UN PERFIL DE LA CASACIÓN CIVIL EN CUBA (O de cómo y por qué fracasamos) Dr. Ariel Mantecón Ramos Presidente de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos. Profesor de Derecho Procesal. Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana PRELIMINAR Cada año se establecen por abogados de Bufetes Colectivos unos tres mil recursos de casación en materia civil. De ellos, aproximadamente el noventa por ciento termina siendo desestimado. Se conoce que es este un remedio procesal de efectos limitados y con capacidad de control solo respecto a determinados extremos de las decisiones de los tribunales provinciales. No se trata de un nuevo juicio. El abogado, en la preparación del recurso, se debate entre su representado, que se considera perjudicado por el resultado del primer juicio y desea una revisión íntegra del asunto, y la metódica del recurso, que al no constituir un novum iudicium, obliga a ceñirse a un cauce cerrado de motivos y reduce el alcance revisor de la impugnación. Ello hace de la casación una de las acciones procesales de mayor dificultad para la abogacía practicante. El juez casacional, por otro lado, se aboca a la solución del recurso tratando de dar respuesta a una petición de tutela dentro de los moldes de este instrumento antiquísimo, instituido en Francia a finales del siglo XVIII no como medio de recomponer la justicia, sino como fórmula para garantizar la preeminencia de la voz del legislador sobre la del juez, es decir, para preservar la supremacía de la Ley sobre la interpretación judicial del Derecho. Ello coloca al tribunal de casación ante la difícil misión de restablecer la justicia ─es lo que pide al fin y al cabo el ciudadano recurrente, a quien desde luego le es indiferente la posible confrontación técnica entre la Ley y la decisión judicial ─ valiéndose de una herramienta no diseñada para ello. Tal contradicción la tendrá que resolver en su día el legislador, y no vemos otra forma que no sea la sustitución de este instrumento procesal por otro menos ritualista y de mayor alcance cognoscitivo. Del espectro complejo y reducido de la casación se deriva una práctica conceptualmente reincidente, tanto de los abogados, como del máximo tribunal. El recurso se desenvuelve en un tipo de argumentación circular que nos va develando, con cierta facilidad, las «patologías» de este medio de impugnación, entendidas como causas por las que tienden a fracasar los recursos que se interponen. En este estudio nos proponemos establecer, con ánimo de previsibilidad, algunas de estas patologías. Para ello hemos observado las líneas tendenciales que afloran en las soluciones de la Sala de lo Civil y Administrativo del Tribunal Supremo Popular 1 y permiten, por el hecho mismo de la reiteración, 1 En adelante TSP. 1 concretar un perfil del recurso, tanto en su dimensión general como en la de cada uno de los motivos que lo comprenden, plasmados en el artículo 630 de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico 2. En este punto, diremos que como los distintos motivos se utilizan con distinta frecuencia e intensidad en la sustentación de los recursos que se interponen ─los más utilizados son, inobjetablemente, los correspondientes a los apartados 1 y 9 del artículo 630 de la LPCALE 3─ es lógico que no todos estén representados por igual en la gama de soluciones del tribunal de casación. Por tanto, de las proposiciones que acogemos, algunas están más respaldadas por la reiteración que otras. Ante soluciones contradictorias relativas a una misma cuestión, nos hemos decantado por las decisiones que más se avienen a la esquemática estructural del motivo casacional a que se refieren, siempre desde un punto de vista personal. Ha de entenderse, a propósito, que el perfil que proponemos se sustenta en nuestra particular manera de comprender este medio de impugnación. Serán admisibles, obviamente, tantos «perfiles» de la casación como cuantos operadores procesales se decidan a estudiar el recurso con perspectiva de sistematización. I. PRIMERA PARTE: LÍNEAS GENERALES DE LA CASACIÓN CIVIL Pérdida de las funciones originarias del recurso Quien se enfrente a la práctica de la casación civil, debe empezar por comprender la filosofía general que preside el recurso en Cuba, muy distinta de la que lo inspiró en sus orígenes franceses. Lo que tenemos actualmente es un instrumento evolucionado, resultante de la Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1881 4, que abandonó la esencia meramente uniformadora y nomofiláctica de aquella casación del siglo XVIII. En efecto, y sin abundar mucho en el asunto 5, la casación actual dejó de ser uniformadora porque la Ley de Procedimiento Civil y Administrativo de 1974 6, que puso fin a la vigencia en Cuba de la Ley adjetiva española, se gestó en el ámbito de la reforma procesal de la década del setenta, cuyas bases se pronunciaban por suprimir la llamada jurisprudencia del máximo tribunal y atribuir a su Consejo de Gobierno la función de recoger las experiencias de la actividad judicial, a fin de 2 En adelante LPCALE. Este y otros elementos estadísticos, como los motivos que más tienden a combinarse o los argumentos cuestionadores que más se reiteran en los recursos comprendidos en una muestra dada, pueden observarse en PEREZ DE ALEJO BALMASEDA, R., Criterios y tendencias jurisprudenciales de la Sala de lo Civil y lo Administrativo del Tribunal Supremo Popular, Tesis en opción a la Licenciatura en Derecho, inédita, p. 24 y ss. 4 En adelante LEC. 5 La pérdida de las funciones uniformadora y nomofiláctica de la casación, las trato con más profundidad en «Rectificar el ángulo en el vértice: breve historia de la casación hispánica en Cuba», Revista Cubana de Derecho, año 2012, núm. 40, pp. 5 y ss. 6 En adelante LPCA. 3 2 dictar instrucciones de carácter obligatorio a los tribunales inferiores, a fin de propiciar una política uniforme en la interpretación y aplicación del derecho 7. La casación dejó asimismo de ser un recurso nomofiláctico porque su función no es ya, predominantemente, la de velar por la pureza de la interpretación judicial de la Ley, sino controlar la justicia de la decisión de mérito. En efecto, de aquel principio ancestral que excluye del ámbito del recurso el control sobre la justicia del caso, centrándolo en la tutela de la Ley, como ente general y como atribución del poder legislativo 8, se ha pasado a un concepto más práctico, según el cual el instituto de la casación es válido en tanto sea útil para recomponer la justicia de la sentencia de instancia. La casación combina la protección del ius contitutiones con la del ius litigatoris En estrecho vínculo con el tópico anterior se ubica el problema de la relación, en el ámbito de la casación civil, entre la tutela del ius contitutiones, equivalente al derecho objetivo vigente, y el ius litigatoris, que pudiera asimilarse al derecho subjetivo en juego 9. Nuestra sala casacional se mueve en este punto entre dos extremos. En una primera posición, se afilia a la idea de que la casación es una herramienta para defender la vigencia de la Ley en sentido objetivo, más allá del derecho específico cuya vulneración denuncia el recurrente. «La casación, si bien es un medio que la Ley prevé a las partes para la defensa de sus intereses, su alcance es mucho más trascendental, ya que tiende a restablecer el imperio de la Ley infringida o vulnerada por error, de ahí que sea obligado estimar implícito el objetivo de velar por la pureza en la aplicación o interpretación de la Ley en todo el territorio nacional» 10. Pero luego, en una segunda perspectiva, afirma la prevalencia del interés específico en juego, con independencia del quebrantamiento de la norma. «(…) No basta que exista una violación de ley para que la sentencia haya de ser, sin más, anulada sino que se necesita que la violación esté en relación de causalidad con la decisión, de tal suerte que declarar la violación pueda tener valor práctico» 11. Y el interés específico en juego –la justicia del caso– llega a tener tanto peso, que lleva a pasar por alto en ciertos casos la infracción de la Ley o el quebrantamiento de las formas si estos no afectan la fuerza de la decisión de mérito, sustentada en la visión que sobre la justicia del caso asume el máximo tribunal. En similar sentido, una sentencia cuyas determinaciones de fondo se asumen como correctas, puede quedar en pie, aun siendo ostensibles determinados 7 Esta es una importante definición política, que luego se arraiga en la Constitución de la República (artículo 121) y en la Ley de los Tribunales Populares (artículo 19, inciso h). 8 URRUTIA SALAS, M., Manual de Derecho Procesal, Editorial Jurídica de Chile, 1949, t. I, p. 237. 9 Adopto definiciones simplificadas en este punto. Para una profundización sobre estos conceptos, ver MORÓN PALOMINO, M., «Precisiones y significación constitucional del recurso de casación», La Ley, año 2004, núm. 6129. 10 Sentencia del Tribunal Supremo Popular (en adelante STSP) 847/2007, de 26 de septiembre. Casación administrativa. 11 STSP 416/2006, de 31 de mayo. Casación administrativa. 3 quebrantamientos (formales o de fondo) en el camino hacia la decisión que ella contiene. « (…) Aún con el desacierto que implica el pronunciamiento de la sentencia interpelada (…) la Sala estima que no resulta atinado por ello casar dicha sentencia si, en definitiva, la que en su lugar habría de dictarse sería del mismo tenor» 12. En conclusión, de una idea inicial de la casación como instrumento protector de la Ley, vista como sistema general o abstracto ─idea que enarbola el alto tribunal, sobre todo, cuando va a hacer uso de sus facultades anulatorias en el contexto de determinado recurso, a través de la impropiamente denominada «casación de oficio»─, se pasa a una concepción totalmente pragmática según la cual, más que a la protección de la Ley, la casación atiende a la afectación de los concretos derechos puestos en juego, de manera tal que no se casará una sentencia cuando, constatado un quebrantamiento normativo, este no llega a afectar la justicia del caso. La casación es un recurso limitado La estrechez de su ámbito cognoscitivo es una de las cualidades del recurso originario francés que preserva la casación actual. Esta es una circunstancia que en ocasiones se pasa por alto en la práctica. No se trata de una segunda instancia del proceso y, por tanto, no puede utilizarse para reproducir el juicio en todos sus pormenores. De tal manera, al recurrente no le está permitido canalizar, mediante esta acción de impugnación, inconformidades genéricas ni pretender revisar íntegramente el proceso. De ello se predica su carácter limitado y extraordinario. «La posibilidad que ofrece la Ley de cuestionar la sentencia interpelada, y acusar infracción por error, arbitrariedad o irracionalidad en la valoración de la prueba con mayor amplitud que la derogada Ley de Enjuiciamiento Civil, no implica que el recurso de casación haya perdido su carácter de impugnación excepcional, convirtiéndose en una nueva instancia judicial donde pueda reproducirse íntegramente la litis» 13. «(…) Aunque en lo formal ajusta su impugnación a los requerimientos de la casación, en su contenido la asimila a apelación pretendiendo una revisión íntegra del asunto prácticamente mediante una reproducción de la totalidad de los hechos alegados en sus escritos polémicos; sino que, por el contrario, la casación mantiene su condición de recurso de derecho limitado y extraordinario, procedente sólo contra aquellas resoluciones expresamente señaladas en el artículo seiscientos veintinueve de la ley rituaria y por las causales que ampara el artículo seiscientos treinta» 14. Legitimación para recurrir: El perjudicado Carece de legitimación para establecer el recurso cualquier sujeto procesal no afectado directamente por las disposiciones de la sentencia que se recurre. Ello implica que, aun cuando el recurso mantiene una esencia protectora de la pureza de la aplicación de la ley, únicamente al tribunal le está permitido ubicarse en una posición cuestionadora de tipo abstracto o neutro, superpuesta a los intereses de 12 STSP 447/2011, de 30 de noviembre. Casación civil. STSP 2166/2009, de 29 de diciembre. Casación administrativa. 14 STSP 519/2007, de 9 de octubre. Casación civil. 