Subido por Emerick Ignacio

Psicopatología 3er conjunto

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Psicopatología: Tercer conjunto temático
Semana 2
COMISIÓN: HISTERIA 1
Presentación del historial de Dora. Ustedes saben que, en el espacio de comisión, vamos a trabajar los tres historiales
clínicos freudianos: El historial de Dora, el historial del hombre de las ratas y el de Juanito. Mi propuesta para esta clase,
para este audio, es una presentación del historial que les dé un marco para que puedan abordar la lectura del historial, y
les sirva para lo que son las clases siguientes, dónde van a detenerse más en cómo Freud plantea el mecanismo de
formación de síntomas, la relación con otros textos como fantasías histéricas y como también trabaja la cuestión de los
sueños en relación a los síntomas, estaba olvidando las identificaciones, en relación a la formación de síntomas en este
historial para la histeria.
Tenemos para trabajar decía, el texto de Freud, que lleva “Fragmento de un análisis de un caso de histeria”, más conocido
como el historial de Dora. El historial de Dora, que tiene la particularidad de haber sido escrito en 1901 bajo el título
sueños e histeria, pero recién haber sido publicado en 1905, con el título que les acabo de decir, fragmento de un análisis
de un caso de histeria.
¿De qué nos habla esta particularidad? Ustedes saben que nosotros siempre situamos los años en que se publica, o se
escriben los textos, fundamentalmente porque nos ubican también en el marco en el que Freud estaba trabajando, porque
presenta determinado concepto en un momento y no en otro cómo lo relaciona con los otros textos en los otros conceptos
que viene pensando.
Este historial, escrito en 1901, Dora fue paciente de Freud a fines de 1900. Entre octubre y diciembre de 1900, tiene la
particularidad de haber sido escrito inmediatamente después del texto de interpretación de los sueños, y es por eso que
vamos a ver que en el historial se le da tanta importancia al trabajo con los sueños. Dice Freud: El sueño es uno de los
rodeos por los que se puede sortear la represión es la página 15 del historial. Es decir, ni bien arranca. Y nos alerta también
desde el comienzo, que en el historial vamos a poder ubicar cómo interviene la interpretación de un sueño en el trabajo
de un análisis.
Pero, como les decía antes, Freud no publica o no se publica en ese momento y es recién en 1905 que sí Freud decide
publicar este historial, con una serie de modificaciones producto de revisar el historial a la luz de las nuevas elaboraciones
que produjo en aquel tiempo o desde aquel tiempo, desde 1901 hasta 1905, Freud siguió produciendo nuevas
conceptualizaciones y elaborando y recorriendo sus mismos conceptos.
Es así entonces que podemos ubicar como dato central que en 1905 Freud publicó Tres ensayos de teoría sexual y la
impronta de los conceptos que publicó en ese texto se refleja en el historial de Dora.
Esta particularidad de que el texto está escrito en un tiempo y publicado, revisado en otros, cuatro años después va a
marcar el historial con un movimiento pendular, hay como un ida y vuelta en el historial, podemos decir, arranca desde
una lectura más cercana a lo que es el Freud de 1900 y termina en el epílogo, claramente con un Freud, mucho más
cercano a lo que proponen en Tres ensayos. Esto se va a ver en distintos abordajes que va haciendo Freud en el mismo
caso clínico.
Así, en la lectura van a encontrarse con este ir y venir donde, por ejemplo, Freud arranca buscando la escena traumática
como vivencia infantil, que se reedita en los síntomas. Pensado esto en términos de las neurosis de defensa o de las
nuevas puntualizaciones, es sobre los neuróticos y de defensa, es decir, en la lógica de los tiempos del trauma. Y va a
concluir, como les decía, hacia el final, sosteniendo que lo traumático es la sexualidad en sí misma. Este movimiento
fundamental, donde entonces lo traumático ya no es una vivencia si no es la sexualidad en sí misma. Vamos a ver también
que sin nombrarla, aparece el concepto de pulsión, relacionada también a lo traumático.
Como les decía, en este movimiento, en este ir y venir, por ejemplo, para ubicar este primer tiempo, Freud, a partir de el
relato que Dora hace y que trae de su padre, en relación a la escena del Lago, pensándola como vivencia que determinó
la situación de los síntomas con los que llega Dora a consultarlo, se propone en principio, buscar una vivencia anterior, así
arranca el historial.
Y encuentra en el relato de Dora, una escena en la que conocemos entre casa como la escena de la tienda o el beso en la
tienda, que es una situación donde están Dora y el señor K, solos en el negocio del señor K, y el señor le da un beso de
manera forzada. Situación de la que Dora no habla mucho más, pero en este momento no me quiero detener en la escena
y en el trabajo en relación a los síntomas, sino justamente en que Freud comienza buscando esa vivencia anterior, esa
vivencia traumática, pero en el mismo trabajo con Dora, lo va llevando a plantear la sobredeterminación de los síntomas
y los distintos sentidos que puede adquirir un síntoma, cómo se van esos sentidos necesariamente articulándose con que
uno de los contenidos sea de orden sexual. Insisto, todo esto lo van a trabajar la clase que viene cuando trabajen en la
formación de síntomas en Freud para la histeria, pero me parece que es importante ubicar cómo pasa de esta búsqueda
de un primer momento, de la vivencia traumática en la vida infantil a claramente imponérsele, de algún modo, la
necesidad de trabajar con los sentidos de los síntomas, con la sobredeterminación de los síntomas.
Y para ir cerrando esta idea del movimiento pendular, también este movimiento lo van a encontrar cuando en los
capítulos donde Freud trabaja con los sueños de Dora. Pasa del trabajo muy detallado en el contenido del sueño a hablar
del sueño como realización del deseo, deseo inconsciente de la necesidad de que para que un sueño se produzca, exista,
haya un deseo inconsciente ahí en juego, etc.
Hasta aquí esta primera presentación de cómo podemos tenemos que tener en claro cómo va y viene Freud sobre sus
palabras y sobre sus conceptos.
Tenemos que, desde las primeras páginas, Freud, se propone, nos dice, que se propone con este historial exponer sus
opiniones sobre los procesos psíquicos y las condiciones orgánicas de la histeria.
En la próxima clase, vuelvo a decirles, cuando trabaja en la constitución del síntoma histérico, verán que Freud habla de
una soldadura entre lo orgánico y el sentido. Pero me interesa subrayar hoy, en este primer acercamiento, que cuando
Freud habla de condiciones orgánicas podemos leer lo que en los primeros textos Freud ubicaba como aptitud para la
conversión o lo que en este texto llama solicitación somática. Y que finalmente, en el epílogo, dirá con todas las letras,
estoy en la página 99 del historial: Nadie podrá negar el carácter de factor orgánico que presenta la función sexual, en la
cual yo veo el fundamento de la histeria así como de la psiconeurosis en general.
Entonces, insisto, arranca con referirse a la condición orgánica, pero hacia el final del trabajo del historial, en el epílogo
más precisamente, dice, nadie podrá negar el carácter de factor orgánico que presenta la función sexual. O sea, es tajante,
cuando hablamos de lo orgánico no estamos hablando de nada que tenga que ver con la biología de algunas cuestiones
extrañas, sino fundamentalmente con la función sexual. Y es más, dice: en la función sexual es donde yo veo el
fundamento de la histeria, así como de las neurosis en general.
Por último, antes de ir a la presentación de los protagonistas y del recorte clínico, me parece que también tenemos que
ubicar en el marco del trabajo que implica todo el historial, algunas puntualizaciones acerca de la técnica que Freud nos
propone, y que, en definitiva, dejan ver las concepciones importantes que hacen al psicoanálisis. Por ejemplo, en las
palabras preliminares, Freud nos alerta acerca de un cambio en la técnica Psicoanalítica, dice, ya no se trata de llevar a
cabo el levantamiento de los síntomas por abreacción, -que era como venía trabajando él a fines del 1800 y principios de
los del 1900- sino de dejar que el enfermo determine el tema. Es decir, se propone partir de la superficie que el
inconsciente ofrece. O me propongo, dice Freud. Partir de la superficie que el inconsciente ofrece. Me parece que es
importante marcar esto porque claramente podemos leer aquí un anticipo de lo que después va a formalizar como la
asociación libre y como técnica fundamental del psicoanálisis.
Por otro lado, hacia el final del texto, una vez más en el epílogo, Freud es contundente con una afirmación acerca de
cómo piensa el inconsciente. Dice, estoy en la página 98, 99. En particular, dice Freud. Podrá chocar el carácter tajante una vez más, carácter tajante-, de mi punto de vista acerca del inconsciente. Pues espero con representaciones e
itinerarios, perdón, itinerarios de pensamiento y mociones inconscientes, como si fueran unos objetos de la psicología
tan buenos e indubitables como todo lo consciente.
Subrayo entonces, Freud toma posición y dice carácter tajante de mi punto de vista. ¿Qué leemos allí? opero con
representaciones hilaciones de pensamiento, es decir, cadena asociativa. Es el modo freudiano de decir que el
inconsciente está estructurado como un lenguaje. Trabajo con representaciones, hilaciones de pensamiento, asociación
de palabras, asociación de significantes. Es decir, el inconsciente para mí, dice Freud, es esto. Lo que también nos lleva a
posicionarnos o a entender que no hay que pensar en el inconsciente como algo oculto a revelar, sino que justamente es
en esa articulación significante, en esa hilación de pensamiento, en esa articulación de representaciones que se va
produciendo, me parece que es muy importante leerlo en Freud en 1905 y tener esas referencias cuando vamos hablando,
cuando ustedes escuchan que nosotros decimos, bueno, Lacan retoma Freud y dice tal cosa, bueno, acá hay algunas
referencias.
Y finalmente, Freud también nos alerta sobre el lugar de la transferencia en la cura. Dice Freud en la página 101, es un
tema de la transferencia que va a estar atravesando todo el historial y que después Lacan también va a retomar, de hecho,
en el texto Intervención sobre la transferencia, que ustedes lo van a trabajar. Claramente, Lacan va a referirse a algunas
cuestiones que Freud, por ahí le va a hacer algunas críticas a Freud y algunas otras que Freud plantea aquí. Va a retomar
los primeros avances de Freud y después va a criticar algunas cuestiones que dejó de lado.
Dice Freud en la página 101, En el curso de una cura psicoanalítica, la neoformación de síntomas se suspende. Pero la
productividad de la neurosis no se ha extinguido en absoluto, sino que se afirma en la creación de un tipo particular de
formaciones de pensamiento, las más de las veces inconscientes a las que puede darse el nombre de transferencias.
A mí este párrafo me interesa mucho, porque por un lado tenemos la forma de leer en Freud, lo que con lacan vamos a
llamar la necesidad del síntoma de transferencia, que se establezca un síntoma en transferencia, para este que un análisis
pueda llevarse a cabo y Freud acá, dice en el curso de una cura psicoanalíticas la neoformación de síntomas se suspende,
pero tenemos la productividad de un síntoma nuevo en transferencia. Ahora, por otro lado, Freud nos define en este
punto que son las transferencias, dice, en la página 101: son reediciones, recreaciones de las mociones y fantasías que a
medida que el análisis avanza no pueden menos que despertarse y hacerse conscientes. Pero lo característico de todo el
género es la sustitución de una persona anterior por la persona del médico. Para decirlo de otro modo, dice Freud: toda
una serie de vivencias psíquicas anteriores, no es revivida como algo del pasado, sino como vínculo actual con la persona
del médico. Es decir, se juega en transferencia algo de lo sintomático, para decirlo de manera sencilla y rápida.
Es aquí que Freud, también propone o encuentra la transferencia con su cara de obstáculo, pero también la puedo ubicar
como motor de la cura. Estas cuestiones que va a formalizar más adelante en 1912 en Sobre dinámica de la transferencia
o amor de transferencia. Bueno, estas son las primeras aproximaciones, de hecho, hay una nota al pie de página que nos
remite justamente a esta cuestión, que es el primer, la primera aparición de estas, de estas nociones en Freud en este
texto.
Entonces, hay varias cuestiones interesantes en la página 102 y 103, dice Freud: la transferencia es algo necesario, al
menos uno se convence en la práctica de que no hay medio alguno para evitarla, y que es preciso combatir esta última
creación de la enfermedad como se lo hace con todas las anteriores, -o sea trabajarla como el modo del síntoma. Dice
Freud, salteo unos parrafitos, unos renglones- únicamente a la transferencia, es preciso colegirla casi por cuenta propia,
basándose en mínimos puntos de apoyo y evitando incurrir en arbitrariedades, pero no se puede eludirla. En efecto, es
usada para producir todos los impedimentos que vuelven inasequible el material a la cura y, además, solo después de
resolverla puede obtenerse en el enfermo la sensación de convencimiento en cuanto a su corrección de los nexos
construidos. Aca esta Freud, claramente refiriéndose a lo que podemos llamar, la cara de obstáculo de la transferencia,
cómo funciona como obstáculo.
Me salteo parte del párrafo siguiente y casi al final del párrafo, Freud dice, también me parece que es importante esto:
la cura psicoanalítica no crea la transferencia porque, lo que él plantea es que por ahí le pueden decir que los
psicoanalistas crean, dice, no. La cura psicoanalítica no crea la transferencia, meramente la revela. Como tantas otras
cosas ocultas en la vida del alma, la única diferencia reside en que espontáneamente, el enfermo sólo da vida a
transferencias tiernas y amistosas que contribuyan a su curación y donde esto no es posible se alejará todo lo rápido que
pueda sin ser influido por el médico que no le es simpático. Esto es la vida común ¿Qué pasa en el psicoanálisis? En el
psicoanálisis en cambio, de acuerdo con su diferente planteo de los motivos son despertadas todas las mociones, aún las
hostiles.
Entonces, resumiendo y organizando la cosa: La cura psicoanalítica no crea la transferencia meramente la revela. Y, como
el psicoanálisis despierta todas las mociones, no sólo las de amor, sino también las hostiles, lo que tenemos es que
haciéndolas conscientes, esas mociones, se las aprovecha para el análisis y así la transferencia, dice Freud, es aniquilada
una y otra vez. La transferencia, destinada a ser el máximo escollo para el psicoanálisis, se convierte en su auxiliar más
poderoso, cuando se logra colegirla en cada caso y traducirla al enfermo. Bien, entonces, ésta claramente, es la
transferencia pensada como motor de la cura.
Hasta aquí, como les decía, algunas cuestiones teóricas que hacen, que son, vieron que Freud siempre deja traslucir
distintas indicaciones o puntuaciones acerca de la técnica en sus textos más que nada cuando trabajan los distintos
historiales, entonces hasta aquí este es el panorama que me pareció importante recordar para que ustedes tengan
presente a la hora de leer el historial.
Vamos ahora entonces, a lo que sería la presentación clínica del historial (24.44).
Por un lado, me parece que, si bien es conocido, vale la pena ubicar lo que yo planteo, como los personajes principales
de esta opereta Vienesa, cómo a veces le dice Claudio Godoy o como también de algún modo ubica Lacan o a modo un
poco más actual, aunque no tanto de esta telenovela.
Tenemos entonces como personajes principales a Dora: que es una joven de 18 años. Inteligente, muy activa, en algún
momento, concurría a conferencias para damas y estaba así como con una vida bastante independiente para lo que era
una muchacha de aquella época, que no es lo que pasa cuando no está en esas condiciones, cuando concurre a ver a
Freud, pero sí eran sus características. Era una mimada del padre, y por otro lado, era muy crítica con su madre. Esta
madre que quería atraerla a las tareas domésticas y Dora rechazaba todas esas cuestiones.
Por otro lado, tenemos al padre de Dora: Un gran industrial de muy buena posición económica, un señor con varios
antecedentes de enfermedades, que tiene un vínculo muy frío con su esposa y otro vínculo muy cercano con la señora K,
que es otro de los personajes. -Cabe aclarar, ya alguien ha hecho este chiste, o todos los años repetimos, que el
matrimonio k, es el matrimonio k de 1900 de Viena, no el matrimonio K de Argentina 2000, pero bueno- Decía, la señora
K, tanto ella como su marido son amigos de la familia que se conocen en uno de los traslados que tiene que hacer la
familia de Dora por una de las enfermedades del padre. Y es la señora K quien cuida al padre durante su enfermedad, lo
acompaña y durante todo este tiempo fue amiga y confidente de Dora. Otra característica interesante para tener en
cuenta de la señora K es que solía enfermarse de manera repentina cuando el señor K regresaba de sus viajes. Entonces,
todos estos datos que yo puntuo del historial son datos que después van a retomar ustedes, cuando trabajen las
identificaciones, la formación de síntoma.
Por otro lado, tenemos al señor K que es un hombre joven, bien parecido según el gusto de Freud, porque Freud lo había
conocido. Y que estableció un vínculo cercano con Dora, le hacía regalos y por momentos, solo Dora sabía cuándo él
regresara de un viaje cuando estaba por irse de viaje y estas cuestiones.
Hasta acá, los personajes principales de lo que será esta historia este, el trabajo de este historial.
Después tenemos lo que así, siguiendo con la lógica de la novela, de la telenovela, yo llamo actores de reparto. La madre
de Dora, una señora, según Freud, nos cuenta de poca cultura y que luego de la enfermedad de su marido, dice Freud y
el consecuente distanciamiento, me pregunto, o les pregunto o les propongo a preguntarnos: ¿Por qué consecuente
distanciamiento? Porque el marido se enfermó, ella se tenía que distanciar. Bueno, hete aquí que una de las
enfermedades que tuvo el marido fue sífilis o fue producto de la sífilis, con lo cual podemos suponer algún engaño del
marido y de ahí entender un poco el consecuente distanciamiento. Bien, una vez que se distanció de su marido se
concentró con mucho interés en lo que tiene que ver con los quehaceres domésticos, dice Freud, llegó a presentar un
cuadro que uno podría llamar psicosis del ama de casa si se ocupaba todo el día de limpiar, y llegaba al extremo de casi
no permitir el uso de los objetos y de los espacios. Esta cuestión no le hacía problema la madre de Dora, al contrario, tenía
todos los argumentos para sostener porque limpiaba tanto de estas cosas. Y es así que insistía en que Dora se sumará a
esas actividades y Dora no quería saber nada.
Otro de los actores importantes es el hermano de Dora. Un año y medio mayor que ella, y que en la infancia había sido
el modelo al que Dora quería parecerse. Por ejemplo, Dora cuenta en una parte del texto que ella solía enfermarse como
su hermano, pero que en ella los síntomas eran siempre mucho más intensos.
Después tenemos otros personajes que también tendrán su participación en relación a los síntomas de Dora, si bien no
son tan protagonistas. Por un lado, una tía paterna a quien Dora quería y tomó como modelo. La señora Freud nos refiere
que padecía una forma grave de psiconeurosis, que tuvo un matrimonio desdichado y que finalmente se enfermó y murió
cuando Dora tenía 16 años.
Después hay una prima de Dora, hija de esta tía, que se enferma, Dora cuenta que esta prima se enferma, empieza a
tener síntomas cuando se entera que su hermana formalizaba su noviazgo.
Después tenemos una gobernanta, es decir, una niñera que tuvo Dora, que le mostraba interés y atención a Dora, pero
que en realidad estaba interesada en el padre. Es decir, la usaba Dora para acercarse y agradar al padre. Es interesante
tener en cuenta que es la señora K la que alerta a Dora de esta situación. Dora cuando se entera de esto, se enoja
muchísimo y hace que la echen a la gobernanta.
Bien, como les decía hace un ratito, tengan en cuenta que todos estos datos van a reaparecer cuando ustedes trabajen
cómo Freud ubica la participación, el rol que tienen las identificaciones en la formación del síntoma.
Por último, ubiquemos al ingeniero, un joven que está interesado en Dora, que se trasladó a Alemania por trabajo y que
está intentando forjarse un futuro para poder pretenderla a Dora, que le escribe postales de los distintos lugares por los
que anda por su trabajo para intentar que Dora no se olvide de él.
Hasta aquí, tenemos a los personajes que van a dar forma o que van a dar vida a este historial, ahora les propongo ir a la
página 18 del historial, donde Freud articula lo que son las enfermedades del padre con la infancia de Dora, y no solo eso,
sino que también los articula con los síntomas de Dora. Dice Freud, la persona dominante era el padre, tanto por su
inteligencia y sus rasgos de carácter, como por las circunstancias de su vida que proporcionaron el armazón en torno del
cual se edificó la historia infantil y patológica de la paciente.
Armazón en torno del cual se edificó la historia infantil y patológica de la paciente. Es decir, podemos leer en Freud, cómo
las vivencias infantiles se constituyen en la neurosis infantil que se juegan los síntomas de la vida adulta. ¿Qué quiero
decir con esto? Bueno, que esas vivencias de la infancia son leídas, interpretadas desde la vida adulta como determinantes
o formando parte de los síntomas actuales, es decir, los de la vida adulta. Y que esto nos permite hacer una distinción que
seguramente ustedes algo charlaron el conjunto anterior, por lo menos yo lo charlé con mis alumnos en las reuniones de
Zoom, que es la posibilidad de diferenciar neurosis y psicosis. Cuando decimos en la psicosis no hay nada parecido a una
psicosis infantil digamos, tal como se juega en la neurosis como una neurosis infantil. Acá claramente podemos leer y
Freud lo remarca, cómo esas vivencias, en relación a las enfermedades del padre, se juegan en los síntomas de la vida
adulta de Dora, se juegan porque Dora arma esas relaciones. Mientras que en la psicosis podemos tener datos de la
infancia del paciente, el paciente puede, el sujeto puede referirse a datos de su infancia o de su vida pero no los articula
de manera metafórica, no los hace jugar en sus síntomas, en su padecimiento actual. Me parece que es interesante poder
ubicarlo allí.
Bien, vamos entonces, a cuáles son estas enfermedades y cómo Freud nos ubica las edades de Dora, la infancia de Dora,
marcada por las enfermedades del padre.
Cuando Dora tenía 6 años, el papá tuvo tuberculosis, lo que provocó que se trasladarán a V que es el lugar éste donde se
entabla el vínculo con los K. Y, donde viven 10 años. Después, cuando Dora tenía 10 años, el padre sufre de un
desprendimiento de retina, lo que le provocó una disminución permanente de la visión. Finalmente, cuando Dora tiene
12 años, el padre tiene un ataque de confusión, seguido de manifestaciones de PGP. -¿Se acuerdan de la PGP? Parálisis
general progresiva, que vieron allá lejos, en el primer conjunto temático-. Parálisis general progresiva que es un, que es
correlato de haber tenido sífilis, y la parálisis general progresiva en algunas de sus manifestaciones más severas, trae
perturbaciones psíquicas, que es lo que le pasó al padre de Dora. Es en ese momento cuando Dora tiene 12 años y el
padre tiene este ataque de confusión, que es llevado a consultar con Freud, por el señor K. O sea el señor K sabía de la
existencia de Freud y lo lleva a consultar, lo acompaña al padre de Dora a consultar con Freud por estas manifestaciones
psíquicas. Es ahí donde Freud conoce al señor K y va a decir que es bien parecido y donde el padre queda conectado de
alguna manera con Freud y por eso después recurre a Freud cuando piensa que su hija necesita alguna consulta
psicoanalítica.
Por otro lado. En este enlace que hace Freud entre enfermedades del padre y vida de Dora, la infancia de Dora, también
nos va a relatar lo que son los síntomas de Dora. Yo se los voy a puntuar solamente porque ustedes van a trabajar con
ellos, cuando trabajen la semana que viene la cuestión de la formación de síntomas.
Cuando Dora tenía 8 años, presenta disnea, falta de aire que se produce después de una excursión a la montaña y que es
diagnosticado con un trastorno nervioso.
Cuando Dora tenía 12 años, es decir, en el mismo tiempo en que el padre tiene los síntomas de confusión, producto de
haber tenido sífilis o de tener sífilis, Dora presenta migrañas y tos nerviosa, que primero aparecen juntos y después
aparecen los ataques separados.
Cuando Dora tenía 16 años, tuvo ataques de tos con afonía y es ahí que hay una primera consulta a Freud que después
no prospera en un tratamiento.
Casi a los 17 Dora, a los fines, todavía tenía 16, muere su tía,- la que les contaba hace un ratito-, y Dora tiene, presenta
unos cuadros febriles que son diagnosticados como apendicitis.
Finalmente tenemos a los 18 años de Dora, que está con desazón, alteración del carácter y arma esta carta de despedida,
como que quisiera quitarse la vida y es allí donde consulta a Freud.
Entonces Dora, consulta a Freud obligada por su padre. Inicia tratamiento a los 18 años, concurre obligada por su padre,
quien encontró una carta de despedida que Dora había escrito y escondido, supuestamente digo yo o escondido de esas
maneras cuando yo lo guardé para que nadie lo vea, para que lo vean todos. Como les contaba hace unos minutos, ya a
los 16 años habían hecho una consulta a Freud, por los síntomas de Dora estos ataques de tos con afonía. Y en ese
momento fue diagnostico la necesidad de una cura psíquica, pero los síntomas desaparecieron de manera espontánea y
nunca empezó el tratamiento indicado.
Los signos principales de su enfermedad en ese momento eran, como les decía recién desazón y alteración del carácter,
enfrentaba de manera hostil a su padre y no se entendía con su madre, Freud la página 22, nos dice: hasta aquí estamos
en presencia de un caso de Petit histeri. -Es decir, una pequeña histeria, nada espectacular-, con los más corrientes
síntomas somáticos y psíquicos dice Freud. Tiene disnea, tos nerviosa, afonía, migraña, además desazón, insociabilidad
histérica y un tedium vitae probablemente no tomado en serio, o sea un desinterés por la vida.
Si bien, este parece un caso simple, Freud propone incursionar en su esclarecimiento, para lograr algunos aportes que
los grandes casos de parálisis y cegueras histéricas y otros síntomas rimbombantes no nos dieron, para avanzar en el
conocimiento de la histeria. Entonces Freud dice metámonos por acá, porque hasta ahora no llegamos muy lejos, entonces
bueno, vamos por acá.
Entonces, para ir terminando, ¿cómo llega Dora a la consulta con Freud? Les conté lo de la carta que cuenta el padre de
Dora, acerca de qué es lo que él piensa que determinó la aparición de todos estos síntomas.
Bien, los remito ahora finalmente a la página 24 como para ir haciendo un cierre de la presentación y de esta primer
clase. En la página 24 tenemos el relato del padre, acerca de cómo venía la relación con la familia K, con el matrimonio K,
Mejor dicho, con la familia, porque también participaban los hijos y cuál fue la escena que determinó el cambio de
conducta de Dora. Dice Freud: el padre me informó que él y su familia habían trabado íntima amistad en V con un
matrimonio que residía allí desde hacía varios años, la señora K lo había cuidado durante su larga enfermedad, ganándose
así un imperecedero derecho a su agradecimiento. El señor K siempre se ha mostrado muy amable a su hija Dora, salía de
paseo con ella cuando estaba en V, le hacía pequeños obsequios, pero nadie había encontrado algo reprochable en ello.
Dora atendía a los hijitos del matrimonio K de la manera más solícita, -les hacía de madre, por así decir-. Después nos
enteramos, para no contarles todo lo que resta de la historia, que hubo un momento donde el padre, la familia K estaba
de vacaciones de veraneo en lago alpino, y Dora y su papá fueron de visita, el padre iba a quedarse pocos días y Dora se
iba a quedar una estadía con los K. Sucede que Dora iba a permanecer varias semanas en casa de los K, mientras que el
padre se había propuesto regresar a los pocos días. También el señor K estuvo allí durante esos días, pero cuando el padre
estaba haciendo los preparativos para regresar, la muchacha declaró de pronto con la mayor decisión que viajaría con él.
Es decir, que se volvería con su padre. Y así lo puso en práctica. Solo algunos días después, explicó su llamativa conducta
contándole a su madre, para que esta a su vez se lo transmitiera al padre, que el señor K durante una caminata, tras un
viaje por el lago, había usado hacerle una propuesta amorosa. Esta es la famosa escena del lago donde, el señor K le dice
a Dora, mi mujer no es nada para mí, intenta darle un beso, le hace una propuesta amorosa, Dora le da un cachetazo y se
va.
Cuando el padre y el tío de Dora pidieron cuenta de su proceder al señor K, este desconoció con gran energía, toda acción
de su parte que pudiera haber dado lugar a esa interpretación. Y empezó a arrojar sospechas sobre la muchacha, quien
según lo sabía por la señora K, solo mostraba interés por asuntos sexuales y aún en la casa junto al lago, había estado
leyendo algunos libros de contenido sexual digamos, la fisiología del amor y cuestiones por el estilo.
¿Qué tenemos acá? El padre de Dora y el hermano le van a pedir explicaciones al señor K. El señor K, dice Dora miente.
Yo no tengo nada que ver, son fantasías de ella y más con los libros que lee. Pero me parece que acá hay un detalle que
no tenemos que dejar pasar, que es que: él sabía de los libros que leía, porque la señora K se lo había contado, es decir,
entre paréntesis, podemos leer allí entre paréntesis, digo porque no está dicho, pero sí se lee, que la señora K la traicionó
a Dora, traicionó su confianza, las cosas que Dora le contaba en confianza, ella se las contaba al marido.
Entonces, ¿Qué dice el padre después de este relato? Yo no dudo de que ese suceso tiene la culpa de la desazón de Dora,
de su irritabilidad y de sus ideas suicidas. Me pide que rompa relaciones con el señor K, y en particular con la señora K, a
quien antes directamente veneraba. Pero yo no puedo hacerlo, dice el padre, pues en primer lugar, considero que el
relato de Dora sobre el inmoral atrevimiento del hombre es una fantasía. O sea, el padre descree de lo que Dora dice. En
algún punto cuando lo que Dora lo acusa al padre desde que la entrega, tipo moneda de cambio, el señor K para que el
señor K no interfiere en su relación con la señora K, ¿se entiende? Dora quiere que rompa el vínculo con la señora K, pero
además, cuando está muy enojada le dice, vos me das a cambio para que no te jorobe, dicho en buen criollo. El padre
desestima toda esta cuestión. No puede, no llega, no quiere enterarse de lo que está en juego allí. Dice, pienso que es
una fantasía, y en segundo lugar, me liga a la señora K, una sincera amistad y no quiero causarle ese pesar. La pobre
señora es desdichada con su marido, de quien por lo demás, no tengo muy buena opinión. Ella ha sufrido mucho de los
nervios y tiene en mí su único apoyo. Dado mi estado de salud, no hace falta asegurarle que esta relación no se esconde
nada ilícito. Somos dos pobres seres que nos consolamos el uno al otro, como podemos en una amistosa simpatía. Bien
sabe usted que no encuentro eso en mi propia mujer. Pero Dora, que tiene mi obstinación, se afirma inconmovible en su
odio a los K. Su último ataque sobrevino tras una conversación en la que volvió a hacerme el mismo pedido. -Y le pide a
Freud-, procure usted ahora ponerla en buen camino.
Acá esto también es interesante, cómo para pensarlo, no nos vamos a detener en eso, pero, como muchas veces, cuando
uno atiende niños, adolescentes, los padres concurren a buscar el analista o en la entrevista con el analista que los
tratamientos “funcionen” para que los hijos vuelvan a hacer lo que los padres necesitan, ubicar ese lugar, a ocupar ese
lugar donde están ubicados y que nada se desestructure de eso que venía funcionando. Es decir, si el chico se porta mal
en el colegio, haga lo que se porte bien, no preguntarse qué tiene que ver o porque qué es lo que está pasando. Pero
bueno, eso es como un detalle que, para irlo pensando.
Pero entonces, para cerrar esta presentación, así llega Dora con estos antecedentes, sin querer hacer el tratamiento,
forzada a hacer el tratamiento. Se nota que muchas veces lo pone a trabajar a Freud en vez de trabajar ella y por
momentos también vamos a ver a lo largo del historial que ella asocia y produce distintos tipos de contenidos, de
asociaciones, en relación al trabajo que Freud le propone.
TEÓRICO: “FREUD I: NEUROSIS-NEUROPSICOSIS”
Bibliografía: Freud “Las neuropsicosis de defensa” Cap. 1 y 2 y “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de
defensa” Cap. 1 y 2 (44:29)
Estudiaremos las neurosis desde la elaboración freudiana y lacaniana y los distintos momentos que hacen a la importancia
del diagnóstico. En Freud delimitaremos cuatro momentos y hoy estudiaremos el primero, anterior a 1900, tan antiguo y
tan actual. Sólo espero entonces que lo puedan escuchar.
Para comenzar, vamos a retomar algunas cuestiones que estudiamos en la primera clase del segundo conjunto temático
(seguramente se acuerdan muchísimo) donde mencionamos la diferencia entre las neurosis y las neuropsicosis de
defensa, que es el tema de hoy. Reitero la diferencia entre las neurosis y las neuropsicosis de defensa. Para hacerlo más
gráfico los invito a hacer un esquema donde ubiquen, por un lado, a las Neurosis, luego llamadas neurosis actuales, que
serán la neurastenia y la neurosis de angustia y por otro, las Neuropsicosis de Defensa, donde ubicaremos a la histeria de
conversión, a la neurosis obsesiva y a las fobias y al lado de fobias ubiquen, por favor, histeria de angustia. Ya verán las
modificaciones en cada uno de los momentos en las diversas clases. Pero para hacerlo más simple, ése sería el esquema
general para diferenciarlas.
Y también tengan en cuenta que las diferencias se establecerán a partir de dos ejes.
En primer lugar, la Presencia del Mecanismo Psíquico de la Defensa en las Neuropsicosis de Defensa y por otro lado, la
Ausencia de Mecanismos Psíquico en las Neurosis Actuales.
Y en segundo lugar, la diferencia por el factor temporal que lleva a establecer un trauma en dos tiempos en las
neuropsicosis de defensa, es decir el factor temporal que implica el pasado y lo actual, y la Prevalencia de lo Actual en las
Neurosis Actuales. Justamente de allí su nombre.
Este sería entonces el esquema general de la clase con la presentación de los temas que verán en detalle en cada una de
sus formas en los distintos espacios.
Primer Eje: Para comenzar con el primer eje voy a retomar lo trabajado en el audio anterior, donde destacaba que lo que
diferencia a las neuropsicosis de defensa de las neurosis actuales es el mecanismo psíquico de la Defensa presente en las
neuropsicosis y en las que se destaca la noción de conflicto entre el yo y una representación inconciliable. Y ante ello se
pone en marcha la defensa que consiste en separar el monto de afecto, la carga o el quantum de esa representación que
por ello es inconciliable, es decir, por esa carga que precisa ser tramitada de algún modo. Freud nos habla de una escisión
de conciencia, de grupos psíquicos separados o la orientación hacia un grupo psíquico segundo. Es decir, los llama de
diversas maneras y nos habla del afecto que sufre diversos destinos en las neuropsicosis según el mecanismo específico
de cada una. Entonces, así como en el segundo conjunto temático trabajamos lo que ocurría en la confusión alucinatoria
o amentia de Meynert y lo que acontecía en la paranoia a partir del abuso de la proyección, puesto allí en juego, tengan
en cuenta que en este conjunto temático vamos a acentuar entonces vamos a estudiar esos otros cuadros que allí, en ese
momento, solo quedaron mencionados.
Entonces, en principio vamos a ubicar dentro de las Neuropsicosis de Defensa a la histeria, a la neurosis obsesiva y a las
fobias. Pero es importante mencionar que al comienzo Freud asocia obsesiones y fobias y, más tarde o tiempo después,
va a especificar lo que ocurre con las fobias en un cuadro que llamará histeria de angustia, que va a ser diferente de la
histeria de conversión y también diversa a la neurosis de angustia. Ya son muchos nombres, se están acordando de toda
mi familia y cortaron el audio. Pero bueno, tengan un poquito de paciencia porque son todas distinciones que a veces
parecen meros nombres, pero van a ver que son fundamentales al momento de hacer un diagnóstico, en una situación
de urgencia o para llevar adelante un tratamiento. Entonces les decía son diversas, pero las llama así porque tienen puntos
de contacto. Y fíjense que, a diferencia del conjunto temático anterior, donde el eje era establecer la diferencia estructural
entre neurosis y psicosis, acá vamos a encontrar diferencias, pero también dialectos, es decir, puntos de encuentro.
Incluso Freud hablará de neurosis mixtas. Y respecto de las neuropsicosis de defensa, ya desde este primer momento y
frente a mecanismos específicos y síntomas muy diversos (ya sean síntomas en el cuerpo o en el pensamiento) ven que
las aúna, que las agrupa por un mecanismo común. Entonces, recordemos brevemente los mecanismos en cada una de
ellas, teniendo en cuenta también que lo trabajaran en detalle en los distintos historiales. (7:49)
Comencemos por lo que ocurre en la Histeria de Conversión. En primer lugar, el mecanismo conversivo y la dirección del
síntoma al cuerpo, ya que dicho mecanismo traspone a lo corporal la suma de excitación propia del afecto. La conversión,
dice Freud, puede ser total o parcial y sobrevendrá en aquella inervación o en la disposición en lo motriz o sensorial que
mantenga un nexo con la vivencia traumática. Es decir, en aquella acción proveniente del conflicto que interviene en una
parte del cuerpo y donde, por la conversión, el yo queda exento de contradicción, pero permanece un parásito. Este es el
síntoma. Lo veíamos en el caso de Elizabet Von R donde su dolor de pierna o el no poder caminar representa para ella no
poder dar un paso en la vida a nivel amoroso, algo fundamental. Pero también piénsenlo en el caso de una señora que
trabaja en una fábrica cosiendo, que consulta porque sufre de tendinitis, un dolor en las manos como si las tuviese atadas,
donde la habían operado hace años y los médicos la enviaron porque entendían que no tenía nada. Aclaro algo muy
importante para nosotros porque no tenía nada médico pero eso no es tener nada, es decir, es tener algo que tiene o
comporta un mecanismo psíquico ya que en sus dichos refiere que se siente muy sola, que está cansada de encontrar,
que vuelve de trabajar y que los ladrones vaciaron su casa, que los hombres son vagos y la viven, que su padre enfermó y
lo cuidó ella sola porque nadie le dio una mano, ya que su familia no puede, refiere que ella es la única que trabaja y
siente que tiene que ayudarlos y que ya no le dan las manos expresando entonces con esa parte del cuerpo, ese dolor por
eso que la tironea y que ya no puede dar más. Tal como lo destaca Freud respecto de la diferencia entre las parálisis
motrices e histéricas, ya que estas últimas recortan el cuerpo según la palabra brazo y no por las delimitaciones que
siguen las vías nerviosas. Es decir, son dos recortes distintos.
Luego tengan en cuenta el enlace falso como mecanismo específico de la Neurosis Obsesiva, allí donde el afecto, separado
de la representación, se enlaza con otra representación nimia, que pasa a tener carácter compulsivo y curso psíquico
forzoso. Es decir, el sujeto se encuentra con ese pensamiento que no puede controlar, no quiere pensar en eso, pero la
idea aparece igual porque es ajena al yo. Y como luego eso da lugar a otros síntomas, tal como se destaca en el caso de
las acciones o ceremoniales que deben cerciorarse, por ejemplo, de dejar cerradas las puertas, la llave de paso, ponerse
alcohol compulsivamente o dormir en determinadas condiciones. O como refiere Freud, en el caso del hombre que limpia
los billetes compulsivamente, como una acción que viene al lugar, que sustituye el oscuro o sucio accionar de tocar o
abusar de niñas.
Entonces, o bien el afecto va al cuerpo o se anuda a otra representación, tal como lo sostiene Lacan en “televisión” al
plantear que el lenguaje es una cizalla, que se guillotina, que opera y corta el cuerpo o embaraza al pensamiento. Ese
mecanismo de sustitución también tendrá lugar en las Fobias y en la Histeria de Angustia, donde el afecto, (acuérdese del
tercer cuadro que destacábamos al comienzo ¿si? fobias y les dije al lado ubiquen histeria de angustia) donde el afecto se
libera primero como angustia inespecífica y luego se localiza en el miedo, en el temor a un objeto fóbico, sean los caballos
-como ocurre en el caso de Juanito- o en el transporte público -como ocurre en estos tiempos-. (13:15)
Eso con respecto al primer eje.
Segundo Eje: Y con respecto al segundo eje, que diferencia neuropsicosis de defensa de neurosis, vale destacar que Freud
primero llama sólo neurosis a lo que luego serán las neurosis actuales. Y esto va a ser fundamental para lo que tenemos
que trabajar hoy respecto de la causa, de la etiología y a partir de qué momento en las neuropsicosis de defensa, algo
referido a la sexualidad cobra eficacia traumática desde ese factor temporal que lleva a considerar: ¿Qué estatuto tiene
respecto del trauma, el pasado y lo actual?: Por eso hablamos de dos tiempos en las neuropsicosis de defensa y también
esta diferencia a nivel del pasado y lo actual para destacar la importancia en el agregado en el nombre neurosis actuales
y no sólo neurosis.
Respecto de este factor temporal vamos a plantear, en las Neuropsicosis de Defensa, la existencia de un trauma en dos
tiempos:
1. Un tiempo uno 🡪donde el suceso no tiene aún significación sexual
2. Un segundo tiempo 🡪luego de la madurez sexual que actúa retroactivamente sobre el primero, dándole una
significación sexual.
Fíjense qué importante esta perspectiva para entender los tiempos que puede llevar, que se pase del recuerdo del
síntoma, que recuerda tal como lo hacen los monumentos que están allí para conmemorar un acontecimiento y la
posibilidad de hablar de ello. Tal como lo plantea Freud, cada tiempo es singular y allí la importancia de tener ciertas
condiciones psíquicas para hablar de ello. Lo digo porque para los que hemos trabajado en instituciones forenses me
parece muy importante establecer y destacar eso que muchas veces lo judicial allí donde delimita un tiempo para todos
no lo entiende. Y respecto de esos dos tiempos, recuerden, por ejemplo, lo que ocurre en el caso Emma, donde la escena
de la entrada de la tienda (segunda escena luego de la madurez sexual), le permite significar, por medio de la risa de los
empleados de la tienda, la primera escena en el tiempo, es decir, el abuso y la risa del pastelero en su infancia-. (16:17)
Entonces, a partir de esto va a ser clave la siguiente hipótesis: Hay enfermedad porque no se logró el olvido de lo
traumático y de allí que lo que enferma es el recuerdo y se recuerda vía el síntoma. Piensen que aún Freud no cuenta con
su teoría sexual infantil de tres ensayos y por eso supone que la sexualidad comienza en la pubertad y recién ahí se
constituye el trauma sexual, por el recuerdo de ese episodio en la pubertad. Y eso es lo inconciliable, porque en la
pubertad se capta la significación sexual de lo que ha ocurrido previamente. Sólo a partir de este segundo tiempo entonces
el primero cobra eficacia traumática y es así como se destaca esos dos momentos y ese encuentro prematuro con la
sexualidad en la infancia.
Y ello se diferencia de las Neurosis Actuales porque en las neurosis actuales NO se remite a algo del pasado, sino a algo
sexual actual, que carece del mecanismo psíquico de la defensa que ubicábamos en las neuropsicosis. Entonces, va a decir
Freud en el texto “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa” en la página 168, que: “las neurosis
actuales son efectos inmediatos de la noxas sexuales mismas y las neuropsicosis de defensa son consecuencia mediatas
de influjos sexuales nocivos que sobrevinieron antes del ingreso en la madurez sexual”. Tengan en cuenta entonces este
factor temporal y el efecto mediato por la relación con el pasado de las neuropsicosis de defensa y el inmediato de las
neurosis actuales, a nivel de la neurastenia y la neurosis de angustia, que son los cuadros que vamos a desarrollar ahora.
Entonces: ¿Qué entiende por notas sexuales? Se trata de aquello que puede causar una enfermedad y él va a comenzar a
escuchar. Piensen también lo revolucionario de esto en el siglo XIX, ahí donde se empieza a pensar en algo que la medicina
no podía dar respuestas y él va a comenzar a escuchar en mujeres y en hombres que le plantean dificultades en la vida
sexual, al nivel de las prácticas tales como la abstinencia o el uso del preservativo (piensen que en la época de Freud era
como usar un guante que se usaba en la cocina para sacar las cosas del horno más o menos) o en la eyaculación precoz,
o el onanismo excesivo, o la impotencia, el coito interrumpido, o el coito reservatus (donde se reserva la eyaculación y se
la evita), y fíjense lo enloquecedor que puede ser también eso. Fíjense que Lacan también sostiene en el Seminario 3 que
nada se parece más a un neurótico que un prepsicótico. Justamente por esos puntos de ruptura que bordean un límite
muy, muy complejo. Pero lo interesante es que también es posible notar esos síntomas en quienes sufren de un trabajo
excesivo, lo que hoy conocemos como síndrome de burn out, o aquellos que han cuidado a pacientes enfermos, o han
cursado una enfermedad sometiéndose a mucha tensión allí. Y esos aspectos son fundamentales allí donde, en una lectura
reduccionista, se piensa a Freud desde una perspectiva meramente descriptiva, sin poder pensar el problema estructural
de la sexualidad en las diversas formas de padecimiento recién mencionadas. Ahora vamos a tratar de desarrollarlo un
poco más.
Y nuevamente, entonces, destaco la importancia de no reducirlo a un plano descriptivo y hacer el esfuerzo para entender
su pensamiento y su investigación clínica, tal como destacaba en el primer audio respecto de Saussure. Es decir, poder
leer a los autores sin esa reducción, sino más bien en todo lo que nos generan autores donde algunos argumentos
provocan o generan de entrada un desacuerdo o una controversia. Pero tal vez la posibilidad de apertura está en atravesar
esa dificultad e ingresar en ese interjuego fructífero que puede ayudarnos a entenderlos y a entender su importancia a la
hora de ayudarnos a pensar el padecimiento psíquico o aquel que no se entiende por las vías médicas. De allí entonces
mi invitación a que lo estudien, lo lean en toda esa complejidad, porque entiendo que allí radica su valor. (22:19)
Y entonces, en esa complejidad, él comienza a pensar la relación entre lo somático y lo psíquico como un sistema de carga
y descarga, entendiendo que todo aumento de excitación requiere de una descarga vía lo que llama una acción específica.
Y si esa descarga resulta insuficiente, generará los síntomas de la Neurastenia o si directamente NO haya descarga eso se
descarga como angustia en la neurosis de angustia.
El gran problema que comienza a ver Freud es que a nivel de lo humano nada funciona como una maquinaria de carga y
descarga vía acciones específicas o adecuadas. Porque, a diferencia de lo que ocurre en los animales a nivel del instinto,
donde hay acciones específicas establecidas, a nivel humano eso falla. Y allí el antecedente que lleva a Lacan a sostener
que NO hay relación sexual, que NO hay complementariedad por, justamente, la acción del lenguaje (tal como lo
estudiamos en el primer conjunto temático). De ahí entonces la ausencia de lo específico, de lo complementario o de lo
adecuado a nivel humano y que se halle más bien algo que se regula de no regularse, tal como lo plantea Lacan al definir
el goce como el tonel de las Danaides. Las Danaides eran las cincuenta hijas del rey Danaos, quien estaba peleado con su
hermano y el hermano tenía 50 hijos. Y entonces este rey le pidió a sus hijas que los conquisten y en venganza, que la
noche de bodas los maten. Muy tranqui todo. Bueno, todas menos una le obedecieron y entonces las 49 fueron castigadas
y condenadas a llenar un tonel, un barril sin fondo que se llena justamente de no llenarse. Es complejo, entonces, entender
a Freud porque se plantea esta idea a nivel de la sexualidad, porque la sexualidad es un agujero en lo real, porque no hay
instinto. Tal como lo plantea Lacan porque el lenguaje agujerea, perturba la sexualidad en el ser hablante ya que el
funcionamiento instintivo está agujereado por él.
Y también, con respecto a las neurosis actuales, Freud hace algo que es fundamental y que destaca su valor como
pensador y para la enseñanza de la psicopatología, fundamental ya desde el título que dice así: “Sobre la justificación de
separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis de angustia”. Y de allí me gustaría destacar
algunos puntos clave para lo que hace a nuestra materia: ¿Porque qué es lo que él hace? Él toma a la neurastenia, una
entidad trabajada por el neurólogo Gearge Beard, el mayor especialista en neurastenia, y separa a la neurosis de angustia
de allí justamente por su etiología como por el mecanismo de producción. Es decir, por aquello que producirá distintos
síntomas unidos o agrupados por la angustia. Y lo hace para marcar su independencia clínica respecto de la neurastenia.
Y allí plantea en la página 92 de ese texto: “llamo neurosis de angustia a un complejo de síntomas porque todos sus
componentes se pueden agrupar alrededor del síntoma principal de la angustia”. Y a partir de ello va a delimitar a los
síntomas de la neurastenia caracterizados, entre otros, por lo que da cuenta de su nombre. Es decir, la fatiga, la astenia,
el desgano, la falta de energía, lo que el DSM llama síndrome de fatiga crónico. Y desde esas descripciones halla una
conexión con una actividad onanista acentuada que genera descargas insuficientes (acuérdense cómo definía a la
neurastenia como una descarga insuficiente), que genera descargas insuficientes dando lugar a esos síntomas
neurasténicos de fatiga, de cansancio.
Fíjense que la época, también en esto muy freudiana, trae un término que se usa mucho y que se repite entre quienes tal
vez no quieren hacer nada y permanecen encerrados en la habitación y, allí donde se les plantean actividades, responden
que no lo harán porque todo les da paja, todo les da fiaca, todo lo fatiga y están agotados o sólo ocupados en rendirle
culto a la actividad que luego da lugar a los síntomas neurasténicos. Pero nuevamente, piensen en otras actividades
reiteradas que pueden dar lugar a la misma cuestión estructural, tal como las ocho o diez horas de play por día, los 400
mensajes por WhatsApp, la maratón de series, en un onanismo cibernético que genera esos mismos síntomas que ubican
un problema estructural a nivel del funcionamiento humano, más allá de la mera descripción. Y con otros síntomas
también que se ubican en el texto, tales como la constipación o la sensación de presión en la cabeza, es decir, que dan
cuenta de un estado de combustión por una acumulación de excitación y una descarga insuficiente. Fíjense esa
combustión que funciona todo el tiempo, pero de manera o sea, con descargas insuficientes. Y eso no se regula nunca, se
regula de no regularse.
Y en el caso de la Neurosis de Angustia, él va a decir que se trata de un cuadro centrado en diez grupos sintomáticos que
describen lo que se conoce hoy como ataques de pánico y que en Teóricos, entonces, vamos a destacar principalmente
su diferencia con los síntomas de las Neuropsicosis de Defensa y también, fundamental, con cuadros orgánicos. En primer
lugar, acentúa para esta forma de Neurosis, para estos síntomas, el estado nervioso, el estado de alerta que indica una
acumulación de excitación o una incapacidad para tolerarla. Se trata de una acumulación de estímulos que genera ese
estado de alerta con insomnio o hiperestesia auditiva, con sensibilidad a los ruidos, o que padecen sensaciones de terror
y aparecen tan sobreexcitados, tan sobrecargados, que no pueden dormir, o que ante el menor ruido se despiertan, o que
viven en estado de alerta, de expectativa angustiada, nunca más actual que en esta época, donde, por ejemplo, a cada
ataque de tos, dice Freud, se piensa en neumonía y muerte. Es decir, piensan que algo malo va a pasar con otros o con la
propia salud, como en el caso de los hipocondríacos. Así hace referencia a los ataques de angustia (hoy llamados ataques
de pánico) un sentimiento de angustia sin representación o con una representación asociada a la muerte, a la aniquilación
de la vida con presencia de sudores, taquicardia, falta de aire. Y nuevamente la importancia del diagnóstico porque no
siempre es fácil distinguir eso de una afección cardíaca orgánica. No es casual que van a la guardia y les dicen que no es
nada. Ahora bien, nuevamente, no es nada cardíaco o médico que no es lo mismo. Destaco, entonces, la importancia de
la interconsulta y el trabajo a nivel de la interdisciplina.
También ubica como otro de los síntomas al vértigo, que es un vértigo diverso al del síndrome de Meniere, un trastorno
del oído que provoca vértigo, y que también eso se puede hallar en la neurosis obsesiva. Pero la diferencia es que ese
vértigo no es giratorio ni sigue direcciones determinadas, sino que es común desfallecer, dice Freud, como si se doblaran
las rodillas continuando esta idea que señala la gravedad del tema respecto del temor de muerte y el compromiso vital,
puesto allí en juego. Es decir, todas acciones de delimitación que no solo sirven a nivel diagnóstico sino también pronóstico
para el tratamiento.
Y otro de los síntomas también son los síntomas digestivos con posibles diarreas o vómitos, dice Freud, y que ha dado
ocasión a los más extravagantes errores de diagnóstico (lo dice en la página 98) porque se confunde con otros cuadros.
Piensen bueno, ha pasado gente que se ha descompuesto durante un parcial o durante un final, que hubo que llamar al
SAME, a la guardia médica, para justamente delimitar si se trataba de una cuestión médica o de un ataque de pánico. Y
bueno, entonces hay que tener en cuenta estos síntomas que acontecen y no sólo a nivel de la relación con las ideas de
muerte, sino también con estos síntomas digestivos de descompostura, con posibles diarreas o vómitos, que también
ocurre en situaciones que se presentan, o sea, ante un final, ante un parcial. Piensen lo que implica preparar un parcial o
un final y como la actividad alimentaria, digestiva y el sueño se altera, o sea no importa nada, ni andar cual linyera. Podría
nombrar el CPC (¿?) (Yo creo que quiere decir: Cagazo Pre Parcial, ¡ja!) o la cobardía pre parcial para ser más académica
donde, a veces en los finales, se nombra a alguien y dicen “está en el baño”, lo llamo por segunda vez “esta en el baño”,
tercera y sigue en el baño. Y vean también que interesantes son los significantes que aparecen, porque si va mal en el
examen se usan términos sexuales de sodomía o de que se rompen ciertas partes del cuerpo y si va bien, hay una sensación
de liberación o descarga así que creo que definitivamente saben de qué está hablando Freud.
Otro de los síntomas que Freud destaca son las fobias y la importancia del diagnóstico una vez más. Van a ver la diferencia
con las fobias de la histeria de angustia que trabajarán más adelante a partir del mecanismo y de las distintas fases que
atraviesa, desde la angustia hasta la constitución de un objeto fóbico, es decir, el objeto al que se teme, como así también
a la organización del espacio y los diversos parapetos protectores que se erigen o levantan, o los distintos espacios que
se evitan para no confrontarse con ese objeto. No sólo el caballo, sino los lugares por donde frecuentan haciendo una
delimitación del espacio en función de eso.
La Diferencia de la Histeria de Angustia, que ubicábamos del lado de las Neuropsicosis de Defensa, las fobias (de la neurosis
de angustia, de la neurosis actual), esas fobias tienen que ver con dos grupos de fobias típicas: Uno referido a amenazas
fisiológicas comunes, es decir, aversiones, tales como por ejemplo el temor a algunos animales o insectos, a las tormentas,
a la oscuridad y que permanecen vigentes en personas con expectativa angustiada. Pero también, más adelante, destacará
los casos que llevan a tener temor a todo y que viven mortificados y dudando de todo lo que tocan o hacen, algo que
también vamos a encontrar en ciertos cuadros de neurosis obsesiva, donde a raíz de esa manía de duda, de dudar de
todo, pueden quedar paralizados, dice Freud en “Inhibición, síntoma y angustia”, sin vivir nada como frisados, sin vivir
nada o peor viviendo como si estuvieran muertos. Y allí también la importancia del diagnóstico con la melancolía, tal como
lo estudiamos en el segundo conjunto temático.
Dijimos Dos Grupos de Fobias el otro grupo de fobias (acuérdense que el primero eran las amenazas fisiológicas comunes),
el otro grupo de fobias, es decir el segundo grupo de fobias, contiene la agorafobia y su referencia a la locomoción, es
decir, estar solo en lugares abiertos o en calles estrechas. Y esto se vincula con la Neurosis Obsesiva allí donde una
representación se vuelve compulsiva por el enlace con un afecto disponible. En ambas hay una traslación del afecto, pero
en las fobias de las neurosis de angustia el afecto es monótono, es siempre la angustia y NO proviene de una
representación reprimida, es decir, NO opera el mecanismo psíquico de la defensa, esa sustitución que opera en la
neurosis obsesiva, donde también se utilizarán medidas protectoras, al igual que en las fobias. Por eso, en un primer
momento Freud las agrupa, como les decía al comienzo. Y lo interesante también es que aquí, en las Neurosis de Angustia,
dice Freud en la página 97: “el análisis psicológico se revela no susceptible de ulterior reducción, así como no es atacable
mediante psicoterapia”. Entonces, por un lado ubicamos lo que es interpretable y por otro, aquello que no responde a la
misma lógica. Pero vamos a trabajar más adelante, a nivel de la parte simbólica y lo real del síntoma, tal como Freud
también lo distinguirá entre el grano de arena y la perla, que también le trabajarán más adelante, y es lo que voy a retomar
en la conferencia sobre síntomas actuales. (40:04)
Reitero entonces (tratando de ser más breve este año) lo que ha sido una introducción al tercer conjunto temático y el
centro de esta clase, que tuvo que ver con introducir las Diferencias entre Neuropsicosis de Defensa y Neurosis Actuales,
que las diferenciamos a partir de Dos Ejes. Uno, que tuvo que ver con el mecanismo psíquico de la defensa que operan
las primeras, y también las diferenciamos a partir de ese Segundo Eje destacado en el factor temporal que se pone en
juego en cada una de ellas. Por otro lado, también tengan en cuenta a nivel de las Neurosis Actuales, porque vimos cada
uno de los mecanismos de las neuropsicosis de defensa, pero también tengan muy en cuenta muy presentes los síntomas
de la neurastenia y los de la neurosis de angustia y como Freud trabaja las diferencias de esos síntomas con los otros
cuadros.
Bueno, para concluir, quisiera señalar que ya, desde estos primeros textos, Freud ubica dos significantes que destacamos
al comienzo del año y que van a ser fundamentales en este conjunto temático, significantes fundamentales que son la
muerte y la sexualidad. Lacan sostiene que, al igual que la biología, como también la filosofía, no podemos saber sobre el
origen y el fin, o sea que lo simbólico carece de material para decir sobre ello. Y no obstante, me parece importante, muy
importante, destacar que, no obstante, nos ocupamos de ello. Es decir, de los problemas que se plantean en torno a estos
dos temas, tal como lo situamos en audios anteriores respecto a Antígona y la muerte de su hermano, o la dificultad en
los duelos actuales, algo que se hizo oír.
Y lo que quiero acentuar, tal como lo conversamos en el Ateneo de la Semana Clínica, es la importancia de poder
diferenciar estos síntomas de las enfermedades orgánicas, neurológicas, cardíacas, intestinales y allí también la
importancia de trabajar y conocer otras disciplinas. Pero fundamentalmente quisiera acentuar algo acerca de la diferencia
entre lo somático y lo psíquico, algo que muchas veces se plantea luego de una situación extrema, porque bueno si hay
vida “bien, bueno, se tuvo suerte, por suerte no pasó nada” o si no hay nada médico, entonces “no tiene nada”. Sin dudas,
tal como sostiene Freud, ante una situación vital, se prioriza la continuidad de la vida y eso lleva a minimizar todos los
efectos que comenzamos a ubicar en estos cuadros y que hacen a nuestra profesión, tal como lo señalaba en el caso de
esta mujer costurera, y los efectos o daños psíquicos, y la necesidad de muchos y mucha gente de ser oída. No es algo
médico, pero tampoco es nada.
SEMINARIO: NEUROSIS ACTUALES.
Se consideró el texto de Freud, S., "Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad
de neurosis de angustia".
En esta clase trabajaremos los inicios de la elaboración freudiana con el texto de la bibliografía obligatoria de Freud
titulado “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis, de angustia”
(1894)
Quiero indicar, para evitar confusiones sobre el uso del término neurosis como Freud lo va a emplear aquí, que
corresponde al uso que le daban la psiquiatría y la Neurología de ese entonces: nombraban de ese modo aquellas
entidades cuyos síntomas se presentaban en el cuerpo en tanto efecto de alteraciones del sistema nervioso. Es decir, que
el término neurosis aquí no tiene el sentido tal como lo usamos hoy en psicoanálisis y cómo lo vamos a trabajar más
adelante en el resto del conjunto temático.
Los trabajos, en los que Freud construye su primera nosología, abarcan el período entre los años 1894 y 1899. Como la
psiquiatría previa a Freud ubicaba dentro de las llamadas neurosis tanto a la neurastenia como a la histeria, el propósito
de Freud es sacar el cuadro de la histeria de este grupo y pasarlo al grupo de las neuropsicosis de defensa, y desprender
de la neurastenia otra entidad que llama: Neurosis de angustia, que es de lo que trata este texto.
Freud, quien no se conformaba con la mera descripción de síntomas, tiene por objetivo establecer la etiología, las causas
y los mecanismos para así delimitar las posibilidades terapéuticas. Es bajo estas coordenadas que la finalidad de su
primera nosología será oponer dos grupos: por un lado, el de las neurosis y por el otro el de las neuropsicosis de defensa,
diferenciándolos por la etiología y por si presentan o no mecanismo psíquico. Entonces, el grupo de las neurosis lo van a
componer: La neurastenia y las neurosis de angustia y el Grupo de las neuropsicosis de defensa incluye la histeria, las
fobias y representaciones obsesivas, la paranoia y la psicosis alucinatoria.
Para ambos grupos, tanto para las neurosis como las neuropsicosis, la etiología será del orden sexual, pero con una
diferencia: en las neurosis (actuales) corresponden a mecanismos somáticos fisiológicos. Unos años más tarde, en 1898,
Freud va a pasar a llamarlas neurosis actuales porque la sintomatología se va a desprender de las maneras inadecuadas
en las que la persona practica en ese momento o viene practicando el acto sexual. Entonces, se trata en las neurosis
actuales de una etiología sexual somática. Mientras que las neuropsicosis de defensa, si bien también atañen a una
etiología sexual, esta tendrá que ver con mecanismos psíquicos: con el mecanismo de la defensa producido como
consecuencia de una representación sexual inconciliable reprimida.
Freud también va a cambiar la manera de nombrar a las neuropsicosis de defensa para llamarlas con el término
psiconeurosis de defensa porque quiere alejarlas de esa raíz de la organicidad y acentuar el carácter de adquirido por
mecanismo psíquico.
La pregunta de "¿cómo o qué es lo que genera angustia?" interroga a Freud en estos años Y va a plantear dos maneras de
concebir la angustia:
A) Por un lado, una que surge del efecto tóxico de los procesos generados en los órganos corporales que actúan sobre el
sistema nervioso central; es decir, un mecanismo fisiológico.
B) Otra manera es el efecto traumático producido por mecanismos psíquicos.
Estas dos formas, la que tiene que ver con lo fisiológico y lo que tiene que ver con lo traumático, las va a reunir años más
tarde, ya que, como él dice, la función sexual no es sólo corporal o sólo pertenece al alma, sino que recorre ambas.
Quiero destacar otro punto, que es que la angustia no formaba parte de las teorías psicopatológicas de ese momento. Y
como tampoco existía en la Nosología psiquiátrica el cuadro de la neurosis de angustia. El cuadro de la neurosis de angustia
es un invento freudiano, una propuesta de Freud. En consecuencia, cuando introduce este cuadro de la neurosis de
angustia, introduce también la angustia en la clínica, digamos en la teoría y en las presentaciones, y el interrogante y el
esfuerzo de Freud respecto del efecto de angustia va a recorrer toda su obra y la va a retomar a lo largo de los años.
Freud en este texto va a desplegar por qué extrae del cuadro de la Neurastenia (que ya había sido planteado por un
neurólogo norteamericano en 1880) un complejo de síntomas. Podemos decir que es porque para Freud la neurastenia
reunía estados nerviosos de manera muy general, caracterizados tanto por debilitamiento del sistema nervioso, por la
irritabilidad, astenia, estado crónico de fatiga, agotamiento físico o intelectual, distintas dolencias somáticas que, en
definitiva, presentaban un empobrecimiento de la excitación, pero también estaban aquellos fenómenos caracterizados
por un aumento de excitación y por la angustia. Por eso se propone descomponer la neurastenia en lo que él va a llamar:
neurastenia propiamente dicha, y la neurosis de angustia. Cada una de ellas va a depender de las maneras en las que se
practique la vida sexual. Con estas diferencias que en la neurastenia se producirá empobrecimiento de la excitación y en
la neurosis de angustia, acumulación de excitación. (9:15)
Sintomatología clínica de la neurosis de angustia:
Vamos entonces a la página 92, en el punto 1, donde Freud va a ubicar la sintomatología clínica de la neurosis de angustia
y va a definir a las neurosis diciendo: “Llamo neurosis de angustia a este complejo de síntomas porque todos sus
componentes se pueden agrupar alrededor del síntoma principal de la angustia. Cada uno de ellos posee una determinada
relación con la angustia y de ahí es que lleva su nombre”.
Este cuadro de la neurosis de angustia se puede presentar tanto como estado permanente, en continuo acecho o como
ataque.
Las descripciones clínicas que vamos a encontrar en este texto o que vamos a pasar a enunciar, en particular, las que
tienen que ver con el ataque de angustia, van a ser las que más tarde van a ser retomadas años más tarde por la psiquiatría
norteamericana que va a denominar este inventario de síntomas y lo va a llamar bajo el nombre de ataque o trastorno de
pánico.
Vamos a distinguir, entonces con Freud los 10 Grupos sintomáticos, en los que se va a plasmar la neurosis de angustia: Les recomiendo lean con atención la riqueza y la especificidad con la que Freud los expone y los ejemplos de los que se
sirve.
1) La irritabilidad general: ésta se produce por acumulación de excitación, por exceso o por la incapacidad para tolerarla.
Este síntoma es frecuente en diferentes patologías, pero es constante en las neurosis de angustia y por eso posee
significación teórica. Hay diversas formas en las que se presenta esta irritabilidad general, pero Freud en particular,
va a tomar la hiperestesia auditiva, que es la hipersensibilidad a los ruidos que va a causar la primera forma de
insomnio porque estas impresiones auditivas producen sobresalto (puede ser una gota de agua el sonido de un reloj,
el motor de la heladera, etcétera).
2) La expectativa angustiada: que es una angustia crónica, una concepción pesimista de las cosas. Va a remarcar que es
el síntoma nuclear de las neurosis. Lo que va a estar aquí presente es un quantum de energía libremente flotante que
siempre encontrará algún contenido que le convenga. Esta expectativa angustiada puede tomar un sesgo
hipocondríaco referido a la propia salud, puede ser la inclinación a la angustia de la conciencia moral y la
escrupulosidad o la meticulosidad que en todos los casos es un estado que rebasa lo razonable. Nos da diferentes
ejemplos, en la pág. 93: una mujer que cada vez que su marido tose piensa que se trata de una neumonía y ve
mentalmente un cortejo fúnebre. Si llega a su casa y ve personas reunidas en su puerta, piensa que alguno de sus
hijos se tiró por la ventana. Quienes lo padecen ven el peligro, la tragedia, el drama en todas partes.
3) El ataque de angustia: la angustia en vez de estar latente para la conciencia en continuo acecho, se produce una
irrupción, algo que aparece de golpe masivamente. Va a proponer diversas maneras en las que se puede presentar este
ataque de angustia:
a) puede ser sólo el sentimiento de angustia sin ninguna representación asociada,
b) puede mezclarse con alguna interpretación, como por ejemplo, caerse muerto o volverse loco;
c) otra forma es combinado con alguna parestesia cualquiera, sensaciones previas a ese ataque;
d) o puede conectarse la sensación de angustia con alguna perturbación de varias funciones corporales, por ejemplo, el
paciente se queja de espasmos cardíacos, oleadas de sudor, hambre insaciable. En esos casos (d) lo que observa Freud es
que el sentimiento de angustia queda relegado, casi irreconocible. Y lo que queda resaltado en primer lugar es el malestar.
4) El ataque de angustia rudimentario: Son estados de angustia larvada, angustia oculta, y que es equivalente al ataque
de angustia. Va a remarcar la importancia diagnóstica ya que hay una gran diversidad de los elementos que se asocia al
ataque. Pueden presentarse mezclados o individualmente constituir el ataque por sí solos y la angustia larvada queda
encubierta por lo que va a ser un trastorno corporal. Pueden ser perturbaciones de la actividad cardíaca como
palpitaciones, arritmias, taquicardias, que va a haber que diferenciar obviamente de afección cardíaca orgánica. Por otro
lado, están las perturbaciones en la respiración, disneas, ataques similares al asma, ahogos generalmente acompañados
de angustia reconocible. Están las oleadas de sudor, temblores, hambre insaciable, diarreas, vértigo locomotora,
congestiones vasomotoras, parestesias. Lo que hay que puntuar es que todas estas perturbaciones se presentan en forma
de ataque.
5) El terror nocturno de los adultos: que es una variedad del ataque de angustia. Es acompañado por angustia y
generalmente también por algunos de los síntomas mencionados anteriormente, sudor, disnea y que van a constituir la
segunda forma de insomnio.
6) Los vértigos: que van desde formas leves que pueden presentarse como mareos o como forma de ataque. -Freud va a
ser muy preciso en diferenciar los tipos de vértigo- Aquí no se trata de vértigo giratorio sino que se trata de un vértigo de
locomoción o de coordinación: esto lo que significa es que el piso oscila, las piernas se aflojan, se doblan las rodillas, es
imposible mantenerse en pie hasta un desmayo profundo. También se acompañan con las perturbaciones cardíacas y
respiratorias.
7) Las fobias: que como síntoma de las neurosis de angustia vamos a tener que diferenciar de las fobias como una
neuropsicosis de defensa. Entonces aquí va a decir que son fobias típicas que se presentan para evitar el ataque de
angustia, sobre la base de la expectativa angustiada ese quantum flotante de angustia, esa angustia disponible se va a
aplicar ante las aversiones comunes que tienen la mayoría de los seres humanos, por ejemplo, ante las tormentas, las
serpientes, arañas ante la oscuridad. O también puede presentarse en la base del ataque de angustia con vértigo y va a
tomar el vértigo referido a la locomoción como la agorafobia, que es la fobia a los espacios abiertos u otras de sus
variedades.
Como les decía, se ocupa de diferenciarlas de las fobias de las neuropsicosis de defensa, ya que en la neurosis de angustia
el afecto es siempre la angustia y no proviene de una representación reprimida. Lo dice de la siguiente forma: “El análisis
psicológico se revela no susceptible de ulterior reducción, así como no es atacable por psicoterapia, no vale aquí el
mecanismo de la sustitución”. Ustedes a lo largo del conjunto temático van a trabajar extensamente las fobias de las
neuropsicosis de defensa o de las neurosis de transferencia, y allí van a ubicar que es por efecto de una representación
reprimida.
8) Las perturbaciones de la actividad digestiva: ganas de vomitar y náuseas, hambre insaciable, diarreas. También la
urgencia de orinar.
9) Las parestesias: que pueden acompañar al ataque de vértigo o de angustia, como también se pueden presentar estas
sensibilidades o dolores corporales que por lo general son atípicas y cambiantes.
10) La cronicidad: la cronicidad de los síntomas que subrogan a los ataques de angustia y que justamente la cronicidad
vuelve más difícil asociarlos a la angustia, menos reconocible. La angustia va a pasar más inadvertida. Y que es válido para
las diarreas, para el vértigo, las parestesias, la irritabilidad general y la expectativa angustiada.
Pasamos entonces al punto dos llamado Producción y etiología de las neurosis de angustia.
Freud va a hacer hincapié en aquellas neurosis de angustia que considera adquiridas, para dejar de lado la explicación por
la herencia, justamente para estimar los factores de eficiencia etiológica en una serie de nocividades de la vida sexual que
produce un efecto uniforme en el sistema nervioso. Estas noxas de la práctica sexual se van a unir a otros factores banales
que van a reforzarla y producir la manifestación.
Pasa a exponer, entonces, las condiciones etiológicas y va a diferenciar aquellas prácticas que van a producir neurosis de
angustia en las mujeres y aquellas que las van a producir en los varones. (los remito al análisis que propone entre las
páginas 100 a 102). Por ejemplo, para el sexo femenino, la angustia virginal, que es cuando se produce el encuentro con
lo sexual de manera brusca, ya sea por la visión del acto sexual o por lecturas o comunicación. Es una respuesta inmediata
de angustia -esto al final vamos a ver que lo va a enlazar con la histeria-. En el caso de los varones, por ejemplo, va a
mencionar la angustia por excitación frustránea, aquellos que se conforman con mirar o tocar a la mujer. Entonces, se
producen las excitaciones, la acumulación, pero sin la satisfacción plena o descarga de esas excitaciones.
Pero él va a marcar, por ejemplo, algo particular que la práctica del coito interrumpido por regla general es dañino para
un sexo y para otro. Y solo importa cuál de los dos partícipes es despojado de su satisfacción por esa técnica sexual.
Cuando se practica el coito interrumpido o reservado (es el uso del preservativo) para evitar la concepción, produce
neurosis de angustia en la mujer cuando es ella la que no llega a la satisfacción, cuando la satisfacción queda a medio
camino. Y el hombre contraerá neurosis de angustia si es él el que retiene su satisfacción, pospone la eyaculación en
miramiento hacia la satisfacción de la mujer. Entonces, la nocividad recae sobre él.
Toma también, por ejemplo, los casos de abstinencia voluntaria o forzada en varones o mujeres, que van a motivar esa
acumulación de la tensión sexual. De la misma manera, la que es causada por la disminución natural debido al
envejecimiento de la actividad de las glándulas sexuales como el climaterio en las mujeres o las senescencias en los
varones. Va a agregar otros dos casos en los que, por ejemplo, los que son neurasténicos por masturbación, cuando
cambian la satisfacción, van a sucumbir a la neurosis de angustia porque son incapaces de tolerar la abstinencia.
Rápidamente tienen que producir la descarga. Y otro agregado, que parece no ligado a primera vista a lo sexual, es lo que
produce una enfermedad grave o un trabajo excesivo: el empeño agotador, vigilias nocturnas por cuidados de enfermos,
etcétera.
Hay un punto fundamental en la pág. 103 que quiero resaltar porque Freud se ocupa de aclarar que el factor etiológico
es más frecuente que su efecto y que necesita de otras condiciones: predisposición, sumación etiológica específica,
refuerzos banales. Esto quiere decir que la cantidad de personas que practican el coito interrumpido es
incomparablemente mayor que aquellos que tendrán neurosis de angustia. Por eso, la tesis freudiana es que estos
factores, nocivos por sí solos no alcanzan, sino que son predisponentes. No obstante, va a aclarar que todos los que
padecen neurosis de angustia, en ellos se encuentra el influjo perjudicial de la práctica sexual.
Luego de exponer todo esto, Freud ofrece algunos casos, en la pág. 104, centrándose en primer lugar en los que practican
el coito interrumpido, para indicar la significatividad inequívoca del factor sexual, lo que presenta son situaciones en los
que va a oscilar la intensidad de los fenómenos (estos que enunciamos en primer lugar) y que se debe a que por alguna
razón se cancela el comercio conyugal, por ejemplo por el viaje de uno, o cuando desaparecen los temores a la concepción
y se interrumpen entonces las prácticas nocivas y la angustia se afloja.
En la pág. 106 luego de algunas puntualizaciones hechas con estos materiales presentados, Freud retoma lo que había
dicho sobre las necesidades específicas del coito interrumpido, que por sí solo no llega a causar la neurosis de angustia,
sino que predispone a ella y que estalla cuando se le suma un efecto banal. Va a traer algunos ejemplos, como el de un
hombre que presenta un ataque cardíaco por la muerte de su padre, y desde ese momento lo aqueja la neurosis de
angustia. El caso no se comprende porque ese hombre no era neurótico hasta ese momento. La muerte del padre,
venerado no sobrevino sobre circunstancias particulares, sino que fue un fallecimiento normal, esperado porque el padre
era anciano. Va a decir: “Quizás el análisis etiológico cobre más transparencia si agrego que ese hombre práctico desde
hace 11 años, el coito interrumpido con miramiento por la satisfacción de su mujer”. Entonces, ahí lo que está ubicando
es ese factor agregado a la predisposición de esa práctica nociva. De cualquier modo, el rumbo hacia el cual se orienta la
aguja de la neurosis de angustia está determinado por este factor etiológico específico que proviene de la vida sexual.
El tercer punto: es esbozos para una teoría de la neurosis de angustia.
Voy a presentar primero, como Freud propone su abordaje del proceso sexual, aquel en el cual se produce de manera
continua la excitación sexual somática que deviene estímulo para la vida psíquica, para luego pasar a explicar las
desviaciones que ocurren en cada una de las neurosis actuales.
Entonces, vamos a este abordaje digamos del proceso sexual (normal):
La excitación sexual somática se origina en los órganos sexuales y desde allí se estimula el sistema nervioso central hasta
llegar a los centros superiores de la corteza cerebral. En ese recorrido, hay que vencer resistencias que van a retener la
excitación y por eso es necesaria cierta acumulación de excitación para poder atravesar cierto umbral. Cuando la
excitación somática llega a la corteza y atraviesa ese umbral, se convierte en estímulo psíquico y así se provee de energía
a un grupo de representaciones, nos dice Freud, e ideas sexuales que van a generar la tensión libidinal, el estímulo
psíquico. Esa tensión va a requerir del esfuerzo para cancelarla, que vía el orgasmo, va a traer el alivio psíquico y aligera
a su vez la excitación sexual somática producida. Esto se consigue por la acción específica adecuada, es decir, el coito
completo. Se logra así la satisfacción plena: se afloja tanto la tensión somática como la psíquica.
Para diferenciar ambas neurosis, la neurastenia y las neurosis de angustia, buscará, en primer lugar, demostrar que en las
neurosis de angustia se trata de la acumulación de excitación, resaltando el importantísimo hecho de que la angustia que
está en la base de la fenomenología de la neurosis de angustia no admite ninguna derivación psíquica; es decir, que no va
a remitir a ninguna representación sexual reprimida o a un conflicto psíquico (porque en ese caso lo que tendríamos sería
una neuropsicosis de defensa). Y otra de las cuestiones que va a remarcar, en la pág. 108, es que este aminoramiento o
disminución en el placer psíquico, en las neurosis de angustia, provoca una insuficiente satisfacción, aunque esto les
cueste reconocerlo a quienes lo padecen. Este es un punto crucial que va a marcar Freud y que va a ubicar en el desvío
psíquico: La no admisión de la derivación psíquica. Podemos decir la imposibilidad de la elaboración psíquica de esa
excitación sexual somática, que no va a encontrar tramitación psíquica de esa tensión generada, que no se liga a las
representaciones. Y eso es lo que los va a diferenciar del grupo de las neuropsicosis. Cabe aclarar que el énfasis está
puesto, de la angustia, en el efecto tóxico de la excitación somática, pero podemos también decir que se trata de un
problema psíquico, en tanto hay un fracaso del enlace a lo psíquico.
Modalidades de obstaculizar la satisfacción sexual plena:
Freud sugiere lo que acontece en cada una de las neurosis: que son dos modalidades diferentes de obstaculizar la
satisfacción sexual plena.
En el caso de las neurosis de angustia: por aquellos actos voluntarios de las prácticas sexuales actuales de abstinencia,
coito interrumpido, reservado, etcétera, hay una renuncia voluntaria a ese acto sexual adecuado provocando una
acumulación de excitación que se va a gastar subcorticalmente porque no alcanza la corteza, no pasa ese umbral del que
hablábamos antes. Entonces, no hay adecuada tramitación psíquica, porque esos factores estorban el procesamiento
adecuado. Freud va a examinar entre las págs. 109 y 111 las condiciones que enumeró anteriormente para discernir un
carácter común entre ellas, haciendo una articulación con diferentes viñetas. Entonces va a tomar por ejemplo la angustia
virginal y va a enlazar con algunas viñetas de la excitación frustránea, por otro lado va a tomar el caso de la eyaculación
precoz y del coito interrumpido, etc. Continúa diciéndonos que por este ineficaz alcance de lo psíquico, la descarga se
produce por vías secundarias.
Va a decir que en el coito normal también parte de la excitación se gasta colateralmente como agitación respiratoria,
taquicardia, sudoración, etc. Y que son esos mismos fenómenos los que se presentan en el ataque de angustia, pero de
manera acrecentada. Quiero decir, la disnea, las palpitaciones, las oleadas de sudor, etc. Entonces, agrega que los
síntomas de las neurosis de angustia son subrogados de la acción específica omitida que sigue a la excitación sexual, que
son sustitutos del orgasmo, sustitutos de esa tensión acumulada no cancelada, y por lo tanto esa excitación sexual
somática se descarga como angustia.
Pasamos entonces a la Neurastenia: se alcanza cuando la acción específica, el coito, es sustituido por la masturbación o
las poluciones espontáneas. En aquellos casos en que los masturbadores devienen neurasténicos, no todos los que se
masturban van a tener neurastenia, sino que en aquellos casos en los que los masturbadores devienen neurasténicos es
porque la excitación sexual somática se va a gastar por este atajo. Apenas se alcanza lo psíquico, sin producirse la
acumulación necesaria, se descarga. Y esa descarga es defectuosa al cortocircuitarse el camino que lleva a la acumulación
de excitación psíquica y a la tensión libidinal. Entonces se alcanza lo psíquico, pero hay un empobrecimiento en el nivel
de la excitación en el sistema nervioso.
Freud dice que se explica la angustia porque cuando caen en abstinencia los que tienen este hábito ante una pequeña
excitación somática procuran la descarga por deficiente que sea.
Si bien, como venimos planteando Freud se refiere aquí a que con una vida sexual normal, con una práctica de la vida
sexual normal no habría, entonces, neurosis actuales, un tiempo más tarde llega a la conclusión que la pulsión sexual
nunca tiene una satisfacción plena o adecuada, ya sea tanto en estas neurosis o en la psiconeurosis. Esta tesis adolece de
saber qué sería lo normal en la sexualidad y que, por lo tanto, es imprecisa. Remarcando los que lo fundamental en las
neurosis actuales es que no tienen significado psíquico.
Bien, sigamos así al último, al cuarto punto: llamado nexo con otras neurosis.
Freud nos plantea que los síntomas de las neurosis de angustia se pueden presentar junto con otros cuadros, ya sea con
la neurastenia o con las neuropsicosis de defensa, y que es fundamental reconocer la autonomía de las neurosis actuales.
Las neurosis mixtas son las más frecuentes y nos habla de contaminaciones entre etiologías específicas y nos va a
presentar tres variantes de estas neurosis mixtas:
1) Aquellas en las que los factores etiológicos son distintos, pero que actúan juntos azarosamente. Nos da el ejemplo de
una mujer con histeria que en cierto período practica el coito reservado y adquiere, entonces, una neurosis de angustia.
2) Otra variante es que dos factores etiológicos distintos están enlazados uno al otro. Uno pone en vigencia al otro. Por
ejemplo, por coito interrumpido sin satisfacción, se practica además la masturbación, combinándose entonces la neurosis
de angustia con la neurastenia
3) Y en último lugar, la última variante es que un único factor da lugar a dos neurosis. Por ejemplo, va a decir que ese
esclarecimiento sexual repentino (la visión brusca del acto sexual) puede producir la angustia virginal que sería dentro de
la neurosis de angustia y que se va a enlazar con la histeria.
DIFERENCIA DE LAS CONDICIONES ETIOLÓGICAS ENTRE NEUROSIS DE ANGUSTIA, NEURASTENIA Y LA HISTERIA.
Finalmente va a marcar la diferencia por las condiciones etiológicas entre la neurosis de angustia, la neurastenia y la
histeria.
A) Con la neurastenia nos va a decir entonces, que comparte, la neurosis de angustia, las condiciones etiológicas, que
residen en el ámbito somático y que la diferencia es que en la neurastenia se produce el empobrecimiento de la situación
somática y en las neurosis de angustia hay una acumulación que se descarga como angustia.
B) Las neurosis de angustia en paralelo con la histeria, van a presentar concordancia en la sintomatología. En ambas se va
a producir acumulación de excitación e insuficiencia psíquica, se va a desviar esa excitación hacia lo corporal. Pero la
diferencia fundamental es que la perturbación en la histeria radica en lo psíquico, lo que va a ubicar es que justamente
en ella hay conflicto psíquico. Que es ante una representación inconciliable que opera la defensa produciendo el síntoma
conversivo en la histeria como solución de compromiso y que justamente la neurosis de angustia es puramente somática
y que no hay conflicto psíquico y, por lo tanto, tampoco tramitación por la defensa. (45:30)
Voy a hacer una breve síntesis de lo trabajado hasta aquí:
• Podemos decir que a partir de las particularidades de la condición etiológica que Freud encuentra en las neurosis de
angustia le va a permitir extraerla del ámbito de la neurastenia.
• Que ese complejo, sintomático, que va a nombrar como neurosis de angustia, es porque todos los ingredientes resultan
de ese síntoma, de la angustia. Y que los concibe directamente como exteriorizaciones de la angustia o rudimentos
equivalentes de ella, y que se pueden presentar tanto de manera permanente o como ataque.
• La etiología que presenta permite una distinción entre ambas neurosis actuales: mientras que en la neurastenia se
genera por poluciones espontáneas o que se adquiere por masturbación, la etiología de las neurosis de angustia pertenece
a aquellos que retienen la excitación sexual por las diversas prácticas que ya mencionamos: abstinencia, el coito
interrumpido, el coito reservado, etcétera.
• Que en las neurosis de angustia el mecanismo consiste en que la excitación sexual somática se desvía de lo psíquico y
por eso recibe su empleo anormal.
• Que esa angustia neurótica es excitación sexual traspuesta que se descarga como angustia
• Que la diferencia fundamental con el otro grupo, el de las neuropsicosis de defensa, es que la etiología sexual en las
neurosis actuales es somática mientras que en las neurosis de defensa es psíquica. Es decir, que hay un conflicto generado
por una representación sexual, inconciliable, reprimida y allí entonces actúa la defensa.
• Que las neurosis actuales pueden presentarse combinadas. Las más de las veces en estas neurosis mixtas. Aunque
también hay casos puros.
Algunas puntualizaciones de Freud sobre las neurosis actuales que son ulteriores al texto de 1894 que desarrollamos hoy:
Posteriormente en otros textos, retoma las neurosis actuales en general o las neurosis de angustia en particular y advierte
que tengamos en cuenta que no todo el que padece angustia necesariamente padece de neurosis de angustia. Que el
diagnóstico no se infiere sobre el nombre sino que es preciso saber qué fenómenos la constituyen y distinguirlos así de
otros estados patológicos, porque se apunta a diferentes diagnósticos y a diferentes tipos de terapia.
De igual modo, la distinción entre neurosis actuales y psiconeurosis de defensa es decisiva porque si los síntomas de las
neuropsicosis de defensa son sustitutos de representaciones reprimidas por conflicto psíquico, son viables para la
interpretación y el desciframiento. En cambio, los de las neurosis actuales no, por no corresponder a una representación
del inconsciente, porque no hay sentido psíquico, porque escapan de lo psíquico. Esto de cualquier manera no quiere
decir que el psicoanálisis no pueda producir efectos sobre ellos, pero no será la misma maniobra transferencial.
Dice así entonces refiriéndose a las neurosis actuales en el texto "Contribuciones sobre el onanismo" (1912): “Sus síntomas
no se pueden descomponer analíticamente como los de la psiconeurosis, no consienten su reconducción histórica o
simbólica a vivencias eficientes. No se las puede comprender como unos compromisos de mociones pulsionales
contrapuestas, al revés de lo que ocurre con los síntomas psiconeuróticos". Y agrega un poco más adelante: "Hoy admito
lo que en aquella época no podía creer, que un tratamiento analítico pueda llegar a tener un flujo curativo indirecto sobre
los síntomas actuales haciendo que esos perjuicios actuales se toleren mejor.”
Y en relación a las neurosis mixtas, en otros textos, va a afirmar que todo síntoma de la psiconeurosis tiene un núcleo de
síntoma actual. Y nos acerca a la metáfora de la perla. Así lo va a decir en la conferencia "El estado neurótico común": “El
síntoma de la neurosis actual suele ser el núcleo y la etapa previa del síntoma psiconeurótico. No todos los síntomas
histéricos tienen ese núcleo, pero es frecuente. Cumplen entonces el papel de aquel grano de arena que el molusco envuelto
en las capas de la madre perla”.
Se trata así, entonces, la mayoría de las veces de los casos mixtos. Pero también podemos ubicar que ese grano de arena,
ese resto que escapa, que resiste a la simbolización, está allí como núcleo constituyente. Y que el síntoma de la
psiconeurosis le aporta el sentido psíquico, lo envuelve más tarde.
En 1925 en "Inhibición, síntoma y angustia" se referirá: “Sobre las neurosis actuales se desarrollan psiconeurosis, porque
el yo intenta ahorrarse la angustia e intenta ligarla mediante la formación de síntomas". Pasar de esa angustia automática,
de irrupción de angustia masiva a que la angustia funcione como angustia señal que implicará un tratamiento psíquico.
De cualquier manera, quiero aclarar que hay síntomas como los de las neurosis actuales que se manifiestan sin la envoltura
sintomática, desviándose de lo psíquico, desviándose del inconsciente. Ese grano de arena al desnudo, para lo cual será
necesario poner a funcionar el inconsciente, un marco para que la angustia recupere su valor de señal y no sea masiva.
Semana 3
COMISIÓN: DORA II: SÍNTOMAS E IDENTIFICACIONES
Bibliografía: “Fragmento de análisis de un caso de histeria” y “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”.
Hoy vamos a continuar con el historial de Dora. En esta oportunidad nos vamos a centrar en la conceptualización que a
esta altura de su obra y en este texto va a hacer Freud del síntoma histérico. Es decir, cómo aborda y define el síntoma
conversivo, el mecanismo de formación de síntomas y cómo en esa definición se reúnen los conceptos de identificación
y fantasía.
Veremos que la fantasía reformula la teoría traumática anteriormente planteada. Si bien, no la abandona totalmente y
aún intenta rastrear la escena traumática efectivamente acontecida. Por lo tanto, para entender mejor el papel de las
fantasías como aquello que viene en lugar de lo traumático en la formación de síntomas, tomaremos brevemente un texto
que es unos años posterior “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”.
Vamos a recordar un poco el cuadro clínico, vimos que Dora no llega a la consulta con Freud por sus síntomas, sino por
esa especie de delirio de reivindicación, ese reclamo hacia al padre para que se apartara de los K, que había llegado incluso
a una especie de amenaza de suicidio figurada en la carta de despedida, y un desmayo que ocurre luego de una fuerte
discusión con el padre. Pero la cuestión sintomática no surge como la molestia o el problema que la hacen recurrir a
Freud. Esto no es algo tan extraño, muchas veces recibimos en consulta pacientes que solicitan análisis por algún conflicto
en su vida, y tiempo después surge alguna sintomatología del tipo conversivo, como pueden ser migrañas, contracturas,
afonías. Que tal vez, vienen de larga data, pero no son los síntomas que motivan la consulta.
Repasemos un poco los síntomas que Dora presentaba dice Freud, ya desde los 8 años. Estos síntomas le permiten a Freud
diagnosticar la presentación del caso como una pequeña histeria o “Petite Histerique”. Es decir, los síntomas de Dora
estaban bastante lejos de asemejarse a los síntomas de las pacientes de estudios sobre la histeria. Eran los siguientes: la
disnea, que es un síntoma permanente y su primera aparición ocurre luego de una excursión a la montaña. Migrañas, de
los 12 hasta los 16 años, una tos nerviosa, que continúa durante el tratamiento, ataques de tos con afonía, donde los
tratamientos habituales no le habían dado ningún resultado y, de hecho, Dora se burlaba un poco del esfuerzo de los
médicos por tratar ese síntoma. Hay un cuadro febril que aparece que es diagnosticado como una apendicitis, y un cierto
cambio de carácter o humor. Ósea, lo que llama una desazón y alteración del carácter, un tedio vital, un sentimiento
melancólico.
Hay una serie de tres síntomas que aparecen luego de una escena, que ahora vamos a ver cual es, uno de ellos es cierto
asco o repugnancia entre los alimentos, otra lo que Freud llama una fobia, al ver parejas en tierno coloquio, dice él, o sea
parejas como en una situación amorosa, y una alucinación sensorial que consiste en la sensación de presión en el brazo.
Bueno, ustedes han visto, que Freud ubica la proposición amorosa del señor K en la escena del lago, y que esa proposición
amorosa fue la ocasión para el desencadenamiento de la neurosis histérica de Dora. Sin embargo, él no deja de observar
que hay otros síntomas, que datan de una época anterior a esa escena, y es por eso que intenta rastrear alguna escena
previa que haya tenido el carácter de vivencia traumática, y sobre todo de vivencia traumática infantil.
Dora le relata una escena anterior, que ocurrió cuando ella tenía 14 años, y es cuando el Señor K la beso en la escalera de
su local, le estampa un beso sin su consentimiento, y partir de allí queda ubicado el síntoma del asco. El asco histérico
constituye una constante bastante frecuente dentro de la sintomatología histérica. De hecho, Freud allí da una primera
definición de histeria que es la siguiente: “yo llamaría histérica sin vacilar, a toda persona sea o no capaz de producir
síntomas somáticos, en que, en una ocasión de excitación sexual, provoca predominante o exclusivamente síntoma de
displacer”. Acá vemos, que la intención de Freud es no reducir la histeria simplemente a la cuestión sintomática, sino que
intenta definirla de un modo más amplio. Respecto del asco, es interesante que Freud lo mencione como síntoma, porque
en principio, y tempranamente en su obra, él lo ubica como un dique pulsional junto a la vergüenza, la moral y la
compasión. También va a ser definido como un síntoma primario de defensa, lo vamos a ver cuando en la parte de neurosis
obsesiva veamos la trayectoria típica de la neurosis obsesiva.
¿Esto que quiere decir? Que no son formaciones de compromiso, sino que tiene una función defensiva, respecto de la
sexualidad, pero no tiene el mismo estatuto que el síntoma conversivo, lo define de un modo distinto. Podríamos pensar,
que esta defensa, que es una defensa frente a la pulsión, en este momento Dora, ¿de qué satisfacción se defiende? Si una
satisfacción propia, o la satisfacción del Señor K, como que lo objeta con el síntoma del asco.
La cuestión es que después de esta escena, se presentan esos tres síntomas que son, el asco, una sensación de presión
en la parte superior del cuerpo, una especie de alucinación, Freud la llama así, y este horror o fobia a personas en tierno
coloquio. Y, de hecho, el asco Freud lo explica como un trastorno del afecto, dice que el lugar de la sensación genital, que
debería haberse excitado, sobreviene la sensación de displacer en la mucosa de entrada del aparato digestivo, o sea que
es un desplazamiento de zona por represión de la zona erógena de los labios. La alucinación sensorial dice Freud, sería la
presión del brazo del Señor K sobre su cuerpo, producto también de un desplazamiento de zona, porque dice que
probablemente la presión del miembro masculino tuvo por consecuencia una excitación clitoridiana, la cual quedó fijada
en el tórax por desplazamiento de la sensación de presión, o sea básicamente es un desplazamiento de zona.
Continuamos con el tratamiento, vemos que lo que Dora presentaba era una idea inconmovible, ¿cuál era esta idea? Que
su padre, y la Señora K tenían una relación amorosa, y que, como precio para poder sostener esa relación amorosa, ella
había sido entregada al Señor K, como una especie de objeto de intercambio, como precio de la tolerancia que este
pudiera prestar a la relación de su mujer con el padre. Y en este punto dice Freud, no había lagunas en su memoria, no
había nada allí que se presentara como con cierta duda, era una especie de certeza. Parece que incluso Dora había
advertido a su madre sobre esto, pero la madre no le había dado mucha importancia, al contrario, le había dicho que la
Señora K, incluso había tenido un buen gesto en algún momento cuando el padre parece que estaba muy mal
anímicamente, y había ido al bosque con cierta intención de suicidarse y ella lo había presentido, y acudió tras él para
convencerlo de que no se matara. Así es que Freud lee en esa carta de despedida de Dora, como una añoranza, un amor
parecido al del padre con la Señora K.
Sin embargo, es cierto que esto que Dora dice no está muy alejado de la realidad porque hay muchas actitudes del padre
que podían dar cuenta de eso. De hecho, Freud dice que era bastante llamativo que el Señor K le haya regalado, por
ejemplo, un ramo de flores todos los días durante un año a Dora, y que pasará muchísimo tiempo libre en su compañía, y
como que nadie sospechara de que estaba intentando seducirla. Había como puntos bastante reconocibles de ese hecho.
Entonces precisamente, esto es lo que le dice Dora. “yo todo lo que le estoy contando es así, esta es mi verdad”.
¿Y cuál es la línea de tratamiento? Freud no le dice que eran fantasías, del mismo modo que habían sido las acusaciones
del Señor K, que le habían dicho que eso que ella estaba diciendo era un producto de su imaginación, pero tampoco le
dice “Bueno sí, es verdad. Su padre es una mala persona, es un perverso, usted tiene razón...” lo que le dice Freud, es que
“los reproches dirigidos a otras personas hacen sospechar de una serie de autorreproches de idéntico contenido”. Dice que
ese reproche que ella le dirige al padre debería ser reconducido hacia ella misma. ¿Cuál es este reproche? Ella le reprocha
al padre, que no quería ver con claridad la relación de este Señor K con ella, para no ser molestado en sus relaciones con
la Señora K. Entonces lo que Freud le dice, es que si, que eso puede ser cierto pero que en definitiva ella había hecho lo
mismo, porque ella también había sido cómplice de esta relación del padre con la Señora K. Había hecho todo lo posible
para encubrir esa relación, o sea hasta ese momento, Dora sostenía de cierto modo la relación del padre con la Señora K.
Por ejemplo, ella nunca iba a verla cuando sospechaba que el padre estaba con ella, a veces se ocupaba de los hijos para
darle como tiempo a la Señora K para estar con el padre. Así que, una vez más nos encontramos con lo llamativo que ha
resultado este cambio de actitud en Dora.
También aparece, como en todos los historiales freudianos, una gobernanta con quien Dora había tenido muy buena
relación, habían sido muy compinches. Esta gobernanta en su momento le había dicho a Dora algo respecto de las
sospechas que ella también tenía respecto de las relaciones de su padre con la Señora K. Y eso lo único que produjo fue
que se ganara la enemistad de Dora, porque además Dora dice que había notado que esta gobernanta estaba enamorada
del padre, y que de hecho a ella no le daba mucha bolilla, no le prestaba mucha atención cuando su padre estaba presente.
Entonces Freud dice que le resulta hasta gracioso lo ciega podía ser para un lado, y lo penetrante que podría resultar en
otro sentido. Y Freud, aprovecha esto para advertir que Dora también tenía los mismos comportamientos con los hijos
del Señor K, que se ocupaba de ellos para darle mayor disponibilidad de tiempo a la Señora K, pero que también cree que
ocuparse de los hijos estaba en realidad, ocultando algo. Como que era una especie de cobertura, y esa cobertura dice
Freud, es el amor de Dora por el Señor K. O sea, Freud, digamos como que sostiene, que Dora estaba enamorada del
Señor K, aunque ella no lo supiera del todo conscientemente. Y de hecho, se lo dice a Dora, pero Dora no acepta esa
interpretación. A pesar de que no la acepta, le dice que de todos modos no es el primero que se lo dice, no es el primero
que le insinúa algo así.
Más allá de eso, Freud se pregunta, que a esta altura todos nos hacemos, no? Bien, si Dora estaba enamorada del Señor
K, ¿Cómo se explica ese rechazo? Y de esa forma tan hostil, cuando él le hace la propuesta amorosa, en la escena junto al
lago. Se vuelve una especie de enigma, una historia de suspenso, de todos modos, lo que Freud le demuestra es que el
reproche hacia el padre, o sea, el de arreglar las cosas de manera más cómoda para su propio beneficio, en este caso su
enamoramiento, también recae sobre ella y coincide con su propia historia.
En una ocasión, en una sesión Dora le comenta a Freud que había tenido unos dolores de estómago, se había quejado de
eso en la sesión, y Freud que supone enseguida como alguna causalidad psíquica, interviene preguntándole: ¿A quién
copia usted en esto? Es muy interesante, porque desde el inicio él no lo piensa como una cuestión física, biológica. Le
supone de entrada una causalidad inconsciente, entonces le pregunta si en esos días había alguien que hubiera sufrido
un dolor parecido. Y Dora le cuenta que ella tiene unas primas a quienes había visitado el día anterior, que la menor de
ellas había formalizado un noviazgo, y la mayor había estado con unos dolores de estómago demasiados fuertes que la
obligaron a internarse. La interpretación de Dora es que esto que le ocurrió a la prima mayor era por envidia porque dice
que siempre se enfermaba cuando quería obtener algo, y en este caso lo que quería obtener era no presenciar la dicha
de su hermana. Entonces Freud concluye que sus propios dolores de estómago daban cuenta de lo que denomina
identificación con su prima, en dos sentidos. Tanto por envidiar esa misma, la dicha amorosa de su prima menor, como
que también porque veía reflejado su destino en el de su prima mayor, quien hacía poco había sufrido un desengaño
amoroso. Este tipo de identificación la vamos a ver un poquito más adelante y es la que Freud denomina identificación
histérica.
