Subido por Juan Hernandez

Zona libre

Anuncio
28/09/2021
Zona libre
Formación de la zona libre e importancia del comercio
en Ciudad Juárez: Breve visión cronológica
Por: Lourdes Ampudia Rueda
Investigadora del Departamento
de Ciencias Sociales-UACJ
Resumen
En este documento se pretenden reseñar de manera breve los acontecimientos más importantes sobre la
dinámica del comercio ocurridos en Ciudad Juárez, bajo su condición de localidad fronteriza desde una
perspectiva histórico-económica. Se mencionan los indicios del comercio ligados al establecimiento de los
primeros pobladores de la Misión de Guadalupe. La formación de la zona libre como alternativa de solución
a la precaria economía del final del siglo XIX y sus efectos de “perversión” ante la presencia de la
competencia entre los mercados locales. Un tercer punto aborda el auge y la decadencia del comercio y el
turismo como ejes dinamizadores de la economía fronteriza hasta la década de los sesenta. Finalmente se
mencionan algunos efectos del proceso de la formación total de la zona libre ante la firma del Tratado de
Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
I. Primeros indicios del comercio
La Misión de Nuestra señora de Guadalupe de los Mansos de Paso del Norte, fundada por los religiosos
franciscanos en el año de 1659 es hoy día llamada Ciudad Juárez. Su distante localización del centro del
país fue objeto de aislamiento para la distribución y abastecimiento de los mercados, derivado
principalmente de la deficiencia e inseguridad en el transporte, lo cual indujo a la población hacia la
autosuficiencia.
Durante el siglo XVII, los pobladores del Norte generaron una economía de autoconsumo y crearon
algunos mercados agrícolas. A principios del siglo XIX los pobladores de Paso del Norte se habían
organizado en un territorio con delimitaciones políticas y religiosas, funcionando como una localidad
intermedia de paso de mercancías entre los pueblos asentados en el Norte y los del Sur.
En 1824, una vez formada la República, Paso del Norte quedó integrada al estado de Chihuahua. Para
1926 se constituyó como cabecera de partido y en la categoría de villa, a la cual se le concedió un consejo
municipal y tres juntas municipales localizadas en San Lorenzo, Socorro y San Elizario.
Entre 1834 y 1843 cruzaron por Villa Paso del Norte diversas mercancías, como telas de algodón,
prendas de seda y artículos no perecederos. En 1835 fue instalada una aduana por el gobierno central, con
tropas que inspeccionaban la entrada y salida de mercancías, evitar el contrabando y recaudaban los
impuestos por derechos aduanales.
Mediante los Tratados de Guadalupe Hidalgo, firmados en 1848, quedó delimitada la zona fronteriza
entre México y Estados Unidos. En el territorio estadounidense se crearon cinco grupos de población
aledaños; Frank White, creador de uno de ellos, estableció una tienda para aprovechar la ruta comercial
entre Chihuahua y Santa Fe. Se desarrollaron actividades agrícolas y ganaderas, se cultivaban granos,
frutas, verduras y viñedos; se contaba con abastecimientos de sal y de madera. Un año más tarde, además
de tener flujos norte-sur, la zona se convirtió en paso obligado para migrantes que iban de Este a Oeste, la
nueva ciudad de Franklin inició un desarrollo comercial importante, así como de hoteles, restaurantes
cantinas y salones de baile. Al otro lado de la frontera, en Villa Paso del Norte, la actividad comercial se
mantenía al margen del progreso dado su aislamiento con el gobierno central mexicano, a la vez que sufría
el proteccionismo estadounidense.
No obstante la división geopolítica, los flujos migratorios locales se desarrollaban sin trámites de por
medio. Sin embargo, existían diferencias comerciales marcadamente opuestas, dado que en Estados
Unidos no se daban restricciones a la exportación de mercancías dirigidas hacia México, mientras que el
gobierno federal de nuestro país había establecido altas tarifas comerciales que limitaban a los
comerciantes mexicanos al enviar mercancías hacia el otro lado de la frontera.
