De la Orden del Dragón a Drácula El nombre "Drácula" ha presenciado períodos tanto de brillantez como de fama. Se hizo famoso en la segunda mitad del siglo quince por las acciones de Vlad III Tepes (Drácula) (1428-1476), gobernante de Valaquia (1448, 1456-1462, 1476). Ha continuado existiendo, aunque menos conocido, a través sus descendientes legítimos, en la noble familia Drácula de Sintesti y de Band, establecida en Transilvania entre los siglos quince y diecisiete. Las familias que se originaron del matrimonio de Vlad con una pariente cercana del Rey húngaro Matias Corvino en Febrero de 1462, pueden proporcionar una explicación de la ascendencia Szekely incorrectamente atribuída a Vlad Tepes, y su metamorfosis literaria en el vampiro Conde Drácula. A consecuencia de la novela del escritor irlandés Bram Stoker, el nombre "Drácula" ha obtenido fama universal durante la época moderna. El origen del nombre "Drácula" tiene una historia muy interesante, muy diferente de la que se cree comúnmente. Durante mucho tiempo, muchas teorías han existido sobre su génesis, desde la afirmación de Grigore Nandris de que se trata de la forma genitiva eslava que significa "el hijo de Drácul" (Vlad II Dracul fue el gobernante de Valaquia entre 1437-1442 y 1444-1447), hasta la equivocada conexión con una coincidentemente similar palabra rumana "drágulea", que significa el querido o el amante. Todas estas teorías están relacionadas desde el punto de partida de este nombre referidas exclusivamente a Vlad Tepes, hasta que este nombre popular, que significa "el hijo de Drácul", llegó a ser confundido con la palabra rumana "Drácul", que significa "el diablo" (Andreescu, 149-50). Para aclarar el asunto, Drácula (Dráculea) ha representado desde el principio una nueva forma popular rumana (a partir del nombre Vlad Drácul) aplicado al famoso hijo de Vlad Drácul, llamado Vlad Tepes (Andreescu 156, Stoicescu 201), mientras que el apodo dado a Vlad por los turcos era "Tepes", la palabra rumana para empalador (empalar = traspasar con una estaca). Incluso antes del reinado de Vlad Tepes en Rumania, el boyardo (categoría de la antigua nobleza rusa) Albu había llamado a Vlad Drácul (que era un apodo conocido fuera de Rumania), simplemente como Dráculea (Andreescu, 150-51), el nombre popular exclusivamente rumano. El mensajero Veneciano Bartolomeo de Jano y sus contemporáneos cronistas griegos Leónicos Chalkokondyles y Critóbulo de Imbros también lo llamaron Dráculea (Andreescu, 154-55). Incluso Iancu de Hunedora, quién lo ejecutó, hizo mención el 17 de Diciembre de 1456 del "infidelem Drakwlam wayvodem" (el infiel vaivoda Drakwla; vaivoda o voivoda = gobernador) (Documenta, 461). Por último, el cronista turco Asakpasazade, refiriéndose al año 1442, llama a Vlad Tepes "Drácula" en vez de "Dráculea" (Cronici, 88), mientras el servio jenízaro que escribió de 1496 a 1501 lo llamó el "voievodul valah Dracula" (Calatori, 125), que significa "el príncipe valaco Drácula". Está claro que Dráculea (Drácula) era un apodo popular para Vlad Drácul, significando a una persona perteneciente a la Orden del Dragón. Para su hijo, Vlad Tepes, el nombre "Drácula" se hizo por asociación un nombre alternativo, y no sólo un apodo, con el efecto secundario de aumentar su mala reputación, con su sentido diabólico, aunque al principio, en los días de su padre, "Drácul" no tuviera un sentido malévolo. Vlad (el padre) había obtenido el apodo "Drácul" en conexión con su ingreso a la Orden del Dragón del rey de Hungría y Croacia Segismundo de Luxemburgo (1397-1437, luego Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico entre 1433-1437), en Nuremberg alrededor del 8 de Febrero de 1431. El nombre alemán para esta Orden era "Drachenordens", y en latín era "Societatis draconistarum". La Orden del Dragón, que algunos confunden con una condecoración, era realmente una institución, como las otras órdenes de Caballería de los tiempos medievales. Segismundo de Hungría tuvo como modelo a la Orden de San Jorge (Societas militae Sancti Georgii) creada por el rey de Hungría Carlos I Roberto de Anjou (1308-1342) en 1318. Su estatuto de 1326 exige la protección del rey de cualquier peligro o complot contra él; el símbolo de la Orden de San Jorge era una cruz de plata en un campo rojo y una capa negra. A excepción del último objeto, éstos también se encuentran en la nueva Orden (del Dragón). En una batalla contra la nobleza húngara anárquica y en el contexto de otras batallas por la