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2019-opl-v52a13

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A. Tauber et al.: Estratigrafía, paleontología y paleoambientes del Plioceno de Córdoba
389
Estratigrafía, paleontología y
paleoambientes del Plioceno de la
provincia de Córdoba
Adan TAUBER1, Jerónimo KRAPOVICKAS2, Laura E. CRUZ3,
Jorge CHIESA4
1
2
3
4
Museo de Paleontología, FCEFyN, Universidad Nacional de Córdoba, Av. Vélez Sarsfield 1611,
Córdoba, y Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Arturo Umberto Illýa”, Av. Poeta Lugones
395, (X5016GCA) Córdoba, Argentina. [email protected].
Museo de Paleontología, FCEFyN, Universidad Nacional de Córdoba, Av. Vélez Sarsfield 1611,
(X5016GCA) Córdoba, Argentina. [email protected].
CONICET, Museo Argentino de Ciencias Naturales, Av. Ángel Gallardo 470, (C1405DJR) Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, Argentina. [email protected].
Departamento de Geología (F.C.F.M.N.-U.N.S.L.), Ejército de los Andes 950, (5700) San Luis.
[email protected]
Resumen
En este capítulo se sintetiza y actualiza el conocimiento que
existe sobre el Plioceno de la provincia de Córdoba tanto en
Córdoba
el subsuelo como en la superficie, en las Sierras de Córdoba,
Plioceno
en sus valles y piedemontes. El registro estratigráfico plioceno
Estratigrafía
Paleontología
tiene una amplia distribución regional y se relaciona con el
Paleoambiente
conocido levantamiento de las sierras (etapa de antepaís fragmentado) a partir del Mioceno tardío. Desde el inicio de esta
etapa de estructuración, mediante la inversión y reactivación tectónica de antiguas
fallas extensionales cretácicas, se generó en la región serrana una fuerte fragmentación de la corteza y los ambientes con acomodación diferencial de sistemas aluviales,
mientras que en la llanura oriental, el registro sedimentario es considerablemente
más continuo y con frecuencia está condensado. Estos depósitos contienen un interesante registro paleontológico plioceno que, en líneas generales, es consistente con
estas interpretaciones. Los principales tipos y grupos de fósiles registrados en estos
yacimientos incluyen, trazas de raíces o rizolitos, estructuras de biodepositación
(coprolitos), restos óseos de anuros, reptiles, aves y, mayoritariamente mamíferos.
Los depósitos fosilíferos del Neógeno tardío afloran en la región serrana y periserrana de la provincia de Córdoba (Formaciones Brochero, La Playa, Casa Grande y
depósitos de ambientes cársticos de Las Caleras). Las evidencias sedimentológicas
y paleontológicas disponibles indican condiciones disímiles, desde áridas o semiáridas, variando hacia un clima más húmedo durante el Plioceno. Los ambientes
predominantes fueron abiertos o semiabiertos con pastizales y arbustos o árboles
subordinados.
Palabras clave:
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Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
Abstract
“Stratigraphy, Paleontology and Paleoenviroment of
the Pliocene of Córdoba”. This chapter summarizes and
Córdoba
updates the existing knowledge on the Pliocene in the provPliocene
ince of Cordoba, both in the subsoil and on the topsoil, in
Stratigraphy
Paleontology
Cordoba hills, valleys and foothills. The stratigraphic PlioPaleoenvironment
cene record has a wide regional distribution and is related to
the well-known hill formation (stage of fragmented foreland)
from the late Miocene. Since the beginning of this stage of structuring, by means
of the tectonics inversion and reactivation of old Cretaceous extensional failures,
a strong fragmentation of the cortex and environments with differential accommodation of alluvial systems was generated in the Serrana region, while in the
eastern plains, the sedimentary record is considerably more continuous and is often
condensed. These deposits contain an interesting Pliocene paleontological record
which, in general terms, is consistent with these interpretations. The main types
and groups of fossils found in Pliocene deposits include traces of roots or phytoliths, biodeposition structures (coprolites), skeletal remains of anurans, reptiles,
birds and, mainly mammals. The fossil deposits of the late Neogene emerge in the
mountainous and perimountainous region of the province of Cordoba (Brochero,
La Playa, Casa Grande formations and deposits of karstic environments of Las
Caleras). The available sedimentological and paleontological evidences indicate dissimilar conditions, from arid or semi-arid, varying to a wetter climate during the
Pliocene. The predominant environments were open or semi-open with grasslands
and lower shrubs or trees.
Keywords:
INTRODUCCIÓN Y MARCO GEOLÓGICO GENERAL
La provincia de Córdoba se encuentra localizada en la región central de Argentina y su territorio abarca parte de dos unidades geomorfológicas: Sierras Pampeanas
y Llanura Chacopampeana. Los sedimentos neógenos de la provincia de Córdoba
se encuentran distribuidos en ambas regiones, vinculados los más antiguos con
la Llanura Chacopampeana, constituyendo unidades de subsuelo principalmente
relacionadas con las series de origen marino de la cuenca Chacoparanaense (Astini
et al., 2014). Mientras que los sedimentos pliocenos continentales se encuentran
mayormente distribuidos en la periferia de relieves montañosos y valles intermontanos, donde se destacan las series aluviales y coluviales. Estos depósitos se registran
especialmente en los valles interserranos (San Alberto, Punilla, Los Reartes, Calamuchita, La Cruz, río de Las Barrancas, entre otros, figura 1) donde en casi todos los
casos se han registrado restos de vertebrados fósiles, que si bien son escasos, dan una
primera aproximación de correlación entre los rellenos de los diversos valles y permiten estimar una edad tanto de depositación de las unidades sedimentarias como
de los eventos geológicos relacionados y su cronología relativa (Castellanos 1936,
1942, 1944, 1958; Bondesio y Pascual 1981; Bonalumi et al., 1999, 2005; Beltramone,
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2004; Cruz 2011, 2013; Astini et al., 2014; Tauber et al., 2014; Tauber et al., 2017,
entre otros). En este trabajo se presenta un compendio de las unidades litológicas
aflorantes asignadas al Plioceno de la provincia de Córdoba, las correlaciones estratigráficas (figura 2) y bioestratigráficas realizadas hasta el momento y se consideran
el significado biogeográfico, paleoambiental y paleoclimático realizado por diversos
autores en publicaciones previas sobre la base del registro de vertebrados fósiles, y
se discute la evolución tectónica y geomorfológica del área central de Argentina.
Para todas aquellas unidades que se encuentran en el subsuelo, principalmente en la llanura pampeana de Córdoba, se puede leer el trabajo de Calegari et al.
(2014).
Figura 1. Localidades fosilíferas pliocenas de la provincia de Córdoba. 1) La Playa (departamento
Minas); 2) Casa Grande (departamento Punilla); 3) Panaholma (departamento San Alberto); 4) Los
Chiflones (departamento San Alberto); 5) Barrancas de Heredia (departamento San Alberto); 6)
Nono (Río Chico de Nono, departamento San Alberto); 7) Barranca Colorada (departamento Calamuchita); 8) Río La Cruz (departamento Calamuchita); 9) Las Caleras (Sierra Blanca, departamento
Calamuchita); 10) Alpa Corral (departamento Río Cuarto).
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Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
ESTRATIGRAFÍA, PALEONTOLOGÍA Y PALEOAMBIENTES
Sedimentos volcanogénicos del Complejo Volcánico de Pocho
(Olsacher, 1960; Petrinovic, 1988; Arnosio, 1995)
El Complejo Volcánico Pocho (7,9–4,5 Ma; Kay y Gordillo, 1994) está situado
en la región oeste de las Sierras Pampeanas de la provincia de Córdoba, en los departamentos Pocho y Minas. Esta actividad volcánica fue interpretada como una
consecuencia del proceso de subducción subhorizontal de la Placa de Nazca, por
debajo de la Placa Sudamericana (28°–33° LS) (Kay y Gordillo, 1994; Kay y Mpodozis, 2002).
Este vulcanismo generó una extensa variedad de rocas volcánicas en domos,
cuerpos subvolcánicos, diques y materiales volcanoclásticos primarios y secundarios. La composición de las rocas varía de traquiandesitas basálticas a traquitas y
traquidacitas de la serie calcoalcalina alta en K y shoshonítica. Las rocas volcanoclásticas primarias son mayoritariamente ignimbritas, depósitos de flujos de escorias,
depósitos de flujos de bloques y ceniza, depósitos hidromagmáticos y depósitos de
caída. Además son muy abundantes cuerpos volcanoclásticos secundarios, producto
de eventos de destrucción del edificio.
