Subido por Ariel Mantecon Ramos

Un perfíl de la la casación civil en Cuba (o de cómo y por qué fracasamos)

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UN PERFIL DE LA CASACIÓN CIVIL EN CUBA
(O de cómo y por qué fracasamos)
Dr. Ariel Mantecón Ramos
Presidente de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos.
Profesor de Derecho Procesal. Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana
PRELIMINAR
Cada año se establecen por abogados de Bufetes Colectivos unos tres mil
recursos de casación en materia civil. De ellos, aproximadamente el noventa por
ciento termina siendo desestimado. Se conoce que es este un remedio procesal
de efectos limitados y con capacidad de control solo respecto a determinados
extremos de las decisiones de los tribunales provinciales. No se trata de un nuevo
juicio.
El abogado, en la preparación del recurso, se debate entre su representado, que
se considera perjudicado por el resultado del primer juicio y desea una revisión
íntegra del asunto, y la metódica del recurso, que al no constituir un novum
iudicium, obliga a ceñirse a un cauce cerrado de motivos y reduce el alcance
revisor de la impugnación. Ello hace de la casación una de las acciones
procesales de mayor dificultad para la abogacía practicante.
El juez casacional, por otro lado, se aboca a la solución del recurso tratando de
dar respuesta a una petición de tutela dentro de los moldes de este instrumento
antiquísimo, instituido en Francia a finales del siglo XVIII no como medio de
recomponer la justicia, sino como fórmula para garantizar la preeminencia de la
voz del legislador sobre la del juez, es decir, para preservar la supremacía de la
Ley sobre la interpretación judicial del Derecho. Ello coloca al tribunal de casación
ante la difícil misión de restablecer la justicia ─es lo que pide al fin y al cabo el
ciudadano recurrente, a quien desde luego le es indiferente la posible
confrontación técnica entre la Ley y la decisión judicial
─ valiéndose
de una
herramienta no diseñada para ello. Tal contradicción la tendrá que resolver en su
día el legislador, y no vemos otra forma que no sea la sustitución de este
instrumento procesal por otro menos ritualista y de mayor alcance cognoscitivo.
Del espectro complejo y reducido de la casación se deriva una práctica
conceptualmente reincidente, tanto de los abogados, como del máximo tribunal. El
recurso se desenvuelve en un tipo de argumentación circular que nos va
develando, con cierta facilidad, las «patologías» de este medio de impugnación,
entendidas como causas por las que tienden a fracasar los recursos que se
interponen. En este estudio nos proponemos establecer, con ánimo de
previsibilidad, algunas de estas patologías. Para ello hemos observado las líneas
tendenciales que afloran en las soluciones de la Sala de lo Civil y Administrativo
del Tribunal Supremo Popular 1 y permiten, por el hecho mismo de la reiteración,
1
En adelante TSP.
1
concretar un perfil del recurso, tanto en su dimensión general como en la de cada
uno de los motivos que lo comprenden, plasmados en el artículo 630 de la Ley de
Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico 2.
En este punto, diremos que como los distintos motivos se utilizan con distinta
frecuencia e intensidad en la sustentación de los recursos que se interponen ─los
más utilizados son, inobjetablemente, los correspondientes a los apartados 1 y 9
del artículo 630 de la LPCALE 3─ es lógico que no todos estén representados por
igual en la gama de soluciones del tribunal de casación. Por tanto, de las
proposiciones que acogemos, algunas están más respaldadas por la reiteración
que otras.
Ante soluciones contradictorias relativas a una misma cuestión, nos hemos
decantado por las decisiones que más se avienen a la esquemática estructural del
motivo casacional a que se refieren, siempre desde un punto de vista personal. Ha
de entenderse, a propósito, que el perfil que proponemos se sustenta en nuestra
particular manera de comprender este medio de impugnación. Serán admisibles,
obviamente, tantos «perfiles» de la casación como cuantos operadores procesales
se decidan a estudiar el recurso con perspectiva de sistematización.
I. PRIMERA PARTE: LÍNEAS GENERALES DE LA CASACIÓN CIVIL
Pérdida de las funciones originarias del recurso
Quien se enfrente a la práctica de la casación civil, debe empezar por comprender
la filosofía general que preside el recurso en Cuba, muy distinta de la que lo
inspiró en sus orígenes franceses. Lo que tenemos actualmente es un instrumento
evolucionado, resultante de la Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1881 4, que
abandonó la esencia meramente uniformadora y nomofiláctica de aquella casación
del siglo XVIII.
En efecto, y sin abundar mucho en el asunto 5, la casación actual dejó de ser
uniformadora porque la Ley de Procedimiento Civil y Administrativo de 1974 6, que
puso fin a la vigencia en Cuba de la Ley adjetiva española, se gestó en el ámbito
de la reforma procesal de la década del setenta, cuyas bases se pronunciaban por
suprimir la llamada jurisprudencia del máximo tribunal y atribuir a su Consejo de
Gobierno la función de recoger las experiencias de la actividad judicial, a fin de
2
En adelante LPCALE.
Este y otros elementos estadísticos, como los motivos que más tienden a combinarse o los
argumentos cuestionadores que más se reiteran en los recursos comprendidos en una muestra
dada, pueden observarse en PEREZ DE ALEJO BALMASEDA, R., Criterios y tendencias
jurisprudenciales de la Sala de lo Civil y lo Administrativo del Tribunal Supremo Popular, Tesis en
opción a la Licenciatura en Derecho, inédita, p. 24 y ss.
4
En adelante LEC.
5
La pérdida de las funciones uniformadora y nomofiláctica de la casación, las trato con más
profundidad en «Rectificar el ángulo en el vértice: breve historia de la casación hispánica en
Cuba», Revista Cubana de Derecho, año 2012, núm. 40, pp. 5 y ss.
6
En adelante LPCA.
3
2
dictar instrucciones de carácter obligatorio a los tribunales inferiores, a fin de
propiciar una política uniforme en la interpretación y aplicación del derecho 7.
La casación dejó asimismo de ser un recurso nomofiláctico porque su función no
es ya, predominantemente, la de velar por la pureza de la interpretación judicial de
la Ley, sino controlar la justicia de la decisión de mérito. En efecto, de aquel
principio ancestral que excluye del ámbito del recurso el control sobre la justicia
del caso, centrándolo en la tutela de la Ley, como ente general y como atribución
del poder legislativo 8, se ha pasado a un concepto más práctico, según el cual el
instituto de la casación es válido en tanto sea útil para recomponer la justicia de la
sentencia de instancia.
La casación combina la protección del ius contitutiones con la del ius
litigatoris
En estrecho vínculo con el tópico anterior se ubica el problema de la relación, en el
ámbito de la casación civil, entre la tutela del ius contitutiones, equivalente al
derecho objetivo vigente, y el ius litigatoris, que pudiera asimilarse al derecho
subjetivo en juego 9. Nuestra sala casacional se mueve en este punto entre dos
extremos. En una primera posición, se afilia a la idea de que la casación es una
herramienta para defender la vigencia de la Ley en sentido objetivo, más allá del
derecho específico cuya vulneración denuncia el recurrente.
«La casación, si bien es un medio que la Ley prevé a las partes para la defensa de
sus intereses, su alcance es mucho más trascendental, ya que tiende a restablecer el
imperio de la Ley infringida o vulnerada por error, de ahí que sea obligado estimar
implícito el objetivo de velar por la pureza en la aplicación o interpretación de la Ley
en todo el territorio nacional» 10.
Pero luego, en una segunda perspectiva, afirma la prevalencia del interés
específico en juego, con independencia del quebrantamiento de la norma.
«(…) No basta que exista una violación de ley para que la sentencia haya de ser, sin
más, anulada sino que se necesita que la violación esté en relación de causalidad
con la decisión, de tal suerte que declarar la violación pueda tener valor práctico» 11.
Y el interés específico en juego –la justicia del caso– llega a tener tanto peso, que
lleva a pasar por alto en ciertos casos la infracción de la Ley o el quebrantamiento
de las formas si estos no afectan la fuerza de la decisión de mérito, sustentada en
la visión que sobre la justicia del caso asume el máximo tribunal. En similar
sentido, una sentencia cuyas determinaciones de fondo se asumen como
correctas, puede quedar en pie, aun siendo ostensibles determinados
7
Esta es una importante definición política, que luego se arraiga en la Constitución de la
República (artículo 121) y en la Ley de los Tribunales Populares (artículo 19, inciso h).
8
URRUTIA SALAS, M., Manual de Derecho Procesal, Editorial Jurídica de Chile, 1949, t. I, p.
237.
9
Adopto definiciones simplificadas en este punto. Para una profundización sobre estos
conceptos, ver MORÓN PALOMINO, M., «Precisiones y significación constitucional del recurso de
casación», La Ley, año 2004, núm. 6129.
10
Sentencia del Tribunal Supremo Popular (en adelante STSP) 847/2007, de 26 de septiembre.
Casación administrativa.
11
STSP 416/2006, de 31 de mayo. Casación administrativa.
3
quebrantamientos (formales o de fondo) en el camino hacia la decisión que ella
contiene.
« (…) Aún con el desacierto que implica el pronunciamiento de la sentencia
interpelada (…) la Sala estima que no resulta atinado por ello casar dicha sentencia
si, en definitiva, la que en su lugar habría de dictarse sería del mismo tenor» 12.
En conclusión, de una idea inicial de la casación como instrumento protector de la
Ley, vista como sistema general o abstracto ─idea que enarbola el alto tribunal,
sobre todo, cuando va a hacer uso de sus facultades anulatorias en el contexto de
determinado recurso, a través de la impropiamente denominada «casación de
oficio»─, se pasa a una concepción totalmente pragmática según la cual, más que
a la protección de la Ley, la casación atiende a la afectación de los concretos
derechos puestos en juego, de manera tal que no se casará una sentencia
cuando, constatado un quebrantamiento normativo, este no llega a afectar la
justicia del caso.
La casación es un recurso limitado
La estrechez de su ámbito cognoscitivo es una de las cualidades del recurso
originario francés que preserva la casación actual. Esta es una circunstancia que
en ocasiones se pasa por alto en la práctica. No se trata de una segunda instancia
del proceso y, por tanto, no puede utilizarse para reproducir el juicio en todos sus
pormenores. De tal manera, al recurrente no le está permitido canalizar, mediante
esta acción de impugnación, inconformidades genéricas ni pretender revisar
íntegramente el proceso. De ello se predica su carácter limitado y extraordinario.
«La posibilidad que ofrece la Ley de cuestionar la sentencia interpelada, y acusar
infracción por error, arbitrariedad o irracionalidad en la valoración de la prueba con
mayor amplitud que la derogada Ley de Enjuiciamiento Civil, no implica que el
recurso de casación haya perdido su carácter de impugnación excepcional,
convirtiéndose en una nueva instancia judicial donde pueda reproducirse
íntegramente la litis» 13. «(…) Aunque en lo formal ajusta su impugnación a los
requerimientos de la casación, en su contenido la asimila a apelación pretendiendo
una revisión íntegra del asunto prácticamente mediante una reproducción de la
totalidad de los hechos alegados en sus escritos polémicos; sino que, por el
contrario, la casación mantiene su condición de recurso de derecho limitado y
extraordinario, procedente sólo contra aquellas resoluciones expresamente
señaladas en el artículo seiscientos veintinueve de la ley rituaria y por las causales
que ampara el artículo seiscientos treinta» 14.
Legitimación para recurrir: El perjudicado
Carece de legitimación para establecer el recurso cualquier sujeto procesal no
afectado directamente por las disposiciones de la sentencia que se recurre. Ello
implica que, aun cuando el recurso mantiene una esencia protectora de la pureza
de la aplicación de la ley, únicamente al tribunal le está permitido ubicarse en una
posición cuestionadora de tipo abstracto o neutro, superpuesta a los intereses de
12
STSP 447/2011, de 30 de noviembre. Casación civil.
STSP 2166/2009, de 29 de diciembre. Casación administrativa.
14
STSP 519/2007, de 9 de octubre. Casación civil.
13
4
las partes. La legitimación para recurrir, en fin, será directamente dependiente de
que quien recurra hubiere sido perjudicado por el fallo.
«(…) El recurso que nos ocupa debe desestimarse in integrum, habida cuenta que al
declararse sin lugar la demanda interpuesta por la no recurrente, no cabe dudas que
el fallo de la sentencia interpelada no le causó agravio alguno a la ahora recurrente,
dado que compareció en el pleito en la posición de parte demandada, quien en la
súplica del escrito de contestación a la misma interesó que se realizara por el tribunal
a quo el referido pronunciamiento y por tanto lo decidido en el pleito le resultó
favorable, es decir que dicha sentencia no le lesionó derecho subjetivo alguno, por lo
que carece de legitimación para establecer el recurso de casación que ahora nos
ocupa» 15.
