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A 150 AÑO DEL NACIMIENTO DE FILEMON C. PIÑEDA

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FILEMÓN C. PIÑEDA CONTRERAS
A 150 AÑOS DE SU NACIMIENTO
22 de Noviembre
(1868-2018)
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
ALGUNOS ANTECEDENTES
ALGO DE LA PAZ Y DE FILEMÓN
ALGO DE LAS FAMILIAS SUDCALIFORNIANAS
ALGO DE LAS FAMILIAS PIÑEDA CONTRERAS Y PIÑEDA CHACÓN
ALGO SOBRE SUS POEMAS
PRESENTACIÓN
Originalmente este escrito fue presentado en mayo de 2017 en el I Encuentro Internacional
de Investigación Histórica-Literaria con el título de Contexto histórico, familias
sudcalifornianas y los poemas de Don Filemón Cecilio Piñeda Contreras (1868-1922), ahora lo
difundimos como un homenaje a los 150 años de su natalicio.
Desde el año pasado propuse a los descendientes de la familia Piñeda Chacón con quienes
pude tener comunicación desde que empezamos a elaborar la Crónicas Familiares, que el
22 de noviembre de 2018 organizáramos una tertulia familiar y empezamos a ser la lista
de familiares que dirían algún poema ese día: se anotaron por supuesto mi sobrino Marcos
Robledo Santana, un extraordinario declamador hijo de mi prima hermana Norma,
bisnieto de Filemón; mi sobrina Alejandra Navarro Canseco, bisnieta de Filemón, hija de
mi prima hermana Cecilia;
mi primo hermano Filemón Piñeda Garayzar, nieto de
Filemón, hijo de mi tío León; mi sobrino Javier Arturo Rodríguez Canseco, bisnieto de
Filemón, hijo de mi prima hermana María Eugenia; mi nieto Verne Piñeda Castro,
tataranieto de Filemón, hijo de mi hijo Tito Fernando; y yo mismo diría algunos poemas.
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Ya no pude seguir con la organización de la tertulia familiar y tuve que suspender
temporalmente con la edición de las Crónicas Familiares de Los Piñeda Chacón y de Los
Bañuelos Isais porque en mayo pasado me diagnosticaron cáncer de próstata, el 18 de junio
inicié un tratamiento de dos años y pues me vi en la necesidad de atenderme y cuidar de
mi salud.. A los 150 años del natalicio de mi abuelo Filemón, yo me encuentro en
Guadalajara en un tratamiento radioterapéutico que estoy a punto de concluir pero desde
aquí, va el homenaje… Y un fuerte abrazo en cualquier lugar donde se encuentre junto a
mi abuelita Victoria.
Pedí a mi sobrino René Marmolejo Piñeda, bisnieto de Filemón, hijo de mi hermana Ope,
que en mi ausencia arreglara su tumba en el panteón de Los Sanjuanes y a mi nieto Verne
Piñeda Castro que leyera frente a su tumba algunos poemas en homenaje a mi abuelo
Filemón; en tanto que yo sigo empeñado en sanar. Por mi parte estoy poniendo todo lo
que está de mi parte para ganar esta guerra contra el cáncer; mis amigos, compañeros y
familiares están haciendo lo suyo con sus oraciones y sus energías que me llegan de La
Paz, de Guanajuato y de otros lugares… lo demás de lo dejo la Ciencia Médica y a la
Técnica.
Guadalajara Jalisco, a 22 de noviembre de 2018.
ALGUNOS ANTECEDENTES
Desarrollando el proyecto general de investigación Historia Urbana: Economía, ciudad y
patrimonio cultural, priorizando el urbanismo y la arquitectura de la ciudad de La Paz de
la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, me encontré con un problema
de investigación nuevo para mí que eran las familias paceñas: las que paseaban y dormían
en el Malecón, las que compraban en las tiendas de La Perla de La Paz y de la Torre Eiffel,
las que acudían regularmente a la plaza, las que tenían a sus hijos en las escuelas de
primeras letras separadas para niños y niñas, y más tarde en las escuelas No.1, No2 y No.3,
las que acudían a trabajar o a realizar una gestión a la Casa Municipal o a la Casa de
Gobierno, las que iban a trabajar a las afueras de la ciudad en la tenería Viosca o a la
carbonera y las salinas de Pichilingue; las que para vivir tenían que salir a pescar a vela,
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remo o canalete desde los embarcaderos de los barrios de El Esterito y El Manglito, las
mismas que vendían por las calles de tierra y empedradas de La Paz, pescado, caguama,
ciruelas y pitahayas; las que en canoas y canaletes atravesaban el canal hacia a los esteros,
manglares y dunas de la barra arenosa que estaba frente al puerto conocido como El
Mogote; las que acudían a misa y a las actividades religiosas al templo de la Parroquia de
Nuestra Señora de La Paz; las que iban a recibir y dejar pasajeros o a cargar mercancías
en el muelle fiscal, las que se reunían en secreto y participaban en los ritos de la Logia
Masónica (Reyes, 2106).
