Participantes de la copa de Cristo Marcima L. Acevedo Copa La copa se usaba como un símbolo de prosperidad o de la bendición del Señor, pero también cómo símbolo de maldición y recompensa. Ser partícipe de la copa de Cristo, tiene que ver con la manera en que vivimos los siervos y siervas de Jesucristo. Todos queremos pertenecer a la copa de salvación según Salmos 116:13. Este Salmo nos lleva a reflexionar sobre la copa de la salvación con Cristo, ya que por agradecimiento y por obediencia nosotros como pueblo de Dios tenemos que tener bien discernido por el espíritu Santo, cuándo estamos participando de la copa de salvación y cuándo no. Esto nos deja dicho que debemos estar bien claro de qué copa estamos participando, porque hacemos cosas que nos hacen partícipe de la copa de los demonios y la mesa de los demonios. Lo que nos lleva a un contraste entre el bien y el mal; lo bueno y lo malo. Las cosas buenas que hacemos nos hacen partícipes de la copa de Cristo, podemos nombrar algunas: Pero también podemos decir que nos hacemos partícipe de la copa y la mesa de los demonios cuándo hacemos acciones guiadas por una mente cauterizada cómo: - Idolatría - Desobediencia - Mentira - Odio - Rencor - Entre otras. Tenemos un Dios fiel que nos llamó a la comunión con su hijo Jesucristo. 1 Corintios 1:9 1 Corintios 8:10 Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? Jesús en su momento de la muerte tuvo que atravesar uno de los momentos más cruciales de la copa del dolor y del sufrimiento, la que para él fue amarga, tanto así que le pidió al padre que pasara de él esa copa, pero que se hiciera su voluntad. Esta copa no es la que participamos con Jesús, ya que sólo Él pudo con esta copa, donde cargó todo el peso del pecado de la humanidad. En ese momento Jesús sabía que tenía que hacer la voluntad del padre, no podía negarse, pero le fue difícil, ya que en esa copa cargaba el pecado de la humanidad. En la vida terrenal hay una copa y es la del sufrimiento. Lo que nos da a entender a nosotros que en nuestro diario vivir hay cosas que las sacrificamos para tener una plena comunión en Cristo, para participar de la cena con Cristo. Dentro de estas cosas que sacrificamos están: - Los deseos de la carne. - Las cosas atractivas que nos llevan al pecado. - Entre otras. Procuremos siempre ser partícipes de la copa de la salvación de Cristo, con nuestras acciones y la manera que elegimos vivir sirviéndole a nuestro señor Jesucristo.