American way life, estilo de vida americano. Pareja con perro, posando delante de su caravana herrumbrosa, a pocos pasos de su destilería clandestina luciendo él barbas de la guerra civil, ella mujer despeinada sobre tela estampada. ¿Guerra de la independencia? No, civil, allá por 1861. En los campos de Getisburg asomaron las primeras canas con el primer horror, ese horror que lustros más tarde mencionará el coronel Kurt. Siguiendo el síndrome de Diógenes, numerosos cachivaches heterogéneos se desperdigan por la superficie polvorienta que se extiende entre la caravana y los marjales próximos. Tienen un perro psicokiller que ladra a propios y a extraños. La humedad de pantano con arenas movedizas los rodea y ellos, sumergidos en la indigencia, la superstición y la locura hozan su condición maldita, duermen con ella, retozan con ella, vomitan la miseria y degustan la mugre. Lejos, en los campos de Arkansas, donde surgen como por ensalmo los tornados de Oz, en las llanuras del medio Oeste, las doncellas de la cosecha recogen su pelo dorado con las mieses del estío. Querida Tippy, ¿quién es ese gordo que dormita detrás de ti a lomos de un cadillac dorado? Las motos choper de Easy River cabalgando por la ruta 66. ¡Vieja chiflada! Anna quiso degustar vasitos de whisky en garitos de carretera. Abandonó el cine, olvido el suicidio de su director fetiche, y en Alesanderplatz juró que nunca volvería. ¡Qué fácil es jurar en vano! Madre e hija acarician turgencias en la mañana marina. La hija se llama Piera, pero esa es otra historia. Ethan mira ensimismado una muñeca perdida, Ethan encierra en esa visión la venganza, la promesa y la determinación. Ethan ha vuelto. Su corpulencia intimida las formaciones gigantescas del fondo marino. Un buen chorro de agua a presión es lo que les falta a esos desarrapados. Ocupan tipys deshilachados en las viejas reservas, se alcoholizan al mismo ritmo que su carne se arruga y marca profundas simas de inconsciencia. http://everyday-i-show.livejournal.com/36912.html