Todas ellas eran las familias paceñas que tenían un rasgo particular: la inmensa
mayoría de ellas tienen su origen en la migración, personas que llegaron de otras entidades
del país o del extranjero, que al asentarse en la ciudad-puerto formaron sus propias
familias y fueron construyendo la identidad paceña que se forjo y permaneció sin grandes
cambios, por lo menos durante un siglo. Todo cambia en el último tercio del siglo XX.
Entonces, derivado de ese proyecto general que solamente se concreta a la fría
historia del patrimonio cultural edificado, nos referimos a sus calles, a sus manzanas y sus
solares, a sus actividades económicas, administrativas y religiosas; al uso del suelo y a la
imagen urbana; sin embargo, no estaban presentes las familias paceñas que son las que
dan vida urbana a la ciudad y convierten en seres vivientes a las edificaciones, las calles y
los espacios públicos.
El problema de investigación estaba ahí, pero como empezar.
Lo que se hizo fue identificar cual era el rasgo general de la familia paceña, que más
adelante comentaremos; entonces encontré que las ramas familiares de mis padres lo
tenían: por el lado paterno estaban Los Piñeda Chacón y por el lado materno estaban Los
Bañuelos Isais: en ambas ramas, alguien vino de otra entidad o del extranjero y formaron
una nueva familia en La Paz.
En el caso de los hijos e hijas de Filemón que son Los Piñeda Chacón me encontré a
Los Santa Ana Piñeda, a Los Piñeda Navarro, a Los Piñeda Bañuelos, a Los Canseco Piñeda, a Los
Piñeda Geraldo y a Los Piñeda Garayzar; hice contacto con ellos y ellas, empezamos a obtener
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testimonios a través de entrevistas a las y los mayores de esas ramas y recolectar
fotografías familiares
de los padres, hijos, nietos, bisnietos y tataranietos de Filemón,
como por ejemplo Verne, Tito Livio y Amet, que son mis nietos, pero son tataranietos de
Filemón. La lista es larga, el tiempo es corto y un crónica familiar de esta magnitud no
podría tener un producto en el corto plazo para hacer memoria y no dejar que el olvido se
apropie de las familias paceñas, así que opte por elaborar poco a poco, crónicas familiares
para el consumo interno de la familia y empecé por Los Canseco Piñeda (Piñeda 2017) y por
el lado materno por Los Isais Verdugo.(Piñeda, 2016)
Gracias a esto me encontré de nuevo con la historia personal de Filemón: tuve en
mis manos un poemario elaborado artesanalmente que se utilizó para obtener fondos
sociales en una kermes de 1916(Piñeda 1916) y otro más que elaboró uno de su hijos, César
Piñeda Chacón en 1994 (Piñeda, 1994); en esta búsqueda de datos familiares, gracias a un
miembro de Los Isais, supe que la biblioteca de la Logia Masónica tenía el nombre de
Filemón C. Piñeda como la biblioteca central de La Paz. Tuve la fortuna de ser invitado
como nieto de Don Filemón a una tenida blanca en la que, después de la ceremonia
masónica, se me invitó a cortar el listón de su reinauguración; deduje entonces, que al
momento de su muerte, era venerable Maestro de la Logia Masónica de los Fieles Obreros
de la Baja California que había sido fundada en 1869 (Piñeda, 2016).
Dado estos antecedentes lo que voy a decir enseguida, al referirme al contexto
histórico quiero decir la ciudad de La Paz y, con familias sudcalifornianas quiero decir
familias paceñas y como un espejo de ellas, quiero decir poemas de Filemón.
ALGO DE LA PAZ Y DE FILEMÓN
Filemón es un paceño que falleció muy temprano, el 17 de mayo de 1922. Vivió solamente
54 años, había nacido el 22 de noviembre de 1868 (Martínez, 2011), pero vivió, me imagino
que intensamente, lo puedo decir por la tradición oral de la familia, mi padre, Raúl Piñeda
Chacón, era su hijo; pero sobre todo lo puedo inferir del contenido de sus poemas, que
leídos en conjunto resultan muy paradójicos, que oscilan probablemente entre la ternura
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y la rebeldía o entre el amor y la irreverencia, o entre la naturaleza y el ser humano, o entre
el regionalismo y el patriotismo.