Sobre la base del análisis estratigráfico y geocronológico disponible se ha interpretado la evolución del Complejo Volcánico de Pocho, diferenciando cuatro
etapas principales, de las cuales las dos últimas se produjeron durante el Plioceno
temprano. En esa época se originó la actividad póstuma en el complejo, generándose
los cuerpos dómicos Veliz, Ciénaga, Poca y El Burro (6,0 ± 0,4 – 4,7 ± 0,3 Ma),
intruyendo en parte la secuencia volcanoclástica del Mioceno tardío y están vinculados a depósitos de flujo de bloques y ceniza (Arnosio et al., 2014). Los magmas
que originaron estos domos tienen en general una composición shoshonítica, con
afinidad calcoalcalina rica en K.
Asimismo, al finalizar el Mioceno y al iniciarse el Plioceno (5,5 a < 4,7? Ma)
también se habrían originado depósitos volcanoclásticos secundarios, producto del
retrabajo de los materiales que constituían el aparato volcánico, siendo muy escasos
los materiales primarios. Estos depósitos indican una importante destrucción de
los aparatos volcánicos, formando una típica asociación de facies de abanicos aluviales de baja eficiencia en ambientes áridos a semiáridos, debido a la abundancia
de material disponible, proveniente de cuerpos dómicos y por el bajo potencial de
preservación de las ignimbritas y pómez (Arnosio, et al., 2014).
Formación La Playa (Olsacher, 1960)
Esta unidad aflora en la región noroeste de la provincia de Córdoba, en dos
localidades, La Playa y La Argentina y está compuesta por una serie de travertinos
y calcretes, cuyo origen se considera como el producto de la actividad póstuma del
Complejo Volcánico de Pocho (Gordillo y Lencinas 1979). El cuerpo travertínico
de La Playa se encuentra entre la Sierra de Guasapampa y la de Ciénaga del Coro,
Figura 2. Correlaciones entre Formaciones de diferentes unidades geomorfológicas de la provincia de Córdoba, entre el Neógeno y Cuaternario.
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Departamento Minas (21°00’41,90” - 31°01’6,85” S y 65°21’45,19” - 65°21’26,45” O)
y el de la Mesa La Argentina, está situada al oeste de la localidad homónima (31°12’
17,64” - 31°14’09,71” S y 65°19’05,58” - 65°21’03,95” O), al sur de las localidades de
Guasapampa y La Playa.
En el yacimiento de La Playa se reconocieron las siguientes facies y microfacies: areniscas calcáreas, travertino masivo con rizolitos, travertino con intraclastos,
travertino cavernoso con incrustación de macrófitas, travertino clástico, travertino
con oncolitos y estructuras tipo “shrubs” y calcretes (Breccia, 2008). El mismo autor
comprobó la presencia de facies de conglomerados volcanogénicos y facies de calcrete en el depósito de La Argentina. Estas facies componen las siguientes asociaciones:
1) Carbonatos palustres/lacustres marginales, 2) Depósitos de relleno de depresiones
lacustres alcalinas someras y, 3) Carbonatos retrabajados y calcretes.
Los travertinos de La Playa tienen, en partes, abundantes incrustaciones de
macrofitas en una fábrica de tufa y con valvas de gastrópodos indeterminados y
restos óseos de vertebrados, entre otros tipos de fósiles (Breccia 2008, Astini et al.
2014). Los vertebrados fósiles permitieron inferir aspectos sobre el paleoambiente
sedimentario y la edad de los niveles portadores. Estos materiales paleontológicos
proceden de La Playa (citada erróneamente como Las Playas por Kraglievich y Reig,
1954; Bondesio y Pascual, 1981), más exactamente, de la facies de travertino macizo
con rizolitos (Breccia, 2008). Los taxones citados son: Proterotheriidae (Litopterna),
Toxodontidae (Notoungulata) (Kraglievich y Reig, 1954; Bondesio y Pascual, 1981)
y un roedor, supuestamente Erethizontidae, Neosteiromys? sp. y que, según Candela
(2004), corresponde a otro taxón.
La interpretación paleoambiental fue basada sobre el registro del roedor Hydrochoerido Phugatherium novum (Vucetich et al., 2014, citado originalmente como
Cardiatherium sp., Bondesio y Pascual, 1981 o “Chapalmatherium” cf. “C.” novum,
Deschamps et al., 2013) y Cyonasua groeberi, entre otros taxones, que sugieren la
presencia de cuerpos de agua lénticos o lóticos pandos, coincidente con la interpretación de la litofacies portadora, desarrollados cerca de pastizales y vegetación
arbórea y/o arbustiva distribuida en “islas” (Bondesio y Pascual, 1981). Esta interpretación coincide parcialmente con los resultados del análisis facial, mediante el
cual se infirió un paleoambiente lacustre somero o palustre para el travertino y un
origen vinculado con niveles acuíferos para el calcrete (Breccia 2008).
Se interpretó además que las lluvias habrían superado los 600 mm anuales
durante la formación de estas rocas, debido al registro de Tupinambis teguixin (Donadío, 1982). Sin embargo, esta hipótesis podría ser inconsistente con el desarrollo
de calcretes en el depósito calcáreo de La Argentina. En concordancia, una revisión
reciente de este material permiten solo una asignación genérica del espécimen a Tupinambis sp. (Brizuela y Albino, 2012) no pudiendo efectuar a partir de este material
alguna inferencia paleoambiental.
La edad de esta Formación fue interpretada sobre la base de las relaciones estratigráficas, la geología regional y sus fósiles. El depósito calcáreo de La Argentina
tiene intercalaciones de rocas volcanoclásticas, por lo que se lo relacionó con el
vulcanismo de Pocho (Breccia, 2008). Bondesio y Pascual (1981) le asignaron al travertino de La Playa una edad Mioceno tardío – Plioceno temprano (Huayqueriense
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- Montehermosense), por la presencia de Cardiatherium sp.; la reciente revisión de
este material, permitió determinarlo nuevamente como Phugatherium novum y consecuentemente una edad Plioceno tardío (Chapadmalalense, Vucetich et al., 2014).
Formación Brochero (Sayago, 1979)
Los depósitos neógenos más tempranamente conocidos de la provincia de Córdoba corresponden a lo que hoy se denomina Formación Brochero (Burmeister,
1874; Ameghino, 1889; Kraglievich, 1934; Castellanos, 1942, 1944, entre otros).
Esta unidad fue definida formalmente por Sayago (1979), su área tipo se encuentra
en el valle de San Alberto (= valle de Traslasierra, figura 3, A) y se la correlacionó
con afloramientos expuestos en otras regiones de las sierras de Córdoba, como la
Pampa de Pocho, valle de Los Reartes, valle del río de La Cruz y Alpa Corral, entre
otros (Castellanos, 1936; Cruz, 2013; Astini et al., 2014; Krapovickas, 2014; Tauber
et al., 2014, Cruz et al., 2017; Tauber et al., 2017).
Valle de San Alberto.— Esta formación yace directamente en no concordancia o en contacto tectónico con el basamento ígneo metamórfico, siendo la unidad
sedimentaria basal de la secuencia neógena de este valle y de la Pampa de Pocho
y está cubierta mediante discordancias por las Formaciones Las Rabonas, Mina
Clavero, Toro Muerto y Charbonier, de distintas edades cuaternarias (Sayago, 1975,
1979; Kraemer et al., 1993; Bonalumi et al., 1999; Richardson et al., 2013; Cruz,
2013; Cruz et al., 2017).
La Formación Brochero, descripta y denominada originalmente como “Brocherense” (Castellanos, 1942), fue históricamente descripta como una sucesión grano
decreciente formada por dos secciones diferentes. Sin embargo, recientemente Cruz
et al. (2017) en un análisis de las secuencias pliocenas de este sector de la provincia,
la describieron nuevamente como una unidad compuesta por una asociación de
facies sedimentarias compuesta por: 1) Facies de depósitos de lag: En la base del
perfil ubicado en el vado de Nono se ubica una capa de 20 cm expuestos constituida
por gravas medias a finas con ocasionales clastos de 5 a 10 cm dispersos, sin estratificación visible, compuesto en parte por la más pesada carga de fondo arrastrada
por el canal y en parte por los clastos arcilloso-limosos parcialmente consolidados
correspondientes a la destrucción de bloques caídos en el proceso de excavación
lateral del margen de erosión. 2) Facies de depósitos de barras de acreción lateral:
Son capas de arenas finas de geometría sigmoidal y capas de arenas con estratificación cruzada en artesa, ambas formando sets de espesor medio variable entre 10
y 15 cm (y máximo no superior a los 30 cm). Aparecen separadas por una capa de
espesor milimétrico a centimétrico de limos y arcillas dispuestas paralelamente a la
superficie de acreción lateral. Estas representan el tapizado del margen convexo del
canal por decantación de finos en un período de menor energía de la corriente. 3)
Facies de depósitos un lecho plano arenoso: Son capas de arenas finas a muy finas
con laminación horizontal que se intercalan con las facies de depósitos. 4) Facies de
depósitos de arena más fina con laminación cruzada en artesa. 5) Facies de depósi-
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Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
Figura 3. Imágenes de los afloramientos de unidades sedimentarias pliocenas de algunas localidades
de las Sierras Pampeanas de Córdoba. A) valle de San Alberto; B) yacimientos Las Caleras; C) río La
Cruz; D) región de Alpa Corral; E) río Cosquín, frente a la localidad de Bialet Massé.
