Subido por Federico López

Gettier - ES CONOCIMIENTO LA CREENCIA VERDADERA JUSTIFICADA

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¿ES CONOCIMIENTO LA CREENCIA VERDADERA JUSTIFICADA? *
Edmund l. Gettier
En los años recientes se han hecho varias tentativas para determinar las condiciones
necesarias y suficientes de que alguien conozca una proposición dada. Muchas veces los
intentos han sido tales que pueden ser enunciados de una manera similar a la
siguiente1:
(a) S sabe que P sii:
1) P es verdadera;
2) S cree que P; y
3) S está justificado en creer que P.
Por ejemplo, Chisholm ha sostenido que lo siguiente satisface las condiciones necesarias
y suficientes del conocimiento2:
(b) S sabe que P sii:
1) S acepta P;
2) S tiene evidencia adecuada de P; y
3) P es verdadera.
Ayer ha expresado las condiciones necesarias y suficientes del conocimiento como
sigue3:
(c) S sabe que P sii:
1) P es verdadera;
2) S está seguro de que P es verdadera; y
3) S tiene derecho a estar seguro de que P es verdadera.
Yo argumentaré que (a) es falso, ya que las condiciones allí enumeradas no constituyen
una condición suficiente de la verdad de la proposición de que S sabe que P. El mismo
argumento mostrará que (b) y (c) fallan si “tiene evidencia adecuada de” o “tiene
derecho a estar seguro de que” es sustituido en ellas por “está justificado en creer que”.
Comenzaré haciendo notar dos puntos. Primero, en ese sentido de “justificado” en el
que el estar justificado S al creer P es una condición necesaria del saber S que P, es
posible que una persona esté justificada en creer una proposición que de hecho es falsa.
Segundo, para cualquier proposición P, si S está justificado en creer P, y P implica Q, y S
deduce Q de P y acepta Q como resultado de esta deducción, entonces S está justificado
en creer Q. Teniendo en mente estos dos puntos, presentaré ahora dos casos en que las
condiciones enunciadas en (a) son verdaderas para una proposición, aunque al mismo
tiempo es falso que la persona en cuestión conozca esa proposición.
Caso I
Supongamos que Juan y Pedro se han presentado para un cierto puesto. Y
supongamos que Juan tiene fuerte evidencia de la siguiente proposición copulativa:
(d) Pedro es la persona que conseguirá el trabajo, y Pedro tiene diez monedas en su
bolsillo.
La evidencia que tiene Juan de (d) podría ser que el presidente de la compañía le
aseguró que Pedro sería al final seleccionado y que él, Juan, había contado las monedas
del bolsillo de Pedro hacía diez minutos. La proposición (d) implica:
(e) El hombre que conseguirá el trabajo tiene diez monedas en su bolsillo.
Supongamos que Juan ve la implicación de (d) a (e) y acepta (e) sobre la base de
(d), de la que tiene fuerte evidencia. En este caso, Juan está claramente justificado en
creer que (e) es verdadera.
*
Tomado de Analysis, vol. 23 (Blackwell, 1963), pp. 121-123. Reproducido con autorización del autor, de
Analysis y de Basil Blackwell.
1
Platón parece considerar una definición semejante en Teeteto, 201 y tal vez la acepta en Menón, 98.
2
Roderick M. Chisholm, Perceiving: a Philosophical Study, Cornell University Press (Ithaca, Nueva York, 1957),
página 16.
3
A. J. Ayer, The Problem of Knowledge, Macmillan (Londres, 1956), p. 34
Pero imaginemos, además, que sin saberlo Juan, él, y no Pedro, conseguirá el
trabajo. Y también, sin saberlo Juan, él mismo tiene diez monedas en su bolsillo. La
proposición (e) es entonces verdadera, aunque la proposición (d), de la que Juan dedujo
(e), es falsa. En nuestro ejemplo, por consiguiente, todo lo que sigue es verdad: (1) (e)
es verdadera; (2) Juan cree que (e) es verdadera; y (3) Juan está justificado en creer
que (e) es verdadera; pero también es igualmente claro que Juan no sabe que (e) es
verdadera, pues (e) es verdadera en virtud del número de monedas del bolsillo de Juan,
aun cuando Juan no conoce cuántas monedas hay en el bolsillo de Juan y basa su
creencia en (e) en la cantidad de monedas del bolsillo de Pedro, del que falsamente cree
que es la persona que conseguirá el trabajo.
Caso II:
Supongamos que Juan tiene fuerte evidencia de la siguiente proposición:
(f) Pedro tiene un Ford.
La evidencia de Juan puede ser que Pedro ha tenido en todas las ocasiones del pasado,
dentro de los límites de la memoria de Juan, un automóvil, y siempre ha sido un Ford, y
que Pedro, mientras conduce un Ford, acaba de ofrecer a Juan un paseo. Imaginemos
ahora que Juan tiene otro amigo, Pablo, cuyo paradero le es totalmente desconocido.
Juan escoge tres nombres de lugares completamente al azar y construye las tres
proposiciones siguientes:
(g) O Pedro tiene un Ford o Pablo está en Boston;
(h) O Pedro tiene un Ford o Pablo está en Barcelona;
(i) O Pedro tiene un Ford o Pablo está en Brest-Litovsk.
Cada una de estas proposiciones está implicada por (f). Imaginemos que Juan se da
cuenta del vínculo de cada una de estas proposiciones que ha construido con (f) y
procede a aceptar (g), (h) e (i) sobre la base de f). Juan está, por consiguiente,
plenamente justificado en creer cada una de estas tres proposiciones. Juan, claro está,
no tiene idea de dónde esté Pablo.
Pero imaginemos ahora que se dan dos condiciones ulteriores. Primera, Pedro no
tiene un Ford, sino que de momento conduce un automóvil alquilado. Y segunda, sucede
que el lugar mencionado en la proposición (h) realmente es el lugar donde se encuentra
Pablo. Si se dan estas dos condiciones, entonces Juan no sabe que (h) es verdadera, aun
cuando: 1) (h) es verdadera; 2) Juan cree que (h) es verdadera; y (3) Juan está
justificado en creer que (h) es verdadera.
Estos dos ejemplos demuestran que la definición (a) no enuncia una condición
suficiente para que alguien tenga conocimiento de una proposición dada. Los mismos
casos, con los cambios pertinentes, serán suficientes para demostrar que ni la definición
(b) ni la definición (c) tampoco lo hacen.
Ὅ γε ἐγώ, ὦ Σώκπαηερ, εἰπόνηορ ηος ἀκούζαρ ἐπελελήζμην, νῦν δ´ ἐννοῶ· ἔθη δὲ ηὴν μὲν
μεηὰ λόγος [201d] ἀληθῆ δόξαν ἐπιζηήμην εἶναι, ηὴν δὲ ἄλογον ἐκηὸρ ἐπιζηήμηρ· καὶ ὧν μὲν
μή ἐζηι λόγορ, οὐκ ἐπιζηηηὰ εἶναι, οὑηωζὶ καὶ ὀνομάζων, ἃ δ´ ἔσει, ἐπιζηηηά.
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