“La música conmemorativa en el México decimonónico”, en Música de la Independencia a la Revolución, Artes de México, número 97, abril 2010. t e s i t u r a s g l o r i o s a s El surgimiento de nuestro nacionalismo, durante el siglo xix, tenía como música de fondo las marchas e himnos que se componían para los actos conmemorativos promovidos por los gobiernos. Pero, como veremos en este texto, estas melodías no eran simples testigos de aquel momento, sino protagonistas en la consolidación de nuestra identidad. L 34 Verónica Zárate Toscano a música no puede estar ausente en las fiestas y conmemoraciones, ya que contribuye a crear una atmósfera adecuada para exaltar un suceso o para remembrar a un personaje al que se quiere remembrar. Con su lugar previamente establecido en el programa festivo, convoca a las personas y contribuye a cumplir el objetivo pedagógico de las festividades: transmitir un sentimiento de pertenencia. La música ha sido un medio privilegiado de expresión y difusión de la idea de nación y ha desempeñado un papel importante en la construcción de la noción de patria. Existe, pues, una sensibilidad que une indisolublemente a la mú- sica con la nación. Paradojicamente, la música genera, al mismo tiempo, una sensación de universalidad, de pertenencia al mundo civilizado, sin dejar de lado ese sentimiento patriótico privativo de cada país. La producción musical de cada región debe ser fácilmente reconocible, lo 35 que implica que debe contener sonidos indiscutibles y específicamente nacionales. El color local, incluso pintoresco, aporta un aire de frescura a la producción musical, mientras que el sentido universal del que hablábamos se puede adquirir con la composición de obras trascendentes. texto falso omo nuestros televisores 10 pto refr110 ptel cual, como nuestros televisores 10 pto refr10 pt10 ptigerador0 pt10 ptigeradores, la vida c La música conmemorativa participa de esta paradoja entre lo local y lo universal. Por su naturaleza corre el riesgo de ser efímera por el hecho de ser pensada ex profeso para una celebración específica. Sin embargo, cuando su calidad es extraordinaria, cuando logra estremecer o cuando incorpora instrumentos locales, sonidos autóctonos y raíces populares, se mantiene viva y se conserva en un lugar de la memoria. Por el contrario, la reiterada interpretación de determinadas piezas no garantiza que logren la aceptación del público ni que se fijen entre los recuerdos. En la música que se compuso desde mediados del siglo xix hasta mediados del siglo xx para los actos conmemorativos promovidos por los gobiernos, como en toda la música conmemorativa, se puede encontrar no sólo un reflejo, sino a un actor que interviene en las transformaciones sociales y culturales de una región, así como en la formación de naciones e identidades. La música canalizaba la ideología dominante y consagraba la coyuntura política a través de las notas que expresaban aquello que el régimen en turno quería difundir e imponer. Los ritmos festivos condicionaban la necesidad de componer piezas que calaran hondo en la sensibilidad de los escuchas y que les exacerbaran el sentimiento nacionalista. Las composiciones conmemorativas no siempre tuvieron aires sinfónicos, pues surgieron al son de marchas y cantos, algunos casi epopéyicos, que narraban las hazañas de los héroes. En el catálogo de las obras mexicanas del periodo es común encontrar alguna pieza con este carácter. Los motivos para escribir piezas de esta naturaleza podían ser diversos. Uno podría ser el deseo genuino de algún autor por honrar a la patria, como sucedió con Melesio Morales, quien compuso en Florencia Dios salve a la patria y lo remitió a nuestro país, donde fue exitosamente interpretado en 36 37 texto falso omo texto falso omo nuestros televiso- nuestros televiso- res 10 pto refr110 res 10 pto refr110 ptel cual, como ptel cual, como nuestros televiso- nuestros televiso- res 10 pto refr10 res 10 pto refr10 pt10 ptigerador0 pt10 ptigerador0 pt10 ptigeradores, pt10 ptigeradores, la vida c la vida c 