Subido por maripo2005

Astrologia medica BH

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RESULTADOS DE 20 AÑOS DE INVESTIGACIÓN EN
ASTROLOGÍA MÉDICA
Bruno Huber
Conferencia de la Asociación Astrológica
Londres, Septiembre de 1992
Buenos días a todos. Lo que hoy quiero
presentar son algunas conclusiones derivadas
de la investigación básica que he realizado sobre
astrología médica.
Soy psicólogo de profesión y, en consecuencia,
mi aproximación al ser humano tiene un
enfoque psicológico. Lo menciono para que vean
de dónde vengo.
La enfermedad -la enfermedad física- es para mí, ante todo, el
resultado de problemas no resueltos de algún tipo. Es decir, que si
una persona no soluciona los problemas que tiene en los niveles
emocional y mental, estos problemas pueden producir síntomas en
el nivel físico, poniendo de manifiesto que hay algún tipo de
problema que debería atenderse.
Como he dicho, esta es una visión estrictamente psicológica. Sé
muy bien que hay enfermedades que aparentemente no tienen
trazas de tener un origen psicológico o, al menos, esto es lo que
sostienen los médicos y la profesión médica.
Con mi planteamiento no estoy contradiciendo a la profesión
médica ni su fondo de conocimientos, sino que simplemente añado
a su punto de vista la idea de que los procesos psicosomáticos son,
muy a menudo, causa de enfermedad. Limitémoslo a esto. Dejo
abierto el hecho de si, como dicen algunos, toda enfermedad es una
expresión de problemas psicológicos.
La astrología médica ha ido siempre directamente al caso en
cuestión –esto es, parte de la enfermedad existente e intenta
localizar dónde está reflejada en el horóscopo. En la Edad Media se
aceptaba que determinadas constelaciones astrológicas -recogidas
en libros antiguos- producían ciertas enfermedades. La base de este
pensamiento es que el cuerpo humano se subdivide en partes
1
astrológicas… la cabeza es Aries, el cuello es Tauro, etc. (véase el
diagrama adjunto). Este patrón es bien conocido en astrología.
Imagen medieval del ser humano en relación con los doce signos del zodíaco.
Tras haber trabajado a fondo con este modelo, intentando
determinar con precisión las enfermedades, siento decir que no
siempre he obtenido resultados satisfactorios.
Puede ser debido a que, en el momento en que este esquema fue
concebido, el cuerpo humano era aún muy poco conocido. De hecho
se conocía tan solo el exterior del cuerpo y, por eso, las zonas
referenciadas corresponden a partes de la estructura externa, la
parte visible. Los antiguos astrólogos sabían muy poco, por ejemplo,
sobre el corazón. Incluso llegaron a creer que era el órgano con el
que se pensaba -los griegos y los romanos no situaron el
pensamiento en la cabeza. Como vemos, sabían muy poco.
Sí tenían algunos conocimientos, por lo menos en la Edad Media,
acerca del hígado y, más tarde, sobre el cerebro, pero esto era casi
todo lo que sabían sobre los órganos internos del cuerpo.
Este punto de vista tan usado en el pasado y todavía muy empleado
en la actualidad por muchos astrólogos es, en cierta medida, muy
superficial y no siempre funciona en la práctica.
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Mi problema era, pues, encontrar los fundamentos que pudieran
explicar los problemas que se manifiestan como enfermedades.
Por una parte, soy muy preciso con los problemas psicológicos y
puedo señalarlos claramente en el horóscopo. Por otra, conozco
bien las configuraciones planetarias, las agrupaciones de aspectos y
ciertas constelaciones “demoledoras” en signos únicos y en casas
únicas, etc. que producen determinadas enfermedades, es decir,
ciertos problemas a nivel psicológico. Esto me ayudó a avanzar
sólidamente en mi investigación y me permitió constatar que
algunos de los problemas que conocía como problemas psicológicos,
se traducían también en enfermedades físicas en algunas personas.
Esta es la vía psicosomática.
La conexión entre la psique y el cuerpo era evidente y, dado que en
un primer momento yo no sabía cómo funcionaba esta conexión, mi
principal objetivo era descubrirlo: ¿Cuál era la vía que tomaban los
problemas psicológicos -que yo podía identificar claramente en la
carta- hasta expresarse en el cuerpo en forma de síntomas de
enfermedad. Este era el objetivo de mi investigación.
El horóscopo nos muestra los diferentes
elementos de nuestro equipo. Por una parte
tenemos los planetas. Los planetas tienen
aspectos o no, depende. Y, por otra parte,
tenemos los doce signos y las doce casas. Éste
es nuestro equipo. Añadimos refinamiento de
varias maneras, pero éste es nuestro equipo
básico –planetas, aspectos, signos y casas.
Después de trabajar con este modelo durante
muchos años, finalmente hallé dos indicadores
importantes. Tres de los elementos se
muestran claramente como portadores de
energías perturbadoras que fluyen desde la
psique hacia el cuerpo.
