Subido por JOSE FERNANDO AGUIRRE GUACULLA

Lectura 1 Fundamentos básicos sobre la formación basada en competencias

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Universidad Mayor de San Simón
Vicerrectorado
Dirección de Planificación Académica
LECTURA 1
FUNDAMENTOS BÁSICOS DE LA
FORMACIÓN
BASADA EN COMPETENCIAS
Departamento de Desarrollo Curricular
2017
Contenido
Fundamentos Básicos de la Formación Basada en Competencias
Introducción ....................................................................................................................... 1
1
La formación basada en competencias ....................................................................... 2
2
Los enfoques en la formación basada en competencias ............................................. 4
3
El enfoque socioformativo complejo ........................................................................... 6
4
Definición de competencia desde el enfoque socioformativo complejo ....................... 7
5
Tipos de competencias ............................................................................................. 10
6
Diferencias entre la formación basada en competencias y la formación tradicional .. 11
Fundamentos Básicos de la Formación
Basada en Competencias
Introducción
Las competencias no son un concepto abstracto: se trata de las actuaciones que tienen las
personas para resolver problemas integrales del contexto, con ética, idoneidad, apropiación
del conocimiento y puesta en acción de las habilidades necesarias. Existen como tales desde
el surgimiento del ser humano, porque son parte de la naturaleza humana en el marco de la
interacción social y el ambiente ecológico.
Si las competencias han existido desde que existe el ser humano, como sucede con la
inteligencia y los conocimientos, ¿por qué hasta ahora se les considera fundamentales en la
educación y en la gestión del talento? ¿por qué no habían sido prioritarias en la educación, si
parece lógico aplicar los saberes en los problemas con ética e idoneidad? Éstas son preguntas
muy complejas y hace falta aún más investigación para responderlas. Lo que sí tenemos claro
es que en la actualidad hay una serie de cambios en lo social, lo político, lo económico y lo
ambiental que hacen impostergable para la educación formar personas con competencias.
Entre los cambios vale la pena considerar los procesos de globalización y la búsqueda de
identidad de las sociedades; la internacionalización de las economías; los cambios acelerados
en el desarrollo científico y tecnológico; la urgencia de implementar acciones para prevenir el
daño y la destrucción del ambiente, que va a pasos agigantados; los cambios acelerados en
los valores y las costumbres sociales, que requieren nuevos planteamientos y acuerdos
colectivos para asegurar la convivencia, etc. Todo eso nos lleva a revisar y reformular los
sistemas educativos, y a buscar mecanismos para que las prácticas docentes abandonen los
viejos paradigmas y se orienten a responder a esta realidad. Una forma de hacerlo, asumida
por muchas universidades, tanto en nuestro medio como a nivel internacional, consiste en
organizar los procesos formativos en torno al desarrollo de competencias.
Esto requiere revisar con profundidad las metodologías de aprendizaje y enseñanza, para
orientarlas a la formación de profesionales que desarrollen su práctica profesional a través de
acciones basadas en la ética, la idoneidad y el compromiso. Se necesita, entonces, que el
docente se forme en nuevas maneras de mediar la formación y que aplique los procedimientos
de apoyo más pertinentes, de acuerdo con las metas educativas de las carreras y las
exigencias del contexto actual.
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En este documento abordaremos algunos aspectos básicos que nos ayuden a comprender en
qué consiste la formación basada en competencias y qué implica para la práctica docente
cotidiana.
1 La formación basada en competencias
Las competencias han surgido en la educación como una alternativa para abordar las falencias
de los modelos y enfoques pedagógicos tradicionales, como el conductismo, el
cognoscitivismo y el constructivismo, aunque se apoyen en algunos de sus planteamientos
teóricos y metodológicos; no obstante, esto lo hacen con una nueva perspectiva, con un
cambio en la lógica, transitando de la lógica de los contenidos a la lógica de la acción.