1867. Otro motivo sería la solicitud expresa por parte de las autoridades para que un compositor connotado engalanara los aires festivos con sus notas musicales, como el Canto a la bandera, encargado a Julián Carrillo por Justo Sierra en 1907. Es posible también pensar en algún autor deseoso de aprovechar las conmemoraciones y divulgar una obra de su creación para obtener alguna gratificación o reconocimiento. Por ejemplo, en 1866, Ramón Vega informó al ayuntamiento de la ciudad de México que había “compuesto una ópera sobre un argumento original y del país” titulada El grito de Dolores, y solicitaba apoyo para “ponerla en arena el 16 del próximo septiembre, por ser una obra enteramente nacional”, aunque su solicitud fue desatendida en ese momento. Entre las composiciones conmemorativas se encuentran, naturalmente, las dedicadas a algo tan sublime y elevado como la Independencia, entre las que se encuentra la obra musicali- texto falso omo nuestros televisores 10 pto refr110 ptel cualvida c zada por Eduardo Erzengel y Concepción Manrique de Lara y Ramos, o las piezas dedicadas a la patria en las notas de Julio Ituarte, Francisco P. García, González Miranda, Salvador C. Sifuentes, Carlos Curti o José Avilés. 38 39 Con el fin de construir el culto a los valores cívicos, se utilizaba la música como vehículo, como si sus notas evocaran el ideal, permitieran visualizar el sacrificio en pos del país, y participaran en la reafirmación del nacionalismo sentimiento que en México no era tan frágil, a pesar de las constantes amenazas contra la integridad del país, que tenía unas cuantas décadas de haber desatado los lazos que lo unían a España. Precisamente las amenazas, las intromisiones y la presencia de los otros fortalecieron la noción de unidad. Así surgió la necesidad de crear piezas que amalgamaran la patria y nacieron los himnos, los cantos patrióticos y hasta las óperas alusivas. texto falso omo nuestros televisores 10 pto refr110 ptel cual, como nuestros televisores 10 pto Los distintos grupos políticos encontraron en los himnos patrióticos la expresión sonora de sus ideales, y por ello puede explicarse su proliferación. Uno de los temas más socorridos versaba sobre la heroicidad del personaje cuya gesta épica se conmemoraba. A manera de ejemplo, mencionemos las piezas en honor de los héroes de la Independencia: Miguel Hidalgo (Cástulo Santa Ana), José María Morelos (Francisco P. Lemus) o Vicente Guerrero (José Cerbón). No puede faltar la música compuesta en honor a Benito Juárez (Rafael Mena), o incluso a Porfirio Díaz, que inspira los pentagramas de Miguel Lerdo de Tejada, José M. Careaga y Genaro Codina. 40 Mención aparte merece la Marcha Zaragoza, de Aniceto Ortega, que era interpretada por la Sociedad Filarmónica en lugar del Himno Nacional durante el gobierno de Benito Juárez. Esa obra, compuesta en honor del héroe que logró una importante y única victoria en contra del ejército francés en 1862, considerado entonces el más poderoso del mundo, se convirtió en una de las marchas que utilizaron los soldados prusianos durante su guerra contra los franceses, para recordarles que no eran invencibles. Esa batalla fue tan emblemática que también se le dedicaron diversas composiciones a la fecha en que se efectuó, el 5 de mayo, día que entró muy pronto en el calendario festivo oficial. A este tema también dedicaron algunos esfuerzos Joaquín Gaztambide, Luis Pérez de León y Manuel Arias. Melesio Morales, en su última ópera, Anita, incluyó un matiz enteramente local, ya que el tema se desarrollaba durante el sitio de Puebla en la guerra contra los franceses. Esta obra no se estrenó en vida de Morales, aunque ha sido interpretada en versión de concierto. Cenobio Paniagua, profesor de Morales y de Ángela Peralta, escribió la ópera Pietro d’Abano para conmemorar la victoria de los liberales en Puebla, obra que se estrenó el 5 de mayo de 1863. texto falso omo nuestros televisores 10 pto refr110 ptel cual, como nuestros televisores 10 pto refr1 La música conmemorativa estaba pensada para interpretarse