DISCAPACIDAD Y OCIO UNIVERSIDAD DE DEUSTO Curso Discapacidad intelectual y ocio. Nuevas alternativas “Ocio y Espacios Accesibles”. M. Cuenca Ningún entorno urbano debiera ser diseñado de manera que excluyese a personas con alguna discapacidad; pero todos sabemos que la realidad es bastante distinta. La homologación por el rasero del "hombre medio" termina descolocando a la mayoría o, en todo caso, a una buena parte. Si las personas con discapacidad no llegan a formar parte del entramado urbano, de la forma que sea, no podemos hablar de integración ni normalización, sino de aislamiento y segregación. Reconozco que soy optimista porque en los últimos años se han dado muchos pasos con el objetivo de humanizar las ciudades. No es sólo cuestión de publicidad. Al nacimiento y desarrollo de asociaciones como "A pié", "Barcelona Camina", "Viandas" y muchas otras, que reivindican la humanización peatonal de nuestras ciudades frente al crecimiento automovilístico imparable, se han sumado, ediciones de "Guías de Recursos" para personas con discapacidad, listados hoteleros y de locales adaptados y otras múltiples iniciativas. La pasada primavera la revista SUMER llevó a cabo un estudio en las comunidades Vasca, Navarra, Cantabria y La Rioja, en el que se constataba las dificultades de las personas con discapacidad para llevar a cabo una vida normalizada en medios urbanos. La petición de semáforos acústicos, rampas, autobuses y taxis adaptados podría hacerse extensiva al resto las ciudades. A pesar de las bajas condiciones que este estudio asignaba a Bilbao y Vitoria, recordando dos ejemplos que no se tienen en cuenta y que, sin embargo, me parecen dignos de ser imitados. En Bilbao la accesibilidad al metro es un logro que resulta poco habitual en este tipo de transporte público de las grandes ciudades. En Vitoria destacaría la adaptabilidad de los parques públicos. En 1.995 ocho parques de la ciudad disponían de juegos adaptados con los que se pretendía la integración desde Ia normalidad en el uso del mobiliario urbano. El hecho de que la mayor parte de la ciudades hayan empezado a trabajar en sus aceras y se vaya extendiendo la conciencia de que hay que hacer algo parecen iluminar un nuevo resplandor. Si avanzamos en esta línea es probable que lo consigamos, pero queda todavía mucho por hacer para que las personas con discapacidad sientan realmente que el ámbito urbano es un espacio amigo, capaz de prolongar sus posibilidades e acción más allá de su casa o su espacio e trabajo. El ocio es uno de esos temas olvidados en los que debemos avanzar mucho más. Concepto de ocio Al hablar de ocio en la ciudad me estoy acordando de la comunicación de Benito Durán en el Congreso sobre "La ciudad y las personas con disminución" que se cele- bró en Barcelona en la primavera de 1.995. Después de hablar del origen y la importancia de los parques en la vida de las ciudades "deberían ser" el lugar donde encontrasen sosiego todos los ciudadanos. y decía "deberían ser" porque a poco que escuchásemos las experiencias de personas con limitaciones sensoriales, o con cualquier otra discapacidad, era fácil comprender que no es así. Allí se afirmaba, con razón, que "un parque adaptado no es más caro", sólo requiere llevar a cabo su diseño pensando también en los colectivos de personas con discapacidad. Algo así pudiera decirse del conjunto de las vivencias de ocio en la ciudad, donde la utilización de bares, restaurantes, museos, cines, teatros, instalaciones deportivas, parques, etc., tienen tanto valor para el ciudadano como otros espacios considerados importantes. Siempre pensé que el gobierno de las ciudades debiera tener como objetivo prioritario convertirlas en lugares de convivencia, comunicación y humanidad. Me resulta difícil entender una ciudad organizada olvidando que también es un espacio de ocio. Defendemos el acceso a los edificios públicos, al transporte, a plazas, calles y parques pero, ¿qué hacemos allí si tenemos una limitación o discapacidad sensorial, motórica o mental? .¿qué hacer si cuando al fin conseguimos subir al taxi o autobús adaptado y, llegados al lugar, no conseguimos entrar en el parque o en el cine o, en el supuesto de haber entrado, no llegamos a saber nada de lo que pasa allí? A menudo pensamos que las dificultades con las que se encuentra una persona con discapacidad es un problema de "otros", olvidándonos que las posibilidades de atravesar situaciones semejantes, más o menos eventuales, en función de la edad y otras circunstancias, son bastantes grandes. El ocio ha dejado de ser la vivencia minoritaria que se pensaba hace un siglo. El desarrollo de modernas instituciones culturales, deportivas, turísticas y ecológicas está posibilitando el acceso masivo y democrático a los nuevos hábitos de ocio con los que nos introducimos en el tercer milenio. ¿Qué pensaríamos de un niño que no juega, de un adulto que no se divierte o Cátedra Ocio y Discapacidad 4 de una sociedad incapaz de celebrar una fiesta? .El ocio es una experiencia humana que nos diferencia de los animales y nos hace más personas; de ahí que las posibilidades de llevar a cabo experiencias de ocio sean infinitas. Los espacios urbanos no están humanizados si ignoran la vivencia del ocio. Si el ocio es un derecho y un índice de calidad de vida, debiera ser considerado como un bien al que fuese posible acceder con igual- dad de oportunidades. Tres ideas El ocio es expresión de nuestras necesidades y deseos a la vez que un modo de satisfacerlos; ello índica su importancia cara al objetivo de integración. En unas breves páginas resulta difícil aportar algo diferente o que no suene a genérico, de modo que me voy a limitar a destacar tres ideas que me han llamado la atención en las últimas investigaciones que se han llevado a cabo en la Cátedra de Ocio y Minusvalías de la Universidad de Deusto. Cada una de ellas puede contribuir a dar nuevos pasos en el objetivo que todos pretendemos. La primera se refiere a la necesidad de un cambio de actitud más favorable al derecho al ocio que tiene toda persona. Este derecho, transformado en actitud, se traduce en pensamientos tales como "las personas con discapacidad deberían poder divertirse como los demás", "las personas con discapacidad deberían poder hacer turismo si lo desean", "las personas con discapacidad tienen derecho al deporte, la cultura, la recreación, etc.". Los resultados de un estudio de actitudes realizado este mismo año, demuestran que esta actitud es más favorable en las mujeres y en los grupos de personas adultas. También son más favorables los que tienen estudios superiores o quienes están en contacto con alguna persona con discapacidad. Mi propuesta es que todo lo que sea reducir o minimizar esta barrera social puede ser una estratagema que merezca la pena. La segunda idea se refiere a los centros cívicos, equipamientos socio-comunitarios y polideportivos. Sabemos que sus usuarios tiene mejor actitud para la integración de las personas con discapacidad que los asiduos a otros espacios cívicos de ocio, tales como teatros, cines, museos, etc. Ello indica que los equipamientos de ocio descentralizados están más cercanos al ciudadano, lo que habrá de ser considerado de cara a nuevas propuestas de participación. Las actuales barreras de participación, constatadas en los últimos estudios, pudieran superarse con programas accesibles, que incluyan actividades con diversos niveles de habilidad cognitiva y física. Pero también potenciando una mayor accesibilidad física a dichas instalaciones y coordinando los horarios de actividades con los del transporte adaptado. Conozco la existencia de centros municipales de distrito que ofrecen espacios lúdicos en los que los niños, entre 6 y 14 años, puedan jugar y encontrarse y jugar en un ambiente favorable. ¿No serán acaso estos lugares un medio de integración tan importante como la escuela? Finalmente propongo profundizar en el tema de la adaptabilidad. Todos sabemos que las personas con discapacidad no son un grupo homogéneo y la solución a sus problemas viene por distintos caminos. La adaptabilidad nos permite modificar, suprimir o sustituir elementos, reglas o materiales con el fin de aumentar la participación. La adaptabilidad en los programas de ocio se consigue favoreciendo la manipulación de los objetos permitiendo que estos se puedan desplazar. Sensorialmente, las barreras de comunicación se pueden minimizar gracias a la utilización de lenguajes específicos, de signos o braille, así como subtítulos, posibilidad de acceder con el tacto, el uso de técnicas de autodescripción o señalizaciones adecuadas. Las personas con discapacidad psíquica necesitan la simplicidad de mensajes, abundancia de pautas de realización o una buena estructuración de las actividades. Pensando en la experiencia del parque a la que me refería anteriormente, recuerdo la adaptabilidad que se ha llevado a cabo en el Parque y Monasterio de Piedra, en Nuévalos (Zaragoza}. Sus senderos, paneles, textos y talleres ofrecen excelentes ideas para favorecer la accesibilidad a los parques de nuestras ciudades. Vivir el ocio A menudo se nos olvida que el ocio es algo más complejo de lo que a primera vista se entiende, debido a que se manifiesta de manera pluridimensional. La posibilidad de vivir el ocio se traduce en el hecho de poder jugar y divertirse, pero también de llevar a cabo actos culturales, deportivos, festivos o solidarios. Por tornar sólo un ejemplo, si las fiestas de pueblos y ciudades son algo que forma parte de los derechos de todo ciudadano, ¿por qué no se tienen en cuenta a las personas con discapacidad a la hora de organizarlas? Me consta que en Bilbao se viene trabajando en esta dirección desde hace años, pero no sé cual es la situación en otras ciudades. De cualquier modo, se puede decir que existe una necesidad de comunicar Cátedra Ocio y Discapacidad 5 e intercambiar de estas experiencias; así como de acceder a una información unificada y lo más completa posible. Este es un objetivo en el que conviene seguir trabajando. La solución a estos temas no puede venir sólo de leyes, declaraciones o reglamentos, sino de la concienciación general de la población, del reconocimiento del derecho al ocio por parte de todos. Porque, como decía al inicio, si una persona con discapacidad no forma parte de los entramados de ocio que existen en nuestras ciudades, hablar de integración o de normalización es sólo un juego de palabras. “Servicios de ocio inclusivo”. J. Dattilo Inclusión no significa que seamos iguales o estemos de acuerdo en todo, sino más bien que celebramos nuestra diversidad y disimilitudes con respeto y gratitud. Inclusión no significa que hayamos de olvidar nuestras diferencias personales; más bien, alude al desarrollo de la comunidad en que conocemos a otras personas y las servimos de apoyo. Del término inclusión se trasluce que todos merecemos que nos den una oportunidad con el fin de formar parte de una comunidad desde los albores de nuestra vida. Por lo tanto, la expresión «uno más desde el principio» resulta capital a la noción de inclusión. La inclusión no implica que exista un estado de segregación, sino más bien que los seres humanos tienen el derecho de ser incluidos en oportunidades y responsabilidades que se ofrecen en su comunidad. Por consiguiente, la inclusión comporta que formemos parte de la comunidad desde el comienzo. De acuerdo con Bricker (1995), esta distinción se considera importante ya que traslada el concepto de inclusión de las personas con discapacidad incluidas en programas comunitarios, desde prácticas favoritas hasta un mandato moral. La cuestión ya no radica en saber «¿cómo integramos a quienes han sido anteriormente excluidos?», sino más bien en saber «¿cómo desarrollamos un sentido de comunidad y apoyo mutuo que fomente el éxito entre todos los miembros de la comunidad?». Si somos capaces de desarrollar un sentimiento de comunidad y apoyo dentro de nuestros servicios de ocio, las personas prosperarán y se logrará el objetivo de la inclusión; de este modo, todos podemos ser «uno más desde el principio». ¿Qué es una comunidad? Tras comprobar múltiples definiciones de comunidad, Walker (1999) concluía que, al parecer, existen tres componentes relacionados entre sí y asociados con la idea de comunidad: el lugar, las personas, y la membría o pertenencia. Dentro de una comunidad se han de llevar a cabo diversas tareas. Los miembros de la comunidad se involucran en aquellas actividades que les resultan interesantes y satisfactorias, y que benefician igualmente al grupo en general. A estos se les otorga respeto y enriquecen al grupo con su diversidad. Una comunidad florece cuando sus miembros están continuamente desarrollando y aplicando su talento de manera enriquecedora (Tomlinson, et al., 1997). Amado (2000, p.5) manifestaba que «para la mayor parte de nosotros, nuestro sentido de comunidad depende de las personas a quienes conocemos, no de los lugares a donde vamos». Nuestro sentido de comunidad queda forjado por dónde estamos y a quiénes conocemos; no obstante, la esencia de comunidad radica en cómo nos sentimos. Y si percibimos un sentido de membría y de pertenencia, tendremos un sentido de comunidad. ¿Qué quiere la gente de su comunidad? Discutiendo sobre la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos estadounidenses, Adam Fairclough (1995, p.16) afirmaba: «Cuando Rosa Parks, una mujer negra famosa y respetada, se negó a ceder su asiento de autobús a un hombre blanco en la tarde del 1 de diciembre de 1955, fue arrestada y encarcelada». Las preguntas que me vienen a la mente, relativas a este suceso histórico, son las siguientes: «¿Por qué la señora Parks tomó esa decisión que le condujo a su encarcelamiento?» «¿Qué quería de su comunidad?» Bueno, Rosa Parks (1992, p. 116) escribió un artículo sobre aquel fatídico día y declaró: La gente dice que no cedí mi asiento porque me encontraba cansada, pero no es verdad. No estaba cansada físicamente, o no más cansada de lo que solía estar al final de una jornada laboral. No era una anciana, pese a que algunos tenían esa imagen de mí por aquel entonces. Tenía 42 años. No, tan sólo estaba cansada, cansada de tener que ceder siempre. Cátedra Ocio y Discapacidad 6 Insisto, «¿Qué quería Rosa Parks de su comunidad?». En realidad: ¿Qué quieren las personas que difieren en edad, sexo, capacidad, estatus socioeconómico, raza, religión, origen étnico, orientación sexual, nivel educativo, afiliación política e idioma? Como bien indican Marsha Forest y Jack Pearpoint (1965, p.1), la gente dice: «¡Quiero ser incluido!» Personas de todas las edades, formas, tamaños, colores y culturas comentan, firman, facilitan, teclean, susurran y gritan esta simple afirmación. Muchos lo piden para sí mismos, mientras que otros lo piden para sus amigos o parientes de edad avanzada. Se trata de una simple petición, y la respuesta es igual de sencilla: «¡Bienvenido! Queremos incluirte. ¡Ven a formar parte de nosotros y nuestra comunidad!» Cuando las personas declaran que desean ser incluidas en su comunidad, ¿qué quieren decir? Tomando como base un estudio que exploraba las experiencias de los adultos discapacitados que residían en su comunidad, Walker (1999) concluía que, cuando estos vivían experiencias comunitarias positivas, describían su comunidad como un elemento que proporcionaba un sentimiento de seguridad; una sensación de reconocimiento, de identidad, de familiaridad con las personas y los lugares; un sentimiento de ser querido o aceptado; e incluso una sensación de acogimiento. Por dicha razón, un modo esencial de determinar el éxito de un programa consiste en si éste anima a una persona a involucrarse en actividades comunitarias. A nosotros nos sirve de gran ayuda trabajar en la inclusión de las personas con discapacidad, con todas sus implicaciones de sentirse socialmente conectado, y de intercambiar y compartir responsabilidades. Si la inclusión ha de poseer un significado, significa que todos, inclúyase a las personas con discapacidad, nos sentimos realizados, activos y miembros comunitarios en proceso de aprendizaje. Ward