También, el conocimiento de que las enfermedades se pueden utilizar con determinados fines para sacar cierto provecho,
parece que Dora lo había obtenido observando a la Señora K, quien enfermaba cuando su marido estaba presente, y
cuando su marido estaba de viaje estaba de perfecta salud y rozagante. Así que Freud dice que Dora podía comprender
perfectamente que la presencia de su marido era lo que enfermaba a la mujer, y el hecho de estar enferma le aportaba
un beneficio, que era el de sustraerse de los deberes conyugales. Es así que Dora también comenta que sus estados de
salud y enfermedad eran alterantes. O sea, también se daban en ciertos periodos de tiempo, ella estaba con tos y afonía,
se quedaba sin voz, y en ciertos periodos de tiempo se curaba. La cuestión es que estos estados de tos con afonía, Freud
le pregunta cuánto duraban aproximadamente, y ella le dice que de 3 a 6 semanas. Resulta que esto coincide con los
períodos de ausencia del Señor K, pero ella se comportaba al igual que la Señora K, pero de forma invertida. O sea ella
enfermaba cuando el Señor K se ausentaba y sanaba cuando el ser amado estaba de regreso, dice Freud de una forma
muy romántica. Lo que es interesante es cierta posición que podemos percibir respecto del sujeto histérico femenino en
relación al amor. Porque el sujeto histérico femenino nunca ama más que en ausencia, como si la condición de ausencia
del objeto amado aumentara su amor. Una cosa así, como si fuera una condición.
Entonces con esto, Freud aprovecha para señalarle a Dora que su enfermedad también era tendenciosa, o sea que su
enfermedad también tenía un motivo y en este caso lo que ella pretendía era hacer que el padre se alejara de la Señora
K, porque no lo había conseguido a través de los ruegos y lamentos, entonces enfermó para eso. Y Freud lo que dice es
bueno, si el padre hubiera cedido por la salud de Dora, ella probablemente hubiera tomado esta actitud y se hubiera
servido de ella a lo largo de su vida, o sea estuviera utilizando la enfermedad en futuras ocasiones para obtener algo del
otro. Pero si el padre no cedía, Dora tampoco iba a renunciar a su enfermedad tan fácilmente, dice Freud.
A partir de este punto, Freud plantea en el historial cuáles son las características de la conformación de un síntoma
histérico (20.22). En principio se pregunta si los síntomas de la histeria son de origen psíquico, o somático. Lo que se
responde es que la pregunta es de por si inadecuada. ¿Por qué? Porque en la constitución de un síntoma histérico entran
en juego la contribución de dos partes: una de origen psíquico y otra de origen somático. Lo que debe haber es cierta
solicitación somática, llama Freud. ¿Cómo define esto? Como un proceso normal o patológico en un órgano pero que solo
se repite si posee un sentido. La solicitación somática la debemos entender como una solicitud, un pedido, una demanda
del cuerpo. El sentido le es adosado al síntoma histérico. No viene de entrada con él. Freud lo dice así: “Es soldado a él,
son pensamientos reprimidos que en su intento por expresarse se sirven de esa parte del cuerpo como una vía para ello “.
Dice Freud: “la solicitación somática procura los procesos psíquicos inconscientes una salida en lo corporal. Pero el síntoma
es previo al sentido, solo secundariamente se recubre por él, pero el sentido no es su causa”. O sea el síntoma tiene, en
términos de Lacan, un núcleo real. Freud da algunas metáforas para explicar esto, como son las de: “el alambre que
sostiene a la guirnalda”, o “el molusco de arena que recubre la perla”. Ahora bien, hablamos del cuerpo, pero entonces
¿Qué lugar tiene la pulsión? Freud menciona que para que haya solicitación debe haber una pre condición somática, esto
es un punto de fijación pulsional, una predisposición patológica. Del mismo modo que habíamos visto en Schreber, o sea
la fijación en los puntos de la trayectoria de la libido. Del mismo modo acá vamos a ver que para que se constituya un
síntoma primero esa zona va a estar determinada por los puntos de fijación pulsional, que él denomina precondición
somática.
Por lo tanto, repetimos, el síntoma histérico es una contribución de dos partes, ósea hay un artificio de enlace entre una
expresión somática y un contenido de pensamiento inconsciente. Estos pensamientos inconscientes, leyéndolo un poco
con los conceptos de Lacan lo podemos ubicar como, simbólico imaginarios, si?. Y la solicitación somática, lo dijimos como
en el registro de lo real. O sea que el síntoma viene de lo real. Esa pre condición somática de la que hablamos, que es una
fijación, Freud la ubica en Dora en el chupeteo, porque esa fijación va a estar dada en Dora en la pulsión oral. En la zona
oral, y eso activa la zona erógena.
En la pág. 46 del historial Dora va a relatar una escena infantil que Freud va a denominar: matriz imaginaria. Esta escena
infantil consiste en que ella está sentada en el suelo chupándose el pulgar mientras que con la mano derecha le daba
tironcitos al lóbulo de la oreja de su hermano mayor. Entonces Freud acá circunscribe como el dato que le permite ya,
igualmente dentro de una escena, la pre condición somática de la chupeteadora. O sea esa zona erógena que ha quedado
particularmente marcada, dice Freud, la activación de esta zona erógena a temprana edad es la condición para la posterior
solicitación somática.
¿Cuál es la solicitación somática? Esto que demanda el cuerpo, que pugna por expresarse, por satisfacerse, es el cosquilleo
en la garganta. Hay un cosquilleo en la garganta que es la tos. Pero ese cosquilleo en la garganta para que podamos decir
que es un síntoma conversivo tiene que estar recubierto de sentido. Entonces vamos a ir al tema de las fantasías (25.12).
En un texto posterior, unos años posterior, que se titula “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”, Freud va
a mencionar el carácter perverso de las fantasías neuróticas. Dice que se puede colegir desde los síntomas estas fantasías
inconscientes. Recién vimos que describe la conformación del síntoma como una soldadura entre dos elementos
heterogéneos. Ese mismo término, soldadura, lo utiliza en el texto fantasías histéricas, pero allí parte de la masturbación
infantil. Dice allí menciona que en principio se localiza lo que denomina una empresa autoerótica pura sin marco
fantasmático. Es una pura satisfacción anárquica de las pulsiones parciales. Y en un segundo tiempo lógico, esa
satisfacción se suelda a una fantasía o también, llama representación deseo. Es interesante como el deseo en el síntoma
queda configurado a través de la fantasía. Dice que entonces se suelda una fantasía o representación deseo tomada del
círculo del amor de objeto. ¿Qué es esto del círculo del amor de objeto? El complejo de Edipo. Por lo tanto, es una fantasía
incestuosa. Luego vendrá la renuncia a la masturbación infantil, y esa fantasía se reprime. Esa renuncia de la satisfacción
pulsional dice Freud que si no encuentra otras vías de realización quedará como condición para que esta fantasía de abra
paso como síntoma patológico.
Sabemos que el síntoma es una sustitución de una satisfacción pulsional, y de hecho unas de las razones por las que Freud
afirma en este historial que el síntoma es la práctica sexual de los neuróticos. O sea que el síntoma neurótico para Freud
viene al lugar de la masturbación abandonada y tiene por base la soldadura del goce pulsional con la fantasía perversa,
es decir, infantil. El carácter perverso de la fantasía va a estar dado tanto por el contenido de las mismas por su origen
incestuoso, como por la característica pulsional. Es decir, a la perversión propia de la pulsión que, por su carácter parcial,
el objeto nunca puede ser el adecuado. Eso es la perversión de la pulsión, que no hay un objeto natural. O sea que el
objeto es siempre inadecuado, por eso las fantasías son perversas y la pulsión es perversa por estructura.
Ahora bien, ¿qué determina que un síntoma sea analizable? Que, si bien el síntoma es un sustituto de una satisfacción
pulsional, también se dirige a otro. Esto Freud lo va a mencionar, lo va a decir, lo va a catalogar como los motivos de la
enfermedad. En principio va a decir acá que esos motivos no existen desde el comienzo, pero esto luego es relativizado
porque dice que el primer motivo de la enfermedad, o sea lo que va a llamar ganancia primaria, es precisamente eso, el
de obtener una ganancia. Digamos que en principio el síntoma siempre sería una solución porque comporta una ganancia
para la economía psíquica. Sabemos que de todas formas esta ganancia del aparato no es vivida como una satisfacción,
pero es en ese momento como la mejor solución económica encontrada, aunque después se revele como inadecuada.
Pero Freud dice que el enfermarse implica siempre el ahorro de una operación psíquica. Pero también, hablará de lo que
llama ganancia secundaria de la enfermedad. Acá si es válida la afirmación de que son motivos tal vez agregados
secundariamente, pero dice Freud que solo con su advenimiento se constituye plenamente la enfermedad. O sea decimos
que el síntoma viene de lo real, que es una precondición somática que determina la posterior solicitación somática, este
cosquilleo en la garganta, esta demanda el cuerpo. Pero lo que lo constituye son las representaciones o fantasías
inconscientes que se sueldan a él, esas fantasías van a venir en el lugar de lo traumático para Freud. Pero también
decíamos que el síntoma objeta algo o se dirige a alguien, o tiene un motivo.
¿Cuál era el motivo secundario de ese síntoma en Dora? Era lograr la separación de su padre y la Señora K. Freud lo dice
así: “Los estados patológicos se hallan por lo general destinados a cierta persona, un síntoma se destina a otro”. Es por
eso que el síntoma histérico realiza el lazo social a la vez que lo objeta, pero un síntoma también constituye algo del lazo,
del lazo al otro. Y Freud dice que uno de los intentos de la cura es hacer que el enfermo se convenza a sí mismo de la
existencia de ese propósito de enfermar, pero que esto es un punto débil en el análisis. Sin embargo, sabemos que eso
no alcanzaría tampoco para una cura, o sea convencer al enfermo de cuál es la ganancia secundaria que está obteniendo
con su síntoma. Porque el núcleo del síntoma resiste a la interpretación del sentido, pasa que estamos en un momento
de la enseñanza de Freud que podemos leer el síntoma metáfora si quieren, o sea todavía Freud no se ha encontrado con
las resistencias. Entonces por ahí a esta altura él considera que lo más difícil es convencer los motivos de la enfermedad,
pero en realidad sabemos que cuando se han interpretado y analizado los distintos sentidos del síntoma hay un núcleo
real que resiste.
Vamos a ir entonces ahora al ejemplo más paradigmático de los síntomas de Dora en este historial, que es el síntoma de
la tos (32.21) ¿Cómo llega Freud al síntoma de la tos? Porque vimos que Dora no es que lo consulta y dice “ay tengo una
tos terrible que no me puedo sacar hace un montón de tiempo”. Sino que ella cuando realiza todas estas acusaciones del
padre, parece que tosía continuamente, o sea Dora hablaba y se quejaba del padre y tosía y tosía. Entonces Freud ahí,
interviene diciendo que tal vez ese síntoma podría tener alguna relación con el padre porque aparece cada vez que habla
de él. Volviendo un poco a las fantasías, vimos que la realización de una fantasía es de contenido sexual, o por lo menos
uno de los significados tiene que ser de contenido sexual porque un mismo síntoma figura distintas ilaciones de
pensamientos inconscientes. Dice que de hecho una única conexión de pensamientos no alcanza para formar un síntoma,
por eso decimos que el síntoma está sobre determinado.
Es así que va a proponer un primer significado, respecto de este síntoma de Dora, o una fantasía que estaría en la base
del síntoma, que sería lo que recubriría este núcleo real del síntoma. Freud insistía en que la Señora K amaba al padre
porque él era un hombre con recursos, o sea lo que quería decir que era una persona adinerada, y esto en alemán se dice
algo como “einfallsreicher Mann”. Por una cuestión de pronunciación, una cuestión fonética, Freud escucha que tras esa
frase se ocultaba su contraria, que el padre era un …. Mann, o sea que era un hombre que no tenía recursos como tal,
dicho en criollo, impotente. Es así que Freud le expone a Dora esta contradicción entre la impotencia del padre, fantaseada
por ella, y la existencia de una relación amorosa con la Señora K. Y Dora le dice, ni lerda ni perezosa, que ella no es ninguna
tonta y que sabe que hay más de una manera de satisfacción sexual. Freud, tampoco ni lerdo ni perezoso, le argumenta
que seguramente ella estaría pensando en esas zonas del cuerpo que en ellas mismas se encontraba en estado de
excitación, o sea el cosquilleo en la garganta. Por supuesto que Dora rechaza esto, no quiere saber nada de esas cosas
que le está diciendo Freud, pero dice Freud la tos desaparece. Entonces, en esta tos que responde al estímulo del
cosquilleo ella estaría representando una excitación sexual oral entre su padre y su amante que Freud se representa como
una fellatio. Pero lo que Freud no llega advertir es que, si en la fantasía de Dora el padre era impotente, quién chuparía
allí no sería la Señora K precisamente, sino el padre quien utilizaría, (hay una frase de Lacan muy linda), que dice que
utilizaría el recurso de los señores con fortuna quienes empiezan a abandonar las fuerzas, es muy lindo modo de decirlo.
Hoy esos señores usarían viagra, pero bueno en el siglo 19 no era más que un sueño eso.
Ahora bien, vamos a otra ilación de pensamientos, otro significado de este síntoma de la tos. Freud dice que habíamos
visto que el advenimiento de la tos y la afonía coincidían con la ausencia y la presencia del ser amado, o sea el Señor K.
Entonces Freud dice que otra interpretación para ese síntoma sería como esta idea, de “si yo fuera su mujer me
comportaría al revés que ella, enfermaría de nostalgia cuando él partiera y sanaría de alegría al verlo regresar”. Freud se
pregunta, ¿se compatibiliza este significado con el anterior? Y dice que no es necesario que los distintos significados, o
sentidos del síntoma sean compatibles entre sí. O sea un síntoma puede expresar muchos significados, simultáneo o
sucesivamente. Hasta pueden ser contradictorios entre sí. Utiliza una metáfora que es la de “vino nuevo, odre viejo”
porque también aclara algo, y dice que es muy difícil la producción de un síntoma conversivo. Entonces una vez que la vía
corporal se encuentra facilitada se aprovecha para expresar nuevos pensamientos inconscientes.
Ya casi llegamos a la última parte de esta clase, donde Freud va a mencionar lo que él va a llamar pensamientos
hipervalentes en Dora (38.00). ¿Qué son? Ya vimos que Dora lo que hacía era quejarse todo el tiempo del padre, y
aparentemente también se quejaba incansablemente, o sea Freud ya estaba un poco cansado se ve, se repetía
incansablemente los mismos pensamientos en relación a su padre y la Señora K. Dice que esos pensamientos no podían
ser destruidos por más esfuerzos conceptuales que una persona haga. ¿Por qué? Porque dice Freud, a una ilación de
pensamientos conscientes a la larga uno los elimina por medio de la razón, la voluntad. Pero Dora misma lo sentía esto
como una molestia porque no podía pensar en otra cosa. Entonces a pesar de que también ella racionalmente consideraba
que en definitiva tal vez debería alegrarse que su padre hubiera encontrado una mujer que lo comprenda, porque ella
sabía que eso no lo podía en su propia madre. De hecho, el hermano le había dicho algo por el estilo, o sea que los hijos
no tenían que ocuparse de esas cuestiones de los padres. Pero Freud se pregunta ¿qué hacer frente a unos pensamientos
de esa índole? Que uno por ahí le puso un montón de objeciones, pero insisten, persisten, tiene ese carácter de algo que
se impone. Así que Freud dice que entonces eso es porque esos pensamientos deben su refuerzo al inconsciente. O sea
que la raíz de ese pensamiento llega hasta lo reprimido, por eso no va a alcanzar con los razonamientos lógicos para
eliminarlos. Y dice que, en efecto, estos pensamientos, surgen por un refuerzo reactivo. O sea que lo que intentan es
mantener reprimidos esos pensamientos inconscientes de los cuales no se quiere saber nada.
En el caso de Dora Freud va a enlazar la explicación de estos pensamientos hipervalentes con las identificaciones en juego
(40.17). Así que vamos a hablar un poquito de las identificaciones. La identificación es un concepto que en la obra
freudiana se utiliza mucho pero se define bastante poco. Y que sin embargo constituye un aspecto muy importante para
el mecanismo de los síntomas histéricos. Es definido como un proceso, mecanismo, también un acto psíquico. Y el único
texto donde se hace una descripción más sistematizada de las identificaciones, es en el cap. 7 de Psicología de las masas
y análisis del yo: “La identificación”. Hay que tener en cuenta que la identificación no es simplemente una copia o
imitación, sino que es un proceso simbólico inconsciente. Freud en ese capítulo, artículo que les mencioné, va a hablar y
va a definir distintos tipos de identificación.
Una de ellas es la identificación primaria con el padre que ahora no vamos a desarrollar, que se vio algo de esta en el
conjunto anterior. También hay dos formas de identificaciones parciales, que él va a denominar regresivas porque surgen
de la sustitución de una previa relación de objeto. O sea una identificación es un proceso que surge al abandonar una
relación de objeto, viene como sustitución a esa relación de objeto. ¿Y qué realiza la identificación? Copia un rasgo del
objeto. Estas identificaciones parciales, son parciales porque copian un rasgo del objeto. Ese objeto puede ser uno amado
o uno rival. Hablando en términos de objetos edípicos. En ese texto Freud da un ejemplo de una niña que digamos, copia
la tos de su madre como en un intento de sustituirla por una especie de culpa por sustituirla en su lugar respecto de la
moral padre. Entonces dice, bueno al menos lo serás en su sufrimiento, esa tos viene al lugar de la identificación al rasgo
del objeto odiado.
También en ese texto hay un tercer tipo de identificación, que en este caso prescinde de una relación previa al objeto y
es lo que va a denominar identificación histérica (42.58). ¿Cuál es la esencia de esta identificación? El reconocimiento de
algo en común, una equivalencia. Este algo en común es un mismo deseo, o sea que el sujeto crea en sí o en el otro el
mismo deseo o lo reconoce como tal. Un ejemplo de este tipo de identificación en el historial de Dora lo vimos hace un
ratito en el síntoma del malestar estomacal por identificación con su prima. ¿Por qué decimos que no hay una relación
previa? Porque la prima no constituye un objeto edípico. Entonces es simplemente una identificación a un deseo en
común.
Vamos a ver entonces qué papel juegan las identificaciones del segundo tipo, que Freud llama formadoras de síntomas
(43.51). O sea estas identificaciones al rasgo del objeto odiado o amado. Freud lee que, en su síntoma, Freud ocupa el
lugar de su madre porque se comporta como una mujer celosa, dado que en estos reclamos en los cuales le pedía al padre
que se apartara de los K y sobretodo de la Señora K, se escuchaba una especie de o ella o yo. Dice Freud que es una
conducta que rebasa a la de una hija. Y dice que también se identificaba con la Señora K en la fantasía sexual en la base
del síntoma de la tos, porque Freud pensaba que la que chupaba ahí era la Señora K. Vamos a ver que cuando Lacan
advierta que en realidad no sería un fellatio sino un Cunnilingus, Dora estaría identificada más bien al padre en este acto
de chupar en su fantasía sexual oral. Pero bueno Freud dice que ella se identifica con la Señora K en el síntoma de la tos,
y en su lectura edípica dice que entonces se estaría identificando a las dos mujeres amadas por el padre, y de esta forma
dora demostraba cuán enamorada estaba de él.
Bueno, antes de que apareciera la Señora K parece que el padre había hecho a Dora su confidente, o sea que Dora fue un
poco desplazada por la Señora K en esa situación. Bueno, Dora había estado enamorada de su padre, esto por supuesto
lo tenemos que leer en términos edípicos e inconscientes, pero Freud dice que esto no se había evidenciado durante
muchos años, y que más bien ella había mantenido una relación armoniosa con la Señora K y ya vimos que incluso había
favorecido esa relación.
Entonces acá también surge un enigma, ¿Por qué aparece este renovado amor por el padre? ósea este refugio en el amor
por el padre. Y Freud dice: “esto también, ese amor por el padre es un síntoma reactivo destinado a sofocar otra cosa”.
Freud da dos interpretaciones para esto: la primera es que lo sofocado era su amor por K, según Freud este amor por
alguna razón se le había vuelto penoso, entonces se inclina hacia el padre en busca del refugio del amor infantil para
protegerse de ese enamoramiento. Pero otra cuestión, que surge y se escondía atrás también de esos pensamientos
hipervalentes, es una moción de celos, pero cuyo objeto era precisamente la Señora K, o sea que Freud esta planteando
una inclinación homosexual. Dice Freud que la corriente homosexual a menudo se reprime pero que, si no se obtiene el
amor por el hombre, puede ser despertada. O sea esta es la idea de Freud de la bisexualidad constitutiva. Y acá empieza
a recordar, a traernos a este cuento, que Dora y la Señora K habían vivido durante muchos años en la mayor confianza.
Que ella era confidente, y consejera de esta mujer en sus asuntos matrimoniales, que incluso compartían la cama cuando
el marido de la señora K estaba de viaje, Dora la elogiaba, elogiaba el cuerpo deliciosamente blanco de su amiga, y lo más
llamativo para Freud es que nunca la escuchó pronunciar una sola palabra dura acerca de esta mujer. A pesar de que era
evidente que era ella quien la había traicionado cuando le cuenta a su marido sobre los libros que Dora leía y que él usa
esto como recurso para decir “no le pueden creer a esta chica, está imaginando todo, miren las cosas que lee”. Así que al
igual que la gobernanta, la Señora K la había sacrificado para poder continuar con su relación con el padre. Es así que
estas corrientes de pensamiento hiperintensas estaban destinadas no solo a sofocar su amor por el Señor K, sino el amor
de la Señora K, que Freud denomina como inconsciente en un sentido más profundo. Y destaca que estas corrientes de
sentimientos varoniles son típicas en la vida amorosa inconsciente de las muchachas histéricas.
Ya verán en otros espacios cómo Lacan retoma esta característica de la histeria, y propone hablar de una identificación
del tipo viril, como característica en la histeria, también llamara la histeria homosexuada, también va a destacar la figura
de la otra en la histeria. Pero esto es algo que verán en otros espacios. Hasta acá la clase. Cuestiones que vimos hoy: La
relación del síntoma histérico con las identificaciones y las fantasías en juego.
TEÓRICO: “FREUD II: SÍNTOMA Y TRAUMA, TRAYECTORIA TÍPICA NEUROSIS OBSESIVA”
Bibliografía: “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa”. Caps. 1 y 2.
Teórico acerca de trauma-síntoma, donde veremos también la trayectoria típica de la neurosis obsesiva según como lo
describe Freud, en un texto, en un momento de la elaboración freudiana de las neurosis. El texto es “Nuevas
puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa”, es un texto de 1896 y es correspondiente a este primer tiempo de
la elaboración freudiana de las neurosis. Decía que podemos ubicar entre los primeros escritos de Freud, los estudios
sobre la histeria o el texto acerca de las diferencias entre las parálisis motrices, orgánicas e histéricas, o sea textos más o
menos alrededor de 1893/1894 hasta 1899 o 1900 que es el momento en que se publica la Interpretación de los sueños.
Por supuesto es una división arbitraria, pero tiene que ver con que la interpretación de los sueños es un momento de
viraje en la elaboración freudiana, tanto de las neurosis como de toda la teoría psicoanalítica.
En esta primera época, como seguramente algo ya se habrá visto la semana anterior, la idea de Freud es que los síntomas
de las neuropsicosis de defensa incluyen a la histeria, a la neurosis obsesiva y también, en estos textos, algunas formas
de las psicosis, en el texto de Nuevas puntualizaciones, un caso de paranoia crónica, el de la señora P que ya hemos
trabajado en el segundo conjunto temático.
En este momento, la idea de Freud es que los síntomas de las neuropsicosis de defensa implican un mecanismo psíquico,
mecanismo que tiene que ver justamente con esta noción de defensa. De una defensa inconsciente, dice entre paréntesis,
es decir, dice Freud, el intento de reprimir una representación inconciliable que habría entrado en penosa oposición con
el yo del enfermo. Acá entonces Freud piensa el síntoma, es interesante esto y muy importante, el síntoma no como,
como ya hemos remarcado en otra ocasión, no como un desvío de la normalidad puro y simple, tampoco como algo que
funciona mal. Sino como el efecto de un proceso que supone, por empezar, un conflicto.
Un conflicto que se genera en un momento dado por la irrupción en el yo, donde aquel yo todavía es una noción bastante
imprecisa, pero podríamos asimilar el yo a la conciencia, podríamos asimilar el yo de alguna manera a los intentos de
voluntad de la persona, pero bueno, el yo como lo psíquico más accesible. Entra al yo y algo que irrumpe se impone como
proviniendo de otro lado, esto que se impone Freud lo llama representación inconciliable o intolerable, que genera un
conflicto, inconciliable o intolerable para el yo, porque entra en oposición con el yo. Porque supone algún tipo de anhelo,
de deseo, de impulso, de intención, al cual el yo no quiere prestarse, entregarse y eso genera un conflicto dado que esto
que irrumpe, y esto es algo que Freud va a destacar, tiene una característica imperativa, o sea es algo que no puede
desoírse, es algo que no puede dejarse de lado, que no puede darse por no arribado, que es lo primero - dice Freud - que
el yo intenta hacer: dar por no arribada esa representación. Pero esto es imposible, una vez que esto aparece algún
tratamiento hay que darle, algo hay que hacer con esto. Y lo que el yo hace, según Freud en este momento, es poner en
marcha el mecanismo de la defensa, para defenderse justamente de esto que aparece ahí como insoportable, intolerable,
inconciliable.
¿En qué consiste la defensa? La defensa consiste básicamente en que esa representación, porque eso que se impone es
una representación dotada de un monto de afecto, desunir, desprender a la representación de ese monto de afecto, que
es el monto de afecto o es la carga energética de lo que sería responsable de que esa representación tome ese valor
penoso, desagradable, insoportable para el yo y en ese caso entonces, esa representación inconciliable, la representación
como tal, puede ser reprimida, esto es, olvidada o apartada de la conciencia, lo que no quiere decir que sea destruida,
más bien todo lo contrario. Va a quedar resguardada en ese grupo psíquico segundo, como dice Freud al principio, o en
lo que luego derivara en la noción de inconsciente como tal, y el afecto, ese monto de afecto debe ser desplazado.
Si este monto de afecto es desplazado a alguna parte del cuerpo, a alguna representación del cuerpo, el efecto es un
síntoma conversivo, o sea un síntoma histérico, un síntoma por conversión.
En cambio, si el afecto es desplazado a otra representación el efecto será la producción de la sintomatología obsesiva
típica que es la idea obsesiva o la representación obsesiva. En tanto que, en el caso de la psicosis, lo que Freud plantea en
esta época es la proyección de eso insoportable hacia algo o alguien del exterior desde donde retorna.
¿Por qué esa representación es inconciliable o insoportable? Esta es una pregunta que Freud de alguna manera se hace y
va a seguir haciéndose, o sea ¿Por qué algo se vuelve conflictivo para el yo? En este primer momento, en esta primera
etapa de la elaboración del síntoma neuropsicótico, lo que Freud plantea es que hay algo que tiene que ver que es que,
esa representación es inconciliable porque tiene origen en un hecho traumático, en una vivencia traumática. Donde lo
traumático es planteado por Freud como un exceso de excitación, ya sea una excitación displacentera o una excitación
placentera. Ya sea una excitación que es vivida pasivamente, este es el caso de la histeria que tiene que ver con algo del
orden de la seducción de lo que hoy por ahí llamaríamos abuso sexual o de ser tomado el niño como un objeto sexual. Lo
que llama entonces Freud un trauma pasivo.
O puede tomar la forma de un trauma que Freud llama activo, en donde algo del sujeto se encuentra o va a la búsqueda
de una satisfacción que le resulta también desmedida, excesiva, que Freud va a decir más adelante, que un trauma es eso
que rompe la barrera de la protección antiestímulo. O sea que es un estímulo que supera las posibilidades de ser
procesado, tramitado por el aparato psíquico y que genera una suerte de discontinuidad, de ruptura, de exceso o de
déficit y que por lo tanto no llega a tener inscripción. O sea, lo traumático como tal no tiene inscripción, por eso Freud va
a decir que no son las vivencias mismas la que poseen efecto traumático, sino solo su reanimación como recuerdo después
que el individuo ha ingresado en la madurez sexual.
Detalle fundamental, porque acá Freud varía la concepción Charcotiana del trauma. Charcot también hablaba de un origen
traumático especialmente para la histeria, pero el trauma para Charcot era una vivencia efectivamente acontecida que
tenía inmediatamente algún efecto sobre el equilibrio psíquico del individuo. Freud en cambio, va a pensar esto con otra
lógica, con otra sutileza, dado que no siempre hay una relación directa entre una vivencia y un síntoma, pero sí Freud
podía encontrar que en todo síntoma había, en algún momento de su análisis, se encontraba con algún tipo de situación
que resultaba traumática para ese sujeto. O sea que una situación traumática no necesariamente es algo que
estandarizadamente se denomina traumático. Algo que toma carácter traumático, significación traumática para ese
sujeto determinado en cierto momento de su historia y que no es trauma en tanto ese primer impacto que no deja marca,
sino en una suerte de segunda vuelta, de retorno a través de un recuerdo que siempre será parcial, siempre será
desplazado. O sea que el trauma como tal no es algo pasible de ser recordado, sino sus efectos, sino sus resonancias que
el trauma deja en el sujeto.
Entonces releo la cita de Freud, dice: “No son las vivencias mismas las que poseen efecto traumático, sino sólo su
reanimación como recuerdo, después de que el individuo ha ingresado en la madurez sexual”. (p.165). La aclaración
cronológica es fundamental, porque para Freud esos traumas tienen dos características para que sean realmente
patógenos, o sea para que realmente generen o estén en la génesis de los síntomas. Por un lado, el trauma tiene que ser
sexual, o sea tiene que afectar a algo que tenga que ver con la sexualidad del sujeto, que ya en este primer momento aun
todavía quizás muy en borrador pero Freud ya está pensando en una noción de sexualidad que no se corresponde con la
noción que la biología o la ciencia en general tomaba como la sexualidad en términos de la sexualidad animal, o sea donde
la sexualidad animal es pensada con fines puramente reproductivos por lo tanto reducida o circunscripta al encuentro de
la genitalidad y por supuesto de carácter heterosexual.
Para Freud esto, ya de entrada, desde sus primeros manuscritos se puede ver en el Manuscrito g, se puede ver en cómo
piensa la génesis de las neurosis de angustia, se puede ver en su texto sobre la etiología sexual de las neurosis, o sea ya
en esta época Freud está pensando una sexualidad humana que difiere de la sexualidad animal, dado que no está ligada
exclusivamente a la reproducción, por lo tanto tampoco está restringida a lo genital a lo que anatómicamente son los
genitales, sino que puede abarcar muchas otras partes del cuerpo, muchas otras zonas del cuerpo, o puede desplazarse,
investir distintas partes del cuerpo. Pero también es una sexualidad que, por lo tanto, no necesariamente tiene que ser
hombre-mujer o macho-hembra, sino que la posición sexuada o las características de cómo cada sujeto asume su posición
de ser sexuado varían y están determinadas por múltiples influencias que no dependen exclusivamente de cuestiones
anatómicas.
Esto ya está presente de alguna manera, que va a ser desarrollado después, en Freud. Pero lo que es fundamental es
entender que el trauma tiene que ver con esa excitación sexual, y esto es algo que Freud infiere a partir de los y las
pacientes que va atendiendo y con quienes va trabajando en esos primeros años y ya ahí, él se da cuenta de que esto que
dice Charcot: al final siempre se trata de la cosa genital, siempre. Y Freud dice: bueno, si lo piensan y lo saben ¿Por qué
no lo dicen, por qué no lo publican? Y Freud se ocupa de eso, de ver que hay ahí, en esa cosa que justamente ya no es
solo genital, pero si algo que tiene que ver con la sexualidad.
Y lo encuentra, con regularidad asombrosa, en los relatos y en los análisis que, a partir de lo que sus pacientes le van
contando, por medio del método incipiente de la asociación libre o a través de los sueños, síntomas y los recuerdos. Los
pacientes van encontrándose con estas cuestiones, estas situaciones o estos eventos o, propiamente hablando, traumas
que implican algo de la sexualidad. O sea que no es cualquier trauma, no es cualquier golpe. Porque trauma está
relacionado al golpe, al impacto, no es cualquier impacto. No da lo mismo un accidente de tren que un intento de
seducción. Freud incluso va a decir que, si el trauma aparece como algo ajeno a la sexualidad, de alguna manera tiene que
estar ligado inconscientemente a un evento sexual. Pero además, no solo el trauma es sexual, sino que además para
Freud, y esto también lo plantea desde muy de sus inicios, tiene que haber ocurrido en la niñez, incluso en la niñez
temprana. Con lo cual supone Freud dos cosas: primero que los niños no son ajenos a la sexualidad, o sea que hay una
sexualidad infantil y que también hay una sexualidad en la infancia. O sea que ya los niños pequeñitos, desde muy
pequeños, desde que nacen, están tomados en esta dimensión de lo sexual que, por supuesto ahí claramente lo sexual
no tiene que ver con la genitalidad ni con los fines reproductivos, ni con la heterosexualidad obligada, de ninguna manera.
Tiene que ver con lo que hoy podríamos llamar “lo erótico” en un sentido amplio, lo erótico, lo erógeno, lo sensual, y que
se da especialmente, fundamentalmente en los primeros vínculos del niño, los vínculos con sus progenitores. Y la gente
que lo rodea por supuesto.
Y Freud supone que en esos primeros tiempos del sujeto pueden darse estos hechos traumáticos, estas situaciones donde
algo excede la posibilidad del infantil sujeto, del pequeño niño, de procesar, de elaborar, de ligar, ese monto de excitación
al que es sometido o por el que es tomado.
En este momento Freud piensa la relación del trauma al síntoma prácticamente como no mediada, o como directa. Si bien
ya plantea esto de que hay una segunda vuelta, de que hay un recuerdo. Pero luego, y vale la pena aclararlo porque esto
aparece en los desarrollos posteriores, hay una nota al pie en la página 169 del tomo 3 de Amorrortu, que es agregada en
1924 donde Freud dice: “Esta sección está bajo el imperio de un error que después he admitido y rectificado repetidas
veces. Por aquel tiempo yo aún no sabía distinguir entre las fantasías de los analizados acerca de su infancia y unos
recuerdos reales. A consecuencia de ello, atribuí al factor etiológico de la seducción una sustantividad y una validez
universal que no posee. Superado este error, se abrió el panorama de las exteriorizaciones espontáneas de la sexualidad
infantil, que describí en Tres ensayos de teoría sexual”. O sea lo que Freud hace es interponer, pero esto lo va a hacer poco
después de este texto, la noción de fantasía entre el trauma y el síntoma. O sea que hay una suerte de secuencia donde
la fantasía se ubica, se supone a lo traumático, porque en rigor Freud nunca abandona la teoría traumática, nunca
abandona la idea de que en el origen hay algo del orden de lo traumático, Freud sigue sosteniendo esto hasta sus últimos
textos, por ejemplo, Moisés y la religión monoteísta, un texto de los últimos de Freud y gira fuertemente alrededor de la
noción de trauma y de repetición.
En este momento entre el trauma y el síntoma hay una vuelta también, algo del orden de la repetición que supone un
recuerdo, pero también Freud va a decir algo del orden de la fantasía. Donde la fantasía no está enteramente desligada
al trauma, sino también en algún sentido la fantasía – como lo vamos a ver más adelante en el texto “las fantasías
histéricas y su relación con la bisexualidad”- la fantasía ocupa un lugar de nudo, digamos, entre el trauma, el deseo, el
síntoma. Pero a esta altura, parecería que del trauma o de la elaboración del trauma se pasa al síntoma. No de manera
directa, ni de manera inmediata, especialmente en lo que Freud llama en el apartado segundo de este texto “Naturaleza
y mecanismo de la neurosis obsesiva”. Porque empieza diciendo en este apartado: “En la etiología de la neurosis obsesiva,
unas vivencias sexuales de la primera infancia poseen la misma significatividad que en la histeria; empero, ya no se trata
aquí de una pasividad sexual, sino de unas agresiones ejecutadas con placer y de una participación, que se sintió
placentera, en actos sexuales; vale decir, se trata de una actividad sexual.”
Lo cual no le impide a Freud señalar acá algo que va a volver a decir en repetidas oportunidades, y es que en toda neurosis
obsesiva hay un trasfondo de síntomas histéricos. Y en ese trasfondo de síntomas histéricos, por eso Freud supone que la
neurosis obsesiva en definitiva no es más que un dialecto de la histeria, o sea una versión dialectal de la histeria, en ese
trasfondo de síntomas histéricos Freud supone entonces que también tiene que haber habido antes de esas situaciones
traumáticas activa, agresiva, placentera de la neurosis obsesiva, tiene que haber habido algún orden de vivencia de
seducción, o sea alguna vivencia pasiva, y Freud dice que de eso depende además que exista la represión.
Para ubicar la articulación entre el trauma y el síntoma, es muy interesante leer lo que acá Freud llama la trayectoria típica
de una neurosis obsesiva. Y que parte de esta fórmula, dice Freud, las representaciones obsesivas son siempre reproches
mudados que retornan de la represión y están referidos siempre a una acción de la infancia, una acción sexual realizada
con placer. Si bien Freud va a revisar después, como dice acá en una nota al pie, esta definición no la va a descartar
totalmente pero la va a revisar, sobre todo después del análisis en el historial del hombre de las ratas, que tiene que ver
la revisión fundamentalmente con ubicar ahí la dimensión de la fantasía, pero ya hay acá planteado una secuencia que es
genética pero también en algún sentido es estructural, donde Freud ubica distinto periodos o momentos que hacen a la
evolución del niño, digamos a la evolución tanto del yo como de su organización libidinal, que terminan desembocando
en la posibilidad de que se produzcan síntomas obsesivos. Digo la posibilidad, porque para Freud la neurosis no es
imprescindible que se desencadene, o sea no hay manera de saber si se va a desencadenar una neurosis o no. Vamos a
ver que para que se desencadene una neurosis, además de todas estas determinaciones infantiles tiene que haber
también algún acontecimiento, algún suceso de la vida adulta que ponga en marcha toda la maquinaria de la neurosis.
¿En qué consiste esta trayectoria típica de la neurosis obsesiva? Freud va a ubicar aquí cuatro periodos.
-El primer periodo que él llama de “la inmoralidad infantil”, o sea un niño, un infans que todavía no tiene palabra como
dice la palabra “infans” sin palabra, o que apenas empieza a disponer de la palabra. Pero lo que seguro no tiene es todavía
ese registro de la moralidad. O sea, de que hay cosas que están bien y cosas que están mal, para decirlo de una manera
muy sencilla. Lo cual se acompaña con la falta de diques en los niños, o sea, claramente los niños hasta cierta edad no
tienen, o sea recién a partir de cierta edad los niños tienen pudor, tienen vergüenza, no quieren que los vean desnudos,
quieren ir al baño y cierran la puerta y hasta ese momento, el primer tiempo, eso no los afecta en el sentido de que no
hay ahí una restricción, o lo que Freud llamó un dique pulsional.
En este primer periodo, dice Freud, ocurren los sucesos que contienen el germen de la neurosis posterior. Especialmente
dice:” en la más temprana infancia, primero las vivencias de seducción sexual”, o sea, ahí es donde Freud insiste, hay un
trasfondo de síntomas histéricos lo cual supone que hay vivencias de seducción sexual, y agrega “que luego posibilitan la
represión”. O sea, ahí hay una cuestión de estructura, las vivencias pasivas o vivencias de seducción sexual, esto de ser
tomado como un objeto erótico. Lo cual, si lo pensamos a la luz de los desarrollos posteriores de Freud en rigor, es
estructural, en tanto hay algo de la sexualidad que implica que el niño es tomado por un objeto de amor, por un objeto
erótico o sea donde el amor encubre de alguna manera el erotismo, por las figuras parentales, por los padres, que el niño
esta tomado en un circuito deseante de relación a estos padres, un circuito que implica toda la dimensión de los ideales
y del narcisismo por supuesto, pero que también implica una cuestión pulsional.
Podemos ubicar en ese sentido las vivencias de seducción sexual condicionantes de la posibilidad de la represión, en
relación a esa suerte de trauma fundante de la estructura, que nunca hay que confundir de ninguna manera con la
situaciones de abuso sexual de los niños o de pedofilia, o sea son dos niveles totalmente distintos en cuanto a los hechos
y en cuanto a las consecuencias de esos hechos, me parece importante hacer esta aclaración.
Entonces Freud ubica en ese periodo de inmoralidad infantil, primero las vivencias de seducción sexual que posibilitan la
represión, y después las acciones de agresión sexual contra el otro sexo que más tarde aparecerán bajo la forma de
acciones reproche. Entonces Freud ubica ahí acciones de agresión sexual contra el otro sexo, contra el otro sexo
podríamos ponerlo ahí un poco quizás entre comillas porque no necesariamente es que si es un varón atacara a una mujer,
por supuesto que eso puede verse, Freud dice que esto implica que la neurosis obsesiva tenga cierta predilección con el
sexo masculino pero sabemos que eso es relativo, de hecho la mayoría de ejemplos de neurosis obsesiva que Freud nos
da son pacientes mujeres, la enorme mayoría, y Freud mismo va a ir modelando y matizando estas cuestiones. Pero sí que
hay agresión sexual hacia un otro. Y que luego, más tarde o sea no de entrada, aparecerán bajo la forma de acciones
reproche, o sea acciones ligadas a un reproche.
-Pasamos entonces al segundo periodo y se pone término a este primer periodo, el ingreso, a veces anticipado, a la
maduración sexual. Se entiende que acá Freud está hablando de la metamorfosis de la pubertad. Dice que ahí, al recuerdo
de aquellas acciones placenteras que retornan, o sea que han quedado inscriptas de alguna manera como recuerdos, se
anuda ya un reproche. Y el nexo con la vivencia inicial de pasividad posibilita reprimir este reproche y sustituirlo por un
síntoma defensivo primario. Entonces tenemos que algo retorna del recuerdo de esa vivencia sexual infantil traumática,
o sea que el recuerdo no es pleno, no es absoluto, siempre todo recuerdo para Freud es un recuerdo encubridor, es un
recuerdo construido con fragmentos del vivenciar real pero también con algo del orden de la intencionalidad que muestra
y oculta a la vez algo de lo que allí ocurrió, pero que el trauma como tal no puede ser recordado en sentido propio.
Pero que eso retorna, lo que veíamos antes, no es el hecho en sí lo que es traumático sino los efectos del retorno de algo
de esa vivencia. Porque en este momento se liga a un reproche, porque ahora ya no hay inmoralidad sino que ahora ese
sujeto, ese sujeto en germen, ha entrado a la cultura, para decirlo en términos freudianos, ha estado enmarcado por lo
que luego Freud conceptualizará en términos de complejo de castración, y aparece algo en el orden de la prohibición,
aparece algo en relación que después deriva en esto de lo correcto, lo incorrecto, lo que está bien, lo que está mal, y
bueno lo que también Freud también desarrollará en términos de Superyó como esa instancia que critica, que reprocha,
que censura lo que se hizo, pero sobre todo lo que se ha hecho o lo que se ha querido hacer. No olvidemos que para Freud
en ese sentido es equivalente algo que se ha hecho, algo que se hizo o algo que se quisiera hacer.
En el hombre de las ratas lo que Freud interpreta es algo en relación a un deseo de muerte del padre y eso no tiene nada
que ver con que el hombre de las ratas haya agredido a su padre, ni lo haya atacado, ni siquiera que haya pensado del
todo conscientemente, aunque después resulta que sí lo hizo, pero inclusive que, aunque eso hubiera sido una intención,
para Freud eso ya tiene característica de un deseo que puede ser reprochado por esta instancia de la moral del sujeto.
Lo que aparece ahí entonces es ya una formación de compromiso. Porque ese reproche se reprime y es sustituido por lo
que Freud llama acá “síntomas de defensa primaria”. Síntomas de la defensa primaria o síntomas primarios de la defensa
que Freud ubica como los escrúpulos de la conciencia moral, o sea no solo la conciencia moral sino los escrúpulos, o sea
la anticipación, el temor, la culpa, la vergüenza y la desconfianza de sí mismo. Esto es muy interesante porque ya entonces
ahí el sujeto queda marcado por una escisión, el sujeto ya desconfía, no tanto de lo que está fuera, de lo que es ajeno, de
lo que es externo, sino que el sujeto empieza a desconfiar de sí, quiere decir que hay algo en el sujeto mismo que lo toma
como algo ajeno, desconfía de sí mismo. Eso marca la escisión del aparato psíquico, la división subjetiva que vamos a
seguir después en relación a la elaboración de la neurosis.
Entonces, escrúpulos de la conciencia moral, vergüenza, desconfianza de sí mismo, dice Freud, son estos síntomas de la
defensa primaria con los cuales empieza el tercer periodo. El primer periodo de inmoralidad infantil, el segundo periodo
el ingreso en la maduración sexual, el recuerdo de las acciones placenteras que aparecen ligadas al reproche, represión,
constitución de los síntomas primarios de la defensa y, a partir de ahí un tercer periodo que Freud, de manera muy
interesante llama “periodo de salud aparente”. Porque estos síntomas de la defensa primaria son eficaces, mantienen a
raya el reproche, lo reprimen, permiten que el sujeto no esté tomado, no esté invadido por eso que retorna como
reproche, como algo que se puede volver insoportable y a su vez, eso tiene un costo para el sujeto, por eso dice “salud
aparente” porque no es que queda igual que antes, sino que el sujeto ya queda marcado por estos síntomas primarios de
la defensa: los escrúpulos, la vergüenza, la desconfianza de sí mismo.
Tercer periodo de la salud aparente, pero, dice Freud en verdad de la defensa lograda. O sea, es una defensa que ha
logrado su objetivo, la salud aparente tiene que ver con una defensa que logra su objetivo al costo que ya mencionamos.
De paso, es interesante porque estos síntomas primarios de la defensa, que anudan o reanudan algo que se desencadena
cuando el niño entra en el periodo de la maduración sexual, pueden de alguna manera pensarse en la línea de lo que,
muchos años después, Lacan va a llamar el sinthome. O sea esa suplencia de un desanudamiento, algo que aparece ahí
como estabilizando, como reanudando la estructura, como permitiendo que se mantenga esas consistencias unidas y que
parezca que todo está bien, por eso subrayo esto de salud aparente y defensa lograda. Está todo bien, como solemos
decirlo, bueno el todo bien no se sostiene solo, el todo bien tiene su costo y tiene también su punto débil, digamos así.
Porque es recién ahí donde Freud dice, bueno recién acá podemos hablar del cuarto periodo, cuarto y último periodo,
que es lo que Freud llama “el periodo de la neurosis propiamente dicha”. Recién acá será, si se produce, la neurosis
propiamente dicha y que tiene que ver con el retorno de los recuerdos reprimidos.
Freud, como ya hemos visto en Schreber, piensa la represión en tres tiempos: la represión primordial con un punto de
fijación como dice en Schreber, la represión propiamente dicha que sería la que acá aparece como la represión de los
recuerdos y el retorno de lo reprimido, o sea el fracaso de la represión y el retorno de lo reprimido. Y es recién ahí, en el
retorno de eso reprimido que algo del síntoma como tal se va a establecer.
Pero ya acá, en esta época ya lo dice así: “el retorno de los recuerdos reprimidos, vale decir, el fracaso de la defensa”. O
sea, que la defensa puede actuar o puede fracasar. Y agrega: “acerca de esto, es incierto si el despertar de esos recuerdos
sobreviene más a menudo de manera casual y espontánea, o a consecuencia de unas perturbaciones sexuales actuales,
por así decir como efecto colateral de estas últimas.”. En “fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” Freud va
a hablar justamente de esas perturbaciones sexuales actuales, donde actuales tiene doble connotación. Por un lado,
actuales del momento actual, pero actuales en el sentido de las neurosis actuales, o sea de algún modo de acumulación,
de excitación o de mala tramitación de la excitación sexual ya obviamente en el adulto.
Entonces, esto se produce de alguna manera contingentemente. No es que porque hay una neurosis infantil va a haber
necesariamente neurosis del adulto, se requiere algo más. Esto es algo que Freud va a después a conceptualizar cuando
plantee las famosas series complementarias, pero quiere decir que se requiere algo que no es solo histórico y
predeterminado, sino también ciertas, para usar la expresión de Lacan, coyunturas dramáticas que también aparecen en
la neurosis.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando hay retorno de lo reprimido? Lo que pasa es que retornan los recuerdos reanimados, y los
reproches formados desde ellos. Tanto los recuerdos como los reproches cuando retornan, no retornan inalterados, sino
justamente desfigurados. Y esta es la otra cuestión fundamental, el retorno de lo reprimido no es idéntico a aquello que
fue reprimido, cuando algo retorna ya ha sufrido o es mediante el proceso de una desfiguración, de un deslizamiento, de
una condensación, donde se ponen en juego los mecanismos que Freud va a poder investigar y precisar cuándo se ponga
a estudiar los sueños, porque en definitiva Freud va a suponer que el mecanismo de formación de síntomas y el trabajo
formador del sueño tienen muchos puntos en común que es justamente las características del sistema inconsciente y de
lo que ocurre en este retorno de lo reprimido.
Entonces dice, no vuelven tal cual, “lo que deviene consciente como representación y afecto obsesivo, sustituyendo al
recuerdo patógeno en el vivir consciente, son unas formaciones de compromiso entre las representaciones reprimidas y
las represoras”. Entonces lo que retorna no retorna igual porque ya como es de alguna manera producto de estas
tensiones conflictivas, lo que aparece es algo que es formación de compromiso, o sea una formación que toma elementos
tanto de lo que ha sido reprimido como de aquello que quiere reprimirlo, que es lo represor.
Entonces, es ahí donde nos encontramos con el síntoma, y ahí también donde Freud va a hablar de que esto que retorna
de lo reprimido tiene esas dos partes, y que esas dos partes pueden retornar no necesariamente en la misma proporción.
Que esas dos partes que son, por un lado, el recuerdo como tal y por otro lado el reproche, puede retornar solo el
recuerdo, puede retornar solo el reproche, pueden retornar ambos. Y además, retornar de distintas maneras. Lo que es
fundamental es que lo que retorna es un sustituto, hay un efecto de sustitución, hay un efecto -dirá lacan más adelantemetafórico, o sea algo, un significante sustituye a otro significante y dice de ese significante, pero de otra manera.
Entonces, el efecto de sustitución que Freud, plantea en “inhibición, síntoma y angustia”, es lo que define cabalmente a
un síntoma, o sea un síntoma no es la angustia, no es la inhibición, no es el temor, no es el sufrimiento solamente, sino el
síntoma supone esta sustitución, este desplazamiento y esta condensación. Y entonces esto da lugar, a lo que Freud
también llama acá, la variabilidad clínica de la neurosis obsesiva. O sea que la neurosis obsesiva puede presentarse de
distintas maneras, dos o tres, en rigor, formas de la neurosis obsesiva.
La primera, cuando llega a la consciencia el contenido mnémico, el contenido la de la memoria, de acción: reproche. Y
que ahí da lugar a representaciones obsesivas típicas que son ideas obsesivas. El paso que Freud da es tomar algo que ya
la psiquiatría describía que eran las ideas obsesivas o ideas fijas que son estas ideas cuya característica fundamental es
que se imponen a la conciencia, conmueven afectivamente, afectan al sujeto pero son ideas en las que el sujeto por más
que le resulten espantosas, horribles, no cree, sabe que eso no es así, por eso se distinguen claramente de las ideas
delirantes aunque se le parecen a veces, pero se distinguen sobre todo porque el sujeto reacciona contra eso, y dice “no
quiero pensar en esto”. Las ideas obsesivas a veces tienen un carácter muy penoso. Por ejemplo, que alguien puede sentir
o pensar que puede tener el impulso de dañar a un ser querido o de matar a alguien, o puede tener el impulso de agarrar
un cuchillo y hacer algo inadecuado. Bueno, muchas veces aparecen con un contenido extremadamente penoso, pueden
aparecer bajo la forma de que algo malo va a pasar, pero el sujeto quiere justamente deshacerse de esas ideas,
desprenderse de esas ideas. Pero ¿Qué pasa? Que no puede hacerlo mediante el razonamiento consciente.
Esta es la definición que, en rigor, está al final de este apartado y donde Freud define la compulsión o lo obsesivo, el
término alemán es zwanghaft, que se puede traducir como obsesivo o como compulsivo y dice que: “Su carácter esencial
es, antes bien, que no puede ser resuelta (este tipo de representación) por la actividad psíquica susceptible de conciencia;”.
O sea que esa idea, esa representación obsesiva, eso que se impone compulsivamente al pensar, por más que se lo
rechace, que se lo razone, que se lo piense, eso no permite que la idea se aleje, a lo sumo a veces puede calmar un rato
pero algo sigue ahí. Freud justamente se pregunta porque sigue ahí, porque a pesar de que el sujeto no quiere creer en
eso, no cree en eso, tiene cantidad de argumentos en contra de esa idea, sin embargo, eso sigue ahí. Lo que Freud
sostiene, y es una intuición realmente genial de Freud, es que eso se sostiene ahí porque eso viene de otro lado, porque
eso tiene una energía que lo alimenta desde otro lugar. ¿Y cuál es ese otro lugar?
Justamente, lo inconsciente, que implica lo traumático, sexual, infantil, que eso no acepta, no entiende razones,
podríamos decir, por lo menos no entiende las razones habituales, las razones de la conciencia. Por eso Freud propone
para la neurosis obsesiva el método analítico, que lo que apunta es a encontrar justamente no lo que esa idea dice, sino
que es lo que está alimentando a esa idea, que es lo que está generando y sosteniendo esa idea obsesiva. Porque el
contenido de la representación obsesiva, en rigor, es un contenido desplazado, doblemente desfigurado y desplazado
dice Freud, dado que lo actual reemplaza lo pasado y lo no sexual reemplaza lo sexual. Entonces por ejemplo algo que
puede ser un impulso erótico agresivo, vivido como agresivo, puede aparecer como una cuestión, pero que tenía un
carácter sexual claramente, puede aparecer como querer matar a un ser querido actual. O la idea de que se querría matar
a un ser querido actual, idea que por supuesto espanta al sujeto, retrocede horrorizado frente a eso pero que no puede
evitar pensarlo. Y Freud dice, ahí hay un doble desplazamiento; algo actual por ejemplo la persona sobre la cual se vuelca
esa acción, algo actual reemplaza a algo pasado, lo originario, y algo no sexual, por ejemplo la idea de matar o de dañar,
reemplaza a lo sexual que es también lo original.
Esa entonces sería la primera forma dice, de la neurosis obsesiva donde lo que predomina son los síntomas de las
representaciones obsesivas típicas que pueden acompañarse, por supuesto, de un afecto, pero que ese afecto en general,
Freud dice, que es un displacer impreciso o inespecífico. Por supuesto que estas ideas como decíamos generan horror.
La segunda forma tiene que ver con que puede retornar especialmente, no tanto la idea o el recuerdo, mejor dicho, sino
el reproche como tal. Y el reproche implica algo del orden del afecto, o sea que puede mudarse ese reproche en un afecto
displacentero, también de cualquier otra índole. Fíjense acá también aparece el desplazamiento y la sustitución, no es el
reproche original que ha sido reprimido sino algo del orden del afecto y Freud habla ahí de afectos sustituyentes o afectos
obsesivos, ¿Que son cuáles? Bueno volvemos a encontrar la vergüenza, que ya no es solo la vergüenza infantil sino una
vergüenza que adquiere un carácter sintomático, un carácter desproporcionado. La angustia hipocondríaca, saquemos tal
vez lo de angustia, la hipocondría o sea la sensación de que se está enfermo,
Esta es una hipocondría neurótica, no confundamos esto con lo que Freud llama hipocondría en los pasos de la psicosis
en la introducción al narcisismo, pero un temor a estar enfermo, una sensación de que algo está mal en el cuerpo, de que
hay una enfermedad, etc. La angustia social que implica la incomodidad, el malestar, el no sentirse a gusto en grupo o en
una actividad social, los distintos tipos de vínculos. La angustia religiosa, en la neurosis obsesiva Freud va a ir desarrollando
esto fuertemente y ligado a las cuestiones de la religiosidad, de hecho, Freud va a decir en “actos obsesivos y prácticas
religiosas” un texto de 1908, va a decir que la neurosis obsesiva es una religión individual, es una religión privada, funciona
del mismo modo que la religión, pero de manera individual, de manera privada, incluso va a decir que las religiones son
una suerte de neurosis obsesiva universal.
Entonces puede aparecer más por esta vertiente religiosa, pero también habla del delirio de ser notado, fíjense que usa
la palabra delirio y no está pensando en una cuestión psicótica, sino en un modo de pensamiento que se parece
enormemente a veces al modo paranoico de pensar, porque el delirio de ser notado por supuesto tiene un tinte
persecutorio pero nuevamente, una diferencia esencial es que en la neurosis obsesiva el sujeto puede registrar que no
está pensando en eso, que realmente no cree en eso, pero que no puede evitar pensarlo. Y también pone Freud ahí, lo
que él llama la angustia de tentación, el temor a ser tentado, a caer en la tentación de algo prohibido, generalmente de
algo transgresor. Estas serían las dos formas básicas, que tienen que ver con el retorno de la representación o el retorno
del reproche.
Pero hay una tercera forma que Freud acá ubica de una manera que luego va a revisar en el historial del hombre de las
ratas, y que tiene que ver con las defensas ya no primarias, sino secundarias. Antes habló de síntomas primarios de la
defensa o síntomas de la defensa primaria, y acá habla de la defensa secundaria. Y la ubica como defensas del yo contra
los retoños del recuerdo reprimido y que incluyen toda la serie de cosas, que en realidad son las más populares y a veces
las más visibles de las neurosis obsesivas, que tiene que ver con las medidas protectoras, con los ceremoniales, con los
rituales, con lo que se llaman las acciones obsesivas. Y lo que acá Freud dice es que nunca son primarias, siempre son
defensivas. Esto es lo que Freud de alguna manera va a revisar, porque lo que Freud va a ir planteando en realidad es que
algo de eso compulsivo que aparece ya en el retorno del recuerdo, se va a trasladar a estos síntomas de la defensa
secundaria.
Entonces lo compulsivo ya no es el recuerdo o el reproche, lo compulsivo es el ritual o el ceremonial obsesivo o el acto,
acciones obsesivas que pueden ser desde acciones triviales como, no sé, para poder dormirse tener los zapatos ubicados
en determinado lugar o en determinada posición, hasta bueno, actos o acciones obsesivas muy tortuosas, muy penosas
como alguien que no puede terminar de salir de su casa porque tiene que revisar infinidad de veces si la luz está apagada
o prendida, si la llave de gas está apagada o prendida, si la ventana está cerrada o abierta, aun sabiendo que ya la cerro,
aun sabiendo que apago y a veces sale a la calle y tiene que volver a entrar a su casa y varias veces, bueno, puede llegar
a tener esto un tinte muy penoso, muy sufriente y además muy incapacitante. La neurosis obsesiva puede ser una
situación muy compleja clínicamente. Entonces, estas acciones obsesivas dice Freud pueden ser contra las
representaciones, contra los afectos, contra ambos y bueno incluyen todas estas acciones que describíamos antes.
Por eso Freud, para concluir, habla de la variabilidad y de las variedades clínicas de la neurosis obsesiva. Ya sea que
aparezca algo más para el lado de la representación, algo más por el lado del afecto, algo que oscila entre el síntoma de
retorno y el síntoma de defensa secundaria, algo que está prácticamente ubicado exclusivamente o que lo único que
queda a la vista son estos síntomas de defensa secundaria. E incluso lo que Freud llama, los casos graves, que es lo que
les mencionaba antes, donde hay una fijación de acciones, ceremoniales o una manía de duda universal, eso también a
veces se ve, la cuestión de la duda, o una existencia estrafalaria condicionada por temores, por fobias dice acá Freud, pero
en realidad tiene que ver con temores.
Bien vemos entonces como Freud en esta trayectoria típica de neurosis obsesiva muestra el camino, digamos, que él
piensa del trauma al síntoma y como es en el síntoma que algo del trauma se plasma, que algo del trauma retorna. No el
trauma como tal, insisto en eso, sino lo que queda como resto de ese trauma en esa segunda vuelta, en ese segundo
tiempo donde el trauma se vuelve efectivamente patógeno. Esto va a ser retomado por Freud, por ejemplo, en fantasías
histéricas y su relación con la bisexualidad, en el historial del hombre de las ratas, en inhibición, síntoma y angustia, y en
muchos otros textos, en acciones obsesivas y prácticas religiosas, bueno, etc. En muchos textos donde Freud va a seguir
con la elaboración de las neurosis y en particular de las neurosis obsesivas que es un capítulo importante dentro de ellos.
SEMINARIO: DORA: OBJETO, FANTASMA Y SÍNTOMA.
Vamos a trabajar el texto de “Intervención sobre la transferencia” de Lacan, que es un texto que en realidad es fruto de
una conferencia, de un discurso que pronunció en un congreso, en el año 1951 y que bueno, para Lacan el objetivo de
esta intervención justamente era hablar sobre la transferencia, y por eso toma el caso Dora ,de Freud, para pensar algunas
cuestiones en relación a la trasferencia, que no va a ser el centro de esta clase y de lo que estamos trabajando en relación
a este texto; solo les comento esto, que el empieza el texto diciendo cosas como que el psicoanálisis es una experiencia
dialéctica, y que esta noción debe prevalecer cuando se plantea la cuestión de la naturaleza de la transferencia, esta
cuestión de lo dialéctico en relación a la importancia de la palabra, dice incluso, en el psicoanálisis no se hace uso sino de
palabras.
Y, esta experiencia dialéctica tiene que ver con lo que llamamos una experiencia platónica, y esto lo toma Lacan también
en relación a que no se trata de ubicarse ,el analista, en un lugar de saber sino de provocar la palabra, el discurso del
sujeto, digamos, para que se escuche. A partir de las marcaciones, de las intervenciones, de las interpretaciones del
analista. Entonces, causando el discurso del sujeto, van a ver como Lacan va a tomar esto para trabajar que es lo que pasa
con Dora, en el análisis con Freud y bueno además porque él se está corriendo de lo que implicaba la escuela inglesa y la
idea de reforzar al yo; se trata de todo lo contrario, no de reforzar al yo sino de causar la palabra del sujeto y con esto,
generar la experiencia dialéctica que ,sobre la base de la transferencia, lo que va a permitir es que aparezca la palabra del
sujeto, y en ese sentido dice Lacan que Freud tomó la responsabilidad de mostrarnos que hay enfermedades que hablan,
y de hacernos entender la verdad de lo que dicen. Y partir de ahí es que Freud nos propone retomar a Lacan.
Yo voy a ir leyendo algunos párrafos de este texto, porque me parece que son muy interesantes trabajarlos en particular.
Entonces, él dice por ejemplo, para introducir a Dora en esta intervención “fundaré mi demostración en el caso de Dora
por representar en la experiencia todavía nueva de la transferencia, el primero en que Freud reconoce que el análisis tiene
en ella su parte”. Entonces elige el caso Dora porque es el primero en el que Freud dice que la transferencia ha sido el
motor, ha sido el motor pero también ha sido el obstáculo, porque la transferencia como ustedes habrán trabajado
cuando cursaron psicoanálisis por ejemplo, la transferencia es motor pero también es obstáculo, y algo de esto Freud
mismo va a decir que pasó en el análisis con Dora, y Lacan lo va a tomar acá; lo que va a hacer Lacan en esta intervención,
en este texto, es subrayar lo que él llama inversiones dialécticas y desarrollos de verdad. Incluso dice que es notable que
hasta ahora nadie haya subrayado esto, que la forma en que el caso Dora es expuesto por Freud. Tiene una serie de
inversiones dialécticas y desarrollos de verdad.
En realidad, seria al revés, primero desarrollos de verdad, porque ¿qué seria esto? Seria Dora, que dice “Bueno, pasa esto,
o pasó esto” y entonces Freud hace una marcación, una interpretación, una intervención sobre lo que Dora dice,
invirtiéndole ese decir, haciéndole escuchar cómo está implicada ella en ese decir.
Entonces la estructura de cómo Lacan va a trabajar este caso Dora, va a ser esta, de las inversiones dialécticas, y
desarrollos de verdad. Entonces dice, que, bueno, les decía que en este texto lo que marca es que es la primera vez que
Freud se encuentra con la transferencia como obstáculo, y dice que el primer desarrollo de verdad, la primera afirmación
es lo que muchas veces llamamos “la queja histérica” de que se queja Dora.
Ustedes supongo que están leyendo el caso todavía, pero ya llegaron a encontrarse con qué es lo que Dora le plantea a
Freud como queja. Lacan lo dice así “la señora K y su padre, son amantes 1
desde hace tantos años, tantos y tantos años, y lo disimulan bajo ficciones a veces un tanto ridículas, pero el colmo es que,
de este modo, ella queda entregada sin defensa a las galanteas del señor K, ante los cuales su padre hace la vista gorda,
convirtiéndola así en objeto de un odioso cambalache” De alguna manera muchas veces decimos que la histérica pone a
prueba al analista, en realidad pone a prueba al Otro, al que le plantea, “bueno, esto es así”, las cosas son así, usted que
me puede decir de esto; yo le estoy planteando como es la verdad. Lacan dice en este texto, “estos hechos están ahí,
proceden de la realidad y no de mí, qué quiere usted cambiar en ellos,” a lo cual, Freud responde, dice Lacan, con una
primera inversión dialéctica.
En otro texto, que tiene unos años más que texto, no muchos. Pero donde ya Lacan hizo un recorrido que es la dirección
de la cura, “La dirección de la cura y los principios de su poder” se llama, Lacan va a hablar de rectificación subjetiva, que
tiene mucho que ver con esto que acá llama inversión dialéctica.
Entonces, ¿cuál es la inversión dialéctica que hace Freud? y que aquí Lacan está marcando, “mira (le dice), cuál es tu
propia parte en el desorden del cual te quejas” entonces, lo que le está marcando Freud a Dora, es, bueno, ¿qué tenes
que ver vos con esto de lo que te estas quejando? Y entonces ahí aparece un segundo desarrollo de verdad, dice Lacan. A
partir de esta inversión dialéctica, donde Freud lo que hace es marcarle a Dora que ella tiene una parte, tiene
responsabilidad, en eso de lo que se queja como si solo viniera del otro. A partir de eso, Dora dice otra verdad. ¿Qué es
lo que dice? Dice que de alguna manera ella es cómplice de esa relación entre el padre y la señora K. Y Lacan lo pone estos
términos “no es solo por el silencio, sino gracias a la complicidad de Dora misma, más aun, bajo su protección vigilante,
como pudo durar la ficción que permitió prolongarse a la relación de los dos amantes”
Esto es lo que muchas veces llamamos intriga histérica, pasamos de esa queja histérica, donde, miren lo que me hacen, a
la intriga histérica, a como ella es parte de esa intriga, como ella es cómplice para que los hechos sean como ella enuncia,
como si no tuviera nada que ver. Y ahí aparece también en lo que Dora cuenta, algo que Lacan llama “la circulación de los
regalos preciosos” como ella recibe regalos del señor K. El padre le regala cosas a la señora K, y el señor K a Dora. Y también
el padre a Dora, y ahí hay una circulación que de hecho arma una relación entre esas 4 personas, los 4 términos de la
cuadrilla, lo van a encontrar en algún momento, que son: la señora K, el padre, el señor K y Dora.
Ahí Lacan empieza a trabajar algo que va a llamar la identificación viril. Empieza hablando de la identificación al padre
primero. Van a ver como este texto nos ayuda a pensar, a analizar, a reforzar la idea de la importancia de las
identificaciones, lo digo en plural por un lado pero por otro la identificación de todas maneras no con mayúsculos, estamos
hablando de identificaciones imaginarias, pero la particular identificación al padre en la histeria. Como las identificaciones
y la fantasía van a ser el sostén de los síntomas. No solo el sostén, sino que le van a dar sentido a los síntomas; y digo
fantasía, y en plural, que son términos más freudianos. Lacan también va a hablar de fantasía, pero Lacan va a hablar del
fantasma. Va a hablar de fantasma en plural, todavía en esta época muy ligado a lo imaginario pero luego ya no tanto, o
ya no solo, y van a ver como acá en este texto, Lacan empieza a trabajar la cuestión de la identificación y la importancia
de la identificación de Dora al padre, que luego va a aparecer además como una identificación al señor K, y esto va a ser
muy importante para pensar la posición de la histérica.
Les leo un parrafito: “al mismo tiempo la relación edipica, se revela constituida en Dora por una identificación al padre,
que ha favorecido la impotencia sexual de este, experimentada además por Dora, como idéntica a la prevalencia de su
posición de fortuna, esto traicionado por la alusión inconsciente que le permite la semántica de la palabra fortuna en
alemán vermögen .Esta identificación se transparenta en efecto, en todos los síntomas de conversión presentados por
Dora, y su descubrimiento inicia el levantamiento de muchos de esto.”
¿Qué está diciendo Lacan acá? Está hablando de la identificación al padre, de la impotencia del padre, impotencia que
Dora conoce o supone, con que la suponga es suficiente; puede ser cierta o no pero es lo que ella supone, y cómo esa
impotencia tiene que ver ,además, con esta identificación, pero además hay un término, un significante que hace que esa
impotencia que le supone Dora a su padre; impotencia se refiere directamente a la relación sexual y a como ella supone
la relación sexual del padre con la señora K, así como ha supuesto la relación sexual del padre con la madre. Y lo que dice
Lacan es que esa identificación aparece en los síntomas de conversión de Dora.
¿Cuáles son los síntomas de Dora? Bueno, la tos, claramente. Antes de la tos, si están leyendo el historial o si ya lo leyeron.
¿Cuál es el primer síntoma que aparece en Dora, todavía una niña? Aparece la disnea, la falta de aire. Ese síntoma que
aparece cuando ella sube la montaña, y que Freud lo que nos va a mostrar ahí, es cómo ese primer síntoma, que se apoya
en la solicitación somática, porque efectivamente se agita, y hay algo ahí que se dispara, pero que se va recubriendo de
sentidos, y justamente lo que Freud marca ahí es como la disnea toma el sentido de la agitación del padre en la relación
sexual, que ella habrá escuchado puerta de por medio, o lo que fuera.
Pero suponer esta impotencia del padre, Lacan lo trabaja además en relación a este término en alemán vermögen, esta
palabra significa fortuna, el punto es que por cómo se utiliza la palabra en la oración en alemán, aparece ahí un equívoco.
Porque vermögen seria fortuna, pero escrito “un vermögen man” sería un hombre con fortuna, un hombre con recursos.
Pero la palabra vermögen si se le agrega el prefijo an es decir, anvermögen, significa lo contrario, significa sin recursos.
Entonces el equívoco en el decir, hacen que este anvermögenman , depende de cómo se pronuncie, esto va a hablar de
la impotencia. En como Dora relata algunas cuestiones en relación al padre aparece esto que Freud escucha, este equivoco
y ahí Freud va a suponer una fantasía de Dora en relación a las relaciones sexuales del padre con la señora K a partir de
esta impotencia que le supone, Freud va a suponer que Dora supone que la relación sexual consiste en una felatio y Lacan
va a interpretar que ahí no se trata de felatio sino de cunnilingus, sin entrar en detalles de posiciones sexuales, lo que
tenemos que dejar en claro allí es que la diferencia entre lo que Freud interpreta y lo que Lacan va a interpretar, cuando
en ambos caso se trata de usar la boca para la relación sexual, la boca sobre los genitales de la otra persona, lo que dice
Lacan es que en realidad quien utiliza la boca es el hombre sobre los genitales de la mujer, en esta fantasía de Dora, y ahí
entonces empieza a marcar la identificación viril, la identificación al hombre de Dora y la identificación de Dora al hombre,
y entonces eso hace que aparezca erotizada su zona erógena oral.
Acá empieza Lacan a trabajar esta cuestión tomada de Freud, porque es Freud quien dice que es la zona erógena oral la
que está fijada en Dora, y por eso los síntomas pasan por ahí, por eso la tos, pero Lacan va a ir más allá y entonces va a
tomar acá la cuestión del hombre sin recursos y la fantasía sexual en relación a eso, en relación a la zona erógena oral y
lo va a desarrollar sostenida en esta idea de la identificación viril.
A partir de aquí entonces habiendo llegado a este segundo desarrollo de verdad, Lacan va a marcar la segunda inversión
dialéctica y dice así: “la segunda inversión dialéctica que Freud opera con la observación que no es aquí el objeto
pretendido de los celos, el que da su verdadero motivo, uno que enmascara un interés hacia la persona del objeto rival,
interés cuya naturaleza mucho menos asimilable al discurso común, no puede expresarse en el sino bajo su forma invertida,
de donde surge un segundo desarrollo de verdad.”
¿En qué consiste esta segunda inversión dialéctica? En que Freud le marca a Dora que la señora K, no es solo objeto de
los celos para ella, sino más que nada que hay un interés de Dora hacia la señora K, y entonces ahí va a aparecer el tercer
desarrollo de verdad. En ese tercer desarrollo de verdad, lo que aparece, es lo que Lacan dice tomando de Freud, la
atracción fascinada de Dora hacia la señora K, y va a traer como ejemplo algo que Dora toma, algo que Dora cuenta de lo
que le pasa con la señora K, que es que “admira ese cuerpo blanquísimo, que admira y observa” y entonces allí Lacan lo
que dice es que Freud le marca a Dora, su interés por la señora a quién ella acusa de ser su rival, la que le roba al padre,
pero que en su discurso aparece como objeto de su propio interés. Y hasta aquí diríamos que tenemos el desarrollo del
historial.
Esto es, lo que Lacan va a marcar es que, con sus interpretaciones, con sus intervenciones que generan estas inversiones
dialécticas y estos desarrollos de verdad, hasta este punto llega Freud. Pero a partir de aquí hay algunas cuestiones que
suceden en relación a la transferencia que hacen que, y ustedes lo están viendo en el historial, que hacen que finalmente
Dora se vaya del análisis, y sin meternos en que si hubo un mal manejo en la transferencia de Freud, que el mismo Freud
dice que hay algo ahí que se le escapó. Pero más allá de eso, lo que Lacan hace es marcar qué más se podría haber hecho
con Dora, escuchándola en transferencia y señalándole y produciendo otras inversiones dialécticas a partir del trabajo en
transferencia.
Y esto lo lee y lo escucha en lo que Freud dice acerca de Dora. Más allá de que Freud no haya llegado a marcarle a Dora,
a hacer otras interpretaciones o intervenciones, que permitieran seguir desplegando las verdades de Dora.
Entonces, lo que podríamos decir es que para Lacan esta intervención freudiana en la que le marca a Dora su interés por
la señora K aparece podríamos decir como un equívoco, porque ¿qué que le está diciendo Freud a Dora? Le está diciendo
que ¿la señora K es objeto de su deseo? Y ahí es donde Lacan introduce lo que para él sería un tercera inversión dialéctica;
y él dice, la tercera inversión dialéctica, la que nos daría porque no fue así, porque Freud no hizo esa marcación, la que
nos daría el valor real del objeto “qué es la señora K para Dora”.
La tercera inversión dialéctica nos daría el valor real de lo que sería la señora K para Dora, es decir, dice Lacan: “no un
individuo sino un misterio, el misterio de su propia femineidad, queremos decir, de su propia femineidad corporal, tal como
aparece sin velos en el 2do de los dos sueños.” No sé si ya llegaron al segundo sueño, pero no voy a meter directamente
con eso, sino con esto que marca Lacan de la señora K como el misterio de la femineidad para Dora.
Ahora vamos a ver qué es esto del misterio de la femineidad. Pensemos primero en Freud, el misterio de la sexualidad
femenina. En términos freudianos seria “no hay representación de la vagina en el inconsciente” a esta altura, a la altura
de este texto, del congreso que se convierte en un texto, Lacan no tiene todavía una teoría del inconsciente estructurado
como un lenguaje, cosa que ustedes ya han estado trabajando , ya tienen un recorrido en relación a esto.
¿Qué es pensar la teoría del inconsciente estructurado como un lenguaje? es poder reconocer que no hay un significante
de la Mujer, de la mujer con mayúscula inscripto en lo simbólico. La Mujer no está inscripta como significante en lo
simbólico.
Todavía a esta altura de su obra, Lacan no llegó hasta ahí, no llegó hasta la teoría del inconsciente estructurado como un
lenguaje, pero, tomando a Freud, el intuye, sabe que la femineidad es un enigma, es una pregunta, y ustedes van a trabajar
en el Seminario 3 la pregunta histérica, la parte en el Seminario 3 donde Lacan elabora la pregunta histérica, y van a ver
como la pregunta que se le impone a la histeria , la pregunta que aparece y que necesita responder y no tiene respuesta
es “¿qué es ser una mujer?”
¿De qué estamos hablando cuando decimos esto? Bueno yo decía, el significante de la Mujer con mayúscula no está
inscripto en lo simbólico, Lacan habla acá de la femineidad corporal, podemos decir que el cuerpo femenino que se
construye como todo cuerpo, en esa construcción de todas maneras, hay un enigma, una pregunta que no tiene respuesta,
por no haber ese significante, por no estar inscripto el significante de la mujer en lo simbólico, ¿qué es esto? No hay una
manera univoca de nombrar a la femineidad y a lo femenino. No hay una respuesta concreta, exacta, para decir qué es
ser una mujer, y entonces en la neurosis por no estar este significante inscripto, lo femenino aparece como una pregunta
qué es ser una mujer, y esta es la pregunta que se impone en la histeria. Y no hay una respuesta única, concreta, verás,
exacta; no hay la verdad a esa pregunta, sino que hay verdades, hay respuestas posibles que nunca son las correctas
porque no las hay, y en la histeria hay una búsqueda de estas respuestas porque encontrarse directamente con la
pregunta, es algo que angustia, porque no hay respuesta.
No sé si han trabajado con el grafo del deseo. Bueno, en una clase así de un audio es difícil explicárselos, pero quizá ya lo
tienen un poco trabajado, sino pregunten en sus clases. El grafo del deseo es muy interesante para mostrar cómo, la
pregunta neurótica desplegada, se encuentra justamente con el significante de la falta del otro. Se encuentra con qué no
hay respuesta a esa pregunta, entonces, como eso angustia, encontrarse con esa pregunta sin respuesta angustia, lo que
sucede en la neurosis es que se buscan respuestas anticipadas, que están en los pisos más bajos del grafo.
¿Y cuáles son esas respuestas anticipadas? ¿Qué posibilidades hay de respuestas anticipadas? Y ahí Lacan dice, las
respuestas anticipadas son: identificaciones (en plural, porque son imaginarias) síntomas, fantasías. Esas son las
respuestas que la neurosis tiene, para tratar de taponar esa pregunta que no tiene respuesta, y por eso ante la no
respuesta, ante la falta en el otro, aparece la angustia.
Entonces, en la neurosis y en este caso en la histeria, estas respuestas que yo les decía, son identificaciones, son fantasías,
son síntomas, están todo el tiempo relacionados entre sí, y más aún las identificaciones y las fantasías sostienen los
síntomas.
Entonces, decíamos, la tos, se sostiene, por un lado, en término freudianos en la zona erógena oral, que está fijada en
Dora. Pero además lo que permite que se fije ahí el síntoma neurótico es que hay una fantasía (no solo una), en este caso
Lacan está marcando la fantasía de cómo son las relaciones sexuales del padre con la Sra. K., fantasía que sostiene el
síntoma de la tos porque además, y ahí está la otra parte del lazo, hay una identificación al padre que la pone a Dora en
ese lugar del hombre en la relación sexual, en esa fantasía.
Entonces con esa zona oral que no solo se despierta sino que va tomando sentidos en el síntoma. Por un lado esta relación
entre identificaciones, fantasías y síntomas y por otro esta cuestión del misterio de la femineidad y como la Sra. K. lo que
representa para Dora es ese misterio de la femineidad.
La Sra. K le sirve a Dora entonces como Otra con mayúscula. Como aquella que si tiene la respuesta, esa respuesta que
Dora no tiene acerca de la sexualidad femenina y que es ser una mujer (de cómo ser un objeto sexual para un hombre va
a decir Lacan acá) esa respuesta que Dora no tiene la tiene la Sra. K. La Sra. K. si sabe, para la fantasía de Dora, si sabe
cómo ser objeto de deseo de un hombre, si sabe que es ser una mujer. El misterio de la feminidad esta puesto en la Sra.
K. Eso representa para Dora la Sra. K
A partir de allí, Lacan ubica después de esta inversión dialéctica que nos daría el valor real del objeto que la Sra. K es para
Dora, ubica algo que podría ser el cuarto desarrollo de verdad que es algo que Dora le relata a Freud pero que Freud no
ubica ahí como un desarrollo de verdad provocado por una inversión dialéctica que es lo que Lacan va a llamar fantasma
más adelante. Les leo como lo dice: “Es aquella imagen, la más lejana que alcanza Dora de su primera infancia, es Dora
probablemente todavía infans chupándose el pulgar izquierdo al mismo tiempo que con la mano derecha tironea la oreja
de su hermano un año y medio mayor que ella”. Fíjense cómo en esta escena, que Dora relata como una especie de
recuerdo, fantasía. En esta escena está ubicada la zona erógena oral (esto es lo que Freud mismo va a marcar) pero
también como esa zona erógena primaria, de alguna manera su fijación se mantiene en el sostenerse del hermano, el
estar agarrado de la oreja del hermano mayor.
Lacan dice entonces a continuación: “Parece que tuviésemos aquí, la matriz imaginaria en la que han venido a vaciarse
todas las situaciones que Dora ha desarrollado en su vida, verdadera ilustración de la teoría todavía por nacer en Freud
de los automatismo de repetición. Podemos tomar con ella la medida de lo que significa ahora para ella, la mujer y el
hombre”.
Hago una salvedad: él dice aquí matriz imaginaria, luego hablara de fantasma, pero ¿qué es esta matriz? Sería la escena
primordial donde se construye este fantasma que va a ser la matriz de todas las relaciones del sujeto con los otros,
especialmente, lo que está marcando Lacan acá, es como para Dora esa escena se constituye como matriz para cómo va
a ser la relación de Dora con sus hombres podríamos decir. Algo de esa escena y de la zona erógena oral fijada allí, va a
marcar la relación de Dora con los hombres.
Lacan continua de esta manera: “La mujer es el objeto imposible de desprender de un primitivo deseo oral en el que sin
embargo, es preciso que aprenda a reconocer su propia naturaleza genital”.
Primer punto “La mujer es el objeto imposible de desprender de un primitivo deseo oral” esto es lo que aparece en esa
matriz imaginaria que Lacan está marcando y dice Lacan entre paréntesis “Se asombra uno aquí de que Freud no vea que
la determinación de la afonía, durante las ausencias del Sr. K expresa el violento llamado de la pulsión erótica oral en el
encuentro a solas con la Sra. K. Sin que haya necesidad de invocar la percepción de la fellatio sufrida por el padre, cuando
cada quien sabe que el cunnilingus es el artificio más comúnmente adoptado por los “señores con fortuna” a quienes les
empiezan a abandonar sus fuerzas”.
Retomo varias cosas en estos pocos renglones. Por un lado retoma como interpreta Lacan esa fantasía sexual de cómo
son las relaciones sexuales del padre con la Sra. K y lo que retoma es que Freud, supone ahí, que la fantasía es de fellatio,
pero Lacan menciona que es incorrecto y se trata del cunnilingus, se trata de que es el hombre el que utiliza su boca, dice
“los señores con fortuna quienes empiezan a abandonarles su fuerza”, es decir, no tienen una erección y entonces usan
su boca para la relación sexual con una mujer. “Señores con fortuna” lo pone entre comillas y ahí está el juego del
vermögen – anvermögen donde uno podría interpretar “con fortuna” porque tiene una relación sexual con una mujer que
pareciera tener más energía que la fortuna que a él le queda donde esta fortuna que también es recursos, lo convierte en
un hombre sin fortuna porque no tiene una erección. Entonces a falta de erección utiliza la boca.
Entonces Lacan lo que marca es otro de los síntomas de Dora, que es la afonía. Que Freud la interpreta de otra manera,
como por la ausencia del amado, Dora se queda sin voz porque si él no está para que va a hablar. Lacan sostiene que no
es eso sino que cuando Dora se encuentra a solas con la Sra. K, sin el intermediario que es el hombre, que es el Sr. K, y
ahora va a empezar a marcar la cuestión de la identificación viril, la relación con ella tiene que estar mediatizada
necesariamente por el Sr. K, porque si no, dice Lacan acá, es Dora se encuentra con el violento llamado de la pulsión
erótica oral, en el encuentro a solas con la Sra. K, por eso se queda afónica cuando el Sr. K no está.
Que más dice? “Para tener acceso a este reconocimiento de su femineidad le sería necesario realizar la asunción de su
propio cuerpo, a falta de la cual permanece abierta la fragmentación funcional, para referirnos al soporte teórico del
estadio del espejo, que constituye los síntomas de conversión”. En estos pocos renglones también hay un montón de cosas:
¿qué sería “la asunción de su propio cuerpo” para reconocer su femineidad? Lacan más adelante va a hablar de la asunción
de la castración, esto es, poder asumir el cuerpo tal cual es, no es que a la mujer le falte algo y el hombre si lo tenga, pero
imaginariamente aparece así, que los genitales sean con pene o con vagina imaginariamente marcan ahí una pregnancia
imaginaria, que implican cuerpos diferentes pero con este supuesto de que uno tiene lo que la otra no, cuando ninguno
de los genitales está incompleto y el otro sí. Pero entonces hay ahí una castración simbólica, podríamos decir, porque
falta lo imaginario algo que si se ve en el cuerpo del hombre, y entonces el reconocimiento de la femineidad está diciendo
Lacan, tiene qué ver con asumir el cuerpo tal cual es, que no le falta nada al cuerpo con genitales femeninos.
Tengamos en cuenta que tanto Lacan como Freud están hablando de los cuerpos esperados (no trans ni nada similar) del
cuerpo de la persona que nace con genitales femeninos y del cuerpo de la persona que nace varón con genitales
masculinos.
Entonces asumir el propio cuerpo tal cual es, implicaría poder reconocer su femineidad, pero hay algo ahí que no es tan
sencillo. Para las mujeres y sobre todo cuando se trata de la histeria, no es tan sencillo asumir la femineidad, aceptando
el cuerpo tal cual es. Entonces lo que Lacan dice es: “A falta de esta asunción de su propio cuerpo aparece abierta a la
fragmentación funcional que constituyen los síntomas de conversión”.
¿Qué es esto? Volvamos a Freud. Freud, toma en el texto “Sobre las parálisis motrices e histéricas”, el habla de cómo en
la histeria, una parálisis motriz ,por ejemplo, parálisis en las piernas, no responde a una cuestión orgánica, no es que hay
algo que orgánicamente hace que esa pierna no se pueda mover, sino que hay una cadena de representaciones que
constituye al cuerpo como construcción de representaciones, pero que, cuando la pierna como representación (en donde
en Lacan la llamaríamos significante) se asocia a otra cadena porque tiene algo que ver con lo reprimido, o porque hay
algo reprimido que tiene que ver con esa pierna por ejemplo, entonces la pierna pasa a formar parte de otra cadena de
representaciones que no es el cuerpo y deja de funcionar como pierna en el cuerpo.
Entonces Lacan está diciendo esto, que es la fragmentación funcional? funcional de la función, ya no puede responder a
la función que se espera por ejemplo de la boca, de la zona oral, entonces la afonía, por ejemplo, no puede hablar, ya no
le sirve en ese momento, en el momento del síntoma, no le sirve ese órgano de la fonación para hablar porque se
constituye como síntoma conversivo y por eso no puede hablar, está afónica.
Entonces lo que dice es que no poder asumir el propio cuerpo tal cual es para reconocer su femineidad la deja expuesta
a esta fragmentación corporal que hace que algunas partes de su cuerpo se constituyan en el sostén de un síntoma
conversivo, por ejemplo la tos en la zona oral.
Y no solo eso sino que el síntoma, intenta ser una respuesta a la pregunta que no tiene respuesta, en este caso a la
pregunta acerca de “¿qué es ser una mujer?” y qué es ser una mujer para Dora, en función de esa matriz imaginaria, de
ese fantasma que sostiene no solo la relación de ella con los otros, sino su síntoma, la mujer es la que toce, es la que no
puede hablar. Eso sin desarrollarlo, pero como para que lo tengan en cuenta, implica que se priva de una zona erógena,
de la zona erógena oral, hay ahí algo que llamamos goce de la privación.
Entonces repito, como cuando Freud trabaja las parálisis motrices, ahí hay una parte del cuerpo cuya función es abolida,
porque esa parte del cuerpo como representación o como significante pasa a formar parte de otra cadena y entonces
como decía Lacan al principio, las palabras son necesarias en el análisis ylos síntomas hablan, porque dicen sobre lo
reprimido y dicen sobre esa falta de respuesta acerca de la pregunta porque están inventando respuestas anticipadas
para no encontrarse con esa pregunta que no tiene respuesta.
Finalmente ¿de qué se trata la identificación viril? Para poder abordar la pregunta acerca de la femineidad, para poder
preguntarse ¿qué es ser una mujer?, suponiendo que es posible encontrar una respuesta, necesita identificarse al hombre
y desde allí preguntar y desde allí encontrarse con la Sra. K que parece ser la respuesta a la pregunta.
Entonces Lacan dice: “Para realizar la condición de este acceso, del acceso a su cuerpo, a su propio cuerpo, a la femineidad
no ha contado sino con el único expediente, que según nos muestra la imagen original le ofrece una apertura hacia al
objeto, a saber, el compañero masculino al cual la diferencia de edades le permite identificarse. En esa imaginación
primordial en la que el sujeto se reconoce como yo. Entonces intenta responder a la pregunta con la identificación viril y
Lacan dice pues: Así pues, Dora se ha identificado al Sr. K como está identificándose a Freud también”, y no sé si se
acuerdan o ya leyeron la cuestión del olor a humo que aparece en el cual Freud lo interpreta en relación a los dos
hombres.
Entonces Lacan dice: “Todas sus relaciones con los dos hombres manifiestan esa agresividad en la que vemos la dimensión
propia de la enajenación narcisista”, es una identificación de yo a yo, enajenación narcisista, y ustedes recordaran que
esa identificación de yo a yo siempre implica una agresividad, siempre implica el peligro de que el otro tome mi lugar, el
otro con minúscula, porque yo y otro son lo mismo. Entonces, la enajenación narcisista implica esa agresividad de tener
que defenderse de que el otro ocupe mi lugar. Lacan dice: “Igual que para toda mujer el problema de su condición es en
el fondo aceptarse como objeto de deseo del hombre y es este para Dora el misterio que motiva su idolatría hacia la Sra.
K”. La Sra. K se presenta como el misterio de la femineidad y se presenta como esa Otra, y ahí si lo escribimos con
mayúscula como aquella que tiene las respuestas. ¿Qué respuestas? Las respuestas acerca de que es ser una mujer, la
respuesta acerca del misterio de la femineidad, la respuesta sobre cómo ser objeto de deseo de un hombre.
Entonces, retoma aquí hacia el final de este trabajo que si Freud en una tercer inversión dialéctica hubiese pues orientado
a Dora hacia el reconocimiento de lo que era para ella la Sra. K, abriendo así el camino al reconocimiento del objeto viril”.
Bueno, tal vez, hubiese sido diferente ¿Qué cosa? ¿Cómo se iría desarrollando su análisis si no lo abandonaba a Freud?
Lacan dice, “esta no es mi opinión sino la de Freud” es decir, Lacan está leyendo en Freud estas inversiones dialécticas,
pero Freud no llega a hacer ese desarrollo ni tampoco a marcarle a Dora qué era la Sra. K para ella y que ella estaba
identificada al hombre para preguntarse desde allí.
Lacan toma acá, además, algo que llama prejuicio y que tiene que ver con cómo entender el complejo de Edipo, y lo que
dice es: “Esto proviene, diremos nosotros, de un prejuicio, aquel mismo que falsea en su comienzo la concepción del
complejo de Edipo haciéndolo considerar como natural y no como normativa la prevalencia del personaje paterno. Es el
mismo que se expresa simplemente en el conocido estribillo como al hilo espada la aguja la muchacha es para el
muchacho”. ¿Qué significa esto? Ustedes saben que el complejo de Edipo hay que entenderlo justamente en su
complejidad y en todas sus vertientes. ¿Qué es esto de en principio considerar al complejo de Edipo como natural y no
como normativa?, Lacan está tomando aquí el prejuicio de suponer que el interés de Dora hacia la Sra. K tenía que ver
con lo que el mismo Freud y Lacan acá mismo llama tendencia homosexual. El prejuicio por no estar interpretando en su
completud el complejo de Edipo o el no poder ver Freud allí que se trataba de una identificación viril, y que entonces Dora
identificada al hombre ubicaba allí a esa otra mujer como la que tenía las respuestas y por eso su interés hacia ella y no
un interés como objeto de deseo, sino como esa Otra con mayúsculas.
Solo dos cuestiones más. Una que en relación a lo que recién se dijo, Lacan va a decir, no en este texto, pero va a decir, lo
van a encontrar que Freud en lugar de preguntarse ¿Que desea Dora?, debería haberse preguntado ¿Quien desea en
Dora? Él dice Freud se pregunta ¿Que desea Dora?, antes de preguntarse ¿Quien desea en Dora? No es que Dora desea a
la Sra. K sino que ahí, Dora está identificada al hombre y a partir de allí se pregunta por la femineidad.
La otra cuestión importante para terminar con este texto es que Lacan retoma el análisis de ¿Qué paso en la escena del
lago? Entonces lo que dice es que cuando el Sr. K dice “mi mujer no es nada para mí” y entonces Dora le da un cachetazo,
lo que de alguna manera Dora lo que le está diciendo con ese cachetazo es, si ella no es nada para usted, ¿Qué es pues
usted para mí?; esto es, para Dora era necesario el Sr. K para abordar la pregunta, para abordar el misterio que
representaba la Sra. K pero además, era necesario que la Sra. K existiera allí para que ella pudiera identificarse al Sr. K. Si
la Sra. K no es nada para el Sr. K entonces el Sr K ahora no le sirve como identificación para poder abordar una respuesta
a la pregunta.
Para cerrar y no dejar del todo abierto la cuestión de la transferencia. Lacan termina trabajando algunas cuestiones en
relación a si se puede interpretar la transferencia, sí que lugar estaba ocupando Freud allí, si Freud estaba demasiado
pegado a cierta cuestión amistosa que tenia con el Sr K y con el padre de Dora y que entones Freud insistió demasiado en
suponer que Dora estaba enamorada del Sr K. De alguna manera lo que Lacan está retomando allí es lo que dijimos al
principio: que el analista, si bien es ubicado en el lugar del sujeto supuesto saber, esto es, quien se analiza ubica al analista
en un lugar de saber, eso es necesario para la transferencia, para que haya transferencia. Pero también es necesario que
el analista no tome ese lugar, no interprete desde allí. El analista acepta ese lugar que quien se analiza le otorga, pero no
responde desde ahí porque si no, si se ubica allí y responde desde ahí, ahí es donde la transferencia en general se complica,
y donde en lugar de causar el discurso del sujeto puede ubicarse como ideal y entonces ya, el análisis no va a ser
exactamente un análisis, por lo menos en termino tanto freudianos como de Lacan.
Entonces algo hay allí, Lacan habla de la neutralidad analítica y de cómo es necesaria para no ubicarse, no tomar ese rol
que quien se analiza, en este caso Dora, le otorga al analista porque lo ubica allí en la serie, en la misma serie de cómo se
relaciona con sus hombres, lo ubica en la misma serie donde ubica al padre, donde ubica al Sr. K.
Entonces finalmente para que lo tengan en cuenta para las otras clases que sigan escuchando, no solo en esta semana
sino en las próximas, Lacan va a decir hacia el final del texto que “el caso de Dora parece privilegiado para nuestra
demostración en que tratándose de una histérica la pantalla del yo es en ella bastante trasparente para que ninguna parte
,como dijo Freud sea más bajo el umbral entre lo inconsciente y el consiente o mejor dicho entre el discurso analítico y la
palabra del síntoma”. La pantalla del yo dice Lacan.
Esto lo van a encontrar en otros lugares de la obra de Lacan en relación a Dora dice “Dora se pregunta con su yo y su yo
es el Sr K”. Y ahí retomo lo que decía antes que marca Lacan: Freud se pregunta ¿Qué desea Dora? antes de preguntarse
¿quién desea en Dora? Esa identificación viril es la que le permite, junto con el fantasma, sostener, preguntarse por el
enigma de la femineidad, por el misterio de la femineidad ubicando a la Sra. K como la que tiene respuestas y además
encontrar lo que Lacan llama respuestas anticipadas en las mismas identificaciones, en las fantasías y en el síntoma.
Semana 4
COMISIÓN: DORA III: SUEÑOS Y NEUROSIS INFANTIL
Se considera el texto de Freud, "Fragmento de análisis de un caso de histeria".
Hoy vamos a terminar o a cerrar el historial de Dora. Vamos a trabajar los últimos tres apartados del historial que son dos
sueños de Dora y el epílogo, y recomiendo que obviamente hayan leído el historial y hayan escuchado los audios
anteriores y también vean los videos relacionados al historial de Dora que están subidos en el campus, que son sobre el
síntoma histérico que hice yo, el de los sueños de Dora, hay otro de identificaciones histéricas, y bueno hay otros que no
recuerdo ahora sobre también el historial.
Comenzamos con el primer sueño de Dora. Antes aclaro que las asociaciones que surgen del sueño, el análisis de un sueño
por escrito, en general es difícil de seguir porque se ramifican, porque de un significante surgen asociaciones que no
tienen nada que ver una con la otra, que quizás al final se entiende algo de lo que se decía al comienzo, uno puede ir por
un camino y después volver y seguir por otro camino totalmente distinto. En general recomiendo leer dos veces el análisis
que hace Freud del sueño y a su vez, quizás, hacer un cuadro conectando las representaciones y cómo se relacionan entre
ellas para que quede un poco más claro esta cuestión. Además porque en este audio no me voy a detener
exhaustivamente en todas las asociaciones que surgen del análisis, sino que voy a tratar de ubicar las referencias centrales
y alguna lógica de este primer sueño y el contrapunto que podría hacerse con el segundo, que vamos a desarrollar más
adelante.
Primer punto a marcar sobre el sueño: Dora aclara que es un sueño que ya ha tenido, siempre sabemos que cuando se
repite un sueño es con diferencias, pero Dora aclara que lo tuvo varios días seguidos en la ciudad del lago y ahora lo vuelve
a tener durante el análisis con Freud. Ese no es un dato menor, ese es un dato central de hecho y Freud lo va a tener en
cuenta pero tarde. Él va a decir que no llegó a tiempo a tomar estas cuestiones transferenciales que estaban pasando en
el análisis. Leo el sueño:
“En una casa hay un incendio, mi padre está frente a mi cama y me despierta, me visto con rapidez, mamá pretende
todavía salvar su alhajero, pero papá dice “no quiero que yo y mis dos hijos nos quememos a causa de tu alhajero”.
Descendemos deprisa por las escaleras y una vez abajo me despierto.”
Como ven el texto es bastante corto, son tres, cuatro oraciones, y el análisis abre un montón de significaciones y aclara
un montón de coordenadas del caso que si no hubiera sido por este sueño quizás no nos hubiéramos enterado, o hubiera
llevado mucho más tiempo.
Algunas de las interpretaciones que hace Freud, toma la frase suelta y le pide asociaciones a Dora, o mejor aún le pide a
Dora que elija alguna frase, alguna palabra y que asocie con eso. Por ejemplo: el tema de “hay un incendio” se conecta
con un comentario que hizo el padre la noche anterior donde la madre cierra la pieza del hermano con llave y entonces
tiene miedo de que si hay un incendio, etc. También cuando llegaron a la casa de la ciudad del lago, no había pararrayos,
y entonces el padre expresó su preocupación sobre qué podía pasar si había un incendio, etc.
Por la noche podría pasar algo que obligase a salir, se puede relacionar con eso o se puede relacionar con otras cuestiones
que voy a agregar más adelante porque es una frase que funciona, dice Freud, como cambio de vía. Cambio de vía quiere
decir que es una palabra ambigua o una frase que podría entenderse en un sentido o en otro depende de donde se aborde,
y eso pasa bastante en los sueños, esta frase “Por la noche podría pasar algo que obligase a salir” puede ser un incendio,
pero también puede ser ganas de ir al baño a hacer pis, eso tiene que ver con la interpretación Freudiana.
Otra frase “me visto con rapidez” esa frase le recuerda a Dora la situación de la escena del lago, posterior a la escena del
lago, donde ella vuelve a su casa y se acuesta a dormir la siesta y se despierta con el Sr. K parado delante de ella. Entonces
lo echa de la habitación, tiene una pequeña discusión y le pide una llave a la Sra. K para poder cerrar la puerta de su
habitación, para hacerse la toallet etc. Al día siguiente Dora no encuentra la llave, el Sr. K la había sacado, entonces Dora
se viste con rapidez, y se hace la toallet rápidamente por temor a que entre el Sr. K mientras se está cambiando.
El “tener que irse, una vez abajo me despierto” Freud señala como que todo este sueño podría representar en relación a
los restos diurnos, un designio, un tener que hacer, tengo que irme de acá, tengo que irme de esta casa del lago porque
puede entrar el Sr. K a la habitación. Y uno puede asociar un poco a la actualidad del sueño, ”tengo que irme de la cura,
tengo que irme del consultorio de Freud porque acá hay algo que se está complicando”, más de eso más adelante. Pero
no alcanza para formar un sueño la interpretación de los restos diurnos y los designios o los anhelos más superficiales, lo
que motoriza el sueño, el deseo inconsciente, tiene que ver con la sexualidad infantil, con lo pulsional, con lo que veníamos
hablando del síntoma histérico en la clase anterior que desarrolló Marina, también está en el video que hice sobre el
síntoma histérico, todas esas cuestiones que tienen que ver con el deseo inconsciente, tienen que estar en algún lado en
el sueño pero más desfiguradas o más difíciles de acceder con una primera vuelta de asociaciones uno podría decir.
