LECCION 1.- EL DERECHO CONSTITUCIONAL COMO REGULACIÓN DEL PODER POLÍTICO. EL PODER POLÍTICO. PODER Y LEGITIMIDAD. LA LIMITACIÓN DEL PODER POR EL DERECHO. EL DERECHO CONSTITUCIONAL COMO DERECHO. DERECHO CONSTITUCIONAL. DERECHO POLÍTICO. CIENCIA POLÍTICA. 1.- EL SURGIMIENTO DEL DERECHO CONSTITUCIONAL. Podríamos decir que la Ciencia del Derecho constitucional surge a finales del siglo XVIII y principios del XIX con las Constituciones escritas. Antes de eso, como mucho podemos hablar de la existencia de una reflexión jurídico-política de alcance constitucional, pero no existe una nueva forma de articulación jurídica del Estado. En la evolución de esta ciencia tiene una relevancia esencial la tensión entre la Política y el Derecho y ello puede observarse desde sus orígenes en Europa: A.- Una primera fase, de surgimiento del Derecho Constitucional, cuando se rompe con el Antiguo Régimen, tras la Revolución francesa de 1.789 y aproximadamente hasta 1.848, el Derecho Constitucional es eminentemente político. Es un derecho de lucha, de combate contra el Antiguo régimen con el fin de que el Estado Constitucional acabe imponiéndose de modo definitivo sobre dicho régimen político. B.- Una segunda fase, que podríamos llamar de evolución, que responde a la instauración paulatina del Estado Constitucional y comprende desde las Revoluciones de 1.845-1.848 y hasta aproximadamente el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1.914. El Derecho Constitucional se va consolidando y convirtiéndose en un Derecho cada vez más jurídico y menos político, aunque de juridicidad limitada, por cuanto se produce el contrasentido de que se trata de Constituciones sin valor jurídico, son Constituciones programáticas, documentos meramente políticos, directrices, pero el ordenamiento jurídico no empieza en la Constitución sino en la Ley. C.- Por último, una tercera fase, que se inicia tímidamente con el final de la Primera Guerra Mundial, en 1.917-1.919 y que termina de consolidarse tras el final de la Segunda Guerra Mundial. En esta fase es en la que parece que todavía estamos y en ella la Constitución se convierte en norma jurídica. Esta consecuencia va íntimamente ligada al hecho de que la soberanía se hace residir en el pueblo y esta soberanía se expresa directamente a través del poder constituyente y se objetiva en la Constitución. Los dos hitos más relevantes de esta fase serán la aparición de: a) Las garantías constitucionales: la rigidez constitucional y el control de constitucionalidad (justicia constitucional en general) como instrumentos para asegurar la primacía de la Constitución, los Tribunales constitucionales, etc. b) Las garantías de los derechos individuales frente al legislador. Los derechos se convierten en fundamentales porque están incluidos en una Constitución, que es la Ley fundamental e indisponible para el legislador. Para ello es esencial la función de la justicia constitucional. Esto es, se produce un desplazamiento en el objeto del control por parte de esa Ley máxima a la que llamamos Constitución, de tal modo que, ya no es tanto el ejecutivo como el legislativo al que se intenta controlar en mayor medida, sobre todo porque el ejecutivo se encuentra ya bajo control en líneas generales a través del respeto a la Ley, como consecuencia de la instauración del principio de legalidad. Este principio es instaurado tras la Revolución francesa y constituye uno de los pilares fundamentales del Estado de Derecho junto con el principio de separación de poderes. En EEUU, la evolución del constitucionalismo tiene sus propias peculiaridades, que no se ajustan exactamente al proceso indicado, pues ya en 1.803 se produce la instauración de la justicia constitucional con el reconocimiento de la supremacía del Texto constitucional. Volveremos más adelante sobre este punto. 2.