Apuntes. ROLES, REGLAS Y MITOS FAMILIARES Anabel Carreras Índice Introducción 1. Roles y familia Función de los roles en la interacción familiar Reciprocidad entre los diferentes roles Importancia de lo transgeneracional en la internalización de roles 2. Las reglas como forma de relación en la estructura familiar Tipos de reglas Reglas funcionales vs. reglas disfuncionales 3. Mitos familiares: aspectos teóricos y terapéuticos Características de los mitos familiares Tipos de mitos Función de los mitos La trama invisible de la lealtad Los mitos en terapia Introducción Cada persona, cada familia, cada grupo social es una caja de sorpresas. Nunca se puede saber con seguridad qué van a decir, cómo van a reaccionar, en qué sentido van a evolucionar. Y es que los seres humanos nunca dejamos de sorprendernos mutuamente. Sin embargo, tampoco podemos afirmar que nuestra manera de relacionarnos sea básicamente imprevisible. Por ejemplo, si prestamos atención a las interacciones que se dan en el seno de una familia, podremos fácilmente comprobar que las relaciones entre sus miembros no son aleatorias. Por el contrario, se establecen relaciones en las que las secuencias, a menudo implícitas o incluso no reconocidas, son esencialmente previsibles. Es decir, las transacciones familiares se inscriben en un guión preorganizado que constituye la estructura familiar. Pero... ¿cómo se generan y mantienen estos guiones? Minuchin propone que las pautas transaccionales en el seno de una familia son mantenidas por dos sistemas que presionan en la estructuración de una familia. El primero de estos sistemas es general y comprende las leyes universales que rigen la organización familiar. Tienen que ver con las interdependencias en la pareja – conyugalidad- o definen las jerarquías entre padres e hijos –parentalidad-. Por Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras ejemplo, una de estas reglas puede ser “debe existir una jerarquía de poder en la que los padres y los hijos poseen diferentes niveles de autoridad”. El segundo sistema es específico de cada familia, y engloba las expectativas mutuas de los miembros de la familia en relación con tal o cual modo de intercambio emocional particular. Un ejemplo podría ser “en navidades toda la familia se reúne para decorar el árbol de navidad”. El origen de estas expectativas puede remontarse tiempos inmemoriales, o incluso provenir de la familia de origen de un miembro de la pareja, y se han ido asentando –implícita o explícitamente- a lo largo de pequeños acontecimientos cotidianos. Pero las pautas permanecen –como un piloto automático- en relación con una acomodación mutua y con una eficacia funcional. Dedicamos este tema a tres conceptos relacionados con la organización de las interacciones familiares: los roles, las reglas y los mitos familiares. Todos ellos participan en el mantenimiento de la estructura familiar, en su organización, en la constitución de un sentimiento de pertenencia familiar. Todos ellos hacen de la familia un lugar conocido, donde tienen sentido las conductas de sus miembros, donde se pueden anticipar los acontecimientos. 1. Roles y familia Empezamos con el concepto de rol familiar. Con él nos referimos a la totalidad de expectativas y normas que la familia tiene con respecto a la posición y conducta de un miembro del grupo, en una situación o contexto dados. La familia, mediante procesos de interacción, va asignando roles a sus diferentes miembros. Estos roles, según las investigaciones transculturales, se pueden situar en dos ejes El eje del poder. Cada rol puede ubicarse en un continuum de poder vs. no-poder El eje instrumental vs. socioemocional. En las familias se suele dar una especialización de roles. Unos de ellos tienden más a lo instrumental, y otros se especializan en el campo socioemocional. En la vida cotidiana, los miembros de la familia pueden desempeñar su rol de manera claramente percibida por todos y flexible; o de manera estereotipada, rígida, escondida o incluso negada. Por ejemplo, un rol clásico que aparece en numerosas familias es el de la oveja negra. En algunas familias este rol puede ser muy evidente para todos los miembros e incluso la persona se autoproclama a sí mismo en su rol y se comporta de manera que reafirma su posición. Pero en otras familias este mismo rol puede ser designado de manera mucho más sutil, sin expresarse abiertamente, pero influyendo fuertemente en las relaciones. Los roles en la interacción familiar En una familia funcional los roles organizan las interacciones familiares, y dotan de sentido las conductas de sus miembros. Sin embargo, el peso de los roles no ha de ahogar a las personas y encorsetarlas en una única dinámica 2 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras relacional. Las familias funcionales son lo suficientemente flexibles como para permitir que los roles se intercambien en función de las necesidades familiares e individuales. Además, en función de las situaciones, se permite a un mismo miembro jugar varios roles diferentes. Por ejemplo, aunque en una familia la madre tenga el rol de cuidadora, la familia puede permitir que en determinadas circunstancias un hermano o una hermana pueda asumir este rol. Otro ejemplo podría ser un padre que ejerciera un rol de persona autoritaria, que toma las decisiones en la familia, pero que en determinadas ocasiones