Durante los cinco años siguientes se aplicaron altos y creciente aranceles a las mercancías importadas,
lo que provocó una fuerte decadencia económica de Villa Paso del Norte, una fuerte migración de las
familias mexicanas, hacia Estados Unidos, y un creciente contrabando. La difícil situación llevó a los
pobladores a buscar la creación de una zona de comercio libre como una solución, más tarde, para 1858,
https://bivir.uacj.mx/bivir_pp/cronicas/zona_libre.htm
1/7
28/09/2021
Zona libre
algunas ciudades fronterizas entre ellas Villa Paso del Norte fueron declaradas zona de comercio libre.
Para 1865, la localidad se transformó en capital de la República y en 1888, el general Porfirio Díaz la
nombró Ciudad Juárez.
II. El comercio y la formación de la zona libre en Paso del Norte
La generalización de los problemas como la migración y el despoblamiento que sufrían los poblados
fronterizos y los escasos vínculos con el centro del país, posibilitó la formación de las zonas libres a lo
largo de la frontera con los Estados Unidos. En 1885 fueron declarados zona de libre comercio todos los
estados de la frontera norte. Villa Paso del Norte mostraba los efectos del aislamiento y lejanía del centro y
sufrió las consecuencias del establecimiento y cierre de las zonas libres. Pero ¿qué efectos tuvo el ejercicio
de una zona libre a lo largo de la frontera norte? Por un lado, el establecimiento del ferrocarril contribuyó de manera selectiva por su diseño centralista- a la integración de la economía nacional con la ampliación
de los mercados y a la rearticulación de los espacios territoriales.[1] Pero al mismo tiempo significó una
limitación para la creación de mercados regionales sobre todo en los estados fronterizos.[2]
En una etapa inicial el ferrocarril ayudó a dinamizar la economía de Ciudad Juárez, no obstante la
existencia de múltiples limitaciones, ya que no se construyeron vías transversales que comunicaran a Paso
del Norte con otros estados y ciudades de frontera, ni se promovieron medidas complementarias que
apuntalaran la actividad comercial e industrial que surgía en esos momentos. Porfirio Díaz declaró zona
libre a esta región y a todas las poblaciones ubicadas a una distancia de 20 kilómetros de la línea
fronteriza. Se construyó una gran cantidad de establecimientos comerciales y llegó inversión extranjera que
permitió instalar negocios principalmente en el centro de la ciudad. La llegada de múltiples mercancías
provenientes de diferentes partes del mundo provocó la diversificación de la oferta de bienes de consumo
para los residentes locales. [3]
Bajo el régimen de zona libre, Ciudad Juárez superó comercialmente a El Paso y se convirtió en el
nuevo centro de distribución de mercancías. Los enlaces comerciales hacia el resto del país se
desarrollaron rápidamente; se enviaban mercancías a Chihuahua, al sur del país y hacia algunas ciudades
de los Estados Unidos. El desarrollo del comercio derivó una incipiente economía de aglomeración, dada la
instalación de diversas fábricas. Las actividades de las nuevas fábricas se orientaron principalmente a la
satisfacción de bienes de consumo final como la producción de escobas, trigo y sastrerías de alta costura.
[4]
Dos efectos negativos se argumentaron en el otro lado de la frontera, ya que los estadounidenses
asumieron la medida de apertura comercial de la zona libre como un acto de agresión a los intereses
comerciales de su país, y argumentaron que “la existencia de la zona libre estaba a tono con el espíritu de
hostilidad general del gobierno mexicano”.[5] Un segundo argumento fue que la creación de la zona libre
había fomentado el contrabando, por la excepción de impuestos a los productos extranjeros.[6]
Por otro lado, en Ciudad Juárez se anunciaban los inconvenientes de la zona libre ocasionados por la
competencia.
“ …se han cerrado ya una gran parte de los principales establecimientos mercantiles; la industria vinícola,
que tan halagadora expectativa ofrecía, ha desaparecido casi por completo; la industria harinera también.
Basta contemplar el triste aspecto que presenta la ciudad, y más si se compara con el que ofrece su
vecino, El Paso, Texas, para adquirir el convencimiento de que es una población que decae visiblemente. Y
que su agricultura y sus industrias –la vinícola y la harinera especialmente-, que le daban vida y animación,
han sucumbido abrumadas por una competencia insostenible con sus rivales de los Estados Unidos…”[7]
Resultados negativos como el incremento de precios en mercancías originarias de la zona libre hicieron
incosteable su distribución al interior del país, considerando los costos de producción, transporte, pago de
derechos y otros gastos. Todo ello en detrimento de productores y comerciantes locales.