posesión de Bosnia, Segismundo de Hungría y la reina Bárbara de Chilli (Cilli o Celjie) crearon la Orden del Dragón el 12 de Diciembre de 1408, principalmente destinada a proteger al Rey y a su familia, con la ayuda de una gran parte de la nobleza húngara, liderada por las familias de Gara y de Chilli. El estatuto de esta Orden del Dragón, elaborado por el canciller de la corte húngara Eberhard, obispo de Oradea, que se conservó sólo en una copia de 1707 y se publicó en una edición húngara en 1841, ha permanecido casi desconocido, incluso para los investigadores de esta materia. El análisis de este importante documento muestra que la Orden tenía como objetivo la defensa de la Cruz y la destrucción de sus enemigos, simbolizados por los antiguos Dragones (Draconis tortuosi) con la ayuda de San Jorge. La batalla era contra los ejércitos paganos turcos y los husitas (seguidores del protestante Juan Huss), quienes estaban fuera de las naciones Ortodoxas que eran fieles a la Cruz y al rey Segismundo (rumanos, etc.) Los barones, los sacerdotes y los líderes del reino se juntaron bajo el signo del dragón, sometiéndose a la Cruz y proclamando lealtad al Rey Segismundo y a la reina. Los miembros que fundaron la Orden eran 24 nobles del reino, liderados por el déspota Stefan Lazarević, caudillo de Servia, entre los que estaban Nicolás de Gara, el príncipe húngaro, Stibor de Stibericz, príncipe de Transilvania, Pipo de Ozora, ban (jefe) de Severin, etc., y en general los grandes nobles locales. Todos ellos estaban comprometidos en servir con lealtad, no importando el precio, a la pareja Real, su familia y sus amigos. El símbolo de la Orden era, después del estatuto de 1408, un dragón circular con su cola enrollada alrededor de su cuello. En su espalda, desde la base de su cuello hasta su cola, estaba la cruz de plata de San Jorge sobre un campo rojo. Según el primer enciclopedista medieval, Isidoro de Sevilla, eso era una "serpiente", un dragón que vive en la tierra. Cuando los años fueron pasando, la Orden del Dragón se amplió, incluyendo dos clases, cuyo símbolo de la superior era un dragón siendo estrangulado con una cruz extendida sobre su espalda, que, especialmente desde fines del siglo quince hasta el siglo diecisiete, rodeaba los escudos de armas de familia. A veces fueron permitidos miembros extranjeros, pero sólo como aliados, que no tuvieron que prestar el juramento de lealtad eterna al rey Segismundo de Hungría, como por ejemplo el rey de Polonia, Vladislav II Jagellon, su antiguo cuñado Vitautas (Witold) el Grande, el gran duque de Lituania, el rey Enrique V de Inglaterra, y Carrara della Scala, Soberano de Venecia, Padova y Verona. Durante la vida del rey Segismundo, de 1408 a 1437, la Orden del Dragón llegó a ser la más importante asociación política de los nobles en Hungría, leal al Rey - la principal fuerza política en el reino - brindándole todo su apoyo. Inmediatamente después de ser establecida, sirvió como modelo para la fundación en 1409 de la española Orden de Calatrava. En esta prestigiosa institución de Caballería europea, que estaba simbolizada por el dragón, fue admitido el aspirante al trono de Valaquia, Vlad (Drácul) en Febrero de 1431, en su posición de vasallo del rey Segismundo, de acuerdo al estatuto de la Orden. La admisión era en la clase superior de la Orden. El símbolo de esta clase se desarrolló hasta 1431 en dos fases: la primera, como se ha recordado antes, era un dragón con una cruz dibujada en su espalda, entre sus alas, de la base del cuello hasta su cola, y duró de 1408 a 1418 la segunda, hasta la muerte de Segismundo de Hungría, fue completada con otra cruz perpendicular al dragón enroscado, teniendo en los lados iguales de la cruz la escritura "O quam misericors est Deus" (vertical) y "Justus et paciens" (horizontal). Este signo fue llevado puesto en una banda, como en el retrato del poeta Oswald von Wolkenstein de 1432. El collar de la Orden estaba hecho de dos cadenas de oro unidas por el signo de una cruz húngara con una doble barra encima del enrollado dragón. Pero en el sello, otro dragón estaba representado, con un cuerpo grande, con alas dentadas, no enrolladas, con sólo dos pies con una cola suelta, con una muy pequeña cruz griega en su pecho. Segismundo de Hungría mismo introdujo en 1433 este tipo de sello para la Orden del Dragón, uno de los últimos sellos que él hizo como Emperador Romano-Germano. Lamentablemente el símbolo que Vlad Drácul tenía no se ha conservado. Pero