pueda comportarse de forma cercana y cálida con el resto de los miembros. Si analizamos los roles relacionados con la parentalidad, podemos decir que en las familias funcionales la toma de decisiones se comparte entre los padres – cada uno en las competencias que hayan negociado-. Y mientras que los niños necesitan control y supervisión, están sometidos a la autoridad de los padres. Progresivamente, los padres les van reconociendo competencias. Se ve que en estas familias los padres forman una alianza claramente reconocida y deben guardar una posición jerárquicamente superior. El rol parental funcional se basa en la necesidad de que los padres se ajusten a las etapas sucesivas del desarrollo del niño, aceptando una redefinición periódica de las relaciones padres-hijos. De esta manera, se trata de mantener un equilibrio dinámico en el sistema familiar. En las familias disfuncionales se suele encontrar una mayor rigidez en el reparto y en el mantenimiento de los roles, como consecuencia de procesos de desarrollo prolongados o tardíos y la frustración del cambio necesario. Los roles no evolucionan con el tiempo y se convierten en anacrónicos, impidiendo a los miembros de la familia adaptarse a las nuevas circunstancias. Por ejemplo, un chico que tuvo el rol de irresponsable en su juventud tendrá problemas si no cambia o no le dejan cambiar de rol al convertirse en padre. En ocasiones, la asignación de un rol a un miembro de la familia es tan rígida que conlleva una fuerte invasión de su personalidad. Y es que en las familias se pueden construir personas “torpes”, “rencorosas”, “egocéntricas” y toda una gama de atributos de los que es difícil escapar. Dos roles disfuncionales muy analizados en el campo de la terapia familiar son el del hijo parentificado o el del chivo expiatorio. Veamos brevemente cada uno de ellos. Hijo parentificado. En algunas familias disfuncionales se puede encontrar que se ha otorgado a los hijos –de manera encubierta- una posición demasiado elevada en la toma de decisiones familiares. De esta manera, los hijos tienen un rol que supera sus competencias e incluso se podría decir que estos niños ocupan un rol de padre de sus propios padres, o de padre de sus hermanos. Esta función no es en sí misma dañina. Pero sí lo es cuando se convierte en un rol escondido, duradero e inapropiado para las competencias del niño. Por ejemplo, en familias en las que falta uno de los cónyuges o en que la relación de la pareja está muy perturbada, un hijo puede funcionar como “cónyuge sustituto”. 3 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras El chivo expiatorio. Las familias con grandes problemas designan a menudo un chivo expiatorio, que se encarga de asumir gran parte de los males de la familia. Por lo general, esta persona designada para servir de chivo expiatorio es un hijo. En la generación y mantenimiento del rol del chivo expiatorio, giran y participan sutilmente otros miembros familiares. Reciprocidad entre los diferentes roles De lo dicho hasta el momento, podemos resumir que la familia es un subsistema social en el cual determinados miembros asumen ciertos roles con respecto a los demás. Estos roles se generan y se mantienen a través de feedbaks; es decir, a través de las dinámicas de carácter complementario y recíproco que las propias familias generan. Una persona a la que se le atribuye determinado rol suele verse coaccionada a comportarse de una manera que concuerde con el rol que se le ha asignado, lo cual confirma la “validez” de la atribución original. Por ejemplo, si un hermano tiene el rol de “responsable”, toda la familia va a anticipar que ante determinada circunstancia se comportará de manera responsable. La presión del resto de los miembros familiares y su interiorización del rol harán que efectivamente se comporte de manera responsable, lo que validará su rol y todo el mundo esperará el mismo tipo de conducta en el futuro. Los roles familiares se desarrollan esencialmente en el seno de procesos de diferenciación correlacionales. Es decir, los comportamientos de dos miembros de la familia se ajustan mutuamente, de manera que, en cuanto uno pone en juego ciertos aspectos de su persona, el otro se ajusta con un aspecto complementario. Por ejemplo, cuando una madre adopta una actitud de “supermamá” que se hace cargo de todo el funcionamiento familiar y de la educación de los hijos, el marido puede adoptar una posición secundaria en esta área, centrándose en otros ámbitos de su vida. Un ejemplo clásico podría ser una mayor inversión en su promoción profesional. En una familia que funciona bien, la complementariedad se traducirá en un buen trabajo en equipo. Todos saben qué se espera de ellos y qué pueden esperar de los demás. Dotan a las interacciones de una estructura en la que pueden anticipar cómodamente lo que va a ocurrir. El problema, tal y como hemos visto anteriormente, se genera cuando cambian las circunstancias y un miembro de la familia quiere o necesita cambiar de rol, pero el sistema familiar es tan rígido y ejerce tal presión que no le deja cambiar. Por ejemplo, podemos encontrar esta situación en algunas mujeres que tras años dedicándose a la educación de los hijos y el mantenimiento de la casa, quieren reincorporarse al mundo laboral. Estas situaciones implican una reestructuración en el equilibro encontrado mujer-marido y madre-hijos. Si el resto de los miembros de la familia no están dispuestos a cambiar parte de sus roles, y consecuentemente sus expectativas respecto a la esposa/madre, estas mujeres encontrarán muchos obstáculos para lograr sus objetivos y cambiar su rol de “ama de casa” al de “mujer trabajadora”. 