Entre los argumentos planteados por los ciudadanos fronterizos mexicanos de la época sobre cómo la
zona libre afectaba la economía fronteriza se mencionan: a) una creciente y rápida decadencia reflejada en
la falta de movimiento económico y la constante despoblación en todos los sitios de zona libre y b)
desaparición gradual de las industrias de locales, derivada de la pérdida de competitividad respecto a las
industrias extranjeras. Además de considerar la zona libre como un sitio que fomentaba la evasión de
impuestos vía el contrabando.
Pareciera que la idea sobre la zona libre como alternativa de solución a una crisis económica regional de
pocos años atrás, se transformó rápidamente no solo en una práctica antieconómica, sino también amoral.
“ … esta consideración, nos hace esperar que nuestro digno ministro de Hacienda, se fije en lo que está
pasando en los lugares despoblados de la Zona Libre: justo es que considere que éstos también deben
https://bivir.uacj.mx/bivir_pp/cronicas/zona_libre.htm
2/7
28/09/2021
Zona libre
disfrutar de los beneficios de que están gozando los demás en la República; justo es que haga lo mucho
que está en su mano hacer, porque desaparezca para siempre esa fea mancha de nuestro sistema fiscal
que se llama Zona Libre, y con ella, todos los males que está ocasionando; que el progreso notable que la
República ha conseguido en estos últimos tiempos, no se detenga como avergonzada en los límites de esa
desventurada región, sino que como torrente fecundador penetre también a ella y haga desarrollar allí los
mil gérmenes de vida y prosperidad que en su seno encierra”.[8]
Así, las presiones ejercidas tanto por los comerciantes establecidos en El Paso, Texas y por las
autoridades estadounidenses durante largo tiempo, así como las de la propia autoridad mexicana, tuvieron
como consecuencia el cierre de la zona libre en 1891.
Algunas medidas drásticas ejercidas en 1905 por el gobierno federal para cerrar la zona libre fueron:
prohibir a extranjeros la adquisición de tierras dentro de una franja de 20 kilómetros a lo largo de la
frontera, y la prohibición del gobierno mexicano de enviar artículos elaborados en Juárez hacia el interior
sin pagar las altas tarifas que marcaba la ley.[9] La zona libre no se volvió a decretar y los juarenses
tuvieron que impulsar otro tipo de actividades.
III. Auge comercial y desarrollo económico en Ciudad Juárez
El comercio formal de la localidad tuvo sus inicios en 1880 con el establecimiento de las vías del
ferrocarril y las políticas federales sobre la zona libre antes mencionada.[10] Ciudad Juárez se convirtió en
un centro de diversión desde principios del siglo XX. La existencia de malas condiciones económicas
dentro del comercio, la industria y la agricultura llevaron a los juarenses a reactivar la economía a través
del impulso de las actividades turística y de servicios.[11]
Las actividades “turísticas” derivadas de la “época de la prohibición”[12] en los Estados Unidos, fomentó
el desarrollo de los centros de diversión principalmente nocturna. Fotografías de la época muestran
fachadas de negocios dedicados a las actividades del juego y venta de cerveza y licor, los cuales lograron
atraer grandes cantidades de visitantes. Es posible afirmar que el auge de los negocios de diversión fue
resultado de las campañas moralistas en algunas ciudades de Estados Unidos. Esto, motivó el traslado de
este tipo de actividad a nuestro lado de la frontera. Los norteamericanos hicieron inversiones en
restaurantes, casinos, cantinas y el hipódromo. El crecimiento de la ciudad dependía cada vez más de la
llegada de los “turistas” estadounidenses, quienes generaban una fuerte derrama económica en la ciudad.
A partir de los años treinta, la actividad económica se diversificó debido al efecto del turismo. El centro
de la ciudad cobró importancia gracias a factores tales como la ocurrencia del cruce fronterizo; a que se
desempeñaba como centro de abasto y distribución; y por su dinámica actividad económica, ya que
concentró actividades comerciales, de consumo, administrativas, turísticas y de servicios; y más tarde, en
los años sesenta, por la instalación de las actividades industriales.