Defender el derecho propio, no combatir el ajeno reconocido
La casación, como remedio procesal, constituye una herramienta para enmendar
la aplicación defectuosa de la Ley en la sentencia, no para dirimir controversias
sobre declaraciones de derecho. Este remedio procesal no otorga una posibilidad
de revisión teórica de la decisión judicial, ni faculta a una de las partes para
erigirse en defensora de los derechos de otra, o de terceras personas.
«El recurso que nos ocupa debe desestimarse in integrum, porque tanto en los
motivos de prueba, como en los de fondo, la recurrente en realidad lo que hace es
combatir el derecho reconocido a favor de su contraparte y por tanto no defiende el
suyo, como lo exige la técnica de casación» 16.
Procedencia: contra sentencias definitivas
El primer y más general presupuesto de procedencia del recurso de casación,
contemplado en el primer inciso del artículo 629 de la LPCALE, es el de las
sentencias definitivas, entendidas como aquellas que agotan, con la instancia, el
conocimiento del caso. El carácter de definitivo de una sentencia genera las bases
de la cosa juzgada material, que impedirá una nueva discusión del asunto en
procesos posteriores 17.
«Procede el recurso de casación sólo contra las sentencias que tienen el concepto de
definitivas, entendiéndose por tales las que, además de poner término al proceso,
contra lo decidido en ellas ─y fuera del excepcional proceso de revisión─ no cabe
ulterior discusión en la vía jurisdiccional, al menos por los que han sido partes, y
producen, de ahí en cuanto a éstas, lo que comúnmente se conoce como excepción
de cosa juzgada material» 18.
Para establecer la condición de definitiva de una sentencia, no basta con
evaluar en abstracto sus disposiciones, su estructura o apariencia formal. Se hace
preciso penetrar a su contenido, por cuanto hay determinados fallos que
formalmente deciden un asunto y ponen fin a su discusión en una instancia, pero
no son definitivos, ya que dejan sin dirimir la cuestión de fondo. Ello sucede, por
ejemplo:
15
STSP 426/2007, de 31 de julio. Casación civil.
STSP 1156/2002, de 29 de noviembre. Casación administrativa.
17
Ver, para mayor abundamiento, Velazco Mugarra, E., «Lo definitivo en las sentencias civiles»
(con H. Cedré Oña), Boletín Electrónico CIABO, año 2009, núm. 5.
18
STSP de 20 de octubre de 2004. Casación administrativa.
16
5
a) Cuando la sentencia que recae en proceso administrativo, se limita a devolver
las actuaciones al órgano gubernativo a fin de que resuelva nuevamente el asunto,
sea porque la resolución impugnada contiene defectos formales o porque
quebrantó presupuestos procesales que impidieron una correcta solución de
fondo.
«En el presente caso, la resolución interpelada, al declarar con lugar en parte la
demanda administrativa establecida por la ahora recurrente, dispuso la revocación de
la resolución gubernativa que dictara el órgano administrativo, con la obligación de
aquel de dictar otra en su lugar donde rectifique las medidas de ambos inmuebles,
luego de razonar que la impugnada padece de incongruencias y que deja subsistente
el litigio, en tanto se pronuncia solamente sobre las medidas del terreno que
pertenece al no recurrente, a pesar de reconocer que existe entrecruzamiento de las
dimensiones legalmente reconocidas a los inmuebles de ambos contendientes,
dejando sentado que corresponde a la Administración delimitar los respectivos
predios y pronunciarse en cuanto a la superficie total que para sí reclama la
demandante, todo lo cual permite concluir que la impugnada no constituye una
sentencia definitiva» 19.
b) Cuando se trata de sentencias recaídas en procesos ejecutivos, que por su
naturaleza, no generan el estado de cosa juzgada material.
«En el presente caso, la resolución interpelada es de remate en proceso de ejecución
de un título de crédito, por lo que la recta aplicación de lo estipulado en el artículo
cuatrocientos noventa y ocho del precitado texto legal conduce a colegir que no
constituye una sentencia definitiva y, por ende, no es susceptible de ser recurrida en
casación» 20.
c) Por la misma razón del inciso anterior, respecto a las sentencias dictadas en
procesos de jurisdicción voluntaria.
«El caso presentado está referido a interpelar la sentencia número noventa y nueve
de fecha veinte de agosto del dos mil cuatro dictada por la Sala Segunda de lo Civil y
de lo Administrativo del Tribunal Provincial Popular de Ciudad de la Habana
resolviendo el recurso de apelación establecido contra el Auto dictado por el Tribunal
Municipal Popular que declaró no acceder a la autorización judicial para permutar la
vivienda propiedad de la menor hija de la actora, en el expediente promovido en
Proceso de Jurisdicción Voluntaria por Utilidad y Necesidad número doce de dos mil
cuatro, lo que a todas luces no está incluido en los casos señalados preceptivamente
en el aludido artículo seiscientos veintinueve de la Ley adjetiva mencionada, ya que
no se trata de una sentencia definitiva» 21.
d) En los casos de sentencias que resuelven recursos de apelación disponiendo la
nulidad de las actuaciones llevadas a efectos por el tribunal de primera instancia.
«En el presente la resolución interpelada dispone la nulidad de las actuaciones
llevadas a efecto por el Tribunal Popular Municipal de Varadero en razón del vicio
que fue apreciado y que se detalla ampliamente en la sentencia, por lo que no cabe
19
STSP 366/2009, de 30 de abril. Casación administrativa.
STSP 677/2004, de 30 de septiembre. Casación civil.
21
Auto del Tribunal Supremo Popular (en adelante ATSP), de 26 se septiembre de 2004.
Casación civil.
20
6
dudas de que no resolvió el fondo del asunto y por tanto no constituye sentencia
definitiva» 22.
La casación no sustituye la inactividad de la primera instancia
La pasividad de los litigantes, no accionando cuando debieron hacerlo, provoca el
llamado aquietamiento de la parte, una suerte de principio según el cual, de la
actitud indiferente o reacia a la defensa de los derechos o al desahogo de las
cargas procesales, puede inferirse el consentimiento o la avenencia del litigante
respecto a un estado de cosas que afecta sus intereses, así como, por derivación
lógica, atribuirse validez a las actuaciones procesales defectuosas. En términos
prácticos, se diría que no cabe defender en vía casacional lo que no se defendió
en el procedimiento de instancia.
«El motivo primero del recurso, fundado en el apartado seiscientos treinta, apartado
uno, de la LPCALE, tampoco puede prosperar, porque resulta improcedente que se
pretenda sustituir la inacción de la parte interesada, puesto que resulta principio de
derecho procesal el que el consentimiento de las partes convalida las actuaciones
judiciales y, en el caso, el inconforme no empleó los medios de impugnación que el
mencionado cuerpo legal autoriza al unirse las actuaciones ni al declararse concluso
el proceso, lo que inequívocamente fuerza al rechazo del motivo que se examina» 23.
Alcance limitado de la relativización de las formas
El artículo 633 de la LPCALE introduce una fórmula de relativización formal del
recurso de casación, al disponer que la cita inadecuada del precepto autorizante o
el incumplimiento de cualquier otro requisito formal no será obstáculo para la
admisión del mismo, con tal que de los términos del mismo pueda inferirse el
propósito del recurrente y en qué precepto debe ampararse.
Este esquema flexible ofrece la posibilidad de «salvar» determinado recurso
defectuoso, permitiéndole ingresar, con su admisión, al ámbito decisorio del TSP.
Pero la relativización formal no es ilimitada, ni puede interpretarse al extremo de
tolerar promociones casacionales que se aparten de la técnica de este medio de
impugnación, quebrantando su lógica elemental, o que, en cuanto a su contenido,
no dejen claras las intenciones de quien recurre, haciendo incomprensible el
concepto de la inconformidad.
«(…) El Libro Sexto, títulos I y IV de la LPCAL, establece las disposiciones generales
de los recursos contra las resoluciones judiciales y las especificas del de casación; y
en su artículo seiscientos treinta y dos, dispone que en el escrito de interposición del
recurso el recurrente señalará, en párrafos separados y numerados las razones en
que fundamenta el recurso con referencia a cada motivo que alegue; y en el presente
si bien el motivo tercero se ampara en el número uno del artículo seiscientos treinta
de la citada ley, no se ofrece concepto de la infracción pues la amalgama de
argumentos y artículos que se citan no permiten a la Sala poder discernir los términos
del recurso, por lo que este tribunal está impedido de determinar ante el
incumplimiento del requisito antes señalado cual es el problema de infracción de
determinada ley, y no es dable conceder el plazo a que se refiere el artículo
22
ATSP de 31 de enero de 2007. Casación civil.
STSP 844/2005, de 30 de noviembre. Casación civil.
23
7
seiscientos tres, apartado tres, de la mencionada Ley, pues ello equivaldría por esta
vía a un nuevo recurso» 24.
La casación, contra el fallo
El fallo es la parte propiamente decisoria de la sentencia, su pronunciamiento
verdaderamente constitutivo, por cuanto mediante él se consagra un estado de
cosas hacia el futuro. La casación, como remedio procesal, permite el tratamiento
de inconformidades con ese nuevo estado de cosas resultante del proceso, no
respecto a las consideraciones o estimaciones que utiliza el tribunal para sustentar
finalmente su decisión, ubicadas normalmente en los «considerandos» de la
sentencia.
Es de reiterar que el recurso de casación no constituye un campo de discusión
teórica, sino una herramienta para revertir decisiones injustas o no acomodadas al
Derecho. Y estas resultan sólo del fallo, entendido como aquella parte de la
sentencia que contiene la decisión (artículo 151.6 de la LPCALE).
«La recurrente basa la infracción que acusa en el hecho de estimar que el tribunal no
cumplió con las formalidades a que se contrae el artículo cuarenta y cinco de la Ley
Adjetiva antes citada, pues con el mayor o menor acierto por parte de la Sala al
exponer consideraciones relacionadas con normativas a aplicar en procesos futuros,
lo cierto es que la casación se da contra el fallo de la sentencia y no contra el
contenido de sus consideraciones» 25.
II. SEGUNDA PARTE: PERFIL DE LOS MOTIVOS DE CASACIÓN
Motivo primero: infracción de Ley (artículo 630.1 de la LPCALE)
a) Ataque directo al contenido fáctico: Mediante el motivo del inciso 1 del artículo
630 de la LPCALE se permite al recurrente impugnar las sentencias o
resoluciones que contengan infracción por falta de aplicación, interpretación
errónea o aplicación indebida, con trascendencia al fallo, de las leyes, de las
interpretaciones de éstas emanadas del Consejo de Estado, de las instrucciones
de carácter obligatorio dictadas por el Pleno del TSP o su Consejo de Gobierno.
Como se sabe, la casación no constituye una segunda instancia. Este motivo se
limita, por ende, al control de la aplicación del Derecho en la sentencia, y repele la
discusión de los elementos fácticos del proceso.
En consecuencia, constituye un error de articulación de este motivo eludir el
núcleo de hechos que ha tomado en cuenta el tribunal y esbozar la inconformidad
tratando de «contar» una historia diferente, así como aportar elementos que no
forman parte de la narrativa fáctica de la sentencia.
«Es reiterado el pronunciamiento de esta Sala respecto a que, para impugnar el
fondo de una sentencia en casación al amparo de la causal primera del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y
Económico, viene obligado quien recurre a respetar los supuestos de hecho en que
descansa la misma, sin contradecirlos, afirmando otros en contrario (…) y el
24
STSP exp. 937/2003, de 26 de diciembre. Casación civil.
STSP 489/2006, de 27 de junio. Casación civil.
25
8
impugnante, haciendo caso omiso a la naturaleza de la causal invocada, contradice
los hechos acreditados en la sentencia combatida» 26.
b) Falta de relevancia práctica de la infracción denunciada: El quebrantamiento de
la norma no basta por sí solo para provocar la revocación de la sentencia por este
motivo casacional. Es necesario que la infracción, que habrá de poner de
manifiesto y argumentar con claridad el recurrente, sea relevante como sustento
de la decisión que se combate y le cause un perjuicio real, o sea que los efectos
nocivos de la infracción deben ser evidenciados, e ir más allá de la mera
equivocación analítica o argumental de la sentencia.
