Ser joven hoy… La realidad de los jóvenes, hoy en día, es que se está experimentando una crisis ante los retos que van surgiendo. La Pandemia del Covid ha sido un retroceder para los jóvenes que estábamos acostumbrados a preparar encuentros masivos, nos la pasábamos tanto tiempo preparando el evento y el día que se llegaba estábamos felices, pues veíamos realizados todos nuestros esfuerzos; sin embargo cuando se nos pidió ante la crisis sanitaria no llevar a cabo los encuentros que ya se aproximaban vino un decaimiento de los jóvenes, aunque aún había incertidumbre sobre el tema, se esperaba que esto durara poco tiempo, pero nos dimos cuenta que superó nuestras expectativas. Hoy, a poco más de año y medio de iniciar esta crisis, los jóvenes viven un momento crucial, para muchos el estrés está partiendo sus vidas, los está alejando de su familia y de sus seres queridos, lo cual los lleva a caer en una depresión difícil de afrontar, pues antes se podía acudir a solicitar ayuda a los amigos, acudir al apoyo de algún psicólogo, la misma familia encontraba un medio para superar esto; el joven de hoy no encuentra la salida a sus problemas personales, está sumergido en un ambiente donde los vicios son el escape para la realidad, y la mejor manera de resolver todo es quitándose la vida. Durante el mes de Agosto tuvimos una reunión de pastoral juvenil, en la que sólo estábamos dos sacerdotes asesores y dos muchachos que forman parte del equipo decanal. La idea de la reunión era planear el curso 2020-2021 con base el tema del año: “Justicia y paz, y del año jubilar diocesano”. Cuando platicábamos de todo esto, tuvimos que dar una mirada hacia atrás para evaluar nuestras actividades en el último curso, recordamos que por motivos de la pandemia muchas actividades tuvieron que suprimirse, y otras tuvieron que cambiarse de momento o de lugar; la conclusión de esto fue que nuestra pastoral juvenil tanto a nivel parroquial, decanal y diocesano, ha tenido la dificultad de enfrentarse a la pandemia del Covid-19 y de todo lo que ella ha traído en cuanto a nuestro actuar. Al admirar nuestro caminar durante este tiempo nos dimos cuenta que para planear el siguiente tendríamos que analizar, en primer lugar, la realidad que nuestros jóvenes y adolescentes están viviendo hoy en día. Uno de los puntos más importantes que encontramos es que, por motivo del confinamiento que se nos pidió como una medida para evitar la propagación de los contagios, hay muchos adolescentes y jóvenes que están viviendo una crisis en sus propias vidas, lo que la psicología podría llamar “depresión”, quizá en la mayoría no sea del todo grave y en cuanto tengan la oportunidad de reencontrarse con sus compañeros y amigos esto se pueda superar, pero sí consideramos que algunos de ellos han buscado refugio en otras situaciones que para nada les ayudan a superarlo. Los jóvenes y adolescentes hoy en día piden de los demás que compartamos con ellos, que les dediquemos tiempo, que seamos capaces de escucharlos, que simplemente estemos a su lado aunque no digamos una sola palabra; la crisis por lo que hemos vivido últimamente ha mostrado el verdadero rostro de muchos que creíamos eran alegres y todo iba bien con sus vidas, sólo exteriormente se manifestaban así, y ahora nos damos cuenta de la necesidad de estar compartiendo muchos momentos con los amigos, los jóvenes y adolescentes de hoy buscan desesperadamente encontrar a alguien que los comprenda, desgraciadamente muchos lo hacen acercándose a los diferentes vicios, que lejos de ayudar les hunden más en su crisis. Al darnos cuenta de esta situación, como equipo decanal nos queremos preparar y acercar a los adolescentes y jóvenes que están sufriendo, a aquellos que han perdido algún ser querido, a aquellos que se sienten abandonados, a quienes experimentan la indiferencia de la sociedad, a quienes no se sienten comprendidos por su misma familia; todos ellos son hijos de Dios, de un Dios misericordioso, que nos invita a vivir en comunión y, con ello, mostrarles que se puede seguir adelante a pesar de las dificultades que se encuentran en la vida. Hoy, como pastoral juvenil, entendemos que no se trata sólo de crear eventos en los que los jóvenes y adolescentes “sientan bonito”, hoy sabemos que tenemos la necesidad de ofrecerles espacios en los que se sientan comprendidos, en los que vean que alguien está haciendo algo por animarlos a seguir adelante, nuestra pastoral juvenil hoy, sabe la realidad a la que se enfrenta y por eso afronta este reto con los diferentes medios que posee, se acerca a dialogar con el mundo, y se mete en los ambientes juveniles, entendemos las palabras del Papa Francisco cuando nos invita a reconocer que la riqueza de México son los jóvenes, además de recordar que hace indica a los jóvenes que hagan lío llevando el mensaje de Dios a todos los rincones de la tierra. La pastoral juvenil ha sufrido el tropiezo del Covid 19, la presente pandemia ha terminado con la ilusión de muchos de nuestros jóvenes que esperaban inquietos ver realizadas sus expectativas en el encuentro de adolescentes o jóvenes que durante casi un año habían preparado. Todo inició pidiéndonos que no se hicieran eventos donde hubiera gran cantidad de personas, es más, se nos pidió que permaneciéramos en nuestros hogares; lo hicimos a regañadientes pero confiados en que esto pronto terminaría, y lo que llamábamos “Cuarentena” se fue poco a poco alargando más y más, llegaron los contagios a nuestro país, nuestra región, y apenas empezábamos a ver el inicio de las dificultades que esta situación nos acarrearía, comenzamos a ver a personas muy cercanas a nosotros ser víctimas de esta enfermedad e incluso algunos de ellos murieron, y no tuvimos oportunidad de despedir. Después de año y medio que hemos vivido esto, parece que somos más conscientes de los cuidados que debemos tener y de la gravedad de la situación; el paso del tiempo nos ha hecho ir madurando y hemos hallado paso para seguir hacia delante. Hoy nuestros jóvenes, la esperanza de la Iglesia, están resurgiendo y poniendo el ejemplo de cómo debemos actuar, se han dado cuenta de que su papel ante esta situación es crucial, y más aún porque no quieren perder más a sus familiares ni a sus amigos más cercanos; muchos de ellos sufren una cruel depresión al sentirse apartados de todo, al no tener esos momentos de encuentro con los demás,