Refugiados; Marcos Aguinis

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Introducción: Vigencia de la temática de la novela.
La lectura, hoy en día, de esta obra del conocido escritor , médico y erudito
Marcos Aguinis, produce de inmediato un sentimiento de tristeza , por un lado; y, por
otro, suscita muchas reflexiones acerca del tema siempre candente de Medio
Oriente, de los conflictos sangrientos que desgarran la región y de la prolongación
de los mismos, a tal punto de parecer que no hubiera pasado el tiempo, y todo
estuviera en un presente de horror perpetuo.
En efecto: esta novela, publicada en 1976 , está llena de planteos que, por
boca de sus personajes, actualizan los enfrentamientos entre judíos y palestinos,
entre dos mundos antitéticos (o no tanto, como ya se verá), que se disputan el
mismo territorio. Actualización patente, si miramos los titulares de los diarios: El
fantasma de una guerra de exterminio (Clarín, 22-10-00), La guerra sin fin,
(Suplemento Zona, Clarín, Dgo. 29-1 0-00), por citar sólo dos de los más
significativos.
Precisamente en éste último, firmado por el periodista Osvaldo Tcherkaski,
leemos algo que nos incita a reflexionar y que está muy relacionado con el
contenido de la novela: ' ... La discriminación y el genocidio constituyen una política
que no se genera por reacción espontánea: se propone como resguardo de
determinados intereses."[ ... ]""El baño de sangre no sólo sirve para alimentar a los
halcones de uno y otro bando, y perpetuar un modo de vivir sin otra ley que
destruirse mutuamente.»
Volviendo a la obra de Aguinis, nos proponemos demostrar, no sólo la
actualidad de la temática que aborda, sino también las paradojas que deja en el
aire, las cuales expone con gran lucidez: la ceguera ante el hecho de que víctimas y
verdugos no hacen más que intercambiar los roles , alternativamente, o que el
estado israelí esté reprimiendo una lucha de liberación similar a la que le dio origen.
Comencemos por ubicar a los personajes en el mundo en que se mueven y demos
un pantallazo de las ideas y sentimientos en que se ven envueltos.
Judíos y Palestinos en la ficción novelesca
La acción de la novela se desarrolla en la ciudad universitaria alemana de
Friburgo de Brisgovia, célebre también por su catedral y porque allí fue Rector el
filósofo Martín Heidegger, cuando adhirió al nazismo. Allí, un médico palestino hace
su especialización en Neurocirugía, mediante una beca lograda en su país de
"refugiado», Jordania. A raíz de que debe operar a un accidentado judío-israelí, nos
vamos enterando de los pormenores de su vida de "refugiado", autodenominación
que es, para él, como un rótulo que lo identifica, lo enorgullece, lo hace sentir
constantemente una carencia, la del terruño de donde fue expulsado, todo al mismo
tiempo. Como profesional atendió en forma eficaz al paciente, pero se siente tenso
frente al que considera "su enemigo".
Aquí cabe aclarar que este personaje-el yo-protagonista- que cuenta la novela
mantiene relaciones amistosas con otros judíos, trazando una delimitación bien
clara: el judío de Israel era el enemigo, el que había expulsado a su familia de la
querida ciudad natal de Ramleh, y eso era su paciente lsaac Ben Aarón; el judío de
cualquier otra parte del mundo, está en otra dimensiones el caso del médico Jorge
Silverman, judío chileno, al que él aprecia, porque, dice u creo que es justo
diferenciar a los judíos que viven en Israel de los que no viven en Israel. Los
primeros libraron una guerra contra nosotros y nos expulsaron de Palestina ["...la
usurpación la efectuaron los judíos de Israel..." Pero lo más significativo de esta cita,
es lo siguiente: “...Jorge me ha demostrado que un judío puede sentir afecto por un
árabe y no sé si algún día llegará, incluso, a comprender la justicia de nuestra
causa.