4 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras Importancia de lo transgeneracional en la internalización de roles Transmisión transgeneracional es un concepto que hace referencia a cómo el pasado puede influir en el presente en una familia. Hace referencia a la repetición transgeneracional de pautas relacionales. Por ejemplo, se ve cómo en determinadas familias se repiten pautas relacionales como “las mujeres que han vivido en familias violentas se casan con maridos violentos” o “en esta familia las mujeres son las que llevan la voz cantante”. Incluso en algunas corrientes de la terapia familiar –como las teorías transgeneracionales de Bowen, Boszormenyi-Nagy o Andolfi-, se otorga una importancia fundamental a la familia multigeneracional en la vida de un individuo. Y es que, como hemos dicho anteriormente, los modelos relacionales se aprenden. Es decir, se puede aprender en la familia de origen a ser una persona activa, una persona dependiente, una persona que toma decisiones, una persona que armoniza, una persona violenta. Una vez que las personas construyen una nueva familia, pueden tratar de reproducir los roles que han conocido y con los que han aprendido a relacionarse. Por ejemplo, una chica cuya madre tomaba las decisiones en casa puede querer construir su nueva familia de manera que ella sea la que tome las decisiones. Por todo ello, podemos afirmar que cada pareja no son solo dos personas, sino que son dos sistemas familiares que se juntan. Esta última afirmación puede tener en determinadas parejas grandes repercusiones. Por ejemplo, la voluntad de reproducir los roles de la familia de origen pueden ser un fuerte determinante del tipo de pareja que se elige. Y es que a cada persona le llamarán más la atención los atributos que determinada persona tenga potencialmente para (a) permitirle continuar adoptando su rol y (b) que la pareja represente un determinado rol con el que quiere convivir. Por ejemplo, se puede buscar “un hombre sensible” como el tío que hace tan feliz a la tía, “una mujer fuerte” como la madre, “una mujer sumisa” que le permita sentirse fuerte, “un hombre protector” que permita sentirse segura, “una mujer emprendedora” que tome las decisiones, etc. Pero los roles no sólo se repiten por similitud, sino que las personas pueden asumir nuevos roles y otorgar roles en la otra persona tratando de corregir, controlar, defenderse o borrar las antiguas pautas relacionales no queridas de su familia de origen. Un ejemplo común es el de mujeres jóvenes que dejan atrás el rol de ama de casa, centrada en el mantenimiento de la casa y en la educación de los hijos. Otro ejemplo son los niños que han sido víctimas de malos tratos, que en muchas ocasiones tratan de construir familias en las que se destierre la violencia y se vuelcan en la educación de sus hijos, ofreciéndoles aquella familia ideal que ellos nunca tuvieron. A este respecto, Andolfi afirma que a menor cantidad de conflictos no resueltos en la familia de origen, el individuo es más libre de elegir libremente a una pareja, en el sentido en el que los lazos, las barreras, la necesidad de relacionarse con “un tipo de pareja en particular” son mucho menos constringentes. 5 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras Aplicando estos conceptos a la sintomatología de un miembro familiar, se puede deducir que para explicar un síntoma, no sólo hay que mirar en el pasado del paciente identificado, sino que es importante echar un vistazo al pasado de sus padres y de las relaciones que hubo entre ellos. Por ejemplo, si vemos a una mujer depresiva, sumisa y que se siente incapaz de tomar la iniciativa, se puede analizar con ella qué tipo de mujeres eran su madre, su abuela, sus tías; cómo se relacionaban con sus parejas y con los hombre en general; cómo afrontaban las situaciones difíciles, etc. Las respuestas a estas preguntas pueden ser pistas que den sentido a la sintomatología actual de esta señora. De esta manera, podemos ver cómo en numerosas ocasiones el uso de la familia de origen como recurso en la terapia ayuda a ver cómo las fuerzas transgeneracionales escondidas ejercen una influencia crítica sobre las relaciones actuales. 2. Las reglas como forma de relación en la estructura familiar Un segundo concepto que presentamos en este tema es el que se refiere a las reglas familiares. Jackson ofrece una definición clarificadora, en la que defiende que las reglas son acuerdos de relación que prescriben o limitan las conductas de los individuos en una amplia variedad de áreas comportamentales, organizando su interacción en un sistema razonablemente estable. Si aplicamos esta definición al concepto de familia, vemos que ésta es un sistema gobernado por reglas. Sus miembros no se comportan aleatoriamente, sino que se relacionan de manera reiterada y organizada. Por ejemplo, una regla puede ser “cuando el padre habla, todo el mundo se calla y escucha” o “las hijas ponen la mesa y los hijos friegan los platos”.Estas reglas ponen en juego una dinámica familiar, en la que varios o todos los miembros participan. Pero estas