los elementos del símbolo de la Orden del Dragón en su sello real de 1437 muestran claramente que Vlad Drácul era poseedor del collar de la Orden del Dragón: la doble cruz húngara, en vez de la cruz latina. El dragón ilustrado en el reverso de las seis monedas de plata y de bronce que fueron forjadas por Vlad en Sighisoara en Transilvania (o después de ocupar el trono valaco), es similar al dragón en el cuadro de Paolo Uccello, San Jorge y el Dragón, y al escudo de armas del episcopado construido por él en Curtea de Arges. Además, él transformó el dragón del sello en su escudo de armas personal, no directamente sino como una composición heráldica original. Este escudo de armas fue esculpido en piedra, y representaba al dragón atacando a un león, surgiendo el dragón victoriosamente de esta batalla, ilustrando por lo tanto metafóricamente el Salmo 91 ("Sobre el león y el áspid pisarás, y hollarás al cachorro de león y al dragón"). El propósito de esta frase era simbolizar la victoria del cristianismo y la de Vlad Drácul sobre sus enemigos. En este caso el dragón era un símbolo benéfico, y el retrato de Vlad con su nombre (Drácul, Dráculea-Drácula) tenía un sentido positivo que sólo fue común en Valaquia durante su reinado. La propagación de la imagen del dragón por Vlad Drácul, mediante una amplia circulación del sello, pequeñas monedas y esculturas heráldicas en piedra, dejaba una poderosa impresión en sus súbditos rumanos. Esto fue aumentado por el collar de la Orden del Dragón, que ningún otro gobernante rumano había llevado puesto, y todavía más por el traje ceremonial de los caballeros de la Orden del Dragón –vestimentas rojas y capa verde. Así, Vlad II Drácul, padre de Vlad III Tepes, siempre ha permanecido vinculado a ambas versiones de su apodo. Esta paradoja ha sido interpretada incorrectamente. El dragón de la Orden del mismo nombre no era un elemento siniestro durante el siglo quince, sino un símbolo positivo de Caballería. El dragón que se estrangula con su propia cola, que en la heráldica y la iconografía del occidental San Jorge, de donde proviene, representaba al derrotado Satán, se convierte, en ausencia del santo y de la cruz, en una Orden de Caballería cristiana de significado positivo. El dragón circular, estrangulado por su propia cola, está representado en el escudo de armas de muchas familias nobles en el reino húngaro, quienes eran los descendientes de algunos caballeros que formaron parte de la Orden del Dragón durante el reinado de Segismundo, hasta el siglo diecisiete. Esto apoya el hecho de que la Orden del Dragón disfrutó de un gran prestigio a lo largo de la primera mitad del siglo quince. En Transilvania, el dragón también aparecía en los escudos de armas de las familias Bathory, Bocskay, Bethlen, Szathmary, Rakoczi, y muchas otras, aun cuando la Orden del Dragón hubiera perdido su importancia después de la muerte de Segismundo en 1437 y haya prácticamente desaparecido con el fallecimiento de los miembros que habían sido admitidos por él. Con más de cinco milenios de existencia universal del dragón, éste pasó por muchas transformaciones hasta el siglo quince, y fue conocido como una criatura fabulosa, a veces con la cabeza de un buitre, otras veces como el animal representado en la Orden del Dragón, con el cuerpo de una serpiente y las alas de un murciélago. El dragón europeo tenía muchas fuentes: la mitología griega (dracon), la tradición greco-romana, la mitología celta, la Biblia, el Apocalipsis, las vidas de santos e influencias orientales. Durante los tiempos pre-cristianos el dragón a menudo tenía un sentido beneficioso (frecuentemente relacionado con la fecundidad) y se perpetuó en el saber popular hasta la Edad Media tardía. Sin embargo, en el cristianismo literario, cultural y clerical, a partir del texto bíblico asume un papel diferente, y en el siglo quinto se convierte en un símbolo de Satán "draco iste significat diabolum" (Le Goff, 58). Este dragón, identificado con Satán, fue derrotado y fue dominado por fuerzas espirituales, pero no fue muerto; más bien, según el simbolismo del folklore celta, hasta cierto punto, "ellas incluso llegaron a aliarse con él" (Le Goff, 45) por (medio de) numerosos santos y obispos de Occidente. En el arte de influencia romana, el báculo del Obispo a menudo tiene a un dragón derrotado y enroscado en su extremo superior. Tanto San Miguel como San Jorge, cuyo culto comenzó a extenderse desde el Imperio bizantino del siglo octavo hasta