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Predicas cristianas

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Predicas cristianas – Predicaciones Cristianas
Base Bíblica: “…Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en
Cristo Jesús…” 1 Tesalonicenses 5:18
“Hay 86.400 segundos en un día, hay 86.400 oportunidades en un día para agradecer a Dios por
las innumerables bendiciones que experimentamos cada día”. ¿Cuántas de esas 86.400
oportunidades aprovechas para agradecer?
Vivimos una vida tan acelerada y tan rutinaria que se nos escapan los momentos, se nos escapan
los amaneceres, se nos escapan los tiempos en familia, se nos escapa la comunión con Dios, se
nos escapa lo más sencillo y a la vez lo más importante.
La voluntad de Dios es que vivas con un corazón agradecido que reconoce cada ocasión,
momento o situación y la valora porque la ve con ojos diferentes y disfruta con placer cada
instante.
Un corazón agradecido no es compatible con la amargura, porque disfruta y se regocija, porque ve
lo positivo y ve lo hermoso aún en la tormenta: belleza de la tormenta.
Nuestra visión debe cambiar porque estamos perdiendo momentos y tiempos en quejas y
negativismos, en ingratitud.
I ¿QUÉ ES GRATITUD?
Gratitud: Agradecimiento y apreciación. Es un sentimiento, es emoción, es actitud de reconocer
algún beneficio, favor o servicio que se ha recibido o se recibirá.
¿Qué es el dar Gracias? Es volverse o devolverse con expresiones o acciones hacia quien nos ha
hecho un favor, nos ha brindado ayuda o nos ha hecho bien. Esas acciones y expresiones son las
que nos hacen ser agradecidos y la carencia de ellas nos hace ser desagradecidos.
Qué importante es entender que debemos agradecer a Dios por sobre todas las cosas pero también
a cada persona que Dios pone a nuestro alrededor y que contribuye en nuestra vida o nos bendicen
con alguna acción.
Hoy aprenderás algunos principios importantes que giran alrededor de la gratitud, y hoy afirmarás
la importancia de la gratitud en la vida de toda persona y cuánto le agrada a Dios un corazón
agradecido.
II. DIOS BUSCA CORAZONES AGRADECIDOS PARA BENDECIRLOS.
“…Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y
se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús,
dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese
y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado…” Lucas
17:15-19
Diez sanados, sólo uno agradecido. ¿Por qué los otros nueve no fueron capaces de agradecer? Es
más fácil y hasta más frecuente la ingratitud que la gratitud.
Así como Jesús preguntó ese día al leproso, hoy Dios nos pregunta: ¿Hay alguien que se vuelva a
Dios y le dé la gloria por sus bendiciones? ¿Hay alguien que dé las gracias al Creador por sus
múltiples beneficios?
Cuando somos agradecidos con Dios por lo que Él ha hecho en nuestras vidas, Él siempre nos da
una bendición extra, nos añade más de lo que esperamos: El leproso agradecido necesitaba
sanidad pero Jesús no sólo lo sanó sino lo salvó.
La gratitud a Dios trae bendiciones extras a nuestras vidas.
III. DIOS NO QUIERE QUE SEAMOS OLVIDADIZOS
“…Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a
Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que
sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y
misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila…” Salmos
103:1-5
Tenemos un Dios grande y maravilloso, un Dios bueno y poderoso, que nos colma de favores y
misericordias todos los días. Un Dios, que no ha hecho con nosotros conforme a nuestros errores,
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Por tanto tenemos muchas grandes razones y
poderosos motivos por los cuales estar y ser agradecidos con nuestro buen Dios y Padre celestial.
La tendencia “natural” del ser humano es olvidar lo bueno y recordar lo malo, es poner la atención
en el defecto en vez de agradecer lo bueno. ¡Qué rápido se olvida lo bueno y cuánto cuesta olvidar
lo malo, las heridas, los malos momentos, las decepciones!
Pero qué bueno que Dios no es así porque Él nos bendice sin tomar en cuenta nuestros errores.