reglas no son como unos “estatutos familiares” que están escritos, aceptados y firmamos y que son accesibles al todo el mundo. Por el contrario, la mayoría de las veces se trata de un acuerdo que no goza ni siquiera de la característica de ser consciente. Aunque parezca paradójico, muchas veces las reglas no son conocidas ni por los propios participantes del juego familiar. Las van construyendo como fruto de ajustes que facilitan el mantenimiento de una “homeostasis familiar”, que de otro modo quedaría comprometida. Una persona ajena a la familia –un profesional por ejemplo- puede tratar de asignar una función a las conductas de los miembros familiares. Imaginemos por ejemplo que nos encontramos con un adolescente que renuncia ir a otra ciudad para realizar los estudios que siempre le han fascinado. Algunas hipótesis podrían ser que renuncia a su sueño por miedo al fracaso, por no querer separarse de la madre, por no asumir su condición de adulto, etc. Sin embargo, tal vez la explicación esté simplemente en la presión de no infringir la norma familiar “los hijos trabajan en el negocio del padre”. Tal vez este adolescente ni se plantee la posibilidad de modificar esta regla. Las reglas familiares en ocasiones son explícitas. Sin embargo, la mayoría de ellas nunca han sido habladas, sino que han sido entendidas por los miembros familiares por procesos de ensayo y error. De hecho, el origen de estas 6 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras expectativas recíprocas suele perderse en años de negociaciones explícitas e implícitas, al inicio de la relación conyugal. Los miembros familiares las asumen y respetan, y en numerosas ocasiones ni se las plantean. Por ello, sólo un observador externo atento a las secuencias interaccionales repetitivas puede tomar conciencia de ellas y hacerlas explícitas. Wertheim propuso una jerarquía de las reglas familiares, en función de su nivel de generalidad. De esta manera, la posición de una regla depende de su grado de permanencia, es decir, de su tiempo de validez. Fivaz y cols. completaron esta jerarquía y diferenciaron 3 niveles: Las reglas generales son los enunciados de nivel superior, que están asociados a las funciones que el grupo debe realizar Las sub-reglas son los enunciados de nivel intermedio. Definen los principios que definen el control de los comportamientos y los seleccionan en función del nivel de desarrollo Las reglas son los enunciados de nivel inferior que prescriben los comportamientos prácticos de los miembros del grupo en función de las circunstancias reales. Tipos de reglas Cuando una familia nueva se empieza a constituir, empiezan a negociarse las reglas de convivencia y de reparto de roles. Pero este proceso no se hace en el vacío. Como hemos dicho anteriormente al hablar de los roles, cada miembro de la pareja lleva consigo su propio bagaje proviniente de su familia de origen. Aportan a su nueva familia sus experiencias, sus modelos relacionales y sus expectativas de qué es lo que quieren como familia. Sobre esta base, empiezan a elaborarse las nuevas reglas. Veamos las tres categorías en las que podemos clasificar estas reglas: Reglas reconocidas: Son reglas que se han establecido explícitamente y de manera directa y abierta. Comprenden acuerdos en distintas áreas, tales como normas de convivencia, asignación de tareas, responsabilidad de ciertos papeles, expresión de necesidades personales, etc. Dos ejemplos pueden ser “se vuelve a casa antes de las 3 de la madrugada” o “no se fuma en el salón de casa”. Cuanto más transparentes y claras sean las reglas en la familia, más fácil será la convivencia. Sin embargo, a pesar de que todo el mundo reconoce beneficios de la comunicación en las parejas y familias para prevenir tensiones y conflictos; en pocas familias hay reglas acordadas de manera directa y abierta. Reglas implícitas: Estas reglas constituyen funcionamientos sobreentendidos acerca de los cuales la familia no tiene necesidad de hablar de modo explícito. Son potentes estructuradores de la dinámica de la familia, aunque no se han verbalizado. Dos ejemplos pueden ser “los problemas de la familia se resuelven en la familia y no se cuentan en el exterior” o todos aquellos aspectos relacionados con la infidelidad y sus consecuencias. 7 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras Reglas secretas: Estas reglas son las más difíciles de descubrir al estudiar una familia. Nunca se verbalizan, e incluso algunos de los miembros de la familia desconocen su origen. Son modos de obrar con los que un miembro, por ejemplo, bloquea las acciones de otro miembro; son actos que tienden a desencadenar actitudes deseadas por quien manipula el resorte que los provoca. Un ejemplo podría ser que cada vez que una hija muy ligada a su madre realice una conducta que le dé autonomía e independencia, la madre realice una queja psicosomática que conlleve que el padre tenga que acudir a casa. Reglas funcionales vs. reglas disfuncionales Una familia, como todo sistema, necesita para sobrevivir mantenerse como una unidad coherente. Es decir, necesita de reglas para organizarse y proporcionar guías de conducta. Sin embargo, en el ciclo de vida de la familia, constantemente se producen cambios –nacimientos, emancipaciones, muertes, inmigraciones, enfermedades, etc.