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tos finos de llanura de inundación: Son capas de limos arenosos, limos arcillosos
laminados, con intercalaciones de lentes y capas de arenas finas a muy finas. 6)
Facies de depósitos finos de llanura de inundación edafizados: son capas de limos
arenosos, limos arcillosos, laminados, con intercalaciones de lentes y capas de arenas
finas a muy finas, que presentan desarrollo de suelos y en los que son frecuentes
rizoconcreciones, nódulos de tosca con carbonatos y nódulos de hierro/manganeso.
En este nuevo análisis, las facies 1-4 fueron reinterpretadas como depósitos de barra
de acreción lateral mientras que las facies 5-6 como sedimentos finos de llanura
de inundación, es así que la asociación global de facies sedimentarias sugiere un
paleoambiente fluvial de tipo meandriforme (Cruz et al., 2017).
Los vertebrados fósiles registrados en la Formación Brochero fueron empleados
por diferentes autores para atribuirle una edad Montehermosense sensu lato, Montehermosense sensu stricto más Chapadmalalense (Plioceno temprano a tardío, Castellanos 1942, non 1944, non 1958, Bond 1986, Álvarez y Tauber, 2003, 2004, figura
4, A-D y K-M) o Huayqueriense (Marshall et al. 1984). Posteriormente Cruz (2013)
realizó un detallado análisis bioestratigráfico del Cenozoico tardío de la provincia de
Córdoba y propuso una Biozona de Asociación de Nonotherium hennigi-Propanochthus
bullifer con el perfil y área tipo sobre el río de Los Sauces en el valle de San Alberto,
referida al lapso Montehermosense-Chapadmalalense, confirmando una edad Plioceno temprano-Plioceno tardío, comparable a la Biozona Trigodon gaudryi, Neocavia
depresidens y/o Paraglyptodon chapadmalensis de la provincia de Buenos Aires.
Asimismo, se determinó la presencia en esta biozona cordobesa de Doellotatus
cf. D. chapadmalensis, Phlyctaenopyga sp., Plohophorus sp. y Paedotherium bonaerense
(Cruz, 2011, 2013) y fueron citados Rhinella sp., Criptodyra?, Achlysictis lelongi, Macrochorobates chapalmalensis, Lomaphorus corallinus, Lagostomus (Lagostomopsis) sp.,
Proterotheriinae gén et sp. indet., Pseudotypotherium sp, Tremacyllus cf. T. impressus
(Tauber 1989; Álvarez y Tauber 2003, 2004, Tauber, et al., 2014). A esta lista se suma
el registro de Phugatherium cf. P. novum en la localidad de Villa Cura Brochero, que
sugiere que los niveles portadores de la Formación Brochero serían correlacionables
con el Chapadmalalense (Cruz et al., 2013). Recientemente se describió un nuevo
género y especie de roedor denominado Chukimys favaloroi (Barbiere et al., 2016),
siendo el primer cricétido sigmodontino registrado en los niveles de la Formación
Brochero. La presencia de esta especie fue documentada en asociación con Abrothrix
magnus, un Echimyidae, gen. et sp. indet., y otros vertebrados como anuros (Rhinella
cf. R. arenarum y R. cf. R. spinulosa, Bufonidae), serpientes (“Colubridae” indet.),
y lagartos (Iguanidae, Teiidae, y Tropiduriinae; Brizuela y Cruz, 2013; Cruz et al.,
2014, 2017). Por esta asociación de taxones se ha interpretado que los niveles de
la Formación Brochero tienen una edad Chapadmalalense – Vorohuense, pero por
la probable afinidad entre Chukimys favaloroi y Dankomys vorohuensis, sumado al
registro de Abrothrix magnus, esos niveles serían asignables al Vorohuense (Barbiere
et al., 2016, ver también Cruz et al., 2017).
El conjunto de vertebrados registrados hasta la actualidad de la Formación
Brochero en su área tipo, se ha interpretado en forma preliminar como indicadora
de una probable continuidad ambiental y climática entre las provincias de Buenos
Aires y Córdoba durante el Plioceno tardío (Barbiere et al., 2016). Los elementos
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Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
típicos de las condiciones áridas y más frías de la edad Chapadmalalense fueron
registrados en los niveles inferiores (e.g. Doellotatus); por el contrario, los taxones
indicadores de condiciones más húmedas y de edad de Vorohuense (e.g. Echimyidae)
están restringidos a los niveles superiores de esta unidad estratigráfica (Barbiere et
al., 2016).
Figura 4. Mamíferos pliocenos de la provincia de Córdoba. A-D) Paedotherium bonaerense (Notoungulata, Hegetotheria, Hegetotheriidae, valle de San Alberto). A) MUFyCA 372, fragmento del
dentario derecho con pm4-m2; B) MUFyCA 373, Fragmento del dentario derecho con pm4-m3; C)
MUFyCA 374, fragmento de cráneo; D) MUFyCA 372, fragmento de dentario derecho con pm4-m2;
E-F) Microcavia chapalmalensis (Rodentia, Caviidae) (CORD-PZ 3955, valle de La Cruz), dentario
izquierdo mostrando la serie p4–m2 en vista oclusal; G) Pseudotypotherium hystatum (Notoungulata, Typotheria, Mesotheriidae) (CORD-PZ 1758-1/2, valle de La Cruz), cráneo y mandíbula en vista
lateral derecha; H) Doellotatus chapadmalensis (Cingulata, Dasypodidae) (CORD-PZ 395 1-2, valle
de La Cruz), osteodermo de una banda móvil en vista externa; I) Ringueletia simpsoni (Cingulata,
Dasypodidae) (CORD-PZ 3952, valle de La Cruz), osteodermo óseo del escudo pélvico del caparazón
dorsal en vista externa; J) Eucelophorus chapalmalensis (Rodentia, Octodontidae) (CORD-PZ 39562, valle de La Cruz), dentario derecho mostrando la serie p4–m3 en vista oclusal; K) Nonotherium
hennigi (Notoungulata, Toxodonta) (Holotipo, MUFyCA 1, valle de San Alberto), cráneo; L) “Akodon
(Abrothrix)” magnus (Rodentia, Cricetidae, MCNC-PV 297, valle de San Alberto), fragmento de hemimandíbula izquierda con m1; M) Chukimys favaloroi (Rodentia, Cricetidae, MCNC-PV-298, Holotipo,
valle de San Alberto), fragmento de maxilar derecho con la placa cigomática, el M1–3 y la porción
asociada del paladar. Tomados de Cruz et al., 2017 y Tauber et al., 2017.
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Panaholma.— Otros afloramientos de esta Formación se encuentran alrededor
de la localidad de Panaholma, en Pampa de Pocho. Sobre el río homónimo se observa una secuencia sedimentaria, con un espesor visible de 10,39 m y color rojizo,
con un gran porcentaje de arcilla, arena y clastos.
Sobre el pelo de agua se observa un nivel de 6,19 m de espesor visible formado
por arcilla arenosa, masiva, de color rojizo en seco y marrón oscuro en húmedo.
Se observan diaclasas con dirección NO-SE y sentido NO, que evidencian movimientos tectónicos deformantes durante el periodo post-depositacional. Además,
esta capa posee fractura concoide (se rompe en bloques de bordes romos o curvos)
y genera alteración catafilar (capas concéntricas, que cortan la estructura estratigráfica original). En este nivel se hallaron restos identificados como Proscelidodon sp.
y Chaetophractus sp.
Sobre este nivel se apoyan sedimentos formados por arena gruesa de color pardo
amarillento, masiva y friable, con intercalación de lentes de conglomerado oligomíctico, matriz soportado y con clastos subangulares a subcirculares, correlacionable
con la Formación Mina Clavero (Krapovickas, 2014).
Valle de Los Reartes.— Este es un valle de origen tectónico con dirección
norte sur, que contiene un relleno formado por una unidad sedimentaria basal neógena y granodecreciente, variando desde areniscas finas en la base hasta niveles limo
arcillosos en la sección superior, de colores predominantemente pardos rojizos. Este
depósito tiene una estructura débilmente estratificada, paralela y horizontal con
contactos graduales. Internamente poseen estructuras en bloques, moteados, cutanes y bioturbación. Además, hay intercalaciones arcillosas, delgadas y continuas,
de color blanquecino, que serían capas originalmente volcanoclásticas y alteradas
químicamente (bentonitizadas, Castellanos, 1936). Estas fueron correlacionadas por
Castellanos (1958) con niveles similares, expuestos en el valle de San Alberto (“Brocherense”).