13 4 las partes. La legitimación para recurrir, en fin, será directamente dependiente de que quien recurra hubiere sido perjudicado por el fallo. «(…) El recurso que nos ocupa debe desestimarse in integrum, habida cuenta que al declararse sin lugar la demanda interpuesta por la no recurrente, no cabe dudas que el fallo de la sentencia interpelada no le causó agravio alguno a la ahora recurrente, dado que compareció en el pleito en la posición de parte demandada, quien en la súplica del escrito de contestación a la misma interesó que se realizara por el tribunal a quo el referido pronunciamiento y por tanto lo decidido en el pleito le resultó favorable, es decir que dicha sentencia no le lesionó derecho subjetivo alguno, por lo que carece de legitimación para establecer el recurso de casación que ahora nos ocupa» 15. Defender el derecho propio, no combatir el ajeno reconocido La casación, como remedio procesal, constituye una herramienta para enmendar la aplicación defectuosa de la Ley en la sentencia, no para dirimir controversias sobre declaraciones de derecho. Este remedio procesal no otorga una posibilidad de revisión teórica de la decisión judicial, ni faculta a una de las partes para erigirse en defensora de los derechos de otra, o de terceras personas. «El recurso que nos ocupa debe desestimarse in integrum, porque tanto en los motivos de prueba, como en los de fondo, la recurrente en realidad lo que hace es combatir el derecho reconocido a favor de su contraparte y por tanto no defiende el suyo, como lo exige la técnica de casación» 16. Procedencia: contra sentencias definitivas El primer y más general presupuesto de procedencia del recurso de casación, contemplado en el primer inciso del artículo 629 de la LPCALE, es el de las sentencias definitivas, entendidas como aquellas que agotan, con la instancia, el conocimiento del caso. El carácter de definitivo de una sentencia genera las bases de la cosa juzgada material, que impedirá una nueva discusión del asunto en procesos posteriores 17. «Procede el recurso de casación sólo contra las sentencias que tienen el concepto de definitivas, entendiéndose por tales las que, además de poner término al proceso, contra lo decidido en ellas ─y fuera del excepcional proceso de revisión─ no cabe ulterior discusión en la vía jurisdiccional, al menos por los que han sido partes, y producen, de ahí en cuanto a éstas, lo que comúnmente se conoce como excepción de cosa juzgada material» 18. Para establecer la condición de definitiva de una sentencia, no basta con evaluar en abstracto sus disposiciones, su estructura o apariencia formal. Se hace preciso penetrar a su contenido, por cuanto hay determinados fallos que formalmente deciden un asunto y ponen fin a su discusión en una instancia, pero no son definitivos, ya que dejan sin dirimir la cuestión de fondo. Ello sucede, por ejemplo: 15 STSP 426/2007, de 31 de julio. Casación civil. STSP 1156/2002, de 29 de noviembre. Casación administrativa. 17 Ver, para mayor abundamiento, Velazco Mugarra, E., «Lo definitivo en las sentencias civiles» (con H. Cedré Oña), Boletín Electrónico CIABO, año 2009, núm. 5. 18 STSP de 20 de octubre de 2004. Casación administrativa. 16 5 a) Cuando la sentencia que recae en proceso administrativo, se limita a devolver las actuaciones al órgano gubernativo a fin de que resuelva nuevamente el asunto, sea porque la resolución impugnada contiene defectos formales o porque quebrantó presupuestos procesales que impidieron una correcta solución de fondo. «En el presente caso, la resolución interpelada, al declarar con lugar en parte la demanda administrativa establecida por la ahora recurrente, dispuso la revocación de la resolución gubernativa que dictara el órgano administrativo, con la obligación de aquel de dictar otra en su lugar donde rectifique las medidas de ambos inmuebles, luego de razonar que la impugnada padece de incongruencias y que deja subsistente el litigio, en tanto se pronuncia solamente sobre las medidas del terreno que pertenece al no recurrente, a pesar de reconocer que existe entrecruzamiento de las dimensiones legalmente reconocidas a los inmuebles de ambos contendientes, dejando sentado que corresponde a la Administración delimitar los respectivos predios y pronunciarse en cuanto a la superficie total que para sí reclama la demandante, todo lo cual permite concluir que la impugnada no constituye una sentencia definitiva» 19. b) Cuando se trata de sentencias recaídas en procesos ejecutivos, que por su naturaleza, no generan el estado de cosa juzgada material. «En el presente caso, la resolución interpelada es de remate en proceso de ejecución de un título de crédito, por lo que la recta aplicación de lo estipulado en el artículo cuatrocientos noventa y ocho del precitado texto legal conduce a colegir que no constituye una sentencia definitiva y, por ende, no es susceptible de ser recurrida en casación» 20. c) Por la misma razón del inciso anterior, respecto a las sentencias dictadas en procesos de jurisdicción voluntaria. «El caso presentado está referido a interpelar la sentencia número noventa y nueve de fecha veinte de agosto del dos mil cuatro dictada por la Sala Segunda de lo Civil y de lo Administrativo del Tribunal Provincial Popular de Ciudad de la Habana resolviendo el recurso de apelación establecido contra el Auto dictado por el Tribunal Municipal Popular que declaró no acceder a la autorización judicial para permutar la vivienda propiedad de la menor hija de la actora, en el expediente promovido en Proceso de Jurisdicción Voluntaria por Utilidad y Necesidad número doce de dos mil cuatro, lo que a todas luces no está incluido en los casos señalados preceptivamente en el aludido artículo seiscientos veintinueve de la Ley adjetiva mencionada, ya que no se trata de una sentencia definitiva» 21. d) En los casos de sentencias que resuelven recursos de apelación disponiendo la nulidad de las actuaciones llevadas a efectos por el tribunal de primera instancia. «En el presente la resolución interpelada dispone la nulidad de las actuaciones llevadas a efecto por el Tribunal Popular Municipal de Varadero en razón del vicio que fue apreciado y que se detalla ampliamente en la sentencia, por lo que no cabe 19 STSP 366/2009, de 30 de abril. Casación administrativa. STSP 677/2004, de 30 de septiembre. Casación civil. 21 Auto del Tribunal Supremo Popular (en adelante ATSP), de 26 se septiembre de 2004. Casación civil. 20 6 dudas de que no resolvió el fondo del asunto y por tanto no constituye sentencia definitiva» 22. La casación no sustituye la inactividad de la primera instancia La pasividad de los litigantes, no accionando cuando debieron hacerlo, provoca el llamado aquietamiento de la parte, una suerte de principio según el cual, de la actitud indiferente o reacia a la defensa de los derechos o al desahogo de las cargas procesales, puede inferirse el consentimiento o la avenencia del litigante respecto a un estado de cosas que afecta sus intereses, así como, por derivación lógica, atribuirse validez a las actuaciones procesales defectuosas. En términos prácticos, se diría que no cabe defender en vía casacional lo que no se defendió en el procedimiento de instancia. «El motivo primero del recurso, fundado en el apartado seiscientos treinta, apartado uno, de la LPCALE, tampoco puede prosperar, porque resulta improcedente que se pretenda sustituir la inacción de la parte interesada, puesto que resulta principio de derecho procesal el que el consentimiento de las partes convalida las actuaciones judiciales y, en el caso, el inconforme no empleó los medios de impugnación que el mencionado cuerpo legal autoriza al unirse las actuaciones ni al declararse concluso el proceso, lo que inequívocamente fuerza al rechazo del motivo que se examina» 23. Alcance limitado de la relativización de las formas El artículo 633 de la LPCALE introduce una fórmula de relativización formal del recurso de casación, al disponer que la cita inadecuada del precepto autorizante o el incumplimiento de cualquier otro requisito formal no será obstáculo para la admisión del mismo, con tal que de los términos del mismo pueda inferirse el propósito del recurrente y en qué precepto debe ampararse. Este esquema flexible ofrece la posibilidad de «salvar» determinado recurso defectuoso, permitiéndole ingresar, con su admisión, al ámbito decisorio del TSP. Pero la relativización formal no es ilimitada, ni puede interpretarse al extremo de tolerar promociones casacionales que se aparten de la técnica de este medio de impugnación, quebrantando su lógica elemental, o que, en cuanto a su contenido, no dejen claras las intenciones de quien recurre, haciendo incomprensible el concepto de la inconformidad. «(…) El Libro Sexto, títulos I y IV de la LPCAL, establece las disposiciones generales de los recursos contra las resoluciones judiciales y las especificas del de casación; y en su artículo seiscientos treinta y dos, dispone que en el escrito de interposición del recurso el recurrente señalará, en párrafos separados y numerados las razones en que fundamenta el recurso con referencia a cada motivo que alegue; y en el presente si bien el motivo tercero se ampara en el número uno del artículo seiscientos treinta de la citada ley, no se ofrece concepto de la infracción pues la amalgama de argumentos y artículos que se citan no permiten a la Sala poder discernir los términos del recurso, por lo que este tribunal está impedido de determinar ante el incumplimiento del requisito antes señalado cual es el problema de infracción de determinada ley, y no es dable conceder el plazo a que se refiere el artículo 22 ATSP de 31 de enero de 2007. Casación civil. STSP 844/2005, de 30 de noviembre. Casación civil. 23 7 seiscientos tres, apartado tres, de la mencionada Ley, pues ello equivaldría por esta vía a un nuevo recurso» 24. La casación, contra el fallo El fallo es la parte propiamente decisoria de la sentencia, su pronunciamiento verdaderamente constitutivo, por cuanto mediante él se consagra un estado de cosas hacia el futuro. La casación, como remedio procesal, permite el tratamiento de inconformidades con ese nuevo estado de cosas resultante del proceso, no respecto a las consideraciones o estimaciones que utiliza el tribunal para sustentar finalmente su decisión, ubicadas normalmente en los «considerandos» de la sentencia. Es de reiterar que el recurso de casación no constituye un campo de discusión teórica, sino una herramienta para revertir decisiones injustas o no acomodadas al Derecho. Y estas resultan sólo del fallo, entendido como aquella parte de la sentencia que contiene la decisión (artículo 151.6 de la LPCALE). «La recurrente basa la infracción que acusa en el hecho de estimar que el tribunal no cumplió con las formalidades a que se contrae el artículo cuarenta y cinco de la Ley Adjetiva antes citada, pues con el mayor o menor acierto por parte de la Sala al exponer consideraciones relacionadas con normativas a aplicar en procesos futuros, lo cierto es que la casación se da contra el fallo de la sentencia y no contra el contenido de sus consideraciones» 25. II. SEGUNDA PARTE: PERFIL DE LOS MOTIVOS DE CASACIÓN Motivo primero: infracción de Ley (artículo 630.1 de la LPCALE) a) Ataque directo al contenido fáctico: Mediante el motivo del inciso 1 del artículo 630 de la LPCALE se permite al recurrente impugnar las sentencias o resoluciones que contengan infracción por falta de aplicación, interpretación errónea o aplicación indebida, con trascendencia al fallo, de las leyes, de las interpretaciones de éstas emanadas del Consejo de Estado, de las instrucciones de carácter obligatorio dictadas por el Pleno del TSP o su Consejo de Gobierno. Como se sabe, la casación no constituye una segunda instancia. Este motivo se limita, por ende, al control de la aplicación del Derecho en la sentencia, y repele la discusión de los elementos fácticos del proceso. En consecuencia, constituye un error de articulación de este motivo eludir el núcleo de hechos que ha tomado en cuenta el tribunal y esbozar la inconformidad tratando de «contar» una historia diferente, así como aportar elementos que no forman parte de la narrativa fáctica de la sentencia. «Es reiterado el pronunciamiento de esta Sala respecto a que, para impugnar el fondo de una sentencia en casación al amparo de la causal primera del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico, viene obligado quien recurre a respetar los supuestos de hecho en que descansa la misma, sin contradecirlos, afirmando otros en contrario (…) y el 24 STSP exp. 937/2003, de 26 de diciembre. Casación civil. STSP 489/2006, de 27 de junio. Casación civil. 