CUBIERTAS En los templos con planta de cruz, esto es en los que existe nave transepto, o en los dotados de cabecera trebolada, la intersección de espacios ante su cabecera central origina un espacio cuadrado propicio para elevar sobre el mismo una estructura arquitectónica que aporte luz a su entorno interior. Los constructores de templos resolvieron a su manera el problema de la "cuadratura del círculo" para poder edificar bóvedas semiesféricas sobre una planta cuadrada, que es la resultante del cruce de dos naves. Este cruce propicia la elevación de pilastras y arcos torales formando el cuadrado. Montar una semiesfera sobre el mismo requiere darle a la base de ésta más apoyo para descargar sus empujes de modo uniforme. Lo resuelven añadiendo trompas o pechinas a los ángulos del cuadrado (en amarillo) pasando así de la planta cuadrangular a la octogonal. Y sobre el octógono resultante ya es posible asentar la semiesfera con garantías. CUBIERTAS A veces surgen dudas en la forma de identificar estos elementos constructivos que podemos encontrar en diferentes ejemplos arquitectónicos ya que no son exclusivos de ningún estilo, aunque quizás por su profusión se usaron mucho durante la época románica, donde se suelen utilizar cúpulas de piedra en la zona de encuentro de la nave y el crucero. Básicamente, de una forma fácil podríamos decir que estos elementos se utilizan para pasar de una forma cuadrada a una forma circular, es decir son los elementos de transición que encontramos en la elevación de la cúpula de edificio y que a su vez sirve para hacer que el peso de la cúpula, normalmente construida en piedra, descanse sobre los cuatro grandes pilares que formando un cuadrado apoyan directamente en el suelo de la iglesia. La pechina tiene forma de triangulo invertido . Las trompas por su parte podríamos decir que tiene forma de concha o bien de abanico, la utilidad es la misma, aunque también en este caso se utiliza para pasar a formas octogonales en vez de circulares. Las trompas por su parte podríamos decir que tienen forma de concha o bien de abanico, la utilidad es la misma, aunque también en este caso se utiliza para pasar a formas octogonales en vez de circulares. CUBIERTAS Bóveda de media esfera o cúpula: bóveda de San Martin de Frómista CUBIERTAS Bóveda de media esfera o cúpula: bóveda Catedral de Jaca Bóveda de media esfera o cúpula: También estas bóvedas se decoran con nervaduras, en ocasiones dispuestas de modo tan bello como el empleado en Torres del Río (Navarra) con ménsulas en todo el octógono. Torres del Río Colegiata de Toro CUBIERTAS Y un paso más allá en la edificación de bóvedas de media esfera es la construcción de bóvedas gallonadas. Bajo estas líneas la de la catedral de Zamora, magnífica, dotada de dieciséis columnillas de las que surgen nervaduras que convergen en la clave y entre las que se crearon los gallones. Y toda la obra erigida sobre pechinas, al modo bizantino muy probablemente importado de Tierra Santa por Templarios. CUBIERTAS Bóveda de cuarto de esfera o de horno: Esta bóveda que dejo para el final, es en cambio la más trascendente en cuanto a relevancia en el templo románico. Y ello porque está llamada a cubrir el lugar más sagrado y preeminente en importancia en el mismo. Su cabecera. Sobre ella será donde los artistas del románico plasmen sus mensajes pictóricos mostrando a Cristo en Majestad, rodeado de los Tetramorfos, como describe el Apocalipsis. CUBIERTAS Su técnica edificativa no difiere en nada de la utilizada para fabricar la de media esfera. Salvo que la cimbra es la mitad de la anterior. Luego, hiladas concéntricas de dovelas perfectamente talladas en cuña en cuatro de sus seis caras. Y al final, estabilizando el conjunto, la dovela-clave. Sobre el conjunto, en su trasdós, se aplicará una capa de mortero de cal para rellenar los huecos y dar uniformidad a toda la obra, haciéndola funcionalmente monolítica. Sobre este esquema básico se añadieron elementos decorativos, como los arcos fajones a modo de triunfales en los que en ocasiones convergen nervaduras radiales más o menos decoradas. Pero lo básico. La bóveda, está siempre allí detrás. Bóveda, que al igual que sucede con lo visto en las de la nave, llegado el momento del románico tardío, se apuntará como podemos ver en la imagen bajo estas líneas. CUBIERTAS La perfección de hechuras de las cabeceras de los templos y su correcto acabado en contraste con lo visto en las naves de los mismos, así como el hecho de que sean muchas las ocasiones en que arruinada la nave por diferentes causas persista