Las especies de mamíferos neógenos registrados en estos depósitos son: Doellotatus sp. (citado originalmente como Eutatopsis sp.), Plaina brocherense, Isolinia
reartense, Nopachtus coagmentatus, Palaeocavia brocherense, Microcavia (Xenomicrocavia)
isolinense, Orthomyctera brocherense, Nonotherium sp., Paedotherium isolinense, Felis pumoides, Macroeuphractus sp., Lagostomopsis sp. y Paedotherium sp. (Castellanos 1936,
1944, 1951, 1958, Berta 1983). Sin embargo, la especie Isolinia reartense fue aceptada
por Fernicola (2008), pero sinonimizada con Neosclerocalyptus cordubensis (Zurita
et al., 2005, 2009). Los restos determinados como Nopachtus coagmentatus fueron
atribuidos a Hoplophorus sp. (Cruz, 2011). Plaina brocherense fue reconocida, pero
probablemente corresponda al género Vassallia (De Iuliis y Edmund 2002). Según
Verzi (2002), Ctenomys (Paractenomys) cordubensis es una especie admitida, pero de
otro género distinto de Ctenomys. Además, se han señalado dudas con respecto a su
procedencia estratigráfica y asignación taxonómica de Felis pumoides (Berman 1994;
Soibelzon y Prevosti, 2008) y recientemente fue reasignado a Puma (Herpailurus)
pumoides y se considera que representa al registro más antiguo de los felinos en
América del Sur (Chimento et al., 2014); sin embargo, llegar a conclusiones como
estas con tantas controversias es cuestionable (ver Cruz et al., 2017). Asimismo, la
400
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presencia de Nonotherium hennigi es muy dudosa, ya que este registro está basado
en materiales muy fragmentarios. Las especies Orthomyctera brocherense, Paleocavia
brocherense y Xenomicrocavia isolinense propuestas por Castellanos (1958) fueron basadas sobre restos fragmentarios y deberían ser analizadas con conceptos taxonómicos
modernos.
Depósitos psefíticos de Santa Rosa.— En la traza de la escarpa del Sistema de
Fallas de las Sierras Chicas, entre Santa Rosa de Calamuchita y Villa Rumipal, en
exposiciones artificiales, se observa al basamento cristalino yaciendo tectónicamente
sobre depósitos sedimentarios asignados al Plioceno o Plio-Pleistoceno (Costa y
Vita Finzi, 1996; Simpson et al., 2001; Costa et al., 2001, 2014; Richardson, 2011;
Martino et al., 2012; Sagripanti et al., 2012; Richardson et al., 2013). Son depósitos
sedimentarios formados por bloques y clastos de rocas metamórficas en una matriz
pelítica arenosa, se lo considera un fanglomerado de piedemonte. Verticalmente
gradan a secuencias de material psefítico más fino, matriz soportado, con gradación
normal grosera. Estos materiales están consolidados, tienen colores ocres a rojizos
y estratificación grosera y formarían una sección proximal de abanicos aluviales
gruesos adyacentes a la escarpa de falla de las Sierras Chicas. Se ha sugerido que
estos materiales carentes de fósiles, estarían relacionadas con los depósitos predominantemente samopelíticos de la Formación Brochero, expuestos en el valle de
Los Reartes y que serían las facies más distales con respecto al frente de las Sierras
Chicas (Astini et al., 2014; Sánchez, 2015).
Valle de Río de La Cruz.— La secuencia sedimentaria epiclástica neógena yace
en discordancia sobre el basamento metamórfico y tiene una potencia visible de 7 m
y probablemente un espesor máximo total en la región de 12 m (Tauber et al., 2013,
2014; Astini et al., 2014; Asurmendi, 2015; Asurmendi et al., 2015; Tauber et al.,
2017; figura 3, C). Está compuesta principalmente por 8 facies principales: 1-Limo
arenoso con gravas y calcretes; 2-Conglomerados y sedimentos arenosos con estratificación horizontal; 3-Niveles pelíticos; 4-Limo masivo rojizo; 5-Limo arenoso
rojizo con estructuras carbonáticas; 6-Arenas con estratificación plana horizontal
y cruzada en artesas de bajo ángulo; 7-Gravas con matriz arenosa y estratificación
planar horizontal y gradación normal; y 8-Limo arenoso masivo pardo amarillento.
Estas facies fueron agrupadas en 4 asociaciones. La asociación de facies A se encuentra formada por las facies 1, 2 y 3; fue interpretado como un ambiente fluvial
de canales asimétricos, amalgamados, con rellenos multiepisódicos y de energía
media, intercalado con horizontes pelíticos fuertemente pedogenizados, generando en forma alternante y cíclica, una secuencia de paleocanales y suelos maduros.
Se considera que este conjunto se habría depositado durante el Plioceno tardío
(Piso/Edad Chapadmalalense) por el registro de Ceratophrys sp., Ringueletia simpsoni,
Doellotatus chapadmalensis, Microcavia chapalmalensis, Eucelophorus chapalmalensis, y
Pachyrukhinae gén. et sp. indet. y Pseudotypotherium hystatum (Tauber et al., 2017,
Fig. 4, E-J). La asociación B se encuentra formada por las facies 4 y 5; se habría
depositado en una llanura de inundación con exposición subaérea y colonización de
la flora y la fauna. Esta unidad se originó durante el Pleistoceno temprano-Medio
A. Tauber et al.: Estratigrafía, paleontología y paleoambientes del Plioceno de Córdoba
401
(Piso/Edad Ensenadense) como lo evidencia el registro de Glyptodon munizi (Tauber
et al., 2017). La asociación de facies C se encuentra formada por las facies 6 y 7; este
tipo de asociación en su conjunto, se interpretó como depósitos de ambientes fluviales de canales entrelazados con una alternancia de ciclos de energía alta a media
y en general decreciente, con materiales de origen tractivo a suspensivo, producidos
por migración de dunas con crestas sinuosas o linguoides (3D), asociadas con facies
de llanuras de inundación. Fue correlacionada con la Formación Chocancharava
de edad Pleistoceno medio-tardío (pisos/edades Bonaerense y Lujanense), y con el
miembro superior de la Formación Río Primero de edad Pleistoceno tardío (Tauber
et al., 2017). Por último, la asociación D, formada por intercalaciones de la facies
4 y 8, se habría depositado en encharcamientos de una llanura de inundación, por
ocasionales desbordamientos del cauce principal en un ambiente de depositación
fluvial que fue obliterado por un régimen eólico, dada la alta selección granulométrica observada hacia el techo de la secuencia. Es correlacionable con la Formación
La Invernada por sus características litológicas, relaciones estratigráficas, contenido
paleontológico y datos geocronológicos (Tauber et al., 2017).
Formación Casa Grande (Lencinas, 1971)
Esta unidad fue definida y nominada por Lencinas (1971) en el Valle de Punilla, donde fue identificada y relacionada con la estratigrafía regional, por estar allí
los mejores afloramientos y su área tipo (figura 3, E). El estratotipo se encuentra
sobre la costa izquierda del río Cosquín, frente a la localidad de Bialet Massé. Se ha
sugerido que tiene espesores de 180 m en el valle de Punilla (Gordillo y Lencinas,
1979) y más de 400 m en el borde de las Salinas Grandes (Candiani et al., 2001 a).
Tiene una amplia distribución geográfica, ocupando desde el piedemonte oriental
y nororiental de las Sierras Chicas, la parte oeste y noroeste de las sierras de La
Higuerita, Quilino y Lomas de El Durazno, borde oeste y sur de la Sierra de Sauce Punco, Oeste y Noroeste de la Sierra de Macha, El Simbolar, Saguión, Chuña,
hasta el extremo austral de las Sierras Chicas, donde hay afloramientos de menor
extensión areal (Candiani et al., 2001 a y b, Bonalumi et al., 2005; Astini et al., 2014).
Asimismo, la Aloformación Charbonier (Beltramone, 2004), en las Sierras Chicas y
de Pajarillo - Copacabana, podría referirse a esta Formación y los tramos superiores
podrían ser equivalentes a la Formación Estancia Belgrano.
Esta Formación está integrada principalmente por conglomerados y brechas
muy gruesos a finos, matriz soportados, polimícticos y polimodales, intercalados con
cuerpos lenticulares compuestos por arena gruesa, en parte limosa. Hay bancos de
conglomerados gruesos potentes y areniscas en cuerpos tabulares y lenticulares con
estratificación difusa, cruzada planar o en artesa y clastos imbricados. Los clastos
son subangulosos a subredondeados, aumentando la esfericidad en áreas más apartadas de las Sierras Chicas y proceden del basamento metamórfico y de los depósitos
cretácicos y cenozoicos infrayacentes (Candiani et al., 2001 a, b).