Otra asociación, “no quiero que mis hijos se quemen por el alhajero” es la frase, a Dora le recuerda que al Sr. K le regalo
un alhajero valioso y que también el padre de Dora le regaló a la madre de Dora unas alhajas que a la madre no le gustaron,
la madre quería una pulsera y el padre le regaló unos aros con forma de gota, de perla. La gota, el agua va a tener que ver
también con el sueño. Entonces la madre se enoja y le dice “bueno regálaselo a otra” y Dora piensa, fantasea, “bueno
quizás me lo regale a mi”. En cualquier caso, este alhajero y esta caja de alhajas, y esas asociaciones significantes que hay
muchas, en el alemán están especificadas en el texto pero se pierden en castellano, Freud le dice que alhajero se refiere
a los genitales femeninos. Freud tenía un tema ahí que hablaba bastante de los genitales femeninos con Dora etc. y Dora
dice “sabía que usted diría eso” entonces Freud aclara, “bueno, usted entonces lo sabía”, y eso es lo interesante me parece
de esa intervención, no tanto que Freud le de un sentido fijo a caja, Freud se contradice con lo que él define como
interpretación de los sueños que es no darle ningún sentido previo a los significantes, dejar que el paciente asocie, y de
hecho si Freud la hubiera dejado a Dora que asocie con alhajero, que continúe en ese camino, quizás iba para otro lado,
en castellano sería alhajero y le surgía agujero y se iba por un pozo que se tropezó cuando era chica o algo asi, dejar fluir
la asociación libre. Freud ahí abrocha el significante a un sentido, que es lo contrario a lo que él mismo definió como
interpretación en los sueños, y dice caja, genital femenino. Pero el tema es que ese es un sueño transferencia, Dora sueña
con esta caja, con este alhajero y sueña con este alhajero sabiendo que Freud entiende caja por genitales femeninos,
entonces cuando Freud interpreta eso, Dora diciendo “sabía que usted diría eso” da cuenta de que ella sabía de que había
una direccionalidad en ese sueño a los planteos que le hacía Freud en el tratamiento. Eso es algo interesante a tener en
cuenta.
Todo el tema del incendio, del fuego y de algo que obligase a salir, como tiene esa función de cambio de vía, Freud lo va
a pensar en relación a una frase común que algo que obligase a salir de noche es tener que levantarse a hacer pis, y
además por una frase que él mismo dice, Freud le dice mucho a Dora, “donde hay humo hay fuego” y ahora Dora sueña
con incendios y a la vez el sentido de las palabras y el sentido contrario de las palabras en la asociaciones tiene que ver a
veces con que si sueñas con fuego hay agua, si sueñan con algo que se quema o que se moja, etc. Hay una serie de
asociaciones que pueden hacerse en ese sentido, en cualquier caso Freud pregunta, “bueno pero usted ¿Se hacía pis en
la cama? ¿O algo así?” Dora le dice que no, que no se acuerda de eso, pero sí recuerda de su hermano. Y después también
recuerda de ella que en su séptimo u octavo años pasó que tenía enuresis fue poco antes de su asma es un dato, antes
de que aparezca el asma que un doctor le diagnosticó como un síntoma psicológico, histérico, no como un asma por
causas orgánicas.
Entonces esto de la enuresis lleva a Freud a hacer una asociación que él tenía en cuenta en esa época que es que la
enuresis tenía que ver con la masturbacion infantil, que los niños en su exaltación o en su exitacion de masturbadores
digamos, también se terminaban haciendo pis en la cama, quizás es algo que después va a corregir, no va a decir que
siempre pase eso, pero esto abre una serie de asociaciones con Dora donde la lleva a hablar no solo de hacerse pis de
niña, sino de una comezón en los genitales o un flujo blanco, fluoralus dice Freud en latin, que tiene que ver con una
enfermedad, un catarro vaginal parece que se llama y es algo que la madre tuvo y que Dora cree que quizá le transmitió
la madre, porque ella sabía, por haber escuchado y espiado con las orejas al padre y a la madre hablando de estos temas,
sabia que el padre ya estaba enfermo desde antes y supuso que quizás la había contagiado a su madre de una venérea, la
sífilis que hablamos que tenía el padre de Dora y que eso se lo habían pasado por herencia a ella y ahora ella cargaba con
el mismo sintoma que su madre. Era una idea, porque no es de transmisión hereditaria esa enfermedad, y a la vez hay un
rasgo identificatorio entonces, en ese punto donde la madre tiene flujo blanco y Dora también tiene flujo blanco. Freud
dice, si hay flujo blanco, hay masturbación, despues agrega una nota al pie, Freud dice que no va a poder actualizar todo
lo que cree que habría que corregir del historial, pero cuando se va al pasto o cuando exagera bastante agrega una nota
al pie diciendo , bueno, quizá no es mi concepción, es un poco extremo que cualquier fluoralus sea consecuencia de la
masturbacion, puede ser una candidiasis, puede ser una infección urinaria etc. Obviamente no es necesario que sea la
única causa si es que es causa de eso. Pero en cualquier caso eso la lleva a Dora a negar eso, decir “no, yo no recuerdo
haber sido masturbadora en mi infancia", pero si recuerda que su prima, la de los dolores de estómago, la que se iba a
casar la hermana y por eso le dolía el estómago y a Dora también, tiene noticias de que ella sí lo era, y Dora se identifica
a esta prima, es un dato. Y por otro lado le niega a Freud eso y llega al consultorio al día siguiente con una carterita, …
vieron esas carteras o monederos que se abren y tienen dos puertitas, bueno, en esa época estaban de moda, todavía se
usan, y jugaba con ella metiendo el dedo, cerrando, como una acción sintomática representando la masturbación. No
hacía falta que le autorice la intervención a Freud diciendo "sí, tenes razón", sino ya con esa acción sintomática daba
cuenta de que Freud estaba tocando temas que tenían un efecto en lo que él decía sobre Dora, había algo de la
masturbacion infantil seguramente que en Dora se jugaba de algún modo, en la producción de sus síntomas.
Hay un dato que me parece muy importante para ubicar que es que los síntomas histéricos sólo aparecen cuando
desaparece la masturbación infantil, o sea cuando ya la pulsión encuentra un sustituto y un modo de satisfacción sexual
sustitutiva que son los síntoma histéricos, siempre uno puede pensar mientras hay masturbacion no hay síntoma histérico,
en la infancia por lo menos - la masturbación es que los chicos se tocan, su cuerpo, no es que son… se entiende igual lo
que quiere decir Freud ahí- . En cualquier caso esto se puede articular con lo que Freud plantea en “Fantasías histéricas y
su relación con la bisexualidad”, donde de los dos componentes que ubicamos del síntoma, el que tiene que ver con lo
somático, con la pre condición somática, con la solicitación somática, en ese texto Freud lo llama empresa autoerótica
pura, o sea la masturbacion en si, que cuando se suelda a una fantasía ya empieza a conformar el síntoma histérico y esto
es lo que va a decir en este texto del mismo modo, los síntomas histéricos nunca se presentan mientras los niños se
masturban, sino en abstinencia, casi nunca, porque obviamente no es todo tan extremo.
Otras asociaciones continua con otros síntomas que aparecen, porque ahí ya llegamos, pasamos de la masturbación
infantil a los síntomas histéricos de la infancia de Dora, como la disnea, que se encuentra el origen en el espiar con las
orejas el coito de los padres, o haber escuchado algo de eso. Espiar con las orejas, ya sea las charlas de los padres, las
relaciones de los padres, tiene mucho efecto porque después cuando Felix Doich la entrevista, ya de grande, eso está
desarrollado en el texto de Fabian Schejtman sobre Las fantasías perversas de los neuróticos, Dora espia con las orejas
todavía, espia con las orejas al hijo a ver si llego tarde, llego temprano, si estuvo con una chica. O sea hay un rasgo ahí ,
no de lo oral en el sentido de la pulsión oral, pero si de lo invocante, de la voz que tiene que ver con la zona también.
También se agrega que surgió después de una excursión a la montaña, Dora está subiendo a una montaña y siente una
falta de aliento real. Recordemos que esa solicitación somática es un núcleo real de falta de aire real, un núcleo de tos
real, que luego se le va a soldar una fantasía y tiene que estar determinado por una precondición, ahí es donde aparece
el síntoma de la disnea.
Un dato también que agrega Freud es que Dora así cómo dice, "bueno mi hermano tenía una enuresis ah y despues yo
tambien", Dora decía en forma claramente simbolizante ,lo destaca Freud, que al hermano le agarraban todas las
enfermedades y a Dora le agarraban pero en forma más grave, siempre le agarraban las mismas pero en forma más grave.
Esa identificación con el hermano, esa identificación con la madre, pero con la madre sufriendo esa infeccion urinaria o
catarro vaginal como se lo llame, esa identificación no con la prima que se casa y pensar "uy que bueno me voy a casar
algun dia", sino con la que se queda soltera y va a pensar "uy me voy a quedar solterona", la forma que tiene el síntoma
de Dora es como que no solo le agarran enfermedades como enfermedades como la hermano sino que le agarran y más
graves, uno dice dale, una buena Dora!! ponete las pilas!!
Todo ese modo identificatorio que hay en la histeria y en el caso de Dora en especial vamos a retomarlo porque Dora se
identifica con todos los personajes del historial pero en sus síntomas, en su sufrimiento, en su padecimiento, en lo que
tenga que ver con lo que no anda, con lo que se pone en cruz, con lo que da cuenta de que algo no funciona , sintomatiza,
problematiza, vamos a retomarlo más adelante.
Con esto de los síntomas podemos ubicar el cambio de vía, la palabra catarro también, el catarro que tiene Dora, la falta
de aire, la tos, la tos del padre, etc.
En definitiva, para cerrar y no hacer tan largo el análisis de este sueño, podemos ubicar que la interpretación que termina
cerrando Freud del sueño de Dora tiene que ver con que no alcanza, como les decía, con el designio de tener que irse de
ahí, sino que hace falta la fuerza impulsora que otorga en la metáfora de conversión que hace Freud como el socio
capitalista, el que pone el capital, o sea la metáfora económica donde el factor económico pulsional es necesario para la
formación de un sueño, tiene que ver con un deseo que procede del inconsciente, y ahí se articula esta masturbacion
infantil, enuresis, síntoma de disnea y todo lo que en la infancia tuvo que ver con lo que Freud llama prematuro goce
sexual de Dora, pero podemos pensarlo no como prematuro de temprano, no es que Dora estaba chupeteandose el dedo
más temprano que otros, no prematuro de que empezó a masturbarse desde más niña que otras niñas que exploran su
cuerpo, sino prematuro uno podría leerlo como un punto de fijación, como que algo de eso quedó fijado en exceso, como
que hubo una marca de exceso de satisfacción pulsional en el punto de que se le volvió excesivo al niño y no encontró
otra forma de tramitarlo o de encausarlo que no sea por el síntoma. Podría haber habido otras formas de descarga, bueno
por el síntoma y eso armó ese síntoma histérico del que hablamos desde el comienzo, y entonces el deseo inconsciente
es infantil porque algo de lo pulsional se le despierta ahora a Dora en relación a su sexualidad, en relación a sus fantasías,
en relación a lo que está viviendo incluso con la propuesta del Sr. K que rechaza, con la relación que tiene con la Sra. K y
los libros que leen etc. se despierta algo de su sexualidad y modo de satisfacción pulsional que ella encuentra y parece
que tiene que huir de eso, Freud dice que ubica al padre en el lugar del Sr. K para no enfrentarse al amor al Sr. K huye a
refugiarse con el padre en el sueño, pero en definitiva en el padre, Dora se refugia en el padre. Quizás no sea el amor al
Sr. K cómo vamos a ir aclarando con Lacan, pero si el avance de esa libido en Dora que no encuentra descarga y debe, por
lo menos en este sueño que es bastante neurótico, o sea neurótico en el sentido de que da cuenta mucho de la estructura
de Dora y no tanto de una solución no tan problemática a sus síntomas o a sus satisfacciones pulsionales, esta solución
que encuentra Dora en este sueño se ve muy claramente como muy neurótica, muy infantil , refugiarse en el padre como
una niña que moja la cama dice freud y entonces debe huir de lo que tiene que ver con lo pulsional sexual a refugiarse
en el padre que es un amor infantil, en ese padre asexuado digamos, como si fuera un protector que la salvaría de mojar
su cama o de mojar su alhajero como dice Freud. Es una solución sintomática porque en última instancia podría
encontrarse de otra forma con la sexualidad y eso lo vamos a ver en el segundo sueño lo que es interesante.
En cualquier caso esto podría articularse levemente a lo que Lacan llama la armadura del amor al padre en la histeria que
es una defensa bastante rígida en la histeria, Lacan lo piensa ya muy tarde en su enseñanza, en el Seminario 24, como una
cobertura no solo un nudo, sino una reversión de uno de los nudos, el simbólico envolviendo a todo el nudo como una
especie de armadura rígida que toma la forma del amor al padre en la histeria, del amor al padre infantil, porque uno
puede tener mucho rechazo al padre como Dora en su adultez pero lo infantil es de la protección más bien de la ingenuidad
infantil, de la pureza , fantaseada, inexistente de lo infantil, etc.
Con eso tenemos la interpretación del primer sueño, entonces el designio de tener que irse de ahí está además
comandado o impulsado por el deseo inconsciente infantil de por un lado deseo sexual, por otro lado temor frente a ese
deseo sexual, frente a esa aparición de la pulsión en Dora.
Ahora vamos a pasar al segundo sueño.
En este segundo sueño el texto del sueño es más largo, no lo voy a leer entero y las asociaciones son menores, hay menos
desarrollo asociaciones porque empiezan a surgir otras cosas en el análisis que interrumpen tanto el análisis del sueño
como el tratamiento.
En primer punto hay que aclarar el momento en que tiene el sueño Dora, ya hay un momento, Dora está entrando en
análisis y ahí es donde se interrumpe, por eso no se ven resultados digamos alentadores del tratamiento, alguno que otro
puede haber, pero la posición fantasmática, sintomática de Dora, se ve que se mantuvo inconmovida a lo largo de la vida
de Dora, pero estas preguntas que se hace Dora, este es el momento en que empieza a tener el segundo sueño, es un
modo de empezar a abrir algo de la pregunta y un pasito para la entrada en análisis, cosa que no se termina de dar por la
posición de Freud que voy a hablar más adelante
Dora le preguntaba a Freud, "¿Por que durante los primeros días que sucedieron con la escena del lago no le dije nada
acerca de ella a los padres por ejemplo? , o ¿Por qué de repente se los conté de un día para otro? Porque de última podría
no habérselo contado, o contado en el momento" Primero esperó y después lo contó.
Sobre las asociaciones de Dora tenemos que aparece un nuevo personaje en el historial que solo sabemos de él por este
sueño que es un ingeniero que está viviendo en Alemania, que parece que tiene buenas intenciones con Dora o
intenciones amorosas de algún tipo y le escribe cartas y esta un poco apurado por terminar sus estudios para quizás poder
casarse, al parecer parece que sí, que terminaron casados Dora y este ingeniero alemán por lo que dice Freud al final del
historial, y mientras tanto Dora tiene que esperar.
En el sueño Dora recuerda que estuvo en una ciudad de Dresde mirando dos horas a la madona que era la virgen, la
madona sixtina de Rafael que está en una catedral en Dresde, Dora deambula por la ciudad, tiene que esperar, hace falta
paciencia, hay algo de la identificación con este joven ingeniero, y a la vez, hay otras asociaciones que voy a pedir que las
revisen en la lectura del caso y si quedan algunas dudas me mandan mail o las repasan en las clases que tienen por
comisión en zoom, porque hay algunas fantasias tambien que surgen en relación a este segundo sueño, de embarazo, de
venganza, etc; no me voy a meter con eso, me interesa más la estructura de la histeria de Dora, como la lee Freud y como
la lee Lacan a partir de este segundo sueño.
En principio Dora le plantea a Freud, o sea Freud no había terminado de entender que había pasado en la ciudad del lago,
que había pasado con el Sr. K y él le pidió que le diga las palabras exactas, como fue la situación. Bueno, en el lago el Sr.
K había comenzado un introito serio, que ella no lo dejó terminar, -estoy en la pág 87 del historial-, tan pronto comprendió
de qué se trataba le dio una bofetada en el rostro y escapó, yo queria saber las palabras empleadas por él dice Freud, y
ella recuerda que él alegó, esta es la cita: “usted sabe, no me importa nada de mi mujer”, o en otra traducción “mi mujer
no es nada para mi”, “no me importa nada de mi mujer” llevó a Dora a darle un bofetón al Sr. K y a irse, volver caminando,
después se enteró que eran dos horas y media de caminata, dos horas, eso aparece en el sueño, entonces volvió en el
bote con el Sr. K, una situación súper incómoda, el Sr. K le pidió perdón pero ella no le quiso ni hablar.
Esta frase vamos a retomarla en un minuto. Hay otras cosas que aparecen en el sueño que me parecen interesantes
justamente por que se abren a la sexualidad de Dora, en el sueño anterior ella se huía de ello , rehuía , se quería refugiar
en el padre, esa posición infantil. En este segundo sueño, aparecen algunos significantes como estación ferroviaria o
cementerio donde muere el padre, entonces es vangof y fierjof esas palabras en alemán y Freud agrega una tercera que
es vorhof, preguntandole a Dora sobre esto, porque justamente en el fondo de una imagen se ven ninfas y ninfas es un
modo de nombrar técnicamente, anatómicamente a los labios menores de la vagina, y vestíbulo, vorhof literalmente patio
exterior, como el patio de paz es un cementerio o un patio de vías es una estación de tren en alemán, el vestíbulo existe
también como término médico, anatómico, de una parte de la vagina, el vestíbulo vaginal.
Entonces a Freud le llama mucho la atención que Dora use esos términos tan técnicos en un sueño, desfigurados, y aparte
después aparecen otras frases del sueño como “penetro en el bosque con dificultad” como el bosque, también uno puede
pensar el tema del vello pubiano. Entonces aparece toda una serie de asociaciones con relación a lo genital, pero a lo
genital técnico, no a lo genital como hablaría uno vulgarmente. Entonces Freud se pregunta y ahí Dora agrega un
comentario, un agregado del sueño que antes había estado sustraído del relato, que es que “sube a una habitación
tranquila y lee un gran libro” Tranquila que es raro porque justamente si es un gran libro es una enciclopedia, en general
si los niños buscan cosas que no deberían buscar, -estamos hablando de otra época, ahora se Googlea- lo hacen con temor
a que entre alguien y demás, en el sueño lo hace tranquila y Dora recuerda haber buscado en base a una enfermedad que
tuvo una tía, haber buscado apendicitis y ver cuáles eran los síntomas del apendicitis, y luego también buscado también
a ver que como era los genitales femeninos, cómo describen a los genitales femeninos en una enciclopedia, por eso esos
términos técnicos aparecen en el historial, en el sueño.
Bueno, esa apendicitis es muy interesante porque Dora después copia esos síntomas, quiero decir que los copia porque
no es una apendicitis real que tengan que operar a Dora del apéndice, sino que es un dolor que después se le fue, que
tuvo fiebre pero quizás la fiebre fue casual, ese núcleo de fiebre real por alguna infección, pero la fiebre se le fue, la
apendicitis se le fue y lo que le quedó es una dificultad para caminar, una secuela inédita para una apendicitis que no fue
tal. Fue un genuino síntoma histérico va a decir Freud. Esta dificultad para caminar Freud le pregunta a Dora “¿Cuando
fue?” “Nueve meses después.” ¿Nueve meses después? Sí, nueve meses después de la escena del lago. Una fecha bastante
significativa. Freud ahí agrega, entonces el inconsciente continuó con esa escena, no hubo cachetazo, el inconsciente
siguió esa propuesta amorosa, terminó en relación sexual, embarazo, y parto simulado de modo histérico, dolores en el
vientre, y aparte dio el mal paso, ese rengueo que tenía la pierna, es una simbolización de dar un mal paso.
Todas estas cuestiones articulan todos los efectos que produjo esa escena del lago, esa frase tan corta del Sr. K, “no me
importa nada de mi mujer” y produjo todos estos síntomas, no solo este, sino el desencadenamiento de la neurosis de
Dora, el pasaje al acto de Dora, el dar una cachetada al Sr. K. Realmente estaba cayendo de la escena. Lacan dice que el
pasaje al acto es como el último manotazo, digamos en este caso, antes de caer en la angustia, antes de caer totalmente
de la escena, es un modo de tratar de no caer del todo. Igual ya uno cuando pasa el acto está caído, el pasaje al acto
paradigmático es el defenestrarse, como lo dice Lacan, significa literalmente, salir por la ventana, tirarse por la ventana.
Freud está muy contento de todas estas asociaciones, de descubrir nuevos síntomas, el origen de nuevos síntomas, etc. y
le muestra su satisfacción a Dora y le dice “mira todo lo que hemos conseguido” y Dora le dice, -muy a punto, muy
señalando algo de la histeria que vamos a retomar- “¿Acaso ha salido mucho?” Y ahí Freud se dio cuenta que se venía
difícil. Al día siguiente Dora dice “No voy a continuar con el tratamiento” y Freud le dice -una intervención analítica
excelente- “Bueno, pero si hoy viniste, trabajemos” y entonces le pregunta “¿Cuando lo habías decidido?” “Hace 14 días”
y Freud le dice “Ah como una gobernanta que da preaviso de 14 días” “Sí, puede ser” Que se te ocurre con gobernanta
uno podría decir, bueno es que en la casa de los K. Había una gobernanta, una mucama, un ama de llaves, que el Sr. K le
hizo una propuesta y le dijo “Usted sabe, no me importa nada de mi mujer” y ella, la gobernanta, aceptó la propuesta el
Sr. K, pero después el Sr. K no le dio más atención y entonces ella se enojó mucho con el Sr. K, se quedó muy preocupada,
y no le avisó en el momento a los padres, si no que esperó un tiempo a ver si el Sr. K cambiaba de opinión, y como no
cambió de opinión, le mandó una carta a los padres y los padres le dijeron que se tenía que ir para cuidar su honor.
Entonces la interpretación freudiana va a ser que Dora se identifica con la gobernanta, otra vez, otra identificación con
alguien que termina mal, no se identifica con alguien que se enamora de alguien y termina en una buena relación, sino
con la que queda abandonada, queda esperando que el Sr. K le de algún tipo de atención y no se la da.
Dora entonces se identifica a todos los personajes del historial, pero a todos los personajes del historial se identifica en
relación a su síntoma, en relación a lo que es problemático (33.31). Ese es un dato, no solo porque en la histeria hay algo
de eso y Freud lo desarrolla, sino porque tiene que ver con justamente, esa pérdida, ese menosfilo va a llamar Lacan, que
tiene que ver con la castración, como que uno queda en menos en la neurosis, como que el histérico o el neurótico
obsesivo, va a ir buscando el modo en renombrar, digamos, la falta estructural como una pérdida, como algo que no anda,
como algo que es problemático. Esa es la solución neurótica, frente a lo que no hay en la estructura, frente a la castración
en el sentido del significante de la falta en el otro, el neurótico lo va a redoblar como una pérdida, como un problema,
como un síntoma.
Entonces Dora se identifica a la enfermedad de la madre, catarro vaginal, se identifica a los dolores de panza de la prima
que se queda solterona, se identifica al hermano que tiene enfermedades infecciosas, pero ella peor, se identifica a la
gobernanta que queda abandonada por el Sr. K. Es como que todo la historia de Dora es un sufrimiento tras sufrimiento,
pobre yo que me pasan todas estas cosas pareciera, y el contrapunto a eso es la queja, al padre, al marido incluso cuando
es adulta y la ve Felix Doich. O sea está por un lado la queja y por otro lado el padecimiento, es una posición histérica
clásica, pero es muy padecida justamente, no está buena, no está bueno quedar en ese lugar o que el cuadro se arme en
forma tan sufriente, tan padecida, porque Dora en definitiva no la está pasando nada bien.
Bueno, entonces tenemos la interpretación freudiana y la lectura que hace Lacan y vamos a plantear una diferencia
(35.24). Para Freud que se pregunta en el principio el historial ¿Por qué Dora responde con una bofetada a una propuesta
que no fue ni grosera, ni fuera de lugar? En última instancia, le podría haber dicho tranquilamente no me interesa, estás
casado, no me gustas, chau, etc. Pero Dora no pudo responder así, responde con una cachetada, justamente porque el
Sr. K es una pieza fundamental en la estructura del fantasma de Dora, que el Sr. K le sirve de puente, de nexo, para
responder -esto va a decir Lacan- para responderse por el misterio de la feminidad en donde ubica a la Sra. K como la otra
mujer que sabe de lo femenino, que sabe responder a eso que no tiene respuesta. El neurótico se responde con el
fantasma y se responde la histeria con el fantasma mediante una identificación viril que le sirve de puente o de nexo para
hacer de alguien que puede vérselas con ese misterio de lo femenino. Que es una idealización, porque nadie tiene
respuesta sobre el misterio de lo femenino justamente. Esa es la interpretación de Lacan.
Entonces, si “mi mujer no es nada para mí” dice el Sr. K “¿Que es usted para mí?” dice Dora “¿A dónde quedo yo con
respecto a la Sra. K?” Eso permite otra lectura de otro síntoma de Dora, Dora se queda afónica cuándo se va el Sr. K, Freud
dice “porque se va su amado”, Lacan va a decir, NO, porque queda en frente a ese otro, a esa otra mujer que responde
por lo femenino y se queda sin palabras, sin poder decir nada frente a ella, necesita de un mediador que es el Sr. K, cuando
se va, Dora se queda sin palabras, y cuando el Sr. K se corre del todo y le dice “mi mujer no es nada para mí” Dora cae
totalmente de la escena. Y eso explica no que Dora estaba enamorada del Sr. K como lo piensa Freud, ese es el prejuicio
freudiano va a decir Lacan, sino que Dora estaba con el Sr. K acompañando, cuidando sus hijos, aceptando las flores que
le regalaba todos los días, saliendo a pasear con él, etc. Porque él le permitía, en su fantasma, responderse por lo
femenino, es decir no es que ella estaba enamorada de él, sino que él era una pieza importante en la estructura en la que
se sostenía Dora fantasmáticamente, neuróticamente no era una buena solución evidentemente, es la que encontró
Dora.
Así uno puede leer desde Lacan y desde Freud, desde Freud es solo la identificación que no decimos que no esté (38.00),
pero no alcanza para tremenda consecuencia catástrofe en la vida de Dora, porque el desencadenamiento de Dora la
lleva, no solo a quejarse del padre, a tener esa posición bastante reivindicativa, sino a desmayarse, a querer suicidarse, a
sentirse realmente mal, desganada, o sea, toda su vida da un vuelco terrible luego de esa frase del Sr. K que tiene efecto
de desencadenamiento que tiene efecto de un antes y un después en el devenir de Dora.
Dicho esto podemos cerrar el segundo sueño y lo vamos a cerrar con una frase que dice Freud, que me parece la mejor,
página 96 al final, la mejor definición de neurosis, casi que está en toda la obra de Freud, esta es la que más me gusta,
“Nunca puede calcularse el desenlace entre la lucha de los motivos, si se cancela la represión o si se refuerza” Luego dice
“porque uno podía decir, la incapacidad para cumplir la demanda real de amor es uno de los rasgos de carácter más
esenciales de la neurosis, los enfermos están dominados por la oposición entre la realidad y la fantasía, lo que anhelan
con máxima intensidad de sus fantasías es justamente aquello de lo que huyen cuando la realidad se los presenta, y se
abandonan a sus fantasías con tanto mayor gusto cuando ya no es de temer que se realicen”.
O sea, define a la neurosis frente a la demanda, la neurosis es la huida frente a la demanda de amor, si hay amor y hay
neurosis el neurótico se asusta, refugia en sus fantasías, empieza a encontrar problemas para ese amor, es difícil vérselas
con el amor y a veces es necesario encontrar excusas o darle algunas vueltas porque no es tan fácil encontrarse con lo
real del amor sin algún tipo de velo o misterio o ceremonial o respuesta sintomática posible. Pero el neurótico, mientras
más neurótico, más va a huir de eso, huye del acto en definitiva, huye del acto del posible encuentro, porque el encuentro
siempre, además de ser un encuentro que no es, es un desencuentro, es un encuentro con lo real y de eso el neurótico
no quiere saber nada, prefiere inventar excusas fantasmáticas o quedarse en la fantasía o incluso hacer como que ni se
encontró, y tiene a alguien ahí esperando en frente y ni lo ve. Distintos modos de vérselas con la demanda real de amor
que es uno de los rasgos esenciales de la neurosis y uno de los más interesantes me parece a mi que el psicoanálisis deja
en claro desde muy temprano, Freud desde muy temprano plantea esta definición de la neurosis que es esencial.
Con eso pasamos al epílogo muy brevemente:
Del epílogo voy a ubicar dos cuestiones: primero algo teórico y central en la teoría, las bases orgánicas de las neurosis,
Freud quiere señalar cuáles son para él las bases orgánicas de las neurosis, y lo primero que aclara, uno piensa bases
orgánicas está hablando del organismo, del cerebro, de los genitales, NO, está hablando nada que tenga que ver con lo
anatomopatológico, incluso podría haber una alteración química pero no sabemos de ella, así que lo que nos interesa es
la función sexual como fundamento de la histeria, pero la solicitación somática, lo que tiene que ver con la sexualidad, lo
orgánico es los gérmenes infantiles de la perversión, o sea, la sexualidad infantil, las zonas erógenas, la disposición
constitucional a la bisexualidad o, de otro modo, que la pulsión no tiene un objeto natural. Esos son los fundamentos
orgánicos de los síntomas, eso me parece sumamente interesante porque también es un texto muy temprano de Freud
en dónde él ya ubica que lo orgánico para el psicoanálisis tiene que ver con la pulsión y de hecho no lo llamamos orgánico
porque no es lo que normalmente entenderíamos por “órgano” “organismo” no tiene que ver con la anatomía tampoco,
de hecho justamente tiene que ver con la pulsión, con los modos de satisfacciones singulares de la pulsión porque no hay
nada que diga en la naturaleza como se tiene que satisfacer la pulsión, distinto del instinto de los animales, entonces esto
qué tiene que ver con la singularidad, justamente tiene que ver con el modo de satisfacción pulsional que, por ejemplo,
una definición muy linda de Lacan en el Seminario 23, dice que “la pulsión es el eco en el cuerpo de que hay un decir” eso
resuena y eso consuena de distintas maneras para cada quien. Eso que hay un decir y que eso marca el cuerpo, nos ubica
que, no solo la pulsión es autoerótica, sino que es autoerótica pero hace falta un decir, un decir no anónimo podemos
decir, que marque ese cuerpo, que erogenize ese cuerpo y que ahí le de alguna marca para un recorrido de algún tipo de
satisfacción posible de las pulsiones. Eso es lo orgánico para Freud, o sea, no el organismo, no la anatomía, no los genitales,
eso me parece sumamente interesante porque es muy temprano y ya Freud aclara eso.
Lo segundo que quería ubicar en el epílogo tiene que ver con la transferencia que ya se ubicó en la primera clase algo así
que no voy a leer los pasajes en dónde Freud define la transferencia, pero si voy a ubicar la posición de Freud complicada,
me parece, en la relación transferencial con Dora. ¿Por qué complicada? Porque Freud se contradice a sí mismo, -¿quién
no se contradice?-, pero Freud aclara al principio del historial “estoy dejando que los pacientes digan lo que se les ocurra”,
o sea, plantea al principio del historial la asociación libre, y luego vemos que Freud intenta forzar a Dora a hablar del Sr. K
y dice “me costaba llevar la atención de Dora al Sr. K” Y claro, como no te va a costar si vos estas diciendo que no hay que
hacer eso, es una cuestión del prejuicio freudiano, pero no es solo ese uno de los problemas, sino que Freud se pone a
esperar mucho del tratamiento, se emociona con el tratamiento y entra en la lógica de la histeria de Dora, queda expuesto
a que la posición de la histeria que es hacerse un amo para después barrarlo, Freud se da como carnada esencial para que
Dora pueda actuar en esa lógica histérica, ubicando a Freud en el lugar de amo, Freud se lo facilita muchísimo porque un
poco se pone él en el lugar de amo, salvo cuando hay análisis en algunas interpretaciones, el resto del tiempo Dora incluso
se lo dice, “te pareces a mi papá”, “Te pareces al Sr. K”, Soñó que en el primer sueño hay humo y Dora fumo con el Sr. K
unos puchos, pero también había humo en el consultorio de Freud, y también sueña que tiene que irse de ahí, de la cura
de Freud, porque Freud está corriéndose del lugar de analista, está forzando las cosas. Entonces Freud se pone
rápidamente o fácilmente entra en lugar de amo, y aparte contento, dice “que bueno que salió mucho, esto avanza
muchísimo, esto comprueba mis teorías” Tenía muchas ganas de que funcione Freud el tratamiento con Dora, y no es que
uno no tenga ganas de que avancen los análisis y que haya análisis en general con los pacientes, pero el modo es más con
cautela, es ver si pasa algo, si hay algo de las intervenciones que producen algún efecto, no apresurarse, y Freud me
parece, se apresura, se pone en el lugar de amo, Dora lo eleva al lugar de amo y lo barra de un plumazo, porque Freud
dice, “Quien convoca los malignos demonios que moran en un pecho humano y los combate tiene que estar preparado
para una eventual no salir indemne de esa lucha” página 96. Y Freud no sale indemne, Freud sale cacheteado como el Sr.
K, y de hecho Dora regresa a ver a Freud unos 15 meses después con una parálisis facial y algo del síntoma histérico,
obviamente hubo transferencia con Freud y por eso regresa, Freud ahí ya no la quiso escuchar, que en parte si no se iba
a correr de ese lugar en el que Dora lo puso y él se puso también, tampoco iba a avanzar mucho la cosa, quizás se podría
haber corrido y escuchar que tenía para decir Dora, pero Freud dijo “bueno, te perdono”, te perdono porque Freud quedó
dolido, pero realmente dolido, igualmente ese fue uno de los problemas, o sea, no tener en cuenta la transferencia, el
lugar que él estaba ocupando en la transferencia, y eso hizo que el tratamiento termine del modo brusco en qué terminó,
en el momento en que Freud estaba más contento con el avance del tratamiento.
Pero no solo eso, hay un segundo problema, que va a destacar Freud mismo, y Lacan lo va a subrayar, que es que no llegó
a darse cuenta de introducir en el análisis la relación de Dora con la Sra. K. La relación de Dora con la Sra. K no tiene tanto
que ver con lo que Freud llama corriente ginecofilia o ginecofílica, o sea, corriente homosexual en Dora, podría tenerlo
pero en principio no parece ser el caso, sino que justamente, como decíamos, es el lugar que ocupa la Sra. K para Dora de
una idealización de ser la otra que responde por lo femenino. Pero como Freud no hubiera intervenido, uno espera,
diciéndole a Dora “ahhh a vos te gusta también la Sra. K” así, como le decía “Te gusta el Sr. K”, “Te gusta la Sra. K” Uno
pensaría que le podría haber preguntado, más tranquilamente, ¿Que le pasa con la Sra. K? ¿Cuál es su relación con ella?
¿Por que cuando la Sra. K la traicionó no se enoja con ella? ¿Por qué habla tan bien de la Sra. K y cuando ella la traiciona
y le cuenta el padre o al Sr. K cosas de la intimidad entre Dora y la Sra. K, no te enoja eso para nada? Pero si te enoja lo
que dice tu padre o lo que dice el Sr. K. Hay algo que no termina de quedar claro, “bueno, a ver ¿Qué podes decir de eso?”
Podría haberle dicho Freud a Dora, y con eso hubiera salido, esta hubiera sido una tercera inversión dialéctica, como lo
llama Lacan en Intervención sobre la transferencia, podría haber salido una nueva verdad en el desarrollo del análisis de
Dora que tiene que ver con esta pregunta por lo femenino, que es la pregunta histérica por definición: ¿Qué es ser una
mujer? Eso se pregunta la histeria, el histérico también, no hace falta ser mujer histérica para preguntarse eso.
Entonces esos son los dos problemas, la transferencia que Freud no tuvo en cuenta, pero a la vez esto que Freud nota,
porque vieron que Freud dice en varios lugares, estaba reprimido en un sentido más profundo la relación de Dora con la
Sra. K, que sabemos que nada se reprime más profundo o está reprimido o no, es consciente o inconsciente, quizas las
resistencias para hablar de algo son mayores en un caso o en otro, pero no hay un reprimido más profundo, es lo
inconsciente. Lo inconsciente está todo suelto ahí, por eso no hay negación, por eso no hay tiempo, por eso hay
condensaciones de cosas muy disímiles, de épocas muy disímiles. Entonces no es que está reprimido más profundamente,
si no que era un tema más problemático de hablar para Freud al parecer, y él lo reconoce recién en una nota al pie después
de la publicación del historial, o sea le costaba y no lo tomó en cuenta, pero después lo agrega en la nota, no deja de
tenerlo en cuenta en ningún caso, lo que seguramente hizo bastante bien al psicoanálisis en relación al análisis de la
histeria ver esas corrientes en relación a la otra mujer.
Lo de la transferencia también, no hay ningún caso publicado de Freud posterior a este en donde la transferencia no esté
en juego e incluso el próximo que publica que es el del hombre de las ratas, es lo imprescindible y lo más necesario para
que se resuelva el análisis.
Para finalizar quería agregar aun cuándo decíamos que no hubo análisis en el caso de Dora, como que quedó realmente
interrumpido como bien lo señala Freud el tratamiento, y no hubo modificaciones en la lógica del fantasma en Dora y
muchas cosas quedaron sin tocarse, igualmente hubo algunos efectos mínimos, quizás uno podría pensar, efectos de estas
entrevistas preliminares que no llegó a ser un análisis con Freud, pero que me parece interesante destacar. Primero el
segundo sueño, con el que termina el análisis, una posición bastante distinta a la del primer sueño, más neurótico y más
infantil, donde Freud va a decir en la última página del historial, 107, “Si el primer sueño dibujaba el apartamiento del
hombre amado y el refugio en el padre, vale decir la huida de la vida hacia la enfermedad, este segundo sueño anunciaba
que se desasiria del padre y se recuperaría para la vida” Quizás en relación a su propia sexualidad, en relación a su relación
amorosa o de pareja con su futuro matrimonio la posición estaba un poco modificada o no tanto, pero al menos en el
sueño algo se cambió. Pero además, cuenta Freud, en esta última parte, que va a visitar a la familia K y le hace decir al Sr.
K frente a la Sra. K, que eso que le había pasado en el lago era cierto, le hace confesar al Sr. K que eso que la acusaban de
mentirosa y de inventar historias era falso, que lo que había dicho Dora había pasado, y el Sr. K lo hace. También le dice
a la Sra. K que sabe que tiene una relación con su padre y que ya no se va a meter ella en eso.
Me parece que es interesante, aunque no es como decía, un logro de fin de análisis, pero en un análisis interrumpido, por
lo menos pudo tomar la palabra y ya no expresar su malestar en quejas y en reclamos, sino ir a la fuente y decirle en la
cara, digamos ubicar la palabra, lo que había que decir, a quien había que decírselo y poder recuperar algo ahí de su
posición independiente en el sentido de no depender más de lo que decían los otros o de lo que hacía el padre con la Sra
K, etc. Quizás no fue mucho pero tampoco es poco.
TEÓRICO: FREUD III: SÍNTOMA, FANTASÍA Y PULSIÓN.
Textos de referencia: Freud, S. (1908) Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad.
Freud, S. (1916-17) Conferencia 23: Los caminos de la formación del síntoma.
Ustedes habrán visto en las primeras formulaciones de Freud, que Freud distingue las neurosis actuales de las
Neuropsicosis de Defensa. En ambos la etiología es sexual, pero en estas últimas, las Neuropsicosis de Defensa, lo sexual
aparece ligado a una representación que se vuelve inconciliable o penosa para el Yo. Por este motivo, el Yo ejerce la
defensa, que consiste en el divorcio entre la representación y el afecto. De este modo la representación queda separada
del comercio asociativo del resto de las representaciones y el afecto se traslada a una representación del cuerpo o a una
representación nimia. Entonces, este modo de entender lo sexual, se distingue claramente de lo que Freud propone como
Etiología sexual en las Neurosis Actuales, que hace a la práctica sexual de los enfermos.
En 1896 en Nuevas Puntualizaciones sobre las Neuropsicosis de Defensa (Que lo habrán visto en la clase anterior) Freud
va a proponer la noción de trauma, ligado a la sexualidad. El Trauma es un episodio realmente acontecido, vivido en la
niñez, un suceso padecido, pasivo o activo, pero vivido en la infancia, que se resignifica con la maduración sexual, y es su
recuerdo, el recuerdo de esa vivencia traumática, lo que tiene un efecto traumático. Es decir, que primero ocurre el
episodio y luego el recuerdo de ese episodio en la época o el período de la maduración sexual conlleva un efecto
traumático para el sujeto. (Min 02:38) En este sentido, la articulación entre trauma y síntoma es una articulación bastante
directa, porque ese episodio, que a través del recuerdo cobra efecto traumático se va a expresar en el síntoma. Y eso que
quedó encapsulado como episodio y que luego se reactualiza a través del recuerdo, causando un exceso de cantidad en
el aparato psíquico, se va a descargar a través de los síntomas. Aparecen allí entonces, todas las defensas que el Yo ejerce
sobre este exceso de excitación, sobre este excedente de difícil tramitación y entonces Freud postulará que esos síntomas
de defensa primario dan lugar a la salud aparente.
Lo que quiero destacar es que Freud va afinando entre estos dos momentos lo que llamamos Etiología sexual, y que lo
sexual poco tiene que ver con lo genital, la reproducción, incluso con el ejercicio o la práctica sexual de los enfermos
cuando hablamos de Neuropsicosis. Luego, y a esto nos vamos a dedicar hoy, Freud va a plantear una distinción entre el
trauma y la fantasía. Una distinción y también una articulación.
Entonces, estamos ahora ya de lleno en la clase que corresponde a hoy, llegará la semana que viene en realidad, bueno.
Nos vamos a detener, entonces, en lo que llamamos segundo Freud. En este segundo Freud, la nosología se ordena de la
siguiente manera: Por un lado, Freud distingue las Neurosis Actuales de lo que llama las Psiconeurosis de Transferencia y
de lo que llama las Psiconeurosis Narcisistas. Por otro lado, Freud está trabajando en toda esta época, que es la época
que corresponde a los historiales también, sobre la metapsicología, represión, inconsciente, regresión, fijación. Es a partir,
entonces, de este reordenamiento de su obra, que vamos a trabajar hoy el concepto de fantasía. Tomamos en principio
el texto: Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad, este texto es de 1908, está muy articulado con Tres ensayos,
y lo que allí va a plantear Freud es que la fantasía, como formación psíquica, como cumplimiento de deseo, así la define,
es una formación regular en las Psiconeurosis, en especial en la Histeria. Cuando estas fantasías devienen Inconscientes,
pueden volverse patógenas y por lo tanto expresarse en síntomas conversivos o en ataques histéricos. También postula
que hay fantasías que se han formado en lo inconsciente que no llegan a ser conscientes y otras que han sido conscientes
en algún momento y luego fueron reprimidas, y a partir de eso se vuelven inconscientes. (Min. 06:50) Estas fantasías
inconscientes, va a decir, que tienen un vínculo muy importante con la vida sexual de las personas. Esta fantasía
inconsciente, es la que le sirve al sujeto, dice, para su satisfacción sexual durante la masturbación. Y allí plantea una idea,
que es la que vamos a trabajar y articular con los historiales, una idea que se sostiene en la operación de una
soldadura. Freud plantea que en un primer momento hay una satisfacción, a través del autoerotismo, lo que llama
Empresa Autoerótica Pura, que consiste en ganar placer de un determinado lugar del cuerpo. Esta Empresa Autoerótica
Pura es la satisfacción anárquica de las pulsiones parciales, es la que se basa en la satisfacción de las zonas erógenas y
Freud plantea que hay un momento originario donde el autoerotismo o la masturbación aparece como algo puro,
autónomo y que es luego en un segundo momento donde esta pura satisfacción autoerótica se fusiona con la fantasía. Se
fusiona con la fantasía, Freud define a la fantasía como una representación deseo del círculo del amor de objeto, es una
representación deseante que incluye o enlaza a los objetos primarios del sujeto. (Min 08:49) Luego dirá que esta fantasía
está sostenida y soportada por el Complejo de Edipo.
Entonces, en un primer momento: Satisfacción anárquica de las pulsiones parciales, Empresa Autoerótica Pura, una
cantidad que se satisface en las partes del cuerpo, en las zonas erógenas. Luego, esta cantidad se enlaza, y digamos se
enmarca, se ordena respecto a una fantasía que incluye a los objetos edípicos, y será recién a partir de la renuncia a esta
satisfacción autoerótica, de la renuncia a la masturbación, que esa fantasía edípica vía la represión, se vuelve una fantasía
inconsciente.
Esta fantasía inconsciente y este modo de satisfacción autoerótico (porque son dos elementos heterogéneos, por un lado,
la satisfacción autoerótica, por otro lado, la fantasía edípica como una soldadura, pero de dos cuestiones o dos elementos
que son diferentes entre sí) Digo, esta fantasía inconsciente y este goce autoerótico si no encuentran otro modo de
satisfacción vía la sexualidad o la sublimación, podrán ser satisfechas a través del síntoma. En el síntoma, sobre todo, dice
Freud en el síntoma histérico (Estoy en las páginas 142 y 143 del texto Fantasías Histéricas) la fantasía inconsciente
prolifera, se refresca y se abre paso como síntoma.
Entonces tenemos por un lado la empresa autoerótica pura, a la que luego se le suma una fantasía del Complejo de Edipo
o una representación deseante que incluye a los objetos del Edipo, los otros primordiales de la vida de ese sujeto. Luego
hay represión y renuncia a esa satisfacción autoerótica, una renuncia a la masturbación y a partir de la represión esta
fantasía pasa de ser consciente a ser inconsciente. Entonces, lo que Freud va a decir es que es justamente en el síntoma
donde esta fantasía se expresa.
En la página 143 dice que los síntomas histéricos son las fantasías inconscientes figuradas mediante conversión y como
síntomas somáticos tomados de las mismas sensaciones sexuales e inervaciones motrices que originariamente
acompañaron a la fantasía, que en aquel momento era consciente.
El síntoma histérico, entonces va a ser la figuración de aquella fantasía inconsciente edípica que pertenece al período de
masturbación infantil que pertenece al período de la sexualidad infantil. Sexualidad infantil, por lo tanto, estamos
hablando de una satisfacción sexual autoerótica parcial, que determina para Freud, el síntoma. En este punto, va a
plantear que esas fantasías que se manifiestan o figuran en el síntoma son fantasías perversas. Y la cuestión es justamente
esta, me parece, este tramo del texto de Freud. ¿Qué quiere decir Fantasías Perversas para Freud en este momento? (Min
13:05) Por un lado, y articulado a Tres Ensayos, vamos a plantear que en tanto la sexualidad es pulsional en los seres
hablantes, es una sexualidad que se satisface de modo parcial. Cuando Freud propone en Tres ensayos, que la sexualidad
humana se diferencia del instinto y que todas las conductas que habían sido llamadas perversas por la Psiquiatría
conforman la vida sexual normal de los seres hablantes, de los seres humanos, está planteando entonces que la sexualidad
es pulsional, en tanto justamente el objeto sexual es contingente, no está dado de antemano. Y en ese sentido podemos
decir que no hay relación sexual complementaria.
Entonces, vamos a hacer una distinción entre el trauma y la fantasía. Una distinción y una articulación, porque por un lado
Freud cuestiona la idea de que el trauma haya sido un episodio realmente acontecido que verdaderamente,
objetivamente ocurrió en la infancia del paciente, y que entonces hay que ir a buscarlo, hay que producir su recuerdo
para que sea elaborado. Freud va a cuestionarse esta idea y va a trabajar en la Conferencia 23 la cuestión de la falsedad
o la verdad de esos traumas. Y en cierto sentido, llega a decir en su famosa carta a su amigo, a Fliess, que esos sucesos,
esos episodios de la infancia, no son reales y que alcanza con que hayan sido fantaseados esos episodios sexuales, para
que tengan valor de verdad y eficacia para un paciente, para un neurótico. Entonces lo que está cuestionando Freud, me
parece a mí, no es tanto el concepto de lo traumático, sino el concepto de la realidad de ese episodio, de la realidad
objetiva de si ese episodio ocurrió o no ocurrió.
Sin embargo, Freud plantea que ese episodio puede haber ocurrido, puede haber tenido efectos, y también a partir de
ese episodio real ser resignificado por la fantasía. Freud no dice que el Trauma como episodio realmente acontecido no
haya ocurrido, dice que a veces sí y a veces no, pero lo que va a plantear es que haber fantaseado con ese episodio, puede
tener efectos traumáticos para un sujeto. Y en ese punto podemos pensar que es la sexualidad en sí lo que tiene un efecto
traumático, lo que tiene un efecto de impacto en la niñez, en la infancia. Es la sexualidad en sí, porque esta sexualidad
que hablamos es una sexualidad atravesada, perturbada, complicada por el significante. Es una sexualidad que en tanto
pulsional nunca puede ser satisfecha completamente. (Min: 17:19) En ese punto y como pura cantidad, la sexualidad se
inscribe en la infancia como lo traumático. Entonces retomamos este concepto de la empresa autoerótica pura, como
pura cantidad, como pulsión parcial, como esfuerzo constante, como diferencia con el estímulo, porque es una fuerza
constante de la que no se puede, de la que el sujeto no se puede escapar, no se puede huir, queda la opción de intentar
tramitarla vía las representaciones.
Entonces, podemos decir, por un lado, que Freud, cuestiona la idea de que el trauma siempre sea un episodio realmente
acontecido, que la sexualidad en sí es traumática. Es traumática porque el objeto es contingente porque es pulsional,
porque se inscribe de un modo traumático, en el sentido que es un exceso, porque Freud dice en Tres Ensayos, el niño es
tomado como un objeto sexual y hay una asimetría entre el goce del adulto y la capacidad del niño en tramitar esta
cantidad. Entonces, la sexualidad es traumática en sí, y luego podemos pensar que la soldadura a esta fantasía, a esta
escena, es decir, a la escena edípica, a la versión del Edipo, a la novela del Edipo, le permite cierto acotamiento a esa
satisfacción pulsional que es vivida como exceso. (Min 19:19)
Entonces el concepto de trauma se sostiene y se sostiene hasta el final en la obra de Freud como ruptura de la barrera de
protección anti-estímulo, como pura cantidad que inunda el aparato psíquico. Y el trauma es lo pulsional y el peligro de
que lo pulsional produzca una perturbación económica en el aparato psíquico.
Luego el sujeto en su relato, el sujeto en el análisis puede fantasear algunas escenas que no es necesario ir a buscar si
fueron realmente acontecidas o no. Esas escenas fantaseadas tienen un valor de verdad, esas escenas intentan enmarcar
esa pura cantidad y ubican al sujeto como pasivo o como activo respecto del impacto de lo sexual. Luego, por supuesto,
habrá que ubicar en cada caso el trauma realmente acontecido, si es que lo hubo y distinguirlo de la fantasía. Pero en
principio, lo que podemos decir es que esta fantasía enmarca esa pura cantidad, le da una trama de representaciones y
una escena posible.
Freud va a continuar en su texto “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” planteando, entonces, que el
síntoma expresa una fantasía inconsciente y en este punto propone varias definiciones de síntoma. Síntoma como
sustituto, síntoma como la expresión de un cumplimiento de deseo como la realización de una fantasía inconsciente. Dice
que el síntoma sirve a la satisfacción sexual, figura una parte y eso es lo importante, el síntoma figura una parcialidad de
la pulsión que se satisface en él. (Min 21:53) Plantea el síntoma como el retorno de un modo real de satisfacción infantil
y por último el síntoma como solución de compromiso entre la instancia represora y lo reprimido que intenta expresarse.
Por último, Freud va a decir que el síntoma va a expresar varias fantasías, pero que al menos una de esas fantasías debe
tener un significado sexual. Entonces en este texto, Freud está proponiendo y afirmando que el síntoma implica
satisfacción pulsional. Que el síntoma implica un goce, una satisfacción que se ha constituido como tal en la vida sexual
infantil, que implica las zonas erógenas y la parcialidad de la pulsión. Al mismo tiempo, está entonces, intercalando un
elemento que es la fantasía como figuración, como cumplimiento de deseo entre el trauma de lo sexual, como pura
cantidad, y el síntoma.
Entonces tenemos las dos condiciones del síntoma que Freud propone en el historial de Dora. Por un lado, la solicitación
somática, la zona del cuerpo comprometida en ese síntoma y que, además, plantea como una zona del cuerpo facilitada
para expresar las fantasías que sostienen al síntoma. Esa es la condición más permanente del síntoma y por otro lado, el
sentido permanente del síntoma. Plantea entonces, un elemento más permanente, más fijo, da varias metáforas en el
historial de Dora sobre esto. El odre viejo y el vino nuevo, donde el odre viejo sería lo más fijo, lo más permanente y el
vino nuevo los sentidos que se le pueden ir agregando y sobredeterminando esa zona del cuerpo solicitada o facilitada.
También habla de un alambre alrededor del cual se van enredando las guirnaldas. Bueno, entonces, hay una condición
del síntoma que es más fija, que es la de la solicitación somática y hay una condición que va variando, que se va
modificando o que va tomando nuevos sentidos, que son justamente los sentidos psíquicos o revestimientos psíquicos.
Ahora la pregunta es ¿Por qué la solicitación somática, la zona del cuerpo, donde el síntoma conversivo se expresa es más
permanente? En la Conferencia 23 Freud va a plantear el concepto de fijación. Si planteamos el síntoma como el resultado
de un conflicto en torno a una nueva modalidad pulsional, que angustia o que se vuelve inconciliable para el yo, es porque
ha operado la represión. La libido rechazada por la realidad debe buscar otros caminos, dice Freud. Esta conferencia se
llama justamente “Los caminos para la formación del síntoma” o algo por el estilo. Bien, lo que Freud va a plantear en
relación a la represión que se produce en la neurosis y el retiro de la libido de los objetos y que esa libido retorna vía
regresión a objetos de la fantasía, el mecanismo que llamamos introversión y que trabajamos en el primer conjunto
temático en su diferencia con la neurosis. Digo que esta regresión de la libido a objetos de la fantasía, esta escapatoria de
la libido, así la llama en la Conferencia 23, es posible porque hay fijaciones preexistentes. En ese punto Freud define la
fijación como la inmovilización de un determinado monto de energía libidinosa. (Min: 26:34) También la va a definir como
una inhibición en el desarrollo libidinal. Esto quiere decir que lo que se fija es un estadio libidinal determinado por una
satisfacción pulsional demorada, y que ese punto de fijación actúa como predisposición a enfermar. Estas fijaciones
resultan de la vida sexual infantil y están conformadas por dos elementos: por un lado, la constitución pulsional innata
que Freud llama lo interno, a lo cual se le suman las vivencias sexuales infantiles que Freud llama lo exterior y que
caracteriza como contingentes en la vida de un sujeto. Entonces estos dos elementos conforman la fijación: lo innato y lo
contingente. No se trata sólo de aquella cantidad pulsional innata con la que un sujeto cuenta, sino cómo estas pulsiones
se trazan, se expresan, se enlazan a un Otro y a una fantasía en las vivencias sexuales infantiles.
Entonces, vamos a articular este concepto de fijación, de la Conferencia 23 con el concepto de solicitación somática. Como
decíamos para que un síntoma conversivo se constituya necesitamos de dos condiciones: la solicitación somática, que es
la vía por la cual se produce la salida hacia lo corporal y el sentido psíquico. (Min: 28:20) Ahora bien, en Dora, Freud es
bastante claro cuando plantea que la solicitación somática está producida, determinada, figurada, por lo que llama
precondición somática. Encontramos ahí en Freud alguna vacilación en el historial de Dora, entre sí esta precondición
somática está determinada por lo orgánico o por lo pulsional, de todos modos aún cuando haya habido, en la hipótesis
de Freud, un punto donde una zona del cuerpo haya sido afectada por un proceso orgánico real, solo va adquirir la
característica o la calidad de la fijación cuando esa zona permita la expresión de la satisfacción pulsional, de una
satisfacción pulsional infantil y privilegiada para ese sujeto. En ese sentido, esa zona que se constituye con la solicitación
somática, que toca el cuerpo obviamente es determinada por la precondición somática como un goce privilegiado para
ese sujeto que se anuda a otro y a una determinada escena sexual infantil. (Min: 29:43)
Veamos en Dora, vamos a hacer un repaso breve de algunas cuestiones de este modelo conceptual que trabajamos en
Freud, en los tres historiales. Cuando Freud comienza a trabajar los síntomas de Dora, especialmente el desarrollo que
hace alrededor del síntoma de la tos propone esta cuestión de la precondición somática que determina la solicitación
somática, y ubica allí lo que va a llamar ese cosquilleo en la garganta, ese cosquilleo en la garganta que es activado,
refrescado por la satisfacción de la pulsión oral. Incluso plantea que Dora recuerda en su análisis una escena muy
temprana en su infancia. comúnmente conocida como la escena con el hermano, donde ella está chupándose el pulgar y
se agarra, se sostiene de la oreja de su hermanito. Esto está en la página 46, porque Freud allí dice que entonces
encontramos que Dora, desde la más tierna infancia ya era una chupeteadora. Entonces, tenemos allí lo autoerótico, la
satisfacción de las pulsiones parciales a la que se le suma una fantasía inconsciente, un marco a esa cantidad, enlazado al
otro y determina un modo privilegiado de la satisfacción pulsional, que, en el caso de Dora, es lo oral. Y que vamos a
encontrar en el análisis de todos los síntomas.
Por otro lado, tenemos otra vía para pensar los síntomas, todo el trabajo que Freud hace con Dora respecto de la
masturbación infantil. Freud tiene la idea de que la masturbación infantil se evidencia en algunos pacientes en el recuerdo
de la enuresis infantil y dice que aquellos pacientes que no confiesan (entre muchas comillas) su masturbación infantil,
sin embargo, relatan episodios de enuresis y que eso podría dar cuenta de esa satisfacción autoerótica. También dice que
mientras la enuresis se sostiene como satisfacción masturbatoria no aparecen los síntomas conversivos. Como decíamos
con fantasías histéricas, en esta soldadura entre lo autoerótico y la fantasía se produce o resulta de esa soldadura la
sexualidad infantil. Pero también planteábamos que hay en la renuncia a la masturbación, vía la represión, la posibilidad
de que esa fantasía consciente pase a ser una fantasía inconsciente. Y efectivamente podemos ubicar en cada uno de los
tres historiales ese punto de angustia, ese punto ominoso que produce la renuncia, el abandono de la masturbación.
Abandono que habría que aclarar, porque es justamente lo que el síntoma neurótico nos muestra, un abandono que
nunca es total, una renuncia que nunca es total. Y justamente ese resto de goce autoerótico, el grano de arena, como lo
llama Freud en el historial, es lo que también se va a jugar como satisfacción en el síntoma, aquello que resta a lo que la
fantasía produce como marco. Algo de esa satisfacción se enmarca en una escena y en las representaciones y se elabora
y luego se expresará en el síntoma, pero algo de esa satisfacción resta a ese marco de la fantasía. (Min. 34:24) Entonces,
en Dora encontramos este punto de lo ominoso, en una escena que es crucial para el historial, que está en la página 70,
y es el famoso espiar con las orejas, episodio que Freud llama como un encuentro contingente, donde Dora espía
justamente con las orejas, un encuentro sexual entre los padres, o lo que ella supone como encuentro sexual entre los
padres con la consiguiente identificación al padre en todas sus dificultades respiratorias que trabajaremos a lo largo de
este conjunto temático. Pero lo que quiero señalar, que Dora trae a sus encuentros con Freud, o que traen entre los dos,
esa escena que construyen entre los dos, donde ella escucha un encuentro sexual entre los padres, es interesante como
en la página 70, Freud plantea que allí hay algo del orden de lo ominoso, hay una coexitación en ella respecto de la
excitación sexual del padre y que allí se produce un ímpetu subvertiente de la sexualidad. Este ímpetu subvertiente hace
que se produzca este pasaje de la satisfacción o goce autoerótico a la angustia. (Min. 36:02) Es una escena, entonces que
enmarca esa cantidad pulsional, que la enmarca, que la liga a otro, a través de la identificación, y que se constituye como
un marco que va a jugarse en todos los síntomas histéricos. La zona oral jugada en el síntoma, facilitada y dispuesta a
expresar síntomas y fantasías al momento del desencadenamiento de la neurosis. Esta escena no hubiera tenido, quizás,
ese efecto en Dora que es de fijación de un modo de satisfacción en relación al padre y a lo que Freud llama la versión
paterna, que enmarca la satisfacción autoerótica, sin aquella precondición somática de la que hablábamos antes: la
satisfacción de la pulsión oral, la escena con el hermano.
Bien, justamente es este modelo del que Freud se va a servir y sobre el que va a avanzar para explicar el síntoma de la
tos. En el síntoma de la tos, Freud aísla las condiciones del síntoma, lo oral, lo fijo, la precondición somática y el sentido,
diferentes fantasías, sentidos psíquicos que recubren ese grano de arena, ese punto de goce del síntoma y que hacen que
el síntoma vaya teniendo diferentes sentidos, y que vaya mostrando diferentes mensajes al otro. Incluso lo que Freud
llama ganancia de la enfermedad. Básicamente lo que va a decir es que, en este síntoma de la tos, se expresa la fantasía
de Dora respecto de una relación sexual por la boca entre su padre y la señora K. (min 38:06)
Bueno, brevemente, pero es para mostrar la articulación que Freud hace entonces entre la sexualidad infantil que también
se sostiene en dos condiciones con la neurosis, con la relación con la fijación y con la fantasía y también con un modo de
goce que no se enmarca en la fantasía que persiste. Con lo cual, Freud lo dice en la Conferencia 23 y en tantos otros lados,
aún levantado el síntoma, hacer consciente lo inconsciente y mostrar al paciente y trabajar con el paciente las
determinaciones o recubrimientos psíquicos de este síntoma, no alcanzará levantado el síntoma, para incidir sobre la
capacidad para enfermar, la capacidad para que aparezca otro síntoma, lo que se resiste allí a la interpretación es este
punto de satisfacción.
En el Hombre de las Ratas, entre las páginas 130 y 131, el Hombre de las Ratas le presenta a Freud lo que el paciente
llama: “El comienzo de mi enfermedad” Sin embargo Freud dice allí, eso es la enfermedad misma, y sostiene allí que la
neurosis infantil es el núcleo y el modelo de la neurosis adulta. Lo que el paciente le va a contar a Freud, es toda la
satisfacción que se jugaba en él de niño en relación al mirar, al ver. En este caso al espiar con los ojos, y como él espiaba
a las niñeras y todas las escenas de goce con su niñera, específicamente con una, pero luego aparece otra y unos
comentarios. Bueno, toda la sexualidad infantil ordenada respecto de esta pulsión de ver, como la llama Freud. (Min
40:38) Esta pulsión de ver sufre una especie de conmoción cuando se anuda al temor ya obsesivo, dice Freud, de que, si
él sigue gozando de ese modo, mirando, viendo, espiando, algo podría ocurrirle a su padre.
Lo que me interesa destacar es que hay una indicación de Freud, a partir de los dichos del paciente, por supuesto, porque
el paciente le va a contar a Freud que con sus primeras erecciones acudió a quejarse con la madre. Le cuenta esto, y
entonces esa satisfacción autoerótica, nuevamente, lo mismo que ubicábamos en Dora, toma un tinte ominoso y aparece
la angustia. Aparece la angustia y también aparece lo que Freud llama esta idea delirante, obsesiva infantil de que los
padres sabrían sus pensamientos sin haberlos dicho él mismo. Es interesante porque justamente en el punto de vacilación
de la madre respecto de la queja, entre comillas, que el hombre de las ratas le presenta por sus erecciones y lo que esto
lo angustia, en ese punto de vacilación aparece la fantasía de que los padres sabrían, sosteniendo esa representación
obsesiva. Ese pensamiento delirante que da cuenta de un conflicto neurótico.
En el Hombre de las Ratas, Freud plantea entonces, el primer eje o la prevalencia de dos modos de satisfacción pulsional
uno es respecto de la mirada y otro es respecto de lo que Freud llama el erotismo anal, en relación a la infancia y a los
parásitos que el Hombre de las Ratas había sufrido de niño. Pero el erotismo anal que no tiene tanto que ver con los
parásitos, nuevamente, Si la precondición se trata de lo orgánico o de lo pulsional, ese erotismo anal está fijado, por el
goce de la madre en relación al cuidado que hacia de los parásitos y la maniobra que hacia sobre el cuerpo del Hombre
de las Ratas niño.
Bien, hay otra escena infantil, que me parece que conviene traerla en este momento, muy brevemente, que es esa escena
que se construye en el análisis con el Hombre de las Ratas, donde él va a traer luego de la construcción de Freud, que él
a cometido un desaguisado sexual por el cual fue castigado. Nuevamente le pregunta a la madre, si algo de esto había
ocurrido y lo que va a plantear es que parece que él había mordido a alguien y que por este motivo el padre lo castiga
fuertemente. Y frente al castigo del padre, él empieza a insultarlo, con insultos que no son los tradicionales: “plato, mesa,
silla” El padre en ese punto vacila, se detiene y allí la frase del padre: “Este hombre (Chico) será un gran hombre o un gran
criminal” Freud dice que hay una tercera opción que es la neurosis, con bastante ironía. En esta escena infantil él es,
entonces, castigado por el padre y aparece toda la vertiente para Freud de la crueldad, el erotismo anal y la propia
inscripción de esta vertiente pulsional en el paciente. Allí lo que podemos articular es la constitución de la fantasía del
padre como perturbador del goce autoerótico. Efectivamente, el padre ocupa este lugar en la versión neurótica del
Hombre de las Ratas. (Min 45:30) Y respecto de esto, se los menciono, nada más, en la página 162, hay una extensa nota
de Freud, es la nota 39, donde Freud va a plantear que el ser humano busca borrar la memoria de su quehacer autoerótico,
elevando sus huellas mnémicas al estadio del amor de objeto. Y luego dice, que el contenido de la vida sexual infantil
consiste en el quehacer autoerótico de los componentes sexuales predominantes, en huellas de amor de objeto y en la
formación de aquel complejo que uno podría llamar el complejo central de las neurosis, que abarca las primeras mociones,
tanto tiernas como hostiles hacia padres y hermanos después que se ha despertado el apetito de saber del pequeño la
más de las veces por la llegada de un nuevo hermanito. En este complejo nuclear de las neurosis, Freud aclara un poquito
más abajo, que el padre recibe el papel de oponente sexual y perturbador del quehacer autoerótico.
Entonces, claramente la fantasía es la construcción de alguna versión del padre respecto de este goce autoerótico. Padre
como perturbador en el caso del Hombre de las Ratas, padre como seductor en el caso de la histeria, pero lo que quiero
subrayar que es esta versión del padre en la constitución del Complejo de Edipo lo que viene a enmarcar y a colaborar en
la fijación de ese modo de satisfacción pulsional. Justamente es este esquema el que Freud aplica al síntoma de la adultez,
al síntoma martirizador del Hombre de las Ratas respecto de la representación obsesiva típica. En ese imperativo: “Debo
pagar las 3.80 coronas, porque sino mi padre morirá”, podemos encontrar la vertiente sádica que es despertada a raíz del
ocasionamiento que lo lleva al Hombre de las Ratas a consultar a Freud, que es el relato, bueno en ese relato, el Capitán
Cruel, se retrata. El relato del Capitán Cruel y cómo este relato de la tortura de las ratas despierta dice Freud, puntos
hiperestésicos del inconsciente del paciente.
Entonces Freud decía en fantasías histéricas, que las fantasías se expresan en los síntomas y que esto es más notable en
la histeria. Sin embargo, esto podemos ubicarlo en la neurosis obsesiva, ya que ubicamos la neurosis obsesiva como un
dialecto de la histeria, y siguiendo a Freud, decimos que la neurosis obsesiva tiene un fondo histérico. Detrás de la fantasía
de actividad sexual, está la pasividad sexual. (Min. 48:52)
Entonces las fantasías y la satisfacción pulsional es también trabajada en Freud para articular los fundamentos del
síntoma obsesivo, en este punto es que Freud propone que el síntoma es la práctica sexual de los enfermos y cómo esto
que Freud va a decir de práctica sexual de los enfermos no tiene nada que ver con lo que llamaba para las neurosis actuales
la nula o mala práctica sexual. No tiene nada que ver con el ejercicio de la actividad genital. Freud entiende la sexualidad
en un sentido amplio que incluye lo erótico y lo pulsional.
Finalmente, dos renglones sobre Juanito. Porque los historiales los trabajarán extensamente en las comisiones. Bueno,
en principio el historial de Juanito es el relato y la comunicación que el padre de Juanito le hace a Freud y cómo esa
comunicación sobre la vida sexual de Juanito confirma la teoría de Freud respecto de la sexualidad infantil. Ahora bien,
nuevamente, hay un punto, donde esa satisfacción autoerótica lleva a la angustia. (Min: 50: 25) Hay varias hipótesis
respecto del ocasionamiento de la enfermedad en Juanito y Freud hace este recorrido que va de la angustia al miedo y
del miedo a la fobia. Bueno, lo trabajarán en las comisiones, pero lo que quiero señalar es que hay allí también un ímpetu
subvertiente de la sexualidad, que pasa de la pura satisfacción autoerótica y también la satisfacción en las fantasías que
se van armando y que dan cuenta de los diferentes modos pulsionales, parciales, oral y anal y las teorías sexuales
infantiles, pero hay un punto donde esto lleva a la angustia. Freud dice que en Juanito y en la niñez, encontramos que la
relación entre la constitución sexual infantil y las vivencias infantiles, las vivencias que causan las neurosis implican un
tiempo acortado, estamos en el tiempo de la infancia, en el tiempo de la constitución justamente del Edipo y las fantasías
y la versión del padre que permitirá enmarcar en parte esta satisfacción autoerótica.
Es interesante en este punto que cuando Juanito, ya angustiado por su Hace pipí y por la autonomía que cobra el Hace
pipí en él y la amenaza de castración que recibe por esta satisfacción en su Hace pipí, justamente es en este punto de
angustia donde aparece una fantasía que me gustaría dejar planteada y no extenderme más que es la fantasía donde la
madre está toda desnuda y en camisa y se le ve su Hace pipí. Es una fantasía que confirma, frente al encuentro con la falla
en el Otro, justamente respecto de la posibilidad de otorgarle a Juanito algunos elementos para enmarcar este goce que
lo angustia, este goce que se le ha vuelto traumático, digo, es justamente en el encuentro con la falle en el Otro, donde
Juanito responde con una fantasía de completud, con una fantasía que da cuenta de cómo la madre se posiciona respecto
de Juanito, de la palabra del padre de Juanito y también respecto de la palabra del profesor Freud.
Bueno, yo dejaría por aquí, para que esto no se haga tan extenso. Les mando un abrazo grande, Espero que estén bien,
ustedes, familias, sus personas queridas. Nos veremos en la próxima.
SEMINARIO 3 - LA PREGUNTA HISTÉRICA
Se trabajó el texto de Lacan, J., El Seminario. Libro 3: “Las psicosis”, Paidós, Buenos Aires, 1984, cap. VII: par.1, cap. XII:
par.3, cap. XIII: par.1 y 2.
Vamos a trabajar algunos parágrafos del Seminario III. El título de la clase es “La pregunta histérica”. Esto indica cuál es el
eje central, el desarrollo fundamental al que tenemos que llegar. Van a ver también que es el título que tienen los capítulos
12 y 13 del Seminario de Lacan. Bien, empezamos, entonces, remitiéndonos al capítulo 7, parágrafo 1 y lo primero que
vamos a señalar es que no nos vamos a detener en él. Es un texto que ustedes pueden leer con tranquilidad, con
comodidad, que no tiene ningún desarrollo que requiera un trabajo especial de nuestra parte. Simplemente lo que señala
ahí Lacan es que, a partir de la descompensación de Dora, hay lo que él llama un pequeño síndrome de persecución
relativo a las cuestiones que se manejaban entre el señor K y el padre. Lacan dedica, entonces, algunos párrafos a
fundamentar por qué de ninguna manera podemos pensar que Dora sea paranoica. Repito, esto ustedes lo pueden leer
solos, no requieren ningún trabajo de acompañamiento de nuestra parte.
Vamos, entonces sí a los capítulos importantes, el 12 y el 13. Alguna aclaración entonces, para poder hacer la lectura.
Estamos en el Seminario 3, o sea, fue el año en que Lacan dedicó su enseñanza a la psicosis. Por lo tanto, vamos a ver que
las referencias que toma son para hacer un contrapunto dialéctico entre la posición, sobre todo femenina digamos de la
histeria, y lo que podemos encontrar de ello en la psicosis. Vamos a encontrar varios puntos donde tengamos que hacer
este cotejo. El otro punto que podríamos señalar es el intento de responder al porqué del título. ¿Por qué Lacan habla de
pregunta histérica? Esto tiene todo el desarrollo en estos capítulos, pero podemos anticipar algo para que nos sirva de
orientación. El fundamento lo encuentra Lacan en la posición freudiana que afirma que en el discurso del inconsciente no
hay referencias últimas definitivas con respecto a la sexualidad. Esto es, no hay manera de responder fehacientemente
desde el inconsciente, qué es un hombre o qué es una mujer. Y el otro punto, es el de que no hay representación de la
muerte. Esto, podríamos decir así, configuran puntos ciegos del discurso del inconsciente. Con Lacan diríamos agujeros
simbólicos, fallas, inconsistencias del significante, que impulsan a la estructura neurótica a tratar de responder por algo
que la estructura no puede. Por eso, afirma en la página 239 (al menos de mi edición), se trata de una pregunta que se le
plantea al sujeto en el plano del significante. Hecha esta introducción, vamos entonces al trabajo de lectura.
En el parágrafo 3 del capítulo 12 vamos a encontrar, en principio, la justificación, el motivo por el cual Lacan elige un caso
clínico, un caso de histeria femenina, y justamente el punto de enlace con lo que antes mencionábamos, la posición
psicótica, él lo ubica para mostrar cómo una misma fantasía, en este caso una fantasía de embarazo, de procreación,
puede desarrollar, en el caso de un sujeto histérico, un síntoma de carácter conversivo. Y en cambio, tenemos el ejemplo
en Schreber, esta misma fantasía, la de engendrar una nueva raza constituye el núcleo de un delirio. El caso clínico del
que se trata es una observación de Joseph Hasler. Es un psicólogo y psicoanalista de la vieja guardia, digamos así. El caso
entonces es el de un joven de 33 años, tranviario, que tiene un pequeño accidente de trabajo. Un día se cae del tranvía,
tiene algunos golpes, algunos magullones, es llevado al hospital, le hacen una serie de estudios, todos los estudios
correspondientes. Finalmente, le dicen “usted no tiene nada”. Sin embargo, con el correr de los días, él empieza a
manifestar molestias, un dolor a la altura de la primera costilla, un dolor que se difunde por el costado. Él tiene que
acostarse con una almohada. En fin, una serie de molestias que hacen que vuelva a ver a los médicos. Vuelven a estudiarlo
y finalmente deciden derivarlo a psicología. La derivación es porque los médicos sospechan de una histeria traumática.
Entra, entonces, en juego el analista que lo escucha y, a partir de lo que él puede observar y escuchar, empieza a sospechar
de que hay fijaciones anales, tendencias que incluso pueden llevar por la vía de la homosexualidad inconsciente. Hay
algunas escenas que son muy llamativas. Ustedes lo pueden leer en la página 241 (insisto, la referencia de la página es de
mi edición, por favor cotéjenla). En algún momento, el paciente está en el diván, súbitamente gira de posición, se queda
con la boca contra el diván y queda prácticamente en una posición de cierta ambigüedad, ofreciendo la cola, digamos así,
al analista. Sorprendido éste, obviamente, es llevado a interpretar ciertas tendencias homosexualizantes. Sin embargo, a
pesar de las interpretaciones, insisto, en base a la hipótesis del analista, un carácter anal, fijaciones, entonces, que
apuntan a lo homosexual, estas interpretaciones no producen ningún efecto.
Entonces, Lacan lleva nuestra atención a un detalle que permite precisar el desencadenamiento. Y aparentemente éste
tiene que ver con los estudios de rayos X, los estudios radiológicos que le han hecho. Hay algo bastante particular, porque
los médicos empiezan a sospechar que en estas manifestaciones sintomáticas hay algo que podría interpretarse como un
embarazo. El médico le dice a la esposa: “Si fuese una mujer, creo que entendería qué sucede”. A partir de ahí, es que
entonces Lacan formula la hipótesis: de lo que se trata en este caso es justamente de una manifestación sintomática que
está sostenida en la fantasía de un embarazo. Y esto está sostenido por una pregunta: ¿Soy o no capaz de procrear?
Ustedes notan que esta hipótesis cambia el eje de la interpretación. Ya no se trata de cierta fijación pulsional, de cierta
tendencia hacia la homosexualidad, sino de una pregunta que al sujeto lo confronta con su posición en lo simbólico, lo
confronta con la pregunta por la posición sexuada. ¿Qué soy?: ¿hombre o mujer? ¿Soy capaz de procrear? Entonces, con
esta hipótesis, Lacan reformula la pregunta que puede hacerse un analista en un caso, por supuesto, aclarando luego que
esto no basta o no se basta a sí mismo. Es necesario corroborar con el desarrollo del caso que esta premisa es verdadera.
Este desarrollo ustedes lo encuentran en la página 243, donde se empiezan a esbozar una serie de situaciones ,incluso
históricas, biográficas, que permiten confirmar la hipótesis. Por ejemplo, siendo niño, había presenciado, este muchacho
un parto traumático que termina muy mal. Según recuerda, el médico sale con los restos, los pedazos del bebé, luego del
sufrimiento de esa madre. Se incluye también, el diálogo de la esposa con el médico que le dice: “Mire señora, si fuese
una mujer yo creo que entendería mejor lo que pasa”. Se incluyen, además, algo que en principio había sido interpretado
como intereses anales, que era la preocupación de este muchacho por saber si las semillas, habiéndoselas tragado, podían
seguir entonces siendo fértiles luego de la expulsión de excrementos. El interés justamente no estaba en lo anal, sino en
si algo podía seguir vivo y produciendo vida germinando. Se añade a esto el interés aparente por dedicarse a la cría de
gallinas, justamente para interesarse en la fecundación de los huevos. En fin, se trata de elementos que confirman la
hipótesis de trabajo y que se reducen centralmente a la pregunta que se le despierta simbólicamente al sujeto y que se
resume en ¿Soy hombre o mujer? La pregunta por la posición sexuada es la pregunta fundamental de la histeria. (11:10).
Comencemos ahora con el capítulo 13. En principio, voy a leerles textualmente algunas oraciones: Diríamos que el
neurótico hace su pregunta neurótica, su pregunta secreta y amordazada con su yo. La tópica freudiana del yo muestra
cómo una o un histérico, cómo un obsesivo, usa de su yo para hacer la pregunta, es decir, precisamente para no hacerla.
Las afirmaciones de Lacan son paradójicas. Esto requiere que nos detengamos y que intentemos interpretar el texto. En
principio, leer que la estructura de la neurosis es una pregunta y que siempre se va a formular. Por otro lado, el yo es un
instrumento que puede incluirse en la estructura neurótica acompañando esta pregunta o bien obturándola,
adormeciéndola, digamos así, construyendo un semblante, una construcción imaginaria que, como sabemos, hereda su
estructura del estadio del espejo, y que le permite al neurótico, en ciertas situaciones, armarse una posición masculina o
femenina. Esto es, darse una respuesta de si es hombre o mujer, pero a partir de una identificación yoica.
Podemos volver al caso clínico que hemos trabajado en el capítulo 12. Indudablemente, era un muchacho, era un hombre
identificado como tal, sostenido en la vida como tal, y que, sin embargo, ante ciertas coyunturas dramáticas, algo hace
tambalear esa posición, y un fantasma de embarazo o procreación, produce un síntoma que lo hace parecer durante algún
tiempo una mujer. Volviendo al texto, vemos que, entonces, Lacan plantea que el recurso identificatorio, el recurso de
construirse un yo, es habitualmente una herramienta que utiliza la neurosis para intentar resolver la cuestión sin solución
de la posición sexuada. Es lo que señala con toda claridad, tomando como ejemplo ahora el caso Dora.
Lo que vemos en Dora es que justamente ella está identificada con el señor K. Y desde esa posición identificatoria
masculina, intenta resolver el enigma que es para ella la femineidad encarnada, como sabemos, en la señora K. Esto le
permite afirmar incluso llevando esta lógica al extremo, lo leo textualmente ahora, “la cuestión de saber dónde está el yo
de Dora está así resuelta. El yo de Dora es el señor K. Desde esta posición, entonces, es que todos sus síntomas cobran su
sentido definitivo”. Tomemos como ejemplo la afonía de Dora. Esto es un ejemplo muy interesante porque se produce en
las ausencias del señor K. Esto es cuando él se iba de viaje Dora se quedaba afónica. Freud produce algo bastante
interesante, con un tono incluso romántico. El sentido que encuentra él a este síntoma es “mi amado se va, no tiene
sentido entonces que yo hable”. Frente a esto Lacan opone una hipótesis radicalmente diferente. Si ella se calla, entonces
es porque queda enfrentada al objeto de su interés y es un interés libidinal. La afonía de Dora aparece entonces porque
es dejada directamente en la presencia de la señora, y todo lo que ella ha escuchado acerca de las satisfacciones sexuales
pasa justamente por la oralidad. De ahí que el síntoma que produce toma directamente esa zona erógena. Esta
identificación de Dora con el señor K es lo que sostiene completamente la situación, al menos hasta el momento de la
descompensación que, como ustedes saben, estuvo provocado por la escena a la orilla del lago cuando el señor le dice
“Mi mujer no es nada para mí”. Por lo tanto, rompe el equilibrio que se mantenía y la precipita, entonces, definitivamente
en la neurosis. Lo importante es señalar de todas maneras, como hace Lacan aquí, qué sostiene la posición de Dora. ¿Qué
sostiene Dora mediante su neurosis? ¿Qué dice la histérica mujer? Su pregunta es la siguiente: ¿Qué es ser una mujer?
Entonces, con esta introducción, Lacan busca en Freud los fundamentos para argumentar cómo los tránsitos por el
complejo de Edipo son, para hombres y mujeres, absolutamente disimétricos. Y esto porque, en definitiva, en lo simbólico
no hay un elemento que permita discriminar una posición hombre o una posición mujer. Lo que más se acerca a esta
posibilidad es la presencia del significante falo. Veamos cómo lo presenta Lacan en la página 251. Luego de recorrer los
textos freudianos, afirma: “hablando estrictamente no hay, diremos, simbolización del sexo de la mujer en cuanto tal”.
Por supuesto, solamente hay falo. Y el falo, que principalmente es una Gestalt imaginaria, como él la presenta aquí, tiene
ese sostén desde lo simbólico, pero se presenta en lo imaginario como algo preeminente, y hace aparecer, digamos así,
del otro lado, una falta. Podemos hacer un ejercicio, incluso, para tratar de borrar la pregnancia imaginaria de esta Gestalt
fálica y no confundirnos con las cuestiones, insisto, imaginarias o, incluso, reales del pene. El ejercicio que es posible
hacer, es contraponer la afirmación de esta página con los desarrollos posteriores de Lacan, los que vamos a encontrar
en el Seminario 20, cuando él claramente ubica dos modalidades de goce, que proporciona como posibilidad la estructura.
De un lado, un goce acotado, localizado al que llama goce fálico, y del otro un goce suplementario relacionado con él,
pero que está más allá y que no es tocado precisamente por el significante. A éste lo llamará goce femenino. La constante
es que de un lado hay significante para el goce y del otro no lo hay.
De todas maneras, volviendo al párrafo que estamos trabajando en este capítulo 13, yo doy vuelta la página y en la 252
encuentro otra afirmación que va en este sentido. Leo: “donde no hay material simbólico hay obstáculo, defecto para la
realización de la identificación esencial para la realización de la sexualidad del sujeto”. Ésta es la hipótesis central. Este es
el núcleo del texto. Este déficit de material simbólico complica la posición como hombre o mujer y el neurótico deberá,
digamos así, inventar respuestas, dentro de las cuales el yo puede ser una de ellas, para intentar ubicarse al respecto.
(19:58)
En el parágrafo 2 de este capítulo 13, Lacan continúa con su argumentación. Va a poner el acento en la interrelación entre
simbólico e imaginario, como venimos afirmando, del lado de lo imaginario ponemos sobre todo las identificaciones, todo
lo que hereda el sujeto de su tránsito por el estadio del espejo, y del lado de lo simbólico, fundamentalmente, y leyendo
a Freud, vamos a ubicar el tránsito por el complejo de Edipo, que implica justamente el pasaje por ese tamiz, por esa
matriz simbólica que da como resultado algún proceso identificatorio y alguna relación, al menos en cuanto a la
constitución libidinal y a sus prohibiciones, que permiten alguna salida para niños y niñas hacia la vida como hombres o
mujeres. Por eso afirma sobre el final de la página 253, que en tanto la función del hombre y la mujer está simbolizada,
en tanto es literalmente arrancada al dominio de lo imaginario para ser situada en el dominio de lo simbólico, es que se
realiza toda posición sexual normal acabada. La realización genital está sometida como una exigencia esencial a la
simbolización; esto es, ni más ni menos, que el tránsito por el complejo de Edipo. Ahora bien, si seguimos la lógica del
texto, notamos que hay una especie de callejón sin salida con la que se encuentra todo neurótico, ya que lo imaginario
no resuelve el problema de la identificación sexuada, es necesario recurrir a lo simbólico, pero lo simbólico tampoco
puede dar una respuesta definitiva. De ahí que, volviendo al caso Dora, podemos preguntarnos con él: ¿Cuál es la función,
entonces, que cumple el yo en la estructuración de las neurosis? Cuando Dora se pregunta qué es una mujer, intenta
simbolizar el órgano femenino en cuanto tal.
Yo aquí me detendría haciendo un pequeño paréntesis. Insisto, cuándo el habla de órgano femenino en cuanto tal, está
tomando por supuesto las referencias del caso, esto es evidente en el sueño, en uno de los sueños en que ella va
recorriendo estaciones y hay recuerdos de cuadros que ha visto en una exposición, etcétera. También es una referencia
freudiana que podemos encontrar en los textos, pero me parece, como decía antes, que podemos ponerlo en conexión
con desarrollos posteriores de Lacan y afirmar que de lo que se trata es de la ausencia de un símbolo para el goce
femenino. Ahí donde se plantea la pregunta por lo femenino, la estructura sólo tiene un significante, falo, que obviamente
no puede agotar la respuesta. Por eso en Dora la identificación al hombre es un intento, un medio de aproximarse a esa
definición que se le escapa.
A continuación, hay una afirmación de carácter clínico. Hay muchas más histéricas que histéricos. Evidentemente hay
cierta sintonía, digamos así, entre la posición femenina y la posición histérica, que deriva del tránsito disimétrico por el
complejo de Edipo. Encontramos ahí, en la página 254 para mí, una afirmación que me parece muy interesante y en la
que vamos a tener que detenernos. Se las leo textualmente: “…volverse una mujer y preguntarse qué es una mujer son
dos cosas esencialmente diferentes. Diría aún más, se pregunta porque no se llega a serlo, y hasta cierto punto preguntarse
es lo contrario de llegar a serlo”.
Insisto, nos detenemos porque me parece esto muy importante. En principio, porque volviendo a lo que planteábamos al
inicio, plantea un contrapunto diagnóstico con la posición psicótica. Pensemos si venimos sosteniendo con Lacan la
hipótesis de que la neurosis es una pregunta, pensemos qué ocurre con Schreber, por ejemplo. En él no había ninguna
pregunta por su posición sexuada. Y sin embargo, una mañana se despierta con una respuesta “qué lindo sería ser una
mujer etc..” Ya conocen el texto. Insisto, viene la respuesta y no hay ninguna pregunta. Y como sabemos, esa respuesta
viene de lo real. Por eso, él opone en esta frase volverse mujer, que pondríamos entonces en la cuenta de la psicosis Y le
oponemos al preguntarse ¿qué es una mujer?, que es la posición típicamente neurótica. Por eso, la afirmación
contundente son dos cosas esencialmente diferentes. Por eso continúa en la oración siguiente con la argumentación y
con la contundencia. Se pregunta porque no se llega a serlo. Insisto, llegar a ser una mujer es la posición schreberiana, ser
la mujer de Dios por ejemplo. En cambio, preguntarse es la posición inestable, a veces insoportable, que causa el malestar
en la neurosis. Podemos oponer la certeza a la incertidumbre, la certeza del lado psicótico, ser una mujer, y la
incertidumbre neurótica. En algún momento Lacan usa la expresión, la feliz incertidumbre del neurótico. Lo de feliz,
obviamente es irónico y paradójico, pero ilustra los múltiples intentos neuróticos por intentar, valga la redundancia,
responder a esa pregunta que pueden ser: una constitución yoica, un semblante masculino, femenino, pero también un
síntoma, un síntoma histérico conversivo, como vimos en el caso del tranviario, o puede ser incluso algún acting out o
alguna otra formación del inconsciente; en general, sostenidos por algún fantasma. Éste es el campo de las neurosis.
Hemos destacado la oposición entre neurosis y psicosis. Vamos ahora a trabajar la relación entre histeria y femineidad.
Por eso volvamos al inicio del párrafo, “Hay muchas más histéricas que histéricos,” nos dice Lacan como un dato clínico.
“La razón es la realización simbólica de la mujer, siendo mucho más complicada.” Sigo la lectura un poco más adelante:
“La metafísica de su posición es el rodeo impuesto a la realización subjetiva en la mujer”. Y la oración que continúa me
parece la más interesante: “su posición es esencialmente problemática y hasta cierto punto inasimilable”. Me detengo y
subrayo inasimilable. Esto quiere decir que el significante no puede dar cuenta de lo femenino, que lo simbólico no puede
capturar plenamente el enigma de la femineidad. También podríamos enunciarlo, lo femenino escapa a la horma fálica y
destaquemos que la histeria tampoco logra dar cuenta de lo femenino. O sea que no son asimilables histeria y femineidad.
Lo femenino excede a la histeria. O dicho de otra manera, la mujer histérica es un intento de responder por ese problema.
Creo que en este punto conviene regresar a la página 251, para encontrar un fundamento freudiano. Por eso vuelvo.
Lacan nos dice ahí: “Hablando estrictamente no hay, diremos, simbolización del sexo de la mujer en cuanto tal. Por esa
razón, por esta prevalencia de la Gestalt fálica, esto fuerza a la mujer a tomar el rodeo de la identificación al padre, y a
seguir, por ende, durante un tiempo, los mismos caminos que el varón. El acceso de la mujer al complejo edípico, su
identificación imaginaria se hace pasando por el padre, exactamente al igual que el varón, debido a la prevalencia de la
forma imaginaria del falo. Pero en tanto que a su vez ésta está tomada como el elemento simbólico central del Edipo”.
Esto es lo que Lacan denomina disimetría en el significante.
Volvemos entonces a la página 254: “Uno de los caminos que entonces puede tomar la mujer es la posición histérica.
Cuando su pregunta cobra forma bajo el aspecto de la histeria, le es muy fácil a la mujer hacerla por la vía más corta, a
saber, la identificación al padre”. Esto se evidencia en el caso Dora, ya lo hemos trabajado, y vemos cómo esta
identificación fundante con el padre sostiene luego las identificaciones masculinas, que son su intento por ubicarse
respondiendo al enigma.
¿Qué pasa del lado de la histeria masculina? (31:20). Bueno, Lacan nos dice que, por estar mejor estructurada en el
hombre la realización edípica, la pregunta histérica tiene menos posibilidades de formularse. Esto simplemente quiere
decir que para el varón el recurso de la identificación con el padre le brinda una coartada, un atajo para resolver su
posición sexuada. Sin embargo, volvemos a encontrar la disimetría del Edipo. El histérico y la histérica se hacen la misma
pregunta. La pregunta del histérico también atañe a la posición femenina. Se pregunta entonces si es posible precisar el
factor común a la posición femenina y a la pregunta masculina en la histeria. Un factor que se sitúa, sin dudas, en el nivel
simbólico, y se trata de la pregunta de la procreación. Por eso, sin dudas, eligió el caso del tranviario en el capítulo 12.
En ese punto, entonces, y antes de continuar con el desarrollo teórico, se detiene y nos cuenta un pequeño dato tomado
de la etnografía de la antropología. Es un pequeño desvío, no es un tema central en el desarrollo de lo teórico. Sin
embargo, es interesante. Se trata de la experiencia de la Couvade, que fue encontrada por algunos etnógrafos en algunos
grupos tribales. De manera sintética, esta práctica consiste en que en el momento del parto no es la mujer la que sufre
los dolores, sino el padre. Como oyen: es el padre el que sufre los dolores de parto mientras la mujer da a luz. Para Lacan
esta práctica, esta costumbre, evidencia el cuestionamiento de la función del padre y es un intento por responder a la
pregunta que atañe a la procreación masculina.
Bien, luego de este pequeño rodeo volvemos a la fundamentación teórica. Por eso, nos dirigimos a la página 256 y leemos
en el inicio: “Lo simbólico da una forma en la que se inserta el sujeto a nivel de su ser”. Esto es algo que ya conocemos,
que venimos trabajando desde principio de año. El viviente es tomado por la estructura del lenguaje y de ella no sólo
recibe determinaciones, sino incluso la condición propia de su existencia. Sin embargo, a partir de esta afirmación, Lacan
comienza a ubicar cuáles son los puntos de falla, los puntos de inconsistencia en esa estructura. Por eso dice en el párrafo
siguiente: “Existe, de todos modos, una cosa que escapa a la trama simbólica: la procreación en su raíz esencial, que un
ser nazca de otro”. Afirma incluso sobre el final de este párrafo “Nada explica en lo simbólico la creación”. Es el modo de
enlazar las cuestiones clínicas con las que arrancó trabajando, pasando por la elaboración de la hipótesis de la neurosis
como pregunta, formulando finalmente que lo que une el enigma de la posición femenina con la interrogación masculina
de la histeria, es la procreación, para establecer un nexo con los conceptos freudianos. Sigamos con la lectura: “Decía
entonces que nada explica en lo simbólico la creación. Nada explica tampoco que sea necesario que unos seres mueran
para que otros nazcan”. Aquí establece un nexo con la biología, porque, como sabemos, desde allí también se afirma que
hay una relación esencial entre la reproducción sexuada y la aparición de la muerte. Esto en la escala biológica. Por eso
dice, si esto es cierto, muestra que ellos también giran en torno a la misma pregunta. Esta referencia a la biología es
simplemente para mostrar que desde otro campo de la investigación científica se arriba a los mismos puntos a los que
arribó Freud con la investigación del inconsciente. Por eso continúa: “Estas son las mismas preguntas que Freud plantea
en el trasfondo de “Más allá del principio del placer”. Así como la vida se reproduce, ella se ve obligada a repetir el mismo
ciclo para alcanzar el objetivo común de la muerte”.
Insistimos con Lacan: esto es lo que la clínica, la experiencia le enseñó a Freud . Y, a partir de aquí, encontramos las
afirmaciones más contundentes. Por eso leo textualmente: “Cada neurosis reproduce un ciclo particular en el orden del
significante, sobre el fondo de la pregunta que la relación del hombre al significante en tanto tal plantea”. Subrayamos la
pregunta que la relación del hombre al significante en tanto tal plantea, porque justamente este fue nuestro punto de
partida y es además el título que recibe la clase de hoy. La afirmación siguiente es aún más elocuente: “En efecto, hay
algo radicalmente inasimilable al significante, la existencia singular del sujeto”. Esto quiere decir sencillamente que el
significante no puede dar cuenta de las cuestiones cruciales de la existencia humana.
El texto a continuación propone algunas de las preguntas que son muy comunes de escuchar, sobre todo en los niños.
Piensen quienes tengan hijos, sobrinos o hayan escuchado alguna vez a un niño que empieza a plantearse estas dudas si
no son un eco de esas interrogaciones. ¿Por qué está ahí? ¿De dónde sale? ¿Qué hace ahí? ¿Por qué va a desaparecer?
Sabemos que cualquier niño atormenta a sus padres con estas interrogaciones cuando, por ejemplo, nace un hermanito
o muere un abuelo. Ninguna respuesta proporcionada por ningún padre satisface plenamente esa duda, esa cuestión, y
por supuesto, no es por déficit de los padres, por ignorancia o por mala voluntad. El significante es incapaz de darle la
respuesta. La falla es estructural. Esto es una inconsistencia del Otro.
Sobre el final, Lacan argumenta recordándonos el carácter inerte de la estructura, el carácter mortificante del significante.
Por eso dice que: “es incapaz de darle la respuesta al sujeto por la sencilla razón de que lo pone precisamente más allá de
la muerte”. El significante lo considera como muerto de antemano, pero lo inmortaliza por esencia. Podemos decir que
ese nombre que recibimos al nacer y nos acompaña toda la vida, es el mismo nombre que va a ser inscripto en nuestra
tumba una vez muertos, y con suerte, es el nombre con que nos recordarán quienes nos sobrevivan. Por eso, concluye:
“Como tal la pregunta sobre la muerte es otro modo de la creación neurótica de la pregunta, su modo obsesivo”.
Para concluir, entonces, sobre el fondo de las inconsistencias que encontró Freud en el discurso del inconsciente,
sexualidad y muerte, la histeria toma a su cargo la pregunta por la posición sexuada, y la obsesión, la pregunta por la
muerte.
Semana 5
Comisión: Hombre de las Ratas I: Presentación y neurosis infantil
Bibliografía: “A propósito de un caso de Neurosis obsesiva”. Introducción. Apartado I. Punto A y B. (1909, tomo X de
amorrortu)
A modo de introducción, de epígrafe les voy a leer un fragmento de otro libro que es "Elogio del riesgo", de Anne
Dufourmantelle: "Con su vigilancia constante, la Neurosis obsesiva atenaza el impulso vital que amenaza con romper el
equilibrio que ella construyó pacientemente para evitar una angustia sin nombre". Ya se resignificará con el paso de las
clases.
Hoy tenemos, A propósito de un caso de neurosis obsesiva, un caso de 1909, que lo tienen en el tomo X de Amorrortu,
Introducción. Apartado I. Punto A y B. El hombre de las ratas toma su título del fantasma particular de este paciente que
desplegaremos en las clases posteriores. Si lo comparamos con que 2020 es el año de la rata en el horóscopo chino,
rápidamente podemos darnos una de lo mortificante y limitante que puede ser este delirio de las ratas. También tenemos
un virus, el del lenguaje, que afecta a los cuerpos, a la economía libidinal en este caso, -aunque también de la otra para el
hombre de las ratas- y afecta el lazo al Otro. El paciente lo vamos a encontrar en el historial como Paul Lawrence, su
nombre real era Ernest, tenía 29 años cuando consultó con Freud, y el tratamiento comienza el primero de octubre de
1907 y se extendió por casi un año. Para seguir la cronología de este caso nos recomienda la página 200 del tomo X, donde
están los apuntes originales de los primeros meses de tratamiento.
Introducción. Freud elige estudiar los casos en su particularidad, como si desconociera la teoría que él mismo fue
construyendo, siendo que ningún obsesivo u obsesiva puede dar cuenta de lo que le pasa a otro. A diferencia del caso
Dora, que era una pequeña histeria, va a presentar un caso grave de neurosis obsesiva. Grave por su duración, por sus
dañinas consecuencias y porque también el paciente mismo lo considera así. Al igual que el caso Dora, se trata de
comunicaciones fragmentarias, incompletas del historial clínico, con el objetivo de reconstruir la génesis y el mecanismo
de formación de síntoma, en este caso de la neurosis obsesiva. Cómo continuación a lo expuesto anteriormente en su
obra, ustedes van a ir siguiendo todo lo que tiene que ver con esa construcción, Neuropsicosis de defensa, las Nuevas
puntualizaciones, luego el agregado de Fantasía entre trauma y síntoma y más adelante Inhibición, síntoma y angustia.
Menciona Freud, que es mucho más difícil lograr inteligir un caso de neurosis obsesiva que uno de histeria. Porque, por
un lado, a pesar de que parece haber mayor empatía (ahí está el problema para Lacan, creer que es comprensible el otro,
que nos entendemos, ¿Por qué alguien se nos volvería transparente si no somos transparentes para nosotros mismos?).
Entonces, a pesar de que pareciera haber en su lenguaje, mayor empatía, mayor relación con nuestro pensar consciente
que el de la histeria, que presenta ese salto en la inervación somática, el lenguaje de la neurosis obsesiva es un dialecto
de la histeria. ¿Qué quiere decir esto? Un dialecto del lenguaje histérico, implica que se construye sobre la base de una
histeria inicial, de un trasfondo de síntomas histéricos. Lacan en el Seminario 24 comenta que Freud ha tenido el mérito
de darse cuenta de que la neurosis no era estructuralmente obsesiva, sino que era histérica en el fondo. Incluso hilaba a
la histeria a la dignidad de un discurso, no así a la neurosis obsesiva, cuya defensa hay que perturbar, histerizar como
condición necesaria para que entre en análisis.
Por un lado tenemos que la neurosis obsesiva es un dialecto del lenguaje histérico y por otro lado, otro elemento que
hace que sea también difícil inteligir un caso de neurosis obsesiva, es que consultan más rara vez que las/los histéricos. Y,
en general, en estadios más avanzados, tanto que si se tratase de una tuberculosis pulmonar -o una pulmonía por
coronavirus- no los admitirian en el sanatorio porque estarían desahuciados, ya no habría nada que hacer a la altura en
que consultan. Por todo esto es más difícil el éxito terapéutico.