En la década del 90, las competencias eran muy criticadas por quienes estaban en los otros
paradigmas educativos, pero poco a poco la comunidad pedagógica comenzó a aceptarlas
porque brindaban respuestas pertinentes y claras en torno al currículo, el aprendizaje, la
evaluación y la gestión educativa-docente.
Sin embargo, aunque la formación basada en competencias generó nuevas formas de mediar
los procesos de aprendizaje y evaluación en los estudiantes (García Fraile y Sabán Vera,
2008), al buscar que estuvieran en condiciones de identificar, interpretar, argumentar y
resolver problemas pertinentes del contexto, retomó presupuestos y técnicas didácticas y de
evaluación de otros modelos pedagógicos, como el constructivismo, con el cual guarda una
mayor relación. A éste pertenece la teoría de la asimilación y retención, que genera un
aprendizaje significativo y el proceso de la enseñanza problémica, tratando de que esto se
oriente a la formación integral y al aprendizaje de las competencias necesarias para la
autorrealización, la mejora del tejido social en lo local, lo nacional y la tierra patria, el desarrollo
socioeconómico, el emprendimiento en las diversas áreas, la contribución al equilibrio y la
sustentabilidad ambiental, y el fortalecimiento del arte, la cultura y la ciencia.
¿Qué problemas permite abordar la formación basada en competencias, que la están
posicionando como nuevo paradigma educativo?
Son varios los problemas a los que responde, en forma clara y operativa, y que otros enfoques
no tratan de modo consistente:
 ¿Cómo gestionar el currículo y el microcurrículo para asegurar la calidad del
aprendizaje en un marco sistémico?
 ¿Cómo lograr que el currículo y los procesos de aprendizaje y evaluación sean
pertinentes para los estudiantes y las dinámicas del contexto local, nacional e
internacional, actual y futuro?
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 ¿Cómo formar personas para afrontar los problemas cotidianos integrando y
movilizando el saber, el saber ser y el saber hacer, al considerar los retos del contexto?
 ¿Qué es la idoneidad y cómo se inserta en la educación dentro de los procesos de
aprendizaje-enseñanza?
 ¿Cómo formar personas con habilidades críticas, reflexivas, analíticas y creativas, que
las apliquen realmente en la vida cotidiana?
La formación basada en competencias responde a estas problemáticas, que modelos
tradicionales como el conductismo y el constructivismo no abordan con claridad y pertinencia;
las respuestas a dichos problemas consideran los cambios que se dan en los contextos social,
laboral-profesional, científico, etc., lo que hace que el modelo de competencias tienda a
consolidarse cada día más. Una prueba de esto es su progresiva aceptación tanto entre las
entidades internacionales como entre los estados, múltiples instituciones educativas, maestros
y académicos de la pedagogía. Por supuesto, muchas personas aún siguen otros modelos y
enfoques educativos y desde allí critican el modelo de las competencias. Esto es normal, pues
así ocurre con los nuevos paradigmas y no es posible esperar que sean aceptados por todos
los integrantes de la comunidad académica, aunque sí se puede esperar que lo haga la
mayoría, y eso es lo que comienza a suceder en esta área.
Algunos críticos de la formación basada en competencias han planteado la posibilidad de que
se trate de una nueva moda pedagógica, lo que podría suscitar dudas entre ciertos docentes.
Sin embargo, si analizamos las principales fallas de la educación tradicional, con su lógica
centrada en los contenidos, encontraremos que tienen que ver con la falta de aplicación de los
saberes, la falta de pertinencia de los propósitos educativos y el énfasis sólo en lo académico.
La formación basada en competencias apoya el acercamiento y entrelazamiento de las
instituciones educativas con la sociedad y sus dinámicas de cambio, con el fin de que estén
en condiciones de contribuir tanto al desarrollo social y económico como al equilibrio ambiental
y ecológico.