En los conglomerados finos, matriz soportados, pardo rojizos de los intervalos
basal y medio de esta Formación, hay abundantes calcretes nodulares, irregulares y
402
Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
de dimensiones variables, alcanzando en algunos casos un gran desarrollo y disponiéndose en forma aislada o coalescente, dentro de la matriz arenosa o conglomerádica fina. Las facies descriptas sugieren que el ambiente de depositación corresponde
a un sistema aluvial, donde hubo una alternancia de procesos gravitacionales con
momentos de mayor escorrentía superficial que generó incisiones y cuerpos lenticulares más arenosos. Estos depósitos muestran fracturas conjugadas, pequeñas fallas
y un suave plegamiento en los afloramientos cercanos a las sierras (Candiani et al.,
2001 a; Astini et al., 2014), las cuales suelen estar rellenadas con calcita.
La edad de la Formación Casa Grande ha sido referida inicialmente al Plioceno (Lencinas 1971, Gordillo y Lencinas 1979), Mioceno-Plioceno (Candiani et al.,
2001 a, Bonalumi et al., 2005), “Mioceno superior”-Plioceno (Sagripanti et al., 2012),
considerando las relaciones estratigráficas y estructurales con otras unidades en el
valle de Punilla.
En este valle, sobre el río Cosquín frente a Villa Bustos, fue hallada una asociación de reptiles y mamíferos de edad neógena, aparentemente de la Formación
Casa Grande (Tauber et al., 2014). Estos son las tortugas Chelonoidis chilensis (De
La Fuente y Cabrera 1988) y Acantochelys cosquinensis (De la Fuente, 1992) y los
mamíferos ungulados Promacrauchenia sp. y Xotodon sp. (De La Fuente 1986, 1992).
Por la presencia de estos ungulados se le asignó una edad Montehermosense – Chapadmalalense a los niveles portadores. Sin embargo, en la actualidad el registro
cronológico de esta asociación de mamíferos se considera más amplio (Reguero y
Candela, 2011), sugiriendo una edad comprendida entre el Huayqueriense y Chapadmalalense (Mioceno tardío-Plioceno tardío). No obstante, esta interpretación
debe ser confirmada con nuevos hallazgos.
Depósitos de relleno cárstico de Las Caleras
(Tauber, 2000)
En las Sierras Pampeanas de Córdoba se ha desarrollado un relieve cárstico que
afectó a los cuerpos de mármoles dolomíticos y calco dolomíticos, sobre las laderas
orientales y áreas cumbrales de los diferentes cordones montañosos de la provincia.
En la Sierra Blanca, en la localidad de Las Caleras del Departamento Calamuchita,
limitada el este por el valle del río de La Cruz y al oeste por la Cañada de Álvarez, aflora un amplio macizo de mármoles dolomíticos y calcodolomíticos de edad
precámbrica tardía, formando un gran pliegue sinforme isoclinal volcado hacia el
nordeste. En este cuerpo rocoso y en la cumbre de la Sierra Blanca se formó un
incipiente relieve cárstico consistente en algunas galerías y un probable sumidero
(Fig. 3, B). Estas cavidades fueron rellenadas en parte con materiales clásticos de
granulometría muy variable, desde brechas gruesas hasta niveles de sedimentos y
sedimentitas silicoclásticas, polimícticas, de cohesión muy variable y con intercalaciones de rocas químicas (costras calcáreas). Los bloques y clastos están compuestos
principalmente por gneis, cuarzo y mármoles.
En algunos cuerpos sedimentarios se documentó la presencia de una gran cantidad de restos de vertebrados fósiles: anuros, reptiles, aves y principalmente mamí-
A. Tauber et al.: Estratigrafía, paleontología y paleoambientes del Plioceno de Córdoba
403
feros. Los vertebrados estudiados hasta la actualidad son materiales indeterminados
de anuros y aves de talla reducida, Tupinambis cf. T. merianae, Lutreolina sp., Thylophorops chapalmalensis, Doellotatus chapadmalensis, Ringueletia simpsoni, Macroeuphractus outesi, Scelidotheriinae indet., aff. Dankomys simpsoni, Eumysops sp., Lagostomus
(Lagostomopsis) sp., Dolichotis sp., Cardiatherium aff. C. talicei, Tremacyllus impressus,
y Xotodon sp. (Tauber 2000). Varios restos fósiles de este yacimiento, determinados
originalmente como Cardiatherium aff. C. talicei, fueron reasignados posteriormente
a Phugatherium novum (Vucetich et al., 2014) y Eumysops sp., fue determinados como
Eumysops chapalmalensis (Olivares y Verzi, 2014).
La asociación de taxones registrados en este yacimiento no parece haberse formado a partir de una acumulación sedimentaria de restos de diferentes antigüedades, e indica una edad Chapadmalalense, probablemente tardía (Tauber, 2000).
Las reasignaciones taxonómicas de Phugatherium novum y Eumysops chapalmalensis
permitieron verificar la edad Chapadmalalense determinada originalmente para este
yacimiento, coincidente con la edad de los depósitos sedimentarios descripctos previamente en el valle del río de La Cruz (Tauber et al., 2017). Se ha sugerido también
una correlación entre estos cuerpos sedimentarios y la Formación Estancia Belgrano,
sin embargo, es necesario verificar esta hipótesis con más evidencias.
El conjunto de taxones registrados en Las Caleras no muestran por el momento
la posibilidad de una interpretación paleoclimática clara y bien sustentada, ya que, se
hallaron restos que potencialmente podrían indicar condiciones climáticas disímiles
(Tauber, 2000): por ejemplo húmedas (e.g. Lutreolina sp. o Eumysops chapalmalensis)
asociado con restos de indicadores de condiciones áridas o semiáridas (e.g. Doellotatus
chapadmalensis y Dolichotis). En cuanto a la temperatura ambiental, esta pudo ser
templado a cálida por los mamíferos registrados y el ambiente predominantemente
abierto, con pastizales o semiabierto, con algunos arbustos y árboles subordinados
(Tauber, 2000).
Formación Estancia Belgrano (Santa Cruz, 1972)
Esta unidad se halla compuesta por conglomerados medianos a finos, pobremente seleccionados pero en general por clastos bien redondeados procedentes del
basamento y de la Formación Saldán (Cretácico), en su área tipo, dispuestos en
cuerpos mantiformes y lenticulares, producidos por amalgamación interna de capas
menores.
La secuencia muestra una granulometría, en general decreciente hacia arriba,
observándose areniscas gruesas a muy finas que gradan a fangolitas, dispuestas en
capas delgadas y tabulares y con frecuencia afectadas por bioturbación y moteados.
Entre estas últimas se observan delgadas intercalaciones de pelitas con acumulaciones de calcretes, óxidos de manganeso y hierro, y restos carbonosos. En los cuerpos
de areniscas, se desarrolló la estratificación paralela, cruzada, con menor frecuencia
ondulítica y bioturbación. El tramo superior de la secuencia está compuesto predominantemente por limolitas y areniscas arcillosas pardas rojizas y paleosuelos.
404
Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
Estos depósitos yacen en discordancia sobre el basamento metamórfico o encima de las Formaciones Saldán (Cretácico) y Villa Belgrano (Paleógeno, Santa
Cruz, 1973 a, Candiani et al., 2001 b), y está cubierto por la Formación Pampeano
(Cuaternario, sensu Piovano et al., 1992).
La Formación Estancia Belgrano fue asignada por Santa Cruz (1972, 1973 a y
b) al “Terciario superior-Pleistoceno bajo”, quien la vinculó con el levantamiento
principal de la sierra. Esta unidad fue registrada previamente en el subsuelo del
piedemonte y llanura de Córdoba por Frenguelli (1918), Bodenbender (1929) y
Schlagintweit (1946). Esta unidad alcanza los centenares de metros en el subsuelo
de Córdoba, superando los 263 m de potencia en Santiago Temple (Schlagintweit,
1946).
Por los rasgos litológicos y composicionales, se ha considerado que la Formación Estancia Belgrano sería parcialmente equivalente a la Formación Casa Grande,
que tiene su área tipo en el valle de Punilla (Astini et al., 2014). Las dos formaciones
están compuestas por conglomerados y areniscas intercalados con calcretes principalmente pedogenéticos y su área de aporte es las Sierras Chicas.
Varios autores que estudiaron los depósitos de la vertiente oriental de las Sierras
Chicas les asignaron una edad pliocena por las relaciones estratigráficas con otras
unidades de la región (Frenguelli 1918, Cioccale 1999, Candiani et al., 2001 b, Caniggia 2004), y se ha sugerido también una probable correlación con el yacimiento
cárstico de Las Caleras en la Sierra Blanca del departamento Calamuchita (Candiani
et al., 2001 b) y con los sedimentos del valle del Rio La Cruz; aunque esto debe ser
verificado con más evidencias.