El primero de ellos son los planetas. Los planetas establecen un
vínculo claro entre la psique y el cuerpo, son una vía clara. Como
sabemos, los planetas son, por una parte, nuestros instrumentos
sensoriales. Los siete planetas clásicos –esto es, con excepción de
los nuevos planetas descubiertos desde la Revolución Francesa–,
corresponden a siete órganos sensoriales.
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Los sentidos
Oficialmente tenemos cinco
relacionados con planetas.
sentidos
que
están
La visión es Júpiter.
l
El oído es Mercurio.
h
claramente
…. Y desde luego, tenemos otro órgano aquí, la garganta,
que nos permite hablar, formular nuestros pensamientos,
y esto también corresponde a Mercurio.
Después tenemos la función táctil: Saturno.
g
Y tenemos el paladar, el gusto, que es Venus
j
Después tenemos el olfato, que es Marte
… y la nariz como órgano del olfato,
evidente y visible.
k
¡Observen a Marte en su carta y miren su nariz, sin duda
encontrarán la correspondencia!
4
El diagrama anterior muestra lo que acabo de
exponer. Quizá conozcan esta disposición. Aunque
un poco rectangular, es una vieja forma usada en la
Antigüedad por los gnósticos: el candelabro de siete
brazos, la menorah de los judíos. Lo he dibujado de
una forma muy cuadriculada porque era necesario
para las partes inferiores del diagrama. De otro modo, hubiera sido
un poco desordenado.
Los planetas están dispuestos en una secuencia que se conoce
como orden ptolomeico. Empezando por la izquierda tenemos a
Saturno, Júpiter, Marte, el Sol, Venus, Mercurio y la Luna. Esta
ordenación se realiza según la velocidad visual de los planetas en
su movimiento en el cielo. Saturno es el más lento y la Luna el más
rápido. Esta ordenación está ampliamente establecida y es de
interés en muchos otros aspectos. De ella deducimos, por ejemplo,
los regentes planetarios de los años. Ahora (1992) estamos en un
año de la Luna y el próximo año será un año de Saturno porque
empieza de nuevo por la izquierda. Va en este orden, ¡pero esto no
tiene nada que ver con lo que estamos hablando!
El Sol y la Luna
En el esquema de planetas y sentidos tenemos siete planetas. Si
bien el Sol y la Luna no son instrumentos sensoriales oficiales,
también los he incluido. Veamos por qué. El Sol es el “sentido del
yo”. Con el Sol, soy consciente de mí mismo. Me siento, me percibo
o pienso acerca de mí mismo –es un sentido que me hace ser
consciente de mí mismo. Con el Sol no necesito ayuda del exterior,
no preciso, por ejemplo, que alguien que me diga que existo. Puedo
percibirme a través de lo que pienso, a través de lo que hago. La
famosa locución latina “Cogito ergo sum” de Descartes –“Pienso,
luego existo”- lo resume muy bien. El pensamiento es una
5
herramienta que tenemos a nuestra disposición a través de la cual
percibimos: el Sol. Yo realizo el acto de pensar, por lo tanto, debo
estar ahí. Así pues, el Sol es el “sentido del yo”.
La Luna es, en cierto modo, lo contrario. La Luna nos da la
capacidad de percibir alrededor de nosotros. La Luna es
sensibilidad y percibe todo lo que la rodea, por eso está también
interesada en contactar con los seres que se encuentran en su
entorno, en especial con la gente. Esto la convierte en el “sentido
del tú”.
También existe una correspondencia entre el Sol y la Luna, y las
dos partes del cerebro. Pero debe tenerse en cuenta que, como los
nervios se entrecruzan en el encéfalo, el hemisferio cerebral
izquierdo está conectado con la parte derecha del cuerpo y
viceversa.
El hemisferio cerebral izquierdo está regido por el Sol. En este
hemisferio
tiene
lugar
el
pensamiento
constructivo y realista, lo que los científicos
denominan pensamiento racional.
d
f
La Luna, en cambio, rige el hemisferio cerebral
derecho y el lado izquierdo del cuerpo. Ahí
tenemos lo que los científicos describen como
pensamiento irracional. Aunque yo prefiero decir
“no racional”.
Así pues, incluso tenemos órganos. Del mismo modo que tenemos
una nariz para oler, tenemos un cerebro izquierdo para pensar de
manera clara y efectiva.
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Lo esencial es que tenemos
órganos sensoriales que nos
capacitan tanto para percibir el
entorno como para percibirnos a
nosotros mismos. Por ejemplo,
percibimos el olor de las personas.
Puede ser que una persona nos
guste y que también nos guste su
olor. Pero también puede ser que
no soportemos a alguien porque no nos gusta su olor. Es de sobra
conocido que percibimos el mundo intensamente a través de
nuestros sentidos y aquí tenemos estos siete planetas que son
nuestros instrumentos de percepción.
En nuestra vida cotidiana estamos constantemente ocupados en un
proceso de cribar nuestros alrededores con todos nuestros sentidos.
Es un proceso que se da, en gran medida, de manera inconsciente.