25 8 impugnante, haciendo caso omiso a la naturaleza de la causal invocada, contradice los hechos acreditados en la sentencia combatida» 26. b) Falta de relevancia práctica de la infracción denunciada: El quebrantamiento de la norma no basta por sí solo para provocar la revocación de la sentencia por este motivo casacional. Es necesario que la infracción, que habrá de poner de manifiesto y argumentar con claridad el recurrente, sea relevante como sustento de la decisión que se combate y le cause un perjuicio real, o sea que los efectos nocivos de la infracción deben ser evidenciados, e ir más allá de la mera equivocación analítica o argumental de la sentencia. «No basta que exista una violación de ley para que la sentencia haya de ser, sin más, anulada sino que se necesita que la violación esté en relación de causalidad con la decisión, de tal suerte que declarar la violación pueda tener valor práctico, esto es, resulte de la decisión de la cuestión concreta de derecho, y no meramente de la labor intelectiva de los jueces cual sería un simple error de razonamiento cometido en la motivación» 27. c) Error simple en la aplicación de la norma: Es este un error básico de articulación del recurso, en el sentido de que se reduce a una equivocación del reclamante, al estimar aplicable al caso en cuestión la norma que aduce quebrantada cuando en realidad no lo es. «No resultan aplicables al caso que nos ocupa las normas que se citan como infringidas, las que tutelan situaciones distintas a la que quedó demostrada en el curso del proceso y a la que estaba obligada a sujetarse la quejosa, por exigirlo así la técnica del amparo escogido» 28. d) Suplantación de criterio interpretativo del tribunal: Es obvio que este motivo de casación permite la crítica al sistema interpretativo del tribunal de instancia, puesto que de otro modo sería impracticable como herramienta de impugnación. Pero la fórmula cuestionadora ha de ser completa y contundente, lo más objetiva posible, evitando dar idea de que lo que pretende el recurrente es sustituir el criterio argumentativo del tribunal de instancia por el suyo propio. «Los recurrentes le imputan a la Sala a quo aplicación errónea de los preceptos que señalan infringidos, sobre la base de la interpretación que a su juicio debió dársele a los mencionados (…) no existiendo fundamento legal para ello, pues se basa en consideraciones no contenidas en el precepto, y en el caso resulta apreciable el cuidado y esmero con que se fundamentó la sentencia, y por tanto no puede prevalecer la interpretación de la norma a cargo de los recurrentes, pues se aparta de la esencia y espíritu propio de la misma» 29. Motivo segundo: congruencia (artículo 630.2 de la LPCALE) a) Congruencia. Definición: De la obligatoria vinculación del contenido de la decisión judicial al de las pretensiones de las partes nace el llamado principio de congruencia, indispensable para sostener un sistema ordenado de solución de 26 STSP 893/2006, de 29 de diciembre. Casación civil. STSP 416/2006, de 29 de mayo. Casación civil. 28 STSP 807/2006, de 29 de septiembre. Casación administrativa. 29 STSP 303/2007, de 30 de mayo. Casación civil. 27 9 conflictos en la vía judicial. El principio de congruencia tiene su sustento básico en el artículo 146 de la LPCALE, en cuanto a que las sentencias deberán ser congruentes con las pretensiones y excepciones deducidas oportunamente en el proceso, y en su caso, con los nuevos aspectos apreciados por el tribunal, con arreglo a las condiciones y formalidades establecidas en el artículo 45 de la Ley procesal, haciendo las declaraciones que éstas requieran, estimándolas o desestimándolas, y decidiendo todos los puntos litigiosos que hayan sido objeto del debate. El artículo 630.2 de la LPCALE habilita el recurso de casación por el vicio de incongruencia, y completa, con formulación negativa, el cuadro técnico de este principio. Así, serán incongruencias aquellas sentencias en que el tribunal otorgue más de lo planteado, omita resolver sobre alguna cuestión propuesta, o contengan disposiciones contradictorias. «El artículo ciento cuarenta y seis de la mencionada Ley de Procedimiento Civil dispone que las sentencias deben ser congruentes con las pretensiones oportunamente deducidas por las partes, haciendo las declaraciones que estas requieran, estimándolas o desestimándolas y el incumplimiento de lo expresado se constituye en causal de casación, de lo que puede resumirse que existen cuatro situaciones que pueden ocasionar por este motivo la nulidad de la sentencia que se interpela, a saber: el fallo incongruente, que es el que no guarda coincidencia con las pretensiones deducidas por las partes en el pleito, fallo excesivo, que es el que concede más de lo pedido por las partes, con la excepción de que por el tribunal se haya hecho uso de lo dispuesto en el artículo cuarenta y cinco de la citada Ley de Tramites Civiles, fallo omiso o diminuto, que es el cual no hace declaración sobre alguna de las pretensiones deducidas en al asunto, ─no se trata de que se dé menos de lo pedido ya que ello es facultad del órgano jurisdiccional─, y el fallo contradictorio, que es aquel que contiene pronunciamientos incompatibles entre sí, de tal suerte que se excluyen y se hacen ineficaces» 30. a) Congruencia, hacia el fallo, no hacia sus fundamentos: La congruencia, como concepto, impone un deber de correlación entre el fallo y las pretensiones. Por ello, para estimar que una sentencia es incongruente, el recurrente debe centrarse en la comparación de estos elementos, no entre otros de la demanda y la sentencia. Así, por ejemplo, constituye un error tratar de deducir el vicio de incongruencia contrastando los argumentos de la sentencia (considerandos) con las peticiones de las partes en sus escritos alegatorios (pretensiones). «El defecto que se denuncia no surge de los fundamentos jurídicos de la sentencia con las pretensiones oportunamente deducidas por las partes, sino que lo que impone tal principio es una racional adecuación del fallo a dichas pretensiones, es decir lo que importa a los fines de determinación de la congruencia es que los pronunciamientos del fallo dejen resueltos todos los extremos debatidos» 31. b) Congruencia, hacia el fallo, no hacia la prueba: Por similares razones, no debe sustentarse el vicio de incongruencia en la contradicción de la parte dispositiva de la sentencia con el resultado probatorio. La actividad valorativa de la prueba 30 STSP 274/2007, de 18 de mayo. Casación civil. STSP 176/2007, de 28 de febrero. Casación administrativa. 31 10 corresponde al tribunal y las infracciones atribuibles a ella deben encausarse por otro motivo de casación, no por el de la incongruencia. «(…) La incongruencia no supone en forma alguna, que cuando el considerando de la sentencia sindicada difiera de criterios valorativos de la prueba que la parte ha pretendido, se produzca ese defecto procesal, porque, en definitiva, lo que impone tal principio es una racional adecuación del fallo a las pretensiones de las partes, y no es posible por tanto hablar de incongruencia de la sentencia, que hubo de pronunciarse por lo pretendido por el quejoso, sólo que en sentido adverso a su interés» 32. c) Congruencia. Solución implícita: La congruencia impone al tribunal el deber de dejar resueltas todas las cuestiones planteadas. Para dar por satisfecho este deber, no hay que exigir que el órgano responda de forma expresa cada una de las solicitudes deducidas. Así, la solución dada a una petición de orden positivo de una parte, puede entenderse como respuesta implícita a cualquier otra petición de signo contrario deducida sobre el mismo objeto (naturalmente, por la contraparte). «(…) La Sala no omitió declarar sobre las pretensiones que formularan los accionantes, sino que acogió parcialmente las mismas por las razones que de la sentencia constan, así que inequívocamente ha de estimarse que ésta rechaza implícitamente todas las excepciones opuestas, aunque las silencie, por lo que no es omisa» 33.«Debe entenderse que si se declaró haber lugar a la demanda, tal pronunciamiento alcanza a todas las cuestiones y excepciones que en su momento alegó y ejercitó la parte demandada» 34. d) Congruencia. Desfasaje cualitativo, no cuantitativo: El deber de dar respuesta a todas las peticiones deducidas no implica que el tribunal se obligue a conceder todo lo que pide la parte. La congruencia impone una correlación cualitativa entre pretensiones y fallo, no una correspondencia cuantitativa. Dar menos de lo pedido es perfectamente lícito, lo que no lo es, es responder menos peticiones de las que se formularon. «Fallo omiso o diminuto es aquel que no hace declaración sobre alguna de las pretensiones deducidas en al asunto ─ no se trata de que se dé menos de lo pedido ya que ello es facultad del órgano jurisdiccional─» 35. «(…) Al declararse con lugar parcialmente el recurso y con lugar en parte la demanda es evidente que lo sucedido es que se otorgó menos de lo pedido que es una atribución de la Sala y por tanto la incongruencia imputada a la sentencia cuestionada no existe» 36. e) Congruencia. Contradicción entre las distintas disposiciones del fallo: Una de las variantes de la incongruencia es, como ya observamos, la contradicción, pero esta no ha de entenderse como contraposición entre el fallo y el resto de los elementos de la sentencia, sino entre los distintos elementos del propio fallo. Se trata de una malformación de la parte dispositiva que hace virtualmente imposible la ejecución de la sentencia. 32 STSP 1352/2000, de 29 de diciembre. Casación administrativa. STSP exp. 719/2003, de 23 de julio. Casación administrativa. 34 STSP 39/2007, de 30 de enero. Casación civil. 35 STSP 54/2006, de 31 de enero. Casación civil. 36 STSP exp. 510/2004, de 26 de agosto. Casación civil. 33 11 «Existe incongruencia cuando la sentencia en su fallo resuelve en exceso o cosa distinta de lo pedido por las partes, deja de resolver lo interesado o contiene pronunciamientos opuestos, excluyentes o recíprocamente invalidantes, supuesto que concurre en el caso sujeto a examen, en que la Sala a quo ha incurrido en evidente contradicción, al estimar responsable al recurrente del accidente de tránsito acaecido en el que resultó dañado el vehículo asegurado y sin embargo, aunque le negó el derecho a la reposición del auto, dispuso a su favor la indemnización correspondiente» 37. «(…) El artículo ciento cuarenta y seis de la mencionada Ley (…) lo que exige es que en el fallo de la sentencia no contenga pronunciamientos opuestos entre sí que imposibiliten su ejecución» 38. Motivo tercero: cosa juzgada y litis pendencia (artículo 630.3 de la LPCALE) a) Cosa juzgada y litis pendencia. Conceptualización: El motivo del artículo 630.3 de la LPCALE da tratamiento casacional a los fallos desestimatorios de las excepciones de cosa juzgada y litis pendencia oportunamente alegadas en el proceso. Ambas, como se sabe, se perfilan alrededor de una misma problemática, la de la confluencia de pretensiones similares en procesos diferentes, con capacidad para generar fallos contradictorios; y se diferencian por el grado de consumación de la decisión previa. Así, la litis pendencia se refiere a un asunto previo en tramitación y la cosa juzgada a un caso ya decidido. Esta última, sobre todo, se erige en pilar estructural de la seguridad jurídica, por cuanto protege el espectro de la sentencia consumada y preserva su eficacia. A la cosa juzgada puede atribuírsele un sentido negativo, consistente en evitar que un caso resuelto pueda ser ventilado nuevamente, y un sentido positivo, dado por la fuerza que otorga a la sentencia en lo sucesivo y frente a cualquier circunstancia. «El estado de incertidumbre que se crea por la existencia de un proceso civil desaparece cuando la sentencia que pone fin al mismo alcanza la condición de firme. Esta sentencia expresa la voluntad del Estado, que se manifiesta mediante el órgano a quien se le atribuye la función jurisdiccional, respecto a la aplicación del Derecho para resolver un determinado litigio; por su parte la firmeza de la sentencia señala el momento en que, en aras de la seguridad jurídica, el resultado del proceso no puede ser atacado y la fuerza que el ordenamiento jurídico concede a esa sentencia es lo que se denomina cosa juzgada, la decisión final que se adopta en un proceso va a proyectarse en primer orden, sobre el caso que se somete a examen, confiriendo al mismo una solución estable, pero la fuerza vinculante de lo decidido puede estar referida también a un proceso distinto y posterior en que sean sometidas a enjuiciamiento situaciones cuya decisión judicial puede erigirse en una amenaza a la estabilidad de lo que ya fue resuelto y para lograr esa estabilidad hay que impedir a su vez que lo ya decidido se someta a un nuevo enjuiciamiento, lo que se consigue plenamente mediante los efectos de la cosa juzgada, que produce que la sentencia firme sea inatacable en un proceso posterior, y es aquella un vínculo de naturaleza jurídica pública que obliga a los jueces a no juzgar nuevamente, lo que se haya decidido con anterioridad; por una parte ningún tribunal puede pronunciarse sobre la misma pretensión ya resuelta y decidida, que constituye el efecto negativo, excluyente o preclusivo de la cosa juzgada y por otra parte, los tribunales han de 37 STSP 232/2006, de 14 de abril. Casación civil. STSP 494/2010, de 31 de mayo. Casación administrativa. 