Freud va a hablar de “son neuros” para hablar de neurosis obsesiva, y en ese son, en alemán tenemos tanto la obsesión
como la compulsión, es la misma palabra para las dos cosas. Alude a algo que se impone, de curso psíquico forzoso, de
carácter inevitable. Ya sea que estemos hablando de un pensamiento, un afecto, una acción, todo lo que hace a la variedad
clínica de la neurosis obsesiva.
Historial clínico:
La presentación de este paciente difiere bastante de la de Dora, cuya demanda de tratamiento venía de parte del padre.
Paul, Joven de 29 años consulta por sus propios medios, refiere que padece de representaciones obsesivas cuyo contenido
enumera así: Por un lado, temores obsesivos de que le ocurra algo malo a su amado padre o a la dama de sus
pensamientos.
Abre nota al pie para introducir a la dama: La dama de sus pensamientos es Gisella, a quien conocía desde sus 8 años, y
de quien estaba enamorado desde sus 20 años. Es interesante esto de la dama de sus pensamientos, puesto que la
mantiene a distancia está esta cuestión de la neurosis como la fantasía reemplazando al acto, esto que con Freud
llamamos introversión de la libido: la fantasía reemplazando el acto. A Gisella la mantiene bastante en sus pensamientos,
pero la sostiene a distancia a tal punto que en un momento dice que le hacía bien estar lejos de ella. (Referencia a canción
de catupecu: MAAAAAAS DESEO MAS ME ALEJOOOOO), vamos por esta línea con la neurosis. En la neurosis hay una
incapacidad para cumplir la demanda real de amor y su sustitución entonces por los pensamientos, las fantasías, tanto
más cuando no es de temer que se realicen. Esta distancia puede ser incluso estando al lado de ella, se defiende de la
posibilidad del encuentro. Cierra nota al pie.
Entonces, volviendo al caso clínico, tenemos representaciones obsesivas cuyo contenido son: temores obsesivos de que
le ocurra algo malo al padre o a la dama, impulsos obsesivos como por ejemplo a cortarse el cuello con una navaja de
afeitar. Y también prohibiciones referidas a cosas en verdad indiferentes para él, pero que lo mortificaban si no las
cumplía. Todo esto va a ser parte de lo que Freud al final va a denominar como un PENSAR OBSESIVO, cuyos productos
tienen el valor de actos psíquicos.
¿Desde cuándo padece de todo esto? Desde la infancia, y con mayor intensidad hace 4 años (a sus 25 años), a partir de lo
cual va a postergar sus estudios. Además de una cierta incapacidad para trabajar. La siguiente pregunta sería, ¿Por qué
pide tratamiento ahora si hace tantos años padece de esto? uno como analista va a suponer que algún equilibrio se debió
romper, algo lo desestabilizó, lo angustió. Va a tardar en plantear el motivo, lo vamos a ver la próxima clase, en relación
al horror ante el encuentro con el goce del otro y su respuesta. Lo llamaremos a esto EL GRAN TEMOR OBSESIVO. Por lo
pronto, en función de eso, la idea de consultar a Freud era para pedirle un certificado con un fin absurdo que también
veremos más adelante. Lo interesante es que Freud no responde a esta demanda, y en su lugar lo pone a hablar y se
produce entonces la inversión de la demanda, termina el hombre de las ratas ofreciéndole algo al analista: palabras,
recuerdos, etc. Entonces, haremos el recorrido por los distintos síntomas, inhibiciones y angustias, horrores incluso, que
va a padecer Paul.
La lucha contra estos pensamientos lo han hecho perder años, dice el mismo, y atrasarse con sus estudios (él estudiaba
derecho). Va a haber entonces cierto detenimiento, inhibición, no solo en los estudios, sino en el plano laboral y amoroso.
Vamos a llamar esto: Mortificación en la vida de Paul.
Toma un fragmento de un libro que se llama “Un sueño realizado” de Cesar Aira que podrían ser las palabra del hombre
de las ratas: "No tuve el valor de vivir y embarcarme en aventuras que le dieran color y volumen a mí existencia, y las
buenas historias las de la sangre y la piel, las del amor o el trabajo o la memoria, quedan separadas de las mías por una
alta barrera de hielo insuperable". Esta podría ser la presentación del hombre de las ratas.
Spoiler alert, va a una nota al pie al final del historial para esta presentación: Freud señala que el análisis le había devuelto
al paciente su salud psíquica, si entendemos que para Freud eso significaba recuperar su capacidad de amar y trabajar.
Efectivamente lo que sabremos por la historiadora Élisabeth Roudinesco, es que dos años después de terminar el
tratamiento con Freud, en 1910, finalmente se casó con su amada Gisella. Y en 1913 se recibió de abogado.
Lamentablemente, lo que sí aparece en esa nota al pie de Freud, es que en 1914, a los 36 años de este paciente, lo
secuestran y lo ejecutan en la primera guerra mundial, y dice Freud como a tantos otros jóvenes valiosos y promisorios.
Introducción del tratamiento. El punto A
El paciente cuenta que lo asedia un impulso criminal: hace años que se siente así. Freud lo toma como un auto-reproche.
En Lacan, es pensado como un significante sintomático, una respuesta sintomática y luego veremos a partir de cuándo y
por qué.
¿Cómo se manejaba con esto? Tenía un amigo al que llamaba para que lo disculpabilice, imagínense que cada vez que se
sentía un criminal lo llamaba y le decía che me siento un criminal, y el amigo lo desculpabilizaba, le decía, no pero si sos
un hombre intachable, lo calmaba un poco, pero ese efecto apaciguador no se mantenía. Antes, en la adolescencia, esta
función apaciguadora la cumplía un compañero mayor que en realidad estaba interesado en una de las hermanas del
hombre de las ratas. Esto lo hizo pasar de sentirse “un genio” a “un idiota”. Estas coordenadas “genio-idiota”, la division
entre un termino idealizado y otro degradado, la vamos a ver oscilando en la neurosis obsesiva bastante comúnmente.
¿Qué hace Freud? Si bien su nombre en alemán es homofonía de freund que es amigo, Freud dice que no, que amigos son
los amigos y que un analista ocupa otro lugar, tiene otra función, entonces él no lo des-culpabiliza respecto de este
sentimiento, sino que apunta a buscar cuál es el crimen en cuestión del cual se siente culpable, es decir, la causa reprimida
y desplazada de ese sentimiento que verán más adelante, no se trata de contrastarlo con la realidad, ni de soltar,
fortalecer el autoestima, toda esta cuestión que tiene más que ver con el plano del yo, sino de ubicar el fundamento
inconsciente.
Freud trabaja enunciando la regla fundamental de la asociación libre, y tomando apuntes al final de cada jornada, que
como les decía están al final del historial, es una especie de antecedente de la atención flotante. Frente a la libertad de
hablar de lo que quiera -como corresponde en la asociación libre-, Paul comienza a hablar de su vida sexual, que dice, es
bastante pobre en la actualidad pero muy rica en su infancia. Comienza hablando de esto porque sabe que es con lo que
trabaja Freud: Comienza respondiendo a lo que supone que es la demanda implícita del Otro, de Freud en este caso. Es
como si dijera: Si Freud escribe sobre sexualidad, le voy a hablar de eso ¿Cómo sabía esto? Había estado mirando el libro
“Psicopatología de la vida cotidiana” de Freud y los enlaces de palabra que allí encontró, se le parecían a sus propios
procesos de pensamiento. Por eso la elección de ir a verlo a él. Ya tenemos ahí, cierta atribución de saber pero también
nos advierte que, en el caso de la neurosis obsesiva, su pensar puede ser de la misma estofa que el análisis, por lo que
habría que trabajar con otro tipo de intervenciones, más ligadas al corte por ejemplo.
En este tratamiento, veremos a un Freud mucho más advertido de su posición en la transferencia que con Dora,
soportando así lo que el paciente le adjudica y no es fácil de soportar, Freud lo llama “el doloroso camino de la
transferencia”. Y también, evitando intervenir/responder imaginariamente.
Freud lo llama “el doloroso camino de la transferencia” porque en transferencia se re-actualiza, se repite lo que no se
recuerda, se realizan así una serie de atribuciones al analista que no tienen que ver con su persona en sí. Pero no se
distinguen en tanto no se maniobren, no se hagan analizables. Veremos que ser tratado como alguien que le va a pegar
al hombre de las ratas, esto es lo que supone el hombre de las ratas en algún momento, lo que le atribuye a Freud. O que
tiene la mala intención de casarlo con su hija, que Freud quiere casarlo con su hija rica, entre otras cosas, no es fácil de
soportar ese lugar para un analista. Imagínense si además el hombre de las ratas estuviera por ahí diciendo,
escrachandolo, respecto de estas cuestiones que veremos que en este caso van a tener que ver con fantasías. Sin
embargo, esto es parte de la transferencia, es decir son atribuciones que no solo son obstáculo, sino que son un motor
de la cura, por eso lo caracteriza como doloroso camino de la transferencia.
Paul entonces decide hablar de su vida sexual infantil: Lo que cuenta son escenas sexuales ricas y eficaces. Tenemos allí
al niño perverso polimorfo. Encontramos en Freud en la Conferencia 23, Los caminos de la formacion del sintoma, una
explicacion que es interesante respecto de esto, dice “la observación muestra, fuera de toda duda, que las vivencias
infantiles tienen una importancia que le es propia, y que ya han probado en los años de la niñez. Si en los periodos más
tardíos de la vida estalla una neurosis, el análisis devela por lo general, que es la continuación directa de esa enfermedad
infantil, quizás solo velada, constituida por los indicios” es decir, acá ya tenemos una característica que lo va a separar de
lo que veníamos trabajando respecto de la psicosis, donde no había pre historia, no había psicosis infantil.
Volvamos al hombre de las ratas. Va a contar entonces sus vivencias sexuales infantiles, cuya posición es activa (a
diferencia de lo visto en la histeria). Una de las que narra es entre los 4 y los 5 años. Pero las que más recuerda serán a
partir de los 6 años en adelante, ya que sobre lo anterior recaia la amnesia infantil.
- Recuerda escenas con 2 gobernantas (son como los mayordomos culpables en las películas de suspenso): estás dos
gobernantas van a ser la Señora Peter y la Señorita Lina, esta última luego va a terminar casándose y va a tener el título
de Señora Hofrat, -lo retomaran adelante-. Son escenas en donde se deslizaba por debajo de sus faldas o de las sábanas
de ellas, para saciar su curiosidad atormentadora por ver el cuerpo femenino. El pequeño Paul se encontraba bajo esa
curiosidad, el placer de ver. La pulsión escópica, que se va a ver privilegiada en la neurosis obsesiva. A esto, se le suma
una escena de celos con la señorita Lina, respecto de su hermano menor. Pág. 129: “Aproximadamente a los 7 años.
Estábamos sentados juntos al anochecer, la señorita, la cocinera, otra muchacha, yo y mi hermano menor que yo en un
año y medio. De repente escuché, que la señorita Lina decía “con el pequeño es claro que una lo podría hacer. Pero Paul
es demasiado torpe, seguro que no acertaría”. No entendí con claridad a qué se referían, pero si entendí el menosprecio y
empecé a llorar”. Sentirse menos que su hermano despertaba su ira, al punto tal que se recuerda a él jugando con su
hermano a las pistolitas, y aprovechando para dispararle un balín en el ojo. TODO UN CRIMEN, que luego lo haría sentir
un cobarde. (Paréntesis, esta cuestión de la Imagen narcisista en menos, imagen disminuida, degradada, en la que se sitúa
a veces el ser del neurótico no deja de ser también narcisismo, hay también ahí un goce).
A los 6 años, recuerda que se queja con su madre de que padece de erecciones, lo retomaremos en el historial de Hans
(Juanito), el encuentro con un goce real, fuera de cuerpo, incontrolable, que se padece. Lo cual, en este caso el hombre
de las ratas, también se relacionaba con su curiosidad.
Tenemos un elemento más, que es lo que Freud llama: formación delirante. Lo tenemos en la Pág. 130: “Por entonces,
tuve durante algún tiempo la idea enfermiza de que los padres sabrían mis pensamientos. Lo cual, me explicaba por
haberlos yo declarado sin oírlos yo mismo. Veo en eso el comienzo de mi enfermedad”. Esto que llama delirio o formación
delirante, va a utilizar para esto la palabra delirie o como también habla de la palabra swan delirie, delirios obsesivos, se
diferencia de la palabra que utiliza para nombrar los delirios en la psicosis, que es whan en alemán, que implican otra
posición subjetiva, no es en este caso el efecto de un significante que se le impone. El psicótico testimonia lo que el otro
le hace. Además en este caso, a diferencia de lo que pasa en la psicosis, estamos hablando de lo que le pasaba a un niño,
que es bastante común que haya estos fenómenos. Es el resultado de un trabajo psíquico en la infancia, el saber que el
Otro no sabe todo. No ve todo. Ese punto de separación es todo un logro en la infancia (por ej, a través de la mentira). Es
una formación delirante pero dentro del campo de las neurosis.
Volviendo a Paul, acá Freud va a hablar del estatuto de unos pensamientos de los que nada sabe él mismo. Pensamientos
que escapan al yo al estilo de lo inconsciente. Una percepción endo-psiquica de lo reprimido. Ubicará allí, como modalidad
defensiva, el desgarramiento de los nexos causales: está esta formación delirante entonces.
Además, Paul cuenta que había personas, muchachas que le gustaban mucho y por las yo sentía un urgentísimo deseo de
verlas desnudas. Pero a raíz de ese desear, tenía un sentimiento ominoso: como si por fuerza habría de suceder algo si yo
lo pensaba. Y debía hacer toda clase de cosas para impedirlo. Preguntando, Paul indica como origen de esos temores que
“MI PADRE MORIRÍA”. Y dice: “Pensamientos sobre la muerte del padre me han ocupado desde temprano y por largo
tiempo, dándome gran tristeza”. Paremos acá, vamos a tomar elemento por elemento de esto último que dijo:
Primero: Un deseo, NO OBSESIVO de ver mujeres desnudas. Entra en juego un componente de la pulsión sexual, el placer
de ver, (el objeto escópico en Lacan), al que se le agrega un objeto a la pulsión, en este caso: las mujeres desnudas. Ahí
tenemos una ESCENA FANTASMÁTICA.
Dice Freud más adelante en la misma página: “Vemos al niño bajo el imperio de un componente pulsional sexual, el placer
de ver, cuyo resultado es el deseo que aflora siempre de nuevo y con mayor intensidad cada vez de ver desnudas a personas
del sexo femenino que le gustan. Este deseo corresponde a la posterior idea obsesiva, si aún no posee carácter obsesivo
se debe a que el yo no se ha puesto todavía en plena contradicción con él. No lo siente como ajeno. Pero a raíz de ese
desear, yo tenía un sentimiento ominoso como si por fuerza fuera a ocurrir algo si lo pensaba y debía hacer toda clase de
cosas para impedirlo”
Entonces, tenemos este deseo no obsesivo de ver mujeres desnudas se le agrega UN AFECTO PENOSO, no estamos -en
este caso- de que suceda algo terrible. Es obsesivo porque ya entró en contradicción con el Yo, y tenemos un conflicto
con el deseo. Y es un temor impreciso en un principio: LA IMPRECISIÓN ES UNA TENDENCIA CARACTERÍSTICA EN LOS
OBSESIVOS. Averiguaremos entonces que lo que había quedado elidido, reprimido es el texto de ese temor, que en última
instancia decía así: “Si yo tengo el deseo de ver mujeres desnudas, mi padre tiene que morir.”
Es interesante lo absurdo que parece este pensar obsesivo. Hasta que Freud empieza a leer que el padre, para los
neuróticos, aparece en oposición al deseo, como perturbador. Esa es una versión neurótica del padre del Edipo. En la
página 162 va a decir “responde por entero al complejo nuclear infantil, que el padre reciba el papel de oponente sexual y
del perturbador del quehacer autoerótico” Aparece el fantasma de un padre terrible, que pone límites, que dice que no,
sostiene el deseo neuróticamente prohibido, lo que está más del lado de la demanda. Perturba el goce, en vez de además
del no como hemos visto, transmitir un sí, la castración. Permitir, habilitar, que sería la verdadera función paterna a la
que apunta el análisis. La articulación ley-deseo. Permitir el desasimiento del sujeto respecto del circuito infernal de la
demanda. Y habilitar el más allá de la demanda. Habilitar el deseo. Y también habilitar el amor, en el caso de Paul adulto,
veremos cómo se plantea este conflicto en la neurosis adulta.
Continuemos entonces con esta neurosis infantil, el pensamiento obsesivo de Paul se manifiesta de modo tal que ante
esa versión paterna, responde con un deseo parricida: LA MUERTE COMO SOLUCIÓN IMAGINARIA AL CONFLICTO.
Vertiente sádica de la que no quiere saber nada. Entonces, en lugar de su verdadero pensamiento hostil, que diría algo
así como: “Si mi padre no me dejara desear ver mujeres desnudas, lo odiaría tanto que querría que se muriera”. En lugar
de ese verdadero pensamiento que tuvo, eso queda elidido, no lo recuerda, por lo tanto no se puede re-elaborar. Y se
presenta entonces el temor de que algo malo ocurra. Este odio inconciente es lo que va a ir apareciendo más adelante en
el análisis con Freud, no sin resistencias, pero por ahora sigamos paso a paso los elementos de esta neurosis infantil.
Recapitulemos, deseo de ver mujeres desnudas, temor obsesivo de que algo malo pase, cuyo contenido acabamos de
ubicar, y el siguiente elemento es impulsos: Acciones de defensa frente a esto, para evitar esa desgracia. Son semejantes
a las futuras medidas protectoras.
Podemos dar un paso más y leer, esto no lo dice Freud, pero podemos suponer leer ahí que lo terrible en la neurosis
obsesiva, en este caso no sería ver mujeres desnudas, ni que se muera el padre, sino que la desgracia, en cierto sentido
para el obsesivo está en desear. Es eso lo que quiere evitar, postergar, poner a distancia, volver imposible. Incluso si
accediera a ese deseo, lo pierde, ya no le interesa. Encontramos entonces ahí un sujeto dividido entre deseo y defensa,
esto es propio de la neurosis.
El costo de esta defensa lograda, serían renuncias, postergaciones e inhibiciones que llevan al obsesivo a una vida
mortificada, alejada de las situaciones en las que está en juego el deseo para mantener una salud aparente.
Volvemos, LOS TRES ELEMENTOS que menciona al final son: ESE DESEO, ESE TEMOR OBSESIVO FRENTE AL DESEO Y LAS
ACCIONES DE DEFENSA PARA QUE NO SE PRODUZCA ESE TEMOR OBSESIVO.
Hasta acá entonces los elementos de la Neurosis Infantil. Podemos ubicarlos resumidos en la pág. 131. Dice Freud: “Una
pulsión erótica y una sublevación contra ella. Un deseo todavía no obsesivo y un temor ya obsesivo que lo contraria. Un
afecto penoso y un esfuerzo hacia acciones de defensa. El inventario de la neurosis está completo, ya no es el comienzo de
una neurosis sino una neurosis misma, y aún hay presente otra cosa, una suerte de delirio o formación delirante de raro
contenido, a saber, que los padres sabrían sus pensamientos porque él los habría declarado sin oírlos él mismo"
¿Qué diferencia hay entre la neurosis infantil con la neurosis en la infancia? La neurosis en la infancia, la que vamos a ver
con Juanito: Es la que se ubica en la estructura. El nudo, en la infancia, se está inscribiendo todavía. El analista puede
tomar el relevo de la función paterna, Freud va a ubicar un poco ese lugar. En cambio la Neurosis Infantil, la que estamos
ubicando acá, es una construcción/lectura posterior de ese núcleo y modelo del padecer de la neurosis adulta. Freud va
a decir en este mismo historial que lo inconsciente es lo infantil.
Entonces, en este caso en particular, tenemos no solo el germen de la neurosis adulta, sino ya los elementos de una
neurosis obsesiva completa, que fue avanzando y empeoró cada vez más, sobre todo, luego del desencadenamiento.
Freud se plantea en la página 131 algunas preguntas más: “¿Qué querrá decir que el padre tiene que morir si en el niño se
mueve aquel deseo concupiscente? ¿Es un mero sin sentido o hay caminos para comprender esa afirmación? Asirla como
un resultado necesario de procesos y premisas anteriores. Si aplicamos a este caso de neurosis infantil unas intelecciones
obtenidas en otra parte, no podemos sino conjeturar que también aquí, o sea antes del sexto año, sobrevivieron vivencias
traumáticas, conflictos y represiones que, si bien cayeron bajo la amnesia, dejaron como residuo ese contenido del temor
obsesivo. Luego averiguaremos hasta donde nos es posible re descubrir esas vivencias olvidadas o construirlas con alguna
certeza”.
Señaló por último que recién en esa oportunidad el paciente le va a contar a Freud que su padre, por quien sufre el gran
temor obsesivo de que le ocurra algo malo aún en la actualidad, parte de sus temores por los que consulta con Freud, ya
había fallecido hacía por lo menos ocho años. Es un padre que aun muerto permanece vivo, tanto que no puede dejar de
invocarlo, y el hijo no puede ir más allá de él. ¿De dónde surge entonces este temor que parece absurdo? ¿Cuál es el
crimen del que se hace cargo nuestro obsesivo? Esto y mucho más lo veremos en los siguientes capítulos de este
apasionante historial.
TEORICO: FREUD IV: SÍNTOMA, SENTIDO Y SATISFACCIÓN
Textos de referencia:
Freud, S. "La represión". En O. C., Amorrortu, Bs As, 1986, T. XIV
Freud, S. "17° conferencia: el sentido de los síntomas". En O. C., op. cit. T.XVI
Freud, S. "23° conferencia: el camino de la formación de síntoma". En O. C., op. cit. TXVI
Estaríamos en un tercer momento de la enseñanza de Freud, caracterizado por textos como La represión, del cual voy a
tomar algo, y fundamentalmente dos conferencias de Introducción al psicoanálisis, la Conferencia 17 y la Conferencia 23
de las lecciones introductorias al psicoanálisis, donde en una se refiere al sentido del síntoma y en otra privilegia la
dimensión de la satisfacción. Pero en primer lugar quisiera tomar algunas cuestiones del texto de la metapsicología de
1915, La represión, porque nos permite ubicar algunos acentos diferenciales acerca de la formación sustitutiva, acerca de
la represión y su diferencia con la regresión, -otro mecanismo fundamental de la defensa en el caso de las neurosis-.
También distingue Freud allí algo interesante respecto del éxito y del fracaso de la represión.
Entonces, en este texto, La represión 1915, Freud la define del siguiente modo, dice que: “la esencia de la represión
consiste en rechazar y mantener alejados de la conciencia determinados elementos”. Aquí su definición de represión. A
continuación va a distinguir la represión primaria de la represión propiamente dicha, del retorno, de un modo semejante
a como lo hemos trabajado en el texto de Schreber, para ir a continuación al campo de las neurosis.
Una vez en el campo de las neurosis, va a hacer una distinción fundamental que es distinguir histeria de conversión a la
fobia o histeria de angustia y a la neurosis obsesiva. Tenemos entonces estas tres entidades clínicas: HISTERIA DE
CONVERSIÓN, HISTERIA DE ANGUSTIA O FOBIA Y NEUROSIS OBSESIVA.
Freud hace en este texto una pregunta muy interesante que nos lleva a plantear unas diferencias entre histeria de
conversión y angustia, se pregunta: ¿Siempre coinciden formación sustitutiva y formación de síntoma? Para decir que en
la histeria toda formación sustitutiva será equivalente a formación de síntoma. Esto es asi porque la represión y el retorno
de lo reprimido, en el retorno de lo reprimido esta justamente la formacion sustitutiva, eso disfrazado que retorna como
síntoma, son lo mismo en el sintoma histerico, entonces se advierte que van juntos de alguna manera, éxito y fracaso de
la represión. Éxito porque algo fue efectivamente reprimido, pero, ahí esta el fracaso, donde lo reprimido retorna
deformado. Entonces nos queda del lado de la histeria de conversión esa equivalencia a partir de la pregunta freudiana
entre formación de síntoma y formación sustitutiva. Éxito y fracaso juntos.
En la neurosis obsesiva se plantea de un modo diferente. Primero hay un éxito y luego hay un fracaso, esos son los famosos
dos tiempos de la neurosis obsesiva. El éxito, ¿Por qué? Porque una formación sustitutiva que no es un síntoma, -ahora
vamos a explicar porque, y con un ejemplo va a quedar más claro-, la formación sustitutiva va a implicar, no un fracaso
de la defensa, sino que esa formación sustitutiva, dice Freud, sostiene a la defensa, un nombre de esto en Freud es
formación reactiva, la formación reactiva está sosteniendo la defensa, no implica un fracaso de la misma, antes él lo
llamaba síntoma de la defensa primaria, se acuerdan en la temática propia de lo que es la trayectoria propia de la neurosis
obsesiva. Síntoma de la defensa primaria que reacciona en contra de lo reprimido pero va a sostener la represion. Es toda
una dimensión en la cual estamos en formación sustitutiva, éxito de la defensa, lo que va a sostener la defensa, lo que
Freud ha llamado salud aparente, o carácter. Es decir, no es exactamente una formación de síntoma, porque el carácter
puede tener algo más bien egosintónico, no egodistónico que produce sufrimiento, que produce malestar, se ve muy bien
ahí cómo va a sostener la defensa, esta salud aparente, esta formación reactiva, esta formación sustitutiva, ahí donde no
hay malestar, no hay sufrimiento, por eso el uso del término egosintónico, es armónico con el yo, va en sintonía con el
yo.
Ejemplo: Un neurótico obsesivo que se lava compulsivamente las manos muchas veces al día, para defenderse de, va a
decir Freud, una compulsion sadico-anal, por ejemplo. Ahora él va a decir que es un genio, que sabía que iba a haber
coronavirus, entonces es el más inteligente del mundo y el que la tiene re clara porque efectivamente hay que lavarse -y
él lo sabe y él lo hace-, lavarse las manos muchísimas veces al día, es decir hay algo completamente egosintónico para el
yo en este carácter obsesivo. Ahí se ve por supuesto lo exitoso, entonces, de la represión, el éxito, una neurosis no
desencadenada, no desencadenada en el sentido de la neurosis clínica.
Tenemos entonces por supuesto la posibilidad de un fracaso posterior en el cual va a actuar la defensa secundaria, por
ejemplo, vía la angustia. Pero es muy interesante diferenciar como para la histeria entonces, formacion sustitutiva,
formacion de sintoma, son equivalentes, hay éxito y fracaso juntos en la represion y el retorno de lo reprimido, y en
cambio tenemos toda esta temática de los dos tiempos, de lo que se diferencia, de lo que se aisla en el caso de la neurosis
obsesiva. Porque, ¿Cuál es el conflicto de la neurosis obsesiva? Nos enseña Freud una y otra vez, ese impulso hostil, esa
compulsión relacionada con la fijación a lo sadico anal. Entonces impulsos hostiles dirigidos a las personas amadas, lo que
primero es vivido en forma activa, del lado del placer, pero genera reproches porque está dirigido a un objeto de amor.
El paradigma es El hombre de las ratas, el ejemplo que trabajamos y que puede quedar dicho en este sentido, el hombre
de las ratas, su erotismo sadico-anal presente en el enganche que él tiene a esa tortura que escucha por parte del capitan,
y su pensamiento “si no devuelvo el dinero, la deuda al capitan B, el tormento de las ratas se va a realizar a mi amada y a
mi padre muerto”, ven como a él se le mezcla toda esta cuestion de los vínculos amorosos, la amada, el padre muerto, si
hacia falta más chifladura encima estaba muerto, pero se le mezcla, se le cuela, esas mociones pulsionales sádicas entran
en conflicto con lo amoroso, entonces allí va la defensa a tratar de aislar, de separar esto que se le mezcla.
Vamos a ver con la Conferencia 23 que les decia es la que está más ligada a esta dimensión libidinal, hasta que punto para
Freud la pulsion es parcial, entonces estas fijaciones de pulsiones parciales ligadas a lo sadico-anal perturban, generan
conflicto. Utilizando un término más lacaniano, el goce se filtra implicando este conflicto con sus seres amados.
Conferencias de Introducción al psicoanálisis, les decía son dos conferencias las que vamos a tomar fundamentalmente,
en la 23, “El camino de la formación de síntomas”, Freud va a trabajar más en las fijaciones, las cuestiones libidinales. Y
en la Conferencia 17 “El sentido de los síntomas” la idea de que los síntomas tienen un sentido y que solo se interpretan
correctamente si ese sentido va a estar referido a una realidad sexual, por esto que decíamos recién ejemplificandolo con
la neurosis obsesiva, se cuela un goce extraño, se cuela algo del orden de esa pulsión parcial, de esas fijaciones, en el
mecanismo de formación de síntomas.
Es interesante este trabajo que estamos haciendo de alguna manera poner en relación distintos momentos de la obra de
Freud, cómo se comunican, cómo se relacionan entre sí, y también pensando en algo de la enseñanza de Lacan que
también lo vamos a tomar con diferentes momentos, y a la vez que comunicación hay entre la obra de Freud y la de Lacan.
Porque acá la temática del sentido y lo que queda como referencia libidinal, como fijaciones, como goce, son dos
cuestiones absolutamente fundamentales a lo que hace al psicoanálisis, a la clínica, a toda esta cuestión del síntoma, de
los síntomas neuróticos.
Las conferencias de Introducción al psicoanálisis, Freud las dicta entre 1915 y 1917, en “El sentido de los síntomas” (C.17)
va a va a enfatizar esa corriente del sentido, y prácticamente no menciona el problema libidinal, queda muy ligado a
enfatizar, con ejemplos clínicos, el sentido de los síntomas. Por el contrario, en la Conferencia 23, Los caminos de
formación de síntoma, enfatiza la vertiente de fijación libidinal, la vertiente donde esos caminos de formación de síntomas
están relacionados con la libido, con la satisfacción, con el goce, el camino que toma un segundo ciclo de conferencias en
Freud. Vemos cómo esta idea de ir, de comunicar, de alguna manera, el sentido con el goce, él lo hace en estas
conferencias. Hay una primera serie de conferencias que tienen mucho más que ver con la temática del sentido, donde él
trabaja las formaciones del inconsciente, trabaja el chiste, trabaja los actos fallidos, trabaja toda una dimensión donde el
síntoma forma parte entonces de las formaciones del inconsciente y enfatiza la dimensión del sentido, y luego pasa a una
vertiente que tiene más que ver con la dimensión libidinal, donde las conferencias, a partir de la 18, van a tener más que
ver con el trauma, la fijación al trauma, la sexualidad perversa polimorfa, esto permite ir de un lado a otro, en esa
vertiente, entre el sentido y el goce en el síntoma.
La época de las conferencias, les decía, 1915 - 1917 tienen que ver con la primera guerra mundial, las ubicamos durante
la Primera Guerra Mundial (1914 - 1918). Y él dicta estas conferencias de presentación de alguna manera del psicoanálisis,
a un público amplio, a un público abierto, no necesariamente a psicoanalistas. Esto tiene su interes porque hay un esfuerzo
de simplificación, de decir las cosas de una cierta manera, también de generar interés, y esto de la simplificación decía,
tiene su interés porque a veces la claridad es lo que hace ver más fuertemente los fundamentos de lo que está en juego.
En la primera entonces, El sentido de los síntomas, -la Conferencia 17-, planteabamos que el síntoma queda ubicado
dentro de las otras formaciones del inconsciente, indicando hasta qué punto tienen un sentido. Les decía que la
conferencia que sigue a continuación de aquellas en donde él presenta a este público amplio, todo lo ligado al
descubrimiento del psicoanálisis, la interpretación de los sueños, la psicopatología de la vida cotidiana, el chiste y su
relación con el inconsciente, cuestiones fundamentales del descubrimiento del psicoanálisis, a la cual añade entonces el
sentido de los síntomas, Conferencia 17. Aplica de alguna manera Freud, lo que ha dicho sobre los sueños, sobre el acto
fallido, sobre el chiste, a los síntomas. El síntoma entonces, como el sueño, como los actos fallidos, tiene un sentido y se
puede interpretar.
A continuación de la 17, como les decía, la 18 se llama “La fijación al trauma”, al trauma inconsciente, la otra “Resistencia
y represión”, la 20 “La vida sexual de los seres humanos”, la siguiente “Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales”,
sexualidad perversa polimorfa. Es decir, el puente entre la 17 y la 23, claramente, lo que ocurre ahí, tiene que ver con que
Freud introduce lo libidinal, lo sexual, la sexualidad perversa polimorfa.
Dos vertientes entonces de su obra, descubrimiento del inconsciente, de los fenómenos que se pueden interpretar, y
descubrimiento de la sexualidad infantil y el carácter perverso polimorfo de la sexualidad. Dos vertientes, dos ejes de la
obra de Freud que tienen muchísima importancia clínica, clínica para el trabajo clínico y clínica en el sentido de los
fundamentos y las conceptualizaciones que hacemos respecto de la práctica del psicoanálisis.
En la Conferencia 17, Freud pone como ejemplo dos síntomas obsesivos, muy llamativos, parecen en realidad ser un
recorte de síntomas obsesivos en casos de histeria. El primero es una mujer con una acción compulsiva, que lo que se
descubre es que con esa acción compulsiva, -ahora me voy a referir un poquito más al caso- intenta proteger a su marido
impotente. Y el otro caso de la 17, tiene que ver con un ritual antes de dormir en una jovencita de 19 años. Es interesante
cómo él elige, parecería, estos síntomas que son muy llamativos para, se entiende, intentar captar la atención del público,
explicar hasta qué punto tiene un sentido, un sentido sexual, lo sexual en realidad está ahí, el sentido que tienen es
fuertemente sexual. También él ahí puede explicar como están referidos a experiencias anteriores, por ejemplo la primera
mujer hace su escena como repetición y corrección de una situación que fue traumática para ella de la noche de bodas
en que el marido fue impotente, no sabemos si el marido siguió siendo impotente, pero en la noche de bodas lo fue, y se
produce toda esta situación traumática que ella después repite y corrige de alguna manera, en este ceremonial que Freud
presenta.
Queda indicado entonces por parte de Freud, hasta qué punto el sentido de los síntomas es desconocido por el enfermo,
a punto que Freud dice que para que un síntoma se produzca como tal es necesario que sea inconsciente, eso está dicho
en la conferencia 17 que es necesario que sea desconocido, es decir, inconsciente para que se produzca como síntoma, y
la idea de un entusiasmo de Freud en ese momento, que queda más o menos reflejado por su decir en esta conferencia,
la idea de que el síntoma entonces desaparece cuando se logra que se haga consciente su sentido. Es decir que tan pronto
se sepa su sentido, de alguna manera desaparecen por este desciframiento. Luego a Freud se le complica esta idea, se
impone la cuestión libidinal, la cuestión de que los síntomas se repiten de todos modos, que hay una paradoja porque el
enfermo sufre de los síntomas pero no siempre desea tanto quitárselo de encima, esto es un movimiento un poco
posterior pero en la Conferencia 17 aparece este entusiasmo, este optimismo del desciframiento y entonces la
desaparición del síntoma.
El síntoma conduce entonces a lo más íntimo de la vida sexual, va a servir a la satisfacción sexual de los pacientes, se trata
entonces de obtener una satisfacción y al mismo tiempo defenderse de la satisfacción, son otras cuestiones muy
importantes que van quedando ligadas a los planteos de la Conferencia 17 y de la 23. Freud escribe en la Conferencia 23,
el síntoma repite, de algún modo, aquella modalidad de satisfacción de la temprana infancia, desfigurada por la censura
que nace del conflicto.
Entonces, aparece esta idea de que la dimensión del síntoma tiene que ver con un goce, que se presenta y se vive de otra
manera. Cuando él hace el trabajo acerca de toda la dimensión libidinal y del goce que se presenta en el síntoma, habla
de repetición, pero de una repetición desfigurada, y se refiere a una satisfacción, pero una satisfacción que va a ser vivida
de otra manera, porque no es lo mismo el placer sexual directo, que el placer sexual vivido en el síntoma, o a través del
síntoma. Hay algo de experimentar el goce de otra manera.
Hasta acá fue una introducción a las conferencias 17 y 23, ahora voy a tomar el texto de Freud y a indicar algunas
cuestiones que están planteadas directamente por Freud en la Conferencia 17, por ejemplo, el sentido de los síntomas.
Freud va a plantear que el sentido de los síntomas neuróticos fue descubierto por Breuer, mediante el estudio y la
acertadísima derivación de un caso de histeria, se está refiriendo al Caso Ana O, al caso princeps de Breuer allá por 1800
y pico, y dándole entonces a él valor de haber descubierto el sentido de los síntomas y ahí Freud claramente va a ubicar
que los síntomas neuróticos poseen, como los actos fallidos y los sueños, un sentido propio y una íntima relación con la
vida de las personas en las que surgen.
Los enfermos de neurosis obsesiva, nos dice, muestran en general manifestaciones sintomáticas que son impulsos
extraños a su personalidad, se ven obligados a realizar actos cuya ejecución no les proporciona placer alguno, pero de los
cuales no pueden sustraerse y su pensamiento se halla invariablemente fijo a ideas ajenas a su interés normal. Es decir,
Freud está describiendo, ante este público, que las representaciones obsesivas son experimentadas impulsivamente,
compulsivamente, con una sensación de extrañeza que se impone de esta manera, y dice, en un momento pasaré a citarles
dos ejemplos de un síntoma obsesivo:
1er ejemplo
- La señora que pasó una mala noche de bodas, tendría unos 30 años, corría desde su alcoba a una pieza contigua, se
colocaba en un lugar determinado delante de la mesa que ocupaba el centro de la habitación, llamaba a su doncella, le
daba una orden cualquiera o la despedía sin mandarle nada, y volvía después con igual precipitación a su alcoba. Este es
el síntoma que presenta esta mujer de 30 años cuando consulta a Freud. Hacía más de 10 años que había contraído
matrimonio con un hombre bastante mayor que ella, y durante la noche de bodas este hombre demostró una total
impotencia. Toda la noche se la pasó corriendo de su cuarto al de su mujer para intentarlo nuevamente, pero sin éxito. A
la mañana siguiente le dice a ella muy contrariado “me avergüenza que la criada (la doncella) que va a venir a hacer la
cama, pueda adivinar lo que ha sucedido”, y agarrando un frasco de tinta roja que por casualidad se hallaba en el cuarto,
lo vuelva sobre las camas. -Aca Freud dice, “pero no precisamente en el sitio en que debieran haberse ubicado las manchas
de sangre”, lo cual jamás entendí, pero esto es lo que sucede en la noche de bodas y al día siguiente, entre esta mujer y
su marido.
Es lo que permite entonces, ir hacia el sentido de este síntoma obsesivo del que padece esta mujer, porque Freud va a
decir entonces que se ubica la estrecha relación existente entre la escena de la noche de bodas y el acto obsesivo actual.
Es evidente que la enferma se identifica -se identifica, gran tema con la histeria, la identificación viril- con su marido y
reproduce su conducta durante la noche de bodas. Sigue diciendo un montón de cosas, no importan los detalles de la
cuestión, pero Freud va a enfatizar: de todo esto habremos de deducir que el acto obsesivo de la paciente presenta el
siguiente sentido: “mi marido no tenía por qué avergonzarse ante nadie, pues no era impotente”. Por eso yo decía
repetición y corrección, “mi marido no tenía por qué avergonzarse ante nadie, pues no era impotente” he aquí el
desciframiento del primer caso que Freud presenta ante su audiencia para ejemplificar el sentido de los síntomas.
2do ejemplo
- Se trata, en palabras de Freud, de una bella muchacha de 19 años, hija única, de un carácter salvaje, orgullosa, muy
nerviosa, que presenta hostilidad hacia su madre. Está descontenta, deprimida y posee un muy complicado ceremonial al
acostarse antes de irse a dormir. Por ejemplo, toma una serie de precauciones, en primer lugar para el reloj de pared que
hay en el cuarto y hace transportar a otra habitación distante todos los demás relojes, sin exceptuar siquiera uno pequeño
de pulsera metido dentro de su estuche. En segundo lugar, reúne sobre su escritorio todos los floreros, jarrones, etc. Hace
una serie de acomodamientos de los objetos que forman parte del ceremonial muy bizarro, la almohada larga no debe
tocar la cabecera, el pequeño almohadón superior ha de quedar dispuesto en rombo sobre dicha almohada, reclinado,
etc.. buaaa, realmente una cuestión bastante bizarra.
En el análisis, esta paciente comenzó por comprender que si le resultaba imposible dejar un reloj en su cuarto durante la
noche era por constituir para ella un símbolo, aquí está el sentido, del genital femenino. Habla del reloj, de la regularidad
ligada al ciclo menstrual, de lo que puede tener que ver también el tic tac con los latidos del clítoris en los momentos de
excitación sexual. Es decir, la chica va asociando distintos elementos del ceremonial, con recuerdos, con ideas ligadas
siempre a lo sexual, por ejemplo también los floreros y los jarrones como símbolos femeninos.
Luego de todo un tratamiento alrededor de esta cuestión, Freud va a concluir que en los dos ejemplos analizados, se
puede observar que, al igual que los actos fallidos y los sueños, los síntomas neuróticos poseen un sentido que se enlaza
estrechamente a la vida íntima de los sujetos. Cuanto más individualizado se haya un síntoma, más fácil resulta establecer
esta relación con la vida íntima, con la vida sexual. El trabajo que nos incumbe, dice Freud, cuando nos hayamos ante una
idea desprovista de sentido, será por tanto, descubrir la situación pretérita, es decir la situación pasada, en la que esas
ideas o actos, poseyeron un sentido. Un sentido en el caso de las ideas, un objeto en el caso de los actos. Ahí está entonces
ese trabajo analítico de ahí donde hay una idea o un acto desprovisto de sentido, descubrir la situación pasada en
que dicha idea o acto, ceremonial, etc. poseyó un sentido, tuvo un sentido. Ahí se refiere entonces a estos síntomas
típicos, -es una palabra interesante, síntomas típicos- entonces en relación a la obsesión que nos sirven de guía para fijar
un diagnóstico. Esto en relación a la Conferencia 17.
Voy a hacer un trabajo similar con la Conferencia 23, luego de la introducción, de las cuestiones generales que plantee
con el texto de Freud, sitúe algunas cuestiones de la Conferencia 17, “El sentido de los síntomas”, y ahora voy a hacer lo
mismo con la Conferencia 23, “Los caminos de la formación de síntoma”.
Plantea Freud, de los síntomas neuróticos, sabemos que son efecto de un conflicto, surgido alrededor de un nuevo modo
de satisfacción de la libido. Escuchen qué distinto el punto de abordaje, antes había empezado diciendo “como los sueños,
como los actos fallidos, los síntomas poseen un sentido”. Ahora arranca: De los síntomas neuróticos sabemos ya que son
efectos de un conflicto surgido alrededor de un nuevo modo de satisfacción de la libido. Una de las dos fuerzas del conflicto
es la libido insatisfecha, alejada de la realidad y obligada a buscar nuevos modos de satisfacción. Cuando, y aun
sacrificando su primer objeto y mostrándose dispuesta a sustituirlo por otra, logra la libido vencer la oposición de la
realidad, recurrirá a la regresión, y buscará su satisfacción en organizaciones anteriores y en objetos abandonados en el
curso de su desarrollo. Lo que atrae a la libido por el camino -ahí está la palabra de los caminos- de la regresión son las
fijaciones que fue dejando en sus diversos estadios evolutivos.
El ejemplo que poníamos antes, fijación en la etapa sadico anal en la neurosis obsesiva y lo que sucede luego cuando va
a haber una regresión para buscar satisfacción allí. Ahí está la ruta, la idea de ruta, la idea de camino, cuando la libido
encuentra cerrado entonces este camino para la satisfacción, busca por regresión, esas fijaciones. Debe entonces
separarse del yo y lo va a conseguir apoyándose en fijaciones que fue dejando a lo largo del camino de su desarrollo,
contra las que el yo tuvo que protegerse dice Freud, por medio de represiones.
Aca tenemos entonces el síntoma como producto considerablemente deformado de una realización de deseos libidinosos,
inconscientes, producto equívoco muchas veces que presenta dos sentidos totalmente contradictorios, la búsqueda de
esa satisfacción y el rechazo, la represión por parte del yo, por parte de la realidad. Ahí está entonces el conflicto, esta
idea de conflicto, y luego mucha insistencia con la terminología ligada a los caminos. Por ejemplo, habla del rodeo, el
rodeo a través del inconsciente, de las antiguas fijaciones, consigue la libido llegar a una satisfacción real, aunque muy
limitada apenas reconocible, ahí está entonces la formación de los síntomas en la neurosis histérica.
¿Dónde encuentra la libido las fijaciones que precisa para abrirse paso a través de las represiones? En las actividades y los
sucesos de la sexualidad infantil. Ahí están entonces las pulsiones parciales, las tendencias parciales abandonadas, ligadas
a los primitivos objetos infantiles. La idea entonces de la fijación, fijaciones de la libido ocurridas durante la infancia, en
esa suerte de desarrollo o de camino justamente de la libido inacabado, con fijaciones, con restos, por eso tan suceptible
de que sobrevenga una cuestión traumática que lleve entonces a la necesidad de esta regresión. Los sucesos infantiles no
han tenido, en la época en que se produjeron, significación alguna y solo regresivamente han llegado a adquirirla.
Justamente hay sucesos infantiles que en su momento no tienen ninguna sucesión traumática, pero que muchas veces
en la pubertad algo remite a ese suceso infantil y así sí se produce esa significación ligada a esa regresión de la libido a
etapas anteriores.
Volvamos entonces a los síntomas. Los síntomas entonces crean una sustitución de esa satisfacción denegada por medio
del retroceso de la libido a fases anteriores, -esto es clave en esta conferencia-, circunstancia que entonces trae consigo
el retorno de alguna manera, a esos objetos, a esas organizaciones de dichas fases de la sexualidad infantil. En este
sentido, entre estos sucesos Freud va a recordar lo que son las fantasías primarias, fantasías que figuran en todas o casi
todas las historias infantiles de los neuróticos, de particular importancia. ¿Cuáles son? El haber sorprendido a los padres
realizando el coito, la seducción por parte de una persona adulta, y la amenaza de castración. Entre esos sucesos entonces,
fundamentales respecto de la etiología de las neurosis, están estas fantasías primarias que Freud aquí entonces va a
mencionar, es decir, el papel de la fantasía en la formación de síntomas, seducción infantil, excitación sexual a la vista del
comercio carnal de los padres, amenaza de castración, ubican en el texto, en esta Conferencia 23, el papel que la fantasía
desempeña en la formación de síntomas.
A través de la fantasía, la libido regresa a esas fijaciones reprimidas. Ese es el papel de la fantasía, que a través de la
fantasía, la libido entonces produce esas regresiones a las fijaciones reprimidas. Si la libido, dice Freud, halla sin dificultad
el camino que ha de conducir a tales puntos de fijación es porque no ha llegado a abandonar totalmente aquellos objetos
y orientaciones, que en su marcha progresiva fue dejando atrás. Estos objetos, estas orientaciones o sus derivados,
persisten con cierta intensidad en las representaciones de la fantasía. Y de este modo, bastará con que la libido entre de
nuevo en contacto con tales representaciones para que desde luego halle el camino que ha de conducir a las fijaciones
reprimidas. En fantasías entonces inconscientes, son el apoyo que utiliza la libido para remontarse a sus orígenes
inconscientes, o sea hasta estos puntos de fijación.
Insisto entonces, último que destaco de la Conferencia 23, las fantasías devenidas inconscientes son, para Freud, el punto
de apoyo que utiliza la libido para remontarse hasta sus orígenes en lo inconsciente. Es decir hasta los puntos de fijación.
Para cerrar entonces esta clase, este audio, resumo en pocas palabras lo fundamental de las conferencias de Introducción
al psicoanálisis: En la 17, “El sentido de los síntomas'', decimos con Freud que este sentido implica el aspecto del síntoma
emparentado con las otras formaciones del inconsciente. Este síntoma que es un mensaje, que dice algo, algo que hay
que interpretar, algo que tiene que ser descifrado, pero que, al igual que un sueño, trasmite un mensaje que hay que
analizar. Síntoma entonces emparentado con las otras formaciones del inconsciente, y en estas dos viñetas clínicas, Freud
con estos dos ceremoniales obsesivos, que parecen formar parte de sujetos histéricos, la mujer que llama a la mucama y
que Freud dice, el sentido es salvar al marido, identificación al marido, repetir para corregir, salvar, mensaje descifrado.
Llega así a la conclusión de que salvarlo es un modo que tiene todo este ceremonial para revelar el sentido de esa
identificación y todas las fantasías que están expresadas en este complejo síntoma del ritual de la paciente y su noche de
bodas.
Ahora en la Conferencia 23, “Los caminos de la formación del síntoma'', Freud nos enseña como la libido circula, lo que
les leía, rodeo, puente, como circula por estos caminos ligados a la satisfacción pulsional. Caminos que llevan a un punto
de fijación, a lo que resiste y da cuenta hasta qué punto ahí hay un goce, hay una satisfacción, hay algo fijado. Entonces
ese síntoma, así pensado, se diferencia de las otras formaciones del inconsciente, no nos queda en la serie de formaciones
del inconsciente, porque no es un sueño que pasa, no es un lapsus que se descifra si está en análisis y listo, tiene esa
fugacidad, todo lo contrario, el síntoma perdura, se instala, queda fijado, resiste, ahí está la diferencia tan fuerte entre
una conferencia y la otra, el síntoma no es solamente el sentido, es una satisfacción, no solo está diciendo algo, no solo
está esa idea del mensaje, está satisfaciendo algo, es ese síntoma que Freud va a definir, en el caso Dora, como la práctica
sexual de los neuróticos, entonces tiene un enorme beneficio, el beneficio primario que está en la satisfacción misma y
también los beneficios secundarios, el uso que se puede hacer del síntoma.
Pero es fundamental destacar entonces esa satisfacción, que como dice Freud, de alguna manera, lo mismo que el sentido,
tiene algo de ignorado, un saber no sabido, algo ignorado por el sujeto, no es que sea consciente de esto, más bien es
condición que sea inconsciente, ese síntoma como sustituto entonces de una satisfacción frustrada, por la realidad, por
el yo, y el camino de regresión hacia esos lugares de fijación apoyándose en las fantasías, como algo queda adherido,
como algo queda fijado a distinto puntos del pasado, privilegiadamente y como el síntoma entonces, repite esa
satisfacción desfigurada, que vive como sufrimiento, y que al mismo tiempo, se produce una satisfacción que nos ubica
en un lugar de una extraña paradoja de sufrimiento y satisfacción.
SEMINARIO: FIJACIONES Y SÍNTOMAS OBSESIVOS
Se trabajó el texto de Freud, "Inhibición síntoma y angustia". En Obras Completas, tomo XX, caps. III,V Y VI.
Voy a comentar en este audio, los capítulos III-V-VI del texto Inhibición, síntoma y angustia, de Freud, para referirme a la
conceptualización freudiana de la neurosis obsesiva. Este texto es de 1925 y es por eso que nos vamos a encontrar con
grandes diferencias respecto a los planteos de Freud de los primeros años que ya tuvieron oportunidad de recorrer en el
teórico del profesor Leibson, e incluso también grandes diferencias respecto del historial “hombres de las ratas” que se
comienza a trabajar esta semana en las comisiones de historiales, y este texto que es de 1925.
Sin embargo, los problemas clínicos se mantienen, lo que hay es un enriquecimiento, una complejización de los planteos
y eso es lo que voy a tratar de transmitir, por eso voy a ver si es posible plasmar en este audio, que destino tuvieron los
pilares en los que se sostenía desde el comienzo, la elaboración freudiana de la neurosis obsesiva. Quiero decir con esto,
voy a tratar de recorrer, por ejemplo, qué pasó con la variedad clínica, con la diacronía que era posible leer en la
trayectoria típica de ese texto temprano de Freud, Nuevas puntualizaciones, qué papel desempeña el reproche y la culpa
que se derivaban de la actividad cuando la etiología era traumática. También voy a abordar el modo de pensar la represión
en contrapunto con la histeria y qué lugar ocupan, por ejemplo, los que antes eran los síntomas primarios de defensa
presentes en la trayectoria.
En 1925 hubo ya modificaciones en la teoría pulsional, porque esto es post Más allá del principio del placer, entonces
Freud ya tiene pensadas las pulsiones de vida y de muerte. También hubo modificaciones decisivas en la conceptualización
del Edipo, porque la castración quedó en un lugar clave y ya. Freud, cuenta en 1925, con la 2° tópica es decir los conflictos
planteados entre instancias yo-ello-superyo. Por otra parte, se producen en este texto mismo, modificaciones respecto a
la teoría de la angustia y también respecto a la teoría de la represión -si les interesa este tema les sugiero que recurran a
la denda, el texto de Inhibición, síntoma y angustia, donde hay algunos apartados destinados a despejar cuestiones
atinentes a la angustia y las modificaciones en la teoría, y también en relación a la represión y las nuevas propuestas que
hace.
Como ven, con sólo enumerar las modificaciones que se produjeron en la teoría freudiana, basta para poder apreciar que
el trabajo que nos espera es un poquito arduo. Doy algunas pistas para facilitar el recorrido, es una especie de spoiling
contando el final, pero creo que nos va a servir.
Recordemos que la variedad clínica de la neurosis obsesiva, implicaba, en el planteo freudiano, que hay una gran cantidad
de síntomas, una variada presentación clínica, actos obsesivos, ceremoniales, impulsos, representaciones obsesivas, todo
esto Freud lo trabaja en Nuevas puntualizaciones, y es retomado en el historial, y en este texto, Inhibición, síntoma y
angustia, sigue sosteniendo que dado a que hay una diversidad fenómenos clínicos, es difícil realizar una síntesis
coherente. Sin embargo, nos vamos a encontrar que Freud, con la variedad clínica queda condensada en dos tipos de
síntomas. Entonces esto es lo primero que destaco, nos vamos a encontrar con dos tipos de síntomas, después por
supuesto lo retomo y lo comento.
Respecto a la diacronía que se desprendía de la trayectoria típica en 1925, en este texto, la leemos en clave Edipocastración, articulado con la 2° tópica. Las neurosis van a quedar ubicadas en este texto como una “respuesta ante la
angustia de castración”. Esto es novedosisimo, como Freud ya había trabajado el Edipo femenino, la angustia de castración
y el complejo de castración, Freud se ve posibilitado, por ejemplo en la página 109, a decir lo siguiente: “con mayor
claridad que en los casos normales y que en la histeria, en la neurosis obsesiva se aprecia que la angustia de castración es
el motor de la represión”, ven esta idea de que la angustia de castración como motor de la represión es muy novedosa y
se desprende del lugar clave que le está otorgando Freud a la castración.
Otra cuestión entonces, el tercer aspecto que incluimos es que la represión deja de ser sinónimo de defensa, que era el
modo que estábamos acostumbrados a trabajarlo, y pasa a ser un mecanismo entre otros. Y por eso es que nos vamos a
encontrar con que Freud propone agregar, para la neurosis obsesiva, otros mecanismos de defensa, no simplemente la
represión que va a surgir como respuesta ante la angustia de castración, sino que propone que además habría una
regresión a la fase sádico-anal, y también propone que hay otro mecanismo de defensa que es el que va a constituir las
formaciones reactivas.
Como ven entonces, las formaciones reactivas son herederas de, lo que en la trayectoria típica, estaba mencionado como
síntomas primarios de defensa. Entonces ya vamos viendo que hay un destino particular para estos síntomas primarios
de defensa que es una modalidad particular defensiva que le agrega entre a otras junto a la represión y a la regresión
sádico-anal. Una aclaración respecto a la fase sádico-anal y a la regresión como propia de la neurosis obsesiva, esto no es
algo novedoso del texto, Freud lo propone en un texto de 1913, “La disposición a la neurosis obsesiva”, pero aquí, y eso
es lo novedoso, la fase sadico anal queda articulada con la 2° teoría pulsional. No se preocupen que es lo que voy a intentar
desplegar y desarrollar a lo largo del audio, por ahora solo estoy mencionando.
El otro aspecto que queremos destacar previo al comentario de los capítulos, es que el contrapunto respecto al modo de
funcionamiento de la represión entre la histeria y la neurosis obsesiva, continúa y continúa en términos similares a los
que venía planteado, se acuerdan de que Freud tenía la idea de que en la neurosis obsesiva, la represión es menos exitosa,
menos eficaz, en la histeria es más lograda. Bueno ese planteo continua, sin embargo se enriquece la elaboración teórica
porque Freud propone dos técnicas auxiliares a la represión propias para la neurosis obsesiva. (10:15)
Respecto al reproche, a la culpa, lo vemos retomado en este texto, a propósito de las particularidades del superyó, cuya
severidad queda para Freud, metapsicológicamente fijada precisamente por la regresión a la fase sádico-anal y también
por la 2° teoría pulsional. Con este breve recorrido inicial se puede señalar los puntos de llegada, ahora me voy a dedicar
a desarrollar cada uno de estos aspectos.
Vamos a comenzar a desplegar los capítulos que tenemos seleccionados en nuestra bibliografía, y para comenzar vamos
al Capítulo III, donde Freud nos ofrece una serie de definiciones y precisiones respecto al síntoma que para nosotros son
de capital importancia. En los capítulos anteriores había comentado las cuestiones atinentes a la inhibición, y en este, por
tratarse de un texto de la segunda tópica, la pregunta central va a estar ligada a la respuesta del Yo cuando el síntoma se
instala, eso es lo que hace eje en este tercer capítulo, y donde va a poder establecer a partir de la pregunta sobre la
relación entre el síntoma una vez instalado y la respuesta del yo, las diferencias entre neurosis obsesiva e histeria.
Freud nos dice que aquello que devino en síntoma como efecto de la represión funciona en otro territorio que no es el del
yo, habla de extraterritorialidad, y se comporta, nos dice, como un cuerpo extraño que se alimenta del tejido en el que
está inserto. Entonces vamos a retener estas dos ideas, la de cuerpo extraño y la de extraterritorialidad, porque son de
una importancia particular para el desarrollo que Freud hace en este capítulo.
El síntoma como cuerpo extraño es una idea que Freud ya utilizó en La comunicación preliminar que es un texto muy
temprano, después lo critica y en este texto lo vuelve a rescatar. Que sea un cuerpo extraño implica que el yo lo vive con
ajenidad, lo experimenta como la presencia de lo extranjero en su interior. Por eso la idea de extraterritorialidad, que es
esa ficción jurídica que se le adjudica a las embajadas o consulados que responden a las leyes del país propietario, de
procedencia, Freud lo conserva para el síntoma. Por eso podríamos imaginarnos que el síntoma es una especie de tierra
extranjera interior o una embajada enquistada en el yo. Esto no es otra cosa que hablar de egodistonía, esta idea que está
bastante difundida de que el síntoma se presenta para el Yo muchas veces como algo egodistónico, y por eso es que Freud
se pregunta por aquello que el yo, una vez que el síntoma está instalado tiene que hacer y lo llama lucha defensiva
secundaria.
Respecto a la lucha defensiva secundaria del Yo contra el síntoma, es donde Freud establece diferencias entre la histeria
de conversión y la neurosis obsesiva. Lo que Freud nos dice es que en la histeria, la lucha defensiva termina mediante la
formación del síntoma, podemos escuchar ahí una idea que está en Freud desde el comienzo, me refiero a esa en la que
él que sostiene que el síntoma conversivo es más ventajoso que el síntoma obsesivo porque supone el trabajo, la
operación del olvido, la amnesia y eso es un funcionamiento eficaz de la represión.
Volviendo a 1925, como para ver cual es el aporte respecto a la neurosis obsesiva. Lo que él dice es que por lo general la
trayectoria es otra, leo un fragmento de la página 94: “al primer acto de la represión le sigue un epílogo escénico
prolongado o que no termina nunca. Lo que al principio era lucha contra la moción pulsional, se continúa en la lucha contra
el síntoma. El ejemplo por excelencia de epílogo escénico prolongado o interminable, es el síntoma obsesivo”. Hasta aquí
la cita que elegí por esta idea de epílogo escénico prolongado o interminable para el síntoma obsesivo.
Verdaderamente es una paradoja porque si hablamos de epílogo supone una conclusión, sin embargo, Freud nos está
proponiendo que en el síntoma obsesivo tal conclusión es demorada o es interminable, es un epílogo que no concluye
nunca, algo que está diferido en el tiempo. Lo que aqui entonces nombra como epílogo que no concluye nunca es lo que,
en términos de la trayectoria típica, estaba mencionado como “defensa secundaria”, es decir, aquellos síntomas que
surgían ante el fracaso del síntoma, frente la irrupción de lo reprimido nuevamente.
Les recomiendo que lean la página 96, donde Freud despliega todas las dificultades que se producen una vez que el
síntoma está instalado, porque como supone satisfacción no es algo que se resuelve tan fácilmente. Nosotros diríamos
hay un goce en juego entonces no se abandona, y puede ocurrir que el síntoma estorbe el rendimiento y se vuelva cada
vez más dueño del yo para satisfacer al superyó, o bien que el síntoma le depare al obsesivo una suerte de satisfacción
narcisista y entonces no lo abandone, por ejemplo ser el más prolijo, el más ahorrativo. Lo que el yo trata de hacer es
cada vez menos ajeno al síntoma y entonces cuando el análisis trata de ayudar al yo en su lucha contra el síntoma, nos
enteramos de que ambos, síntoma y yo, están en el bando de las resistencias dice Freud. Ven que es muy difícil apreciar
quién es el enemigo, quién está luchando contra quien. Hasta aquí podríamos pensar que el síntoma es un elemento
táctico, una suerte de transacción entre dos fuerzas que pujan, la satisfacción pulsional le hace modo de satisfacción
sexual, el goce autoerótico y, por otro lado, la otra fuerza es lo defensivo.
Una acotación para enlazar con la afirmación que ustedes ya conocen del historial de Dora “el síntoma es el modo de
satisfacción sexual de los neuróticos, una suerte de premio consuelo a falta de relación sexual”.
El Capítulo III concluye con la afirmación de que la lucha defensiva secundaria contra el síntoma es variada, se desarrolla
en diferentes escenarios y por eso es que se propone dirigirse hacia el problema de la angustia. En el Capítulo III, va a
abordar la cuestión de la angustia o histeria de angustia y la fobia, pero este no es objeto de nuestro trabajo por eso nos
vamos a dirigir hacia el Capítulo V. Fijense, en los primeros dos capítulos, la cuestión estaba referida a la inhibición, vimos
en el Capítulo III, yendo hacia la cuestión del síntoma y al redondear el Capítulo II, va a tomar o se propone abordar la
relación del síntoma con la angustia.
Cuando comienza el Capítulo V, lo que nos cuenta es que la fobia no le dio buenos resultados para aclarar la relación entre
síntoma y lucha secundaria del yo. Porque la angustia es un velo que oscurece, en la histeria de conversión los síntomas,
por el contrario, no estarían contaminados por la angustia, o sea que parecería que le servirían para despejar lo que le
interesa, pero rápidamente abandona el síntoma histérico también porque le parece opaco, lo cual es sorprendente,
siempre le pareció más claro que el síntoma obsesivo. Aclaremos que aquí cuando Freud dice que es opaco no le permite
despejar la cuestión de la lucha secundaria del yo, quizás porque no hay tanta presencia de angustia contra la cual luchar.
Entonces va hacia el síntoma obsesivo donde efectivamente la relación entre síntoma y angustia, parecería más
transparente y también está mucho más presente la lucha secundaria del yo, estaría mucho más presente. Recordemos
además que ya había planteado que mientras que el obsesivo realiza su ceremonial o acto obsesivo, evita el desarrollo de
angustia.
En este capítulo V, una vez que Freud dice que la fobia no le aclaró, que la histeria de conversión tampoco le resulta útil
para abordar el problema y se dirige al síntoma obsesivo, ahí es donde va a plantear dos tipos de síntomas. Entonces
fíjense, y aquí viene lo que les mencionaba al comienzo del audio, lo de la variedad clínica, porque aquí los va a separar
en dos clases y de tendencia contrapuesta. Las dos variedades que propone son: Síntomas negativos y síntomas de
satisfacción sustitutiva.
Dentro de lo que él nombra como síntomas negativos, aquellos que son prohibiciones, medidas precautorias, penitencias,
dice que son de naturaleza negativa porque refuerzan el no. Tratan, en este sentido, de mantener a raya lo reprimido,
trabajan para impedir la satisfacción pulsional. Esta clase de síntomas Freud los ubica como una clase de síntomas más
tempranos, más antiguos que la segunda clase que no las llama positivas, sino que las llama satisfacciones sustitutivas.
Se trata entonces de dos fuerzas en pugna, los de naturaleza negativa serían síntomas más antiguos. Pero cuando la
enfermedad se prolonga, prevalecen fuertemente los otros síntomas, que serían de satisfacción sustitutiva, que son
síntomas que burlan la defensa.
Un paréntesis importantísimo, es que podemos apreciar ya en esto, Freud distingue que no todos los síntomas, todas las
soluciones cumplen la misma función, ni ofrecen la misma estabilidad, ni tampoco tienen la misma eficacia. Esto lo
retomaremos a propósito de las distinciones entre síntoma y sinthome que habíamos planteado en el conjunto temático
anterior de psicosis, y que en este conjunto temático lo vamos a plantear cercano a las neurosis. Cierro paréntesis.
Fijense como la tendencia del síntoma es amalgamar, unir, las dos tendencias y esto se expresa en una satisfacción que
está deformada, que es, si se quiere, pobre respecto a la satisfacción buscada. Constituye un triunfo, dice Freud, de la
formación de síntomas que se logre enlazar la prohibición con la satisfacción, la particularidad de la neurosis obsesiva, es
que no siempre estas dos tendencias aparecen reunidas en un síntoma, sino que hay síntomas que muestran una
tendencia, otros que muestran otra y algunos, como los síntomas en dos tiempos, en los cuales, como el síntoma no logra
amalgamar, se produce un primer acto que busca satisfacción, un intervalo y otro acto que anula o deshace, quiere decir
que realiza la prohibición. En los casos más extremos dice Freud, el síntoma es en dos tiempos, es decir que a la acción
que ejecuta le sigue una segunda que lo cancela o lo deshace, pero no llega a ejecutar lo contrario. El ejemplo que Freud
daba en el hombre de las ratas era el de sacar y poner la piedra. El síntoma histérico en ese sentido es más logrado
respecto a esa síntesis entre satisfacción y prohibición, también en el historial Freud dice “el síntoma histérico mata dos
pájaros de un tiro”. Es decir que en el mismo ataque histérico la mujer se arranca la ropa con una mano y se cubre con la
otra para impedir que esto ocurra, no se recurre allí a un intervalo.
Freud continúa en el texto situando dos impresiones:
La primera impresión se deriva de lo que veníamos comentando, que la lucha continuada contra lo reprimido, se va
inclinando cada vez más hacia el perjuicio de las fuerzas represoras. Lo que Freud sostiene es que la prohibición
originariamente rechazante se transforma en satisfacción, imaginen una pulseada en la cual en determinado momento
se produce un desequilibrio y gana lo reprimido, gana la satisfacción sustitutiva, el goce autoerótico. Esto lo retoma al
final del Capítulo V, diciendo que el desplazamiento de la relación de fuerzas en favor de la satisfacción puede llevar a un
temido resultado final y es la parálisis de la voluntad del yo, el conflicto entre superyó y ello, lo dejan al yo incapaz en sus
desempeños (p.113).
Voy a comentar un breve ejemplo para ilustrar esto, se trataba de una joven que para tener relaciones sexuales con su
pareja, debía realizar toda una serie de rituales previos, bañarse, cepillarse los dientes de determinado modo, colocarse
determinadas prendas, y de este modo, acompañada de este ritual, ese bien defensivo, luego lograba acceder al
encuentro con su pareja, que con el correr del tiempo, estos rituales ocuparon de tal modo la escena que finalmente se
le volvió imposible acceder al acto sexual. Fíjense que allí, lo que eran medidas precautorias se transformaron
paulatinamente en la satisfacción.
Les decía que en el texto, Freud, dice que va a situar dos impresiones, la primera impresión se derivaba de esto que
comentaba recién, como la prohibición originariamente rechazante se transforma en satisfacción y la segunda impresión
es nueva respecto a lo que venía diciendo. Lo que Freud afirma es que el yo y el superyo participan considerablemente
en la formación de síntomas y con esto se inicia en el texto, la parte que considero más compleja y también la más
importante que se deriva de la inclusión del superyó y sus consecuencias.
Si bien ya conocemos los antecedentes en la teoría traumática porque Freud ya había reparado en la presencia de la culpa
y también del reproche en la neurosis obsesiva, vamos a ver que en el historial de las ratas Freud no cuenta aún con el
superyó, pero sin embargo la culpa tiene un lugar central por ejemplo en relación a la ambivalencia con el padre, etc.
Todas esas cuestiones estuvieron siempre muy presentes en la elaboración freudiana, también en 1912, ya había acuñado
el término consciencia inconsciente de culpa, toda una serie de antecedentes, pero en este texto vemos la articulación
del superyó ya pensado, ya forjado a propósito de la neurosis obsesiva.
Freud se pregunta ¿Por qué tanta severidad del superyo en la neurosis obsesiva? Piensa que tanto la histeria como la
neurosis obsesiva, son defensas, respuestas ante las exigencias libidinosas del Complejo de Edipo, lo que se pregunta es
por las diferencias. Y allí es donde apela a dos argumentos dentro de los cuales habría dos factores y una explicación. Lo
que quiero aclarar y de ahí la complejidad de lo que quiero transmitir, estos argumentos son heterogéneos y no encajan
entre sí, y aunque son bastante oscuros, arrojan algunas claridades que son las que quiero destacar. Vamos a ubicar que
allí se trata de la argumentación de dos actores: El yo y la organización (que es el yo) vs. las fases o los estadios libidinales
(oral, fálico, etc.).
En el primer argumento que utiliza Freud, para tratar de explicar por que el superyo es tan severo en la neurosis obsesiva,
utiliza o recurre una explicación en la cual esa severidad es atribuida a un factor constitucional, ese factor constitucional
para Freud sería la endeblez de la fase fálica, motivo por el cual se produciría una regresión a la fase anterior, a la fase
sadico anal. Entonces la lógica sería la siguiente: la neurosis obsesiva, se alcanza la fase fálica, pero es endeble y cuando
el yo trata de defenderse de los embates de lo sexual, se produce una regresión y aquí lo desacomodado está entre la
fase fálica y el yo. Eso desacomodado lo nombra como endeblez de la fase fálica. Este es el primer argumento que Freud
utiliza para explicar posiblemente la severidad del superyó, una endeblez de la fase fálica y entonces se produciría una
regresión a la fase sádico-anal, que como les decía antes, es una fase que está planteada antes de este texto, en 1914.
El segundo argumento a través del cual explica o intenta explicar la severidad del superyo, es a través de un factor
temporal, y dice lo siguiente, no se trataría de que la fase fálica es endeble, sino que el yo, inició demasiado temprano
(justamente en la fase sádico-anal), su trabajo defensivo. Entonces se trataría y por eso es un factor temporal, de una
suerte de destiempo del yo que hace que algo no esté sincronizado y haya empezado demasiado temprano con el trabajo
defensivo.
Lo que me interesa es que toma estos dos argumentos pero decide no decidir sobre cuál de ambos será el definitivo. Esto
creo que es importante para destacar el estilo narrativo, nos sirve para plantear que se trata de una decisión freudiana
por una indecisión. No opta entre uno u otro, pero de este modo es posible -y de ahí me parece que es una oscuridad que
nos arroja claridades- nos permite enfatizar que estamos hablando de una cronología que se resiste a ser pensada de
forma lineal, que se resiste a la simplicidad de lo progresivo. No decide si la causa es constitucional o temporal, pero lo
que no duda que la fase fálica se alcanza y que se produce una regresión a la fase sádico-anal.
Enfaticemos en lo no sincronizado entre el yo y las fases libidinales, lo anal se anticipa a lo fálico y lo fálico recae
retroactivamente sobre lo anal, ven que es una temporalidad de anticipación y retroacción que impide decir que se trata
de una fijación simplemente como lo penaron los freudianos ¿Qué consecuencias arroja que Freud sitúe para la neurosis
obsesiva una regresión a la fase sádico-anal? Ya esto lo había planteado bastante antes, pero aquí en Inhibición, síntoma
y angustia, lo retoma a la luz de la segunda teoría pulsional, es decir, en términos de pulsión de muerte, y le atribuye una
explicación metapsicológica, lo que Freud dice es que está en juego una defusión pulsional, una desmezcla pulsional -esta
idea ya estaba presente en El yo y el ello-, si durante la fase fálica, las investiduras sádicas, destructivas, se amalgaman
con las eróticas, la regresión propia de la neurosis obsesiva, tiene como consecuencia que, una vez alcanzada la fase fálica,
por la confrontación con el complejo de castración, a la represión se le sume otra defensa que es la regresión. Y entonces
el superyó, que es el heredero del Edipo, se vuelve despiadado, severo, desamorado y el yo entonces desarrolla elevadas
formaciones reactivas de la conciencia moral, compasión o la limpieza, ven que ahí nos reencontramos con los síntomas
primarios de la trayectoria típica, entonces con enorme severidad, el yo se prohíbe continuar, por ejemplo, con la
masturbación de la primera infancia, pero apuntaladas en representaciones propias de la fase sádica. Es decir, trata a las
cuestiones del amor en lenguaje cruel, sádico, anal. Lo que Freud dice entonces es que para conservar el órgano se prohíbe
TODA ACTIVIDAD MASTURBATORIA, es una frase muy interesante como la plantea, dice que toda desmesura, lleva en sí
el germen de la auto cancelación y entonces la masturbación trata de ser dominada a través de acciones obsesivas que se
acercan cada vez más a su satisfacción.
Fíjense entonces como propone que para la neurosis obsesiva estaría en juego la represión, pero la represión deja de ser
sinónimo de la defensa y pasa a ser una defensa entre otras y por eso lo que dice es que junto a la represión habría otras
defensas, como la regresión a la fase sádico anal y también las formaciones reactivas, es decir las exageraciones de la
formación normal del carácter, eso que en la trayectoria típica eran síntomas primarios de la defensa, es decir síntomas
que apoyaban el trabajo represivo.
Ustedes se preguntarán por la importancia de este detalle de sostener, por parte de Freud, que el obsesivo alcanza la fase
fálica. Bueno, no es solamente un detalle, es algo muy importante que Lacan destaca justamente porque es el articulador
que permite plantear a las neurosis obsesivas a propósito del deseo, de la falta, de la castración. Si uno lo planteara y
subrayara la fijación en la fase sádico anal solamente, haríamos una lectura similar a la de los post freudianos pensaríamos
la dirección de la cura en términos de agresividad, lo mortífero de lo obsesivo, e incluso han llegado a plantear la
homosexualidad latente.
La lectura lacaniana es totalmente distinta a esto, porque permite afirmar que el obsesivo está a propósito del deseo
también. Es decir, que como toda neurosis, al igual que la histeria, es una pregunta dirigida al Otro y está soportada en la
falta de al menos un significante en la cadena. Mientras que en la histeria la pregunta es por lo femenino, por la otredad
o por qué ser una mujer. En la neurosis obsesiva, se pregunta por la muerte, por la contingencia del ser y en este sentido,
la problemática del deseo está planteada en términos anales, que quiere decir que está planteada en términos de
oblatividad, en términos de don, de reciprocidad, como si el amor estuviese ligado a un cálculo, a una cuenta de lo
recíproco. Se los voy a poner con un ejemplo, como para que les sea más cercano:
En estos días, un hombre de aproximadamente 40 años, comentaba que estaba en grandes dificultades con su mujer
porque ella le pide que haga tal y cual cosas, y nunca de lo que él hace, a ella logra satisfacer. Entonces él sabe -y este es
el detalle por el cual cuento este mini episodio clínico- que ella tiene razón respecto a lo que él hace, como insuficiente,
pero hacerlo de un modo como ella le pide, sería darle el gusto. Y entonces él se pregunta si cuando le da el gusto está
haciendo lo que él quiere o no? Se dan cuenta como la cuestión del deseo se le empasta con el otro término que vamos
a incluir, que es el de la demanda.
Este contrapunto deseo-demanda, para la neurosis obsesiva, lo vamos a ir trabajando de aquí en adelante. Pero lo que yo
quise hacer fue detenerme en estas argumentaciones freudianas para destacar fuertemente que en la neurosis obsesiva
se alcanza la fase fálica, es decir, está en juego la problemática del deseo, pero por la regresión a la fase sádico anal que
Freud explica como alguna de las razones que justifica la severidad del superyó, nosotros además lo vamos a articular con
la problemática de la demanda. Entonces vamos a decir que el obsesivo, en la obsesión, hay una degradación del deseo a
la demanda. Es decir que el deseo estará planteado en términos anales, de don, de reciprocidad. Esto es casi un paréntesis
que hace de bisagra entre los desarrollos que venimos haciendo en el espacio de seminarios y los que continuarán.
Les decía al comienzo del audio, que la trayectoria de la neurosis obsesiva en su aspecto diacrónico está en este texto
presente en clave Edipo-castración. Freud recorre el trayecto de la búsqueda de satisfacción ligadas a las mociones
libidinales edípicas que se abren paso a través del síntoma desde la primera infancia. Hasta que, con el encuentro con la
angustia de castración que motoriza la represión, se produce lo que conocemos como la declinación del Edipo, y en la
neurosis obsesiva se agrega la regresión a la fase sádico anal de la que venimos hablando, y el superyó se vuelve más
severo de lo habitual, se entra en la latencia y se constituyen formaciones reactivas más exageradas que lo habitual,
también por esta regresión.
Cuando hablamos de formaciones reactivas son lo que conocíamos, insisto, como síntomas primarios de defensa. Lo que
Freud propone además, es que la pubertad, la segunda cometida de la sexualidad, introduce un corte tajante por la
irrupción de la sexualidad y obliga al joven a responder en términos éticos la problemática sexual. Fíjense que ahí es uno
de los modos de decir que el superyó interviene con su extraña ética para abordar las cuestiones sexuales en esa
dimensión, en la dimensión la ética, dejando al yo culpabilizado, y también, Freud lo dice de un modo muy interesante
“se defiende contra algo que no sabe que es” produciendo inhibición, parálisis, etc. Freud nos recuerda entonces que la
masturbación que trata de ser dominada por las acciones obsesivas, cada vez más acercan a sus satisfacciones, o sea cada
vez gana más terreno, gana más el goce autoerótico que se intenta prohibir. Estas cuestiones son bastante sencillas como
para que ustedes las sigan en el texto, por eso no creo necesario que me detenga mucho más en el texto, sino que me
dirijo hacia el Capítulo VI, donde Freud propone los dos mecanismos o técnicas auxiliares de la represión.
Lo primero que nos encontramos cuando comenzamos con el Capítulo VI es que Freud afirma que la existencia de las dos
actividades del yo, estas técnicas auxiliares propias de la neurosis obsesiva, son un testimonio, una prueba, de que la
ejecución de la represión tiene mayores dificultades que en la histeria, y por eso necesita esta suerte de auxilio. Nos
recuerda que, a diferencia de la histeria, el yo de la neurosis obsesiva es un escenario muy importante de la formación de
síntomas. Las dos técnicas son el anular lo acontecido y el aislar.
Vamos a comenzar por la primera de ellas que es anular lo acontecido que Freud dice que el acto en dos tiempos es el
ejemplo por excelencia propio de la neurosis obsesiva, se trata en esta técnica de una suerte de contra-acto, una magia
negativa dice Freud. No es simplemente que se anulan las consecuencias de lo acontecido, sino que se anula directamente
el hecho en sí. Les recuerdo el ejemplo del relato de una mujer que contaba que a los 8 años, en una oportunidad recibió
su boletín de calificaciones y que había una nota que le parecía que no estaba buena y que a los padres no les iba a gustar,
entonces decidió borrarla y escribió arriba la nota que le parecía adecuada. Lo interesante, por supuesto que después la
retaron, un episodio bastante figural en su vida, pero comento porque la particularidad es que ella creía efectivamente
que con ese acto, con esa borradura, eso había dejado de acontecer, no es simplemente que ahí ella notaba una travesura,
alguna trasgresión, no era ese el foco, sino que lo particular, objeto de análisis luego, es esa creencia mágica de que con
solo haber borrado la nota, anulaba lo que había ocurrido. Dicho así, ven como colabora con el trabajo represivo, no es
exactamente la modalidad propia de la histeria en la cual por la vía de la amnesia se borra algo, aquí, directamente se
considera no sucedido.
La otra técnica, la del aislamiento, también es una técnica motriz, es peculiar de la neurosis obsesiva y lo que Freud dice
es que tras una actividad significativa se interpola una pausa, un intervalo, en el que no está permitido que acontezca
nada y Freud enlaza con el tabú de contacto. Es singular porque aquí, además se recupera la cuestión destructividad y lo
erótico, lo que dice Freud es que la evitación de contacto es porque se ponen en juego, tanto las mociones
amorosas como las destructivas, a través del contacto se estaría intentando prohibir el lazo erótico con el otro sexo y
también la satisfacción autoerótica. A través entonces del aislamiento, se logra una especie de cancelación de la
posibilidad de contacto mediante un intervalo.
Si ustedes en algún momento buscan en el historial, van a encontrar una idea similar respecto a la elipsis, es decir una
modalidad de represión que no funciona, al igual que la histeria con la vía de la amnesia, sino que destruye los lazos
asociativos e impide que dos ideas entren en contacto, que permanecen en la conciencia no se olviden. Fíjense entonces
que el aislamiento trabaja en esa misma dirección solo que lo que está planteado en el historial como elipsis o
funcionamiento de la represión en la neurosis obsesiva es en el campo del pensamiento, y aquí está referido a la esfera
motriz, pero bueno, colaborando con esa modalidad de trabajo represivo, propio de la neurosis obsesiva, e insisto una
vez más, por las dificultades que el funcionamiento de la represión tiene para estas neurosis.
Para finalizar voy a realizar un punteo apurado, una breve síntesis como para que ustedes tomen en cuenta a la hora de
estudiar las novedades que este texto presenta:
Respecto del SÍNTOMA OBSESIVO, podemos decir que se trata de un epílogo demorado, que hay en juego una puja entre
la defensa y el goce pulsional y una balanza que se inclina cada vez más hacia el triunfo de la satisfacción pulsional.
Respecto al CONFLICTO ENTRE INSTANCIAS, Freud lo que nos dice es que el Yo en la neurosis obsesiva es un escenario
donde la lucha contra el síntoma continua de un modo muy importante. Respecto del superyó, nos hablará de su
severidad, de su crueldad, su hipermoralidad que está en juego, y lo explica en términos de regresión a la fase sádico anal
en clave de desmezcla pulsional, es decir recurriendo a la pulsión de muerte.Por otro lado eso tiene un lugar muy
importante en la modificación de la teoría de la represión y angustia, y como toda neurosis, también la neurosis obsesiva
va a quedar como una respuesta a la angustia de castración.
Bueno, como ven es una síntesis apurada, pero me parece que con el intento de puntualizar las cuestiones más
fundamentales.
Por último quiero contarles que Lacan retoma estos tres términos de Freud, inhibición, síntoma y angustia, y el profesor
Godoy trabaja en un texto que está en la bibliografía que les recomiendo calurosamente, me refiero a Conciencia y muerte
en la neurosis obsesiva, tanto en el modo en que Lacan retoma estos tres términos en el Seminario 10 , como así mismo
el modo en que lo hace en el Seminario 22 donde ya Lacan cuenta con los nudos, es del último tiempo de su enseñanza y
aborda el trío freudiano en esos términos, en términos de nudos y nominaciones. Lo dejo mencionado así porque será
trabajado por el profesor Schejtman oportunamente.
Semana 6
COMISION: HOMBRE DE LAS RATAS II: SÍNTOMAS
Se considera el texto de Freud, "A propósito de un caso de neurosis obsesiva" ["Hombre de las ratas"].
Esta es la segunda clase que destinamos al historial del hombre de las ratas, vamos a dedicarnos en esta ocasión a situar
y precisar sus síntomas y para eso vamos a seguir el camino que marca Freud ya en la introducción. En la página 123 del
tomo XX de Amorrortu, nos dice que centrará su análisis en la génesis y el mecanismo de la neurosis obsesiva, a la vez que
sitúa, en la página siguiente, un contrapunto con la histeria. Nos dice allí, “El lenguaje de la neurosis obsesiva es, por así
decir, solo un dialecto del lenguaje histérico” este dialecto, introduce una diferenciación respecto de lo que encontramos
en sus primeras concepciones etiológicas.
Al referirse a la teoría traumática, Freud señala que predomina la actividad en la experiencia sexual infantil del sujeto, a
diferencia de la pasividad que indica para la histeria. De este modo tenemos una experiencia sexual activa vivenciada con
placer, para la neurosis obsesiva. Más adelante Freud abandona la teoría del trauma, recordarán que hemos ubicado esto
mismo en el historial de Dora, para entonces ubicar que la fantasía está en primer plano. En este punto, los remito a la
nota al pie de la página 162 donde Freud señala lo siguiente: “El ser humano en crecimiento busca con estas formaciones
de la fantasía sobre su primera infancia, borrar la memoria de su quehacer autoerótico, de ahí la abundancia de
seducciones y atentados” un poquito más adelante nos dice, “Uno descubre que quien fantasea sobre su infancia sexualiza
sus recuerdos”.
Vamos a tomar ahora muy brevemente algunos puntos de la presentación del paciente que Laura Rivera hizo en el audio
anterior, para ubicar lo actual del síntoma y su relación con la infancia. El hombre de las ratas se presenta en la consulta
de Freud padeciendo de un temor particular, ese temor es que le suceda algo al padre y a la dama a quien admira, siente
impulsos obsesivos y produce prohibiciones referidas a diferentes tópicos. La querella que se lleva a cabo en contra de
esas ideas, le ha hecho perder años dando como resultado una imposibilidad para finalizar su carrera universitaria. Nos
dice además que lo asedia un impulso criminal y le pregunta a un amigo, a un amigo que lo calma cada vez que me ocurre
esto, si no lo desprecia como delincuente. La primera pregunta que podemos hacernos aquí es ¿Cuál es el crimen?
Subrayemos el carácter pertinaz de este reproche que vamos a desarrollar un poquito más adelante.
Retomo una indicación que me parece central, Freud al referirse a la neurosis infantil del paciente nos dice que es núcleo
y modelo del posterior padecer ¿Qué alcance tiene esta afirmación? Freud ubica un inventario constituido por un deseo
no obsesivo, un temor obsesivo, un afecto penoso, acciones de defensa y una pequeña formación delirante consistente
en que los padres le coligen el pensamiento. Ese deseo, como recordarán, está ligado a ese deseo del niño de ver mujeres
desnudas, el temor obsesivo es que a causa de ese deseo, su padre morirá. Detengámonos un poco respecto de ese temor
que lo ocupa desde temprana edad, para ubicar qué es el mismo temor con el que acude a Freud. En este punto nos
sorprende, como a Freud mismo, que el padre sobre el que recaen sus temores, lleva ya varios años muerto, podemos
decir que a nivel del síntoma, eso está aún intacto. El deseo sexual asociado a algo que podría suceder, es la primera
formulación de lo que será un síntoma obsesivo. Cómo podemos apreciar, el deseo y el temor nos indican la posición
obsesiva.
Volvemos a encontrar el inventario que Freud sitúa en la infancia, ahora con relación al relato que hace el Capitán en las
maniobras militares, me refiero al tormento de las ratas, en la página 133, del Punto C, Freud nos dice “en todos los
momentos más importantes del relato, se nota en él, una expresión del rostro de muy rara composición y que solo puedo
resolver como horror ante su placer ignorado por él mismo” se trata aquí de un goce desconocido horroroso y cautivante
a la vez, a pesar de las dificultades para hablar el paciente continúa con su relato y dice, en el momento me sacudió la
representación de que eso sucede con una persona que me es cara, pero una vez aparecida la representación obsesiva,
le sigue las sanción, es decir, la medida de defensa que implementa para que esta fantasía no se cumpla. A partir de la
intervención freudiana respecto del uso del plural, cuando antes se había referido a la ocurrencia en singular,
nos anoticiamos, que la idea del castigo de las ratas, no solo está dirigida a la dama, sino también al padre muerto, lo que
la torna más absurda aún. Como ustedes pueden apreciar, el carácter hostil de la ocurrencia que constituye la fantasía de
las ratas, es evidente.
A continuación el paciente retoma un detalle que al comienzo del punto pudo parecer anodino y que tiene nuevamente
como protagonista al Capitán cruel, me refiero a la sanción que este hace respecto de la deuda de los quevedos, los
quevedos son un tipo de lentes sin patillas, que para sostenerse se producen se apoyan sobre el tabique nasal y produce
una especie de pellizquito en la piel alrededor de la nariz, es interesante que en la versión de Amorrortu tenemos como
se escribe quevedos en alemán, el término es Zwicker que proviene del verbo Zwicken, qué significa pellizcar/torturar.
Alrededor de la afirmación del Capitán que ubica al hombre de las ratas como deudor, vemos por un lado la aparición de
la sanción: no devolver el dinero porque de hacerlo la fantasía de las ratas se realiza en el padre y la dama. Por otro lado
el mandamiento de pagar, según lo que dijo el Capitán, aunque se convierta en un martirio realizar ese juramento. Ese
desacato y posterior obediencia a la palabra del Capitán, nos muestra por un lado, que el combate que se libra en el
territorio de los pensamientos lo dejan sumido en la inhibición, y por otro nos indican que el Capitán aparece como
subrogado paterno. Está posición luego se enlaza en la transferencia a Freud cuando, comportándose en la sesión como
atolondrado, le dice a Freud varias veces Señor Capitán.
Freud señala finalmente que el motivo de consulta no era ni más ni menos, que conseguirse un certificado mediante el
cual haría que el teniente primero A, aceptara el pago, es decir, cumplir con su juramento y con él, la obediencia a la
palabra del Capitán, pero en este punto se encuentra con Freud que le dice algo así como conmigo ni hablar de esas cosas,
si quiere lo analizo.
Ahora bien, ¿Cómo entender ese reproche que situamos al comienzo el de ser un criminal? Este reproche aparece un año
y medio después de la muerte del padre, y el paciente nos dice que se debe a no haber estado presente cuando el padre
falleció. El ocasionamiento de este reproche martirizador, se ubica cuando asiste al velatorio de una tía y el viudo dice:
otros hombres se lo permiten todo y yo he vivido solo para esta mujer, podemos incluso imaginarlo con esa entonación
dramática. En esas palabras del tío, Paul ubica una alusión a la falta del padre, -abordaremos el valor de esta alusión que
digo en otra clase-. El reproche por no haber estado cuando el padre murió, nos permite el nombre del síntoma, ser un
criminal.
Siguiendo el examen de esa hostilidad, encontramos diferentes ocasiones en las que emergen pensamientos ligados a la
muerte del padre. Esas ocasiones las vamos a encontrar en la infancia y otras previas al fallecimiento del padre. Por
ejemplo, a los 12 años, una niña no era lo suficientemente amorosa con él, y entonces se le ocurrió que ella le demostraría
su amor si a él le ocurriera una desgracia, ¿Qué desgracia? Que el padre muera. El pensamiento ligado a la muerte del
padre, le aparece medio año antes de este hecho, en esa época ya estaba enamorado de la dama y por cuestiones
materiales, es decir monetarias, no podía pensar en casarse. En la página 142, Freud, nos indica el texto: “Por la muerte
del padre acaso él se vuelva tan rico que pueda casarse con ella” Hay una tercera ocasión en la que aparece este mismo
pensamiento, el día anterior a la muerte del padre. Podemos ubicar otra ocasión para desearle la muerte al padre que es
cuando el paciente experimenta el placer de la relación sexual, dice, “pero esto es grandioso, a cambio de eso uno podría
matar al padre” Pueden ver ustedes que cualquier ocasión es buena para desearle la muerte.
Estos momentos que acabamos de señalar tienen su raigambre infantil, ¿Cuál es? La del odio el padre. Es en este punto
en el que la interpretación freudiana conecta el reproche martirizador y el deseo de muerte al padre, a pesar de que el
hombre de las ratas afirma que la muerte de su padre siempre fue un temor. Podemos afirmar sin ninguna duda entonces,
que el crimen en cuestión es el de haberle deseado la muerte al padre de manera inconsciente.
Respecto de esto Freud ubica que el amor intenso es la condición del odio reprimido, una suerte de teoría hidráulica de
los afectos en las que a la aparición del odio hay que oponerle una fuerza amorosa más intensa, para, de ese modo,
mantenerlo reprimido. Ubicamos en ese movimiento de fuerzas contrapuestas a la ambivalencia, es decir, hay una
coexistencia de amor y odio, hacia la misma persona.
Situemos ahora dos ejemplos que están consignados en la página 148 y 149, se trata del impulso suicida y de la idea de
adelgazamiento. Vamos primero con el de la página 148.
Nos dice que “perdió algunas semanas en el estudio a raíz de la ausencia de su dama, que había partido de viaje para
cuidar a su abuela gravemente enferma. En mitad del más hahincado estudio, se le ocurrió el mandamiento de
“presentarte en el primer plazo posible de examen dentro del semestre”, pero “¿Qué pasaría si te viniese el mandamiento
de cortarte el cuello con una navaja de afeitar?” Al punto se dio cuenta de que tal mandamiento ya estaba promulgado,
se precipitó al armario para tomar la navaja de afeitar y en eso se le ocurrió, “No, no es tan simple. Tú tienes que viajar
hasta allí y matar a la anciana señora” cayó al suelo despavorido”
Vamos con el de la página 149, nos dice que “Empezó a levantarse de la mesa, antes de los postres, es una buena idea, a
correr por la calle sin sombrero bajo el solazo de agosto y a subir luego los montes a paso de carga, hasta que debía
detenerse bañado en sudor. Por otra parte, una vez salió a la luz sin disfraz, el propósito suicida detrás de esta manía de
adelgazar, encontrándose sobre una escarpada ladera, de pronto le fue pronunciado el mandamiento de saltar abajo, lo
cual le habría significado una muerte segura. La solución de este actuar obsesivo, sin sentido, solo se le ofreció a nuestro
paciente cuando se le ocurrió, de pronto, que por aquel tiempo también la dama amada se hallaba en ese lugar de veraneo,
pero en compañía de un primo inglés que se ocupaba mucho de ella, y de quien él estaba muy celoso. El primo se llamaba
Richard, y nos dice, cómo es de uso universal, lo llamaban Dick, Dick en alemán significa gordo. Ahora bien, lo quería matar
a este Dick, estaba mucho más celoso y furioso contra él de lo que podía confesarse, y por eso se impuso como autocastigo,
la pena de aquella cura de adelgazamiento.”
Ambos ejemplos, tienen como rasgo en común, la reacción iracunda, furiosa contra una persona que aparece como
perturbadora de su amor y el mandamiento de castigo contra sí mismo. Estos ejemplos nos muestran con nitidez, la
moción de odio contra ese que aparece como perturbador del amor. Ahora bien, la dama admirada no se exceptúa de
esa hostilidad, en este caso, me refiero a la compulsión protectora cuyo mandamiento reza “que no le suceda nada, Freud lo interpreta aquí- de lo que él sea culpable”.
Tanto esa compulsión, como el otro ejemplo que encuentren allí, el de sacar y poner la piedra en el camino por donde
pasaría el carruaje que la llevaría a ella, como la compulsión a comprender, nos muestra la ambivalencia hacia la dama.
La compulsión a comprender manifiesta la duda en cuanto al amor de ella hacia él. Al respecto, Freud nos dice: en nuestro
enamorado se embravece una lucha entre amor y odio dirigidos hacia la misma persona. Vamos a examinar en un rato la
cuestión de la duda obsesiva.
En la página 160, encontramos otro ejemplo de acción en dos tiempos, pero esta vez dirigido al padre. En la época en la
que estudiaba para rendir un examen, tenía una rara conducta, jugaba con una fantasía a la que se aficionó, su padre aún
vive y puede retornar en cualquier momento, en esa época arreglaba las cosas para estudiar en las horas más tardías de
la noche, entre las 12 y la 1, suspendía, abría la puerta que daba al zaguán de la casa, como si el padre estuviera frente a
ella, y luego tras regresar, contemplaba en el espejo del vestíbulo, su pene desnudo. Este loco accionar se vuelve
entendible bajo la premisa de que se comportaba como si esperara la visita del padre a la hora de los espectros, en vida
de él, había sido un estudiante más bien perezoso, por lo cual el padre se había mortificado a menudo. Ahora debía
alegrarse si retornaba como espectro y lo encontraba estudiando. En cuanto a la otra parte de su obrar, cómo es
comprensible, era imposible que el padre se alegrara, con esa actitud -la de la exhibición- desafiaba al padre.
Vamos a volver a tomar en consideración la acción que habíamos mencionado recién, la de sacar la piedra y volver a
ponerla. A este tipo de acción, Freud las llama acciones obsesivas, y nos dice que son de ocurrencia típica en la neurosis
obsesiva, permitiendo situar así, un nuevo tipo de la formación de síntoma distinguiéndolo del síntoma en la histeria. ¿En
qué consiste entonces el síntoma en dos tiempos? Se trata de una acción que es luego cancelada por otra y que figura un
conflicto entre mociones opuestas. Nuevamente situamos el conflicto entre el amor y el odio.
Podríamos estar tentados en suponer que la acción de sacar la piedra no sería patológica, que sería casi que un acto
benevolente, un acto de amor, pero podemos advertir que esa acción es respuesta a un pensamiento hostil primero, y
entonces hay que responder amorosamente. Se aprecia entonces que ambos tiempos son patológicos, son compulsivos.
Freud contrapone este síntoma con el de la histeria, ya que dice, esta mata dos pájaros de un tiro, es decir, un síntoma
contiene ambas mociones, recuerden aquí por ejemplo la tos de Dora. Por el contrario, en la neurosis obsesiva tenemos
la satisfacción de una moción y luego la de la otra, es expresión misma del conflicto de ambivalencia en juego, y que en
Inhibición, síntoma y angustia, -ya lo estudiaremos en detalle- se explicará a través de la desmezcla pulsional.
En este texto, en el historial, indica que la diferencia reside en el destino del trauma. Al contrario de lo que sucede en la
histeria, donde la representación cae bajo la amnesia y el afecto es traspuesto en el síntoma, constituyendo ese estigma
en el cuerpo. En la neurosis obsesiva, en lugar de olvidar el trauma, se le quita el afecto y este va a parar a una
representación indiferente que situamos en la conciencia. Llama a este falso enlace o, cómo lo encuentran el punto D,
una mesalianza, un matrimonio desfavorable.
Tomemos en consideración ahora la duda obsesiva. En el apartado sobre la teoría, Freud señala que el camino del examen
de la pulsión, los lleva a la duda, a examinar la duda o la incertidumbre en la vida. La duda, nos dice, es uno de los métodos
que emplea la neurosis para sacar al enfermo de la realidad y aislarlo. En la página 181 encuentran la siguiente cita, “La
predilección de los enfermos obsesivos por la incertidumbre y la duda, se les convierte en motivo para adherir sus
pensamientos a aquellos temas en que la incertidumbre de los hombres es universal, en que nuestro saber permanece por
fuerza, expuestos a la duda. Esos temas son la filiación, naturación de la vida, la vida después de la muerte y la memoria.“
De esa incertidumbre de la memoria se sirve la neurosis para la formación de síntomas. Freud considera, a su vez, la
omnipotencia de los pensamientos, esto es la creencia casi mágica en la potencia de sus deseos sobre todo, los efectos
que producen en el mundo exterior, los deseos hostiles. Resulta interesante considerar un detalle que Freud destaca, la
familia del paciente, lo llamaba en broma, pájaro de mal agüero por su gusto particular por asistir a cuanto velorio hubiese,
pero también nos dice que, en la fantasía, como buen criminal, él se le pasaba matando gente. Está omnipotencia del
pensamiento nos permite situar el sentimiento de culpa que será retomado también en otra ocasión.
Estamos en condiciones de preguntarnos, ¿Cuál es la fuente pulsional de la duda? Nos encontramos nuevamente con la
condición vía escindida de los sentimientos, como lo llama Freud, es decir con el conflicto entre el amor y el odio. En la
página 187 encuentran esta cita, “Los fenómenos observados en la neurosis, derivan, por una parte de la ternura
consciente elevada por reacción, y por otra parte del sadismo que lo inconsciente sigue produciendo efectos de odio.” Ese
conflicto que hemos desarrollado respecto del Padre, aparece en relación con la amada ¿De qué modo? El odio contra la
amada se suma la fidelidad hacia el padre y a la inversa. Podríamos decir que la duda entonces, se expresa de la siguiente
manera: Deberá permanecer fiel a la voluntad del padre de continuado efecto o seguir su amor por la dama. Para salir de
la duda es necesario elegir, y en lugar de ello el hombre de las ratas, enferma.
Antes de finalizar subrayemos los ejes que hemos ido trabajando:
El análisis que Freud hace es un verdadero exutorio del odio inconsciente, una suerte de drenaje que permite, entre otras
cosas, la elaboración del duelo que se tornó patológico, justamente por la presencia de la ambivalencia. Hemos seguido
a Freud en el examen riguroso de la hostilidad, ubicando su raíz infantil. Nos hemos detenido alrededor de la ambivalencia,
la acción en dos tiempos. La compulsión a la duda, y la omnipotencia de los pensamientos. Esto nos ha permitido ubicar,
junto a Freud, un denominador común, situar al padre como perturbador del goce, recuerden que esta es la función del
padre en la neurosis. Estudiaremos próximamente esta articulación en la elaboración del fantasma.