Podemos decir que la actividad de la diversión se convirtió en el eje dinamizador de la economía
juarense. Óscar Martínez confirma este hecho al mencionar que
“... las tiendas de licor y cantinas produjeron de 50 a 60 mil dólares en Juárez por licencias otorgadas y
pagos de impuestos correspondientes. Estos impuestos contribuyeron a generar un superávit en el
presupuesto municipal, con lo cual se impulsó la creación de obra pública, como pavimentación de las
principales avenidas, instalación de alumbrado público, compra de camiones recolectores, creación de
parques e incluso la introducción de sistemas de agua potable y drenaje”.[13]
Asimismo, se fomentaron las actividades bancarias, los almacenes departamentales, talleres de
reparaciones, fábricas y hospitales,[14] en tanto que la agricultura en el Valle de Juárez retomó
importancia. No obstante el auge económico local de ese tiempo, la población juarense se abastecía de los
servicios de luz y el teléfono en El Paso, Texas.
Al finalizar la década de los treinta, Estados Unidos emprendió la repatriación de miles de trabajadores,
propiciando el retorno masivo de mexicanos que laboraban en los campos agrícolas de aquel país hacia
Ciudad Juárez. Esto implicó que en la década de los cuarenta esta urbe experimentara la mayor tasa de
crecimiento de población (8.7% promedio anual).[15] Entre 1940 y 1950 la localidad se convirtió en la
mayor concentración poblacional de la franja fronteriza norte con 131,308 habitantes en 1950.
Durante la década de los cuarenta, la política de sustitución de importaciones implementada en el ámbito
federal, llevó a comerciantes y autoridades municipales a orientar sus esfuerzos por transformar la
actividad económica e impulsar otros sectores productivos, como la agricultura y la ganadería; la
instalación de fábricas de alimentos,[16] la agroindustria (ligada a la actividad del monocultivo de algodón),
los servicios (restaurantes, hoteles, bares, cantinas, espectáculos, etcétera), así como la actividad
comercial orientada al turismo y para abasto local.[17]
https://bivir.uacj.mx/bivir_pp/cronicas/zona_libre.htm
3/7
28/09/2021
Zona libre
En 1951 se estableció el Acuerdo Internacional sobre Trabajadores Migratorios conocido como el
Programa de Braceros. Este acuerdo intentaba controlar la inmigración de trabajadores agrícolas para su
contratación temporal en territorio estadounidense. El programa se estableció ante la necesidad de la
economía estadounidense de contar con mano de obra agrícola. Este suceso generó una gran movilización
de braceros e indocumentados.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se observó un marcado cambio en la situación de prosperidad
local. Las actividades productivas que se habían intentado impulsar se estancaron, la actividad turística
descendió por el término de la guerra, el cultivo de la agricultura perdió importancia, la deportación masiva
de braceros contribuyó a un creciente desempleo local y la industria tradicional no resultaba ya tan
productiva.
En 1960 prevalecían tan sólo 14 empresas de importancia relativa. Por su parte, la industria de la
diversión y el comercio habían decaído. Nuevamente, como en antaño, se implementaron medidas para
salir de la crisis. Para impulsar el comercio y la actividad turística se creó el Programa Nacional Fronterizo
(PRONAF). Bajo este programa, se construyen los primeros centros comerciales modernos en las ciudades
fronterizas.
En 1961, el fortalecimiento del comercio en Juárez a través del PRONAF, hace surgir una nueva zona de
atracción comercial y turística ubicada hacia el oriente de la ciudad, la cual, rompe con la estructura
monocéntrica tradicional de la localidad. Al igual que tiempo atrás, el cruce internacional Puente de
Córdova fue clave del dinamismo experimentado por este subcentro, principalmente turístico.