38 12 ajustarse a lo juzgado en un proceso anterior cuando hayan de decidir sobre una situación respecto a la que la sentencia recaída es condicionante, lo que constituye lo que comúnmente se conoce como efecto positivo de la cosa juzgada; ahora bien para que esta surta sus efectos, tienen que darse determinados presupuestos, límites o requisitos, los que deberán referirse al concepto de pretensión procesal y a sus elementos identificadores; la pretensión procesal constituye el objeto del proceso civil y para identificarla hay que tener en cuenta los elementos subjetivos de la misma, es decir, quién es la persona que la interpone y contra quién, y sus elementos objetivos, o sea, la petición que se dirige al órgano jurisdiccional y lo que se alega como fundamento de esa petición» 39. b) Cosa juzgada. Sólo frente a su desestimación: El motivo casacional del artículo 630.3 de la LPCALE está previsto para dar tratamiento a la infracción de la cosa juzgada sólo cuando ésta, habiéndose propuesto como excepción, resulta denegada. O sea, el motivo da cobertura solamente a una decisión negativa. Cuando sucede lo contrario, es decir, cuando el tribunal ha acogido la excepción de cosa juzgada, la parte procesal afectada por esta decisión debe encaminar su recurso de casación a través del artículo 630.1 de la LPCALE, en el entendido de que lo que produce técnicamente en este supuesto es una infracción de Ley (generalmente del artículo 352 de la LPCALE). «(…) El único motivo del recurso, amparado en el apartado primero del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral no puede prosperar, porque la recurrente al plantear la tesis que sostiene con el fin de desvirtuar la excepción de cosa juzgada estimada por el tribunal a quo, hace abstracción de los efectos del proceso anterior en que se conoció y resolvió igual petición en sentido adverso a su interés, lo que no puede obviarse en virtud del resultado procesal» 40. c) Cosa Juzgada. Carencia de fuerza preclusiva de la decisión interlocutoria: Postula el artículo 234 de la LPCALE que la excepción de cosa juzgada, aun siendo perentoria, cuando sea la única que se interponga se tramitará como dilatoria. Es una determinación que se expresará, desde luego, a través de auto. Y cuando el tribunal se pronuncia mediante este tipo de resolución por desestimar la excepción propuesta, nada impide que finalmente la acoja en la sentencia, si en el transcurso del proceso aparecieren elementos que evidencien la concurrencia de la tríada de identidades que exige el artículo 352 de la LPCALE, entiéndase la identidad entre las cosas, las causas, las personas de los litigantes y la calidad con que lo fueron. En consecuencia, una decisión interlocutoria que se pronuncia por desestimar la excepción de la cosa juzgada no tiene carácter preclusivo y puede ser rectificada en la sentencia. «Si bien el demandado en el trámite de contestación de la demanda alegó la excepción de cosa juzgada como dilatoria, y tramitada por la vía del incidente se declaró no haber lugar a su admisión mediante el auto dictado, ello resulta intrascendente a los efectos de la nulidad en casación de la sentencia que se interesa, puesto que tal resolución está reservada para cuando la cuestión a decidir reviste simple carácter formal, sin afectar el fondo a la pretensión considerada en sí 39 STSP exp. 629/2001, de 26 de agosto. Casación civil. STSP 249/2006, de 219 de abril. Casación civil. 40 13 misma, y aun careciendo de la formalidad de una sentencia, pone también fin al proceso aunque por razones de orden procesal y no definitivas lo cual no es el caso analizado, por lo que tal circunstancia no impide al tribunal que la cosa juzgada alegada como excepción perentoria, y una vez sustanciado el proceso por sus trámites legales y tras el análisis de los medios de prueba aportados a tal fin, le ofrecieron suficiente convicción a la Sala de instancia para decidir declararla con lugar mediante la correspondiente sentencia» 41. d) Litis pendencia. Se requiere concurrencia de identidades: La litis pendencia es un estado intermedio de la cosa juzgada, o sea, es la cosa juzgada en estado de latencia. Esta se refiere al fallo anterior dictado, y aquella al proceso anterior aún no concluido. Visto así, no basta para entender configurado el estado de litis pendencia en un litigio con que se manifieste una simple similitud con el proceso anterior sustanciado en el mismo o distinto tribunal, sino que deben manifestarse las identidades a que se refiere el comentado artículo 352 de la LPCALE. «Del examen de las actuaciones, no se observa el quebrantamiento procesal a que alude la inconforme en el concepto de infracción, si se tiene en cuenta que la causal en cuestión recoge la desestimación de la litis pendencia alegada como excepción, lo que obedece al fin de que no exista un proceso cuando exista otro en trámites sobre similar objeto, evitando así la coexistencia de fallos contradictorios, pero tiene como base la exigencia de tres identidades esenciales, a saber, de los sujetos, del objeto del litigio o petitum, y la de causa de pedir o causa petendi, .que resulta visible no coinciden en el presente asunto, pues a ello no puede asimilarse la posterior promoción por la demandada, ahora recurrente, de proceso reivindicatorio radicado al número sesenta y tres, pues aunque cabe considerar que no se afecta la identidad subjetiva por el hecho de ser distinta la posición en la relación jurídico procesal en ambos procesos, si mengua su eficacia el que, luego de apreciar de conjunto tanto los hechos controvertidos como los fundamentos de derecho que identifican la relación jurídica en que se basa la pretensión, no estén presentes las restantes identidades y, en tal virtud, el motivo debe ser desestimado» 42. Motivo cuarto: falta de Legitimación (artículo 630.4 de la LPCALE) a) Legitimación. Idea General: La legitimación es una compleja categoría relativa al sistema de cualidades del sujeto de la relación procesal. Para identificar el requisito de la legitimación, se ha de estar a la capacidad genérica del sujeto para actuar no en cualquier proceso, sino en el proceso específico de que se trate. Esta es una cualidad que empieza a desplegarse a partir de la afirmación de titularidad del accionante sobre el derecho que reclama. O sea, un primer elemento de la legitimación se predica de que el sujeto se atribuya a sí mismo el derecho sobre lo que será objeto del proceso. «El principio de oportunidad (…) significa que el proceso civil no es el único sistema posible para la actuación del derecho objetivo de las personas (…) las personas pueden acudir a varios medios para su restauración, uno de los cuales consiste en instar la tutela por los órganos jurisdiccionales del Estado (…); la incoación del proceso civil queda sujeta a la voluntad del titular del derecho, siendo ese titular el que debe decidir si es oportuno o no para la defensa de su derecho acudir a instar la 41 STSP 387/2007, de 29 de junio. Casación civil. STSP 214/2014, de 30 de abril. Casación civil 42 14 tutela jurisdiccional, la cual no puede ser dispensada de oficio por el tribunal, ni tampoco en virtud de persona distinta del titular del derecho subjetivo; por otra parte si el derecho subjetivo existe, y si la obligación correlativa existe sólo podrá saberse al final del proceso, pero de inicio el proceso sólo tendrá sentido si el que lo insta afirma ser el titular del derecho e imputa la titularidad de la obligación a quien demanda, se puede afirmar que la posición habilitante para formular la pretensión, o para que contra alguien se formule, ha de radicar necesariamente en la afirmación de la titularidad del derecho subjetivo material y en la imputación de la titularidad de la obligación; en el caso, le viene dada al que accionó de manera originaria, que es en la que el demandante comparece al proceso afirmando ser el titular de un derecho subjetivo que originariamente le pertenece, siendo quien acciona parte interesada (…)» 43. b) Falta de legitimación. No se incluye entre las excepciones dilatorias del artículo 233 de la LPCALE: No debe confundirse la falta de legitimación con la falta de personalidad, prevista como excepción dilatoria en el artículo 233.2 de la LPCALE, y particularmente con la denominada legitimación derivada─una variante atípica de la legitimación─, que tiene que ver, como más adelante obs ervaremos, con la falta de carácter con el que se comparece, que al integrarse como uno de los supuestos de falta de personalidad, sí debe ser tratada como excepción dilatoria. «La Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico, como ya ha señalado esta Sala, al abordar el tema de la falta de personalidad como excepción dilatoria que autoriza oponer a la demanda, no trata de manera expresa el instituto jurídico de la legitimación; se observa que se concreta a la falta de personalidad de las partes por carecer de la capacidad procesal para comparecer, o por no tener el carácter o representación con que se reclama o se le demanda, según se trate del actor o del demandado, o por no acreditar debidamente su representación en el proceso, constituyendo esta excepción sin lugar a dudas una de las que mayor complejidad reviste para su exacta comprensión, dado que en ese precepto se suceden tres situaciones jurídicas diferentes (…). Sin embargo, si de legitimación se trata el artículo seiscientos treinta apartado cuarto de la Ley, donde se recoge uno de los motivos por los que puede impugnarse una sentencia en casación es la falta de aquella activa o pasiva, oportunamente propuesta e indebidamente negada en la resolución que, resolviendo el fondo, pone fin al pleito, resulta alegable como excepción perentoria de las oponibles al amparo del párrafo final del citado artículo doscientos treinta y tres» 44. c) Falta de legitimación. Cuestión de fondo: El conflicto por la falta de legitimación, siendo esta una cualidad atinente al vínculo específico del sujeto con el objeto del proceso, no puede ser decidido in limine litis. Es cuestión de fondo y, por tanto, debe resolverse en la sentencia. «Aunque en la doctrina científica se sostiene aún singular debate sobre si la legitimación es una cuestión procesal, de fondo o incluso que debe ser analizada de manera preliminar a resolver la litis, entendida por demás como la particular y determinada condición que debe tener la parte con relación al objeto del proceso, a diferencia del carácter que se refiere al sujeto, en la vigente Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico el problema de la legitimación se identifica 43 STSP exp. 937/2003, de 26 de diciembre. Casación civil. STSP 579/2007, de 29 de junio. Casación administrativa. 44 15 con la justificación del derecho material y los efectos que se observen generarán problemas de falta de acción y no de personalidad, así como la capacidad procesal implica aptitud genérica para ser parte en cualquier proceso, la legitimación implica la aptitud para ser parte en un proceso concreto, de lo que se puede colegir que la demanda de un derecho sólo puede ejercitarse por quien es titular de este y debe ser dirigida contra la persona que según la relación material preexistente está en la obligación de dar cumplida satisfacción a la pretensión que se deduzca en ella, por esa sencilla razón, los problemas que surjan acerca de quién puede ejercitar una acción o contra quién, no son de carácter procesal sino de fondo, así lo ha entendido de manera reiterada esta Sala superior de justicia, de ahí la improcedencia del Auto recurrido que resuelve in limine litis una cuestión para lo cual debió decursar el proceso por todos sus trámites hasta la sentencia correspondiente, pues incluso en el caso la actora es la esposa del donatario y presunta donante, por lo que la resolución combatida le puede lesionar un derecho subjetivo siendo evidente su interés legítimo en el proceso, todo lo que fuerza a estimar el primer motivo del recurso» 45. d) Legitimación: Alegación previa: Está claramente establecido en el artículo 630.4 de la LPCALE que el recurso de casación constituye una vía residual para el tratamiento del problema de la falta de legitimación. Para que sea admisible como cuestión casacional, esta debe haber sido planteada como excepción en el proceso de instancia. «(…) La falta de legitimación pasiva no puede alegarse en casación si no se intentó la subsanación estableciendo sucesivamente los recursos correspondientes contra la resolución que tuvo por parte a la demandada en cuestión» 46. Motivo quinto: falta de personalidad (artículo 630.5 de la LPCALE) a) La falta de personalidad como ausencia de capacidad procesal para comparecer: La personalidad es una cualidad de las partes en el proceso civil. Su carencia puede ser ventilada como excepción dilatoria, al ser comprendida como tal en el artículo 233 de la LPCALE, un precepto que incluye tres vertientes distintas. Desde un primer punto de vista, la personalidad puede asimilarse a la capacidad de obrar del Derecho Civil, que llevada al plano procesal, implicaría aptitud para reclamar tutela jurídica dentro de un proceso. El artículo 63 de la LPCALE define que son capaces para comparecer en el proceso e instar ante los tribunales las personas naturales que estén en el pleno ejercicio de sus derechos civiles. «Equivale a la capacidad de obrar del Derecho Civil, capacidad para actuar en el proceso en nombre propio o en representación de otro, es la que permite realizar con eficacia los actos procesales que a las partes les están atribuidos y con ello participar activamente en el proceso. Bien entendido que como regla general, puede ser parte quien tiene capacidad procesal si no está incluido en una causa de incapacidad de las que se establecen en la ley (…)» 47. b) La falta de personalidad como ausencia del carácter o la representación con que se reclama o demanda: Esta variante incluye dos supuestos distintos. En primer orden, habla de la falta de carácter que, como se ha dicho, encarna una 45 STSP 430/2009, de 29 de mayo. Casación Administrativa. STSP exp. 366/2002, de 16 de octubre. Casación civil. 47 STSP 36/2005, de 31 de enero Casación civil. 