Se ha interpretado que esta unidad se originó en coluvios y abanicos aluviales
en las zonas proximales y sedimentos fluviales pliocenos en las zonas distales, que en
parte habrían producido incisión sobre las unidades estratigráficas previas, logrando
en algunos sectores erosionar el techo de la Formación Paraná en la Llanura Chacopampeana. Los depósitos más finos corresponderían a mantos de crecidas afectados
por bioturbación y pedogénesis, los cuerpos de gravas indicarían períodos de incisión y agradación de complejos de barras gravosas (Piovano et al., 1992). Además,
estos autores interpretan cuerpos de agua estacionales con condiciones reductoras
donde se habrían depositado pelitas con restos carbonosos y concreciones. Asimismo, indicaron que la presencia de calcretes estaría relacionada con una alternancia
de períodos de exposición subaérea y otros de anegamiento. Depósitos loéssicos
fluviales y palustres cuaternarios cubren las unidades estratigráficas neógenas.
Formación Alpa Corral (Cantú, 1992)
En la vertiente oriental de la Sierra de los Comechingones, en el departamento
Río Cuarto, afloran depósitos fosilíferos neógenos continentales (figura 3, D). Sobre
el margen derecho del río de las Barrancas, en las proximidades de la localidad de
Alpa Corral, se reconoció una secuencia compuesta por dos unidades separadas por
una discontinuidad erosiva, la inferior de edad neógena y la superior que corresponde a depósitos aluviales de edad cuaternaria. La unidad basal yace en discordancia
A. Tauber et al.: Estratigrafía, paleontología y paleoambientes del Plioceno de Córdoba
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sobre el basamento metamórfico y tiene un espesor visible de 20 m. Está formada
mayoritariamente por sedimentos limo arcillosos pardo rojizos, con estratificación
horizontal con límites graduales o estructura masiva, en bloques, moteado y cutanes.
En forma subordinada se observan cuerpos con secciones lenticulares rellenados
con materiales granodecrencientes, desde conglomerados gruesos clasto soportados
hasta pelitas.
En la sección basal de ésta, se observaron cinco niveles fosilíferos desde la base
al techo, donde se registraron los siguientes taxones: Lacertilia indet., (Iguanidae?),
Nopachtus coagmentatus, Lomaphorus corallinus, Proscelidodon patrius, Xenodontomys
ellipticus, “Pithanotomys” cordubensis, Eucelophorus chapadmalensis, Actenomys sp., Paleocavia sp., Caviidae gen. et sp. indet. y Dankomys simpsoni. Esta asociación de taxones sugiere una correlación con el piso/edad Montehermosense-Chapadmalalense
(Plioceno temprano-Plioceno tardío) de la costa atlántica bonaerense (Giannoncelli
y Tauber 1997). Sin embargo, las determinaciones taxonómicas de “Pithanotomys”
cordubensis y Xenodontomys ellipticus deben ser reconsideradas, ya que la primera
especie sería un nuevo género de Octodontinae (sensu Verzi et al., 2002) y la segunda debería ser comparada con Xenodontomys elongatus, una especie reconocida y
descripta con posterioridad (Verzi et al., 2003).
La asociación de facies sugiere que el paleoambiente correspondería a depósitos
de canales desarrollados en una llanura de inundación en áreas abiertas con pastizales. Además, se ha inferido que el valle del río de las Barrancas se habría originado
probablemente durante el Mioceno tardío (Giannoncelli y Tauber 1997).
Formación Puelches (Santa Cruz, 1972)
Esta unidad asignada al Plioceno tardío-Pleistoceno fue reconocida en el subsuelo de las cuencas Chacoparaná y General Levalle (Reinante et al., 2014: Calegari et
al., 2014). En esta última está representada por una secuencia de 72 m de sedimentos
fluviales, conformados esencialmente por niveles de areniscas y conglomerados,
constituidos por granos subangulosos a redondeados de cuarzo, feldespatos, micas
y clastos líticos con escasa matriz. Se observan intercalaciones de delgados niveles
de limolitas y arcilitas de tonos castaños a grises rojizos. Esta Formación se depositó
como respuesta al levantamiento andino y el basculamiento de la zona pampeana,
cubriendo grandes extensiones de estas cuencas.
CONSIDERACIONES BIOESTRATIGRÁFICAS
En general, las áreas y depósitos sedimentarios neógenos de Córdoba mejor
conocidos desde el punto de vista bioestratigráfico y geocronológico son los afloramientos de la Formación La Playa, Formación Brochero en el valle de San Alberto
y los cuerpos sedimentario de relleno del paisaje cárstico de Las Caleras y del valle
del Río La Cruz.
406
Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
El registro paleontológico analizado de toda la cubierta sedimentaria continental
de la región serrana y pedemontana más antigua afloran en localidades encontradas
hacia el Oeste del cordón montañoso principal de las sierras cordobesas. Cruz (2013)
realizó un detallado análisis bioestratigráfico de esta área de la provincia de Córdoba,
principalmente en sedimentos pertenecientes a la Formación Brochero, aflorantes
sobre el río de Los Sauces (valle de San Alberto) y propuso una Biozona de Asociación de Nonotherium hennigi-Propanochthus bullifer. Esta biozona está referida al
lapso Montehermosense-Chapadmalalense, (Plioceno temprano-Plioceno tardío),
comparándola con la Biozona Trigodon gaudryi, Neocavia depresidens y/o Paraglyptodon chapadmalensis de la provincia de Buenos Aires. Barbiere et al. (2016), sugieren
la existencia de niveles del Vorohuense (Plioceno tardío-Pleistoceno temprano) en
esta Formación, aunque puede haber algún taxón considerado más antiguo. Recientemente, Cruz et al. (2017) expusieron un exhaustivo análisis de esta Formación
presentando tres hipótesis bioestratigráficas que implican un lapso de depositación
de los sedimentos de la Formación Brochero entre un Piso/Edad Montehermosense
a un Piso/Edad Marplatense.
Los sedimentos de la Formación La Playa, ubicados al Noroeste del cordón
serrano, es en la actualidad considerada de edad Chapadmalalense por la presencia
de Phugatherium novum (=Cardiatherium sp.; Vucetich et al., 2014). Sin embargo,
los sedimentos portadores han sufrido fuertes procesos post-depositacionales, por
lo que debe contarse con mayor evidencia para su correlación regional con otras
localidades y Formaciones.
Por otra parte, la asociación de taxones registrados en Las Caleras y en sedimentos del valle de del Río La Cruz, ambas localidades ubicadas en áreas más orientales,
no parece haberse formado a partir de una acumulación sedimentaria de restos de
diferentes antigüedades e indican una edad Chapadmalalense, probablemente tardía
(Tauber, 2000; Tauber et al., 2014; Asurmendi et al., 2015; Tauber et al., 2017). Se ha
sugerido una correlación entre estos cuerpos sedimentarios y la Formación Estancia
Belgrano; sin embargo, es necesario verificar esta hipótesis con más evidencias.
Este aparente diacronismo entre los niveles fosilíferos aflorantes al oeste y este
del cordón Sierra Grande-Sierra de los Comechingones, parece responder, como
se discutirá a continuación, a la deformación andina, dificultando la correlación
bioestratigráfica a nivel regional. Sin embargo, estas diferencias en el registro pueden deberse, entre otras, a causas biogeográficas, tafonómicas o por defectos en el
registro.
CONSIDERACIONES ESTRATIGRÁFICAS
Y EVOLUCIÓN TECTÓNICA Y GEOMORFOLÓGICA
Las características de la estratigrafía del Neógeno tardío, los espesores y la
arquitectura interna permiten interpretar parcialmente los sistemas sedimentarios,
su distribución espacial, las variaciones climáticas y ambientales que se desarrollaron en Córdoba; además, permiten reconstruir el origen y evolución del arreglo,
levantamiento y exhumación más recientes que afectaron a las Sierras Pampeanas
A. Tauber et al.: Estratigrafía, paleontología y paleoambientes del Plioceno de Córdoba
407
Orientales. La secuencia analizada nos permite caracterizar a dos regiones bien
diferenciadas, una que está afectada por fuerte compartimentación del registro estratigráfico y litofacial que corresponde a los depósitos sedimentarios expuestos en
los valles interserranos, correspondiente a los sectores serranos y pedemontanos y
otra distinguida por un registro más continuo en la región de llanuras y cuencas en
subsuelo (e.g. cuencas Chacoparanense y General Levalle).
Durante el Mioceno más tardío y el Plioceno temprano predominaron procesos
morfogenéticos como pone en evidencia la formación del Complejo Volcánico Pocho,
vinculado al segmento de subducción subhorizontal, especialmente durante las dos
últimas etapas evolutivas de su formación (evento 3 y 4 según Arnosio et al., 2014).