No obstante lo anterior, el comercio local enfrentaba serios problemas de abasto interno derivados de las
deficiencias del transporte foráneo, las negociaciones entre los productores y los altos costos para la
producción y distribución de mercancías. Ante la imposibilidad de adquirir productos mexicanos
competitivos en calidad y precio respecto a los productos estadounidenses, muchos mexicanos fronterizos
consumían mercancías en las tiendas del vecino país, lo cual dio cabida a la institucionalización del
contrabando por medio del soborno en los cruces internacionales.[18]
Como consecuencia de lo anterior, en 1971 se crea e implementa el programa de artículos gancho, que
consistía en permitir la importación libre de impuestos de productos populares extranjeros para su reventa
en el lado mexicano. Sus resultados fueron muy variados. La actividad comercial en Juárez se incrementó
marcadamente en las décadas de los sesenta y setenta, con la correspondiente baja de clientes mexicanos
en las tiendas paseñas.
Otros programas de promoción comercial fueron: el Programa de Fomento Económico de la Franja
Fronteriza, el Programa de Artículos Gancho y Centros Comerciales, y el Programa de Fomento Industrial
de la Franja Fronteriza y Zonas Libres.
En 1964, al cancelarse el Programa de Braceros, las ciudades fronterizas sufrieron una fuerte
inmigración de trabajadores desempleados. Ante esta situación, la respuesta del gobierno federal fue el
impulso de un proyecto de industrialización en la frontera norte denominado Programa para el
Aprovechamiento de la Mano de Obra Sobrante a lo Largo de la Frontera Norte con Estados Unidos
conocido como el Programa de Industrialización Fronteriza (PIF) que da inicio en 1965. A través de éste se
permitía la entrada oficial de la industria maquiladora.
Las condiciones imperantes eran altas tasas de desempleo, auge en la “diversión” nocturna, alto índice
de robos y un ascendente clima de violencia. Empresarios y autoridades locales vieron en las experiencias
y prácticas asiáticas de sus actividades maquiladoras una alternativa para “recomponer” la economía local.
Estas decisiones prácticamente obedecen a la inercia mundial sobre la fragmentación de los procesos
productivos de empresas industriales transnacionales que requerían uso intensivo de mano de obra. Así, la
llegada de la industria maquiladora obedece a las necesidades de la nueva división internacional del
trabajo y a la expansión del capital de la economía mundial.
En el ámbito local, esto provocó una recomposición en la estructura del capital e inició la formación de
grupos de empresarios que fueron favorecidos por esta industria, entre los más grandes inversionistas
dedicados al ramo de la construcción de naves, parques y zonas industriales, así como de prestadoras de
servicios, se encontraban Jaime Bermúdez Cuarón, las familias Zaragoza y Fuentes, junto con otras
familias de Chihuahua, como los Creel y los Vallina.
El establecimiento de las empresas maquiladoras en la ciudad durante 1966 se realizó en razón de
algún patrón u orden homogéneo dentro de la zona centro y como eje ordenador las vías del ferrocarril. La
zona industrial-vías del ferrocarril perdió relevancia al instalarse nuevas empresas de ramas no
tradicionales como la electrónica. La dispersión geográfica de las maquiladoras ocurrida entre 1965-1970,
rompió con el patrón de localización de las empresas manufactureras y gestó el proceso de cambio en el
uso del suelo agrícola por el uso industrial.
https://bivir.uacj.mx/bivir_pp/cronicas/zona_libre.htm
4/7
28/09/2021
Zona libre
La creación de parques industriales contiguos a las principales vías de comunicación, fue fundamental
en la conformación de nuevos subcentros urbanos y en la definición del crecimiento urbano de los años
setenta y ochenta.
Es importante señalar que la expansión de la mancha urbana continuó extendiéndose hacia el
surponiente y sur de la ciudad; posteriormente estas áreas se consolidaron en la medida que se
consolidaron subcentros determinados por la actividad comercial y de servicios.[19] La mancha urbana se
triplicó físicamente en un periodo de 20 años (1970-1990); antes de la llegada de la industria maquiladora,
hacia 1962, la ciudad contaba con 1894 hectáreas que luego se incrementaron a 5806 hectáreas (195% de
aumento) y 9385 hectáreas (67.4%) en 1970 y 1978 respectivamente. En 1984 ascendió nuevamente a
13169 hectáreas (40.3%) y a 15078 (14.49%) en 1988.