y Meyer (1999) explicaban que las personas con discapacidad se han visto influidas por la revolución sociopolítica surgida a raíz del movimiento de derechos civiles en todo el mundo, y se han identificado con la batalla que otros grupos privados de derecho al voto libran por lograr la inclusión y la igualdad de oportunidades. Y, conforme a MacNeil y Anderson (1999), las oportunidades de ocio inclusivo deberían considerarse un derecho civil básico para todos los seres humanos que dictase que todas las personas, independientemente de sus aptitudes, merecen la oportunidad de experimentar un ocio significativo. Cuando consideramos la relevancia de los servicios de ocio inclusivo y la exclusión de las personas de dichos servicios, las palabras de Martin Luther King hijo, publicadas en su autobiografía editada por Carson (1998, p. 8, 12), nos conminan a reflexionar: Durante mucho tiempo, no podía ir a nadar hasta que hubo un negro de la YMCA1. En Atlanta, un niño negro no podía ir a ningún parque público. En muchos de los comercios del centro de la ciudad, no podía ir a un mostrador para comprar una hamburguesa o tomar una taza de café. No podía ir a ninguna sala de cine…Jamás pude adaptarme a las salas de espera separadas, los comedores separados, los cuartos de baño separados, en parte porque lo separado representaba lo desigual y porque la misma idea de separación hizo mella en mi sentido de dignidad y autorespeto. ¿Qué significa inclusión? A continuación se muestran algunas características de la inclusión que pueden abarcar los proveedores de servicios de ocio: (a) reconocer que somos uno a pesar de que seamos diferentes, (b) crear oportunidades para que otros experimenten la libertad de participación, (c) valorar tanto la diversidad como a las personas, y (d) fomentar la participación. Reconocer que somos uno a pesar de que seamos diferentes Shafik Abu-Tahir (1995, p. 1), reseñaba brevemente, aunque con claridad, que «por medio de la inclusión, reconocemos que somos uno pese a que no seamos iguales». La inclusión, por lo tanto, permite a las personas valorar las diferencias existentes entre unas y otras reconociendo que cada persona juega un papel primordial en nuestra sociedad. Una filosofía inclusiva significa que cuanto mayor sea la diversidad en una comunidad determinada, más rica será su capacidad de crear nuevas visiones. Según Bogdan (2000, p. 5): Cuando pasamos de un estado de tolerancia pasiva a otro de celebración de la diversidad, habremos llegado a un Nuevo Milenio en que el sexo, el país de origen, el estatus económico, la condición mundial, la edad, el nivel de capacidad, el patrimonio étnico o lingüístico, las 1 N. del T.: YMCA son las siglas correspondientes a la Asociación de Jóvenes Cristianos (AJC), también conocida como Juventudes Cristianas. Cátedra Ocio y Discapacidad 7 creencias religiosas o las orientaciones sexuales serán elementos que apreciaremos en gran medida. En ese momento, existirá un aprecio general por lo que cada uno proporciona al tupido tejido de nuestra sociedad plural. Sayeed (1999, p. 14) afirmaba: «La inclusión: la palabra en sí misma encierra la idea de pertenencia, de formar parte de los hilos tejidos de la tela multicolor que conforman las comunidades en que vivimos». La imagen de la tela colorida contribuye a sentir el espíritu de la inclusión y reconocer que somos uno pese a que seamos diferentes. Crear oportunidades para que otros experimenten la libertad de participación Puesto que una fase fundamental de la inclusión viene constituida por la creación de oportunidades para todos, la inclusión no significa que las personas se vean forzadas por requerimiento a participar en grupos que se caracterizan por su diversidad, sino más bien que todos deberían sentir que son bien recibidos y apoyados para participar en programas comunitarios de su propia elección. Algunos pueden optar por tomar parte en grupos homogéneos, a saber, la liga femenina de bolos, una reunión social vespertina organizada por los socios de un club que comparten los mismos intereses, una merienda entre los socios de un grupo especializado en arte, o un torneo de baloncesto en silla de ruedas. Aquello que hemos de tener muy presente cuando las personas optan por participar en grupos homogéneos, es que lo hacen porque lo han elegido libremente, más que porque sientan que tiene pocas o ninguna opción. Los estudios encargados de analizar el ocio de los grupos de personas vinculadas a un determinado grupo ético, llegan a la conclusión de que algunas participan en actividades recreativas patrocinadas por organizaciones étnicas, que se planean con el objetivo de atraer a un grupo homogéneo en un intento por preservar su cultura étnica en nuestro mundo pluralista (Karlis & Kartakoullis, 1996). Con posterioridad, Karlis (1998) manifestaba que las actividades recreativas étnicas posibilitan que la gente se una y preserve su cultura. Se produciría una obstrucción a su libertad en caso de que dichas personas se sintiesen únicamente a gusto con aquellas actividades patrocinadas por sus organizaciones étnicas. Por lo tanto, mediante la inclusión, se pretende autorizar a las personas para que sientan que poseen la libertad de participar en actividades recreativas de su elección en lugar de sentirse constreñidos al limitar sus oportunidades. Valorar a cada persona y valorar la diversidad Dentro de las comunidades inclusivas, el talento único de cada persona se reconoce, se fomenta y se apoya hasta las últimas consecuencias. Las comunidades inclusivas son aquéllas en las que se considera a cada persona como un miembro importante y valioso que contrae responsabilidades y juega el papel primordial de apoyar a los demás; lo que significa que todos tenemos una presencia que se valora mutuamente (Ryndak & Kennedy, 2000). De la inclusión se infiere que decidimos, que «la Diversidad resulta valiosa; no se trata tan sólo de una realidad que ha de tolerarse, aceptarse o a la que hay que adaptarse, sino de una realidad que ha de valorarse» (York, 1994, p. 11). Si elegimos la diversidad y decidimos que es buena, puede que resulte más fácil centrarnos en las facultades de las personas, reconocer que cabe la posibilidad de aportar múltiples contribuciones, creer que todos somos inherentemente valiosos, y entender que lo más importante es hacer todo cuanto se pueda y ayudar a los demás a hacer lo mismo. Por consiguiente, «valorar la diversidad no sólo significa ser consciente de las diferencias, sino también aceptar y respetar dichas diferencias». (Ford, 2001, p.3). Cuando ayudamos a los seres humanos para que se sientan miembros valorados de una comunidad, podemos crear servicios más efectivos (Grenot-Scheyer, Schwartz, & Meyer, 1997). Con objeto de ilustrar el significado de la inclusión de un niño con discapacidad, Bricker (1995, p. 182) ofreció la siguiente descripción sobre lo que ella denominó «inclusión genuina». Inclusión genuina significa que, durante un espacio de tiempo prolongado, el niño con discapacidad se sienta junto a otros niños, canta las canciones y participa en actividades planeadas todo cuanto sea posible. Puede que los niños con discapacidad no rindan al mismo nivel que otros niños, pero son respetados e incluidos por sus contribuciones. Asimismo, en grupos pequeños y actividades lúdicas, el niño con discapacidad es un miembro participante. Si los niños van a dar un paseo, el niño en silla de ruedas va también. A título ilustrativo, el niño con el sistema de comunicación aumentativo contribuye a utilizar su vía de comunicación no vocal. Cátedra Ocio y Discapacidad 8 Apoyar la participación Capital para la inclusión es la creencia de que todos pueden beneficiarse de los programas de ocio comunitario y participar en ellos. Así, Grenot-Scheyer y otros colegas (1997, p. 9) reseñaban que, más que proporcionar servicios especiales fuera de los programas habituales, los profesionales que trabajan dentro del contexto de actividades continuadas tendrían que ofrecer el suficiente apoyo para favorecer la participación y la interdependencia. Tomando como base la idea de que todos pertenecemos y somos bien recibidos, una comunidad inclusiva advierte un problema como señal de que se requiere ayuda, no de que una persona debe ir a otro sitio para resolver dicho problema. Meyer (1994, p. 19) manifestaba que: Y una vez que aceptemos la premisa de que los niños son por naturaleza diferentes entre sí, podemos emplear la noción de que un niño tiene, de alguna manera, que ganarse la entrada en la clase siendo como los demás. La inclusión consiste en asegurar elecciones, tener apoyo, tener buenas relaciones y ser valorado. Con el fin de ilustrar estas características, Moss (1993) presentó el siguiente ejemplo: las personas pueden realizar muchas de las elecciones debido a que poseen amigos, familia y una comunidad que las apoyan. La necesidad de guardar buenas relaciones se torna obvia cuando se considera que las referencias expuestas para optar a un puesto de trabajo o para la solicitud de un crédito o de un inmueble han pasado por las manos de alguien con quien hemos tenido cierta relación. Las personas tienen buenas relaciones y reciben apoyo de otros porque son valoradas. Bien que carezcan de muchas habilidades, quienes las conocen han hallado cualidades en ellas que les gustan. Por ejemplo, Cristina valora a Roberto porque le puede contar cualquier cosa y sabe que Roberto no compartirá la información con otros. Natxo valora a María porque ésta no dejará de trabajar en algo hasta que esté acabado. Otros pueden valorar a Ernesto porque es un optimista. Ninguno de estos rasgos depende de una inteligencia extraordinaria o una gran capacidad física. Inclusión significa que examinamos a cada persona, y con los resultados obtenidos de ella, su familia y sus amigos, decidimos la mejor forma en que pueda ser incluida del todo. Juntos, podemos determinar los apoyos que resultan necesarios. Para hacer hincapié en la relevancia de proporcionar ayuda a las personas de manera que experimenten el ocio, Hutchison and McGill (1992, p. 9) explicaron que la ayuda implica: . . . animar a alguien a fortalecer un interés existente. Otras veces, comporta ayudar a alguien a desarrollar un interés completamente nuevo que, en el transcurso del tiempo, pudiera convertirse en una identidad de ocio. El estímulo y la ayuda adquieren múltiples formas: desde ayudar a alguien a inscribirse en un programa de recreación, ayudar a alguien a comprar el equipo adecuado para practicar una actividad, presentar una persona a otras que disfruten de una actividad; a reconocer la pericia de una persona y pedir consejo y asistencia. Ayudar a la gente a desarrollar identidades de ocio contribuye a ayudarles a encontrar la «esencia de la comunidad». ¿Sobre quién recae la responsabilidad de crear comunidades inclusivas? Thousand, Villa, y Falvey (1995, p. 1) describían el estado de los servicios exclusivos para la gente con discapacidad: Todo ha cambiado, pero nada ha cambiado. Tanto los niños como los adultos con discapacidad cuentan con mayores posibilidades que las generaciones pasadas de ser bien recibidos en sus comunidades. No obstante, aún se compele a miles de niños y adultos con discapacidad a integrarse en servicios segregados… Es evidente que la responsabilidad de abogar por la inclusión y favorecerla debe pasar de los padres a los proveedores de servicios de ocio. Según Heyne y Schleien (1997), «. . . los proveedores de recreación han de adoptar la disposición y voluntad de proporcionar la inclusión hasta el punto en que, incluso antes de que un padre o una persona con discapacidad tenga contacto con una actividad recreativa, la puerta que lleva a la inclusión quede abierta.» (p. 77). Pese a que los programas recreativos segregados hayan podido jugar un papel esencial en el pasado, un nutrido número de padres y profesionales creen hoy día que a las personas con discapacidad se les debe conceder la oportunidad de participar en actividades de ocio junto con sus compañeros no discapacitados. Tras llevar a cabo entrevistas en grupo con 65 proveedores de servicios de ocio y gente con discapacidad y sus familias, Anderson y Heyne (2000) reflejaron que el grueso de los encuestados confesaron que en su comunidad se Cátedra Ocio y Discapacidad 9 disponía de programas especializados y segregados para las personas con discapacidad; sin embargo, expresaron su deseo de ofrecer más servicios de ocio inclusivo. Un padre declaró (p. 25): Tratamos en la medida de lo posible de alejar a nuestra hija de los programas segregados. Los sábados por la tarde hay un centro para personas con discapacidad, pero no la hemos llevado nunca. Preferiríamos mandarla al ‘Y’2 para que formase parte del resto del grupo. Block y Malloy (1998) observaban que los padres que han asistido al éxito de la inclusión durante el horario escolar quieren ver que sus hijos continúan participando en programas recreativos diarios después de la escuela. Kyle Glozier (2000, p. 14), un chico de octavo grado (14 años) que padece de una parálisis cerebral, hizo el siguiente comentario respecto de la inclusión: Incluir a chicos con discapacidad desde el principio comenzará a cambiar a la sociedad en su totalidad. Juntos, podemos enseñar a la sociedad a no apartar del camino a la gente con discapacidad, sin olvidarnos de que merecemos nuestros derechos como ciudadanos estadounidenses… Cuando pregunto a mi hermano, Nigel, «¿cómo te sientes al tenerme de hermano?», me responde «Bueno. Me caes bien. Eres muy majo.» Y cuando le pregunté lo mismo a mi hermano Jason, me dijo «eres buena persona, pero me das miedo cuando te vuelves loco» . . . Si todo el mundo está expuesto a personas con discapacidad desde una edad temprana, la discapacidad no marca ninguna diferencia; ven tan sólo a otra persona y se olvidan de la discapacidad. Así es como tendríamos que ver cambiar a la sociedad. Se nos estimula para crear servicios inclusivos que reflejen los valores y normas de un sinfín de grupos diversos (Minors, 1996). Conforme a Allison (1999), las agencias inclusivas no sólo toleran la diferencia, sino que la acogen y la celebran hasta tal punto que se convierte en un símbolo esencial de la identidad de una organización. Ahondando un poco más en los servicios de ocio inclusivo, Jack Kemp (1994, p. 26-27) afirmaba: Durante el verano, jugaba en el equipo de una liguilla de béisbol y me lo pasaba en grande. Solían seleccionar el equipo, nos asignaban uno y estábamos en la liga unas seis semanas. Siempre era el último al que cogían porque era el peor jugador, pero siempre me dejaban jugar. Tenía que ir a batear y alternaba con cualquiera. No recuerdo si alguna vez golpeé o cogí la bola; pero sí que fui incluido. Aunque seleccionasen el equipo por sus habilidades, nunca me negaron la oportunidad de jugar. Nos encontramos en un lugar privilegiado para crear y mejorar las experiencias de ocio de otras personas. Jordon (1996) nos animaba a ofrecer servicios de ocio que lleguen a todos los participantes, que traten a todos por igual y que contribuyan a eliminar toda suerte de discriminación. Por añadidura, Schleien (1993, p. 67) desafiaba a los proveedores de servicios de ocio cuando manifestó: Ha llegado la hora de adoptar una nueva forma de pensar, fundada en la premisa de que la comunidad pertenece a todos, y todos, independientemente de su nivel y capacidad, pertenecen a la comunidad. Los servicios de ocio comunitario inclusivo pueden constituir poderosos vehículos para fomentar este ideal. Conclusión Aunque el ocio posee un enorme potencial para mejorar la inclusión de las personas con discapacidad, los estudios continúan señalando que dicho potencial no se está desarrollando al máximo en la vida de muchas de estas personas (Mahon, Mactavish, & Bockstael, 2000). Una posible solución es educar a los demás con el fin de fomentar la inclusión por medio del intercambio de información recogida en esta ponencia y de un aprendizaje más concienzudo sobre la inclusión procedente de otras fuentes. Tanto en el libro que he escrito como en el CD que he creado