Simplemente funciona. Olemos, vemos... y esto nos proporciona un
flujo constante de información sobre la condición del mundo a
nuestro alrededor. Y, con esta información, podemos reaccionar a
las diferentes situaciones, a las personas que nos hablan, etc.
El sistema endocrino
La siguiente cuestión es: ¿Cómo
reaccionamos a lo que percibimos? En este punto debemos
referirnos a un sistema crucial
de nuestro cuerpo: el sistema
endocrino o sistema de glándulas de secreción interna. Las
glándulas del sistema endocrino
están directamente conectadas
con los respectivos instrumentos
sensoriales.
El
sistema
endocrino produce reacciones
inmediatas que, como tales, son absolutamente inconscientes. No
nos damos cuenta del proceso pero, tras recibir una o varias
impresiones de los órganos sensoriales, las glándulas segregan
inmediatamente las correspondientes hormonas que envían a los
vasos sanguíneos y la sangre se encarga de transportar estas
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hormonas a los órganos o músculos que tienen que reaccionar. Es
decir que la reacción ha sido estimulada por las hormonas.
Así es, pues, cómo funcionan las cosas. Percibimos sensorialmente
a través de los planetas. Las glándulas del sistema endocrino
reaccionan estimulando el cuerpo a través de la producción de
hormonas y, después, tenemos la
reacción. Por ejemplo, un individuo se
dirige hacia mí con una cara agresiva y
los puños apretados. Yo lo veo,
probablemente incluso capto un olor que
es desagradable, y esta información va
hacia dentro, a una glándula en
particular, en este caso a la glándula
suprarrenal. Estas glándulas producen
adrenalina. La adrenalina circula por los vasos sanguíneos hasta
llegar a los músculos donde se produce la liberación de azúcar que
se transforma en energía en los mismos músculos, de forma que yo
pueda luchar contra el individuo que se me acerca peligrosamente.
Lo mismo sucede si estoy en medio de la carretera y un coche viene
hacia mí. Veo el coche, las suprarrenales reaccionan y, de repente,
tengo la energía suficiente para salir corriendo. Como vemos, se
produce una secuencia clara de eventos: (1) situación, (2)
percepción de la situación por un órgano sensorial, (3) reacción del
sistema endocrino mediante la producción de hormonas que (4)
hacen reaccionar al cuerpo correspondientemente.
Acabo de describir una reacción simple, la
reacción de la adrenalina cuando necesitamos
energía para luchar o huir pero, en la mayoría
de casos, las reacciones son más complejas. Lo
más frecuente es percibir a través de diferentes
órganos. Por ejemplo, en la situación del coche
que se dirige hacia mí, puedo ver el coche pero
al mismo tiempo también lo oigo o incluso
pudo oírlo antes. Entonces vuelvo mi cabeza y
lo veo, por lo que la reacción se produce a
través de un canal doble. El hecho de oír
demanda otras reacciones, pero también estimula las mismas
suprarrenales.
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En cierto modo es como un proceso de traducción en varios niveles.
Por un lado tenemos el mundo exterior –podemos decir que es el
primer nivel. Después se produce la percepción sensorial –este es el
siguiente nivel. A continuación, el sistema endocrino reacciona a la
información que viene del nivel de percepción –este es el tercer
nivel. Y después tiene lugar la reacción de los órganos del cuerpo al
estímulo recibido desde el sistema endocrino. Este es el cuarto
nivel. Es, pues, como un proceso de traducción en cuatro etapas. Y
todo esto lo llevan a cabo los planetas.
Los planetas del sistema endocrino
Veamos, por encima, las glándulas del sistema endocrino. El cuerpo
pineal -también llamado glándula pineal o epífisis- está regido por
Saturno. Es una glándula muy pequeña que se encuentra en el
centro de la cabeza, debajo del córtex, el gran cerebro superior.
La glándula pituitaria -o hipófisis- es
también una glándula muy pequeña que
produce más de treinta hormonas
diferentes.
Es
una
glándula
muy
importante pues ejerce un “super-control”
sobre otras glándulas. Está regida por
Júpiter.
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Las suprarrenales están regidas por Marte y el
páncreas por Venus. Suprarrenales y páncreas
son dos sistemas claramente antagonistas -lo
sabemos de otros niveles, Marte y Venus. Tiene
que ver con las funciones de macho y de
hembra.
Las suprarrenales son capaces de producir
energía a partir de la sustancia que está en el
cuerpo.
El páncreas -Venus- tiene la capacidad
de digerir la nutrición que entra en el
cuerpo y asimilarla para después
almacenarla en el cuerpo en forma de
reservas. Estas reservas se usan
posteriormente para fabricar energía. La
acumulación de reservas es una
cuestión de Venus. El páncreas coordina
los procesos de integrar el material
nutritivo dentro del cuerpo –el proceso de asimilación de la
nutrición. Después, Marte utiliza estas sustancias para fabricar
energía para los músculos, órganos, etc. Como vemos son funciones
antagónicas, es decir, están interrelacionadas pero no son
contrapuestas pues, dependiendo de la situación, deben alcanzar
diferentes puntos de equilibrio. En unas situaciones predomina una
función y en otras lo hace la otra.