«No basta que exista una violación de ley para que la sentencia haya de ser, sin más,
anulada sino que se necesita que la violación esté en relación de causalidad con la
decisión, de tal suerte que declarar la violación pueda tener valor práctico, esto es,
resulte de la decisión de la cuestión concreta de derecho, y no meramente de la labor
intelectiva de los jueces cual sería un simple error de razonamiento cometido en la
motivación» 27.
c) Error simple en la aplicación de la norma: Es este un error básico de
articulación del recurso, en el sentido de que se reduce a una equivocación del
reclamante, al estimar aplicable al caso en cuestión la norma que aduce
quebrantada cuando en realidad no lo es.
«No resultan aplicables al caso que nos ocupa las normas que se citan como
infringidas, las que tutelan situaciones distintas a la que quedó demostrada en el
curso del proceso y a la que estaba obligada a sujetarse la quejosa, por exigirlo así la
técnica del amparo escogido» 28.
d) Suplantación de criterio interpretativo del tribunal: Es obvio que este motivo de
casación permite la crítica al sistema interpretativo del tribunal de instancia, puesto
que de otro modo sería impracticable como herramienta de impugnación. Pero la
fórmula cuestionadora ha de ser completa y contundente, lo más objetiva posible,
evitando dar idea de que lo que pretende el recurrente es sustituir el criterio
argumentativo del tribunal de instancia por el suyo propio.
«Los recurrentes le imputan a la Sala a quo aplicación errónea de los preceptos que
señalan infringidos, sobre la base de la interpretación que a su juicio debió dársele a
los mencionados (…) no existiendo fundamento legal para ello, pues se basa en
consideraciones no contenidas en el precepto, y en el caso resulta apreciable el
cuidado y esmero con que se fundamentó la sentencia, y por tanto no puede
prevalecer la interpretación de la norma a cargo de los recurrentes, pues se aparta de
la esencia y espíritu propio de la misma» 29.
Motivo segundo: congruencia (artículo 630.2 de la LPCALE)
a) Congruencia. Definición: De la obligatoria vinculación del contenido de la
decisión judicial al de las pretensiones de las partes nace el llamado principio de
congruencia, indispensable para sostener un sistema ordenado de solución de
26
STSP 893/2006, de 29 de diciembre. Casación civil.
STSP 416/2006, de 29 de mayo. Casación civil.
28
STSP 807/2006, de 29 de septiembre. Casación administrativa.
29
STSP 303/2007, de 30 de mayo. Casación civil.
27
9
conflictos en la vía judicial. El principio de congruencia tiene su sustento básico en
el artículo 146 de la LPCALE, en cuanto a que las sentencias deberán ser
congruentes con las pretensiones y excepciones deducidas oportunamente en el
proceso, y en su caso, con los nuevos aspectos apreciados por el tribunal, con
arreglo a las condiciones y formalidades establecidas en el artículo 45 de la Ley
procesal, haciendo las declaraciones que éstas requieran, estimándolas o
desestimándolas, y decidiendo todos los puntos litigiosos que hayan sido objeto
del debate.
El artículo 630.2 de la LPCALE habilita el recurso de casación por el vicio de
incongruencia, y completa, con formulación negativa, el cuadro técnico de este
principio. Así, serán incongruencias aquellas sentencias en que el tribunal otorgue
más de lo planteado, omita resolver sobre alguna cuestión propuesta, o contengan
disposiciones contradictorias.
«El artículo ciento cuarenta y seis de la mencionada Ley de Procedimiento Civil
dispone que las sentencias deben ser congruentes con las pretensiones
oportunamente deducidas por las partes, haciendo las declaraciones que estas
requieran, estimándolas o desestimándolas y el incumplimiento de lo expresado se
constituye en causal de casación, de lo que puede resumirse que existen cuatro
situaciones que pueden ocasionar por este motivo la nulidad de la sentencia que se
interpela, a saber: el fallo incongruente, que es el que no guarda coincidencia con las
pretensiones deducidas por las partes en el pleito, fallo excesivo, que es el que
concede más de lo pedido por las partes, con la excepción de que por el tribunal se
haya hecho uso de lo dispuesto en el artículo cuarenta y cinco de la citada Ley de
Tramites Civiles, fallo omiso o diminuto, que es el cual no hace declaración sobre
alguna de las pretensiones deducidas en al asunto, ─no se trata de que se dé menos
de lo pedido ya que ello es facultad del órgano jurisdiccional─, y el fallo
contradictorio, que es aquel que contiene pronunciamientos incompatibles entre sí,
de tal suerte que se excluyen y se hacen ineficaces» 30.
a) Congruencia, hacia el fallo, no hacia sus fundamentos: La congruencia, como
concepto, impone un deber de correlación entre el fallo y las pretensiones. Por
ello, para estimar que una sentencia es incongruente, el recurrente debe centrarse
en la comparación de estos elementos, no entre otros de la demanda y la
sentencia. Así, por ejemplo, constituye un error tratar de deducir el vicio de
incongruencia contrastando los argumentos de la sentencia (considerandos) con
las peticiones de las partes en sus escritos alegatorios (pretensiones).
«El defecto que se denuncia no surge de los fundamentos jurídicos de la sentencia
con las pretensiones oportunamente deducidas por las partes, sino que lo que
impone tal principio es una racional adecuación del fallo a dichas pretensiones, es
decir lo que importa a los fines de determinación de la congruencia es que los
pronunciamientos del fallo dejen resueltos todos los extremos debatidos» 31.
b) Congruencia, hacia el fallo, no hacia la prueba: Por similares razones, no debe
sustentarse el vicio de incongruencia en la contradicción de la parte dispositiva de
la sentencia con el resultado probatorio. La actividad valorativa de la prueba
30
STSP 274/2007, de 18 de mayo. Casación civil.
STSP 176/2007, de 28 de febrero. Casación administrativa.
31
10
corresponde al tribunal y las infracciones atribuibles a ella deben encausarse por
otro motivo de casación, no por el de la incongruencia.
«(…) La incongruencia no supone en forma alguna, que cuando el considerando de
la sentencia sindicada difiera de criterios valorativos de la prueba que la parte ha
pretendido, se produzca ese defecto procesal, porque, en definitiva, lo que impone tal
principio es una racional adecuación del fallo a las pretensiones de las partes, y no es
posible por tanto hablar de incongruencia de la sentencia, que hubo de pronunciarse
por lo pretendido por el quejoso, sólo que en sentido adverso a su interés» 32.
c) Congruencia. Solución implícita: La congruencia impone al tribunal el deber de
dejar resueltas todas las cuestiones planteadas. Para dar por satisfecho este
deber, no hay que exigir que el órgano responda de forma expresa cada una de
las solicitudes deducidas. Así, la solución dada a una petición de orden positivo de
una parte, puede entenderse como respuesta implícita a cualquier otra petición de
signo contrario deducida sobre el mismo objeto (naturalmente, por la contraparte).
«(…) La Sala no omitió declarar sobre las pretensiones que formularan los
accionantes, sino que acogió parcialmente las mismas por las razones que de la
sentencia constan, así que inequívocamente ha de estimarse que ésta rechaza
implícitamente todas las excepciones opuestas, aunque las silencie, por lo que no es
omisa» 33.«Debe entenderse que si se declaró haber lugar a la demanda, tal
pronunciamiento alcanza a todas las cuestiones y excepciones que en su momento
alegó y ejercitó la parte demandada» 34.
d) Congruencia. Desfasaje cualitativo, no cuantitativo: El deber de dar respuesta a
todas las peticiones deducidas no implica que el tribunal se obligue a conceder
todo lo que pide la parte. La congruencia impone una correlación cualitativa entre
pretensiones y fallo, no una correspondencia cuantitativa. Dar menos de lo pedido
es perfectamente lícito, lo que no lo es, es responder menos peticiones de las que
se formularon.
«Fallo omiso o diminuto es aquel que no hace declaración sobre alguna de las
pretensiones deducidas en al asunto ─ no se trata de que se dé menos de lo pedido
ya que ello es facultad del órgano jurisdiccional─» 35. «(…) Al declararse con lugar
parcialmente el recurso y con lugar en parte la demanda es evidente que lo sucedido
es que se otorgó menos de lo pedido que es una atribución de la Sala y por tanto la
incongruencia imputada a la sentencia cuestionada no existe» 36.
e) Congruencia. Contradicción entre las distintas disposiciones del fallo: Una de
las variantes de la incongruencia es, como ya observamos, la contradicción, pero
esta no ha de entenderse como contraposición entre el fallo y el resto de los
elementos de la sentencia, sino entre los distintos elementos del propio fallo. Se
trata de una malformación de la parte dispositiva que hace virtualmente imposible
la ejecución de la sentencia.
32
STSP 1352/2000, de 29 de diciembre. Casación administrativa.
STSP exp. 719/2003, de 23 de julio. Casación administrativa.
34
STSP 39/2007, de 30 de enero. Casación civil.
35
STSP 54/2006, de 31 de enero. Casación civil.
36
STSP exp. 510/2004, de 26 de agosto. Casación civil.
33
11
«Existe incongruencia cuando la sentencia en su fallo resuelve en exceso o cosa
distinta de lo pedido por las partes, deja de resolver lo interesado o contiene
pronunciamientos opuestos, excluyentes o recíprocamente invalidantes, supuesto
que concurre en el caso sujeto a examen, en que la Sala a quo ha incurrido en
evidente contradicción, al estimar responsable al recurrente del accidente de tránsito
acaecido en el que resultó dañado el vehículo asegurado y sin embargo, aunque le
negó el derecho a la reposición del auto, dispuso a su favor la indemnización
correspondiente» 37. «(…) El artículo ciento cuarenta y seis de la mencionada Ley (…)
lo que exige es que en el fallo de la sentencia no contenga pronunciamientos
opuestos entre sí que imposibiliten su ejecución» 38.
Motivo tercero: cosa juzgada y litis pendencia (artículo 630.3 de la LPCALE)
a) Cosa juzgada y litis pendencia. Conceptualización: El motivo del artículo 630.3
de la LPCALE da tratamiento casacional a los fallos desestimatorios de las
excepciones de cosa juzgada y litis pendencia oportunamente alegadas en el
proceso. Ambas, como se sabe, se perfilan alrededor de una misma problemática,
la de la confluencia de pretensiones similares en procesos diferentes, con
capacidad para generar fallos contradictorios; y se diferencian por el grado de
consumación de la decisión previa.
Así, la litis pendencia se refiere a un asunto previo en tramitación y la cosa
juzgada a un caso ya decidido. Esta última, sobre todo, se erige en pilar
estructural de la seguridad jurídica, por cuanto protege el espectro de la sentencia
consumada y preserva su eficacia. A la cosa juzgada puede atribuírsele un sentido
negativo, consistente en evitar que un caso resuelto pueda ser ventilado
nuevamente, y un sentido positivo, dado por la fuerza que otorga a la sentencia en
lo sucesivo y frente a cualquier circunstancia.
«El estado de incertidumbre que se crea por la existencia de un proceso civil
desaparece cuando la sentencia que pone fin al mismo alcanza la condición de firme.
Esta sentencia expresa la voluntad del Estado, que se manifiesta mediante el órgano
a quien se le atribuye la función jurisdiccional, respecto a la aplicación del Derecho
para resolver un determinado litigio; por su parte la firmeza de la sentencia señala el
momento en que, en aras de la seguridad jurídica, el resultado del proceso no puede
ser atacado y la fuerza que el ordenamiento jurídico concede a esa sentencia es lo
que se denomina cosa juzgada, la decisión final que se adopta en un proceso va a
proyectarse en primer orden, sobre el caso que se somete a examen, confiriendo al
mismo una solución estable, pero la fuerza vinculante de lo decidido puede estar
referida también a un proceso distinto y posterior en que sean sometidas a
enjuiciamiento situaciones cuya decisión judicial puede erigirse en una amenaza a la
estabilidad de lo que ya fue resuelto y para lograr esa estabilidad hay que impedir a
su vez que lo ya decidido se someta a un nuevo enjuiciamiento, lo que se consigue
plenamente mediante los efectos de la cosa juzgada, que produce que la sentencia
firme sea inatacable en un proceso posterior, y es aquella un vínculo de naturaleza
jurídica pública que obliga a los jueces a no juzgar nuevamente, lo que se haya
decidido con anterioridad; por una parte ningún tribunal puede pronunciarse sobre la
misma pretensión ya resuelta y decidida, que constituye el efecto negativo,
excluyente o preclusivo de la cosa juzgada y por otra parte, los tribunales han de
37
STSP 232/2006, de 14 de abril. Casación civil.
STSP 494/2010, de 31 de mayo. Casación administrativa.