acerca de los servicios de ocio inclusivo (Dattilo, 2002), abordo los puntos que he ido detallando en esta comunicación así como explico detalladamente las vías para fomentar la inclusión. Pese a que se ofrecen varias referencias respecto a cómo relacionarse con las personas, he encontrado una idea que contribuye a guiar mis interacciones con toda la gente, incluyendo a aquéellas que padecen alguna discapacidad. Cuando me encuentro con un hombre mayor que yo, me pregunto: «si fuese mi padre, ¿cómo me gustaría que los demás se comportasen con él?». Cuando me encuentro con una mujer mayor que yo, me pregunto: «si fuese mi madre, 2 N. del T.: La Y : dícese de la 92nd Street Y , la institución judía que, fundada en 1874 como la Asociación de Jóvenes Judíos, se ha convertido en una comunidad de renombre mundial y un centro cultural al alcance de toda raza, etnia, edad, religión y clase económica. Cátedra Ocio y Discapacidad 10 ¿cómo me gustaría que los demás se comportasen con ella?». Cuando me encuentro con un niño, me pregunto «si fuese mi hijo ó hija, ¿cómo me gustaría que los demás se comportasen con él o ella?». Cuando me encuentro con una mujer de aproximadamente mi edad, me pregunto «si fuese mi esposa, ¿cómo me gustaría que los demás se comportasen con ella?». Cuando me encuentro con un hombre de mi edad, me pregunto «si fuese yo, ¿cómo me gustaría que los demás se comportasen conmigo?». Empleo las respuestas a estas preguntas para que me ayuden a determinar mi comportamiento con las personas. Una vez que lo hago, resulta más probable que me comporte con ellas con amabilidad, dignidad y respeto. En un intento por sintetizar el mensaje global de Mahatma Gandhi, Gardner (1995, p. 277) reseñaba que Gandhi: . . . expresaba que los seres humanos pertenecían a la misma especie, que sus luchas frecuentes y sanguinolientas resultaban ser fundamentales ilegítimas, y que los seres humanos tenían que resolver sus conflictos pacíficamente. Ningún grupo humano tenía el derecho de subyugar a otro; los miembros de la especie deben aprender a enfrentarse como iguales, sin temor alguno. Muchos como Mahatma Gandhi y Martin Luther King hijo compartían una visión de inclusión. Para todos nosotros, hoy en día, esta visión se ha convertido en una jornada diaria que se puede fomentar celebrando la diversidad y las diferencias con respeto y gratitud, y reconociendo que la inclusión enriquece la vida, las vidas de las personas que difieren en edad, sexo, capacidad, estatus socioeconómico, raza, religión, patrimonio étnico, orientación, nivel educativo, afiliación política e idioma. Y ¿qué dicen todos que quieren de su comunidad? Dicen: «Quiero ser incluido». Referencias ABU-TAHIR, S., “What is inclusion? Inclusion news”, en Centre for Integrated Education and Community, 1, 1995. ALLISON, M.T., “Organizational barriers to diversity in the workplace”, en Journal of Leisure Research, 31(1), 1999, pp. 78-101. AMADO, A.N., “Empowering agencies and staff in community inclusion”, en AAMR News and Notes, 13(5), 2000, pp. 5-12. 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Gorbeña El análisis de los beneficios que las experiencias de Ocio tienen para diferentes colectivos de población es una de las áreas de mayor actualidad en el complejo y multidisciplinar campo de los estudios de Ocio. Al hablar de los beneficios del Ocio, podemos identificar aspectos de muy diversa naturaleza: beneficios económicos, sociales, psicológicos, físicos, e incluso espirituales. También podemos identificar si determinadas experiencias de ocio son más beneficiosas para un colectivo o para otro. La bibliografía sobre este tema está plagada de estudios y experiencias que intentan demostrar cómo determinadas actividades producen beneficios concretos para, por ejemplo, las personas de la tercera edad, los niños, las personas con discapacidad, las mujeres, los jóvenes o cualquier otro grupo de interés. Que el Ocio es “bueno” no necesita, prácticamente, justificación. Su propia naturaleza y características, al igual que la de, por ejemplo, la salud física y mental o la calidad de vida, hacen del Ocio una realidad social y personalmente valorada como positiva. El Ocio es un ámbito de la experiencia humana caracterizada por la libertad, la voluntariedad y el disfrute personal. Por lo tanto, demostrar los beneficios del Ocio no debería ser, en principio, necesario. Sin embargo, poder probar y mostrar las consecuencias positivas de las actividades, servicios, programas, equipamientos o inversiones en el ámbito del Ocio se está convirtiendo en un requisito indispensable para justificar el desarrollo y mantenimiento de acciones sociales en torno al Ocio. Consecuencias positivas La investigación en este campo ha demostrado que las experiencias de Ocio tienen consecuencias positivas a nivel personal y social. Por ejemplo, el Ocio aumenta la percepción personal de control y competencia, la auto-estima, permite desarrollar nuestra creatividad y expresarnos libremente, ayuda a combatir el estrés y recuperar el equilibrio, propoporciona experiencias positivas de éxito, favorece el desarrollo y crecimiento personal y es una fuente importante de significado para muchas personas. En cuanto al aspecto social, muchas investigaciones han demostrado que el Ocio fomenta la cohesión social, facilita las relaciones interpersonales, ayuda a desarrollar y mejorar las habilidades sociales, evita el aislamiento, permite establecer nuevas relaciones e incluso tiene la capacidad de prevenir algunos problemas sociales. . El análisis de benicios especialmente importante en aquellos casos en los que las condiciones de pleno acceso y disfrute de Ocio no están aseguradas. Ya que la legislación por sí sola no garantiza el cumplimiento de la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, apelar a las consecuencias ventajosas de esta esfera vital puede ser una útil herramienta para defender la importancia de la equiparación de oportunidades y normalización de los ciudadanos que experimentan situaciones desventajosas o desfavorecidas. Cuando se empezaron a estudiar los beneficios del Ocio para determinados colectivos desfavorecidos se planteó el Ocio desde un punto de vista terapéutico como una herramienta que podía ayudar a subsanar determinados déficits o problemas de dichos colectivos. Esta visión hizo que, durante algún tiempo, el Ocio se viera, más como un medio que como un fin. Desde esta perspectiva, se fomentaban los programas y actividades de Ocio segregadas que permitían trabajar sobre esos beneficios. Afortunadamente las cosas han cambiado y hoy en día los estudios se centran en demostrar los beneficios que un Ocio normalizado tiene para la Cátedra Ocio y Discapacidad 12 persona con discapacidad y para otros colectivos desfavorecidos, defendiendo la idea de que el Ocio otorga los mismos beneficios que para el resto de las personas y en muchos casos, algunos específicos para un colectivo concreto. Consecuencias negativas Sin embargo, aunque por definición el Ocio sea un beneficioso no significa que una práctica mal entendida no pueda traer consecuencias negativas. Existen algunas experiencias o conductas que llevamos a cabo en nuestro tiempo libre o con fines recreativos o lúdicos que acaban teniendo efectos perniciosos en nuestra salud física y mental, así como en la salud de toda la comunidad. Sólo cuando se entiende el Ocio de manera errónea podemos hablar de un Ocio negativo que no conduce al crecimiento personal y al desarrollo pleno del individuo. De esta forma por ejemplo, nos encontramos con ciertas actividades como el consumo de alcohol u otras sustancias que, iniciándose como actividad recreativa, acaba teniendo unas serias consecuencias para la persona y su entorno. La ludopatía sería otro ejemplo de un ocio que ha dejado de ser beneficioso para convertirse en un grave problema individual y social. Pero también otras vivencias pueden resultar negativas. Existen muchas personas que, por diversos factores, no saben o no pueden disfrutar del Ocio y que en vez de derivar satisfacción personal experimentan aburrimiento, apatía e incluso angustia. También sucede a veces, que una misma actividad puede tener consecuencias positivas y negativas. Así por ejemplo, el deporte, como actividad de Ocio, facilita el mantenimiento de la salud, la integración comunitaria o el sentido de competencia personal pero también puede producir una competitividad excesiva y en algunos casos hasta desencadenar conductas violentas. Lo mismo sucede con la televisión. Intervenir sobre esta problemática es posible, ayudando a través de programas de educación del Ocio y otras estrategias, a que las personas encuentren significado en su vivencia de Ocio y a que ésta resulte gratificante y beneficiosa. En suma, es importante conocer los beneficios que el Ocio conlleva, especialmente aquellos que han sido demostrados mediante evaluaciones sistemáticas de programas y actividades y que por lo tanto ofrecen datos para defender y fomentar la importancia de la vivencia humana del Ocio al final de siglo y para todos los colectivos de población. Minusvalía y Ocio En el caso de las personas con discapacidad las experiencias de ocio pueden resultar especialmente beneficiosas por diversas razones. En primer lugar, el ocio, a diferencia de otros ámbitos como el trabajo o la educación, no tiene unos cánones de excelencia o unos estándares que haya que cumplir para alcanzar una supuesta “normalidad”. La medida del ocio está casi siempre en uno mismo y en el sentido, significado y disfrute que uno sea capaz de derivar. Por otro lado, la acumulación de experiencias negativas, fruto de la discriminación, que muchas personas con discapacidad experimentan, puede verse compensada por las consecuencias positivas que conlleva el Ocio. Finalmente, para algunos colectivos que, por el alto grado de afectación a veces pueden acceder a la satisfacción derivada de determinados roles sociales, el ocio puede configurarse como un ámbito vital de extrema importancia. “Derecho al ocio de las personas con discapacidad”. Y. Lázaro Hablar de ocio hoy no es algo extraño. A las puertas del siglo XXI podemos afirmar que el ocio es un componente más de la vida de las personas y un elemento de las sociedades modernas. Un elemento que ha recabado la atención de los distintos estamentos de la sociedad y que no ha pasado por alto tampoco en el mundo universitario. En la Universidad de Deusto, se encuentra trabajando desde hace más de tres años la Cátedra de Ocio y Minusvalías, patrocinada por la Fundación ONCE, cuyo objetivo es el estudio y la investigación sobre el binomio ocio y persona con discapacidad. La primera investigación que se realizó al comenzar su andadura fue el estudio del derecho al ocio de las personas con discapacidad. Se consideró que, como punto de partida, era importante conocer el grado en que las personas con discapacidad tienen garantizado su derecho al ocio y analizar cómo la legislación ha contemplado los aspectos de integración social referentes al ocio. Este artículo recoge reflexiones tomadas de esa investigación y presenta un breve análisis de la normativa internacional desde la perspectiva de la persona con discapacidad. Cubre distintos ámbitos del ocio como son la cultura, el turismo y el deporte, es decir, intenta Cátedra Ocio y Discapacidad 13 mostrar en qué grado la normativa internacional ha tenido en cuenta al colectivo de personas con discapacidad en estos ámbitos. Es importante resaltar que el tema que se aborda aquí afecta a un colectivo amplio. Las personas con discapacidad rondan el 10 % de la población general, es decir, se habla de que en el mundo existen unos 500 millones3. Hablar de ocio en las sociedades desarrolladas es una realidad de gran importancia, tanto a nivel económico y social, aunque hay que resaltar que, a pesar de los avances producidos en los últimos años respecto a la integración social de las personas con discapacidad, aún queda mucho trabajo por hacer. En el ocio, la experiencia nos ha demostrado que aún las situaciones de discriminación real son un hecho. Conceptos Una de las características más importantes del Derecho es su carácter social. El Derecho no puede entenderse sin la comunidad humana, sin la sociedad. Tampoco la sociedad puede entenderse si no se halla regida por un sistema. El Derecho tiene muchas funciones; pero, en este artículo, intentaremos analizar si las normas jurídicas que vamos a ir señalando cumplen una de las funciones básicas del derecho, que sea una herramienta de plasmación de justicia. Definir el Ocio es algo complicado puesto que existen múltiples y diversas formas de hacerlo. Las últimas definiciones de ocio nos presentan este fenómeno como experiencia subjetiva4, como vivencia que se caracteriza por la libertad percibida, la voluntariedad, la motivación o refuerzo intrínseco, y por el disfrute o satisfacción que conlleva. Si profundizamos más en el concepto de ocio observamos como es algo dinámico que puede tener una direccionalidad positiva y otra negativa5. La direccionalidad negativa se manifiesta cuando la experiencia de ocio tiene un carácter negativo, bien desde la sociedad o desde la propia vivencia del sujeto. Nos referimos al ocio nocivo (drogadicción, alcoholismo, etc.) y al ocio ausente (aburrimiento, insatisfacción personal, etc.). La direccionalidad positiva del ocio se refiere a la vivencia gratificante y no utilitaria del ocio, tanto desde un punto de vista de la sociedad como de uno mismo. Se manifiesta en cualquiera de sus dimensiones: lúdica, ambiental-ecológica, creativa, productiva y solidaria. Las dimensiones son una forma enriquecedora de analizar el concepto de ocio; pero en este artículo hablaremos de los principales ámbitos en los que se manifiesta el ocio: la cultura, el turismo y el deporte. Cuando hablamos de Derecho al Ocio nos estamos refiriendo a un conjunto de derechos de suma importancia, los Derechos Humanos, derechos innatos al ser humano e inseparables de su condición de persona. A lo largo del tiempo se ha hablado de las generaciones de los derechos humanos. La primera generación se refería a los derechos civiles y políticos, la segunda se refirió a los derechos sociales. Actualmente nos encontramos en la tercera generación6 de estos derechos, todavía no demasiado definidos donde se encuentran los derechos de la solidaridad (protección del medio ambiente, a la cooperación de los Estados menos favorecidos) y el derecho al ocio como elemento importante para el desarrollo personal y colectivo. Por último y antes de entrar en la materia que nos ocupa es importante señalar algunas cuestiones respecto a la terminología que se usa a lo largo de este artículo. La evolución de los conceptos sobre discapacidad es un hecho claro que se ha producido a la vez que se avanzaba en los movimientos en pro de las personas con discapacidad. Aquí se utiliza la terminología “personas con discapacidad”, pues como señalan diversos autores7 la traducción de handicap por minusvalía es desacertada ya que sugiere una connotación peyorativa. Tras este breve repaso por los conceptos que vamos a ir utilizando, empezaremos por analizar el Derecho al Ocio de las personas con discapacidad según lo han tratado las siguientes organizaciones internacionales: Organización de Naciones Unidas (ONU), Organización Mundial del Turismo (OMT), Consejo de Europa, y Unión Europea. 3 Programa de acción mundial para los impedidos. Aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas por Resolución 37/52 de 3 de diciembre de 1982. 4 Véase Iso Ahola, S., The social psychology of leisure and recreation. Dubuque, IO, Brown Company, 1980; Neulinger, J., The psychology of leisure. Illinois, Charles C. Thomas, 1974; Csikzentmihalyi, M. & Douglas, A.K., “Leisure and self-actualization”, en Driver, B.L. & Brown, P.J.& Peterson, G.L. (eds.), Benefits of leisure. State College, Venture Publishing, Inc., 1991. 5 Cuenca, M., Temas de pedagogía del ocio. Bilbao, Universidad de Deusto, 1995. 