Todos los hijos de Dios debemos estar conscientes de los favores y las misericordias que Dios nos
da.
No podemos seguir ignorando los beneficios de Dios, Él nos lo pide: «…Cuídate de no olvidarte de
Jehová que te saco de la tierra Egipto, de casa de servidumbre…» (Deuteronomio 6:12). Lo primero
que hizo Israel al ser liberados fue olvidarse de los grandes prodigios que hizo Dios por ellos: abrió
el mar, pasaron en seco, les colocó una columna de fuego cada noche para calentarles y una nube
durante el día para protegerles del sol, les proveyó agua de una peña, les envió pan del cielo…
pero ellos seguían inconformes y cayeron en murmuración, nunca agradecieron.
Y eso mismo puede estar pasando en tu vida. A veces estamos deseando y pensando tanto en lo
que no tenemos que no podemos ver lo maravilloso que Dios nos ha dado, pasamos el tiempo
lamentándonos y quejándonos.
No olvides las bondades diarias de un Dios de misericordia y bendición.
IV. DIOS QUIERE QUE MIREMOS CADA DETALLE Y AGRADEZCAMOS LO PEQUEÑO Y LO
GRANDE.
“…Dando siempre GRACIAS POR TODO al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo…” Efesios 5:20
Dios es Dios de grandeza, pero también es Dios de detalles. Él no sólo puede manifestarse en “un
viento recio o en un terremoto”, sino también lo podemos sentir en una suave brisa.
En muchas ocasiones ignoramos el cuidado de Dios hacia nosotros. A veces sólo estamos a la
expectativa de cosas sorprendentes, milagros maravillosos y no nos damos cuenta que Dios ya
está actuando a través de esa suave brisa, del pequeño detalle, de la bendición del día a día. Dios
no estaba en el fuego, ni en el torbellino, ni en el terremoto cuando le hablo a Elías en la cueva, Él
estaba en el silbido apacible de un viento suave.
No olvidemos ningún favor de Dios por muy pequeño que se vea, porque Dios no hace cosas
pequeñas, todo lo que proviene de Él conduce a grandeza. No cometamos el mismo error de Israel
no olvidemos quien es Dios y lo que hace por nosotros. El nos favorece cada día porque nos ama:
«…Por la misericordia de Jehová, no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus
misericordias…» (Lamentaciones 3:22).
Gracias a su favor y a su bondad somos y existimos, pues aún nuestra respiración depende del
Soberano Dios.
V. LA GRATITUD ME LLEVA A SERVIR A DIOS
“…Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos Gratitud, y mediante ella sirvamos
a Dios agradándole con temor y reverencia…” Hebreos 12:28
Dios nos enseña que debido a la seguridad que tenemos en Él por su reino que permanece para
siempre pues seamos agradecidos y simplemente sirvámosle como una manera de agradarle.
Cuando somos agradecidos a Dios, buscamos agradarle y por eso le servimos.
La gratitud es el motor que nos mueve hacia un servicio a Dios sincero y perseverante. La gratitud
es la expresión de la confianza que tenemos por pertenecer a un Reino eterno, que permanece
para siempre y donde tenemos garantizada nuestra vida eterna… ¡Suficiente razón para vivir
agradecidos!
VI. LA GRATITUD ABRE PUERTAS
“…Entrad por sus puertas con acción de GRACIAS, por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid
su nombre…” Salmos 100:4
La gratitud te abre puertas hacia la presencia de Dios. Este Salmo no dice: “Entren con intercesión
o con rogativas”, por el contrario nos enseña a venir delante de Dios con gratitud. Cuando
agradeces a Dios puertas se abren y la alabanza comienza a fluir porque comienzas a disfrutar de
Su grandiosa presencia.
Pero así como la gratitud abre puertas delante de Dios, también abre puertas ante nuestros
semejantes. La gratitud mejora las relaciones, la gratitud favorece la armonía, la gratitud fortalece
el amor, la gratitud da reconocimiento y admiración.
