Subido por Junior Mauricio Sierra Mercado

El vidrio es el material por excelencia que provee a los objetos de transparencia

Anuncio
El vidrio es el material por excelencia que provee a los objetos de transparencia. El vidrio hace
posible que veamos a través de una ventana, un ordenador, unas gafas, un microscopio o un
simple vaso. Sin el vidrio, sin duda, el mundo sería muy diferente.
La historia explica que, curiosamente, el vidrio se descubrió por casualidad. Según cuenta el
historiador romano Plinio el Viejo en su Historia Natural, el alumbramiento de este material
transparente aconteció en Siria cuando unos mercaderes fenicios de natrón, compuesto de sal
natural, que preparaban su comida, al no encontrar piedras donde colocar sus ollas al fuego,
echaron parte del natrón que portaban. Al día siguiente, vieron como las piedras de natrón se
habían fundido y su reacción con la arena había producido un material brillante.
A partir de entonces los fenicios, pueblo comerciante donde los haya, trasladaron este
descubrimiento a toda la cuenca del Mediterráneo, aunque realmente fueron los egipcios del
período predinástico los primeros en fabricar el vidrio en forma de esmaltes vitrificados, la
fayenza. Para los egipcios el vidrio tenía un uso puramente decorativo: se coloreaba el objeto
traslúcido para imitar la textura de los metales preciosos como el lapislázuli.
Pero la transparencia del vidrio se impuso siglos después con la introducción por parte de los
romanos del soplado que hizo posible su producción a gran escala. Durnate el Imperio Romano se
desarrollaron la mayor parte de las técnicas decorativas sobre vidrio que conocemos hoy en día.
Como es bien sabido, la Edad Media supuso un oscurecimiento general en la vida de Europa y el
vidrio no fue ajeno a ello. Su textura adquirió una coloración verdosa, resultado de su fabricación
con plantas marinas traídas del Mediterráneo y la técnica de los romanos apenas varió en siglos.
No fue hasta el desarrollo del cristal más famoso del mundo, el cristal de Venecia, en pleno
Renacimiento. Gracias a su excelente calidad, su fragilidad característica y su incorruptible
transparencia, el cristallo veneciano, cuya producción se concentraba en la isla Murano, dominó el
mercado hasta bien entrado el siglo XVIII.
Fue entonces cuando el vidrio vivió una segunda juventud con el descubrimiento en Alemania de
nuevas técnicas para tratar este material. Precisamente una región del Imperio Alemán en
concreto, Bohemia (en la actual República Checa), se ha convertido desde entonces en signo de
distinción en materia vidria y ejemplo de refinamiento traslúcido.
Hoy en día el vidrio nos acompaña en todo momento y sus múltiples usos lo han convertido en un
objeto cotidiano infravalorado (si obviamos el raro fenómeno Swarovski). Ha pasado de ser un
objeto de lujo emparentado con las piedras preciosas a mero recipiente donde sorber agua. Pero
al fin y al cabo, el cristal no deja de ser una extraña aleación de arena, sal y fuego, con un
resultado aún más incoherente: la transparencia.
Descargar