CONVENIOS Y ORDENANZAS 87 EL BAUTISMO La autoridad Los convenios que hacemos con Dios Las bendiciones prometidas Un presbítero poseedor del Sacerdocio Aarónico (o cualquier poseedor del Sacerdocio de Melquisedec) puede efectuar la ordenanza si lo aprueba el líder local del sacerdocio. Dicho poseedor del sacerdocio ofrece la oración bautismal que aparece en las Escrituras y procede a sumergir por completo bajo el agua al individuo que se bautiza. Hacemos convenio de: 1. Nos da el derecho de ser miembros de la Iglesia de Cristo. • Entrar en el redil de Dios. • Tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo. • Ser testigos de Jesucristo. • Siempre guardar los mandamientos. • Llevar las cargas los unos de los otros. • Manifestar la determinación de servir a Dios hasta el fin. • Manifestar por nuestras obras que nos hemos arrepentido de nuestros pecados. 2. Si somos dignos, el Señor promete: • Derramar su Espíritu sobre nosotros. • Redimirnos de nuestros pecados. • Levantarnos en la primera resurrección. • Otorgarnos la vida eterna. • Prepararnos para recibir el Espíritu Santo y así una remisión completa de los pecados. Véase 2 Nefi 31:17–21; Mosíah 18:8–10; D. y C. 20:37; Artículo de Fe Nº 4. E L M AT R I M O N I O E T E R N O : M A N U A L PA R A E L A L U M N O 88 CONVENIOS Y ORDENANZAS EL DON DEL ESPÍRITU SANTO La autoridad Los convenios que hacemos con Dios Las bendiciones prometidas Un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec, con la autorización del líder local del sacerdocio, puede conferir el don del Espíritu Santo mediante la oración y la imposición de manos. A fin de tener el derecho de recibir el don del Espíritu Santo, debemos cumplir con los convenios del bautismo, proseguir en la humildad y la fe y en toda forma ser dignos de la compañía constante del Espíritu Santo (véase el Artículo de Fe Nº 4). 1 Se nos confirma como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. 2. Recibimos el derecho o privilegio de gozar de la compañía constante del Espíritu Santo, lo cual nos permite recibir continuamente inspiración, manifestaciones divinas, dones espirituales y orientación provenientes del Espíritu Santo. Al recibir el don del Espíritu Santo, también recibimos bendiciones gracias a que Él da testimonio de Jesucristo y de las verdades divinas, nos provee de guía espiritual y de amonestaciones y nos permite discernir el bien del mal. 3. El poder del Espíritu Santo nos santifica y limpia, de modo tal que nacemos de Dios a medida que continuamos en fe. Mediante este bautismo de fuego y del Espíritu Santo, los corazones y deseos individuales se limpian y los espíritus se purifican. La recepción del Espíritu santo es el punto culminante del proceso del arrepentimiento y del bautismo (véase 2 Nefi 31:13, 17; 3 Nefi 27:20). 4. Sabemos que el don del Espíritu Santo es la llave que abre la puerta a todos los dones espirituales que se encuentran en la Iglesia, entre ellos los dones de profecía y revelación, de sanidad, de hablar en lenguas y de traducción e interpretación de lenguas. E L M AT R I M O N I O E T E R N O : M A N U A L PA R A E L A L U M N O CONVENIOS Y ORDENANZAS 89 LA SANTA CENA La autoridad Los convenios que hacemos con Dios Las bendiciones prometidas Un presbítero poseedor del Sacerdocio Aarónico (o cualquier poseedor del Sacerdocio de Melquisedec) puede administrar la Santa Cena si lo aprueba el líder local del sacerdocio. Las oraciones de la Santa Cena han sido reveladas en las Escrituras. Hacemos convenio de: 1. El Señor nos perdona los pecados de los que nos arrepentimos. • Renovar nuestros convenios bautismales. • Comprometernos nuevamente a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, recordarle siempre y guardar Sus mandamientos. El momento de tomar la Santa Cena es uno de introspección, arrepentimiento y renovada dedicación. 2. El Señor promete que siempre podremos tener Su Espíritu con nosotros. Véase 3 Nefi 18:28–29; Moroni 4–5; D. y C. 20:75–79; 27:2; 46:4. E L M AT R I M O N I O E T E R N O : M A N U A L PA R A E L A L U M N O 90 CONVENIOS Y ORDENANZAS RECIBIR EL JURAMENTO Y CONVENIO DEL SACERDOCIO La autoridad Los convenios que hacemos con Dios Las bendiciones prometidas Un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec con la autoridad para efectuar la ordenación puede ordenar al Sacerdocio de Melquisedec a los miembros varones dignos, mediante la oración y la imposición de manos. Los poseedores del sacerdocio hacen convenio de: Los poseedores del sacerdocio dignos reciben las siguientes promesas: • Recibir de buena fe y con sincera intención el Sacerdocio Aarónico así como el de Melquisedec (véase D. y C. 84:33). • Cumplir con todas las responsabilidades relacionadas con los oficios del sacerdocio a los que son llamados, y magnificar así sus llamamientos. • Enseñar la palabra de Dios y obrar con todas sus fuerzas para llevar adelante los propósitos de Dios (véase Jacob 1:19). • Obtener conocimiento sobre el Evangelio (véase D. y C. 107:31). • Prestar servicio al consolar y fortalecer a los santos de Dios (véase Mosíah 18:8–9). • Ser obedientes y “estar diligentemente atentos a las palabras de vida eterna” (D. y C. 84:43). • Escuchar y seguir las revelaciones del Señor, viviendo “de toda palabra que sale de la boca de Dios” (vers. 44). Véase también élder Carlos E. Asay, Liahona, enero de 1986, págs. 35–37. E L M AT R I M O N I O E T E R N O : M A N U A L PA R A E L A L U M N O 1. “…son santificados por el Espíritu para la renovación de sus cuerpos” (D. y C. 84:33). 