- EL DERECHO CONSTITUCIONAL COMO RAMA DIFERENCIADA DENTRO DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO. El Derecho Constitucional es la rama del ordenamiento jurídico que tiene por objeto el estudio del Estado y de la Constitución vigente, así como del bloque normativo asociado a ésta en un ordenamiento jurídico concreto y en un momento dado. Constituye tanto un conjunto normativo como un saber, la ciencia o disciplina del Derecho Constitucional y ambos tienen el mismo objeto o contenido. En cuanto ciencia, constituye una rama del Derecho Público que, al igual que el Derecho político se dedican al estudio de las normas que regulan la organización y actividad del Estado y demás entes públicos y sus relaciones como tales, entre sí o con particulares. El Derecho Constitucional se diferencia de otras ramas de conocimiento en: A.- Por la materia de estudio: se dedica tan sólo al estudio específico de todas las cuestiones relativas a la Constitución que se encuentra vigente en un concreto ordenamiento jurídico. B.- Es un derecho de mínimos, mientras que las demás ramas son derechos de máximos. Ello significa que el resto de las ramas intentan agotar la materia que regulan, intentando contemplar todos los supuestos que puedan producirse en el ámbito civil o mercantil, penal, laboral, financiero, etc. Esto es así por la propia naturaleza del Derecho como regulador de las relaciones dentro de la sociedad. El Derecho constitucional, sin embargo, es un derecho de mínimos, en el que el legislador (constituyente) pretende prever lo mínimo a fin de que puedan desarrollarse las distintas opciones ideológicas y las distintas tendencias políticas sociales que se vayan sucediendo a lo largo de los años de vida de la Constitución. Es decir, la Constitución no puede prever el resultado del enfrentamiento político a través del cual la sociedad se autodirige. Esta es la esencia del Derecho Constitucional: la fijación de los límites para el enfrentamiento electoral y parlamentario. Hay unos mínimos indisponibles para los agentes políticos, pues en el enfrentamiento político no vale todo. Hay unas reglas mínimas indisponibles para los agentes políticos y esas reglas mínimas son Derecho constitucional. C.- El Derecho constitucional es Derecho primario y todas las demás ramas del Derecho son Derecho secundario o derivado. El derecho que controla que las demás ramas del ordenamiento puedan ser impuestas coactivamente es el Derecho Constitucional. Ello porque quien impone coactivamente el cumplimiento del Derecho es el Estado y el Derecho del Estado por excelencia es el Derecho Constitucional, teniendo en cuenta que son las directrices básicas de funcionamiento autoimpuestas por la sociedad. Ahora bien, el Derecho constitucional es garantía de cumplimiento de las demás ramas del ordenamiento jurídico, pero ¿quién garantiza el cumplimiento del Derecho constitucional? No existe una voluntad superior que imponga coactivamente las normas constitucionales. Por eso se han creado contrapesos tales como los Tribunales Constitucionales, los jueces ordinarios que ejercen funciones constitucionales, pero entonces el problema no hace sino posponer la solución porque ¿quién controla a éstos? 3.- DERECHO DIFERENCIAS. CONSTITUCIONAL Y DERECHO POLÍTICO. Como venimos indicando, la tensión entre el componente político y el jurídico que permanece tras superar la inicial fase de creación de las Constituciones, hace que pueda existir confusión entre estas dos ramas de conocimiento jurídico: el Derecho Constitucional y el Derecho Político. El origen de la denominación Derecho Político, en general, proviene de Montesquieu y, en España se toma de la traducción de “el contrato social de Rousseau”, en cuya traducción aparece como alternativa o subtítulo la de “Principios de Derecho Político”. Al igual que el Derecho Constitucional, constituye una disciplina de Derecho Público, lo cual también contribuye a generar más confusión entre una disciplina y otra. Como vemos, la disciplina del Derecho Político tiene una mayor tradición y antigüedad que la del Derecho Constitucional en el estudio del ordenamiento jurídico y del Estado. Además, posee una mayor amplitud en su ámbito de estudio que la que tiene el Derecho Constitucional, de ámbito más limitado. El ámbito del Derecho Político sería: -La Teoría del Estado: el estudio del