TEORICO: FREUD V: SÍNTOMA, IDENTIFICACIONES Y PULSIÓN DE MUERTE
Es muy difícil desarrollar todos estos temas en poco tiempo, pero bien incluso el tiempo de una clase normal no alcanzaría
para desarrollar estos temas, pero bien, vamos a ver qué podemos hacer. Por lo pronto hay una relación entre síntoma
e identificación, eso lo vemos a lo largo de todos los historiales de Freud. Nosotros vemos por ejemplo, en el caso del
hombre de las ratas que claramente todo el delirio que se le arma y que recordemos que el delirio del hombre de las ratas
el término que utiliza Freud en alemán es delirium y no wahn, o sea que no utiliza en mismo término que se utiliza en
alemán para hablar de los delirios de las psicosis delirantes crónicas, sino que Freud remite acá con la palabra delirium a
una construcción neurótica, dentro del campo de la neurosis.
Bien todo ese delirio que se arma en el hombre de las ratas es por una situación que él tiene una deuda, tiene que pagar
unos anteojos, y ahí el significante deuda que en alemán la palabra es schuld, esta palabra ich bin ein schuldner, soy
deudor, es también -parecido según el traductor de Google: ich bin schuldig,- soy culpable, deuda y culpa coinciden en un
mismo significante en alemán, del mismo modo que antiguamente el padre nuestro era “perdona nuestras deudas así
como nosotros perdonamos a nuestros deudores” A los que nos deben tiene una culpa para con nosotros.
Bien, esa posición de ser culpable es un rasgo que lo identifica con el padre. Nosotros vemos que su padecimiento, que
puede ser un padecimiento de toda una serie de ideas obsesivas cuasi delirantes. Puede ser un síntoma corporal como
esto que vemos claramente en Freud donde a veces en los síntomas conversivos de la histeria, el sujeto, hombre o mujer,
se identifica por ejemplo con una mujer que está embarazada entonces tiene náuseas, vómitos, mareos, etc. O donde a
veces en un ataque histérico se fingen dolores de parto, la palabra aquí fingir la uso en un sentido descriptivo no hay
ningún fingimiento en la histeria.
Eso que vemos en fantasias histericas y su relación con la bisexualidad de como en un ataque histerico el sujeto reproduce
una escena fantasmática de abuso sexual y donde Freud dice en el medio de esa escena vemos una paciente con una
mano, hay una mano que quiere arrancarle la ropa y hay otra mano que se defiende contra esa mano que le quiere
arrancar la ropa. Entonces Freud dice que acá hay una identificación con los dos lugares de la escena, la víctima violada y
el agresor violador.
Acá, los síntomas de la neurosis expresan una identificación que podría ser con la madre o con el padre, que son las figuras
más frecuentes. Tomemos el caso del hombre de las ratas, o por ejemplo cuando Freud dice que una mujer que no se
pareció nada a su madre pero que cuando tiene su primer hijo se produce una identificación con la madre y entonces a
partir del nacimiento reproduce la crisis matrimonial que tuvo la madre y entonces tiene un hijo pero pierde la pareja
porque de repente empieza a haber toda una serie de conductas sintomáticas de disturbio que llevan a cierto destino,
retomemos esto porque hay una relación entre destino e identificación, en donde de algún modo alguien que va a un
análisis es alguien que está tratando de safar o de hacer algo con su destino neurótico, a veces es explícito que alguien no
quiere terminar como su padre o como su madre y a veces es algo trágico como en Edipo donde el oráculo designa una
identificación: Vos sos el que va a matar a su padre y se acuesta con su madre. Ahí hay una identificación, se le asigna un
significante un nombre “serás un parricida y serás un incestuoso”, y el sujeto intenta huir de ese destino y allí donde cree
huir se acerca cada vez más a ese destino.
Había un término en Freud que vamos a retomar más adelante que es el término neurosis de destino, en cierto modo,
uno podría decir que toda neurosis es una neurosis de destino donde hay determinados significantes que nos han
marcado, como el significante deuda marcó al hombre de las ratas, y que pesan en nuestra vida a pesar nuestro, porque
acá metemos la noción de identificación secundaria que es una identificación al rasgo, recordemos que a la identificación
secundaria, Freud también la llama regresiva, que es cuando uno abandona pierde o renuncia a un objeto sexual, puede
ser el padre o la madre a los cuales uno debe renunciar, o resigna como objetos sexuales, entonces ahí al perder el objeto
sexual, al hacer el duelo, y uno puede pensar en el post Edipo o el Edipo, como la resolución del duelo por los primeros
objetos, madre o padre o quienes hayan cumplido esa función. La noción de Edipo no prescribe una tipo de organización
familiar determinada, hay que ser muy ignorante para pensar que Freud dijo algo por el estilo.
Entonces esta identificación secundaria, es que cuando uno tiene que renunciar, pongamos en este caso los padres que
son los objetos más comunes que uno debe abandonar como objetos sexuales, pero un modo de retener algo de ese
objeto es identificarse. Freud dice que esa identificación no es, y acá uso términos de Lacan, identificarse con lo imaginario
del otro, a veces uno se parece al papá o a la mamá tiene gestos, modos de hablar, no me refiero al parecido físico, a
veces hay gestos actitudes temperamentos, esto sería más una identificación más imaginaria, pero aquí no se trata de
una identificación con lo imaginario del otro, sino dice Freud con un rasgo muy específico del Otro.
El hombre de las ratas por ahí no se parecía en nada a su papá, o por ahi la mujer que pasa a tener un hijo y repite el
matrimonio desdichado de su madre no se parece en nada a su mamá, pero de repente aparece este rasgo, el ser deudor
o el tener un matrimonio desdichado o una mala relación de pareja, o que la maternidad cueste la relación de pareja es
un rasgo muy estricto. A este rasgo Freud lo llama un rasgo único, Lacan lo va a llamar rasgo unario, no es de Freud, no
está en el texto ni en castellano ni en alemán, es una lectura que Lacan hace para designar que en ese rasgo lo que hay es
una identificación a un significante, que tiene un estatuto simbólico y no imaginario. No se trata de parecerse a la mamá
o al papá, sino de haber tomado este rasgo, y digo mi padre es un deudor, yo también soy un deudor y me hago cargo de
la deuda de mi padre, o los hijos haciéndose cargo de las deudas/faltas del otro materno o paterno.
En esto vemos como el síntoma, y acá tomemos la palabra síntoma en un sentido muy general de padecimiento neurótico,
el síntoma puede ser en este sentido una expresión de esta identificación secundaria que podemos llamar en Freud dentro
de la serie de identificaciones.
La identificación histérica también es importante clínicamente ustedes estarán acostumbrados al ejemplo trillado,
repetido, de la chica del internado y que se yo… (13:30) Acá la identificación imaginaria, la identificación histérica es
imaginaria, es de algún modo tomar lo imaginario del otro, es como que hoy en día estornude e inmediatamente siento
que soy un paciente con Covid-19, digamos que inmediatamente se me hizo un cuadro, además hay un imaginario,
inmediatamente se me hizo cefalea, fiebre, dolor de garganta. Pongamos que no tiene nada que ver el estornudo con eso,
pero a mi se me hace el cuadro a partir de que estornude y de que se me hizo la idea. Fijense que esto es lo que
vulgarmente la gente llama sugestión. No hace falta que alguien venga y te diga, che vos no tendrás …. siempre hay algún
buen amigo que te hace ese tipo de cosas.
O sea que es muy fácil identificarse con un enfermo o con alguien que sufre, aunque pareciera que a la gente anticuarentena eso no les sirve, es otro tipo de identificación histérica la que tienen. Los terraplanistas y mortifagos se sienten
inmortales así que pueden salir a esparcir el virus tranquilamente. -Esto lo digo yo, no lo dice la cátedra, sino que es la
posición de Marcelo Barros.Entonces en la identificación histérica, hoy en día hay una idea sobre todo en lo que llamaría los neo-lacanianos, algo así
como que primero hay una tendencia de época de decir la histeria no existe, porque es mala palabra, es algo que se ha
usado para estigmatizar a las mujeres, etc. Y se borra de un plumazo esta noción, como tantas cosas, por ahí quizás
también la actitud de los anti- cuarentena es también una actitud que se da también en gente progresista, que dicen la
histeria no existe, la psicosis no existe o la neurosis obsesiva o que ninguna de las categorías que vemos en psicopatología
existe.
Pero Lacan tiene un poco de culpa en esto, cuando dice bueno ya no vemos los casos de las histerias al estilo de Freud o
de Charcot, ya eso no se ve, los psicoanalistas repiten esto, ya no se ven estas manifestaciones, estos ataques histéricos,
el ejemplo de la chica del internado que recibe la carta del novio entonces se emociona por lo que el novio le escribe y se
desmaya, y todas se desmayan junto con ella. Bueno es un ejemplo que está muy bien para fines del siglo XIX, pero hoy
en día las chicas que están deconstruidas y empoderadas, no le pasan este tipo de cosas. Es muy gracioso todo esto, por
lo menos para alguien como yo que ha vivido la mitad de su vida en el siglo XX y la otra mitad no se si la viviré entera, en
el siglo XXI, me hace mucha gracia toda esta gente.
Pasa que los psicoanalistas no frecuentan ciertos lugares, no se han dado cuenta que el mundo es más grande que el
Cician a Vour dis Man de París (18:00) o Recoleta, el mundo es más grande, y que hay zonas a las cuales los psicoanalistas
no van. Quizás únicamente aquellos profesionales con formación analítica que se internan a trabajar en tareas
comunitarias en determinadas zonas o en hospitales, porque hay lugares en donde las posesiones demoníacas, que la
gente sea poseída por el espíritu santo, -y aca no estoy queriendo ofender a ninguna religión, ni estoy discutiendo ningún
dogma religioso,- pero existe la posibilidad de que cuando alguien sufre una posesión, ya sea por Dios o por el diablo, a
veces ocurre que las demás personas alrededor, que por lo general suelen ser adolescentes y mujeres, esto no tiene que
ver con la biología, nada de lo que el psicoanálisis dice tiene que ver con el esencialismo, con el naturalismo, la biología y
todas esas cosas que le imputan los progres ignorantes, ese tipo de cosas por lo general los psicoanalistas no las ven.
Y los síntomas de la llamada histeria colectiva, uno puede remontarse al siglo XVI donde había posesiones demoníacas
porque claro, la histeria toma mucho el material de las identificaciones, es un material simbólico e imaginario que nutre
los síntomas de la histeria. Los síntomas están nutridos del elemento simbólico e imaginario de la cultura en la cual viven
los sujetos, entonces claro en una época en donde era muy común hablar de posesiones demoníacas entonces había
ataques de posesión, en donde en cierto modo es el ataque histérico de Freud. Saben que poseído, poseer, también es
sinónimo o es un significante que tiene una connotación sexual, ser tomado sexualmente o ser gozado por un espíritu
maligno o por ahi benigno, pero de igual modo es algo que entra que entra en mi cuerpo, o sea esto tiene una connotación,
algo que penetra en mi cuerpo, que lo enajena lo toma, etc.
Estas cosas se dicen que ya no se ven, pero yo quiero recordar que en 1938 Orson Wells hizo un programa de radio sobre
la guerra de los mundos, HG wells, un programa de radio en donde él fingía que Estados Unidos era invadido por
marcianos, y la gente lo creyó. Acá ustedes tienen un ejemplo de psicología de las masas donde el ideal del yo, que puede
estar ocupado por un medio masivo de comunicación -que es lo que vemos hoy- que la gente puede creer cualquier cosa
que los medios digan, y si los medios dicen que la tierra es plana la gente lo va a creer, y si los medios dicen que el Covid
no existe, la gente lo va a creer, -de hecho lo dicen y la gente les cree-.
Bueno Orson Wells hizo este programa diciendo los marcianos nos invaden y la gente en Estados Unidos le creyó. Hubo
un ataque de pánico colectivo con diversas consecuencias, claro esto paso en 1938 Freud todavía estaba vivo, hay mucha
gente que dice eso ya pasó, ya fue. Recuerden ustedes que el culto a la novedad es esencial al capitalismo, el capitalismo
es cualquier cosa menos conservador, estoy citando a Marx. Por eso para confundir capitalismo con patriarcado hay que
ser bastante burro para hacer esa confusión, pero Marx claramente dijo el capitalismo es algo esencialmente
revolucionario y exige la novedad, porque es una cultura del descarte, una cultura del use y tire, y este use y tire vale para
los objetos, para las personas y para las ideas también, entonces es propio de la sociedad capitalista decir Freud ya fue,
está superado, ¿Todavía hoy tenemos que leer a Freud, a Aristóteles, a Shakespeare, a Kant, a Cervantes todavía eso? Y
sí, todavía eso.
El capitalismo alienta fervorosamente esa ignorancia y mediocridad de la gente, despreciando todo lo clásico y alentando
un imperativo de novedad que nos hace pensar que la histeria ya fue, y así como consecuencia de eso, tenemos que en
distintos países hay casos de personas que nosotros claramente diagnosticaríamos con histeria y que son diagnosticadas
como esquizofrenias, como psicosis, y que sufren internaciones y medicaciones que podrían evitarse. No tenemos nada
en contra de la internación y la medicación que son recursos terapéuticos y que están muy bien cuando están bien
empleados, cuando responden al diagnóstico. Cuando se medica algo que podría evitarse a eso le ponemos objeción, o
cuando a alguien se lo trata como psicótico cuando en realidad no lo es. Carecer de la categoría de histeria trae toda una
serie de problemas y perjudica a muchas personas.
Para que veamos que las cosas no son tan lejanas, en 1997 a raíz de una serie Pokémon, en Japón, hubo cerca de mil casos
en un día de epilepsia fotosensitiva, todos entre chicos, donde quizás la edad máxima era 16, desde los 6 años, donde
obviamente, si se dan 1000 casos de epilepsia fotosensible al mismo tiempo puede ser que algunos sean real, creo que
era el 5%, pero la mayoría era otra cosa, y esto era inexplicable para la gente, pero esto no sería tan inexplicable si
contamos con la noción de identificación histérica. Otro ejemplo en 2015, en Yorkshire, Inglaterra, fue enigmático porque
40 adolescentes de una escuela se desmayaron al mismo tiempo y no encontraron ninguna causa orgánica o química para
explicar ese desmayo entre adolescentes que estaban entre los 11 y los 15 años. Digamos que la adolescencia de por sí
es un momento de la vida muy propicio para plantear la pregunta histérica, ¿Soy un hombre o soy una mujer? o ¿Que es
ser hombre o que es ser una mujer? ¿Qué es la sexualidad? ¿Cómo goza una mujer? ¿Cómo goza un hombre? Hacer ese
tipo de preguntas, según la santa inquisición no deberíamos hacernos, son preguntas que el sujeto adolescente se hace.
Este caso del 2015 no es el único, hubo también muchos casos en 2017 por ejemplo, en una localidad de México llamada
Chalco hubo también un episodio de desmayo masivo de chicas que estaban en un internado catolico. O sea que lo de la
chica del internado de Freud de fines del siglo XIX, bueno resulta que en el 2017 pareciera que también los internados,
donde todas las chicas están encerradas, uno puede dejar de lado ahí la cuestión religiosa, en el caso de la epilepsia masiva
en Japón, si había algún discurso religioso en el medio, y tampoco en el caso de los chicos de Inglaterra. Entonces la
identificación histérica es algo que aún hoy en día guarda toda su pertinencia.
Ahora hay dos cuestiones: ¿Por qué el desmayo? Es un síntoma muy frecuente en la histeria, incluso el desmayo es como
plantearse uno como una excepción, cuando yo me desmayo me voy de la escena, me excepcionalizo, me planteo como
una excepción. es distinto cuando es un desmayo masivo, pero en sí aun cuando sea masivo es: nosotros, todos juntos al
mismo tiempo y cada uno se plantea como una excepción. El desmayarse por un lado tiene un poco de acting, de llamar
la atención de los demás, por otro lado tiene algo de como dice Jack Allan Miller (30:13) que la histeria es el gozar de ser
una excepción, de ser un inclasificable, de ser alguien que no entra dentro de las categorías, alguien que hackea las
categorías del saber porque al sujeto histérico no le gusta ser ubicado dentro, y cosa que está muy bien, la histeria es un
modo de cuestionar el saber del amo que clasifica a la gente, el tema es que lo cuestiona a través de su síntoma, de su
padecimiento, cuestionar el saber del otro, cuestionar los saberes no tiene nada de neurótico el tema es como los
cuestionamos.
Ahora hay algo que es interesante ya sea identificación secundaria o identificación histérica y es que muchas veces esa
identificación lleva al sujeto a una posición de padecimiento o de sufrimiento de ser gozado por un otro, pongamos en
esta caso el Superyó, ser gozado por el Superyó, para ponerlo en términos freudianos, y acá ya entramos un poco dentro
de la parte más compleja que tiene que ver con la pulsión de muerte, porque para Freud el Superyó es el reservorio de
las pulsiones de muerte en tanto es identificable, dice Freud en El problema económico del masoquismo, al imperativo
categórico de Kant.
El imperativo categórico de Kant, para que ustedes lo entiendan, es un tú debes porque tu debes, para Kant hay
imperativos hipotéticos que serían tu debes hacer esto para lograr tu bienestar, esto sería un imperativo hipotético, si vos
queres vivir bien o si vos queres evitar que te mitiguen o te priven de cosas que valoras mucho, entonces tenes que seguir
ciertas reglas, debes hacer esto. El imperativo categórico de Kant es un tú debes porque tu debes, es tu debes que no está
subordinado a tu debes esto para lograr el bienestar, para lograr la felicidad aunque sea en el cielo, aunque sea en el más
allá, no es un tú debes para lograr ningun bienestar propio, sino que es un tú debes para alcanzar un objetivo de perfección
que no tiene nada que ver con tu bienestar, sino que al contrario, lleva al sujeto al imperativo más allá del principio del
placer, en que más allá de tu bienestar es un imperativo, es un tú debes, y a ese imperativo Lacan lo vincula con el
imperativo de goce. Por eso el superyó de acuerdo a la sociedad capitalista, para Freud es un superyo cada vez más feroz.
Porque el imperativo de goce está presente en el imperativo de consumo y de trabajo.
Ustedes piensen que este aparatito que tengo acá que ya es prehistórico, uno de los estándares de la época (supongo que
habla de su celular), pero este aparatito, gracias al sistema, hace que todo tiempo sea tiempo de trabajo y todo lugar sea
lugar de trabajo, donde el imperativo del capitalismo es que estemos todo el tiempo consumiendo y trabajando. O sea
integrados al circuito de desarrollo de la producción y el consumo, y donde la idea de que el consumo nos puede llevar a
la muerte, no hace falta ser psicoanalista para saberlo, y de que no necesariamente uno tiene que consumir cocaína para
matarse, basta con que uno coma mucha sal o que uno se de atracones terribles, o atracones de nada como en la anorexia,
ese es el punto, no es que el sujeto anoréxico no se da atracones, sino que se da atracones de nada que a veces lo pueden
llevar a riesgo de su propia vida, también comiendo mucho alguien puede poner en riesgo su propia vida.
Como decía una chica que analizaba hace muchos años, todo lo que me gusta hace mal al hígado o está casado, pareciera
que muchas veces hay una relación entre el goce y el mal, y que a veces el impulso al goce nos hace mal, nos daña el
cuerpo. Muchas veces lo vemos en el deporte donde forzamos la máquina y por ahí nos lastimamos, nos exponemos a
situaciones de riesgo. O a través del consumo, o a través del trabajo, la compulsión al trabajo, donde el estrés laboral
mata a mucha gente, existe el síndrome de burning out (36:27) cosa que vemos mucho en los trabajadores de la salud, y
no por el Covid, es muy frecuente. Son las exigencias del superyó, o de la empresa o de la institución, es lo que el filósofo
Viunchun Jan llama “la sociedad de rendimiento” tenes que rendir, tienes que producir, hasta incluso tenes que ser feliz,
tienes que disfrutar, hasta el disfrute se convierte en rendimiento, si no disfrutas estás desperdiciando tu vida, sos un
fracasado, has desperdiciado tu vida, has cometido el peor de los pecados que podrías cometer.
El imperativo de la felicidad es una de las porquerías mas grandes que nos trajo la Modernidad, por que el sujeto de la
Antigüedad jamás pensó que la felicidad era un objetivo de la vida y que basta la más mínima observación de la realidad
para confirmar lo que dice Freud de que nada en el micro o macrocosmos está preparado para que seamos felices, lo cual
no quiere decir que haya acontecimientos o milagros que se acerquen a eso. Pero el ideal de la felicidad es un ideal
moderno, y es un ideal capitalista, hay que ser felices y gozar a muerte, hay que consumir a muerte, hay que rendir a
muerte, hay que producir a muerte.
Bien acá estamos entrando al hecho de que, lo voy a decir de un modo… : somos violados por el sistema. Freud lo
menciona, él dice que la cultura de algún modo nos trata, trata a nuestros cuerpos, hay un imperativo cultural que extrae
goce de nuestros cuerpos del mismo modo que las naciones civilizadas extraen goces, extraen riquezas y van desangrando
a los pueblos colonizados a los cuales han sometido. Nuevamente desde la creencia en el progreso podríamos decir bueno
eso ya fue, el colonialismo, el imperialismo ya fue, es del pasado, izquierda y derecha, todo ese tipo de nociones, y acá
estamos, endeudados hasta las pelotas.
Pero hay una lectura más profunda, porque no se trata solamente de de un sistema social o político de explotación, se
trata del lenguaje, el lenguaje de por sí, más allá del capitalismo, democracia feudalismo, monarquía absoluta, monarquía
constitucional, todo lo que ustedes quieran, más allá de la organización política y social, el lenguaje tiene un efecto
parasitario sobre el sujeto que es lo que hemos estado viendo en el primer y segundo conjunto temático. Sobre todo es
aquello de lo cual da testimonio la psicosis, Lacan dice el psicótico es un mártir del significante, muestra a las claras como
somos parasitados por el lenguaje, y es algo que Lacan dice al final de su enseñanza en el Seminario 23 el seminario del
sínthome cuando habla del lenguaje como un cáncer. Y es una metáfora que no es cualquiera, porque es una metáfora
muy cargada de una significación tanática. El lenguaje es como algo que nos infecta, como un virus que se introduce en el
organismo vivo y lo subvierte, nos invade y nos arrasa.
Fijense una cuestión muy breve sobre la identificación primaria que es una cuestión metapsicológica, no tiene un
referente clínico identificable, es una identificación dice Freud en el capítulo de Psicología de las masas dedicado a las
identificaciones, es una identificación al padre y dice la identificación como el primer enlace afectivo a un objeto. Donde
esa identificación, en realidad es más una incorporación, incorporar algo, incorporar la letra, esa letra que con sangre
entra dice el refrán, que quiere decir que la letra de algún modo se inscribe y marca los cuerpos. Pero fijense que el hecho
de que Freud diga que el primer enlace afectivo a un objeto es la identificación y no la elección de objeto es llamativo.
Que el primer enlace efectivo no sea el amor sino que sea la identificación. Esto habla de nuestra estructura, de la
condición de indigencia, la condición de indigente del sujeto que adviene al mundo, del viviente. Está tan carente de todo,
desamparado, el desamparo originario del cual habla Freud, que hasta le falta su ser, un ser. Necesita ser un ser antes de
poder amar. Está tan carente que primero necesita un ser, no es una carencia del orden del tener, yo puedo decir yo soy
yo y me falta esto lo otro, acá es una carencia del orden ser, que el sujeto necesita ser primero, constituirse como sujeto
para después poder establecer relaciones de objeto.
Esa posición de desamparo, de inermidad del sujeto frente al Otro del lenguaje, obviamente ser del lenguaje un Otro ya
es una construcción fantasmática, frente a este Otro parasitario, este Otro de las voces que lo encarnamos en la figura
del superyó, muestra porque de alguna manera estos fenómenos que nosotros hemos visto de identificación y síntoma,
muchas veces el sujeto se identifica, o en el fondo se identifica con una posición de víctima, de alguien que es arrasado,
gozado por el otro, de alguien que es víctima. Y esto es algo que Freud dice y que lo da como una de las formas de la
expresión de la pulsión de muerte, que existe en los sujetos la enigmática necesidad del castigo, la necesidad que hay que
plantear entre comillas acá porque no es del orden de la necesidad, del hambre o de las necesidades biológicas, sino un
impulso a hacerse maltratar o a ser maltratado por una figura poderosa, de autoridad que no necesariamente tiene que
ser una persona, alguien puede por ejemplo en este momento hacerse un delirio religioso de que la peste es un castigo
que Dios nos está enviando por nuestros pecados, o hay gente que puede decir que esto es producto de los chinos o de
determinadas compañías, en todo este flagelo del Covid, alguien nos está gozando, alguien se está gozando de eso. Ahí
ya hay una construcción fantasmática, literaria, dramática de eso, neurótica, ya el fantasma es un modo de darle una
cierta simbolización a ese imperativo devastador, es darle un rostro a la pulsión de muerte y hacerla hablar, porque en
principio la pulsión de muerte es algo mudo, algo silencioso, que actúa y nos lleva a esta convergencia entre el goce y el
mal, por eso Freud dirá que la posición originaria del sujeto es una posición masoquista. Esto lo podemos leer desde Lacan
cuando dice en el Seminario de la psicosis que el sujeto cuando recibe la palabra está en una posición femenina, podríamos
discutir esto, en todo caso está en una posición de objeto que recibe la palabra, objeto que es hablado por el otro, que es
tomado, poseído, parasitado por esa palabra.
Hay algo de la noción de pulsión de muerte y de lo que Freud llama masoquismo originario, Freud está diciendo y Lacan
coincide es que la posición originaria del sujeto es una posición padeciente, posición de ser objeto de goce, donde es
objeto de goce de la cultura del lenguaje, encarnados a través del padre, la madre, etc., donde ahí la pulsión de muerte
vehiculiza el aspecto más terrible o más terrorífico del deseo del otro. Porque a veces el deseo del Otro, de un otro que
no es cualquiera, un otro que es alguien, a veces hay un deseo de alguien que nos rescata, a veces el “ser amados” nos
rescata de la pulsión de muerte. El mero hecho de que alguien desea que vivamos, y que está dispuesto a tolerar que
vivamos como lo que somos o sea cosas molestas, seres vivientes que al fin y al cabo molestan, incomodan al otro, el
viviente es alguien que en algún momento, y si tiene suerte y puede plantarse como sujeto y puede tomar la palabra, va
a molestar, va a incomodar, va a ocupar un lugar y perturbar el orden de las cosas. Pero a veces el otro no tolera que lo
incomodemos, no tolera a esa cosa viviente que molesta, que grita, que llora, que pide, que demanda, y a veces el otro
tiene el deseo de que no hubiéramos arribado nunca a su vida, a veces el otro tiene el deseo de expulsarnos de su vidas,
y ahí es donde ese deseo de expulsarnos, que es algo que se ve cuando Lacan dice que el deseo es el deseo del Otro, a
veces vemos gente que a lo largo de toda su vida, se va suicidando crónicamente , se va dejando caer, porque cuando el
deseo del otro nos deja caer, cuando nos arroja como desecho, porque podemos ser alojados como un objeto valioso o
bien podemos ser considerados como desechos, aun cuando el otro cumpla con todos los cuidados según el manual, pero
el amor no tiene nada que ver con el manual, entonces en el sujeto vemos el impulso a realizar ese deseo del otro, ese
mandato del otro que dice no jodas mas, no molestes mas, andate de la escena, y a veces eso se hace a lo largo de toda
la vida, y a veces en un impulso, en un pasaje al acto donde el sujeto se deja caer por la ventana o se arroja a las vías del
tren, pero hay muchos modos de dejarse caer sin tanto dramatismo, hay muchas recaídas, uno se deja caer una y otra vez
cuando vuelve a esa relación de pareja que le hace mal, y eventualmente lo puede llevar a la muerte, y acá no estoy
culpabilizando a la víctima ni toda esa estupidez que se dice, sino tratando de entender porqué alguien a veces
deliberadamente y sabiendo que se mete con alguien peligroso, insiste. Porque alguien se mete con una droga peligrosa,
si hablamos de relaciones tóxicas, también hay tóxicos que nos pueden matar, que a veces el sujeto insiste en eso, o
porque el sujeto se expone a situaciones de peligro o de sufrimiento, etc.
En ese sentido hay muchos modos de recaer, venía bien con la dieta pero caí, o tuve una recaída en el consumo, o lo que
fuera. Esto fue muy largo para los tiempos de hoy que tiene que ser todo rapidito, en cierto modo que haya sido largo es
una forma de ser antimoderno, Freud fue un pensador revolucionario, porque fue antimoderno, fue en contra de los
imperativos de la modernidad de su época, y como decía Schopenhauer que sabía bastante de la vida y la muerte, hay
épocas en las que ser progresista es reaccionario y quizás esto sea más válido que nunca en una época como la nuestra.
Exponerse a situaciones de malestar. ¿Qué hace que el sujeto insista en algo así? La pulsión de muerte.
SEMINARIO: NEUROSIS OBSESIVA, SÍNTOMA E IDENTIFICACIÓN
Se trabajaron los textos de Lacan, “El mito individual del neurótico”, En Escritos 1, Paidós, Buenos Aires, 2009, par. 2 y 4,
y, "Variantes de la cura-tipo". En Escritos 1, op. cit., págs. 340-1.
También el texto de Freud, "A propósito de un caso de neurosis obsesiva" ["Hombre de las ratas"]. En Obras Completas,
op. cit., t. X., Amorrortu, Buenos Aires, 1986.
Hoy voy a tomar un tema que está dentro del campo de la neurosis obsesiva, más específicamente vamos a trabajar hoy
El hombre de las ratas. Y más específicamente todavía, con la lectura que Lacan hace de él en dos textos. Uno es "El mito
individual del neurótico" y otro son las dos carillas que tienen de bibliografía obligatoria de "Variantes de la cura tipo".
Elegí como apoyatura formal (cuando digo formal me refiero a los instrumentos que Lacan suele utilizar en cada momento
de su enseñanza, justamente para formalizar sus ideas) el esquema Lambda o el esquema Z, ese que tiene forma de Z.
Justamente los va ayudar porque nuestra clase de hoy va a abordar el aspecto más simbólico e imaginario del caso del
hombre de las ratas, que son justamente los dos registros que están implicados en el esquema Lambda. El registro de lo
real más bien queda un poco afuera de ese esquema y va a quedar un poco afuera -no del todo- de esta clase y será en
otra donde van a trabajar más bien el aspecto pulsional del hombre de las ratas.
Comencemos entonces. Lo primero que quisiera destacar es cómo Lacan le va a dar al Complejo de Edipo el estatuto de
un mito, de una construcción simbólico-imaginaria que tendrá por función dar cuenta de un origen. Es lo que da una forma
discursiva a algo que no puede ser transmitido en la definición de la verdad, plantea en el texto que les mencionaba
recién. Y leía ese pasaje del texto pensaba que es realmente extraordinario cómo Lacan ya en 1953 nos anticipa algo que
17 años más tarde va a plantear en términos del mito edípico como enunciado de lo imposible. Este enunciado de lo
imposible -más bien este imposible- ya a la altura del Seminario 17 va a ser pensado en términos de castración real, la
castración como un imposible estructural, producto del impacto de la lengua sobre el viviente. El mito entonces de esta
forma, será la construcción inconsciente con la que cada quien representa, da sentido (inconsciente) a ese imposible.
Enuncia un imposible.
Veremos con el hombre de las ratas un caso del que Lacan -tal como Freud lo hizo con Dora-, destaca su simplicidad, un
modo típico, particular, característico de la neurosis obsesiva de redoblar a este imposible real. O a este real como
imposible.
Para organizar este mito individual del neurótico, Lacan va a separar las cosas en dos ejes - pueden ya agarrar el Esquema
Lambda-:
- El Eje de la cadena de las palabras: será el eje simbólico, en el que se ubica la relación del sujeto con la palabra del otro,
con
el
discurso
del
otro,
con
el
inconsciente.
- El eje de la trama de los fantasmas: será el eje imaginario, será el de las relaciones narcisistas del yo con su imagen
especular.
En el texto "El mito individual del neurótico", Lacan parte justamente desde ahí, desde este mito que va surgiendo a
medida que la palabra del analizante se va desplegando lentamente y va conformando una historia familiar que precede,
incluso, a su nacimiento. Este relato que, insisto, va surgiendo de a poco, y a partir del ejercicio de la regla fundamental,
va surgiendo pero se presenta desconectado para el paciente de su padecimiento actual. ¿Qué es lo que va conformando
el mito de origen del hombre de las ratas? Que el padre, un suboficial (Lacan destaca la mezcla que compone el prefijo
sub y el término oficial y entonces plantea algo así como ese padre con autoridad pero algo irrisoria, algo sub) se encuentra
frente a la posibilidad de realizar un casamiento ventajoso, por conveniencia económica. El prestigio, destaca Lacan, está
para el hombre de las ratas, del lado de la madre. Los padres del hombre de las ratas bromean frecuentemente con este
hecho. Una pareja, dice Lacan, que parece entenderse bien, que parece tener un vínculo de afecto real. Y en ese vínculo
afectuoso hacen chistes con cierta frecuencia. Y la broma parece que consiste en que la madre alude a que previo a su
casamiento, el padre estaba enganchado con otra bella mujer de menos recursos económicos. Pero cada vez que surge
este tema, el padre dice que por supuesto eso no tuvo ninguna importancia, que ya quedó recontra olvidado, que ya hace
mil años borró todas sus fotos de Instagram, de Facebook y de todas sus redes sociales, algo que ya fue, digamos. Sin
embargo, para el hombre de las ratas, algo de la repetición de esta historia parece que le ha causado gran impresión.
Otro elemento del mito familiar implica también al padre: este suboficial ha tenido algunos problemas con el juego. Se ve
que era alguien que tenía dentro de sus responsabilidades administrar los fondos del Regimiento, y el tipo dilapida el
dinero que tenía que resguardar, pero tiene la suerte que un amigo le presta dinero para poder reponerlo y así salvar su
reputación entre otras cosas. La cuestión es que el padre nunca pudo volver a encontrar a su amigo para reembolsar la
deuda, devolverle la plata.
Como decía antes, el paciente de Freud, efecto de lo que llamamos represión, no puede unir ninguna de estas cosas con
su situación actual, tanto la imposibilidad para culminar sus estudios, como esa especie de delirio de pagar la deuda
generada por el extravío de esos quevedos, recuerdan esa cuestión de tener que devolver la plata al Teniente primero A,
que A se la de a B, que B se la dé a la mujer de estafeta postal, todo esto está desconectado en el discurso del paciente
de la prehistoria familiar. Pero no sólo de la prehistoria familiar sino también de la más reciente propuesta matrimonial
realizada por la madre.
Tenemos, entonces, el mito individual de este neurótico. Y les decía, hace un momento, que Lacan va a organizarlo en
esos dos ejes, el eje simbólico, que llamará el de la cadena de las palabras, y el eje imaginario, donde va a ubicar la trama
de los fantasmas. Un breve recuerdo de cuando justamente trabajamos el esquema Lambda en el primer conjunto
temático, es que si recuerdan en el entrecruzamiento de los dos ejes del esquema L, ubicamos, por un lado, la insistencia
de lo simbólico por hacerse escuchar, y la resistencia del eje imaginario. En el eje simbólico localizamos la insistencia del
retorno de lo reprimido, de esa palabra plena, ese saber no sabido que quiere hacerse oír; es decir, ubicamos en ese plano
simbólico, el inconsciente como discurso del otro que se dirige al sujeto pero se topa con la resistencia de lo imaginario,
del eje donde se encuentran las relaciones del yo con el semejante, con la imagen especular.
En ese eje a-a', en el texto que les mencionaba de los tres registros, escrito por Fabián Schejtman, Fabián ubica lo que
llama "La cháchara de la palabra vacía", en la que el ego del sujeto se reconoce y se ensalza, en tanto allí situamos
justamente al narcisismo. Entonces, ¿Cómo podemos pensar esta cháchara, esta palabra más bien vacía en el hombre de
las ratas? Se puede ubicar en las relaciones del yo con el semejante en el campo del narcisismo. En el eje de lo imaginario,
Lacan ubica dos imágenes narcisistas: la sombra de su padre muerto y el ideal de la dama de sus pensamientos. Estas dos
figuras fantasmáticas se presentan como resistencia a una palabra más plena, que pueda dar lugar a un acto, al acto, que
no es exactamente cualquier acción.
Tomemos una de esas chácharas, y cuando uso este término cháchara, no quiero decir que para quien los relata no tenga
su peso, pero vamos a ver cómo aunque eso tenga un peso es algo que obtura la palabra plena, es algo que parece algo
crucial, pero que sin embargo, vamos a ver el deseo del sujeto, no está exactamente ahí. ¿Recuerdan aquel viaje en tren
en el que el hombre de las ratas se debatía entre viajar a Viena o regresar al lugar de la estafeta postal? Eso que era una
cantidad de detalles impresionantes que Freud mismo dice cuando termina de contarlo que tal vez uno no haya entendido
nada. Cómo eso le ocupa el pensamiento, cómo lo debe haber relatado en la sesión con lujo de detalle. No sólo con lujo
de detalle sino, además, transmitiendo esto que decía recién: Cómo para el hombre de las ratas eso ha sido algo de crucial
importancia, se ha detenido a pensar muchísimo, como si en todas esas vueltas del pago de ese dinero se le jugara
realmente la vida. Y lo que surge, avanzado el análisis, es que lo que realmente estaba en juego, en esa añoranza de
regresar a la ciudad donde estaba la chica de la estafeta postal, era el encuentro con una mujer, con una bonita muchacha,
la hija del posadero, con la que él podía intentar algo. Ahí donde surge el interés por la hija del posadero, por esa mujer,
aparece otra que parece competirle. Y así se producen las dudas, las dudas del obsesivo. Es decir, ahí donde aparece una
mujer con la que él podría intentar algo, una mujer que le interesó, el objeto de interés se desdobla.
Fíjense entonces, dos cosas: Una, este desdoblamiento del objeto de amor en el neurótico obsesivo (ahora vamos a ver
algunas cosas en referencia a esto) pero ahora fundamentalmente esto otro: Que ahí donde parecía que lo que se jugaba
era devolver todo ese dinero y si él volvía, viajaba en tren, etc, etc, en realidad lo que se estaba tratando de hacer escuchar,
era el interés por una mujer. Era finalmente el encuentro con una mujer lo que enmascaraba, o más bien lo enmascarado
por aquella disyuntiva de volver o no.
Es otra de las cuestiones que Lacan va a subrayar en el texto: Los distintos modos en el que el obsesivo se aleja de la
puesta en acto de su deseo. Una forma es la que mencionaba recién; es decir, a través del desdoblamiento del objeto de
amor, allí donde se podría haber producido el encuentro con su objeto amoroso, surge algún otro. Y ahora el sujeto ya no
sabe con cuál de los dos quedarse, de tal manera que no se queda con ninguna. Queda claro que esa especie de "Tengo
dos para elegir" es algo que está en el campo de la fantasía del obsesivo. Y eso es algo interesante, cómo en la fantasía digo porque hablamos antes de la castración- la castración se elude, porque en la fantasía todos los posibles están
abiertos. Entonces, es un modo de alejamiento de la puesta en acto del deseo, y fíjense que digo de la puesta en acto del
deseo porque el deseo está presente, pero está presente en la fantasía. Es decir, el obsesivo es un ser altamente deseante,
el neurótico es un ser altamente deseante, pero justamente el deseo del neurótico, del obsesivo por ejemplo que estamos
viendo hoy, se sostiene pero en ese plano. Ahora recurro a otro esquema de formalización que es el del grafo del deseo
donde Lacan ubica al deseo en el mismo plano que el fantasma. Es ahí donde el neurótico sostiene su deseo: en el campo
de la fantasía.
Entonces ya sea a través del desdoblamiento del objeto de amor, como también del alejamiento en el tiempo de la
posibilidad de producir un verdadero encuentro -lo que tal vez ustedes hayan oído como procastinación, la postergación
en el tiempo- son diferentes maneras de alejamiento de la puesta en acto del deseo. También puede ocurrir, dice Lacan,
cuando el sujeto finalmente podría estar en condiciones de asumir lo que le interesa, lo que desea tener, por ejemplo, en
el caso del hombre de las ratas, un tipo bastante afectado por las cuestiones amorosas con las mujeres, podría tener un
encuentro, el obsesivo pierda interés por el objeto. Ahora que podría encontrar se da cuenta que ya no era tan bonita, no
era tan interesante, no le gustaba tanto. Insisto, diferentes formas de alejarse de su deseo, del deseo del otro también.
Recordemos también esa particular forma de alejamiento del deseo del otro, que es su reducción a la demanda.
El obsesivo, entonces, nunca está donde está su deseo, produce, dice Lacan, una división interior que hace del sujeto el
testigo alienado de los actos de su propio yo. Se divide el sujeto entre su propio yo que es observado desde el lugar del
otro. Coloca al Otro, con mayúscula, en el palco, como si fuera un espectáculo teatral, el que está en el escenario y quien
observa desde el palco, desde la tribuna, desde la platea, se podría decir también. El obsesivo se observa a sí mismo, se
observa desde el lugar del otro, pero vamos a ver que eso que él deja en el lugar de su yo, no es otra cosa que la sombra,
dice Lacan, de sí mismo, la sombra de sí mismo.
El obsesivo, entonces, queda por fuera de su propia vivencia, no puede asumir sus particularidades, su contingencia. Y
quisiera leerles un ejemplo del historial que está en la página 153 -a mi me gustan mucho estos dos ejemplitos que nos
cuenta Freud-: "En ocasiones su fantasía se ocupaba de sueños diurnos, que él mismo discernía como fantasías de
venganza y de las cuales se avergonzaba. Como creía que ella, su amada, atribuiría gran valor a la posición social de un
cortejante, fantaseaba que ella se había casado con un alto funcionario. Entonces, entraba él en la misma oficina y
progresaba allí mucho más que él que pasaba a ser subordinado suyo. Un día este hombre comete una acción prohibida.
La dama cae a sus pies, lo conjura para que salve a su marido. El se lo promete, le revela que sólo por amor a ella ha
entrado en esa oficina porque ha previsto un momento así. Le dice que ahora con la salvación de su marido, ha cumplido
su misión, que renuncia a su puesto".
Y les leo una más porque es más genial todavía: "En otras fantasías, cuyo contenido era hacerle un gran servicio, etc, sin
que ella supiese que era él quien se lo prestara". Excelente ejemplo de lo que Lacan llama hazaña obsesiva. En la hazaña
obsesiva, lo que interesa no es como en estos casos que él ama a una mujer, está extremadamente interesado por una
mujer pero su gran acto es hacer algo y que ella ni se entere. Lo que importa en estos casos es lo que destaca Lacan, lo
que podríamos llamar el llevar la cuenta del Otro. Ese acto está dirigido a ese Otro, que toma registro de esa hazaña, que
no es otra cosa que el otro en el campo de la fantasía, lo ven bien en esto que les contaba recién, que iba a hacer una
gran hazaña, pero que la mujer que le interesa ni se va a enterar, hace una gran acción por amor pero la mujer de la que
está enamorado, ni se entera. ¿A quién está dirigido eso? Al Otro, a ese gran ojo que Lacan va a ubicar y que lo verán en
la próxima clase cuando vean la función escópica, de cómo el obsesivo regala su imagen, pero ¿A quién le regala su propia
imagen? A ese Otro que lleva las cuentas.
Ahora bien, con todo esto también pueden observar cómo es el lugar que tiene la renuncia en estas fantasías, cómo se
renuncia a eso que en realidad, al tipo le implicaría un verdadero jugarse la vida, arriesgarse. Aquí está presente esa
referencia a la muerte, de la que Lacan nos habla en "El mito individual del neurótico" también, sólo que la muerte no
tiene nada que ver con una acción peligrosa, sino a un jugarse sin garantías en lo que concierne al deseo. Jugarse la vida
en el sentido de un decidir sin poder calcular las consecuencias. Es por eso que cuando Lacan se refiere a subjetivar el ser
para la muerte en un análisis, está en estrecha relación con el acto, con ese instante de cruzar un límite simbólico del que
justamente no pueden calcularse las consecuencias. Piensen que Lacan va justamente a ubicar la pregunta por la
contingencia del ser en el centro de la neurosis obsesiva. El obsesivo pretenderá esperar el significante que otorgue alguna
garantía para su acto. El obsesivo espera del significante la posibilidad de calcular antes aquello lo que el acto va a
desencadenar. Y en esa espera, es el obsesivo mismo el que queda encadenado, atrapado, preso en su fortaleza de
pensamientos que intentan justamente calcular lo que no se puede calcular.
Justamente de esta forma, la figura de la dama idealizada o del ideal fantasioso de esa dama de sus pensamientos, le
dificultan el acceso o la elección de una mujer posible. Atrapado, usando si quieren, el ideal de una dama no da el paso
que podría llevarlo al encuentro con una mujer que le interesa y que es posible. Algo parecido podríamos decir con esa
otra figura (les recuerdo que estamos en ese eje imaginario), el padre muerto. El padre muerto y esa supuesta voluntad
del padre a la cual el hombre de las ratas sigue cual esclavo que ni siquiera la muerte de su amor libera. Por eso tan simple
y paradigmático el caso del hombre de las ratas, porque se ve bien cómo el obsesivo se crea un amo, aun cuando ese amo
puede estar muerto, su voluntad, su demanda está presente, la demanda a la cual el sujeto se somete. Se somete para
renunciar, decíamos antes, justamente a actuar.
Decía que las figuras del padre muerto y de la dama idealizada estaban localizadas por Lacan en el eje que justamente
funciona haciendo de resistencia al advenimiento de esa palabra más plena, de ese mensaje del inconsciente. Es en las
cadenas de las palabras (porque Lacan dice que el mito individual no está hecho sólo de acontecimientos) que Lacan
también va a localizar al padre, pero con un estatuto distinto. Ya no se tratará del padre muerto, sino más bien del padre
deseante, del deseo del padre, de lo que se presentará para el sujeto, para el hombre de las ratas, como las faltas del
padre. Los síntomas del hombre de las ratas dan cuenta justamente de cómo él se vuelve testimonio vivo de las deudas
de amor y de juego de su padre. De aquello que atañe a las contingencias de su existencia, pero que al mismo tiempo, no
puede soportar. En sus apuntes originales, Freud escribe sobre el hombre de las ratas: "Le parece insoportable la idea de
que el padre haya podido dejar en la estacada a su amor para procurarse una ventaja mediante la unión con los Rubenski".
Al hombre de las ratas le resulta insoportable la elección paterna, la elección por conveniencia económica. Será el análisis
con Freud, a través de la repetición de este mito en la transferencia, que le permitirá al paciente poder ir más allá de las
trampas del narcisismo, de la hostilidad especular que resiste a encontrarse con aquello inconciliable para el yo, aquellos
crímenes que, para él, ha cometido su padre, sobre todo en cuanto al amor, al cual usa para no estar a la altura de decidir
a partir de su propio deseo. Es decir, cómo el hombre de las ratas hace un uso neurótico del padre.
Semana 7
COMISION: HOMBRE DE LAS RATAS III: FANTASMA Y RESOLUCIÓN
Bibliografía: “A propósito de un caso de neurosis obsesiva”.
La tercer parte del hombre de las ratas, que lleva por título “El fantasma y la resolución” Vamos a trabajar
fundamentalmente de la primera parte, el último punto que es el G, ahí vamos a hacer algún recorrido tratando de decir
algo. Antes de meterme en el historial en sí, quiero decir algo, si bien Freud no escribe el término masoquismo, está por
todos lados. Esto trabaja de una manera muy linda Santiago Mazzuca en el texto “Criminal”. Digamos que la satisfacción
masoquista está en juego en diferentes escenas, pero no es la única satisfacción en juego, también vamos a ver que esta
la pulsión de ver y la pulsión articulada a lo anal.
1. El plan marital:
Entremos en el desarrollo, el primer punto -les puse títulos a los puntos que vamos a trabajar- se llama el plan| marital.
Freud se ocupa de lo que él nombra como el ocasionamiento de la enfermedad para referirse al plan marital. Dice que la
propuesta adquiere un valor traumático, está en el lugar de la causa actual de la enfermedad porque el hombre de las
ratas interpreta, en la demanda de la madre, que se vehiculiza la voluntad del padre. Entonces se encuentra en una
encrucijada que implica elegir entre su satisfacción y la voluntad del padre. Es decir, si se seguía fiel a la amada o aceptaba
el plan marital de casarse con la prima rica, que es una opción que lo deja en consonancia con su prehistoria -esto es con
la historia del padre- Sabemos que su madre había sido criada en una familia rica y que su padre cuando se casa con ella
entra en los negocios de esa familia. Además, sabemos que, por las burlas que se hacían entre los padres, antes de casarse
con la madre, el padre había estado cortejando a una muchacha de una familia modesta, pobre. Entonces en la prehistoria,
el padre, parece quedar en deuda con el amor por elegir a una mujer con algunos billetes, podríamos decir.
El hombre de las ratas enfrenta esta disyuntiva a la que lo empuja su madre, la rica, la que se casó con el padre,
enfermando. La enfermedad en este punto es un refugio que lo exime de tener que decidir, por lo menos por un tiempo.
Encima vieron que su enfermedad se trataba de cierta incapacidad que le impedía terminar los estudios, entonces
recibirse, y después casarse. Vamos a decirlo así: el hombre de las ratas responde al plan marital con el desarrollo de su
neurosis, y esto es así a causa del odio inconsciente al padre instalado desde la infancia.
Antes de explicarlo, detengámonos en la disyuntiva entre su satisfacción y la voluntad del padre para recortar
fundamentalmente la reaparición del padre ya muerto, en su función de perturbar la satisfacción autoerótica. Reaparición
entonces, que despierta el deseo de muerte del padre, que es infantil e inconsciente, y que vimos que aparece desfigurado
tras un temor impreciso. Podríamos decir que se trata de un despertar que señala un deseo que estaba dormido, pero
que estaba desde la infancia, y que el plan marital entonces lo actualiza, lo despierta, lo despabila.
2. El odio inconsciente:
Entonces hay una conexión, podríamos decir un hilo conductor que va desde lo que el plan marital despierta hasta la
infancia. Recordemos que una de las primeras cuestiones que lleva a su análisis es su deseo de ver mujeres desnudas, la
curiosidad dice, ardiente, y atormentadora de ver el cuerpo femenino, en la pág. 129. Pero ese deseo de ver es seguido
por la idea de que de hacer eso a su padre le iba a pasar algo, se iba a morir. Tenemos todo ahí: el deseo anudado a la
satisfacción pulsional, que implican la mirada, la pulsión de ver, la condición de objeto que serían las mujeres desnudas,
las gobernantas. Fundamentalmente se recortan dos: Peter y después Lina, con la que él dormía la siesta, que aparte va
a ser una gobernanta que reaparece a los 13 años, donde él le hace una escena de exhibición y que es una mujer que
después él se encuentra en la calle, que se casó con un señor médico, y entonces ahora se llama Señora Hofratt, -como
se llaman las mujeres que están casadas con los doctores creo-. Tenemos el deseo anudado a la satisfacción pulsional, y
ahí en juego la pulsión de ver, la condición de objeto que son las mujeres desnudas, y también el temor ominoso.
Freud dice que, si al principio el deseo de ver no posee un carácter obsesivo, es porque el “yo” no se puso en total
contradicción con él, entonces no lo siente como ajeno. Pero dice que ya se mueve desde alguna parte una contradicción
al deseo, entonces, cuando se mueve desde alguna parte una contradicción al deseo, se hace presente un afecto penoso,
pág. 131. Entonces tenemos el conflicto de ver mujeres desnudas, al que se anuda un temor que primero es impreciso y
que debajo de ese temor se esconde una lógica: si tengo el deseo de ver mujeres desnudas mi padre morirá. Frente a
semejante pensamiento, se levantarán distintas medidas protectoras.
La interpretación que Freud le ofrece apunta a situar al padre como perturbador del goce, y parece contraponerse al
relato del hombre de las ratas, que por su decir niega esto, niega que lo odia, dice que él y su padre han sido los mejores
amigos. Padre e hijo eran los mejores amigos salvo en un punto, ese punto será el lugar desde donde Freud podrá sostener
la oposición padre-sexualidad que vamos a tratar de abordar. En esta lógica al padre hay que leerlo como perturbador de
la satisfacción sexual, como aquel que prohíbe y que justamente por tener esa función, va a devenir en el objeto de odio,
odio estructuralmente inconsciente ya que estamos tratando de pensar las bases en las que se apoya la neurosis para
constituirse.
Hay distintos ejemplos que muestran la esencia del conflicto con el padre, Santiago Mazzuca lo recorta en el texto
“Criminal” muy bien, ubicando a la constancia con que el temor por la muerte del padre se presentaba en las fantasías
como la solución imaginaria a los problemas con las mujeres. Freud pone varios ejemplos:
•
Uno de los 12 años que a él le gustaba una nena que era la hermana de un amigo que no le daba
bolilla, entonces a él se le ocurre que, si le pasaba una desgracia, la pibita le iba a dar bolilla. Y esa desgracia iba a tener
que ver con que el padre se muera.
•
Medio año antes de la muerte del padre también le acude otro pensamiento que es que el ahí ya
estaba re enamorado de la dama, y se le ocurre que le gustaría casarse pero que no podía ser porque no tenía un mango,
y el pensamiento que se le ocurre es que por la muerte del padre él tal vez se vuelva rico como para poder casarse. Frente
a este pensamiento se levanta una defensa, se erige una defensa dice Freud, y en esa defensa, por supuesto ojalá que él
no herede nada del padre.
•
El último ejemplo, un día antes de que el padre se muera pensó: “Ahora es posible que pierda al ser
que más amo” y contra esa idea se le opone una contradicción que es “No, existe todavía otra persona cuya pérdida me
sería aún más dolorosa”.
Dice Freud entonces en la pág. 158: “No se puede poner en duda que del ámbito de la sexualidad algo se interponía entre
padre e hijo, salvo en un punto”. Y que el padre había entrado en neto posición con el erotismo del hijo tempranamente
despertado, porque esto está desde la infancia. Varios años después de la muerte del padre, cuando por primera vez
siente pasión en el coito se le ocurre al hombre de las ratas, “Pero esto es grandioso, a cambio de ello uno podría matar
a su padre”. Eco e ilustración dice Freud, de sus ideas obsesivas infantiles. Es interesante porque Freud al decir: eco e
ilustración de sus ideas infantiles obsesivas, está poniendo, alineada en la misma lógica, lo que ocurre desde la infancia
hasta la actualidad. Donde el padre aparece entonces como el perturbador de la satisfacción sexual.
Recorta Freud lo que sucede respecto del onanismo que casi no tuvo lugar en la pubertad, pero que comienza a
masturbarse después de que su padre muere. Quedaba muy avergonzado tras cada acto, y la conducta onanista quedó
reducida solamente a ocasiones especiales que lo convocaban. Freud encuentra que esas ocasiones tenían un rasgo en
común, que era la prohibición, y el sobreponerse a un mandamiento. Y el recorta fundamentalmente un acto onanista
que él llama un loco accionar, y que se trataba de lo siguiente: el padre ya había muerto y él se ponía a estudiar de noche,
y entre las doce y la una abría la puerta del zaguán de su casa como si el padre estuviera frente a ella o regresara, y
contemplaba en el espejo que tenía en el vestíbulo su pene desnudo. Freud va a decir que este loco accionar resulta
entendible bajo la premisa de que de alguna manera muestra los dos aspectos de la relación con el padre: el sometimiento
y el desafío.
Parece que mientras el padre vivía, el hombre de las ratas había sido un estudiante bastante perezoso, entonces como el
padre se mortificaba asiduamente con que él no estudiaba todo lo que el padre esperaba, debería alegrarse si ahora
regresaba como fantasma y lo encontraba estudiando, si regresaba como fantasma porque ya estaba muerto. Entonces
ahí tendríamos la cara de complacer al padre mientras que el desafío al padre era esperarlo con el pene desnudo.
Hasta acá lo que vemos es que el padre aparece en la causa de la neurosis como una instancia de potencia, desde ahí es
que puede perturbar la satisfacción sexual del hijo y despertar entonces el consecuente deseo de muerte que Freud lee
en el temor obsesivo, que dice que es absurdo, compulsivo y que aparte lo atormenta.
3. La construcción:
Freud presenta una construcción en análisis, una escena que se arma en la búsqueda del origen del odio inconsciente.
Quiere saber de dónde viene, cuál es la escena constitutiva del odio inconsciente al padre. Entonces reconstruye la escena
donde dibuja al padre como perturbador y al hombre de las ratas en la infancia cometiendo algún acto del orden del
onanismo, por lo que el padre entonces lo estaría retando. Lo quiero leer textual a Freud: “Este castigo, -el castigo que le
habría dado el padre en ese momento poniendo fin al onanismo-, dejó como secuela una inquina inextinguible contra el
padre y fijó para todos los tiempos su papel de perturbador del goce sexual”. A mí me gustó esto de la inquina
inextinguible, porque la inquina como la aversión, resuena a la frase esa donde dice “padre hijo eran los mejores amigos
salvo en un punto” ese punto, sería entonces esa inquina inextinguible.
El hombre de las ratas va a responder a esta construcción que hace Freud, con el recuerdo de su madre. Un recuerdo que
la madre le contaba, que le había contado repetidas veces y que tenía que ver con que él parece que había hecho algo
malo por lo que el padre le pegó. El nene se puso muy mal y comenzó a insultarlo mientras le padre le pegaba, pero como
aún no conocía las palabras insultantes, entonces le empezó a decir con lo que veía alrededor “eh tu lámpara, pañuelo,
lapicera”, el padre deja de pegarle y le dice “este chico, será un gran hombre o un gran criminal”. Luego, además, se
averigua a través del relato de la madre, que lo que había hecho tan enojoso, había sido que había mordido a alguien,
calculen que a alguna gobernanta. En esta escena que se construye en análisis con Freud, se ubica y se postula y se anuda
al padre como perturbador de la satisfacción sexual. Que sea una escena construida enfatiza en que no es importante si
sucedió o no, lo que tiene eficacia es su valor de verdad para pensar las bases, los cimientos que implican la versión
neurótica del padre como el que viene a decir que no a la sexualidad en tanto pulsional. Ese es el valor de construir una
trama fantasmática. Velar lo pulsional, enmarcarlo en una escena que funciona como lo que explica el odio inconsciente.
¿Qué satisfacción se pondría en juego en esta escena construida en análisis? Tal vez convenga pensar en el masoquismo,
en un hacerse castigar por el padre que en el punto en que el padre se detiene, donde deja de pegarle frente a los insultos,
allí donde el padre vacila en su función se responde elevándolo, potenciándolo a su función de perturbador del goce.
Antes recibía los golpes del padre sin demasiada afectación, como algo bastante cotidiano, hay que decir que Freud hace
alusión a que el padre del hombre de las ratas era un tipo de buen humor bondadoso, pero también un tipo brusco y
violento. Luego de esta escena de la golpiza, el padre no volvió a pegarle y el muchacho deviene un cobarde. La angustia
ante los golpes cuando él veía que le pegaba a uno de sus hermanos o a otros nenes, o cuando fantaseaba que él podía
recibir un golpe, esa angustia y la cobardía surgen de esa golpiza, se gestan ahí, no estaban antes. Hay, en esa angustia,
una satisfacción ligada a la crueldad, y que nos permite pensar en el masoquismo naciendo en esa escena.
Freud va a hablar en una extensa, y fundamental nota al pie que es la número 39, -las notas al pie a veces son
fundamentales, y encima esta es re larga- ahí va a decir que el ser humano busca borrar la memoria de su quehacer
autoerótico, es decir su quehacer pulsional infantil. Y que para poder borrarlo eleva sus huellas mnémicas al estadio del
amor de objeto, entonces al Edipo, o como lo llama acá, al Complejo nuclear de las neurosis. Anudar ese exceso pulsional
como pura cantidad al Edipo va a servirle para ligar, para enmarcar el quehacer autoerótico, en una escena o una fantasía.
El complejo nuclear de las neurosis va a estar formado por el quehacer autoerótico con sus componentes predominantes,
sus fijaciones pulsionales y las huellas de amor de objeto. Y dice Freud que el contenido de la vida sexual infantil está de
lleno en este complejo.
Entonces, para Freud que el padre reciba el papel del oponente sexual y del perturbador del quehacer autoerótico, -lo
estoy citando en la nota al pie-, perturbador del quehacer autoerótico que tiene por objeto a la madre y a las hermanas.
Que el padre reciba el papel de oponente sexual y perturbador del quehacer autoerótico es consecuencia de este armado
que implica una trama fantasmática, una versión en la que se sostiene la neurosis. Sobre esta vida medular de la relación
con el padre, el hombre de las ratas dice Freud, ya no pudo rehusarse a la interpretación que señala el odio infantil e
inconsciente hacia su padre.
Pero ¿Dónde se deja escuchar el conflicto? Freud dice que, en la relación transferencial, solo por el doloroso camino de
la transferencia, pudo adquirir el convencimiento de que su relación con el padre exigía real y efectivamente aquel
complemento inconsciente. Entonces dice que pronto le sucedió al hombre de las ratas, que en los sueños, en las fantasías
y en las ocurrencias, insultaba a Freud y a los suyos de manera grosera más allá que en su conducta deliberada por
supuesto se mostraba con el mayor de los respetos. Y durante el momento donde lo insultaba se comportaba como un
desesperado y le decía ¿Cómo es posible que usted se deje insultar por un tipo puerco, por un perdido como yo? Usted
tiene que echarme acá, no merezco otra cosa. Podríamos agregar “tiene que castigarme”. Y al hablar se levantaba del
diván, daba vueltas. Y dice Freud, pág. 164: “se sustraía de mi proximidad por angustia de que yo le pegara. Si permanecía
sentado se comportaba como uno que presa de una angustia desesperada y quiere protegerse de una sotina desesperada.
Recordaba que su padre había sido colérico y en su violencia muchas veces ya no se sabía hasta donde era lícito llegar”.
Hay algo ahí de los límites, en relación a la violencia del padre que a mí me parece que queda bastante claro en esta cita
de Freud.
Entonces, solo por el doloroso camino de la transferencia se corrobora esa construcción fantasmática que es central y
que conecta el relato del castigo de las ratas con esa escena de la golpiza, que lleva el texto podríamos decir “mi padre
me pega”, como efecto de la instalación del complejo nuclear de las neurosis. Freud entonces va a ubicar cómo algo de la
violencia del padre y el odio que a él le generaba el padre, se actualizan, se recuerdan en transferencia. Es interesante
porque vemos una cara de la transferencia que no es la versión amorosa, ni la más imaginaria “está todo bien con mi
analista”, “me analizo con Freud”. Sino que muestra el goce, podríamos decir, de su doloroso camino. Donde Freud es
llevado al lugar de padre violento, a quien se lo podía insultar, pero con cierta distancia por temor de que Freud lo golpee.
Esta versión del padre que se juega en la transferencia es la que hace existir al Otro con mayúscula completo que encarga
el lugar de la crueldad. Digamos además que Freud sostiene su acto analístico soportando esta versión transferencial,
pero además parece haberla propiciado cuando le dice al hombre de las ratas (pág. 133): que él tenía cierta reticencia
contra el tormento. Y Freud le dice que él no tiene ninguna inclinación por la crueldad, no quiere martirizarlo, no quiere
hacerlo sentir mal. Pero que la cura no avanza si él no puede superar esa resistencia.
4. La resolución:
Freud hace una pregunta que le va a permitir desarrollar los nexos que forman el tejido de la neurosis, sobre todo a partir
de las consecuencias del encuentro con el capitán cruel. Se pregunta en la pág. 164: ¿Por qué los dichos del capitán cruel
sobre el tormento y el relato de devolver el dinero le provocaron esta reacción patológica? Dice que las palabras del
capitán cruel tocaron lo que él llama una sensibilidad de complejo inconsciente, lugares hiperestésicos del inconsciente.
Me parece que está aludiendo ahí a la trama representacional, pero a cierta pulsión ligada, fijada en esa trama
representacional. Recordemos que la fijación supone que cierta satisfacción pulsional parcial quedó demorada en el
desarrollo de la libido y que va a funcionar en el lugar de la predisposición a enfermar. Entonces con las palabras y los
dichos del capitán cruel se actualizan y se tocan, podríamos decir, ciertas identificiaones inconscientes y se toca el cuerpo
pulsional, el erotismo anal.
Vayamos primero a destacar la identificación al padre que se juega dice Freud en el terreno de lo militar, porque el padre
también había pertenecido al servicio militar, y que se articulan con las deudas del juego porque el padre del hombre de
las ratas había contraído una deuda de juego jugando a las cartas, que no se sabía si había logrado saldarla, no quedaba
claro si había podido devolver el dinero. Freud dice que perder plata en el juego y contraer una deuda en el terreno de lo
militar era un penoso recuerdo, un pecado de juventud del padre para el hombre de las ratas. Pág. 165. Las palabras
entonces del capitán cruel: “le tienes que devolver las 3,80 coronas” resonaron como una alusión a esa deuda impaga del
padre, se reactualizó esa deuda paterna. Y a Freud no se le escapa que palabra nombran estos jugadores de naipes que
es: spielratte, que sería traducido “rata de juego”, “jugador empedernido”.
Pero además hay otro lugar donde se juega una identificación con el padre y es que él sabía desde el comienzo que quien
había pagado los lentes, los quevedos, era la empleada de la estafeta postal, que aparte tenía cierto interés en el hombre
de las ratas. Aparece ahí entonces la identificación con el padre nuevamente en el terreno del amor, teniendo que elegir
entre dos mujeres, porque además de esta empleada de correos, estaba la hija del posadero que también estaba
interesada en él. Y Freud dice, concluye que, con el delirio de los dos tenientes, del teniente A y B, de alguna manera se
repite esta vacilación entre estas dos mujeres.
Si volvemos a la pregunta con la que iniciamos este punto, ¿Por qué los dichos del capitán provocaron semejante
enloquecimiento? Tenemos que señalar también la cuestión en relación a lo que se toco del erotismo anal. Habíamos
trabajado la identificación la identificación inconsciente al padre en el terreno de lo militar y con las deudas del juego y
las deudas del amor, y ahora vamos al erotismo anal.
El castigo de las ratas despabiló, despertó, dice Freud, sobre todo el erotismo anal. Algo de lo pulsional emerge, se
despierta vía esta fantasía de que un tormento así podía sucederle al padre y a la amada. Fantasía que por cierto a él lo
deja al borde de la angustia, pero para entender el valor de lo pulsional, del erotismo anal, Freud ubica que este tema
ocupo un papel importante en su infancia porque parece que durante años tuvo parásitos que toman la zona anal. A mi
me gusto como lo trabajo Tomasa en el teórico de síntoma, fantasía y pulsión porque ahí ella decía que la fijación en el
erotismo anal supone una satisfacción que esta articulada al otro de los primeros cuidados. Entonces no se trata tanto de
los parásitos en sí mismo sino del tratamiento que una madre, suponemos, hace en el cuerpo del niño.
Además de la cuestión de la cuestión del erotismo anal y el papel de los parásitos en la infancia, las ratas entraron a jugar
en el simbolismo como dinero. Algo que Freud desarrolla en El carácter y en el erotismo anal, Freud trae que parecidos
se escriben ratas y cuotas, dinero. Porque ratas se escribe ratten, y cuotas raten. Y entonces va a decir que en sus delirios
obsesivos él se había creado una suerte de monedas de ratas, ya que cuando tenía que pensar un precio decía “Tantos
florines, tantas ratas”. Se escucha ahí en esa suerte de delirio la determinación significante, tanto las deudas como la
herencia paterna van a ir a parar a esta suerte de lengua de ratas, que es una interpretación insisto, de Freud, donde lee
el equívoco entre ratas y cuotas que se escribe muy parecido. También la rata era un animal portador de infecciones por
lo que pudo venir a lugar de un símbolo de infección sifilítica que era bastante común en el terreno de los militares. Y esto
podría entrar en conexión con las deudas de la conducta del padre.
Freud va a decir que queda claro que el relato del capitán cruel despertó toda clase de mociones sádico-anales, pero
agrega que durante un tiempo no se llegaba a echar luz sobre el significado de la idea obsesiva hasta que aparece una
asociación con el cuento de las damiselas de las ratas de Ibsen que es una versión del Flautista de Hamelin, a partir de ahí
el significante rata va a significar también, y fundamentalmente, hijos. Sobre esta línea del significado va a aparecer un
recuerdo: había ido a visitar la tumba de su padre y vio que un roedor, que sería una rata, que estaba vueltas por ahí se
había dado un banquete con el cadáver de su padre. Freud va a ubicar los caracteres de la rata: como un animal asqueroso,
roñoso y que muerde con sus dientes afilados, pero también que recibe un castigo por su hacer. Y de ahí lo que va a
extraer es la identificación con la rata que está en juego atravesando su neurosis. Dice en la pág. 169: “real y efectivamente
podía ver en la rata la viva imagen de sí mismo”. Se trataría de una identificación con ese objeto en esa escena
fantasmática que es pegado, azotado. Donde se convoca a otro que cumple una función ligada a la crueldad de ser,
podríamos decir, el que ejecuta el castigo.
La relación ratas e hijos lo lleva a una comunicación que, si bien no está olvidada había mantenido alejada del nexo
asociativo, y es que su amada había sufrido una operación que le impedía embarazarse. Eso hacía que el hombre de las
ratas entre en duda sobre si casarse o no con ella porque amaba a los niños y entonces para él este impedimento era todo
un tema. Freud va a decir que una ocurrencia encubridora va a ordenar todo el material, que es la palabra heiratten, que
quiere decir casarse. Lo que se escucha por supuesto en esa palabra, el ratten.
Antes de terminar, nos va a quedar dar una vuelta por lo que les sucede cuando un día después del relato al tormento, el
capitán le da los quevedos y le dice que tiene que devolver las 3,80 coronas al teniente A. (Quevedo no solo vuelve a traer
el tema de la mirada, sino que es una palabra que además significa pellizcar y torturar). Freud va a decir que él ya sabe
que el capitán cruel se equivoca, y que con quien está en deuda es con la señorita del correo. Pero lo que produce una
serie de argumentos y contra argumentos que lo enloquecen está comandado por mociones de crueldad anales
despabiladas alteradas desde que escuchó el relato del tormento. Esta obediencia ciega basada en un error supone
sostener al capitán en tanto dice Freud, subrogado del padre consintiéndolo, dice Freud: “el padre no se puede equivocar”.
Explicando entonces una vez más cómo opera la neurosis.
Freud produce una lectura donde articula y propone que el capitán y el padre quedan en la misma serie transferencial y
esto está facilitado por la crueldad como un significante que nombra a ambos. Pero además se articula a la anal y a la
posición masoquista, que como dijimos al principio del audio no es un concepto que Freud trabaje en este texto pero que
esta presente en distintas escenas. Y opera por lo simbólico, con las representaciones, con el sentido, pero también con
lo pulsional porque lo que estuvimos haciendo en esta última parte es encontrar cómo el significante ratte se repite,
insiste a lo largo del historial por diferentes caminos ligado al relato del capitán y las fantasías que lo perturban, el
casamiento con la dama, a las deudas del padre, a los hijos, a la administración del dinero, y hasta sí mismo cuando
concluye que la rata se presenta a su viva imagen. Pero además lo que Freud señala es que esa representación, ese
significante que se repite, también vehiculiza una satisfacción por él ignorada que va a ubicar a nivel del erotismo anal, y
articulada las mociones de crueldad y al masoquismo.
5. Fantasma y angustia
Me parece importante decir que el fantasma en la neurosis tiene por función velar lo traumático, el agujero estructural,
para adormecernos en una realidad más o menos estable. Sabemos además que es una realidad fantasmática que soporta
el edificio de la neurosis, y que se construye por la operación paterna, y en la neurosis obsesiva va a darnos una versión
del padre como perturbación del goce. Hay situaciones, coyunturas, que van a dar cuenta que el fantasma a veces falla,
porque vacila o porque se realiza. La vacilación va a dar cuenta del encuentro con la falta con el Otro con mayúscula. Del
encuentro con su inconsistencia, frente a eso es que el fantasma venía operando como una defensa hasta que falla o
vacila. En este historial podemos ubicar estos puntos de vacilación en las escenas que dan cuenta de las deudas del padre,
por ejemplo en el velorio de la tía, en las palabras del tío cómo resuenan en el Hombre de las ratas como una alusión a la
deuda de amor del padre. También en la deuda que se asoma ahí con el plan marital, cuando se actualiza el tener que
elegir entre el amor a una mujer, o la riqueza económica, y entonces se pone en juego la identificación con el padre. Pero
yo quisiera detenerme en la otra posibilidad, que es cuando el fantasma se realiza, allí se trata más bien del encuentro
con la consistencia del goce del Otro con mayúscula, tiene la textura de la pesadilla va a decir Lacan, y es el punto donde
el Otro se te viene encima, donde el Otro aplasta. Lo vamos a poder pensar a partir del encuentro con el capitán cruel y
con su famoso relato donde Freud escucha el horror ante el placer ignorado. Ese horror está allí porque algo de la crueldad
se realiza, se presentifica para el hombre de las ratas. El saldo de ese encuentro es un enloquecimiento que lo va a llevar
a la consulta con Freud a este hombre.
Destaquemos entonces, por último, que tanto la realización como la vacilación suponen un fracaso de la función del
fantasma, el encuentro con un real, y que lo que nos anoticia de esto no es otra cosa que la presencia de la angustia en
sus diferentes formas.
TEORICO: LACAN I: LA PREGUNTA NEURÓTICA
La pregunta neurótica entonces: ¿Qué sería eso? ¿Será que hay una pregunta sobre algo en particular enunciable que en
sí misma es neurótica? ¿Será que lo neurótico es cierta manera de preguntar? y ¿Neurótico en qué sentido? Porque no
siempre lo usamos exactamente de la misma manera o con el mismo alcance. Ustedes habrán notado ya que una
psicopatología psicoanalítica tiene distintas dimensiones, uno puede creer que el interés de la Psicopatología es delimitar
las patologías psíquicas en sí mismas, distinguir lo específico de las supuestas patologías mentales, los cuadros psíquicos
o uno puede entender que el interés de la psicopatología es aprender en los supuestos casos de patología mental los
mecanismos que ahí son más notorios pero que valen también para los casos considerados normales. Son dos perspectivas
que NO se excluyen y claramente están en Freud desde el principio. Él descubrió la represión y la escisión psíquica como
mecanismo de los cuadros de histeria, en sus síntomas patológicos, pero rápidamente entendió que eso enseñaba sobre
el aparato psíquico en general y se ocupo de publicar mas o menos pronto “La interpretación de los sueños” y
“Psicopatología de la vida cotidiana” para mostrar que represión y retorno de lo reprimido rigen también la supuesta
normalidad. Y eso mismo vale para nuestros términos psicopatológicos fundamentales: Neurosis y psicosis que
ciertamente son tipos clínicos, cuadros y pueden ser considerados lo que a veces se llama sin mucha precisión
enfermedades o patologías mentales, cuadros clínicos. Pero para nosotros son algo más que eso, son estructuras
subjetivas, son modos de estar constituido el sujeto. Y NO es exactamente lo mismo la estructura subjetiva que el cuadro
clínico, un sujeto puede tener una estructura subjetiva psicótica, aunque nunca desencadene una psicosis, un cuadro
clínico psicótico, y del mismo modo un sujeto de estructura subjetiva neurótica tal vez puede no desencadenar nunca una
neurosis clínica. La estructura subjetiva NO se reduce del todo entonces a lo que solemos llamar una neurosis o una
psicosis en el sentido de un cuadro clínico.
Bueno, con nuestro tema podemos plantear algo parecido, podemos decir que la pregunta neurótica se recorta dentro
de un contexto más amplio definido por el hecho de que la estructura del sujeto en sí misma puede definirse como una
pregunta o más bien que el movimiento de constitución del sujeto a través del Otro tiene la estructura de una pregunta,
al menos en el campo de la estructura subjetiva neurótica. Ustedes saben que desde la perspectiva psicoanalítica un
sujeto, un ser hablante NO es algo natural dado ya en el nacimiento acabado, el sujeto es algo que se constituye a través
de su relación con el otro, y especialmente con el Otro con mayúscula, como dice Lacan, con el Otro Simbólico. Desde el
comienzo de lo que Lacan llama su enseñanza propiamente dicha en el año 1953 él pone el acento en la primacía del Otro
simbólico en el movimiento de la constitución del sujeto. Pero respecto de ese Otro simbólico, de esa A con mayúscula
hay que hacer una precisión, una distinción, porque esa noción sufre una transformación importante en los primeros años
de la enseñanza de Lacan, un viraje. Lacan arranca su enseñanza centrado en un Otro con mayúscula entendido en el
plano de la palabra, es un Otro hablante, es un Otro sujeto. De hecho cuando introduce la anotación de la A mayúscula
para el Otro simbólico en el “Esquema L”, es la clase 19, en el Seminario 2, se refiere a ese Otro de la palabra, de la
intersubjetividad, a ese Otro sujeto hablante. (05:03)
Pero pronto Lacan cuestiona esa idea de la intersubjetividad, de que ese Otro con mayúsculas sería otro sujeto y adopta
un nuevo concepto de Otro con mayúscula, de Otro simbólico, NO el otro de la palabra, sino el Otro del lenguaje. El Otro
simbólico pasa a ser el lugar del lenguaje, del significante, del tesoro del significante como dice Saussure, la batería del
significante. Por eso Lacan transforma el “Esquema L” donde el otro es otro sujeto, en el “Esquema Z” donde la A
mayúscula pasa a ser el lugar del significante y eso mismo vale para el Grafo del Deseo, en el Grafo del Deseo la A
mayúscula es la batería significante del lenguaje. Es como si Lacan cambiara un poco su perspectiva, en lugar de centrarse
tanto en que el sujeto se constituye en un diálogo con otro sujeto hablante, va pensando que se constituye efectivamente
a través de una experiencia hablante, de palabra pero donde el interlocutor del sujeto y el sostén en definitiva NO es otro
sujeto hablante, sino el lenguaje mismo. El sujeto se funda siempre en el otro, se constituye siempre a partir del otro pero
tras ese viraje, que se produce en el Seminario 3, se trata sobre todo del Otro del lenguaje, del significante.
Comento esto porque no es casual que sea en ese punto de la enseñanza de Lacan en el Seminario 3 al pasar de la palabra
al lenguaje que aparece esta cuestión de la pregunta neurótica y tenemos que destacar entonces que la pregunta
neurótica NO es algo que se dirija a alguien. Eso puede estar encarnado por supuesto, puede haber personas que
adquieran cierta prevalencia en la infancia y después también. Pero la pregunta se dirige en definitiva al lenguaje, al
campo del significante. El sujeto se constituye en un movimiento por el cual se busca en el campo del otro, en el campo
del significante. El sujeto le pregunta de manera permanente al lenguaje por su propio ser, el ser de sí mismo, el del sujeto,
porque viviendo en un mundo de seres hablantes no tiene otro modo de darse a luz, de venir al ser, de realizarse sino es
fundando su ser en el lenguaje, en ciertos significantes. Entonces el sujeto intenta permanentemente advenir en el campo
del otro entendido como lugar del significante. Y ese movimiento tiene estructura de pregunta porque el significante es
incapaz de representarlo plenamente, es incapaz de decir su ser, así que es incapaz de responder su pregunta como ya
iremos retomando. Pero entonces decir que la neurosis como cuadro clínico tiene estructura de pregunta y que en un
sentido más amplio la estructura Subjetiva Neurótica tiene estructura de pregunta es evidentemente definir esa
estructura por relación con el saber, es decir con una trama significante. Pero esa relación con el saber es doble y es
incluso un poco paradójica, vamos a ir subrayando este hecho porque sin duda una pregunta se dirige al saber y lo supone,
pero al mismo tiempo supone y parte de un agujero en el saber, de algo que no se sabe. Eso que no se sabe ese agujero
en el saber es el sujeto mismo, es su vida, su existencia, su ser y la dura prueba a que lo somete la vida es descubrir hasta
qué punto es efectivamente así, es decir hasta qué punto el Otro con mayúscula, el conjunto del lenguaje en principio y
tras eso la cultura, no sabe lo que él es, no puede responder por su ser. Esa es la estructura de la subjetividad neurótica
en general digamos.
Ahora, la neurosis como cuadro clínico en particular es una posición particular respecto de ese agujero en el saber. Es un
modo de quedar el sujeto detenido ante ese agujero en el otro que en definitiva es él mismo ese agujero. Sin querer
atravesar ese agujero, retrocediendo incluso sin asumir que por estructura NO hay saber suficiente en el Otro para
garantizarle cómo arreglárselas bien con su existencia. (10:22)
Esta perspectiva de situar la Posición Neurótico a partir de su relación con el saber y las preguntas no es un puro invento
de Lacan, como ustedes deben saber está muy presente en Freud, seguramente es la lectura más inmediata que se puede
hacer de la palabra inconsciente, es decir algo que no se sabe, pero además Freud la desarrolló expresamente quizá sobre
todo en el asunto de la investigación sexual infantil. Hay especialmente un texto de Freud que ustedes deben conocer,
sobre las teorías sexuales infantiles, donde él habla de algo que llama el Complejo Nuclear de las Neurosis, es una
expresión que en el Historial del Hombre de las ratas usa para referirse directamente a lo que suele llamar el complejo de
Edipo y en este texto, de las teorías sexuales infantiles lo usa de un modo un poco distinto, pero podríamos decir que es
otra manera, otra versión de formular efectivamente el complejo de Edipo. Se trata también de un conflicto que suscita
una represión, pero en vez de plantearse el conflicto en vez de plantearse el conflicto en torno de un objeto de satisfacción
sexual digamos la madre, por ejemplo, el conflicto gira en torno del saber, la prenda misma del conflicto es el saber. No
tenemos tiempo para detenernos con cuidado en ese trabajo de Freud ahora, digamos rápidamente que las preguntas no
son un mero ejercicio intelectual ahí, sino que parten de alguna manera del dolor de existir, Freud lo ubica por ejemplo
en la llegada de un hermanito y la consiguiente pérdida de la atención libidinal por parte de los padres, y entonces el niño
quiere entender y dirige preguntas a sus otros significativos en principio los padres, pero estos otros lo evitan, le escatiman
el saber, lo despachan con respuestas insuficientes. Pronto van a estar comenzando a leer el “Historial de Juanito” si no
es que lo han comenzado ya, van a haber que el pregunta por ejemplo por el origen de los niños y se le responde con el
cuento de la cigüeña y Freud sostiene que a partir de ese fracaso, ese desencuentro se produce por primera vez un
conflicto psíquico dice él, el niño queda dividido entre una opinión que respeta las palabras parentales pero que implica
volverse un poco tonto, este cuento de la cigüeña, y otra opinión, más cercana a lo pulsional pero que implica desafiar la
autoridad parental. Y esa segunda corriente que pone en jaque la autoridad parental finalmente resulta reprimida y se
prosigue en lo inconsciente y desde ahí comandará la neurosis y determinará la configuración de los síntomas del mismo
modo que las fantasías inconscientes.
Les dejo en un archivo adjunto un par de pasajes de ese texto de Freud por si no lo tienen a mano para que puedan
refrescar el planteo y yo quisiera destacar solamente dos cosas ahora, una es que lo importante NO es sólo la ruptura con
los padres ahí, no se trata simplemente de que los niños a partir de ese momento escondan de los padres su investigación
sexual infantil, sino que hay una ruptura del sujeto consigo mismo porque se produce una represión, el niño esconde en
todo caso de sí mismo su investigación sexual infantil o de su conciencia o de su yo, sus preguntas sexuales infantiles se
prosiguen manera inconsciente. La segunda cuestión es que este conflicto nuclear es más estructural de lo que puede
parecer por esa primera presentación que hace Freud, no por reprocharle nada, él está abriendo un camino nuevo y no
puede revelar todo de un solo golpe. Pero lo que quiero decir es que, aunque los padres no respondan con mentiras o
cuentos como los de la cigüeña igual los niños se van a topar con ese punto en el que no se les puede responder aunque
se les lea el último papper o artículo enciclopédico sobre la reproducción humana, nunca será suficiente para agotar la
pregunta que hay ahí. De hecho, si prestan atención al “Historial de Juanito” van a ver que no se trata solamente de que
él sabe y da a atender como dice Freud que a su hermanita no la trajo la cigüeña, sino que creció en el vientre de su madre
durante meses, Juanito sabe eso, pero ¿y antes?, dónde estuvo la hermanita, siempre antes cómo dice él, de algún lado,
de dónde vienen, dónde están los niños antes de la concepción. La abuelita de mi mujer decía que están en los cuernos
de la luna, como haciendo fila, esperando a ser concebidos. No entra fácilmente en el entendimiento humano que un ser
surja de la nada, de algún lado tienen que venir, en algún lado tenían que estar. Y después también, porque tampoco
entra en el entendimiento que donde había un ser tan concreto, tan contundente como es un ser amado tampoco quede
nada, tampoco alcanza el saber para entender eso. Entonces por estructura, los niños se encuentran con el punto en que
los adultos no pueden responder y ese encuentro tiene algo de traumático al poner en jaque la autoridad de esos otros y
en esa medida queda envuelto siempre en una maniobra represiva como ubica Freud, es decir se prolonga se continúa en
lo inconsciente.
Pasemos ahora a Lacan. Si hubiese que sintetizar al máximo cuál es la originalidad que introduce Lacan en su relectura de
Freud aún a riesgo de reducir un poco las cosas podríamos decir que se trata siempre de volver a pensar la obra freudiana
y la experiencia analítica a la luz de la estructura del lenguaje, a la luz de la importancia y la presencia de la estructura del
lenguaje en los seres hablantes con todas sus consecuencias. Si a veces ubicamos dos grandes pilares en los
descubrimientos en la obra de Freud, el inconsciente y la sexualidad infantil perversa, si decimos que el inconsciente
consiste en que el aparato psíquico está escindido, dividido y que la sexualidad infantil se especifica por la pulsión que a
diferencia del instinto no tiene objeto, diríamos que Lacan viene a descubrir que las dos cosas responden a la estructura
del lenguaje, el significante. El aparato psíquico, la subjetividad están divididos por estar estructurados por el lenguaje y
la pulsión pierde de entrada su objeto porque el significante se interpone en el medio. Son todas cosas que merecerían
más desarrollo que no vamos a continuar ahora. Pero aplicado a nuestro tema diría que lo primero que tenemos que
situar en la concepción lacaniana de la pregunta neurótica, es como decíamos al principio, que es el lenguaje, el
significante el que le impone a esa pregunta su estructura. El significante da la estructura de la pregunta neurótica porque
de hecho el significante da la estructura de la subjetividad en general. El significante da la estructura de la pregunta
neurótica, pero de una manera doble y paradójica, vuelvo a insistir en esto, la relación de la pregunta con el significante
es doble y paradójica. Tiene dos facetas que pueden parecer contrarias y esto es algo fundamental que tenemos que
destacar porque en definitiva ahí está la raíz de la estructura de la división subjetiva, del agujero en el saber y de lo
traumático también. Entonces hay que mantener la tensión entre estas dos facetas tal como las ubica Lacan en el
Seminario 3, esos pasajes que ustedes ya trabajaron. La pregunta se plantea en el nivel del significante, incluso se refiere
un poco al significante esa pregunta pero al mismo tiempo la pregunta se plantea en el nivel del ser, se refiere al ser, a la
existencia; que es justamente lo que el significante NO puede explicar, agotar, apresar, porque es real, la pregunta se
refiere al ser que es real e irreductible al significante pero se plantea en significantes porque es el significante el que
nos introduce en esa dimensión del ser aunque se le escape al mismo tiempo.
Claro que el ser no quiere decir nada positivo acá esto no es un discurso filosófico, si Lacan dice “ser” es porque no se
puede decir nada más específico ahí, nada más limitado, como cuando dice que el deseo es una falta en ser, para indicar
que es una falta radical absoluta de nada nombrable, no es falta de esto o aquello, es falta de algo conseguible, de algo
que se pueda tener, es una pura falta en ser. El ser en definitiva es un agujero que tiene esa doble relación paradójica con
el significante y sobre la que vamos a volver hoy.
El valor de la muerte y la sexualidad en la pregunta neurótica tenemos que situarlo con esas coordenadas porque el ser
es mortal y es sexuado y lo es en lo real ciertamente pero no sólo en lo real natural biológico sino sobre todo en un nuevo
real introducido y estructurado por el significante que re sitúa esas dimensiones del ser mortal y sexuado imponiéndoles
algo de la estructura del significante. Vamos a comenzar por la muerte que es la vertiente más obsesiva, un poco porque
la vertiente histérica se trabajó un poco más pero también porque argumentalmente nos puede resultar útil comenzar
por acá.
Entonces nosotros, los seres hablantes, tenemos una relación original con la muerte, una relación que no tiene el resto
de los animales por supuesto que todos mueren como nosotros, pero sólo nosotros tenemos una relación con la muerte
en cuanto tal porque sabemos que existe, y no se trata sólo de la muerte biológica es también eso pero en definitiva es
una relación con el tiempo en un sentido más amplio, los animales viven en una especie de puro presente continuo,
nosotros en cambio estamos sumergidos en otro tiempo, el tiempo humano donde existen el pasado y sobre todo el
futuro, es decir donde en definitiva existe el tiempo en sí mismo y todo eso por culpa de que sabemos que el tiempo
existe. Sabemos que el tiempo existe porque tenemos significante y por eso, no sólo vivimos en relación con lo presente,
sino también con lo ausente. La estructura del significante no es otra cosa que eso, la relación con la ausencia como tal,
ese es de alguna manera el fundamento primero. La única esencia del significante, si es que tiene alguna, es una ausencia,
esa ausencia tiene una primera vertiente que es simbólica, que existe al interior de lo simbólico y que consiste en que la
única definición posible de un significante es su oposición diferencial con todos los otros, dicho de otra manera, la
presencia de un significante es estrictamente equivalente a la ausencia de todos los otros significantes que componen
con él una batería y que podrían haber estado en su lugar. Ustedes habrán estudiado esto con Saussure, no sé si lo hemos
retomado en nuestras clases iniciales del año, pero podemos ilustrarlo rápidamente con el juego ←del ahorcado
señalando que decir que letra va en un casillero es exactamente la misma información, el mismo mensaje que decir todas
las que no van ahí. Entonces la estructura del significante es diferencial, un significante se define por su diferencia con
todos los otros y la presencia de un significante en una cadena significante se define como la ausencia de todos los otros
que podrían haber estado en su lugar. Esa es una vertiente simbólica de la ausencia, y es la esencia de lo simbólico, lo
simbólico es ausencia, agujero. Pero a su vez por esa naturaleza suya tan particular, el significante introduce la ausencia
en lo real o ,si ustedes quieren digamos, recorta la ausencia en lo real, la delimita, la circunscribe y la inscribe porque el
significante no es sólo la ausencia de los demás significantes, es también la ausencia de la cosa a la que nombra. (25:02)
La palabra es la muerte de la cosa, porque al nombrarla la ausenta, la desprende de su presencia efectiva, incluso deja
esa presencia en un segundo plano, la anula un poco. Y por eso el significante introduce la posibilidad del juego del fort
da que todos conocen en Freud, alcanzan dos significantes, cada uno simplemente iguala la ausencia del otro para anular
a la madre, para convertir en objeto del deseo, no a la madre, sino a la ausencia de la madre, al agujero que deja la madre
en lo real cuando se va. El deseo no está en relación con la presencia de la madre, sino con su ausencia, en presencia de
la madre se la puede disfrutar, habrá alegría, regocijo o eventualmente puede ser un infierno tal vez no sé, pero en
ausencia de la madre surge el deseo. El objeto del deseo es la ausencia de la madre pero sólo puede serlo gracias a que
el significante delimita esa ausencia como tal, el dolor de esperar a la madre se transfiere al significante, dice Lacan, y se
convierte de esa manera en deseo -voy a incluir un archivo adjunto donde Lacan dice eso- y la ausencia de la madre se
convierte en un objeto tan importante como su presencia porque gracias a esa ausencia como tal soportada en el
significante, el sujeto le va a dar cuerpo a su deseo que lo va a llevar por la vida hacia destinos desconocidos que
finalmente resultarán mucho más ricos que si hubiese permanecido siempre apegado al seno materno digamos.
Entonces, la muerte es mucho más que la muerte biológica, es la muerte de la cosa introducida por la palabra, es la
ausencia que el significante localiza en lo real o incluso que el significante cava en lo real como dice también a veces Lacan.
Pero bueno, es cierto que la muerte biológica es como la encarnación más brutal de esta dimensión del paso del tiempo
implacable, es una encarnación brutal de esa ausencia que el significante localiza en lo real.
Ahora, lo que quiero destacar sobre todo es la relación de esta muerte humana con el significante porque es doble,
paradójica y eso es una manera de entender la relación paradójica de lo traumático con el significante también, ¿Por qué?
Por una parte, es el significante es el que introduce al ser hablante en esta relación con la muerte, con lo ausente. Si no
fuese porque evitásemos el significante, no tendríamos esta relación con la muerte, ella de alguna manera no existiría
para nosotros. Es el significante el que nos introduce en esa dimensión y en este sentido la relación con la muerte es
simbólica, es significante. Pero por otra parte el significante no puede dar cuenta de la muerte. Si les ha tocado ya perder
algún ser querido, lo saben y si no, es inútil que yo intente convencerlos en este momento o ya lo sabrán a su tiempo. El
duelo es algo que hay que experimentar, no se lo puede explicar, no hay palabras donde pueda caber esa experiencia de
la muerte ese nudo en la garganta, no es sólo una cuestión fisiológica, es que uno se topa con algo para lo cual las palabras
no alcanzan. Pero no porque falte una palabra en particular, no es que falte un significante en la batería, simplemente las
palabras no alcanzan para decir lo real, en ese caso lo real de la muerte. Entonces hay que retener esta especie de
paradoja, la muerte, lo real de la muerte, lo traumático de la muerte es algo introducido en la experiencia humana por el
significante, pero al mismo tiempo es algo irreductible al significante porque es real (30:00)
A fin de cuentas, ¿la muerte es simbólica o es real? Es de lo más real que hay por supuesto, es tan real que no alcanzan
las palabras para dar cuenta de ella, pero al mismo tiempo es un real que se introduce en la experiencia humana por el
significante, porque si no fuese por el significante no tendríamos relación con ese real que ciertamente es traumático. En
este sentido no hay lo traumático sin el significante, es el significante el que introduce lo traumático, el significante de
alguna manera es lo traumático, pero al mismo tiempo lo traumático es algo irreductible al significante, es un real que el
significante introduce pero que le excede. Entonces dice Lacan ahí en esas clases del Seminario 3 que ya estuvieron
trabajando “lo simbólico da una forma en la que se inserta el sujeto a nivel de su ser, la cuestión de saber que liga a dos
seres en la aparición de la vida sólo se plantea para el sujeto a partir del momento en que está en lo simbólico, pero existe
de todos modos una cosa que escapa a la trama simbólica, a la procreación en sus raíz esencial, nada explica en lo
simbólico el hecho de su individuación, el hecho de que un ser sale de otro ser, nada explica tampoco que es necesario que
algunos seres mueran para que otros nazcan. En efecto hay algo efectivamente radicalmente inadmisible al significante,
la existencia singular del sujeto sencillamente, ¿Por qué está ahí, de dónde sale, por qué está ahí por qué va a desaparecer?
El significante es incapaz de darle la respuesta por la sencilla razón de que lo pone más allá de la muerte, el significante lo
considera como muerto de antemano, lo inmortaliza por esencia”.
¿Por qué dice Lacan que el significante nos inmortaliza por esencia? No es sólo la muerte biológica, mi nombre no sabe si
estoy vivo o si estoy muerto, ni le importa, le da lo mismo, no porque sea malo, es por su estructura, porque no hay
ninguna diferencia a nivel del nombre en sí mismo, a nivel del significante, no hay ninguna diferencia entre mi nombre
pronunciado por mí mismo estando vivo o por mis seres cercanos refiriéndose a mi vivo y mi nombre puesto sobre mi
tumba, o mi nombre utilizado 200 años después de mi muerte. El nombre, el significante, es igual, es el mismo, mi nombre
no sabe si estoy vivo, ni siquiera sabrá nunca si alguna vez existí porque se puede nombrar lo que no existe y se lo puede
nombrar de la misma manera que se nombra lo que existe. El nombre mismo, el significante no lleva en sí ninguna esencia
ni ninguna marca de la existencia de eso que nombra. No es como el humo con el fuego, como se suele decir que es otra
cosa, otra estructura de signo, si hay humo ahora hay fuego o lo hubo recientemente, pero si hay significante no, el humo
implica el fuego, pero el significante no implica el ser. Por eso dice Lacan que el significante nos considera como muertos
de antemano porque no sabe si estamos vivos, como dice Shcreber, que tiene razón, “su Dios no sabe nada de los seres
vivos”, ¿Cómo iba a saber? si su Dios es básicamente lenguaje, significante, son rayos parlantes
Ahora atención porque esto me parece que es lo fundamental para el sujeto obsesivo, quizá podríamos decir que es un
poco el secreto ahí en juego: así como el significante es incapaz de agotar lo real de la muerte, así también el significante
es incapaz de decir lo real de la vida, y una vez más no tanto la vida biológica, sino la vida confrontada por el significante
con su propia existencia sin sentido. Tan traumática como la muerte, más traumática que la muerte incluso diría yo es la
confrontación con la propia vida, lo real de la vida de la existencia también excede al significante, pero en esa misma
doble relación paradójica. Es también el significante el que introduce lo real de la vida de manera traumática, pero sin
poder dar cuenta de él. Voy a incluir también en el archivo adjunto un pasaje del Seminario 5 bastante elocuente en este
sentido está en la página 474, Lacan dice algo así “El famoso traumatismo del que se partió en el corazón y en el horizonte
del descubrimiento del inconsciente, que es sino un significante cuya incidencia en la vida he comenzado a articular hace
un momento, el ser vivo es captado como vivo en cuanto vivo pero con ese desvió con esa distancia que es precisamente
la que constituye tanto la autonomía de la dimensión significante como el traumatismo, que es pues sino aquella vida que
se capta en una horrible apercepción de sí misma, en su extrañeza total, en su brutalidad opaca, como puro significante
de una existencia intolerable para la propia vida, algo de la vida que se le manifiesta así misma como significante en estado
puro y no puede articularse de ninguna manera ni resolverse”
Entonces por culpa del significante el sujeto queda confrontado con el hecho de existir, de estar vivo, pero al mismo
tiempo esa existencia le resulta ajena, extraña, porque el significante es absolutamente incapaz de explicársela. Ahí está
lo traumático del significante, y del real que el significante introduce y por eso la muerte es pregunta y junto con ella la
vida es pregunta, la existencia es pregunta. Ahora esa es la estructura de la subjetividad en general, el sujeto está separado
de su ser, de su existencia por el significante que ni siquiera sabe si existe y que cosa es.
Ahora, el sujeto obsesivo en su tipo clínico es el que se aprovecha de esa brecha entre el significante y el ser, o la existencia,
para utilizarla defensivamente, para mantenerse a distancia de su propia vida, de su propia existencia para ponerlo todo
en duda, para jugar que está todo ahí donde en realidad no está y en realidad está ausente, entonces no puede pasarle
nada, juega a preguntarse si está vivo o si está muerto mientras la vida le pasa por el costado, se mueve a sus anchas en
el mundo de la indeterminación del puro significante que es un mundo estéril y se mantiene especialmente a distancia
del acto que es ese punto donde el significante desemboca nuevamente sobre lo real y se vuelve fecundo, cargado de
consecuencias reales, sólo que a esas consecuencias justamente el significante no puede preverlas, dominarlas,
calcularlas, ya lo vamos a retomar.
Pero antes ubiquemos la posición de la sexualidad respecto de la estructura del significante, que en definitiva, se va a
tratar de lo siguiente, de que no alcanza con que el significante no pueda dar cuenta de la existencia, esa imposibilidad
misma, esa imposibilidad de que el significante agote el ser del sujeto, se necesita que esté simbolizada en el inconsciente,
que esté reconocida, registrada, inscripta, redoblada simbólicamente para que el sujeto no confunda su existencia con lo
que el significante dice de ella, para que no colapse en el significante para que no reduzca su existencia a demandar. Esa
es la función de la sexualidad para el ser hablante y, por eso, esa imposibilidad se inscribe como castración, vamos a tratar
de verlo un poco.
En definitiva esa es la lógica inaudita de la relectura que Lacan hace de la Castración y del Edipo freudianos en estos
Seminarios digamos de esta segunda mitad de la década del 50, del Seminario 3 al Seminario 8, más o menos. ¿Por qué
esa importancia en Freud de la castración como motor de la Represión en general y como Sepultamiento del Complejo de
Edipo, en particular? ¿Cómo puede ser que el encuentro con la castración tenga como efecto semejante transmutación
subjetiva como es el duelo edípico?
Ustedes seguro que conocen esa especie de versión superficial podríamos decir así con que Freud recubrió sus textos, se
encuentra por ejemplo ahí en “El Sepultamiento del Complejo de Edipo” según la cual sería la amenaza de castración la
que produce el sepultamiento del complejo de Edipo en el varón como por temor a perder el miembro viril digamos, pero
si es así: ¿Por qué la amenaza no tiene ningún efecto subjetivo hasta que el niño descubre la castración en la madre?
