Una breve mirada al modelo de participación ciudadana en el Perú Lic. MSc. Norma Farro Zevallos Jaén - 2021 Una breve mirada al modelo de participación ciudadana en el Perú Norma Farro Zevallos Sumilla. El ensayo permite observar una aproximación de la realidad peruana comparándola con el análisis que los autores Cruz y Mballa, realizan sobre los “Mecanismos de participación ciudadana en las políticas públicas en América Latina”, obteniéndose resultados interesantes con respecto a la participación ciudadana, desde la mitad de la década de los noventas durante el Gobierno de Alberto Fujimori, hasta los años recientes de la gestión de Martín Vizcarra e incluso Pedro Castillo, lo que nos permite concluir que la problemática nuestra no escapa a los que sucede en este contexto en otros países de Latinoamérica. Introducción. El artículo, “Mecanismos de participación ciudadana en las políticas públicas en América Latina”, desarrollado por Luis Cruz y Louis Mballa, nos introduce, en una mirada superficial pero precisa, a conocer los mecanismos de participación ciudadana que se implementaron en algunos países de Latinoamérica, como Brasil, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Colombia, Chile, Argentina, Uruguay y México. Evidentemente, se puede ver que se deja de lado en este análisis al Perú, posiblemente porque se podría generalizar o extrapolar nuestro análisis al estudio realizado o talvez porque somos un caso de estudio más difícil y especial bajo sus enfoque, en muchos diferentes aspectos, al resto de los países de esta parte del continente. En ese sentido, este breve ensayo busca dar a conocer, no tan exhaustivamente y ajustándonos un poco a lo analizado por los autores, algunos detalles de los mecanismos de participación que se han implementado en el país, identificando su efectividad, los problemas en su implementación y los retos que aún nos esperan en el futuro. Definiendo el concepto. Catalina Romero señala que, el concepto mismo de participación es definido de distinta forma por la sociología y por la ciencia política. En el primero de los casos, se entiende como la integración a una comunidad y el papel activo o pasivo que se desempeña en ella, mientras que en la política se restringe a la participación en los procesos electorales a través del voto. (ROMERO 2007); por lo que debemos entender y discriminar las acepciones que pueden existir respecto a una determinada terminología. Es así, como antes de introducirnos en el tema, consideramos que es importante definir el concepto de participación ciudadana, toda vez que los autores no desarrollan en el artículo una definición al respecto y más aún que esta debe ser clara, precisa y breve, para el desarrollo del contexto aplicado a la realidad peruana que es de por si compleja en algunos aspectos que se quieren comparar, justificando la pertinencia de aquella que consideramos aplicable. Así, vemos que la Carta Iberoamericana de la Participación Ciudadana en la Gestión Pública del año 2009, se conceptualiza a la participación ciudadana como: “un derecho, una responsabilidad y un complemento de los mecanismos tradicionales de representación política, implicándola además a un proceso de construcción social de las políticas públicas”. (CEPAL 2019). Además, se asume que es un proceso de construcción social de las políticas públicas que, conforme al interés general de la sociedad democrática, canaliza, da respuesta o amplía los derechos económicos, sociales, culturales, políticos y civiles de las personas, y los derechos de las organizaciones o grupos en que se integran, así como los de las comunidades y pueblos indígenas. (CEPAL 2009) En el Perú, la Contraloría Nacional de la República (2021), idealiza el concepto de manera muy amplia y engorrosa, señalando que: “es la capacidad que tienen las y los ciudadanos de influir, de manera individual o colectiva, organizada o no organizada, en los procesos de toma de decisiones del Estado, a través de mecanismos concretos como parte de la construcción social de las políticas públicas y en el marco del ejercicio del derecho fundamental de todo ciudadano de intervenir en la vida de la nación de la cual es parte, pero también en el cumplimiento de un deber de corresponsabilidad para lograr una mayor cohesión social y mejor calidad de vida de los integrantes de esa nación”. En ese entorno, una cita práctica y más aplicable para el presente trabajo, es la señalada por Mitchell Valdivieso, quien la define como: “un conjunto de sistemas o mecanismos por medio de los cuales los ciudadanos, es decir, la sociedad civil en su conjunto, pueden tomar parte de las decisiones públicas, o incidir en las mismas, buscando que dichas decisiones representen sus intereses, ya sea de ellos como particulares o como un grupo social. (Valdivieso 2013); como vemos el desarrollo de esta idea se ajusta más al concepto manejado en el artículo de Cruz y Mballa y así mismo consideramos nosotros, al desarrollo de nuestra propuesta. Breve mirada a la situación en el Perú. Contrariamente a lo que se debate en el escenario político actual, por parte de algunos segmentos políticos, básicamente los de tendencia de izquierda y extrema izquierda, la carta magna vigente del año 1993 reconoce de manera explícita y también implícita, en varios de sus artículos, los derechos y los deberes de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos del Estado. Es por ello que, a lo largo de los años, se han venido generando y regulando diversos mecanismos o instituciones para que la ciudadanía pueda participar en la toma de decisiones del Estado. (VALDIVIEZO 2013). Quizás se pueda señalar que a mediados de los noventas el concepto de capital social ingreso al entorno de las entidades de desarrollo, toda vez que coadyuvaba y promovía el desarrollo. Así por ejemplo el Banco Mundial aclamaba al capital social toda vez que señala “hay una evidencia cada vez mayor de que la cohesión social es crítica para que las sociedades prosperen y para que el desarrollo sea sostenible; entendiéndose a este concepto como la creación de condiciones de gobernabilidad basadas en una sociedad civil organizada y participativa. (URIBE 2007). Es así que, ya durante el gobierno de Alberto Fujimori y posteriormente al gobierno de Valentín Paniagua, en el país se implementaron algunas mesas de concertación conformadas entre gobiernos locales y organizaciones de la sociedad civil, promovidas esencialmente por ONGs. Particular importancia cobra en este escenario la Carta Social, documento que propiciaba el trabajo conjunto de grupos sociales de diversos tipos existentes en el país en un sistema nacional permanente y descentralizado de diálogo y concertación y que debía permitir la determinación compartida de objetivos sociales; partiendo del reconocimiento de la creatividad que el pueblo peruano ha mostrado siempre durante los años de crisis. (BEJAR 2007). Posteriormente, durante el gobierno de Alejandro Toledo se suman nuevos espacios de dialogo entre los que se pueden citar al Consejo Nacional del Trabajo y Promoción Social, Comisión Nacional de Lucha contra la Corrupción, Comisión Nacional de pueblos Indígenas y Amazónicos, Mesa Nacional de Concertación de lucha contra la pobreza, esta con más de mil mesas departamentales, provinciales y distritales, Acuerdos multipartidarios del Congreso, realizados en algunos casos con participación de la sociedad civil, sobre descentralización, regionalización y reforma constitucional, entre otros. (BEJAR 2007). Ya durante el gobierno de Alan García, contrario a lo que sucedió en las anteriores gestiones, se apostó más por la concentración de las decisiones políticas en la asignación de los recursos, contando esta decisión con el apoyo de un amplio sector de la clase política y de los grupos de poder económico, siendo el resultado el estancamiento del proceso participativo. En sí, la campañas sistemáticas del APRA y de una buena parte de la clase política contra los mecanismos de participación y concertación ciudadana buscaron contraponer la democracia representativa a la participativa en regiones y localidades; generando condiciones favorables para suprimir los mecanismos de concertación de la gestión pública con los principales actores sociales y políticos, esto bajo el argumento de que eran una traba para la eficiencia en la gestión de los recursos, siendo calificado como un argumento falaz que en líneas generales buscaba bloquear toda posibilidad de que la sociedad organizada tenga una participación activa en la gestión pública. (GRUPO PROPUESTA CIUDADANA 2009). El gobierno de Ollanta Humala fue más de lo mismo, en el tema de participación ciudadana y, a pesar de que su campaña se basó en la denuncia del injusto reparto de la riqueza que contenía el modelo económico, una vez que llegó al poder optó por seguir con el mismo, procurando mitigar sus consecuencias con un mayor gasto social del estado, por lo que promovió mayores ganancias de las