-. Por consiguiente, es de suma importancia que esté garantizado el equilibrio entre la flexibilidad –que permita que la familia se adapte a los cambios-y la estabilidad de las relaciones que permita que la familia se mantenga como unidad-. Las reglas que rigen las relaciones intrafamiliares han de ser por ello relativamente uniformes, pero a la vez flexibles. De esta manera, pueden evolucionar con el paso del tiempo, adaptándose a las nuevas circunstancias a las que la familia hace frente. En las familias funcionales, el sistema familiar es capaz de modificar sus reglas cuando se producen cambios en su medio para mantener su estabilidad. Un ejemplo clásico lo constituye la entrada de los hijos en la adolescencia. Las reglas que rigen las relaciones entre los padres y los hijos no pueden ser las mismas cuando uno de ellos por ejemplo tiene 6, 12 o 19 años. En las familias disfuncionales encontramos que a menudo las reglas que rigen las relaciones intrafamiliares son muy rígidas, y no se adaptan ni a los cambios propios del ciclo vital familiar ni a los cambios del contexto. De esta manera, cualquier perturbación –la muerte de un miembro, la emancipación de un joven, una mudanza- va a desembocar en una disfuncionalidad, que puede conllevar la sintomatología de alguno de sus miembros. A modo de ejemplo, comentamos un tipo de reglas familiares que han sido foco de interés en el campo de la terapia familiar. Se trata de las reglas derivadas del mito de armonización. Estas reglas pueden imponer en una familia la evitación del conflicto, de manera que se mantenga un estado de armonía plena y se elimine de la conciencia los conflictos existentes entre sus miembros. En estas familias, se puede percibir el conflicto como una amenaza terrible para la relación, mientras que la armonía misma es sinónimo de fusión. Bajo estas reglas familiares, los individuos solo están autorizados a expresar amor, ternura y preocupación. Mientras tanto, quedan ocultos la hostilidad, el enojo y el rechazo, aunque todo ello se manifiesta por otros medios en la familia. Un síntoma en uno de sus miembros puede ser un ejemplo de ello. 8 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras 3. Mitos familiares: aspectos teóricos y terapéuticos Para finalizar, presentamos un tercer concepto relacionado con el mantenimiento de la estructura en la familia: el mito familiar. Con este término nos referimos a un número de creencias bien sistematizadas y compartidas por todos los miembros de la familia respecto a sus roles mutuos y a la naturaleza de su relación. Y es que los mitos familiares contienen muchas de las reglas secretas de la relación; reglas que se mantienen ocultas, sumergidas en la trivialidad de las rutinas del hogar. Algunos de estos mitos tienen un peso tan fuerte en la estructuración familiar y están tan integrados con la vida cotidiana que llegan a convertirse en el escenario en el que los miembros de la familia diseñan su vida en común. Estas creencias son compartidas y apoyadas por todos los miembros de la familia, como si se tratara de dogmas que ni siquiera está permitido cuestionarse. En base a ellas, la familia inicia, mantiene y justifica muchas pautas interaccionales. Veamos esto a través de un ejemplo. En la familia García la madre es la cabeza de familia, que se hace cargo de toda la organización familiar: trabaja a jornada completa fuera del hogar, mantiene la casa y supervisa a sus 3 hijos y a su marido. A este último “no hay que darle disgustos, porque es frágil y se deprime”. No se le puede mencionar ningún problema, y es ella la que se encarga de solucionar todo. Él acepta este rol, y no demanda un mayor espacio en la vida familiar ni en la toma de decisiones. Los hijos, participan de esta regla y se apoyan en la madre. Podemos ver cómo este mito sobre la fragilidad y tendencia a la depresión del padre es un potente organizador de la rutina familiar, que gira en torno al padre. Nadie cuestiona en la familia el mito, ni concibe la posibilidad de cambio. Características de los mitos familiares Veamos algunas de las características de los mitos familiares: Invisibilidad. Bajo las reglas no abiertamente establecidas, operan importantes pautas interaccionales. Pero a pesar de que –por su regularidad y consistencia- estas pautas son características de las familias; las reglas determinantes no son fáciles de visualizar o formular. En realidad, muchas de estas reglas sólo se conocen por inferencia y en la medida en que se hallen traducidas en mitos familiares, es decir, en las creencias y expectativas que cada miembro tiene respecto de los demás y de la relación. Las reglas implicadas en el mito se imprimen sin hacerse notar, se ejecutan sin sentencia ni juez porque responden a unas creencias y a unos valores que son apoyados por todos los miembros, como si se tratara de verdades irrebatibles. Por eso no son fáciles de visualizar o formular verbalmente sino que tienen que ser descubiertos por inferencia a partir de todo eso que flota en el ambiente, que se da por supuesto y nunca se llega a decir. 