en la sociedad.
Desde esta perspectiva, vemos la clasificación de bienes de consumo
en el mercado como la manifestación material de una clasificación de
personas y roles sociales –desiguales o no. Es decir, los bienes que
consumimos definen el tipo de persona que somos dentro del orden
simbólico establecido».6
La diferenciación social y la disminución de la misma podemos asimilar con el
estatus, acá entra en juego el papel importante que tiene el dinero, porque si bien,
es estatus es proporcionalmente a la cantidad de bienes adquiridos por una
persona, la conclusión es que el concepto se basa más bien en lo intangible y lo
intrínseco que el dinero significa.
Por ejemplo, la manera de actuar, de dialogar, de vestirse, la educación cultural,
social y académica. Además de las personas con quienes nos relacionamos, los
lugares que acostumbramos, las prácticas aprendidas, entre otros.
“Un análisis productivo del tema puede iniciarse con la distinción que
ha delineado con toda claridad Dumont (1980) entre sociedades de
ideología jerárquica e igualitaria. Para Dumont, las sociedades de
ideología jerárquica –las cuales prevalecieron en el mundo
pre-moderno– son sociedades organizadas en rangos o clases que
todo el mundo reconoce y que cuentan con el aval –y justificación– de
su cosmología religiosa. La ideología dominante defiende un orden
social desigual, pero donde todo el mundo –cada grupo o clase– tiene
6
Nilson Espino «La segregación urbana...» 34-47
“su lugar” dentro de la estructura, incluyendo derechos y
responsabilidades específicas. Si bien hay, por supuesto, dominación
–como hoy en día se entiende el término– usualmente se reconoce el
derecho de los grupos subalternos a sobrevivir y a participar en la vida
social.”7
En la Europa medieval, los pobres generalmente vivían en los patios internos de las
personas adineradas o con poderes adquisitivos mayores, o en pisos de menor
categoría si se trataba de viviendas en vertical, y los pisos de las familias ricas
tenían tipos de identificación especial como es el caso de la familia noble italiana.
Es decir entonces que el dinero es más un camino, que el destino y que la posición
se logra a través del consumo y el comportamiento adecuado.
En relación a las segregaciones y a la diferenciación de clases, podemos
finalizar este ensayo basándonos en el texto escrito por Eduardo Galeano y
denominado El sacrificio de la justicia en los altares del orden. Los prisioneros.8 El
texto narra una visión y perspectiva empática con los pobres y con las comunidades
rezagadas dentro de una ciudad.
El estado, desde un poder de privilegio es quien se encarga de “asesinar” por acción
y por omisión, tal como lo describe el artículo. Son, según Galeano, los actores
principales de una obra completa de injusticias que existen dentro de la ciudad. Son
quienes se encargan de recalcar a la minoría, que son minoría, a apoderarse de
salarios enanos, de abuso de poder, y un largo etcétera.
Es muy probable que el estado no pueda jugar al papel de madre piadosa, como
bien se menciona, pues sería una falacia y una farsa para quienes tienen que sufrir
por las beneficencias que el mismo recibe.
7
8
Nilson Espino «La segregación urbana… » 34-47
Mientras tanto, crecen dentro de la ciudad la pobreza, los asaltos, las violaciones,
los crímenes, la inseguridad y con ello, el no poder ofrecer una ciudad sana para
quienes la habitan. Como integrante de una sociedad, me da miedo que es lo que
tiene el mundo para ofrecerme fuera de mi hogar, fuera de mi metraje cuadrado de
confort. ¿Volveré viva a casa? ¿Qué actitudes tendré que soportar hoy por parte de
mis “superiores”, de los hombres, del estado, de mis profesores, de mis
compañeros? ¿Qué beneficios me brinda la sociedad, la ciudad?
La criminalidad crece más rápido que los recursos para poderla erradicar, es decir,
existen más delincuentes en las calles que policías, y eso se traduce
proporcionalmente a que hay más inseguridad que seguridad para poder ofrecer a
los ciudadanos y esto condena cada vez a más gente a la desesperación.
La televisión y los medios de comunicación latinoamericanos en su mayoría, han
jugado un papel importante en las opiniones públicas, puesto que los canales que
tienen una gran plataforma, contrario a proporcionar información valiosa y positiva,
creen únicamente en el morbo y el amarillismo. De nuevo, un mundo que gira en
torno al dinero.
Los mismos expresan únicamente tragedias, muertes, asesinatos, violacione y
lamentablemente quienes son los mayores consumidores de esta información, son
los niños.
Además, se han encargado de transmitir una información errónea, pues rescatan y
se elogian de que quien tiene más (económicamente hablando), es mejor, es más
valioso, no va a pasar por situaciones dolorosas a lo largo de su vida, va a crecer en
plenitud, mientras que quien no tiene, no existe.