Bueno, se podría decir porque recién ahí el niño cree en la veracidad de la amenaza, recién ahí piensa que la cosa viene
en serio digamos. Pero verdaderamente la lógica es otra, está en Freud, pero Lacan la destaca y la sistematiza. En
definitiva, la cuestión es que el falo no es sólo un órgano con una relación muy especial con el goce, sino además algo
capturado por el inconsciente, el falo es algo capturado por el inconsciente que le imprime un valor significante, el falo es
convertido por el inconsciente en un significante, pero no en un significante cualquiera, es un significante único,
completamente excepcional, que tiene un valor absolutamente paradójico. Casi digo insignificante recién, es que hay algo
de eso, porque es un valor totalmente paradójico, porque el falo es el significante de lo que el significante No puede decir,
es el significante de eso real de lo cual el significante no puede dar cuenta, es decir del ser del sujeto. Hay como una zona
que puede resultar ambigua ahí, el falo es el significante de lo indecible, ¿En qué sentido? ¿Es que el falo es el único
significante que sí puede decir lo indecible, que puede significar lo real, que puede garantizar el ser, o es más bien el
significante que inscribe la imposibilidad de significar lo real, el que inscribe la brecha incolmable entre el significante y el
ser del sujeto? Y ahí está justamente el aprendizaje de vida, el duelo que está en juego en el Edipo. El niño entra con la
ilusión de que el narcisismo le garantiza un ser y sale asumiendo que la castración es el nombre inconsciente de su falta
en ser. Yo lamento mucho que la limitación de tiempo nos impide retomar acá las múltiples líneas argumentales, las
múltiples articulaciones y hasta ecuaciones simbólicas podríamos decir que ya en la obra de Freud justifican y ratifican
esta lectura tan simbólica que hace Lacan del falo como significante al convertirlo en ese significante de la falta en ser del
sujeto, ser el falo o no ser el falo. Podemos resumirlo con esa indicación puntual que ya mencionamos recién, que si la
castración recién cobra eficacia subjetiva al encontrarse el niño con la falta del falo en la madre es porque la castración
más allá de una amenaza en realidad consiste en que el falo se convierte en el significante de lo que le falta al Otro con
mayúscula, encarnado en primer lugar en la persona de la madre pero más allá de esa persona, como decíamos hace un
rato, se trata del lugar del otro, de que el falo inscribe un agujero en el saber, un agujero en el lugar del Otro como sitio
del significante.
Lacan lo resume en algunos pasajes del Escrito que se titula “La significación del falo” que voy a incluir también en el
archivo adjunto, donde dice que el falo es el signo de la latencia de la que adolece todo lo significable desde el momento
en que es elevado a la función del significante. Y por eso dice después el sujeto sólo designa su ser poniendo una barra
en lo que significa y lo que está vivo de ese ser en lo “Urverdrangt”, en lo reprimido primordial, lo que está vivo de ese
ser en lo reprimido primordial, encuentra su significante por recibir la marca de la represión del falo. El falo entonces es
un significante y por la vía de su represión, represión propiamente dicha, su represión secundaria, se le aporta un
significante a lo que no lo tiene, a lo reprimido primordial, que no es tanto un significante, sino el ser, es decir el agujero
introducido por el significante en lo real del ser hablante.
En ese punto, el Edipo y la castración son como un aparato de sexuación del ser como se ha dicho porque inscribe en la
falta en ser, en el agujero del ser en términos sexuales, y por eso el ser hablante es mortal y sexuado, en lo real pero sobre
todo en su relación con el significante, ese ser mortal, ese ser ausente, ese ser indecible introducido por el significante en
lo real del ser hablante queda localizado como agujero, redoblado simbólicamente como agujero en el sexo y se concierte
así en un ser sexuado. (46:46)
Quizá convenga destacar que en esta lógica el falo no es tanto el significante de la potencia sino en primer lugar el
significante de la impotencia diríamos o mejor dicho de la imposibilidad, es el significante de la imposibilidad de que el
Otro del significante sepa el ser. Cierto que paradójicamente esa imposibilidad es como una fuente de mucha fuerza y
especialmente de la fuerza del deseo, porque sólo en esa imposibilidad del Otro puede el sujeto autorizarse por sí mismo
y sostener un deseo, eso le da al falo un cierto valor de fetiche en la estructura que se irradia desde su función significante
hacia su pregnancia imaginaria digamos. es cierto que como falo simbólico, como significante es más bien el significante
de un agujero, de un imposible, del imposible de la inexistencia de la relación sexual también, pero queda rodeado de un
aura imaginaria de potencia porque en definitiva lo imposible puede ser lo más firme, lo más fuerte que hay para apoyarse
en eso.
Ahí se abre una pregunta muy interesante me parece a mí que no quiero dejar de explicitar, pero en la que no nos
podemos detener, porque no es nuestro asunto y no nos podemos detener y no tenemos tiempo que es la cuestión de
¿Por qué es justamente lo sexual y especialmente el falo o que resulta investido por el inconsciente con este valor
significante excepcional? Seguramente se podrían ensayar algunas respuestas, algunas están insinuadas en Lacan, en
Freud, pero más allá de esas respuestas que se podrían ensayar, a mí me parece que lo primero que habría que ubicar y
que dirían seguramente tanto Freud como Lacan es bueno nosotros no sabemos del todo porque es así, no es que nosotros
elijamos al falo para darle ese valor, es el inconsciente el que lo ha investido de esa manera, nosotros lo leemos en la
Neurosis. Esa es la posición que el falo tiene en el inconsciente, lo cual no significa que deba ser así para siempre y parece
que ahí hay una cuestión que merece ser explorada sin coerciones.
Pero, en cualquier caso, en la medida que el falo tiene de hecho este valor significante excepcional en el inconsciente, y
queda a su vez revestido un poco ese valor de fetiche para el deseo, se produce una disimetría entre los sexos, la relación
de cada sexo con ese agujero, con el deseo y especialmente con el hecho de convertirse en el objeto del deseo del otro
en el campo sexual no es la misma. Del lado masculino hay ese soporte particular para reconocerse como objeto del
deseo, el hecho de reconocerse como portador del significante fálico. Del lado femenino la cosa es distinta con todas las
consecuencias y resonancias que eso puede tener para una mujer sobre su modo de habitar el campo del deseo y del
amor. Si me preguntan a mí, me parece que eso quizás hace las cosas más interesantes, del lado femenino que del
masculino, pero más allá de cualquier impresión o juicio de valor, hay de hecho una disimetría fundamental y la sexualidad
femenina queda revestida especialmente, no únicamente porque la sexualidad es en sí misma asi, por eso tiene ese valor
o porque tiene ese valor en el inconsciente, pero la sexualidad femenina queda revestida especialmente de un valor
enigmático, de algo que queda insituado respecto del saber, es decir del significante. Entonces eso vale para la sexualidad,
y para la sexualidad femenina, en general.
Ahora, la posición del sujeto histérico, en su cuadro clínico es una determinada posición defensiva respecto de ese hecho
de posición general, el sujeto histérico es el que evita la encarnación, en su propia vida, de ese objeto del deseo y del
amor enigmático e inquietante que puede ser una mujer, porque está más allá de lo que el significante puede situar, y lo
aborda entonces el sujeto histérico por un rodeo que lo mantiene a distancia por esa vía de la identificación viril y a
menudo encarnado en otra mujer a menudo idealizada, como han visto ustedes en el Caso de Dora. Es también una
manera de evitar el encuentro con el punto en donde NO hay respuesta por el ser en el lugar del otro, en este caso por el
ser mujer.
Bueno para concluir vamos a ubicar un poco la pregunta en la diacronía de una estructura subjetiva neurótica. Ustedes
recordarán que definimos la estructura subjetiva psicótica de manera sincrónica por la forclusión del significante del
Nombre del Padre que resulta independiente del momento de la vida en que se encuentre un sujeto, pero después a su
vez distinguimos momentos según la posición en la que se encuentra el sujeto respecto de ese agujero invariable. Y así
podemos hacer ahora con la pregunta neurótica, esa pregunta puede estar adormecida como dice Lacan en la neurosis
compensada, digamos NO desencadenada, esa pregunta puede despertarse produciendo el desencadenamiento de una
neurosis y podríamos decir que la pregunta puede resultar finalmente asumida, que NO es lo mismo que meramente
despertada, puede resultar asumida y atravesada por el sujeto que asume un acto que lo lleva más allá de su neurosis en
el sentido de su cuadro clínico de la posición defensiva. Entonces, así como la forclusión del Nombre del Padre es invariable
en la psicosis así también hay un hecho de estructura invariable en la estructura subjetiva neurótica que es que no hay en
el otro ningún significante, ningún saber que pueda garantizar el ser del sujeto, que pueda garantizar qué hay que hacer
con la existencia. Si fuéramos animales con instinto sabríamos lo que tendríamos que hacer. No tenemos instinto,
tenemos significantes, eso es lo que nos complica, pero también lo que nos enriquece. Eso es siempre así, es antes de que
se desencadene la neurosis, en el transcurso de la neurosis desencadenada y eventualmente aún después de que el sujeto
se cure, por decir así, de que vaya más allá de su defensa neurótica en un acto con el que sale de su detención respecto
de la vida y respecto de su deseo que en principio es la posición neurótica como cuadro clínico. Entonces no hay saber ni
garantías últimas, eso es siempre así y está indicado en el grafo del deseo según Lacan, ahí arriba, a la izquierda ustedes
ya lo deben de haber encontrado en ese significante de la falta en el otro, en ese S(de A tachada) que viene a ser el
matema de la función significante del falo en ese momento de la enseñanza de Lacan, eso es invariable.
Ahora la posición del sujeto respecto de ese agujero en el saber sí varía. Lacan ubica a la neurosis no desencadenada, a la
neurosis compensada imaginariamente como una pregunta adormecida, adormecida en falsas respuestas que dan la
ilusión de un ser en primer lugar a nivel del yo, en la fortificación narcisista del obsesivo, o de la identificación viril en la
histeria, pero también respuestas en el nivel del fantasma o de la fantasía en Freud, o incluso de las “Teoría sexuales
infantiles” que mencionamos antes, que le aportan un falso ser una respuesta anticipada, en cortocircuito, como decimos
a veces, evitando pasar por ese punto indicado en el grafo de la falta en el otro. Van a encontrar un mayor desarrollo
sobre estas respuestas y sobre la cuestión de la pregunta neurótica en general en dos textos, un texto de Claudio Godoy
sobre la neurosis obsesiva y otro de Fabian Schejtman sobre la histeria, ambos en la bibliografía obligatoria de este
conjunto temático.
Ahora la neurosis se desencadena cuando el sujeto resulta confrontado con ese punto de falta en el otro por alguna
coyuntura vital, cuando esas falsas respuestas dejan de resultar suficientes digamos, cuando se despierta la pregunta en
lo simbólico. A menudo ocurre eso cuando el sujeto queda confrontado con un acto, con una decisión, cuando tiene que
tomar una posición, así ocurre con la escena del lago para Dora y así ocurre con la propuesta matrimonial para el Hombre
de las ratas. Que cosa ahí , que ambos se desencadenan ante una propuesta matrimonial porque a mí me parece que
Freud tiene razón en eso... que el Señor K estaba por hacer una propuesta matrimonial en esa escena del lago. Hay algo
traumático en una propuesta matrimonial, es que el sujeto tiene que tomar posición y no hay instinto y no hay ningún
Dios para dictarle lo que tiene que hacer. Por eso la escena del lago tiene un valor traumático que no tiene la escena del
beso a pesar que el cuerpo parece más comprometido en la primera, en la del beso, pero en la escena del beso Dora no
está verdaderamente interpelada, porque no se dice nada y NO tiene valor de acto esa escena, en la escena del lago en
cambio ella iba a ser intimada como sujeto, como ser hablante a responder, a tomar posición (seguramente se la vio
venir). Ustedes conocen ya la lectura que hace Lacan del valor desencadenante de las palabras del señor K, del “mi mujer
no es nada para mí, etc.”, pero aunque no lo hubiese dicho así a mí me parece que hubiese desencadenado igual la
neurosis de Dora porque la confronta en el nivel de una palabra plena, y ella ahí va a tener que responder, ya no puede
seguir jugando a ser y no ser, o se decide asumirse como nueva mujer del señor K o se decide a terminar con ese juego
pero lo pierde a él y junto con él a ella. En cuanto al Hombre de las ratas bueno toda la neurosis es leída por Freud como
una estrategia defensiva para no tener que responder a la propuesta matrimonial, Freud es genial en ese punto. Por
supuesto que no siempre tiene que tratarse de una decisión matrimonial, pero quizá no sea casual que se repita eso
porque es como un ejemplo un poco paradigmático de un acto. Cuando alguien decide dar ese paso, hay algo que se sabe
fuera de toda duda que es que se está eligiendo a alguien, a ese ser hablante y a ningún otro como aquel donde se va a ir
al encuentro del propio destino digamos, hay una certeza propia del acto. Ahora lo que nunca se sabe de ningún modo es
en qué va a consistir ese nuevo destino que se elige, es como que se elige el camino que se decide tomar, pero no se sabe
a dónde conducirá. Y en definitiva, ese ser del que hablábamos más temprano, ese agujero que es el sujeto mismo, ese
ser es lo que sale a nuestro encuentro en lo incalculable del acto, el ser siempre inconsciente en el fondo, siempre más
allá del conocimiento se pone en juego en los actos. Dijimos que el significante no conlleva ningún correlato de ser, que
se puede y hablar de lo que no es, que algo no se haya dicho o pensado no significa que sea real, no se define ahí en que
se lo diga o que se lo piense si algo lo es o no es. Ahora es en el acto donde se decide que algo sea, o no sea. En el acto, el
significante vuelve a desembocar en lo real que sin embargo no deja de resultarle opaco, impenetrable, en el acto el
significante se vuelve un poco real por eso se carga de certeza, pero introduce al mismo tiempo algo nuevo que está más
allá del sentido. Por eso el acto es siempre por estructura incalculable, no tanto en un sentido matemático, sino más bien
porque excede cualquier cálculo de significaciones.
Entonces si la neurosis es una defensa, si el neurótico suele rehuir el acto, es porque el acto supone ir al encuentro de ese
punto de falta de garantías en el otro, pero ir a su encuentro y atravesarlo, que no es lo mismo que toparse con eso en el
desencadenamiento de la neurosis y retroceder. Atravesarlo requiere asumir la castración es decir, renunciar a esa ilusión
de garantía a ese saber garantizado, esa ilusión de cálculo del ser. Si el acto se pudiese deducir del saber sería un cálculo,
pero nunca es eso, es una apuesta. Ahora el sujeto en posición neurótica no quiere apuesta, quiere garantía.
Es muy ilustrativo en ese punto el caso de la primera paciente de la Conferencia 17 de Freud la de la mancha en el mantel
que con ese síntoma corrige simbólicamente la impotencia de su marido en la noche de bodas como dice Freud, pero la
defensa ahí no se dirige contra aquel acto matrimonial ya consumado hace como 10 años, se dirige a la duda que la
paciente tiene de divorciarse ahora en el presente, y no sólo divorciarse sino que ella siente el deseo de embarcarse en
una nueva relación con un nuevo cortejante lo cual siempre es un poco maravilloso y también inquietante por lo incierto
y ahí aparece la posición neurótica que se defiende en contra la posibilidad del acto y aparece el síntoma de los billetes eso no está en la Conferencia sino en el texto sobre las acciones obsesivas y las prácticas religiosas- ella empieza a anotar
compulsivamente todos los números de serie de los billetes grandes antes de entregarlo o gastarlos, si gasta alguno sin
anotar el número se angustia, es un lindo síntoma obsesivo, una típica compulsión absurda sin sentido hasta que se
esclarece en el análisis. Porque resulta que el nuevo cortejante había recibido una vez un billete grande de ella y le había
dicho que lo iba a guardar para siempre como signo del valor de ella para él y ella se había sentido la tentación de pedirle
después que se lo mostrara para ver si era cierto que lo había guardar pero no lo hizo porque no tenía manera de
reconocer si el billete que él le mostraba era realmente el mismo que ella le había dado. Y a partir de ahí como quien no
quiere la cosa empieza a anotar compulsivamente todos los números de serie de los billetes grandes sin saber porque, es
como una ternura ahí el inconsciente de ella está esperando el signo que le dé la garantía de que el tipo la ama en serio
o quizá se puso irónico el inconsciente y se está burlando de la pretensión de ella de saber de antemano como si el hecho
de que el tipo guardase el billete pudiese garantizar que realmente la ama, y sobre todo como si el hecho de que la ame
ahora pudiese garantizar que la seguiría amando mañana o el año que viene o que vayan a encontrar un poco de felicidad
en una existencia compartida.
La falta de garantía del acto confronta al sujeto con la castración, despierta la pregunta y reactualiza en la neurosis los
significantes infantiles con los que se inscribió la castración para el sujeto, es decir esa misma falta de garantía del otro.
Como la disnea en Dora, ese significante que ella cosecha con esa investigación sexual infantil de andar espiando con las
orejas el coito de los padres, es un significante que reúne ahí la posibilidad de la muerte del padre y el sexo, o el significante
catarro, la tos, que remite a cierta fantasía que ya han trabajado pero también al genital femenino, al de la madre o el
significante heiraten en el Hombre de las ratas que significa casarse pero que contiene a raten, ratas pero que son cuotas,
dinero y sobre todo ese otro significante criminal, que es el significante de la castración desde la infancia que es el
significante, el significante de la inconsistencia del padre. El significante es pregunta para el sujeto porque NO puede darle
la respuesta por su acto hasta que el sujeto lo trabaja con Freud, trabaja la castración y consigue fundar una posición
respecto de esa castracion del otro. Crimen, crimen sería responder a la propuesta matrimonial como lo hizo el padre en
su momento, eso no está incluido en el cuerpo del historial, pero está en el apéndice, en las notas que iba tomando Freud
en las sesiones cada día.
Fragmentos de textos mencionados en audio del teórico "La pregunta neurótica".
El complejo nuclear de la neurosis en la investigación sexual infantil.
“Si el niño no está ya demasiado amedrentado, tarde o temprano emprenderá el camino más próximo y demandará una
respuesta a sus padres o a las personas encargadas de su crianza, que para él significan la fuente del saber. Pero ese
camino fracasa. Recibe una respuesta evasiva, o una reprimenda por su apetito de saber, o lo despachan con alguna
información de cuño mitológico que en los países de lengua alemana es: «La cigüeña trae a los hijos, y los saca del agua».
[...] De muchas comunicaciones paréceme desprenderse que los niños rehúsan creencia a la teoría de la cigüeña; a partir
de este primer engaño y rechazo alimentan desconfianza hacia los adultos, adquieren la vislumbre de algo prohibido que
los «grandes» desean mantenerles en reserva y por eso rodean de secreto sus ulteriores investigaciones. Pero así han
vivenciado también la primera ocasión de un «conflicto psíquico», pues unas opiniones por las que sienten predilección
pulsional, pero no son «correctas» para los grandes, entran en oposición con otras sustentadas por la autoridad de los
grandes pero que a ellos mismos no les resultan gratas. Desde este conflicto psíquico puede desenvolverse pronto una
«escisión psíquica»; una de las opiniones, la que conlleva el ser «bueno», pero también la suspensión del reflexionar,
deviene la dominante, consciente; la otra, para la cual el trabajo de investigación ha aportado entretanto nuevas pruebas
que no deben tener vigencia, deviene sofocada, «inconsciente». Queda de esta manera constituido el complejo nuclear
de la neurosis.”
(S. Freud 1909, “Sobre las teorías sexuales infantiles”, en Obras Completas, Amorrortu, tomo IX, pp.190-1.)
“La noticia acerca de las teorías sexuales de los niños [...] resulta indispensable para la concepción de las neurosis mismas,
en las cuales estas teorías conservan vigencia y cobran un influjo que llega a comandar la configuración de los síntomas.”
(Op. cit., p.189.)
El significante y la muerte de la cosa
“Porque ¿qué hace este niño con este objeto sino abolirlo cien veces, hacer de esta abolición su objeto? Es probablemente
para que cien veces renazca su deseo [...] el dolor de esperar a la madre encontró aquí su transferencia simbólica. El
asesinato de la cosa [...] está ya allí. Aporta a todo lo que es ese fondo de ausencia sobre el cual se sustraerán todas las
presencias del mundo. Las conjuga también con esas presencias de nada, los símbolos, por los cuales lo ausente surge en
lo presente.”
(Lacan 1956, “Discurso de Roma”, en Otros escritos, ... p. 177)
El significante y lo real traumático
“El famoso traumatismo del que se partió, la famosa escena primitiva que entra en la economía del sujeto e interviene en
el corazón y en el horizonte del descubrimiento del inconsciente, ¿qué es? - sino un significante cuya incidencia en la vida
he empezado a articular hace un momento. El ser vivo es captado como vivo, en cuanto vivo, pero con ese desvío, esa
distancia, que es precisamente la que constituye tanto la autonomía de la dimensión significante como el traumatismo o
la escena primitiva. ¿Qué es pues? - sino aquella vida que se capta en una horrible apercepción de sí misma, en su
extrañeza total, en su brutalidad opaca, como puro significante de una existencia intolerable para la propia vida [...] Es
algo de la vida que se le manifiesta a sí misma como significante en estado puro y no puede articularse de ninguna manera
ni resolverse.”
(Lacan 1957-8, Seminario 5, Paidós, 1999, p. 474)
El falo como significante
“Todas estas expresiones no hacen sino seguir velando el hecho de que no puede [el falo] desempeñar su papel sino
velado, es decir como signo él mismo de la latencia de que adolece todo significable, desde el momento en que es elevado
(aufgehoben) a la función de significante.
» El falo es el significante de esa Aufhebung misma que inaugura (inicia) por su desaparición. [...]
» Se convierte entonces en la barra que [...] cae sobre el significado, marcándolo como la progenitura bastarda de su
concatenación significante.
» [...] el sujeto sólo designa su ser poniendo una barra en todo lo que significa [...] lo que está vivo de ese ser en lo
urverdrängt [reprimido primordial] encuentra su significante por recibir la marca de la Verdrängung [represión] del falo
[...]”
(Lacan 1958, “La significación del falo”, en Escritos 2, Siglo XXI, 1987, p. 672)
La pregunta en el esquema "Z"
“En ese discurso [el discurso del Otro] ¿cómo no se interesaría el sujeto si no fuese parte interesada? Lo es, en efecto, en
cuanto que está estirado en los cuatro puntos del esquema (esquema Z): a saber S, su inefable y estúpida existencia, a,
sus objetos, a’, su yo, a saber lo que se refleja de su forma en sus objetos, y A, el lugar desde donde puede planteársele
la cuestión de su existencia.
» Pues es una verdad de experiencia para el análisis que se plantea para el sujeto la cuestión de su existencia [...] en
cuanto pregunta articulada: «¿Qué soy ahí?», referente a su sexo y su contingencia en el ser, a saber que es hombre o
mujer por una parte, por otra parte que podría no ser, ambas conjugando su misterio, y anudándolo en los símbolos de
la procreación y de la muerte.”
(Lacan 1959, “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”, en Escritos 2, Siglo XXI, 1987, p.531)
SEMINARIO: DESEO INSATISFECHO - DESEO IMPOSIBLE
Bibliografía: Lacan, El Seminario. Libro 5: “Las formaciones del inconsciente”, Paidós, Buenos Aires, 1999, cap. XX: par.2,
cap. XXIII: par.3.
Esta vez para trabajar el modo en que Lacan aborda a las neurosis desde la lógica del deseo y la demanda. Más
precisamente trabajaremos según nuestro cronograma, dos modalidades en que se presenta el deseo en la neurosis que
son el deseo insatisfecho y el deseo imposible. La bibliografía que tenemos para esta clase son dos capítulos del Seminario
5, el capítulo 20 parágrafo 2 y el capítulo 23 parágrafo 3. Pueden complementar la lectura de estos capítulos con tres
textos de la materia: Por un lado “Histeria y otro goce” de Fabian Schejtman, sobre todo el apartado titulado “El deseo en
la histeria y la obsesión” que encontrarán en la página 74 del libro “Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis”; el texto
de Roberto Mazzuca sobre la neurosis obsesiva en la elaboración lacaniana, sobre todo el apartado que van a encontrar
en la página 126, y el texto de Claudio Godoy “Conciencia y muerte en la neurosis obsesiva”. Los tres los pueden encontrar
en el libro de la materia “Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis''.
Bien, ubiquemos primero el contexto de nuestra clase, las clases que tenemos como bibliografía obligatoria del Seminario
5, pertenecen a un apartado de ese seminario que en el establecimiento fue titulado La dialéctica del deseo y la demanda
en la clínica y en la cura de las neurosis. Entonces no perdamos de vista que el contexto es esa dialéctica, la dialéctica
entre la demanda y el deseo. Antes de ubicar cómo se juega ahí la neurosis ubiquemos primero la dialéctica del deseo y
la demanda.
Ya han trabajado ustedes en distintos momentos de la cursada la entrada en el lenguaje y sus efectos en el ser hablante,
algo de lo que voy a decir que hay desasimiento del Otro la demanda. Esto que voy a plantear ahora pueden ubicarlo
también en el clip de video que subimos hace un par de semanas sobre el grafo del deseo ahí hay algo también para
apoyar este este punto.- Bien entonces estamos en la entrada al lenguaje, sus efectos en el ser hablante y partimos ahí
del sujeto mítico de la necesidad, que como ubicamos en otros momentos, posee cierta particularidad en relación con el
objeto tanto para el campo de la alimentación como para el campo de la reproducción, una particularidad que es
favorecida por el instinto que viene a su auxilio, es decir, en el campo de la necesidad hay un objeto específico para la
alimentación y la reproducción, es un objeto ofertado y determinado por la naturaleza, cosa que podemos verificar que
en el ser humano no es así.
Trabajaron ya que la entrada en el lenguaje supone el trastocamiento del campo de la necesidad, supone la introducción
de la demanda, donde el Otro de la palabra, el Otro con mayúscula, el Otro del lenguaje transforma un puro grito, un puro
llanto, una pura descarga motriz, lo transforma en un llamado, en un pedido. Pueden tener como referencia en este punto
la experiencia mítica de satisfacción freudiana en la que Freud plantea en Interpretación de los sueños, en donde el
apremio a la vida que se presenta bajo la forma de las grandes necesidades vitales, como dice Freud, ante ese apremio a
la vida, acude el Otro de los primeros cuidados, inaugurando las marcas, las huellas mnémicas del aparato psíquico.
¿Cómo saber a qué se debe ese llanto, ese grito? ¿Cuál es el sentido, cuál es el significado de ese llanto o de ese grito? No
hay posibilidad de saberlo, no hay posibilidad de una decodificación al modo del instinto, se trata más bien de que ahí el
Otro hace entrar a ese grito en un código, el que encarna el lugar del Otro por el hecho de habitar el lenguaje, no tiene
otro medio más que el lenguaje mismo para leer ese llanto. Podríamos decir que se trata de una interpretación, no es una
decodificación sino que es una codificación al estilo de una interpretación y en esa interpretación introduce el sujeto al
campo de la demanda haciendo perder el campo la necesidad. Así, Lacan sostiene en varios lados que la satisfacción de
un ser hablante no pasa por la satisfacción de la necesidad sino que está condenada a pasar por el tamiz de la palabra,
con todas las complicaciones que eso supone.
La introducción del campo de la demanda no solo implica la pérdida de la necesidad sino que además genera que a nivel
del objeto de la satisfacción de la necesidad se produzca un vuelco. ¿Cuál es ese vuelco? Que el objeto de la necesidad
pasa, no por su función biológica, sino por su dimensión simbólica. O sea que el objeto se transforma en un objeto
simbólico que Lacan llama don de amor. Entonces ese es el punto donde toda demanda es demanda de amor, porque se
pide al Otro que responda, ya no importa el objeto. Entonces en el campo la demanda lo fundamental no es el objeto
que da el Otro, el objeto ahí ya está en el lugar de la cosa, sino que lo fundamental es que el Otro responda y así el objeto
como simbólico pasa a ser el signo de la respuesta del Otro, del amor del otro, o del rechazo. Entonces aquí tenemos el
campo de lo que se llama la incondicionalidad de la demanda, en la demanda se pide incondicionalidad el Otro lo que
importa es que el Otro responda.
En este punto también se produce lo que Lacan llama la omnipotencia del Otro porque es un Otro que puede dar o negar
el objeto. Entonces en ese dar o negar se produce esa omnipotencia, es lo que llamamos Otro completo y el sujeto queda
a dependiente de esta demanda de ese Otro, que tiene el poder de aceptar o rechazar esa demanda y así Lacan dice que
al sujeto no le queda más que en lugar de asimilación o rechazo de lo que el Otro le da.
En este terreno, Lacan sostiene que es difícil distinguir al sujeto del Otro, ya que lo que el sujeto demanda es lo que el
Otro sanciona como demanda. Entonces ¿Cómo distinguir, cómo diferenciar si esa demanda es del sujeto o es del Otro?
¿Era lo que realmente quería o es lo que el otro dice que yo quiero? Para eso voy a tomar una cita que está en la página
367 del Seminario 5 que no entra en los capítulos que nosotros tenemos como bibliografía obligatoria pero me parece
fundamental para ubicar esta lógica de la necesidad, demanda y deseo. Lacan dice en la página 367: “En el nivel de la
demanda hay entre el sujeto y el Otro con mayúsculas una situación de reciprocidad. Si el deseo del sujeto depende por
entero de su demanda al Otro con mayúsculas, lo que el Otro demanda también depende del sujeto.” Lacan dice, “se
expresa en las relaciones del niño con la madre por el hecho de que el niño sabe muy bien que tiene algo que puede
rehusarle a la demanda de la madre negándose por ejemplo, acceder a los requerimientos de la disciplina excremencial.”
Podemos ubicar acá todos los síntomas que se ponen en juego en la infancia en el control de esfínteres, donde muchas
veces -no en todos los casos claro está- lo que está en juego es una disputa en el terreno de la demanda. La madre empieza
a pedir que el niño haga caca, por ejemplo, el niño retiene y cuando retiene pesca que es la madre que empieza a pedirle,
entonces se invierte esa situación de omnipotencia, el niño tiene el poder de no darle al Otro el objeto que le pide. Ahí
está en eso que Lacan va a llamar después el circuito infernal de la demanda.
Sigo con una cita de la página 365: “En suma, se trata de ver cuando y como el deseo del sujeto (acá Lacan usa el término
deseo pero está hablando de un deseo previa la demanda, lo más particular del sujeto ese deseo todavía previo la
demanda o la necesidad del sujeto) se trata de ver cómo y cuándo el deseo del sujeto alienado en la demanda,
profundamente transformado, por el hecho de tener que pasar por la demanda puede y debe reintroducirse cuándo esa
particularidad es sujeto se reintroduce más allá de la demanda, en ese punto donde no queda del todo aplastado alienado
en la demanda del Otro”
Página 367: “esta relación entre los dos sujetos en torno a la demanda exige ser completada con la introducción de una
dimensión nueva, que hace que el sujeto sea algo distinto que un sujeto dependiente y cuyo ser esencial lo constituye la
relación de dependencia” O sea, es necesario que se introduzca una nueva dimensión que haga que el sujeto no sea
solamente un sujeto dependiente de ese Otro de la demanda y dice “lo que se ha de introducir, lo que está presente desde
el comienzo, latente del origen, es que más allá de lo que el sujeto demanda y más allá de lo que el Otro con mayúsculas
demanda al sujeto, se encuentra por fuerza, la presencia y la dimensión de lo que el Otro con mayúsculas desea.” Entonces
me parece que esa cita es fundamental para entender lo que vamos a trabajar hoy.
Más allá de la demanda, más allá de lo que el sujeto le demanda al Otro y lo que el Otro le demanda al sujeto, porque
como dijimos efectivamente una vez que se está en el terreno de la demanda ya no se sabe quién pide, hay un momento
que se encuentra por fuerza, de alguna manera traumática lo que el Otro desea, que vamos a ubicar que ese deseo del
Otro, es también la falta en el Otro. Falta que estaba desde antes, desde el comienzo, latente desde el origen dice Lacan,
pero que estaba tapada, velada por este otro omnipotente de la demanda. Entonces Lacan ubica ahí: el deseo del sujeto
se localiza y se encuentra primero en la existencia del deseo del Otro, en cuanto un deseo distinto de la demanda.
Piensen ustedes ahí si quieren, tenemos esa versión de “el deseo es el deseo del otro” de esa versión hegeliana, temprana
en la enseñanza de Lacan. Pero acá va a ubicar que gracias a que hay un deseo en el Otro, una falta en el Otro, el deseo
puede surgir. Porque piensen, efectivamente el Otro de la demanda no puede colmar la demanda por estructura y ese
fracaso, esa falla, permite que haya un deseo.
En esta dialéctica de la demanda no todo puede ser absorbido por el significante y esto es concomitante con que tarde o
temprano se introduce una nueva dimensión: es la dimensión del deseo del Otro o de la falta en el Otro. Entonces, no es
sólo por el fracaso de la palabra y el lenguaje que nos introducimos en la dialéctica del deseo sino que esto es solidario a
que ese Otro de la palabra, Lacan dice, es también un Otro encarnado que porta un deseo. Lacan dice en el Seminario 5:
“Precisamente en la medida en que el Otro con mayúsculas, está marcado por el significante, el sujeto puede y sólo así
puede a través de ese Otro con mayúsculas, reconocer que él también está marcado por el significante.” Es decir, que
siempre queda algo más allá de lo que se puede satisfacer por intermedio del significante, o sea a través de la demanda.
Entonces porque ese Otro con mayúsculas está atravesado por un deseo, atravesado por una falta, el sujeto puede
encontrar su lugar para el deseo.
Entonces, retomo: esa particularidad de sujeto mítico de la necesidad, anulado por la demanda retorna más allá de la
demanda como deseo. Ustedes tienen la definición de cómo el deseo es el resto del pasaje de la necesidad por la
demanda. En el terreno del deseo nos encontramos ahora no con Otro omnipotente sino con un Otro en falta, que no
pude responder por el deseo del sujeto, es el punto donde la pregunta no tiene respuesta, podemos ubicarlo eso en el
grafo 3, en ese che vuoi?. Pero lo fundamental es eso: en el campo la demanda al preguntarle al otro que quiero, el otro
de la palabra puede dar su respuesta, aunque siempre fallida como venimos ubicando, pero la puede dar en el terreno
del mensaje.
En el campo del deseo se verifica que el Otro no tiene esa respuesta porque él también tiene ese mismo punto de
pregunta, de no respuesta respecto de su propio deseo (esta semana ustedes van a tener un teórico de Santiago Mazzuca
sobre la pregunta neurótica, me parece que ahí van a poder trabajar más detenidamente este punto)
Entonces, tenemos dos dimensiones del Otro con mayúscula: el Otro de la demanda que supone un otro que puede dar
la respuesta, como dijimos fallida, pero que responde por ejemplo, a nivel del mensaje diciendo tú quieres esto, lo que
me estás pidiendo es esto, lo que tú deseas es esto o te pasa tal cosa. Pero también tenemos el Otro con mayúsculas del
deseo que supone ya ese Otro atravesado por una falta.
Podemos agregar también que en el campo del deseo ya no se trata de la incondicionalidad, sino de lo que Lacan llama la
condición absoluta. Podemos pensar como el deseo, como condición absoluta, podemos decir que efectivamente en la
demanda el objeto es sustituible porque no vale tanto por el objeto en sí, no es el objeto lo que se pide sino que se pide
la respuesta del Otro, que el Otro pueda responder y entonces ahí no importa tanto el objeto. Pero en el campo del deseo,
efectivamente el deseo tiene sus condiciones no cualquier objeto suscita el deseo, puede tener ahí las condiciones
eróticas freudianas. Pero además efectivamente no hay ningún objeto que consista en el deseo.
Pero eso no es lo que resalta Lacan cuando habla de condición absoluta en el Seminario 5, Lacan ubica en el Seminario 5,
es que absoluto quiere decir desasimiento eso lo encuentran en la página 794. Entonces en el campo del deseo hay
desasimiento del otro de la demanda. Cita página 390: “esta condición puede ser llamada absoluta, precisamente por
esto, porque anula la dimensión del Otro, -del Otro de la demanda-, el deseo es una exigencia en que el Otro no tiene que
responder sí o no. Este es el carácter fundamental del deseo humano.” Efectivamente el deseo es una exigencia donde el
Otro con mayúscula, el Otro de la palabra, el Otro de la demanda, por más que diga ni sí, ni no, ni blanco, ni negro, no
tiene nada para decir porque están en dos terrenos diferentes.
Y por último, podemos agregar eso que se dice de que el deseo es articulado o está articulado pero no es articulable, lo
cual quiere decir que es articulado porque el deseo se encuentra articulado en la cadena significante, circula entre los
significantes y es efecto del significante, pero no es articulable porque nadie puede decir “yo deseo”, cada vez que se dice
yo deseo estamos en el terreno de la demanda, de lo que puede ser articulado en la cadena significante.
Entonces planteado todo esto podemos ubicar que hay una escisión, una spaltung es término freudiano, entre el deseo y
la demanda. Esta escisión y este punto del deseo del Otro o falta en el Otro (ya podemos decir que son sinónimos) va a
ser fundamental en el campo de la neurosis, es en este terreno donde vamos a trabajar hoy la neurosis en esa escisión
entre el deseo y la demanda.
Ese punto es un terreno donde no hay garantías, donde falta el significante que es la respuesta, es el punto donde el Otro
no sabe. Esta cuestión es fundamental, en los textos sobre las teorías sexuales infantiles donde explica el esclarecimiento
sexual infantil, Freud ubica ahí el impacto que tiene, incluso llega a llamarlo el complejo nuclear de las neurosis antes que
sea el sinónimo de complejo de Edipo en el historial del hombre de las ratas, antes de eso ubica el impacto, la escisión
psíquica que supone encontrarse con que el Otro, los padres no saben. Incluso podemos ser un poco más lacanianos y
decir donde hay una falla en la articulación entre el saber y sexualidad. Ahí hay algo donde el significante fracasa, como
ya en Freud, el sujeto tiene que tomar posición frente a esa castración del Otro o falta en el Otro, donde la neurosis, uno
podría decir, es la respuesta frente a eso, es un no querer saber de eso, cuando ya lo sabe. No querer saber al modo del
inconsciente, donde la neurosis, efectivamente, es un armado donde elige generalmente tapar o velar ese no saber del
Otro. Es un punto muy interesante pero la verdad es que no tenemos tiempo para desarrollarlo.
Entonces, este punto, el de no saber del Otro, es un punto de la neurosis de no querer saber pero lo paradójico es que
necesita esa falta para poder tener un deseo, para poder sostener su deseo. Esa falta va a ser fundamental para que su
deseo pueda tener lugar. Por un lado no quiere saber, pero va a ser necesario esa falta para poder tener un deseo, sin esa
falta no podría haber deseo. En esta dialéctica es donde trabajaremos la neurosis histérica y la neurosis obsesiva son
modos de respuesta a esta falta en el Otro, dos modalidades de deseo: como deseo insatisfecho y deseo imposible. Quiero
señalar que me parece fundamental que no se trata de una caracterización de la histeria y la obsesión, no se trata de una
descripción de sus características, se trata de cómo se presenta el deseo y la demanda en la neurosis y cómo se presenta
el deseo y la demanda particularmente en la histeria y en la neurosis obsesiva. También me interesa señalar en este punto
que el deseo por estructura, por lo que venimos trabajando hasta recién, siempre va a ser insatisfecho e imposible, ya
que no puede ser colmado en el campo de la palabra, ni en el terreno del objeto ya que por el solo hecho de hablar
estamos condenados a que no haya objeto adecuado, entonces en ese punto, el deseo siempre va a estar insatisfecho e
imposible.
Vayamos ahora vamos a estas dos modalidades, estos dos modos, estas dos estrategias de no querer saber de la falta del
Otro, esos dos modos que se producen en la neurosis frente a esta falta en el Otro:
1.
El deseo insatisfecho (Histeria)
En el capítulo 20 del Seminario 5, Lacan toma el sueño de una paciente de Freud conocido como el sueño de La bella
carnicera, en el sueño lo que está en juego es la dialéctica entre el deseo y la demanda. Les leo el sueño que es breve,
está la página 165 del tomo 4 de Amorrortu: “La paciente dice, quiero dar una comida pero no tengo en mi despensa sino
un poco de salmón ahumado, me dispongo a ir de compras. Pero recuerdo que es domingo por la tarde y todos los
almacenes están cerrados. Pretendo llamar por teléfono a algunos proveedores pero el teléfono está descompuesto. Así
debo renunciar al deseo de dar una comida”
Entonces de lo que se trata es de un sueño donde no se puede cumplir el deseo, tiene que renunciar al deseo de dar una
cena, sólo tiene un poco de salmón ahumado y en el análisis que Freud hace de los elementos del sueño aparece que el
salmón ahumado es un elemento que toma de una amiga, una amiga que está en el resto diurno de la configuración del
sueño. Una amiga donde el marido ha hecho algún tipo de señalamiento, y sobre todo una amiga que le ha pedido que la
inviten de nuevo a la casa a comer porque en la casa se comía muy bien.
Entonces está el elemento del salmón ahumado, no puede dar una cena, la demanda no puede ser satisfecha y el salmón
ahumado remite a otro elemento que es el caviar, que es un gusto que la paciente tiene, pero que no se lo da. Un gusto
que le pide al marido que no se lo dé por distintos motivos. Entonces luego de analizar los elementos, Freud encuentra
algo particular: es que alguien puede crearse un deseo insatisfecho. De lo que se trata en el sueño es de crearse un deseo
insatisfecho.
¿Cuál es la función de este deseo insatisfecho? En primer lugar, Lacan ubica que la histeria está pendiente de esa escisión
entre la demanda y el deseo, y va a dar una característica más que se las paso a leer, en la página 372 Lacan dice: “El
histérico es precisamente el sujeto al que le resulta difícil establecer con la constitución del Otro con mayúsculas, portador
del signo hablado, una relación que le permita conservar su lugar de sujeto” Esta es la propia definición que puede darse
del histérico, el histérico está tan abierto a la sugestión de la palabra que ahí tiene que haber algo. O sea, lo primero que
señala es que el histérico está pendiente de la escisión entre la demanda y el deseo y que además está siempre muy
abierto a la sugestión de la palabra puede quedar capturado en la palabra en esa lógica de la sugestión.
Lacan agrega en la página 372: “Si el sujeto necesita crearse un deseo insatisfecho es que esta es la condición para que se
constituya para él un Otro real, es decir, que no sea del todo inminente a la satisfacción recíproca de la demanda a la
completa captura del deseo de sujeto por la palabra del Otro”
Entonces lo que a Lacan le interesa ubicar acá es que crearse un deseo insatisfecho es una maniobra para no quedar
aplastado en el campo de la demanda, porque está abierta a esa palabra del Otro, a esa sugestión del Otro. Entonces el
deseo insatisfecho es un modo de mantener esa escisión entre demanda y deseo. Así al apuntar al deseo del Otro la
histeria, dice Lacan, encuentra su punto de apoyo en ese deseo del Otro. O sea que para tener un deseo se apoya en el
deseo del Otro. Esta es la creación de un deseo más allá de la demanda que es esencial. Entonces podría decir que no sólo
encuentra su punto de apoyo en el deseo del Otro sino que sostiene el deseo del Otro es una maniobra interesante, para
tener un deseo necesita el deseo del Otro, pescar ese deseo del Otro y entonces para poder tener un deseo, se crea un
deseo insatisfecho y en ese punto además va a sostener al Otro si por eso va a decir que es también su apoyo.
Lo que quiero señalar, es que Lacan dice: sostiene el deseo del Otro el deseo que la histeria atribuye al Otro. Es un deseo
que la histeria atribuye al Otro. No sólo encuentra su punto de apoyo en el deseo del Otro sino que también es su apoyo.
Esto puede tomar distintas versiones en la clínica, por ejemplo la vertiente más sacrificial donde alguien está ahí
sosteniendo el deseo del Otro, sosteniendo la falta en el Otro y haciéndose un poco garante de esa falta. Pero también
está la vertiente de la histeria causando el deseo del Otro, generando el deseo. Mientras haya un deseo insatisfecho
puede desear, sí ese deseo fuese respondido en el campo de la demanda no habría lugar para el deseo, entonces al crearse
un deseo insatisfecho, desear algo y querer que no se lo den es el modo en que el deseo no es aplastado por la demanda.
También en el sueño hay un elemento particular que es el salmón ahumado, que la paciente le atribuye a su amiga. O sea
que ya hay una identificación con su amiga, con un semejante, pero a quién le supone un deseo. En La interpretación de
los sueños, Lacan lo retoma en este capítulo del Seminario 5, Lacan habla de la identificación histérica, en esa
identificación en la comunidad del deseo, al que se le supone un deseo. Entonces, no se trata de un objeto en particular
sino de un deseo de deseo, de desear otra cosa, pero sobre todo un deseo de deseo. Por eso se podría decir que Freud le
erraba cuando quería ubicar un objeto de deseo por ejemplo, en el caso Dora. Lo que está en juego, por lo menos en este
punto del salmón ahumado es donde pesca un deseo, donde hay una comunidad de deseo, ahí se identifica.
Si tomamos la página 372 capítulo del Seminario 5 Lacan dice: “La cuestión es precisamente saber por qué es necesario
desear otra cosa y que esa cosa no se la den”
En la Página 373 dice: “el deseo de que el sujeto se vale en el sueño es el deseo preferido de la amiga el deseo de salmón
e incluso cuando no va a poder dar una comida sólo le queda eso salmón ahumado, que al mismo tiempo indica el deseo
del otro y lo indica como algo que puede ser satisfecho aunque sólo para el Otro” O sea, que indica el deseo del Otro y
ahí en esa indicación del deseo del Otro, puede armarse un deseo.
En esta misma lógica, página 374 Seminario 5 Lacan dice: “en el caso específico de la histérico el deseo como más allá de
toda demanda es decir en tanto que haga ocupar su función en calidad de deseo rehusado desempeña un papel de
primerísimo orden” O sea ese deseo rehusado, ese deseo insatisfecho, Lacan dice, “nunca comprenderán ustedes nada de
una o un histérico si no parten de este primer elemento estructural.”
Por otra parte en la relación del hombre con el significante, la histeria es una estructura primordial por poco que lo han
llevado lo bastante lejos con un sujeto a la dialéctica de la demanda encontrarán siempre en un punto de la estructura la
spaltung, la escisión, de la demanda y el deseo.
Por último podemos ubicar que en la neurosis histérica hay una doble maniobra: por un lado se trata de mantener ese
deseo del Otro para no ser aplastado en el campo de la demanda, ya que como mencionamos la histeria está más abierta
a la sugestión de la palabra, entonces donde el deseo del Otro le permite sostener el campo el deseo y entonces se ofrece
como su punto de apoyo. Incluso si convoca el deseo del Otro es para poder acceder al campo del deseo.
Pero por otro lado, como toda neurosis, la histeria sostiene un Otro completo, (sino podríamos decir pero si la histeria lo
que busca es convocar al deseo del Otro y ser quien abra ese punto de falta en el Otro, de deseo en el Otro, de crear un
deseo insatisfecho ¿Cómo podemos sostener eso que planteamos antes que lo que se trataba era de que la neurosis no
podía soportar la falta del Otro?) Efectivamente de esa forma el histérico es el agente de esa falta en el Otro,
desconociendo que esa falta es estructural, sino que son ellos los que producen esa falta. Entonces otra forma en la que
aparece ese Otro completo puede ser la forma de la otra mujer que sabe sobre el enigma de la feminidad, la forma
también de ese saber del Otro en distintas versiones que aparece donde ahí hay una amo. Versiones donde en ese lugar
de completud del Otro o del saber del Otro, la histeria intenta agujerear ese saber pero si lo intenta agujerear es porque
lo supone completo.
Entonces veamos como empieza el sueño de La bella carnicera, página 164, es un apartado sobre el sueño como
cumplimiento de deseo, Freud dice que muchas veces sus pacientes le objetan el sueño como cumplimiento deseo, y
Freud habla de una ingeniosa paciente que antes de contarle el sueño del salmón ahumado dice: “dice usted que siempre
el sueño es un deseo cumplido ahora le contaré un sueño cuyo contenido es todo lo contrario, puesto que no me cumple
un deseo... ¿cómo lo hace con decir usted con su teoría?” Hay dos cuestiones ahí, no sólo que va a objetar la teoría de
Freud sobre el sueño como cumplimiento de deseo, sino que además lo que hace, es pedirle, preguntarle a Freud cómo
se las va arreglar. La respuesta la tiene en el análisis del sueño que lo que se trata es que su deseo es crearse un deseo
insatisfecho.
Entonces tenemos ese punto donde la histeria agujerea este saber del Otro, tenemos la versión de la histeria de Charcot
que va a denunciar la falla en el saber médico respecto del cuerpo, femenino sobre todo. Podemos decir que la histeria
va en esa denuncia agujerear al Otro pero el trasfondo de ese Otro que va a barrar, que va agujerear, es un punto
podríamos decir que desconoce o que mejor dicho va a agujerear al Otro suponiéndolo completo.
2.
Deseo imposible:
Si tomamos la vertiente del deseo en la neurosis obsesiva en su diferenciación con la neurosis histeria tendremos otro
modo de cómo la neurosis se las arregla con esta falta en el Otro.
En estos capítulos que ustedes tienen, Lacan señala que hay una contradicción profunda entre el obsesivo y su deseo, un
callejón sin salida. Lacan dice que todo el problema del obsesivo es encontrarle a su deseo lo único que puede darle en
apariencia su punto de apoyo. Efectivamente dijimos que para que un sujeto pueda tener un deseo es necesario el deseo
del Otro, la cuestión es cómo va a hacer el obsesivo con ese deseo del Otro. Lacan señala que cada vez que se orientan
en la vía de su deseo, el obsesivo destruye al Otro. Pero el problema, y ahí está la contradicción, es que necesita al Otro
para poder desear, para constituirse en el campo del deseo.
La destrucción del Otro en la neurosis obsesiva se presenta de una manera distinta que en la histeria: se podría decir la
falta en el Otro en la histeria le permite desear, lo que se encuentra acá es más bien la cara que Lacan llama de demanda
de muerte del Otro. Lacan dice que muy tempranamente el obsesivo ha encontrado la relación a su objeto en una
rivalidad, donde tiene que luchar por su objeto en esa parodia del amo y el esclavo. Pero también uno podría ubicar la
desmezcla pulsional (de los textos de Freud) donde le agrega esa cuota de agresividad a la demanda.
Vayamos a cómo se encuentra esta lógica de necesidad y demanda en la neurosis obsesiva: por un lado tenemos el modo
en particular en que se presenta la demanda, tenemos el ejemplo que Lacan da respecto del niño que va a convertirse en
un obsesivo por su modo de pedir. Pedirá una cajita de una manera que se vuelve una exigencia intolerable, no es lo que
pide sino el modo en lo que pide. El modo en el que lo pide qué será insoportable. Lo que se pone en juego es que esa
demanda, dice Lacan, presenta un carácter de condición absoluta, qué es la característica que él señaló para el deseo.
Entonces no estamos en ese terreno de la incondicionalidad de la demanda donde no importa tanto el objeto que se de,
sino que importa el Otro responda sino que es una demanda de un objeto bajo esa forma de condición absoluta, donde
como habíamos dicho en la condición absoluta anula al Otro, lo revienta al Otro de la demanda. Podemos decir que ese
modo de pedir destruye al Otro porque al Otro no le queda nada. Lacan también lo dice en la página 477 cuando habla de
esta lógica de la demanda pero también de la relación del obsesivo con su partenaire dice: “es exactamente esto que es
lo más sutil de ver pero lo observaran cuando se tomen la molestia, el obsesivo se empeña en destruir el deseo del Otro,
todo acercamiento al interior del área del obsesivo se salda normalmente por poco que uno se deje sorprender, con un
ataque sordo, un desgaste permanente que tiende a producir en el Otro la abolición, la devaluación, la depreciación de su
propio deseo. Destruye al Otro.”
Por otro lado tenemos su demanda que se presenta con esa característica insoportable, de una condición absoluta, y por
el otro lado aunque parezca paradójico, tenemos esa demanda de condición absoluta y un deseo que no puede sostenerse
porque cada vez que se presenta aparece, es un deseo evanescente. (Eso trabajaron algo con Mariano López la clase
pasada)
En la página 476 del Seminario 5 Lacan dice: “Quienes ya tienen obsesivos entre manos pueden saber que un rasgo esencial
de su condición es que su propio deseo disminuye, parpadea, vacila y se desvanece a medida en que él se acerca. Aquí el
deseo demuestra llevar la marca del hecho de que el obsesivo ha abordado de entrada al deseo como algo que se destruye
porque se lo presentó como el de su rival (demanda de muerte) El acceso por parte del obsesivo a su deseo queda pues
afectado por esta marca que hace que todo acercamiento lo haga desvanecerse”. Entonces, cada vez que se quiere acercar
a su objeto, el objeto, el interés por el objeto se desvanece o el brillo que podía tener ese objeto disminuye.
Lacan pág. 420 dice: “la mecánica de la relación del sujeto obsesivo con su deseo, a medida que intenta por las vías que se
le proponen acercarse al objeto, su deseo se amortigua hasta llegar a extinguirse, a desaparecer. El obsesivo es un
Tántalo.” Tántalo es un personaje mítico donde el castigo de los dioses era ponerlo en un lugar donde cada vez que quería
(creo que estaba colgado) cada vez que quería acercarse a la fuente, estaba en un lugar entre una fuente de agua y un
lugar creo que un árbol de manzanas, en algún fruto que podía comer. Cada vez que se acercaba, cada vez que tenía sed
y se acercaba al agua, el agua disminuía en su caudal o se retiraba cada vez que iba en busca del objeto para alimentarse
el objeto, el fruto se retiraba y no podía acceder. En esa tortura Lacan ubica al obsesivo, cada vez que quiera acceder a su
objeto, el objeto se desvanece.
Entonces tenemos esta particularidad del obsesivo tanto en la demanda como esa condición absoluta y un deseo que se
presenta como evanescente, entonces lo que Lacan va a ubicar como hace el obsesivo para poder mantener el deseo sin
que sea este punto donde cuando accede, apunta a su deseo, en este movimiento hacia el deseo destruye al Otro y el
objeto desvanece. Si va en camino de su deseo destruye al Otro y el objeto se desvanece pero ya señalamos que se
necesita al Otro del deseo para poder desear.
¿Cómo dice Lacan que se las arregla el obsesivo con este deseo evanescente? “El obsesivo resuelve la cuestión de la
evanescencia de su deseo produciéndose un deseo prohibido.” Vamos a encontrar distintos modos en que el obsesivo
resuelve esta contradicción que cada vez que se acerca a su deseo destruye al Otro pero como necesita al Otro para
desear tiene que retirarse. Podemos ahí ver los dos tiempos, la ambivalencia, la duda del obsesivo, distintos síntomas de
la neurosis obsesiva que dan cuenta de esta contradicción profunda que tiene el obsesivo entre el deseo y la demanda,
esa oposición que hay entre el deseo y la demanda. Lo que Lacan va a decir a grandes rasgos es que el modo de resolver
eso es lo que Lacan llama la degradación del deseo en demanda, va a convertir el campo el deseo en un campo de
demanda: Una manera de hacer eso es producirse un deseo prohibido. Es una prohibición que se la hace sostener al Otro,
precisamente mediante esa prohibición del Otro. Le hace sostener al Otro su deseo, mediante la prohibición del Otro.
Podemos ubicar allí también un hacerse prohibir y mientras el objeto esté prohibido, así el obsesivo puede desear. Piensen
en el hombre de las ratas, donde el padre queda como prohibiendo la relación con la amada, prohibiendo en una
propuesta marital donde el padre estaba muerto y ni siquiera había proferido en vida
Lacan dice: “al obsesivo le resulta esencial mantener este lugar, lugar del Otro, sin embargo esta forma de hacerle sostener
el propio deseo al Otro con mayúsculas es ambigua porque un deseo prohibido no quiere decir un deseo extinguido. La
prohibición está ahí para sostener al deseo pero para que se sostenga ha de presentarse.”
Entonces la prohibición permite sostener el deseo pero vuelve el problema porque el deseo resurge de nuevo y el obsesivo
va a tener que volver a hacer la maniobra para poder sostener su deseo. Se podría decir que la prohibición vuelve al deseo
un deseo imposible.
Entonces en este camino de degradación del deseo en demanda una forma es hacerse prohibir el deseo o producirse un
deseo prohibido. Lo que Lacan señala es que el Otro al que le hace prohibir su deseo está demasiado interesado en su
Otro y tampoco tiene porqué ir a satisfacerle esa demanda de prohibirle o de concederle algo porque en esa lógica de un
deseo prohibido o un deseo que se vuelve deseo imposible prohibido queda en la posición de andar pidiéndole permiso
al otro por su deseo, y Lacan dice bueno pero el otro es un otro real: está interesado en su propio otro y no tiene porqué
ir a darle esa corona, donde le da permiso para su deseo.
Página 424 Lacan dice: “la ilusión, el propio fantasma que está al alcance del obsesivo es que a fin de cuentas el Otro con
mayúsculas consienta a su deseo. Esto acarrea de por sí dificultades extremas, pues si es preciso que consienta, que le dé
permiso, ha de ser una forma completamente distinta y una respuesta a alguna satisfacción cualquiera de una respuesta
a la demanda” O sea que en el momento en que el Otro le da permiso, si es que así fuera, estamos en el terreno de la
demanda, esa ilusión de ponerse de acuerdo con el Otro. Un deseo prohibido, pedir permiso, pidiendo permiso y
haciéndose autorizar por el Otro, el obsesivo podría así mantener su deseo. Puede ser que este pedir permiso tenga otra
forma, que se presente como alguien que se hace pedir por el Otro, entonces no es tanto el obsesivo, pidiendo permiso
por su deseo sino haciéndose demandar.
Este pedir permiso se relaciona con otro punto que Lacan señala que son las hazañas del obsesivo, en las hazañas, en los
desafíos, no sólo compite con un semejante, con un rival que muchas veces es el sujeto mismo. Sino que lo fundamental
va a ser que haya alguien, un otro que registre y sea el testimonio de eso que está pasando en esa hazaña o en esa lucha.
Lacan dice: “testigo invisible, aquel otro que está ahí como espectador, el que cuenta los tantos y dirá al sujeto
decididamente ‘es duro el muchacho’” O sea es un otro que no sólo está entonces en la neurosis obsesiva siempre esta
ese rival que compite, pero a la vista de un tercero, de un otro, que lleva la cuenta, que a la larga, tiene alguna relación
con este pedir permiso, a la larga le va a decir está bien te ganaste tu deseo, has sufrido bastante, has luchado bastante
por eso. Piensen en todas las hazañas del hombre de las ratas, incluso las que se imagina, por ejemplo la fantasía de
venganza dónde en algún momento él va a poder darle a ella, cuando su marido haya hecho un traspié. Está ahí, esa ese
lugar donde el Otro está ahí viendo la hazaña
Lacan dice: “Lo que es importante es el Otro con mayúsculas ante quien todo esto ocurre, donde ocurren las hazañas, éste
es el que hay que preservar a toda costa el lugar donde se registra la hazaña donde se inscribe su historia esto hay que
mantenerlo es lo que hace que el obsesivo se mantenga tan pegado a todo lo que es del orden de registro verbal de la
categoría del cómputo, de la recapitulación, de la inscripción también de la falsificación. Lo que el obsesivo quiere
mantener ante todo, aunque no lo parezca, aparentando pretender otra cosa, es este Otro con mayúsculas en el que las
cosas se articulan en términos de significante” Entonces tenemos ese Otro (Les recomiendo de nuevo ese texto de Claudio
Godoy sobre conciencia y muerte en la neurosis obsesiva, dónde está efectivamente el valor de ese espectador que mira
la hazaña del obsesivo) Entonces no solamente está este tercero que mira y ahí hay una satisfacción escópica el juego de
la mirada, sino también qué es un Otro que lleva la cuenta y como dice Lacan ahí es hacer pasar todo por el registro de lo
verbal, articular las cosas en términos significantes, tenemos la cuestión del cálculo, del cómputo que es esa necesidad.
Ahí tenemos otra vez la cuestión de hacer pasar el deseo de hacerla entrar al campo de la demanda. En el deseo donde
no hay significante que termine de nombrar la cosa y cálculo a entrar un poco la fuerza y entonces está el obsesivo ahí
duplicado en ese Otro con mayúsculas que mira, que lleva la cuenta, haciendo los cálculos, incluso los logros, los récords,
que es hacer entrar algo que no es del todo del campo del significante en el terreno de la articulación significante.
Entonces tenemos también esa versión de la neurosis obsesiva tratando de decir todo, la idea de que todo puede ser
dicho y lo insoportable que algo no pueda ser dicho o que salga del cálculo, como les decía o aquellos que preparan,
escriben toda la sesión para calcular perfectamente que todo lo que se puede decir. Ahí Lacan señalaba por ejemplo la
importancia de cortar la sesión en ese punto.
Podrán reconocer también lo que venimos planteando la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo, donde generalmente
el obsesivo se elige un amo, un amo a quién le pide su deseo, a quién le pide permiso, a quién le hace el prohibir su deseo,
donde la neurosis obsesiva, el sujeto obsesivo queda en una posición de esperar la muerte de ese Otro para poder acceder
al deseo dejándolo al sujeto obsesivo muerto en vida, soñando en el día en el que el amo muera para así poder acceder a
su deseo. Ilusión porque efectivamente si el amo muere aquel que ocupa su lugar rápidamente el obsesivo encontrará
otro amo o la culpa, el remordimiento tampoco le va a permitir acceder a su deseo.
Ejemplo: hay una película muy mala que es una parodia de Drácula, cuando lo matan a Drácula está Igor (el esclavo)
cuando lo matan a Drácula el que lo mata y le dice a Igor eres libre, Igor queda pasmado frente esa frase le dice “Sí, mi
amo”. Efectivamente la ilusión de la muerte del Amo lo único que le hace al obsesivo es quedarse en esa espera, pensando
que algún día va a llegar al deseo pero efectivamente el Otro no le va a conceder nunca porque no depende del Otro la
concesión del deseo.
Entonces tenemos esta forma, el pedir permiso, el deseo prohibido, que es un modo del deseo imposible, la hazaña del
obsesivo, son distintos modos. Esta cuestión del cálculo, llevar la cuenta son distintos modos donde la neurosis obsesiva
degrada el deseo en demanda. Y entonces está en esta lógica de intentar ir hacia el campo del deseo pero como el deseo
destruye al otro y necesita al Otro, un amo para poder sostener su deseo, lo vuelve a erigir en este Otro completo.
Para ir concluyendo me gustaría leerles una parte del Seminario 5 de la página 415 donde Lacan dice: “el Otro en cuanto
lugar de la palabra en tanto es a él a quién se dirige la demanda será también al lugar donde ha de descubrir el deseo,
donde se ha de descubrir su formulación posible. Es en la estructura general, en el lugar de la palabra, se encuentra el Otro
del deseo. Ahí se ejerce, dice Lacan, en todo momento la contradicción, pues este Otro con mayúsculas está poseído por
un deseo, un deseo que inauguralmente y fundamentalmente es ajeno al sujeto. De ahí las dificultades de la formulación
del deseo en las que tropezará el sujeto y tanto más significativamente cuando la vemos desarrollar en las estructuras
neuróticas que el descubrimiento analítico ha permitido delinear.”
Entonces en esa hiancia entre el otro de la demanda y el otro de deseo tropieza la neurosis y cada neurosis intentará
hacer algo con ese Otro del deseo.
Lacan dice: “estas estructuras son distintas según se haga hincapié en la satisfacción del deseo y es así como la histérica
aborda su campo y su necesidad o en la dependencia respecto del Otro en el acceso al deseo y así es como este abordaje
se le presenta al obsesivo.”
Entonces una cara es donde está en juego ese deseo del Otro, en este punto de sostener este deseo insatisfecho para
poder crearse un deseo y la otro donde se elige a un Otro completo para que pueda acceder al deseo. Pero dijimos que
de lo que se trata es que son dos modos de convertir ese Otro en falta, ese Otro barrado, en un Otro completo. En ambos
la maniobra supone un no saber nada de ese Otro que está en falta. Como les mencioné al principio, no se trata de
características que podríamos ir señalando, sino de una estructura basal fundamental donde se pone en juego la
insatisfacción y la imposibilidad del deseo. Esta estructura fundamental luego se va a poner en juego en distintas
presentaciones, en distintas modalidades en la clínica.
También es importante señalar que poder saber sobre esta escisión entre la demanda y el deseo y el modo en que cada
una de las neurosis se las arregla para responder a esta escisión y cómo se las arregla para sostener un deseo, sirve
también para la maniobra transferencial, y la operación analítica, en el punto donde lo que está en juego es cómo se
puede sostener un deseo sin caer en esta trampa de la histeria o la neurosis obsesiva, dónde queda todo el tiempo
pidiéndole al Otro que sostenga su deseo o necesitando ser el apoyo o el sostén del Otro para poder desear o crearse un
deseo insatisfecho para poder desear.
Bien, la semana que viene, si no me equivoco van a tener un teórico sobre las modalidades neuróticas, el deseo, a reforzar
algunos de los puntos trabajados hoy, yo quería centrarme más que nada en lo que está en la bibliografía para que ustedes
puedan leer esos textos. Y en seminario, ya la semana que viene van a abordar estas cuestiones ya más del lado de la
satisfacción pulsional tanto del objeto a y como se sostiene esto, no solo en la articulación entre la demanda y el deseo,
sino su cara de satisfacción pulsional.
Semana 8
COMISIÓN: JUANITO I: DIACRONÍA Y PRESENTACIÓN
Se considera el texto de Freud, "Análisis de la fobia de un niño de 5 años" ["Juanito"]. En Obras Completas, Amorrortu,
Buenos Aires, 1986, tomo X.
Dictado por José Recalde, ATP de la Cátedra.
Este historial se trata de un historial titulado por Freud como “Análisis de la fobia de un niño de 5 años”, pero lo conocemos
todos, más fácilmente, como “El caso Juanito” o “El historial del pequeño Hans”. Es un caso que tiene sus particularidades
sobre todo, en comparación con sus otros dos historiales, que ya trabajamos, que son, el caso Dora y el caso del hombre
de las ratas. Vamos a mencionar algunas de estas particularidades y las vamos a ir trabajando en esta clase y en la que
viene con Gabriela y la siguiente con Ana.
1.
En primer lugar vamos a decir que se trata de un caso comunicado por Freud, pero que no fue
atendido por él. Freud sí atendió y sí psicoanalizó a Dora y a Paul. (Este punto vamos a retomar en breve, vamos a
comenzar por allí).
2.
En segundo lugar decimos que el analizado es un niño de 5 años y no jóvenes adultos, como sí lo eran
Dora y el hombre de las ratas Paul.
3.
Y finalmente queremos comentar que el lapso del tiempo que duró este análisis fue bastante breve,
comenzó en enero de 1908, a los 3 años 3/4 del paciente (dice 3 pero despues dice que tiene 5(?), con la irrupción o con
la aparición de la zoofobia, es decir una fobia a un animal, y culminó en mayo del mismo año, con la resolución de la fobia,
es decir, que este análisis duró tan solo 5 meses.
En la introducción del historial Freud nos dice que este historial no proviene de su práctica clínica, que él no ha atendido
a Juanito. Si él dice que orientó el plan de tratamiento, hoy en día podríamos decir, en términos más actuales, que Freud
supervisó al analista que trató a Juanito. También nos cuenta que intervino en el caso en una oportunidad, esta
intervención de Freud es crucial para el desenlace del caso.
Ahora bien ¿Quién fue el analista que llevó adelante el tratamiento de Juanito? El Dr. Graf ¿Quién es el Dr. Graf? Nada
más y nada menos que el padre de Juanito. El doctor Graf era un querido discípulo de Freud y junto con su mujer,
formaban parte del círculo de confianza de Freud.
¿Por qué a Freud le interesaba comunicar un caso de un niño de 5 años cuyas fobias se resuelven en tan poco tiempo?
Nos lo dice explícitamente, no hay que conjeturar mucho. Para Freud este historial tiene el objetivo de mostrar esas
mociones pulsionales y formaciones de deseos a la que en los análisis de adultos se llega exhumando estrato por estrato,
él quiere mostrarlas en estado actual. A través de los análisis de adultos, Freud se ve llevado a formalizar lo que entiende
por sexualidad infantil y su lugar en la etiología de la neurosis. Recuerden que poco tiempo atrás Freud había escrito sus
Tres ensayos de teoría sexual. Ahora bien, con este caso, Freud se propone mostrar cómo se va desarrollando paso a paso,
la sexualidad infantil, en lugar de llegar a ella como una conjetura o como recuerdo a partir de la sexualidad psiconeurótica
del adulto.
Por eso Freud les había pedido a todos sus discípulos que observasen, que tomaran nota, del desarrollo psicosexual de
sus hijos. Así es que nos encontramos con comunicaciones del padre de Juanito de antes del estallido de la fobia. Y con
estas comunicaciones nos podemos hacer una idea de cómo era Juanito antes de que comenzara a temer que un caballo
lo muerda, esa “que un caballo lo muerda” fue la primera exteriorización o la primera forma que tomó la fobia infantil de
Juanito.
A partir de estas primeras comunicaciones del doctor Graf a Freud, en las que el niño tenía alrededor de 3 años, nos
enteramos que Juanito tenía un particular y vivo interés por la parte de su cuerpo que él llamaba, tenía la costumbre de
llamar “hace pipí” “vivi majer”. Todas sus primeras exteriorizaciones nos muestran que el desarrollo sexual de Juanito,
dice Freud, era el típico. Juanito está situado dentro de la primera teoría sexual infantil, todos tienen falo, lo que Freud
llama premisa universal del falo.
Su interés por el “hace pipí” era en primer lugar un interés teórico, lo buscaba en animales, hablaba sobre él, le preguntaba
a todos incluso a su madre sí tenía “hace pipí”, pero también era interés práctico, se tocaba el miembro con mucho interés.
A los 3 años y medio, en una oportunidad, la madre lo encuentra tocándose y le dice que si sigue haciendo eso ella llamara
al doctor “A” para que se lo corte, y cuando le pregunta cómo hará para hacer pipí sin hace pipí, Juanito le contesta que
con la cola, y no abandona la masturbación por esa intervención de la madre. Vemos así como ante esto, que podemos
ubicar como una amenaza de castración, Juanito responde desmintiéndola.
Juanito a los 3 años y medio sigue siendo un vivo e interesado investigador, su curiosidad sexual lo lleva a conjeturar una
primera hipótesis: que los caballos y los perros tienen hace pipí, pero que las mesas y las sillas no. Así conquista un signo
esencial para distinguir entre un ser vivo y una cosa inanimada. Freud sostiene que en la corta biografía de Juanito hay un
gran acontecimiento que sucede alrededor de sus 3 años y medio, se trata del nacimiento de su hermana Hannah. A partir
del nacimiento de Hannah toda su investigación, la de Juanito, comienza a circular en torno a de dónde vienen los niños.
En primer lugar desconfía de la insólita respuesta dada por los padres sobre la cigüeña, allí comienza una pequeña primera
desconfianza que se extiende primero a la cigüeña y luego a los padres, también comienza a mostrarse celoso de Hannah,
su hermana, cuando por ejemplo mencionaban lo linda que ella era y él decía cosas del estilo “pero si no tiene dientes
todavía cómo va a ser linda”. Medio año después del nacimiento de su hermana ya nos encontramos con un hermano
más tierno, un hermano más considerado plenamente consciente de lo que supone su superioridad respecto de ella.
La familia Graf solía veranear en una ciudad balnearia de lo que entonces era el imperio austrohúngaro, hoy Austria,
llamada Munden, una ciudad cerca de un lago. Allí Hans tenía muchos amigos y amigas, Berta, Olga, Fritzel y otros. Y luego
del nacimiento de su hermana, él fantaseaba que muchos de ellos y ellas, muchos de sus amigos y amigas, eran ahora,
sus hijos, sus hijas, que también los había traído la cigüeña. De estos amigos y amigas también decía que era el novio o el
amigo, tanto de ellas, como de ellos.
A partir de estas primeras comunicaciones, todas insisto anteriores al estallido de la fobia, nos podemos hacer una buena
imagen de cómo era Juanito. Era un niño vivo, muy locuaz, interesado en el hace pipí, un gran investigador, luego
interesado en la proveniencia de los niños y las niñas, un pibe interesado en los lazos amorosos, un perfecto perverso
polimorfo, al decir del segundo ensayo de los tres ensayos freudianos. Luego de hacernos esta imagen de Juanito, previo
al estallido de la fobia, este niño vivaracho, elocuente e investigador sexual infantil. Freud comienza el segundo capítulo
del historial llamado “Historial clínico y análisis” con la transcripción de una comunicación dada por el doctor Graf, por el
padre Juanito. Les voy a leer ahora algunas partes de esta nota mandada por el papá de Juanito, (página 21 del historial).
Dice así:
“Estimado profesor, le envío estos pequeños fragmentos sobre Hans pero esta vez desdichadamente contribuciones para
un historial clínico, como leerá usted, los últimos días se le ha desarrollado una perturbación nerviosa que nos tiene muy
intranquilos a mi mujer y a mí porque no podemos hallar ningún medio para eliminarlas. Me tomaré la libertad de visitarlo
mañana, no obstante lo cual le anticipo por escrito el material disponible. Sin duda ha sido una híper excitación sexual por
ternura de la madre, pero no se indicar el excitador de la perturbación. El miedo de que un caballo lo muerda por la calle
parece entramado de alguna manera con el hecho de que le asusta un pene grande. Como usted lo sabe por una nota
anterior, en su momento el reparo ya en el pene grande del caballo y entonces sacó la conclusión de que la mamá puesto
que es tan grande, por fuerza a de tener un hace pipí como el caballo" y sigue un poquito más.”
Allí vemos como ya el papá de Juanito hipotetiza, cree y se lo comunica a Freud que supone que el causante de este
temor o de este miedo a que un caballo lo muerda, ha de vincularse con una híper excitación sexual por ternura de la
madre. ¿Qué nos dice Freud inmediatamente después? Que no haremos nuestros, ni la comprensible preocupación del
padre, ni sus primeros intentos de explicación, sino que examinaremos para empezar, el material comunicado, es que
nuestra tarea, no consiste en comprender enseguida un caso clínico, sólo habremos de conseguirlo tras haber recibido
bastantes impresiones de él. Provisionalmente dejaremos nuestro juicio en suspenso y prestaremos atención pareja a
todo lo que haya para observar. Este consejo técnico de Freud es importantísimo, dejaremos en suspenso las primeras
conjeturas y prestaremos atención parejamente flotante a todo el material, a todo lo que se escucha, todo lo que sé lee
en este caso, en las comunicaciones que el padre va enviando.
De estas primeras comunicaciones Freud recorta o señala cuatro acontecimientos. Datan entonces de los 4 años y medio,
4 años ¾ de Juanito
1.
La primera es que el padre cuenta que una noche Juanito aparece llorando y dice: “cuando dormía
he pensado que tú estabas lejos y no tengo ninguna mami para hacer cumplidos”. Eso es señalado por Freud como un
sueño de angustia. Juanito una noche angustiado se levanta diciendo esto “Vos mamá estabas lejos y no tengo ninguna
mamá con la cual hacer mimos,” hacer cumplidos dice.
2.
El segundo recorte que señala Freud consiste en una caminata en la que Juanito estaba en el parque
municipal junto a su niñera y en un momento de esa caminata, mientras estaban caminando juntos, él comienza a llorar
pidiendo que lo lleven a la casa para hacer cumplidos con la mamá. A la noche, esa misma noche en todo caso, tiene una
notable angustia y no quiere que lo separen de la madre.
3.
En la tercera situación que señala Freud, la madre lo llevaba de paseo por el zoológico de Shengrun,
es un palacio de Viena donde hay un zoológico en los parques y los jardines que son grandes, y mientras ambos paseaban
por este zoológico, Juanito llora y no quiere seguir caminando, se empaca y en su viaje de regreso dice “tuve miedo que
un caballo me mordiera.” A la noche aparece nuevamente un ataque de angustia parecido al anterior y no quería ser
separado de la madre nuevamente.
4.
En el cuarto recorte señalado, la madre le pregunta si Juanito se pasaba la mano por el hace pipí a la
noche, a lo cual Juanito le dice “sí, cada noche”.
Luego de este señalamiento, de estos cuatro acontecimientos que marcan el inicio de la angustia, el inicio de la fobia,
Freud nos advierte, nos conduce a empezar a separar justamente fobia de angustia. En la página 23 dice así “Sería ese
pues, el comienzo de la angustia, así como el comienzo de la fobia, desde ahora reparamos en que tenemos buen
fundamento para separarlas entre sí. Por lo demás, el material parece en un todo suficiente para orientarnos y ningún
otro punto temporal es tan favorable al entendimiento cómo este estadio inicial que por desdicha las más de las veces se
descuida o se silencia.”
Nos está diciendo Freud que normalmente, tomamos noticia de la angustia cuando ya se ha convertido en fobia, sin
embargo este material “el caso Juanito” nos permite justamente empezar a pensar como hay una angustia inicial y no
necesariamente esa angustia es sinónimo de fobia.
Nos vamos ahora a detener un poco en este punto en las diferencia entre angustia y fobia. Vamos a avanzar
próximamente, ahora en breve un poco con el historial, en cómo Freud a esta altura, del historial de Juanito (1908/1909),
piensa la diferencia entre angustia y fobia, y luego vamos a dar un salto, vamos a ir al capítulo 4 del Inconsciente, que es
un texto de 1915. En este capítulo 4 “Tópica y dinámica de la represión” Freud toma el caso Juanito para pensar
nuevamente que diferencia la angustia del parapeto fóbico. Vamos a detenernos un poco en este tema ahora.
Retomó un poco entonces el historial, a partir de la comunicación del padre tenemos estos acontecimientos:
•
Primero el sueño de angustia de Juanito, se despierta en medio de la noche, había soñado que no
tenía una madre para hacer cumplidos.
•
Segundo, Juanito caminando en el parque municipal con la niñera y llanto, angustia y pide que los
lleven de vuelta a la casa para hacer cumplidos con la madre.
•
En tercer lugar en el paseo, en el zoológico de Shengrun con la madre, no con la niñera, sino ya con
la madre, llantos, angustia y Juanito exteriorizando el temor a que un caballo lo mordiera.
Freud nos dice: “La perturbación se introduce con unos pensamientos tiernos angustiados y luego con un sueño de
angustia, contenido de este último: perder a la madre, de suerte que él ya no puede hacerse cumplidos con ella. Es fuerza
pues que la ternura hacia la madre se haya acrecentado enormemente, es el fenómeno básico de su estado. Ésta
acrecentada ternura por la madre es lo que súbitamente se vuelca en angustia, lo que sucumbe a la represión. Todavía no
sabemos de dónde proviene el empuje para la represión, es decir entonces que esta angustia corresponde a una añoranza
erótica reprimida. Al inicio en el comienzo, carece de objeto como toda angustia infantil, es angustia y no miedo. Juanito
no sabe de qué tiene miedo y cuando el paseo con la niñera tiene miedo, se angustia pero no puede decir ante que, solo
quiere volver a que la madre esté con él y hacer cumplidos.”
Así nos dice Freud que al comienzo de la enfermedad no existía aún fobia, sino angustia, angustia sin poder ser enunciado
ante qué. Una vez que eso se puede enunciar, aparece el miedo, allí la fobia. Así nos dice Freud que la angustia
corresponde a una añoranza erótica reprimida, pero que no es lo mismo que la añoranza, que tenemos que tener en
cuenta la represión. Sí fuese sólo una cuestión de añoranza, la añoranza se podría mudar en satisfacción restituyéndole
el objeto, es decir que si Juanito añoraba a su madre, al volver con su madre, no habría entonces angustia. Sin embargo
sabemos que esto no sucede, porque a pesar de haber vuelto con la madre luego del paseo por el parque municipal ,a
esa noche Juanito ya tiene angustia y posteriormente la angustia es incluso en presencia de la madre, así tenemos la
primera parte del cuadro por decirlo de ese modo.
Tenemos el fenómeno básico que es la añoranza erótica de la madre pero que al sucumbir a la represión se muda en
angustia, una angustia sin objeto que da cuenta justamente que esa añoranza erótica ha sido reprimida porque el objeto
el cual se añoraba a pesar de estar presente, no produce la satisfacción qué se supone que debería suscitar. Esa angustia
sin objeto, resiste y se ve precisada a ser un objeto. En ese paseo, en el paseo por el zoológico de Shengrun junto a la
madre es que se exterioriza por primera vez cuál es el objeto al que se tiene miedo, cuál es el objeto que ha conseguido
la angustia para poder ser exteriorizada como miedo, qué es el temor a la mordedura del caballo.
Tenemos entonces el cuadro completo de la fobia de Juanito, es decir cómo se llega a tener una fobia puesto que es un
punto de llegada. Recapitulemos como lo entiende Freud a esta altura, en 1909.
Mencionamos recién tres elementos: El fenómeno inicial y básico, una añoranza erótica híper intensa hacia la madre, que
al sucumbir a la represión da lugar al segundo elemento, la angustia. A esta altura no se trata ya meramente de la añoranza
erótica, porque la presencia del objeto añorado no nos ahorra de la angustia, se siente angustia sí y aún en presencia del
objeto anteriormente añorado y se sienta angustia sin saber ante qué. Tenemos la añoranza erótica reprimida que se
muda en angustia, en angustia sin objeto. El tercer elemento es el miedo. Esa angustia precisa ser un objeto para poder
ser enunciada, para poder exteriorizarse y al hallarlo se convierte entonces en miedo, miedo a algo, miedo a X. En el caso
de Juanito es miedo a que el caballo lo muerda. Al hallar un objeto y convertirse en miedo es que llegamos a la fobia a la
altura del historial. Así explica Freud entonces las causación del padecimiento de Juanito en este momento.
Para seguir avanzando un poco en esta diferenciación que propone Freud entre angustia, miedo, fobia hagamos un salto
temporal, avancemos un par de años en la elaboración freudiana y vayamos al capítulo 4 del inconsciente. Es un texto de
1915 y justamente a esta altura, Freud está elaborando los que son sus escritos metapsicológicos de técnica, vamos a
pensar entonces lo que es la tópica y la dinámica de la represión para ver cómo eso nos permite entonces pensar la
diferencia entre angustia, miedo y fobia.
Freud nos ha enseñado que cuando una representación se vuelve penosa para el Yo se la reprime. Ahora bien ¿Donde
sucede la represión, cuál es su tópica? Freud nos dice que es un proceso que se cumple sobre una representación en la
frontera entre los sistemas inconscientes y preconsciente. ¿Y cómo sucede la represión, cuál es su dinámica? La represión
opera sustrayendo la investidura preconsciente de la representación. La representación desinvestida así, o bien conserva
su investidura inconsciente, o si no la tenía mejor dicho recibe una investidura inconsciente, para permanecer así entonces
en lo inconsciente. ¿Por qué la representación reprimida no intenta devenir consciente nuevamente? Por un lado por el
influjo de atracción hacia lo incc, que está vinculado con la represión primaria, pero también Freud arma un supuesto,
que va a llamar “el supuesto de la contrainvestidura” que explica entonces como el sistema preconsciente, se protege del
asedio de la representación inconsciente, y esta contrainvestidura es la aplicación de la sustracción de la investidura
preconsciente a modo de tapón.
El ejemplo clásico es el del Olvido de los nombres propios, no sé si ustedes lo recuerdan, allí Freud quería recordar el
nombre de un pintor, Signorelli, y sin embargo, su nombre estaba vedado para la conciencia y recordaba o le venían a
conciencia dos nombres Botticelli y Boltrafio, Botticelli y Boltrafio, Botticelli y Boltrafio. Esos dos nombres estaban usados
como contrainvestidura, taponaban la emergencia de ese nombre que estaba vinculado a la sexualidad y la muerte, y que
por eso habían sido reprimidos por la experiencia penosa con un paciente que había tenido Freud recientemente, y que
justamente como algo de todo esto se había vuelto penoso y había sido reprimido, no debía emerger en la conciencia.
Para proteger al sistema preconsciente de la emergencia de esa representación inconsciente, la contrainvestidura fue
aplicada a dos representaciones sustitutivas que eran estos dos nombres, Botticelli y Boltraffio, que obturaban, taponaban
la emergencia de ese nombre que estaba vinculado a lo reprimido, que era Signorelli.
En el capítulo 4 del Inconsciente, para ejemplificar la dinámica de la represión y el uso de la contrainvestidura como lo
que ayuda a favorecerla, nos plantea tres fases de la histeria de angustia. Venimos trabajando con el historial de Juanito
la diferencia entre angustia inicial y el miedo o fobia interior, eso en 1909. Ahora 1915, en medio de sus elucubraciones
metapsicológicas, Freud nos propone entender a la fobia como la fase final de lo que llamó histeria de angustia.
1.
A diferencia de la histeria de conversión, donde la investidura libidinal es vía conversión llevado a
una parte del cuerpo, en la histeria de angustia la investidura libidinal se muda en angustia y esta es precisamente la
primera fase de la histeria de angustia, una fase que dice Freud, que suele descuidarse y que muchas veces ni se advierte.
En esta primera fase de la histeria angustia, la angustia surge sin que se perciba ante qué. La represión opera como dijimos,
sustrayendo la investidura preconciente, en este caso en la primera fase al modo de huida, dice Freud. Y la investidura
libidinal inconsciente que queda de la representación rechazada es descargada como angustia. Frente a la repetición de
este proceso aparece un primer paso, dice Freud, que es el intento de domenear la angustia.
2.
En este intento de domenear la angustia es que pasamos a la segunda fase de la histeria de angustia,
ahora en esta segunda fase, al sustraerse la investidura libidinal preconsciente por la dinámica de la represión, esta, en
vez de ser sustraída al modo de la huida cómo era en la primera fase, ahora en esta segunda fase, es volcada en una
representación sustitutiva. Esta representación sustitutiva debe, por un lado entramarse, entrar en vía asociativa con la
representación inconsciente rechazada, pero por otra, ser lo bastantemente diferente, distanciada para que no sea
motivo de represión. Esta representación sustitutiva en la que se vuelca la investidura libidinal preconsciente sustraída
por la represión, juega ahora el papel de contrainvestidura, es decir que asegura contra la emergencia de la representación
rechazada. Es el lugar de donde arranca el desprendimiento de afecto ahora, ya no aquella representación rechazada.
Freud nos ilustra con Juanito estas dos primeras fases de histeria de angustia. En la fase inicial las mociones amorosas
incestuosas suscitan la represión y se desprende angustia sin saber ante qué. En el intento por domenear la angustia, y
pasando así a la segunda fase de la histeria de angustia, la investidura preconsciente sustraída de la representación
penosa, eso que en el historial de Juanito llamamos con Freud añoranza erótica reprimida, esa investidura preconsciente
sustraída de esa representación se vuelca ahora en una representación sustitutiva: El caballo, una representación lo
suficientemente entramada con la representación penosa rechazada, pero también lo suficientemente distanciada de ella
para no sucumbir también, la representación sustitutiva a la represión. En este primer paso por domenear la angustia, no
hay angustia sin saber ante que, en presencia o en ausencia de la madre, sino miedo a que un caballo lo muerda. Pero la
represión aún no ha culminado, hay un cometido ulterior que se inhibide (28:27) el desarrollo de angustia que parte ahora
de la representación sustitutiva, esa angustia que se desprende frente a la representación sustitutiva, por ejemplo en el
caso Juanito, la angustia que se desprende, mejor dicho el miedo que se desprende, frente al caballo.
3.
Así pasamos a la tercera fase de la histeria de angustia, la que todo el entorno asociado de la
represión sustitutiva es investido con intensidad particular, de tal modo que puede exhibir una elevada sensibilidad de la
excitación. Entonces cualquier excitación en algún lugar de este parapeto, va a dar como consecuencia un envión para un
pequeño desarrollo de angustia, que es aprovechado como señal a fin de inhibir el ulterior avance de este último,
mediante una renovada huida de la investidura preconsciente. Entonces mediante estos pequeños desarrollos de
angustia, que son considerados señales, se evita un ulterior desarrollo de angustia mayor. Cuánto más lejos del sustituto
temido se dispongan estas contrainvestiduras sensibles y alertas, tanto más puede funcionar este mecanismo destinado
a aislar a la representación sustitutiva, y a coartar así nuevas excitaciones que emerjan de ésta. Freud nos dice que cuando
esta moción pulsional se acrecienta, la muralla que rodea a la representación sustitutiva debe ser trasladada un tramo
más allá, y todo el conjunto de esta construcción es lo que él llama fobia o parapeto fóbico. Son estas evitaciones,
renuncias y prohibiciones lo que él llama fobia, esta tercera fase de histeria de angustia, es la fobia o el parapeto fóbico.
En esta tercera fase se repite el trabajo que se había iniciado en la segunda fase de domeñar o de intentar domenear la
angustia pero en una escala mucho mayor. Todo el entorno investido entonces es susceptible de emitir pequeñas señales
de angustia que eviten la confrontación con la representación sustitutiva.
En el caso Juanito, el niño invistiendo todo lo que rodea la representación sustitutiva, es decir el caballo, va construyendo
su parapeto fóbico, ya no es temor a que un caballo lo muerda, sino temor a que un caballo se tumbe, y luego a los
caballos directamente, y finalmente a los carruajes y a la calle directamente. Antes, Juanito se protegía de la emergencia
de la representación reprimida, la moción amorosa incestuosa, mediante la contra investidura de la representación
sustitutiva, el caballo -ahí estábamos en la fase 2- pero eso aún no es la fobia, y ahí radica una gran diferencia con lo que
dijimos que plantea Freud del historial de Juanito. La fobia, ahora a la altura de lo inconsciente, se constituye con la
investidura de todo lo que rodea la representación sustitutiva para evitar la confrontación, justamente, con esta
representación, y así se evita el desarrollo de una angustia mayor.
Mediante todo este proceso, se consigue proyectar un peligro pulsional, es decir que el Yo se comporta como si el peligro
del desarrollo de la angustia no lo amenazara desde la moción pulsional reprimida, sino desde el exterior, desde la
percepción. Contra ese peligro, el que se supone que proviene del exterior, se puede reaccionar con intentos de huida
que son los que Freud llama las evitaciones fóbicas. Y puede intentar ponerse un dique al desprendimiento de angustia
aunque a costa de la libertad. Sin embargo, Freud concluye y resalta, que estos intentos de huida fóbicos son infructuosos
e insatisfactorios. Porque aunque se intente tomar como un peligro exterior lo amenazante, sabemos que proviene del
interior de aquellas mociones tiernas incestuosas de las que no se puede huir.
Recapitulemos brevemente como Freud entiende la diferencia entre angustia y fobia a esta altura 1915 en Lo
inconsciente:
La angustia es consecuencia de la represión de una representación penosa, y en el intento por domenear la angustia, se
utiliza la investidura preconsciente sustraída como contrainvestidura invistiendo una representación sustitutiva. Pero allí
no tenemos aún el cuadro de la fobia, es en la tercera fase de la histeria de angustia cuando comienza a investirse todo
el entorno y así obtener pequeños desprendimientos de angustia, estos pequeños desprendimientos de angustia que se
utilizan como señal para evitar la confrontación con la represión sustitutiva, es allí que tenemos el armado el cuadro del
parapeto fóbico. Podemos decir que esta diferencia entre la segunda y tercera fase, no era considerada por Freud a la
altura del historial de Juanito.
Hoy partimos de presentar a Juanito y a su padre principalmente, antes de la explosión de la fobia, vimos como Juanito
era descrito como un niño divertido, curioso, atravesando las teorías sexuales infantiles. Luego ubicamos el nacimiento
de su hermana como un gran acontecimiento y poco después la aparición de una angustia sin un contenido muy claro,
que apuntaba la añoranza erótica de la madre, y finalmente el miedo que un caballo lo muerda. Así llegamos a la fobia y
trabajamos entonces la diferencia entre angustia y fobia tanto en 1909 a la altura del historial, como 1915 a la altura de
los escritos metapsicológicos de Freud, puntualmente Lo inconsciente.
Hoy avanzamos hasta acá, en la próxima clase seguirán trabajando con Gabriela el historial de Juanito, van a ver cómo
florece la fobia de Juanito, cómo se va desarrollando, cual es la intervención de Freud y cuáles son las fantasías que Juanito
va comunicando que apunta al desenlace de su zoofobia infantil.
Por mi parte me despido, por ahora, les dejo mi mail para consultas que puedan surgir a partir de esta clase. Mi mail es
[email protected] Los y la saludo a todos y todas, hasta la próxima.
Teórico: Lacan II: LAS FORMAS NEURÓTICAS DE DESEO.
Bibliografía a consultar: Godoy, C., “Conciencia y muerte en la neurosis obsesiva”. En Schejtman, F. (comp.), Elaboraciones
lacanianas sobre la neurosis, op. cit.
Sobre las formas neuróticas del deseo. Ustedes han visto que Lacan construye una primera clínica de la neurosis basada
en la concepción de la pregunta y la respuesta. Lo que podríamos llamar una clínica de la pregunta neurótica.
Podríamos decir que en esa primera clínica él ordena los conceptos Freudianos. Lo que Freud descubrió en torno a la
neurosis. En tanto el síntoma era un mensaje, el síntoma decía algo, el síntoma era interpretable, el síntoma tenía un
sentido, el síntoma estaba construido o sostenido en las identificaciones del sujeto, en sus fantasías, en sus satisfacciones
pulsionales y Lacan capta que todo esto y fundamentalmente lo que Freud llama las fantasías y que Lacan re-nombra
como fantasma, podríamos decir los franceses lo traducen como fantasma. Implicaba una respuesta a un punto
problemático para el sujeto neurótico, problemático en general para el ser hablante podríamos decir. Pero que el
neurótico vamos a ver va a tener una particular sensibilidad a ese punto. A ese punto donde podríamos a decir: el lenguaje
no nos da una respuesta, no nos puede, no puede nombrar algo referente al sexo y a la muerte, como decía Freud, por
ejemplo, en el caso del olvido de nombre propio de Señorili. Es decir que toda esa lógica fantasmática y sintomática del
neurótico operaba como una respuesta a algo q como tal no la tiene y eso era como tal una defensa.
La respuesta fantasmática neurótica entonces es una especie de solución al problema. Claro que es una solución mala, es
la solución neurótica. ¿Por qué es mala? Podríamos decir que porque deja al sujeto atrapado en una trama, en la que el
deseo va a quedar totalmente empantanado en algo respecto a lo que podríamos llamar, el acto. Podríamos decir
entonces que la solución neurótica provoca una profunda desconexión entre el deseo y el acto.
¿Qué es un acto? ¿Cómo lo podemos definir? para diferenciarlo de una acción en el sentido trivial del término. Lacan da
un ejemplo que nos podría ayudar a pensar eso. él da un ejemplo tomado de la historia de roma. Donde Julio César luego
de conquistar las Galias es convocado por el senado de Roma a que desconcentre su ejército y regrese a Roma desarmado
podríamos decir. Julio César decide no obedecer esa orden y avanza con su ejército sobre roma, lo cual implicaba
podríamos decir iniciar una especie de golpe de estado. Donde podría tener éxito y tener el poder o fracasar y perder la
vida en ese acto. Entonces la decisión se juega en el momento donde él debe cruza un río que es el Rubicón, es un río que
no es ninguna hazaña cruzarlo porque el agua llega hasta los tobillos
Solo es complicado cruzarlo porque ese río formaba una frontera entre la península de Italia y Gálea y era donde debía
de alguna manera desarmar su ejército Julio Cesar y, cruzarlo implicaba cruzar un borde simbólico, donde del otro lado
no hay una garantía no hay nada que pueda responder por qué es lo que va a pasar, el sujeto se confronta ahí podríamos
decir, sin otro con un punto más bien de agujero. Es decir que el acto implica ese punto y queda inmortalizado por Julio
Cesar cuando él llega a ese río Rubicón, y formula una frase “acta esto alea” que es en latín y quiere decir, la suerte está
echada, luego de haber estado un tiempo meditando, da la orden de cruzar. Es decir que un acto cruza un borde simbólico
y confronta al sujeto más bien con un punto de falta, en el orden simbólico que pueda dar una respuesta , anticipada por
ese acto. no hay garantías en eso y podemos decir que de alguna manera utilizar este ejemplo para pensar que en la vida
de todo sujeto ciertas circunstancias, ciertos deseos, lo llevan a un punto de Rubicón, cada uno en nuestras vidas tenemos
a veces que tomar ciertas decisiones, sobre las cuales no hay garantías, franquear ciertos umbrales simbólicos para cada
uno, donde del otro lado no hay una respuesta, no estamos seguros de que consecuencias puede tener eso.
Ciertas decisiones, por ejemplo, vamos a ver la que tiene que tomar el pobre hombre de las ratas. Que tiene que tomar
una decisión tan Rubicón, que es una elección matrimonial, por ejemplo que para el obsesivo eso puede tornarse en un
punto insoluble. Podemos pensar que Julio César si hubiese sido obsesivo en vez de decir “acta esto alea” y haber pasado
el Rubicón, estaría todavía hoy pensando si conviene cruzarlo o no y tratando de calcular los resultados de eso. ¿Qué
quiere decir entonces? tomo este ejemplo, podríamos pensar entonces que el neurótico cuando está confrontado con
ciertos actos, con ciertos actos que a veces conciernen a su posición sexual o conciernen a su posición existencial
podríamos decir, va a tener muchas dificultades en poder enfrentar eso sin que, o desencadene su angustia o para afirmar
su mala solución, quede su deseo entrampado, en algo que uno podría pensar que tiene la forma casi como una especie
guión, del cual Lacan va a tratar de extraer la estructura,
¿por qué digo eso? Porque efectivamente Lacan dice bueno de alguna manera la respuesta a que el neurótico se da, se
transforma casi en una especie de pantomima que se ve hasta en el modo en que se comporta, en el modo en el que
reacciona ante estas situaciones, en el modo en el que resuelve mal ciertos problemas que se le plantean en su vida y
como eso aparte varían los personajes, aparentemente varían las situaciones pero hay como una estructura común que
se repite. Se repite algo de eso que Lacan llama como entonces esa respuesta, esa respuesta neurótica, anticipada para
no confrontarse con el problema que implica el acto, de tener que pasar ese Rubicón, el Rubicón de cada uno, el Rubicón
al cual lo lleva al deseo a cada uno por que podemos pensar que el deseo confronta a cada sujeto en algún momento, a
algún acto, a algún Rubicón. Entonces vamos a ver ahí es donde la solución neurótica lo libra por momento de la angustia
y lo adormece en su realidad podríamos decir o se colapsa o genera cierto punto de fracaso porque el sujeto queda
siempre repitiendo sus malas soluciones.
Entonces, esto lleva a Lacan a pensar ¿Qué pasa cuando el deseo quedó tomado en esa solución neurótica? Podríamos
decir que esto también se produce en el momento que Lacan complejiza su primer esquema, el esquema L y pasa al grafo
del deseo, y en un momento donde Lacan introduce esta distinción fundamental entre la demanda y el deseo, donde ahí
vamos a ver justamente como van a operar estas formas neurótica. Entonces cuando decimos formas neuróticas del
deseo, estamos diciendo son esas respuesta que el neurótico se arma, esas respuestas en las que el deseo neurótico
queda entrampado y queda de algún modo inhibido obstaculizado, sustraído del acto, del acto y no de una acción trivial,
que son esos puntos donde se juega algo “de la hora de la verdad” del deseo de alguien.
Entonces Lacan construye esta idea de que por estar dentro del orden del lenguaje las necesidades han sido alteradas por
el lenguaje y entrar en el campo de la demanda deja ese punto de desfasaje, ese punto residual que no puede ser cubierto
por el significante que es el deseo. Y que de alguna manera se desliza se desplaza entre líneas entre lo que se dice, pero
lo que se dice no alcanza a nombrarlo precisamente. Pero vamos a ver que de algún modo la histeria y la neurosis obsesiva
van a operar sobre esta diferencia de modos distintos, en definitiva el resultado es semejante, lo que decíamos respecto
al tema del acto, eso es para la neurosis podríamos decir en general, podemos incluir la fobia también. Pero ahora estamos
trabajando la oposición histeria y neurosis obsesiva, pero cada uno podríamos decir lo va hacer con estrategias distintas,
lo va a poner en juego de modos diferentes va utilizar esa relación, esa diferencia entre el deseo y la demanda y la va a
jugar de modos distintos.
Entonces para situar esas formas neuróticas, Lacan las nombra como deseos insatisfechos para la histeria, deseo imposible
en la neurosis obsesiva y deseo prevenido en la fobia.
Vamos a empezar entonces por el deseo insatisfecho y el deseo imposible.
El deseo insatisfecho bueno ustedes han visto y han escuchado también en otras clases un poco de donde viene este tema
de lo insatisfecho, el término insatisfecho entonces, lo toma Lacan de ese sueño de una paciente de Freud que Lacan
rebautizó y llamamos la bella carnicera.
Donde justamente quizás lo interesante de ese sueño, es que en esa época Freud solía todavía a los pacientes decirles
cuál era su teoría sobre los sueños, que los sueños era una realización de deseos. Podríamos pensar que de alguna manera
lo que le va a pasar con esta paciente le hace un poco modificar su técnica, porque Freud le dice eso como alentándola
también en ese momento a que traiga sus sueños y que era importante hablar de eso. Pero entonces esta paciente como
buena histérica, fíjense que ya empieza la insatisfacción de entrada le trae a Freud un sueño diciéndole, miré este profesor
Freud, soñé algo, pero justamente en ese sueño no se me cumple ningún deseo. Por lo tanto, podríamos decir, la histérica
se presenta insatisfaciendo la teoría Freudiana ya de entrada, desafiando a Freud. En cambio, Freud responde con una
agudeza muy precisa, dice eso habría que ver, es el contenido manifiesto del sueño, donde ella quería una comida y solo
tenía un poco de salmón ahumado y no podía dar, ella quería tenía el deseo de dar la comida y no la podía concretar.
Freud dice, pero eso es el sueño, es el contenido manifiesto, habría que ver este que quiere decir al nivel del contenido
latente. Y Freud llega a la conclusión, no voy a contar todo el recorrido, llega a la conclusión de que efectivamente el
sueño cumple con un deseo. Y es justamente el deseo de tener un deseo insatisfecho. De sostener un deseo en la
insatisfacción, de la necesidad de esa paciente, quizás por estar muy colmada en el plano de la demanda de sostener un
deseo en la insatisfacción.