En cambio, un Israelí no aceptaría nuestras razones: iría contra sí
mismo."( pág.25)
En una conversación con su paciente, el médico árabe recibe el
agradecimiento de aquél a quien salvó la vida. Sin embargo no puede evitar hacerle
notar que sigue considerándolo no grato, y más aún cuando Ben Aarán le recalca el
lazo de unión que une a árabes y judíos. Ante la intransigencia del árabe, Ben Aarón
le recuerda que "...comete un error al calificarse como refugiado de Palestina,
viviendo en Palestina». ¿Cómo se entiende esta paradoja? El hombre sabe que el
médico huyó de la parte de Palestina anexada por Israel , hacia la parte que quedó
ocupada por Jordania, desde 1949.Así es que le dice seriamente que él no había
abandonado Palestina, por lo tanto no era refugiado palestino. La conversación
sigue en tomo a la reivindicación que hace cada uno de los refugiados de uno y otro
bando, va creciendo en tensión, hasta que el israelí termina puntualizando que '...no
hay pueblo en el mundo que pueda superarlo (al de Israel), ni antes ni ahora. Y si
usted se siente un expulsado, recuerde que los judíos han sido expulsados, no sólo
una. dos o diez veces, sino sistemáticamente, a lo largo-de toda su historia y a lo
ancho de todo el mundo.»
Como si quisiera confirmar al autor- los lazos invisibles ahora bajo el odio, que
unen al médico y al paciente israelí, la conversación termina con la coincidencia de
que ambos son de Ramié, y ambos, la reivindican como propia, más aún, cuando se
refieren a hechos objetivos, como los orígenes de la ciudad.
"Ramié tiene un significado especial para los judíos», dice Myriam, la hija
adoptiva de Ben Aaron, pues no sólo allí había sido asesinado su padre, sino que
había estado encarcelado Adolf Eichmann.
A esto, el médico responde que esa ciudad había sido fundada por "un árabe,
el sultán Suleiman,y constituyó un centro de cultura musulmana durante siglos".
La muchacha le contesta, a su vez, que la ciudad había existido "antes del
716" y que algunos estudiosos decían que allí había nacido José de Arimatea, quien
había enterrado a Jesús..." o sea, que la ciudad estaba en pie desde tiempos
bíblicos.
Como se ve, una conversación interesante, ligada a la condición de
«refugiado" de( personaje central , condición discutible desde un plano objetivo.
En este plano hay , fuego, una conversación también muy ilustrativa, con un
personaje llamado Rolf Freitag. Éste se dedica a la investigación acerca de las
consecuencias de las guerras, tanto las más antiguas como las recientes, tratando
de extraer conclusiones generales, que abarcan las masacres, los daños, los
desplazamientos y las mutilaciones producidas en todos los bandos. Es como una
estadística viviente. Maneja datos y cifras significativas, y es el que puntualiza que
«una guerra no sólo concluye en muertes, sino en refugiados," y que esa palabra, es
de reciente cuño, no así su origen'.
En cuanto a lo subjetivo, en la reflexión que hace el neurólogo, surge que, por
más
que haya otros "desplazados" por el mundo, (chinos , coreanos, etc.) los
refugiados palestínos son otra cosa. Piensa: "...nos hemos convertido en un pueblo
espectral , como lo eran los judíos.' 'Año tras año prometen el retorno, y nuestros
corazones se alegran. Pero año tras año nos golpea otra frustración"'[ ... ] y así 'fue
creciendo una conciencia nacional. Como ocurrió con los judíos. ¡Qué paradoja!»
(pág. 59 a 61).
La máscara de la "guerra de religión". La inutilidad de la violencia antes y
ahora.
Otro aspecto importante de la novela, y ya situado en el nudo de la misma
tiene que ver con las formas de lucha que se plantean en el entorno del médico, es
decir, entre sus compañeros universitarios, algunos de nacionalidad egipcia. Estos
son los más radicales: están por la violencia, por el sabotaje a toda presentación
israelí, y también por la "mentira diplomática", apoyados por funcionados de sus
respectivos gobiernos.