2. “Llegan a ser los hijos de Moisés y de Aarón, y la descendencia de Abraham” (vers. 34). 3. Llegan a ser miembros de “la iglesia y reino, y los elegidos de Dios” (vers. 34). 4. Reciben el reino del Padre y “todo lo que mi Padre tiene le será dado” (vers. 38). 5. Reciben la plenitud y la gloria del Padre y llegan a ser “dioses, sí, los hijos de Dios” (D. y C. 76:58). 6. Se les advierte que cualquiera que rechace este convenio y que “lo abandone totalmente, no recibirá perdón de los pecados en este mundo ni en el venidero” (D. y C. 84:41). El presidente Marion G. Romney, de la Primera Presidencia, hizo el siguiente comentario acerca de D. y C. 84:41: “No creo que se refiriera aquí al pecado imperdonable precisamente, aunque estoy diciendo que quienes recibimos el sacerdocio y comprendemos qué es lo que supone, pero no magnificamos nuestros llamamientos, perderemos algo que no podremos recobrar” (véase Liahona, septiembre de 1974, pág. 38). CONVENIOS Y ORDENANZAS 91 LA INVESTIDURA DEL TEMPLO La autoridad Los convenios que hacemos con Dios Las bendiciones prometidas La investidura del templo es una dádiva de poder y bendición espiritual proveniente de los cielos. Está constituida por el recibir instrucciones y ordenanzas de salvación y por el hacer convenios administrados por los oficiales autorizados sólo en los templos que han sido dedicados (véase D. y C. 95:8; 97:14; 109:13–15). Hacemos convenio de: 1. “Con la aceptación de cada convenio y la asunción de cada obligación, se pronuncia una bendición prometida” (Talmage, La Casa del Señor, pág. 90). Se considera que la investidura del templo es la continuación y culminación de los convenios contraídos al bautizarse. Los convenios del templo incluyen “pruebas mediante las cuales se puede saber cuál es nuestra disposición y aptitud para la rectitud” (John A. Widtsoe, Program of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, pág. 178). “…observar la ley de absoluta virtud y castidad, ser caritativo, benevolente, tolerante y puro; consagrar su talento y medios a la propagación de la verdad y el ennobleciendo de la raza humana; mantener su devoción a la causa de la verdad, y procurar en toda forma contribuir a la gran preparación a fin de que la tierra quede lista para recibir a su Rey, el Señor Jesucristo” (James E. Talmage, La Casa del Señor, pág. 90). 2. El profeta José Smith enseñó que la investidura fue diseñada para darnos “un concepto comprensivo de nuestra condición y verdadera relación con Dios”(Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 400), para “preparar a los discípulos para sus misiones en el mundo” (pág. 336), para impedir que seamos vencidos “por estas maldades” (pág. 316) y para permitirnos “alcanzar la plenitud de las bendiciones que se han preparado para la Iglesia del Primogénito” (pág. 237). 3. El presidente Gordon B. Hinckley dijo en la oración dedicatoria del Templo de Vernal, Utah: “Rogamos que lo visites, y que Tu Santo Espíritu more aquí con el fin de hacerlo santo para todos los que entren por sus puertas” (“We Thank Thee for This Sacred Structure,” Church News, 8 de noviembre de 1997, pág. 4). Por medio de la investidura del templo, podemos procurar “la plenitud del Espíritu Santo” (D. y C. 109:15). Se considera a las ordenanzas del templo un medio de recibir inspiración e instrucción por el Espíritu Santo y de prepararse para regresar a la presencia de Dios. E L M AT R I M O N I O E T E R N O : M A N U A L PA R A E L A L U M N O 92 CONVENIOS Y ORDENANZAS EL MATRIMONIO CELESTIAL La autoridad Los convenios que hacemos con Dios Las bendiciones prometidas Un oficiante del templo que tiene el poder sellador del sacerdocio invoca convenios que han de ser válidos por el tiempo y toda la eternidad. El matrimonio celestial tiene que ver con una ceremonia que se efectúa en el santo templo (véase D. y C. 131:1–3; 132:18–19). Las parejas que prometen vivir la ley del matrimonio celestial: 1. Marido y mujer recibirán la vida eterna en el mundo venidero, la gloria del reino celestial (véase D. y C. 88:4; Moisés 6:59). • Hacen convenio, en amor puro, de mantenerse fieles el uno al otro y a Dios por toda la eternidad. • Hacen convenio de limitar sus expresiones íntimas y sus relaciones sexuales al vínculo matrimonial. 2. Se convertirán en dioses con todo poder y heredarán “tronos, reinos, principados, potestades y dominios” (D. y C. 132:19). • Se comprometen a vivir de modo tal que contribuya a una vida familiar feliz y exitosa. 3. Obtendrán la exaltación en el grado más alto de la gloria celestial (véase D. y C. 131:1–4). • Hacen convenio “de fructificarse, multiplicarse y henchir la tierra (véase Génesis 1:28). Uno de los propósitos principales del matrimonio celestial en esta vida es el de crecer y madurar mediante el ser partícipes del poder creador de Dios al criar una familia en rectitud. Los padres establecen una asociación con Dios al participar en la procreación de cuerpos mortales que sirven para recibir a los hijos espirituales de Dios” (en Ludlow, Encyclopedia of Mormonism, tomo II, pág. 859). 4. Llegarán a conocer a Dios el Padre y a Jesucristo (véase D. y C. 132:48–50). E L M AT R I M O N I O E T E R N O : M A N U A L PA R A E L A L U M N O