Apenas medio siglo antes de que naciera Filemón, la formación material del puerto
de La Paz, acababa de surgir con apenas 400 habitantes en las primeras décadas del siglo
XIX; para 1835 La Paz tendría 800 habitantes (González, 2016), así que Filemón vivió en
ese pequeño puerto que un año después de su nacimiento apenas rebasaba los 2 mil 100
habitantes, un puerto que se convirtió en una ciudad comercial hecha y derecha a finales
del siglo XIX, pero seguía siendo una ciudad pequeña que no llegaba a los 5 mil habitantes;
en el año anterior a su fallecimiento la población paceña apenas llegaba a los 7 mil 480
personas, debió haber alrededor de 1 mil 400 núcleos familiares (DEN, 1927).
A principios de la década en que nació Filemón las lomas de la ciudad al norte y
sur del gran arroyo central se estaba poblando sin que el Ayuntamiento de La Paz lograra
controlar los asentamientos aunque en la loma norte ya había un solar baldío que era la
plaza, otro solar baldío al oriente de la plaza donde se acababa de construir un templo
católico y en la parte oriente algunas pequeñas construcciones donde despachada el jefe
político, lugar donde se dieron las instrucciones para que se elaborara el primer plano de
una ciudad que resultó ser de trazo ortogonal de retícula cuadrada de 100 por 100 metros
y calles de 20 metros, pues la otra ciudad, la de la parte baja y plana alrededor del
embarcadero ya se había formado con manzanas irregulares y calles muy angostas, como
callejones.
Cuando Filemón era un adolescente, La Paz era un espacio urbano pequeñísimo,
si se recorre en el polígono alrededor del antiguo muelle fiscal el puerto llegaría a cuatro
o cinco cuadras de la playa, y lo largo de ella los solares de playa estarían ocupados hasta
el estero norte que se conoció como el barrio del Esterito y hasta los manglares y el palmar
de la playa sur que se conoció como el barrio El Manglito.
Cuando Filemón concluía su etapa de juventud y empezaba su edad adulta, se casó
con una joven muy bonita de otra familia paceña, Victoria Chacón Meza, el 18 de agosto
de 1899; el puerto de La Paz ya se había urbanizado lo suficiente como para considerarla
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una ciudad que por su actividad dominante, era una ciudad comercial: todavía no se
construía el Teatro Juárez ni la Casa Municipal, proliferaban los veleros y las canoas en la
Ensenada, el embarcadero ya se había convertido en un auténtico Muelle Fiscal con su
Torre del Vigía, un resguardo marítimo, algunas agencias aduanales y un hotel frente al
muelle; ya se había construido el Jardín Velasco, la Casa de Gobierno, el templo de la
Parroquia de Nuestra de La Paz, el Panteón de Los Sanjuanes, el Templo Masónico, el
Hospital Salvatierra, y las imponentes construcciones comerciales de La Perla de La Paz
y La Torre Eiffel.
ALGO DE LAS FAMILIAS SUDCALIFORNIANAS
Sobre los rasgos de las familias sudcalifornianas y en consecuencia, paceñas, inicio el
comentario de la introducción de la Guía Familiar (Martínez, 2011) señalando como lo dice
Don Pablo que en Baja California no hubo mestizaje de españoles con indígenas, pues las
y los californios se extinguieron tempranamente. Dice Don Pablo que “el hombre blanco
no mezcló su sangre con la raza autóctona sino por excepción”, a diferencia de lo que
sucedió en Mesoamérica, y las razones las explica de la siguiente manera: “En primer
lugar, la cabeza conquistadora no fue un militar, fue un sacerdote y este por serlo,
mantenía las reglas de la abstinencia y por voto efectivo de castidad” y dice Don Pablo
que “el mestizaje … comenzó a verse en Baja California en amplia proporción después de
la independencia”, pero no con indígenas californias, sino con indígenas del macizo
continental que emigraron a la península.
Don Pablo encuentra que hay tres apellidos originarios de la población
sudcaliforniana que proceden de finales del siglo XVII: Rodríguez, Márquez y Arce. El
primero viene de Esteban Rodríguez Lorenzo, portugués, que llegó con el padre Juan
María de Salvatierra para fundar la Misión de Nuestra Señora de Loreto, el segundo viene
del soldado Nicolás Márquez, de origen siciliano, que también llegó con Salvatierra en el
primer grupo de soldados; y el tercero fue otro soldado, Juan de Arce, de origen inglés,
que llegó a la misión de Loreto al año siguiente de su fundación.