Estamos entonces ante un modelo que busca satisfacer las grandes necesidades de la
educación actual, por lo que no puede ser visto como una moda. Y esto debe llevar a los
integrantes de la comunidad educativa a evitar ver este nuevo modelo como un simple cambio
de palabras, pasando de objetivos y propósitos a competencias, de indicadores de evaluación
a criterios, etc. No se trata de lo ya conocido con nuevas palabras, sino de generar otras
prácticas docentes más acordes con los nuevos retos de la humanidad y con lo que
esperan los estudiantes.
En este orden de ideas planteamos que, sencillamente, la educación tradicional -que parte de
un docente que selecciona los contenidos de un programa, los organiza según su punto de
vista y los explica, esperando que el educando aprenda esos contenidos y después los apliqueDepartamento de Desarrollo Curricular – DPA
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conlleva una lógica que ha sido rebasada por las demandas educativas actuales. El
paradigma de la “educación basada en las competencias” promueve una lógica
contraria: ahora es esencial enfrentarse a una tarea relevante (situada) que generará
aprendizaje por la “puesta en marcha” de todo el “ser” implicado en su resolución
(Pimienta y Enríquez, 2009).
2 Los enfoques en la formación basada en competencias
Desde la década de 1990, el modelo de competencias en la educación se ha consolidado
como un nuevo corpus teórico y metodológico para orientar el currículo, la gestión educativa y
los procesos de aprendizaje y evaluación. Sin embargo, aunque hoy en día se comparte una
serie de principios en este modelo, la realidad es que hay enfoques o perspectivas de las
competencias que enfatizan determinados aspectos y tienen visiones diferentes de los mismos
principios acordados.
Los diversos enfoques de las competencias se deben a académicos que han formulado sus
propuestas en este campo desde diferentes contextos, líneas de investigación, proyectos de
aplicación, propósitos científicos y epistemologías de base. Asimismo, los énfasis están
orientados en gran parte por sus relaciones con otros modelos y enfoques pedagógicos.
El Instituto CIFE (Centro de Investigación en Formación y Evaluación) ha identificado cuatro
grandes enfoques de las competencias a nivel mundial: funcionalista, conductual,
constructivista y socioformativo (En el cuadro Nº 1 se comparan los cuatro enfoques). Hay
muchos más, como el crítico social, el holístico-sistémico, etc., pero en la práctica esos cuatro
enfoques son los que más impacto tienen en la educación actual.
A nivel histórico, surgieron en escenarios y con postulados diferentes. El enfoque conductual
comenzó a desarrollarse a finales de la década de 1970 y se posicionó en el decenio siguiente,
tomando algunos postulados del modelo pedagógico conductual. Así se ha aplicado hasta el
momento, considerando lo organizacional como un aspecto clave de su concepción.
Paralelamente al enfoque conductual, aunque en una línea diferente, se desarrolló el enfoque
funcionalista, cuyo propósito es buscar que los procesos de aprendizaje y evaluación se
centren en las actividades y tareas del contexto externo, considerando determinados objetivos.
Para ello se aplican sobre todo dos métodos: el DACUM (Developing a Curriculum o Desarrollo
de un Currículum) y el del análisis funcional. Este enfoque comenzó a extenderse a inicios de
la década de 1990 y hoy en día es uno de los más sobresalientes de las competencias en
muchos países.
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A finales de la década de 1980 y comienzos del decenio siguiente se desarrolló el enfoque
constructivista de las competencias, con el fin de superar el énfasis en actividades y tareas del
enfoque funcionalista y propender hacia el abordaje de los procesos laborales en su dinámica
y relaciones, tratando las disfuncionalidades que se presentan. Es así como este enfoque se
trabaja en Francia y en otros países europeos; en Latinoamérica se ha estudiado, pero se ha
llevado poco a la práctica educativa como tal.