6 Vasak, K., “Le droit international des droits de l’homme”, en Collected courses of the Hague academy of international law. The Netherlands, A.W. Sijthoff, Leyde, 1974, IV, Tome 140, pp. 315-415. 7 Casado, D. y Puig de la Bellacasa, R. “Introducción a la edición española”, en OMS, Clasificación internacional de deficiencias, discapacidades y minusvalías. Manuel para la clasificación de las consecuencias de la enfermedad. Madrid, INSERSO, 1983. Cátedra Ocio y Discapacidad 14 Organización de las Naciones Unidas (ONU) Es importante resaltar que el valor de la normativa y de los pronunciamientos de la ONU hace que los gobiernos y los individuos sientan su fuerza moral. Al hacer cualquier análisis global de la legislación, el punto de partida son siempre las grandes declaraciones internacionales y por supuesto la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Puede decirse que incluso esta Declaración ya es un reconocimiento del Derecho al Ocio. Habla del derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre y vacaciones, de los derechos culturales, y del derecho a la libertad de asociación y reunión, entre otros. Como vemos, es un elemento clave de reconocimiento del Derecho al Ocio, en lo que se refiere a cultura y turismo para todos los ciudadanos. Respecto a las personas con discapacidad, es a partir de la década de los 70 cuando las declaraciones de la ONU empiezan a tener mayor relevancia respecto a este colectivo. Es el momento en que aparecen las grandes declaraciones de derechos de las personas con discapacidad. En la década de los 80 se intenta concienciar a la población y se elaboran planes de acción centrados en la rehabilitación y prevención. En la década de los 90 se articula el paso hacia la acción centrándose en la equiparación de oportunidades. Las Normas Uniformes sobre Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad, de 1993, son un documento indispensable para defender el Derecho al Ocio de las personas con discapacidad, aunque hay que señalar que no es un documento legalmente vinculante. Las Normas definen el logro de igualdad de oportunidades como “el proceso mediante el cual los diversos sistemas de la sociedad, el entorno físico, los servicios, la información y la documentación se ponen a disposición de todos, especialmente de las personas con discapacidad”. Respecto al ocio, las Normas tratan en detalle el acceso al entorno físico incluyendo la accesibilidad a los equipamientos recreativos al aire libre y el acceso a los medios de comunicación. También recogen dos artículos (10 y 11) donde se trata de forma amplia el acceso a la cultura y a las actividades recreativas y deportivas. En definitiva, podemos decir que la labor de la ONU ha sido importante respecto a propuestas de garantía del Derecho al Ocio de las personas con discapacidad, ahora le queda seguir trabajando en la línea propuesta en las Normas del 93 y conseguir elevarlas a Convención, de modo que los países se encuentren legalmente vinculados a ellas. Organización Mundial del Turismo (OMT) Creada en 1975 y con sede en Madrid, la OMT nace con el objetivo de promover y desarrollar los viajes y el turismo como medio para estimular el desarrollo económico así como medio para fomentar la paz y comprensión internacional. Esta organización comienza a desarrollar su trabajo con la Declaración de Manila sobre el Turismo Mundial de 1980. En esta Declaración defiende el concepto de turismo como un derecho, un fenómeno social y un vehículo clave para el desarrollo integral del ser humano. En el art. 14 expone que “el Turismo moderno nace (...) del reconocimiento de un derecho fundamental del ser humano al descanso y al ocio”. La OMT llega a proponer una política de acción positiva que apuesta por el llamado Turismo social, por las personas con discapacidad y por la necesidad de garantizar la accesibilidad y la inclusión de todos los ciudadanos en la experiencia turística. Dos años después, fruto de una Reunión Mundial, surge la Declaración de Acapulco en la que se destaca cuál debe ser el papel que deben desempeñar los gobiernos, señalando, entre otros, crear las condiciones prácticas y apropiadas para el acceso real a las vacaciones, implicándose en otras cuestiones como la mejora del transporte para las personas con discapacidad. Este es un claro reconocimiento del derecho al turismo de las personas con discapacidad y de medidas para garantizarlo. En 1985, la OMT elabora la Carta del Turismo y el Código del Turista, donde se defiende la idea del derecho universal del turismo así como las obligaciones de los Estados respecto al colectivo de personas con discapacidad. Posteriormente, en 1989, aparece la Declaración de la Haya, donde queda recogida la nueva conceptualización del turismo. Desde nuestro punto de vista, fue un paso atrás, puesto que no aparece ninguna consideración relativa a las personas con discapacidad. Así llegamos a 1991, que es cuando la OMT aborda la problemática del turista con discapacidad de manera sectorial y desarrolla el documento “Para un Turismo accesible a los minusválidos en los años 90”, donde se apuntan con detalle cuestiones relativas a la accesibilidad a instalaciones y lugares turísticos, así como requisitos para instalaciones específicas. También se señala la importancia de la información, publicidad y necesidad de preparación y formación de los profesionales para garantizar la accesibilidad. Cátedra Ocio y Discapacidad 15 Por último, en 1995, se celebró en Lanzarote la Conferencia Mundial del Turismo Sostenible, donde se señalaron y articularon las políticas futuras del turismo incidiendo en la filosofía de la sostenibilidad. Un análisis de los documentos de esta Conferencia muestra una omisión total hacia el equiparación de oportunidades de las personas con discapacidad, aún cuando está defendiendo principios como turismo sostenible, ético y solidario. En resumen, podemos afirmar que el acceso al turismo de las personas con discapacidad se sitúa en el llamado turismo social, lo que nos lleva a repetir patrones de segregación. Lo que debería ocurrir es que se prescindiese de categorías como “turista minusválido”. Desde la responsabilidad de la OMT se debiera incidir en la obtención de una accesibilidad total a los equipamientos turísticos y en la preparación de los profesionales para que tengan una visión completa de la variedad de consumidores de servicios turísticos. Consejo de Europa El Consejo de Europa ha realizado una importante labor en relación a las personas con discapacidad adoptando un gran número de recomendaciones y resoluciones. Uno de los principales objetivos del Consejo es hacer convenios y acuerdos que sirvan de base para modificar y organizar las leyes de cada país, sin tener potestad de legislar. A partir de 1984, el Consejo de Europa se plantea desarrollar, de manera constante, una política sobre la integración de las personas con discapacidad y es entonces cuando surge la Resolución AP(84)3, adoptada por el Comité de Ministros el 17 de septiembre de 1984, sobre una Política Coherente para la Rehabilitación de las Personas Minusválidas. En esta Resolución el Consejo de Europa afirma que “el ocio y las vacaciones son (...) factores que deben influir en los objetivos de la rehabilitación” ya que “estas actividades pueden tener un papel crucial en el aseguramiento de una integración social genuina”. También señala los efectos beneficiosos que las actividades deportivas pueden tener para las personas con discapacidad. Esta Resolución dedica un apartado completo a medidas referidas a ocio, deporte y vacaciones, distinguiendo medidas de integración, informativas y otras. Hay que destacar que el tema del ocio no queda relegado a un único apartado sino que su tratamiento aparece también en el resto de las temáticas abordadas. Además, el documento señala una serie de medidas especiales para determinados edificios públicos entre los que también se incluyen algunos de ocio. Una de las últimas acciones de importancia del Consejo de Europa ha sido adoptar la Recomendación R(92)6 sobre una Política Coherente para las Personas con Discapacidad de 1992, que sustituye a la anterior de 1984. Esta Recomendación intenta ser un plan duradero, por lo que el Consejo se ha esforzado en intentar trazar las líneas de una política a largo plazo. Parte del reconocimiento de que “el fracaso en la protección de los derechos de los ciudadanos con discapacidad y en la mejora de sus oportunidades es una violación de la dignidad humana” y que una política global debe perseguir entre otras cosas “garantizar una participación plena y activa en la vida de la comunidad”, “jugar un papel pleno en la sociedad y tomar parte de las actividades económicas, sociales, de ocio, recreativas y culturales”. Hay un aspecto a destacar en esta Recomendación y es que cuando plantea la problemática de la accesibilidad, lo hace desde dos vertientes, la accesibilidad física y la psicológica, haciendo resaltar las importantes barreras de ambos tipos que existen. El Consejo de Europa ha trabajado especialmente la cultura y el deporte. En el ámbito de la cultura se ha situado en el principio de democratización cultural, así que tomando este principio como filosofía podemos decir que las personas con discapacidad están incluidas pero esto no está luego claro en las acciones concretas que este organismo ha promovido. Por lo que respecta al deporte, el Consejo de Europa ha desarrollado una importante labor, aunque ha basado todo su trabajo en considerar el deporte de las personas con discapacidad como un medio muy importante para alcanzar la integración social. Nosotros consideramos que la práctica deportiva es un derecho humano y por tanto un fin en sí mismo. Unión Europea España, como Estado miembro de la Unión Europea está sujeta a su normativa. En términos generales podemos decir que, en algunos aspectos como son la promoción de la lectura y el libro, se han producido importantes avances respecto a la inclusión de las personas con discapacidad, pero no así en el resto de las manifestaciones culturales ni en ámbitos de ocio como el turismo y el deporte donde no aparece ninguna mención al colectivo que nos ocupa. Cátedra Ocio y Discapacidad 16 Si observamos la normativa específica sobre discapacidad vemos que la Unión Europea está aportando fondos y recursos para desarrollar programas para este colectivo, pero no considera el ocio como ámbito prioritario. De todos modos, señalamos como la Unión recuerda que aún “queda mucho por hacer para garantizar los derechos fundamentales de las personas discapacitadas y la adopción de una política más coherente en este ámbito particular”. Para concluir señalaremos que la investigación en la que se basa este artículo afirma que existen suficientes declaraciones y normativas a nivel internacional como para decir que el Derecho al Ocio de las personas con discapacidad es un derecho abordado, al menos, a nivel de principios. También hay que decir que es un derecho conculcado. Es decir, ni los poderes públicos y la sociedad facilitan como debieran, ni garantizan como establecen sus principios fundamentales, el Derecho al Ocio de las personas con discapacidad. Esto no significa que este importante y numeroso colectivo de personas no disfruten del coio, ni de experiencias lúdicas, recreativas, culturales, deportivas o turísticas. Por lo tanto, lo que queda por hacer es que los Estados tengan en cuenta estas declaraciones y cumplan estas directrices en su derecho interno para hacer efectivo el Derecho al Ocio de las personas con discapacidad. El rol de las asociaciones para promover un ocio inclusivo” A. Madariaga "Aunque los otros no hacen tanto ruido también existen." Un europeo Introducción Desde la aprobación en 1982 de la Ley de integración social del minusválido (LISMI) el acceso de los colectivos de personas con discapacidad a determinados ámbitos, fundamentalmente el escolar, empezó a ser una realidad en constante avance, revisión y crecimiento. El siguiente paso fue el esfuerzo continuado por posibilitar el acceso al mundo del trabajo, con el fin de alcanzar la integración laboral. El trabajo de la Cátedra Ocio y Discapacidad de la Universidad de Deusto, desde 1994, se ha centrado en el ámbito del ocio. Las personas con discapacidad han tenido serias dificultades, en el acceso al ocio, por no considerarse un ámbito prioritario y ha sido posible, fundamentalmente desde los servicios y programas que han desarrollado las asociaciones de los colectivos de discapacidad, y que han posibilitado el acceso a equipamientos, servicios y programas de ocio deportivos, culturales, turísticos y recreativos. En el siglo XXI se debe apostar por la inclusión entendida como el principio que guía las acciones encaminadas a que todas las personas formen parte real de la sociedad, destaca especialmente la idea de la responsabilidad que tiene el entorno/la comunidad de generar políticas, acciones y prácticas que fomenten la aceptación de la diferencia y que respondan a las necesidades de todas las personas. Esta filosofía, convertida en herramienta de trabajo, implica diferentes niveles de intervención: inclusión física, comunicativa y social. Abanderar un ocio inclusivo es aceptar la diferencia como un valor. Una comunidad inclusiva es capaz de crear las condiciones adecuadas para responder a las necesidades de todos los ciudadanos en los equipamientos, infraestructuras, servicios y programas desarrollados en los diferentes ámbitos de ocio. En diciembre de 2003 se aprueba la Ley de la no discriminación y la accesibilidad universal, además hay que constatar el gran avance producido en la concepción de la discapacidad, ambos instrumentos, de diferente naturaleza, constituyen un marco incomparable para garantizar plenamente el ejercicio del derecho al ocio en todas las personas. Desde los años setenta del siglo xx, en el sector asociativo se ha ido consolidando la importancia del ocio en el desarrollo personal y los beneficios que implica. Por ello, se han desarrollado servicios y programas de ocio para las personas con discapacidad con una filosofía sustentada en los principios de normalización e integración. Esta situación, hoy día muy consolidada para todos los tipos de discapacidad y generalizada en todo el Estado Español, supone que quien lidera el acceso al ocio, es el mundo asociativo que aglutina la discapacidad. Cátedra Ocio y Discapacidad 17 1. OCIO Y DISCAPACIDAD El ocio constituye un fenómeno de gran relevancia en la actualidad, hoy se asignan tiempos y espacios cuasi sagrados para su pleno disfrute. Teniendo en cuenta que a pesar de ser necesario el tiempo desde el punto de vista cuantitativo, la calidad emerge como parámetro fundamental para gozar plenamente de las experiencias de ocio. En 1994, la Asociación Internacional WLRA (World Leisure & Recreation Association), publicó la Carta sobre la Educación del Ocio, en su preámbulo describía los siguientes aspectos como elementos que definen el ocio: Área específica de la experiencia humana, un recurso importante para el desarrollo personal, social y económico y es un aspecto importante de la calidad de vida, fomenta una buena salud general y un bienestar, es un derecho humano básico, el desarrollo del ocio se facilita garantizando las condiciones básicas de vida, y las sociedades son complejas y están interrelacionadas y el ocio no puede desligarse de otros objetivos vitales Desde una perspectiva humanista, se entiende el ocio como una experiencia integral de la persona y un derecho humano fundamental. (Cuenca, 2000) • Una experiencia humana compleja (direccional y multidimensional), centrada en actuaciones queridas (libres, satisfactorias), autotélicas (con un fin en sí mismas) y personales (con implicaciones individuales y sociales). • Un derecho humano básico que favorece el desarrollo, como la educación, el trabajo o la salud, y del que nadie debería ser privado por razones de género, orientación sexual, edad, raza, religión, creencia, nivel de salud, discapacidad o condición económica. Un derecho que, en cuanto tal, debería ser facilitado y garantizado como establecen los principios fundamentales que rigen su acción. El ocio es el marco fundamental de