Se habla de los presos también, las cárceles a nivel latinoamericano están a
explotar de personas pobres, porque por supuesto no se van presos quienes tienen
el dinero para no irse presos. ¿Han dejado los presos de ser seres humanos sin
dignidad por estar en la cárcel?
“Presos: las dictaduras militantes ya no están, pero las frágiles
democracias latinoamericanas tienen sus cárceles hinchadas de
presos. Los presos son pobres, como es natural, porque solo los
pobres van presos en países donde nadie va preso cuando se viene
abajo un puente recién inaugurado, cuando se derrumba un banco
vaciado por los banqueros o cuando se desploma un edificio
construido sin cimientos. Cárceles inmundas, presos como sardinas en
lata; en su gran mayoría son presos sin condena. Muchos, sin proceso
si quiera, están ahí no se sabe por qué. Si se compara, el infierno de
Dante parece cosa de Disney. Continuamente estallan motines en
estas cárceles que hierven. Entonces, las fuerzas del orden cocinan a
tiros a los desordenados y de paso matan a todos los que pueden, con
lo que se alivia la presión de la sobrepoblación carcelaria hasta el
próximo motín”.9
Pero al final de cuentas, presos estamos todos ¿no?. Cada quien es preso de algo,
de su pasado, presos del poder, presos de la economía, presos del miedo.
Como arquitectos podemos observar como el miedo está cada vez más a flor de
piel, todo enrejado, privado, no existe libertad de peatón, ni de usuario, ni de
integrante de la sociedad. No se puede caminar tranquilo por las calles de nuestra
ciudad, siempre existe el miedo, por nosotros, por quienes nos rodean, por nosotras,
hay miedo.
Pero quienes están definitivamente más condenados y quienes están más presos,
son los niños. Las generaciones de niños pobres, nacen casi sabiendo que solo
9
Eduardo Galeano, «El sacrificio de la justicia en los altares de la orden. Los prisioneros» 2-9.
tienen dos destinos, o sirven para el trabajo de mano de obra barata, porque son
fuertes, porque no hay que darles recompensa económica, porque hay quienes
velan por ellos. 1 de cada 2 niños pobres trabajan y el otro, no sirve, se desecha.
El niño rico vive de la opulencia, se trata como si fuera mercancía o dinero, es
manejado por carros blindados y no conoce su ciudad. Vive dentro de una burbuja
de privilegio que no lo deja relacionarse con su exterior, con las verdaderas
personas y situaciones que conforman la ciudad.
¿Y las niñas? Las niñas nacemos condenadas a vivir en un mundo heteropatriarcal,
misógino y machista. Si no tiene buen cuerpo, no sirve. Si no vive para atender a sus
hijos y marido, no sirve. Si es una niña que se va a convertir en una mujer que lucha
por sus derechos, y reconoce su posicionamiento y su valor como mujer dentro de la
sociedad, se aparta, se nubla, se le cortan las alas.
Más de medio millón de niñas brasileñas venden sus cuerpos. La industria del
turismo ofrece subastas de niñas vírgenes.
Y a los de clase media, se les confisca cada vez más su libertad.
En conclusión, los ensayos que se han tomado de referencia para generar
esta crítica antes una cultura que es a veces, hasta inexplicable, que no se entiende
genera un alto espectro de reflexión. Tan nocivo es el capitalismo comunista, como
la falsa noción de que a las personas se les puede resolver los problemas a través
de un sistema socialista. Los extremos son terribles, no saludables, ni aportan.
Lastimosamente vivimos en un mundo paralizado y sin conciencia de lo que está
más allá de nuestras narices. El punto dulce no está en los extremos. El equilibrio, la
conciencia y pensamiento crítico es clave para poder sortear una sociedad con tan
poca substancia.
Bibliografía
● Axel Borsdorf «Cómo modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad
latinoamericana». 2003. 86
● Fabio Zambrano, «La ciudad en la historia» (Colombia: Universidad Nacional de
Colombia) 124-125.
● Nilson Espino «La segregación urbana: una breve revisión teórica para urbanistas»
(Panamá: Revista de arquitectura) 10, 34-47
● Neil Brenner «¿Qué es la teoría urbana crítica? 10-14
●
Setha Low «Transformaciones del espacio público en la ciudad latinoamericana:
cambios espaciales y prácticas sociales» 2-6
●
Eduardo Galeano, «El sacrificio de la justicia en los altares de la orden. Los
prisioneros» 2-9.
● Laura Santullo, Rodrigo Pla. La zona. Protagonizada por Daniel Giménez Cacho,
Maribel Verdú, Alan Chávez, Daniel Tovar y Carlos Bardem. 2007. México.
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