Estado y sus elementos (siempre desde una perspectiva abstracta y no referida a un sistema determinado): estructuras, poder, soberanía, población, territorio, etc. -La Teoría de la Constitución: el estudio de la Constitución desde un punto de vista abstracto y no la vigente en un sistema determinado. La utilidad del Derecho Político en la comprensión y el estudio del Derecho Constitucional resulta incuestionable. Además, hemos de tener en cuenta que existen Estados que carecen de Constitución y a los que resulta en todo caso aplicable la ciencia y los conocimientos obtenidos desde el punto de vista del Derecho Político. A pesar de estas diferencias, en ocasiones, en el lenguaje de la calle se utilizan las expresiones Derecho Político y Derecho Constitucional como términos sinónimos. 4.- DERECHO DIFERENCIAS. CONSTITUCIONAL Y CIENCIA POLÍTICA. La Ciencia Política es, en un sentido amplio, la ciencia que estudia los fenómenos políticos y las estructuras de poder, de acuerdo con criterios objetivos de análisis. Aunque la Ciencia Política estudia las mismas parcelas de conocimiento que las dos disciplinas anteriores, no constituye un estudio estrictamente jurídico, sino que se realiza desde fuera del Derecho, aportando, eso sí, un conocimiento auxiliar e imprescindible para ambas disciplinas desde una perspectiva politológica y extrajurídica. Es decir, la Ciencia Política no es una rama jurídica, sino una rama de las Ciencias Sociales. Como tal, no debe detenerse en el estudio del poder institucionalizado y formalizado jurídicamente, sino que va más allá, estudiando aquellos fenómenos de poder efectivo que son más complejos que los del poder estatal: lo que llamamos poderes fácticos, grupos de presión en lo que confluyen intereses económicos, ideológicos, religiosos, de grupos… La Ciencia Política se ocupa del estudio del poder desde el punto de vista más amplio. La Política, según el Diccionario de la Real Academia es el arte, doctrina y opinión referente al Gobierno de los Estados. Podríamos decir que es en este sentido en el que la Ciencia Política estudia el poder. 5.- EL PODER POLÍTICO Y SU LEGITIMIDAD-. Como acabamos de comprobar, el Derecho constitucional es el Derecho del Estado, el derecho, por tanto, que regula el funcionamiento básico de las instituciones y que contiene los valores y principios esenciales sobre los que se basa el Poder constitucional. Todo Poder se basa en un sistema de valores, en el caso del Poder de un Estado constitucional, los valores, las creencias, la ideología dominante, coincidirán con los vigentes en la sociedad que regula. En el caso de los Poderes dictatoriales o impuestos, no tiene por qué existir identificación de la sociedad que regula con los valores de ese Poder. En efecto, pertenecer a una sociedad, a un grupo social, implica reconocer que ese grupo puede exigirnos ciertos actos incluso en contra de nuestra voluntad. Tal es el poder del grupo y, por tanto, el deber de sus miembros. Ahora bien, el Poder puede conseguir la obediencia de sus miembros bien por convicción, de tal modo que el individuo no siente el peso del Poder del grupo, o bien por obligación. En ambos casos, el Poder suele servirse de un instrumento muy efectivo, llamado propaganda, para conseguir que, de un modo u otro, el individuo convierta su sensación de obediencia por miedo (aunque sólo sea a la sanción por incumplimiento), en obediencia por convicción. El Poder propio de las sociedades civiles es el Poder político, que es la función social que consiste en establecer, mantener, sancionar, aplicar… los modelos de conducta vigentes en un grupo social global; en una palabra, su función esencial será, en palabras de Bolacchi, “mantener la cohesión estructural del grupo en cuestión”. Pero el Poder tiende a incrementarse, a expansionarse, como los gases, buscando para ello teorías que lo legitimen para ello. De ahí la importancia que cobra el estudio por parte de la Ciencia política de las teorías justificadoras del Poder, pues justificar el Estado y su Poder es un elemento integrante de la sociedad que alimenta y acrecienta