desarrollo y crecimiento humano integral, éste es el punto de partida, incidiendo sobre todo, en la vertiente del ocio como facilitador del crecimiento pleno de todas las personas, y en los valores que se desprenden de esa realidad. En relación a los beneficios que otorgan a las personas con discapacidad participar en experiencias de ocio, hay que resaltar que su obtención afianza la idea, aún no generalizada, de la necesidad de que las personas con discapacidad vivencien, disfruten y experimenten el ocio en su sentido más pleno. El tema de los beneficios ha sido muy investigado desde diferentes ópticas se define (Driver, 1991) como un cambio que es visto como ventajoso para una mejora en la condición, un aumento o un progreso para un individuo, un grupo, la sociedad u otra entidad. Los beneficios pueden ser físicos, psicológicos (emocionales, cognitivos y conductuales) y/o sociales. También, hay que subrayar los cambios que se han gestado en torno a la concepción de la discapacidad porque constituyen, en la actualidad, un punto de apoyo fundamental para articular la plena participación de las personas con discapacidad en el ámbito del ocio y de forma simultánea poner en práctica la equiparación de oportunidades. Y además, ha sido la referencia que ha marcado el papel secundario que se ha otorgado al ocio en los colectivos de personas con discapacidad, hecho que ha derivado en dificultades de acceso a equipamientos, servicios, programas y actividades de ocio. Toda esta idea hay que contextualizarla en el concepto de ocio que ha imperado en la sociedad en general, aunque en la actualidad es considerado un fenómeno individual (una experiencia personal y un derecho humano) y social, no siempre ha sido así. Se puede decir de forma resumida que ha habido diferentes formas mediante las cuales la sociedad ha articulado la atención a la diversidad. En una primera etapa no se responde a las necesidades, posteriormente se van ordenando respuestas individuales y sociales (supresión de barreras), y en la actualidad se intenta que se generalice la promoción de la Accesibilidad y la Filosofía del Diseño para Todos, con el fin de responder a las necesidades de todas las personas desde la misma organización estructural de la sociedad a todos los niveles. La concepción actual de la discapacidad centra su discurso en la interacción de la persona con el entorno, la legislación actual parte de la no discriminación y del concepto de accesibilidad universal. En este nuevo escenario el papel del tercer sector sigue siendo fundamental como herramienta de acceso al ocio para las personas con discapacidad y la autodeterminación de las personas con discapacidad es el eje de cualquier intervención. Cátedra Ocio y Discapacidad 18 2. PAPEL DEL TERCER SECTOR EN OCIO Y DISCAPACIDAD Es el tercer sector quien ha estructurado, desarrollado y consolidado los servicios y programas de ocio destinados a los colectivos de personas con discapacidad. A continuación, se presentan los principales datos obtenidos en la investigación (Madariaga, 2004) que hemos desarrollado sobre la realidad de los servicios y programas de ocio de las asociaciones de discapacidad a nivel estatal. En primer lugar aparecen las principales conclusiones referidos a las entidades estatales que aglutinan todo el tejido asociativo de la discapacidad: Aunque para toda ellas el ocio es importante algunas lo consideran un área prioritaria y otras más secundaria. Son referente para el tejido asociativo en la prestación de servicios y programas de ocio. Los principios que guían las intervenciones en el resto de las áreas lo son también para el ámbito del ocio. Son los mejores conocedores de las necesidades de cada colectivo y de sus familias. La mayoría de las entidades tienen estructurado un área específica de ocio, pero no todas tienen desarrollado un servicio de ocio como tal. Apoyan la labor diaria de las asociaciones en materia de ocio. Describen la evolución, consolidación y aumento de los servicios de ocio. Plantean como eje fundamental de la intervención en ocio el uso de los recursos comunitarios. Están desarrollando las estructuras y mecanismos necesarios para consolidar la autogestión de la persona con discapacidad en ocio, y en otras áreas de su vida. A corto plazo ven con interés para los servicios y programas de ocio: profesionalizarlos, consolidar los recursos económicos, y diversificar los programas ofertados (actividades, tiempos, espacios). Consideran fundamental la intervención en ocio sobre todo para posibilitar el acceso y disfrute de la persona con discapacidad a experiencias de ocio cotidianas y a poder tener posibilidad reales de vivir las vacaciones. No hay desarrolladas estructuras o plataformas en las que las entidades coparticipen y colaboren en servicios y programas de ocio. Abanderan la filosofía del diseño para todos y la accesibilidad universal como herramientas para que el entorno comunitario responda a las necesidades en ocio de la persona con discapacidad. Algunas de ellas están redefiniendo su propio papel en un escenario a medio plazo, en el que centran sus actuaciones como agentes mediadores entre la persona con discapacidad y su entorno social y comunitario. A continuación, aparecen los datos mas relevantes referidos a los servicios y programas de ocio de las asociaciones de discapacidad en relación a sus servicios y programas de ocio: La mayoría de las asociaciones tienen estructurado un servicio de ocio con su respectiva oferta de programas. Pero no todas las asociaciones tienen desarrollado un servicio de ocio como tal, hay algunas que tampoco desarrollan programas de intervención en ocio. La mayoría de los servicios de ocio tiene entre 6 y 10 años de antigüedad, lo cual subraya el auge producido en este sector en los pasados años 90. Todas las asociaciones comparten rotundamente los siguientes objetivos en ocio: integración, derecho, desarrollo, disfrute y satisfacción, y servicios de calidad. En el 70% de los casos hay profesionales en el servicio de ocio y un 80% desarrollan sus programas de ocio con voluntarios. Los criterios que marcan el desarrollo de unos programas u otros son las demandas de los usuarios y de sus familias, la disponibilidad de recursos económicos y las condiciones del entorno. La principal fuente de financiación de los servicios de ocio son las ayudas recibidas para desarrollar los programas. El ámbito de ocio en el que se desarrollan más programas es el recreativo, ofreciendo una gran variedad de actividades. Muchos de los programas se desarrollan en el propio equipamiento de la asociación. En la mitad de los programas ofertados el principal destinatario es la persona con una discapacidad concreta (la que atiende la asociación). Cátedra Ocio y Discapacidad 19 En muchos de los programas el usuario paga una cantidad por participar en la actividad de ocio. Mayoritariamente la periodicidad de los programas es semanal, duran todo el año y el horario más cubierto son las tardes laborables y los fines de semana (fundamentalmente el sábado). Para los servicios de ocio las prioridades son el tema del presupuesto y la calidad de los servicios y programas de ocio. De todos los datos analizados se desprende, en términos generales, que la importancia del ocio en el seno de las asociaciones va en aumento, se valora como buena la oferta existente, se cubren la mayoría de los ámbitos del ocio, los principales problemas con los que se encuentran al programar son la falta de dinero, las condiciones de accesibilidad, y la importancia de la calidad de lo ofertado. Por último, los responsables de las asociaciones de y para personas con discapacidad justifican en la mayoría de los casos la existencia de servicios de ocio propios, ya que constituye una respuesta a una realidad que proporciona a las personas con discapacidad espacios y tiempos para vivenciar su ocio, y si no lo hicieran ellas estos colectivos tendrían serias dificultades para acceder a la oferta comunitaria de programas de ocio. 3. CLAVES DEL OCIO INCLUSIVO La inclusión es el principio en el que se adopta la comunidad como garante y responsable de responder a las necesidades de todas las personas. La inclusión contempla como niveles de intervención: física, comunicativo y social. Un entorno inclusivo es aquel que responde a la diferencia como un valor y que diseña pensando en que los usuarios tienen necesidades diferentes La inclusión es una actitud, un sistema de valores y creencias, y no solamente un conjunto de acciones. Este principio asume que la convivencia y el aprendizaje en los grupos con diferencias, en todos, es la mejor forma de beneficiar a todos y que cada uno se desarrolle con los demás. Los valores que conlleva la inclusión son: aceptación, pertenencia y comunidad, relaciones personales y coordinación entre todos los agentes intervinientes. Se entiende por Inclusión, el principio rector que guía las acciones encaminadas a que las personas con discapacidad formen parte real de la sociedad de la que son miembros. Conviene destacar especialmente la idea de la responsabilidad que tiene el entorno de generar acciones y prácticas que fomenten la plena aceptación y participación del colectivo en el mundo que les rodea. Asumir este principio implica diferentes niveles de actuación con objeto de alcanzar el máximo grado de inclusión en el ámbito del ocio. Establecer niveles de inclusión es una manera de operativizar y poder definir la totalidad de los elementos que dotan de contenido a cada nivel. Inclusión física: elementos facilitadores de las infraestructuras y equipamientos de ocio que permiten a toda persona acceder, entrar o salir y utilizar los espacios. Inclusión comunicativa: condiciones facilitadoras en aspectos cualitativos y cuantitativos de la información y la señalización. Hay que contemplar dichas condiciones comunicativas en términos generales, en el acceso, y en los espacios. Todo ello permitirá un pleno acceso a la información que proporciona el entorno. Inclusión social: prácticas que faciliten las interacciones y relaciones interpersonales entre personas diferentes. Este nivel incluye: el análisis de experiencias previas de participación de personas con discapacidad; el fomento de actitudes sociales positivas hacia los colectivos distintos; el desarrollo de una programación incluyente que responda a las necesidades de todos los usuarios; el establecimiento de una política de publicidad y marketing que incluya la diversidad como valor; la cualificación y formación de los profesionales que atienden los servicios y programas; y el análisis de los programas ofertados en general y aquéllos desarrollados de forma específica para personas con discapacidad. La inclusión, en cualquiera de sus ámbitos de aplicación, está ligada a dos tipos de procesos que deben desarrollarse de forma simultánea: El incremento de la participación de todas las personas en la vida de su comunidad. La participación supone que todas las personas han de estar en disposición de tomar parte en Cátedra Ocio y Discapacidad 20 las decisiones que afectan a su propia vida, en lo que se refiere al acceso y disfrute de cualquier tipo de bienes y servicios de ocio El incremento de los esfuerzos por reducir y eliminar todas las formas en las que se gestan los procesos de exclusión. Aquí se adopta como referente el principio de equiparación de oportunidades que se define como “El proceso mediante el cual el sistema general de la sociedad -tal como medio físico y cultural, la vivienda y el transporte, los servicios sociales y sanitarios, las oportunidades de educación y trabajo, la vida cultural y social, incluidas las instalaciones deportivas y de recreo- se hace accesible para todos. El modelo de cambio que propicia la inclusión constituye un proceso de innovación, puesto que pretende la reconstrucción de la sociedad desde un enfoque institucional y transformador. La inclusión es una filosofía asentada sobre la idea de que todas las personas son iguales y deben ser respetadas desde la óptica de los derechos humanos. La inclusión es una política y un proceso que permite que todas las personas participen en todos los servicios y programas. Uno de los principales marcos de actuación de la inclusión es el ámbito de la legislación. 4. EN PROCESO DE CAMBIO Y TRANSFORMACIÓN La sociedad actual se caracteriza por actitudes discriminatorias hacia lo diferente, se vivencia la diversidad como un problema y se construye un concepto negativo a partir de la diferencia. El problema, hoy día se centra en la propia persona, y se desarrollan estructuras y servicios para mejorar las condiciones discriminatorias y se legislan políticas de carácter asimilador. La sociedad inclusiva deberia caracterizarse porque respeta, conoce y asume la diferencia, promueve la igualdad de derechos, permite la participación plena en la vida comunitaria, evita situaciones discriminatorias y define nuevas fórmulas de participación desde la óptica de una sociedad de y para todos. La realidad que nos rodea esta llena de programas específicos con elementos inclusivos: - Implicación desde el ámbito de la discapacidad - Participación real de las personas con discapacidad en programas de asociaciones - Se comparten espacios, infraestructuras y equipamientos de ocio entre personas con y sin discapacidad - Hay una creciente participación en servicios y programas de ocio comunitarios - Cada colectivo conoce y responde a las necesidades existentes Los Programas inclusivos de ocio asumen: - Implicación del ámbito del ocio - Participación real en la oferta de programas comunitarios - Compartir espacios, infraestructuras y equipamientos de ocio entre personas con y sin discapacidad - Adopción de condiciones facilitadoras de inclusión en los servicios y programas de ocio comunitarios - Concepción global de las necesidades y respuesta acorde a cada persona Para alcanzar cotas más altas y deseables en los procesos de inclusión, las asociaciones también tienen mucho que decir, han de asumir con responsabilidad el desafío y gran reto que todo ello implica. Las asociaciones de y para personas con discapacidad han de ser verdaderos agentes promotores del cambio social y asumir y desarrollar el papel de mediadores entre las personas con discapacidad y la sociedad. La presencia de colectivos de personas con discapacidad constituyen un movimiento social que plantea acciones que a su vez y en un plazo más o menos largo generan cambios en el entorno. Las asociaciones de modo directo repercuten sobre los propios colectivos de personas con discapacidad y, además de una manera más indirecta inciden sobre la sociedad en general. La labor asociativa ha de caracterizarse por su eficacia en la persecución y el logro de sus fines y objetivo en favor de todas las personas con discapacidad. Para ello es importante desvincular claramente la acción asociativa por un lado y por el otro la gestión de servicios de ocio que puede ser de carácter puntual o permanente. El trabajo desarrollado por las asociaciones de y para personas con discapacidad en el ámbito del ocio conlleva un doble objetivo ya que son instrumentos de combate, servicio y reivindicación, pero también han de cooperar y estar implicados en las grandes tomas de decisiones. Las asociaciones no han de constituirse como un espacio cerrado en el que sus miembros hacen vida comunitaria al margen de la sociedad a la que pertenecen, hay que evitar Cátedra Ocio y Discapacidad 21 caer en esa dinámica ya que, por encima de todo las asociaciones son parte activa y están integradas dentro de la comunidad. La sociedad, en general, tarda tiempo en asumir e interiorizar los cambios. Por ello ante la relevancia que hoy día tiene el ocio, hay que decir que en la oferta actual de ocio comunitario no cabemos todas la personas. La inclusión de la persona con discapacidad en actividades de la oferta comunitaria es posible. Es necesario reiterar la idea de la obligación que tienen las instituciones a la hora de crear las condiciones necesarias para que todas las personas participen en las actividades de ocio. En ese escenario, la oferta comunitaria se podrá convertir en otra opción más dentro del abanico de posibilidades, y en función de la persona con discapacidad en concreto y de sus necesidades e intereses optará por acudir a un servicio u otro. El objetivo de este artículo era poner de manifiesto la importancia de trabajar desde y por la inclusión en el ámbito del ocio. Reto esencial que deben asumir los profesionales que trabajan en ocio y discapacidad y qué, en términos generales, conduce y supone para el mundo del ocio responder, de forma inclusiva, desde todos sus ámbitos de actuación a todas las personas. Asimismo, implica para el mundo asociativo de la discapacidad la redefinición de su papel en la prestación de servicios de ocio y subraya su rol de intermediador en garantizar el libre ejercicio del derecho al ocio por parte de la persona con discapacidad. Supone que quien debe liderar la inclusión en ocio es la propia comunidad, el entorno y la sociedad. Esta afirmación, a día de hoy, es una meta más que una realidad, nuestro trabajo se encamina en esta dirección para lograr una inclusión en ocio real. Bibliografia Cuenca Cabeza, M.: Pedagogía del ocio: Modelos y Propuestas. Bilbao: Universidad de Deusto, 2004. Cuenca Cabeza, M.: Ocio humanista: dimensiones y manifestaciones actuales del ocio. Colección de Documentos de Estudios de Ocio, núm. 16. Bilbao : Universidad de Deusto, 2000. Dattilo, J., Inclusive leisure services: responding to the right of people with disabilities, State College, Venture, 2002 (2ª ed.). 