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EL EMBAJADOR DON JESÚS FERNÁNDEZ

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EL EMBAJADOR DON JESÚS FERNÁNDEZ: IN MEMORIAM
Jorge Francisco Sáenz Carbonell
Don Jesús Manuel Fernández Morales nació en San José el 12 de agosto de 1941, en
el hogar de don Jesús Fernández Vázquez y doña Ángela Morales Vargas, quienes casaron
en la iglesia de la Merced en San José el 30 de diciembre de 1935. Su padre era español,
oriundo de la villa de Cacabelos en la provincia de León, y su madre costarricense.
Don Jesús inició sus estudios secundarios en el colegio Saint Francis; pero el
fallecimiento de su padre el 29 de julio de 1957 y una serie de reveses económicos familiares
lo llevaron a concluirlos en el Liceo de Costa Rica. Posteriormente ingresó en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica, a cursar estudios de Historia y Geografía
para el profesorado en Estudios Sociales. Entre sus profesores recordaba con especial afecto
y respeto a don Rafael Obregón Loría, a quien siempre tuvo gran admiración. Durante sus
años de estudios empezó a incursionar en la política y fue un activo dirigente estudiantil.
Casó en San José el 17 de febrero de 1968 con doña María de los Ángeles Aguilar
Vieto.
Como profesor de Estudios Sociales impartió lecciones en el colegio Saint Francis y
más tarde también fue profesor en la Universidad Nacionalidad y en la Universidad de Costa
Rica. Se dio a querer mucho de sus estudiantes por combinar su talento docente con una gran
simpatía y calidez humana.
Se identificó tempranamente con los ideales de la Democracia Cristiana y estuvo entre
los fundadores del Partido Demócrata Cristiano, para cuya inscripción recorrió múltiples
lugares del país, en intensas jornadas de las cuales conservó festivas anécdotas. En 1970 el
Partido Demócrata Cristiano participó por primera vez en los comicios presidenciales y
legislativos costarricenses y don Jesús Manuel fue elegido como diputado por San José para
el período 1970-1974. A pesar de ser el único legislador de su partido, tuvo una actuación
bastante destacada. Entre sus aportes cabe mencionar la presentación del proyecto que se
convirtió en la ley N° 536O de 11 de octubre de 1973, mediante la cual, se prohibieron todas
las restricciones a la inmigración fundadas en consideración raciales y se derogaron una serie
de disposiciones de 1942 y 1943 basadas en tales motivos. También apoyó las iniciativas
para crear el Instituto Tecnológico de Costa Rica y la Universidad Nacional.
Posteriormente fue funcionario del Instituto Mixto de Ayuda Social, donde promovió
la creación de la División de Empresas, de la cual fue director. Concluyó además sus estudios
universitarios y en 1979 obtuvo el grado de licenciado en Historia, con una tesis titulada La
intervención americana en 1919 y los gobiernos Quirós Segura y Aguilar Barquero.
En 1982 fue nombrado por el gobierno de don Luis Alberto Monge como embajador
en Nicaragua, cargo que desempeñó hasta 1985. Le correspondió ser titular de esa misión
diplomática en una época especialmente tensa en la historia de las relaciones entre Costa Rica
y Nicaragua, regida entonces por el primer gobierno sandinista.
En 1985 fue trasladado como embajador a El Salvador. En el desempeño de ese cargo
tuvo un relevante papel en los esfuerzos liderados por Costa Rica para la consecución de una
paz firme y duradera en Centroamérica y el establecimiento de gobiernos democráticamente
elegidos en todos los países de la región. Fue un constante colaborador del canciller don
Rodrigo Madrigal Nieto, y fue el proponente de la creación de las comisiones nacionales de
Reconciliación, que fueron importantes instrumentos para el logro de esos objetivos,
especialmente en El Salvador, Guatemala y Nicaragua.