A finales de los años setenta se asignaba a la industria maquiladora un papel “pasivo” en la
transformación de la economía local, ya que a pesar de las estadísticas, Ciudad Juárez seguía siendo una
ciudad terciaria, con una estructura sin modificar debido a la orientación hacia el sector externo de la
maquiladora.[20]
Durante los años sesenta el panorama laboral estuvo marcado por la ausencia casi absoluta del sector
manufacturero, ya que el principal generador de empleo era el comercio y los servicios; en segundo lugar
la agricultura; en tercero, el trabajo demandado por la economía paseña a los juarenses y en último lugar la
industria. Sin embargo, las plazas creadas por la maquiladora en los ochenta ocasionaron un cambio
significativo. La Población Económicamente Activa ocupada en la industria en 1980 fue de 28.66% y se
elevó a 48.23% en 1990.
Al mismo tiempo que sucedía la gran transformación inducida por la presencia de la industria
maquiladora se generó una nueva perspectiva conocida como la actividad del gran comercio. Contiguo al
primer subcentro creado por el PRONAF se instaló en 1976 el primer mall de la ciudad, contando con
instalaciones modernas que resultaban atractivas tanto para los turistas como para las clases media y alta
de la población. El fortalecimiento de la actividad comercial de los grandes malls se debió a las grandes
ventajas fiscales, al establecimiento del programa de importación de “artículos gancho”, a las posibilidades
de créditos bancarios con intereses menores al 10% anual a un plazo de 15 años, y a las cuentas con
dólares preferenciales para la importación de artículos extranjeros. A principios de 1983, se fomentó la
construcción de los centros comerciales; para este año se pensaba invertir en la creación de seis más.[21]
Esta tendencia continúa vigente,[22] sin embargo, existen las posibilidades de que haya un riesgo de sobre
oferta a corto plazo.
La subsecuente construcción de centros comerciales se hizo aprovechando la expansión de la mancha
urbana local, ya que éstos se han ido instalando en lugares estratégicos de acuerdo con las demandas de
abasto y de servicios de los distintos sectores de la población. Pero además aprovechan la infraestructura,
vialidades, equipamiento urbano y servicios públicos ya existentes sin tener que invertir en estos rubros.
Podemos mencionar que la ubicación estratégica de estos subcentros se ha llevado a cabo en la zona
oriente y suroriente de la ciudad, lo que ha contribuido al abandono del centro, así como en los cambios de
los usos del mismo y de las modificaciones en la actividad comercial y recreativa. Todavía en los años
ochenta el mercado estadounidense dominaba con firmeza una porción sustancial de consumidores
mexicanos; para los noventa tal influencia se ha visto obstaculizada por las devaluaciones experimentadas.
Es importante señalar que actualmente, el sector poniente contribuye en gran medida al sostenimiento de
la actividad comercial de la zona centro; éste aún cumple sus funciones de abastecimiento, de espacio de
traslado, de diversión y de encuentro cotidiano.[23]
IV. Apertura comercial (TLCAN) y sus efectos sobre la localidad
Tal parece que los beneficios derivados del comercio internacional han llegado para quedarse, no sólo
en nuestra frontera, sino para todo el país. Los cambios estructurales ocurridos en la década de los
ochenta han llevado a la total apertura comercial con nuestros vecinos del norte. La firma del Acuerdo del
Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá permite el libre tránsito de mercancías de origen
trilateral.
La apertura comercial fue un primer gran paso en el cambio de estrategia económica. A partir de 1985
empezaron a disminuir los aranceles y se eliminaron los permisos previos a la importación. En 1986 el país
firma su ingreso al acuerdo general sobre aranceles aduaneros y comercio, GATT. En 1987 México y
Estados Unidos de Norteamérica firmaron un acuerdo, marco que estableció una serie de procedimientos y
principios para resolver controversias comerciales y facilitar el comercio y la inversión.
Durante el proceso de consolidación para la firma del TLC se mencionó que las diferencias existentes
con los vecinos del norte (en tecnología, productividad, ingresos) eran muy grandes; sin embargo, no
debían ser vistas únicamente como una desventaja sino también como fuente de oportunidades, ya que
https://bivir.uacj.mx/bivir_pp/cronicas/zona_libre.htm
5/7
28/09/2021
Zona libre
experiencias pasadas revelaban que el libre comercio había logrado reducir la desigualdad económica y
mejorar el nivel de ingreso de las poblaciones.