A finales de la década de 1990 y comienzos de 2000 empezó a estructurarse el enfoque
socioformativo (véanse Tobón, 2001, Tobón, 2002, y Tobón, 2004; García Fraile, Tobón y
López, 2009), el cual también se suele denominar enfoque sistémico-complejo o enfoque
complejo. Concibe la formación de las competencias como parte de la formación humana
integral, a partir del proyecto ético de vida de cada persona, dentro de escenarios educativos
colaborativos y articulados con lo social, lo económico, lo político, lo cultural, el arte, la ciencia
y la tecnología.
A continuación, en el cuadro Nº 1 se exponen las diferencias entre los enfoques conductual,
funcionalista y constructivista con el enfoque socioformativo. Los aspectos que se analizan
son el énfasis en el concepto de competencias, la concepción del currículo, la epistemología
y los países en los que predomina cada enfoque.
Cuadro Nº 1
Diferencias entre los enfoques funcionalista, conductual, constructivista y
socioformativo
Tipo de
enfoque
Énfasis en el
concepto de
competencias
Concepción del
currículo
Enfoque
funcionalista
Actividades y
tareas del
contexto externo.
Énfasis en la
descripción formal
de las
competencias.
Se busca
responder a los
requerimientos
externos.
Se trabaja por
módulos.
Enfoque
conductualorganizacional
Articulación con las
competencias
organizacionales.
Competencias clave
en torno a las
dinámicas
organizacionales.
Se busca responder
a las competencias
clave
organizacionales.
Se trabaja por
asignaturas y a
veces por módulos
de autoformación.
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Enfoque
constructivista
Dinámica de los
procesos en sus
procesos de
relación y
evolución.
Se consideran las
disfuncionalidades
en el contexto.
Se busca afrontar
los retos de las
dinámicas del
entorno y las
disfuncionalidades.
Enfoque
socioformativo
Interpretación,
argumentación y
resolución de
problemas del
contexto externo.
Formación en
idoneidad.
Se busca afrontar
los retos
personales,
institucionales y del
contexto externo,
actuales y futuros.
El currículo se
organiza por
proyectos
formativos.
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Funcionalista
Empírico-analítica
Constructivista y
socialconstructivista
Pensamiento
sistémico y
complejo
Canadá
Inglaterra
Finlandia
México
Colombia
Estados Unidos
Australia
Inglaterra
Francia
Finlandia
Brasil
México
Bolivia
Colombia
Venezuela
Chile
España
Epistemología
Países en los
cuales
predominan
Como se puede observar, desde el enfoque funcionalista y conductual organizacional, las
competencias se entienden como desempeños necesarios para cubrir un puesto de trabajo o
las necesidades de una organización, de manera que responden sobre todo a exigencias del
mercado laboral. En cambio, desde el enfoque constructivista y más aún desde el enfoque
socioformativo
complejo,
éstas
pueden
abordarse
como
desempeños
complejos,
contextualizados y ligados a la responsabilidad, la ética y el compromiso con la vida presente
y futura de la persona y la sociedad. Desde este último enfoque, además de responder a las
exigencias del mundo profesional, la formación basada en competencias se compromete con
procesos de transformación, tanto de la práctica de la profesión, como de la sociedad en la
que los profesionales se desempeñan.
3 El enfoque socioformativo complejo
Los enfoques conductual, funcionalista y, aunque en menor medida, constructivista, ponen
mucho énfasis en los requerimientos externos y desde allí orientan los procesos formativos,
con lo cual se corre el riesgo de orientar la formación sólo hacia las demandas del
mercado y no hacia la formación integral del ser humano, la generación de nuevas propuestas
y el afrontamiento de los retos del futuro. Esta falencia se resuelve con el enfoque
socioformativo, en el cual los procesos curriculares y de aprendizaje se orientan a los retos
del contexto externo, en el presente y en el futuro, considerando a su vez las necesidades
vitales de estudiantes, docentes y directivos, así como los propósitos de formación de las
respectivas instituciones educativas.