9 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras Engloba a toda la familia. Determina roles y reglas. En su contenido, el mito familiar puede parecer referido a una sola persona o a dos en particular -“la oveja negra”, “el chivo expiatorio”, “el rebelde”- , pero es importante tomar conciencia de que en los hechos y en las repercusiones siempre se refiere a toda la familia y a las relaciones entre todos. Ningún actor de la escena familiar se queda sin papel o puede permanecer neutral y al margen de la trama; ni siguiera abandonando el territorio familiar puede liberarse de las ataduras o lealtades invisibles que –como dice Boszormenyi Nagy - le mantienen unido a la familia de origen. En la familia García, el mito de que el padre es “frágil y depresivo” es un mito sobre el padre, pero determina la conducta de todos los miembros de la familia y define algunos aspectos de su relación. Si el padre no toma decisiones y no se hace cargo de la casa, otras personas tendrán que hacerlo. El rol del padre determina pues el rol de los otros miembros de la familia. Así, vemos cómo éste mito establece ciertas reglas de la relación al adscribir un rol a cada uno de los miembros. Complementariedad de los roles. Generalmente se aprecia también en el reparto de roles a cada miembro, la presencia del contrapunto o de la complementariedad de roles: a cada rol definido corresponde un contra-rol oculto en otro o en varios miembros de la familia. En la medida en que alguien está “enfermo” o es “malo”, otros miembros o los demás pueden seguir siendo “los sanos” o “los buenos”. Por ejemplo, el mito de que el padre “es frágil y débil” lleva implícita la manifestación de que, de hecho, algún otro dentro de la familia no lo es. Y para que la relación se mantenga estable, debe haber sido necesario crear un equilibrio entre estos dos roles. Evidentemente, parece ser que en el contexto de la relación familiar, para cada rol individual definido existe un contra-rol oculto en la persona de otro o de otros miembros de la familia que afirma y complementa al otro. Cuando una familia le adjudica a uno de sus miembros el título de “paciente”, automáticamente le confiere a uno o más de los otros la etiqueta opuesta de “no-paciente”. Por ejemplo, vemos cómo junto a una persona frágil y depresiva suele haber otras personas sólidas, fuertes, positivas, cuidadoras Funcionalidad vs. patología de los mitos. Los mitos no son, por supuesto, una exclusividad de las familias patológicas. Probablemente están presentes en todas las familias y aun en la relación familiar más sana, es necesaria una cuota de mitología para mantener una cierta funcionalidad. Toda familia necesita de normas y costumbres que den sentido al reparto de roles y al mantenimiento de reglas; que permitan dotar a la familia de coherencia. Sin embargo, los mitos son más obvios e inalterables y tal vez más abundantes y profundos en las relaciones patológicas. De hecho, en las familias patológicas da la impresión de que casi todas las reglas que definen la relación son encubiertas y se desprenden de mitos familiares. Así, la familia patológica es aquella en que la fantasía supera o desdibuja 10 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras considerablemente la realidad, en que los mitos deben permanecer inalterables a expensas del mundo externo y del tiempo que no pasa en balde, en que el mito penetra la estructura profunda de los individuos y de la familia, paralizando toda posibilidad de cambio en sus roles. La lucha para mantener el mito forma parte de la lucha para conservar la relación vital entre los miembros. El mito es apoyado por todos los miembros que actúan al unísono y rechazan todo intento externo para remover o alterar la imagen del grupo familiar. Tipos de mito Es evidente que cada familia tiene su propia historia y sus necesidades homeostáticas. Sus miembros tienen una idiosincrasia peculiar y una forma específica de reaccionar. Por ello, podemos decir que la variedad de mitos es enorme. Pero aunque a nivel de contenido o de trama los mitos sean tan dispares, pueden detectarse unos temas de fondo sobre las que los mitos se articulan. Stierlin ha hecho un intento de clasificación; aunque reconoce que el contenido de unos mitos puede transformarse o fundirse con el contenido de otros. Otra aportación de este autor se refiere a que los mitos no tienen un carácter definitivo sino que evolucionan y se adaptan a las necesidades a las que sirven de expresión. Veamos a continuación los temas en torno a los que se agrupan los mitos familiares: Mitos de armonía. Presentan una imagen apacible de felicidad familiar que se retrotrae hasta el pasado. Aparentemente son familias sin problemas, sin conflictos, en las que todos los miembros son básicamente felices. Sin embargo, con una mirada un poco más profunda se ve que se trata de familias ya no solo deprimidas y aburridas, sino profundamente insatisfechas, tensas y conflictivas que pretenden creerse ellas mismas y vender la imagen de felicidad, para encubrir la conciencia de hostilidades y enfrentamientos pasados y presentes, y hacer desaparecer en el “agujero de la memoria” los hechos desagradables. Mitos de disculpa y reparación. Presentan una estructura más compleja que los anteriores porque incluyen las alianzas e interrelaciones de hecho que unen a los miembros de la familia. Se observan en ellos procesos de separación, negación, idealización e intensa proyección. El mito tiene una estructura en la cual una o varias personas de la familia –o ajenas a ellasson responsables de la desgracia familiar. Estas personas, además de las culpas propias, deben cargar con la culpa de la que desean liberarse los otros miembros de la familia. De esta manera, su tarea es la de expiar y reparar la culpa de toda la familia. Estos mitos de disculpa y reparación no exigen necesariamente una víctima presente que se preste activamente a la colaboración. Puede servir también un miembro ausente o fallecido, convertido así en testigo mudo que no puede defenderse. Por ejemplo un padre malvado y alcohólico ya desaparecido. 