Aquí la anécdota es: un grupo de estudiantes árabes
concurren a un acto en el cual el agregado cultural de Israel va a hablar sobre
"Israel, factor de progreso en el Cercano Oriente". En él estará Myriam Ben Aarón,
la joven judía por la que el protagonista siente viva simpatía, no sin el recelo natural
que le provoca su nacionalidad. El acto culmina en una batalla campal provocada
por los árabes La muchacha, queda en medio de la pelea. Es golpeada por una de
las tantas piedras que vuelan y es llevada al hospital por el joven neurólogo, que se
niega a los designios de los egipcios, quienes hubieran querido violarla y quizá
matada. También se niega a secundar el plan oficial de la embajada egipcia, de
trasladar toda la responsabilidad a los judíos. Esto u que le echará encima a toda la
colonia árabe", no lo preocupa. Más bien, le ha quedado claro , y por boca de él se
expresa transparentemente la tesis del escritor (recordemos que éste es también
neurocirujano, pero judío, o sea, la otra cara de la moneda), que ésa:
" ... no es la manera de vencer a los judíos. Una provocación semejante nos
hace aparecer , en Alemania, como sucesores de los grupos de choque
nazis".(pág.84).Es decir, tiene caro que nada tiene que ver la mentira o la difamación
con la lucha legítima por la reivindicación de su pueblo.
Más adelante, el autor ahonda en otro aspecto que contribuye a que la violencia
se instale y no tenga solución; es en la conversación entre el protagonista y un árabeargentino, para más, sacerdote jesuita; en ella surge lo que juzgo que hay detrás de
la máscara de lo religioso: la cuestión política, los privilegios de clase, los intereses
petroleros, entre otras cosas.
contingentes
de
judíos
a
El argentino dice que la inmigración de grandes
Palestina,
coincidió
con
importantes
cambios
socioeconómicos , provocados, no por estos judíos, sino por las comunicaciones, la
industrialización, las guerras antiimperialistas, que trastocaron la vida árabe
tradicional y, ante la amenaza de perder posiciones de poder," ... los hacendados y
terratenientes contribuyeron a formar partidos políticos extremistas cuyas plataformas
propugnaban atrasar el reloj, volver a los buenos viejos tiempos de pasado feudal ...
w; y más adelante'...los reinos petroleros, los sheiks y los gobiernos militares
mesiánicos aportan dinero para esta guerra que entretiene al pueblo y no beneficia a
los palestinos. La revolución árabe ha sido frenada, o mejor dicho, torcida, para que
esos regímenes no se conviertan en el blanco de terrorismo Y puedan seguiralgunos-disfruntando de inmensas riquezas, mientras el Pueblo, o los idealistas como
tu luchan a brazo Partido por el retomo a un "paraíso perdido". (pág. 108)
Esta conversación deja al protagonista bastante confundido, aunque aún no
vislumbra hasta qué punto puede, su compañero, tener iluminada un área importante
del problema.
La relación entre una joven israelí y un médico árabe: ¿metáfora de una
conciliación?
El afecto que une a la joven israelí Myriam Ben Aarón con el médico palestino se
acrecienta con el trato que ambos tienen, por frecuentar conocidos comunes.
Además él ha conocido la historia tremenda del nacimiento de Myriam, a bordo de un
barco de refugiados judíos que ningún puerto quería recibir. Para esta historia, el
escritor nos ha presentado al personaje de lngrid Beickert.
Es una intelectual
alemana que durante la guerra salvó a muchos judíos , los ocultó, y los ayudó a huir
de la SS. Ella es quien recopiló toda la historia de los padres de Myriam y, por
intermedio de Ben Aarón, de Roff Freytag y la misma joven , se la hacen conocer al
palestino. Es evidente que ven en él a una persona noble que, si bien ama a su país,
es susceptible de comprender que las persecuciones y las masacres han afectado
tanto a uno como a otro bando; y que, en eso, pueden estar en el mismo camino.
Muy esclarecedora es la conversación entre Myriam y el médico en una fiesta de
la colectividad siria, y que gira en tomo a los prejuicios. A partir de la expresión " Aún
no llegó el tiempo en que los israelíes sean bien vistos en una celebración siria " ella
le contesta, rápidamente : "Lo dices como una profecía: llegará el tiempo.", y luego
añade: 'Ningún pueblo comprendería mejor a los árabes que el judío.