Cerca del límite Mioceno – Plioceno se produjo la actividad póstuma en el complejo,
constituida por el emplazamiento y colapso de los cuerpos dómicos: Véliz, Ciénaga,
Poca y El Burro (6 ± 0,4 - 4,7 ± 0,3 Ma). Poco después comenzaron a formarse los
depósitos volcanoclásticos secundarios, que permiten comprobar una etapa de mayor
destrucción del edificio volcánico, que formó abanicos aluviales muy desarrollados.
Hasta el presente no hay datos precisos del lapso de edad de este evento, pero estaría
comprendido entre 5,5 a < 4,7 Ma (Arnosio et al., 2014).
Con las secuencias estratigráficas de los valles interserranos es dificultoso establecer correlaciones litoestratigráficas confiables debido a que las geometrías de los
depósitos sedimentarios son cuneiformes, corresponden a ambientes de los sistemas
coluviales y aluviales que se desarrollaron en forma sincrónica con las diferentes
etapas de elevación de la sierras y con mucha frecuencia se encuentran afectados por
la tectónica andina. Esta dificultad para la ubicación estratigráfica y correlación de
las diferentes unidades litoestratigráficas, se debe a que son depósitos de abanicos
aluviales continentales detríticos, mayoritariamente epiclásticos (con la excepción
de los depósitos volcanoclásticos de Pocho), con bajo potencial de conservación de
restos paleontológicos, salvo en las facies finas más distales y de posición estratigráfica más alta. Aun cuando se produjo el levantamiento localizado y una considerable
fragmentación en distintos cordones montañosos, en estos valles interserranos se
conservaron secuencias sedimentarias del Plioceno, por subsidencia y acomodación
localizada, en las áreas cercanas a los frentes de corrimiento. Por esta razón, los
principales afloramientos cenozoicos se ubican en bloques bajo-corridos y buzan
con bajo ángulo en el mismo sentido que las fallas maestras (e.g. escalón marginal
del valle de Punilla). Dado que se trata de sistemas sedimentarios desarrollados en
bolsones es común que hayan generado drenajes hacia el centro de las depresiones,
comúnmente asimétricas, y sistemas fluviales con diseños centrípetos o colectores
longitudinales. En estos ambientes son característicos los cinturones de facies psefíticos proximales y psamíticos hasta pelíticos en situación distal, donde la coloración
obedece a las condiciones paleoclimáticas de oxidación y retrabajo del sustrato. Este
sería el caso de los depósitos de faldón, actualmente expuestos a la erosión y en
situación relíctica o aterrazada que se disponen en los principales valles de Punilla,
Calamuchita y de San Alberto. Separando etapas sinorogénicas constructivas con
mayores tasas de aporte (agradación-progradación) se desarrollan, particularmente
a partir del Mioceno superior, niveles con profusión de paleosuelos y calcretes pedogenéticos que por su extensión areal permiten su correlación.
408
Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
Fuera del sector serrano e ingresando en las llanuras o regiones marginales
la acomodación habría sido mucho menor (menor espesor total preservado) y los
sistemas sedimentarios dominantemente fluvio-eólicos. Esto, por un lado, permite
sostener correlaciones más regionales de unidades con menor espesor estratigráfico y en muchos casos afectadas por pedogénesis, permitiendo caracterizaciones
alopedoestratigráficas. Dentro de esta región, alejada de las serranías que expresan
la contracción andina del Neógeno, se manifiesta un intervalo estratigráfico con
influencia marina. Esto mismo no habría sucedido en la región serrana ni en las
regiones periféricas que estaban sufriendo alzamiento, dado que éstas habrían quedado por encima del nivel de base regional que alcanzaron las transgresiones Laguna
Paiva y Paranense - Entrerriense.
La existencia de calcretes freatogénicos y mixtos, muy condensados y solapando
diversidad de unidades en la región pampeana (incluyendo basamento y cubiertas
paleozoicas y mesozoicas) indica una etapa preorogénica en Córdoba que puede
rastrearse en toda la región y hacia el subsuelo de las cuencas adyacentes. Este episodio habría dado origen al marcador estratigráfico conocido como Formación Los
Llanos (calcretes poligénicos) que permiten interpretar la condición de peneplanicie
que dominó Córdoba antes de su etapa de estructuración final a partir del Mioceno
medio. Por encima de este “nivel guía”, se desarrollan las columnas neógenas que,
con diferente espesor y facies, indican mayor o menor acomodación y proximidad
a los frentes serranos. Durante el Plioceno y el Cuaternario, se acentúan los procesos pedogenéticos que generan improntas fácilmente reconocibles permitiendo
ensayar esquemas aloestratigráficos y hasta pedoestratigráficos en ciertas regiones,
pero siempre mejor evidenciados en las regiones de llanura.
En el Valle del Rio La Cruz, se pudo interpretar, gracias a las observaciones
realizadas allí, la evolución geológica de la cuenca. 1) Los niveles clásticos neógenos basales habrían comenzado a depositarse durante el Plioceno tardío (Piso/
Edad Chapadmalalense), directamente en discordancia angular sobre el basamento
metamórfico. Este registro se interpreta como una evidencia de los movimientos
de ascenso principales de las sierras de Los Comechingones – Las Peñas, de edad
prechapadmalalense que habrían comenzado durante el Plioceno temprano (preChapadmalalense) como producto de la fase tectónica temprana del Mioceno - Plioceno (Tauber et al., 2017 y referencias allí citadas); 2) Los depósitos sedimentarios
basales de la secuencia neógena corresponden a la asociación de facies A de edad
Chapadmalalense (ver arriba: descripción litoestratigráfica) y fueron correlacionados con la sección superior de las formaciones Brochero, Casa Grande y Estancia
Belgrano y son cronológicamente equivalentes con el relleno sedimentario del ambiente cárstico de Las Caleras, en el área cumbral de la Sierra Blanca. La presencia
de sedimentos finos cercanos a las Sierra de Los Comechingones y Sierra Blanca y
el desarrollo de varios niveles de paleosuelos muy maduros próximos a la base de
la secuencia neógena, sugiere que para el Plioceno tardío tanto la Sierra de Achala
como la de Las Peñas carecían de una expresión topográfica de gran magnitud.
Esto fue igualmente interpretado previamente para el área tipo de la Formación
Brochero (Kraemer et al., 1993); 3). Se produjo un incremento de la pedogénesis y
estabilidad tectónica, probablemente a nivel regional, hacia finales del Piso/Edad
A. Tauber et al.: Estratigrafía, paleontología y paleoambientes del Plioceno de Córdoba
409
Chapadmalalense; 4) Posteriormente se produjo un nuevo movimiento tectónico
y cambio de nivel de base entre el límite Plioceno tardío y Pleistoceno temprano
(post-Chapadmalalense, Marplatense? –Ensenadense). Esta hipótesis coincide, en
líneas generales, con las interpretaciones previas de varios autores a nivel regional,
quienes reconocen un importante movimiento tectónico al finalizar el Plioceno
(Kraemer et al., 1993; Tauber, 2000; Martino et al., 2014); 5) Como consecuencia
del último movimiento tectónico, se generó un marcado paleorrelieve y mediando
disconformidad, se depositaron sedimentos fluviales de la asociación de facies B
de edad Ensenadense. Esto también fue documentado e interpretado en el valle de
Calamuchita, inmediatamente al norte del área de este valle (Tauber et al., 2017 y
referencias allí citadas); 6) Una reactivación ocurrida durante el Pleistoceno temprano a medio (entre el Ensenadense - Bonaerense), produjo otro cambio del nivel
de base y generó una nueva disconformidad muy pronunciada; 7) Sobre la superficie erosiva producida como consecuencia de la última reactivación tectónica, se
acumularon en disconformidad los niveles de la asociación de facies C del Pleistoceno medio a tardío (pisos/edades Bonaerense-Lujanense; correlacionable con la
Formación Chocancharava) y luego, en aparente conformidad, los depósitos eólicos
del Pleistoceno tardío y Holoceno temprano (Piso/Edad Lujanense; asociación de
facies D). Estas últimas etapas, también fueron documentadas recientemente en el
valle de Calamuchita, hacia el Norte del valle del río de La Cruz (Tauber et al., 2017
y referencias allí citadas).