11 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras Mitos de salvación. Son, de alguna manera, la prolongación o la otra cara de la moneda de los anteriores. La familia cree que pueden evitar o diluirse los sufrimientos y la vergüenza gracias a la intervención benéfica y salvadora de un personaje fuerte, sino omnipotente. Este papel de redentor puede adjudicarse a un miembro representativo de la familia, a algún pariente o amigo bueno y rico, o incluso al terapeuta familiar en las primeras entrevistas. Función de los mitos Como hemos dicho anteriormente, los mitos hacen referencia a un número de creencias bien sistematizadas y compartidas por todos los miembros de la familia respecto a sus roles mutuos y a la naturaleza de su relación. Qué duda cabe que estas creencias juegan funciones importantes en el seno de la familia. Veamos algunas de ellas: Ahorro. En términos de la relación, los mitos familiares tienen un valor económico muy preciso. Puesto que son compartidos sin discusión por todos los miembros, promueven rituales y proveen áreas pacíficas de acuerdo automático. En su manifestación implícita, son verdaderos programas de acción que ahorran cualquier pensamiento o elaboración posterior. Al ser invocados con un gesto o una palabra mágica, proporcionan automáticamente una puesta en escena de la obra para la que todos estén de acuerdo en cuanto a los roles a desempeñar: no hay que pensar ni que discutir o negociar, sino simplemente aplicarse a la tarea ritual con dedicación y fidelidad al guión. En la familia García, el mito de que el padre es “frágil y depresivo” no sólo es compartido por todos los involucrados sino que cuenta con la corroboración de la madre, que afirma que ya desde que se conocieron el padre era una persona muy sensible, a la que todo le afectaba mucho. Además, ella se autoproclama como persona fuerte, que puede cargar con las funciones de ambos para sacar adelante a su familia. Estructura las relaciones familiares y la imagen interna de la familia. El mito es una fuerza estructuradora que produce y justifica muchas de las pautas transaccionales que se dan entre los miembros de la familia. Distribuye funciones y asigna derechos y obligaciones. Además, el mito familiar forma parte integrante y decisiva de la “imagen interna” de cada familia, de la forma en que cada miembro se percibe a sí mismo y a los demás, unidos frente a un mundo externo y, por eso mismo, hostil. En ocasiones, el mito puede parecer irracional e incluso ridículo a quien lo contempla desde fuera; pero para la familia es su realidad, algo no sólo emocionalmente indispensable sino que configura una parte integral de su realidad. Por ello, a pesar de que a primera vista puedan parecer relatos inofensivos, detrás de esta trivialidad de lo rutinario, de lo que “se hace de toda la vida”, están escondidas muchas de las reglas secretas de la relación. 12 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras Cuando, por ejemplo, una madre dice de sus hijas “esta es la bonita y ésta la inteligente”, es posible que un mito haya comenzado a ponerse en marcha. De cualquier manera, cuando las niñas hayan crecido, el mito será su realidad. Y es la realidad en dos sentidos: primero, es la forma en que el mundo se les presenta en descripción y experiencia, y segundo, aun cuando la veracidad de esta afirmación sea desafiada por futuros acontecimientos, el mensaje de que “esa es la forma en que las cosas deben ser entendidas y consideradas” ya ha sido enérgicamente transmitido. En un mito familiar, las cuestiones de hecho y de opinión –quid facti, quid juris- son una y la misma cosa. Garantiza la estabilidad de la familia. El origen de la mayoría de los mitos familiares se suele perder en el comienzo de la relación. Algunos mitos parecen haber sido transferidos de generación en generación. Como hemos dicho anteriormente, incluso es posible que el rol desempeñado en el mito que estructura las relaciones en la familia de origen juegue un importante papel en la elección y aceptación de la pareja. Pero, sea como fuere, una vez que el mito comienza a ser operativo, permanece como un aspecto integral de la relación garantizando la estabilidad del sistema familiar y su persistencia inalterable a lo largo del tiempo. Así, vemos cómo el mito funciona simultáneamente como fuerza ordenadora de las relaciones intrafamiliares y como un amortiguador frente a cambios o alteraciones súbitas. En este sentido, el mito es para la familia lo que las defensas son para el individuo; ya que en su función de defensa grupal, el mito promueve la homeostasis y la estabilidad de la relación. En este sentido, Stierlin habla de una doble función del mito. Función de defensa. Los mecanismos de defensa funcionan en gran medida dentro de la familia. Gracias al mito, los miembros de la familia pueden distorsionar conjuntamente su propia realidad familiar cuando –para evitar dolor o conflictos- niegan, racionalizan u ocultan lo que ha ocurrido o está ocurriendo entre