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COMO ELEGIR LA FERIA ADECUADA

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¿Es rentable exponer en determinadas ferias? ¿A cuáles debemos ir? ¿Ha merecido la pena
el esfuerzo y la inversión realizada? ¿Qué debemos hacer la próxima vez?
Estas son las grandes pregunta que la mayoría de las empresas B2B se formulan antes de
diseñar el calendario ferial y una vez que ha finalizado el o los certámenes en los que han
participado. Las respuestas a todas esas preguntas serían mucho más fáciles de encontrar si
previamente supiésemos responder a la del enunciado del post ¿Cómo medir el resultado de
exponer en una feria?
Por desgracia, es casi siempre una pregunta sin una respuesta digamos,
reflexionada. Generalmente, si hay respuesta, esta llega desde la “intuición” o desde los
datos comerciales objetivos a corto plazo y en ambos casos el riesgo de equivocarnos es muy
alto.
Pero ¿Por qué pasa esto?
Desde mi punto de vista hay dos motivos principales que van estrechamente relacionados:
1º Por que no se han establecido claramente y de manera correcta los
objetivos a conseguir con la participación en la feria.
Si no hay objetivos, no tendremos nada que medir. Si los objetivos están mal fijados, la
medición no nos servirá para nada. Si hay objetivos sin identificar, la medición será
errónea.
2º Por que la medición es compleja, ya que generalmente tendremos que combinar
parámetros cuantitativos y cualitativos, parámetros a corto con parámetros a largo plazo y
parámetros comerciales con parámetros de imagen.
Esta complejidad hace que en muchas ocasiones no se haga ningún tipo de medición o que
solo se mida “lo fácil” con lo que la lectura será incompleta y nos llevará a error.
Analicemos los dos puntos e intentemos encontrar soluciones.
¿Cómo fijar los objetivos de participación en
una feria?
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Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que un certamen puede y debe cubrir
objetivos muy variados en función de:
El tipo de producto o servicio que vendemos.
Nuestra estrategia general de marketing y comunicación.
Las acciones tácticas de ese momento concreto, el plan de marketing.
Las características del certamen.
El equipo involucrado en su desarrollo.
Esto quiere decir que nuestros objetivos serán varios, serán de diferentes ámbitos
y serán coordinados. Básicamente, casi siempre tendremos:
Objetivos corporativos o de marca
Objetivos de apertura de mercado
Objetivos de conversión
Objetivos de fidelización
A estos objetivos “comerciales y de branding” podemos añadir tres categorías de objetivos
diferentes que también pueden rentabilizar una feria y que no debemos olvidar, los
objetivos de asociación y alianzas, los objetivos con púbicos internos y los de investigación
de mercado.
Tenemos que definir exactamente y con mucha concrección todos estos
objetivos y tenemos que ponderar el grado de importancia de cada uno, en cada
evento y en cada momento “vital” de la empresa. Hay que tener siempre en cuenta que los
objetivos más genéricos se pueden repetir en diferentes eventos y/o en diferentes ediciones
pero cada caso es “único” y la ponderación de cada objetivo puede variar a la hora de hacer
la medición de los resultados.
Una vez tenemos claros y definidos los objetivos pasamos a la segunda problemática.
¿Cómo medimos los resultados de asistir a una
feria?
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Para poder medir correctamente tenemos que tener en cuenta las
características específicas del marketing ferial:
La feria no es algo que dura 4 o 5 días y se desarrolla en un recinto cerrado. Una feria es
un “hito” clave en un mercado y su influencia se extiende desde varios meses
antes a varios meses después (y años en el caso de grandes ferias internacionales de
algunos sectores) y su “espacio” cubre toda el área geográfica de influencia del
certamen e incluso más si sabemos gestionarla correctamente (las redes sociales han
hecho que actualmente un evento pueda romper sus fronteras geográficas con una potencia
enorme). A la hora de medir tenemos que incluir también la influencia general que consigue
nuestra participación en el evento fuera del recinto ferial.
La feria tiene valores y riesgos específicos muy importantes que hay que tener en cuenta
para poder maximizar su eficacia. Es un entorno profesional en el que se concentra
en el espacio y el tiempo oferta y demanda. Como positivo, por ejemplo una feria
hace que decisores de compra de difícil acceso se encuentren con nosotros, juntos y con
predisposición a escuchar lo que en otro momento y entorno es casi imposible de conseguir.
Como negativo, lo mismo le pasa a nuestra competencia, por eso en ELYC siempre
cuidamos y medimos mucho el trabajo que se hace en feria con los clientes reales de
nuestros clientes (y lo trabajamos desde bastante antes de que empiece la feria).
En la feria vamos a contactar con diferentes actores (decisores, influenciadores,
usuarios,…), de diferentes tipos de empresas (grandes o pequeñas, nacionales o
extranjeras, grandes consumidores,…) y que están en diferentes momentos del ciclo
de compra (están estudiando nuevas soluciones, están comparando opciones, van a
confirmar una compra,…). Son tres variables a tener en cuenta que se
interrelacionan, lo que quiere decir que se dan un montón de combinaciones posibles a
la hora de identificar y valorar un contacto que se acerca a nuestro stand. Nuestro personal
tiene que estar entrenado para identificar y saber actuar de la manera adecuada en cada
caso, esto es crítico para maximizar el retorno de la feria.