Con los esfuerzos iniciados por el gobierno de don Oscar Arias Sánchez para la
profesionalización de la diplomacia costarricenses, don Jesús Manuel fue incorporado a la
carrera diplomática con el rango de embajador, con base en disposiciones transitorias
emitidas en 1989, pero en 1990, al término de la administración, optó por retirarse
definitivamente del servicio. A pesar de ello, se mantuvo atento a las vicisitudes de la política
exterior nacional, y en varias oportunidades brindó gratuitamente su asesoría al Ministerio y
participó en actividades organizadas por el Instituto Manuel María de Peralta, especialmente
en temáticas relacionadas con las relaciones entre Costa Rica y Nicaragua.
Después de su retiro, don Jesús Manuel laboró por varios años en una finca de su
propiedad en la región norte del país, dedicada a la producción de naranjas. Más tarde retomó
su interés por la investigación histórica y en 2010 publicó una vasta obra titulada Las
presidencias del Castillo Azul. En el prólogo del libro, don Julio Suñol Leal expresó:
“Una de las pruebas de la independencia e integridad intelectual del autor, es que
varía la opinión muy favorable que durante algún tiempo tuvo sobre Tinoco y su Gobierno.
Y no le tiembla el pulso ni la conciencia para rectificar lo que estima fue un error suyo,
probablemente corregido a raíz de su periplo por una inmensa y enmarañada montaña de
documentos, conseguidos en virtud de su tenacidad para calar hondo y de hacerlo sin más
miramientos que la lealtad a la veracidad nacida de los nuevos papeles, entrevistas y
traducciones encontrados (…) Este detalle es uno de los sellos de garantía de la obra, de la
persona que la escribe, del historiador que asume su responsabilidad intelectual y dice a los
lectores, con hechos, lo que a su juicio está o estuvo bien y mal (…) En estas 550 páginas,
Jesús Fernández nos presenta un renovado fresco (especie de técnica mural) de la política
costarricense, en una de las etapas más convulsionadas de nuestra Historia. Figuran los
buenos y los malos, los oportunistas y trepadores, los patriotas y los santos. Y, como nunca
faltan, quienes pretenden hacer negocio personal de la actividad pública. El lector conocerá
y evaluará la Historia de esos tiempos, y en otra dimensión a los personajes que le dieron
vida.”
La presentación de Las presidencias del Castillo Azul se efectuó en el Salón Cardona
del Instituto Peralta, en un acto presidido por el embajador y vicecanciller don Edgar Ugalde.
Cabe mencionar que el destacado intelectual y periodista don Alberto Cañas Escalante dedicó
varias columnas a la obra en el diario La República, en una de las cuales manifestó:
“…. paso a decir a mis lectores que bajo ningún concepto deben dejar de leer ese libro
estupendo que cuenta, como nunca se ha contado, la historia de los cuatro gobiernos que
tuvieron el Castillo Azul como Casa Presidencial entre 1914 y 1920: los de Alfredo González,
Federico Tinoco, Juan Bautista Quirós y Francisco Aguilar Barquero.”
Posteriormente, en coautoría con el suscrito, el embajador Fernández publicó en la
Editorial de la Universidad Estatal a Distancia biografías de los presidentes don Francisco
Aguilar Barquero (2013) y don Juan Bautista Quirós Segura (2018).
Don Jesús, además de sus méritos como historiador y diplomático, y del gran interés
que siempre mantuvo por los temas sociales y políticos, fue un gran ser humano,
caracterizado por su chispeante humor, su gran sentido de la amistad y su generosa y
silenciosa solidaridad para con las personas menos afortunadas. Otro rasgo de su
personalidad fue su pasión por el fútbol, que lo llevó a ser miembro de la Federación Nacional
de Fútbol durante un tiempo y posteriormente a asistir como simple aficionado a incontables
partidos de la selección costarricense, dentro y fuera del país.
El embajador Fernández murió en su residencia en San José el 3 de diciembre de
2021. Sus funerales se efectuaron al día siguiente en la iglesia Don Bosco y correspondió al
suscrito el honor de representar en ellos a la Cancillería y transmitir las condolencias
correspondientes a su esposa doña María de los Ángeles, y a sus hijos doña María de los
Ángeles, don Pablo, don Tomás, don José Antonio y don Manuel Enrique Fernández.
Con mucho sentimiento, la Academia Diplomática Manuel María de Peralta dedica a
su memoria este tributo de respeto y gratitud.
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