Atlántica de Educación DISCURSO Y PEDAGOGÍA PODER, CONTROL Y EDUCACIÓN EN BASIL BERNSTEIN MARIO DÍAZ VILLA Discurso y pedagogía Poder, control y educación en Basil Bernstein Mario Díaz Villa Directores de la colección Atlántica (de Educación): Jordi Planella y Segundo Moyano Título original: Del discurso pedagógico: problemas críticos. Poder, control y discurso pedagógico ISBN Cooperativa Editorial Magisterio: 978-958-20-0615-0 Primera edición en España, de esta coedición: febrero 2019 Primera edición digital: marzo 2019 © Mario Díaz Villa, del texto © Editorial UOC (Oberta UOC Publishing, SL) Rambla del Poblenou, 156, 08018 Barcelona http://www.editorialuoc.com © Cooperativa Editorial Magisterio Diagonal 36 bis nº 20-58 Park Way - La Soledad Bogotá www.magisterio.com.co Realización editorial: Sònia Poch ISBN Editorial UOC: 978-84-9180-467-3 Ninguna parte de esta publicación, incluyendo el diseño general y el de la cubierta, puede ser copiada, reproducida, almacenada o transmitida de ningún modo ni a través de ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, de fotocopia o por otros métodos sin la previa autorización por escrito de los titulares del copyright. A la memoria de BASIL BERNSTEIN 5 Mario Díaz Villa TABLA DE CONTENIDO Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9 CAPÍTULO I La sociología de Basil Bernstein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Notas preliminares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 La tesis central de Bernstein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Lo sociolingüístico: el lenguaje público y el lenguaje formal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 La noción del código. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Sobre el discurso pedagógico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 El dispositivo pedagógico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 CAPÍTULO II Hacia una teoría del discurso pedagógico . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 Sobre el discurso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 Desarrollo del modelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 El campo de reproducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 El discurso pedagógico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Las relaciones entre el discurso pedagógico y los contextos de reproducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91 CAPÍTULO III Hacia un análisis del discurso pedagógico, o elementos para la comprensión de la pedagogía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Reglas de recontextualización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 Práctica pedagógica (reglas de realización) . . . . . . . . . . . 104 Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 7 Mario Díaz Villa CAPÍTULO IV Sobre el discurso instruccional, o claves para la comprensión del currículo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Características generales del discurso instruccional . . . . . 110 CAPÍTULO V Basil Bernstein: El estructuralismo entre la sociolingüística y la educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 CAPÍTULO VI Pedagogía, discurso y poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aproximaciones iniciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . En torno al dispositivo pedagógico: de Foucault a Bernstein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155 155 156 162 CAPÍTULO VII 3UiFWLFDSHGDJyJLFDRÀFLDO\WH[WRSHGDJyJLFR /DSUiFWLFDSHGDJyJLFDRÀFLDOJHQHUDOLGDGHV /DHVWUXFWXUDGHODSUiFWLFDSHGDJyJLFDRÀFLDO Criterios para el estudio GHODVSUiFWLFDVSHGDJyJLFDVRÀFLDOHV Sobre el texto pedagógico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193 CAPÍTULO VIII Poder, Sujeto y Discurso Pedagógico en la sociología de Basil Bernstein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203 El programa de Bernstein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204 Poder–Sujeto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205 6XMHWR²VLJQLÀFDGRV Código-sujeto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211 Sujeto y discurso pedagógico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214 Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219 PRÓLOGO La pedagogía parece ser una institución entre las instituciones educativas. De ella se ha hablado como saber y como práctica. Se la ha interrogado a partir de los tradicionales instrumentos de análisis: escuelas, generaciones, movimientos, pedagogos, métodos, autores, REUDVHWF6HKDKHFKRPpULWRGHVXVÀQHVSUiFWLFRV(QÀQSDUHFH haber estado destinada al mantenimiento de principios materiales y ´HVSLULWXDOHVµTXHULJHQODWUDGLFLyQDFDGpPLFDRÀFLDOOHJLWLPDQGR cada vez más su universo simbólico de discursos y prácticas. En los albores de un nuevo milenio, cuando las sociedades han entrado en una nueva era de transformaciones cruciales en lo social, económico y político; cuando el desarrollo sólo se concibe a partir de SHUPDQHQWHVUHRUGHQDPLHQWRVHQWUHORFLHQWtÀFR\ORWHFQROyJLFRORV cuales a su vez inciden en la reorganización de la división del trabajo y en la fragmentación y reagrupamiento permanente de las formas de distribución del capital; cuando el paradigma tecnológico de la información ha derrumbado todos los límites posibles en el tiempo y en el espacio, es importante preguntarse si todo esto no implica una nueva forma de reproducción cultural y, por lo tanto, un rediseño del dispositivo pedagógico de reproducción que recompone las distribuciones del poder, del conocimiento y de las formas de identidad. Este libro es un intento por construir un escenario conceptual apropiado para la comprensión de la complejidad de la pedagogía a partir de nuevas bases teóricas que exploren su sistema, organización o mecanismos internos. El punto de vista que adoptamos proviene de lo que podríamos denominar la sociología de la pedagogía. Dicha sociología, al interrogar por los principios generales subyacentes a la reproducción y transformación del conocimiento, interroga también sobre la forma como se producen y reproducen formas de identidad. Al decir de Basil Bernstein, el lenguaje de la pedagogía nunca ha sido objeto de investigación. La comunicación pedagógica sólo 9 Mario Díaz Villa se ha examinado en sus rasgos externos. Alrededor de ella han campeado ORVPiVYDULDGRVGLVFXUVRVFRQSUHWHQVLRQHVFLHQWtÀFDVGHULYDGDVIXQGDmentalmente de la psicología. La derivación de estos estudios hacia las más variadas metodologías y tecnologías ha ocupado el tiempo de muchos académicos de los más variados campos. Trascendiendo las preocupaciones de los estudiosos de estos temas, es nuestro interés establecer las relaciones cruciales entre pedagogía y control simbólico, entre pedagogía e identidad, entre pedagogía, discurso y poder, así como examinar sus reglas, sus principios subyacentes; el papel de la práctica pedagógica en el descentramiento del sujeto en la postmodernidad y en la deconstrucción de los límites Estos y otros objetos de estudio me han conducido a la consideración de la naturaleza del discurso pedagógico a la OX]GHODREUDGH%DVLO%HUQVWHLQTXLHQLQÁX\yHQPLSHQVDPLHQWRVREUHORV problemas que rodean la práctica pedagógica y en la comprensión teórica de sus relaciones con la cultura y la sociedad. Este libro está orientado al análisis del discurso y la práctica pedagógica desde la contribución de la sociología de la pedagogía, un campo de investigación al cual Bernstein dedicó toda su vida y que, desde su posición, nunca se propuso crear. El eje central del libro es la pedagogía como medio de reproducción de macro y micro-relaciones. En sus diferentes capítulos el lector encontrará temas de discusión sobre el lenguaje, los códigos sociolingüísticos y educativos, el discurso, la práctica y las transmisiones educativas. Estos temas son una guía para la comprensión de la HVWUXFWXUDFLyQGHOFRQWUROVLPEyOLFRHQORVVXMHWRV\SDUDODLGHQWLÀFDFLyQ de las bases sociales que constituyen las diversas modalidades de práctica pedagógica, especialmente en la sociedad moderna, a la que Bernstein se UHÀULyFRPRXQDVRFLHGDGWRWDOPHQWHSHGDJRJL]DGD Diversos eventos nos iluminan sobre los profundos cambios de las formas de pedagogización de las sociedades modernas y postmodernas: • Transformaciones de la organización del conocimiento y, como consecuencia, de sus formas de recontextualización como discursos LQVWUXFFLRQDOHVRÀFLDOHV ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 10 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía • Creciente debilitamiento de la jerarquía pedagógica frente al impacto profundo de las tecnologías virtuales, que han resquebrajado todos los privilegios de la autoridad. • Aparición de un nuevo paradigma textual que ha debilitado el poder del texto lineal y transformado las relaciones entre autor y lector (ahora también autor): el hipertexto. • Desestructuración de los límites de las instituciones educativas, con la transformación de su quehacer en un mercado dependiente de la oferta y la demanda, lo que ha conducido a una gama de modalidades educativas para diferentes públicos (o grupos sociales). • Recontextualización a través de nuevas formas de relación pedagógica del deseo, las expectativas, las aspiraciones, la conducta y las prácticas de los sujetos. • Recontextualización de los conceptos históricos de educación, con nociones como las de educabilidad, enseñabilidad o entrenabilidad, indicadoras de una creciente pedagogización de la vida de los individuos en concordancia con las demandas económicas y tecnológicas del mercado, que producen identidades inestables, contingentes y socialmente vacías. Comprender, pues, el funcionamiento de la pedagogía o, mejor, del discurso pedagógico es una tarea obligada para intelectuales, académicos y educadores en general, pues ellos, como agentes de control o agentes pedagógicos, son cruciales para la producción, reproducción y transformación de la cultura. 1RSXHGRÀQDOL]DUHVWHSUyORJRVLQH[SUHVDUPLJUDWLWXGDOSURIHVRU %DVLO%HUQVWHLQFX\RWUDEDMRKDVLGRGHJUDQVLJQLÀFDGRSDUDPLYLGDLQtelectual. Este libro lo concibo como un homenaje a la obra y a la persona de alguien que dedicó gran parte de su vida a formar en la investigación y en el pensamiento a una generación que hoy puede considerarse uno de los grupos de investigación más importantes en el mundo en lo referente a la sociología de la transmisión del conocimiento. Santiago de Cali, febrero 2001 11 Mario Díaz Villa DEL DISCURSO PEDAGÓGICO: PROBLEMAS CRÍTICOS PODER, CONTROL Y DISCURSO PEDAGÓGICO 13 Mario Díaz Villa CAPÍTULO I LA SOCIOLOGÍA DE BASIL BERNSTEIN NOTAS PRELIMINARES En cierta forma, la sociología de Bernstein constituye uno de los más importantes esfuerzos teóricos contemporáneos por establecer una relación entre el poder, las relaciones sociales (sus principios de comunicación) y las formas de conciencia, y por profundizar en los principios intrínsecos que constituyen y distinguen las formas especializadas de transmisión en el proceso de reproducción cultural de estas relaciones. La importancia de su obra puede medirse por la controversia que ésta, desde sus inicios y a lo largo de su desarrollo, produjo y sigue produciendo. El debate sobre sus trabajos se ha FRQÀJXUDGRJHQHUDOPHQWHDOUHGHGRUGHORVFyGLJRVVRFLROLQJtVWLFRV GRQGHODDPELJHGDGRSDFLGDG\HQDOJXQRVFDVRVVXSHUÀFLDOLGDG de la crítica ha dejado sin resolver problemas cruciales como, por ejemplo, la relaciones entre código y cultura, código y reproducción social, código y discurso, código y sujeto, y código y constitución de IRUPDVHVSHFtÀFDVGHFRQFLHQFLD\SUiFWLFD El debate en torno a sus tesis sobre los principios constitutivos del discurso y la práctica del campo educativo ha sido relativamente escaso. Este debate, centrado en su producción inicial e intermedia, QR H[SORUD OD FRKHUHQFLD LQWHUQD GH VXV FRQFHSWRV VLJQLÀFDGRV \ principios generativos de la gramática pedagógica, y opone fundaPHQWDOPHQWHODVGHVFULSFLRQHVVXSHUÀFLDOHVGHODLQWHUDFFLyQ\SUiFWLFD pedagógica a la gramática profunda de la teoría. Es, pues, nuestra intención explorar, en esta introducción, los conceptos básicos que 15 Mario Díaz Villa permitirán a los diversos intelectuales del campo académico acercarse a sus puntos de vista, de obligatorio debate, análisis y teorización1. /DWHVLVFHQWUDOTXH%HUQVWHLQGHVDUUROOyGXUDQWHVXYLGDVHUHÀHUH tanto a la naturaleza como a los procesos de transmisión cultural y al papel que juega en éstos el lenguaje en los contextos de producción y reproducción, tales como el trabajo, la familia y la educación. Esta última es una de las formas que toma el proceso de transmisión cultural y constituye, en sí misma, un dispositivo de control, reproducción y cambio de las posiciones GHOVXMHWR\GHODVIRUPDVGHH[SHULHQFLDFRQÀJXUDGRSRUODVPRGDOLGDGHV dominantes de estructuración de lo social. Sin embargo, detrás del estudio de estos problemas existieron otros mayores como, por ejemplo, la búsqueda de un sistema de reglas que diera FXHQWDGHODVUHODFLRQHVHQWUHODVFRQÀJXUDFLRQHVH[WHUQDVGHOSRGHU HQ WpUPLQRV GH OtPLWHV FODVLÀFDFLRQHV GHPDUFDFLRQHV GLVWULEXFLRQHV \ ODV restricciones en la incorporación, por los sujetos, de estos límites, o, dicho en otros términos, que indagara cómo se transforma la experiencia social en experiencia simbólica. En esta forma, Bernstein intentó superar las limitaciones provocadas por el logocentrismo y su apelación a un estructuralismo determinista y mecanicista. En Bernstein, estas relaciones están llamadas –––––––––– 1. La obra de Bernstein se reúne en una serie de volúmenes: Class, Codes and Control, vol. 1: Theoretical Studies Towards a Sociology of Language, que es una colección de 11 artículos desarrollados durante un período de doce años que comenzó en 1958. Aquí, Bernstein intenta mostrar la evolución de su teoría de los códigos sociolingüísticos. Class, Codes and Control, vol. II: Applied Studies Towards a Sociology of Language, publicado en 1973, es una colección de los resultados de los proyectos de investigación empírica realizados por los miembros de la Unidad de Investigación Sociológica (SRU) entre 1966 y 1971. Class, Codes and Control, vol. III: Towards a Theory of Educational Transmissions, publicado inicialmente en 1975 y revisado en 1977, es XQDVHULHGHRFKRHQVD\RVTXHPXHVWUDQHOGHVDUUROORGHORVFRQFHSWRVTXHLQWHQWDQHVSHFLÀFDU los principios intrínsecos al código educativo y sus relaciones con el poder y el control. Clases, códigos y control, vol. IV: La estructura del discurso pedagógico. (Madrid: Morata, 1993) introduce temas relevantes relacionados con el discurso, la práctica pedagógica y, fundamentalmente, con el dispositivo pedagógico. Su punto introductorio es el artículo “Códigos, modalidades y el proceso de reproducción cultural: un modelo”. Pedagogía, control simbólico e identidad: Teoría, investigación y crítica (Madrid: Morata, 1998): en este volumen Bernstein muestra los alcances investigativos de su tesis y afronta directamente las críticas. Existen otras publicaciones editadas por quienes fueron sus estudiantes de doctorado. Ejemplos son: Poder, educación y conciencia, libro editado en Santiago de Chile por Christian Cox en 1985; La construcción social del discurso pedagógico, editado por Mario Díaz en Colombia en 1993, y Hacia una sociología del discurso pedagógico, editado en Colombia por Mario Díaz y Nelson López en el año 2000. Así mismo es posible encontrar traducciones de su obra a diferentes lenguas. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 16 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía DVHUPRGLÀFDGDVHQUD]yQGHVXGHIHQVDGHODGLDOpFWLFDH[LVWHQWHHQWUH el cuerpo y lo social, entre lo interno y lo externo, entre la posición y la disposición, entre el poder y el control, entre la gramática del poder y sus UHODFLRQHVHQRULHQWDFLRQHVGLIHUHQWHVDORVVLJQLÀFDGRV Construir la lógica de estas relaciones, en Bernstein, es esclarecer el VLJQLÀFDGRGHODGLDOpFWLFDHQWUHGLIHUHQFLDFLyQGLVWULEXFLyQ\HVWUDWLÀFDFLyQ ³FRPRUHDOL]DFLRQHVGHOSRGHU³\ODVFDGHQDVVLJQLÀFDQWHVTXHVHWHMHQ en el sujeto desde esas posiciones (formas de experiencia y práctica). En este sentido, el trabajo de Bernstein no fue simplemente una teoría acerca GHORVFyGLJRVVRFLROLQJtVWLFRVRGHORVFyGLJRVHGXFDWLYRV/DUHÀJXUDFLyQ permanente de su pensamiento hizo posible establecer una continuidad entre sus tesis iniciales y su trabajo más reciente sobre el dispositivo pedagógico, el cual, sin duda, proporciona nuevas posibilidades explicativas acerca del sujeto, del discurso, del poder, en los procesos de producción, reproducción y transformación de la cultura. LA TESIS CENTRAL DE BERNSTEIN Esta tesis está compuesta de dos formulaciones fundamentales2: 1. Cómo los factores de clase regulan la estructura de la comunicación en la familia y, por lo tanto, la orientación del código sociolingüístico inicial de los niños. 2. Cómo los factores de clase regulan la institucionalización de los códigos elaborados en la educación, así como las formas de su transmisión y las formas de su manifestación (1977: 22). –––––––––– 2. Los desarrollos teóricos iniciales de Bernstein sobre los códigos sociolingüísticos proporcionan las bases para la profundización de sus formulaciones sobre los códigos educativos. El punto de unión de estas dos formulaciones o vertientes investigativas que constituyen la tesis general de su obra fue dado en el “Postcript” a la segunda edición del volumen 1. Sin embargo, los conceptos claves referidos a la educación y a la transmisión del conocimiento educativo fueron planteados previamente en “A critique of the concept of compensatory education” (1969), “Social class, ODQJXDJH DQG VRFLDOL]DWLRQµ \ ´&ODVVLÀFDWLRQ DQG IUDPLQJ RI HGXFDWLRQDO NQRZOHGJHµ (1971). 17 Mario Díaz Villa Esta tesis es importante, no sólo por el interés y la controversia que ocasionó sino también por la insistencia y consistencia con la cual el autor intentó resolver una de sus preocupaciones decisivas: “cómo los códigos (sociolingüísticos o educativos) se generan, reproducen y cambian como resultado de los rasgos macroinstitucionales de la sociedad y cómo se geQHUDQUHSURGXFHQLQWHUQDOL]DQ\FDPELDQHQORVQLYHOHVPiVHVSHFtÀFRV de interacción pedagógica tanto en la familia como en la escuela”. Esto explica las continuas transformaciones, variaciones y adiciones que realizó a su trabajo sobre el mismo tema, y el carácter a veces contradictorio de éste3. Las dos formulaciones de su tesis están complejamente interrelacionadas y, en consecuencia, ésta debe estudiarse como una totalidad que puede distinguirse en diferentes niveles (macro/micro) susceptibles de exploración hasta el momento. Así, por ejemplo, tanto los códigos elaborados como los códigos restringidos implican reglas de reconocimiento TXHSUHVXSRQHQDVXYH]SULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQ(VWRV conceptos, que serán explicados más adelante, implican relaciones de poder y principios de control, y responden a la relación de interdependencia entre macroestructuras y microprácticas de interacción y comunicación. De igual manera su formulación sobre el discurso pedagógico no fue ajena a la FRQVWUXFFLyQGHUHODFLRQHVHQWUHORVSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQQLDODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVRDODVUHODFLRQHVGHSRGHU implícitas en las prácticas pedagógicas4. (OFUHFLPLHQWRGHOWUDEDMRGH%HUQVWHLQHOUHÀQDPLHQWRFRQWLQXRGH sus conceptos, la necesidad de operar analíticamente en diferentes niveles OyJLFRVVHKDFHQPDQLÀHVWRVHQORVVLJXLHQWHVUDVJRVTXHH[SOLFDQHOFDPELR y crecimiento de su posición teórica: –––––––––– 3. Como plantea Davies (1976), el carácter metafórico de los conceptos de Bernstein le hizo ganar la reputación de ser un autor difícil, cuyas ideas son difíciles de ubicar y han sido mal leídas y mal interpretadas. 4. Bernstein planteó en muchas ocasiones que su trabajo debe verse interrelacionado: “El trabajo sobre los códigos lingüísticos está vital e indiscutiblemente interrelacionado con el trabajo de los denominados códigos del conocimiento educativo” (1974:241). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 18 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía a. La transformación de los códigos sociolingüísticos en códigos educativos y la continua profundización sobre sus interrelaciones. b. El paso de un tratamiento descriptivo de la familia y la escuela a un tratamiento analítico de los medios, contextos y prácticas de producción, reproducción y transformación de la cultura. c. El análisis del papel de la escuela (en sus diferentes niveles) y de otras agencias en la producción/reproducción de identidades pedagógicas. d. La preocupación creciente por determinar la gramática del poder intrínseca al dispositivo pedagógico, el cual se considera como la condición para la producción, reproducción y transformación de la cultura5. LO SOCIOLINGÜÍSTICO: EL LENGUAJE PÚBLICO Y EL LENGUAJE FORMAL La teoría de Bernstein sobre los códigos sociolingüísticos articula diferentes fases en el proceso de transformación del concepto. En un principio (1958, 1959), el intento por explicar la falta de conocimiento de “las relaciones entre clase social y logros académicos... entre modos de expresión cognitiva y ciertas clases sociales” condujo a Bernstein a establecer dos formas de lenguaje: un lenguaje público, propio de la clase obrera, y un lenguaje formal, propio de la clase media6. Cada uno de estos dos lenguajes fue descrito como un conjunto de características aisladas. Así, mientras el lenguaje público se caracteriza por frases cortas, gramaticalmente simples y a menudo incompletas; por una construcción sintáctica pobre, simple y repetitiva; por el uso simple y repetitivo de conjunciones; por el uso rígido y limitado de adverbios y adjetivos; por el uso infrecuente de pronombres impersonales, el lenguaje formal se caracteriza por un orden gramatical y –––––––––– 5. Véase “Códigos, modalidades y el proceso de reproducción cultural: un modelo”. 6. Clase media en el sentido británico. Véase nota Nº 84 en la “Introducción” a Power and Ideology in Education, HGLWDGRSRU-HURPH.DUDEHO\$++DOVH\1HZ<RUN2[IRUG8QLYHUVLW\3UHVV 1977. 19 Mario Díaz Villa sintáctico seguro, que regula lo que se dice; por el uso frecuente de preposiciones que indican relaciones lógicas, así como de preposiciones que indican contigüidad espacial y temporal; por el uso frecuente de pronombres impersonales; por una discriminación selectiva de adverbios y adjetivos; por el simbolismo expresivo, etc. El lenguaje público enfatizaba su dependencia GH VLJQLÀFDGRV LPSOtFLWRV PLHQWUDV TXH HO OHQJXDMH IRUPDO HQIDWL]DED VX UHODFLyQFRQVLJQLÀFDGRVH[SOtFLWRVLQGHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WR7. LA NOCIÓN DE CÓDIGO Hacia 1962, Bernstein abandonó las nociones de lenguaje público y lenguaje formal y las substituyó por las nociones de códigos elaborados y restringidos8. $TXtORVFyGLJRVIXHURQGHÀQLGRVHQWpUPLQRVOLQJtVWLFRV y en términos psicológicos. En el nivel lingüístico, los códigos se referían a “la probabilidad de predicción de los elementos sintácticos para organizar ORVVLJQLÀFDGRVµ$VtORVHOHPHQWRVHVWUXFWXUDOHVVRQPiVSUHGHFLEOHVHQ el caso del código restringido que en el caso del código elaborado. Para Bernstein, este paso fue importante en el desarrollo de una teoría sociológica del aprendizaje que indagara el qué y el cómo del aprendizaje social y las restricciones subsiguientes sobre éste y sobre la conducta. La reformulación del lenguaje público y lenguaje formal 9 en los conceptos de códigos elaborados y restringidos pasó de una asociación descriptiva y correlacional entre formas de habla y ciertos atributos dePRJUiÀFRVGHODVIDPLOLDV WDOHVFRPRQLYHOHVGHHGXFDFLyQRIXQ–––––––––– 7. Dos artículos merecen ser mencionados en esta etapa inicial para el estudio de estas dos formas del lenguaje: “Some sociological determinants of perception” (1968) y “A public language: some sociological implications of a linguistic form” (1959). Según Bernbaum, el trabajo teórico de BerQVWHLQHQHVHHQWRQFHVUHÁHMDEDODDFWLWXGVRFLROyJLFDGHOPRPHQWRHOpQIDVLVVREUHHOGHVSHUGLFLR de la potencialidad intelectual de la clase obrera, su inadecuada socialización, que reproducía la HVWUDWLÀFDFLyQVRFLDO\ODE~VTXHGDGHVROXFLRQHVHQWUHORVHGXFDGRUHV %HUQEDXP 8. Estos desarrollos se encuentran en “Linguistic codes, hesitation phenomena and intelligence” y en “Social class, linguistic codes and grammatical elements”. 9. En este sentido, Bernstein considera que “una de las tareas de los sociólogos podrá ser la de buscar los orígenes sociales de formas lingüísticas particulares y examinar su función regulativa. Esta tarea sería un intento por reducir las interrelaciones entre la estructural social, el uso del lenguaje y la conducta individual. Tal teoría debería indicar lo que en el ambiente es susceptible de ser aprendido, las condiciones del aprendizaje y las restricciones sobre el aprendizaje subsiguiente” (1974:76). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 20 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía ciones económicas, a una formulación general de los códigos en términos de clase social, poder, división del trabajo, control social y principios de comunicación. /RV FyGLJRV IXHURQ HQWRQFHV GHÀQLGRV FRPR ORV SULQFLSLRV TXH regulan los procesos de comunicación, y cuyos valores serían funciones de estructuras sociales diferentes. Igualmente, la distinción entre órdenes GH VLJQLÀFDGRV particularistas y universalistas le permitió a Bernstein la combinación de diferentes modelos de comunicación, tanto elaborados FRPRUHVWULQJLGRV$VtHOFyGLJRHODERUDGRVHGHÀQLyFRPRSDUWLFXODULVWD en la medida en que su forma sólo estaba al alcance de algunas personas, \FRPRXQLYHUVDOLVWDHQODPHGLGDHQTXHVXVVLJQLÀFDGRVVLQWHWL]DQPHGLRV \ÀQHVgenerales. (OFyGLJRUHVWULQJLGRVHGHÀQLyFRPRSDUWLFXODULVWDHQOD PHGLGDHQTXHVXVVLJQLÀFDGRVVLQWHWL]DQPHGLRV\ÀQHVORFDOHV\FRPR universalista en relación con su modelo de habla, pues todos tienen acceso a éste (1974:78-80). La distinción particularista/universalista, al sugerir bases semánticas, fue fundamental para desarrollos posteriores del concepto de código (véase: “A critique of the concept of compensatory education”, en CCC, vol. I). /DGHÀQLFLyQGHFyGLJRVGHOKDEODHODERUDGDHQ\HQ´$VRFLRlinguistic approach to socialization” (1965), no sólo establece una relación HQWUHHOFRPSOHMRRUGHQGHVLJQLÀFDGRVGHODHVWUXFWXUDVRFLDO\ODVIRUPDV HVSHFtÀFDVGHOKDEODRFyGLJRVVLQRTXHWDPELpQOLJDORVFyGLJRVDODVFODVHV sociales y a la división social del trabajo. Si, por una parte, los códigos son OD´WUDGXFFLyQOLQJtVWLFDGHORVVLJQLÀFDGRVGHODHVWUXFWXUDVRFLDOµSRUOD otra, las realizaciones elaboradas y restringidas de éstos apuntan hacia la forma como las estructuras de clase —en sociedades industriales avanzaGDV³DFW~DQVREUHODGLVWULEXFLyQGHORVVLJQLÀFDGRVSULYLOHJLDGRV\VREUH los procedimientos interpretativos que los generan. Así, el acceso a los códigos elaborados no depende de factores psicológicos sino del acceso a posiciones sociales especializadas dentro de la estructura social, por medio de las cuales se hace posible un determinado modelo de habla. Normalmente, aunque no de manera inevitable, estas posiciones coinciden con un estrato que busca o posee el acceso a las áreas más importantes de decisión de la estructura social (1974:79). 21 Mario Díaz Villa Esta formulación también apunta hacia el análisis de las consecuencias educativas y sociales del acceso a códigos diferentes, análisis que se materializará más tarde en la formulación de su teoría sobre las transmisiones educativas: El código que el niño trae a la escuela simboliza su identidad social... cuando el niño es sensible al código elaborado su experiencia escolar es una experiencia de desarrollo simbólico y social; para un niño limitado a un código restringido la experiencia escolar es una experiencia de cambio simbólico y social; un cambio en el código envuelve cambios en los medios por los cuales se crean una identidad y una realidad social. (VWH DUJXPHQWR VLJQLÀFD TXH ODV LQVWLWXFLRQHV HGXFDWLYDV HQ una sociedad en continuo desarrollo conllevan sus propias tendencias alienantes (1974:136). Este planteamiento nos lleva más allá de una formulación de los códigos ligados a atributos particulares de una u otra familia y nos sugiere la importancia que Bernstein asigna a la división social del trabajo del control social por una clase mediante el control de la educación. /DGLVWLQFLyQGHORVFyGLJRVSDVyÀQDOPHQWHDUHDOL]DUVHHQWpUPLQRV de la semántica subyacente que regula las realizaciones lingüísticas. La distinción entre código y realizaciones lingüísticas envuelve en este momento la noción de contexto10. En 1969, Bernstein discute, en “A critique of the concept of compensatory education”, la creciente expansión del concepto de educación compensatoria en los años sesenta como una solución a las GHVLJXDOGDGHVHGXFDWLYDVORTXHGHVYLDEDODDWHQFLyQVREUHODVGHÀFLHQFLDV GHODHVFXHODKDFLDODV´GHÀFLHQFLDVµGHQWURGHODFRPXQLGDGODIDPLOLD\ HOQLxR&RQWUDHVWDGHÀQLFLyQ%HUQVWHLQFRQVLGHUDIXQGDPHQWDOHOHVWXGLR de las condiciones y contextos del espacio educativo y de las tensiones que se generan entre éste y otros contextos como consecuencia de la estructura GHVLJQLÀFDGRVTXHODHVFXHODLPSRQH3DUD%HUQVWHLQODHVFXHODRULHQWDD ORVQLxRVKDFLDXQDHVWUXFWXUDGHVLJQLÀFDGRVGLIHUHQWHVTXHQRHVWiQPX–––––––––– 10. Al respecto, Bernstein dice: “La búsqueda empírica de las realizaciones contextuales del código, MXQWRFRQODQHFHVLGDGGHFRQVWUXLUHQVXVGHÀQLFLRQHVEiVLFDVODVHQVLELOLGDGGHORVFRQWH[WRV socializantes críticos a las realizaciones del habla, condujo a una nueva formulación que hizo énIDVLVHQVXGHÀQLFLyQVREUHODHVWUXFWXUDFLyQVRFLDOGHORVVLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHVµ ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 22 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía FKDVYHFHVHQFRUUHVSRQGHQFLDFRQHORUGHQGHVLJQLÀFDGRVTXHLQIRUPDQ la cultura del contexto cultural primario del niño. En este orden de ideas, %HUQVWHLQGLVWLQJXHGRVyUGHQHVGHVLJQLÀFDGRVVLJQLÀFDGRVLQGHSHQGLHQtes del contexto yVLJQLÀFDGRVGHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WR/RVVLJQLÀFDGRV GHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WRVRQLPSOtFLWRVPLHQWUDVORVVLJQLÀFDGRVLQGHSHQdientes del contexto son explícitos. (Q HVWH QXHYR VHQWLGR ORV VLJQLÀFDGRV GLÀHUHQ SDUD %HUQVWHLQ HQ términos de los contextos que evocan sus realizaciones lingüísticas: los sigQLÀFDGRVLQGHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WRVRQXQLYHUVDOLVWDV\ORVVLJQLÀFDGRV dependientes del contexto son particularistas. Igualmente, las realizaciones OLQJtVWLFDVGHORVyUGHQHVGHVLJQLÀFDGRVXQLYHUVDOLVWDVVRQGLIHUHQWHVGHODV UHDOL]DFLRQHV OLQJtVWLFDV GH ORV VLJQLÀFDGRV SDUWLFXODULVWDV &RQ UHIHUHQFLD a la escuela, Bernstein considera que ésta “transmite y desarrolla órdenes GHVLJQLÀFDGRVXQLYHUVDOLVWDV(OWUDEDMRGHODHVFXHODHVKDFHUH[SOtFLWRV\ elaborar, mediante el lenguaje, principios y operaciones en tanto se aplican a los objetos y a las personas” (1974:196). La escuela impone y desarrolla el RUGHQGHVLJQLÀFDGRVXQLYHUVDOLVWDVPHGLDQWHORVFRQWUROHVTXHLPSRQHVREUH la selección, organización, distribución y evaluación del conocimiento. /DRSRVLFLyQHQWUHVLJQLÀFDGRVLQGHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WRXQLYHU VDOLVWDV\H[SOtFLWRV\VLJQLÀFDGRVGHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WRSDUWLFXODULVWDV e implícitos, representó en ese momento, una nueva etapa en el desarrollo GHOFRQFHSWRGHFyGLJR(OFyGLJRVHGHÀQLyHQWRQFHVFRPRORVSULQFLSLRV TXHVXE\DFHQDODRULHQWDFLyQGHORVVLJQLÀFDGRV\DVXUHDOL]DFLyQOLQJtVtica en diferentes contextos11. Así, “los códigos elaborados dan acceso a yUGHQHVGHVLJQLÀFDGRVXQLYHUVDOLVWDVTXHHVWiQPHQRVOLJDGRVDOFRQWH[WR PLHQWUDVTXHORVFyGLJRVUHVWULQJLGRVGDQDFFHVRDyUGHQHVGHVLJQLÀFDGRV particularistas que están directamente ligados a un contexto particular” /RVFyGLJRVDGLIHUHQFLDGHODVYDULDQWHVGHOKDEODVHUHÀHUHQ a las reglas subyacentes de interpretación que regulan la orientación hacia –––––––––– (VWD QXHYD GHÀQLFLyQ HVWDEOHFH XQD GLIHUHQFLD HQWUH FyGLJRV \ UHDOL]DFLRQHV HQWUH FyGLJR \ YDULDQWHVGHOKDEOD´/DVYDULDQWHVGHOKDEODHQODWHRUtDUHSUHVHQWDQODHVWUXFWXUDVXSHUÀFLDO mientras que el código representa la estructura profunda” (1974:15). “Mientras que las variantes GHOKDEODVRQSDWURQHVGHVHOHFFLRQHVTXHVRQHVSHFtÀFDVSDUDXQFRQWH[WRHOFyGLJRVHUHÀHUH a la estructura profunda que controla dichas realizaciones”. El código, pues, presupone reglas VXE\DFHQWHVTXHFRQWURODQODJHQHUDFLyQGHVLJQLÀFDGRVHQFRQWH[WRVGLIHUHQWHV(QHVWHVHQWLGR lo que observamos son los textos, las variantes del habla o formas de habla para expresar los VLJQLÀFDGRVORTXHLQIHULPRVVRQODVUHJODVVXE\DFHQWHVGHOFyGLJRTXHUHJXODQODJHQHUDFLyQGH dichas variantes del habla. Véase “Postcript” al vol. 1. 23 Mario Díaz Villa XQRUGHQGHVLJQLÀFDGRVTXHVXVWDQWLYDQXQDFXOWXUD/DGHÀQLFLyQPiV HVSHFtÀFDGHFyGLJRHQWpUPLQRVGHODVHPiQWLFDVXE\DFHQWHIXHSUHVHQWDGD por Bernstein en “Codes, modalities and the process of cultural reproduction: a model” (1981)12$TXtHOFyGLJRVHGHÀQLyFRPR´un principio regulativo tácitamente adquirido que selecciona e integra: D VLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHV b) la forma de su realización y c) contextos evocadores”. %HUQVWHLQDQDOL]DODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVQRVRODPHQWH desde las ubicaciones/posiciones del sujeto sino también desde el dispositivo subyacente (tácitamente adquirido) que articula las reglas de reconocimiento y las reglas de realización (manifestación). Estas reglas constituyen el IXQGDPHQWRGHODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRV\GHODVSURGXFFLRQHV textuales de los sujetos (formas de realización). Las reglas de reconocimiento pueden entenderse como las marcas de separación por medio de las cuales se establecen las selecciones (similaridades y diferencias) en el interior de un contexto. Las reglas de reconocimiento marcan, igualmente, la especialidad de un contexto. Las reglas de reconocimiento son un resultado del SULQFLSLRGHFODVLÀ cación adquirido en el proceso de internalización del sistema simbólico de XQFRQWH[WRHVSHFLDOL]DGR\VHUHÀHUHQDOqué de la comunicación. Las reglas de realización regulan las formas de comunicación mediante las cuales se KDFHQS~EOLFRVORVVLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHVGHXQFRQWH[WR(QFLHUWDIRUPD las reglas de realización regulan las combinaciones de las producciones textuales en el proceso de comunicación. Equivalen, según Bernstein, al cómo se dice, al cómo se hace. Para Bernstein, el código también controla la especialización y disWULEXFLyQGHORVGLIHUHQWHVyUGHQHVGHVLJQLÀFDGRV\ODHVSHFLDOL]DFLyQ\ distribución de los contextos en los cuales éstos se realizan. Así, si queremos entender la producción, reproducción y transformación de órdenes –––––––––– (VWDGHÀQLFLyQIXHDQWLFLSDGDHQHQHODUWtFXOR´2QWKHUHODWLRQVEHWZHHQHGXFDWLRQDQG production” y en el Prólogo a Code in Context de Diana Adlam, asistente de la SRU. Previamente Bernstein había distinguido, en 1973, el concepto de reglas subyacentes del código. En 1977 GLULJHVXDWHQFLyQKDFLDODVUHJODVGHDFWXDFLyQ$PEDVUHJODVVXE\DFHQDODFRQGXFWDPDQLÀHVWD GHORVHYHQWRVGHODFRPXQLFDFLyQ(QHVWDQXHYDGHÀQLFLyQGHFyGLJR%HUQVWHLQWUDQVIRUPDODV reglas subyacentes y de actuación en reglas de reconocimiento y de realización. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 24 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía GH VLJQLÀFDGRV OHJtWLPRV QHFHVLWDPRV HVWDEOHFHU ODV EDVHV VRFLDOHV GLVtribución del poder y principios de control) que regulan la distribución, demarcación y organización de contextos especializados. Es desde este punto de vista que Bernstein plantea que el código es un regulador de las relaciones entre contextos y, a través de esto, de las relaciones dentro de contextos (1981:5). En éstos, el código regula las reglas especializadas de la comunicación y demarca los límites entre las comunicaciones legítimas y las comunicaciones ilegítimas. &RQHOSURSyVLWRGHFUHDUFyGLJRVHVSHFtÀFRV%HUQVWHLQUHHVFULEHOD GHÀQLFLyQJHQHUDOHQODVLJXLHQWHIRUPD Prácticas de interacción especializadas ———–––—— (contexto) 2ULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRV³³³³²²²²²³ VLJQLÀFDGRV Producciones textuales —————————–—— (realizaciones) LOS SIGNIFICADOS Y LA ORIENTACIÓN HACIA LOS SIGNIFICADOS /RVVLJQLÀFDGRVHQ%HUQVWHLQVHSURGXFHQHQXQDUUHJORGHGLIHUHQ cias sociales, en un arreglo de distribuciones paradigmáticas y de combinaciones sintagmáticas. De esta forma, sólo es posible comprender la SURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRVHQHOXVRVRFLDOGHOOHQJXDMHXVRHQHOFXDOOD FRQVWLWXFLyQGHODFDGHQDGHVLJQLÀFDQWHV RUDOYLVXDOHVFULWDPDWHULDO TXH HVWUXFWXUDHOVLJQLÀFDGRHVWiUHODFLRQDGDFRQ\SURYRFDGDRGHWHUPLQDGD por, las formas que toma la relación social. Desde esta perspectiva, “los FyGLJRV WUDWDQ HVHQFLDOPHQWH GH VLJQLÀFDGRV QR GH OHQJXDMH \ VRQ XQ SULQFLSLRVHPLyWLFRQROLQJtVWLFRµ/DRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRV es correlativa a la idea de que su producción depende de la ubicación y distribución de posiciones (posiciones de los sujetos) en el conjunto de las relaciones sociales. En este sentido, la propuesta de Bernstein es una propuesta estructuralista, en tanto que propone que la orientación hacia ORVVLJQLÀFDGRVHVFRUUHODWLYDDODSRVLFLyQGHOVXMHWRHQXQDHVWUXFWXUDGH relaciones sociales. La RULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVse entiende en términos de relaciones referenciales privilegiadas y privilegiantes. 25 Mario Díaz Villa /RVVLJQLÀFDQWHVVRQSULYLOHJLDQWHVHQHOVHQWLGRGHTXHHODFFHVRD ellos está mediado por el poder de una escala dominante/dominado, y privilegiados en el sentido que sus contextos están jerárquicamente dePDUFDGRV/DVUHODFLRQHVSULYLOHJLDQWHVFRQÀHUHQHOSRGHUGLVFXUVLYRDVXV KDEODQWHVFRQÀHUHQstatus, jerarquía a lo que se dice y a quien lo dice; las relaciones privilegiantes se expresan en las posiciones discursivas dominantes y apuntan tanto a la distribución de los discursos como a la distribución de las posiciones en el discurso. Las relaciones privilegiadas marcan la especialidad de un contexto, HVGHFLUGHÀQHQODHVSHFLDOLGDGGH;R<VLJQLÀFDGRVHQXQFRQWH[WR/RV VLJQLÀFDGRVSULYLOHJLDQWHVVRQXQDIXQFLyQGHODGLVWULEXFLyQGHOSRGHU\ORV privilegiados son una función de los principios de control. La orientación KDFLDORVVLJQLÀFDGRVKHPRVGLFKRHVXQDIXQFLyQGHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ3RGHPRVDKRUDGLVWLQJXLUGRVRULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRV 1. Una orientación elaborada, en la cual existe una relación indirecta HQWUHORVVLJQLÀFDGRV\XQDEDVHPDWHULDOHVSHFtÀFD\ 2. Una orientación restringida, en la cual existe una orientación directa HQWUHORVVLJQLÀFDGRV\XQDEDVHPDWHULDOHVSHFtÀFD /DGHÀQLFLyQGHRULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRV³HODERUDGDV\ restringidas— es el resultado de las transformaciones de los conceptos de VLJQLÀFDGRLPSOtFLWR\VLJQLÀFDGRH[SOtFLWR13HQVLJQLÀFDGRVXQLYHUVDOLVWDV\ particularistas14\PiVWDUGHHQVLJQLÀFDGRVLQGHSHQGLHQWHV\VLJQLÀFDGRV dependientes del contexto15. –––––––––– 13. Formulados en 1958 en “Some sociological determinants of perception”, en Class, Codes and Control, vol. I. 14. Formulados en 1962 en “Linguistic codes, hesitation phenomena and intelligence”, en Class, Codes and Control, vol. I. 15. Formulados en 1969 y en 1971, en “A critique of the concept of compensatory education” y en ´6RFLDOFODVVODQJXDJHDQGVRFLDOL]DWLRQµHQYRO(QHVHQFLDORVVLJQLÀFDGRVLQGHSHQGLHQWHV GHOFRQWH[WRVRQVLJQLÀFDGRVTXHWLHQHQXQDUHODFLyQLQGLUHFWDFRQXQDEDVHPDWHULDOHVSHFtÀFD /RVVLJQLÀFDGRVGHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WRWLHQHQDOFRQWUDULRXQDUHODFLyQGLUHFWDFRQXQDEDVH PDWHULDOHVSHFtÀFD6HJ~Q%HUQVWHLQHOSUREOHPDFRQHOFRQFHSWR´LQGHSHQGLHQWHGHOFRQWH[WRµ consistía en que nada en la lengua es independiente del contexto. En este sentido, la noción “independiente del contexto” no es absoluta sino relativa. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 26 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía (VLPSRUWDQWHDQRWDUTXHHVWDGHÀQLFLyQSUHVHQWDGHPDQHUDPiV H[SOtFLWDODVUHODFLRQHVHQWUHODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVVXubicación, distribución y sus orígenes, y la distribución del poder creada por la división social del trabajo. Para Bernstein, la ubicación y distribución de las RULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRVHVWiQGHWHUPLQDGDVSRUORVSULQFLSLRV de la división social del trabajo del modo de producción. Así, HQWUHPiVVLPSOHVHDODGLYLVLyQGHOWUDEDMRPiVHVSHFtÀFD\ local será la relación entre un agente y su base material y, por ORWDQWRPiVGLUHFWDVHUiODUHODFLyQHQWUHORVVLJQLÀFDGRV\XQD EDVHPDWHULDOHVSHFtÀFD\PiVUHVWULQJLGDODRULHQWDFLyQKDFLD ODFRGLÀFDFLyQ\HQWUHPiVFRPSOHMDVHDODGLYLVLyQVRFLDOGHO WUDEDMRPHQRVHVSHFtÀFDVHUiODUHODFLyQHQWUHXQDJHQWH\VX EDVHPDWHULDO\PiVLQGLUHFWDODUHODFLyQHQWUHORVVLJQLÀFDGRV KDFLDODFRGLÀFDFLyQ (QHVWDIRUPDODVRULHQWDFLRQHVGHODFRGLÀFDFLyQVRQLQKHUHQWHVD las posiciones (ubicación) de los agentes en la división social del trabajo GHSURGXFFLyQ/DVRULHQWDFLRQHVKDFLDODFRGLÀFDFLyQVRQHVSHFtÀFDV\ especializadas para una ubicación (posición) particular. Así, las ubicaciones diferentes en el modo de producción generan prácticas de interacción diferentes que realizan relaciones diferentes con una base material y, de HVWDPDQHUDJHQHUDQGLIHUHQWHVRULHQWDFLRQHVGHODFRGLÀFDFLyQ 6LODVRULHQWDFLRQHVGHODFRGLÀFDFLyQVRQHVSHFLDOL]DGDV\HVWiQUHlacionadas con la ubicación en la división social del trabajo, la condición para que esto ocurra son las relaciones de clase. Las relaciones de clase HVSHFLDOL]DQODVRULHQWDFLRQHVGHODFRGLÀFDFLyQHQODGLYLVLyQVRFLDOGHOWUDbajo del modo de producción. En esta forma, la distribución del poder que surge de las relaciones de clase determina la relación entre las orientaciones GHODFRGLÀFDFLyQ\ODXELFDFLyQHQODGLYLVLyQVRFLDOGHOWUDEDMR 3DUD%HUQVWHLQODVRULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRV RULHQWDFLRQHV GHODFRGLÀFDFLyQ VHXELFDQGLVWULEX\HQOHJLWLPDQ\UHSURGXFHQWDQWR en, como por medio del, modo de producción, aun cuando no tienen sus orígenes en éste. Los orígenes de las orientaciones elaboradas y restringidas, según el autor, se encuentran en las agencias de control simbólico. Si la ubicación y distribución de las orientaciones elaboradas son reguladas por el modo de producción, sus orígenes descansan en los sistemas religiosos y en las cosmologías que éstos crearon (véase 1981:9). 27 Mario Díaz Villa ¿Cómo se regulan las realizaciones de las orientaciones hacia los VLJQLÀFDGRV" /RV SULQFLSLRV TXH UHJXODQ ODV UHDOL]DFLRQHV GH ODV RULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRVVRQLQWUtQVHFRVDODVSUiFWLFDVGHLQWHUDFFLyQ (contextos), las cuales se componen de dos rasgos interrelacionados: la división social del trabajo, y sus relaciones sociales intrínsecas. Bernstein utiliza el concepto de FODVLÀFDFLyQ para referirse al principio que regula la división social del trabajo y el concepto de enmarcación para referirse al SULQFLSLRTXHUHJXODVXVUHODFLRQHVVRFLDOHV&ODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQ como principios subyacentes intrínsecos al código, regulan tanto el macroQLYHOFRPRHOPLFURQLYHOGHORVVLJQLÀFDGRVGHVXVIRUPDVGHUHDOL]DFLyQ y de los contextos evocadores. En el macronivel regularían las prácticas discursivas, las prácticas de transmisión y las prácticas organizativas. En el PLFURQLYHOKHPRVGLFKRUHJXODQODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVODV prácticas de interacción especializadas y las producciones textuales. En resumen, podemos observar, en la formulación sociolingüística, dos aspectos fundamentales. Por una parte, la precisión creciente en el desarrollo de una conceptualización sobre los códigos y el interés de articular el proceso de su generación, reproducción y cambio como consecuencia de las transformaciones en la estructura social (cambios en el macronivel) y, por la otra, la continua articulación entre los códigos sociolingüísticos y los denominados códigos educativos. Las referencias continuas a la educación —y a la familia— como agencias de transmisión, la relación que establece entre la escuela y la transmisión y el desarrollo de órdenes GH VLJQLÀFDGR XQLYHUVDOLVWD FyGLJRV HODERUDGRV \ OD DUWLFXODFLyQ HQWUH éstos y las relaciones de poder creadas fuera de la escuela, le permitieron a Bernstein internarse en el desarrollo de una teoría de las transmisiones educativas y del discurso pedagógico, que bien podríamos asimilar a una sociología de la pedagogía. DE LAS RELACIONES ENTRE CÓDIGO Y SUJETO ¿Es el código, en Bernstein, un principio trascendental a la concienFLD"'HVGHVXSXQWRGHYLVWDHOFyGLJRQDGDWLHQHTXHYHUFRQORVFRQWHnidos de la conciencia, ni se origina en la conciencia. El código no es una FRQVWUXFFLyQSVLFROyJLFD/DGHÀQLFLyQSVLFROyJLFDHVWDEOHFLGDHQ distingue al código en términos de la facilidad o inhibición en el intento de ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 28 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía simbolizar en una forma verbal explícita. Esta perspectiva no fue desarrollada posteriormente. En la teoría de Bernstein, el código genera y