al propio tiempo dicho Poder. Las doctrinas de la legitimidad se refieren, a la vez a dos cuestiones: el origen del Poder y la forma del Poder, siendo en realidad lo segundo una consecuencia de lo primero. La palabra “legitimidad”, en relación con el Poder posee diversos significados: -Fundamento en el que se apoya el poder político, esto es ¿de dónde le viene al que manda el poder para mandar? -Modo en que la persona que posee la autoridad ha llegado a adquirirla. ¿a través de qué procedimiento una persona puede mandar sobre otras con autoridad? Sólo será legítima la autoridad o el poder que haya utilizado el procedimiento adecuado para llegar a mandar. -Ejercicio mismo del poder. Esto es, el que manda ¿puede mandar cualquier cosa? Supuesta la existencia de la sociedad, todas las doctrinas concuerdan en que se necesita un Poder, pues sin él el cuerpo social se disgregaría. Antes de que existiera la sociedad, hablamos de “estado de naturaleza”, que es aquel momento en el que el hombre aún no vivía relacionándose de modo continuo con otros de su especie. Pero parece que es consustancial al hombre vivir en sociedad, aunque sólo sea en su propio interés en desarrollarse. Existen diversas teorías justificadoras del Poder político que ha de regir esa sociedad y que se pueden clasificar en varios grupos: -La doctrina del origen divino, a justificación contractualista. -Las teorías negacionistas (que niegan la justificación de su existencia). -Las teorías empírica, relativista, pragmática… En el devenir político desde el s. XVIII y hasta nuestros días, se han producido unas sucesivas sustituciones de legitimidades que han implicado conflictos sociales e incluso guerras. De la legitimidad teocrática (Monarca), se pasó a la legitimidad liberal (soberanía nacional) y de ahí a la legitimidad democrática (soberanía popular). El tipo de legitimidad burguesa va acompañado del sufragio censitario en el Estado liberal de Derecho, pero la legitimación del Estado democrático de Derecho implicará el sufragio universal y, por tanto, la legitimidad del pueblo. Hay, según la clasificación que estableció WEBER y que hoy es clásica, tres “ideales tipos” de legitimidad y dominación, cada una de las cuales engendra su propio nivel de racionalidad: Dominación tradicional, Dominación carismática, Dominación racional (o legal-racional) «Dominación tradicional»: es la que reposa en la creencia en el carácter sagrado de las tradiciones y de quienes dominan en su nombre. El orden es sagrado porque proviene de “siempre” y porque “toda la vida” se ha visto y se ha hecho igual. La técnica de gobierno consiste en enmascarar que la tradición es una invención y que el patrimonio base del poder patriarcal se basa en la explotación de los otros miembros de la familia (en el caso de las familias extensas) y en no diferenciar entre patrimonio personal y patrimonio del Estado (caso de las monarquías). Bajo la autoridad patriarcal el Estado es administrado como una finca particular y no puede hablarse con propiedad de ciudadanía. «Dominación carismática»: reposa en la creencia según la cual un individuo posee alguna característica o aptitud que le convierte en “especial”; se fundamenta en líderes que se oponen a la tradición y crean un orden nuevo. Es el tipo de los profetas (en griego “karisma” significa “gracia”). Tal vez los individuos carismáticos, especialmente vistos de cerca, no resulten especialmente admirables, pero logran provocar admiración, entusiasmo, apasionamiento –incluso de forma desinteresada. Las técnicas mediante las cuales se puede fabricar el carisma dependen de circunstancias históricas, pero es obvio que se trata de una construcción social y que existe una correlación entre carisma y debilidad de las estructuras sociales. En todo caso es obvio que el carisma (tanto el de personas individuales como el de las instituciones) no se hereda, ni se puede transferir. El éxito de un buen político o de un emprendedor está vinculado a la capacidad de usar su carisma para institucionalizar un nuevo orden legal. El tema del carisma en WEBER ha sido