¿Qué implica esto? Entonces Lacan toma de ahí y fíjense casi de los dichos de una paciente de Freud donde surge este
término de deseo insatisfecho. Es decir que vamos a ver que la histérica de alguna manera va a afirmar la diferencia entre
la demanda y el deseo. En ese sentido es un mérito que tiene la histérica de afirmar dos cosas yo diría fundamentales del
deseo humano, de que el deseo es algo distinto que la demanda y por otra parte que el deseo de alguna manera se
alimenta se sostiene en el deseo del otro, de que el deseo no es el deseo tanto de una cosa, sino que el deseo se dirige a
otro deseo, se alimenta, se nutre, del deseo. Es decir que eso nos revela un poco el sujeto histérico, el problema va a ser
que usó va a hacer de eso, de eso que es muy humano y que la histeria revela muy bien.
Podríamos decir que eso va a quedar dentro de la fantasmática que va a sostener esa especie de guión, que orienta las
pantomimas y los dichos del sujeto histérico, ¿Cómo podríamos pensarlo? El deseo insatisfecho como aparece en el sueño
de la bella carnicera. En forma de lo quiero pero no me lo des, casi podríamos decir, lo quiero pero no me lo des, podría
ser el emblema del sujeto histérico, la fórmula casi del deseo insatisfecho, mantener el deseo en ese punto más bien de
falta, no de algo que puede ser colmado, entonces efectivamente el histérico afirma el deseo también en su carácter más
enigmático, como el título de una vieja película de Luis viñol, que era ese oscuro objeto del deseo. Podríamos decir que
la histeria acentúa ese punto más de enigma del deseo, y su fantasma apunta o introduce, tenemos que pensar lo
siguiente: vamos a ver que estas estrategias fantasmáticas, del sujeto neurótico tocan en común ciertos puntos
fundamentales que son una posición con respecto al Otro, al Otro con mayúscula, y vamos a ver lo que implica eso, cada
una de estas estrategias neuróticas va a implicar una posición frente al otro y frente al deseo del otro, modos de responder
fantasmáticamente a ese punto. Entonces vamos a ver cómo se posiciona el sujeto ante ese otro.
La histérica podríamos decir se va a posicionar como siendo la que introduce imaginariamente la castración en el Otro,
un Otro que supone como no barrado, como que no tiene una falta sino que es ella la que imaginariamente va a generar.
Digo ella para tomarlo como lo vemos a partir del caso Dora y demás la histeria en una mujer pero sabes que la histeria
también puede ser en el sujeto masculino. Pero obviamente que es más fácil verlo en el sujeto femenino, por lo que
introduce como pregunta sobre la feminidad. entonces el sujeto histérico, la histérica que introduce imaginariamente la
castración en el Otro, busca justamente un Otro que no esté barrado y a la que ella podría generarle la falta. Justamente
el punto es que como objeto queda ubicada en una posición de causar el deseo, pero al mismo tiempo sustraerse a que
el Otro pueda gozar de ese objeto, justamente eso es lo que va a rechazar el sujeto histérico, el goce del Otro. El goce del
Otro que va a ser visto casi como perverso o que va a generar el rechazo o el asco, como Freud lo decía, el asco es como
un síntoma histérico, frente al deseo del Otro o diversos modos de sustraerse, ya sea el modo de la sustracción de Dora,
bajo la forma del cachetazo o podríamos decir sustraer ese bajo formas de la anestesia en el cuerpo. Es un modo también
de sustraerse al acto y de rechazar lo que en el otro aparece como un goce que se torna insoportable.
Es decir que entonces en la histeria lo que vamos a ver ese punto donde, o una de dos, podríamos decir, busca el Otro, el
Otro que supone no barrado para tratar de producirle la falta lo cual muchas veces lleva justamente al hecho de no poder
o de sentirse desechada por el Otro que es un amo. Lo cual la lleva podríamos decir a un momento a veces de
melancolización o al contrario a largarse de manera más furiosa de perforar a ese Otro que aparece sin falta y a tratar de
hacerle falta al Otro. Como dice el tango, que falta que me haces. Hacerle falta al otro pero cuando ese otro muestre la
falta podríamos decir y la concierna como de alguna manera objeto de su deseo aparece el punto del rechazo, de
sustracción, el punto sintomático del sujeto histérico. Lo cual lo lleva siempre como a ese punto de desencuentro, entre
el Otro que le aparece como un amo, no castrado o el Otro que se le transforma en un impotente y entre la impotencia y
el amo en esa dialéctica queda entrampada en un punto donde su deseo sólo puede sostenerse en la insatisfacción y no
puede traspasar, podríamos decir su Rubicón. En ese punto en relación al Otro y al deseo del Otro
Entonces también es por eso que el fantasma histérico, introduce el personaje de la Otra. Por ejemplo como veíamos en
el caso Dora y demás, la otra mujer, lo que Freud, al principio pensó como esa atracción ginecofilica lo que dijo no haber
advertido en el caso Dora, la importancia que tenía la Otra, dentro de la fantasmática histérica, y la otra justamente como
aquella que tiene una respuesta sobre lo femenino y por lo tanto también como la que tiene una respuesta sobre el goce,
justamente ella sería, la Otra la que podría gozar, la que podría gozar como una mujer y no como ella que es diría la
histérica, la que le toca estar con el impotente o el amo que no puede terminar de castrar o las formas en ella supone
siempre que en todo caso el hombre es el que estaría con la Otra, ese sería el hombre que no sería impotente, porque la
otra sería la que goza lo que ella no.
Entonces fíjense que el neurótico de alguna manera siempre supone que el goce está en otro lado, que se está perdiendo
algo, que se está perdiendo algo porque hay algo que no puede franquear porque está ese punto de umbral que el sujeto
no puede, de alguna manera, atravesar. Como que para el neurótico de alguna manera la buena fiesta fue a la que él no
fue. La que se perdió, siempre aparece el goce puesto como idealizado en otro lado. La Otra es la que goza, la Otra es la
que tendría EL hombre. Por eso también surge en la histérica, el interesarse en el hombre de la Otra, porque sería el Otro
el hombre que hace gozar a una mujer, podríamos decir. Y en ese sentido ustedes van a ver que, de alguna manera, la
insatisfacción histérica se transforma en un modo de goce, esa es la paradoja, es un goce más miserable, pero es un goce
también el modo de insatisfacción.
Pero es un goce justamente que deja al sujeto limitado en un montón de cuestiones de su vida. En los puntos que no
puede franquear, en los puntos que queda atrapado. Y además pensemos siempre que todas estas respuestas neuróticas,
estas soluciones neuróticas están fuertemente marcadas por la lógica edípica. Podríamos decir, así como en el conjunto
temático anterior decíamos, la psicosis causada por la forclusión del significante del nombre del padre, no se puso en
juego la metáfora paterna, parecería que el psicótico tiene que encontrar otra solución, no puede contar con la solución
del padre, tiene que contar, tiene que inventarse otra solución. Schreber se inventa ser la mujer de dios, no tiene la
solución del padre, se inventa la solución de ser la mujer de dios. En cambio, podríamos decir el neurótico, el problema
que tiene más bien, cómo sale del Edipo, porque su solución fantasmática está fuertemente marcada por la lógica edípica
y ahí es donde se ve la importancia en la solución histérica también, la posición del sujeto histérico en relación al padre.
Lacan una de las últimas conclusiones que extrae con respecto, a la histeria, como lo sintetiza, el sujeto histérico se
sostiene en una armadura, como armazón, no como armadura de caballero medieval sino como armazón, de su
inconsciente que es el amor al padre y efectivamente podríamos decir, la solución histérica está fuertemente aferrada a
la lógica edípica, busca una solución a lo femenino ahí donde no está, que es en el padre. No hay padre que responda por
lo femenino, lo femenino justamente está más allá del padre y ese es el Rubicón que la histérica podríamos decir no puede
cruzar, en el punto en el que se empantana.
Entonces veamos un poco como podemos pensar, la perspectiva del lado de la neurosis obsesiva, la neurosis obsesiva, va
a hacer una estrategia distinta a la de la histeria, en ese aspecto podríamos señalar entonces que la neurosis obsesiva va
a tratar de anular la diferencia entre deseo y demanda. Si veíamos que la Histérica explota esa diferencia para sostener el
deseo en la insatisfacción. El obsesivo más bien vamos a ver que va a tratar de anular esa diferencia, de llevar plano donde
no habría nada por lo cual el significante del lenguaje no pudiera responder. Esa sería podríamos llamarle la utopía
obsesiva, la utopía obsesiva sería que uno podría decir exactamente lo que quiere y que ese objeto podría ser otorgado y
que ahí se acabaría el problema, fíjense qué fácil sería la vida, ¿no? Si uno podría decir, era como me comentaba un
paciente, un sujeto muy obsesivo en su posición, que lo ponía muy nervioso a veces los pedidos de su mujer, y yo le dije
un día porque no me decís claramente lo que queres, decime las cosas claras, decime yo quiero esto, esto y esto otro. Es
decir, fíjense que él cree que eso es posible y que todo podría zanjarse en ese plano, claro porque si eso fuera así, él podría
dar el objeto que al otro le falta entonces vemos que la estrategia obsesiva parte de otra premisa, no como el sujeto
histérico que cree que es él el que aporta o le genera la falta al Otro, que supone completo en una primera instancia, el
sujeto obsesivo más bien supone que al Otro le falta algo pero ese algo se puede perfectamente otorgar, lo que le falta.
¿Qué te falta?, bueno toma es esto, esto otro, es este objeto, como va a escribir el fantasma obsesivo pone toda una serie
de objetos que pueden ser. (La fórmula del fantasma histérico y el fantasma obsesivo lo pueden encontrar en mi trabajo,
conciencia y muerte en la neurosis obsesiva). Donde pongo los matemas y los comparo.
Van a ver que justamente el fantasma obsesivo, parte de una supuesta falta en el otro, pero no es la falta verdadera es
una falsa falta porque es la que él supone que puede ser colmado, por cualquier objeto que pueda ser otorgado, es decir
que el obsesivo hace una reducción del deseo a la demanda, piensa que hay falta en el otro, sí, pero esa falta no hay
problema, eso se puede solucionar podemos colmarlo con algún objeto, eso es lo que llama Lacan el fantasma oblativo
del obsesivo, el obsesivo está ahí para colmar lo que al otro le falta.
Fíjense que de un modo u otro en los dos casos, lo que resta lo que queda velado es que la falta en el otro es estructural,
ni es como cree el sujeto histérico que es él el que lo introduce, ni es como lo considera el fantasma obsesivo, de que es
una falta que puede ser colmada. Son dos modos de no querer saber nada de que esa falta en el otro es estructural y que
implica si seguimos con el ejemplo para cada uno su punto de Rubicón y su punto de angustia, al encontrarse con eso.
Entonces claro si el obsesivo se pone en esa posición de tener que colmar oblativamente lo que supone que al otro le
falta, es fácil captar que Lacan recurra a las figuras Hegelianas del amo y el esclavo, comentadas por Alexander Colief.
Para decir que el obsesivo entonces, está en una posición de trabajo, claro si el tiene que estar colmando esa falta en el
Otro, podríamos decir entonces que el obsesivo, está en un trabajo permanente, tan permanente que dice Lacan, se
envuelve hasta sus mismos ocios. Claro porque el obsesivo es el tipo que no solo trabaja cuando trabaja, sino que también
dice llega el fin de semana y tengo que ir a jugar al tenis y después tengo que ir a la casa de mis suegros, y después
tenemos que ir.. y llegan las vacaciones y me tengo que ir de vacaciones y tengo que. Todo toma la obligación, de un
tengo, de un tengo trabajoso que sujeto está realizando para ser reconocido por el Otro, para ser el mismo como una
imagen narcisista que viene a colmar lo que al Otro le falta. También tiene una fuerte ganancia narcisista ese fantasma
oblativo, de ser el que va a colmar la falta en el otro. y en ese aspecto entonces, el obsesivo también lo que encontramos
es que no solo va a tratar de que el deseo no diverja de la demanda podríamos decir, que no haya esa diferencia, que no
haya nada entre líneas, que no haya nada que escape a lo que se puede decir, dar, nombrar y calcular también podríamos
agregar, la cuestión del cálculo es importante.
El obsesivo ataca ese deseo en el Otro, por eso es que Lacan dice se puede observar a veces en parejas añosas, como uno
ataca el deseo del Otro, como en esos casos donde alguien dice, que se yo, por ejemplo la mujer que le dice al tipo mira,
este año me gustaría empezar a estudiar inglés y el tipo le dice, ¿Como ahora? ¿Te parece en este momento y con esta
crisis?, Y con esto y con lo otro y entonces bueno, no estudio. Te parece si podríamos ir a tomar una cerveza y ¿Ahora me
lo decís a esta hora?, Y bueno está bien no vamos nada. Logra que el Otro se rinda, en un bueno ya está, siempre aparecen
tantos obstáculos que mata al deseo en el otro, pero claro el problema es que cuando mata al deseo el obsesivo a
diferencia del sujeto histérico, no capta que el deseo se alimenta del deseo del otro y cuando mata al deseo del otro, de
alguna manera mata también su propio deseo. Ese es el punto de la problemática obsesiva central, y eso es lo que hace
que también destruya lo que supuestamente deseaba.
Un sujeto logra empezar a salir con una mujer que le resultaba muy atractiva, quizás la mujer que le había resultado más
atractiva en toda su vida y haber logrado conquistar la atención de ella, ya había sido para él una ganancia narcisista muy
importante, claro que rápidamente el capta que lo q le había llamado la atención de él la atención de esa chica le llamaba
la atención a muchos otros, lo cual le empezó toda una cuestión de empezar a controlarla y a empezar a mortificarla en
cómo se vestía y en cómo hacía tal cosa y como hacía tal otra y en ese desgaste permanente y luego de haber logrado
transformarla en un poco en lo que él le pedía, para evitar que sea deseada por otros, lo que logro es que ya ella misma
no le atraía, es decir que fíjense que de alguna manera, destruyó lo mismo que deseaba, por querer controlar a eso que
deseaba lo termina destruyendo, se le termina transformando en nada.
Entonces claro, por ejemplo, Lacan en el Seminario 5, contraponía el deseo histérico y el deseo obsesivo, es una anotación
que después no perduró, pero me parece gráfica en lo siguiente, escribía como una d minúscula sub x, para el deseo
histérico: ese deseo que más bien sostiene el enigma, sostiene lo que no puede ser dicho del deseo, lo afirma se basa en
eso para sostener su insatisfacción, en la trama que construye. En cambio, podríamos decir el sujeto obsesivo en esa
reducción del deseo a la demanda, y en los modos en que intenta cortar el deseo del deseo del otro, sufre más bien, la
posibilidad como que el deseo se le desvanece y tienda a cero, lo cual es como un efecto de mortificación, lo escribe así,
d minúscula sub 0. Tendríamos, d sub x, d sub 0.
Entonces la idea es que el obsesivo para tratar de sostener el deseo, podríamos decir para que el deseo no se colapse y
no quede totalmente mortificado, no ser un sujeto sin nada de deseo, construye un deseo neurótico, un deseo que va a
estar separado del acto, es lo que Lacan va a llamar el deseo imposible.
¿Para qué sirve un deseo imposible? Un deseo imposible sirve para por lo menos mantenerlo como un deseo, pero
totalmente desconectado de cualquier acto, ahí vemos el punto. Es por eso que el obsesivo, de alguna manera, por
ejemplo, es genial inventarse para eso, un deseo prohibido. Como que alguien diga, y yo tengo unas ganas bárbaras pero
no se puede. Pero no me dejan, pero hay alguien que me lo impide. Esto también se va a jugar mucho en la transferencia,
con el analista, vamos a ver como muchas veces el obsesivo busca, que el analista encarne ese otro que lo frena que lo
impide, pero es un impedimento trucho podríamos decir, se busca impedimentos, ¿Vieron cómo esos tipos que hacen
como que se quieren pelear con otro? le quiere pegar, pero a condición que alguien lo agarre: Como soltame que lo mato,
que lo agarro y lo cago a trompadas, pero lo están agarrando ahora si lo llegan a soltar, el tipo se va al mazo. Porque
quiere hacer algo mientras haya algo que lo agarre, podríamos decir, el obsesivo encarna eso, el deseo imposible, el sujeto
se sostiene en algo que lo impide, no es el momento.
Por ejemplo, así como el sujeto fóbico, ustedes van a ver podríamos decir se escapa del espacio, el sujeto fóbico hay
ciertos lugares que no puede circular supongamos, el obsesivo más bien se escapa en el tiempo, vemos que el neurótico
de alguna manera se escapa, Dora se escapa, el obsesivo se escapa, el fóbico se escapa, pero se escapan de manera
distinta. La histérica, se escapa en el cuerpo. El obsesivo en el tiempo. El fóbico en el espacio. ¿Y cómo es escaparse en el
tiempo? Es la procrastinación del obsesivo, es yo deseo, me encararía hacer tal cosa pero, no es el momento, más adelante
este.. que se yo, cuando termine la facultad, cuando termine tal otra cosa.
Se empiezan esos plazos, que en realidad nunca llegan, nunca llegan y es por eso que también Lacan, decía, el obsesivo
está en esa posición de que se pregunta si está vivo o muerto. Claro porque quien deja postergado algo del orden del
deseo, en el tiempo, es como que, si uno dijera, ahora mi vida es una cagada, pero cuando deje, renuncie al trabajo,
cuando haga tal cosa, cuando me separe, cuando me vaya. ¡Ahí voy a empezar a vivir! Ahí sí. Está en ese horizonte donde
la vida que tiene es una desgracia, pero, en el horizonte va a empezar a vivir. Es como sostener el deseo en la imposibilidad,
en un está prohibido, no es el momento, o hay algo que lo impide, o las responsabilidades o las demandas que tiene que
cumplir no dejan margen para ningún deseo. Son más perentorias porque son etc. por lo cual decíamos antes que está
en una posición de esclavo y es fácil también que encuentre un otro que goza, que goza de esclavizarlo, de martirizarlo,
encuentra a su amo.
Su amo que lo hace trabajar, su amo que no lo deja descansar y que aparte de alguna manera nunca lo reconoce como
merecería, como correspondería y Lacan utiliza esa figura del amo y el esclavo para pensar las lógicas del sujeto neurótico,
de distintas maneras. En el sujeto histérico podríamos decir también que el otro no castrado es como un amo, pero como
un amo al que el sujeto histérico va a tratar de hacerle falta, de introducir la castración imaginariamente en ese Otro que
supone un amo no castrado y demás. También a veces la histérica hace al revés sostiene al impotente quiere erigir al que
está en falta. A veces son otras formas de la solución histérica pero siempre de alguna manera haciéndole falta al Otro y
encarnando lo que se va a tratar de sustraer de lo que supone siempre como el goce que el otro podría tener, del sujeto
en una posición, como podríamos decir de objeto pasivizado para el goce del Otro, que es el punto del fantasma histérico.
y podríamos decir en el obsesivo, encuentran sus figuras de goce al modo del capitán cruel del hombre de las ratas.
Entonces, encontramos podríamos decir que las fórmulas neuróticas del deseo, son entonces, recapitulando decimos
entonces, estas fórmulas estas formas que separan entonces al deseo del acto que no franquean, ese umbral este umbral
con que confrontarse con la falta del otro con la ausencia de garantía. Esto se ve bien en el obsesivo en el sentido de que
sustituye los verdaderos puntos de riesgo, por un simulacro de riesgo que es todo el tema de la hazaña, pueden leerlo en
mi texto de conciencia y muerte en la neurosis obsesiva.
SEMINARIO: OBJETO A EN LA NEUROSIS OBSESIVA
Se trabajarán de Lacan, El Seminario. Libro 8: “La transferencia”, Paidós, Buenos Aires, 2003, cap. XIV: par.3 y El Seminario.
Libro 10: “La angustia”, Paidós, Buenos Aires, 2006, cap. XXII: par. 3 y 4.
Vamos a hablar de el objeto a en la neurosis obsesiva. Vamos a tomar para ello dos capítulos de Lacan. Uno es el capítulo
del Seminario 8, el capítulo 14 en su parágrafo 3, el capítulo que se llama Demanda y deseo en los estadios Oral y anal del
Seminario VIII, capítulo 14, parágrafo 3 y el Seminario 10, el capítulo 22, que se llama De lo anal al ideal en sus parágrafos
3 y 4.
Vamos a ver que en realidad estamos hablando del objeto en la neurosis obsesiva, pero vamos a ver acá que vamos a
hablar de dos objetos a. Dos objetos que son muy frecuentes en la neurosis obsesiva. En la medida en que el fantasma
obsesivo suele recortar habitualmente, no siempre, no es universal, no es para todos los obsesivos, pero sí para muchos
obsesivos que suelen recortar el objeto anal como objeto fantasmático prevalente en los obsesivos.
Así como vimos el objeto oral en Dora y han visto el objeto anal en El hombre de las ratas, bueno, en los obsesivos suele
ser un objeto preferencial del fantasma de los obsesivos, el objeto anal, pero además no sólo el objeto anal. Este es el
punto importante, sino que además Lacan agrega en este seminario 10 en el En el parágrafo 4 de este capítulo 22 el objeto
escópico, el objeto mirada y va a ser un objeto que Lacan también le va a dar mucha importancia como objeto
fantasmático habitual en la neurosis obsesiva.
Un punto importante es que esto, que vamos a ver, remite a la cuestión del deseo imposible, la neurosis obsesiva que
ustedes han visto en el Seminario 5.
La cuestión del deseo imposible. Está ubicado a partir de la fórmula de Lacan de que el deseo es el deseo del otro. Es
decir, que el deseo de un sujeto está marcado por los significantes del otro. Esta fórmula que Lacan toma de Hegel, de
que el deseo es el deseo del otro Lacan la aplica para todas las veces que hable de deseo. Pero lo que ocurre en la neurosis
obsesiva en relación al deseo es el deseo del otro es que el obsesivo en la medida en que intenta Realizar un deseo que
el Otro Reconozca, consienta, acepte, al obsesivo se le pone en juego una paradoja que es que si él realiza el deseo del
Otro no realiza su propio deseo. Si realiza su propio deseo, no realiza el deseo del Otro.
Entonces, por eso Lacan habla del deseo imposible en la neurosis obsesiva, porque las dos Puntas que se le ponen en
juego al obsesivo, los dos extremos, como si fuera una balanza y los dos extremos de ese balanceo de un lado al otro son
dos extremos en las cuales el obsesivo o bien le entrega todo al Otro como Lacan lo formula” un todo para el Otro” dar
todo, sacrificarse, entregarse absolutamente al Otro, hacer todo lo que el otro le pide, dedicarse al otro para satisfacer su
deseo.
Eso lo deja a él sin un deseo propio. Entonces el todo para el Otro es una de las formas del deseo imposible, porque él se
queda sin su propio deseo, porque le está entregando, el está sacrificando todo al Otro o bien la otra punta de la de la
báscula, que es todo para mí. el des realizo mi propio deseo sin el Otro. Ahí, en ese punto, Lacan ubica que también se
vuelve una paradoja, porque en la medida en que la definición del deseo es que el deseo es el deseo del Otro, en ninguna
de las dos puntas el sujeto puede realizar su deseo.
Si es todo para el Otro, en ese punto se queda sin un deseo propio. Y si es todo para él, entonces se aísla del Otro, se saca
al Otro de encima para quedarse realizando su propio deseo como la fantasía de me voy a una isla donde nadie me jode,
En ese punto del aislamiento máximo, también el sujeto se queda sin la dimensión de que el deseo es el deseo del Otro.
Entonces, en las dos puntas, todo para el Otro o todo para mí son dos puntas donde el deseo se vuelve imposible, porque
si el deseo es el deseo del otro, entonces es imposible. En esas dos puntas, el obsesivo fantasea con las dos dimensiones,
con las de le doy todo al Otro por amor y el Otro me va a reconocer y el otro le va a parecer que yo soy lo mejor del
mundo, porque le di todo, etcétera, etcétera. O bien la otra punta de yo me quedo satisfaciendo me solo y que nadie me
joda y que nadie me pida nada y etcétera. En esas dos puntas, entonces, se da la dimensión del deseo imposible Y en ese
sentido, Lacan lo designa como imposible, a diferencia del deseo insatisfecho de la histeria.
Esto es algo que se ubica a nivel de lo simbólico cuando estamos hablando de lo simbólico estamos hablando de el deseo
y de los significantes.
Vamos a entrar a nivel de la dimensión real, o sea, la dimensión que pone en juego el goce, no el deseo. Y ese goce en
relación a cómo ese goce se satisface mediante un objeto, el primer objeto que vamos a ver es el objeto anal, es al cual
Lacan le da más importancia a nivel de la neurosis obsesiva y que lo trabaja en el Seminario VIII, en el parágrafo 3 del
capítulo 14 y en el Seminario 10, capítulo 22.
PARÁGRAFO 3. En esos dos parágrafos trabaja la cuestión de lo anal, mientras que en el parágrafo 4 trabaja lo escopico.
Entonces nos vamos a centrar primero en la cuestión de lo anal, que es la cuestión de cómo el sujeto se relaciona no con
el deseo como imposible, sino como el punto de satisfacción, de goce, en relación a el objeto anal. El problema que se le
produce al sujeto en el momento de lo que Lacan designa como lo que Freud llama el estadio anal, la etapa anal es el
punto donde la cuestión de el objeto anal, el objeto excremencial entra en la línea de la enseñanza, de la pedagogía, del
enseñarle al niño a retener y expulsar según un orden social, o sea, no hacerse caca en el pañal cuando el quiere, sino
según el orden social que implica avisar, ir al inodoro, usar la pelela o toda esa serie de recursos que tienen que ver con
responder a lo que Lacan llama la disciplina de la necesidad, o sea que una necesidad natural del cuerpo sea disciplinada
por la educación: Lacan dice que esto es la base de toda la pedagogía, o sea, que el niño aprenda a retener esfínteres es
la base de la pedagogía en el sentido de que una necesidad del cuerpo entra en el nivel de la demanda social, de la
demanda del otro, la demanda familiar, cuyo principal exponente acá lo ubica en la madre, la madre es la que está
esperando que el niño entre en esa disciplina de la necesidad, o sea, discipline el control de esfínteres.
Esta disciplina implica una dimensión donde Lacan dice, que supuestamente al niño se le demanda que retenga mientras
él tiene el deseo de expulsar, o sea que queda diferenciado, la demanda del otro que le pide que retenga mientras él tiene
un deseo de expulsar. Pero sin embargo, dice Lacan también el hecho de que expulse en cierto momento y de cierto modo
y bajo ciertas normas es exigido por el educador, con lo cual ni siquiera eso que podría ser su deseo es vivido como deseo,
sino como una demanda más. O sea, son dos demandas, la demanda de retener y la demanda de expulsar.
La diferencia es que Demanda es una demanda del Otro, Es una demanda que se ubica en términos significantes, se le
piden determinadas cosas. Mientras que el deseo sería el deseo del sujeto. La demanda es del Otro, el deseo es del sujeto,
entonces la demanda es que retenga, pero también la demanda es que expulse de cierto modo, Con lo cual todo lo que
tiene que ver con la dimensión de el objeto anal entra en el plano de la demanda del Otro.
En el término de lo que hablábamos antes , el deseo es el deseo del otro. Cuando hablábamos de una de las puntas de la
báscula, que era el todo para el Otro, ahí estábamos en ese plano de la demanda de satisfacer enteramente la demanda
del Otro. Justamente el objeto anal entra en la dimensión de lo que Freud ya ubicaba como el regalo, como el don, como
eso que se le da al otro y que en ese momento que se le da es aplaudido y y reconocido por el otro.
La dimensión del regalo, del don, es ubicada en la medida en que el otro está esperando que el niño expulse bajo ciertas
normas o expulse bajo cierta demanda/norma. La configuración que ubica el objeto anal a nivel del goce es la
configuración en la cual, en términos de goce, se repite lo que antes se planteaba en términos de deseo imposible. Se
repite en el sentido de que por la demanda del otro, por la demanda de la madre, por ejemplo, que le pide que retenga
por un lado, pero que después expulse bajo ciertas normas, se ubica para el niño el fantasma de dar y de entregar y ceder
para el otro, o sea que se pone en juego también el fantasma de todo para el otro, ya no bajo la forma de un deseo, sino
bajo la forma de un goce, de una satisfacción que es el darle al otro lo que el otro quiere, el regalo que el otro espera.
Pero al mismo tiempo se pone en juego en el otro extremo también a nivel del goce la dimensión donde el sujeto por la
presión que el otro impone sobre ese don y sobre ese regalo, el sujeto intentará librarse del otro, sacarse al otro de
encima, y entonces en ese punto Lacan lo ubica como una destrucción del otro. O sea, el sujeto fantasea con que el otro
podría eliminarse, podría dejar de existir. Entonces el sujeto a nivel del goce y a nivel del objeto anal, alterna entre el dar
todo para el otro, entre el regalo que satisface la demanda del otro o la destrucción del otro, la aniquilación del otro en
el sentido de quedarse solo, sin que el otro le pida nada. con lo cual lo que se pone en juego acá es una reproducción en
términos del objeto anal de lo que Lacan ubicaba como la paradoja del deseo imposible. Osea, en el plano simbólico se
pone en juego esa oposición entre todo para el otro o todo para mí, del deseo imposible y en el plano del goce, en el
plano real no simbólico, también se pone en juego esta oposición entre dar el don, dar el regalo a la demanda del otro o
bien la destrucción del otro, que sería la otra punta. O sea que ahí hay una confluencia entre la cuestión del deseo y la
cuestión del goce, o la cuestión de lo simbólico y la cuestión de lo real.
La tercera cuestión es en todo esto lo que habíamos ubicado de esta oposición entre la demanda del otro y el deseo del
sujeto, como el sujeto en la etapa anal queda totalmente sometido a la demanda del otro, El sujeto pierde la dimensión
de su propio deseo. Dice Lacan, Su deseo se va a la mierda, en el sentido de que el deseo queda aplastado por la demanda
y el sujeto queda de algún modo queda sometido a la demanda del Otro.
Hasta acá, en todo esto que hemos hablado, nos hemos referido principalmente al niño en relación a su madre, no tanto
todavía del obsesivo, pero justamente en la medida en que el obsesivo, prevalentemente, recorta el objeto anal como
objeto de su fantasma. Esto no solo le ocurre al niño obsesivo en el momento de la etapa anal, sino que esto queda como
base del carácter obsesivo. Esto es importante porque Lacan cuando habla de la neurosis obsesiva no se centra tanto en
los síntomas del obsesivo como lo que hemos visto en Freud, la duda, la ambivalencia, etcétera, sino que Lacan lo ubica
en términos de una estructura. Toda la estructura obsesiva responde a estos términos. Qué sería lo que Freud ubicaba
como el carácter, si el carácter obsesivo o el carácter anal, Lacan lo resitúa como la estructura obsesiva, o sea que todos
los rasgos de su carácter o de su estructura en términos freudianos o lacanianos responden a cuál es el fantasma principal
y cuál es el objeto principal que se ha fijado en su modalidad de goce.
Si su objeto principal prevalente es el objeto anal, entonces toda la estructura obsesiva va a seguir estas variables de por
un lado, el deseo imposible a nivel de lo simbólico y por otro lado, en la oposición entre el todo para el otro, la destrucción
del otro de el objeto de la relación al objeto anal y o sea, o el todo para el Otro y la destrucción del Otro y por otro lado,
la dimensión de la demanda del otro aplastando al deseo del sujeto.
La cuestión de la destrucción del Otro tiene una segunda vertiente. Hasta acá estuvimos hablando:
1) del Deseo imposible de la neurosis obsesiva.
2) El objeto anal en relación a la demanda por un lado, y la disciplina y la necesidad, y por otro lado, el objeto anal en
relación a las dos puntas, que son los dos fantasmas de todo para el Otro o la destrucción del otro.
Con esta destrucción del Otro, como tercer punto. Si esos son los dos primeros puntos,
El tercer punto importante es cómo Lacan trabaja en este capítulo la dimensión del sadismo, del obsesivo, del fantasma,
que no es solo sádico, porque Lacan ubica la reversión de ese fantasma sádico también en un fantasma masoquista.
O sea que cuando hay una fijación al objeto anal en el fantasma obsesivo se ponen en juego las dos vertientes o se pueden
poner en juego las dos vertientes, No en todos los casos hay que ver caso por caso, en cual cada vertiente se pone más
en juego. Si la vertiente sádica y la vertiente masoquista, si la vertiente de la demanda de cada obsesivo se pone en juego
de distinto modo. Pero estas son las variables estructurales de las que Lacan habla y después en la clínica se va viendo en
cada caso cuáles son las variables más importante que están presentes en cada uno de los casos. En algunos se ve muy
claramente el sadismo, en otro se ve muy claramente la demanda, el otro se ve muy claramente el masoquismo, etc.
Esta versión, segundo polo, no es del todo para el Otro, sino el de la destrucción del Otro Lleva a la dimensión del sadismo,
del sadismo anal del que Freud hablaba en el hombre de las ratas pero la vuelta que le da Lacan a ese sadismo es ubicar
cómo se pone en juego el fantasma sádico en la neurosis obsesiva.
Cuando hablamos de la puesta en acto del fantasma. Ahí estamos en la perversión. Acá no estamos hablando de la
perversión, sino de un fantasma sádico o un fantasma obsesivo. O sea, en sus fantasías realizan esos actos, pero no las
hacen en la realidad y en sus síntomas también realizan esos actos, pero no realizan en la realidad. Entonces el sadismo,
lo que la característica que Lacan ubica, que es una precisión clínica muy interesante, es que el punto donde lo anal se
sexualiza, O sea, no está solo en términos como hablamos de carácter por el lado de la demanda o por el lado del todo
para el Otro, o del fantasma de la destrucción de lo Otro, etc., sino el punto donde el fantasma entra en la dimensión
sexual erótica. En ese punto el fantasma puede tomar características sádicas y esa característica sádica que está
sustentada por una de las puntas de la relación al objeto anal, que es la destrucción del otro, es el fantasma de hacer
sufrir al Otro, pero Lacan dice que es el fantasma del sufrimiento del Otro esperado. O sea, es un fantasma de un
sufrimiento esperado por el otro, el otro está esperando que el sujeto le asigne, le produzca un sufrimiento. O sea que
esto tiene de alguna manera un valor erotizado, en el sentido de que el otro desea ese sufrimiento que el sujeto da cuando
está en el plano sádico.
¿Cómo se pone en juego esto? Se pone en juego Ese sufrimiento del otro esperado puede ser, por supuesto, por el lado
de la fantasía sexual sádica de las películas porno, el tipo que le pega con el látigo. Aca es un ritual erótico. Donde ese
dolor es esperado, donde ese dolor está regulado, etc. Eso puede ser del lado de la fantasía sexual, pero principalmente
a nivel de los síntomas, Se pone en juego la dimensión de la agresión al otro bajo modo sintomático, Osea, el sujeto no es
consciente de que está agrediendo al otro, sino que le genera un sufrimiento esperado a lo otro, en el sentido de que lo
maltrata de un modo previsible. Por ejemplo, los obsesivos malhumorado, y entonces uno ya sabe que creo que te va a
contestar mal, que te va a responder con mala onda ,etc.
Ese sufrimiento esperado por el otro no tiene un valor como de la fantasía sexual de la que hablábamos, sino que tiene
más un valor sintomático. El sujeto no sabe o no se da suficiente cuenta de su propio maltrato y de su propio mal humor,
pero genera como también un ritual, porque los otros ya saben, por ejemplo el típico amigo cara de culo o el tipo, el típico
novio mala onda. Bueno, ese estilo de poner en juego ese fantasma del sufrimiento esperado por el otro, pero bajo modo
sintomático, no bajo modo del ritual sexual.
Otro modo de el sufrimiento esperado por el Otro serían todos esos síntomas del hombre de las ratas en dos tiempos.
Por ejemplo, el de poner y sacar la piedra donde en el sufrimiento que el sujeto intenta hacerle a su dama cuando pone
la piedra. Después, en esa espera, el sujeto retrocede y saca la piedra. Cuando pone la piedra, primero para producir una
agresión y después la saca. entonces en todo esto lo que está en juego son esos fantasmas de la destrucción del Otro.
El reverso de esto es el fantasma masoquista, que es el fantasma de la otra dimensión del objeto, que es la dimensión del
objeto como resto... Ahora vamos a ir en una Cuarta parte a hablar de la dimensión del resto y de la calma. Pero la
dimensión masoquista tiene que ver con Entregarse a un sufrimiento provocado por el otro y ese entregarse también del
lado de los fantasmas masoquistas, Osea, fantasmas masoquista quiere decir fantasías inconscientes. Una cosa es el
fantasma fundamental, el fantasma fundamental es uno, y ese fantasma fundamental recorta a uno de los objetos de la
pulsión, por ejemplo, el objeto anal. De ese fantasma fundamental parten todas las fantasías, fantasías que pueden ser
conscientes o inconscientes, por ejemplo, cuando son fantasías sexuales, son fantasías sexuales que un sujeto tiene en
relación a su fantasma fundamental. Todos los sujetos tienen fantasías sexuales que las pueden saber o pueden no
saberlas, como la fantasía de Dora, del cunnilingus, etc. Puede saberla o no saberla, Puede poner en juego en su síntoma
de la tos, o puede producirla como una especie de práctica fantaseada sexual cuando se masturba y entonces ahí es
consciente.
Osea, puede ser consciente o puede ser inconsciente, por lo tanto sintomática esa fantasía, Pero todas esas fantasías
dependen de cuál es el fantasma fundamental. Lacan acá habla en este seminario 8 del fantasma fundamental, que sería
el fantasma inicial, el fantasma del fundamento que recorta a un objeto y en este caso estamos hablando del objeto anal.
Entonces una cosa del fantasma fundamental que se recorta y que sucumbe a la represión primaria, y después están todas
las fantasías sexuales que provienen del fantasma fundamental, Y esas fantasías pueden ser consciente o inconsciente.
Cuando son conscientes, se conocen y se fantasean Y cuando son inconscientes generan síntomas. Los fantasma, puestos
en juego, del hombre, de las ratas que están en juego o su fantasma, esos fantasmas Sádicos del hombre de las ratas son
fantasmas que provienen de su fantasma fundamental anal. Esos fantasmas sádicos son, por ejemplo, el de poner y sacar
la piedra, el de cortarse el cuello con la navaja de afeitar que en realidad está cortando en el cuello a otra persona,
etcétera. Todos esos fantasmas sádicos provienen de El fantasma fundamental anal y los fantasmas masoquistas también
provienen del fantasma fundamental anal, pero tienen otra característica: tienen la dimensión de ser un fantasma
masoquista, no sádico de maltratar al Otro, sino de ser maltratado por el Otro.
La forma que tienen los fantasmas masoquistas son los fantasmas donde el sujeto se entrega al Otro para ser maltratado
por el Otro y se entrega al modo, volvemos a la primera versión, la del todo para el Otro se entrega al modo de un don
para el Otro, o sea, se entrega en su versión masoquista como a que el Otro le haga lo que el Otro quiere en el sentido de
que el sujeto en su versión masoquista fantasmática, no en el acto perverso, sino en el fantasma masoquista, se entrega
como el desecho del Otro, como lo que el Otro pueda hacer con él, maltratándolo. Ahí están las dos versiones, la versión
del todo para el Otro o de la destrucción del Otro, el todo para el Otro en su forma masoquista y la destrucción del Otro
en su forma sádica.
Esto se pone en juego, dice Lacan, en todas las vertientes de la conducta del sujeto. por ejemplo, en la transferencia. En
la transferencia, el sujeto obsesivo con un fantasma anal tiene una posición que habitualmente es excesivamente amable,
como la del hombre de las ratas, que es demasiado cuidadoso con Freud, demasiado bueno, demasiado Intenta agradarlo
a Freud, intenta ser amable para el Otro, pero detrás de esa formación reactiva de ser demasiado bueno, está su fantasma
sádico, que ese fantasma sádico por momentos aparece bajo la forma de los insultos a Freud, los sueños de agresión a
Freud en los momentos donde él fantasea el sueño de los ojos, de los emplastos de bosta en los ojos., toda una serie de
Formaciones del inconciente bajo la modalidad sádica, que están encubiertas por la posición de la forma reactiva, la
formación reactiva del ser en la transferencia es excesivamente bueno y excesivamente agradable, pero detrás de eso
dice Lacan en realidad nos está haciendo comer su mierda.Detrás de esa forma tan agradable está el la dimensión sádica
de su posición a nivel transferencial.
capítulo 22, PARÁGRAFO 3 del Seminario 10:
Lacan vuelve en este capítulo que es del balance del ideal. El anterior era demanda y deseo en los estadios oral y anal, y
esto es de lo anal a lo ideal.
Lacan vuelve sobre el tema del objeto anal y vuelve sobre esta cuestión de la educación y de la disciplina anal bajo
demanda, pero ubica dos dimensiones del objeto anal que son las dos dimensiones de las dos puntas:
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La dimensión del regalo. El objeto esperado, la caca esperada por el Otro, por la madre.
el segundo momento, que es el objeto en su vertiente asquerosa. O sea, primero hay que linda caca
y después ay, que asco la caca, hay que tirar la caca. La eliminación del objeto si, el punto de el rechazo.
Entonces hay dos caras de la dimensión del objeto anal que son la dimensión del regalo del don y la dimensión del desecho
y la pérdida, el desecho y la pérdida que deben ser eliminadas.
Entonces regalo de un lado. Desecho o eliminación del otro. Estas dos dimensiones ponen en juego lo que Lacan sitúa
como dos variables de todos los objetos a, no sólo del objeto anal, donde Lacan plantea que todos los objetos a pueden
funcionar de dos modos:
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Un modo erotizado, deseado, sexualizado donde el objeto A se articula con el falo como significante.
Lacan en esta época en el Seminario y él lo escribe como menos phi minúscula, o sea, no lo escribe como phi mayúscula,
que sería la dimensión del falo significante, sino como menos phi minúscula, en el sentido que sería el falo imaginario
tachado. Si el menor phi, la phi es minúscula porque es el falo imaginario, pero está tachado en el sentido de que está
perdido y que está a nivel de lo simbólico. O sea, no es el falo imaginario, sino el falo simbólico, justamente porque está
barrado, está tachado. Por eso menos phi. Cuando ese falo simbólico recubre al objeto a sea el objeto a de que se trate o
al anal mirada, cuando el falo recubre ese objeto, lo falifisa, o sea, lo vuelve deseable. Y entonces ese objeto sea el que
sea oral, anal, etc.. Se vuelve propio de un objeto de deseo, un objeto que está en juego en las fantasías de deseo. A ese
término, que sería el objeto a unido, articulado con el menos phi, o sea, cuando el objeto A funciona junto con el menos
phi a esa dimensión, Lacan la llama agalma el agalma que Lacan trabaja mucho en el Seminario 8 es un término griego
para designar la joya, la joya escondida, el regalo precioso, el objeto precioso que está escondido, que no se ve fácilmente.
La amalgama es un término que Lacan toma del diálogo de Platón, del banquete de Platón. Entonces, eso que ama Lacan
lo ubica como la dimensión agalmatica (uno no sabe bien que ama en la otra persona). La dimensión donde el objeto A se
une con el menos phi. Cuando el objeto A funciona como agalma produce deseo, una erotización. Entonces, volviendo el
objeto anal, cuando el objeto anal funciona en cierta dimensión, en la dimensión del regalo y del don, funciona como el
objeto esperado, como el agalma; funciona como la dimensión deseada de ese objeto anal.
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Mientras que el objeto anal, cuando está en la otra dimensión, que es la de la eliminación de “que
asqueroso”, “hay que tirar la cadena”, hay que eliminar Esto. funciona en la dimensión del objeto resto, o sea, del
desecho.
Entonces Lacan dice todos los objetos oral, anal, mirada, voz en ciertos momentos pueden funcionar, o bien como objeto
agalmatico y producir el deseo, o bien como objeto resto y producir la eliminación, el rechazo, el asco. Entonces vamos a
tener el objeto oral En dora en los momentos donde eso es deseado, por ejemplo la fantasía, el afelatio de cunnilingus,
etc. y el objeto oral En dora que funciona como resto cuando ella es expulsada de la escena en relación al padre y al señor
K, Alli es ubicada como resto. En el objeto anal esto aparece mucho más puesto en juego por que dice Lacan es llamativo
que el objeto anal pueda tener un valor de deseado, Puede tener un valor de agalmatico o más bien debería ser un objeto
resto. Pero justamente la dimensión agalmatica es el punto donde el obsesivo intenta ser el objeto amable para el Otro,
intenta ser el objeto perfecto para el Otro. Osea, ahí está, en la punta de la báscula, del lado del todo para el Otro. En ese
sentido, el sujeto obsesivo con su formaciones reactivas, intenta ser totalmente agradable para el Otro y ser amable para
el Otro, ubicándose como objeto agalma.
Mientras que, en la otra dimensión, está la dimensión del desecho, del resto, de lo eliminable, que es la dimensión del
sujeto en el otro plano es, se vive a escondidas, al estilo de dos Jekyll y Mister Hyde, cuando es Mister Hyde, es mister
oculto es todo lo malo y lo asqueroso y lo miserable, entonces Lacan dice en el análisis de un obsesivo hay que llegar al
punto donde el obsesivo es un sujeto miserable, asqueroso, es una mierda de persona, porque si no llegamos a ese punto
nos vamos a quedar en el plano de la pura amabilidad y el puro objeto agalmatico para el otro y en la pura formación
reactiva, tenemos que llegar a ese punto del que el sujeto intenta esconderse y de que el sujeto se angustia mucho de sí,
pone en juego esa otra dimensión que en la dimensión de sus miserias, o sea, el punto donde el objeto anal aparece como
objeto resto.
Eso a nivel de el análisis de un obsesivo en el sentido de un análisis desarrollado que tiene que llegar a ese punto de la
dimensión, que es la dimensión donde el obsesivo, dice Lacan, se identifica con el objeto resto sea, el obsesivo intenta ser
amable para el otro, ubicándose como agalma pero hay un punto en el fondo de su fantasma donde el sujeto se identifica
con el objeto resto, con el desecho, con lo asqueroso, con lo miserable, con lo eliminarle.
O sea que el sujeto ahí en ese punto se hace eliminar por el otro. Y esto lo podemos encontrar en algunos, síntomas donde
el sujeto hace echar, donde el sujeto se hace maltratar, donde el sujeto se hace expulsar por el Otro. También ahí está la
vertiente masoquista de la que hablábamos antes.
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1) Primero hablamos de la demanda.
2) Después hablamos del deseo imposible y con sus dos puntas.
3) Después hablamos de del sadismo,
4) Después hablamos del masoquismo.
5) Quinto punto estamos hablando de las dos dimensiones: agalmático o resto
6) Sexto punto: Entonces vamos a hablar de los síntomas que configura el objeto anal que Lacan ubica dos tipos de
síntomas que ya conocemos muy bien en Freud, que son la ambivalencia y la duda.
La ambivalencia pone en juego la dimensión del sí y el no, de este objeto es mío y no es mío. La dimensión del te quiero y
te rechazo. La dimensión de la alternancia entre la transferencia positiva y transferencia negativa, osea, lo que Freud ubica
como el amor-odio del obsesivo. Pero donde Lacan lo que pone en juego en este síntoma obsesivo es la dimensión de la
alternancia entre el objeto tomado como agalma o el objeto tomado como resto, o sea, la ambivalencia va del lado de el:
si o el no... o sea este objeto es valioso, agalmático o este objeto es una porquería. Yo soy valioso, agalmático o yo soy
una porquería. Yo te amo y vos sos valioso o valiosa para mí. Yo te rechazo y entonces te degrado Y no te quiero ni ni
nada. En la transferencia puedo tener una transferencia positiva hacia el analista, pero rápidamente puedo pasar a la
transferencia negativa. Esta es la ambivalencia amor-odio del obsesivo que pone en juego estas dos dimensiones del
objeto agalmático y el objeto resto.
La duda obsesiva también pone en juego la misma dimensión, o sea, la dimensión donde dudo entre si quiero o no quiero
esto, de si quiero a una persona o quiero a la otra. La duda entre los obsesivos, entre la mujer y la amante, o la duda de
los obsesivos sobre si tomar una decisión o no. También en esa duda se ponen en juego las dos dimensiones de la agalma
y el resto. O sea, si esto vale para mí o esto no lo quiero para mí. En esa duda se pone en juego, por ejemplo, los síntomas
de duda del hombre de las ratas cuando dudaba en dar las materias para recibirse y entonces proponer su casamiento a
la dama, (que Freud decía que lo que parecía la consecuencia de la enfermedad era la causa de la enfermedad). Osea,
justamente dudaba para no tomar la decisión. o cuando dudaba entre la mujer pobre y la mujer rica, o la duda en relación
a la duda de su padre también entre la mujer pobre y la mujer rica. Osea, son todos los puntos donde se trata el objeto
agalmático/ deseado o del objeto resto... duda y pasa entonces de el objeto valorado al objeto desvalorizado.
Por Último , el síntoma en dos tiempos que también ponen En juego, la misma dos dimensiones del agalma y el resto si
en el momento donde en el síntoma en dos tiempos pone la piedra, se trata del objeto, resto está ubicando a la dama
como objeto resto sádicamente está queriendo que la dama se caiga en su carruaje y cuando saca la piedra la está
salvando a la dama, porque la dama es valorada y deseada y ágalmatizada.
Lacan Entonces, de este modo, tomando en relación a la dimensión del fantasma fundamental del objeto anal en la
neurosis obsesiva, pone en juego cómo esos síntomas la duda, la ambivalencia, el síntoma en dos tiempos dependen de
ese fantasma fundamental anal y ponen en juego estas dimensiones.
con lo cual hemos ubicado varias de las dimensiones de la neurosis obsesiva, el sadismo anal, los síntomas de la
ambivalencia, la duda y los dos tiempos del síntoma, la relación que esto tiene con el deseo imposible y la relación que
esto tiene con la demanda.
Dimensión del objeto escópico. En relación al objeto escopico Lacan sitúa la dimensión de la mirada, del objeto mirada
como la dimensión donde, Y acá también estamos hablando de los fantasmas obsesivos, que ubican como lugar central,
no al objeto anal, sino al objeto escopico. El objeto escópico Lacan lo desarrolla en este seminario 10, pero después lo va
a desarrollar mucho más en el Seminario 11. Que es básicamente la dimensión de la mirada, el ser mirado por el otro. En
el ser mirado por el otro se pone en juego la dimensión Principalmente en relación a la vertiente del lado de lo anal, la
vertiente del fantasma del todo para el otro en el sentido de que cuando el fantasma no es anal, si no es escopico, el
sujeto se ubica en relación a la mirada del otro. Cuando el sujeto se ubica en relación a la mirada del otro, se pone en
juego la dimensión de la omnividencia, en el sentido de que el sujeto se siente mirado constantemente por el otro en
todos los planos, osea, todos los otros reflejan algo de la mirada de su propio fantasma.
Entonces se pone en juego la dimensión de la relación que hay entre el yo ideal y el ideal del yo, el sujeto a nivel de su
ideal del yo, es mirado constantemente y entonces intenta realizar un yo ideal que satisfaga a esa mirada en el campo del
otro, osea el sujeto también intenta ser agradable para el otro, pero bajo otra modalidad, que no es la modalidad anal,
no es la modalidad de darle el regalito de lo, de lo anal en sentido agalmatico, sino que el sujeto intenta capturar la mirada
del otro haciéndose agradable para el otro. bajo otro modo, bajo, nuevo, bajo modo del regalo, sino bajo el modo de ser
lo que el otro desea.
Es decir, intenta satisfacer la mirada del otro, y el fantasma que Lacan asigna, principalmente en relación a ese objeto
escópico es el fantasma religioso. Y acá Lacan toma los textos donde Freud trabaja la relación entre la religión y la neurosis
obsesiva para ubicar cómo la creencia en Dios en cualquier Dios habla de que Dios de Jehová e incluso del Dios de los
griegos, de uno de los dioses, de los griegos en Apolo, en particular, distintos dioses en esos dioses, de lo que se trata es
de cómo esos dioses o ese dios sabe de nosotros y nos mira. La mirada puesta en nosotros, el no sé, la frase se sonríe.
Dios te ama, sonríe, Dios te ama, es Dios, te ama a vos, o sea, Dios te está mirando a vos. Difícil, un Dios que pueda mirar
a cada uno singularmente en sus características pero justamente el fantasma de un Dios que mira a cada uno tiene que
ver con esta dimensión de lo escópico en el sentido de que soy mirado por el otro, en el sentido de lo que Lacan designa
como una omnividencia. Él dice bueno, en realidad la fantasía de la omnipotencia de Dios, por ejemplo, de la iglesia
cristiana que ubica a Dios como un ser todopoderoso, omnipotente, en realidad es una omnividencia. No es que puede
todo, sino que mira todo y nos mira y por eso la frase del sonríe Dios te ama, porque sabe de nosotros, sabe todo lo que
hacemos, sabe cuando pecamos, sabe cuándo hicimos algo que está mal. Bueno, ese Dios nos mira constantemente.
En ese fantasma religioso, Lacan designa la dimensión del objeto escópico como el punto donde Freud trabaja la cuestión
religiosa de todos los obsesivos, Lacan lo explica en relación a ese fantasma escópico, o sea, cuando un obsesivo está en
posición religiosa frente al otro, en realidad está en posición en relación a su objeto escópico. Osea, es mirado por el otro
e intenta en su yo reflejar el yo ideal, o sea, el yo perfecto para agradar al ideal del yo que lo está mirando en ese ideal
del yo está ubicado el lugar de Dios. Por eso Lacan dice, si pudiéramos pensar en la dimensión de un ateo, un ateo no
sería aquel que dice yo no creo en Dios o yo soy ateo, yo soy agnóstico, yo no pienso que haya ningún Dios. Ese ateo no
es un verdadero ateo, sino que un verdadero ateo Sería, dice en la página 332, ateo sería aquel que habría conseguido
eliminar el fantasma del Todopoderoso, o sea, sería aquel que habría podido conseguir percibir la dimensión fantasmática
de ese objeto mirada. Así podría atravesar ese fantasma del objeto mirada y ya no sentirse mirado por ningún otro, en
ese sentido un análisis, Esto Lacan lo dice en otro texto mucho más adelante, pero dice sólo el análisis permite construir
verdaderos ateos. Porque en la medida en que uno atraviesa el fantasma y ya no sostiene el goce del otro, en su fantasma,
En ese sentido un sujeto puede ser un verdadero ateo porque ya está más allá del otro, acá en este caso ya está más allá
de la mirada del otro.
Lacan lo que ubica es que esta mirada tiene una función calmante para el sujeto en la medida en que el objeto escópico
Plantea Lacan, Sirve como el elemento que pone en juego que más hace existir al otro. En la medida en que en ese
fantasma de omnipotencia del otro y de omnividencia del otro, el sujeto lo hace existir al máximo y en ese sentido, eso
es lo que más tapona al sujeto el no hay relación sexual, o sea, el punto donde el sujeto está solo con su goce. El fantasma
escópico, es el punto donde más el sujeto logra. Velar, tapar, esconder esa dimensión de que no hay relación sexual. Ósea
que en su fantasma escópico el sujeto está siempre acompañado de otro que lo mira. El sujeto no está solo en la vida si
no qué hay un otro que siempre lo mira que puede ser dios o el fantasma que el sujeto se sitúe pero con ese fantasma el
sujeto se siente siempre mirado, acompañado por la mirada Del otro.
El objeto escopico aparece como complemento del fantasma anal. Ósea que un obsesivo puede tener una fijación a los
dos objetos (al anal o al escopico) o también puede tener una fijación exclusivamente anal o exclusivamente escopica. Lo
habitual es en la neurosis obsesiva o la prevalencia del objeto anal o la prevalencia de los dos objetos. Por eso distinguimos
para el trabajo en la neurosis obsesiva, principalmente la dimensión del objeto anal en todas las dimensiones del sadismo,
la duda, la ambivalencia, síntoma en dos tiempos, la cuestión del fantasma y las fantasías, la relación a la demanda del
otro,
la
relación
al
deseo
imposible.
Semana 9
COMISION: JUANITO II: FANTASMA Y ANGUSTIA
Se considera el texto de Freud, "Análisis de la fobia de un niño de 5 años" ["Juanito"]. En Obras Completas, Amorrortu,
Buenos Aires, 1986, tomo X.
Vamos a continuar con el historial de Juanito que ya se comenzó a trabajar en el audio anterior, y vamos a partir desde el
punto en que José había ubicado el momento en que la angustia toma a un objeto y se transforma en miedo y aparece la
fobia. Freud va a decir en un momento en el historial, destaca que la mudanza de la libido en angustia se proyecta sobre
el objeto principal de la fobia, en el caso de Juanito el caballo. A partir de ahí aparece la fobia al caballo que va a ir tomando
distintas formas o corrimientos, desde un primer momento, el miedo a ser mordido por un caballo, a que el caballo entrara
en la pieza, y luego va a ir teniendo otras formas, siempre, obviamente, con el mismo objeto que en el caso Juanito es el
caballo.
El padre en un primer momento tiene una hipótesis que es que la causa de la angustia es la masturbación. Freud no
acuerda con esta hipótesis y dice que, al contrario, que la masturbación no es la causa de la angustia, que además en ese
momento Juanito estaba intentando dejarla, deshabituarse. Y que justamente eso podía llevar a la represión, y a la
formación de angustia.
Por otro lado, aparece el padre de Juanito, esto va a estar bastante en el historial en varios momentos, inculpando a la
madre de haber contribuido al desarrollo de la fobia por una ternura hipertrófica.
A partir de esta primera aparición del miedo al caballo, Freud le propone al padre de Juanito dos intervenciones: una
decirle que este tema del miedo al caballo es una tontería, y que lo importante y la verdad de todo es que el quiere mucho
a su mamá y que quiere entrar a la cama con ella. Por otro lado, la segunda intervención es el esclarecimiento sexual, el
hecho de que no todos tienen, e introducir la diferencia anatómica de los sexos.
El padre obviamente, como buen seguidor freudiano, pasa a hacer esto, y aparece un primer periodo con una mayor
tranquilidad, aunque por supuesto no es que el miedo a los caballos desaparece, sino que se va transformando en cierta
compulsión a mirarlos, y entonces a que aparezca el miedo. También aparece ahí, una serie de situaciones en donde
Juanito se enferma, luego lo operan de amígdalas, serie de situaciones por las cuales Juanito tiene que quedarse en la
casa y luego de esto hay una mayor consistencia de la fobia. Con lo cual el padre le dice que en realidad esta tontería se
iba a ir si él salía a pasear más a menudo. Además, agrega, si se deja de pasar la mano por el hace-pipí.
En un paseo que dan el padre y Juanito, el padre aprovecha a explicarle que su hermana no tiene un hace-pipí como él y
que la mamá tampoco. Durante ese día el papa nos comenta que Juanito está muy contento, pero que hacia la tarde
noche vuelve a estar nervioso, acongojado. Al día siguiente sale con la mamá y aparece un gran miedo en la calle, como
contrapartida de esto, cuando se queda en la casa, está tranquilo y contento. Al día siguiente de esta situación aparece
una primera fantasía. Es muy interesante como Juanito diferencia claramente lo que es un sueño de una fantasía, y cuando
él ubica lo que es una fantasía dice “me lo he pensado”. Son cosas que a él le advienen y son pensamientos, y las diferencia
claramente de lo que es un sueño. En esta fantasía, la primera fantasía que aparece, él lo que relata es lo siguiente (pág.
28): “Me he pasado el dedo un poquito por el hace pipí entonces he visto a mami toda desnuda en camisa, y ella ha dejado
ver el hace pipí. Le he mostrado a Grett lo que hace mamá y le he mostrado mi hace pipi”. Entonces se sacaba la mano
rápidamente del hace-pipí. Grett era una compañerita de juego de donde ellos veraneaban.
Freud respecto de esto señala dos cuestiones: por un lado, que la amenaza de castración impartida por la madre tiempo
atrás adquiere vigencia ahora con un efecto retardado, conmoviendo la confianza que Juanito tiene en sí mismo. Y
despierta, a partir de este momento, el complejo de castración. Y, por otro lado, que no acepta al comienzo el
esclarecimiento sexual y se aferra a él, y a la idea digamos de todos tienen, en la fantasía. Es muy interesante ir siguiendo,
eso es lo que vamos a hacer a partir de ahora, las distintas fantasías que Juanito va de alguna manera produciendo en la
línea de su propio análisis.
La siguiente fantasía que aparece es la fantasía de las jirafas (pág. 32 del historial). Más o menos siempre hay algo que se
repite q es: este ir, Juanito a la pieza de los padres, meterse en la cama, dormirse allí. Y de los padres preguntar, sobre
todo del papá, “¿Qué es lo que pasó?, ¿Por qué fue?, ¿Miedo a que?”. En ese momento se da esta misma situación, al día
siguiente le pregunta al papá ¿De que se trataba la noche anterior cuando él fue? Y Juanito pasa a contarle lo siguiente:
“en la noche había en la habitación una jirafa grande y una jirafa arrugada, y la grande ha gritado porque yo le he quitado
la arrugada. Luego dejó de gritar y yo me he sentado entonces encima de la jirafa arrugada”. Ahí hay una serie de
preguntas respecto de si eso puede ser, si una jirafa se puede arrugar. Es muy interesante las respuestas de Juanito, donde
de alguna manera le dice al padre, “claro que sé que esto no es una realidad, es una fantasía”.
La interpretación que hace el padre de Juanito de esta fantasía es que la jirafa grande es él y que la jirafa arrugada es su
mujer, y que de alguna manera lo que relata esa fantasía es esa escena que muchas veces ocurre, que es que Juanito va
a la pieza de ellos, la mamá lo mete en la cama, él grita, despotrica, él dice “no, no tenes”. Todo esto, pero igual Juanito
queda dentro de la cama de sus papás. Además, esto es algo recurrente, no es algo que pasa una sola vez, sino que es
algo que se reitera. Y de alguna manera, lo que la fantasía expresa es que por más que la jirafa grande grite, finalmente
Juanito se queda con la jirafa arrugada.
Freud respecto de esta interpretación del padre, solo agrega que es una fantasía de porfía, es decir de disputa, anudada
con una satisfacción por el triunfo. De alguna manera, grita todo lo que quieras, de igual mami me mete en la cama.
Es interesante que luego de esto, ustedes van a ver que siguen las descripciones de los paseos que Juanito hace con el
papá, los lugares donde van, que van a un zoológico. En fin, aparece luego de todo esto descrito, básicamente dos fantasías
de hacer cosas prohibidas junto al padre. Y que además sea sancionado por eso. Es decir, hacer algo por ejemplo en el
zoológico que no se podía hacer, pero que el guardia los apresa de alguna manera. Freud va a pensar que esto que aparece
en Juanito está ligado a la prohibición del incesto y que su padre no prohíbe, por lo cual es necesario acudir al guardia de
alguna manera, acudir a la ley.
Luego de esto que se describe en el historial, aparece la única visita de Juanito a Freud. El padre ya le había dicho que él
le escribía cuando Juanito le pregunta qué ve que el papá escribe mientras él le cuenta. Le dice que es para mandárselo
al profesor que lo va a ayudar a que desaparezca la fobia. En algún momento anterior, le dice a Juanito, lo invita a ir al
consultorio del profesor. En un momento Juanito dice que no, pero luego acepta. Y llega la instancia, sobre todo porque
con las intervenciones anteriores, un poco lo que el padre de Juanito le dice a Freud, es que la fobia continua con toda su
intensidad. Con lo cual aparece la visita a Freud, única visita a Freud, en donde va a haber una intervención de Freud que
sí va a tener efectos muy claros a partir de ese momento. Ustedes pueden encontrar en el historial la descripción, el
desarrollo de esta visita en la página 36. Un poco de lo que les decía antes, Freud le cuenta, aunque se realizaron todos
los esclarecimientos el miedo continúa. A partir de ahí le dan a Freud algunos detalles, como por ejemplo que a Juanito
le molestaba lo que los caballos tienen delante de los ojos, lo negro alrededor de la boca, y entonces Freud va a decir algo
interesante, voy a leer algunos parágrafos de lo que dice mientras lo escuchaba a Juanito detallando estas cuestiones que
les decía anteriormente, Freud va a decir: “pero al ver a los dos así, sentados al frente, al tiempo que escuchaba la
descripción de su angustia al caballo, se me hizo la luz sobre otro fragmento de la resolución que me resulto comprensible
que se le escapara justamente al padre. Pregunté a Juanito en broma, si su caballo llevaba gafas, o sea anteojos, cosa que
él negó y luego si su padre las llevaba, cosa que también negó contra toda evidencia. Le pregunte si con lo negro alrededor
de la boca, quería significar el bigote y le revele que tenía miedo a su padre. Justamente por querer él (15:41) tanto a su
madre, él no podía menos creer que el padre le tenía rabia, pero eso no era cierto. El padre le tenía cariño y podía confesarle
todo sin miedo, que hacía mucho tiempo antes que él viniera al mundo, yo sabía que ya llegaría un pequeño Juanito, un
pequeño Hans, que querría mucho a la madre, y por eso se vería obligado a tener miedo del padre”.
Es muy interesante la reacción del papá de Juanito, porque en verdad es el primero que no cree en todo esto y, de hecho,
o mejor dicho si lo cree, pero le quiere de alguna manera demostrar a Juanito que esto no es así, que él no le tiene rabia,
que como puede pensar eso, que como puede suponer algo de ese orden.
Por otro lado, más adelante en el historial en la parte de la epicrisis, respecto a este momento de la visita a Freud, Freud
va a decir: “La fantasía de las jirafas me habría reforzado en un convencimiento ya iniciado en mí, a raíz de la manifestación
del pequeño Hans, el caballo entrará en la pieza, y me pareció el momento justo para comunicarle un elemento de sus
mociones inconscientes que eran esencial postular: Él sentía angustia hacia el padre a causa de sus deseos celosos y
hostiles contra este. Con ello le había interpretado parcialmente la angustia frente a los caballos, el padre debía de ser el
caballo a quien con buen fundamento interior le tenía miedo”. Es decir que, para Freud, el caballo es un subrogado del
padre.
Más adelante va a decir: “A partir de ese momento, -o sea el momento del esclarecimiento este-, quedó atrás lo peor de
su estado, el material fluyó con abundancia, el pequeño paciente mostró coraje para comunicar los detalles de su fobia y
pronto pasó a intervenir de manera autónoma en el decurso del análisis”. Es muy interesante esto que dice Freud, porque
es verdad que, a partir de acá, hasta acá hay muchas preguntas del padre, análisis, intentos de encontrar qué es lo que
ocurre, pero luego de la entrevista con Freud empieza a fluir cierto material, y como Freud dice en el historial, se desovilla
la fobia. Entonces de alguna manera se va desarmando paulatinamente, y también vía varias fantasías, la fobia de Juanito.
Lo primero que ocurre luego de esta visita a Freud es que Juanito logra permanecer una hora en la puerta de la casa, cosa
que no había podido sostener antes, ya que, en ese momento, estando en la puerta de la casa, ni bien aparecía un caballo,
o el escuchaba el trote del caballo, corría rápidamente aterrorizado hacia dentro de su casa. A la mañana siguiente de
esta situación, de haber podido estar en la puerta un poco más tranquilo, busca al padre, le dice que seguirá yendo hasta
que se le pase el miedo. Seguirá yendo a buscarlo, digamos. Y ahí le dice algo así como “¿por qué me dijiste que tengo
cariño a mami y tengo miedo por eso? Si yo te tengo cariño a ti “. Freud lo que ubica acá, y dice que lo que este niño lo
hace de una manera llamativa, es la ambivalencia, es decir el amor al padre y la hostilidad hacia él. Como ustedes bien
saben, para Freud la ambivalencia es un punto nodal en las neurosis. Va a decir que esta ambivalencia necesariamente
lleva a la angustia.
Luego de esto aparecen algunas variantes en esta línea de lo que Freud llamó el momento en que se desovilla la fobia.
Esas variantes son:
•
No todos los caballos blancos muerden. Esto era algo que aparecía antes, el miedo a que los caballos
blancos lo mordieran.
•
El miedo a los caballos con algo en la boca.
•
El miedo a los caballos que se tumban.
Juanito empieza a jugar al caballo, y siendo él un caballo. Y en ocasiones en el medio de este juego, muerde al padre.
Freud va a decir que este juego está al servicio de una fantasía de deseo.
A partir de este momento la mejoría de Juanito es constante, aumenta su radio de acción, como ya se habían señalado
antes, la fobia es una solución a la emergencia de angustia con un alto costo en cuanto a lo que era la movilidad del niño,
es decir cada vez estaba más cercenada su posibilidad de acción. El padre toma lo que dice el niño en relación con el
miedo al ruido que el caballo hace con las patas, en esta línea que veníamos diciendo antes de las variantes que empiezan
a aparecer y llega así vía las preguntas que le suele hacer. De alguna manera la investigación que lo lleva a través de esas
preguntas a que el que hace ruido con las piernas es el mismo Juanito. ¿Cuándo esto ocurre? Cuando tiene alguna rabieta,
algún enojo, y cuando hace caca.
El padre agrega a esto que Juanito dice, porque esto es algo que Juanito trae al preguntarle ¿quién hace ruido? Juanito
trae esto, y el padre agrega que también ocurre lo mismo cuando lo mandan a hacer pis y él está jugando y no quiere
dejar de jugar. Es muy interesante porque en ese mismo momento, de alguna manera, vía el acto Juanito confirma esta
teoría del papá porque le dice: “bueno me voy, tengo que ir a hacer pis”. A partir de acá toda esta cuestión de lo que él va
a llamar el wunf (23:51), es decir el momento de ir al baño, de hacer caca, lleva en la investigación respecto de esto, de
alguna manera en la apertura de toda esta situación lleva al nacimiento de la hermana. Aparece todo un desarrollo en el
historial donde el papá y Juanito conversan sobre esto, y él le hace una serie de preguntas y lo que queda claro es que
Juanito sabía, de alguna manera inconscientemente, no porque se lo hubieran contado, de dónde venían los niños. Y que
en realidad su hermanita había estado en la panza de su mamá, porque de hecho él cuenta que Hannah, que era su
hermana, ya había ido con ellos a las vacaciones en el verano en que la mamá estaba embarazada, y también respecto a
la situación de lo que le habían comentado a Juanito, cuando aparece su hermana, le habían dicho que la había traído la
cigüeña y hay todo un desarrollo donde, si bien el repetía esto que le habían dicho, aparece una serie de sus ideas, en
relación a algo de lo que tiene que ver con el parto y el nacimiento de un niño. Con lo cual Freud ubica ahí que, a partir
de todo este desarrollo, lo que aparece en Juanito, y lo que uno puede señalar, son las teorías sexuales infantiles en donde
el hijo es igual al wunf en términos de Juanito, es decir, al complejo excrementicio.
Es interesante, en la pág. 54, hay un comentario de Freud en relación a las intervenciones del padre, que me parece que
es una indicación para los analistas muy interesante. Freud dice: “me veo precisado a intercalar aquí algunas palabras, el
padre pregunta demasiado”. La verdad que sí, cuando uno lee el historial, uno mismo siente que deje de preguntar, ya es
insoportable, y se nota que para el niño también lo es. Y explora siguiendo sus propios designios en vez de dejar
exteriorizarse al niño mismo por eso el padre se vuelve opaco e incierto. Y un poquito más adelante dice: “al lector que
todavía no haya hecho por sí mismo un análisis, sólo puedo aconsejarle no querer comprenderlo todo enseguida sino
prestar a todo cuanto acuda una cierta atención neutral y esperar lo que sigue”. Siempre me pareció interesante esta
inclusión de Freud en el historial.
Lo que sigue justamente, luego de todo este trabajo, es una nueva fantasía, la fantasía del instalador, el mecánico, que
desatornilla la bañera dentro de la cuál está Juanito, y luego le mete en la panza un taladro. Freud va a pensar esta fantasía
como una fantasía de procreación, y señala que esta fantasía no está allí para ser interpretada, sino que le sirve a Juanito
como un anudamiento para proseguir con sus comunicaciones. Y va a decir respecto a esto que decíamos anteriormente
de toda la línea del wunf, las teorías sexuales infantiles, el modo en que los niños vienen al mundo, en la pág. 104 va a
decir: “en lo inconsciente y en total oposición a sus dichos oficiales, -los de Juanito-, ha sabido de dónde vino la niña, -o
sea su hermana-, y donde moraba antes. He ahí algo evidente, fuera de toda duda por este análisis, es quizás su pieza más
inconmovible”.
A partir de aquí, aparecen dos fantasías más, Freud las va a llamar dos fantasías conclusivas. Las que terminan de
restablecer a Juanito, que por supuesto ya venía estando mucho más tranquilo y desovillando su fobia. Estas fantasías van
a ser, en un primer momento, porque en tiempo primero es la que está ligada con cierta salida del Edipo, cierta respuesta
de Juanito a la salida del Edipo, cabe mencionar que Juanito muchas veces jugaba al tema de tener hijos, en algún
momento el padre le dice: “Bueno pero los hombres no tienen hijos”, “pero bueno yo quiero tener hijos”, decía Juanito. En
un momento, vuelve a jugar con sus hijos imaginarios, vuelve a decir que quiere tener hijos. El padre vuelve a decirle que
los hombres no pueden tener hijos, y entonces él ahí, lo que le va a decir es que no, que él no va a tener los hijos que los
va a tener su mamá, que él va a ser el papá, y que entonces su papá, va a ser el abuelo. Es una resolución del Edipo, o una
salida del Edipo, digamos que no podríamos llamarla salida totalmente del Edipo sino una resolución un tanto extraña de
Juanito que un tanto lo que plantea es que el va a tener hijos con su mamá y a su padre lo enlaza con su abuela, es decir,
con la madre de su padre, es decir con la abuela materna. En la pág. 80 del historial aparece: “Todo termina bien, el
pequeño Edipo ha hallado una solución más feliz, que la prescripta por el destino. En lugar de eliminar a su padre, le
concede la misma dicha que ansía para sí, lo designa abuelo y también a él lo casa con su propia madre”.
Luego de esto aparece otra fantasía muy cercana a la anterior, nuevamente aparece un instalador que le saca con unas
tenazas el trasero y el hace pipí y le da otros más grandes. Freud va a pensar esta fantasía como una fantasía de deseo
triunfante que contiene la superación de la angustia de castración. Es decir que a través de estas dos fantasías conclusivas,
la del instalador que le coloca un hace pipí más grande y esta segunda fantasía primera en el tiempo, pero pensada por
Freud como en segundo momento en donde confiesa el deseo de estar casado con la madre y tener con ella muchos hijos,
va a decir Freud en la pág. 106: “no agota meramente el contenido de aquellos complejos inconscientes que habían sido
tocados, y habían desarrollado angustia a la vista del caballo que caía. También corrige lo que en aquellos pensamientos
era lisa y llanamente inaceptable, puesto porque en vez de matar al padre lo vuelve inofensivo, elevándolo a la condición
de marido de la abuela. Mediante esta fantasía concluyen con justo título la enfermedad y el análisis”. Es decir que para
Freud, de alguna manera podemos pensar, que no es una salida del Edipo, sino que es algo mediante lo cual, una solución
mediante la cual no necesita de alguna manera matar a este padre.
Bueno ustedes van a ver en el siguiente audio, como piensa Lacan esto, como parte de estas conclusiones de Freud, y
cómo de alguna manera las reelabora y las piensa. Sí cabe mencionar que, en toda esta línea, en todo este análisis que
Juanito empieza a desarrollar a partir de la intervención de Freud y, tomando como vía el desarrollo de todas estas
fantasías, sí hay un mejoramiento del niño.
Freud va a ubicar algunas cuestiones: habíamos partido de que el momento en que se revela la angustia ya no puede
traducirse o retraducirse en añoranza. Y se puede ubicar que esta libido devenida angustia ya no puede ligarse, con lo
cual aparece el miedo y lo que llamamos dice Freud, fobia. Es interesante ubicar que Freud no ubica la fobia como otro
cuadro, sino que la piensa dentro del sistema de las neurosis, y de hecho la describe, a la fobia de Juanito, como una
histeria de angustia. Piensa que la libido desprendida en material patógeno en virtud de la represión no es convertida, no
es aplicada, saliendo de lo anímico en una inervación corporal, sino que se libera como angustia, y piensa a este tipo de
histerias de angustia como las neurosis de la época infantil. Dice que se desarrollan cada vez más como una fobia, y
entonces al final el enfermo puede quedar liberado de angustia, pero a costa de unas inhibiciones y limitaciones a que se
ha visto forzado a someterse. Entonces en la histeria de angustia hay un trabajo psíquico que es incesante desde el
comienzo para volver a liberar psíquicamente la angustia liberada. Pero ese trabajo no puede conseguir la reversión de la
angustia libido, ni anudarse a los mismos complejos por los cuales proviene la libido, por lo cual no le queda más
alternativa que bloquear cada una de las ocasiones posibles para el desarrollo de la angustia mediante unos parapetos
psíquicos de la índole de una precaución, una inhibición, una prohibición. Y son estas construcciones protectoras las que
se nos aparecen como fobias, y constituyen para nuestra percepción la esencia de la enfermedad.
Hasta aquí con este segundo audio del historial, como les decía, con Ana van a seguir, van a retomar un poco estas últimas
cuestiones y poder desarrollar como, a partir de este historial, piensa Lacan la fobia a la altura del Seminario 4. Espero
que haya podido seguir la línea del historial de Juanito. Cualquier cosa nos podemos seguir comunicando via mi mail que
está en la página de la cátedra por cualquier duda o comentario. Espero que sigan bien y les mando un abrazo.
TEÓRICO:LACAN III: ANGUSTIAS Y FOBIAS
Me voy a referir, en esta oportunidad, al tema angustia y fobias, bajo el título Angustia y fobias, otro camino del síntoma.
Elegido como para indicar que se trata de otro camino del síntoma, respecto de la histeria y de la neurosis obsesiva, donde
la angustia cobra un peso muy decisivo.
El teórico está basado en los textos que también, simultáneamente están trabajando en comisiones de historiales, El Caso
Juanito (Análisis de la fobia en un niño de 5 años) y el texto, también de Freud, Lo Inconsciente, en el apartado en que
Freud trabaja, precisamente, los tres tiempos para la constitución de una fobia. Y los desarrollos de Lacan del Seminario
IV: Las relaciones de objeto, sobre todo he tomado elementos de capítulos XXI y XXIII. Y alguna que otra cuestión de otros
capítulos.
El objetivo que me propongo entonces es condensar en un audio relativamente breve, algunos elementos importantes
de este tema.
Como telón de fondo, les propongo tomar el planteo de Freud de Lo Inconsciente, estos tres tiempos que Freud plantea
para la fobia, recordamos, parte de plantear que se trata de angustia, angustia flotante, libre, que surge sin que se perciba
ante qué. En el caso de Juanito, estalla esta angustia en Juanito, primero parece que porque no quiere separarse de la
madre, pero luego la angustia persiste también con la madre, angustia flotante, angustia libre. La hipótesis freudiana es
que, en el inconsciente, una representación incestuosa quiere pasar a la conciencia, entonces se inicia en ese punto la
represión, y el afecto o la libido ligada a esta representación incestuosa, se desprende de la misma, se le desprende, y se
descarga como angustia.
Segundo momento: la descarga de angustia tiende a repetirse, por lo cual, el aparato psíquico trata de dominar el
desarrollo de angustia. Entonces, la libido que se soltó de la representación originaria, de la representación incestuosa,
se vuelca a una representación sustitutiva que permite una racionalización de la angustia. En este caso, el ejemplo sería,
en la vida de Juanito, angustia frente al caballo, miedo a ser mordido por el caballo y la angustia concomitante. Pero el
aparato aún quiere inhibir completamente el desarrollo de angustia que, parte del objeto caballo, o de la formación
sustitutiva, el significante caballo, o de cualquier excitación que esté asociada a ese objeto, a esa representación
sustitutiva, hay angustia aún. Entonces se trata de que el aparato quiere inhibir el desarrollo de angustia que parte del
objeto de la formación sustitutiva, en el punto en que cualquier excitación en algo asociada a este objeto, da lugar a un
pequeño desarrollo de angustia, que es aprovechado entonces como señal para alejarse. Este es el segundo tiempo
Freudiano. Un pequeño desarrollo de angustia aprovechado como señal, aquí tenemos la angustia señal, para alejarse.
El tercer tiempo está planteado por Freud alrededor de las precauciones para protegerse, para alejarse directamente de
los lugares con caballos, tomando el ejemplo de Juanito. Se refiere entonces a la muralla protectora que rodea la
representación, o al objeto temido, que se va ampliando, y que entonces todo el conjunto de la construcción se llama
fobia. La huida, las evitaciones, todo lo que se arma como defensa, como muralla, como precauciones, frente al objeto.
La defensa entonces está, justamente, en proyectar afuera un peligro pulsional, -recordamos, originariamente la
representación incestuosa-, proyectar afuera un peligro pulsional, el sujeto se comporta como si el peligro viniera de
afuera y así puede defenderse, no sin sacrificios. Vamos a ver con Juanito cómo el lugar de la fobia es fundamental, pero
a la vez también tiene su costo, por lo cual en el tratamiento de Juanito, a partir de la constitución de la fobia también,
justamente, empieza el trabajo del análisis que tiene que ver con superar, de alguna manera, la fobia.
Bien, ¿Cómo pensamos entonces esta cuestión a partir de las elaboraciones de Lacan, en el Seminario 4? El Seminario 4
se llama La relación de objeto, Lacan va a trabajar la teoría de la falta de objeto en todos los primeros capítulos, las vías
perversas del deseo, el objeto fetiche. Nosotros vamos a tomar referencias de la última parte del seminario, que se llama
“La estructura de los mitos en la observación de la fobia de Juanito”. Es un apartado donde los capítulos se refieren al
complejo de Edipo, al complejo de castración, al mito, para qué sirve el mito, al significante, a las permutaciones, a las
transformaciones. Yo les decía que los elementos principales los voy a tomar del capítulo 21, que se llama “Las bragas de
la madre y la carencia del padre” y del 23 que se llama “Me dará sin mujer descendencia”. Hay un último capítulo, que es
el 24 bajo un título que se llama “Envío”, en el que Lacan trabaja algo en relación al fetiche y a Leonardo Da Vinci.
Vamos entonces a algunas consideraciones respecto de la angustia y de la fobia, tomadas de este seminario, la relación
de objeto, de estos capítulos finales, allí donde Lacan plantea una posición inicial para Juanito, describiéndolo a sus 4 años
y medio, -posición inicial digo porque es previa a la fobia-, describiéndolo como un niño no frustrado por nada. Dice, se
trata de un niño que se la pasa en la cama con la mamá, que la amenaza de castración -podríamos ponerlo entre comillas,
por parte de la madre- no le hace mella, es decir, de una relación niño-madre, donde Juanito se va a ubicar en relación a
lo que Lacan va a trabajar como el primer tiempo del Edipo. Lo hemos estudiado con el Seminario 5, con la metáfora
paterna, con los tres tiempos del Edipo. Hay algo de lo que Lacan va a transmitir en relación a Juanito que evidentemente
está en las vías de lo que es el primer tiempo del Edipo, porque se refiere a esta relación niño-madre, donde él se ubica
como objeto de amor de la madre, que le aporta placer, y donde, el descubrimiento del penchmai (10:32), es decir de la
falta en la madre, de la envidia al pene, del deseo, es fundamental. Dice Lacan, el niño siente el falo como centro del deseo
de la madre, y se ubica tratando de mantener este deseo de la madre. Efectivamente, recuerdan, el objeto central, incluso
en la organización del mundo de Juanito: el falo, diciendo lo tiene mamá, lo tiene papá, lo tienen los animales, y todo el
tratamiento que se hace en el caso Juanito respecto a esta cuestión del falo.
En este momento entonces, objeto de amor de la madre, le aporta placer, el descubrimiento entonces, de esta idea de
que para la madre el falo sería el centro de su deseo, y tratar de ubicarse manteniéndose entonces ofreciéndose en ese
lugar, identificarse con el falo dice Lacan, es un señuelo. Es un señuelo mediante el cual el niño le asegura a la madre que
puede colmarla en cuanto a lo que a ella le falta. Efectivamente es una identificación imaginaria, que funciona de engaño,
de señuelo en el cual el niño trata de ubicarse asegurándole que la colma en cuanto a su falta. Juanito identificado con el
falo, todo el falo de la madre.
Hay un momento en el cual Lacan plantea que en relación al lugar del niño falo con respecto al deseo de la madre, hay
dos posibilidades: que ocupe el lugar de metáfora de su amor por el padre, o metonimia de su deseo de falo. Fíjense que
la expresión metáfora de su amor por el padre, el niño ubicado en ese lugar, incluye la dimensión de la metáfora, incluye
la cuestión del padre. En cambio, metonimia de su deseo, es una referencia a que se trata de todo el cuerpo del niño
ubicado en ese lugar de satisfacción del deseo materno. Para la madre de Juanito, lo mete en su cama, lo baña, se baña y
cambia delante de él, etc., es decir, el padre no funciona obstaculizando nada de esto, por lo cual Lacan plantea: el niño
es metonimia de su deseo de falo, es metonímico como totalidad, él como totalidad, en ese punto. Y aquí comienza el
drama.
¿Qué pone término a esta posición de Juanito en este lugar de colmar a la madre, en este paraíso, dice Lacan en algún
momento, en la relación con la madre? Pone en término a esto, la intervención del pene real de Juanito en la medida en
que pasa a ser objeto de satisfacción para él mismo. Es decir, su pene se convierte en algo muy real, por las erecciones,
por las sensaciones, por la masturbación, y aquí surge la angustia. Es decir que Lacan conecta el surgimiento de la angustia
en Juanito, con la irrupción del pene real, bajo la forma de las erecciones, el goce que irrumpe de una forma muy
incómoda, perturbadora, de su propio pene, en relación a su propio pene. Angustia entonces, y una angustia que Lacan
va a decir, es correlativa del momento de suspensión del sujeto, es decir de un momento de suspensión subjetiva, un
tiempo en donde el niño no sabe dónde está. Podemos pensar en trazar la relación entre un primer y un segundo tiempo
del Edipo, sale de la posición anterior, ser el falo de la madre, y queda en suspenso, no sabe dónde está ubicado, no sabe
cuál es su lugar. La angustia entonces que se introduce cuando aparece bajo la forma de una pulsión, el pene real, y
entonces se confronta justamente, con la enorme diferencia que hay entre ser el falo de la madre, y tener (ser y tener) y
tener algo real que tienen esas sensaciones para él. Suspensión entonces del sujeto, salida de la posición anterior,
angustia, se siente expulsado, dice Lacan, del campo imaginario, se siente expulsado de esta identificación imaginaria, se
siente expulsado de ese lugar que él ocupaba en relación a la madre, suponiendo que allí la madre podía satisfacerse. Es
decir, cae de esta función de metonimia.
Lacan le da mucha importancia a este momento, habla de descompensación, de paso infranqueable por sí solo, le da
mucho peso, podemos pensar en términos de desencadenamiento de la posición anterior, ligada a ser el falo de la madre.
Desencadenamiento entonces, descompensación, salida de esta posición anterior., y Lacan ya empieza a relacionar que
ese desencadenamiento, el valor traumático que tiene esto en Juanito, tiene que ver con que hay una falla en la posición
del padre, una falla en el padre simbólico, una falla en este padre en tanto agente de la castración, una falla en el padre
real de Juanito. Desencadenamiento entonces ligado a la angustia de separación de la madre, en el sentido de la
separación de ser el falo de la madre. Quedar entonces fuera de juego respecto de completar a la madre.
Bien, también como elemento de descompensación, además de la irrupción del pene real, de esto pulsional, Lacan se
refiere al nacimiento de la hermana. Nace la hermanita y esto también va un poco en la dirección de que le quita su lugar
en relación a la madre. Y ¿Qué es lo que va a producir entonces un re-encadenamiento, si hablamos de
desencadenamiento? Lo va a producir la fobia. Ya que Lacan va a plantear que en Juanito falla la función del padre
simbólico, y la fobia va a suplirla. Hay algunas vueltas que va dando en el seminario para arribar a esto: Una tiene que ver
con destacar el pasaje de la angustia al miedo. Habíamos dicho de esta suspensión subjetiva en la que queda Juanito, a
propósito de la angustia, no ser el falo para la madre, Lacan plantea que la salida de este es el complejo de castración, es
decir, la intervención del padre simbólico, de la ley. Podemos pensar en el segundo tiempo del Edipo, la operación de
castración ligada a la función del padre en el segundo tiempo del Edipo. Ahí entonces se produce este pasaje al
registro simbólico, la castración afecta al falo imaginario, y se restablece un orden en el cual el niño puede esperar la
evolución de los acontecimientos. Esto en relación a la posibilidad de pasar al tercer tiempo del Edipo, a la espera, con el
título en el bolsillo, de que sucedan los acontecimientos ligados al ideal, a la identificación al ideal, a tomar los rasgos que
tengan que ver con su sexuación.
En Juanito, plantea Lacan, esto no se produce. Hay una falla y queda en un tiempo extenso, intentando salir de esta
posición de suspensión, metido de alguna manera en esta encrucijada entre el juego imaginario del señuelo, en la relación
con la madre, y la emergencia de la pulsión real.
En primer lugar, respecto de esto, dice Lacan, se produce una regresión, que ya tiene que ver con la fobia, una regresión
a la fantasmática de ser devorado por la madre. Señala Lacan en el Seminario, que el primer aspecto que toma la fobia en
Juanito es el temor a ser devorado por la madre, y luego va a pasar a ser el temor a que el caballo lo muerda. Destaca
entonces estos dos momentos, indicando que a partir de que la fobia interviene, Juanito no va a experimentar angustia,
sino miedo. Teme que ocurra algo real, que los caballos muerdan o se caigan. Es decir, que la cuestión del caballo, el lugar
del caballo surge de la angustia, pero va a traer miedo. Y el miedo es algo manejable, es algo articulable, nombrable. Por
eso la fobia va a tener esta perspectiva de anudamiento, ya lo vamos a seguir tratando.
Es decir que en este punto, Lacan está planteando que el significante fóbico del caballo, una vez que se instala, va a
producir una sustitución del miedo por la angustia. Es decir, ya no va a ser angustia, sino miedo. Pero que va a haber un
resto de esta operación que Lacan relaciona con que Juanito dice que los caballos tienen una mancha negra en la boca.
Va a decir, que esa mancha negra delante de la boca lleva la marca de la angustia. Es decir, se sustituye la angustia, queda
el miedo en lugar de la angustia, pero hay un resto, la mancha negra, enigmática, como marca de la angustia, como resto
de la operación. El significante entonces fóbico caballo anuda, suple, en términos de Lacan, la falla, el padre simbólico
que falló en su operación, y la mancha negra queda como marca de esta cuestión ligada a la devoración por parte de la
madre, o como marca de la falla del padre, como lo que no cierra. Por eso, decíamos, algo luego tiene que continuar, hay
movimientos dialécticos ligados con esta vertiente de los mitos que él va a ir trabajando en su análisis que tiene que ver
con que algo debe continuar tratándose, más allá de que la fobia resuelva respecto de la angustia.
Una vez que se instala el significante fóbico, el mundo entonces, le aparece puntuado, estructurado. Le aparece lo que es
peligroso, acercarse a donde están los caballos, lo que no es peligroso, lo interno, lo externo, los umbrales, las murallas
de las que habla Freud, que la fobia ayuda a instaurar. Es decir que la fobia queda construida, destacada, hacia el punto
de angustia, en relación a la angustia, pero el miedo defiende, claramente, contra algo muy distinto que la angustia,
porque la angustia por su naturaleza para Lacan carece de objeto. Sabemos que más adelante en su enseñanza, Lacan va
a plantear que la angustia no es sin objeto, porque se va a referir a la presencia del objeto a. Pero en este momento,
Seminario 4, la angustia carece de objeto, en cambio el miedo, es lo que va a estar articulado, a permitir lo que se anuda,
lo que se nombra del lado de la fobia.
Decíamos entonces, que hay una sustitución por parte de la fobia, una suplencia, va a suplir la falla del padre simbólico
del segundo tiempo del Edipo. Como el padre de Juanito, plantea Lacan, es más o menos carente, la fobia es lo que va a
solucionar la angustia y suplir la función del padre. Efectivamente, esta es la propuesta de Lacan en este Seminario.
Plantea que en Juanito falla la incidencia castradora del padre, que falla la incidencia castradora para poder soportar el
pene real, tiene que estar de alguna manera amenazado, tiene que jugar la lógica castración, la lógica del complejo de
castración, y que en el caso del padre de Juanito, hay carencia del castrador. Por lo cual, el objeto fóbico, viene a
desempeñar el papel que, por alguna carencia, efectivamente real, en el caso de Juanito, no desempeña el padre. La fobia
entonces, va a permitir una momentánea estabilización. Va a transformar la angustia en miedo, en miedo localizado, en
un punto de detención, en un pívot dice Lacan, como un punto alrededor del cual gira y alrededor del cual se van
enganchando distintas cosas. Pivot alrededor del cual se va enganchando, re-enganchando también podemos decir, todo
lo que vacila amenazado por la angustia de la crisis en la relación con la madre. Si hay una angustia imposible de soportar,
cuando entre en crisis queda expulsado de este lugar de paraíso, de señuelo en relación a ser el falo que completa la
madre, todo eso que quedó amenazado, en esa angustia, en esa crisis, se va a ir re enganchando gracias al lugar que
tienen la fobia transformando la angustia en miedo localizado.
Esto nos enseña muchísimo acerca de la función del síntoma, como el síntoma opera permitiendo solucionar, como
respuesta, permitiendo solucionar de alguna manera algo peor, función ganancia primaria del síntoma. En este sentido,
también nos enseña clínicamente cómo hay que permitirle de alguna manera a este significante fóbico su uso, sobre todo
en los niños, para afirmar la relación con lo simbólico. La cosa no queda ahí, pero es muy importante entender muy
fuertemente cuál es la función del síntoma fóbico respecto de la angustia, respecto de la suspensión subjetiva, respecto
de ese desenganche, respecto de ese desencadenamiento.
Entonces, síntoma fóbico, vemos como Lacan está destacando que, más que represión, retorno de lo reprimido, el sentido
que puede tener este síntoma, está destacando su función. Está diciendo que es una operación metafórica en sí misma,
que la fobia está supliendo la función del padre y que está operando como una operación metafórica en sí misma.
Les leo del Seminario 4, en la pág. 401, A propósito de la función metafórica del objeto fóbico dice Lacan: Es decir, el
objeto fóbico viene a desempeñar el papel que, por alguna carencia, por una carencia real, en el caso de Juanito, no
desempeña el personaje del padre. Así el objeto de la fobia juega el papel metafórico que aquel día traté de ilustrarles con
esta imagen: “su gavilla no era avara ni tenía odio”. -Se refiere al trabajo que hizo con una poesía para trabajar la cuestión
de la metáfora con esta imagen, con esta frase Su gavilla no era avara ni tenía odio.- Entonces, dice Lacan textualmente:
“así el objeto de la fobia juega el papel metafórico que aquel día traté de ilustrarles con esta imagen su gavilla no era
avara ni tenía odio. Les mostré cómo utilizaba el poeta la metáfora para poner de manifiesto en su originalidad la
dimensión paterna a propósito de ese viejo en decadencia para darle un nuevo vigor con todo lo que naturalmente brota
de la gavilla” El trabajo que estuvo haciendo respecto de esa metáfora.
No es otra la función del caballo en la poesía que es en este caso, la fobia. Le está dando a la fobia el lugar de poesía. Es
el elemento alrededor del cual van a gravitar toda clase de significaciones, formando a fin de cuentas, un elemento que
suple lo que le faltó al desarrollo del sujeto. Es decir, a los desarrollos proporcionados por la dialéctica del entorno donde
está inmerso, etc., etc. Ven que función tan precisa, tan ligada a la metáfora que plantea Lacan en este seminario respecto
de la fobia.
Bien, función entonces de anudamiento respecto del desencadenamiento que se produjo en esta suspensión subjetiva,
como dice Lacan, cuando queda fuera del lugar de identificación a ser el falo de la madre, con el desanudamiento que
implica la irrupción pulsional vía el pene real y también el nacimiento de Ana. La fobia, entonces, va a producir un nuevo
encadenamiento, un re-anudamiento en términos de Lacan.
Ahora bien, la cosa no culmina ahí. También es muy importante respecto de la fobia, ya destacado su valor de suplencia,
pensar que justamente a partir de ahí, con la fobia, Juanito va a poder ir hacia una serie de construcciones míticas con la
fobia, que van a tener que ver con el tratamiento del complejo de castración. La fobia entonces, tratada en el análisis, la
fobia que se va a ir resolviendo en el análisis, con Freud, vía el padre, a través de una serie de fantasías que son analizadas,
de sueños, de interpretaciones ligadas a, en general, el falo, lo agarrado, lo perforado, lo movible, lo inamovible.
Metáforas, nuevamente metáforas ligadas a la cuestión falo-castración. Esto es así porque, siguiendo las instrucciones de
Freud, el padre le dice al niño que las mujeres no tienen falo. Juanito reacciona con el fantasma de las dos jirafas -Se
acuerdan, la jirafa grande que da gritos, que podría ser el padre, y la jirafa pequeña que es como decirle al padre “tienes
que enfadarte” respecto de la ausencia de amenaza por parte de este padre-. Lacan lo pone en relación a un dibujo que
está en un texto de Freud, y Juanito le añade un hace pipí en términos de él, separado del cuerpo. Es decir, hay todo un
tratamiento, una simbolización, un pasaje de lo imaginario a lo simbólico, donde se van a ir poniendo en juego, en
movimiento instrumentos lógicos para resolver la fobia, inscribiendo la castración. Lacan lo llama temas míticos, el pene
agarrado, el agujero abierto por lo perforado, que deja un vacío, recuerdan que Juanito habla de una muñeca que está
perforada, si el pene entonces no está agarrado, hace falta una mediación, un tornillo, la presencia del instalador que va,
pone, quita, vuelve a poner, lo movible, toda la temática de la bañera, el instalador, el plomero que viene y desatornilla.
Luego está toda la interpretación del padre respecto de toda una temática vinculada a darle un tratamiento a la fobia,
hasta llegar a un punto en que efectivamente Juanito tiene la noción de que el falo es algo incluido en el juego simbólico,
que se puede combinar, que es movilizable, que circula, madre, padre, niño, que es un elemento simbólico, un elemento
de mediación. Así entonces, plantea Lacan que va encontrando de alguna manera un respiro hasta llegar a una solución
aproximada del complejo del Edipo.
Por eso entonces, el movimiento de lo imaginario a lo simbólico, a través de esta construcción mítica con el tratamiento
que va haciendo de todos estos elementos de las fantasías, de los sueños en el análisis. Rodeos que, por otra parte,
podemos pensar que Juanito tiene que recorrer por la carencia paterna en relación a la castración, por la ineficacia de la
posición paterna en relación a la castración. En este sentido también recuerdo que sobre el final de la cura de Juanito, se
arma una suerte de complejo de Edipo donde él dice que su papá está casado con su propia madre. Es decir que arma ahí
una cuestión edípica que tendría que ver con esto que Lacan menciona como aproximaciones a una solución, respecto al
problema en que ha estado metido todo ese tiempo, el de la angustia, e incluso de alguna manera el de la fobia que
también requiere que se siga dándole tratamiento a la cuestión de la castración.
Voy entonces a ir concluyendo, planteando un resumen, una suerte de conclusión de lo más central de este asunto:
Tenemos entonces un tiempo inicial nombrado por Lacan: Paraíso de la dicha, en el cual se trata del juego engañoso con
la madre que lleva a Juanito a la posición de falo imaginario completando a la madre. Un sujeto que está sujetado a esta
posición. Podemos pensar entonces, también del lado de una inhibición, como todo su cuerpo entero capturado en esta
función de obturar la falta materna. Obturación entonces da la castración materna.
Segundo momento: Juanito sale de esta posición, por lo que Lacan nombra irrupción del pene real. Algo perturbador
ligado a la masturbación, a las erecciones, a las sensaciones de su propio pene que lleva a la siguiente disyuntiva: Si lo
tiene al pene, no lo es, el falo imaginario. Si tiene el pene, todo su cuerpo no lo es el falo imaginario de la madre. Se le
complica muy seriamente la solución subjetiva anterior que le daba, estaría identificado a ser el falo que completa a la
madre. Ahí Lacan habla de una posición de suspensión subjetiva, de una posición muy difícil de atravesar, donde el
encuentro con este goce perturbador, ligado a la irrupción del pene real, el encuentro con este goce perturbado se le
complica mucho más por la carencia del padre castrador, real en este punto. De hecho, Lacan dice que no hay formas de
arreglárselas con ese goce perturbador, con lo real pulsional de la genitalidad, si no opera la prohibición, la castración por
parte del padre. Y el padre de Juanito se obstina en no castrarlo. Es decir, efectivamente ahí hay una complicación, en
este padre real que se obstina en no castrarlo. Insuficiencia, entonces, carencia de este padre real en relación a su función
simbólica.
Y aquí hay algo interesante en su diferencia con Freud, porque para Freud, Juanito ama y teme al padre. Y esta
ambivalencia se resuelve con el caballo como sustituto del padre temido. Hasta aquí Freud. Insisto, para Freud Juanito
ama y teme al padre, y entonces ahí está en juego la ambivalencia en relación a los sentimientos con respecto a este
padre amado/temido, y la fobia va a lugar de sustituto de este padre temido. En cambio, para Lacan, Juanito no teme a
su padre, por eso la insistencia en que el caballo, el significante fóbico caballo, va a suplir la función paterna, va a suplir
justamente, teme al caballo porque no teme a su padre. Ahí hay una suplencia, palabra clave en el desarrollo de Lacan
respecto a este tema.