38
12
ajustarse a lo juzgado en un proceso anterior cuando hayan de decidir sobre una
situación respecto a la que la sentencia recaída es condicionante, lo que constituye lo
que comúnmente se conoce como efecto positivo de la cosa juzgada; ahora bien
para que esta surta sus efectos, tienen que darse determinados presupuestos, límites
o requisitos, los que deberán referirse al concepto de pretensión procesal y a sus
elementos identificadores; la pretensión procesal constituye el objeto del proceso civil
y para identificarla hay que tener en cuenta los elementos subjetivos de la misma, es
decir, quién es la persona que la interpone y contra quién, y sus elementos objetivos,
o sea, la petición que se dirige al órgano jurisdiccional y lo que se alega como
fundamento de esa petición» 39.
b) Cosa juzgada. Sólo frente a su desestimación: El motivo casacional del artículo
630.3 de la LPCALE está previsto para dar tratamiento a la infracción de la cosa
juzgada sólo cuando ésta, habiéndose propuesto como excepción, resulta
denegada. O sea, el motivo da cobertura solamente a una decisión negativa.
Cuando sucede lo contrario, es decir, cuando el tribunal ha acogido la excepción
de cosa juzgada, la parte procesal afectada por esta decisión debe encaminar su
recurso de casación a través del artículo 630.1 de la LPCALE, en el entendido de
que lo que produce técnicamente en este supuesto es una infracción de Ley
(generalmente del artículo 352 de la LPCALE).
«(…) El único motivo del recurso, amparado en el apartado primero del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral no
puede prosperar, porque la recurrente al plantear la tesis que sostiene con el fin de
desvirtuar la excepción de cosa juzgada estimada por el tribunal a quo, hace
abstracción de los efectos del proceso anterior en que se conoció y resolvió igual
petición en sentido adverso a su interés, lo que no puede obviarse en virtud del
resultado procesal» 40.
c) Cosa Juzgada. Carencia de fuerza preclusiva de la decisión interlocutoria:
Postula el artículo 234 de la LPCALE que la excepción de cosa juzgada, aun
siendo perentoria, cuando sea la única que se interponga se tramitará como
dilatoria. Es una determinación que se expresará, desde luego, a través de auto. Y
cuando el tribunal se pronuncia mediante este tipo de resolución por desestimar la
excepción propuesta, nada impide que finalmente la acoja en la sentencia, si en el
transcurso del proceso aparecieren elementos que evidencien la concurrencia de
la tríada de identidades que exige el artículo 352 de la LPCALE, entiéndase la
identidad entre las cosas, las causas, las personas de los litigantes y la calidad
con que lo fueron. En consecuencia, una decisión interlocutoria que se pronuncia
por desestimar la excepción de la cosa juzgada no tiene carácter preclusivo y
puede ser rectificada en la sentencia.
«Si bien el demandado en el trámite de contestación de la demanda alegó la
excepción de cosa juzgada como dilatoria, y tramitada por la vía del incidente se
declaró no haber lugar a su admisión mediante el auto dictado, ello resulta
intrascendente a los efectos de la nulidad en casación de la sentencia que se
interesa, puesto que tal resolución está reservada para cuando la cuestión a decidir
reviste simple carácter formal, sin afectar el fondo a la pretensión considerada en sí
39
STSP exp. 629/2001, de 26 de agosto. Casación civil.
STSP 249/2006, de 219 de abril. Casación civil.
40
13
misma, y aun careciendo de la formalidad de una sentencia, pone también fin al
proceso aunque por razones de orden procesal y no definitivas lo cual no es el caso
analizado, por lo que tal circunstancia no impide al tribunal que la cosa juzgada
alegada como excepción perentoria, y una vez sustanciado el proceso por sus
trámites legales y tras el análisis de los medios de prueba aportados a tal fin, le
ofrecieron suficiente convicción a la Sala de instancia para decidir declararla con
lugar mediante la correspondiente sentencia» 41.
d) Litis pendencia. Se requiere concurrencia de identidades: La litis pendencia es
un estado intermedio de la cosa juzgada, o sea, es la cosa juzgada en estado de
latencia. Esta se refiere al fallo anterior dictado, y aquella al proceso anterior aún
no concluido. Visto así, no basta para entender configurado el estado de litis
pendencia en un litigio con que se manifieste una simple similitud con el proceso
anterior sustanciado en el mismo o distinto tribunal, sino que deben manifestarse
las identidades a que se refiere el comentado artículo 352 de la LPCALE.
«Del examen de las actuaciones, no se observa el quebrantamiento procesal a que
alude la inconforme en el concepto de infracción, si se tiene en cuenta que la causal
en cuestión recoge la desestimación de la litis pendencia alegada como excepción, lo
que obedece al fin de que no exista un proceso cuando exista otro en trámites sobre
similar objeto, evitando así la coexistencia de fallos contradictorios, pero tiene como
base la exigencia de tres identidades esenciales, a saber, de los sujetos, del objeto
del litigio o petitum, y la de causa de pedir o causa petendi, .que resulta visible no
coinciden en el presente asunto, pues a ello no puede asimilarse la posterior
promoción por la demandada, ahora recurrente, de proceso reivindicatorio radicado al
número sesenta y tres, pues aunque cabe considerar que no se afecta la identidad
subjetiva por el hecho de ser distinta la posición en la relación jurídico procesal en
ambos procesos, si mengua su eficacia el que, luego de apreciar de conjunto tanto
los hechos controvertidos como los fundamentos de derecho que identifican la
relación jurídica en que se basa la pretensión, no estén presentes las restantes
identidades y, en tal virtud, el motivo debe ser desestimado» 42.
Motivo cuarto: falta de Legitimación (artículo 630.4 de la LPCALE)
a) Legitimación. Idea General: La legitimación es una compleja categoría relativa
al sistema de cualidades del sujeto de la relación procesal. Para identificar el
requisito de la legitimación, se ha de estar a la capacidad genérica del sujeto para
actuar no en cualquier proceso, sino en el proceso específico de que se trate. Esta
es una cualidad que empieza a desplegarse a partir de la afirmación de titularidad
del accionante sobre el derecho que reclama. O sea, un primer elemento de la
legitimación se predica de que el sujeto se atribuya a sí mismo el derecho sobre lo
que será objeto del proceso.
«El principio de oportunidad (…) significa que el proceso civil no es el único sistema
posible para la actuación del derecho objetivo de las personas (…) las personas
pueden acudir a varios medios para su restauración, uno de los cuales consiste en
instar la tutela por los órganos jurisdiccionales del Estado (…); la incoación del
proceso civil queda sujeta a la voluntad del titular del derecho, siendo ese titular el
que debe decidir si es oportuno o no para la defensa de su derecho acudir a instar la
41
STSP 387/2007, de 29 de junio. Casación civil.
STSP 214/2014, de 30 de abril. Casación civil
42
14
tutela jurisdiccional, la cual no puede ser dispensada de oficio por el tribunal, ni
tampoco en virtud de persona distinta del titular del derecho subjetivo; por otra parte
si el derecho subjetivo existe, y si la obligación correlativa existe sólo podrá saberse
al final del proceso, pero de inicio el proceso sólo tendrá sentido si el que lo insta
afirma ser el titular del derecho e imputa la titularidad de la obligación a quien
demanda, se puede afirmar que la posición habilitante para formular la pretensión, o
para que contra alguien se formule, ha de radicar necesariamente en la afirmación de
la titularidad del derecho subjetivo material y en la imputación de la titularidad de la
obligación; en el caso, le viene dada al que accionó de manera originaria, que es en
la que el demandante comparece al proceso afirmando ser el titular de un derecho
subjetivo que originariamente le pertenece, siendo quien acciona parte interesada
(…)» 43.
b) Falta de legitimación. No se incluye entre las excepciones dilatorias del artículo
233 de la LPCALE: No debe confundirse la falta de legitimación con la falta de
personalidad, prevista como excepción dilatoria en el artículo 233.2 de la LPCALE,
y particularmente con la denominada legitimación derivada─una variante atípica
de la legitimación─, que tiene que ver, como más adelante obs ervaremos, con la
falta de carácter con el que se comparece, que al integrarse como uno de los
supuestos de falta de personalidad, sí debe ser tratada como excepción dilatoria.
«La Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico, como ya ha
señalado esta Sala, al abordar el tema de la falta de personalidad como excepción
dilatoria que autoriza oponer a la demanda, no trata de manera expresa el instituto
jurídico de la legitimación; se observa que se concreta a la falta de personalidad de
las partes por carecer de la capacidad procesal para comparecer, o por no tener el
carácter o representación con que se reclama o se le demanda, según se trate del
actor o del demandado, o por no acreditar debidamente su representación en el
proceso, constituyendo esta excepción sin lugar a dudas una de las que mayor
complejidad reviste para su exacta comprensión, dado que en ese precepto se
suceden tres situaciones jurídicas diferentes (…). Sin embargo, si de legitimación se
trata el artículo seiscientos treinta apartado cuarto de la Ley, donde se recoge uno de
los motivos por los que puede impugnarse una sentencia en casación es la falta de
aquella activa o pasiva, oportunamente propuesta e indebidamente negada en la
resolución que, resolviendo el fondo, pone fin al pleito, resulta alegable como
excepción perentoria de las oponibles al amparo del párrafo final del citado artículo
doscientos treinta y tres» 44.
c) Falta de legitimación. Cuestión de fondo: El conflicto por la falta de legitimación,
siendo esta una cualidad atinente al vínculo específico del sujeto con el objeto del
proceso, no puede ser decidido in limine litis. Es cuestión de fondo y, por tanto,
debe resolverse en la sentencia.
«Aunque en la doctrina científica se sostiene aún singular debate sobre si la
legitimación es una cuestión procesal, de fondo o incluso que debe ser analizada de
manera preliminar a resolver la litis, entendida por demás como la particular y
determinada condición que debe tener la parte con relación al objeto del proceso, a
diferencia del carácter que se refiere al sujeto, en la vigente Ley de Procedimiento
Civil, Administrativo, Laboral y Económico el problema de la legitimación se identifica
43
STSP exp. 937/2003, de 26 de diciembre. Casación civil.
STSP 579/2007, de 29 de junio. Casación administrativa.
44
15
con la justificación del derecho material y los efectos que se observen generarán
problemas de falta de acción y no de personalidad, así como la capacidad procesal
implica aptitud genérica para ser parte en cualquier proceso, la legitimación implica la
aptitud para ser parte en un proceso concreto, de lo que se puede colegir que la
demanda de un derecho sólo puede ejercitarse por quien es titular de este y debe ser
dirigida contra la persona que según la relación material preexistente está en la
obligación de dar cumplida satisfacción a la pretensión que se deduzca en ella, por
esa sencilla razón, los problemas que surjan acerca de quién puede ejercitar una
acción o contra quién, no son de carácter procesal sino de fondo, así lo ha entendido
de manera reiterada esta Sala superior de justicia, de ahí la improcedencia del Auto
recurrido que resuelve in limine litis una cuestión para lo cual debió decursar el
proceso por todos sus trámites hasta la sentencia correspondiente, pues incluso en el
caso la actora es la esposa del donatario y presunta donante, por lo que la resolución
combatida le puede lesionar un derecho subjetivo siendo evidente su interés legítimo
en el proceso, todo lo que fuerza a estimar el primer motivo del recurso» 45.
d) Legitimación: Alegación previa: Está claramente establecido en el artículo 630.4
de la LPCALE que el recurso de casación constituye una vía residual para el
tratamiento del problema de la falta de legitimación. Para que sea admisible como
cuestión casacional, esta debe haber sido planteada como excepción en el
proceso de instancia.
«(…) La falta de legitimación pasiva no puede alegarse en casación si no se intentó
la subsanación estableciendo sucesivamente los recursos correspondientes contra la
resolución que tuvo por parte a la demandada en cuestión» 46.
Motivo quinto: falta de personalidad (artículo 630.5 de la LPCALE)
a) La falta de personalidad como ausencia de capacidad procesal para
comparecer: La personalidad es una cualidad de las partes en el proceso civil. Su
carencia puede ser ventilada como excepción dilatoria, al ser comprendida como
tal en el artículo 233 de la LPCALE, un precepto que incluye tres vertientes
distintas. Desde un primer punto de vista, la personalidad puede asimilarse a la
capacidad de obrar del Derecho Civil, que llevada al plano procesal, implicaría
aptitud para reclamar tutela jurídica dentro de un proceso. El artículo 63 de la
LPCALE define que son capaces para comparecer en el proceso e instar ante los
tribunales las personas naturales que estén en el pleno ejercicio de sus derechos
civiles.