en grandes espacios abiertos y para ser, ejecutada por numerosos instrumentos y gargantas. Algunas piezas eran poco apropiadas para una voz única o un instrumento solitario, aunque también se elaboraron versiones reducidas, apropiadas para salones, con el piano como única voz. Existen versiones de la Marcha Zaragoza para diez pianos o para uno solo, igualmente impactantes por su contenido que llena los aires, sensibiliza los corazones y eriza la piel. En los actos festivos al aire libre, se ofrecían recitales de cuerda, música de viento y canto. Los músicos se instalaban en la plaza principal y amenizaban la velada con las piezas seleccionadas. Asimismo, solían acompañar a la comitiva en su recorrido desde la sede del gobierno hasta el templete colocado para la festividad. Una vez terminada la ceremonia oficial, recorrían las calles hasta la hora que la autoridad dispusiera. Aunque los músicos eran seleccionados por las comisiones de festejos, existía la posibilidad de que participaran algunos espontáneos. 41 Contamos con varios compositores mexicanos que en ese momento buscaron la expresión de lo nacional. La lista incluye al mencionado Aniceto Ortega, autor de Guatemotzin (1871), además de Julio Ituarte, pianista alumno de Morales y autor de Ecos de México, y Ricardo Castro, autor de Atzimba. La tendencia nacionalista de la música ganó fuerza a fines del xix y principios del xx, siendo sus mejores exponentes Pablo Moncayo, Carlos Chávez y Silvestre Revueltas. Lo valioso de la música conmemorativa es que estaba abiertamente predestinada a fomentar el espíritu de pertenencia, lo propio, aunque engañosamente sólo representara una parte del país. Hay obras que no necesariamente se crearon con una intención nacionalista, pero que adquirieron ese carácter posteriormente y que fueron convertidas en símbolo, en bandera, en motivación para perseguir un objetivo tan loable. Tal sería el caso de la conocida obra del jalisciense Pablo Moncayo, el Huapango, que en realidad recoge tres sones veracruzanos. Estrenado en agosto de 1941, se ha convertido en emblemático y representativo de México, y ha acompañado desde la Hora Nacional de la radio hasta la pirotecnia del 15 de septiembre. texto falso omo nuestros televisores 10 pto refr110 ptel cual, como nuestros televi La historia utiliza diversos mecanismos para plasmarse en la memoria de los hombres. A través de lo que se ha llamado “el lenguaje de la memoria” se han conservado hechos, nombres, fechas fundamentales para la conformación de un ser nacional. Dentro de esos mecanismos, la música ocupa un lugar preponderante. A través del estudio de la música y de los músicos podemos acercarnos a otras facetas de nuestra historia. ¿Hasta dónde, hoy día, comprendemos la música surgida en un contexto histórico distinto? Esa música es el reflejo de una época, de una tendencia, aunque en su momento fuera 42 una expresión de vanguardia. Esa música de proclamación, esos himnos interpretados en las grandes inauguraciones, eran textos patrióticos musicalizados. Y como hemos visto, aquella música que buscaba la emoción colectiva estaba ligada a la construcción de una identidad nacio- nal. Aquello que hace que la música trascienda hoy día nos puede emocionar por su parte nacional o incluso universal. Esa trilogía integrada por el compositor, el intérprete y el melómano articula el papel unificador de la música y nutre el imaginario nacionalista de nuestro país. Verónica Zárate Toscano. Doctora en Historia por El Colegio de México. Es investigadora del Instituto Mora y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores desde 1996. Entre sus publicaciones destacan, como autora, Los nobles ante la muerte en México. Actitudes, ceremonias y memoria. 1750-1850; como coordinadora, junto con Pilar Gonzalbo Aispuru, Gozos y sufrimientos en la historia de México, y como compiladora, Orden, desorden y corrupción: el gobierno colonial según un escrito anónimo, 18021804. Actualmente es presidenta de la Mesa Directiva del Comité Mexicano de Ciencias Históricas. 43