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Por otra parte, Don Pablo señala que en el siglo XVIII hay 18 apellidos que aparecen
con cierta regularidad en los documentos: Ocio, Romero, Carrillo, Verdugo, Ribera y
Moncada, Castro, Verduzco, Sáenz, Ruíz, Ortega, Ceseña, Murillo, Salgado, Avilés,
Talamantes, Aguilar, Villavicencio y Marrón; por otro lado, como el Real de Santa Ana fue
el primer poblamiento no misional significativo en la península a mediados del siglo XVIII,
Don Pablo destaca otros apellidos que proceden del lugar y que se conocen después de su
fundación como los apellidos Cota, León, Duarte, Amador, Beltrán, Ajuque, Fajardo,
Martínez, González, Lara, Flores, Moreno, Olachea, Morales, Barrera, Villa, Arballo,
Gerardo, Geraldo, Cadena, Guerrero, Hirales, Ojeda, Orozco, García, Orantes, Álvarez,
Mendoza, Estrada Domínguez y Calderón.
En el siglo XIX, Don Pablo destaca 9 apellidos de origen español, aunque algunos
procedían de Filipinas como De la Toba, Montaño, Meza, Angulo, Navarro, Legaspi,
Canseco, Ruffo y Villarino; mientras que anota 15 apellidos de origen no español como
Smith (inglés), Sández (inglés), Pedrín (francés), Gibert (francés), Fiol (al parecer inglés,
pues su verdadero nombre según Don Pablo era John Hastings), Collins (inglés), Maclis
(inglés, que después evoluciona a Macklis), Gavarain (francés, originalmente Gavarine),
Leggs (inglés), Robinsón (inglés), Fisher (estadounidense), Ritchie (inglés), Green (inglés),
Corazón (estadounidense, originalmente Hearst) y Kennedy (estadounidense).
Como ven, en el siglo XIX de los 24 apellidos más recurrentes en los archivos
eclesiásticos y civiles que investigó Don Pablo, el 36% son de origen español y algunos de
ellos filipinos, mientras que el 64% eran de origen extranjero no español; pero entre todos
ellos no aparece en estas ramas familiares originarias ni Los Piñeda ni Los Contreras, ni Los
Chacón, sin embargo la familia Piñeda Contreras, de la que es parte Filemón, presenta estas
características.
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ALGO DE LAS FAMILIAS PIÑEDA CONTRERAS Y PIÑEDA CHACÓN
La vida y obra de Filemón Cecilio Piñeda Contreras no puede explicarse sin la presencia
cercana de Victoria Chacón Meza, no solo porque fue inspiración literaria, sino porque
estuvo cerca de él hasta su muerte; por ejemplo, su hijo César dice:
“..aquel entorno mío, era un escenario que lo iluminó siempre la bella
presencia de mi madre… Ella, mujer sensitiva y culta, producto
seguramente de un autodidactismo ejemplar, como lo fue el autodidactismo
de mi padre… Los dos formaron singular pareja que fueron por la vida
prodigando amor… Él, poeta cantor de los bueno, de lo bello y de la
verdad… Ella, musicóloga, en ciernes que leía, cantaba e interpretaba en su
flauta toda obra musical que por suerte llega a sus manos…. Seguramente
que por estas afinidades artísticas, dieron a mis padres los satisfactores más
elevados para disfrutar de la felicidad de un genuino hogar paceño”
(Piñeda, 1994).
O sea que el apellido Piñeda se ligó para siempre con el apellido Chacón, y de ahí
nacen las distintas ramas familiares de Los Piñeda Chacón: María Estela que nació el 6 de
octubre de 1900, Guillermina quien falleció muy pequeña, Roberto Augusto que nació en
1907 fallecido ya grande, Raúl que nació el 8 octubre 1908 y falleció el 29 de marzo de
1986, Norma Cecilia que nació el 9 de septiembre de 1909 y falleció el 9 septiembre 1996,
Rosalba que nació en 1910 fallecida en edad muy avanzada sin formar una familia; Hugo
César que nació el 28 de noviembre 1912 y falleció el 6 de marzo de 2003, León Jorge que
nació el 11 de diciembre de 1915 y falleció el 6 de marzo de 2000 en Mexicali, B.C. y
Fernando, el más pequeño de los nueve, que falleció ya adulto sin formar una familia.
Los padres de Filemón se llamaron Victor Piñeda de la Cruz y Refugio Contreras
Espinoza. Los Piñeda Contreras es una familia paceña que proviene del siglo XIX que se
formó por la unión de un extranjero y una sudcaliforniana: Refugio Contreras Espinoza,
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la mamá de Filemón, era hija de Pedro Contreras nacido en Todos Santos en 1813 y de
Perseverancia Espinoza que era de San Antonio nacida en 1823; mientras que Victor
Piñeda de la Cruz, el papá de Filemón, fue un marino que llegó a La Paz en un barco
proveniente de Manila, Filipinas, pues él y su padres eran de allá, se casó el 1 de octubre
de 1861 con Refugio Contreras Espinoza que tenía apenas 18 años, Víctor era hijo por línea
paterna de Espíritu Piñeda nacido en Manila, Filipinas e Hilaria de la Cruz también
nacida en Filipinas.