regula un sistema de diferencias y similaridades. Lo paradigmático del código estructura o constituye las diferencias, y lo sintagmático constituye las relaciones horizontales entre los sujetos y las realizaciones de las diferencias o similaridades. /RVFyGLJRVFRPRHVWUXFWXUDVHVWUXFWXUDGDV\HVWUXFWXUDQWHVÀMDQORV límites de la experiencia del sujeto y producen posiciones desde las cuales los sujetos actúan en, y realizan, sus prácticas ideológicas. En esta forma, según Bernstein, la ideología se crea a través de dichas posiciones y dentro de ellas. El problema del sujeto se plantea en Bernstein cuando subraya el papel de los códigos y de la ideología. Los códigos proporcionan los prinFLSLRVSDUDODFRQVWLWXFLyQGHOVXMHWRHQHOVLJQLÀFDGR\HQVXVUHODFLRQHV sociales. Los códigos sugieren la noción de sujeto constituido en relaciones TXHRULHQWDQDORVVLJQLÀFDGRV(OVXMHWRHQWUDHQHOXQLYHUVRVLPEyOLFRD través de los códigos. (OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQHVIXQGDPHQWDOHQHVWHSURFHVRHQOD PHGLGDHQTXHHVFRQVWLWXWLYRGHOVLJQLÀFDQWH/DFODVLÀFDFLyQHVODPDUFD de separación del aislamiento por medio del cual se establecen similaridades \GLIHUHQFLDV(QHVWHVHQWLGRSRGUtDPRVGHFLUTXHODFODVLÀFDFLyQVLJQLÀFD \HOVLJQLÀFDQWHFODVLÀFD La identidad del sujeto se logra mediante su inclusión en un conjunto GHFODVLÀFDFLRQHVPHGLDQWHVXVRFLDOL]DFLyQHQODGLIHUHQFLD\HQORVSUR cesos de diferenciación (reconocimiento), mediante reglas de inclusión y de exclusión. En esta perspectiva, la diferenciación, las separaciones, los DLVODPLHQWRVGHYLHQHQUDVJRVVLJQLÀFDQWHVGHOFyGLJRTXHVHFRQYLHUWHQD VXYH]HQUDVJRVVLJQLÀFDQWHVHQHOVXMHWR4XL]iVDTXtSRGUHPRVHQFRQWUDU un primer sentido de las “reglas de reconocimiento”. En otro sentido, la teoría de los códigos de Bernstein se fundamenta en la idea de que la comunicación entre los sujetos está cruzada por la ubicación (o posición) de los sujetos en la estructura social. Siempre se habla desde algún lugar y ese lugar es paradigmáticamente dominante o no dominante. Interpretando a Bernstein podríamos decir que las condiciones de proposicionalidad están dadas por la posicionalidad del sujeto, 29 Mario Díaz Villa posicionalidad que se estructura en función de las relaciones de poder. (VWHDVSHFWRVHHMHPSOLÀFDPiVDPSOLDPHQWHFRQVXWHVLVVREUHHOFDPSR educativo. DE LO SOCIOLINGÜÍSTICO A LO EDUCATIVO Los desarrollos teóricos de Bernstein sobre los códigos educativos se inscriben dentro de un proceso de búsqueda de conceptos que intentan dar cuenta de las relaciones de poder (fundamentadas en las relaciones de clase) inscritas en el acceso a, y en el control y cambio de, los sistemas simbólicos, y, en consecuencia, de los límites de la experiencia. El desarrollo de estos conceptos permitió establecer la gramática proIXQGDTXHUHJXODODGLVWULEXFLyQVRFLDOGHORVVLJQLÀFDGRVHVSHFLDOL]DGRVHQ el contexto escolar y los procesos selectivos de su organización, transmisión y evaluación. Igualmente, y desde otra perspectiva, esta búsqueda de la gramática generativa de las transmisiones educativas —y de la reproducción cultural— contribuyó al fortalecimiento de las posiciones críticas de lo que se denominó la “Nueva Sociología de la Educación”16. El análisis de los principios de transmisión y de su incorporación en las estructuras de las relaciones sociales sufrió en Bernstein, desde 1964, continuas transformaciones. En su interés por construir estos principios, %HUQVWHLQ SUHVHQWy WLSRV LGHDOHV \ FRQÁLFWLYRV TXH SHUPLWLHURQ PRVWUDU el contraste entre patrones de características estructurales en la cultura escolar y su relación con el orden social, la división social del trabajo y la HVWUDWLÀFDFLyQVRFLDO$VtLQLFLDOPHQWHGLVWLQJXLyHQODFXOWXUDHVFRODUGRV órdenes: un orden instrumental (que transmite habilidades académicas, y un orden expresivo (que transmite actitudes y valores)17. Estos dos órdenes son descritos en términos de un conjunto de oposiciones que son vistas por el autor más como oposiciones dialécticas que como dicotomías. –––––––––– 16. Con el desarrollo de su teoría sobre las transmisiones educativas, Bernstein contribuyó a los GHVDUUROORV FUtWLFRV GH OD ´1XHYD 6RFLRORJtD GH OD (GXFDFLyQµ \ D VXV UHSUHVHQWDQWHV <RXQJ Keddie, Sharp y Green, y a otros como Bourdieu. Una introducción interesante a este tema puede encontrarse en Jerome Karabel y A. H. Halsey, Power and Ideology in Education1HZ <RUN2[IRUG8QLYHUVLW\3UHVV 17. Véase “Sources of consensus and disaffection in education”, 1964, en Bernstein (1977). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 30 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía /DVWHQVLRQHV\FRQÁLFWRVHQWUHHVWRVyUGHQHVIXHURQDQDOL]DGRVPiV WDUGH HQ WpUPLQRV GH ODV RSRVLFLRQHV FRQVHQVXDOGLIHUHQFLDGR HVWUDWLÀcado/diferenciado. En “Rituals in education” (1966) Bernstein distingue entre dos estructuras organizativas diferentes para la transmisión del orden instrumental y del orden regulativo. Las relaciones sociales de transmisión GH HVWRV yUGHQHV SXHGHQ JHQHUDU \ UHSURGXFLU HVWUXFWXUDV HVWUDWLÀFDGDV que celebran el status y la jerarquía, o estructuras diferenciadas, menos jerarquizadas. El cambio en las estructuras de la escuela y de las formas de transmisión de estos dos órdenes estaría ligado a cambios en la división social del trabajo y a cambios en las funciones de la escuela con respecto a las demandas económicas y de control social18. /D GLVWLQFLyQ HQWUH HVWUDWLÀFDGR \ GLIHUHQFLDGR HV UHHPSOD]DGD posteriormente por la oposición entre abierto y cerrado. Así, en “Open VFKRROVRSHQ VRFLHW\"µ %HUQVWHLQ LQÁXLGR SRU OD LQWHUSUHWDFLyQ GXUNKHLPLDQD VREUH OD VROLGDULGDG RUJiQLFD \ OD VROLGDULGDG PHFiQLFD examina las formas de control, la división social del trabajo en la escuela y los límites o demarcaciones (cerradas y abiertas) que en éstas se generan como consecuencia en el cambio en los principios de integración social —de la solidaridad mecánica a la solidaridad orgánica—. La oposición cerrado/abierto representa, en este caso, los límites rígidos (fuerza de las FDWHJRUtDV RÁH[LEOHV PH]FODGHODVFDWHJRUtDV GHQWURGH\HQWUHORVGRV órdenes: la idea era producir una escala de grados de apertura y cierre que permitiera analizar la escuela. Uno podría examinar los cambios concomitantes en el orden expresivo con grados diferentes de cambio en el orden instrumental, y viceversa... de nuevo insistiría que el cuadrante (instrumental/expresivo, abierto/cerrado) no es un simple asunto de dicotomías sino de SRVLFLRQHVTXHHVWiQHQFRQÁLFWR –––––––––– %HUQVWHLQFRPHQWDDOUHVSHFWR´(OFDPELRHQODHVFXHODGHXQDHVWUXFWXUDHVWUDWLÀFDGDDXQD estructura diferenciada puede entenderse como el cambio de un orden social que descansa sobre la dominación a un orden que descansa sobre la cooperación. Este cambio probablemente se relaciona con, y es similar al cambio, en el carácter de las relaciones laborales en una sociedad industrial avanzada” (1974:63). 31 Mario Díaz Villa El análisis de estas oposiciones, junto con el desarrollo de los conceptos de la división social del trabajo y de la diferenciación social, ocupacional \ HGXFDWLYD SHUPLWLy JHQHUDU ÀQDOPHQWH ORV FRQFHSWRV GH FODVLÀFDFLyQ enmarcación y código educativo. Estos conceptos substituyen e incluyen las oposiciones anteriores, integran los rasgos estructurales (paradigmáticos) e interaccionales (sintagmáticos) de la transmisión y tienen su fundamento en la distribución del poder y los principios de control19. Igualmente, los conceptos permitieron pasar de un análisis centrado en tipologías y moGHORVHQRSRVLFLyQRFRQÁLFWRGHORVHYHQWRVHGXFDWLYRVDXQDQiOLVLVGH los principios subyacentes de la transmisión cultural en diferentes niveles. %HUQVWHLQ FDUDFWHUL]y OD LPSRUWDQFLD GH ORV FRQFHSWRV GH FODVLÀFDFLyQ \ enmarcación en la siguiente forma: $WUDYpVGHODGHÀQLFLyQGHORVFyGLJRVHGXFDWLYRVHQWpUPLQRVGH UHODFLRQHVGHSRGHU\FRQWUROHQWUHODFODVLÀFDFLyQ\ODHQPDUFDFLyQHVWRV dos componentes se constituyen en el análisis de todos los niveles. De esta manera se hace posible derivar en un marco de trabajo una tipología de los códigos educativos, mostrar las interrelaciones entre las propiedades organizativas y las propiedades del conocimiento, pasar del macronivel de análisis al micronivel, relacionar los patrones internos de las instituciones educativas con los antecedentes sociales externos de tales patrones, y considerar los problemas de estabilidad y cambio (1977:112). /RVFRQFHSWRVGHFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQ\VXDSOLFDFLyQDOFRQWUROVREUHODGLVWULEXFLyQGHORVyUGHQHVGHVLJQLÀFDGR\VREUHODVUHJODV especializadas de su transmisión en la escuela (pedagogías) fueron, en cierta forma, el comienzo de una teoría sobre la gramática profunda que constituye y distingue las formas especializadas de transmisión cultural, la división social del trabajo de sus agencias y agentes, y sus relaciones sociales intrínsecas. Estos desarrollos se insinúan en “Clases y pedagogías: visibles HLQYLVLEOHVµ$FRQWLQXDFLyQGHÀQLPRVFRQPiVGHWDOOHORVFRQFHSWRVGH FODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQ –––––––––– 19. Los desarrollos de estos conceptos se encuentran en los artículos “On the curriculum” (1969) y ´2QWKHFODVVLÀFDWLRQDQGIUDPLQJRIHGXFDWLRQDONQRZOHGJHµ ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 32 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CLASIFICACIÓN (QXQQLYHODEVWUDFWRFODVLÀFDFLyQ & VHUHÀHUHDODUHODFLyQHQWUH categorías. Las categorías son creadas por la división social del trabajo. La relación entre las categorías está dada por el grado de aislamiento que se da entre ellas. El grado de aislamiento es el regulador fundamental de las relaciones entre las categorías y la “especialidad de sus voces”. Así, cuando hay un fuerte aislamiento entre las categorías (agencias, agentes, discursos, VLWLRV HVWRHVFXDQGRH[LVWHXQDFODVLÀFDFLyQIXHUWH & FDGDFDWHJRUtD está perfectamente aislada, distinguida o diferenciada; “cada categoría SRVHHVXLGHQWLGDGHVSHFtÀFD\VXVSURSLRVOtPLWHVµ&XDQGRHODLVODPLHQWR HVGpELO FODVLÀFDFLyQGpELOR²& ODVFDWHJRUtDVVRQPHQRVHVSHFLDOL]DGDV su especialidad se reduce considerablemente y es posible encontrar una PH]FODHQWUHpVWDV(QHVWDIRUPDHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQSUHVXSRQH aislamientos estructurales (fuertes o débiles) entre categorías (agentes, agencias, discursos). Para Bernstein son las relaciones de poder las que crean, legitiman, mantienen y reproducen el aislamiento entre las categorías; en esta forma, todo cambio en el aislamiento entre las categorías implica un cambio en sus relaciones de poder y, por lo tanto, un cambio en el principio de claVLÀFDFLyQ GH&D²& HVGHFLUXQFDPELRHQHOSULQFLSLRGHODGLYLVLyQ social del trabajo. Así, si examinamos el campo educativo, observamos que éste está compuesto por un conjunto complejo de categorías (maestros, DOXPQRVGLVFXUVRVVLJQLÀFDGRVHVFXHODVQLYHOHVHWF TXHVHHQFXHQWUDQ VXMHWDVDOSULQFLSLRGHODFODVLÀFDFLyQ\GLVWULEXFLyQ'LFKRSULQFLSLRUHDOL]D la división social del trabajo del campo educativo y genera las relaciones de poder entre sus diferentes categorías. Tenemos entonces que si queremos comprender la producción, reSURGXFFLyQ\WUDQVIRUPDFLyQGHXQDGHWHUPLQDGDFODVLÀFDFLyQQHFHVLWDPRV analizar las bases sociales que fundamentan una determinada distribución del poder, esto es, la división social del trabajo. Con referencia al conociPLHQWRHGXFDWLYRHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQVHUHÀHUHDO´JUDGRGHPDQtenimiento de los límites” entre los diferentes órdenes de conocimiento que WUDQVPLWHODHVFXHOD(OSULQFLSLRGHODFODVLÀFDFLyQHVWDEOHFHORVFRQWUROHV sobre la distribución de los conocimientos y, en esta forma, sobre la distribuFLyQGHIRUPDVGHFRQFLHQFLD(QRWURVWpUPLQRVHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ establece las relaciones entre poder y conocimiento y entre conocimiento 33 Mario Díaz Villa \IRUPDVGHFRQFLHQFLD(QVtQWHVLVSDUD%HUQVWHLQHOSULQFLSLRGHFODVLÀcación regula la relación entre la distribución del poder, la distribución del conocimiento y la distribución de las formas de conciencia. ENMARCACIÓN /DHQPDUFDFLyQVHUHÀHUHDOSULQFLSLRTXHUHJXODODVUHODFLRQHVVRFLDOHV esto es, al principio que subyace a las prácticas de comunicación. La enmarcación nos remite a la interacción, a las relaciones de poder de la interacción, a los límites de la interacción. Enmarcación presupone comunicación. La enmarcación constituye, legitima y mantiene la estructura de las relaciones comunicativas en las cuales siempre está presente el control. La enmarcación vehicula los principios de control que reproducen los límites establecidos por XQDFODVLÀFDFLyQ\ORVDFWXDOL]DPHGLDQWHODVUHJODVGHPDQLIHVWDFLyQTXH como hemos dicho, regulan el cómo de la comunicación. Bernstein dice que, en la misma forma en que las relaciones entre FDWHJRUtDVHVWiQUHJXODGDVSRUXQDFODVLÀFDFLyQIXHUWHRGpELOORVSULQFLSLRV de comunicación pueden estar regulados por una enmarcación fuerte o por una enmarcación débil. Los principios de comunicación (relaciones sintagmáticas) pueden variar en grados diferentes; lo que no varía es el control, el cual está siempre presente. La forma que el control toma se describe en términos de enmarcación. Así, cambios en la enmarcación producen cambios en los principios de comunicación, cambios en las modalidades de control y cambios en el contexto comunicativo. De la misma manera TXHODGLVWULEXFLyQGHOSRGHUUHJXODHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQPHGLDQWHOD división social del trabajo, los principios de control regulan la enmarcación mediante sus relaciones sociales (1981:22). ENMARCACIÓN Y PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS 3DUD%HUQVWHLQODHQPDUFDFLyQ ( VHUHÀHUHDOSULQFLSLRTXHUHJXOD las prácticas pedagógicas generadas en el proceso de reproducción del conocimiento educativo. Las prácticas constituyen, regulan y relacionan las posibilidades de dos principios comunicativos: el principio interaccional y el SULQFLSLRORFDWLYR(QODHVFXHODODHQPDUFDFLyQVHUHÀHUHDOFRQWUROVREUH las prácticas comunicativas (selección, secuencia, ritmo de transmisión) producidas en la relación pedagógica. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 34 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía &XDQGRODHQPDUFDFLyQHVIXHUWH ( HOPDHVWURUHJXODH[SOtFLWDmente los rasgos distintivos de los principios interaccional y locativo que FRQVWLWX\HQHOFRQWH[WRFRPXQLFDWLYR WUDQVPLVLRQHVHVSHFtÀFDVRUGHQD PLHQWRV HVSDFLDOHV \ SRVLFLRQHV HVSHFtÀFDV &XDQGR OD HQPDUFDFLyQ HV débil (–E), el aprendiz tiene un mayor control sobre la regulación de los SULQFLSLRVFRPXQLFDWLYR\ORFDWLYR/DHQPDUFDFLyQWDPELpQVHUHÀHUHD las relaciones sociales entre contextos comunicativos diferentes, como, por ejemplo, la relación entre la familia, la comunidad y la escuela. La enmarcación regula lo que cuenta como comunicación legítima en la relación pedagógica y, en esta forma, lo que cuenta como prácticas pedagógicas legítimas. Tenemos, entonces, que, para Bernstein, la distribución del poder UHJXODHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ\SRUORWDQWRODGLYLVLyQVRFLDOGHOWUDbajo de las agencias, agentes y discursos; y los principios de control regulan la enmarcación y, por lo tanto, las relaciones sociales de las prácticas de WUDQVPLVLyQFXOWXUDO/DDUWLFXODFLyQGHODFODVLÀFDFLyQ\ODHQPDUFDFLyQGD cuenta del código y constituye su gramática. Las relaciones de poder constituyen, legitiman y mantienen las clasiÀFDFLRQHV UDVJRVSDUDGLJPiWLFRV \ODVUHODFLRQHVGHFRQWUROFRQVWLWX\HQ mantienen y legitiman la enmarcación de las relaciones comunicativas (rasgos sintagmáticos). En esta forma, los códigos “son transformaciones en la gramática semiótica de las relaciones y realizaciones de categorías, donde sus relaciones representan lo paradigmático y sus realizaciones representan lo sintagmático” (1981:30). CÓDIGOS Y MODALIDADES: SU ESCRITURA /RV FyGLJRV HVSHFtÀFRV SXHGHQ VHU HVFULWRV PHGLDQWH OD VLJXLHQWH fórmula (1981): OE/R ± C± Ei/e donde: 2 6H UHÀHUH D ODV RULHQWDFLRQHV HODERUDGDVUHVWULQJLGDV (5 Como hemos anotado anteriormente, las orientaciones elaboradas y res35 Mario Díaz Villa tringidas se crean y legitiman mediante la división social del trabajo GHOPRGRGHSURGXFFLyQTXHSURGXFH\UHSURGXFHODFODVLÀFDFLyQ fuerte entre el trabajo manual y el trabajo mental. Dicha distribución VHWUDQVÀHUHDODIDPLOLD\DODHVFXHOD(QHVWD~OWLPDODGLVWLQFLyQ entre orientaciones elaboradas y restringidas reside en el carácter de las relaciones que se dan entre las formas de conocimiento y la división social del trabajo creada para su transmisión/reproducción. Compárase, por ejemplo, la educación académica con su opuesta, la educación de capacitación técnica para formar mano de obra. & 6HUHÀHUHDOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQTXHFRPRKHPRVGLFKRVXVtantiva las relaciones de poder. ( 6HUHÀHUHDOSULQFLSLRGHHQPDUFDFLyQHOFXDOVXVWDQWLYDODVIRUPDV de control que funcionan en cualquier contexto de interacción. 6HUHÀHUHDORVYDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQ\GHODHQPDUFDFLyQ´µ VLJQLÀFDIXHUWH´²µVLJQLÀFDGpELO L 6H UHÀHUH D ORV YDORUHV LQWHUQRV GH OD HQPDUFDFLyQ dentro de un contexto comunicativo, bien sea la familia, la escuela, el trabajo. H 6HUHÀHUHDORVYDORUHVH[WHUQRVGHODHQPDUFDFLyQHVWRHVDODUHgulación de las relaciones entre contextos comunicativos como, por ejemplo, las relaciones entre la familia o la comunidad y la escuela, o las relaciones entre la escuela y el trabajo, o entre la familia y el trabajo. Las variaciones del código (sus modalidades) dependen de las vaULDFLRQHVGHODFODVLÀFDFLyQ\GHODHQPDUFDFLyQ$VXYH]ODVYDULDFLRQHV en los valores de C o E corresponden a las variaciones en la distribución del poder y los principios de control. En esta forma podemos decir que el código es la gramática profunda que regula tanto las estructuras y relaciones de poder como la forma de su transmisión/adquisición en diferentes contextos comunicativos de agencias de producción o reproducción tales como la familia, la educación o el trabajo. (OFyGLJR\VXVPRGDOLGDGHV &( ²&²( &²( ²& E) establecen una relación fundamental entre una distribución dada del ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 36 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía poder y su realización en prácticas de interacción/comunicación. De esta manera, las posibilidades de realización de un contexto están dadas por ORVSULQFLSLRVTXHUHJXODQODFODVLÀFDFLyQ\ODHQPDUFDFLyQGHVXVSUiFWLFDVFRPXQLFDWLYDV(QXQHVTXHPDPX\VLPSOHSRGHPRVHVSHFLÀFDUHVWDV relaciones (véase página siguiente). Los cambios en la distribución del poder y/o en los principios de control actúan selectivamente sobre los valores intrínsecos del código, el cual, a su vez, regula las posibilidades (estructura e interacciones) de los contextos comunicativos de las agencias de producción o de control simbólico. Es en este sentido que Bernstein plantea que “las modalidades del código son esencialmente variaciones de los medios y enfoques del control simbólico sobre las bases de una distribución dada del poder” (1981:28). Los códigos (sociolingüísticos o educativos) son principios reguladores que se adquieren tácitamente en el proceso de socialización. El código es un regulador simbólico de la conciencia que condensa en su gramática la distribución del poder y los principios de control. Es mediante los códigos que una lógica de transmisión/adquisición se regula, que una experiencia particular se produce y que una identidad social esSHFtÀFDVHOHJLWLPD CÓDIGOS Y REPRODUCCIÓN CULTURAL Tanto la tesis sociolingüística como aquella sobre las transmisiones educativas forman, en Bernstein, parte de sus análisis sobre las estructuras que subyacen a la reproducción de las relaciones de clase. Hemos visto TXH SRU XQD SDUWH ODV UHODFLRQHV GH FODVH FRQÀJXUDQ OD HVWUXFWXUD GH OD comunicación “y sus bases sociales” en la familia y, por la otra, regulan la institucionalización de los códigos elaborados en la escuela. Los conceptos de FODVLÀFDFLyQHQPDUFDFLyQy código nos permiten comprender los procesos de reproducción que crean, mediante la comunicación, demarcaciones, diferencias y posiciones entre y dentro de los sujetos. Mediante los códigos, el sujeto incorpora la estructura social. Los códigos condensan en su gramática la distribución del poder y los principios de control intrínsecos a las relaciones de clase: “Poder y FRQWUROVHKDFHQVXVWDQWLYRVHQODFODVLÀFDFLyQ\ODHQPDUFDFLyQTXHDVX 37 Mario Díaz Villa CLASES PODER CONTROL CLASIFICACIÓN ENMARCACIÓN +C CÓDIGO O E/R +Ei/e +C+Ei/e CONTEXTO COMUNICATIVO (PRINCIPIO DE INTERACCIÓN PRINCIPIO LOCATIVO) TRANSMISOR CÓDIGO ADQUIRIENTE (APRENDIZ) vez generan distintas formas de relación social y de comunicación mediante ODVFXDOHVVHFRQÀJXUDQDXQTXHQRGHPDQHUDÀQDOODVHVWUXFWXUDVPHQtales” (1977:11). Es en este sentido que puede decirse que los códigos son dispositivos de reproducción cultural. Podríamos agregar que el proceso de reproducción cultural se cumple mediante la selección e institucionalización GHORVSULQFLSLRVVXE\DFHQWHVGHOFyGLJRODFODVLÀFDFLyQ\ODHQPDUFDFLyQ Así pues, la estructura de la socialización, como Bernstein plantea, no es ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 38 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía XQ FRQMXQWR GH UROHV VLQR GH UHODFLRQHV GH FODVLÀFDFLyQ \ HQPDUFDFLyQ mediante las cuales se incorpora lo social y se transforman sus relaciones sociales internas al sujeto. En esencia, podemos decir que los códigos son dispositivos complejos y especializados de reproducción cultural, constituidos por una gramática ubicadora especializada cuyos principios y reglas son el resultado de las relaciones de clase y de sus principios dominantes equivalentes. /RVFyGLJRVVHUHÀHUHQDJUDPiWLFDVVHPLyWLFDVUHJXODGDVSRU distribuciones del poder y principios de control especializados... VRQJUDPiWLFDVVHPLyWLFDVHVSHFtÀFDVTXHUHJXODQODDGTXLVLción, reproducción y legitimación de reglas fundamentales de exclusión, inclusión y apropiación, por medio de las cuales los sujetos son selectivamente creados, puestos y opuestos entre sí (1981:30-31). SOBRE EL DISCURSO PEDAGÓGICO Para Bernstein, la noción de discurso pedagógico no se relaciona con ODDXWRQRPtDLQGLYLGXDOGHODSURGXFFLyQUHSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRV/D noción de discurso pedagógico —y de dispositivo pedagógico— constituye en sí una crítica a las pretensiones subjetivistas del discurso. El discurso SHGDJyJLFRRSHUDVREUHWRGRHOVLVWHPDGHODFXOWXUD\VXVVLJQLÀFDGRV(Q HVWHVHQWLGRHVXQGLVSRVLWLYRJHQHUDWLYRGH´ORVLJQLÀFDGRµ´/RVLJQLÀFDGRµ es dominado por el discurso pedagógico en la dominación de la lógica de ODFRPXQLFDFLyQSHGDJyJLFD´/RVLJQLÀFDGRµKDFHSDUWHGHODFXOWXUDGH la recontextualización. ¢4Xp HQWLHQGH %HUQVWHLQ SRU GLVFXUVR SHGDJyJLFR" 8QD SULPHUD formulación consiste en considerar el discurso pedagógico como una modalidad de comunicación especializada “mediante la cual la transmisión/adquisición (aprendizaje) se ve afectada”. En este sentido, el discurso pedagógico (DP) es un medio de recontextualizar o reformular un discurso primario. Estos discursos que denominamos primarios son discursos especializados que poseen sus propias reglas generativas de discurso, sus propios objetos y sus propias prácticas, sus ordenamientos y límites internos; en otros términos, que poseen la gramática propia para su especiali39 Mario Díaz Villa ]DFLyQFRPRGLVFXUVRVHVSHFtÀFRV6RQSRUHMHPSORORVGLVFXUVRVGHODV Ciencias Naturales, de las Ciencias Sociales y de las Humanidades, tales FRPROD)tVLFDOD4XtPLFDODV0DWHPiWLFDVOD+LVWRULDOD3VLFRORJtDOD Sociología, la Lingüística, la Economía, etc. Ellos comprenden el “campo“20 que se ha denominado de “producción del discurso”. En el proceso de su reproducción, estos discursos son selectivamente limitados, transformados, reorganizados, distribuidos y reubicados en un campo diferente, el campo de reproducción discursiva. Es aquí donde interviene el discurso pedagógico como un principio de recontextualización que transforma un discurso primario (del campo de reproducción discursiva)21 y que crea su propio campo de recontextualización. Desde este punto de vista podemos observar que el discurso pedagógico no puede ser localizado en el nivel de las realizaciones o de los eventos. El discurso pedagógico no es un repertorio de textos o contenidos. (OGLVFXUVRSHGDJyJLFRQRSXHGHVHULGHQWLÀFDGRFRQQLQJXQRGHORVGLVcursos recontextualizados, ni con el conjunto de habilidades o disposiciones que se transmiten en la escuela. El discurso pedagógico no es un discurso HVSHFtÀFR es una gramática para la generación de textos y prácticas recontextualizadas. En este sentido, puede decirse que el discurso pedagógico es un principio de recontextualización. /DUHFRQWH[WXDOL]DFLyQVHPDQLÀHVWDHQHOSURFHVRGHVLJQLÀFDFLyQ eVWD KDFH TXH ORV VLJQLÀFDGRV UHFRQWH[WXDOL]DGRV FRQYHUWLGRV HQ RWURV VLJQRVDFW~HQFRPRVLJQLÀFDQWHVGHVtPLVPRVDSR\iQGRVHHQODLGHDGH TXHQDGDOHKDRFXUULGRDOVLJQLÀFDGR/RVWH[WRVSHGDJyJLFRV RWH[WRVHVcolares) constituyen un ejemplo de cómo la mutación del discurso pasa desapercibida en el contexto escolar y cómo genera nuevos modos de pensar que legitiman la traducción y retraducción de los discursos. Aparentemente se conserva el sentido, cuando de hecho se transforma el sentido. –––––––––– 20. Para Bourdieu, “un campo se estructura como un conjunto de fuerzas entre agentes y/o instituFLRQHVHQOXFKDSRUIRUPDVPiVHVSHFtÀFDVGHSRGHU HFRQyPLFRSROtWLFRFXOWXUDO TXHIXQFLRQD simultáneamente como instancia de inculcación y mercado donde diferentes competencias adquieren su precio”. 21. Nuestra aproximación a este problema fue planteada en 1978 en “Hacia una crítica de la pedagogía” (en Revista de la Universidad del Valle, Nº 7). Véase también: Díaz, M. (1980) “Sobre la pedagogía”, en Revista de la Universidad del Valle, Nº 8. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 40 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Podemos decir, de acuerdo con Bernstein, que el discurso pedagóJLFR ´QR HV XQD JUDPiWLFD SDUD HVSHFLDOL]DU XQ GLVFXUVR HVSHFtÀFR VLQR un principio de desubicación, reubicación y reenfoque de otros discursos especializados, que los pone en una nueva relación recíproca e introduce un nuevo ordenamiento interno temporal”. Un ejemplo corriente está dado por la pedagogía de las ciencias22, las cuales se reproducen como discursos recontextualizados. Aquí el discurso pedagógico proporciona las reglas para su traducción o para su reescritura como ciencias pedagogizadas cuyos DUUHJORV WHPSRUDOHV HQ OD HVFXHOD HVWiQ GHÀQLGRV SRU DUUHJORV GH HGDG habilidad o contenido. Tenemos, entonces, que el discurso pedagógico es un dispositivo de recontextualización para efectos de reproducción de la cultura o de la producción de nuevas modalidades de cultura. Mediante “su actuación selectiva, abstracción y reenfoque”, el discurso pedagógico reenfoca tanto la ubicación de los discursos como la ubicación en los discursos. De esta manera, la regla fundamental de la gramática del discurso pedagógico es la regla de recontextualización mediante la cual una competencia se incluye en un orden y un orden es la condición fundamental para la transmisión/adquisición de una competencia. Estos dos órdenes constitutivos del discurso pedagógico han sido denominados discurso instruccional y discurso regulativo. El primero regula la transmisión de competencias y de habilidades especializadas y el segundo regula la forma como se construyen un orden y una relación e identidad social. Contemporáneamente, el discurso pedagógico, que ha tomado la forma de GLVFXUVRSHGDJyJLFRRÀFLDO regula la producción, reproducción y distribución de textos pedagógicos (Bernstein y Díaz, 1984). El discurso SHGDJyJLFR RÀFLDO '32 HVWDEOHFH ORV OtPLWHV VREUH ORV SULQFLSLRV TXH regulan las teorías, las prácticas y los textos pedagógicos, en el proceso de transmisión/adquisición. El texto que surge de esta recontextualización es un texto pedagogizado y se conoce comúnmente como texto pedagógico. Éste se articula en una red compleja de producción, distribución y consumo, cuya problemática ha comenzado a ser esbozada por Bernstein en su ensayo sobre “Educación, control simbólico y prácticas sociales”. –––––––––– 22. Bernstein coloca el ejemplo de la física en la escuela secundaria. 