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Para ello, tendré en cuenta inicialmente aquellos falsos conceptos, actitudes y acciones que se observan en la sociedad para con las personas discapacitadas, y el role que ha jugado la legislación federal en los Estados Unidos a la hora de introducir cambios en los servicios de ocio. Posteriormente, consideraré el valor de las experiencias de ocio para personas con discapacidades y en los minutos restantes las tendencias y los retos a la hora de ofrecer servicios para los/las discapacitados/as. Durante esta presentación haré referencia a varios proyectos de ocio para personas discapacitadas en comunidades de Estados Unidos y concluiré con una transparencia acerca de las experiencias de ocio y las personas discapacitadas. Espero que nos quede tiempo disponible para preguntas. En todos los países hay personas de todas las edades que tienen problemas físicos, emocionales, sociales, de aprendizaje o de conducta. Estos problemas difieren en cuanto al grado en que condicionan las vidas de los afectados y en el grado en que son percibidos por el resto de las personas. Sin embargo, para la mayoría de estas personas discapacitadas los pequeños problemas de apariencia, discurso, vista o locomoción pueden suponer una exclusión sistemática, o quizás una no-inclusión, en la organización y distribución de actividades de ocio. Con o sin intención, las comunidades e incluso los países, han asumido que las personas discapacitadas son o muy difíciles de planificar, responsabilidad de algún otro, o no una de las necesidades prioritarias cuando se comparan al resto de las necesidades de los ciudadanos. Por ello, la persona que va en silla de ruedas ha visto a menudo denegado el acceso a muchos sitios públicos y privados debido a su inaccesibilidad. Un discapacitado intelectual significativo (nuevo término utilizado en los Estados Unidos en referencia a personas retrasadas mentales) ha sido excluido de programas de recreo para niños normales por presunto déficit de comportamiento. A un/a niño/a con deterioro visual no se le permite jugar simples juegos con otros/as niños/as en las mismas condiciones por temor a que se dañe. El paciente psiquiátrico anteriormente referido puede ser introducido innecesariamente en un programa especial, una vez más, debido a una presunción infundada acerca de su incapacidad para manejarse en situaciones normales. Durante las pasadas décadas ha habido una concienciación y reconocimiento por parte de la sociedad de que una persona discapacitada es ante todo, un ser humano esencialmente igual a otros individuos, que sus necesidades e intereses son en esencia similares a otros, y que se puede esperar de él/ella que participe en un abanico de actividades, incluyendo igualmente actividades de ocio como aquellas que contribuyen a la sociedad. La investigación ha reflejado que la participación en actividades de ocio contribuye a la rehabilitación. Un plan de rehabilitación completo y adecuado incluye un funcionamiento acertado del ocio. La investigación también ha destacado que una participación apropiada en actividades de ocio es un factor importante para el éxito de los ajustes comunitarios. Además, la participación en actividades de ocio se asocia al desarrollo de habilidades paralelas (p. e. resolución de problemas sociales, emocionales, psicológicos, de comunicación, desarrollo motor y otras habilidades psicosociales) y la reducción de comportamientos de adaptación negativos. En términos generales nadie está en contra de las personas discapacitadas. Los valores de nuestra sociedad, tanto en los Estados Unidos como en España nos inhiben a la hora de expresar abiertamente nuestros sentimientos acerca de las personas con discapacidades. De todas formas, nuestros actos, en relación a la participación en experiencias de ocio, tal y como hemos visto anteriormente, han excluido, o cuando menos, limitado o segregado. En los Estados Unidos, desde finales de 1950 tanto organizaciones gubernamentales como no-gubernamentales han venido expresando preocupación acerca de las políticas de exclusión. Dicho interés desembocó en una ley federal que veía a los individuos con incapacidades como ciudadanos y consumidores con el derecho de acceder dignamente a los mismos beneficios sociales que el resto de los ciudadanos 'normales'. En añadidura, grupos de consumidores abordaron cuestiones fundamentales en materia de valores, actitudes, creencias en relación a las necesidades, derechos y responsabilidades de las personas con Cátedra Ocio y Discapacidad 23 discapacidades. Al mismo tiempo, cada vez más personas con discapacidades pedían la oportunidad de vivir sus vidas de la misma manera que individuos normales. 1970, en los Estados Unidos, se conoce por muchos como "La década de las personas discapacitadas", por otros como "La década de la integración" pues fue durante esta década cuando personas discapacitadas consiguieron grandes avances en materia civil y de derechos humanos. De especial importancia aquí son los tres actas legislativos y sus enmiendas sobre los que me gustaría atraer su atención puesto que han tenido un impacto significativo a la hora de suministrar servicios de salud y humanos incluyendo servicios de ocio para las personas discapacitadas. El primero fue el Acta de Rehabilitación de 1973 (Rehabilitation Act) y su enmienda en 1974, por el que se declaró ilegal para cualquier agencia u organización que recibiese fondos federales la discriminación de personas basada en su discapacidad. Ello fue seguido rápidamente por el Acta de Educación para todos los niños/as discapacitados en 1975 y su enmienda en 1986 (Education for All Handicapped Children Act). Dicho acta y su enmienda se centraron en proporcionar una oportunidad de educación a niños con discapacidades equiparable a la de niños no-discapacitados, desde una edad preescolar hasta los 21 años. Los/as niños/as serían educados/as, en lo máximo posible, junto con compañeros/as sin deficiencias. Este acta también hizo referencia al uso de servicios distintos a los servicios escolares tradicionales que beneficiarían a la persona discapacitada. Por ejemplo, la patología del discurso y auditiva, servicios psicológicos, servicios de asesoramiento, y otros servicios incluyendo los servicios de recreo. La razón de esta ley en relación a la experiencia del ocio fue que los/as niños/as con discapacidades estaban perdiendo oportunidades para aprender, participar y desarrollarse a través de las experiencias de ocio porque eran separados de niños/as sin deficiencias. Este Acta federal junto con otra legislación desembocó en un incremento de la conciencia de necesidad de ayuda de todos los sectores de la cadena humana de servicios, incluyendo el sistema de entrega de los servicios de ocio, para la cooperación en la planificación de un tratamiento coordinado en la provisión de servicios a las personas discapacitadas. Las organizaciones empezaron a reconocer que los enfoques dados anteriormente a la provisión de servicios habían sido discriminatorios y degradantes y que a menudo llevaron a una dependencia, degeneración y aislamiento de personas con discapacidades. Estas dos leyes y otras aceleraron también el movimiento de desinstitucionalización de personas con discapacidades y propugnaron el principio de normalización. En el pasado, como consecuencia de la tradición y del abandono, las necesidades de la mayoría de las personas con discapacidades se cubrían a través de una política sistemática de institucionalización y segregación. Como resultado, uno se puede imaginar, muchas personas con discapacidades eran excluidas del discurrir normal de la vida comunitaria aislándolas en amplias instituciones tanto públicas como privadas. La desinstitucionalización es el procedimiento que pretende que las instituciones alberguen el menor número de discapacitados posible y en consecuencia que el mayor número de ellos sea integrado en el entorno comunitario. La posición filosófica de base en este proceso es el principio de normalización. Este principio mantiene que la personas con discapacidades deberían ser asignadas a comunidades donde los residentes fuesen personas nodiscapacitadas. Ello redundaría en una rutina normal de vida por la cual la escolarización tendría lugar en un sitio, la residencia en otro, el esparcimiento en otros; todas estas actividades mas otras tantas no tendrían así lugar en un sólo lugar o bajo un mismo techo. La aceptación del principio de normalización significa la inclusión de personas con discapacidades dentro de todos los aspectos de la sociedad. Sí, ha habido críticas a este principio. De acuerdo con estas críticas, por qué permitir a las personas discapacitadas que fracasen integrándolas en un entorno en el cual no serán capaces de participar completamente en las experiencias de ocio. Sin embargo, no todas las experiencias de la vida son satisfactorias para la gente normal, pero el privilegio de tener éxito o de fracasar es parte del proceso de aprendizaje que durante mucho tiempo se ha negado a personas con discapacidades. De hecho, durante dicho proceso, cada vez más individuos pedían la oportunidad de vivir sus vidas aún sabiendo que sus acciones podían desembocar en fracasos. Vivir en una casa normal, trabajar en un entorno normal, jugar y recrearse en situaciones normales y responsabilizarse de tantas tomas de decisión como les fuese posible se percibieron como algo vital para la madurez y el desarrollo completos. Al mismo tiempo, la responsabilidad para aceptar reveses, decepciones, frustraciones e incluso peligros se vieron como el precio de bienvenida para una participación en la comunidad. Cátedra Ocio y Discapacidad 24 A pesar de que en pasadas décadas se han aprobado gran cantidad de leyes acerca del tratamiento de la persona discapacitada como individuo normal, hasta el punto en que la discriminación ha sido ilegal, no ha sido hasta 1990 con el Acta de los Americanos con Discapacidades (Americans With Disabilities Act) que a las personas con discapacidades se les permitió participar completamente en la sociedad. Esta legislación federal reconoció el derecho de todas las personas discapacitadas a una oportunidad y calidad de vida iguales al del resto y mantuvo que la discriminación de las personas con discapacidades en relación a la casa, el trabajo, transporte público y servicios de comunicación debería terminar. El propósito de este Acta es triple: 1- Eliminar la discriminación de personas con discapacidades, 2- Establecer un propósito nacional adecuado en relación a personas con discapacidades, 3- Hacer posible un desarrollo independiente de tales personas a través de un acceso a todos los áreas de la vida americana. Aunque algunos títulos y secciones de la ley están actualmente en proceso, todo estará concluido para finales de enero de 1995. Las implicaciones de esta legislación han pavimentado el camino a personas con discapacidades para vivir, aprender, y tomar parte en actividades de recreo con compañeros/as no-discapacitados. Por ejemplo, ya no se puede excluir a una persona con discapacidades de ningún programa de recreo o en otras palabras enviarla a un 'programa de recreo especial'. Otro ejemplo sería que todos los campos de juegos deben ser accesibles a personas con discapacidades. Y, todavía otro ejemplo más es que un campamento de verano no puede negarse a aceptar a un niño con un problema de autismo moderado por posible molestia para otros campistas. Volviendo nuestra atención ahora al valor del ocio y del recreo, diremos que el valor de las experiencias de ocio es tan decisivo para el bienestar de las personas discapacitadas como para individuos normales, hecho que está ampliamente recogido en la prensa popular, la literatura profesional y la investigación. Incluso, que experiencias de ocio y actividades de recreo son aspectos importantes en nuestra sociedad. El ocio y el recreo son por una parte una expresión o una presentación de las necesidades y por otra, deseos del hombre y una manera de satisfacerlos. No es una lista de actividades sino que, hay muchas cosas que dependen de la experiencia del individuo y de sus intereses. El fallecido, Dr. Howard Rusk, padre de la medicina física y la rehabilitación en los Estados Unidos, a menudo sostuvo que el uso creativo y digno del ocio es un ingrediente esencial y necesario en todo comportamiento humano. Otros autores y amigos del movimiento de parques y recreo han señalado también que la experiencia recreativa es esencial para el bienestar psicólogo y espiritual del hombre; simplemente tan esencial como la comida, el sueño, el trabajo y la protección de los peligros del medio ambiente. Por ello, habría que decir que la experiencia de ocio y recreo es una experiencia completa que implica a la totalidad del ser. Los individuos son seres complejos; las experiencias de recreo tienen muchas facetas. Aunque debieran ser estudiados varios aspectos de cada una para determinar la relación y el efecto de una sobre otras, dicho análisis debiera de hacerse siempre dentro del contexto de la totalidad del ser y de la experiencia. Durante los siguientes minutos, me gustaría referirme en mayor detalle a los mayores beneficios o valores terapéuticos que pueden resultar de la participación en experiencias de ocio y recreo. Aún más, me concentraré en cinco áreas: implicación social, potenciales físicos, vías de aprendizaje, oportunidades de autorrealización y posibilidades de integración. Hay mucha literatura que hace notar el valor del ocio y las experiencias recreativas en el desarrollo y mejora de las aptitudes sociales, socialización, desarrollo de la amistad e interacciones interpersonales. Las experiencias de ocio y actividades recreativas ofrecen algunos de los medios más efectivos para que los individuos adquieran y desarrollen estas aptitudes. El desarrollo de aptitudes sociales se facilita a través de juegos de grupo. Personas que fracasan en el desarrollo de aptitudes para participar en el juego a menudo experimentan problemas a la hora de hacer que sus relaciones evolucionen. El desarrollo de un comportamiento lúdico de cooperación y participación en actividades recreativas a menudo lleva a hacer nuevas amistades, llevarse bien con otros, aprender a compartir, competir, cooperar, esperar tu turno, y ajustarse socialmente más satisfactoriamente. Mientras que esta faceta reconocida e importante para el total crecimiento y desarrollo se da a menudo por sabida, muchas personas discapacitadas nunca pertenecen a un grupo durante su crecimiento. Tengo conocimiento de un