Analiza por un momento tus acciones y tus palabras hacia tus familiares, amigos y compañeros,
hacia tus pastores y hermanos en la fe: ¿Realmente te caracteriza la gratitud? ¿Eres de los que
reconocen las acciones o gestos por muy pequeños que sean?
Veamos algunos ejemplos prácticos que puedes comenzar a realizar:
 Agradece a tu cónyuge: Comida, provisión, atenciones, buenos momentos, gestos y detalles, etc.
Mira los beneficios que disfrutas por tenerle y agradécele.
 Agradece a tus padres: Por pagarte los estudios, por proveer buena comida, por alimentarte y
vestirte, por cuidarte, por darte la vida, por la llamada telefónica.
 Agradece a tus hijos: Por la obediencia, por estar presente, por visitarte, por un regalo, por llevarte
al médico, por ayudarte económicamente.
 Agradece a tus amistades, a tus hermanos, a tus vecinos… Siempre hay cosas que reconocer y
agradecer en las personas.
 Da gracias a quien te prepara los alimentos, a quién te mantiene tu ropa arreglada, a quien te
sostiene económicamente, a quien te hace un favor.
Cada acto o palabra de gratitud es una nueva puerta abierta, gratitud es la llave de muchas puertas
que guardan tesoros grandiosos. Uno de los principales soportes para la convivencia en familia es
la gratitud
VII. LA GRATITUD ALEJA LA QUEJA Y EL AFÁN
“…Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de GRACIAS…” Filipenses 4:6
Deja de quejarte, deja de afanarte… El quejumbroso vive en amargura, se enferma, no disfruta la
vida. Si vives quejándote no esperes recibir una nueva bendición de Dios. El quejumbroso aleja la
bendición, el agradecido acerca la bendición. La queja te amarga pero ser agradecido te alegra, y
te alarga la vida.
La gratitud hace que lleguen las respuestas de Dios a las peticiones. Lleva tus peticiones delante
de Dios con gratitud y Él suplirá tus necesidades. Dios quiere que cambies tu mentalidad, en ti está
la decisión de cómo reaccionar ante una circunstancia, con gratitud llevando tu carga delante de
Él, o con amargura y buscando la salida por tu cuenta.
Toma la vida con pasión sabiendo que Él está a tu lado. Si vas a vivir quejándote de tus hijos, de
tu cónyuge, de tu trabajo, de tu pastor, las cosas te van a ir de mal en peor. Agradece y reconoce
las cosas buenas de cada uno. Renuncia a la queja, a estar amargado, enojado, cambia la queja
en una actitud de agradecimiento que te abrirá el camino y la puerta de la bendición.
CIERRE:
¡Cómo no agradecer a Dios por todo lo que ha hecho con nosotros hasta aquí!
Reflexiona por un momento: ¿Expresas tu agradecimiento a quienes están a tu lado? ¿Es la
gratitud una de tus cualidades? ¿Hace cuánto tiempo que no has agradecido de corazón?
Dios nos has dado vida, la familia, una iglesia donde venir a adorarle con libertad. Nos has dado
salud, el alimento de cada día, nos has dado hijos, educación, sustento y cada mañana cuando nos
levantamos nos das la fuerza para alcanzar más bendición.
Gratitud es la respuesta de un corazón humilde, de un corazón que no olvida y que reconoce las
bendiciones maravillosas que Dios le da y los beneficios de quienes tenemos a nuestro lado.
Decir gracias es parte de una buena educación, pero más que eso, debe ser parte de la
identidad en todo hijo de Dios. Procura que toda tu vida, sea caracterizada por la gratitud a Dios
y a tu prójimo. De seguro que si miras mejor encontrarás muchas razones por las cuales dar gracias.
El ser agradecido con Dios te pone en el umbral de la próxima bendición.
“Si te quejas por lo que no tienes y no agradeces lo que si tienes, es que no estás preparado para
recibir más”.
Hoy confiesa con tus labios: “Señor no me olvidare de tus beneficios ni del bien que me has dado,
de tu gracia y de cada favor que has concedido a mi vida”.
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