46 16 variante atípica de la falta de legitimación, pero permanece dentro de los marcos del concepto de la personalidad y debe ser tratada como excepción dilatoria. Se asocia este supuesto a aquellos casos en que el sujeto no defiende un derecho originario propio, sino uno que le ha sido transferido por otra persona y trae causa del derecho original atribuido a ella. «La segunda situación que se configura es la relativa al carácter o representación con que se comparece. Aquí la personalidad se desdobla en dos: el carácter y la representación, la primera debe estimarse como la especial condición que debe tener una persona para poder participar en un proceso determinado, generalmente, cuando el derecho que se reclama proviene de habérselo transmitido otro; el artículo doscientos veintiséis de la citada Ley Procesal Civil establece que con la demanda y la contestación se presentarán los documentos justificativos de la representación y el carácter con que se comparece, lo que indica que esa especial condición con que identificamos el carácter es necesario acreditarla desde el mismo momento en que se formule o se conteste la demanda, como resulta ser el caso de una persona que comparece en un determinado proceso para ejercitar sus derechos como heredero, cuyo carácter debe ser acreditado con el correspondiente auto o acta de declaración de herederos o copia auténtica del testamento, y si esto no se cumpliera podría oponerse con éxito la excepción dilatoria que franquea el inciso dos del artículo doscientos treinta y tres de la citada ley; se trata, pues, en estos supuestos de que quien comparece es persona distinta de aquella que ostenta la condición de parte en la relación jurídico material; en otro orden de cosas, cuando una persona comparece en su nombre reclamando derechos propios no está obligado a acreditar esa especial condición, ya que al ser el titular de la relación jurídico material no resulta necesario que se acredite documentalmente el carácter con el cual actúa, de todo lo que pudiese colegirse que el carácter está referido en la ley rituaria mencionada a las cualidades que, además de las subjetivas que el concepto de capacidad supone, expresa una relación subjetiva y objetiva del sujeto con el objeto del proceso, o lo que es lo mismo, como la especial vinculación que debe tener un individuo con el objeto de la relación jurídico material para que pueda admitirse en el pleito que de aquella se derive, es el caso que aunque se trate de personalidad resulta común en la doctrina que se le identifique como legitimación por sustitución, alegable como excepción dilatoria» 48. La otra variante dentro de este segundo supuesto es la referida a la carencia de representación, que no se refiere a la que se constituye voluntariamente, para satisfacer un régimen de postulación procesal, por ejemplo, sino a la representación que debe ostentar quien figura como parte en el proceso en su condición de director o presidente de una entidad, o de padre con patria potestad sobre su menor hijo. « (…) Sentado lo anterior, no cabe dudar que el citado artículo doscientos treinta y tres apartado dos al referirse a la representación, se contrae indudablemente a una forma cualificada de acreditar el carácter con que se actúa en un determinado proceso, vinculado ello al desempeño de una determinada responsabilidad dentro de una entidad, o por un mandato específico de la ley. No es, evidentemente, el caso a que se refiere la postulación procesal de un abogado, que constituye el tercer supuesto de esta excepción dilatoria, cual es, la representación que debe tener de 48 STSP 579/2007, de 29 de junio. Casación administrativa. 17 quien figura como parte en el proceso en su condición de director de una empresa, presidente de una sociedad anónima o compañía, o padre con patria potestad sobre su menor hijo; aquí el derecho que se reclama tiene un titular a cuyo favor se actúa y esta condición se justifica con la demanda o su contestación, como lo exige el artículo doscientos veintiséis de la Ley Procesal Civil, debiendo acompañarse, según sea el caso, la copia de los estatutos en que se demuestre que la persona que comparece está facultada para representar a la sociedad, el acuerdo de la junta de accionistas donde se confiere dicha facultad, la resolución de nombramiento del director de una empresa y en el caso de los padres, la correspondiente certificación de nacimiento que pruebe la filiación» 49. c) La falta de personalidad como deficiente acreditación de la postulación procesal: Esta es la variante más simple de la falta de personalidad, y se circunscribe a las deficiencias en el régimen de la postulación procesal, constreñidas a la calidad del poder conferido al abogado para la representación en pleito. «En el caso quien demanda posee capacidad procesal para comparecer conforme preconiza el artículo sesenta y tres de la ley mencionada, lo que acredita con el poder convenientemente protocolizado a favor del letrado que garantiza la postulación procesal del compareciente» 50. Motivo sexto: falta de Estado (artículo 630.6 de la LPCALE) a) Falta de estado. Idea general: La falta de estado no se incluía como excepción en la LEC. Es creación del legislador de la LPCA. Con ella se establece un control sobre la integración de la relación procesal, o sea, sobre la conformación subjetiva de la litis. La Ley, mediante este instituto, vela porque sean llamados los sujetos que deben comparecer para que este quede válidamente constituido el proceso. «Para acusar la falta de estado de la demanda es preciso sean omitidas personas que debían haber figurado en ella, sea como actores o como demandados, afectando el principio de contradicción que exige sean oídos todos los interesados en el pleito, vale decir, los presuntos afectados por la sentencia que en su día se dicte, en tanto existe un presupuesto de eficacia de la relación jurídico procesal determinado por la ley sustantiva o relacionado con la naturaleza del derecho reclamado que hace preciso, para que el tribunal se pronuncie sobre el fondo, que comparezcan todos los interesados a quienes ha de alcanzar su decisión por su relación con lo controvertido» 51. b) Falta de estado. Solo respecto a sujetos imprescindibles: La falta de estado, como excepción, está prevista para proteger la concurrencia al proceso de sujetos que debieron estar presentes en el proceso, o sea, aquellos sin cuya presencia no queda válidamente conformado el lazo procesal, no de cualquier persona que pudiese tener un interés hipotético y no concretado en expectativas ciertas e inmediatas sobre lo que es objeto de discusión. «El segundo motivo en que la recurrente apoya el recurso, invocado al amparo del apartado sexto del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, 49 STSP 1066/2011, de 7 de septiembre. Casación administrativa. STSP 742/2001, de 29 de junio. Casación civil. 51 STSP 1025/2009, de 27 de octubre. Casación administrativa. 50 18 Administrativo, Laboral y Económico denuncia que incurre la Sala en error que trasciende al fallo por no haber estimado la excepción de falta de estado que interpusiera de cara a enervar la litis planteada por su contraria en juicio, equívoco que de la revisión de las actuaciones no se constata, habida cuenta que la sostuvo con soslayo de que su virtualidad queda supeditada a que la parte actora dirija la demanda contra quienes indefectiblemente deban formar parte del proceso como sujetos de la relación jurídico procesal, ya sea porque lo establece la ley o porque el alcance de la resolución que se dicte, pueda lesionar directamente intereses de un tercero vinculado al derecho material que se reclama, que aunque pueda este intervenir voluntariamente al pleito o ser llamado oficiosamente por el tribunal, pero en tal condición no siempre se está legitimado para comparecer al pleito, sino cuando prima un interés legítimo cuyo derecho subjetivo pueda cercenar el fallo jurisdiccional judicial, por no haber sido oídos por el órgano sentenciador, supuesto que no acontece en el caso, en tanto pretende la impugnante se incorporen a la relación jurídico procesal quienes no intervinieron en el otorgamiento del acto de aceptación y adjudicación de la herencia de la causante, justamente porque ella obvió declarar como herederos» 52. c) Falta de Estado. Sólo frente a obligaciones indivisibles: La falta de estado, para ser llevada como motivo casacional al amparo del artículo 630.6 de la LPCALE, exige como requisito que las obligaciones que debieron cumplir las personas de cuya presencia se prescindió, sean de naturaleza indivisible. Con ello, queda fuera del espectro protector del recurso cualquier supuesto enmarcado en obligaciones de otra índole. «El segundo motivo del recurso, sustentado en el supuesto sexto del artículo seiscientos treinta de la Ley de Trámites no puede alcanzar éxito pues el precepto escogido al referirse a los demandados, refrenda como infracción el no haberlo realizado contra todos los obligados a la ejecución o cumplimiento de lo que se reclame, siempre que se trate de obligaciones indivisibles; de lo que ha de colegirse, que la referida situación no se aviene a lo que se está discutiendo pues ha de entender quien recurre que el objeto del proceso no está encaminado al cumplimiento de obligación alguna, sino a la determinación de un derecho subjetivo a favor de uno de los herederos de la propietaria fallecida, con relación a la vivienda que quedara libre de ocupantes al deceso de la misma, cuestión que por sí sola basta para declarar la improcedencia del presente motivo» 53. d) Falta de estado. Requiere alegación previa: El tratamiento de la falta de estado en vía casacional, como sucede con otras incidencias ya analizadas, es de carácter secundario. O sea, para que resulte admisible como motivo casacional, debe haber sido alegada oportunamente como excepción en el proceso de instancia. No procede plantearla como cuestión nueva en vía de recurso. «El motivo segundo del recurso, con amparo en el apartado seis del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico, no puede tener éxito, porque se acusa la falta de estado en el proceso por no haber accionado conjuntamente la esposa del promovente, argumento que no fue opuesto oportunamente por la entidad recurrente, como excepción dilatoria, antes 52 STSP 52/2014, de 28 de febrero. Casación civil. STSP 177/2011, de 25 de febrero. Casación administrativa. 53 19 de contestar la demanda y pretende ahora, mediante el recurso, introducir cuestión nueva no debatida en la instancia» 54. e) Falta de Estado: Inaplicabilidad a estadios anteriores: No cabe cuestionar por medio de la casación la falta de completamiento de la relación procesal en estadios anteriores a la fase propiamente judicial. Esta precisión es aplicable a los procesos contenciosos, cuando el recurrente pretende cuestionar la sentencia denunciando en vía casacional la ausencia de determinado sujeto que debió comparecer desde la fase gubernativa. «La falta de estado del proceso que contempla el apartado seis del artículo doscientos treinta y tres de la expresada ley es alegable y aplicable dentro del proceso que se está conociendo, sin que pueda atribuirse a otros anteriores en que no fueron demandadas todas las personas que debieron serlo para que quedara constituida la relación procesal, mucho menos si de reclamaciones ante la administración se trata, pues para esos casos es de aplicación la facultad que establece el artículo ciento treinta de la Ley General de la Vivienda, de la cual hizo uso el recurrente al impugnar la resolución que estimó lesionaba sus intereses» 55. Motivo séptimo: recusación (artículo 630.7 de la LPCALE) a) Recusación. Debe haber sido intentada: El artículo 630.7 de la LPCALE permite llevar a discusión en vía de recurso la infracción consistente en haber concurrido a dictar sentencia uno o más jueces cuya recusación fundada en causa legal e intentada en tiempo, se hubiese estimado, o desestimado no obstante ser procedente. De la letra del precepto resulta obvio que no procede el planteamiento de esta cuestión si no se estableció el incidente de rigor, en el proceso de instancia, para poner de manifiesto y demostrar la causa de la recusación. «La viabilidad del instituto de la recusación, conforme a lo previsto en el primer párrafo del artículo cincuenta y tres de la citada Ley de Trámites, está requerida de haberse presentado en el primer escrito que presente el recusante una vez que tenga conocimiento de la intervención del Juez en quien concurra alguna de las causas que establece el precepto que le sigue, y el examen de las actuaciones permite advertir que el que expresamente intenta ahora recusar, formó parte del tribunal que tramitaba el pleito, puesto que aparece marginando la providencia de trece de julio notificada debidamente a su representante en autos, y no obstante interesó la celebración de vista pública con fecha dieciocho del propio mes sin hacer alusión a ese extremo, e incluso el referido juez participó en el señalado acto, sin que por el impugnante se formulara objeción a ello en la forma verbal que autoriza el tercer párrafo del citado artículo cincuenta y tres, y siendo así obvio resulta que el planteamiento de tal situación ante esta sala constituye cuestión nueva en el recurso, lo que determina la improcedencia de estimar la infracción acusada» 56. b) Recusación como quebrantamiento procesal, procede por motivo distinto: Nada impide que, no habiéndose promovido la recusación en el proceso de instancia y concurriendo en un juez una causal inhabilitante, esta pueda ser llevada a casación, no ya al amparo de este motivo, sino del que franquea el artículo 630.1 54 STSP 235/2013, de 31 de mayo. Casación civil. STSP exp. 107/2002, de 12 de febrero. Casación administrativa. 