«Equivale a la capacidad de obrar del Derecho Civil, capacidad para actuar en el
proceso en nombre propio o en representación de otro, es la que permite realizar con
eficacia los actos procesales que a las partes les están atribuidos y con ello participar
activamente en el proceso. Bien entendido que como regla general, puede ser parte
quien tiene capacidad procesal si no está incluido en una causa de incapacidad de
las que se establecen en la ley (…)» 47.
b) La falta de personalidad como ausencia del carácter o la representación con
que se reclama o demanda: Esta variante incluye dos supuestos distintos. En
primer orden, habla de la falta de carácter que, como se ha dicho, encarna una
45
STSP 430/2009, de 29 de mayo. Casación Administrativa.
STSP exp. 366/2002, de 16 de octubre. Casación civil.
47
STSP 36/2005, de 31 de enero Casación civil.
46
16
variante atípica de la falta de legitimación, pero permanece dentro de los marcos
del concepto de la personalidad y debe ser tratada como excepción dilatoria. Se
asocia este supuesto a aquellos casos en que el sujeto no defiende un derecho
originario propio, sino uno que le ha sido transferido por otra persona y trae causa
del derecho original atribuido a ella.
«La segunda situación que se configura es la relativa al carácter o representación
con que se comparece. Aquí la personalidad se desdobla en dos: el carácter y la
representación, la primera debe estimarse como la especial condición que debe tener
una persona para poder participar en un proceso determinado, generalmente, cuando
el derecho que se reclama proviene de habérselo transmitido otro; el artículo
doscientos veintiséis de la citada Ley Procesal Civil establece que con la demanda y
la contestación se presentarán los documentos justificativos de la representación y el
carácter con que se comparece, lo que indica que esa especial condición con que
identificamos el carácter es necesario acreditarla desde el mismo momento en que se
formule o se conteste la demanda, como resulta ser el caso de una persona que
comparece en un determinado proceso para ejercitar sus derechos como heredero,
cuyo carácter debe ser acreditado con el correspondiente auto o acta de declaración
de herederos o copia auténtica del testamento, y si esto no se cumpliera podría
oponerse con éxito la excepción dilatoria que franquea el inciso dos del artículo
doscientos treinta y tres de la citada ley; se trata, pues, en estos supuestos de que
quien comparece es persona distinta de aquella que ostenta la condición de parte en
la relación jurídico material; en otro orden de cosas, cuando una persona comparece
en su nombre reclamando derechos propios no está obligado a acreditar esa especial
condición, ya que al ser el titular de la relación jurídico material no resulta necesario
que se acredite documentalmente el carácter con el cual actúa, de todo lo que
pudiese colegirse que el carácter está referido en la ley rituaria mencionada a las
cualidades que, además de las subjetivas que el concepto de capacidad supone,
expresa una relación subjetiva y objetiva del sujeto con el objeto del proceso, o lo que
es lo mismo, como la especial vinculación que debe tener un individuo con el objeto
de la relación jurídico material para que pueda admitirse en el pleito que de aquella
se derive, es el caso que aunque se trate de personalidad resulta común en la
doctrina que se le identifique como legitimación por sustitución, alegable como
excepción dilatoria» 48.
La otra variante dentro de este segundo supuesto es la referida a la carencia de
representación, que no se refiere a la que se constituye voluntariamente, para
satisfacer un régimen de postulación procesal, por ejemplo, sino a la
representación que debe ostentar quien figura como parte en el proceso en su
condición de director o presidente de una entidad, o de padre con patria potestad
sobre su menor hijo.
« (…) Sentado lo anterior, no cabe dudar que el citado artículo doscientos treinta y
tres apartado dos al referirse a la representación, se contrae indudablemente a una
forma cualificada de acreditar el carácter con que se actúa en un determinado
proceso, vinculado ello al desempeño de una determinada responsabilidad dentro de
una entidad, o por un mandato específico de la ley. No es, evidentemente, el caso a
que se refiere la postulación procesal de un abogado, que constituye el tercer
supuesto de esta excepción dilatoria, cual es, la representación que debe tener de
48
STSP 579/2007, de 29 de junio. Casación administrativa.
17
quien figura como parte en el proceso en su condición de director de una empresa,
presidente de una sociedad anónima o compañía, o padre con patria potestad sobre
su menor hijo; aquí el derecho que se reclama tiene un titular a cuyo favor se actúa y
esta condición se justifica con la demanda o su contestación, como lo exige el
artículo doscientos veintiséis de la Ley Procesal Civil, debiendo acompañarse, según
sea el caso, la copia de los estatutos en que se demuestre que la persona que
comparece está facultada para representar a la sociedad, el acuerdo de la junta de
accionistas donde se confiere dicha facultad, la resolución de nombramiento del
director de una empresa y en el caso de los padres, la correspondiente certificación
de nacimiento que pruebe la filiación» 49.
c) La falta de personalidad como deficiente acreditación de la postulación
procesal: Esta es la variante más simple de la falta de personalidad, y se
circunscribe a las deficiencias en el régimen de la postulación procesal,
constreñidas a la calidad del poder conferido al abogado para la representación en
pleito.
«En el caso quien demanda posee capacidad procesal para comparecer conforme
preconiza el artículo sesenta y tres de la ley mencionada, lo que acredita con el poder
convenientemente protocolizado a favor del letrado que garantiza la postulación
procesal del compareciente» 50.
Motivo sexto: falta de Estado (artículo 630.6 de la LPCALE)
a) Falta de estado. Idea general: La falta de estado no se incluía como excepción
en la LEC. Es creación del legislador de la LPCA. Con ella se establece un control
sobre la integración de la relación procesal, o sea, sobre la conformación subjetiva
de la litis. La Ley, mediante este instituto, vela porque sean llamados los sujetos
que deben comparecer para que este quede válidamente constituido el proceso.
«Para acusar la falta de estado de la demanda es preciso sean omitidas personas
que debían haber figurado en ella, sea como actores o como demandados, afectando
el principio de contradicción que exige sean oídos todos los interesados en el pleito,
vale decir, los presuntos afectados por la sentencia que en su día se dicte, en tanto
existe un presupuesto de eficacia de la relación jurídico procesal determinado por la
ley sustantiva o relacionado con la naturaleza del derecho reclamado que hace
preciso, para que el tribunal se pronuncie sobre el fondo, que comparezcan todos los
interesados a quienes ha de alcanzar su decisión por su relación con lo
controvertido» 51.
b) Falta de estado. Solo respecto a sujetos imprescindibles: La falta de estado,
como excepción, está prevista para proteger la concurrencia al proceso de sujetos
que debieron estar presentes en el proceso, o sea, aquellos sin cuya presencia no
queda válidamente conformado el lazo procesal, no de cualquier persona que
pudiese tener un interés hipotético y no concretado en expectativas ciertas e
inmediatas sobre lo que es objeto de discusión.
«El segundo motivo en que la recurrente apoya el recurso, invocado al amparo del
apartado sexto del artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil,
49
STSP 1066/2011, de 7 de septiembre. Casación administrativa.
STSP 742/2001, de 29 de junio. Casación civil.
51
STSP 1025/2009, de 27 de octubre. Casación administrativa.
50
18
Administrativo, Laboral y Económico denuncia que incurre la Sala en error que
trasciende al fallo por no haber estimado la excepción de falta de estado que
interpusiera de cara a enervar la litis planteada por su contraria en juicio, equívoco
que de la revisión de las actuaciones no se constata, habida cuenta que la sostuvo
con soslayo de que su virtualidad queda supeditada a que la parte actora dirija la
demanda contra quienes indefectiblemente deban formar parte del proceso como
sujetos de la relación jurídico procesal, ya sea porque lo establece la ley o porque el
alcance de la resolución que se dicte, pueda lesionar directamente intereses de un
tercero vinculado al derecho material que se reclama, que aunque pueda este
intervenir voluntariamente al pleito o ser llamado oficiosamente por el tribunal, pero
en tal condición no siempre se está legitimado para comparecer al pleito, sino cuando
prima un interés legítimo cuyo derecho subjetivo pueda cercenar el fallo jurisdiccional
judicial, por no haber sido oídos por el órgano sentenciador, supuesto que no
acontece en el caso, en tanto pretende la impugnante se incorporen a la relación
jurídico procesal quienes no intervinieron en el otorgamiento del acto de aceptación y
adjudicación de la herencia de la causante, justamente porque ella obvió declarar
como herederos» 52.
c) Falta de Estado. Sólo frente a obligaciones indivisibles: La falta de estado, para
ser llevada como motivo casacional al amparo del artículo 630.6 de la LPCALE,
exige como requisito que las obligaciones que debieron cumplir las personas de
cuya presencia se prescindió, sean de naturaleza indivisible. Con ello, queda fuera
del espectro protector del recurso cualquier supuesto enmarcado en obligaciones
de otra índole.
«El segundo motivo del recurso, sustentado en el supuesto sexto del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Trámites no puede alcanzar éxito pues el precepto
escogido al referirse a los demandados, refrenda como infracción el no haberlo
realizado contra todos los obligados a la ejecución o cumplimiento de lo que se
reclame, siempre que se trate de obligaciones indivisibles; de lo que ha de colegirse,
que la referida situación no se aviene a lo que se está discutiendo pues ha de
entender quien recurre que el objeto del proceso no está encaminado al cumplimiento
de obligación alguna, sino a la determinación de un derecho subjetivo a favor de uno
de los herederos de la propietaria fallecida, con relación a la vivienda que quedara
libre de ocupantes al deceso de la misma, cuestión que por sí sola basta para
declarar la improcedencia del presente motivo» 53.
d) Falta de estado. Requiere alegación previa: El tratamiento de la falta de estado
en vía casacional, como sucede con otras incidencias ya analizadas, es de
carácter secundario. O sea, para que resulte admisible como motivo casacional,
debe haber sido alegada oportunamente como excepción en el proceso de
instancia. No procede plantearla como cuestión nueva en vía de recurso.
«El motivo segundo del recurso, con amparo en el apartado seis del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y
Económico, no puede tener éxito, porque se acusa la falta de estado en el proceso
por no haber accionado conjuntamente la esposa del promovente, argumento que no
fue opuesto oportunamente por la entidad recurrente, como excepción dilatoria, antes
52
STSP 52/2014, de 28 de febrero. Casación civil.
STSP 177/2011, de 25 de febrero. Casación administrativa.
53
19
de contestar la demanda y pretende ahora, mediante el recurso, introducir cuestión
nueva no debatida en la instancia» 54.
e) Falta de Estado: Inaplicabilidad a estadios anteriores: No cabe cuestionar por
medio de la casación la falta de completamiento de la relación procesal en
estadios anteriores a la fase propiamente judicial. Esta precisión es aplicable a los
procesos contenciosos, cuando el recurrente pretende cuestionar la sentencia
denunciando en vía casacional la ausencia de determinado sujeto que debió
comparecer desde la fase gubernativa.
«La falta de estado del proceso que contempla el apartado seis del artículo
doscientos treinta y tres de la expresada ley es alegable y aplicable dentro del
proceso que se está conociendo, sin que pueda atribuirse a otros anteriores en que
no fueron demandadas todas las personas que debieron serlo para que quedara
constituida la relación procesal, mucho menos si de reclamaciones ante la
administración se trata, pues para esos casos es de aplicación la facultad que
establece el artículo ciento treinta de la Ley General de la Vivienda, de la cual hizo
uso el recurrente al impugnar la resolución que estimó lesionaba sus intereses» 55.
Motivo séptimo: recusación (artículo 630.7 de la LPCALE)
a) Recusación. Debe haber sido intentada: El artículo 630.7 de la LPCALE permite
llevar a discusión en vía de recurso la infracción consistente en haber concurrido a
dictar sentencia uno o más jueces cuya recusación fundada en causa legal e
intentada en tiempo, se hubiese estimado, o desestimado no obstante ser
procedente. De la letra del precepto resulta obvio que no procede el planteamiento
de esta cuestión si no se estableció el incidente de rigor, en el proceso de
instancia, para poner de manifiesto y demostrar la causa de la recusación.
«La viabilidad del instituto de la recusación, conforme a lo previsto en el primer
párrafo del artículo cincuenta y tres de la citada Ley de Trámites, está requerida de
haberse presentado en el primer escrito que presente el recusante una vez que tenga
conocimiento de la intervención del Juez en quien concurra alguna de las causas que
establece el precepto que le sigue, y el examen de las actuaciones permite advertir
que el que expresamente intenta ahora recusar, formó parte del tribunal que
tramitaba el pleito, puesto que aparece marginando la providencia de trece de julio
notificada debidamente a su representante en autos, y no obstante interesó la
celebración de vista pública con fecha dieciocho del propio mes sin hacer alusión a
ese extremo, e incluso el referido juez participó en el señalado acto, sin que por el
impugnante se formulara objeción a ello en la forma verbal que autoriza el tercer
párrafo del citado artículo cincuenta y tres, y siendo así obvio resulta que el
planteamiento de tal situación ante esta sala constituye cuestión nueva en el recurso,
lo que determina la improcedencia de estimar la infracción acusada» 56.
b) Recusación como quebrantamiento procesal, procede por motivo distinto: Nada
impide que, no habiéndose promovido la recusación en el proceso de instancia y
concurriendo en un juez una causal inhabilitante, esta pueda ser llevada a
casación, no ya al amparo de este motivo, sino del que franquea el artículo 630.1
54
STSP 235/2013, de 31 de mayo. Casación civil.