En el enfoque socioformativo se enfatiza la formación del compromiso ético ante uno mismo,
la especie humana, las otras especies, el ambiente ecológico, la Tierra y el cosmos. Esto se
descuida en los otros enfoques, o simplemente se aborda como una competencia más y no
como la esencia de todas las competencias, lo que sí ocurre en el enfoque socioformativo. La
mayoría de los problemas globales que tenemos en la actualidad se relacionan con la ética,
como la violencia, la crisis económica, la contaminación y destrucción del ambiente, entre
otros.
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El enfoque socioformativo sigue los principios del pensamiento sistémico-complejo y, en esta
medida, puede afrontar de mejor manera los retos actuales y futuros, caracterizados por la
inter y la transdisciplinariedad, la multiplicidad de relaciones en contexto, los cambios
constantes en todas las áreas y los procesos de caos e incertidumbre. De allí que muchas
instituciones educativas lo asuman como un enfoque de base para construir sus modelos
educativos, realizar la gestión educativa y docente, orientar su currículo y llevar a cabo la
mediación de las competencias desde la formación humana integral, para formar así personas
que estén en condiciones de afrontar estratégicamente los problemas cotidianos y de los
entornos en los cuales se desempeñen.
Sin embargo, cada enfoque de las competencias es relevante y ofrece determinadas ventajas
que hay que considerar. En este sentido, la UMSS asume los aportes del enfoque
socioformativo, pero considera también aquellos aspectos del enfoque constructivista, que
ayudan a mejorar la forma de comprender y llevar adelante los procesos formativos.
4 Definición de competencia desde el enfoque socioformativo
complejo
Cuando pensamos en el concepto competencia, es posible que nos venga a la mente alguna
de las siguientes acepciones:
1. Competir para ganar en un concurso.
2. Realizar algo que es de nuestra incumbencia, es decir, lo que nos compete.
3. Estar apto para alguna actividad, ser competente.
Como se puede ver, se trata de un término que puede dar lugar a diversas interpretaciones,
por lo que consideramos necesario realizar una aclaración conceptual, ya que de la forma en
que entendamos el concepto competencia, dependerá también la comprensión de los
procesos formativos basados en competencias.
Existen muchas definiciones de competencias. La Real Academia Española las define como
incumbencia, pericia, aptitud e idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto
determinado (RAE, 2009). A nuestro juicio, esta acepción es la que mejor refleja el concepto
de competencias y lo diferencia de las habilidades, capacidades, destrezas, etc. Por ejemplo,
una habilidad consiste en realizar una tarea concreta, pero eso no implica que se haga con
incumbencia, pertinencia o idoneidad. La incumbencia y la idoneidad implican integrar
diferentes saberes, como valores, conocimientos y capacidades, para tener impacto en lo que
se hace y reflejar calidad en el logro de una meta determinada.
En el enfoque socioformativo se ha considerado la concepción anterior para proponer la
siguiente definición:
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Las competencias son actuaciones integrales ante actividades y
problemas del contexto, con idoneidad y compromiso ético,
integrando el saber, el saber ser y el saber hacer en una perspectiva
de mejora continua.
A partir de esta definición podemos considerar algunos aspectos esenciales en relación con
las competencias:
 Las competencias se refieren a desempeños. Un desempeño es un “saber hacer
algo”, que se observa en la realización de actividades o en el análisis y resolución de
problemas característicos, en nuestro caso, de la práctica profesional.
 Los desempeños, implican y se caracterizan por la integración de tres tipos de
saberes: saber (datos, hechos, conceptos, principios y teorías) saber hacer
(habilidades y destrezas) y saber ser (actitudes y valores).
 Las competencias se ponen en acción en un determinado contexto, que puede ser
educativo, social, laboral o científico, entre otros. Es en este contexto, caracterizado
por la complejidad, que la competencia adquiere sentido, pues permite actuar sobre
el mismo, para realizar alguna acción o resolver algún problema específico.