Teniendo en cuenta estas variables en el desarrollo de la feria, cuando esta acaba llega el
momento de medir, es importante no medir solo en base al ROI (Return on
Investment) que es una metodología que mide cuánto se invirtió y al final cuánto se
obtuvo en dinero gracias a esa inversión, si no utilizar también el ROO (Return on
Objectives) que se basa en objetivos y en el cumplimiento de los mismos, veamos porque:
En una acción de marketing ferial nos vamos a encontrar básicamente con dos
tipos de objetivos que se trabajan de forma diferente pero que al final tenemos que poder
“unir” para hacer la valoración final del resultado:
Objetivos cualitativos (no vamos a tener cifras exactas para empezar a trabajar con
ellas, por ejemplo los temas de imagen).
Objetivos cuantitativos (disponemos de datos numéricos de inicio, por ejemplo el
número de contactos de nivel A conseguidos).
Estas dos tipologías de objetivos son diferentes y si solo medimos el ROI no
contemplaríamos los resultados más “intangibles” por lo que la medición seria errónea, la
medición por ROO soluciona este problema.
En ambos tipos de objetivo, a la hora de medir hay que incluir un factor
corrector determinado por la importancia que le damos a cada objetivo, de
forma que la consecución de los objetivos estratégicamente más importantes tengan una
valoración más alta que los otros a la hora de hacer la comparativa. Por ejemplo, si nuestro
objetivo principal en una feria es presentar un nuevo producto y conseguir que el público
objetivo lo pruebe, a la hora de valorar un nuevo contacto de nivel A (para el que tenemos
un valor) podemos multiplicar ese valor asignado por 1,2 si va a probar el nuevo producto.
De esta manera “puntuamos” más alto ese contacto porque cumple un objetivo clave del
certamen aparte de su valor asignado como cliente potencial.
MEDICIÓN DE OBJETIVOS CUALITATIVOS:
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Muchos de los objetivos fijados serán cualitativos por lo que si solo buscamos el ROI
directo de la inversión dejaríamos fuera de la medición una parte muy
importante de los beneficios que nuestra presencia en feria nos pueden proporcionar.
Para poder medir estos objetivos tenemos que ser capaces de cuantificar de
alguna forma los resultados, para ello contamos con los datos generales de la feria y los
registrados por nosotros en el stand y en nuestras acciones de comunicación pre, in y
postferia. En ELYC trabajamos con parámetros como la exposición de la marca, la
relevancia de los públicos, el impacto conseguido frente a la competencia y la exposición
directa e indirecta a los medios de comunicación o el nivel de respuesta a nuestras
comunicaciones (En ferias importantes complementamos la información con estudios de
mercado que nos sirven para afinar dichos datos). Con esta información podemos poner un
valor monetario aproximado a lo conseguido en estos campos cualitativos comparándolo
con el coste de conseguir los mismos resultados en otros ámbitos publicitarios
y/o de comunicación que si se pueden cuantificar.
MEDICIÓN DE OBJETIVOS CUANTITATIVOS:
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La medición de los datos cuantitativos (generalmente comerciales) del certamen hay que
hacerla teniendo en cuenta los ciclos de compra de nuestros clientes reales y
potenciales y las fases del funnel de ventas de nuestros productos y/o
servicios, de forma que podamos medir la incidencia real de la feria en la evolución
comercial de la empresa a largo plazo, siempre ponderando cada resultado en función de la
importancia de cada objetivo buscado.
Tenemos que medir “todo” lo que pasa en el stand y en nuestros canales de
comunicación corporativa y ver cómo evolucionan esas interacciones para
posteriormente clasificar y ponderar dicha información en función de los objetivos
marcados para poder valorarla económicamente (para poder hacer esto tenemos que
conocer los valores económico-comerciales de nuestro mercado, datos como el valor de un
cliente de un tipo determinado a lo largo de su vida, el porcentaje de contactos de un nivel
que se convierten en ventas o el tiempo que tarda un tipo de cliente en recorrer nuestro
funnel de ventas).
Idealmente toda interacción producida en el stand debe quedar reflejada en el CRM (si es
un contacto existente) o en el software de marketing (si es un nuevo contacto) y desde estas
herramientas trabajar, estudiar y valorar su evolución.
Una vez que hemos medido la consecución de objetivos de los dos tipos y
hemos llevado las metas a una valoración “teórica” económica es el momento
de comparar estas cifras con las de gastos, de los que hay que tener un desglose
exhaustivo y completo que incluya TODAS las partidas de preparación, ejecución y gestión
del certamen (incluyendo los gastos en horas de trabajo de todos los que han intervenido
directa o indirectamente en el proceso) y sacar las conclusiones pertinentes.
Si este proceso se hace de forma sistemática en todas las ferias a las que asiste la empresa,
con el tiempo contaremos con un histórico que facilitará la toma de decisiones en el futuro y
una herramienta de análisis para optimizar las inversiones comprobando las acciones de
más éxito en cada campaña y los puntos de mejora.
Hasta aquí, de una manera muy resumida, la metodología que usamos en mi empresa para
medir el resultado de la asistencia a una feria. Si queréis ampliar esta información os invito
a contactar conmigo, estaré encantado de atenderos.
Por último, si utilizáis otros métodos para medir el éxito de vuestra presencia
en ferias os invito a compartiros en los comentarios, entre todos podemos
enriquecer este artículo y ayudarnos con nuevas ideas.
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