Cuando comemos, Venus está muy activo. En
realidad ya está activo cuando probamos la
comida porque el paladar -el gusto- disfruta de la
comida. De hecho, la función del gusto es muy
importante pues debe decidir si la comida es
buena y podemos ingerirla o, por el contrario, es
mala y no deberíamos hacerlo. Evidentemente,
también podemos oler la comida previamente
pero este sentido no siempre nos puede asegurar que la comida es
buena, porque se puede traicionar al olfato poniendo alguna cosa
que huela bien en la comida. Es el gusto -el paladar- quien
finalmente decide: “Esto es bueno” o “No es bueno”. Y, si no es
bueno, probablemente nos encontremos en una situación difícil -en
determinadas ocasiones no resulta tan sencillo simplemente
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escupir algo porque sabe mal, pero tragarlo puede producir
problemas después...
Como vemos, Venus es una función muy importante. Tras la
ingesta y la digestión de alimentos, Venus almacena reservas sustancia- en el cuerpo con la finalidad de utilizarla posteriormente
para la acción o cualquier otro tipo de actividad. El hecho de
pensar, por ejemplo, también requiere consumo de energía. En
cuanto a Marte, no lo tenemos solamente para correr o luchar, sino
también para conseguir la comida.
Tomemos un sencillo ejemplo de la vida animal.
En alguna parte del bosque, un animal tiene de
repente la sensación de hambre. ¿Qué es lo
primero que sucede? (Simula oler) El animal
eleva la nariz e intenta rastrear algo comestible.
Después, probablemente, se pone en movimiento
en la dirección de la que proviene el olor.
Activarse y usar la energía para obtener comida
son acciones típicamente marcianas –las suprarrenales deben
producir adrenalina para correr tras la comida o, en el caso de los
seres humanos, trabajar y poder comprarla. Necesitamos tener
energía disponible para hacer los movimientos que nos permitan
obtener la comida. El olfato también desempeña un papel
importante. Olfatear, seguir el rastro del olor y emplear energía
para conseguir la comida. ¡Ésta es la historia de Marte!
Como vemos, Marte y Venus están estrechamente relacionados, en
realidad, sus funciones son inseparables. Van siempre de la mano
y, de este modo, garantizan el correcto funcionamiento de nuestro
cuerpo, asegurando que siempre tengamos la sustancia suficiente
para producir energía. La obtención de la sustancia y la digestión
de la misma están regulados por estos dos planetas. Estamos,
pues, ante una función claramente antagonista.
En el nivel de la sexualidad, en cambio,
experimentamos
a
Marte
y
Venus
más
frecuentemente como una polaridad. En este nivel,
dos personas –un hombre y una mujer- sienten
una intensa atracción por el hecho de ser
diferentes pero, por el mismo motivo, tienen
también dificultades en comprenderse.
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En el nivel biológico más básico no existe el
problema de la oposición y de la diferencia. Ahí
es una cuestión de antagonismo. En este nivel
las dos funciones trabajan conjuntamente en lo
que podríamos describir como “un juego
sutilmente equilibrado”, que puede cambiar en cualquier momento
ya que primero una de las funciones es la más pronunciada y luego
lo es la otra.
Júpiter
Estas dos funciones están controladas por Júpiter. Para
comprender por qué Júpiter tiene un papel tan predominante en
este sistema debemos considerar algunas cosas.
El predominio es visible astronómicamente -Júpiter es el planeta
más grande del sistema solar y, si el Sol desapareciera de repente,
Júpiter pasaría a controlar el sistema. Se necesitarían miles de
años para que el nuevo orden se estabilizara, pero encontraríamos
a Júpiter en el centro del sistema, irradiando como el Sol. Esto nos
da una idea de lo poderoso que es Júpiter. El Sol es, evidentemente,
mucho más grande y perdurará mucho más tiempo de lo que
Júpiter podría subsistir. Pero Júpiter podría desempeñar este
papel. Esto muestra lo importante que es Júpiter en el sistema
solar.
Otro aspecto a tener en cuenta es que, en el sistema endocrino, la
glándula pituitaria ejerce también una función de regulación de
otras glándulas. Controla, por ejemplo, las suprarrenales y el
páncreas -Marte y Venus. También puede controlar a Mercurio. Y,
en determinadas circunstancias, puede incluso sustituir las
funciones del Sol y la Luna.
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En casos de peligro extremo, en que el pensamiento y el sentimiento
no son suficientemente rápidos para reaccionar a la situación de
manera correcta, Júpiter asume el mando de golpe, toma el control
del proceso y estimula al resto de glándulas de la manera que la
situación requiere -no como pretendía el pensamiento.
Ésta es una de las principales causas de las
alteraciones psicosomáticas. Como sabemos,
el pensamiento y el sentimiento pueden ir por
vías diferentes que las necesidades corporales
y el funcionamiento inconsciente, planteando
contradicciones entre los niveles consciente e
inconsciente.