la cabecera, hace pensar que esta parte del templo, sagrada y emblemática, fuera edificada por grupos especializados de operarios, dejando la fábrica de la nave para otros menos avezados. CUBIERTAS: CIMBORRIO El Cimborrio: "Fábrica alzada sobre el crucero de un templo con aspecto de torre cuadrada u octogonal y que alberga bóveda, linterna -cuando la hay- y trompas o pechinas" CUBIERTAS: CIMBORRIOS Imagen de la iglesia de San Pedro del Castillo de Loarre. Sus geniales constructores montaron un cimborrio sobre sistema doble de trompas que sustenta una bóveda semiesférica precursora en el ámbito hispánico (Estamos a finales del XI). La vista es desde el noroeste y se advierte la planta cuadrada de origen con los casetones que albergan las trompas y el octógono resultante elevándose por encima de ellos. CUBIERTAS Estos dos ejemplos son de Cantabria: Castañeda y Santillana. En la primera son evidentes los casetones de las trompas. En la segunda, no, pues quedan englobados en la estructura cuadrada exterior que pudo parecerles más estética para su decoración con vanos ciegos. CUBIERTAS Y respecto del tamaño de los cimborrios, pues hay de todo. Desde el mínimo de Cantamuda (Palencia) que hay que adivinar y queda eclipsado por la soberbia espadaña del templo... CUBIERTAS …hasta la espectacular estructura edificada con ladrillo de Sahagún (León) CUBIERTAS Tardíos pero de increíble belleza son los cimborrios que decoran templos tardíos castellanos. El modelo fue la catedral de Zamora (arriba a la izquierda), de indudables influencias bizantinas y cuyo estilo se vincula con los caballeros templarios y modelos importados de Jerusalén. Cierto o no, su modelo, montado sobre grandes pechinas al interior, se repite con variaciones en Toro (arriba a la derecha) y Salamanca. Su modelo, montado sobre grandes pechinas al interior, se repite con variaciones y menor porte en Salamanca y en la colegiata de Toro CUBIERTAS Ya para concluir este pequeño recorrido visual por los cimborrios, un ejemplo en el que de una u otra forma, se imbrica ya el gótico. En Sangüesa se advierten los casetones de las trompas y el octógono resultante. Sobre esta estructura original, se eleva un decidido cimborrio gótico rematado en afilado chapitel, que le da personalidad al templo. LAS TORRES "Edificio más alto que ancho que en las iglesias sirve para colocar las campanas y en las casas para esparcimiento de la vista y para adorno" La torre-campanario aporta un toque de personalidad al templo además de tener su utilidad a la hora de hacer llegar el sonido de sus campanas más lejos. Hoy en día nuestros ritmos diarios se rigen por el reloj, por los horarios laborales, por los "telediarios", etc. Pero hubo un día en que las gentes establecidas alrededor y gracias a la iglesia fundada a efectos de repoblación del territorio, se regían por los toques de las campanas del templo. Ellas avisaban de las horas de los rezos, del final de la jornada, de la muerte de un parroquiano o de la existencia de un peligro. Aún en los pequeños pueblos de nuestra geografía, los más ancianos recuerdan bien el sonido de "tocar a muerto", "toque de fuego", tocar a Misa" o el siempre belicista "tocar a rebato“. Otros tiempos. Otras costumbres. Los esbeltos campanarios románicos siguen en pie gritando su origen. Origen que como en otros aspectos, es común con otras religiones. En el Islam la torre es el lugar desde donde se llama a los fieles a la oración, a viva voz de donde proceden los rasgos islámicos común a este grupo de iglesias del Gállego. San Pedro de Lárrede junto al río Gállego en Huesca, muy cerca del Pirineo (Arriba) es el paradigma de un grupo de templos a los que se ha denominado mozárabes, (lombardos) con fuerte influencia islámica, quizá por el origen de la población que repobló este valle. LAS TORRES Torre lombarda de San Clemente de Tahull en el valle de Bohí (Lérida). Sus constructores lombardos sabían bien como edificar en altura. Base más ancha y disminución paulatina de la sección; sólida en su basamento y con escasos vanos, que se van haciendo más numerosos y amplios a medida que se asciende. De ese modo es menor el peso en altura. Es la misma filosofía de aligerar y articular los muros de los templos para poder hacerlos más altos. De origen lombardo es también la torre de Beranuy situada entre templos tan sonados como Roda de Isábena y Obarra. Sillarejo en su fábrica, mechinales pareados, lienzos rehundidos y vanos geminados con parteluz cilíndrico, lo confirman. Junto a ella, la extraña torre de Coll de Nargó en el punto en