el décimo, el primero, y durante el undécimo, el segundo, derrotaron al dragón físicamente en una lucha. En la heráldica occidental se decía que la fuerza física del dragón estaba en su cabeza, pero también en su grande y poderosa cola, que en el siglo diecinueve era considerada el elemento ilustrador del dragón. Toda esta heráldica clerical y popular europea, reforzada por una existencia milenaria (del siglo quinto al décimoquinto), puede ser identificada en la ilustración básica de la Orden del Dragón: el dragón parecido a una serpiente que se estrangula con su propia cola, que, según la tradición, está enroscada tres veces alrededor del cuello del dragón, significando que él había sido sometido por medio de poderes espirituales cristianos el dragón con patas grandes y alas era el símbolo del que fue derrotado por los santos Miguel y Jorge. Sin embargo, también debemos recordar el hecho de que, a pesar de que había sido derrotado y sometido, el dragón parecido a una serpiente y el dragón volante todavía eran el mal y símbolos de Satán. En el espacio rumano al cual Vlad Drácul y su hijo Vlad Tepes pertenecieron, el dragón, llamado "balaur" - una palabra de origen tracio y dacio - o "zmeu", una palabra eslava, tenía sus raíces en la antigüedad geto-dacia, cuya bandera militar representaba una serpiente con cabeza de lobo, incluía la enorme categoría de dragones usados como banderas, que encontramos a partir del tiempos de los griegos y romanos hasta el siglo quince. Esta divinidad representada en la bandera "geto-dacia" se hizo conocida en el tiempo del gobierno romano en Dacia como "draco" (en rumano, "drac", que significa el diablo). Junto con el cristianismo, se esparció por toda Europa, y llegó a simbolizar a Satán. Sin embargo, en términos paganos, como el historiador rumano Vasile Parvan observó, "de todas las lenguas Romances, la rumana era la única en la cual 'draco’ tiene el sentido de un espíritu maligno, demonio o diablo, mientras que en las otras, la palabra sólo tiene el sentido de serpiente o dragón". (228-30) En el folklore rumano incluso la serpiente, que en ciertas condiciones tiene la capacidad de convertirse en un dragón, tiene un fuerte sentido maléfico. Si "Drácul" y "Dráculea" tienen un sentido positivo en relación a la Orden del Dragón durante el tiempo de Vlad Drácul y más tarde durante el reinado de Vlad Tepes, las mismas palabras tienen un sentido exclusivamente negativo, diabólico, sinónimas de la palabra rumana "drácul" (el diablo), sin duda en conexión con el carácter sangriento y de imposición de la ley de Vlad el Empalador. En 1459 el aspirante Dan III acusó a su rival "Dráculea" (Vlad Tepes) de colaborar con los turcos, ayudados y dirigidos por el diablo (Tocilescu, 71-2), y en 1460 hizo mención de, "el infractor de la ley y tirano bárbaro, infiel y el diablo que es el voivoda Vlad". (Harmuzeki, 53) Durante el cautiverio de Vlad Tepes en Hungría (1462-1475), el representante del Papa en Buda, Nicolaede Madrussa, declaró que él vio a, "su tirano Drácul, un nombre que ellos (los rumanos) usan para el Diablo". (Papacostea, 164) El autor de la novela sobre el voivoda Drácula se refirió a, "Drácula en rumano, y en nuestra lengua (significa) diablo, que es como cuán malo era". (Panaitescu, 200, 207) Aunque Vlad Tepes y sus descendientes nunca hayan usado el símbolo de la Orden del Dragón, él ha heredado el apodo de su padre Dráculea/Drácula, que se ha convertido en un apellido (fuera del país). Y sus sucesores en Transilvania, la familia Drácula (Dráculea), mantuvieron este nombre hasta el siglo diecisiete, instalándose en el siglo dieciséis entre los "secui" (los secui o székely), no lejos del lugar donde en 1897 Bram Stoker localizó el escenario de su novela y el castillo en Transilvania del "Conde Drácula". De esta manera, durante un largo período de tiempo, desde el nombre de una pequeña deidad pagana (en griego, dracos; en latín, draco), pasando por el nombre de la Orden del Dragón (en alemán, Drachenordens; en latín, Societas draconistarum; en rumano, Ordinul Dragonului), hasta el apodo rumano del siglo quince de Drácul/Dráculea, provienen el apodo y luego el apellido Drácula, que fue usado en 1897 por Bram Stoker, según la opinión del erudito orientalista judío húngaro, famoso en su tiempo (?) (Florescu y McNally, 142-3). Si la Orden del Dragón no hubiera existido, con todos sus símbolos y su existencia adjudicados a un gobernante rumano, el nombre "Drácula" no sería famoso hoy.