Filemón Cecilio Piñeda Contreras tuvo seis hermanos, todos nacidos en La Paz:
Luis Nicolás que nació el 27 de agosto de 1877 y falleció el 18 de julio de 1896; Herminia
que nació el 25 de abril de 1883, María Francisca que nació en 1866 y falleció 24 de
noviembre de 1888, Víctor que nació 1875 y falleció el 7 de agosto de 1892, Victoria que
nació en 1869 y falleció en 1891 y de Julia Piñeda Contreras (Martínez, 2011); de todos
ellos y ellas no hemos encontrado referencias de sus descendientes, salvo de Julia quien
se casó con Guzmán Rolland Mejía, hermano de un ingeniero civil destacado
nacionalmente llamado Modesto, quien fuera diputado constituyente por mandato del
gobierno central (Rolland, 2017).
Como lo comentamos al inicio, Filemón muere tempranamente cuando sus hijos eran
muy jóvenes: Estela que era la más grande tenía 22 años, Guillermina ya había fallecido,
Roberto tenía 15 años, Raúl 14 años, Cecilia 13 años, Rosalba 12 años, César 10 años, León
17 años y Fernando tendría entre 4 y 5 años.
Filemón era más conocido como poeta, pero al momento de su fallecimiento era el
venerable maestro de la Logia Masónica de Los Fieles Obreros de la Baja California y parece
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que también tesorero del entonces gobernador Agustín Arriola, había sido tenedor de
libros, que eran los contadores de la época junto con mi tío abuelo Fernando Chacón
Meza en la monumental casa comercial La Torre Eiffel de Don Miguel González e hijos que
se encontraba en las antiguas calles Puerto y Obispado, actuales Agustín Arriola y
Zaragoza; y parece que también trabajó en La Perla de La Paz; pero también fue regidor del
Ayuntamiento de La Paz en la última etapa de la época porfirista en 1905, 1907, 1909 y
1911.
ALGO SOBRE SUS POEMAS (Piñeda, 1994)
No soy lector de poemas mucho menos especialista en Poesía, pero interpreto que los
poemas de Filemón fueron fundamentalmente románticos pero diversos, aunque
incursionó otros géneros, algunos épicos, otros paisajistas y algunos contestatarios, uno
de ellos, un poema poco difundido, que cuestiona abiertamente la injerencia de la marina
norteamericana a Bahía Magdalena como parte de la política exterior de Porfirio Díaz; lo
cual llama mucho la atención porque Filemón fue, hasta donde sabemos, de filiación
porfirista.
Recordemos que
en 1908 arribó a Bahía Magdalena la flota de la armada
norteamericana con 16 acorazados y varios buques que les escoltaban para realizar
prácticas de artillería, trastocando la soberanía nacional, hecho que no fue muy bien vista
por algunos personajes de las misma filas porfiristas.
Sobre el poema que lleva por título precisamente Bahía Magdalena, no solo lo
escribió para desahogar su descontento, sino que fue leído por el propio Filemón en una
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velada organizada por los miembros de la Logia Masónica a la que asistió el al Jefe
Político quien había ido a Bahía Magdalena a dar la bienvenida a la marina
norteamericana a nombre del gobierno central, y a su regreso escuchó el poema Bahía
Magdalena en voz de Filemón (Preciado, 2005).
BAHIA MAGDALENA
Allá tras de las vastas serranías
que se alzan como esfinges egipcias;
allá tras de las yernas lejanías;
allá tras delos árboles tintóreos
y las plantas textiles, que la mano
del hombre despedaza y aniquila,
La Magdalena orgullo Mexicano,
extiéndese magnífica y tranquila
como una emperatriz del gran océano.
Allá se ve, incrustada entre las olas,
del pacifico que acaricia
Y le canta sublimes barcarolas;
es geográficamente una delicia,
Por eso la patria la ama a solas;
y por eso el extraño la codicia.
Uncle Sam, el tío Sam, imperialista
hojeando de Dewey un folio,
Leyó: “BAHIA”… concentra su vista…
poco después en todo el capitolio
como en toda la unión se oyó CONQUISTA!
Que quien lo dijo ¿No lo sé… intuiciones?
tal vez; pero es el caso que ese caso
lo repitieron todas las naciones,
y sarcasmos! Dijeron los nipones
y Eureka!, más allá del paso.
Más contra todo eso está el abrazo
de Root. ¿Por qué perdemos la esperanza?
Es que la libertad es un acaso
cuando la fuerza inclina su balanza?