Por ejemplo, puede ser que conscientemente
mi convicción mental o emocional sea: “Soy
feliz, amo la vida y quiero vivir tanto como sea
posible”. Pero que mi funcionamiento
inconsciente -que, en gran medida, está controlado biológicamentediga: “Esta vida se acabó, ya no puedo sacar nada más de ella”.
Entonces empieza una lucha entre el agente controlador
inconsciente, que puede ser Júpiter, que dice: “Vivir ya no vale la
pena. Acabemos de una vez” y mi mente o mi psique, que dice: “La
vida es bella, tengo una hermosa familia, un trabajo estupendo,
gano un montón de dinero y tengo una casa preciosa. Todo está
bien y quiero vivir”. Esto produce una lucha.
El ejemplo expuesto puede parecer un tanto extremo pero, en los
casos de cáncer, se da muy a menudo esta situación. Una parte
muy profunda de la persona ha tirado la toalla y ya no quiere vivir,
mientras que sus partes conscientes quieren continuar viviendo.
Esto plantea una lucha que se traslada cal cuerpo que, en contra
del deseo consciente, se autodestruye. Júpiter, a menudo
conjuntamente con Saturno, invaden el Sol y la Luna.
En nuestra psique se dan una gran cantidad de situaciones
difíciles. Pero no debemos olvidar que la psique vive en el cuerpo. El
cuerpo es nuestro vehículo de existencia. Transporta la psique y la
sostiene. Pero, en nuestra conciencia, a menudo no prestamos
atención a este hecho. Tomamos decisiones porque tenemos
información,
porque
comprendemos
algo,
porque
hemos
reflexionado, pensado, planeado... esto nos permite decidir, pero las
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decisiones que tomamos pueden estar contra los intereses de la
psique y el cuerpo. Y, de nuevo, ésta es una de las principales
razones para la enfermedad.
Veamos, una vez más, el mecanismo de traducción
cómo suceden los procesos psicosomáticos: tenemos
que nos rodea, las situaciones, (2) la percepción a
sentidos, (3) la reacción del sistema endocrino
hormonas y, finalmente, (4) las reacciones corporales.
psicosomática.
que muestra
(1) el mundo
través de los
produciendo
Ésta es la vía
Sistemas
El esquema que he presentado es una herramienta básica. Solo con
este enfoque, no podemos decir qué tipo de enfermedad tendremos.
Pero sí nos permite seguir la pista de algunas reacciones, es decir,
si sabemos que hay una enfermedad física, podemos seguir su pista
hacia atrás, hasta estas funciones básicas. Podemos ver que
determinadas enfermedades tienen que ver, por ejemplo, con el
sistema Marte/Venus o que algo asociado con Júpiter no va bien,
etc. Pero, para hacerlo bien, necesitamos más estructuras. Y estas
estructuras las encontramos en el horóscopo. Las estructuras son
una combinación de planetas unidos por aspectos de diferentes
tipos que, adicionalmente, se encuentran en determinados signos y
casas.
Los planetas están siempre en un signo y una casa. El zodíaco
(signos) y el sistema de casas son marcos de referencia en los que
los planetas se encuentran incrustados. Los planetas, por lo tanto,
controlan determinadas partes del zodíaco y del sistema de casas.
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Signos, cruces y sistemas
Otro de mis hallazgos tiene que ver con los signos. Más
concretamente con las cruces –la cruz cardinal, la cruz fija y la cruz
mutable. Tenemos tres cruces y determinados sistemas del cuerpo
están regidos por ciertas cruces.
Veamos primero los sistemas líquidos. En la cruz cardinal
tenemos el sistema sanguíneo –la sangre. En la cruz fija, tenemos
los sistemas de agua –todos los órganos acuosos o que contienen
agua, por ejemplo el cerebro, que está introducido en agua, el ojo
que está lleno de agua, y todas las células contienen agua como
medio transportador de sustancia. Todo el tema del agua está
controlado por la cruz fija. Y, en la cruz mutable, tenemos el
sistema linfático que, como es sabido, promueve los mecanismos
de defensa contra las infecciones, etc. De modo que tenemos tres
sistemas líquidos controlados por las tres cruces. La sangre regida
por la cruz cardinal, el agua por la cruz fija y la linfa por la cruz
mutable. Esta es una correspondencia, pero encontramos más
correspondencias en diferentes niveles.
El sistema sanguíneo se divide en dos partes
principales: el sistema circulatorio menor y el
mayor. El sistema mayor consiste en todo el
cuerpo –el tronco del cuerpo y las piernas, los
hombros, los brazos, etc. El sistema menor es
el sistema de intercambio entre el corazón y
los pulmones, donde, como sabemos, la
sangre capta oxígeno. El sistema mayor de
nuevo tiene dos partes: el torso más las piernas conforman el
sistema inferior (cardinal), y los hombros, brazos y cabeza, el
sistema superior (mutable).