41 Mario Díaz Villa Los textos pedagógicos, hemos dicho, son el producto de un proceso de descontextualización y recontextualización, el cual se opera en el campo de recontextualización. Estos textos que se articulan en el discurso SHGDJyJLFRFRQÀJXUDQORTXHSRGUtDPRVOODPDUHOcurrículo. Su producción para efectos de consumo articula un conjunto de agentes y de agencias que, según Bernstein, se ubican en campos diferentes: ya el campo de la producción, ya el campo el control simbólico. Las relaciones de estas agencias y agentes con los textos se establecen a partir de formas de poder y de control sobre estos últimos. Bernstein plantea al respecto lo siguiente: “Allí donde tenemos una agencia relacionada con la comercialización del texto, esta agencia descansará sobre dos tipos de agentes, uno de producción que detenta el poder, el otro de control simbólico que detenta el control sobre el texto limitado”. Estos últimos agentes son los directamente encargados de la recontextualización de los textos pedagógicos, y sus acciones sobre éstos son una función de su autonomía o dependencia con respecto a las agencias pedagógicas del Estado. EL DISPOSITIVO PEDAGÓGICO (QODPRGHUQLGDG\ODSRVWPRGHUQLGDGHOVLJQLÀFDGRGHODWHRUtDGH la cultura y de las relaciones sociales contemporáneas ha sufrido grandes cambios y el papel que la educación ha tenido en éstos ha sido fundamental. El efecto simbólico sobre la reorganización de la cultura y de sus prácticas ha conducido a Bernstein a plantearse el sentido mediático que juega el discurso pedagógico en esta transformación. Éste se ha convertido en una condición dominante en los procesos de mercantilización del discurso y GH FRPRGLÀFDFLyQ \ SHGDJRJL]DFLyQ GH OD YLGD FRWLGLDQD /D UHSURGXFción cultural se ha convertido en un objeto discursivo, comunicacional e informatizado. En las sociedades contemporáneas, que han comenzado a GHÀQLUVHFRPRVRFLHGDGHVVHPLyWLFDVHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRKDDVXPLGR un papel hegemónico. Al interesarse en este problema, Bernstein esbozó los principios analíticos del dispositivo pedagógico. Desde su punto de vista, el dispositivo pedagógico es una condición para la producción, reproducción y transformación de la cultura. Tres tipos de reglas constituyen el dispositivo, el cual proporciona la gramática del discurso pedagógico: reglas de distribución, reglas de recontextualización y reglas de evaluación. Las reglas de ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 42 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía GLVWULEXFLyQVRQXQDFRGLÀFDFLyQGHOSRGHUTXHVHUHDOL]DHQHOSULQFLSLR GHFODVLÀFDFLyQ(OODVGLVFULPLQDQHQWUH´ORSHQVDEOHµ\´ORQRSHQVDEOHµ entre “lo sagrado” y “lo profano” en el seno los diferentes grupos sociales, y establecen los controles sobre la organización de los conocimientos, la organización de la experiencia y la organización de las prácticas y de las identidades pedagógicas. (O GLVSRVLWLYR SHGDJyJLFR LJXDOPHQWH HVSHFLÀFD ODV reglas de recontextualización del discurso pedagógico: en otros términos, las reglas de comunicación especializadas a través de las cuales se realiza el proceso educativo. Finalmente, el dispositivo pedagógico establece la práctica pedagógica mediante las reglas de evaluación. Estas reglas, y sus teorías subyacentes, establecen una relación entre el discurso instruccional y el discurso regulativo mediante la traducción y la especialización del tiempo, el texto y el espacio. En síntesis, Bernstein propone una nueva forma de mirar el proceso de transmisión y transformación de la cultura mediante su construcción conceptual sobre el dispositivo pedagógico. Su punto de vista, que considera al dispositivo pedagógico como “un regulador simbólico de la conciencia en su selectiva creación, posición y oposición de los sujetos pedagógicos” y como “la condición para la producción, reproducción y transformación GHODFXOWXUDµDEULyQXHYDVSHUVSHFWLYDVHQODUHGHÀQLFLyQGHOSDSHOGH los principios educativos. En este sentido, los análisis de lo pedagógico FHQWUDGRVHQHOQLYHOVXSHUÀFLDO QLYHOGHORVPHQVDMHVFRPRRFXUUHSRU ejemplo, en la etnografía escolar, o en la visión de clase de sus prácticas), en su recuperación disciplinaria en una época postdisciplinaria y transdisFLSOLQDULDRHQODUHFLFODGDGLVFXVLyQVREUHVXFDUiFWHUFLHQWtÀFRGHEHQ UHSHQVDUVXREMHWRGHUHÁH[LyQ\GHÀQLUGHHVWDIRUPDHOVtatus de sus discursos que piensan lo pedagógico. 43 Mario Díaz Villa CONCLUSIÓN Hemos intentado, en este artículo, presentar un conjunto de problemas intrínsecos a los desarrollos teóricos de Bernstein. El propósito ha VLGRUHVFDWDUORVSXQWRVIXQGDPHQWDOHVGHVXVRFLRORJtDTXHQRVHUHÀHUHQ exclusivamente al trabajo de los códigos sociolingüísticos, como generalmente se cree. Su programa, que también incluyó toda una contribución sociológica de lo pedagógico y la constitución de formas de experiencia y práctica, fue extenso y complejo. En el desarrollo de lo que fue su programa, es posible observar la estructuración de su pensamiento en el campo de las ciencias humanas, como un protagonista de posiciones y oposiciones propias, expresadas en las múltiples reescrituras de sus artículos. Este capítulo y los que siguen intentan recoger algunos de los problemas cruciales planteados por la sociología de la pedagogía inspirada por Bernstein a lo largo de su vida y de su obra. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 44 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CAPÍTULO II HACIA UNA TEORÍA DEL DISCURSO PEDAGÓGICO* SOBRE EL DISCURSO En este capítulo consideraremos un conjunto de presupuestos provisionales sobre el discurso, los cuales usaremos como el fundamento subyacente para nuestras consideraciones sobre el modelo de análisis y para aquellas que serán presentadas en los siguientes FDStWXORVFRQUHVSHFWRDORVGLVFXUVRVOHJLWLPDGRVTXHGHÀQHQODVFRQdiciones de ejercicio de las prácticas padagógicas de reproducción (a través de la transmisión/adquisición) dentro del sistema educativo. /DV GLÀFXOWDGHV HQ HO HVWXGLR GHO GLVFXUVR VXUJHQ GHO FDUiFter polisémico de esta noción, debido a las diferentes perspectivas de análisis, las cuales se han ensayado en los estudios modernos. Mainguenau (1976) considera que el análisis del discurso maneja FRQGLÀFXOWDGHVWHREMHWR´OLQJLVWDV\QROLQJLVWDVKDFHQXVRGHO FRQFHSWRGLVFXUVRHQIRUPDQRFRQWURODGDµODVGHÀQLFLRQHVYDUtDQ desde una noción restringida del discurso, la cual asimila discurso a texto, enunciación (Benveniste, 1974), unidad transfrástica (Harris, 1952), hasta una noción extensa que ha permitido la posibilidad de analizar todas las prácticas sociales como un lenguaje, un discurso (Lévi-Strauss, Barthes, Lacan, Greimas, entre otros)23. En esta perspectiva, es difícil describir aquí todo el conjunto de posiciones surgidas dentro del campo de las ciencias humanas –––––––––– * Coautor: Basil Bernstein. 23. Para una discusión crítica de la perspectiva estructural de algunos de estos autores, véase &RZDUG\(OOLV 6WXUURFN *OXFNPDQ 5REH\ 7DPELpQYpDVH Adlam et al. (1977). 45 Mario Díaz Villa acerca del discurso y básicamente enraizadas en la “herencia estructuralisWDµ &RZDUG\(OOLV MXQWRFRQODVGLIHUHQWHVOHFWXUDVTXHHOODVKDQ proporcionado acerca de las “relaciones de poder” entre, o dentro de, los discursos (Bernstein, Foucault, Pecheux, Lacan, Althusser, Bourdieu), y DFHUFDGHODVSUiFWLFDVVRFLDOHV %DUWKHV*UHLPDV.ULVWHYD 8QDUHÁH[LyQ general acerca de cómo “la distribución del poder y de los principios de control entre grupos sociales se realiza” (Bernstein, 1981:3) exige no solamente ODUHÁH[LyQGHODSURGXFFLyQUHSURGXFFLyQGHOGLVSRVLWLYRGHUHSURGXFFLyQ sino también un análisis general acerca del orden intrínseco y extrínseco a este aparato (su gramática interna de poder/control). El análisis lingüístico del discurso, que tiene su fuente en la perspectiva saussereana, equipara la noción de discurso con las realizaciones del lenguaje en el habla (palabra, habla, discurso), realizaciones en las cuales HOVXMHWRVHFRQVLGHUDHORULJHQGHORVVLJQLÀFDGRV24. El discurso es, de esta manera, estudiado como una unidad lingüística mayor que la frase y como la expresión de una subjetividad consciente25. El discurso podría también ser un conjunto de contenidos referidos a representaciones; podría ser un signo, una taxonomía de signos. Desde esta perspectiva, el análisis del discurso se divorcia de las condiciones sociales (relaciones de poder) que controlan su producción y reproducción y no es posible reconocer ni las relaciones de poder/control que regulan su existencia ni las relaciones de poder intrínsecas a un discurso. –––––––––– 24. A este respecto, Maingueneau argumenta: “Se podría a partir del Curso de lingüística general, mostrar las dudas de Saussure sobre el sujeto, pero lo importante es que la oposición lengua/ habla ha terminado por convertirse en una oposición entre un código homogéneo, un sistema de reglas universales, y una libertad, una espontaneidad que escapa a toda regla... la oposición lengua/habla corre el riesgo de oponer lo sistemático (la lengua) a lo individual, a lo contingente (el habla), a la autonomía de un sujeto hablante, sujeto psicológico sumido en pasiones y deseos, etc.” (op. cit.: 6). Como resultado de esta oposición, la estructura del lenguaje aparece como si fuera puesta en movimiento en el habla individual (parole). En esta forma, la productividad de ORVVLJQLÀFDGRVDSDUWLUGHODVGLIHUHQFLDVVHDEDQGRQD\HOVLJQLÀFDGRVyORVHHQWLHQGHFRPRXQD LQWHQFLyQLQGLYLGXDO SDUDXQDFUtWLFDGHHVWDSRVLFLyQYpDVH&RZDUG\(OOLV 25. En este sentido, Foucault plantea que “la idea del sujeto originario es una forma de eludir la realidad del discurso... al sujeto originario se le asigna la tarea de animar directamente las formas YDFtDVGHOOHQJXDMHFRQVXVSURSyVLWRVµ)RXFDXOWDJUHJD´HQXQDÀORVRItDGHOVXMHWRRULJLQDULR HQXQDÀORVRItDGHODH[SHULHQFLDFRP~QHOGLVFXUVRQRHVPiVTXHXQMXHJRGHHVFULWXUDHQHO primer caso, de lectura en el segundo, y de intercambio en el tercero. El discurso es anulado en su UHDOLGDG\SXHVWRDODGLVSRVLFLyQGHOVLJQLÀFDQWHµ )RXFDXOWHQ<RXQJ ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 46 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Aquí desarrollaremos algunas nociones acerca del discurso que no están relacionadas con el punto de vista lingüístico. No negamos —en esta posición— la existencia de una base lingüística de los procesos discursivos26. Otro aspecto por considerar es el de la intervención del discurso en el dominio de las prácticas sociales. Esta relación da origen a un conjunto de preguntas acerca del trabajo del discurso en diferentes dominios y sobre diferentes objetos, y también a un conjunto de preguntas acerca de los diferentes procesos discursivos a través de cuáles categorías (objetos y sujetos) y prácticas son constituidas y transformadas. Para comenzar, se puede considerar que el discurso no es un objeto evidente y concreto aprehensible por la intuición. El discurso es una categoría abstracta; es el resultado de una construcción, de una producción. El discurso no puede reducirse a una realización simple del lenguaje. Cada proceso discursivo puede considerarse como el producto de una red compleja de relaciones sociales. En segundo lugar, el discurso no puede reducirse DODVLQWHQFLRQHVOLEUHVGHXQVXMHWRTXHDUWLFXODVLJQLÀFDGRV(OVXMHWRQR produce el sentido de manera libre a través de la combinación de unidades GHOOHQJXDMHGRWDGDVGHXQVLJQLÀFDGRHVWDEOHeOHVWiDWUDYHVDGRSRUHO orden discursivo en el cual está ubicado y en el cual ubica sus enunciados. Este orden discursivo es intrínseco a, y no está aislado de, las demandas del orden no discursivo (orden dominante social) en el cual está ubicado y al cual reproduce27. Entonces, contra la ilusión de que el sujeto es la fuente del sentido, un análisis del discurso puede basarse en presupuestos acerca de un modo QRVXEMHWLYRGHSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRV(QHVWDSHUVSHFWLYDHOGLVFXUVR puede considerarse como una categoría autónoma en relación con la conciencia o intención de los sujetos que él constituye o recontextualiza. –––––––––– 26. Sin embargo, no todos los procesos y las prácticas tienen una base lingüística, aunque pueden entenderse como un discurso y analizarse mediante modelos lingüísticos como procesos discursivos. 27. Se puede pensar que la base sobre la cual los procesos discursivos se desarrollan no está relacionada con la expresión particular, aislada e individual de una subjetividad. En este sentido, el discurso es más que la realización de una función lingüística. Véase Pecheux (1975); Woods (1977). 47 Mario Díaz Villa También, el discurso es una categoría en la cual los sujetos y objetos se constituyen. La constitución de sujetos está articulada con las relaciones de poder y control28. El poder está presente en cada discurso, y, a su vez, cada discurso es un mecanismo de poder. Cuando pensamos en los discursos, podemos referirnos a ellos como producto de una división social del trabajo. Esta formulación expresa el proceso de organización social de los discursos, el cual, en las sociedades modernas, se ha vuelto cada vez más complejo y especializado. La división social del trabajo, de igual manera, expresa el grado de especialización de los discursos, la adquisición de una HVSHFLÀFLGDGGHFDGDGLVFXUVR\ODSURGXFFLyQGHOtPLWHVHVSHFtÀFRV Dado que los discursos sociales tales como el discurso pedagógico (DP) han sido producidos como mecanismos de poder y de control simbólico SDUDODVSRVLFLRQHV RUHSRVLFLRQHV GHVXMHWRVGHQWURGHyUGHQHVHVSHFtÀcos29, podemos asumir que el régimen de su producción implica relaciones VRFLDOHVGHSURGXFFLyQHVSHFtÀFDVHQWUHDJHQWHVHQWUHGLVFXUVRV\HQWUH agentes y discursos. Es importante anotar que el orden de producción de XQGLVFXUVRGLÀHUHGHORUGHQTXHpOSURGXFH3LpQVHVHSRUHMHPSORHQOD diferencia entre la estructura macroinstitucional de generación del discurso pedagógico como tal y el orden que éste produce en los contextos de reproducción del conocimiento educativo, o en las relaciones entre el discurso pedagógico y el sujeto pedagógico como su efecto ideológico. La producción de un orden, la constitución de una forma de conFLHQFLDHLGHQWLGDGHVSHFtÀFDHVODWDUHDGHFLHUWRVWLSRVGHGLVFXUVRV7DO es el caso, por ejemplo, del discurso pedagógico; éste puede considerarse como un dispositivo de reproducción de formas de conciencia e identidad HVSHFtÀFDVDWUDYpVGHODSURGXFFLyQGHUHJODVHVSHFtÀFDVTXHUHJXODQUHODFLRQHVVRFLDOHVHVSHFtÀFDVHQWUHFDWHJRUtDVHVSHFtÀFDVWDOHVFRPRODVGH los transmisores y los adquirientes. La producción de un orden por medio del discurso puede determinarse, entonces, mediante la demarcación de los límites entre los sujetos, junto con sus posiciones potenciales y relaciones –––––––––– 28. Es claro que nuestro propósito no es el análisis de la constitución del sujeto. 29. No deseamos dar la impresión de que hay una imposición total sobre el sujeto por el discurso, ni negamos la importancia de las prácticas del sujeto en el cambio del discurso. Las relaciones entre el sujeto y el discurso son más bien relaciones dialécticas que dicotómicas. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 48 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía sociales. Así, por ejemplo, la producción de categorías especializadas tales como las de transmisor o adquiriente, sus posiciones, sus voces y sus prácticas, pueden constituirse primero y, posteriormente, regularse mediante las reglas intrínsecas al discurso pedagógico. Es desde esta perspectiva que puede decirse que el discurso es una categoría constituyente y ubicadora, contextualizante y recontextualizante, de sujetos y de relaciones sociales potenciales. En las sociedades modernas la producción de los discursos se ha vuelto más compleja y regulada. La regulación de lo que llamamos “la práctica GHSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRVµVHKDYXHOWRPiVH[SOtFLWD(VWDUHJXODFLyQ depende de las relaciones de poder —entre agentes y discursos— constituidas en la modalidad de producción de cada discurso y en las relaciones de poder de sus interrelaciones. Los discursos institucionales tienen funciones constitutivas y reguODWLYDVHVSHFtÀFDV/DVIXQFLRQHVFRQVWLWXWLYDVFRQVLVWHQHQODRULHQWDFLyQ del sujeto a posiciones deseadas; a través de la producción de enunciados reguladores con funciones ubicadoras, el discurso se convierte en el soporte y en el lugar de emergencia de los textos y de las prácticas realizados como, RHQUHODFLRQHVVRFLDOHVHVSHFtÀFDV(VWRVWH[WRVVRQODVUHDOL]DFLRQHVGHO discurso y no pueden considerarse como una expresión particular de un tema libre. Como realización del discurso, los textos median relaciones VRFLDOHVHVSHFtÀFDVHQWUHORVVXMHWRV(QHVWDSHUVSHFWLYDHVSRVLEOHSHQVDU que un texto nunca es exterior a un discurso y que su producción no viene de un sujeto exterior al discurso; en otras palabras, no existen prácticas sin sujeto y no existen sujetos sin discursos y textos. En Bernstein y Foucault30 es posible encontrar un conjunto de argumentos acerca del discurso que van más allá del marco lingüístico e integran el concepto de discurso en una relación más próxima al dominio de las ciencias sociales. La arqueología del saber proporciona un conjunto de elementos con los cuales puede analizarse el problema del discurso31 –––––––––– 30. Las relaciones entre Bernstein y Foucault han sido analizadas en Díaz (1984) “Sobre el discurso pedagógico: Bernstein y Foucault”, material presentado en el Seminario Lenguaje, Sociedad y Educación, dirigido por Bernstein y celebrado en Cali, Colombia, entre el 8 y el 13 de abril de 1985. 