Con la llegada de Salinas de Gortari a la presidencia en 1989, las políticas orientadas hacia la apertura
económica adquieren una dirección más definida, sustentadas en la estabilidad de precios y la
renegociación de la deuda externa. La nueva política busca consolidar el proceso de apertura comercial
eliminando barreras y restricciones discrecionales al libre tránsito de las mercancías en un acelerado
proceso de desregulación industrial y comercial. Por un lado, se facilitó la inversión extranjera sobre todo
canalizada a través de la bolsa mexicana de valores. Por otro lado, se promueve la integración económica
hacia el norte, desarrollando una serie de negociaciones dirigidas a lograr la constitución de un acuerdo de
libre comercio con Estados Unidos y Canadá. [24]
En términos estrictamente comerciales, las prácticas de intercambio de las ciudades gemelas Ciudad
Juárez–El Paso no enfrentan novedades operativas, dado que la integración ocurre de tiempo atrás. La
integración de la economía paseña y la de Juárez inicialmente derivada del comercio es cada vez más
compleja. Las fluctuaciones económicas sufridas en alguna ciudad tienen inmediatas repercusiones en la
localidad gemela.
Podemos decir que la economía de los ciudadanos fronterizos se construye del consumo de los bienes
de mayor calidad y menor precio tanto de origen estadounidense como mexicano. Tal es el caso de la
diferencia de precio en la gasolina, que ha originado la caída del mercado en Ciudad Juárez y su
contraparte aumento de precio en El Paso, debido a un aumento en la demanda.
En el ámbito estatal, Chihuahua orientó su política económica a enfrentar los retos del desarrollo bajo el
esquema de economía abierta, que quedó asentada a partir de 1994 con la firma del TLCAN. El Estado y la
iniciativa privada reconocen el cambio del ambiente económico que requiere de procesos sistemáticos y
participativos para dirigirse activamente, y se propusieron desarrollar un modelo económico para
Chihuahua a partir de 1991. El modelo de “clusters” o agrupamientos industriales dejaba claramente
definida la política de corte industrial como el eje dinamizador de la economía del estado y sus localidades.
En el caso de Ciudad Juárez, la orientación del modelo era fundamentalmente industrial, se veía con
buenos ojos el desarrollo de la industria maquiladora y prácticamente se redujo la importancia que ha
tenido el comercio y el desarrollo de servicios locales, tanto en la generación de empleo como en las
remuneraciones.
[1] Daniel Cosío (comp.), Historia Moderna de México: El porfiriato: La vida económica, Hermes, México 1965, p. 1065. Citado por
Guadalupe Santiago Quijada, en tesis de maestría titulada Cambios y permanencias en la estructura de la propiedad de la tierra y
conformación urbana de Ciudad Juárez, 1888 – 1935, México, 1998, p. 19.
[2] “En opinión de Moreno y Florescano, el diseño del ferrocarril “no sólo no corrigió los desequilibrios regionales que ya existían, sino que
aumentó estos en forma desmesurada y creó otros nuevos”. Además, le devolvió “a la ciudad de México su antiguo lugar de centro
monopolizador de la riqueza nacional”. Alejandra Moreno y Enrique Florescano, El sector externo y la organización espacial y regional de
México, (1521-1910), Cuadernos de Trabajo del Departamento de Investigaciones Históricas, INAH, 1974, pp. 55-58. Véase Santiago:
1998, p. 20.
[3]
Abril de 1885. En el periódico The Lone Star aparecen anuncios de tiendas y casa comerciales de origen europeo: Kettelsen y
Degetau, Zork, Myers, Dunegan & Ryan y otras. Citado en Santiago: 1998, p. 30.
[4] Periódico El Paso Herald Post, 15 de marzo de 1887.
[5] Declaraciones de Matías Romero, citado por Óscar Martínez, Ciudad Juárez: El auge de una ciudad fronteriza a partir de 1848, FCE,
México, 1982, p. 33.
[6]
Eduardo Alarcón, Evolución y dependencia en el noroeste: las ciudades fronterizas de Tamaulipas, El Colegio de la Frontera Norte,
Tijuana, Baja California, 1990, p. 23. Citado en Santiago: 1998, p. 32.
[7]
Chihuahua, marzo 1 de 1900. Exposición dirigida al secretario de Hacienda y Crédito público, Chihuahua, s.e., 1900, p. 3-15.