56 STSP. 1067/2005, de 18 de noviembre Casación administrativa. 55 20 de la LPCALE, sobre todo cuando la presencia de este juez es causa de infracciones procesales que afectan la validez de la sentencia. «En el caso, se señaló día y hora para la celebración de la vista, la que tuvo efecto el día quince de julio del dos mil tres, con la participación como juez lego de JAF, quien también consta entre aquellos que dictaron la sentencia interpelada, constatándose que es cierto como aduce la recurrente que las declaraciones del mismo como testigo obran en el cuaderno de pruebas de la parte actora, por lo que es evidente que de ese modo la Sala sentenciadora incurrió en el quebrantamiento de una formalidad esencial del juicio, puesto que dicho juez venía obligado a excusarse del conocimiento del asunto conforme determina el artículo sesenta en relación con el apartado seis del artículo cincuenta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral y, siendo así, se impone estimar el motivo bajo examen» 57. c) Recusación. Actos no definitivos del ponente: Aún intentada y ventilada la recusación, y constatada la concurrencia de la causa alegada, puede llegar a desestimarse el motivo casacional si el juez aludido no participó en actos definitivos del proceso, como el de acordar y dictar sentencia. «(…) del examen de las actuaciones se advierte que, con posterioridad a la recusación que la ahora recurrente formuló contra la designada inicialmente jueza ponente del proceso, ésta no tuvo participación alguna en la continuación de su tramitación, y mucho menos en el acto de dictar la sentencia definitiva, cuya circunstancia pone de manifiesto que en modo alguno se haya colocado a dicha inconforme en estado de indefensión, resultando por otra parte improcedente su pretensión de nulidad de actuaciones procesales anteriores, puesto que ese alcance no aparece recogido en el capítulo VIII Título I del Libro Primero del citado cuerpo legal regulador de la situación cuestionada» 58. Motivo octavo: número de votos conformes (artículo 630.8 de la LPCALE) a) Número de votos conformes. Indebida composición del tribunal. Procede este motivo de casación cuando se dicta sentencia por un número de votos conformes inferior al legalmente establecido. Una forma de manifestarse esta infracción es la integración del tribunal por un número de jueces inferior a los que corresponden, según la Ley, a la naturaleza del caso, es decir, cuando, debiendo constituirse el tribunal en composición ampliada, lo hace en fórmula simple o reducida. «La compraventa del vehículo asciende a la suma de cuatro mil dólares, suma que en todo caso estimada de conformidad con el valor del cambio en CADECA, según lo establecido en el Acuerdo 299, Dictamen 394 de 2000 del Consejo de Gobierno del Tribunal Supremo Popular, específico de la materia penal, pero de aplicación extensiva a la materia civil, por cuanto da la solución para determinar por ejemplo la composición que deberá adoptar el tribunal en correspondencia con lo establecido en el inciso dos del artículo 35 de la Ley de los Tribunales Populares, en relación con el inciso b) del artículo 39 de su Reglamento, luego entonces, según lo señalado, la Sala que decidió el asunto debió adoptar constitución ampliada y se resolvió con composición simple» 59. 57 STSP exp. 1210/2003, de 26 de noviembre. Casación administrativa. STSP 1129/2006, de 29 de diciembre. Casación civil. 59 STSP 573/2006, de 31 de agosto. Casación civil. 58 21 b) Número de votos conformes. Se está al original de la sentencia: La concurrencia de los jueces al dictado de la sentencia, como acto esencial del procedimiento, queda expresada y refrendada formalmente en la suscripción o rubricado de la misma. Antes de llevar el incumplimiento de esta formalidad a la vía casacional, es saludable estudiar el original de la sentencia, que es el que acredita la concurrencia del número de votos establecidos para dar validez a la decisión. Otro sería el quebrantamiento procesal si hubiere falta de concordancia entre este y las copias que se expidan. «El motivo es inatinente, habida cuenta que por el mismo se denuncia la concurrencia de falta que no se atempera a las circunstancias expuestas en el ordinal autorizante, expresamente referida a que la sentencia hubiere sido dictada por un número de votos conformes inferior al legalmente establecido, lo que por sí bastaría para declarar su improcedencia; lo que no obsta que se diga que el concepto de infracción narra una situación fáctica distinta a la que se advierte del examen de las actuaciones donde el original de la sentencia interpelada consta marginada, redactada y firmada conforme a derecho por lo que en todo caso la situación expuesta hubiere sido susceptible de solicitud de aclaración de sentencia en su oportunidad» 60. c) Número de votos conformes. Intrascendencia del acta de votación: Es determinante, para sostener esta causal de casación, que el quebrantamiento de la formalidad procesal pueda constatarse en la sentencia, no en el acta u otros instrumentos internos de trabajo del tribunal. «En el caso de análisis se cumplió por el tribunal de instancia con lo establecido en el apartado dos del artículo treinta y cinco de la Ley ochenta y dos, de mil novecientos noventa y siete, Ley de los Tribunales Populares, en relación con el apartado (b) del artículo treinta y nueve de su Reglamento, dado que según se advierte de la interpelada sentencia se decidió el asunto en constitución ampliada, atendiendo al valor de los bienes reclamados, cuestión que es vinculante con lo regulado en los artículos ciento treinta y uno y ciento treinta y dos de la Ley de Trámites, habida cuenta que constituye cuestión distinta lo relacionado con el acta de votación a que se refiere el recurrente, que como instrumento de trabajo se estableció por Acuerdo número cuatro de enero de mil novecientos ochenta y tres del Consejo de Gobierno del Tribunal Supremo Popular, cuya finalidad no fue otra que garantizar el debido control sobre los fallos acordados en cada una de las especialidades, elementos de juicio que nos permiten concluir que lo esencial, a los efectos de la causal escogida, que el defecto denunciado se advierta en la sentencia» 61. d) Número de votos conformes. Error en la denominación del juez ponente: En los procesos seguidos por los tribunales provinciales en composición reducida, un error en la denominación del juez ponente puede considerarse intrascendente, siempre que quede el juez aludido dentro de los que integraron el tribunal, dado que en estos casos el órgano se integra por un único juez profesional, que será siempre el ponente. «La mención como ponente de jueza no integrante del tribunal que dictó la sentencia es sólo un injustificado error, que en puridad no trasciende ni tiene efecto vinculante 60 STSP exp. 647/2003 de 10 de junio. Casación administrativa. STSP 274/2010, de 30 de septiembre. Casación civil. 61 22 alguno con proceder impropio que ponga en riesgo la transparencia y probidad de la decisión; se trata de una cuestión de forma, que aunque injustificada no merita por ello casar y anular la sentencia, si en definitiva la que en su lugar habría de dictarse con excepción, de lo relacionado en cuanto a la denominación del juez ponente, sería del propio tenor de la casada, habida cuenta que la cuestión relacionada con la denominación en la sentencia del juez ponente es formal, especialmente cuando se trata de tribunales integrados en composición simple en sede provincial, pues según el artículo treinta y cinco inciso uno de la Ley ochenta y dos, de mil novecientos noventa y siete, Ley de los Tribunales Populares, las Salas de los Tribunales Provinciales se constituyen por un juez profesional y dos jueces legos, mientras que por su parte en el artículo ciento veintidós de la Ley de Trámites se señala que la designación del juez ponente recaerá en uno de los jueces profesionales adscriptos a la Sala, por lo que obvio resulta que en el caso al existir sólo un juez profesional en el mismo coinciden las funciones de presidir, y de juez ponente; por ello no es casual que en el artículo ciento cincuenta de la mencionada Ley Adjetiva, al relacionar las partes de la sentencia, en el inciso cuatro de consigne que se expresará el nombre del Juez ponente, cuando proceda, o sea que esa denominación expresa no es procedente en todas las sentencias; advirtiéndose además que tanto en el acta de discusión como en la sentencia coincide la firma de la juez con que se marginó la sentencia, razón por la cual el presente debe rechazarse» 62. Motivo noveno: Infracción de la valoración probatoria (artículo 630.9 de la LPCALE) El motivo del artículo 630.9 de la LPCALE es sin duda el más utilizado en los recursos de casación. Se sustenta en el error, con trascendencia al fallo, en la apreciación de una prueba, al no reconocérsele la eficacia que la ley le atribuye expresamente o valorarla de modo irracional o arbitrario, y siempre que, en ambos casos, sea suficiente por sí o en relación con otras igualmente válidas, para tener por justificada una situación de hecho a favor del recurrente, distinta a la que se hubiere tomado en cuenta para dictar sentencia. El perfil de este motivo queda delineado en toda una gama de pronunciamientos de la sala de casación ─más amplia, por la propia naturaleza del concepto de la impugnación, en este caso, que la del resto de los motivos ─, en los cuales pueden identificarse algunos errores que tienden a cometerse en la redacción del recurso. a) Error de articulación formal del recurso: Constituye un error estructural del motivo omitir el precepto contentivo de la regla valorativa infringida por el tribunal, cuando se trata de medios probatorios de valoración tasada. Es obvio que quien acusa su infracción, debe poner de manifiesto expresamente a qué reglas se refiere. «Es reiterado el criterio de esta Sala en el sentido de que el artículo cuarenta y tres de la mencionada Ley exclusivamente establece la obligación de los Tribunales de apreciar la prueba de acuerdo con el valor que la ley atribuye a cada una, sin que la expresada norma sea reguladora de la apreciación específica de algún determinado medio probatorio, razón por la que no se puede señalar de forma aislada sino en 62 STSP 315/2010, de 29 de octubre. Casación civil. 23 relación con el precepto que norma el valor o eficacia de la prueba que se considera apreciada con error por el tribunal de instancia» 63. b) Error de articulación material del recurso: No se trata en este caso, como en el supuesto anterior, de que el recurrente omita consignar la regla de valoración probatoria que ha sido infringida, sino de que, habiéndolo hecho, prescinde de dar razones que ilustren o justifiquen dicha infracción. «A los efectos de la casación, corresponde al inconforme expresar específica y señaladamente las vulneraciones de tales reglas de valoración en que la Sala de instancia haya incurrido; y en el presente asunto la casacionista, no cumple los señalados presupuestos (…)» 64. «No basta la mera enunciación de la disposición legal que se considera haya sido infringida, sino que es ineludible la obligación por parte de la recurrente de exponer con la necesaria precisión las razones en que la sustenta (…)» 65. c) Desubicación de la función valorativa de las pruebas: Se comete este error cuando de la narrativa empleada por el recurrente para denunciar la infracción en la valoración probatoria, se infiere que solicita al tribunal una valoración del material obrante en los términos en que debió realizarla el tribunal de instancia. El postulante, con ello, atribuye al tribunal de casación una función que compete al de instancia. Cierto es que este motivo presupone la revalorización de la prueba por parte del máximo tribunal, pero en su fundamentación se debe eludir aquel tipo de argumento que da idea de una burda suplantación de roles en la administración de justicia. Este motivo, dado el propio alcance de la casación, permite una valoración correctiva, no una reedición de la actividad valorativa del tribunal de procedencia. «La apreciación de la prueba es cuestión que compete al tribunal sentenciador y es corregible en casación sólo si se verifica que se dejó de reconocer la eficacia que la Ley le atribuye expresamente al medio de prueba, o su valoración irracional o arbitraria. El recurrente cuestiona la eficacia probatoria conferida por la Sala de instancia a cada una de las pruebas a que hace referencia, con franco desconocimiento de que tal función le viene expresamente atribuida al órgano de justicia por imperio de lo preceptuado en el artículo cuarenta y tres del mencionado texto legal (…)» 66. d) Invasión de la autoridad valorativa del tribunal: Este es un problema sobre todo de lógica narrativa. El recurrente, cuando de este motivo se trata, no tiene otra vía que proponer la revaloración de la prueba, pero debe hacerlo con el cuidado suficiente para no transmitir la noción de que pretende, con su esquema argumental, suplantar sin más al del tribunal. El motivo debe plantearse y fundamentarse con objetividad, no sustanciarse en criterios y elucubraciones que denoten una confusión de atribuciones, o que, como indica reiteradamente la sala de casación, evidencien que el recurrente ha pretendido erigirse en «juez de su propio asunto». 