que desde Lérida el camino se dirigía a Aragón. De ahí su nombre ("En-Aragó"). Descaradamente troncopiramidal en su arranque, luce vanos a semejanza de los de herradura, tremendamente toscos, quizá mozárabes. Y en lo alto, vanos múltiples al modo lombardo. La torre de Triste, al pie del Pantano de la Peña donde se remansa el Gállego. Vestigio de su templo lombardo, con arcaicos vanos (algunos cruciformes) y capiteles. Y a su lado emergiendo tras los ábsides, la torre del monasterio de Leyre (Navarra), recia, arcaica, y edificada con la misma bella piedra jaspeada que vemos en la cabecera de este antiguo templo. este fin. Dos de las más emblemáticas torres románicas de Aragón: la de Santa Cruz de la Serós y la de Ainsa, ambas en Huesca. La primera de fundación real, y lugar donde la Condesa Doña Sancha hermana de Sancho Ramírez, fuera abadesa. Majestuosa. Solemne y de las más elevadas de Aragón. La segunda, es una torre-pórtico y fue modelo de torre en todo su área de influencia. Bajo ella se accede al templo- Su estilo lo vemos en buena parte del Sobrarbe e incluso llega a copiarse en Ágreda (Soria). San Bartolomé de Gavín (Huesca) es un templo recuperado por los "Amigos de Serrablo". Del mismo solo quedaba su torre. Trazas lombardas al modo de las del Gállego; pero con fuerte influencia mozárabe. Vanos de herradura tanto al exterior, como en la comunicación con el templo. También unos extraños adornos a modo de ruedas o los repetitivos baquetones bajo el alero. Totalmente opuesta es la situada a su lado, arriba a derecha. Corresponde a Santa María de Baldós en Montañana (Huesca), y a pesar de sus trazas al modo lombardo, es de un momento ya muy avanzado del románico. No todas las torres que poseen los edificios románicos corresponden a ese momento o estilo. Ni mucho menos. Muchas, son estructuras adosadas al templo en el XVII o XVIII. En ocasiones el arranque es románico y sobre los primeros tramos se alzó posteriormente una torre moderna. Así ocurre en Santa María de Uncastillo Desde la cornisa hacia arriba, repite el modelo gótico que veremos repetido por otros templos de las Cinco Villas. San Isidoro de León es un templo magnífico en todos sus aspectos. La decoración pictórica de su panteón real, llega a eclipsar al resto del mismo. Y doy fe, puesto que en mi primera visita "se me pasó" la torre (!). Claro está que fue una magnífica excusa para volver, y fotografiar hasta la veleta: el gallo que es copia del original, románico guardado y expuesto en dependencias del claustro. Hay torres rotundas. Su poderío las hace aparentar más torres militares o plazas defensivas, como así debió de ser en algún momento. Arriba a izquierda, la de Torremormojón en plena Tierra de Campos de Palencia. La segunda, la famosa torre de la Catedral de Zamora. ESPADAÑA "Campanario de una sola pared, en la que están abiertos los huecos para colocar las campanas" La función de la torre campanario en aquellos templos que por el motivo que fuere no la poseen, la asumen las espadañas. Habitualmente se alzan sobre el hastial de poniente, o sobre los muros laterales de la iglesia, aunque en algunas ocasiones se alza sobre el hastial este o en un muro independiente adosado al templo. En principio la espadaña sería la "hermana pobre" del campanario; pero toda norma tiene su excepción y esta se halla en el norte de Palencia en el templo de San Salvador de Cantamuda que posee una impresionante espadaña alzada sobre su hastial de poniente; tan pretenciosa en su porte que llega eclipsar al resto del templo. En bastantes ocasiones la espadaña se alza sobre los muros laterales, tanto al norte como al sur. En esos casos, su peso carga directamente sobre la propia estructura del muro. El número de vanos es variable, según las necesidades de alojar campanas. Sobre estas líneas a la derecha, el ruinoso templo de la Virgen de Lumbier, retrepado en encrespado risco sobre el embalse de Barasona de Huesca. La espadaña situada sobre el muro norte es de un solo arco de medio punto; pero una pilastra medial, sobre la que hubo viga de madera (restan los mechinales) posibilitaba que fuesen dos sus campanas. Son mayoría los templos que poseen la espadaña sobre el hastial de poniente, a modo de prolongación vertical del mismo de anchura algo menor y acabada en piñón. Arriba dos elegantes espadañas de Cantabria (Retortillo) y Navarra (Garinoaín) de similares líneas. En ocasiones la espadaña se alza majestuosa y solemne, señalando la posición del templo como ocurre en Aguilar de Campoo en Palencia (arriba izquierda) donde la espadaña de