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La correspondencia astrológica es que el sistema mayor del cuerpo
–el torso, las piernas, etc.- está relacionado con la cruz cardinal. El
sistema menor, donde tenemos los pulmones y el corazón, está
asociado a la cruz fija. Dentro del sistema mayor, tenemos los
subsistemas superior e inferior. En medicina, esta diferenciación se
realiza fundamentalmente con fines didácticos. Se sabe que la
presión sanguínea en un sistema puede ser diferente de la del otro
pero este conocimiento no se utiliza en la práctica médica. No
obstante, como veremos a continuación, tiene su importancia.
Discriminación
Ciertas cosas no pueden explicarse a menos
que discriminemos entre estos dos sistemas
sanguíneos. Por ejemplo, la migraña. La
migraña típica -el caso de la persona que
tiene constantemente migraña- se debe a la
existencia de un desequilibrio entre ambas
partes: (1) presión elevada en el sistema de
la cabeza y los brazos (el sistema mayor
asociado a la cruz cardinal) y (2) presión baja en el sistema de
pulmones y corazón (el sistema menor asociado a la cruz fija).
Para movernos, necesitamos una presión normal o elevada en el
subsistema inferior -torso y piernas. Pero si la presión de este
subsistema es baja, no podemos actuar bien. Si, al mismo tiempo,
tenemos hipertensión en el subsistema superior –cabeza-, se
produce el efecto de que queremos movernos pero somos incapaces
de hacerlo de la manera adecuada y esto produce dolores de
cabeza. Es un problema de presión excesiva. Presurizamos el
sistema y los vasos sanguíneos se contraen por la voluntad de
actuar, pero esto hace que la presión aumente todavía más.
Por otro lado, la enfermedad cardiaca tiene que ver con el sistema
circulatorio menor –pulmón y corazón- que está asociado a la cruz
fija. Por lo tanto, para discriminar entre cruces, es muy importante
identificar exactamente dónde están los problemas.
Audiencia: Me gustaría que hablase otra vez sobre esas tres partes.
Diferenciamos tres partes en el sistema de la circulación sanguínea.
El sistema sanguíneo, como tal, está regido por la cruz cardinal y la
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mayor parte del sistema sanguíneo está asociada, también, a la
cruz cardinal. Pero discriminamos entre la parte inferior, que es el
torso y las piernas -esto es cardinal-, y la parte superior, que es la
cabeza y los brazos -que es mutable. Ambas partes tienen que ver
con el movimiento y, como sabemos, las cruces cardinal y mutable
son dinámicas y móviles, mientras que la fija –pulmón y corazón- es
estable, constante, fija.
Y aquí tenemos una función constante de
“atrás y adelante, atrás y adelante...” –un
ritmo muy similar entre pulmón y corazón,
pulmón y corazón que recarga la sangre con
oxígeno. Este ritmo debe ser muy uniforme
porque, de otro modo, se producen todo tipo
de arritmias.
La existencia de muchos componentes activos -planetas masculinos
como Marte o el Sol y aspectos rojos- en la cruz fija indica que
tenemos un montón de elementos que quieren moverse en un
ámbito que debería ser estable. Quieren tener movimiento, pero
están en el sector del sistema de circulación menor –cruz fija- que
debería permanecer estable y no verse agitado por el deseo de
moverse constantemente. Como podemos comprender, si una
persona con este tipo de configuración realiza a menudo
movimientos demasiado agitados, probablemente tendrá algún tipo
de problema cardíaco. Es muy sencillo de ver.
Resumiendo, la parte inferior del sistema de circulación mayor -el
torso y las piernas- es cardinal. La parte superior del sistema mayor
-la cabeza y los brazos- es mutable. Y el sistema de circulación
pulmón/corazón corresponde a la cruz fija.
Hay, todavía, otro punto de vista psicosomático que, de alguna
manera, explica por qué todo esto es así. Consideremos de nuevo
las tres cruces pero, esta vez, en el contexto de términos
psiquiátricos.
Así pues, pasamos del nivel del cuerpo al nivel de la psique, esto es,
el equipo emocional y mental.
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Las cruces y los términos psiquiátricos
Este diagrama muestra las clásicas y típicas derivaciones de
funciones en terminología psiquiátrica, relacionadas con las tres
cruces astrológicas.
CRUZ CARDINAL
(Aries, Libra, Cáncer, Capricornio)
1/7 y 4/10
Maníaco / Depresivo
CRUZ FIJA
(Tauro, Escorpio, Leo, Acuario)
2/8 y 5/11
Paranoico / Catatónico
CRUZ MUTABLE
(Géminis, Sagitario, Virgo, Piscis)
3/9 y 6/12
Epileptoide / Histérico
No sé las palabras exactas en inglés, pero para cardinal tenemos
aquí manía y depresión…
Audiencia: Bipolar…
BH: ¿Se llama así en inglés? OK, entonces, el
sistema bipolar. Manía, el eje activo. Esto sería
Aries y Libra, fuego y aire, el eje activo de la cruz
cardinal. Y el brazo pasivo de esta cruz es
Cáncer y Capricornio. Es el brazo depresivo.
Maníaco/depresivo.
Audiencia: ¿No neurosis y psicosis?
BH: No. Nada que ver con ese término. Psicosis
es más un estado de gravedad de todo tipo de
enfermedades. Maníaco/depresivo. ¿Se utiliza esta expresión?