STSP exp. 107/2002, de 12 de febrero. Casación administrativa.
56
STSP. 1067/2005, de 18 de noviembre Casación administrativa.
55
20
de la LPCALE, sobre todo cuando la presencia de este juez es causa de
infracciones procesales que afectan la validez de la sentencia.
«En el caso, se señaló día y hora para la celebración de la vista, la que tuvo efecto el
día quince de julio del dos mil tres, con la participación como juez lego de JAF, quien
también consta entre aquellos que dictaron la sentencia interpelada, constatándose
que es cierto como aduce la recurrente que las declaraciones del mismo como testigo
obran en el cuaderno de pruebas de la parte actora, por lo que es evidente que de
ese modo la Sala sentenciadora incurrió en el quebrantamiento de una formalidad
esencial del juicio, puesto que dicho juez venía obligado a excusarse del
conocimiento del asunto conforme determina el artículo sesenta en relación con el
apartado seis del artículo cincuenta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y
Laboral y, siendo así, se impone estimar el motivo bajo examen» 57.
c) Recusación. Actos no definitivos del ponente: Aún intentada y ventilada la
recusación, y constatada la concurrencia de la causa alegada, puede llegar a
desestimarse el motivo casacional si el juez aludido no participó en actos
definitivos del proceso, como el de acordar y dictar sentencia.
«(…) del examen de las actuaciones se advierte que, con posterioridad a la
recusación que la ahora recurrente formuló contra la designada inicialmente jueza
ponente del proceso, ésta no tuvo participación alguna en la continuación de su
tramitación, y mucho menos en el acto de dictar la sentencia definitiva, cuya
circunstancia pone de manifiesto que en modo alguno se haya colocado a dicha
inconforme en estado de indefensión, resultando por otra parte improcedente su
pretensión de nulidad de actuaciones procesales anteriores, puesto que ese alcance
no aparece recogido en el capítulo VIII Título I del Libro Primero del citado cuerpo
legal regulador de la situación cuestionada» 58.
Motivo octavo: número de votos conformes (artículo 630.8 de la LPCALE)
a) Número de votos conformes. Indebida composición del tribunal. Procede este
motivo de casación cuando se dicta sentencia por un número de votos conformes
inferior al legalmente establecido. Una forma de manifestarse esta infracción es la
integración del tribunal por un número de jueces inferior a los que corresponden,
según la Ley, a la naturaleza del caso, es decir, cuando, debiendo constituirse el
tribunal en composición ampliada, lo hace en fórmula simple o reducida.
«La compraventa del vehículo asciende a la suma de cuatro mil dólares, suma que
en todo caso estimada de conformidad con el valor del cambio en CADECA, según
lo establecido en el Acuerdo 299, Dictamen 394 de 2000 del Consejo de Gobierno del
Tribunal Supremo Popular, específico de la materia penal, pero de aplicación
extensiva a la materia civil, por cuanto da la solución para determinar por ejemplo la
composición que deberá adoptar el tribunal en correspondencia con lo establecido en
el inciso dos del artículo 35 de la Ley de los Tribunales Populares, en relación con el
inciso b) del artículo 39 de su Reglamento, luego entonces, según lo señalado, la
Sala que decidió el asunto debió adoptar constitución ampliada y se resolvió con
composición simple» 59.
57
STSP exp. 1210/2003, de 26 de noviembre. Casación administrativa.
STSP 1129/2006, de 29 de diciembre. Casación civil.
59
STSP 573/2006, de 31 de agosto. Casación civil.
58
21
b) Número de votos conformes. Se está al original de la sentencia: La
concurrencia de los jueces al dictado de la sentencia, como acto esencial del
procedimiento, queda expresada y refrendada formalmente en la suscripción o
rubricado de la misma. Antes de llevar el incumplimiento de esta formalidad a la
vía casacional, es saludable estudiar el original de la sentencia, que es el que
acredita la concurrencia del número de votos establecidos para dar validez a la
decisión. Otro sería el quebrantamiento procesal si hubiere falta de concordancia
entre este y las copias que se expidan.
«El motivo es inatinente, habida cuenta que por el mismo se denuncia la
concurrencia de falta que no se atempera a las circunstancias expuestas en el ordinal
autorizante, expresamente referida a que la sentencia hubiere sido dictada por un
número de votos conformes inferior al legalmente establecido, lo que por sí bastaría
para declarar su improcedencia; lo que no obsta que se diga que el concepto de
infracción narra una situación fáctica distinta a la que se advierte del examen de las
actuaciones donde el original de la sentencia interpelada consta marginada,
redactada y firmada conforme a derecho por lo que en todo caso la situación
expuesta hubiere sido susceptible de solicitud de aclaración de sentencia en su
oportunidad» 60.
c) Número de votos conformes. Intrascendencia del acta de votación: Es
determinante, para sostener esta causal de casación, que el quebrantamiento de
la formalidad procesal pueda constatarse en la sentencia, no en el acta u otros
instrumentos internos de trabajo del tribunal.
«En el caso de análisis se cumplió por el tribunal de instancia con lo establecido en el
apartado dos del artículo treinta y cinco de la Ley ochenta y dos, de mil novecientos
noventa y siete, Ley de los Tribunales Populares, en relación con el apartado (b) del
artículo treinta y nueve de su Reglamento, dado que según se advierte de la
interpelada sentencia se decidió el asunto en constitución ampliada, atendiendo al
valor de los bienes reclamados, cuestión que es vinculante con lo regulado en los
artículos ciento treinta y uno y ciento treinta y dos de la Ley de Trámites, habida
cuenta que constituye cuestión distinta lo relacionado con el acta de votación a que
se refiere el recurrente, que como instrumento de trabajo se estableció por Acuerdo
número cuatro de enero de mil novecientos ochenta y tres del Consejo de Gobierno
del Tribunal Supremo Popular, cuya finalidad no fue otra que garantizar el debido
control sobre los fallos acordados en cada una de las especialidades, elementos de
juicio que nos permiten concluir que lo esencial, a los efectos de la causal escogida,
que el defecto denunciado se advierta en la sentencia» 61.
d) Número de votos conformes. Error en la denominación del juez ponente: En los
procesos seguidos por los tribunales provinciales en composición reducida, un
error en la denominación del juez ponente puede considerarse intrascendente,
siempre que quede el juez aludido dentro de los que integraron el tribunal, dado
que en estos casos el órgano se integra por un único juez profesional, que será
siempre el ponente.
«La mención como ponente de jueza no integrante del tribunal que dictó la sentencia
es sólo un injustificado error, que en puridad no trasciende ni tiene efecto vinculante
60
STSP exp. 647/2003 de 10 de junio. Casación administrativa.
STSP 274/2010, de 30 de septiembre. Casación civil.
61
22
alguno con proceder impropio que ponga en riesgo la transparencia y probidad de la
decisión; se trata de una cuestión de forma, que aunque injustificada no merita por
ello casar y anular la sentencia, si en definitiva la que en su lugar habría de dictarse
con excepción, de lo relacionado en cuanto a la denominación del juez ponente, sería
del propio tenor de la casada, habida cuenta que la cuestión relacionada con la
denominación en la sentencia del juez ponente es formal, especialmente cuando se
trata de tribunales integrados en composición simple en sede provincial, pues según
el artículo treinta y cinco inciso uno de la Ley ochenta y dos, de mil novecientos
noventa y siete, Ley de los Tribunales Populares, las Salas de los Tribunales
Provinciales se constituyen por un juez profesional y dos jueces legos, mientras que
por su parte en el artículo ciento veintidós de la Ley de Trámites se señala que la
designación del juez ponente recaerá en uno de los jueces profesionales adscriptos a
la Sala, por lo que obvio resulta que en el caso al existir sólo un juez profesional en el
mismo coinciden las funciones de presidir, y de juez ponente; por ello no es casual
que en el artículo ciento cincuenta de la mencionada Ley Adjetiva, al relacionar las
partes de la sentencia, en el inciso cuatro de consigne que se expresará el nombre
del Juez ponente, cuando proceda, o sea que esa denominación expresa no es
procedente en todas las sentencias; advirtiéndose además que tanto en el acta de
discusión como en la sentencia coincide la firma de la juez con que se marginó la
sentencia, razón por la cual el presente debe rechazarse» 62.
Motivo noveno: Infracción de la valoración probatoria (artículo 630.9 de la
LPCALE)
El motivo del artículo 630.9 de la LPCALE es sin duda el más utilizado en los
recursos de casación. Se sustenta en el error, con trascendencia al fallo, en la
apreciación de una prueba, al no reconocérsele la eficacia que la ley le atribuye
expresamente o valorarla de modo irracional o arbitrario, y siempre que, en ambos
casos, sea suficiente por sí o en relación con otras igualmente válidas, para tener
por justificada una situación de hecho a favor del recurrente, distinta a la que se
hubiere tomado en cuenta para dictar sentencia. El perfil de este motivo queda
delineado en toda una gama de pronunciamientos de la sala de casación ─más
amplia, por la propia naturaleza del concepto de la impugnación, en este caso, que
la del resto de los motivos
─, en los cuales pueden identificarse algunos errores
que tienden a cometerse en la redacción del recurso.
a) Error de articulación formal del recurso: Constituye un error estructural del
motivo omitir el precepto contentivo de la regla valorativa infringida por el tribunal,
cuando se trata de medios probatorios de valoración tasada. Es obvio que quien
acusa su infracción, debe poner de manifiesto expresamente a qué reglas se
refiere.
«Es reiterado el criterio de esta Sala en el sentido de que el artículo cuarenta y tres
de la mencionada Ley exclusivamente establece la obligación de los Tribunales de
apreciar la prueba de acuerdo con el valor que la ley atribuye a cada una, sin que la
expresada norma sea reguladora de la apreciación específica de algún determinado
medio probatorio, razón por la que no se puede señalar de forma aislada sino en
62
STSP 315/2010, de 29 de octubre. Casación civil.
23
relación con el precepto que norma el valor o eficacia de la prueba que se considera
apreciada con error por el tribunal de instancia» 63.
b) Error de articulación material del recurso: No se trata en este caso, como en el
supuesto anterior, de que el recurrente omita consignar la regla de valoración
probatoria que ha sido infringida, sino de que, habiéndolo hecho, prescinde de dar
razones que ilustren o justifiquen dicha infracción.
«A los efectos de la casación, corresponde al inconforme expresar específica y
señaladamente las vulneraciones de tales reglas de valoración en que la Sala de
instancia haya incurrido; y en el presente asunto la casacionista, no cumple los
señalados presupuestos (…)» 64. «No basta la mera enunciación de la disposición
legal que se considera haya sido infringida, sino que es ineludible la obligación por
parte de la recurrente de exponer con la necesaria precisión las razones en que la
sustenta (…)» 65.
c) Desubicación de la función valorativa de las pruebas: Se comete este error
cuando de la narrativa empleada por el recurrente para denunciar la infracción en
la valoración probatoria, se infiere que solicita al tribunal una valoración del
material obrante en los términos en que debió realizarla el tribunal de instancia. El
postulante, con ello, atribuye al tribunal de casación una función que compete al
de instancia.
Cierto es que este motivo presupone la revalorización de la prueba por parte del
máximo tribunal, pero en su fundamentación se debe eludir aquel tipo de
argumento que da idea de una burda suplantación de roles en la administración de
justicia. Este motivo, dado el propio alcance de la casación, permite una valoración
correctiva, no una reedición de la actividad valorativa del tribunal de procedencia.
«La apreciación de la prueba es cuestión que compete al tribunal sentenciador y es
corregible en casación sólo si se verifica que se dejó de reconocer la eficacia que la
Ley le atribuye expresamente al medio de prueba, o su valoración irracional o
arbitraria. El recurrente cuestiona la eficacia probatoria conferida por la Sala de
instancia a cada una de las pruebas a que hace referencia, con franco
desconocimiento de que tal función le viene expresamente atribuida al órgano de
justicia por imperio de lo preceptuado en el artículo cuarenta y tres del mencionado
texto legal (…)» 66.
d) Invasión de la autoridad valorativa del tribunal: Este es un problema sobre todo
de lógica narrativa. El recurrente, cuando de este motivo se trata, no tiene otra vía
que proponer la revaloración de la prueba, pero debe hacerlo con el cuidado
suficiente para no transmitir la noción de que pretende, con su esquema
argumental, suplantar sin más al del tribunal. El motivo debe plantearse y
fundamentarse con objetividad, no sustanciarse en criterios y elucubraciones que
denoten una confusión de atribuciones, o que, como indica reiteradamente la sala
de casación, evidencien que el recurrente ha pretendido erigirse en «juez de su
propio asunto».