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El deber, como trasgo inconcebible,
penetra al corazón de los humanos
y ve en la diplomacia algo terrible
y, aunque quiera olvidar acciones viejas,
las nuevas le maltratan como espinas;
le pone un vuelo a California y Tejas
y asoman Puerto Rico y Filipinas.
Y se subleva y dice: americanos!
Despertad por que Atila esta en las puertas!
y el eco repercute por los llanos,
las sierras y los mares mexicanos.
como la ronca voz de mil alertas,
y el patriotismo eleva sus canciones
tan llenas de vibrantes armonías,
que alienta y electriza corazones.
Otro poema que en voz de Filemón escucharon los primeros once estudiantes
sudcalifornianos que partirían a bordo del “San Antonio” en el muelle fiscal el 18 de
noviembre de 1920 rumbo al puerto de Manzanillo y de ahí a la ciudad de México para
estudiar alguna carrera; un día antes, en la despedida oficial les hicieron en la Escuela
Comercial de La Paz, Filemón les declamó el poema “Cálida Fornax” (Castro, 1970).
CALIDA FORNAX
¿La Baja, parece brazo
desafiando al porvenir?
¿Nave encallada, al acaso,
que batalla por salir?
¿Lengua de coloso nauta
que lame al balboano mar?
¿Parece, en fin, una flauta
que la Alta quiere tocar?
¡No! ¡Parece un Leviatán,
que del fondo del mar salta,
Para tragarse a la Alta
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como un pedazo de pan!
Más, la vecina entidad
que dá principio en Calexico,
es buena amiga de México;
y, en prueba de su amistad,
y, como lazo de unión,
dió a Mexicali un Caudal,
que pregona el algodón
y ostenta airoso el trigal.
La Baja parece pobre,
una anémica, una tísica,
al ver su apariencia física;
pero es la reina del cobre:
Metal que hallan con exceso
las universales barcas
Y compite con las arcas
de Rockefeller y Creso.
De aquella regia matrona,
que de plata hace derroche,
que el oro fino abandona,
y que tiene por corona,
los luceros de la noche;
las riquezas tantas son,
que aunque quisiera esconderlas,
las denunciaría con:
Los corales y las perlas
que en su cofre de cristal
guarda avaro el Mar Cortés;
y, con los antros de Sal,
donde reina un trasgo inglés;
y, con los bellos cantares
que las cañas mecedoras
entonan en estos lares:
Todos Santos, Santiago de los Coras
y San José de Mijares
Cuando el agua alegre salta,
como apacible gacela,
un oasis nunca falta
que dé vida a la parcela;
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Y, como premio de arriba,
que es la región de las almas,
tiene Mulege, la Oliva;
tiene Comondú las palmas.
¿Y, la ciudad, encantada,
la ciudad de los celajes?
La Paz! mi dulce mimada;
la cuna de mi alborada,
la cuna de mis mirajes;
tu grandeza bastaría
para mostrar que la Baja,
es rica por que trabaja;
y que mas grande seria,
si el pensamiento, que ha sido
lo que yo tanto celebro,
Ya no estuviera escondido
en las frondas del cerebro,
como un pájaro dormido…
¿Cuándo sonara la hora
del encanto y de la luz?
¿Cuándo llegara la aurora
con sus clámides de luz?...
Mientras ese instante llega,
aves de tempranas alas,
para quienes todo es galas,
volad! Empezad la brega.
¿Queréis conocer la omega
conociendo al alfa ya?
Del bermejo mas allá,
id, con semblante sonriente,
que allá os espera la fuente
que vuestra sed saciará.
Y…adiós! Con trémula voz
hace explosión la palabra,
Como temiendo que se abra
o se rompa el alma, en dos.
Yo no os diré nunca adiós
con los parpados abiertos,
Y por el llanto cubiertos
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cual si se abriera una tumba…
¡Despiertos en ultratumba
están mis únicos muertos!
Hay un poema que dibuja con lujo de detalle las formas de explotación de los
trabajadores, pone en evidencia el significado del producto del trabajo y de la riqueza
que producen los trabajadores en las diferentes actividades económicas.
AL TRABAJADOR
¡Abridle paso! ¿Por qué lo veis con tanta indiferencia?
¿Qué trae las manos callosas y cubiertas el semblante de polvo?
Acaba de salir de las entrañas de la tierra, para ofreceros
ese oro con el que trastornáis al mundo y brilláis en lo exterior.
¿Qué viene desaliñado y con la vestidura ennegrecida por el
humo?
Acaba de forjar la estatua que ofrecéis a vuestros prohombres;
acaba de fundir los rieles sobre los cuales se deslizará
el rápido ferrocarril lanzando al aire su simpático silbido,
himno melodioso del progreso.