programa llamado Ski For Light en Minneapolis, Minnesota. Su objetivo es la integración social de participantes discapacitados visuales con participantes que Cátedra Ocio y Discapacidad 25 ven bien gracias a un programa de esquí a través de todo el país, para así incrementar la amistad, confianza y entendimiento. Este es un programa que tiene lugar durante los meses de invierno. Ya que muchas de las personas con discapacidades no han tenido la oportunidad de aprender principios de comportamiento aceptados socialmente, tienden a centrarse en sí mismas y a utilizar su discapacidad para llamar la atención. El recreo proporciona oportunidades ilimitadas para enseñar buenas maneras, desarrollo personal, y una conducta apropiada en público. En consecuencia, ello no solamente ayuda a la aceptación de sí mismos/as y su ajuste social, sino que contribuye a que la gente en general les entienda mejor. Que ello es así, se muestra por los resultados de un grupo de jóvenes adultos con grandes deficiencias físicas quienes no tenían experiencia social previa. Participando en un programa de desarrollo de habilidades sociales en el Recreation Center for the Handicapped (Centro de Recreo para Personas Discapacitadas) en San Francisco hace algunos años, los miembros del grupo ganaron suficiente confianza en sí mismos y suficiente madurez social para aparecer en grupo ante participantes de una de nuestras conferencias nacionales de recreo para discutir los problemas sociales del discapacitado. Su participación creó un mejor entendimiento entre las personas discapacitadas y las no-discapacitadas. Discutiendo entre ellos y de sus problemas también les permitió un mejor entendimiento de sus responsabilidades como ciudadanos. A través de un entrenamiento de las habilidades sociales y consejo y guía en la selección de experiencias de ocio y actividades de recreo, la persona discapacitada a pesar de su discapacidad puede tener experiencias sociales satisfactorias que, de hecho, enriquezcan sus vidas. La actividad física es ampliamente reconocida como una función fundamental de la vida. Hay muchas maneras en las cuales una persona discapacitada puede participar y obtener satisfacción de formas de ocio y actividades recreativas que impliquen una actividad física. A pesar de que los juegos y deportes deben ser adaptados en muchas situaciones para sobrellevar las limitaciones, las personas discapacitadas pueden obtener gran placer practicándolos en una silla de ruedas, en muletas, a través del uso de cuerdas de guías o raíles, o incluso, desde sus camas. Ya que parte de la satisfacción de una actividad física se deriva de la camaradería que la acompaña y de las oportunidades de éxito que proporciona, la participación en tales actividades adaptadas tiene valores adicionales al de permitir una descarga satisfactoria de energía. Ello se da ciertamente en personas que han estado seriamente discapacitadas desde su nacimiento y que no pueden conseguir un participación física total. Bailar y los movimientos del baile, por ejemplo, pueden ser realizados satisfactoriamente gracias al uso de los brazos, la cabeza y hombros mientras se está sentado en una silla de ruedas o tumbado en la cama. Nadar es una excelente actividad física para incluso los individuos mas severamente discapacitados. En el agua, la persona es libre de la silla de ruedas y posiblemente de todo aparato. Ser capaz de hacer algo aporta confianza renovada. La persona puede ahora unirse a la familia y amigos en una actividad de recreo favorita. Uno/a debe recordar que algunas personas discapacitadas no están más interesadas en actividades agotadoras que lo que puedan estarlo personas no-discapacitadas, pero para aquellas que deseen participar, se pueden adaptar muchas actividades para proveer de un placer completo y la oportunidad de liberar energías físicas. Ciertamente, todos nosotros/as somos conscientes de los beneficios del ejercicio. El ejercicio contribuye al crecimiento y al desarrollo, al fortalecimiento muscular, la puesta a punto cardiovascular, la flexibilidad y el equilibrio. Las actividades físicas se utilizan también para impedir contracciones musculares, contrarrestar la obesidad y prevenir la osteoporosis. Las actividades físicas de recreo a menudo proporcionan una fuente de motivación que no permite la calistenia rutinaria. Dichas actividades se ofrecen como un suplemento de valor a la terapia física. A los pacientes no se les ha hecho tomar parte en actividades físicas sólo en base a que una actividad divertida o funcional motiva al ejercicio, sino también para crear un medio por el cual ellos puedan experimentar los resultados de sus esfuerzos. Hay también una amplia evidencia científica de que las actividades físicas de recreo son una modalidad vital tanto para la medicina preventiva como para el tratamiento. Numerosos estudios están empezando a demostrar que actividades de recreo seleccionadas con cuidado, que se ajusten a los problemas de cada individuo, están reduciendo la toma de medicación y la duración de la estancia en el hospital. No lo sé con certeza pero sospecho que España está comprometida en las Olimpiadas Especiales (Special Olympics) que pretenden promover la actividad física. Este programa se ha extendido por todo el mundo y sirve como incentivo especial a la participación. Cátedra Ocio y Discapacidad 26 Otra manera de promover la actividad física es el desarrollo de un campo de juegos natural. Me acuerdo de tal campo de juegos en una escuela residencial especial en el estado de Illinois. Se construyó a base de varios objetos naturales, árboles, piedras, arena y hierba. El campo de juego estaba principalmente diseñado para incentivar a niños y adultos retrasados mentales a desarrollar la coordinación y las habilidades físicas a través del estímulo de la diversión. Las guías de raíl penetraban en el pavimento y se disponían a ambos lados a diferentes alturas con el objetivo de desarrollar la coordinación. Los árboles se utilizaban a lo largo de todo el campo para el desarrollo de habilidades físicas y sensaciones táctiles. Uno/a podría seguir y seguir comentando acerca del valor de las actividades físicas recreativas, pero creo que ustedes ya me han entendido. Tienen mucho valor. Las actividades de ocio y recreo son caminos para el aprendizaje. El aprendizaje, tal y como nosotros lo entendemos, es parte de la experiencia humana desde el nacimiento hasta la muerte. De hecho, visto desde una perspectiva más amplia, la vida entera es un aprendizaje. El aprendizaje, de alguna manera, o en cierto grado, está presente en todas las experiencias de la vida. Aquellas que son recreativas por naturaleza ofrecen algunos de los potenciales de aprendizaje más altos. La motivación personal que le arrastra a uno/a al esparcimiento, y el crecimiento de la conciencia y sensibilidad que acompañan a experiencias placenteras se citan como los factores de mayor peso en las actividades de recreo como medio de aprendizaje. La experiencia recreativa contiene el incentivo y el medio para el proceso de aprendizaje. De entre los incentivos que llevan a uno/a a buscar el recreo, destaca el impulso de conocer -la curiosidad- y el deseo de explorar lo desconocido, buscar nuevas experiencias. Dentro de la ilimitada gama de experiencias que ello conlleva, el recreo ofrece muchas posibilidades para aprender varios tipos de actividades participativas. Para personas atrasadas mentales, el uso de juegos serviría para la enseñanza de varias destrezas tales como la lectura, el reconocimiento de señales de tráfico, decir la hora (mirándola) en un reloj y reconocer las relaciones de forma y color a través de resoluciones de puzles. Cantar y participar en otras actividades musicales puede ayudar a la memorización y a la coordinación. La actuación en obras dramáticas pueden reforzar los hábitos de cuidado personal o ayudar en el desarrollo de habilidades de discurso. La mayor parte de lo que se ha dicho acerca del potencial de aprendizaje a través de las experiencias recreativas para personas atrasadas mentales se puede aplicar en relación a otras condiciones de discapacidad. Por ejemplo, está claro que ciertos tipos de juegos, materiales de juegos, y equipos de juegos pueden ser utilizados satisfactoriamente como ayuda para conseguir metas de desarrollo cognitivo con niños que experimentan dificultades en el aprendizaje. En el otro extremo del espectro de la edad, 65 años o más, está claro que la participación en programas de recreación globales mejora el funcionamiento cognitivo general y mejora la memoria. En resumen, existen muchos caminos para aprender a través de las actividades de ocio y recreo. La autorrealización comienza con el 'ser', con el reconocimiento de uno mismo como individuo, como una entidad. La conciencia de la individualidad propia comienza normalmente temprano, cuando el/la niño/a descubre su cuerpo y sus funciones. El efecto de la imagen del cuerpo en el concepto de sí mismo/a continúa siendo importante tal y como lo expuso el desaparecido y prestigioso psiquiatra Karl Menninger. "A medida que el/la niño/a crece, su estima personal y bienestar están estrechamente relacionado con las habilidades y destrezas de su propio cuerpo en juego con sus coetáneos". El/la niño/a, al igual que el adulto, cuyo cuerpo o función corporal es distinto al normal a causa de enfermedad, dolencia, nacimiento o lesión, puede como ya es sabido desarrollar un concepto no real de sí mismo/a, basado en una imagen distorsionada de su cuerpo. Además, la inseguridad de la persona discapacitada acerca de sí mismo/a se refuerza a menudo por las actitudes de aquellos que le rodean y por las normas de la sociedad. Por último, la pérdida de independencia ocasionada por enfermedad, incapacidad y especialmente por hospitalización trae a menudo consigo la pérdida de la identidad como persona. Y, la dependencia es la antítesis de la autorrealización. Sería a lo mejor imprudente sugerir que las experiencias de ocio y las actividades de recreo aportan la única y mejor oportunidad para la autorrealización. Pero de hecho, dichas experiencias y actividades son una condición esencial en el proceso de autorrealización y autodesarrollo. La libertad distendida encontrada en muchas actividades aporta un buen marco referencial para que uno/a se vea como realmente es. Mientras que el/la niño/a retrasado/a mental tiene dificultades en desarrollar un concepto de sí mismo/a aceptable en un entorno que acentúa el desarrollo académico y mental, en el Cátedra Ocio y Discapacidad 27 mundo del ocio, este/a mismo/a niño/a puede obtener conciencia de sí mismo/a a través de actividades de recreo cuidadosamente seleccionadas que él/ella puede experimentar satisfactoriamente. Esto también es válido para los discapacitados visuales independientemente de su limitación visual y de otros condicionantes y limitaciones. Otras partes integrantes de la autorrealización son el sentimiento de logro, expresión personal, experiencia emocional y una sensación de utilidad para los otros, por nombrar algunas. A pesar de limitaciones severas, los individuos incapacitados pueden encontrar en actividades de recreo muchas oportunidades para experimentar un sentimiento de logro. Gran parte del valor de las actividades de recreo en grupo para incapacitados reside en el hecho de que el logro de parte del grupo se comparte por sus miembros, algunos de los cuales podrían no ser capaces de tener éxito individualmente. Debido a limitaciones personales, las oportunidades de expresión personal son también limitadas, por ello las actividades de recreo son un medio para el desarrollo de los potenciales creativos. Las personas gravemente discapacitadas e impedidos visuales son a menudo privados de la oportunidad de explorar, investigar y jugar en actividades creativas e imaginativas. Las actividades que pueden proporcionar estas oportunidades son ilimitadas; pero de especial mención lo son el teatro, la música y el arte. Un estudio reciente señaló que los individuos implicados en actividades artísticas llegan a ser más conscientes de su propia individualidad. Debido a la protección que han recibido durante sus vidas, las personas discapacitadas tienen una necesidad especial para la experiencia emocional. La sensación de descender de la silla de ruedas, la satisfacción obtenida por una persona invidente por participar en una obra de teatro, la oportunidad de socialización con el sexo opuesto, son sólo unos pocos ejemplos de experiencias emocionales que ayudan a la autorrealización. La experiencia ha mostrado que uno de los deseos incumplidos por parte de las personas discapacitadas es la oportunidad de ayudar a los otros. Emplean gran parte de sus vidas recibiendo ayuda pero no tienen la oportunidad de ayudar a los otros. Afortunadamente, en actividades de recreo existen numerosas oportunidades donde las personas discapacitadas pueden ofrecer un servicio a los otros. Mi esposa y yo tenemos un niño con el síndrome de Down. Este último verano, fue guía en un programa especial para personas discapacitadas. Tengo conocimiento de un programa en el que un grupo de retrasadas mentales susceptibles de ser enseñadas visita regularmente una clínica. La fuerza física limitada, o la habilidad motor o el funcionamiento intelectual de las personas discapacitadas no debería desaprovecharse. Cada individuo debería contar con la oportunidad de emplear su esfuerzo en actividades en las que pueda asistir a otros, maximizar su valor y utilizar al máximo su potencial. Antes de volver mi atención hacia posibilidades de integración o lo que más formalmente se conoce por, integración comunitaria, me gustaría llamar su atención sobre el hecho de que mis comentarios acerca del valor de las experiencias de ocio y actividades de recreo son sólo una pequeña parte de volúmenes de información disponibles. Por una parte, no he tocado el tema de las actividades de recreo como parte del proceso de tratamiento del cuidado de la salud. Por otra parte, no me he referido a los beneficios y contribuciones de las actividades de ocio y recreo respecto a la reducción de riesgos cardiovasculares y respiratorios que ejercen; reducción de complicaciones físicas derivadas de las incapacidades; mejora del funcionamiento perceptual motor; reducción de problemas psicosociales de salud tales como la depresión, ansiedad, estrés, adaptación, autocrítica y comportamientos inapropiados; crecimiento y desarrollo progresivos; reducción de la dependencia química y desarrollo personal y de una vida satisfactoria, aunque me referiré a ello brevemente en este punto. La literatura relativa al valor del ocio y del recreo está creciendo y continuará creciendo a medida que se dispongan de más investigaciones. Se puede decir que cuando las actividades satisfacen las necesidades de los individuos, promueven un buen estado físico y acondicionamiento, aportan oportunidades para el desarrollo de relaciones sociales y llevan al desarrollo de nuevas habilidades. La acción del ocio y del recreo actualmente en Estados Unidos en relación a individuos con discapacidades se mueve hacia la comunidad. Con la aceptación e implantación del Acta de los Americanos con Discapacidades (Americans With Disabilities Act), la influencia en la comunidad será incluso mayor. El fundamento para el desarrollo de oportunidades de recreo para personas con discapacidades dentro de un entorno comunitario se ha establecido firmemente tanto sobre una base teórica como práctica. La participación en actividades de recreo en ambientes comunitarios ofrece a la persona discapacitada la oportunidad de desarrollar un concepto personal positivo a través de Cátedra Ocio y Discapacidad 28 experiencias acertadas y relaciones satisfactorias con compañeros/as. Canales para la expresión personal, oportunidades de interacción con el medio ambiente y el establecimiento de una forma de vida personalmente más enriquecedora son otros de los resultados positivos de una participación de ocio integrada en una comunidad por parte de individuos discapacitados. Un estudio reciente de adultos con