Santa María la Real alzada sobre el hastial de poniente del templo, cuajada de vanos, parece alzarse frente al poder militar, simbolizado en su castillo. Espadaña emblemática que ha devenido en icono de la Fundación Santa María la Real, que tanto está haciendo por el Románico. Junto a ella, la espadaña de San Pedro de Echano en Oloriz (Navarra), más discreta, semi oculta entre el arbolado, y que pasa desapercibida a los visitantes a causa de la belleza de su portada. En el tamaño de las espadañas, también hay de todo. Desde la espectacular de Cantamuda en cabecera hasta la pequeña espadaña de Vallespinoso de Aguilar que es eclipsada por la cantidad de belleza contenida en este pequeño templo Palentino. En este caso, además, se alza sobre la estructura del arco triunfal que separa nave de cabecera del templo. Hay veces en que la evolución edificativa del templo hace que la espadaña quede embebida en el nuevo muro. Así ocurre en la parroquial de Ortilla (Huesca) templo en el que la edificación de una falsa al estilo aragonés recreciendo el templo dejó la espadaña incluida en el nuevo muro (arriba). Otras veces la espadaña se eleva sobre el brazo del transepto. Arriba a la izquierda vemos el caso de Villanueva de Sigena, con su discreta espadaña sobre el lienzo norte del brazo sur del crucero. Naturalmente, ante la impresionante portada, poca gente se fija ni en su torre, ni por supuesto en la espadaña. Encima de estas líneas muestro dos espadañas que prolongan en altura sus respectivos hastiales. Una el de poniente (izquierda) y de remate horizontal. Es el monasterio navarro de Azuelo. CLAUSTROS "Galería que cerca el patio principal de una iglesia o convento" El vocablo "claustro" deriva del verbo latido "claudere": cerrar; en referencia polivalente tanto a su forma espacial de recinto cerrado, como al hecho de estar destinado al recogimiento de una comunidad monástica que en el mismo halla su sosiego espiritual, goza de sus tiempos de distracción o lee el catecismo en piedra que son sus capiteles. Es un lugar dotado de una magia y encanto especiales. Constituye el centro de la vida monástica y una refrescante experiencia para los espíritus abiertos que hasta el se acercan sin importar cual sea el motivo de su presencia. Hay quien reza, pasea, fotografía, conversa, o simplemente deja flotar su espíritu contemplando las parábolas e irisaciones de las gotitas de agua que riegan el jardín central. Sin duda el agua juega un papel fundamental en nuestras vidas. Y no podía quedar al margen en los monasterios. Bajo estas líneas una panorámica del de San Juan de Duero en Soria, situado a las orillas del gran río castellano. Su claustro, bello y diferente, merece por si solo una escapada hasta este lugar. Bajo estas líneas muestro dos ejemplos de claustros del norte de España. Ambos en Aragón. Se trata de San Pedro el Viejo y San Juan de la Peña. Los dos son una referencia en la gesta del viejo reino. El pinatense en el lugar milagroso de resistencia a la invasión islámica en el que se oficializó el cambio del rito hispano visigodo por el rito oficial romano en 1071. El de Huesca, confirmando la reconquista de la tierra llana con la mirada ya puesta en Zaragoza. Y ambos, adyacentes a panteón real de la dinastía aragonesa que confió a monjes benedictinos los rezos por sus almas y la custodia de sus restos. Comparten ambos claustros una circunstancia cual es la de haber trabajado en ambos el denominado "Maestro de San Juan de la Peña". Él o su taller dejaron obra en una amplia zona del norte de Aragón y Navarra. Se trata de un escultor formado en Uncastillo, que "aprendió" a esculpir los pasajes que decoran estos claustros en la iglesia de San Gil de Luna y que cuajó dos obras magistrales en San Pedro el Viejo (1170-1175) y San Juan de la Peña (1180-1190) Santillana del Mar en Cantabria y San Pedro de Estella en Navarra, bajo estas líneas, comparten el modelo de claustro-tipo situado adosado al muro sur del templo con su espacio central ajardinado y con andadores perpendiculares a los lados del mismo formando una cruz. La sucesión de columnas coronadas por sus capiteles y su monótona y rítmica secuencia tienen algo de magia. Su perspectiva es como un desafío hacia todo aquél que hasta allí se acerca con una cámara fotográfica. Luego está la luz, la estación anual, la disposición anímica de cada uno, etc. El claustro siempre lo veremos de modo diferente tantas veces como hasta allí acudamos. Su mensaje en piedra nos espera. Y nuestra forma de verlo, sesgada por subjetividad y cultura lo harán variar.