A manera de conclusión, la compartimentación de los diferentes valles interserranos y cordones serranos, habría impactado sobre la diversificación de tipos de
sustratos y altitudes que controlaron el desarrollo de la biota durante el Mioceno
y Plioceno. Esta hipótesis explica la distribución de las diversas asociaciones de
taxones de vertebrados registrados en estos valles y algunos probables casos de endemismo, dificultando las correlaciones bioestratigráficas entre las distintas secciones
de estas cuencas. Por último, el registro paleontológico de mamíferos neógenos de
las provincias de Córdoba y San Luis, permitirían documentar la progresión diacrónica, en cuanto a las etapas de formación e inicio de la sedimentación en estos
valles o depocentros, como consecuencia de la subducción de bajo ángulo de la
placa de Nazca (Tauber et al., 2017). Esta deformación se habría producido como
mínimo desde el Mioceno tardío en la cuenca de Beazley, al oeste de la Sierra de
San Luis (Edad Chasiquense; Pascual, 1954) y el Mioceno más tardío en la cuenca
del río Quinto, en la Provincia de San Luis (Edad Huayqueriense; Cerdeño et al.,
2008; Chiesa et al., 2011; Lucero, 2016); en el Plioceno temprano en el valle de San
Alberto (Edad Montehermosense; Cruz, 2013) y Plioceno tardío en el valle de La
Cruz (Edad Chapadmalalense; Tauber et al., 2017) en la provincia de Córdoba.
CONSIDERACIONES PALEOBIOGEOGRÁFICAS
Las Sierras Pampeanas de Córdoba ocupan una posición geográfica intermedia
entre la región noroeste de Argentina, la costa atlántica bonaerense y la región Pampeana. Por tal motivo, es importante analizar los diferentes conjuntos de taxones de
410
Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
los yacimientos paleontológicos de Córdoba con la finalidad de interpretar acerca de
las conexiones biogeográficas entre estas regiones durante el Neógeno. Al respecto,
Reguero y Candela (2011) interpretaron que la diferenciación faunística, a nivel de
género, entre las regiones del Noroeste, Noreste argentino y de la costa atlántica
comenzó aproximadamente en el límite Mioceno medio a tardío; además, en el Noroeste argentino, el endemismo de la fauna se incrementó en el Mioceno tardío.
La distribución geográfica de los taxones registrados, sugiere que en las Sierras
Pampeanas de Córdoba hubo asociaciones faunísticas intermedias, entre las del
noroeste argentino y la región Pampeana. Las especies Thylophorops chapalmalensis,
Ringueletia simpsoni, Macroeuphractus outesi, Macrochorobates chapalmalensis, Plohophorus sp. (ver Cruz, 2011), Nopachtus coagmentatus (ver Zamorano, 2012), Xenodontomys
ellipticus, Eucelophorus chapadmalensis, Dankomys simpsoni, Pseudotypotherium hystatum y Phugatherium novum son características de la región Pampeana (provincias
de Buenos Aires, La Pampa y parte sudoriental de San Luis; Plohophorus también
en Uruguay). En Córdoba, estos taxones fueron registrados principalmente en las
localidades situadas en el sudeste de la región serrana (Alpa Corral, Las Caleras y el
río de Los Sauces, en Calamuchita) y Macrochorobates chapalmalensis se registró en
Las Caleras (Tauber et al., 2014) y el valle de San Alberto. Contrariamente a esto,
los taxones que tienen una distribución en la región noroeste de Argentina fueron
registrados en el valle de San Alberto (Phlyctaenopyga sp.). La especie Plaina brocherense del valle de Los Reartes, descripta por Castellanos (1958), fue reconocida
como una probable especie válida, pero sería transferible al género Vasallia (De Iulis
y Edmund, 2002), género cuyas especies conocidas se registraron solamente en la
región noroeste de Argentina (Catamarca y Tucumán, Reguero y Candela 2011).
A esto se suman los taxones conocidos solamente por hallazgos de las sierras cordobesas, como Nopachtus coagmentatus, Propanochthus bullifer, Nonotherium hennigi,
“Ctenomys” (Paractenomys) cordubensis, un octodontino de Alpa Corral (Verzi et al.,
2002) que está en estudio y Chukimys favaloroi (Barbieri et al., 2016), entre otros.
En síntesis, el registro paleontológico de las Sierras de Córdoba, parece coincidir
con las interpretaciones de Reguero y Candela (2011), con respecto a la antigüedad
del endemismo y la diferenciación faunística entre el Noroeste, Noreste y la costa
atlántica.
La diferenciación faunística entre las regiones del noroeste y Pampeana, y el
aumento del endemismo durante el Mioceno medio y tardío, coincide temporalmente con el arribo de la placa de Nazca subducida con bajo ángulo, produciendo
el fallamiento y el corrimiento de los bloques del basamento hace unos 10 Ma (Jordan y Allmendinger, 1986). Las regiones montañosas tienen un alto potencial para
producir diferenciaciones faunísticas, endemismo, distribuciones discontinuas y son
refugios de especies amenazadas (e.g. Cantero et al., 2011). De esta manera se generó
un importante relieve que condujo a la fragmentación de los ambientes en la región
de las Sierras Pampeanas, siendo esta una de las causas probables e importantes de
la diferenciación faunística y del aparente endemismo mencionado (Tauber et al.,
2014; Krapovickas et al., 2017).
A. Tauber et al.: Estratigrafía, paleontología y paleoambientes del Plioceno de Córdoba
411
PALEOAMBIENTES Y PALEOCLIMAS
Las evidencias sedimentológicas y paleontológicas disponibles para el Neógeno
de la provincia de Córdoba, permitieron realizar interpretaciones paleoclimáticas y
paleoambientales que no son concluyentes.
Por un lado, el conjunto de vertebrados registrados hasta la actualidad de la
Formación Brochero, contienen elementos típicos de las condiciones áridas y frías de
la edad Chapadmalalense en la región pampeana bonaerense. Estos elementos fueron
registrados en los niveles inferiores (e.g. Doellotatus); por el contrario, los taxones
indicadores de condiciones más húmedas y de edad Vorohuense (e.g. Echimyidae)
están restringidos a los niveles superiores de esta unidad estratigráfica (Barbiere
et al., 2016). Según estos autores, los datos sedimentológicos son acordes con esta
interpretación, ya que, históricamente los sedimentos de la Formación Brochero
fueron inferidos como antiguos conos aluviales dispuestos con cabeceras hacia el
oeste donde dominan facies proximales y basales gravosas, las que son cubiertas por
facies finas en los sectores medios y distales (centro del valle). Ese modelo implica
una progradación de facies lateral y vertical que no permite explicar correctamente
el hallazgo de fósiles de diferentes edades en sitios muy próximos entre sí que se
hallan en el mismo nivel topográfico (ver Cruz et al., 2017). Con lo cual, recientemente, estos autores sugieren una asociación de facies sedimentarias diferente que
evidencian un paleoambiente fluvial de tipo meandriforme, donde reconocieron
dos subambientes principales: los canales (constituirían las facies 1-4 descriptas por
Cruz et al., 2017) y las llanuras de inundación vegetadas (facies 5-6 de Cruz et al.,
2017). Este escenario casi siempre indica extensas zonas planas y bajas, intensamente
vegetadas, asociadas con cuerpos de agua estables con la circulación de agua libre, lo
que se condice con la fauna asociada y descripta por estos autores. Finalmente, por
la ubicación paleogeográfica durante tiempos pliocenos del Valle de San Alberto, se
considera que estos sistemas fluviales se desarrollaron bajo condiciones climáticas
más templadas que las registradas en la actualidad.
Por otro lado, el conjunto de taxones registrados en Las Caleras no muestran
por el momento la posibilidad de una interpretación paleoclimática clara y bien
sustentada, ya que, se hallaron restos que potencialmente podrían indicar condiciones climáticas disímiles (Tauber, 2000): por ejemplo húmedas (e.g. Lutreolina sp. o
Eumysops chapalmalensis) asociado con restos de indicadores de condiciones áridas
o semiáridas (e.g. Doellotatus chapadmalensis y Dolichotis). En cuanto a la temperatura ambiental, esta pudo ser templado a cálida por los mamíferos registrados y el
ambiente predominantemente abierto, con pastizales o semiabierto, con algunos
arbustos y árboles subordinados (Tauber, 2000).
Por otra parte, Tauber et al. (2017) proponen la hipótesis de un clima templado
húmedo y un ambiente predominantemente abierto, con pastizales o estepas herbáceas o arbustivas para el Plioceno tardío (edad Chapadmalalense; evidenciado por
la presencia de los paleosuelos maduros, muy bioturbados, con estructuras prismática y gran translocación de arcillas y el registro de Ringueletia simpsoni, Doellotatus
chapadmalensis y Pachyrukhinae gen. et sp. indet), que pasaría a un clima semiárido y ambiente abierto de pastizales durante el Pleistoceno temprano-medio (edad
412
Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
Ensenadense; evidenciado por la presencia de estructuras calcáreas como tabiques
verticales y moldes de raíces y el registro de Glyptodon munizi).
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a los doctores Roberto Martino y Claudio Carignano por las discusiones que condujeron al hallazgo de las nuevas localidades fosilíferas del valle
del río de La Cruz y a SECyT-UNC (A.A. Tauber) por los subsidios otorgados.
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Opera lilloana 52: Mioceno al Pleistoceno del centro y norte de Argentina
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