 Las competencias son actuaciones con idoneidad. Esta se refiere a realizar las
actividades o resolver los problemas respondiendo a criterios que posibilitan la
eficacia, eficiencia, efectividad y pertinencia.
 Las competencias son actuaciones con compromiso ético y responsabilidad. Esto
quiere decir que una competencia es una actuación que requiere analizar las
consecuencias de los propios actos -antes de actuar- y responder por las
consecuencias de ellos una vez se ha actuado. En las competencias, toda actuación
es un ejercicio ético, en tanto siempre es necesario prever las consecuencias del
desempeño, revisar cómo se ha actuado y corregir los errores de las actuaciones, lo
cual incluye reparar posibles perjuicios a otras personas o a sí mismo. El principio en
las competencias es entonces que no puede haber idoneidad sin responsabilidad
personal y social.
Lo anterior significa que podemos formar estudiantes con muchos conocimientos; sin
embargo, para que sean competentes es necesario que aprendan a aplicarlos en
actividades y problemas con idoneidad, integrando una actuación ética, con base en
valores y actitudes. Hay estudiantes que aprenden acciones para abordar situaciones en
forma práctica, aunque para ser competentes es preciso que además de las acciones
prácticas estén en condiciones de comprenderlas, contextualizarlas y analizarlas a
partir de conceptos y teorías, y que además las realicen con un compromiso ético.
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Esto nos lleva a la necesidad de integrar las diferentes áreas del currículo para que los
estudiantes aprendan a actuar con base en el saber, el saber hacer y el saber ser (que integra
el saber convivir), con el fin de alcanzar determinados propósitos pertinentes en el contexto.
Una competencia, entonces, no es sólo tener un saber, un saber hacer o un saber ser por
separado, sino movilizar los diversos saberes (ser, hacer y conocer) hacia el logro de una meta
determinada en el contexto, como se expone en la figura Nº 1.
Figura Nº 1
Concepción de las competencias desde el enfoque socioformativo
COMPETENCIAS
SON
ACTUACIONES
INTEGRALES
para identificar, analizar y
resolver problemas del contexto
En distintos escenarios, integrando:



El saber ser (actitudes y valores)
El saber (conceptos y teorías)
El saber hacer (habilidades procedimentales y técnicas)
Comprender de esta manera las competencias, debe llevarnos a asumir que el proceso de
formación no debe orientarse sólo a la adquisición de conocimientos e información, sino
también al desarrollo de habilidades, destrezas, técnicas, actitudes y valores, que
caracterizan a un desempeño idóneo y posibilitan el desarrollo integral de los estudiantes.
Una competencia no tiene que ver sólo con saber hacer algo, sino también
con conocer los fundamentos de esa acción y realizarla con una actitud
específica que le dé valor y calidad, al desempeño. Implica la integración de
saberes tanto conceptuales, como procedimentales y actitudinales, que
movilizados nos permitan resolver problemas y enfrentar situaciones propias
de la profesión.
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5 Tipos de competencias
Existen diversas clasificaciones de las competencias, sin embargo, una de las más extendidas
las divide en básicas, genéricas y específicas (Tobón 2004:64):
Competencias básicas
Son las competencias fundamentales para vivir en sociedad y desenvolverse en cualquier
ámbito laboral y profesional. Por ejemplo, aquellas relacionadas con la comunicación oral y
escrita, el tratamiento de la información, el manejo de las TIC, etc.
Estas competencias:
 Se constituyen en base sobre la cual se forman los demás tipos de competencias.
 Se forman en la educación primaria y secundaria.
 Posibilitan analizar, comprender y resolver problemas de la vida cotidiana.
 Constituyen un eje central en el procesamiento de la información de cualquier tipo.
Competencias genéricas
Son aquellas competencias comunes a varias ocupaciones o profesiones. Por ejemplo,
aquellas relacionadas con el diseño de proyectos, con la investigación, el trabajo en equipo, el
manejo adecuado de la gramática, etc.