Audiencia (muchas voces): Sí
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En la cruz fija tenemos al paranoico y al
catatónico. La paranoia es –en pocas palabrasel miedo de: “¡Van a por mí!”. La catatonia es un
estado de rigidez, de no percepción, de estar
completamente encerrado en uno mismo, de no
poder ya resistir ni la percepción. Si se empuja
a un catatónico, no reacciona y si se lo tira al
suelo, se queda echado. Sencillamente no
reacciona -esto es el extremo de la catatonia.
La cruz mutable tiene que ver con las
funciones epileptoide e histérica. Epilepsia e
histeria van de la mano. El brazo activo de esta
cruz, que es aire/fuego -Géminis/Sagitario- es
la forma de reacción epiléptica y los signos
pasivos
-Virgo/Piscisagua/tierra,
se
manifiestan como histeria.
Estas tipologías psiquiátricas están sacadas de casos típicos pero
muy extremos. Es precisamente en los casos extremos donde se
pueden ver las formas de la enfermedad con absoluta claridad. Ahí
hay justamente eso y nada más. El resto se ha eliminado pues, en
los casos clínicos extremos, ya no funciona.
Audiencia: En la cruz fija, ¿el estado catatónico es Acuario/Leo?
BH: Sí. Acuario/Leo es catatónico. De nuevo es aire/fuego, el brazo
activo. Y la paranoia es el brazo pasivo, defensor.
Audiencia: ¿Cómo se considera la esquizofrenia?
BH: No tiene sitio aquí. La esquizofrenia no es una enfermedad bien
definida, es una especie de cajón de sastre donde se pone todo lo
que no se puede colocar en otro sitio. Las diversas escuelas de
pensamiento tienen unas definiciones de esquizofrenia tan
diferentes que, realmente, no es un término utilizable. Pero siempre
es útil tener una categoría donde colocar las cosas que no se
pueden clasificar claramente... -y siento decir que esto es algo que
se hace muy a menudo.
Hay, pues, tres tipos básicos y cada uno de ellos tiene una función
activa y otra pasiva, relacionada con los dos brazos de cada cruz.
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Estos tipos son: el maníaco/depresivo, el catatónico/paranoide y el
epiléptico/histérico.
Al emplear esta tipología no nos referimos a enfermedades ni a
patologías clínicas. Sacamos los términos de ahí, pero estos tipos
son bien conocidos para nosotros, los astrólogos.
Conocemos el tipo cardinal y sabemos que los cuatro
signos de la cruz cardinal tienen un modo de reacción
distintivo. También sabemos, por ejemplo, que Aries y
Libra combinan más fácilmente en uno mismo, que
Aries y Cáncer. Cáncer es muy pasivo, toma las cosas
tal como vienen y no va a por ellas. Por el contrario,
Aries está siempre yendo a buscar las cosas. Libra es también
capaz de ir a por las cosas, pero de manera mucho más suave y
agradable. El caso de Libra es más como ir a buscar a gente.
Audiencia: ¿Sugiere que si hay una oposición, entonces uno tiene una
depresión o una manía?
BH: Sí. Las oposiciones indican que está activo todo un brazo y, por
lo tanto, se da un patrón de comportamiento típico. Y esto puede
producir posibles problemas que también pueden desencadenar
procesos psicosomáticos -es decir, tener implicaciones en el cuerpo
físico, como vimos antes con los sistemas líquidos.
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Insisto en que esta tipología no es necesariamente una clasificación
de enfermedades sino de patrones de comportamiento. La astrología
nos permite hacer buenas definiciones de estos tipos a partir de las
cruces (aunque éstas no están extensamente tratadas en la
literatura astrológica). De las cruces -no de los temperamentos o
elementos, como se hace muy a menudo- podemos derivar los
diferentes tipos de reacción y funcionamiento. Esta tipología nos la
dan las cruces.
Signos y casas
Tenemos dos sistemas: los signos
zodiacales y el sistema de casas. Y
podemos contemplarlos de la misma
manera.
Hasta ahora me he referido a los signos
pero el diagrama de las cruces y los
términos psiquiátricos contiene también
los números de las casas correspondientes. Aquí tenemos otra clave
de gran importancia: la discriminación entre lo que significan los
signos y lo que significan las casas.
Los signos (más concretamente las posiciones
de los planetas por signo) nos indican lo que
trajimos con nosotros al nacer. Son, por lo
tanto, rasgos hereditarios que se derivan de
nuestro árbol genealógico, características que
potencialmente tenemos desde el momento
de nacimiento.
La posición de los planetas en los signos muestra, pues, una
estructura básica. El patrón básico innato que traemos como
potencial a la vida. Podríamos decir que es lo que queremos de la
vida, cómo queremos ser en la vida.
Pero después somos educados y, en un
sentido más amplio, condicionados por
el entorno que nos rodea durante la
infancia y la adolescencia, hasta que nos
hacemos adultos. Y esto constituye una
segunda capa estructural (situada sobre
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la capa genética) que va formándose a medida que crecemos. En
esta capa encontramos los reflejos condicionados, los modales, la
forma de aprender y la manera de comportarnos en general. Esta
segunda capa es precisamente el sistema de casas.