63
STSP21/2007, de 25 de enero. Casación civil.
STSP 171/2007, de 27 de febrero. Casación administrativa.
65
STSP 972/2008, de 30 de septiembre. Casación administrativa.
66
STSP 92/2007, de 23 de febrero, Casación civil.
64
24
«Los dos motivos de que consta el recurso de casación interpuesto, ambos
invocados al amparo del ordinal noveno del artículo seiscientos treinta de la Ley de
Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico, en los que se acusan como
infringidos los artículos cuarenta y tres, doscientos ochenta, apartado primero y
trescientos cuarenta y ocho, de la ley rituaria, no pueden prosperar y deben
íntegramente desestimarse, porque no tipifica la infracción denunciada la valoración
del material probatorio del proceso efectuada por el tribunal sentenciador, que no
resulta coincidente con el criterio sostenido por la parte recurrente, habida cuenta que
semejante función es exclusiva del órgano jurisdiccional, en lo concerniente a acoger
unas pruebas y desestimar otras mediante el correspondiente análisis contenido en
los «considerandos» de la sentencia interpelada, que en el caso no se advierte lo
hubiera sido con error, irracionalidad o arbitrariedad y no le es dable a la parte
desfavorecida sustituir esa convicción judicial con su propio parecer en vano intento
de erigirse en juez de su propio asunto» 67.
e) Error de estimación de la eficacia confirmatoria relativa del medio de prueba en
función del resultado: El recurrente denuncia en este caso que el resultado de tal o
cual prueba ha sido ignorado, cuando la información resultante de la diligencia no
ha sido en verdad soslayada, sino que otras pruebas practicadas tienen mayor
fuerza confirmatoria y apoyan un resultado distinto (la prueba es buena, pero otras
dieron mejor resultado, normalmente en contra del recurrente).
«No resulta cierto que la Sala de instancia incurriera en error al valorar las pruebas
que se señalan, habida cuenta que tal afirmación se sostiene en atribuirle eficacia,
con trascendencia al fallo a aquéllas que fueron practicadas a instancia de la
recurrente, y más concretamente a determinados elementos de ellas» 68.
f) Error de estimación de la eficacia confirmatoria relativa del medio de prueba, en
función del valor que le atribuye la Ley: En este supuesto, el recurrente defiende la
relevancia de determinada diligencia, soslayando que un medio de prueba distinto
ha sido más eficaz y confiere un mayor apoyo a la decisión fáctica que cuestiona,
no ya, como en el caso anterior, desde el punto de vista del resultado que arrojó,
sino de su fuerza probatoria implícita, o sea, del valor que le otorga la Ley.
«Hace abstracción la recurrente que el reconocimiento judicial es una prueba de
carácter directo mediante la cual el tribunal a quo toma conocimiento inmediato del
objeto de la misma, característica que influye de forma decisiva en su valor
probatorio, ya que el aludido órgano no valora propiamente esta prueba en el sentido
que lo hace en los demás medios probatorios, sino que se persuade de la realidad de
lo examinado, incluso por encima del contenido reseñado en el acta» 69.
g) Error de estimación de la eficacia confirmatoria absoluta del medio de prueba:
En los supuestos anteriores se pone de manifiesto un error en la estimación de la
eficacia relativa de determinado medio de prueba, entendido así porque el
recurrente compara una prueba con otra. Ahora no se trata de tal comparación,
sino de que el postulante sobrevalora la prueba en sí misma, puesto que esta sí es
eficaz como medio demostrativo, pero para acreditar hechos distintos a los que se
67
STSP 452/2014, de 11 de julio. Casación civil.
STSP381/2007, de 29 de junio. Casación civil.
69
STSP 903/2006, de 29 de diciembre. Casación civil.
68
25
han pretendido probar (la prueba es buena, pero para demostrar otros hechos,
normalmente contrarios a los que intenta sustentar el recurrente).
«El motivo en el que se acusa error con trascendencia al fallo en la apreciación de la
prueba no puede prosperar, porque el tribunal de instancia no deja de apreciarla, ni
de reconocerle la eficacia que la Ley le atribuye, sino que reconociéndole su
virtualidad probatoria al contenido de los documentos traídos al proceso, deriva de
los mismos distinta conclusión de la que aduce la recurrente» (…)» 70.
h) Estimación errónea de la relevancia de la prueba: No hay en este caso error en
la determinación de la fuerza confirmatoria del medio de prueba, sino en la
relevancia del hecho que mediante ella se acredita (la prueba es buena pero el
hecho no).
«Que el primer motivo del recurso con amparo en el apartado nueve del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral no
puede prosperar, porque el documento a que hace referencia la recurrente
interesando que a su vista se pueda estimar acreditado que desconocía que el
causante mantuvo hasta su fallecimiento el estado civil de casado con otra mujer
deviene irrelevante al respecto, habida cuenta que esa situación por sí sola impide el
éxito de la acción de reconocimiento emprendida en su demanda» 71.
i) División del resultado de la prueba: El motivo por infracción de la valoración de
las pruebas comporta casi siempre un balance de resultados probatorios. Ello
presupondrá, en muchos casos, el uso de una argumentación selectiva que
privilegie unos medios, obviamente los favorables a la posición del recurrente, en
detrimento de otros. Este balance ha de esbozarse, sin embargo, de la forma más
equilibrada posible, evitando llevar a extremos el sentido discriminador que
inevitablemente tendrá que asumirse en la fundamentación de este motivo.
«No es compatible con la naturaleza del recurso de casación que el recurrente
oponga su criterio al del mismo, sólo tomando en cuenta aquellas cuestiones de las
pruebas que señala que estima le favorecen, es decir dividiéndolas en mucho de los
casos y haciendo abstracción de otras (…)» 72.
j) Error simple de valoración: En este caso el recurso descansa en atribuir
determinado valor a medios de prueba que, a consideración del tribunal de
casación, no tienen fuerza suficiente para modificar la sentencia. Este termina
validando, per se, la decisión de instancia.
«El segundo motivo del recurso no puede prosperar, habida cuenta que la sentencia
recurrida hace mesurado análisis de las pruebas aportadas al proceso, que le
permitió arribar a la conclusión acerca de los hechos que estimó demostrados, en
adecuado ejercicio de la facultad que al respecto le confiere con carácter exclusivo el
artículo cuarenta y tres de la citada Ley de trámites, sin que se evidencie haya
desconocido los principios y reglas que dicha norma impone» 73.
Motivo décimo: exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción (artículo
630.10 de la LPCALE)
70
STSP 347/2007, de 29 de junio. Casación Civil.
STSP 40/2006, de 31 de enero. Casación Civil.
72
STSP 43/2006, de 31 de enero. Casación civil.
73
STSP 878/2006, de 25 de octubre. Casación administrativa.
71
26
a) Jurisdicción no es sinónimo de competencia: La jurisdicción es una potestad
dimanante del poder del estado, ejercida en el ámbito de la administración de
justicia, por órganos específicamente empoderados para ello, a través del
mecanismo legal establecido (el proceso). El artículo 1 de la LPCALE atribuye la
jurisdicción civil a los tribunales de esta especialidad a distintos niveles. El artículo
4, luego, dispone que la falta de jurisdicción es declarable de oficio en cualquier
estado del proceso, y el motivo de casación que nos ocupa, permite atacar las
sentencias que denoten exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción, por
haber conocido el tribunal de instancia de un asunto no correspondiente a los
tribunales de justicia, o por haberlo dejado de conocer, cuando hubiere el deber de
hacerlo. La competencia, por otra parte, es la medida de asignación de la
jurisdicción a favor de determinado tribunal. Ambos conceptos no deben
confundirse.
«La jurisdicción y competencia aunque están íntimamente relacionadas son
cuestiones distintas, referida la primera a la facultad dimanante del Estado y
concedida a determinados órganos para actuar dirimiendo conflictos con arreglo a lo
establecido en las leyes, mientras que la segunda, a partir de criterios de medida
atinentes a la materia, cuantía o lugar, determina el repartimiento de dichos asuntos
entre los diferentes órganos con jurisdicción, de ahí que se le conozca como medida
de aquella» 74.
b) Exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción, no de la competencia: Queda
claro de la redacción de este motivo de casación que lo que se controla es el uso
de la facultad jurisdiccional atribuida al órgano de instancia, no el ejercicio de la
competencia.
«La recurrente confunde los conceptos de jurisdicción y competencia, olvidando que
en virtud de la primera se dilucida si determinado asunto debe ser conocido por los
tribunales de justicia o en su defecto por órgano no judicial, mientras que la segunda,
por ello bien llamada medida de la jurisdicción, determina a cuál de los tribunales de
diferente orden jerárquico o de distinta demarcación territorial le corresponderá en
razón de la materia o la cuantía, respectivamente, el conocimiento de determinado
asunto; y en el presente se constata que el tribunal de instancia ha declarado su
incompetencia por razón de la materia para conocer de la demanda e inadmisible
ésta, por lo que en modo alguno incurrió el juzgador en el abuso o exceso en el
ejercicio de su jurisdicción y competencia a que alude la inconforme, que en todo
caso pudiera argüir que ha habido defecto en cuanto a la segunda» 75 «El motivo
único en que se sustenta el recurso, con amparo en el apartado diez del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y
Económico es improcedente, puesto que la causal en cuestión se refiere al abuso por
exceso o defecto de jurisdicción, conociendo el tribunal de materia que no le sea
propia o dejando de conocer cuando debió hacerlo, circunstancias diferentes de las
que acontecen en el caso, en que el auto combatido se limita a rechazar de plano la
promoción declarando la falta de competencia por razón de la materia» 76.
74
STSP 829/2006, de 29 de septiembre. Casación administrativa.
STSP 1212/2008, de 8 de diciembre. Casación administrativa.
76
STSP 417/2013, de 30 de agosto. Casación civil.
75
27
c) Jurisdicción. Derecho comunicable: El derecho del ciudadano a la jurisdicción,
que lo habilita para acudir a los tribunales a impetrar justicia, se hace comunicable
bajo determinadas circunstancias de conexidad subjetiva de la litis. O sea, que un
sujeto que en principio carece del derecho de reclamar ante determinado órgano
jurisdiccional, puede ser «arrastrado» por otro que sí lo tiene y por tanto el tribunal
debe conocer de su reclamación. Ello implica una interpretación flexible y amplia
del ámbito de la jurisdicción, de modo que no se restrinja su dimensión subjetiva.
«Deviene inequívoco que si respondiera la impugnación intentada ante la sala a quo
exclusivamente a la pretensión de la declarada ilegal IFCD, por las razones que
fueren, para su conocimiento carecía de jurisdicción dicho órgano, pero es lo cierto
que dicha acción está emprendida igualmente por JGT, a quien expresamente no se
le atribuye dicho carácter, puesto que el pronunciamiento en lo que a él respecta lo
es el de la pérdida del derecho que ostenta sobre el inmueble cuestionado, situación
para la que no existe norma legal que impida sea impugnado en la vía jurisdiccional,
y cuyo resultado evidentemente arrastrará la virtualidad del de ocupación ilegal antes
referido, de lo que sigue que al negarle el tribunal de instancia la posibilidad de
hacerlo, desconoce la previsión del apartado uno del artículo seiscientos sesenta y
seis de la citada Ley de trámites, y por consiguiente incurrió en la infracción que se
denuncia» 77.
Motivo onceno: falta de emplazamiento (artículo 630.11 de la LPCALE)
a) Falta de Emplazamiento: Requiere preparación: Para que pueda argüirse en
casación la falta de emplazamiento de las personas que debieron ser citadas
como parte en el proceso, tal y como postula este motivo de casación, es
indispensable la preparación del recurso, esto es, que haya intentado la
subsanación del defecto en el proceso de instancia mediante las acciones y
recursos correspondientes.