¿Qué viene con su mandil azul, salpicado de fragmentos
rizados de madera?
Acaba de fabricar la esbelta barca que os conducirá a tierras
encantadoras;
acaba de fabricar el caprichoso mobiliario con el cual adornareis
el recinto destinado para vuestra prometida;
acaba de dar el último cepillazo al ataúd del ser por quien
lloráis.
¿Qué viene con el traje cubierto de despojo de ramas y
salpicado de lodo?
En la noche lo sorprendió labrando la tierra,
para ofreceros después las exquisitas frutas que llevareis a
vuestra mesa:
las múltiples flores que embalsaman al ambiente que respiráis,
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las innumerables plantas que enriquecen el oxígeno.
¿Qué trae el vestido manchado de pintura y la manga de la
camisa
enrollada, mostrando la desnudez de sus brazos?
Acaba de darle el último toque al ornamento de vuestros
palacios.
¡Abridle paso!
Vine de cumplir uno de los deberes más sagrados del hombre.
¡Acaba de alzar un himno de Dios en el templo del trabajo!
En otro poema denuncia la explotación del trabajo esclavo donde pone en evidencia que
las revoluciones y el progreso no han resuelto el problema de la opresión y la explotación;
y si por el contrario han regresado a las mismas formas de vida esclavas.
SIEMPRE ESCLAVOS
De allí esas chozas
que parecen nidos,
a do la miseria
prorrumpe en gemidos,
hambrientos, desnudos
casi, postergados;
Surgen los artistas
que bordan los prados:
esos que hemos visto
por valles y ranchos
con toscos sombreros
y calzones anchos;
esos que, explotados
antes por virreyes,
aun siguen esclavos
junto con sus bueyes.
También de esas chozas
que parecen nidos,
sacaron soldados
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unos forajidos,
diciéndoles:
-“Basta de ser humillados:
Tomad los fusiles,
dejad los arados
y venid”…
Y aquellos
que sembraron granos,
de Caín cogieron
el arma en sus manos
¿Y que consiguieron?
Remachar los clavos
de sus yugos crueles,
sus yugos de esclavos,
y hacer que se escuchen
mas tristes gemidos
de allí de esas chozas
que parecen nidos.
Este tipo de poemas de Filemón, irreverentes, rebeldes y contestatarios son los
menos, probablemente los únicos. Hay otros que se asemejan, pero son más bien épicos
y patrióticos; los más hablan del amor, de la mujer, de la familia, de la ciudad y del paisaje.
Los escritos más juveniles los dedicó a sus padres Refugio y Victor: uno se llama A mi
Madre y el otro Mi Consuelo.
A MI MADRE
El día de su cumpleaños
Madre: para honrar tu día,
mil veces tome la pluma
para hacerte una poesía;
pero siempre hallé, que en suma,
Nada en ella te decía
de lo mucho que te adoro,
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porque es débil todo acento,
para expresar el tesoro
de cariño y sentimiento
que para ti, yo atesoro.
De nuevo pulso la lira,
a ver si puedo cantar,
lo que tu amor hoy me inspira,
sírvete, pues escuchar…
o mas bien escrita mira
la estrofa con que gozoso
te saludo en este día
de tu cumpleaños dichoso:
¡BUENOS DIAS MADRE MIA!
¿No es este un poema amoroso?
para una madre de fijo
que si lo es, y por eso
es el poema que yo elijo
para ti, que al darme un beso
tan solo me dices ¡HIJO!
¡Cuanta elocuencia y ternura
esta hermosa frase encierra!
¡Dichosa aquella criatura
que siempre la oye en la tierra,
de una boca dulce y pura
como la del padre amoroso,
O de la madre idolatrada!
¡Por eso aun soy dichoso!
tú eres, oh madre adorada,
mi cielo, mi sol hermoso.
Basta oír tu dulce acento
para que yo desgraciado
Feliz me sienta al momento,
como en el tiempo pasado
¡Que feliz, madre, me siento!
Sin ti arcángel adorado
Sin ti, como sin mi padre,
¿Qué fuera yo? Desgraciado,
pajarillo que sin madre
vuela del nido alejado,
ave errante, que perdida,
tiende su vuelo incierto,
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bajel que el mar de la vida
cruza sin hallar un puerto,
¡Flor del tallo desprendida!
Más es preciso apartarme
de tan triste pensamiento,
porque comienzo a engolfarme
en un mar de sufrimiento.
Vive siempre para amarme
ángel de mi hogar bendito,
que yo para amarte vivo.
Quiero siempre oír: ¡HIJITO!
porque al oírlo, recibo
un placer que no he descrito.
Vive siempre prenda amada,
digna esposa de mi padre,
porque sin ti no soy nada;
nada seré yo sin mi madre,
sino una flor marchitada.