Podríamos decir que el sistema de casas
entra en funcionamiento a partir del
momento del nacimiento. Esto es muy
importante al considerar las enfermedades, porque algunas tienen causas
endógenas y otras exógenas. En otras
palabras, unas son innatas y otras
producidas por la situación del mundo
exterior. En psicología, esta discriminación es esencial y también debería serlo en medicina, aunque, en
el segundo caso, discriminar es más difícil.
Ciertas estructuras genéticas pueden contener enfermedades de
manera inherente pero la mayoría de nosotros tenemos estructuras
de este tipo. Surge entonces la pregunta: “¿Por qué algunas
personas desarrollan una determinada enfermedad y otras no?”. La
respuesta debe encontrarse principalmente mirando el sistema de
casas, porque allí residen las energías de condicionamiento del
exterior, no solo durante la infancia, sino también de adultos.
Estamos constantemente sometidos a fuerzas de
condicionamiento provenientes del entorno y estas
fuerzas quieren que hagamos ciertas cosas de
determinada
manera.
Y
si
no
estamos
suficientemente bien construidos para gestionarlo,
podemos tener un problema.
En otras palabras, la presión proviene del exterior y está dirigida
hacia nuestro interior. Y el sistema de casas nos muestra esta
presión.
La comparación signos/casas nos proporciona el grado de
diferenciación entre (1) lo que hemos traído con nosotros al nacer signos- y (2) aquello en lo que el entorno quiere que nos
convirtamos -casas.
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Supongamos que una persona tiene una oposición en
Tauro/Escorpio. Por su propia constitución genética, esta persona
tiende a tener un comportamiento de tipo paranoico. Pero si la
oposición no está en las casas correspondientes -en este caso 2 y 8sino que, como sucede la mayoría de las veces, está en otras casas,
digamos las casas 12 y 6, entonces esta personalidad paranoide
tiene un área específica donde la sensibilidad desencadena
reacciones paranoides -concretamente la sensibilidad a los
problemas existenciales o eje 6-12.
Si esta persona entra en ámbitos existenciales peligrosos que le
despierten el miedo a no tener cómo ganarse el pan mañana, tendrá
una reacción de tipo paranoide. Y si la situación continúa de
manera que la persona no la pueda controlar, a través de la vía
psicosomática, se convertirá en una enfermedad en el nivel físico.
Audiencia: ¿Podríamos decir que los signos dan el nombre y las
casas el adjetivo? Una persona con una oposición Tauro/Escorpio en
las casas 6 y 12, ¿sería una paranoide histérica?
BH: Correcto. La paranoia estaría cubierta por una reacción o un
cuadro de comportamiento histérico. Y los psiquiatras -como no
disponen de horóscopos- tendrían problemas para discriminar entre
ambos tipos de síntomas. Se preguntarían: “¿Qué es? ¿Histeria o
paranoia?”. Y probablemente se decantarían por la histeria, porque
la persona mostraría un comportamiento externo evidente de este
tipo. Pero en el interior subyacería la paranoia –que sólo podría
constatarse buscándola de manera explícita.
Audiencia: En términos de manifestación, entonces, las casas nos
indican lo que está en la superficie y los signos lo que está enterrado
debajo. ¿No es así?
BH: Exacto. Éste es el patrón y es un patrón muy útil porque, como
astrólogos, nos permite aclarar aquello con lo que los psiquiatras
por un lado y los médicos por otro, siempre tienen dificultades.
Tenemos una herramienta que nos permite diferenciar de manera
muy clara.
Bien, señoras y señores, esto es lo que quería decirles. Gracias….
Aplauso al final de la sesión.
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Notas Biográficas
Bruno Huber, 29.11.1930 – 3.11.1999 fue co-fundador en 1963,
junto a su esposa Louise, del Astrologish-Psychologiches Institut de
Zurich, Suiza. Psicólogo de profesión, Bruno desarrolló lo que se
conoce como Método Huber durante muchos años, uniendo su
considerable comprensión astrológica y astronómica con la
psicología humanista contemporánea. Bruno desarrolló el Método
Huber a lo largo de los años y todo su trabajo está basado sobre
una intensa investigación empírica. Bruno y Louise se formaron en
Psicosíntesis en Florencia con Roberto Assagioli y fueron miembros
fundadores de la Escuela Arcana en Ginebra.
Bruno escribió muchos libros, algunos en colaboración con Louise,
y muchos de ellos han sido traducidos a varios idiomas y
publicados por todo el mundo. Su trabajo más importante fue, sin
duda, el “Astro-Glossarium”, una valoración profunda por orden
alfabético de cada contribución imaginable a la astrología,
astronomía y psicología desde los albores de la civilización hasta la
actualidad.
Bruno fue un profesor afable y con sentido del humor, e impartió
numerosas clases y seminarios en muchos países.
Traducción: Alicia García y Joan Solé, 2012
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