discapacidades no manifiestas (por ejemplo, alta tensión, postoperatorio, etc.) en un ejercicio acuático, resultó en un incremento de los contactos sociales fuera del programa. Otro estudio ha señalado que tanto la reducción de las complicaciones médicas como el aumento de la supervivencia tienen relación directa con el nivel de actividad y la vida de la comunidad. Una serie de estudios ha señalado que si se proporcionan los recursos comunitarios apropiados, los ciudadanos con incapacidades físicas se implican en las actividades de ocio tanto como las personas no-discapacitadas. La oportunidad de aprender y de socializarse con semejantes no-discapacitados se ha citado frecuentemente como un beneficio para individuos con discapacidades que participan en programas integrados. Un estudio señaló que los programas integrados promovían más un comportamiento social que los programas por separado. Mientras que estos estudios y otros no se detienen a relatar el comportamiento de todas las personas con discapacidades, sí que apoyan la creencia de que actividades integradas demuestran ser más beneficiosas que las segregadas. Estos estudios y otros adicionales también sugieren que muchos individuos con incapacidades prefieren actividades integradas. Una integración satisfactoria requiere que personas clave en relación al sistema de servicio de entrega adopten una filosofía y un sistema de valores que radique en el principio de normalización del que he hablado anteriormente. Es de vital importancia la filosofía que reconoce que las personas con discapacidades tienen su valor como individuos y que poseen el derecho a participar en los mismos programas en que participan ciudadanos nodiscapacitados. Tras los mandatos de la legislación federal, una de las tendencias más extendidas en los Estados Unidos es la variedad de estructuras organizativas en ayuda de la promoción y ampliación de entrega de servicios de ocio y recreo a personas con incapacidades. Permítanme añadir que el uso de tales servicios se extiende a casi todas las provincias de Canadá y en un mayor o menor grado a partes de Inglaterra, los países escandinavos, algunos países europeos y a Australia. Se podría decir que la última cosa que se necesita en una comunidad, bien en Estados Unidos o en España es otro comité de consulta o de acción. Pero, una vez concedida la autoridad propia, responsabilidades y composición, un comité puede ayudar proporcionando las iniciativas adecuadas a los esfuerzos comunitarios que mejor respondan a las necesidades de recreo y ocio de las personas con discapacidades. En la mayoría de los casos estos comités se componen de representantes elegidos o designados de entre asociaciones de apoyo, gobierno, proveedores de servicios de ocio de la comunidad y ciudadanos preocupados. Donde estos comités se desarrollan como resultado de la legislación gubernamental su relación con el gobierno aporta un marco para la comunicación, implantación de un política y respuesta a las necesidades de la comunidad. Donde estos comités se desarrollan como resultado de un grupo de apoyo, estos podrían aportar sus servicios directamente, pero muy a menudo son partidarios de que otras agencias ofrezcan sus servicios y así elevar el nivel de conciencia pública ante la necesidad de servicios públicos y de recreo. Un ejemplo de acción o comité de apoyo es el Proyecto de Recreo al Aire Libre (Open Door Recreation Project) en la comunidad del estado de Virginia que se centra en ofrecer visiones realistas a personas con discapacidades acerca de su participación en opciones integradas de ocio comunitario. Comenzó cuando el Departamento de Servicios Comunitarios local (Community Service Board) recibió una subvención del Departamento de Educación de los Estados Unidos, Administración de Servicios de Rehabilitación. A pesar de que el departamento de servicios de la comunidad era la organización patrocinadora y recibió la ayuda económica, una gran variedad de organizaciones estaban comprometidas en expandir y reestructurar las muchas oportunidades de recreo disponibles para incluir personas con o sin discapacidades. El supuesto básico del proyecto era que los individuos con discapacidades serias podían participar en opciones de recreo comunitario típicas una vez se les hubiese provisto apropiadamente (por ejemplo, autobuses para ocio) y entrenado tomando como base a la comunidad. Este proyecto implicó eventualmente a 75 usuarios (34 hombre y 41 mujeres) con un promedio de 27.6. Cátedra Ocio y Discapacidad 29 Tanto si estas organizaciones, ayuntamientos o comités están patrocinadas por el gobierno o no, la mayoría tienen los siguientes objetivos en mente: 1. Mejorar la coordinación y cooperación entre agencias y organizaciones al servicio de las necesidades de recreo de las personas discapacitadas. 2. Educar al público general acerca de los derechos de las personas discapacitadas como ciudadanos de una comunidad. 3. Aconsejar a todos los niveles de las agencias gubernamentales y privadas acerca de la provisión de servicios de ocio y recreo para la persona discapacitada. 4. Identificar los servicios y recursos existentes en la comunidad, determinar las lagunas en el servicio, designar las prioridades en la creación de programas, y establecer los estándares de programación para las personas discapacitadas. 5. Asistir con habilidad y energía al desarrollo del personal que trabaja con personas discapacitadas. Por último, si el comité es un proveedor de servicio directo, entonces el objetivo inicial se centraría probablemente en proporcionar la oportunidad de tener una experiencia de ocio, en desarrollar habilidades para el ocio y en la integración en la comunidad. Antes de dejar de lado esta vía del comité, debería hacerse notar que se están desarrollando cada vez más comités formados en su mayoría por personas discapacitadas. A veces estos comités son ajenos a la estructura de servicios de ocio y se preocupan por una amplio espectro de temas de educación, hogar, ingresos, y ocio que afectan a la persona discapacitada. En otros casos los comités se preocupan principalmente por necesidades en el servicio del ocio a las personas discapacitadas. Lo que a veces preveo, como resultado del Acta de los Americanos con Discapacidades, es la inclusión de una persona con discapacidades en cada uno de los parques estatales y comunitarios y en los departamentos de recreo. Hoy en día, incluso prescindiendo del Acta de los Americanos con Discapacidades, casi todos los comités, destacamentos y ayuntamientos que tienen algo que ver con la salud o con la puesta a punto tienen una o más personas discapacitadas a su servicio. Otra tendencia a considerar brevemente por su relación con el reto (de la integración), es la iniciación o desarrollo de la provisión de servicios de ocio con base en la comunidad. Actualmente, en los Estados Unidos, el espectro de servicios de programas de ocio y recreo para personas con discapacidades comprende desde la inexistencia de programas, los programas de recreo especiales, por separado, hasta programas de integración, aunque la mayoría se incluye en los programas por separado. Uno debe tener en cuenta que el objetivo final a la hora de proveer servicios de ocio y recreo es hacer posible que la persona con discapacidades disfrute de un estilo de vida de ocio lo más satisfactorio e independiente posible. Incluso, aquella persona a cargo del programa de recreo, o quienquiera que suministre los servicios de ocio o recreo tiene el mismo deber profesional para con una persona discapacitada que para con una persona no-discapacitada. Es de vital importancia que el profesional entienda que su relación con ambos grupos ha de ser la misma. La filosofía detrás de los programas por separado es que la provisión de servicios es más efectiva cuando las personas con discapacidades se agrupan. El problema que presenta este concepto es que la persona que entrega el servicio cree que sabe lo que es mejor para la persona con discapacidades. Aunque esto puede ser cierto en algunos casos, no lo es en todos. Además este concepto refuerza el estereotipo de que las personas con discapacidades no saben lo que es mejor para ellos/as. Además, desde un punto de vista psicológico, se refuerza el estereotipo de que no son iguales. Sería un descuido por mi parte si no hiciese notar que en ocasiones los servicios por separado facilitan el desarrollo de habilidades, son apropiados acorde con las edades y funcionales, y se ofrecen en un entorno de recreo tradicional donde los servicios proporcionados por personas no-discapacitadas resultan ser muy apropiados para personas con discapacidades. Tal y como el coautor de mi libro señala: "los programas de recreo por separado pueden servir como base a experiencias y entornos más integrados." Un ejemplo de programa por separado es el llamado "Direcciones de Ocio" ("Leisure Directions"). Este programa se centra principalmente en retrasados/as mentales. Presenta tres objetivos: 1) proveer programas de educación social y de recreo para personas con retraso mental y así suministrar oportunidades para el desarrollo de habilidades para la integración y la aceptación de la comunidad, 2) suministrar información al público en referencia a las necesidades de las personas retrasadas mentales, y 3) suministrar asistencia a las familias para así facilitar la entrada de miembros retrasados de la familia en programas de recreo Cátedra Ocio y Discapacidad 30 comunitarios. Durante el verano esta organización ofrece un programa de natación, excursiones al campo y deporte para así promover habilidades necesarias en el desarrollo de la autoestima y la socialización. Durante los meses de otoño e invierno se promueve un programa de bolos, baile, entrenamiento y clases de mantenimiento. Un reto actual y en un futuro será hacer frente a los cambios que se están experimentando: desde el aislamiento y la segregación hacia la inclusión y la integración; desde la dependencia a la independencia; y desde la superprotección a la libertad de elección. La mejor manera de evitar los efectos debilitantes de una programación por separado y superprotectora es permitir a las personas con discapacidades que tomen parte en las mismas experiencias, que se encuentren en las mismas situaciones y que obtengan los mismos beneficios por participar que si fuesen miembros de una población "normal". Estaiqiqueza de experiencias concede a los participantes oportunidades para aprender los unos de los otros al tiempo que contribuye al crecimiento social, físico, educativo y cultural de cada individuo. Un programa de integración del que tengo conocimiento es el llamado "Haciendo Amigos" ("Making Friends"). Se centró en desarrollar la amistad a través de experiencias de recreo entre niños con o sin discapacidades desde el jardín de infancia hasta el sexto grado. En este programa los niños participaron en una variedad de actividades de recreo durante la escuela, después de la escuela, en sus casas y en las de los demás y en centros de recreo del vecindario. Este programa consideró factores tales como: el significado de la amistad para los niños, qué inhibe a la amistad, cómo animar una amistad, y cómo facilitar el desarrollo de la amistad en actividades de recreo. Este programa es lo que nosotros llamamos en los Estados Unidos un proyecto de prueba pues demuestra lo que puede ser hecho y como implementar un programa de manera progresiva. Mientras que este proyecto y otros como él suenan bien, no por ello carecen de problemas. Un programa de integración es complejo, de múltiples facetas y retador. El proceso de integración tiende a llevar más tiempo y necesitar más recursos que un proceso previsto con anterioridad, y a menudo es lento y frustrante. Una integración satisfactoria no se puede detectar sin el apoyo y los constantes esfuerzos de muchos individuos y organizaciones. Se requieren altos niveles de compromiso si se quiere que el proceso tenga éxito. La mayor barrera al progreso no es la falta de conocimiento, ni de seguridad en el éxito, sino la resistencia al cambio desde puntos de vista y prácticas previamente establecidos. Las actitudes son extremadamente difíciles de cambiar. Tal y como mi coautor ha señalado: "la integración no tendrá lugar si las personas con discapacidades son 'descargadas' en un entorno de servicios de ocio comunitarios". La realidad de la situación es que el personal de servicios de ocio, agencias de apoyo, padres y el entorno deben trabajar juntos para asegurar que las oportunidades de integración son posibles. Uno no debe olvidar que estas experiencias en ocio y recreo deben tener éxito y ser positivas no sólo para los participantes con discapacidades, sino también para participantes no-incapacitados y para el personal, ya que las experiencias negativas pueden afectar severamente las expectativas, metas y logros personales de todas aquellas personas en relación con el proyecto. Mientras que es importante reconocer que aparecerán problemas de integración, el problema de la no-integración es irresoluble. Obviamente, no todas las personas con discapacidades pueden o quieren participar en programas de integración total. Ante la alternativa, ellos pueden desear la participación con otros individuos incapacitados en programas por separado. Esta alternativa no debería sin embargo ser usada como excusa para proporcionar sólo oportunidades por separado. Sin embargo, los planes de ocio y recreo para servicios integrados deberían ser encaminados hacia una apertura de puertas que haga que los recursos sean disponibles para todas las personas con una discapacidad dentro de una comunidad si ellos/ellas quisieran hacer uso de los mismos. La finalidad del proceso de integración es el individuo discapacitado. Cada individuo tiene habilidades únicas, habilidades de ocio, recursos, situaciones en la vida, aspiraciones, valores e intereses. Cada individuo con una discapacidad es único. El éxito hacia la integración incluye los siguientes pasos: 1. Evaluación. El conocimiento de los usuarios potenciales de servicios integrados incluyendo diferentes tipos de discapacidades, sus necesidades e intereses, es absolutamente necesario. Se debe tener también conocimiento de los recursos disponibles, incluyendo material y equipo empleados, presupuesto y facilidades. 2. Recuperación. Este paso enfatiza el desarrollo de habilidades físicas y sociales con el objetivo central de mejorar las habilidades individuales para funcionar en experiencias de ocio integradas. La confianza en uno mismo es esencial . Cátedra Ocio y Discapacidad 31 3. Educación. Este paso se centra en un cambio de actitudes de todos los implicados en proveer o participar en oportunidades de ocio integradas. Trabajar con todos los componentes humanos de un sistema de ocio requerirá la creación de un entorno de aceptación y entendimiento adecuados. 4. Integración. Este paso implica la creación de una serie de niveles de programación que ayudarán a tratar a individuos con discapacidades dentro de una variedad de técnicas y niveles de habilidad. Dichos niveles son pasos progresivos en un continuo que abarca desde servicios segregados a una participación autosuficiente en oportunidades de ocio integrado. En la línea de base a esta presentación y de acuerdo con uno de mis anteriores asistentes graduados se encuentran cinco principios de servicio al ocio. Son los siguientes: 1. Las personas tienen el derecho a un esparcimiento que sea personalmente satisfactorio. 2. La esencia del ocio es la libertad: libertad de escoger entre una variedad de opciones y experiencias de ocio. 3. Las experiencias de ocio difieren entre los individuos; por ello, se deberían diseñar los programas para abarcar diferentes necesidades, intereses y habilidades. 4. Las personas tienen el derecho a acceder a entornos de ocio de calidad. 5. Las oportunidades de ocio se deberían ofrecer de manera consistente a todos los participantes potenciales sin discriminación de sexo, religión, edad, nivel socioeconómico y habilidad física o mental. 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