Chihuahua, textos de su historia, p. 242-253.
[8] Ídem, p. 7
[9] Raúl Flores, Crónica en el desierto, Ciudad Juárez 1659 a 1970, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Ciudad Juárez, 1994. Nota
que publica el periódico Daily Herald de abril de 1896, p. 29.
[10] Con la zona libre, se permitía el libre comercio a lo largo de la franja fronteriza y a una distancia de 20 kilómetros de la línea divisoria.
Matías Romero, México and the United States, p. 440-441.
https://bivir.uacj.mx/bivir_pp/cronicas/zona_libre.htm
6/7
28/09/2021
Zona libre
[11]
En esta época se construyeron la plaza de toros y el hipódromo, se impulsaron los juegos de azar y se instalaron restaurantes y
cantinas.
[12] Por la implantación de la ley seca en 1919, la cual fue extensiva a 29 estados de la Unión Americana incluyendo El Paso, Texas.
[13] El fin de la época de la prohibición fue en 1933 debido a la campaña emprendida por el gobernador Rodrigo Quevedo y el alcalde
Daniel Quiroz Reyes: A través de algunas acciones se intentó transformar la ciudad, por ejemplo, se revocaron 90 licencias de negocios
dedicados a la venta de licor, se cambiaron algunos giros comerciales, se intentó embellecer la ciudad, se puso en operación el servicio de
limpia, se inició la instalación de semáforos, se ampliaron las calles 10 metros de ancho. (Por ejemplo el tramo oriente de la avenida
Ferrocarril, entre las calles 16 de Septiembre y Abraham González, entre otros). Su resultado fue que tanto la economía de Ciudad Juárez
como la de El Paso se vieron seriamente dañadas. En 1931 se presentó una devaluación del peso de 2.00 a 2.90 por un dólar, esta paridad
se mantuvo hasta 1940, cuando la divisa norteamericana llegó a 5.30 pesos por uno.
[14] De acuerdo a un informe publicado por la Cámara de Comercio en 1931, existían en la ciudad 106 establecimientos comerciales y de
servicios y 11 fábricas.
[15]
Padilla Delgado, Héctor. Dinámica socio-espacial de Ciudad Juárez en los años ochenta. Mimeo. 1995. p.15. Señala que el
crecimiento demográfico y económico en Ciudad Juárez, “se desprende tanto de las tendencias de urbanización nacional aparecidas desde
los años cuarenta, como de una intensa dinámica histórico-regional...” apuntaladas por su cercanía con Estados Unidos.
[16] Loera de la Rosa, Manuel. Cambios en el mercado laboral. Nóesis. p.18.
[17] Ver “Lamentable abandono del comercio fronterizo” y “Una carta del PRONAF”. Revista Variedades, México, D.F. 1962. p.5
[18] Ibidem.
[19] Sintetizando, tenemos: Crecimiento poblacional + fenómeno migratorio = expansión de la mancha urbana con ampliación del fundo
legal (caso: 1960).
[20] Castellanos, Alicia. Ciudad Juárez, la vida fronteriza. Nuestro Tiempo. México, 1981. Expone que “si nos guiáramos por el Directorio
de Exportaciones del IMCE[...] Ciudad Juárez sería una ciudad más industrial de lo que es en realidad[...]”.
[21] Tales centros eran: Soriana, Futurama Tecnológico, El Paseo, El Valle y varios más.
[22] Solamente en 1991 se tenía contemplado la construcción de siete malls. El más grande de ellos con una inversión de 7 mil millones
de pesos.
[23] Ampudia Lourdes, Santiago Guadalupe, Limas M. y Molinar J. “Diagnóstico socio económico de la Zona Centro de Juárez”, Centro de
Estudios Regionales, 1995, documento de trabajo.
[24] Víctor Alejandro Espinoza Valle, Don Crispín, una crónica fronteriza, El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana Baja California, México
1992, Historia de Ciudad Juárez, Relatos. Economía Fronteriza y Libre Comercio, Vol. 1, Colef 1, UACJ, primera edición 1992.
Volver a Artículos
Volver a 1901-1910
https://bivir.uacj.mx/bivir_pp/cronicas/zona_libre.htm
7/7
Descargar