empresas de exportación, recrudeciendo principalmente los conflictos del segmento minero. (CONTRERAS Y ZULOAGA 2014). Finalmente, el corto periodo de Pedro Pablo Kuczkynski, su continuación a través de Martín Vizcarra y los gobiernos de transición, antecedieron a un escenario de incertidumbre sui generis para el país, más aun a puertas del nuestro bicentenario de independencia y al duro impacto de la pandemia, sumándose además, una difícil situación política y económica y la la inminencia de las elecciones generales que se realizarían en el segundo trimestre de 2021, todo esto bajo un revuelo de manifestaciones masivas protagonizadas entre otros por la autodenominada “generación del bicentenario”, hecho que hace que se plantee para el Perú un nuevo esquema para su quehacer político y que fomente una nueva forma de involucramiento ciudadano. (MARISCA 2021). Conclusiones ▪ Como vemos el tema de la participación ciudadana no ha sido ajeno a la realidad peruana y si bien en nuestro país se han sentado las bases para esta, desde hace más de dos décadas, los mecanismos no han sido bien utilizados y en algunos casos, han servido para manipulación en beneficio de intereses particulares de sectores e inclusive puntualmente de personas; acentuándose aún más los últimos años, dándose un mayor peso a la reacción de la ciudadanía a través de la protesta social, tal como lo generalizan Cruz y Mballa en su artículo, diferenciándose que en el caso nuestro estas no son de tiempos reciente sino que ya se manifestaban en la época de Fujimori como cuando Arequipa salió a las calles oponiéndose a la entrega de las empresas eléctricas a un consorcio belga o incluso con el Baguazo de junio del 2009. ▪ Análogamente a lo señalado por los autores, nuestro régimen de representación democrática a inhibido la participación ciudadana, creando un escenario favorable para el clientelismo político, por demás evidente durante el gobierno de Vizcarra y el actual de Castillo, camuflándose muy astutamente en la lucha contra el COVID 19. ▪ Tratando de exagerar, para comparar la realidad de nuestra país y de alguna forma con la de Brasil, esencialmente en su homogeneidad, susceptible de ser delimitada y de atención vertical y a la variada tipología de los involucrados con complejas redes de relaciones. ▪ Igualmente, durante el gobierno de García hemos vista la imposición del ritualismo como lo señalan los autores, de tal forma que se impusieron los intereses políticos por encima de los de la ciudadanía, produciendo situaciones muy lamentables como la del Baguazo u otras escandalosas como en el caso del aeropuerto de Chicheros y aun varias más por citar. ▪ En conclusión, en nuestro país, los mecanismos de participación ciudadana pueden ser útiles para incluir a los ciudadanos en la toma de decisiones públicas, de tal forma que se fiscalice la actuación del gobierno y, entre otras cosas, para superar serios problemas de legitimidad que atraviesa la democracia participativa. Bibliografía. BEJAR, Héctor 2007 Justicia Social, política social. Tercera Edición. Lima: CEDEP. pp. 412-415 CEPAL 2021 “Participación ciudadana en la gestión pública”. En: https://comunidades.cepal.org/ilpes/es/grupos/discusion/participacion-ciudadana-enla-gestion-publica (consulta: 3 de octubre de 2021). CLAD 2009 Carta iberoamericana de participación ciudadana en la gestión pública. Lisboa. 15 pp. CONTRERAS, Carlos y Marina ZULOAGA 2014 Historia mínima del Perú. Segunda edición. Lima: Turner Publicaciones. pp.279-283. GRUPO PROPUESTA CIUDADANA 2009 “La descentralización a los mil días del gobierno”. En: https://propuestaciudadana.org.pe/editorial/la-descentralizacion-a-los-mil-dias-delgobierno/ (consulta: 01de octubre de 2021). ROMERO, Catalina 2007 “La democracia en el Perú: Una terca voluntad”. En: Universidad de Salamanca (comp.). América Latina Hoy. Salamanca. pp. 97. SHACK, Nelson y Aura ARBULU 2021 Una aproximación a los mecanismos de participación ciudadana. Lima: Contraloría General de la República del Perú, 97 pp. URIBE, Consuelo 2007 Enfoques de desarrollo. Lima: PUCP. pp 139-148. URIBE, Consuelo 2008 Un modelo para armar: Teorías y conceptos de desarrollo. Lima: Primera reimpresión. Fondo Editorial PUCP. pp. 210-218. VALDIVIEZO, Mitchell 2013 “La participación ciudadana en el Perú y los principales mecanismos para ejercerla”. En: https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/10CB865461FC9E260 5257CEB00026Erevges_1736.pdf (consulta: 02 de octubre de 2021).