Las competencias genéricas se caracterizan porque:
 No están ligadas a una ocupación en particular.
 Permiten la adaptación a diferentes entornos laborales.
 Aumentan las posibilidades de desempeñarse en distintos puestos de trabajo.
 Favorecen la gestión, consecución y conservación de un puesto de trabajo, en
contextos de incertidumbre.
 Se adquieren mediante procesos sistemáticos de enseñanza y aprendizaje.
Competencias específicas
Son aquellas competencias propias de una ocupación o profesión. Tienen un alto grado de
especialización de acuerdo a cada carrera. Por ejemplo, las competencias que desarrolla un
médico, que son distintas a las que desarrolla un ingeniero, en virtud al tipo de actividades que
realizan en la práctica profesional.
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En el enfoque de formación basada en competencias, cada Unidad de
Formación se articula y trabaja en torno a una competencia, que puede
ser genérica o específica.
6 Diferencias entre la formación basada en competencias y la
formación tradicional
La formación basada en competencias surge como alternativa a la formación universitaria
tradicional, llevando a las instituciones educativas a transitar:
 De una formación descontextualizada a otra que considere como elemento central
los problemas de la práctica profesional, característicos del contexto en el que se
desenvolverán los futuros profesionales.
 De la lógica de la formación fragmentada a una formación integradora, que
posibilita la interrelación entre asignaturas, buscando la inter y transdisciplinariedad.
 De metodologías centradas el aprendizaje de contenidos (aprender mirando y
escuchando), a metodologías centradas en la acción para el desarrollo de
competencias (aprender haciendo).
 Del aprendizaje memorístico y mecánico, al aprendizaje reflexivo, que enfatiza los
procesos metacognitivos, el “aprender a aprender” y el desarrollo de habilidades del
pensamiento superior.
 Del estudiante pasivo, que recibe información, memoriza y repite, a un estudiante
activo, que analiza, investiga y construye su conocimiento, en interacción con el medio
y de manera colaborativa.
 De la formación “encerrada” en las paredes de la institución a una formación “abierta”
y vinculada a los contextos sociales y profesionales, con sus casos y problemas
característicos.
 De una formación desvinculada de los aspectos éticos y afectivos a otra que busca
la formación integral de la persona en armonía con el medio en el que se desenvuelve.
 De una evaluación centrada en la reproducción de los contenidos y la cuantificación
de los resultados a una evaluación procesual, formativa, orientada a la comprensión
y mejora del proceso de aprendizaje y enseñanza.
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 De la comprensión del docente como fuente y transmisor del conocimiento al docente
facilitador, ocupado en el diseño, implementación y evaluación de experiencias de
aprendizaje.
Como puede observarse, la formación basada en competencias supone un cambio en la forma
de comprender, planificar, llevar adelante y evaluar el proceso formativo.
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Referencias bibliográficas1
CASTILLO ARREDONDO, Santiago (2010)
Evaluación educativa de aprendizajes y competencias. Ed. Pearsons Educación. Madrid.
FAUTAPO (2008)
Fundamentos teórico-metodológicos de la formación basada en competencias. Ed. s/e. La
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Educación. México.
TOBÓN, Sergio - PIMIENTA PRIETO, Julio - GARCÍA, Juan Antonio (2010)
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Educación. México.
TOBÓN, Sergio - RIAL SANCHEZ, Antonio - CARRETERO, Miguel Ángel - GARCÍA, Juan
Antonio (2006)
Competencias, Calidad y Educación Superior. Ed. Alma Mater Magisterio. Bogotá.
TOBÓN, Sergio (2004)
Formación basada en competencias. Ed. Ecoe Ediciones. Bogotá.
El presente texto es una adaptación realizada a partir de la bibliografía que se indica. Para facilitar
la lectura, se han obviado varias referencias a lo largo del mismo.
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