63 STSP21/2007, de 25 de enero. Casación civil. STSP 171/2007, de 27 de febrero. Casación administrativa. 65 STSP 972/2008, de 30 de septiembre. Casación administrativa. 66 STSP 92/2007, de 23 de febrero, Casación civil. 64 24 «Los dos motivos de que consta el recurso de casación interpuesto, ambos invocados al amparo del ordinal noveno del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico, en los que se acusan como infringidos los artículos cuarenta y tres, doscientos ochenta, apartado primero y trescientos cuarenta y ocho, de la ley rituaria, no pueden prosperar y deben íntegramente desestimarse, porque no tipifica la infracción denunciada la valoración del material probatorio del proceso efectuada por el tribunal sentenciador, que no resulta coincidente con el criterio sostenido por la parte recurrente, habida cuenta que semejante función es exclusiva del órgano jurisdiccional, en lo concerniente a acoger unas pruebas y desestimar otras mediante el correspondiente análisis contenido en los «considerandos» de la sentencia interpelada, que en el caso no se advierte lo hubiera sido con error, irracionalidad o arbitrariedad y no le es dable a la parte desfavorecida sustituir esa convicción judicial con su propio parecer en vano intento de erigirse en juez de su propio asunto» 67. e) Error de estimación de la eficacia confirmatoria relativa del medio de prueba en función del resultado: El recurrente denuncia en este caso que el resultado de tal o cual prueba ha sido ignorado, cuando la información resultante de la diligencia no ha sido en verdad soslayada, sino que otras pruebas practicadas tienen mayor fuerza confirmatoria y apoyan un resultado distinto (la prueba es buena, pero otras dieron mejor resultado, normalmente en contra del recurrente). «No resulta cierto que la Sala de instancia incurriera en error al valorar las pruebas que se señalan, habida cuenta que tal afirmación se sostiene en atribuirle eficacia, con trascendencia al fallo a aquéllas que fueron practicadas a instancia de la recurrente, y más concretamente a determinados elementos de ellas» 68. f) Error de estimación de la eficacia confirmatoria relativa del medio de prueba, en función del valor que le atribuye la Ley: En este supuesto, el recurrente defiende la relevancia de determinada diligencia, soslayando que un medio de prueba distinto ha sido más eficaz y confiere un mayor apoyo a la decisión fáctica que cuestiona, no ya, como en el caso anterior, desde el punto de vista del resultado que arrojó, sino de su fuerza probatoria implícita, o sea, del valor que le otorga la Ley. «Hace abstracción la recurrente que el reconocimiento judicial es una prueba de carácter directo mediante la cual el tribunal a quo toma conocimiento inmediato del objeto de la misma, característica que influye de forma decisiva en su valor probatorio, ya que el aludido órgano no valora propiamente esta prueba en el sentido que lo hace en los demás medios probatorios, sino que se persuade de la realidad de lo examinado, incluso por encima del contenido reseñado en el acta» 69. g) Error de estimación de la eficacia confirmatoria absoluta del medio de prueba: En los supuestos anteriores se pone de manifiesto un error en la estimación de la eficacia relativa de determinado medio de prueba, entendido así porque el recurrente compara una prueba con otra. Ahora no se trata de tal comparación, sino de que el postulante sobrevalora la prueba en sí misma, puesto que esta sí es eficaz como medio demostrativo, pero para acreditar hechos distintos a los que se 67 STSP 452/2014, de 11 de julio. Casación civil. STSP381/2007, de 29 de junio. Casación civil. 69 STSP 903/2006, de 29 de diciembre. Casación civil. 68 25 han pretendido probar (la prueba es buena, pero para demostrar otros hechos, normalmente contrarios a los que intenta sustentar el recurrente). «El motivo en el que se acusa error con trascendencia al fallo en la apreciación de la prueba no puede prosperar, porque el tribunal de instancia no deja de apreciarla, ni de reconocerle la eficacia que la Ley le atribuye, sino que reconociéndole su virtualidad probatoria al contenido de los documentos traídos al proceso, deriva de los mismos distinta conclusión de la que aduce la recurrente» (…)» 70. h) Estimación errónea de la relevancia de la prueba: No hay en este caso error en la determinación de la fuerza confirmatoria del medio de prueba, sino en la relevancia del hecho que mediante ella se acredita (la prueba es buena pero el hecho no). «Que el primer motivo del recurso con amparo en el apartado nueve del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral no puede prosperar, porque el documento a que hace referencia la recurrente interesando que a su vista se pueda estimar acreditado que desconocía que el causante mantuvo hasta su fallecimiento el estado civil de casado con otra mujer deviene irrelevante al respecto, habida cuenta que esa situación por sí sola impide el éxito de la acción de reconocimiento emprendida en su demanda» 71. i) División del resultado de la prueba: El motivo por infracción de la valoración de las pruebas comporta casi siempre un balance de resultados probatorios. Ello presupondrá, en muchos casos, el uso de una argumentación selectiva que privilegie unos medios, obviamente los favorables a la posición del recurrente, en detrimento de otros. Este balance ha de esbozarse, sin embargo, de la forma más equilibrada posible, evitando llevar a extremos el sentido discriminador que inevitablemente tendrá que asumirse en la fundamentación de este motivo. «No es compatible con la naturaleza del recurso de casación que el recurrente oponga su criterio al del mismo, sólo tomando en cuenta aquellas cuestiones de las pruebas que señala que estima le favorecen, es decir dividiéndolas en mucho de los casos y haciendo abstracción de otras (…)» 72. j) Error simple de valoración: En este caso el recurso descansa en atribuir determinado valor a medios de prueba que, a consideración del tribunal de casación, no tienen fuerza suficiente para modificar la sentencia. Este termina validando, per se, la decisión de instancia. «El segundo motivo del recurso no puede prosperar, habida cuenta que la sentencia recurrida hace mesurado análisis de las pruebas aportadas al proceso, que le permitió arribar a la conclusión acerca de los hechos que estimó demostrados, en adecuado ejercicio de la facultad que al respecto le confiere con carácter exclusivo el artículo cuarenta y tres de la citada Ley de trámites, sin que se evidencie haya desconocido los principios y reglas que dicha norma impone» 73. Motivo décimo: exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción (artículo 630.10 de la LPCALE) 70 STSP 347/2007, de 29 de junio. Casación Civil. STSP 40/2006, de 31 de enero. Casación Civil. 72 STSP 43/2006, de 31 de enero. Casación civil. 73 STSP 878/2006, de 25 de octubre. Casación administrativa. 71 26 a) Jurisdicción no es sinónimo de competencia: La jurisdicción es una potestad dimanante del poder del estado, ejercida en el ámbito de la administración de justicia, por órganos específicamente empoderados para ello, a través del mecanismo legal establecido (el proceso). El artículo 1 de la LPCALE atribuye la jurisdicción civil a los tribunales de esta especialidad a distintos niveles. El artículo 4, luego, dispone que la falta de jurisdicción es declarable de oficio en cualquier estado del proceso, y el motivo de casación que nos ocupa, permite atacar las sentencias que denoten exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción, por haber conocido el tribunal de instancia de un asunto no correspondiente a los tribunales de justicia, o por haberlo dejado de conocer, cuando hubiere el deber de hacerlo. La competencia, por otra parte, es la medida de asignación de la jurisdicción a favor de determinado tribunal. Ambos conceptos no deben confundirse. «La jurisdicción y competencia aunque están íntimamente relacionadas son cuestiones distintas, referida la primera a la facultad dimanante del Estado y concedida a determinados órganos para actuar dirimiendo conflictos con arreglo a lo establecido en las leyes, mientras que la segunda, a partir de criterios de medida atinentes a la materia, cuantía o lugar, determina el repartimiento de dichos asuntos entre los diferentes órganos con jurisdicción, de ahí que se le conozca como medida de aquella» 74. b) Exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción, no de la competencia: Queda claro de la redacción de este motivo de casación que lo que se controla es el uso de la facultad jurisdiccional atribuida al órgano de instancia, no el ejercicio de la competencia. «La recurrente confunde los conceptos de jurisdicción y competencia, olvidando que en virtud de la primera se dilucida si determinado asunto debe ser conocido por los tribunales de justicia o en su defecto por órgano no judicial, mientras que la segunda, por ello bien llamada medida de la jurisdicción, determina a cuál de los tribunales de diferente orden jerárquico o de distinta demarcación territorial le corresponderá en razón de la materia o la cuantía, respectivamente, el conocimiento de determinado asunto; y en el presente se constata que el tribunal de instancia ha declarado su incompetencia por razón de la materia para conocer de la demanda e inadmisible ésta, por lo que en modo alguno incurrió el juzgador en el abuso o exceso en el ejercicio de su jurisdicción y competencia a que alude la inconforme, que en todo caso pudiera argüir que ha habido defecto en cuanto a la segunda» 75 «El motivo único en que se sustenta el recurso, con amparo en el apartado diez del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico es improcedente, puesto que la causal en cuestión se refiere al abuso por exceso o defecto de jurisdicción, conociendo el tribunal de materia que no le sea propia o dejando de conocer cuando debió hacerlo, circunstancias diferentes de las que acontecen en el caso, en que el auto combatido se limita a rechazar de plano la promoción declarando la falta de competencia por razón de la materia» 76. 74 STSP 829/2006, de 29 de septiembre. Casación administrativa. STSP 1212/2008, de 8 de diciembre. Casación administrativa. 76 STSP 417/2013, de 30 de agosto. Casación civil. 75 27 c) Jurisdicción. Derecho comunicable: El derecho del ciudadano a la jurisdicción, que lo habilita para acudir a los tribunales a impetrar justicia, se hace comunicable bajo determinadas circunstancias de conexidad subjetiva de la litis. O sea, que un sujeto que en principio carece del derecho de reclamar ante determinado órgano jurisdiccional, puede ser «arrastrado» por otro que sí lo tiene y por tanto el tribunal debe conocer de su reclamación. Ello implica una interpretación flexible y amplia del ámbito de la jurisdicción, de modo que no se restrinja su dimensión subjetiva. «Deviene inequívoco que si respondiera la impugnación intentada ante la sala a quo exclusivamente a la pretensión de la declarada ilegal IFCD, por las razones que fueren, para su conocimiento carecía de jurisdicción dicho órgano, pero es lo cierto que dicha acción está emprendida igualmente por JGT, a quien expresamente no se le atribuye dicho carácter, puesto que el pronunciamiento en lo que a él respecta lo es el de la pérdida del derecho que ostenta sobre el inmueble cuestionado, situación para la que no existe norma legal que impida sea impugnado en la vía jurisdiccional, y cuyo resultado evidentemente arrastrará la virtualidad del de ocupación ilegal antes referido, de lo que sigue que al negarle el tribunal de instancia la posibilidad de hacerlo, desconoce la previsión del apartado uno del artículo seiscientos sesenta y seis de la citada Ley de trámites, y por consiguiente incurrió en la infracción que se denuncia» 77. Motivo onceno: falta de emplazamiento (artículo 630.11 de la LPCALE) a) Falta de Emplazamiento: Requiere preparación: Para que pueda argüirse en casación la falta de emplazamiento de las personas que debieron ser citadas como parte en el proceso, tal y como postula este motivo de casación, es indispensable la preparación del recurso, esto es, que haya intentado la subsanación del defecto en el proceso de instancia mediante las acciones y recursos correspondientes. «El tercer motivo del recurso amparado en el apartado onceno del artículo seiscientos treinta de la LPCALE no puede prosperar, pues el éxito de dicho amparo exige su correcta preparación, es decir que se haya intentado la subsanación de la informalidad en que consista, requisito que no cumplió y en consecuencia deviene inadmisible desde su inicio, y al no considerarse así en su momento procesal oportuno por esta Sala, en este estado se declara su improcedencia» 78. b) Emplazamiento: Constitutivo de la relación procesal, a los efectos de ser parte: Este motivo de casación propende a que sean llamados al proceso aquellos sujetos que deben participar en carácter de partes, no en otra condición, por más que pueda entenderse que se les deba imponer del curso del asunto, o darle traslado de escritos o actuaciones. Se tutela sólo la participación de los sujetos que configuran el cuadro básico de la relación procesal. «El motivo debe desestimarse, porque las circunstancias argumentadas en el concepto de infracción no se ajustan a los presupuestos a que se contrae el apartado once del artículo seiscientos treinta de la misma es decir a la falta de emplazamiento de quienes debieron ser citados como partes en el proceso si se tiene en cuenta que lo pretendido por escrito a fojas doscientos cuatro fue que se diera traslado de la 77 STSP exp. 1395/2003, de 16 de diciembre. Casación administrativa. STSP 238/2000, de 31 de marzo. Casación civil. 