Pasa muy feliz tu día,
sin pesares ni quebranto,
y con inmensa alegría
escucha otra vez mi canto
¡Buenos Días Madre Mía!
MI CONSUELO
En las horas más tristes de mi vida,
en mi medio del pesar que me atormenta,
hay una voz sublime que me alienta,
y un noble corazón que no me olvida.
Son de un ángel de amor, toda terneza,
A quien mi corazón no oculta nada;
pues si callan mis labios de tristeza
él la encuentra en mis ojos retratada.
Con la santa bondad que, como padre,
él atesora con afán prolijo,
al verme pensativo, exclama: “Hijo,
no te entristezcas mientras tengas madre”
Deja al destino que llenando siga
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tu existencia, de espinos y de abrojos,
hay quien enjugue el llanto de tus ojos,
quien ruegue a Dios por ti, quien te bendiga.
Son esas frases de ternuras llenas,
cual aire puro, que me da la vida;
solo las alivian la fatal herida
que en mi alma abrieron, sin piedad, las penas.
¡Ojala que jamás deje de oírlas,
pues me encantan cual música del cielo!
Nunca habrá para mi mayor consuelo,
que escucharlas y luego repetirlas.
¡No te entristezcas mientras tengas madre!
Poemas de amor, bendigo tu belleza:
tu serás, en mis horas de tristeza,
Un reflejo del alma de mi padre.
Jugando con el color de los ojos de la mujer dibuja una imagen apologética desde
las profundidades de lo negro.
EL TRIUNFO DE LO NEGRO
Me dirigí a los ojos de las niñas
pidiéndole color para mis versos,
y las niñas me dieron de sus ojos,
el azul más hermoso de los cielos,
el verde más profundo de los mares,
el café de los rostros habaneros,
el castaño más puro del castaño
y el negro de luctuosos pensamientos.
Pero el negro sublime de tus ojos
darme nunca pudieron ¡Son tan negros!
Tan negros como el reino de la duda,
Como el plúmeo ropaje de los cuervos,
como el velo del ángel de los tristes
que llora en el santuario del recuerdo.
Ojos negros:
Etíopes dormitando
sobre un lecho de nardos.
Ojos negros:
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Si el sol es dibujante de paisajes,
la noche es una artista que hace versos;
si aquel muestra sus lienzos: los celajes,
esta brinda sus trovas: los luceros.
Celebremos el triunfo de la noche,
celebremos el triunfo de lo negro
celebremos el triunfo de tus ojos,
Esos negros artista que hacen versos.
Identifica a la mujer con un lugar social que es referente de la ciudad, El Mogote.
MOGOTEÑA
Niña de las crenchas blondas,
flexible como las cañas
la de miradas tan hondas,
que compiten con las ondas
en que gozosa te bañas.
Niña de mis ilusiones
a quien tanto y tanto quiero;
Junto a la orilla te espero,
con tan santas intenciones,
que hasta peco de sincero.
Sal de los brazos de Porto
a coger tu blanca enagua,
Que si lo efectúas pronto,
cubierta con tu paraguas,
no te veré: soy muy tonto.
Yo peinaré tu cabello
con inocente cuidado,
te pondré el rebozo al cuello,
y sin tocarte ni un vello,
abrocharé tu calzado.
Después…sentados aquí,
sobre esta peña, los dos,
con la gran venia de Dios
nos hablaremos así:
Yo, ¿me amas?
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Tu, ¡Si, si!
Desdeña esas crueles ondas,
tan amargadas y tan hondas
En las que puedes ahogarte;
y ven a mi alma a bañarte,
Niña de las crenchas blondas.
Un poema del día después de su boda con Victoria.
MI SOBERANA
I
Entra a mi alma reina mía!
Es tuyo mi sentimiento
es tuya mi fantasía
es tuyo mi pensamiento
como reina la armonía,
como reina el firmamento;
reina como reina mía!
II
Oh soberana de mis amores!
Oh, soberana de mis ideas!
Para tu senda todas las flores
de mis sueños! ¡Bendita seas!
Son tus miradas ricas preseas,
y yo, el avaro de sus primores,
saldré anhelando que tu me veas,
Oh soberana de mis amores!
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PIÑEDA, Filemón C., Hojas Dispersas, La Paz, Baja California, México (El producto de la
venta de este cuaderno se destinará al de la Kermesse de 25 de diciembre de 2016, dando
cuenta de resultado, el BANCO respectivo).
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Filemón Cecilio Piñeda Contreras y Victoria Chacón Meza, La Paz, B.C., 1899, Archivos Familiares Piñeda
Chacón/Piñeda Geraldo/Canseco Piñeda
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