Entonces, a partir de la irrupción del pene real, teniendo en cuenta esta carencia paterna, Juanito sale de la identificación
fálica con una fuerte irrupción de angustia.
Tercer tiempo, el que va a ligarse a la constitución de la fobia. Podríamos desdoblarlo en dos, porque en el desarrollo de
Lacan, hay un primer aspecto que él dice que adquiere la fobia, que es el temor a ser devorado por la madre. De hecho,
Lacan dice: Se refiere al modo de suplencia que le permitió superar la situación primitiva dominada por la pura amenaza
de devoración por parte de la madre. Es decir, que cuando la fobia adquiere todo su valor de significante de miedo al
caballo, en realidad esto es un segundo momento que podemos pensar que de alguna manera es respuesta a poder
superar la situación más primitiva que tenía que ver con esta pura amenaza de devoración por parte de la madre. Primer
aspecto entonces que adquiere la fobia y Lacan lo refiere al temor a ser devorado por la madre. Comienza entonces a
armarse una respuesta ligada al temor a ser devorado por la madre, como una respuesta a la angustia, la fobia como
respuesta a la angustia, pero comienza a armarse una respuesta a la angustia por el lado del temor a ser devorado por la
madre, que es muy problemática, y de esto pasa ya sí al miedo al caballo, que va a ser una solución mucho más
pacificadora. Ese primer momento de la amenaza de devoración por parte de la madre, es mucho más inquietante,
entonces, si había propuesto hacer A y B respecto del armado de la fobia, de la constitución de la fobia, A sería este
primer aspecto ligado a la amenaza de devoración por parte de la madre; B miedo al caballo, que va a ser una solución
mucho más pacificadora.
Tenemos entonces ya el paso de la constitución del síntoma fóbico e insistimos con la siguiente dimensión: que esto es
para Lacan una sustitución, es decir una operación metafórica de un significante, caballo, que va a corregir la falla del
padre real. Es decir, que el significante fóbico caballo, corrige la función caída, de alguna manera del padre, lo va a suplir,
podemos decir, sustituyéndolo luego al deseo de la madre en la metáfora paterna. Es decir, que directamente podemos
plantear que el síntoma fóbico es una suplencia del nombre del padre, y que como tal el síntoma metáfora fóbico va a
mantener anudada la estructura.
Espero haber contribuido con un recorrido para poder leer mejor, recorrer mejor este otro camino del síntoma ligado a
la angustia y a la fobia, del pasaje de la angustia a la fobia. Hasta la próxima.
SEMINARIO:HISTERIA Y GOCE DE LA PRIVACIÓN.
Se trabajó de Lacan, El Seminario. Libro 17: “El reverso del psicoanálisis”, Paidós, Buenos Aires, 1992, cap. V: par. 2.
A cargo de Verónica Buchanan, JTP de la cátedra.
Ustedes vienen trabajando en las clases anteriores como en el fantasma, en el yo y en la significación del síntoma puede
leerse la estructura de la neurosis como respuesta anticipada, como forma de tramitar, amortiguar y evitar encontrarse
con lo traumático de la falta en el Otro, esa dimensión del deseo del Otro, que si no está leída en los términos del fantasma,
respondida en los sentidos que alberga el yo o en las significaciones que aloja el síntoma produce angustia.
Hoy lo vamos a trabajar a partir de la noción de discurso y articulando esta función de respuesta anticipada a la noción de
discurso y de la noción de recuperación de goce o plus de gozar.
Bien, para eso voy a hacer una pequeña introducción, pero quiero decirles que esta clase va a seguir 3 puntos, 3 líneas de
trabajo o incluso 3 preguntas.
-La primera de ellas es la relación entre el deseo, la falta el goce fálico y el plus de gozar.
-La segunda es ¿Que es la sexualidad para el psicoanálisis?
-y la tercera es la pregunta por el discurso histérico y el goce de la privación.
Vamos a arrancar por la primera cuestión, que es como les decía, la relación entre el deseo, o la falta del significante, el
goce fálico y el plus de gozar.
Ya desde principio de año nosotros venimos trabajando con los 2 efectos del lenguaje, venimos trabajando que para
quienes hablamos hay un goce que está perdido por el hecho de habitar el lenguaje. El goce de la vida, el goce que en
esta clase Lacan tomando una referencia bíblica le supone a las plantas, ni siquiera los animales, ese goce estaba perdido
para quienes hablamos. En ese punto el significante se caracteriza por introducir en la vida un agujero una falta. El verbo,
el significante, el lenguaje, la lengua, introduce en el viviente una falta. Esa falta es la falta que se produce por la pérdida
de ese goce de la vida. Y es esa falta la que se escribe en el inconsciente cómo deseo, se articula digamos en la escritura
que es el inconsciente en términos de deseo. Eso es lo que Freud llamó huella mnémica de la vivencia de satisfacción
primaria, es la huella, la marca en el inconsciente que deja la pérdida de ese goce de la vida y que funciona como causa,
cómo deseo.
Hay ahí, lo ven, una lectura que articula ese goce que está perdido con la dimensión del deseo como falta que introduce
el verbo en el viviente, en aquellos que estamos afectados por el verbo.
En esta clase de seminario 17, Lacan va a llamar goce fálico a ese goce que se constituye como imposible a partir de la
afectación por el significante, a partir de estar afectados por la lengua hay un goce que se constituye como imposible, a
eso llama goce fálico, es el goce que el complejo de edipo lee como prohibido, o sea que lee cómo prohibido un goce
imposible.
En ese sentido a mí me interesa mucho ubicar en esta clase que ese goce fálico es el goce que se produce como imposible
en el encuentro sexual, que si Lacan dice no hay relación sexual es porque en ese encuentro el goce fálico se produce
siempre como la falla del encuentro y es en eso que la sexualidad humana es esencialmente traumática. Es por esto que
al inicio de este apartado 2, que ustedes tienen que leer, Lacan va a decir como 2 referencias bastante particulares
respecto del goce, por un lado, va a decir que el goce es como el tonel de las Danaides, o sea que esta afectado por esa
forma de la tortura, que es estar condenado o condenada a llenar un tonel que siempre va a perder, que siempre va a
estar afectado por la pérdida, o sea que nunca va a lograr llenarse. En ese punto, el goce fálico es el goce que no hay, es
la marca del goce que no hay.
Y lo otro que va a decir respecto del goce es esta frase que seguramente hayan escuchado, que es que “lo que hace al
goce comienza con las cosquillas y se acaba en la parrilla”. Creo que cualquiera que haya tenido cosquillas o le hayan
hecho cosquillas, (porque las cosquillas es algo que te hacen, nadie se puede hacer cosquillas a sí mismo), a cualquiera
que les hayan hecho cosquillas conoce ese pasaje de las cosquillas a la parrilla, ese punto en el que las cosquillas terminan
en una patada, de eso se sale de un modo traumático. Lo que quiero decir entonces es que, por un lado, el goce como el
tonel de las Danaides es el goce afectado por lo imposible y por otro lado, se empieza las cosquillas y se acaba en la parrilla
señalan 2 cuestiones: una, que la estructura dispone formas de recuperación, produce formas de recuperación de goces
en el lugar del goce que no hay, las cosquillas. Pero que en esas formas de recuperación de goces en lugar del goce que
no hay se acaba en la parrilla. Esto quiere decir que estos goces que se producen, hoy lo vamos a trabajar en términos de
los goces que produce, que recupera los discursos, esos goces apuntan al más allá del principio del placer freudiano, a lo
que Freud es la compulsión de repetición y que Lacan en esta clase de seminario 17 trabaja en términos de rasgo unario,
como lo que conmemora la irrupción de un goce, podríamos decir como la marca que queda en el aparato, la huella que
queda en el aparato del trauma de la lengua.
En este punto me parece importante explicitar que el falo designa el goce que se produce como excluido en el encuentro
sexual. Van a encontrar al inicio de este apartado que Lacan dice no hay más felicidad que la del falo. Y rápidamente aclara
que ahí se trata de la felicidad del falo, no de quién sería su portador. Y este punto es importante y es complejo. Primero
es importante es por qué señala con mucha claridad que el falo designa el goce en tanto excluido del encuentro, entonces
ese goce no le pertenece a nadie en el encuentro, sino que es el goce que se produce como excluido. Esto quiere decir
que es a partir del falo, en tanto designa el goce como excluido, es a partir del falo que se escriben las formas de la
castración para todo ser hablante. En este punto Lacan va a señalar, estoy ahora en la página 78 del seminario 17, va a
señalar, que incluso Freud describe dice con cierta ingenuidad el modelo del orgasmo masculino para dar cuenta del goce
que se traduce como excluido. Lo vamos a retomar dentro de unos minutos, pero sí me interesa ubicar con ustedes que
lo que designa el falo es el goce en tanto perdido, el goce en tanto imposible y en ese punto no hay presencia del falo que
no designe la castración. Entonces si el falo designa el goce que se produce como excluido, vamos a trabajar qué formas
de recuperación de goces hay en el lugar de ese goce que se produce como excluido en el encuentro, y es esto lo que
Lacan va a trabajar, una de las cosas que va a trabajar a partir de la función de los discursos. No me voy a meter en esta
clase porque me parece que por audio es difícil y que además digamos toma otro sesgo de la clase, no me voy a meter
con la escritura de los discursos y la función de cada uno de los discursos, sí voy a retomar la escritura y la función del
discurso histérico pero si me interesa decir 2 cosas, que dentro de lo que Lacan ubica como discurso del amo lo que
escribe es el discurso del inconsciente.
El discurso del amo es el discurso del maestro, del amo antiguo y lo que escribe es la función del inconsciente, porque
escribe como en la articulación significante, en la cadena significante se produce en ese saber una recuperación de goce
y lo que retoma hacia el final de este apartado que estamos trabajando hoy, es como en la articulación significante, en la
cadena significante, en el inconsciente estructurado como un lenguaje, o sea a partir de la cadena significante se recupera
un goce y es en eso que el saber apunta o más que apuntar se desliza irremediablemente hacia el más allá del principio
del placer, función de repetición, de compulsión de repetición que afecta al inconsciente freudiano.
Para cerrar este primer punto que quería trabajar con ustedes, les quiero comentar una cita de la página 79 del seminario
17 de esta clase que estamos trabajando hoy, donde Lacan va a explicitar diversas formas de sustituir ese goce que se
constituye como perdido, como excluido. Y va a decir que esa es la significación del Complejo de Edipo. La significación
del Complejo de Edipo es constituir como prohibido ese goce excluido para el ser hablante. Y no solamente constituirlo
como prohibido sino también abrir las vías de recuperación de goce.
Esta es la cita que les quería comentar, esta al inicio de la página 79 y dice: “Por eso, lo que interesa en la investigación
analítica es saber de qué manera, para suplir el goce fálico prohibido, se aporta alguna cosa cuyo origen hemos defi- nido
con algo muy distinto que el goce fálico, con el goce situado y, si puede decirse así, cuadriculado, por la función del plus
de goce.” Y enseguida va a ubicar la pregunta por la relación entre el discurso y las formas de recuperación de goce, osea
el plus de gozar como esos goces que producen los discursos.
Entonces a partir de esa pregunta voy a plantear el pasaje a los otros dos temas que vamos a trabajar hoy, porque el
planteo de Lacan en esta clase es que la recuperación de goce es lo que produce los discursos. En ese sentido va a ser
explícito en que los discursos no se centran en los datos biológicos de la sexualidad. Entonces a partir de este planteo que
hace Lacan en esta clase, yo les propongo trabajar las siguientes dos preguntas: Si el goce en el ser hablante es lo que
produce el discurso como recuperación del goce que no hay, pero ese goce no se centra en los datos biológicos de la
sexualidad, entonces tenemos dos preguntas para abordar. Una es ¿Qué es la sexualidad para el psicoanálisis?, pregunta
fundamental y la segunda es ¿cuál es la función del discurso? específicamente hoy que es el discurso histérico y su
articulación con el goce de la privación.
Entonces vamos a trabajar en lo que resta de la clase esos dos temas.
Bueno, vamos a meternos con la primer pregunta, que es una pregunta que se deduce de la formulación que hace lacan
que es que la recuperación de goce en el lugar del goce que está perdido para el ser hablante, es una recuperación de
goce que produce el discurso pero que el discurso no se centra en los datos biológicos de la sexualidad. Entonces nos
preguntamos ¿Qué es la sexualidad para el psicoanálisis? ¿Que es la sexualidad que se produce por el discurso, y que no
se centra en los datos biológicos?.
En ese punto Lacan se va a preguntar cómo se dice sexo en griego. No leo ahí una pregunta erudita sino más bien una
forma de preguntarse ¿Cuál es la particularidad de la sexualidad en nuestra práctica?, ¿Qué es la sexualidad para el
psicoanálisis?. Y en ese sentido va a tomar tres referencias griegas para pensar la sexualidad y para ir introduciendo
algunas distinciones que me parece que son importantes.
La primera de la forma de la sexualidad que va a tomar es lo que llama genos. Bueno genos, y va a decir que genos es
linaje, el engendramiento, no tiene nada que ver con lo que es la sexualidad para el psicoanálisis. Por otro lado, se va a
preguntar si entonces se trata de es fisis, de la naturaleza. Algo que antes ya había dicho, que no se trataba de datos
biológicos, pero nuevamente se lo pregunta. Y de nuevo va a ubicar que si en la naturaleza se trata es de la repartición de
los seres vivos en 2 clases, y lo que eso introduce, qué es la condición de la muerte para la reproducción, que si bien eso
no es en modo alguno ajeno a los seres hablantes, no se trata tampoco de eso en la sexualidad humana. Tampoco es eso
dice lo que llamamos sexo. Dice algo muy interesante para leerlo hoy, en la página 79:
“Esto indica que hay que ser muy, pero que muy prudente, antes de pensar que lo que pone en primer plano la función del
sexo en el discurso freudiano es una referencia, no ya a un organicismo cualquiera, sino incluso a la biología.”
Hay que ser muy prudente antes de creer que la función del sexo en el psicoanálisis es una referencia a la biología, y
entonces va arribar al sexo como sexus y cómo secare en latín. Y a partir de ubicar esa función, del sexo como lo que
parte, como lo que divide, va a formular que en lo que hace al sexo para al ser hablante todo el juego se produce alrededor
del falo. Y cuando con Freud y con Lacan digo que el sexo en el ser hablante es lo que se produce, es todo el juego que se
produce alrededor del falo, cuando digo el falo estoy diciendo de la castración, porque cómo habíamos trabajado hace
algunos minutos, el falo es lo que se produce en el encuentro como goce excluido, como lo que designa lo imposible de
la relación sexual en términos de complemento o de proporción.
Por eso, cuando Lacan retoma a Freud el reflejo del orgasmo masculino para dar cuenta de la función del falo, es en tanto
en el orgasmo masculino se refleja, se señala, ese goce que se produce en tanto perdido. Es en ese punto en el cual no se
puede pensar el falo sin su articulación a la función de la castración. En ese punto tanto la angustia de castración como la
envidia del pene son formulaciones de la castración alrededor del falo, como lo que designa un goce excluido para todo
ser hablante, que quizás hoy pueden ser como problemáticas o estar problematizadas pero que sin duda designan un
hecho clínico que es como se inscribe la relación al falo-castración, o sea cómo se inscribe la castración como huella de
ese goce excluido. Y en ese punto quiero leer con ustedes, esto lo encuentran en la página 80 del seminario 17. Dice lo
siguiente Lacan:
“Si hay algo en la biología que pueda reflejar, no como su raíz, sino como un vago parecido, esta posición cuyas raíces de
discurso vamos a indicar ahora, si hay algo que, como un bye-bye al dominio de la biología, puede darnos una idea
aproximada de qué representa lo que está en juego en todo esto, donde uno no tiene y el otro no sabe qué hacer, sería
más o menos lo que se produce en ciertas especies animales.”
Fíjense cómo en esto que acabo de leerles es claro que la raíz, lo que produce el goce sexual en el ser hablante es el
discurso, dice “en esta posición cuyas raíces de discurso vamos a indicar ahora” y respecto de la biología dice que “es algo
que puede reflejar no como su raíz sino con un vago parecido”. Me interesa esta distinción, me parece que sigue la
indicación de prudencia en la lectura y en la escucha que señalaba una página antes. En este sentido cuando en esta
misma cita ubica, a ver lo que está en juego es que uno no tiene y el otro no sabe qué hacer, como 2 escrituras de la
castración.
Podemos leer ahí uno no tiene y el otro no sabe qué hacer, como la castración puede escribirse en términos de estar
privado de o estar frustrado, estar amenazado por la angustia de castración. Y como es alrededor de estas formas de la
castración que se produce el juego de la sexualidad humana, bueno juego por ponerle onda, alrededor del falo, o sea
alrededor de un goce que se produce como excluido.
Y con esta formulación donde uno no tiene y otro no sabe qué hacer voy a dar paso a la escritura de la parte superior del
discurso histérico. Esto yo les ruego que lo googleen discurso histérico para ver cómo se escribe o que vayan la página 73
del seminario 17, en donde van a encontrar la escritura del discurso histérico en las 4 posiciones fijas que tienen los
discursos para Lacan. El discurso en Lacan tiene 4 lugares, y 4 letras que van rotando por esos lugares y escribiendo los 4
discursos: el discurso del amo o del inconsciente, el discurso universitario, discurso histérico y el discurso del analista.
Nosotros hoy nos vamos a concentrar en esta última parte de la clase en lo que es el discurso histérico, pero para dar
paso al discurso histérico y específicamente al goce de la privación que es el tema de esta clase, el goce la privación como
la recuperación de goce que produce el discurso histérico, retomo esta última formulación que es donde uno no tiene y
el otro no sabe qué hacer, para señalar esa primera forma de lazo al otro del discurso histérico que es la relación del
sujeto, del sujeto dividido, del sujeto afectado por la división, del sujeto que es efecto de la división, que en el lugar de
causa del discurso, de agente del discurso pone a trabajar al amo, pone a trabajar al s1. Lo pone a trabajar para que
resuelva esa división y es en esa célula elemental de la relación al otro que Lacan dice “el sujeto histérico simboliza la
insatisfacción primordial, radical, irreductible del deseo”. Entonces, uno no tiene y el otro no sabe qué hacer, porque si
hay algo que designa con claridad el discurso histérico es que el lugar del amo es el lugar de la impotencia, el lugar del
amo es el lugar del que no sabe qué hacer, porque esa relación del sujeto al s1 simboliza la estructural insatisfacción del
deseo, o sea irresolución de la división para el ser hablante.
Bueno, nos metemos en la tercera parte de la clase en dónde vamos a trabajar el discurso histérico y como en el discurso
histérico podemos leer el deseo insatisfecho en la relación del sujeto al Otro, en tanto la histeria simboliza esa
insatisfacción estructural del deseo, digamos el deseo es insatisfecho por estructura, pero el movimiento del sujeto
histérico es suponer que el Otro, en este caso el s1 que ocupa el lugar del amo que se pone a trabajar para resolver esa
insatisfacción, es suponer que el Otro si tiene y puede darlo, es la raíz de la envidia del pene freudiano. Suponer que eso
que falta, que la insatisfacción radical del deseo puede ser resuelta por el Otro y funda una relación, una forma de relación
del sujeto al Otro, qué es lo que se escribe en lo que sería el piso superior del discurso histérico en donde el sujeto afectado
por la división desde el lugar de agente del discurso se dirige al amo, al s1 para ponerlo trabajar para que resuelva su
división, su afectación por ser de deseo.
Cuando recién dije que el lugar del amo ese lugar de la impotencia es porque efectivamente este lazo del sujeto al Otro
está signado por la impotencia del Otro para resolver la división del sujeto, su afectación por el deseo. Y es en ese sentido
que Lacan dice que la relación del sujeto al Otro en el discurso histérico simboliza la insatisfacción primordial, pero además
reaviva la herida de la privación, del considerarse privado de algo, de algo que Otro sí tendría o qué Otro dispondría para
darle.
En este punto del deseo insatisfecho en el discurso histérico es que Lacan retoma la lectura del sueño freudiano de la
bella carnicera, que ya había trabajado en la dirección de la cura. Acá tengo el sueño que no se si alguna vez lo leyeron en
Freud, es muy interesante la lectura que hace de este sueño, porque lo propone como un sueño en el que su analizante,
le transmite, le cuenta en análisis este sueño como forma de probar que era incorrecta su formulación de que todo sueño
figura la realización de un deseo, que todos sueños son el cumplimiento de deseo. La analizante de Freud le relata en su
análisis este sueño cómo objeción a la formulación freudiana de que todo sueño es la realización del deseo, y es en ese
punto entonces, que como les decía recién, en la relación del sujeto histérico al Otro, el lugar del Otro, el lugar del amo
es el lugar de la impotencia.
Les leo el sueño está en la página 165 del Tomo IV de Amorrortu de Interpretación de los sueños. Dice así: »Quiero dar
una comida, pero no tengo en mi despensa sino un poco de salmón ahumado. Me dispongo a ir de compras, pero recuerdo
que es domingo por la tarde, y todos los almacenes están cerrados. Pretendo llamar por teléfono a algunos proveedores,
pero el teléfono está descompuesto. Así que debo renunciar al deseo de dar una comida». (YA LO VIMOS EN EL SEMINARIO
6)
Lo Interesante es lo que sigue que son las asociaciones del sueño, y no voy a leer las asociaciones en sueños sino que si
me interesa ubicar 2 cuestiones.
La primera es como en el sueño la analizante de Freud se provee de un deseo incumplido, quiero decir en este punto el
sueño también formula, simboliza la radical insatisfacción del deseo, y además como en las asociaciones del sueño, ese
poco de salmón ahumado que ella tiene la lleva a ubicar 2 cuestiones: por un lado, es que a ella le encanta el caviar, y que
su marido que ha aparentemente es un tipo que que disfruta mucho de darle todos los gustos, ella le ha pedido entonces
a su marido que no le de el caviar que ella quiere y que eso se instituido como una especie de juego en la pareja, porque
entonces ella puede anhelar eso que tanto quiere, y que el otro no le no le da. En esa forma lúdica de la relación de esa
pareja lo que se pone en juego es que en lo esencial del deseo ese hombre no resuelve nada, que no importa cuánto se
esfuerce por darle lo que se ha anhela, en lo que hace al deseo como la falta más íntima, como la causa, como la división,
que afecta al ser. Eso no lo resuelve, no resuelve lo esencial de la división, es en ese punto que el deseo insatisfecho del
sujeto histérico simboliza esa primordial y radical insatisfacción del deseo humano.
Ahora si pasamos a lo que es el piso inferior del discurso histérico vamos a ubicar que el trabajo del amo, o sea el trabajo
del S1 produce el saber, produce un saber y es ese sabe verdad el que se muestra impotente para decir la verdad sobre
el goce. Es en ese punto entonces que en el piso inferior del discurso histérico van a encontrar el s2 abajo a la derecha, o
sea como el producto del trabajo del amo, el s2 el saber, y el s2, el saber, articulado con el objeto a, plus de gozar,
recuperación de goce en el lugar de la verdad, articulado por la doble barra de la imposibilidad. Estoy diciendo articulado
en tanto se demuestra impotente para decir la verdad respecto de ese goce que se recupera.
Y esto nos lleva al goce de la privación. Porque lo que Lacan va a señalar del sueño de la bella carnicería, a partir de la
aparición en el sueño de ese poco de salmón ahumado, es la figura de la amiga. Digo la figura porque justamente de eso
se trata, de esa figura de la amiga demasiado flaca como para gustarle al marido, pero sin embargo el marido halaga tanto,
esto hace que ella se sienta un poco celosa pero que mientras siga siendo demasiado flaca la amiga se queda tranquila.
Lo que Lacan va a decir es que el goce de la privación es lo que el sueño le propone a la bella carnicera. Y lo que el sueño
le propone es que si ella le dejase su marido a esta amiga, si le dejase su marido a la otra, entonces ella podría gozar de
estar privada de este hombre, de este hombre que se esmera en satisfacerla. Y en este movimiento de cederle su marido
a la amiga, que aclaro por las dudas no es que se trate efectivamente de promover que su marido tenga a su amiga como
amante, se trata de la función de la fantasía, del síntoma, de lo que se figura en el sueño, es en este movimiento entonces
de cederle el marido a la amiga qué es lo que se figura a partir de las asociaciones del sueño, en ese movimiento el lugar
del marido, el lugar del Otro, deja de estar afectado por esa impotencia, por qué en la fantasía, en el sueño, en el síntoma,
el Otro si resuelve lo esencial, resuelve lo esencial de la otra y entonces es a esa otra que se le supone el goce del que ella
se encuentra privada.
Fíjense cómo en este movimiento, que se escribe en el recorrido del discurso histérico, el gozo de la privación supone un
tratamiento del deseo insatisfecho, en tanto el deseo insatisfecho no resuelve la división del sujeto pero tampoco resuelve
la falta en el Otro, en el Otro que encarna el lugar del s1, mientras que es el goce de la privación supone a un Otro que si
puede resolver lo esencial de la división del sujeto, y a otra que sí puede afectarse del goce de la que el sujeto histórico
se encuentra, del que el sujeto histérico encuentra privado.
Entonces tenemos en el movimiento que propone el discurso histérico, por un lado, la simbolización del deseo, como
deseo insatisfecho, y en ese punto de lo que se escribe como falta, y enlaza al sujeto al Otro, y, por otro lado, el goce de
la privación como aquello que viene a dar un tratamiento a lo traumático del deseo
En ese punto, Lacan toma a Dora como paradigma, lo toma para dar cuenta de ese movimiento por el cual suponiendo el
goce en la otra, en este caso, la señora k, pero también puede ser la contemplación de la Madonna en el análisis del
segundo sueño, como suponiéndole el gozo del que ella se encuentra privada a la otra resuelven la división tanto del
sujeto como del Otro, como la falta en el Otro, o sea provee por la vía de la suposición del goce a la Otra que conlleva un
goce, el goce de ser privada de ese goce supuesto por esa vía amortigua lo traumático del deseo.
En este sentido y con esto cierro la clase de hoy, me parece que es importante tener presente esta articulación con la que
comenzamos la clase, que es la articulación entre el goce de la vida perdido, que escribe el lugar de la falta, como la
lengua, como la función del verbo escribe el lugar de la falta, de la causa, del deseo, a la vez que instaura las vías, los
medios de recuperación de goce, pero como en el movimiento de los discursos hay una recuperación de goce que elabora,
que amortigua, que tramita lo traumático del deseo en tanto en el deseo se juega ese horizonte de la repetición, que
llama al final de esta clase el rasgo unario que conmemora la irrupción de un goce traumático.
Semana 10
PRÁCTICOS: JUANITO III, RESOLUCIÓN, LECTURA DE LACAN.
Bibliografía: Freud, S., "Análisis de la fobia de un niño de 5 años" ["Juanito"]. En Obras Completas, Amorrortu, Buenos
Aires, 1986, t. X.
Lacan, J., El Seminario. Libro 4: “Las relaciones de objeto”, Paidós, Buenos Aires, 1994, cap. XIII: par. 2 y 3; cap. XIV: par. 2
y 3; cap. XV: par. 2 y 3; cap. XXI: par. 3; cap. XXIII: par. 2
Lo primero que me gustaría remarcar es que la lectura de Lacan y Freud van a ver que difieren en relación a este caso. Por
un lado, tanto Lacan como Freud se van a interrogar por el origen de la angustia de Juanito, se van a preguntar por qué
este niño que era tan feliz de golpe se angustia y ambos van a pensar el síntoma, a la fobia de Juanito, como un modo de
hacer algo con esa angustia, es decir, que para los dos la fobia tiene un valor en la economía psíquica. Podemos pensar
que la fobia ayuda a Juanito a atravesar el Edipo allí donde se le había complicado, es a partir de este punto donde
podemos establecer las diferencias en las interpretaciones de Lacan y de Freud. Es decir, ¿por qué se le complica el Edipo
a Juanito? Ahí la respuesta va a ser distinta. Para Freud, como estuvieron viendo en las clases pasadas, lo que se le
complica a Juanito es tramitar el componente hostil, agresivo al padre que implica su amor a la madre. Freud plantea que
la fobia al caballo le permite a Juanito elaborar el componente hostil hacia el padre y su temor hacia él. Freud considera
que Juanito teme el castigo del padre por amar mucho a su mamá y que tiene sentimientos hostiles que no puede tramitar
debido al conflicto de ambivalencia. La fobia entonces le permitiría a Juanito derivar esas mociones hostiles hacia una
representación sustitutiva, el caballo.
En la p.100 del historial de Juanito, Freud dice “él sentía angustia ante el padre a causa de sus deseos celosos y hostiles
contra este. El padre debía de ser el caballo a quien, con buen fundamento interior le tenía miedo.” Entonces el padre en
Freud aparece como un padre a quién temer. Freud considera entonces que arma la fobia (no conscientemente
obviamente) sino que necesita armar la fobia para tramitar ese componente hostil que de otra manera entraba en
conflicto en el yo de Juanito. Vamos a ver a lo largo de este audio que en este punto la lectura de Lacan es opuesta.
Lacan dice que el padre de Juanito se resiste a ser ese padre a quien temer y que entonces Juanito necesita armarse un
caballo que muerda donde el padre no lo hace. El padre de Juanito no sería ese padre a quien le tiene miedo y que
entonces funcionase como un motor para separarlo de la mamá. Pero por ahora, volviendo a Freud, vamos a decir que la
fobia le permite a Juanito elaborar todos los componentes del Edipo, no sólo el hostil, pero Freud dice que lo principal
tiene que ver con las inclinaciones agresivas, que plantea en la p.111 del historial, que estas inclinaciones agresivas no
hallan en Hans ninguna salida. Plantea que no se trata solo de la inclinación agresiva hacia el padre sino también la
inclinación sádica hacia la madre. Y dice que estas inclinaciones agresivas nunca pudieron exteriorizarse desinhibidas en
Juanito, aun en el tiempo previo de la angustia, no aparecen y esto lo hace suponer a Freud una represión más temprana
del componente hostil que funciona como predisposición. Y que luego en una época de acrecentamiento de la excitación
sexual, que para Freud tiene que ver con la privación ocurrida por el nacimiento de Hanna, estas mociones hostiles quieren
brotar reforzadas y entonces se enciende aquella lucha que llamamos fobia, dice Freud.
La fobia es una limitación de la libertad de movimiento, tiene como consecuencia una fuerte inhibición del movimiento
que para Freud es una reacción contra esos impulsos oscuros motores agresivos. Al mismo tiempo la fobia le otorga un
beneficio secundario que es permanecer junto a su mamá: Juanito no se anima a salir y entonces se queda junto a su
mamá. En ese punto triunfa la ternura hacia ella. Como bien planteaba Gabriela en el audio anterior, a partir de ese
encuentro con Freud, donde Freud interpreta el temor al padre, la fobia se va desovillando, se va desarrollando y culmina
con dos fantasías que Freud llama fantasías conclusivas. La primera es la del instalador que coloca un trasero nuevo y un
hace pipí nuevo a Juanito. Freud dice que es una fantasía de deseo triunfante, es la salida del Edipo por identificación al
padre, supera la angustia de castración, le dice a Juanito “ahora no, pero en un futuro tendrás un que hace pipí como un
caballo o como el del papá”. En términos de Lacan sería darle los títulos en el bolsillo. Luego tenemos la otra fantasía, que
es la fantasía que Juanito desea tener hijos con la mamá y que decide que para no matar al padre, de alguna manera,
porque él ocupa un lugar en la fantasía lo que hace es mandar al padre con la abuela, es decir que cada uno con su mamá.
Freud dice que de esta manera Juanito soluciona el conflicto al volver inofensivo al padre. Freud considera que con estas
dos fantasías culmina la fobia de Juanito y el análisis.
Lacan va a considerar que esta realización del Edipo de Juanito es una realización que no es típica. Uno podría preguntarse
si hay alguna realización del Edipo que pueda ser cabalmente típica, pero en el caso de Juanito lo que marca Lacan es que
considera que esta última fantasía en la cual manda al padre con la abuela y Juanito se queda con la mamá, el conflicto
se elude, no se termina de zanjar la cuestión.
Pero hasta aquí el planteo de Freud. Como ya anticipé, Lacan va a tener otra lectura de la función de la fobia en Juanito.
Va a ubicar que Juanito no le teme al padre y que entonces se arma un caballo al cual temer, que funcione poniéndole
ese palito al deseo materno.
Para poder abordar los distintos parágrafos que nos tocan del seminario 4, vamos a utilizar un ordenamiento que
establece Fabián Schejtman en “Encadenamientos y desencadenamiento neuróticos: inhibición, el síntoma y la angustia”,
que forma parte del libro “Elaboraciones lacanianas de las neurosis”, y dentro de este texto nos referimos al apartado
“Juanito Borromeo”: En este apartado él nos plantea las distintas fases en la constitución del síntoma fóbico que se
desprenden de la lectura del seminario 4 y vamos a utilizar estas fases para ordenar la lectura del seminario.
La primera fase a la cual nos vamos a referir es llamada por Schejtman tomando a Lacan “el paraíso de la dicha”. Este
tiempo podría pensarse como un tiempo 0 ya que es un momento antes de la aparición de la angustia y de la fobia que
se corresponde con esas primeras anotaciones que hacía el padre de Juanito respecto a la sexualidad infantil del niño.
Como un modo de contribuir a la teoría psicoanalítica donde Lacan dice que Juanito era a la mar de feliz, era un Juanito
que no estaba frustrado de nada, no estaba privado de nada, era el perfecto perverso polimorfo. A Juanito le gustaba
mostrar su hace pipí delante de otras personas, mirar como otras personas hacían sus necesidades, pasarse la mano por
el hace pipí y todo esto lo hacía Juanito sin ningún tipo de angustia. Uno podría pensar que en este tiempo 0 no hay nada
de la represión. De hecho, Freud ubica que en este primer momento la mamá un día le dice la amenaza de castración, le
dice que le va a decir al doctor que le corte el hace pipí y le dice entonces ¿cómo haré pipi? y Juanito le dice por la cola es
decir, que se burla de esta amenaza de la madre que en este primer momento al menos no tiene ninguna eficacia, no
produce ningún tipo de angustia en Juanito.
En este tiempo que podemos llamar 0 podemos decir que Juanito se encuentra en el tiempo 1 de la diacronía del Edipo,
es decir, que Juanito se encuentra identificado al falo imaginario de la madre, está ubicado como aquello que juega a
taponar la falta de la madre. Podemos pensar que una vez que se ha leído el deseo de la madre como falo, gracias a la
operación sincrónica de la metáfora paterna, el niño se ubica como aquello que la madre desea. Lacan ubica que esto es
una situación fundamental y estructurante para el niño. El niño entra a la estructura como objeto del otro y en el mejor
de los casos, como en este caso, se incluye como objeto de amor y deseo de la madre. Es necesario que el niño entre y
tenga un lugar en esa carencia materna, la carencia materna es ese hueco en el cual el niño va a poder alojarse y se va a
ubicar como aquello que juega a poder colmar a su madre y la madre debe dejarse engañar también, debe jugar a dejar
ser colimada.
En la p.225 Lacan dice: “Esta es una de las experiencias fundamentales del niño: saber si su presencia gobierna, por poco
que sea, la de la presencia que necesita, si él mismo aporta a la luz que hace que dicha presencia esté ahí para envolverle,
si él aporta satisfacción de amor, si tiene lugar como objeto de deseo y amor de la madre, es fundamental y estructurante
para el niño ser para la madre un objeto de amor y de deseo”. Ese es el lugar en el cual el niño entra a la estructura,
después puede haber vicisitudes en lo que es la diacronía del Edipo y en cómo se sale de ese lugar, pero es necesario
ocupar ese lugar, es estructurante.
Lacan va a ubicar que, a diferencia de lo que se cree, esta relación que suele llamarse como indiferenciada primordial o
simbiótica no es una relación dual, no se trata de dos elementos, no está el niño y la madre, Lacan dice que el niño nunca
está completamente solo con la madre y va a ubicar que la razón de que nunca está completamente solo con la madre
tiene que ver con la relación de que la madre y el niño se va a jugar en relación a un tercer elemento que es el falo y es el
que va a organizar, mediatizar y estructurar esa relación entre el niño y la madre. Como ya dije, el niño se ubica como falo
imaginario de la madre y se juega para él esa relación a la falta materna. En la p. 225 y 226 Lacan nos dice “Pero nuestra
hipótesis básica es que hay otro término en juego que es radical, constante e independiente de las contingencias de la
historia, es decir, de la presencia o ausencia de otro niño. En la relación con la madre, el niño siente al falo como el centro
de su deseo, el de ella y él mismo se sitúan en distintas posiciones por lo cual se ven llevados a mantener ese deseo de la
madre exactamente camelándola”.
Lo que aquí nos está diciendo Lacan es que independientemente de que aparezca un tercero en la relación de la madre y
el niño como podía ser el nacimiento de un hermanito, Hanna en el caso de Juanito, eso se va a jugar entonces nunca el
niño va a estar completamente solo con la madre porque esa relación se va a jugar en relación al falo imaginario y se juega
en relación a la carencia materia, es decir, con lo que la madre desea y el niño se va a situar en distintas posiciones
intentando ocupar ese lugar. Lacan dice camelándola, que quiere decir engañar a una persona aparentando cualidades
que realmente no se tienen, es decir que el niño juega a engañar a la madre, juega a ser eso que la madre desea y la
madre se tiene que dejar engañar también. En este punto el niño es solo un sustituto de eso que la madre desea, no es lo
que la madre desea, no puede colmar ese deseo, siempre hay un más allá pero en este primer tiempo del Edipo, el niño
juega a colmarla y la madre juega ser colmada.
Podemos pensar que este ser el falo de la madre funciona como una primera respuesta al ¿che vuoi? y esa primera
respuesta es soy el falo de mi madre. Lacan ubica que el niño es introducido así como metonimia del deseo de falo
materno, dice que no interesa a la madre como falóforo, como portador de pene de lo que tiene, sino que todo él funciona
como falo. Lacan dice en la p.244 que el niño es metonímico como totalidad. No se trata de que la madre sea colmada
desde lo que el niño tiene, sino desde lo que el niño es, el niño como un todo en su ser, está comprometido, está ubicado
siendo el falo de la madre, es una posición de pasividad de sujeto sujetado pero como ya dijimos es una posición necesaria,
estructurante y fundamental.
Luego Lacan avanza y plantea que en esta situación primordial no se trata solamente de tres elementos: el niño, la madre
y el falo, sino que se trata de cuatro elementos. En la p.365 dice: “En un plano determinado el padre se introduce como
tercero en la situación del niño y la madre, considerado otro plano se introduce como cuarto porque ya hay tres elementos
debido a ese falo.” Entonces para Lacan, desde el primer tiempo del Edipo tenemos cuatro elementos en juego: el padre,
la madre, el niño y el falo. Y podemos pensar que si bien en este primer momento, el padre es un elemento que no es
demasiado tenido en cuenta desde el punto de vista del niño, el padre está en juego independientemente de lo que ocurra
para el para sí del sujeto. Está en juego porque para que el niño pueda ocupar ese lugar de objeto de deseo materno,
siendo el falo imaginario de la madre, es necesario que haya operado a nivel sincrónico la metáfora paterna que tiene
como resultado nombrar esa carencia materna o eso que desea la madre como falo, permitiendo así que el niño se mueva
hacia ese lugar de ser el falo o identificarse con el falo imaginario de la madre.
Esto no quiere decir que esté todo resuelto porque luego a nivel de la diacronía se tiene que desplegar el Edipo,
justamente porque estamos hablando del primer tiempo del Edipo. Estamos ubicando que la vicisitud de Juanito se va a
ubicar en el segundo tiempo del Edipo, es decir, que luego puede haber distintas complicaciones en la diacronía del Edipo,
pero el padre como elemento simbólico está operando de entrada. Ahora bien, en determinado momento este Juanito
que estaba en el “paraíso de la dicha” muy feliz se angustia. Lacan se va a preguntar a lo largo de todo el seminario por
qué se angustia Juanito y podemos pensar que esta angustia o esta pregunta por esta angustia es la que ordena la lectura
del seminario y a partir de esta angustia podemos ubicar el momento 0 del que acabamos de hablar, es esta angustia la
que ordena el historial. Lo mismo sucede en Freud, está la pregunta por la angustia de por qué se angustia Juanito.
Lacan dice en la p.227: “¿Qué es lo que cambia si no ocurre nada crítico en la vida de Juanito?” p. 241: “¿Cómo de una
relación tan simple y feliz el niño pasa a una fobia?” Pág. 260 “¿Por qué se produce la angustia en este momento y sólo en
este momento?” Lacan examina y va descartando varias hipótesis, por ejemplo, toma el nacimiento de la hermanita que
constituye algo fundamental en la vida de Juanito, un momento traumático que lo confronta al más allá del deseo materno
y que de alguna manera pone en jaque su lugar de falo porque la madre desea algo más allá de él. Sin embargo, si bien
Lacan no descarta totalmente que el nacimiento de Hanna haya tenido algún lugar o un efecto desencadenante en Juanito,
ese nacimiento había ocurrido mucho tiempo antes de la aparición de la angustia.
Por otra parte Lacan habla de la amenaza de castración que realiza la mamá que tampoco parece tener ningún efecto en
Juanito en el momento en el que es pronunciada, no parece tener que ver esa amenaza de la mamá con la aparición de
la angustia de Juanito. Entonces, siguiendo la lectura de Schejtman podemos ubicar dos posibles causas que se
desprenden de la lectura del seminario que son el surgimiento del pene real y la carencia del padre real. Ambas ponen en
jaque la identificación de Juanito con el falo imaginario y tienen entonces como correlato el surgimiento de la angustia, al
caer esa respuesta de ¿qué soy para el deseo del otro? al no poder ser ya el falo de la madre vacila la respuesta y se
despliega nuevamente la pregunta, che vuoi, qué soy para el deseo del otro y en un primer momento lo que encontramos
es la ausencia de respuesta, es el encuentro con el significante de la falta en el otro, es decir con que no hay respuesta,
cuyo correlato a nivel del afecto es la angustia y Juanito se angustia. La idea es que vayamos abordando cada una de ellas,
es decir, EL SURGIMIENTO DEL PENE REAL Y LA CARENCIA PATERNA Y EL SURGIMIENTO DE LA ANGUSTIA.
Surgimiento del pene real: Lacan plantea que lo que cambia en Juanito es su pene, más precisamente cuando entra en
juego su goce real con su propio pene real. Podemos pensar que el surgimiento del pene como real, implica que aparece
un nuevo elemento que es heterogéneo, es real en el punto de que no es asimilable dentro de la escena imaginaria con
la madre. Ese elemento real viene a agujerear esa imagen de completud y a desenmascararla, es un elemento que no es
subjetivizable dentro de esas coordenadas en las cuales se situaba la escena de Juanito con la madre, y entonces en
palabras de Lacan, el niño empieza a ver como una trampa de que había sido el paraíso. Funciona en real en tanto ese
real que aparece y desarma la escena, desenmascara esa escena y muestra justamente lo ilusorio, lo engañoso de esa
escena y aparece el deseo de la madre en su vertiente más insaciable: qué me quiere ese otro. Se produce una hiancia, la
reapertura de la pregunta ¿de qué soy en el deseo del otro? sino soy el falo ¿qué me quiere?
Por otra parte, Lacan dice que frente a lo real del goce de este juego imaginario con la madre se descubre cómo lo que
es, meramente imaginario dando lugar a la dimensión devoradora del deseo materno. Esto es lo que le sucede a Juanito.
En este punto también se produce una discordancia entre el ser y el tener, como ya dijimos antes, Juanito estaba ubicado
en la posición de ser la metonimia del deseo de falo materno, estaba ubicado en el punto de ser el falo y ahora aparece
la diferencia entre ser y tener, no puede tener y ser a la vez. A partir de este punto Juanito ya no puede ser el falo de la
madre, es un punto infranqueable, él no puede volver para atrás, no puede volver a ese punto de identificarse con el falo
materno, eso se le volvió una trampa y queda atrapado en ese deseo caprichoso materno. El tener entonces pone en
jaque su lugar de ser el falo y al mismo tiempo Lacan dice que eso que tiene se le va a presentar como insuficiente, es
decir, que él no puede colmar a la madre desde lo que tiene sino siendo el falo.
Lacan lo dice de este modo “En ese momento empieza a producirse lo que se llama la angustia debido a esto, a que puede
medir la diferencia existente entre aquello por lo que es amado y lo que él puede dar, desde el momento en que exista
también como real no tiene remedio, se verá expulsado del campo imaginario, donde por el lugar que él ocupaba como
un todo, la madre podía satisfacerse”, como decíamos antes él no interesaba a la madre como falóforo , como portador
de falo sino como un todo, siendo el falo. Eso se le revela como una trampa y al mismo tiempo lo que él puede ofrecer
“cash” se le antoja como algo que no vale nada, como algo insignificante.
Bueno, como correlato de esta caída de la identificación con el falo imaginario aparece la angustia, que es este afecto que
aparece cuando se despliega la pregunta (tomando como referencia el grafo del deseo), con lo que se encuentra es con
el significante de la falta del otro, es decir, con la ausencia de respuesta, no se sabe qué me quiere ese otro y en ese punto
la angustia es un afecto que da cuenta de ese encuentro. p. 228 Lacan dice que “la angustia surge en cada ocasión cuando
el sujeto se encuentra aunque sea de forma insensible despegado de su existencia, la angustia es correlativa del momento
de suspensión de sujeto en un tiempo en el que ya no sabe dónde está, hacia un tiempo en el que va a ser algo, en lo que
ya nunca podrá reconocerse”.
Lacan en esta frase nos dice que justamente la angustia es la suspensión en el cual a Juanito se le revela como una trampa
de lo que era el paraíso, ya no es el falo de la madre, queda expulsado de esa escena imaginaria, no puede volver atrás,
pero tampoco encuentra una salida. Esa salida debería pasar por el lado de la función del padre, es el padre del segundo
tiempo del Edipo, el padre real como agente de la castración y padre imaginario como agente de la privación, el que
tendría que venir a tirarle una soga a Juanito para sacarlo de ese pantano en el que se encuentra, pero Lacan le dice que
el padre no le tira ninguna soga a Juanito. A esto es lo que Lacan llama la carencia del padre real; Juanito reclama
urgentemente una herida, necesita que ese padre ocupe el lugar de castrador, que lo ayude a separarse de la madre y a
salir de esa encrucijada, pero el padre se rehúsa a castrar a Juanito.
Ahí vemos claramente cómo se conjugan estos dos factores: por un lado, el surgimiento del pene real que deshace la
identificación con el falo imaginario y por otra parte la carencia del padre real, del padre castrador, del padre temido que
sería aquel que debería de ayudar a Juanito a sortear esta encrucijada. Eso no ocurre y Juanito se angustia, necesita la
fobia para resolver el conflicto. Podemos pensar por ejemplo que Lacan ubica en la fantasía de las dos jirafas (que Freud
lo veía como una réplica de una escena cotidiana en el cual Juanito quería ir a la cama de los papás, para hacer cumplidos
con la mamá y el padre gritaba y se enojaba), pero Lacan dice que en realidad en esta fantasía aparece el enojo del padre,
que no aparece en la realidad, y que en realidad Juanito le señala al padre en la fantasía “tienes que enojarte, haz de estar
celoso”.
Lacan dice en la p.367 “se trata de saber cómo va a poder a soportar Juanito su pene real precisamente porque no está
amenazado, aquí está el fundamento de la angustia, esto es lo intolerable de la situación, esa carencia por parte del padre
castrador, el padre debe asumir esa posición de castrador, de padre temible pero el padre de Juanito rehúsa a ocupar ese
lugar, Juanito necesita perderlo para luego exceder a su función, necesita que le prohíban eso imposible”. Lacan va a
plantear que en el lugar de este padre que se rehúsa a castrar van a aparecer en las fantasías de Juanito una serie de
personajes que van a funcionar como castradores que son los distintos instaladores. Otra forma en que Lacan ubica la
carencia paterna tiene que ver con que este padre de Juanito tampoco se ubica claramente como aquel que es el poseedor
de la madre corriendo al niño de ese lugar imposible. Por eso, podemos pensar de alguna manera, en ese encuentro con
Freud, es Freud quien le enchufa de cierta manera ese temor al padre al decirle que el caballo representa al padre, se
trata de una construcción de Freud porque eso no estaba en el padre de Juanito.
Luego, una vez que aparece la angustia en Juanito, esta angustia no dura mucho tiempo porque rápidamente se intenta
elaborar algún tipo de respuesta, de tramitación de esta angustia, que este punto de suspensión es realmente
insoportable. Lacan dice que una primera respuesta es lo que llama el temor a ser devorado por la madre. Lacan dice que
es el primer aspecto que adquiere la fobia y es una regresión de alguna manera a la fase oral, este temor a ser devorado
por la madre, que también aparece en la idea de la mordedura del caballo. Podemos pensar que es una primera respuesta
que implica dar consistencia al goce del otro. Es decir, teníamos el ¿qué me quiere? Y el encuentro con el significante de
la falta en el otro, cuyo correlato era la angustia, y ahora encontramos una respuesta: el otro me quiere devorar.
Es una respuesta angustiante pero es una angustia que, según lo que comenta Schejtman, es una angustia que encadena
porque ofrece una respuesta al no saber que me quiere el otro, es una angustia pero de la vertiente del terror, implica
dar consistencia al goce del otro. Esto se produce al caerse la identificación al falo de la madre y desnudarse la trampa
imaginaria y entonces el deseo de la madre aparece como insaciable y vía regresiva aparece esta figuración de ser
devorado por la madre. Esta es una respuesta bastante endeble y angustiante, entonces rápidamente aparece una
respuesta mejor que es la fobia al caballo. Podemos pensar que esta fobia al caballo es un síntoma metáfora, es decir, el
caballo viene a ocupar el lugar del padre, viene a ser un sustituto del padre. Esto ya lo habíamos visto en Freud, en Tótem
y Tabú, que de alguna manera hacía una analogía entre el lugar que tiene el tótem en los pueblos primitivos y el lugar que
tiene el objeto fobígeno para los niños, y decía que en ambos casos se trata de un sustituto del padre.
Lacan plantea que el caballo viene a morder ahí donde el padre no castra, el caballo viene a suplir la función del padre,
ahí donde la función del padre falla. Podemos pensar que la fobia y su desovillado, es decir todas las fantasías y los mitos
que Juanito arma en relación a la fobia, suplen la función del padre real y le permiten salir de este enredo. Pág. 367 Lacan
dice “para Juanito se trata de encontrar una suplencia de ese padre que se obstina en no querer castrar, Juanito reclama
imperiosamente una herida”, entonces la fobia le permite tramitar esa angustia convirtiéndola en miedo. Podemos pensar
que una vez constituida la fobia dura lo necesario, vimos que fueron 3 meses, hasta que el niño en un trabajo de
simbolización de lo imaginario a través de esas fantasías logra atravesar el complejo de castración. Puede perder para
tener los títulos en el bolsillo, es decir, el niño necesita perder para luego tener los títulos en el bolsillo.
Es necesario todo un trabajo que hace Juanito a partir de la fobia y de las fantasías, de los mitos de pasaje de ese falo de
su estatuto imaginario a estatuto simbólico, de objeto intercambio. A partir del desovillado de la fobia, de la aparición de
todas estas fantasías y de estos personajes como los instaladores que suplen esta función del padre temible se resuelve,
de una manera que para Lacan es atípica, el pasaje del complejo de castración y el Edipo. Lacan va a decir que es una
salida atípica porque Juanito elude elegantemente el conflicto mandando al padre con la abuela.
Teórico: Lacan IV: NEUROSIS Y GOCES.
Hola, cómo están. Soy Nieves Soria. Voy a hablarles de neurosis y goces. De neurosis vienen escuchando y trabajando en
distintos espacios. Vamos a empezar entonces por la noción lacaniana de goce. ¿Qué es el goce? El goce es algo que surge
ahí donde se ha perdido el instinto. Es el campo propiamente humano que da cuenta del salto abismal, en las especies
animales, que produce la aparición del ser hablante y tiene una relación directa con la pérdida del instinto, que justamente
hace que seamos seres hablantes. Sabemos que el lenguaje de los animales es un lenguaje de signos que conduce al
objeto, que conduce a la complementariedad entre los sexos, que conduce a la relación sexual. En el ser hablante pasó
algo extraño que hizo que el lenguaje se transformara de ser un lenguaje de signos a ser un lenguaje de significantes. Y
esa transformación, este estatuto singular del lenguaje humano como lenguaje significante, es directamente correlativo
con la pérdida del instinto, con la inexistencia de la relación sexual, con la no complementariedad entre los sexos en el
ámbito humano.
¿De qué se trata entonces en el campo del goce? El campo del goce se trata del campo de lo sexual perdido. Por eso el
campo del goce es diverso: hay muchos goces, hay diversos goces, justamente porque falta EL goce, que sería el goce
sexual, el goce que conduciría como en los animales a la pareja del otro sexo. Entonces todos los goces de los seres
hablantes están teñidos de sexo, están teñidos del sexo que no hay. Son todos goces, como decía Lacan, parasexuados,
porque corren al costado del sexo, como tratando de agarrarlo y siempre fallando. Hay diversos goces, vamos hoy a
estudiar aquellos que tienen que ver con la estructura neurótica en particular. Una cuestión que me parece fundamental,
para entender la articulación entre los goces y la estructura neurótica, es entender qué ocurre con este lenguaje humano,
hecho de significantes que no tienen sentido, de significantes que en un primer momento lógico impactan el cuerpo a
partir de un decir del Otro, del Otro primordial, que se encarna en el Otro llamado materno, que suelta significantes que
tocan el cuerpo del infans, que lo tocan, que lo hacen resonar, que lo hacen consonar, que producen efectos que son
afectos y que se van a luego configurar esos efectos como pulsiones.
Esos significantes que no tienen sentido, que son significantes en principio sueltos que luego se van articular, son
significantes que tienen una estrecha relación con el falo. Y es importante entender esta lógica, de qué se trata en la
relación tan fundamental que existe en el ser hablante con el falo. Resulta que en los animales el órgano de la cópula no
es fálico, justamente en los animales no tiene mucha importancia. Es simplemente eso, un órgano de la cópula no tiene
mucha importancia. Sin embargo, en la constitución de la sexualidad humana desde el principio de los tiempos y en
distintos tipos de sociedades existe una prevalencia del falo. Cuando hablamos de falo no estamos hablando del pene
sino de una particularidad muy fundamental, que se relaciona de alguna forma con el pene como órgano de la cópula, y
que es el significante de la pérdida, de la falta. El falo es el significante de lo que se pierde, de lo que falta. Lo singular que
ocurre en la sexualidad humana es que ese órgano de la cópula, que no tiene mucha importancia en la sexualidad animal,
resulta que en la sexualidad humana pasa a ser central.
¿Por qué? ¿Por su imagen? No, pasa a ser central justamente porque tiene esta característica de que rápidamente se
desvanece, entra en un estado de pérdida, de tumescencia. Tiene esa particularidad, en el campo de lo sexual justamente,
de representar lo que se pierde, la erección es algo que se pierde. Y esa impronta fundamental que tiene en el hablante,
esa dimensión de pérdida qué implica el falo, porque es la falta. El falo es la pérdida, el falo es el corte. Por eso el falo en
última instancia es cualquier significante suelto. Lacan va a decir que la lengua, esos significantes sueltos que impactan el
cuerpo desde que el primer momento de la llegada al mundo del infans, esos significantes sueltos son goce fálico. ¿Qué
quiere decir que son goce fálico? Quiere decir que son el único goce que nos queda a los hablantes por haber perdido el
instinto, que es un goce que está relacionado con algo que falta, que está relacionado con una pérdida fundamental.
Entonces la sexualidad humana, el goce humano, va a girar alrededor de eso que falta, alrededor de esa pérdida y
entonces alrededor del goce fálico. El falo pasa a ser entonces el único significante que va a dar cuenta del campo del sexo
ahí donde falta el instinto, donde falta la complementariedad. El falo también lo vamos a llamar el uno, porque escribe
algo en los hablantes, que somos seres de escritura y de lectura y de significante, es lo que escribe algo, lo que inscribe
algo. Entonces el falo es el significante que escribe algo ahí donde no se puede escribir la relación sexual. Y por eso
funciona como un uno.
Podríamos decir que la inexistencia de la relación sexual es un cero. Ahí donde en los animales se puede escribir la relación
macho hembra, resulta que en los seres hablantes, que nacen con un cuerpo en principio en su mayoría o de hombre o
de mujer, resulta que no se puede escribir la relación hombre mujer. Lo único que se puede escribir es un 1. O sea, la
relación sexual no se puede escribir ahí hay un cero. Ahora lo que sí se escribe es un 1, un único 1, un 1 que no tiene este
pareja, un uno solo. Eso es el significante: el uno solo. Y con eso nos tenemos que arreglar para gozar, nos tenemos que
arreglar para obtener algún tipo de sexualidad, si queremos.
Entonces, hay una prevalencia del falo. Lo que se encuentra en la experiencia analítica y que Lacan formaliza, es que esa
falla de la relación sexual que no hay, es una falla dual, es una falla que se puede escribir de dos maneras distintas. S1
fálico puede ser escrito en dos lógicas diferentes, pero nunca va a haber ese otro significante que permitiría escribir la
relación sexual. Entonces, lo que va a plantear Lacan como lectura de la experiencia analítica es que hay una lógica macho,
es una lógica que se sirve de S1 fálico de manera tal que logra constituir un todos, que logra constituir un universal y que
entonces arma un mundo, entonces constituye un alma. Esa es la lógica del fantasma que es una lógica que logra a través
de un complejo aparato topológico articular una relación sujeto-objeto ahí donde no la hay, donde esta es imposible. Los
animales tienen una relación directa con el objeto, los seres hablantes solo podemos tener una relación con un objeto
mediatizada por el fantasma, que es lo que nos posibilita hacer lazo con el otro. A esa lógica entonces Lacan
eventualmente la llama lógica macho, es una lógica que posibilita la cópula, la articulación entre los significantes, que
posibilita un ensamblado complejo de dos elementos muy heterogéneos, que son el sujeto y el objeto.
Luego hay otra lógica que se podrá llamar hembra, se podrá llamar femenina, que es una lógica en la cual el uno cuenta
solo, donde el uno fálico no arma un todo, no arma un universo sino que constituye una multiplicidad, constituye una
pluralidad, una imposibilidad de totalizar, de hacer universo. Ahí, en relación con esa modalidad del S1, Lacan va a
desplegar dos posibles dimensiones del goce, ya no fantasmático. Habíamos dicho que de un lado tenemos el goce
fantasmático y del otro lado tenemos dos modalidades de goce. Una modalidad de goce que va a articularse con esa falta
de significante de la mujer, es decir se va a articular con el significante que falta, se va a articular no con S1 del significante,
que es S1 fálico, sino que se va a articular con la ausencia significante, se va a articular con el cero. A ese goce, entonces,
Lacan lo va a situar entre real e imaginario, fuera de simbólico, fuera del significante, va a decir que es un goce ligado a
una ausencia y es un goce ligado al silencio y es un goce donde no hay otro, donde no hay orden simbólico, donde ni
siquiera hay significantes, donde hay un desierto de significante. Es un goce que arrebata el cuerpo, es un goce que
produce un arrobamiento, que puede producir eventualmente un éxtasis y que es sin otro. Es un goce con una ausencia,
es un goce ligado a un vacío y también ligado una falta de un significante.
Pero por otro lado también en esa segunda manera de fallar la relación sexual que no hay, también hay otro modo de
goce que es un modo que Lacan va a calificar de femenino, siguiendo a Freud, en relación con el falo. Es decir, hay un una
relación femenina con el falo, hay un deseo femenino de falo y hay una posición femenina desde la cual se obtiene un
lazo con el falo y entonces también un lazo con el significante que no es fantasmático y que no pasa por una lógica
universal o totalizadora. Entonces Lacan va a plantear que los seres hablante se reparten entre esos dos modos de goce,
que esas dos maneras de fallar la relación sexual que no hay. De un lado tenemos esa manera que implica un goce
fantasmático y del otro lado tenemos una manera que implica un desdoblamiento del goce, donde por un lado va a haber
un goce en relación con una ausencia y por otro lado va a haber un goce en relación con el falo que no va a ser
fantasmático. Uno va a estar articulado directamente con el fantasma. Entonces estos dos modos diversos de fallar la
relación sexual que no hay, son dos modos que pueden elegir todos los parletres, todos los seres hablantes. Es decir
cualquier ser hablante puede elegir ubicarse de un lado o del otro, un modo u otro de goce, de falla, de goce que resuelve
de alguna manera la falla de la inexistencia de la relación sexual.
Como la neurosis se constituye edípicamente, se constituye en relación con lo que en Freud son el complejo de Edipo y
complejo de castración. Ahí la referencia fundamentales es el texto freudiano de “Inhibición, síntoma y angustia”, las 3
neurosis como distintas maneras de responder al complejo de castración, en su articulación con el complejo de Edipo.
Entonces las neurosis se constituyen edípicamente, se constituyen en relación con el Nombre del Padre. El nombre del
Padre funciona como un uso del uno fálico tal que posibilita armar un mundo, constituir un todo, posibilita armar un
mundo que va a ser fantasmático. Entonces le va a dar un alma al cuerpo, va a decir Lacan, le va a dar un alma y cuerpo,
le va a permitir entonces a ese cuerpo vivir en un mundo, vivir en un entorno. La lógica edípica arma entonces un yo, un
cuerpo y una realidad dónde incide una función del uno muy particular, que es la función del padre, que anuda ley y
deseo.
S1 que anuda ley deseo se constituye como una referencia que entonces posibilita establecer un conjunto de significantes
que van a tener a S1 como referencia. Y eso entonces permite armar lazo, armar discurso. Ustedes vieron que en el
seminario 3 Lacan decía justamente que el psicótico, por ejemplo, está en el lenguaje pero no está en el discurso. Porque,
justamente, en la psicosis por ejemplo no entra juego está lógica edípica de la que estamos hablando y que sí es
constitutiva de la neurosis. Entonces en principio la lógica neurótica se podría situar como una lógica del lado macho,
donde es justamente S1 que posibilita armar mundo fantasmático, armar discurso, que posibilita hacer un lazo discursivo,
compartir una significación, la significación fálica, y que la vez es una lógica fallida.
O sea Lacan plantea desde el principio de su enseñanza que el Edipo es normativizante porque establece una norma,
establece un para todos, establece un universal, y a la vez es patológico porque produce síntoma. De hecho, el padre
mismo va a ser conceptualizado como un síntoma. Entonces el padre hace síntoma, hace fantasma, hace perversión, hace
versión del padre y posibilita armar un mundo, un modo de goce, un modo discursivo y de lazo con el otro y a la vez hace
síntoma, hace falla, es una lógica fallida. Por eso si bien la neurosis se constituye desde la lógica macho, eso no es todo lo
que hay en la neurosis porque justamente es una lógica que falla y el síntoma da cuenta de la falla de la lógica macho en
la estructura neurótica.
Esta Introducción a la cuestión del campo del goce en relación con la inexistencia de la relación sexual, ustedes la pueden
visualizar en las fórmulas de la sexuación que se encuentran en el primer esquema que acompaña a este teórico.
Es importante tener en cuenta, entonces, que del lado izquierdo arriba tenemos una función del uno que es existe una x
que no phi de x, así hay que leer esa fórmula, existe una x que no phi de x, es el 1 de la excepción paterna, y abajo tenemos
para todo x y phi de x que es el conjunto, el universal, el conjunto de los significantes. Y abajo tenemos entonces la flechita
que va de izquierda derecha que es la flechita del fantasma, que es el goce fantasmático, que es el goce que logra
constituirse, entonces con esa manera de fallar la relación sexual y ese uso singular del uno. Del lado derecho tenemos
otro uso del uno, que es que no existe una x que diga que no a la función phi de X, la inexistencia de la excepción, y luego
tenemos abajo el no todo x phi de x. Como no hay un uno que funcione como excepción, no se cierra el conjunto, no hay
universal y en la parte inferior entonces tenemos un desdoblamiento del goce: por un lado tenemos esa flechita que dice
S (a tachado) que es ese goce que se va a dirigir a una ausencia, ahí no hay significante, es el goce femenino, el goce del
arrobamiento del éxtasis, es un goce deslocalizado, que no va a estar situado en zonas erógenas sino que es un rapto, un
arrebato.
Y luego por otro lado está la flecha inferior que va del a tachado (porque este otro modo de fallar la relación sexual parte
del cero, parte del significante que no hay, que es el de la mujer) y ahí tenemos entonces otro modo de goce que es el
modo de goce femenino con el falo. Ven ustedes que no se superpone con el goce fantasmático, el goce femenino con el
falo habla de una relación con el falo que no es fantasmática.
En ese sentido es interesante tener en cuenta que Lacan planteaba que somos las mujeres las que inventamos el lenguaje,
y para eso toma como referencia el mito del Génesis, el mito bíblico, donde justamente podemos decir que en ese paraíso,
existiría la relación sexual, existiría el goce con el objeto, no habría todavía ni falta, ni falla, ni pérdida. Sin embargo, entre
el hombre y la mujer, entre Adán y Eva aparece la serpiente, es decir, aparece el falo lenguajero, el maldito falo, podríamos
decir así, bajo la forma de la serpiente. y es justamente Eva la que va a iniciar entonces una relación lenguajera con el falo
a partir de la cual se va a producir lo que la religión cristiana nombra pecado original, que lleva a la expulsión de Adán y
Eva del paraíso donde, el mito da cuenta de la pérdida del goce absoluto, de la pérdida de la relación sexual, de la pérdida
de la relación sujeto objeto y el sufrimiento de la falla, de la falta que atraviesa la sexualidad del parletre. Podríamos decir,
ahí entre el hombre y la mujer está la falla, está la falta, está el falo.
También es interesante entonces que la relación propiamente femenina con el falo es una relación que está muy ligada
con la palabra, con el goce, con la palabra. Y la relación propiamente masculina con el falo o del lado macho en la relación
con el falo, está más centrada en el órgano. Hay una relación más directa, podríamos decir, entre el falo y el órgano
peneano en la sexualidad masculina que en la sexualidad femenina, entendiendo aquí masculino y femenino como estos
dos modos de fallar la relación sexual que no hay, donde se pueden inscribir los seres hablantes, tengan el cuerpo
anatómico que tengan. Entonces, esa doble vertiente de la relación con el falo también va a marcar las modalidades
masculina y femenina de la neurosis, que se van a articular fundamentalmente con la histeria y la obsesión.
En este primer esquema ustedes ven que del lado izquierdo encontramos el sujeto y el falo. Esto de alguna manera retoma
lo planteado por Lacan en el esquema Rho, donde justamente el sujeto viene al lugar del falo. La Constitución subjetiva
hace que el sujeto se produzca en el lugar del falo para el deseo del Otro, para el deseo del Otro primordial, para el deseo
del Otro materno. Es cómo fue lo que se erige como viviente, como falo para el deseo del otro y entonces es fundamental
esta función fálica en la constitución del sujeto. Incluso Lacan va a plantear que justamente el falo es lo que le da cuerpo
a la imagen y también lo que provee del sentimiento de vida del ser hablante. Entonces vemos como una vez que el ser
hablante es expulsado del paraíso y que ha perdido el instinto y que ha perdido la relación sexual y que ha perdido la
complementariedad sujeto-objeto, le queda una vida que va a estar atravesada por el falo de distintas maneras. Y ahí
tenemos entonces estos dos modos de falla, estos dos modos de lazo con el falo, que van a incidir fundamentalmente en
las dos modalidades histérica y obsesiva de la neurosis.
La estructura neurótica es entonces una estructura que se constituye fantasmáticamente, operando como tapón frente a
esta inexistencia de la relación sexual. Que es el nombre de lacaniano de lo que en Freud es la castración y que tiene dos
caras en la vida del ser hablante que son el sexo y la muerte. Es decir que no hay significante último del sexo ni de la
muerte y por eso mismo es que a partir de ese doble agujero, que de alguna manera tiene que ver con nuestra llegada al
mundo y nuestra partida del mundo, no tenemos acceso al deseo que nos hizo venir al mundo ni tampoco tenemos acceso
al misterio de la muerte, entonces esos dos agujeros ahí donde no hay significante, son los lugares donde parten las
preguntas neuróticas, la pregunta histérica, la pregunta obsesiva y que van hacer, esos agujeros, taponados por las
versiones histérica y obsesiva del fantasma. El fantasma, entonces, se va a constituir en una relación fundamental con el
falo, como el corte que el significante introduce en lo real de la estructura y ese corte va a plantear algún modo de relación
posible entre el sujeto y el objeto, allí donde por estructura no la hay.
Si seguimos el planteo freudiano de “Inhibición, síntoma y angustia”, que es retomado por Lacan, todas las neurosis
llegarían a lo que Freud llamaba el estadio fálico. Es decir, llegan entonces en la relación con el objeto a pasar por ese
corte fundamental que introduce el falo. Y luego lo que se van a producir son fijaciones. Esa perspectiva freudiana va a
ser retomada por Lacan, particularmente en el momento intermedio de su enseñanza. En el esquema 2:
Ustedes van a ver ahí un gráfico que introduce Lacan en el seminario 10, en el seminario la angustia, justamente para dar
cuenta de este movimiento de la estructura alrededor de esa nada, de ese vacío en el que consiste el objeto a de la
pulsión, donde Lacan retoma la perspectiva freudiana de la pulsión como la realización de un trayecto que opera una
satisfacción, en un movimiento circular que bordea un agujero que va a apoyarse en un orificio del cuerpo y que es ese
agujero le da consistencia lógica a un objeto que en realidad es una nada, porque se ha perdido el objeto de la necesidad.
O sea que el objeto de la pulsión es un objeto que se desprende del objeto de la necesidad, en dos niveles en: en primer
lugar en el nivel de la demanda, y en segundo lugar en el nivel del deseo.
En este gráfico, entonces, tenemos del lado izquierdo el nivel de la demanda y del lado derecho el nivel del deseo. El
recorrido entonces pulsional en las neurosis llega hasta el punto fálico de la curva para luego caer hacia uno y otro lado
en las fijaciones a los objetos de la pulsión, con las cuales se van a constituir las versiones neuróticas del fantasma, que
van a dar cuenta del modo fundamental de goce de cada neurosis.
En el caso de la fobia, Lacan ubica una falla en la constitución del fantasma. Por eso el autor hablaba de la fobia como una
placa giratoria, como un cambia-vía. En verdad es un momento de la constitución del sujeto donde no se ha terminado
de estructurar el fantasma.
En el esquema tres:
Van a ver justamente como en la relación imposible entre el sujeto y el objeto tenemos una mediación compleja que es
lógicamente paradojal, que es topológica, donde tenemos los dos procesos lógicos de la alienación y la separación, que
son los que constituyen la consistencia lógica del objeto a y de fantasma neurótico. Entonces ahí hay una primera
operación lógica que es la alienación y una segunda que es la separación. Toda la lógica de la demanda oral que es la
demanda dirigida al otro primordial, al otro materno, apoyada en el orden de la necesidad, en la función de la alimentación
de la cual se va a separar. Entonces tenemos un primer vector donde el sujeto se dirige al otro, donde hay una alienación
que también es una demanda dirigida al otro, en ese estado de la constitución del sujeto donde se detiene el
ordenamiento fóbico de la estructura neurótica. Por eso en la fobia encontramos una prevalencia de la dimensión oral,
donde encontramos fantasmas de devoración, como podemos encontrar tanto en el caso de Juanito como en el del
hombre de los lobos.
Es ese Otro omnipotente, devorador, respecto del cual el sujeto no ha podido encontrar una vía de separación, donde
está atrapado en la alienación y también está atrapado en la pregunta de si le hace falta lo otro, de si tiene un lugar en el
otro y de si puede justamente a partir de ahí separarse de ese otro, que es el gran dilema clínico de Juanito justamente.
Entonces es esa primer versión del objeto oral, donde tenemos la alienación pero no la separación, la que da cuenta del
estatuto incompleto del fantasma en la fobia, lo que hace que la fobia no sea una neurosis estructurada en un sentido
estricto. Y donde entonces el goce va a pasar fundamentalmente por la angustia, por la angustia traumática, por la
angustia masiva. Justamente el hecho de que no se haya operado la separación en la fobia es también el que da cuenta
justamente del estatuto traumático del goce fálico en la fobia, particularmente como lo podemos encontrar en el caso de
Juanito, donde ese pene que empieza a tener sus primeras elecciones, se le vuelve un caballo que corcovea, que se
encorva, que da coces, que patea, como un ser siniestro, inmanejable, que le viene de afuera y rompe la pantalla en el
sentido de la angustia traumática y que rompe también el narcisismo, que rompe el cuerpo. Y entonces todos lados
parapetos y todas las defensas que tiene que inventar Juanito ante el avance de su propio goce fálico que lo invade ahí
donde él no puede separarse. Entonces está la famosa regresión freudiana al estadio oral y los fantasmas de devoración
que se articulan con esa dimensión traumática del falo que es el goce fundamental del sujeto fóbico, el goce de la angustia
traumática.
Las otras dos neurosis, la neurosis histérica y la neurosis obsesiva, si ya implican el circuito completo que encontramos en
el esquema 3 de la alienación a la separación. Ya ocurre ese segundo momento lógico de la separación que va a dar cuenta
entonces sí de un armado fantasmático que va a orientar y localizar y limitar la angustia, localizar el goce en la estructura
neurótica aunque esté goce fantasmático, siempre va a fallar. Y en ese punto de falla justamente es donde se va a hacer
presente el goce del síntoma, es el goce que se sostiene del goce fantasmático pero lo excede, se abre al no todo, se abre
a eso que el goce fantasmático no logra recubrir de lo Real del agujero del significante que no hay.
Volvamos entonces al esquema 2. Encontramos esta dimensión oral del objeto a que va a prevalecer en el fantasma
histérico como pudimos verificar en el ejemplo del caso de Dora, donde justamente hay alienación, hay demanda al otro.
Entonces vamos a encontrar está direccionalidad al otro en la posición y en el goce histéricos, la demanda el otro que
siempre es una demanda de amor, y dónde en el movimiento de retorno, en el movimiento de separación, se aísla la
relación autoerótica con un objeto, que se desprende del objeto de la necesidad, del objeto alimentario (que en el caso
de Dora se va articular con el chupeteo) y dónde justamente lo que encontramos es la satisfacción de la pulsión alrededor
de una nada, donde se bordea en ese orificio de la boca ya operando como un agujero, se bordea objeto nada en la
succión. Es este tipo de goce el que vamos a encontrar prevaleciendo en el fantasma histérico: el goce oral articulado con
la demanda al otro y con un retorno sobre el propio cuerpo, donde lo que prevalece es la dimensión del hacerse succionar
del hacerse chupar.
En la época actual, que es una época de evaporación del padre, como decíamos al comienzo, encontramos versiones de
la histeria donde ese movimiento de separación encuentra formas singulares de la falla, no mediadas quizás por la función
de la castración, como puede verificarse por ejemplo en los casos de muchas anorexia, en las cuales lo que encontramos
es la prevalencia de un fantasma de devoración y donde el sujeto queda detenido en la pregunta de si le hace o no falta
el otro, y dónde es el fantasma de la propia desaparición el que pone en juego en una versión oral de la pregunta acerca
de si le hace falta al otro, donde no termina de poder separarse de ese otro para poder preguntarse qué es una mujer o
preguntarse por lo femenino. Por eso en la anorexia femenina lo que encontramos es un rechazo radical del cuerpo
femenino de sus caracteres sexuales secundarios, de sus redondeces, por ejemplo.
Del lado derecho de este gráfico del esquema tres vemos justamente cómo se ubica en el mismo nivel de la pulsión oral,
pero en el plano del deseo, en relación con el otro el deseo, a la pulsión invocante. Vemos acá entonces cómo se plasma
en una dimensión pulsional, que luego se va a articular con el fantasma neurótico, el modo femenino de fallar la relación
sexual que no hay. Habíamos dicho que en relación con el deseo, que siempre es una relación con el falo, es decir con la
falta, justamente lo que se pone en juego ahí es la dimensión de la palabra, la relación propiamente femenina con el falo
está directamente ligada con la palabra y directamente ligada con el objeto voz, que es el que posibilita la constitución de
la palabra. Entonces tenemos el nivel oral invocante, que está directamente articulado con la función de la demanda de
amor y de la palabra del otro, de esa palabra que entra por el agujero del oído y resuena y consuena y estremece el cuerpo
en la dimensión justamente de la palabra de amor.
Entonces es esta doble perspectiva (que encontramos también en la lectura que tan pormenorizadamente realiza Fabián
Schejtman en su texto sobre las fantasías de los neuróticos), donde justamente se puede ubicar ese nivel pulsional en el
caso Dora, el nivel oral invocante que vamos a encontrar como prevaleciente en la forma histérica de goce fantasmático.
También es esta dimensión oral invocante del goce histérico la que va a dar cuenta de la particularidad que asume la
castración en las mujeres, cuestión que planteaba Freud en su texto “Inhibición, síntoma y angustia”, cuando se
preguntaba qué ocurre con el complejo de castración en las mujeres que no viven la amenaza de castración en relación
con un órgano corporal, como sí ocurre en la sexualidad masculina. Y entonces Freud se respondía lo que ocurre es que
lo que viene a ese lugar en la sexualidad femenina es la angustia ante la posibilidad de la pérdida del objeto de amor. Y es
justamente esa dimensión la que va a estar en juego en el nivel oral invocante del fantasma histérico.
En ese sentido me parece que es muy interesante la prevalencia de la demanda al otro y del objeto voz que podemos
encontrar en la obra “La voz humana”, que es una ópera de un solo acto para un solo personaje, es una ópera de Jean
Cocteau (basada también en una obra de teatro de Jean Cocteau) y donde queda directamente articulada la cuestión de
la demanda de amor con la dimensión de la voz de un modo maravilloso, bellísimo, les recomiendo mucho especialmente
la ópera de Francis Poulenc, “La voz humana”. Es esta dimensión del goce fantasmático histérico articulado con la
demanda de amor y la pulsión invocante la que va a dar cuenta también de la dimensión de estrago que puede tener el
amor en la vida de una mujer, cómo un hombre puede llegar a ser un estrago para una mujer, no siempre hombre, también
una partenaire mujer puede serlo, en la medida en que entra en esta dimensión fantasmática que en el fondo el fantasma
se abre a un sin límite, a un goce infinito, ahí donde el fantasma no puede taponar completamente el agujero de lo que
no tiene significante.
En el goce de obsesivo se trata del nivel pulsional siguiente, es decir el nivel anal, donde se produce una reversión en el
campo de la demanda, tal como pudieron estudiar en la clase de Patricio Álvarez, donde justamente se produce una
inversión: ya no se trata de la demanda al otro sino de la demanda del otro, donde se trata de este otro educador, de este
otro domesticador, y entonces ahí está toda la lógica del dominio, toda la lógica sádico anal de la educación, donde
también se va a instalar la lógica de la ambivalencia, donde se le pide al sujeto que retenga y también que expulse y se
separe del objeto. Este nivel anal de la pulsión es un nivel de la pulsión el que prevalece la separación y que va a dar
cuenta justamente de la posición de goce del obsesivo, que está siempre defendiéndose de la demanda del otro. Por eso
también la prevalencia de la neurosis obsesiva en la lógica masculina, donde el sujeto se corta solo con su falo, con su
goce idiota y dónde busca ponerse a resguardo de la demanda del otro, de ese otro de la alteridad radical que encarna el
deseo femenino, que puede estar encarnado por un hombre, por una mujer o como quieran ustedes llamar al partenaire
que toma cuerpo del otro lado de la sexuación y del cual se va a defender, de estar en relación con la demanda del otro.
Todo ese movimiento de su goce, por el cual el obsesivo lo que hace es intentar hacer entrar el deseo del otro en la lógica
de la demanda. Es la manera que tiene el obsesivo de no saber nada de la alteridad del deseo femenino y por eso también
es que Lacan dice que su partenaire es la muerte. Este movimiento ustedes lo puede encontrar muy bien en el personaje
que actúa Tom Cruise en la película “Ojos bien cerrados”, es la última película de Stanley Kubrick, donde también actúa
magníficamente Nicole Kidman, encarnando justamente lo insoportable del deseo femenino para el obsesivo y cómo ahí
donde esta mujer le hace presente su deseo femenino a su marido, Tom Cruise, él entra en una espiral de coqueteo con
la muerte, donde él va a buscar bajo la forma del goce sexual fantasmático con el cuerpo de otras mujeres, va a buscar
muy directamente como partenaire a la muerte. En una lógica donde la muerte es considerada un acto fallido. Es muy
interesante porque en un momento él se encuentra con un diario en cuya tapa dice algo así como “se salvó por un pelo”
y lo que vemos es este protagonista que está escapando del deseo femenino, refugiándose en un coqueteo con la muerte
a la que a la vez todo el tiempo está eludiendo. Ahí encontramos la lógica del obsesivo casado con la muerte. Y también
el borde clínico que encontramos entre neurosis obsesiva y melancolía lo vamos a encontrar justamente en relación con
la importancia que tiene el objeto desecho, el objeto mierda en el goce obsesivo, donde en su fantasma él también se
ubica en este lugar de una mierda y a veces tenemos momentos francamente melancólicos en la neurosis obsesiva, y
donde hay que hacer también un diagnóstico diferencial con la melancolía, cuestiones que desarrolló muy en detalle
Abraham en su libro sobre psicoanálisis clínico, toda una clínica diferencial entre neurosis obsesiva y melancolía que tiene
que ver con esta prevalencia del objeto anal, del objeto como resto, del objeto como desecho con el cual eventualmente
se identifica el obsesivo en su fantasma.
Ven en el grafo del esquema dos, cómo justamente en ese mismo nivel, pero ya en el plano del deseo, vamos a encontrar
el objeto escopico, la mirada. Aquí tenemos la prevalencia del narcisismo en el goce del obsesivo, el campo escopico como
el campo que mejor tapona la castración. El obsesivo se atrinchera en la dimensión del falo imaginario y obtura con la
mirada la castración. Es una mirada vigilante que quiere controlarlo todo, incluso la muerte, de allí que la muerte sea
vivida como un acto fallido, como algo que escapó al control y que podría eventualmente resolverse. Es ese agujero de la
muerte con el que está siempre tratando de taponar el obsesivo. En el avance del análisis del obsesivo lo que vamos a
encontrar es que detrás de ese agujero de la muerte se encuentra el agujero del sexo, el agujero del deseo femenino. Es
esa lógica la que podemos seguir siguiendo los avatares, las aventuras y las desventuras de este protagonista, Bill, tan
bien actuado por Tom Cruise en la película “Ojos bien cerrados”. Donde se puede ver bien también esta dimensión del
objeto escopico, que se sobreimprime con el objeto anal, tal como ocurre en el caso del hombre de las ratas, y en ese
hermoso sueño de transferencia donde es en los ojos de la hija de Freud, la mujer que en su fantasma Freud le propone
en plan matrimonial, es en esos mismos ojos que va a encontrar el objeto anal, es en esa superposición que también
encontramos en el momento en el que empieza la neurosis del hombre de las ratas ante el relato del capitán cruel, donde
a la vez que está escuchando este tormento de las ratas, en el que se trata de un objeto anal, él pierde sus anteojos dónde
se recorta el objeto mirada. Y es esta misma sobreimpresión de los objetos anal y escopico que vamos a encontrar en la
referencia a esa máscara misteriosa, que encontramos sobre el final de la película “Ojos bien cerrados”. Los ojos bien
cerrados también son los ojos del muerto, son también los ojos con los que sueña Freud, en su estructura obsesiva y
vuelve una y otra vez sobre ese sueño, luego de la muerte de su padre. Se ruega cerrar un/los ojos donde se trata
justamente de ese borde entre el padre muerto, el padre como perversión, ordenando el goce de fantasmático y algo de
lo vivo que retorna como síntoma más allá del fantasma, y qué hace justamente a la dimensión más viva de lo que se va
a poner en juego en el plano del goce neurótico en la transferencia analítica. Con eso tenemos que vérnosla en nuestra
práctica.
Seminario: Sexuación y Neurosis
Bibliografía: Lacan, J. (1972-73). El Seminario. Libro 20: Aun, Barcelona: Paidós, 1981, cap. I: par. 1 y 3, cap. VI: par. 3, cap.
VII: par. 1 y 3.
-Schejtman, F. (2013). Histeria y Otro goce. En Schejtman, F. (comp.) et al., Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis, op.
cit. Con el seminario 20, nos situamos a la altura de la última enseñanza de Lacan, los años 70, y Lacan en este momento toma
como punto de partida el “Hay goce”, el encuentro del viviente con la lengua produce un desarreglo de las funciones
vitales, hay pérdida del instinto. No hay complementariedad con el objeto. Y entonces la pregunta que se va a plantear
es: ¿Cómo nos la vamos a arreglar?, ¿Cómo se las arregla el ser hablante?, ¿Cómo establecemos lazos con el otro?
La noción de sexuación corresponde a los desarrollos conceptuales que Lacan realiza en los años 70 y la situamos en el
marco de lo que formalizó como las fórmulas de la sexuación. Lacan elabora estas fórmulas en su seminario 18 y 19 y las
transcribe y desarrolla en el seminario 20. Tenemos entonces las clases de seminario 20 y este tema también es retomado
en radiofonía y en el escrito “el atolondradicho” que también corresponde a ese período, 1970/72.
Las fórmulas de sexuación son un instrumento de formalización que permite conceptualizar la práctica, es decir, la
experiencia. Estos aparatos de formalización permiten conceptualizar y transmitir la práctica desde la ética del
psicoanálisis. En esta línea quiero recordar que Lacan en el seminario 22 dice que el analista es al menos dos, es decir el
que interviene en la práctica, soportando el acto. Y luego, un segundo momento en el que lo conceptualiza dando cuenta
de su acto, es decir allí da las razones. Y es la vertiente del clínico lo que implica justamente un redoblamiento conceptual
de la experiencia.
La sexuación nos sitúa en el corazón de la sexualidad humana, es decir la sexualidad para el ser hablante. En el seminario
20, Lacan va a afirmar que no hay relación sexual. Esto quiere decir en principio que no hay complementariedad, que el
lenguaje produce un desarreglo radical para el ser hablante.
En el recorrido que hicimos este año, situábamos en el primer conjunto temático los dos efectos del lenguaje. Les
propongo volver sobre este punto para darle ahora una nueva vuelta. Ustedes recuerdan que, en esos dos efectos del
lenguaje, situamos un primer efecto que es la fragmentación. Es decir, el primer efecto del lenguaje en el ser viviente, el
lenguaje corta al viviente y abre los agujeros de las zonas erógenas. Y situábamos allí un significante que corta, divide,
produce diferencias. Es justamente en el acceso al significante cuando el viviente pierde esa unidad. Hay una pérdida del
instinto, pérdida de la complementariedad. Y es por efecto del significante se producen esos cortes que Freud llamó
“pulsiones parciales” y “zonas erógenas”.
Entonces, habitar el lenguaje nos va a enfrentar con una pérdida inaugural, inicial. Se trastoca la satisfacción de las
necesidades, como decíamos no hay instinto, y nos encontramos en el campo de la satisfacción de la pulsión. Ese choque
con la lengua, con esos significantes sueltos, sin sentido, impacta y deja una marca en el ser hablante. Esto implica que,
desde el inicio, no contamos con un programa predeterminado que nos indique qué hacer, es decir no contamos con los
manuales de uso, no tenemos las instrucciones de cómo hacer, de cómo debemos conducirnos. Frente a este desarreglo
estructural, cada quien va a encontrar soluciones singulares. Es decir, tenemos una pérdida inicial y con eso hay que
arreglárselas, cada uno a su manera.
(Tal vez conozcan la fábula de Sopo sobre la lengua. Les cuento rápidamente: un rico mercader griego quería dar un
banquete, entonces le pide a Sopo, un esclavo de gran sabiduría, que vaya al mercado y compre los mejores ingredientes
para presentar la mejor comida. Sopo elije lengua. El mercader le pregunta por qué, y Sopo destaca las virtudes que la
lengua tiene y convence al mercader. El mercader le pide que vuelva al mercado y que ahora traiga lo peor. Sopo vuelve
a presentar la lengua, argumentando sobre los efectos de estar en el mundo del lenguaje. Habiendo demostrado su
sabiduría, Sopo obtuvo la libertad)
De aquí desprendemos que habitar un mundo del lenguaje produce un desarreglo brutal, como dijimos la pérdida de la
complementariedad. Y, al mismo tiempo, por habitar este mundo nos encontramos frente a la riqueza de las elecciones
posibles y de las soluciones singulares propias de cada ser hablante. Y con ese desarreglo, esa falla estructural, tenemos
que arreglárnoslas cada uno como puede, con lo que cuenta, con lo que hay.
Entonces bien, hecha esta introducción, pasemos a las fórmulas de la sexuación. ¿Qué son estas fórmulas?, son un
instrumento conceptual que Lacan desarrolla en el seminario 20, transcribe fundamentalmente en el seminario 20. En la
p.95 de este seminario, al inicio del cap. 7, Lacan realiza el cuadro de las fórmulas. Van a ver que en el anexo de esta clase
apunte las fórmulas para que puedan tenerlas a mano y vayamos siguiendo juntos esta construcción. Entonces, los temas
que aborda en los años 70, con el instrumento de las fórmulas de la sexuación, podemos decir que estaban ya presentadas
previamente en su enseñanza. Hay otros instrumentos conceptuales que ustedes ya trabajaron, el grafo del deseo, los 4
discursos, con los que lacan intenta formalizar la experiencia analítica. Varios de los matemas que situó ahora los vamos
encontrar previamente en su enseñanza, por ejemplo, el sujeto dividido, el fantasma, el falo, el significante del otro
tachado.
En las fórmulas de la sexuación vamos a ver que se delimitan 4 cuadrantes.
Y hay dos lógicas que Lacan localiza y que quiero trasmitirles. Una lógica del todo y la excepción, y una lógica del no todo.
En el anexo van a encontrar las fórmulas con colores. Situamos entonces, tomando el cuadro, las fórmulas, dos lados que
en el esquema indique con un trazo de color naranja, es decir vertical. Y por otro lado, dos pisos, que en el esquema están
ubicados con un color verde, es decir una parte superior y otra inferior.
La parte superior podemos decir que no permite el pasaje de un lado al otro. Es una suerte de formalización lógica de la
imposibilidad de relación. Habíamos dicho, no hay relación. En la parte inferior, las fechas atraviesan ambos lados y
encontramos lo que viene a suplir lo que no hay para los seres hablantes. Es decir, no hay relación, no hay
complementariedad, pero qué modos posibles hay de encuentros. Y en esta parte entonces inferior vamos a encontrar
matemas relacionados con flechas.
Ahora tomemos los dos lados. Del lado izquierdo lo llama “el lado hombre” y sitúa la lógica del “todo y la excepción”. El
lado derecho lo llama “el lado mujer” y sitúa la lógica del “no todo”. Para los seres hablantes, ubicarse de uno u otro lado
es una elección. Lacan destaca que hombre y mujeres pueden situarse de ambos lados. Refiriéndose entonces a la lógica
del todo y la excepción, lado hombre, va a firmar claramente, que “colocarse allí, de ese lado, es en suma electivo y las
mujeres pueden hacerlo si se les place”. Y cuando se refiere al lado femenino sitúa allí a san juan de la cruz, es decir a los
místicos. Entonces, se trata, ambos lados, de dos modos de fallar la relación sexual que no hay.
Empecemos entonces por el lado izquierdo de las fórmulas. En la Parte Superior, encontramos dos cuantificadores. El
primero se lee “Para todo X, fi de X”. Es decir, para todo aquel que se ubique de este lado, se afirma la función fálica como
universal. ¿Qué quiere decir esto? La función fálica quiere decir: todos están castrados. Es castración para todos. Cuando
construye la fórmula, para escribirlas, Lacan toma el Edipo freudiano como la maquinaria que regula del goce, que lo
falicisa. Y entonces damos un paso más y encontramos, arriba, otro cuantificador, el cuantificador existencial (E invertida):
Existe al menos uno para el que este universal no se cumple. Entonces van a ver que la barra de la negación (la raya que
se ubica sobre el falo), en este caso se va a ubicar sobre el falo. Y esto se lee: Existe al menos una X para la que NO fi de
X. Lo cual, quiere decir que hay una excepción. Hay uno para el que la función fálica no tiene efecto. Hay uno en el que
eso no se cumple.
Entonces tenemos un universal referido al falo, todos castrados, y una excepción, uno que queda por fuera que permite
que se constituya el todo, es decir, el conjunto. Entonces, existe, al menos uno que no. Es decir, uno para el que la
castración no cuenta, y como no cuenta podría decirse que puede gozar de todo. Y esto remite al mito freudiano de Tótem
y Tabú, del padre de la horda que goza de todas las mujeres. Se sustrae, hay un uno que se sustrae de la castración y hace
de límite para todos. Y este es un mito freudiano que se hace presente y que escuchamos bajo sus diferentes versiones
en los pacientes que consultan, neuróticos. Esto ustedes lo trabajaron en los casos de Dora y el Hombre de las ratas, en
la histeria y la neurosis obsesiva. Es el otro el que tiene el goce y el neurótico no puede acceder a ese goce del cual el otro
disfruta. Y todo aparece bajo las formas de la otra, del padre, del jefe. Ese es una versión, lectura neurótica que supone a
un otro que tiene el goce. En la histeria bajo la forma del goce de la privación; la neurosis obsesiva cuando el otro se
muera va a poder acceder al goce y de este modo también podemos ubicar que el obsesivo está al servicio de la
procrastinación.
Entonces, retomando las fórmulas, retomamos el punto de existe al menos uno que no.
La excepción confirma la regla. Mejor dicho, es a partir de ubicar lo que se exceptúa, que construimos el para todos. Es
justamente por extraer algo del conjunto que podemos armar el conjunto. Entonces en la lógica del todo y la excepción,
que estamos situando del lado izquierdo de las fórmulas, situamos la castración vale para todos menos para uno. Esto
daría cuenta de la lógica del todo.
Pasemos ahora al lado derecho, p.97, Sem 20: “A la derecha tienen la inscripción de la parte mujer de los seres que hablan.
A todo ser que habla, le está permitido, tal como lo formula expresamente en la teoría freudiana, inscribirse en esta parte.
Si se inscribe en ella, vetará toda universalidad. Será el no todo, en tanto puede elegir estar o no estar en Fi de X (el falo)”.
Quién se ubique de este lado entonces dice Lacan vetará toda universalidad, será el no todo. Si lo remitimos a los
cuantores, encontramos que del lado derecho, la negación afecta el Para Todo X. Eso se va a leer como el NO todo, Para
el NO todo X, Fi de X. Es decir, quien se ubique de este lado será NO TODO alcanzado por la función fálica. El goce, no
todo, se va a regular por el falo. No se afirma la función fálica como universal, entonces no encontramos el universal de
la castración. Es decir, el todo, el conjunto cerrado. Si del lado de la lógica del todo, para obtener ese todo era necesario
una excepción que se recortaba en el existe al menos uno que no, se sustrae uno y se constituye un límite.
Si tomamos la otra fórmula, del lado derecho, vemos que Lacan niega la excepción. Es decir, La negación afecta al cuantor
de la existencia (la E invertida). Leemos: NO existe al menos uno que se sustraiga de la castración. No podemos hablar allí
de excepción, la excepción hace a la regla, arma el todo, y si no hay excepción no se puede armar el universal. No existe
entonces excepción, más bien nos encontramos que son todas excepciones. Es decir, no se puede armar el conjunto, se
trata de un conjunto un abierto. Entonces, de este lado no existe el todo, sino que es una por una. No se puede armar la
clase. Para el que se ubique de este lado, el goce no todo como dijimos se va a regular por la función fálica, no todo
tomado por el Edipo. Y desde esta perspectiva situamos que una mujer NO toda es tomada por el complejo de Edipo. p.
90, Sem 20: “Ser No toda en la función fálica, no quiere decir que no lo esté del todo. No es verdad que no esté del todo.
Está de lleno ahí. Pero hay algo más”.
Situamos entonces hasta ahora las fórmulas y los cuantores que desarrolla en la parte superior.
Pasemos ahora al Piso de abajo, inferior. Allí encontramos los matemas que conocen y que Lacan fue trabajando a lo largo
de su enseñanza y que ahora los va a incluir y los distribuye en estas fórmulas de la sexuación. Lado Izquierdo, lógica del
todo y la excepción, Lacan escribe el Sujeto tachado y el falo. Lado derecho, la lógica del no todo, va a ubicar a la Mujer
tachada, al objeto a y al significante del otro tachado. Y luego hay flechas que indican una dirección y que nos dan las
pistas de las versiones posibles de los encuentros. Es decir, nos van a dar las pistas sobre el partener del sujeto y cómo
este piso inferior nos va a permitir situar aquello que viene a suplir lo que no hay para los seres hablantes.
Entonces, si empezamos con el lado izquierdo, ahora del piso inferior, Lacan afirma en la p. 88 del seminario 20: “El
hombre es quien aborda a la mujer. O cree abordarla […] Sin embargo, sólo aborda la causa de su deseo que designé con
el objeto a. Es decir, el sujeto cree abordar a la mujer, pero en realidad aborda el objeto a de su fantasma. El fantasma es
una respuesta que viene a suplir la relación sexual que no hay”. Lo situamos entonces en la flecha que va del Sujeto
tachado al a y vemos cómo para al campo del otro. No hay relación sexual, no hay complementariedad entre los sexos,
entonces el fantasma es un modo posible de respuesta. Es de este lado izquierdo, el lado de la lógica del todo y la
excepción, que localizamos a la histeria, las neurosis. En el caso Dora, Lacan sitúa que la histérica se hace la pregunta ¿qué
es ser una mujer?, justamente porque está en las antípodas de serlo. Se identificaba con el padre, con el señor K, para
poder formular la pregunta por lo femenino.
En el grafo del deseo situaban el fantasma como una respuesta ante la falta en el otro. Es decir, una respuesta anticipada.
Ahora podemos preguntarnos ¿cómo situamos a Dora en la fórmula de la sexuación? Podemos decir que la ausencia de
la mujer (el “La” tachado) se suple por la relación del sujeto con el objeto a del fantasma. Entonces, del lado hombre, de
este lado izquierdo, de la lógica del todo, es el modo de suplir la relación sexual que no hay, es decir vía el fantasma y el
fantasma justamente reduce al otro femenino a funcionar como objeto a. Cada histérica tendrá su propia versión de lo
que es ser una mujer. Para Dora, ser una mujer es algo a ser chupado. Ahora del lado izquierdo ubicamos entonces aquí
la identificación viril, dentro de la lógica del todo. Y ubicamos también de este lado el goce de la insatisfacción, que ubica
en el horizonte (en la otra) un goce todo. (entonces habiendo situado a la histeria del lado izquierdo y a la neurosis misma)
Pasemos ahora del lado femenino. Cita de la p. 98, seminario 20: “Ese “La” tachado no puede decirse. De la mujer nada
puede decirse. La mujer tiene relación con S(A) TACHADO y ya en esto se desdobla. No toda es, ya que por una parte
puede tener relación con el falo”. La mujer tachada, ese “La” tachado, quiere decir que NO se puede formular LA, con ese
artículo definido. Los artículos definidos como EL, LAS, LOS tienen la propiedad de definir lo que estoy nombrando. (Por
ejemplo, si digo “La casa”, se la casa a la que me estoy refiriendo, podría definirla). Y habíamos dicho que en este lado
femenino estábamos en la lógica del no todo, es decir no hay excepción, no hay conjunto cerrado, no hay la clase de la
mujer, no hay LA mujer, hay una por una. Entonces ese “La” tachado pone en juego que es imposible lógicamente escribir
LA. Es decir, con el artículo definido. Más bien es una por una.
Situamos entonces en esta parte inferior de las fórmulas del lado derecho, dos flechas. Estas dos flechas marcan un
desdoblamiento, por un lado, hacia el significante del otro tachado, y por el otro lado hacia el falo. El significante del otro
tachado da cuenta de ese otro que es incompleto, es decir, falta material simbólico en el otro. No hay significante en lo
simbólico, podemos decir, para decir LA. Entonces Lacan sitúa que la mujer tiene acceso a un goce que el significante no
logra agarrar. (Van a trabajar este punto con NIEVES SORIA)
Entonces, El ser “NO TODA” en la función fálica, no quiere decir que no lo esté del todo. No es verdad que no está del
todo, está de lleno allí, pero hay algo de más: un goce más allá del falo. Goce que podemos ubicar como suplementario,
que de ningún modo hace complemento. Entonces dice que hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa.
Hay un goce suyo del cual, quizás, nada sabe ella misma a no ser que lo siente. Eso sí lo sabe: lo sabe desde luego cuándo
ocurre. No les ocurre a todas. Es interesante la perspectiva de que eso se siente que introduce aquí Lacan. (p.90) Luego,
en la pág. 91, va a situar que de eso de eso justamente las mujeres no pueden decir nada. Dice: “De este goce la mujer
nada sabe. Es que nunca se les ha podido sacar nada. Ni una palabra”.
Y la otra flecha, en relación con el falo, que también atraviesa el campo del otro, es decir se dirige hacia el otro lado,
(hacia el lado izquierdo), sitúa la relación femenina con el falo, que está ligada a la palabra de amor. El goce que se obtiene
a partir de las palabras de amor, la importancia de ese partenaire que hable, que diga palabras de amor.
RESUMEN: Situamos el desarreglo que produce el lenguaje y el impacto de la lengua en el viviente que los confronta a
una pérdida inicial. El significante clava, hiere, corta y produce ese desarreglo. Es a partir de este desarreglo que tenemos
que arreglárnosla, cada unx a su manera, con sus pequeños arreglos y soluciones singulares. Es desde la ética del
psicoanálisis: el respeto absoluto por aquellas pequeñas soluciones que el hablante tiene que inventar para arreglárselas
con lo que no hay.
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