78 28 impugnación de una prueba documental al Instituto Nacional de la Vivienda, petición francamente improcedente, por lo que dicho motivo era inadmisible de origen y debe declararse ahora improcedente» 79. c) Falta de emplazamiento. Sólo respecto a demandados o anunciados: La falta de emplazamiento debe ser entendida sólo respecto a sujetos a quienes correspondía llamar al proceso, en tanto fueron demandados por el reclamante. En el proceso civil, una de las cargas del demandante es la de definir el cuadro pasivo de la relación procesal, y es a partir del desahogo oportuno de tal carga que el tribunal puede cumplir su obligación de emplazar. «La falta de emplazamiento que refiere el amparo invocado, recae sobre personas que debieron ser citadas como parte al proceso, precisamente de las demandadas por el quejoso y todas lo fueron, de lo que se colige que si faltó alguna otra no es sino responsabilidad del propio inconforme, por todo lo cual el examinado motivo no puede prosperar» 80. Motivo duodécimo: Denegación de prueba (artículo 630.12 de la LPCALE) a) Denegación de prueba y denegación de apertura del proceso a prueba: El motivo de casación del artículo 630.12 de la LPCALE está previsto para cuestionar la denegación de cualquier diligencia de prueba admisible en derecho, y cuya falta haya podido producir indefensión. No se comprenden en este precepto aquellos supuestos en que el tribunal, conforme a la facultad que le confiere el artículo 243 de la norma procesal, decide no abrir el proceso a prueba. La parte que se considere perjudicada por una determinación de esta índole, puede introducir su inconformidad en casación, pero no a través de este motivo, sino del que franquea el artículo 630.1 de la LPCALE. «Infiriendo que el real propósito de la recurrente fue amparar el segundo motivo del recurso en el apartado primero del artículo seiscientos treinta de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral y no en el doce como lo hizo, dado el real concepto de infracción planteado por la misma, pues no versa sobre una prueba desestimada sino sobre la decisión del tribunal de no abrir a prueba el proceso, disposiciones judiciales totalmente distintas, debe lograr éxito su pretensión, habida cuenta que el tribunal a quo aplicó con evidente error lo establecido en el artículo doscientos cuarenta y tres de la citada Ley de trámites, al considerar que los hechos articulados por la promovente, ahora parte recurrente, no requerían posterior demostración y en consecuencia determinó no abrir el proceso a prueba y sin más trámites dictar la sentencia» 81. b) Denegación de prueba. Exigencia de preparación: Es requisito indispensable para que prospere la inconformidad por este motivo en casación, que se hubiesen agotado las acciones preparatorias del recurso, léase el recurso de súplica contra el auto denegatorio de la prueba, con la correspondiente protesta. «La admisibilidad de un motivo de casación amparado en el inciso doce del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico presupone que se haya intentado la subsanación de la denegación de la 79 STSP 852/2002, de 31 de diciembre. Casación civil. STSP 238/2000, de 31 de marzo. Casación civil. 81 STSP 199/2000, de 31 de marzo. Casación civil. 80 29 prueba propuesta, agotando a ese efecto todos los remedios y recursos que la citada ley autoriza, circunstancia que no acontece en el caso» 82. c) Denegación de prueba. Exigencia de indefensión: La denegación de una diligencia de prueba no allana, per se, la vía del recurso. Es decir, no basta con la simple denegatoria para que se entienda quebrantado el derecho a probar. Se precisa que la misma haya podido producir indefensión. Ello equivale a que la prueba denegada hubiere sido relevante para decidir la cuestión polemizada. «El motivo tercero del recurso, amparado en el apartado doce del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico no puede prosperar, pues conforme la técnica que exige dicho apoyo es preciso, además de su correcta preparación, es decir, que se haya intentado la subsanación de la informalidad en que consista, que la inadmisión de la prueba, admisible en derecho, haya podido producir indefensión en el proceso, requisito que no se cumple en el cuestionado asunto» 83. d) Denegación de prueba. Respeto al mecanismo probatorio: Este motivo casacional tutela un derecho de las partes a probar, en el entendido de que se trata de un derecho que no se ejercita libremente, sino dentro de un cauce definido por la Ley. El manto de la casación protege en tal caso a quien lo ejercitó válidamente, no a quien lo hizo quebrantando o subvirtiendo la lógica de dicho cauce procesal, como por sería el caso de quien propone una prueba en un momento en que no correspondía, o sin atenerse al método procesal correspondiente. «Para el éxito de un motivo de casación amparado en el inciso doce del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral es requisito que la denegación de la prueba propuesta haya ocasionado indefensión a quien recurre y, en el caso, ésta tuvo la oportunidad de haber propuesto la prueba documental denegada ante el tribunal de primera instancia, y no interesada la misma, obvio resulta que, al haberla solicitado ante el tribunal de apelación tenía necesariamente que haberle sido rechazada por no estar comprendida en alguno de los supuestos que al efecto establece el artículo seiscientos veintitrés del mencionado cuerpo legal y, en tal virtud, no demostrado el estado de indefensión alegado, el motivo debe ser rechazado» 84. e) Denegación de prueba. Intrascendencia de la forma de la resolución denegatoria: En la metódica del proceso civil, la admisión de las pruebas se produce por vía de providencia, y la denegación, mediante auto. En el primer caso, según dispone el artículo 253 de la LPCALE, no procede recurso alguno. Ahora bien, no quedará vetada la posibilidad del recurso ─como podría equivocadamente pensarse ─ en aquellos supuestos en que el tribunal, contraviniendo la esquemática planteada, se pronuncia por la denegación de algún medio de prueba a través de providencia. En estas situaciones, sustentadas en una clara subversión de la técnica del proceso, procede la súplica y la 82 STSP 304/2007, de 30 de mayo. Casación civil. STSP 567/2007, de 29 de julio. Casación civil. 84 STSP 715/2006, de 25 de octubre. Casación civil. 83 30 correspondiente protesta, preparatoria de la casación, aun cuando el tribunal no se hubiere expresado a través de la resolución procedente, o sea, un auto. «Un motivo de casación que se funde en el ordinal número doce del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral requiere para su admisión que haya sido previamente preparado tal y como lo dispone el párrafo final del artículo seiscientos treinta y tres de la citada Ley Procesal Civil, situación que no aparece cumplida en el segundo motivo del recurso que se analiza, y no empece para ello la forma que adoptó la resolución que denegó la prueba de libros que se señala» 85. Motivo décimo tercero: intervención en la práctica de pruebas (artículo 630.13 de la LPCALE) a) Falta de citación. Preparación. Indefensión: Este motivo casacional procede contra la sentencia sustentada en una prueba en cuya práctica la parte a quien perjudique no haya podido tener, por falta de citación oportuna, la intervención que la ley autorice. El motivo viene orientado por la finalidad de preservar el contradictorio en el ámbito de la práctica de las pruebas, y se predica de la obligación del tribunal, postulada en el artículo 255 de la LPCALE, de señalar la práctica de la diligencia con la anticipación conveniente y de citar a las partes con no menos de veinticuatro horas de antelación. Además del presupuesto de la preparación, sustentado en una posición activa de la parte recurrente para tratar de remediar esta cuestión procesal, es de rigor que esta ausencia de la parte interesada en la práctica de la prueba, le haya podido provocar indefensión. Esto implica que la falta de citación, con la consiguiente inasistencia a la celebración de la diligencia, no debe llevar por sí sola a la revocación de la sentencia. El tribunal de casación tendrá en cuenta, en el contexto del resultado probatorio, si tal situación influyó de forma determinante en la capacidad de defenderse del recurrente. Normalmente ello dependerá de la relevancia o no de la prueba, de su cualidad de ser decisiva en la determinación del hecho o dato a que se refiere. «El motivo adicional octavo del recurso, amparado en el apartado decimotercero del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico, señalando infringidos los artículos doscientos cincuenta y cinco y trescientos diecisiete, de la ley rituaria, no puede prosperar, pues el éxito de dicho amparo exige, conforme la técnica que rige el aludido motivo, además de su correcta preparación, es decir, que se haya intentado la subsanación de la informalidad en que consista; que ciertamente la falta de citación de la parte inconforme a la práctica de alguna de las diligencias de prueba oportunamente admitida en el proceso, haya podido producirle indefensión; y tal requisito no se cumple en el cuestionado asunto» 86. b) Obligación de citar. No convalidable: El artículo 255 de la LPCALE consagra la fórmula procesal de la citación como vía obligatoria de comunicación con la parte para imponerle de la práctica de determinada diligencia de prueba propuesta y admitida. No debe darse por cumplida tal formalidad con el simple señalamiento 85 STSP exp. 937/2003, de 26 de diciembre. Casación civil. STSP 852/2006, de 28 de diciembre. Casación civil. 86 31 de la prueba, en el entendido de que el abogado o su auxiliar debieron tomar nota de ello, a partir de su obligación de concurrir diariamente al tribunal para notificarse de las resoluciones que se dicten en sus asuntos, establecida en el artículo 159 de la LPCALE. La citación, en este caso, no es sustituible por otras vías de comunicación procesal. «Le asiste razón a los recurrentes cuando afirman que el tribunal a quo incumplió lo dispuesto en el artículo doscientos cincuenta y cinco de la referida Ley, al admitir que el Tribunal Municipal, que le prestó el auxilio judicial, practicara la prueba testifical de su contraparte sin que exista (…) la citación de las partes con no menos de veinticuatro hora como dispone dicho precepto, a pesar de encontrarse la referida diligencia entre los actos que se practican en audiencia públicas, a tenor de lo previsto en el artículo ciento quince de la aludida Ley, no obstante no estar presentes algunas de las razones establecidas en el propio artículo que exceptúa de este proceder, por lo que al impedir la asistencia de los mismos y de su representante, no caben dudas que los colocó en estado de indefensión, al no poder hacer uso del derecho que le concede el segundo párrafo del artículo trescientos treinta de las tantas veces mencionada Ley de trámites» 87. c) Participación en pruebas para mejor proveer: En las diligencias para mejor proveer se introduce un giro que modifica el régimen del contradictorio, al disponer el artículo 248 de la LPCALE que en ellas las partes tendrán la participación que el tribunal expresamente autorice. Por tanto, deja de ser preceptiva la citación y consiguiente participación de los litigantes, y pierde sustento esta última como presupuesto procesal justificante del motivo casacional estudiado. «El texto del párrafo tercero del artículo doscientos cuarenta y ocho de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral en cuanto a que en la práctica de pruebas para mejor proveer las partes tendrán la intervención que el tribunal expresamente autorice, por lo que no cabe dudar que la Sala de instancia en su actuación se ajustó al mencionado precepto, no existiendo por ende la vulneración denunciada, sin que valga argüir que ello colocó a la recurrente en estado de indefensión, toda vez que la misma gozó de las oportunidades que la Ley le concede para la defensa de sus derechos, entre éstos el aportar las pruebas necesarias para justificar los argumentos que oponía al accionante» 88. 87 STSP 683/2005, de 31 de octubre. Casación civil. STSP 345/2006, de 28 de abril. Casación administrativa. 88 32