ellos. Función de protección. Los mecanismos de protección desempeñan una función en la interacción de la familia con el mundo exterior y se usan para mantener alejados a los intrusos, o por lo menos, para evitar que se hagan un cuadro claro de la situación familiar. De esta manera, a través del mito se puede engañar, o al menos confundir al mundo exterior sobre la realidad familiar. Hay que vender una imagen según la cual el gran público deberá percibir y juzgar a la familia. La trama invisible de la lealtad Un concepto muy relacionado con los mitos es el de lealtad familiar. Se trata de un sentimiento de solidaridad y compromiso que unifica las necesidades y expectativas de la familia así como los pensamientos, sentimientos y motivaciones de cada miembro. Y es que este concepto implica una fuerte adhesión a las reglas que mantienen la continuidad y la coherencia de las familias en el transcurso de sucesivas generaciones. Explica cómo los modelos de conducta, los sistemas de valores y las misiones llegan a ser tradiciones 13 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras familiares veneradas. La lealtad familiar puede entenderse de esta manera como la expectativa de adhesión a ciertas reglas, y la amenaza de expulsión si se trasgreden. Vemos así cómo a través de las reglas se pueden establecer y mantener lealtades multigeneracionales, que pueden tener efectos tanto positivos como negativos en el sistema familiar. El mantenimiento de los secretos familiares es también un tema clave cuando nos referimos a los mitos familiares. Estos secretos se refieren a temas cargados de intensos sentimientos de temor, vergüenza y culpa. Las reglas familiares son tajantes: está prohibido hablar abiertamente de ellos, aunque toda la familia los conoce. El tabú que impide la revelación de los secretos tiene por objetivo, principalmente, evitar la mortificación y el conflicto. Algunos temas recurrentes en los secretos familiares son los hijos ilegítimos, cárcel, drogas y muertes. El mantenimiento de secretos familiares constituye una modalidad de negación colectiva que no es necesariamente patológica. Pero puede llegar a ser un problema cuando socavan la confianza mutua, inhiben el diálogo y distorsionan la realidad de un modo que se restringe la adaptabilidad y el desarrollo de la realidad. Los mitos en terapia ¿Qué deber hacer un terapeuta cuando detecta un mito familiar?, ¿debe aceptarlo, respetarlo y esquivarlo, o por el contrario debe desvelarlo y cuestionarlo? Puesto que el mito funciona con el fin de mantener la relación y de preservar su naturaleza, el asunto es extremadamente delicado para la familia y requiere la mayor delicadeza y discreción de parte del profesional, ya que una insistente tentativa de revelar la verdad detrás del mito corre el riesgo de producir resultados insospechados. Según Stierlin el terapeuta no debe permitir que se le tome por ingenuo aceptando sin más el mito que le presenta la familia, pero tampoco debe permitirse el riesgo de cuestionarlo frontalmente en tanto no haya ofrecido a los miembros de la familia un modelo y un marco de referencia alternativos, que les permitan explorar sin excesivo peligro el libro de cuentas de sus relaciones y sus lealtades familiares. En esta línea, Boszormenyi Nagy exige del profesional una corrección, una integridad y una curiosidad asociada a la empatía que le lleve a no revelar enseguida las contradicciones patentes entre las verdaderas interacciones familiares y los mitos correspondientes, sino a fomentar un clima de exploración que acabe finalmente de forma natural con esos mitos. Guy Ausloos recomienda también que no se ataque de frente ni se pretenda desmontar los mitos ni los secretos, so pena de arriesgar la alianza terapéutica, o volver a desencadenar las mismas acciones del pasado que produjeron el mito familiar. Él prefiere rodearlos, envolverlos y considerarlos –más biencomo manchas de aceite que hay que absorber. Hacer circular la información, dilatar el horizonte familiar activará la negentropía y mejorará el orden funcional del sistema familiar. 14 Apuntes. Roles, reglas y mitos familiares Anabel Carreras En un estilo muy diferente, Salvador Minuchin parte del reto al sistema familiar como forma de producir un cambio en la estructura de la que el mito familiar constituye una parte integrante. Pero su forma de actuar con ese estilo desafiante e incisivo que a veces choca a terapeutas más contemporizadores, sigue un paso escalonado y paulatino: primero desarrolla, luego convalida y finalmente desafía la “visión del mundo” que la familia tiene, ese universo de creencias, valores, reglas y narraciones que constituyen el entramado de la estructura y del mito familiar. Todas sus técnicas tratan de ofrecer a la familia nuevas alternativas a su forma preferida de interactuar, de reconducirles hacia una visión del mundo diferente, más flexible, pluralista y simbólicamente más compleja, en la que ya no será tan necesario un síntoma ni la presencia de un mito para asegurar el funcionamiento del sistema familiar. Como vemos, la oferta de propuestas es variada. Será labor de cada profesional encontrar cuál es la forma de abordar los mitos que más se adapta a su estilo de trabajo y a las necesidades de cada una de las familias con las que intervenga. Bibliografía Andolfi, M. 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