muy discutido, en la medida en que, a través de su discípulo Carl SCHMITT, fue usado para justificar en 1933 la ascensión al poder del Führer. «Dominación racional» (“legal-racional”): es la que se da en los Estados modernos, en que legitimidad y legalidad tienden a confundirse, pues, de hecho, el orden procede de una ley, entendida como regla universal, impersonal y abstracta. Es la expresión de la racionalización: formal, basada en procedimientos, previsible, calculable, burocrática... y en este sentido caben aquí no sólo regímenes democráticos, sino el socialismo burocrático. Ahora bien, debemos aceptar que estos modelos son ideales y más bien suelen coexistir en una misma sociedad política. Cualquiera que sea su forma, todo Poder suele tener oposición de una parte de los ciudadanos, que normalmente son portadores de otro tipo de legitimidad, pues es imposible que se logre un consenso total y absoluto sobre la sociedad gobernada. Cuando la oposición es más fuerte, puede entrarse en crisis y toda crisis de legitimidad sociológica, esto es, todo cuestionamiento del Poder entraña una crisis. El paso de una forma de Poder a otra puede llevarse a cabo mediante simple evolución o bien por medio de una revolución. Así, en algunos países de Europa, durante varios siglos (XVIII, XIX y XX) se opusieron entre sí la legitimidad teocrática y la liberal y aquélla y ésta, posteriormente, con la legitimidad democrática. 6.- LA LIMITACIÓN DEL PODER POR EL SURGIMIENTO DEL ESTADO CONSTITUCIONAL. DERECHO. EL El Estado constitucional es el marco en el que el Derecho Constitucional se desenvuelve. Toda forma de Estado se sirve del Derecho para regular la convivencia. Según algunos autores, (Juan María Bilbao, Fernando Rey), la característica esencial del Estado constitucional es que se trata de una forma jurídica de organización de la convivencia social cuyo objetivo es la salvaguarda de la libertad individual, entendiendo por libertad la capacidad del ciudadano para autodeterminarse en los diferentes ámbitos de la vida. Así pues, la principal función de la Constitución es la limitación del poder frente al individuo. En opinión de Pérez Royo, lo que caracteriza la forma de organización jurídica del Poder por parte de la Constitución es el principio de igualdad. Según este autor, la Constitución es el resultado de la afirmación de dicho principio de tal modo que lo que define la Constitución frente al resto de formas de ordenación del poder históricamente conocidas. Ahora bien, ni la igualdad ni la libertad podría justificar el surgimiento del Estado en tanto que la igualdad y la libertad no exigen el poder sino la anarquía. Pérez Royo justifica pues, el surgimiento del Estado (y, por tanto, del Estado constitucional) en la seguridad de los individuos. La explicación de esta teoría se basa en el hecho de que, en el estado de naturaleza, la igualdad y la libertad resultan ilimitadas y ello genera una inseguridad extrema. Es preciso transformar la igualdad y libertad naturales en igualdad y libertad jurídicas y para ello se necesita el Estado y su fuerza coactiva. El problema surge cuando el Estado, que necesita la vis coactiva para imponer la seguridad de los ciudadanos, se extralimita en esas funciones y llega a coartar la libertad y la igualdad de los ciudadanos, cuya protección es el fundamento de su génesis. Es por ello por lo que resulta necesario limitar el poder del Estado a través de la Constitución con la división de poderes que en ella se instaura y el reconocimiento de los derechos individuales. Así, resulta que la Constitución nace como una garantía frente al poder omnímodo del monarca absoluto. Más tarde veremos cómo se hace necesario buscar nuevas garantías para la correcta aplicación de la propia Constitución. Sea cual sea el fundamento en el que basemos el nacimiento de la Constitución, lo cierto es que esa organización del poder político en el Estado constitucional ha evolucionado desde sus orígenes, pudiendo distinguir tres fases: -El Estado de liberal de Derecho -El Estado democrático de Derecho -El Estado social de Derecho.