«El tercer motivo del recurso amparado en el apartado onceno del artículo
seiscientos treinta de la LPCALE no puede prosperar, pues el éxito de dicho amparo
exige su correcta preparación, es decir que se haya intentado la subsanación de la
informalidad en que consista, requisito que no cumplió y en consecuencia deviene
inadmisible desde su inicio, y al no considerarse así en su momento procesal
oportuno por esta Sala, en este estado se declara su improcedencia» 78.
b) Emplazamiento: Constitutivo de la relación procesal, a los efectos de ser parte:
Este motivo de casación propende a que sean llamados al proceso aquellos
sujetos que deben participar en carácter de partes, no en otra condición, por más
que pueda entenderse que se les deba imponer del curso del asunto, o darle
traslado de escritos o actuaciones. Se tutela sólo la participación de los sujetos
que configuran el cuadro básico de la relación procesal.
«El motivo debe desestimarse, porque las circunstancias argumentadas en el
concepto de infracción no se ajustan a los presupuestos a que se contrae el apartado
once del artículo seiscientos treinta de la misma es decir a la falta de emplazamiento
de quienes debieron ser citados como partes en el proceso si se tiene en cuenta que
lo pretendido por escrito a fojas doscientos cuatro fue que se diera traslado de la
77
STSP exp. 1395/2003, de 16 de diciembre. Casación administrativa.
STSP 238/2000, de 31 de marzo. Casación civil.
78
28
impugnación de una prueba documental al Instituto Nacional de la Vivienda, petición
francamente improcedente, por lo que dicho motivo era inadmisible de origen y debe
declararse ahora improcedente» 79.
c) Falta de emplazamiento. Sólo respecto a demandados o anunciados: La falta
de emplazamiento debe ser entendida sólo respecto a sujetos a quienes
correspondía llamar al proceso, en tanto fueron demandados por el reclamante.
En el proceso civil, una de las cargas del demandante es la de definir el cuadro
pasivo de la relación procesal, y es a partir del desahogo oportuno de tal carga
que el tribunal puede cumplir su obligación de emplazar.
«La falta de emplazamiento que refiere el amparo invocado, recae sobre personas
que debieron ser citadas como parte al proceso, precisamente de las demandadas
por el quejoso y todas lo fueron, de lo que se colige que si faltó alguna otra no es sino
responsabilidad del propio inconforme, por todo lo cual el examinado motivo no
puede prosperar» 80.
Motivo duodécimo: Denegación de prueba (artículo 630.12 de la LPCALE)
a) Denegación de prueba y denegación de apertura del proceso a prueba: El
motivo de casación del artículo 630.12 de la LPCALE está previsto para cuestionar
la denegación de cualquier diligencia de prueba admisible en derecho, y cuya falta
haya podido producir indefensión. No se comprenden en este precepto aquellos
supuestos en que el tribunal, conforme a la facultad que le confiere el artículo 243
de la norma procesal, decide no abrir el proceso a prueba. La parte que se
considere perjudicada por una determinación de esta índole, puede introducir su
inconformidad en casación, pero no a través de este motivo, sino del que franquea
el artículo 630.1 de la LPCALE.
«Infiriendo que el real propósito de la recurrente fue amparar el segundo motivo del
recurso en el apartado primero del artículo seiscientos treinta de Procedimiento Civil,
Administrativo y Laboral y no en el doce como lo hizo, dado el real concepto de
infracción planteado por la misma, pues no versa sobre una prueba desestimada sino
sobre la decisión del tribunal de no abrir a prueba el proceso, disposiciones judiciales
totalmente distintas, debe lograr éxito su pretensión, habida cuenta que el tribunal a
quo aplicó con evidente error lo establecido en el artículo doscientos cuarenta y tres
de la citada Ley de trámites, al considerar que los hechos articulados por la
promovente, ahora parte recurrente, no requerían posterior demostración y en
consecuencia determinó no abrir el proceso a prueba y sin más trámites dictar la
sentencia» 81.
b) Denegación de prueba. Exigencia de preparación: Es requisito indispensable
para que prospere la inconformidad por este motivo en casación, que se hubiesen
agotado las acciones preparatorias del recurso, léase el recurso de súplica contra
el auto denegatorio de la prueba, con la correspondiente protesta.
«La admisibilidad de un motivo de casación amparado en el inciso doce del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y
Económico presupone que se haya intentado la subsanación de la denegación de la
79
STSP 852/2002, de 31 de diciembre. Casación civil.
STSP 238/2000, de 31 de marzo. Casación civil.
81
STSP 199/2000, de 31 de marzo. Casación civil.
80
29
prueba propuesta, agotando a ese efecto todos los remedios y recursos que la citada
ley autoriza, circunstancia que no acontece en el caso» 82.
c) Denegación de prueba. Exigencia de indefensión: La denegación de una
diligencia de prueba no allana, per se, la vía del recurso. Es decir, no basta con la
simple denegatoria para que se entienda quebrantado el derecho a probar. Se
precisa que la misma haya podido producir indefensión. Ello equivale a que la
prueba denegada hubiere sido relevante para decidir la cuestión polemizada.
«El motivo tercero del recurso, amparado en el apartado doce del artículo seiscientos
treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico no
puede prosperar, pues conforme la técnica que exige dicho apoyo es preciso,
además de su correcta preparación, es decir, que se haya intentado la subsanación
de la informalidad en que consista, que la inadmisión de la prueba, admisible en
derecho, haya podido producir indefensión en el proceso, requisito que no se cumple
en el cuestionado asunto» 83.
d) Denegación de prueba. Respeto al mecanismo probatorio: Este motivo
casacional tutela un derecho de las partes a probar, en el entendido de que se
trata de un derecho que no se ejercita libremente, sino dentro de un cauce definido
por la Ley. El manto de la casación protege en tal caso a quien lo ejercitó
válidamente, no a quien lo hizo quebrantando o subvirtiendo la lógica de dicho
cauce procesal, como por sería el caso de quien propone una prueba en un
momento en que no correspondía, o sin atenerse al método procesal
correspondiente.
«Para el éxito de un motivo de casación amparado en el inciso doce del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral es
requisito que la denegación de la prueba propuesta haya ocasionado indefensión a
quien recurre y, en el caso, ésta tuvo la oportunidad de haber propuesto la prueba
documental denegada ante el tribunal de primera instancia, y no interesada la misma,
obvio resulta que, al haberla solicitado ante el tribunal de apelación tenía
necesariamente que haberle sido rechazada por no estar comprendida en alguno de
los supuestos que al efecto establece el artículo seiscientos veintitrés del
mencionado cuerpo legal y, en tal virtud, no demostrado el estado de indefensión
alegado, el motivo debe ser rechazado» 84.
e) Denegación de prueba. Intrascendencia de la forma de la resolución
denegatoria: En la metódica del proceso civil, la admisión de las pruebas se
produce por vía de providencia, y la denegación, mediante auto. En el primer caso,
según dispone el artículo 253 de la LPCALE, no procede recurso alguno.
Ahora bien, no quedará vetada la posibilidad del recurso
─como podría
equivocadamente pensarse
─ en aquellos supuestos en
que el tribunal,
contraviniendo la esquemática planteada, se pronuncia por la denegación de algún
medio de prueba a través de providencia. En estas situaciones, sustentadas en
una clara subversión de la técnica del proceso, procede la súplica y la
82
STSP 304/2007, de 30 de mayo. Casación civil.
STSP 567/2007, de 29 de julio. Casación civil.
84
STSP 715/2006, de 25 de octubre. Casación civil.
83
30
correspondiente protesta, preparatoria de la casación, aun cuando el tribunal no se
hubiere expresado a través de la resolución procedente, o sea, un auto.
«Un motivo de casación que se funde en el ordinal número doce del artículo
seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral requiere
para su admisión que haya sido previamente preparado tal y como lo dispone el
párrafo final del artículo seiscientos treinta y tres de la citada Ley Procesal Civil,
situación que no aparece cumplida en el segundo motivo del recurso que se analiza,
y no empece para ello la forma que adoptó la resolución que denegó la prueba de
libros que se señala» 85.
Motivo décimo tercero: intervención en la práctica de pruebas (artículo
630.13 de la LPCALE)
a) Falta de citación. Preparación. Indefensión: Este motivo casacional procede
contra la sentencia sustentada en una prueba en cuya práctica la parte a quien
perjudique no haya podido tener, por falta de citación oportuna, la intervención que
la ley autorice. El motivo viene orientado por la finalidad de preservar el
contradictorio en el ámbito de la práctica de las pruebas, y se predica de la
obligación del tribunal, postulada en el artículo 255 de la LPCALE, de señalar la
práctica de la diligencia con la anticipación conveniente y de citar a las partes con
no menos de veinticuatro horas de antelación.
Además del presupuesto de la preparación, sustentado en una posición activa de
la parte recurrente para tratar de remediar esta cuestión procesal, es de rigor que
esta ausencia de la parte interesada en la práctica de la prueba, le haya podido
provocar indefensión. Esto implica que la falta de citación, con la consiguiente
inasistencia a la celebración de la diligencia, no debe llevar por sí sola a la
revocación de la sentencia. El tribunal de casación tendrá en cuenta, en el
contexto del resultado probatorio, si tal situación influyó de forma determinante en
la capacidad de defenderse del recurrente. Normalmente ello dependerá de la
relevancia o no de la prueba, de su cualidad de ser decisiva en la determinación
del hecho o dato a que se refiere.
«El motivo adicional octavo del recurso, amparado en el apartado decimotercero del
artículo seiscientos treinta de la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y
Económico, señalando infringidos los artículos doscientos cincuenta y cinco y
trescientos diecisiete, de la ley rituaria, no puede prosperar, pues el éxito de dicho
amparo exige, conforme la técnica que rige el aludido motivo, además de su correcta
preparación, es decir, que se haya intentado la subsanación de la informalidad en
que consista; que ciertamente la falta de citación de la parte inconforme a la práctica
de alguna de las diligencias de prueba oportunamente admitida en el proceso, haya
podido producirle indefensión; y tal requisito no se cumple en el cuestionado
asunto» 86.
b) Obligación de citar. No convalidable: El artículo 255 de la LPCALE consagra la
fórmula procesal de la citación como vía obligatoria de comunicación con la parte
para imponerle de la práctica de determinada diligencia de prueba propuesta y
admitida. No debe darse por cumplida tal formalidad con el simple señalamiento
85
STSP exp. 937/2003, de 26 de diciembre. Casación civil.
STSP 852/2006, de 28 de diciembre. Casación civil.
86
31
de la prueba, en el entendido de que el abogado o su auxiliar debieron tomar nota
de ello, a partir de su obligación de concurrir diariamente al tribunal para
notificarse de las resoluciones que se dicten en sus asuntos, establecida en el
artículo 159 de la LPCALE. La citación, en este caso, no es sustituible por otras
vías de comunicación procesal.
«Le asiste razón a los recurrentes cuando afirman que el tribunal a quo incumplió lo
dispuesto en el artículo doscientos cincuenta y cinco de la referida Ley, al admitir que
el Tribunal Municipal, que le prestó el auxilio judicial, practicara la prueba testifical de
su contraparte sin que exista (…) la citación de las partes con no menos de
veinticuatro hora como dispone dicho precepto, a pesar de encontrarse la referida
diligencia entre los actos que se practican en audiencia públicas, a tenor de lo
previsto en el artículo ciento quince de la aludida Ley, no obstante no estar presentes
algunas de las razones establecidas en el propio artículo que exceptúa de este
proceder, por lo que al impedir la asistencia de los mismos y de su representante, no
caben dudas que los colocó en estado de indefensión, al no poder hacer uso del
derecho que le concede el segundo párrafo del artículo trescientos treinta de las
tantas veces mencionada Ley de trámites» 87.
c) Participación en pruebas para mejor proveer: En las diligencias para mejor
proveer se introduce un giro que modifica el régimen del contradictorio, al disponer
el artículo 248 de la LPCALE que en ellas las partes tendrán la participación que el
tribunal expresamente autorice. Por tanto, deja de ser preceptiva la citación y
consiguiente participación de los litigantes, y pierde sustento esta última como
presupuesto procesal justificante del motivo casacional estudiado.
«El texto del párrafo tercero del artículo doscientos cuarenta y ocho de la Ley de
Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral en cuanto a que en la práctica de
pruebas para mejor proveer las partes tendrán la intervención que el tribunal
expresamente autorice, por lo que no cabe dudar que la Sala de instancia en su
actuación se ajustó al mencionado precepto, no existiendo por ende la vulneración
denunciada, sin que valga argüir que ello colocó a la recurrente en estado de
indefensión, toda vez que la misma gozó de las oportunidades que la Ley le concede
para la defensa de sus derechos, entre éstos el aportar las pruebas necesarias para
justificar los argumentos que oponía al accionante» 88.
87
STSP 683/2005, de 31 de octubre. Casación civil.
STSP 345/2006, de 28 de abril. Casación administrativa.
88
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