Estoy
convencida..."(pág.206), para después analizar: ' la fuerza de los palestinos radica en
su anomalía, igual que los judíos: dispersión, opresión -y una indestructible nostalgia
» Ante el asombro y el asentimiento del árabe, continúa diciendo que ella ha
comprendido que los palestinos son un pueblo, que lucha por conseguir la dignidad
de un Estado propio, igual que los israelíes.
Y al preguntarle él qué solución
defendería, responde: "Un Estado Palestino con mayoría árabe junto al Estado Israelí
con mayoría judía, como tendría que haber sido desde el principio, de no haber
intervenido Gran Bretaña y los grupos reaccionarios árabes.» (pág. 207).
No hace falta abundar más en citas para ver la relación existente entre estas
palabras que Aguinis pone en boca de sus personajes y la situación actual, en la que
muchos retoman esta solución como la única viable. Leemos en Clarín del domingo
22 de octubre, 2000, un titular que reproduce las palabras de Amos Oz, escritor y
referente de la izquierda israelí: 'Al final habrá dos Estados". En el reportaje, parece
oírse el eco de las palabras de Myriam: " ... Nosotros somos acá unos cinco millones
de judíos y no nos vamos a ningún lugar. Ellos son unos tres millones de palestinos,
y tampoco se irán a ninguna parte. Vimos que no podemos vivir juntos como una
familia feliz[ ... ] la inevitable conclusión es que debemos dividir la tierra entre los dos
pueblos... " y continúa cuestionando al liderazgo palestino, que rechazó las ofertas
que hizo Barak en Camp David, sin tener en cuenta que tal vez millones de palestinos
están convencidos de que el rechazo no era el camino más apropiado."
Sin embargo la prensa de hoy también tiene los ecos de las posturas de los
compañeros del médico, los Omar Dakani, los Ignacio Sheriff, entre otros. En Clarín
del sábado 14-10-00 leemos un artículo de Oscar Raúl Cardoso, en el que surge la
figura del halcón Ariel Sharon, responsable de haber "tolerados las matanzas de
Sabra y Chattila, campamentos de palestinos, cometidas por las falanges cristianas
libanesas, en 1982. Y también recuerda que este personaje es el principal impulsor
de una política de sangre y fuego que pondría fin a todo intento pacificador. Y esa
figura, ha sido llamada por el gobierno de Barak a participar en el debate de la
situación actual. Esto es, siguiendo con el artículo de Cardoso, convocar a todas las
figuras y posiciones involucradas para demostrar que , en ultima instancia, hay que
pactar algo elemental: un cese de hostilidades primero, y luego, no renunciar a la paz;
es necesario consensuar un proceso de pacificación como marco para una
continuidad de la vida - no entre charcos de sangre - en la región.
Las conclusiones de este trabajo son casi obvias: La muerte violenta de la
joven Myriam, asesinada por anónimas, aunque no por eso menos reconocibles
manos, significa la muerte del proceso de paz, la negación de cualquier conciliación,
el triunfo del prejuicio por sobre la comprensión. El médico no puede menos que
recordar las palabras de ella "Es el vértigo del amor el que hace girar las esferas».
En medio de su dolor comprende el mensaje que le ha dejado, la revelación que a
través de su figura lo ha llevado a ver su pasado y el de su familia con una luz nueva.
Por eso, cuando Rolf Freitag descubre al asesino, un criminal de guerra que veía en
Myriam una enemiga mortal, pues él había asesinado a su padre y causado la
deportación de su madre, lo incita a tomar ese mensaje y difundirlo, escribiendo.
Tras una vacilación inicial , lo hace y transcribe la historia, para que su muerte no
haya sido en vano.
La ficción, una vez más, nos ha ayudado a comprender una realidad que, hasta
ahora, se mantiene casi sin variantes. El sueño de Myriam Ben Aarón aún está lejos
de cumplirse; como dijimos al enunciar la tesis, la violencia es un camino que se va
estrechando cada vez más , que no lleva sino a una pesadilla de inseguridad y
muerte; pero la revelación está en la conciencia de muchos, que son cada vez más:
un acercamiento -en los hechos, no en la "conversaciones" de los altos dirigentes - no
sólo es posible, sino necesario; la paradoja de que los judíos estén convirtiendo al
pueblo palestino en su "otro», en la continuación de su propio martirio de siglos, debe
tener fin.
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