31. Véase Foucault (1972), Partes II y III. 49 Mario Díaz Villa (VWHWH[WRLQWHQWDSUHVHQWDUXQDQXHYDGHÀQLFLyQGHOGLVFXUVR([LVWHHQOD DUTXHRORJtDGH)RXFDXOWXQUHFKD]RDODGHÀQLFLyQGHGLVFXUVRWDOFRPRVH presenta por la historia de las ideas, que ve el discurso como un producto del sujeto psicológico; la noción de Foucault sobre el discurso se relaciona con la de formación discursiva: “llamaremos discurso a un grupo de enunciados en la medida en que pertenezca a la misma formación discursiva” (1972:117). Una formación discursiva es, para Foucault, una regularidad o un sistema de dispersión entre un número de enunciados. Una formación discursiva puede individualizarse sobre la base de un complejo sistema de reglas, llamado “reglas de formación”. Estas reglas constituyen las condiciones de existencia de los elementos de una formación discursiva, los cuales, de acuerdo con Foucault, son “objetos, modalidades de enunciación, conceptos y selecciones temáticas”32 (ibíd.: 38). En relación con los objetos de discurso, Foucault aclara que éstos no pueden analizarse por referencia a referentes materiales; el discurso, desde su punto de vista, no es acerca de objetos; es necesario “substituir el tesoro enigmático de las cosas” anteriores al discurso por la formación regular de REMHWRVTXHVXUJHQVRODPHQWHHQHOGLVFXUVRGHÀQLUHVWRVREMHWRVVLQUHferencia a la base o al fundamento de las cosas, pero relacionándolos con el conjunto de reglas que los capacitan para constituirse como objetos de un discurso (ibíd.: 147; 45). Entonces es el discurso el que, en su práctica, constituye sus objetos. Foucault eleva el discurso al rango de práctica, una práctica discursiva “que forma sistemáticamente los objetos de que habla” (ibíd.: 49). El sujeto constituye, en Foucault, otro problema crucial. El tratamiento del sujeto en La arqueología del saberQRVHUHÀHUHDDOJXQDFDWHJRUtD de persona o individuo. En el capítulo “La formación de las modalidades enunciativas”, Foucault analiza el problema de la enunciación en relación con las posiciones del sujeto. La enunciación se considera allí como una actividad discursiva sustentada y constituida por un sistema de mecanismos institucionalizados, estatutos y diferentes posiciones asignadas al sujeto en el discurso (la relación formación discursiva - institución juega un papel –––––––––– 32. Para Foucault es fundamental el problema de la individualización de los discursos. Foucault (1978) HVWDEOHFHFULWHULRVHVSHFtÀFRVTXHSXHGHQVHUODEDVHSDUDODLQGLYLGXDOL]DFLyQGHORVGLVFXUVRV Éstos son: criterios de formación, criterios de correlación y criterios de transformación. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 50 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía muy importe en Foucault). En esta perspectiva, es posible considerar que las diversas formas del habla (o prácticas) que son posibles dentro de un GLVFXUVRGDGRQRVHUHÀHUHQDXQVXMHWRXQLÀFDGRRULJLQDOVLQRTXHVRQ GHÀQLGDV GH DFXHUGR FRQ ODV UHJXODULGDGHV GHO GLVFXUVR TXH UHJXODQ ORV ciclos y las posiciones de los sujetos33. El sujeto, para Foucault, está constituido por una dispersión de estatutos, sitios y posiciones “que él puede ocupar o que le pueden ser dadas cuando hace un discurso”. El sujeto está constituido dentro de la discontinuidad de planos desde los cuales habla. En la versión de Foucault, el discurso no es la expresión de un sujeto: es el sitio de la dispersión del sujeto y el sistema en el cual puede registrarse la discontinuidad del sujeto. “El discurso no es el lugar donde la subjetividad pura surge; es un espacio de posiciones y de funciones diferenciadas para los sujetos” (Foucault, 1972)34. Lo que es importante resaltar a partir de este análisis es lo relacionado con las posiciones del sujeto dentro del discurso y el modo de localización y de circulación de los discursos en la sociedad. Esto da origen a los problemas del status, de las condiciones de ejercicio, del funcionamiento y de ODLQVWLWXFLRQDOL]DFLyQGHGLVFXUVRVHVSHFtÀFRV\WDPELpQDODQiOLVLVGHODV relaciones entre la práctica política y el campo discursivo. Para Foucault es fundamental el análisis de las relaciones entre el discurso y el poder, es decir, de cómo se constituyen las prácticas discursiYDV5HJODVHVSHFtÀFDV IRUPDFLyQWUDQVIRUPDFLyQFRUUHODFLyQ VXE\DFHQ –––––––––– 33. Para Foucault, el sujeto de un enunciado lingüístico es general en la medida en que puede llenarse virtualmente por cualquier individuo cuando éste formula el enunciado y en la medida en que un mismo individuo puede ocupar, a la vez, en la misma serie de enunciados, diferentes posiciones, y asumir el papel de diferentes sujetos (1972: 93-94). Desde esta perspectiva, la enunciación de un enunciado no depende de un sujeto particular como si éste fuera su fuente u origen sino de la “existencia de un número de operaciones efectivas que no necesitan haber sido realizadas por un sólo y mismo individuo” (ibíd.). El sujeto se convierte, de esta manera, en un instrumento de discurso y de poder. 34. Se ha considerado que el análisis de las posiciones discursivas del sujeto en Foucault puede llevar al supuesto de que el discurso construye sujetos pasivos y sin capacidad de resistencia, los cuales son, únicamente, interpelados dentro del reino discursivo (véase Weedon et al., 1980) Sin embargo, es posible asociar estas posiciones discursivas a las relaciones del poder y a sus resistencias potenciales intrínsecas. 51 Mario Díaz Villa a la formación de los discursos (Foucault, 1978). Estas reglas están ligadas con el ejercicio del poder. En cada sociedad —escribe Foucault— “La producción del discurso está controlada, organizada, redistribuida por un número de procedimientos”. Desde su punto de vista, existe una cantidad de procedimientos para el control del discurso, tales como los procedimientos sociales de exclusión, prohibición, división y distinción (entre lo verdadero y lo falso). En relación con los últimos, Foucault considera que hay una base institucional muy completa sobre la cual opera la verdad: el sistema educacional (pedagogía), la distribución de información, la publicidad o publicación de libros y los valores establecidos para unos sistemas sociales diferentes sobre formas diferentes de conocimientos. Estos sistemas de control operan desde fuera del discurso35. Otros procedimientos operan, más bien, desde dentro del discurso: los discursos mismos ejercen su propio control “a través de principios tales como el comentario36, el autor, la disciplina. Existe un tercer grupo de proFHGLPLHQWRVTXHFRQWURODQHOGLVFXUVRpVWRVVHUHÀHUHQDODVFRQGLFLRQHV mediante las cuales se reproducen los discursos, a la imposición de ciertas reglas sobre los individuos que los sostienen y a las restricciones sobre el acceso al discurso. Estos procedimientos operan como un “enrarecimiento GH ORV VXMHWRV KDEODQWHVµ ELHQ VHD PHGLDQWH ORV ULWXDOHV FDOLÀFDFLRQHV gestos, conductas), reservando la producción del discurso a “sociedades de discurso” o subordinando los individuos a cierto tipo de enunciación a través de las “doctrinas”, bien sea controlando la apropiación social del discurso, es decir, excluyendo (como expresa en Más allá del bien y del mal, 1971) a aquellos que no tienen derecho al conocimiento, que sólo tienen derecho a una parte del conocimiento. En este último sentido, Foucault (1973) considera que “cualquier sistema de educación es una forma política –––––––––– 35. En relación con el conocimiento distribuido por el sistema educativo, Foucault considera que este conocimiento implica una conformidad política que funciona a través de los medios de inclusión y exclusión. Desde su punto de vista, existe una restricción con respecto a aquellas cosas TXHSXHGHQFRQRFHUVH\DTXHOODVTXHQRSXHGHQFRQRFHUVH(QWRQFHVHOFRQRFLPLHQWRRÀFLDO dice Foucault, “siempre ha representado al poder político como el centro de la lucha dentro de una clase social (aristocracia vs. burguesía). El conocimiento de otras clases, tales como la clase trabajadora, siempre ha sido rechazado; éste no entra en el “circulo reservado del conocimiento” (Foucault, 1971). 36. La noción de “comentario” en Foucault podría compararse con la noción de “recontextualización” en Bernstein. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 52 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía GHPDQWHQHURPRGLÀFDUODDSURSLDFLyQGHORVGLVFXUVRVFRQORVVDEHUHV\ poderes que implican”. Así, los procedimientos para el control del discurso no existen aislados: “después de todo, ¿qué es un sistema de enseñanza sino una ritualización GHOKDEODVLQRXQDFXDOLÀFDFLyQ\XQDÀMDFLyQGHODVIXQFLRQHVSDUDORV sujetos que hablan; sino la constitución de un grupo doctrinal cuando menos difuso; sino una distribución y una adecuación del discurso con sus SRGHUHV\VDEHUHV"µ LEtG.). Otro aspecto importante en el análisis de Foucault es el estudio de las dependencias que implica la transformación de una formación discursiva. Estas dependencias pueden ser dependencias intradiscursivas (entre objetos, operaciones y conceptos de una sola formación), dependencias interdiscursivas (entre formaciones discursivas diferentes) y dependencias extradiscursivas (entre una formación discursiva y campos no discursivos, como la práctica política) (Foucault, 1978). Entonces, para Foucault, los discursos no sólo exhiben principios intrínsecos de regularidad y de individualización sino que también son controlados por regulaciones reforzadas, como dice Gordon (1980), a través de prácticas sociales de apropiación, control y “política”. En este sentido, los discursos se derivan no del sujeto sino de las relaciones de poder que los generan37. En Vigilar y castigar (1976), Parte III, es posible abstraer algunas ideas acerca del trabajo de Foucault sobre las formas de regulación social de los individuos como “objetos de poder”. Tomando el cuerpo como objeto de poder, la disciplina ha establecido sus modalidades de coerción y de producción de “cuerpos dóciles y sujetados” a través del control del tiempo, del espacio y del movimiento. En primer lugar, la disciplina organiza un “espacio analítico”, los “emplazamientos funcionales”, las modalidades de organización de individuos en el espacio (celdas, lugares, rangos). En segundo lugar, la disciplina controla la actividad en el tiempo a través de la –––––––––– 37. Una interesante revisión crítica de ésta (y otras posiciones) ha sido realizada por Sheridan (1980); 'UH\IXV\5LELQRZ /HPHUW\*XLOODQ 53 Mario Díaz Villa GHÀQLFLyQGHO´KRUDULRµGHODHODERUDFLyQWHPSRUDOGHODFWRGH´ODSRVWXUD del individuo” (relación cuerpo-gesto o articulación cuerpo-objeto). En tercer lugar, crea un tiempo disciplinario para el entrenamiento de individuos (programas, etapas, etc.). Finalmente, la disciplina produce modalidades diferentes de articulación de individuos y de sistemas de control. Foucault resume la actividad de la disciplina considerando que la disciplina fabrica, a partir de los cuerpos que controla, una individualidad dotada de cuatro características: es celular –por el juego de la distribución espacial–; es genética –por la acumulación del tiempo–; es orgánica –por ODFRGLÀFDFLyQGHDFWLYLGDGHV²HVFRPELQDWRULD²SRUODFRPSRVLFLyQGH fuerzas– (1976:172). Para Foucault, la principal función de la disciplina es entrenar individuos, hacer “individuos”. Éstos son el objeto de su poder, a ORVFXDOHVVHDSOLFDQPRGDOLGDGHVFRHUFLWLYDVHVSHFtÀFDV Foucault caracteriza el papel de la disciplina por medio de la normalización. El poder de la normalización impone homogeneidad pero ´LQGLYLGXDOL]DDOSHUPLWLUODVGHVYLDFLRQHVGHWHUPLQDUORVQLYHOHVÀMDUODV especialidades y hacer útiles las diferencias, ajustándolas entre sí” (1976: 189). Entonces, mientras la normalización introduce un sistema de igualdad formal, el cual aparentemente opaca las diferencias individuales, la individualización objetivamente separa y jerarquiza a los individuos. Las diferencias individuales se vuelven relevantes a través de los medios de evaluación: “El examen se halla en el centro del procedimiento que constituye al individuo como objeto y efecto de poder, como efecto y objeto de saber; es el individuo tal como se le puede describir, juzgar, medir, comparar con otros, y esto en su individualidad misma; y es también el individuo cuya FRQGXFWDKD\TXHHQFDX]DURFRUUHJLUDTXLHQKD\TXHFODVLÀFDUQRUPDlizar, excluir, etc.” (1976: 196-197). Así, la disciplina es una modalidad de poder para la cual la diferencia individual es relevante. Las relaciones establecidas por Foucault entre normalización e individualización pueden presentarse sobre dos ejes que podrían considerarse como los rasgos horizontales y verticales de la disciplina. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 54 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía I N D I V I D U A N O R M A L I Z A C I Ó N I Z A C I Ó N Así, la construcción de los sujetos en la disciplina implica su sujeción a los principios de normalización-individualización. Esto implica, a su vez, que el sujeto es colocado en una posición pasiva con respecto al discurso y a las prácticas. Hasta cierto punto, en Foucault, el sujeto llega a ser el principio de su propia sujeción. A partir de “Códigos, modalidades y el proceso de reproducción cultural: un modelo” (Bernstein, 1981), es posible inferir principios para el análisis del discurso y de las posiciones del sujeto, aunque Bernstein no está directamente relacionado con el análisis del discurso (con una teoría del discurso). Estas proposiciones presentan la posibilidad de producción de una teoría particular del discurso en relación con la teoría general de los códigos de Bernstein. Los códigos regularían “la reproducción de clases y la producción de recursos discursivos” (1981:11). El discurso aparece entonces como un producto de la división social del trabajo de las categorías implicadas en su producción (sean éstas agentes o discursos) y de sus correspondientes relaciones sociales. Debemos notar aquí que las categorías sociales (agentes o discursos) están constituidas por la división social del trabajo y que las SUiFWLFDVVHFRQVWLWX\HQHQODVUHODFLRQHVVRFLDOHV YpDVHÀJXUD 55 Mario Díaz Villa DIVISIÓN SOCIAL RELACIONES DEL TRABAJO SOCIALES CATEGORÍAS REALIZACIÓN PODER PRÁCTICAS CONTROL RECURSOS DISCURSIVOS El análisis de las categorías y las prácticas descansa sobre dos principios reguladores fundamentales: uno que regula las relaciones entre las categorías y otro que regula las prácticas comunicativas de las relaciones sociales entre las categorías. Estos principios se conocen más como FODVLÀFDción y enmarcación.(OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQUHJXODHODLVODPLHQWRHQWUH las categorías (1981: 12) y es el medio de su producción. El principio de FODVLÀFDFLyQVHUtD´FUHDGRPDQWHQLGRUHSURGXFLGR\OHJLWLPDGRPHGLDQWH ODSUHVHUYDFLyQGHORVDLVODPLHQWRVµ$VtHVHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQHO que regula las relaciones de poder entre discursos y entre sujetos, manteniendo diferentes grados de aislamiento entre ellos38. (OSULQFLSLRGHHQPDUFDFLyQVHUHÀHUHDODUHJXODFLyQGHODVSUiFWLFDV FRPXQLFDWLYDVHQWUHODVFDWHJRUtDV0iVHVSHFtÀFDPHQWHODHQPDUFDFLyQ UHJXODODVYDULDFLRQHVHQORVSULQFLSLRVGHFRPXQLFDFLyQ(VWDVHUHÀHUH siempre a la comunicación y, más claramente, a las variaciones de las modalidades de control. –––––––––– (OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQDOFUHDUODLGHQWLGDGGHOGLVFXUVRHQUHODFLyQFRQRWURVGLVFXUVRV FUHDUtDODLGHQWLGDGHVSHFtÀFDGHOVXMHWR\DVXYH]HVWDLGHQWLGDGUHSURGXFLUtDODVUHODFLRQHVGH SRGHUHQWUHVXMHWRVDWUDYpVGHSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQ ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 56 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía /DPRGDOLGDGGHOFyGLJRVHGDPHGLDQWHORVYDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQ \GHODHQPDUFDFLyQ/RVYDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQ\GHODHQPDUFDFLyQ pueden variar independientemente entre sí. Los códigos, a su vez, serían dispositivos ubicadores de los sujetos: “los sujetos son ubicados en forma diferente por estos códigos en el proceso de su adquisición” (ibíd.: 4). Esta ubicación es una ubicación ideológica. De acuerdo con la teoría de Bernstein, las prácticas son realizaciones de las categorías. “La práctica puede entenderse como el mensaje de la categoría, y es el medio de su adquisición” (ibíd.:12). El mensaje se considera como el texto, es decir, “la forma de las relaciones sociales hecha visible, palpable, material” (ibíd.: 6). Cada categoría (bien sean sujetos o discursos) “conlleva voces especializadas”. La voz pertenece a la gramática fundamental adquirida o internalizada. Ésta podría ser el efecto ideológico inherente a cualquier orden discursivo constituido en términos de una gramática de generación de nuevos textos (mensajes). El sujeto, a su vez, es una relación dialéctica entre la voz (el discurso) y el mensaje. La voz implica categorías y puede considerarse la marca puesta por la relación sujeto-discurso en el proceso de su legitimación o regulación. En este sentido, se considera que “el mensaje es dependiente de la voz”; ODYR] GHXQGLVFXUVR ´ÀMDORVOtPLWHVGHORTXHSXHGHVHUXQPHQVDMH legítimo”. Nadie adquiere la voz (de un discurso) sin haber sido ubicado HQXQGLVFXUVRSRUHOSULQFLSLRFODVLÀFDWRULR1RH[LVWHQYRFHVLQGLYLGXDOHV sino voces discursivas: “la posición del sujeto crea la voz pero no el mensaje HVSHFtÀFRµ1RKD\VXMHWRVLQYR]\QRKD\YR]VLQGLVFXUVR Podríamos decir que la adquisición de la voz puede alcanzarse a través de la ubicación del individuo en una estructura de relaciones sociales reguladas por un discurso o unos discursos legítimos. Esta ubicación transforma al individuo en una categoría especializada con una voz especializada y capacita al sujeto a realizar sus relaciones sociales de comunicación. La voz determina al sujeto limitando lo que puede ser un mensaje legítimo (1981:16). La voz entonces no sería un conjunto de contenidos, VLJQLÀFDGRV R UHSUHVHQWDFLRQHV VHUtD XQD JUDPiWLFD GH SURGXFFLyQ GH VLJQLÀFDGRV+DVWDFLHUWRSXQWRODYR]VHUtDODLGHRORJtDLQWUtQVHFDDODV prácticas sociales. Si la realización de la voz (ideología) se experimenta como real en la forma de acciones, actitudes y prácticas del sujeto, la adquisición 57 Mario Díaz Villa de la voz llega a ser una operación subjetiva, inconsciente e imperceptible, dominada por lo que sociológicamente se ha descrito como socialización y, más recientemente, como modelación39. El mensaje puede considerarse como realización de la voz (sujetodiscurso), establecida mediante las relaciones de poder. El mensaje depende de, y es regulado por, la voz del discurso, pero también es la fuente GHFDPELRHQODYR]GLVFXUVLYD(VWRVLJQLÀFDTXHODVUHODFLRQHVGHSRGHU inherentes al discurso (voz) limitan el rango de realizaciones de la comunicación, dado que el sujeto no es autónomo al producir sus mensajes (aunque aparezca como tal); al realizar sus prácticas, el sujeto está determinado por HOGLVFXUVRHQHOFXDOKDVLGRXELFDGR SRUHOSULQFLSLRFODVLÀFDWRULR \HQHO cual adquiere su voz. En esta perspectiva, podemos decir que las relaciones de poder intrínsecas a un discurso están presentes en las relaciones sociales en las cuales cada discurso se da o es realizado. Es claro que no se puede encontrar en “Códigos y modalidades” una teoría del discurso desarrollada tal como puede encontrarse en Foucault. “Códigos y modalidades” no está directamente relacionado con una categoría del discurso. El discurso, en “Códigos y Modalidades”, parece ser un recurso simbólico (material, desde luego) producido por la división social del trabajo y sus relaciones sociales intrínsecas. Pero, como hemos visto, cada discurso articula su propia voz; ésta, a su vez, deviene la voz del sujeto —el medio de su soporte—. El discurso también conlleva, en los mensajes que regula, sus contradicciones potenciales como fuentes de cambio. El uso de la noción de discurso en Bernstein también implica la noción de práctica discursiva. Esta noción constituirá la macrodimensión GH OD FDWHJRUtD JHQHUDO GH VLJQLÀFDGRV TXH LQWHJUD FXDOTXLHU FyGLJR (O GLVFXUVR SRGUtD VHU FRQVLGHUDGR QR FRPR XQ FRQMXQWR GH VLJQLÀFDGRV relacionados con representaciones o referentes estáticos sino como una SUiFWLFDVRFLDOGHSURGXFFLyQFODVLÀFDFLyQGHVLJQLÀFDGRVRXQDSUiFWLFD que sistemáticamente forma los objetos de los cuales habla, es decir, sus categorías. El discurso sería una práctica de regulación general de textos. –––––––––– 39. De igual manera, si el mensaje se experimenta (se vive) como individual o como el producto de una conciencia particular, esto se debe a la relación imaginaria que los individuos crean en relación con los discursos. Lo que se considera como la voz del discurso se vive como la voz del individuo. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 58 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Los objetos, conceptos y teorías intrínsecas constituirían el dominio de la práctica discursiva, en otras palabras, el dominio del discurso. El concepto de código es de importancia fundamental si queremos desarrollar una teoría del discurso. Esta noción proporciona las bases para HODQiOLVLVGHODVPDFURUUHODFLRQHVGHSURGXFFLyQGLVWULEXFLyQGHVLJQLÀFDdos, prácticas y contextos, y para el análisis de discursos, prácticas y sitios organizacionales particulares. El código sería el regulador del cómo de una práctica discursiva. ´4XpVLJQLÀFDGRVSXHGHQ VHUOHJtWLPDPHQWH DJUXSDGRV \FyPRSXHGHQ HVWRV VLJQLÀFDGRV VHU UHDOL]DGRV OHJtWLPDPHQWHµ (VWH SUHVXSXHVWR VHUi la fuente de las diferencias entre el “discurso pedagógico” y la “práctica pedagógica”. Podemos, entonces, suponer la existencia de una relación articulada entre lo macro y lo micro, generada por el código. El análisis de HVWDVUHODFLRQHV RGLPHQVLRQHV VLUYHSDUDFODVLÀFDUODVUHODFLRQHVHQWUH los elementos propuestos en el modelo de análisis de la producción de códigos pedagógicos. Dentro de la dimensión pedagógica podemos distinguir los elementos correlativos de las microrrelaciones del código, así: práctica discursiva (discurso pedagógico), práctica pedagógica (realizaciones pedagógicas) y prácticas organizativas (sitios organizacionales). MACRORRELACIONES MICRORRELACIONES (DIMENSIÓN PEDAGÓGICA DEL CÓDIGO) SIGNIFICADOS PRÁCTICA DISCURSIVA REALIZACIONES PRÁCTICA PEDAGÓGICA (MODELO PEDAGÓGICOS) PRÁCTICA ORGANIZATIVA CONTEXTOS 3RGHPRVOHHUODÀJXUDDQWHULRUGHODVLJXLHQWHPDQHUDHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRFRQWURODORVVLJQLÀFDGRVTXHVHUHDOL]DQHQODSUiFWLFDSHGDJyJLFD mediante la regulación de las posiciones de los sujetos y de las relaciones sociales en el contexto institucional organizado del sistema educativo que 59 Mario Díaz Villa denominamos “contexto de reproducción”. Así, el código, dentro de la dimensión pedagógica, integra el discurso pedagógico, la práctica pedagógica y los escenarios o sitios organizacionales. En otras palabras, un código pedagógico puede ser considerado como la interrelación dentro de y entre discursos, prácticas y espacios, junto con sus contradicciones intrínsecas. Una teoría de la reproducción pedagógica debe entonces integrar las relaciones entre discursos, prácticas y sitios (espacios), y sus condiciones de producción y realización, determinadas por los principios de la división social del trabajo y sus relaciones sociales intrínsecas. Hemos distinguido, en esta sección, algunos puntos de análisis en relación con el discurso. En primer lugar, examinamos el discurso no en términos de una conciencia particular e individual que hace del sujeto el RULJHQGHVLJQLÀFDGRV\UHSUHVHQWDFLRQHVWDOFRPRKDVXFHGLGRHQODWUDdición de la perspectiva lingüística. Argumentamos, por el contrario, que el discurso es una categoría en la cual cada sujeto se constituye, ubica y reubica. En esta perspectiva, consideramos que el discurso, como categoría, involucra relaciones de poder y control, generadas por los principios de la división social del trabajo y sus relaciones sociales intrínsecas. 3DUD VXVWHQWDU OD LGHD GH OD SURGXFFLyQ GH VLJQLÀFDGRV FRPR XQD consecuencia de las posiciones generadas en las formaciones discursivas, en las cuales el sujeto es constituido, examinamos algunas de las contribuciones hechas por Foucault, y las contribuciones de Bernstein, a una teoría del discurso gobernada por el concepto de código. Los principios metodológicos de “Códigos y modalidades”, presentados en términos de relaciones interdependientes tales como discurso-práctica, voz-mensaje, son consecuencias fundamentales para el análisis de las relaciones de poder-control generadas por la división social del trabajo y sus relaciones sociales intrínsecas. Desde este punto de vista, es posible formular la tesis de que una teoría de la reproducción pedagógica debe integrar la relación entre discurso, práctica y espacio, los cuales, como elementos constitutivos del contexto de reproducción del discurso educativo, integran las condiciones políticas, sociales, institucionales, técnicas y teóricas de reproducción-transformación de las relaciones sociales relevantes al campo de producción y a las modalidades de control simbólico. Estas condiciones de reproducción y ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 60 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía transformación de relaciones sociales se articulan en el discurso pedagógico dominante y en su gramática intrínseca, la cual celebra una distribución del poder dada. DESARROLLO PRINCIPIOS DEL MODELO DOMINANTES: DISCURSO REGULATIVO GENERAL /RV SULQFLSLRV GRPLQDQWHV VH UHÀHUHQ D ODV UHODFLRQHV GH SRGHU \ control generales, articuladas a través de, y legitimadas por (aunque no necesariamente limitadas), las diversas agencias del Estado, las cuales son el medio por el cual un orden general del universo de categorías, prácticas y relaciones sociales se reproduce y desarrolla. Debe quedar claro que la discusión que sigue es necesariamente breve y abstracta. Nuestro interés consiste, solamente, en distinguir formalmente un nivel de discurso que es una consecuencia de los principios dominantes, en términos más explícitos. Esta sección no intenta ser comprensible ni exhaustiva, sino que tiene el SURSyVLWROLPLWDGRGHGHÀQLUXQRGHQXHVWURVSULQFLSDOHVWpUPLQRV Desde nuestro punto de vista, los principios dominantes están explícitamente incluidos en los diversos discursos de “la arena” del Estado, de sus diversas ideologías y agencias. Una de las funciones de los discursos del Estado es iniciar, reproducir y legitimar los principios dominantes fundamentales para la reproducción de las categorías culturales dominantes y de las relaciones sociales dominantes dentro del campo de producción y dentro del campo de control simbólico. (VWR VLJQLÀFD TXH FXDQGR ORV SULQFLSLRV GRPLQDQWHV HQWUDQ FRPR principios regulativos en la organización del Estado (y en la organización del campo de producción y de control simbólico), el Estado, a su vez, a WUDYpVGHVXVDJHQFLDVHVSHFtÀFDV\SUiFWLFDVMXHJDXQSDSHOFUXFLDOHQOD reproducción/conservación de los principios dominantes (relaciones de poder y control). Debemos aclarar que estamos restringiendo el término Discurso ReJXODWLYR*HQHUDO '5* DORVGLVFXUVRVRÀFLDOHVGHO(VWDGRHQODPHGLGD en que éstos se realizan en textos legales y administrativos, los cuales se relacionan con el orden, la relación y la identidad. Somos, desde luego, 61 Mario Díaz Villa conscientes de que la organización de los principios de consenso y asentimiento no está limitada a la realización del DRG sino que incluye agencias hegemónicas externas al Estado (Gouldner, 1976: cap. 7). El Estado intenta reproducir sus principios dominantes a través de GLVFXUVRV\SUiFWLFDVHVSHFtÀFRVFX\DSULQFLSDOIXQFLyQHVVHUYLUFRPRVXEVtrato para la creación, dentro de una sociedad particular, de lo que puede llamarse la organización del consenso40. En otras palabras, una condición esencial para el establecimiento, el mantenimiento y la reproducción de los principios dominantes (PD) son la organización, el mantenimiento y la legitimación del consenso entre los diferentes grupos sociales que constiWX\HQXQDVRFLHGDGHVSHFtÀFDFRQUHVSHFWRDODVUHODFLRQHVGHQWURGH\ entre grupos sociales. La legitimación y la reproducción del “consenso” se realizan mediante agencias especiales —ya sea dentro del Estado o dentro del campo de control simbólico— cuya función es transformar las contradicciones y los FRQÁLFWRVHQWUHORVGLIHUHQWHVJUXSRVVRFLDOHVHQ´FRQVHQVRµDWUDYpVGHOD UHDOL]DFLyQGHLGHRORJtDVGLVFXUVRV\SUiFWLFDVHVSHFtÀFRV Es importante notar aquí que la organización y la regularización del consenso (alrededor de los principios dominantes), dentro de una socieGDGHVSHFtÀFDVHUHDOL]DQHQHOQLYHOGHODVSUiFWLFDVFRWLGLDQDV\pVWDV son, especialmente, objeto del campo de las diferentes agencias de control simbólico. En estas agencias, los PD están incluidos en sus estructuras y, en el nivel de sus prácticas de interacción, en lo que podríamos llamar “el proceso de normalización”41. –––––––––– 40. Diversos enfoques muestran la diferencia entre consenso y contradicciones. Así, un enfoque funcionalista tiende a concebir la sociedad en términos de la independencia funcional, o coherencia, de sus partes. Las perspectivas marxistas comparten de alguna manera este enfoque en el sentido de que también ven la sociedad como un todo, una unidad o una totalidad, pero esta unidad se PDQWLHQH\VHUHSURGXFHDWUDYpVGHFRQWUDGLFFLRQHVFRQÁLFWRV\GRPLQDFLyQ(QHVHQFLDPLHQWUDV HOIXQFLRQDOLVPRSUHVXSRQHHORUGHQ\HVHOFRQÁLFWRHOSUREOHPiWLFRHOPDU[LVPRSUHVXSRQHOD FRQWUDGLFFLyQ\HOFRQÁLFWR\HVHOPDQWHQLPLHQWRGHORUGHQ SULQFLSLRVGRPLQDQWHV ORTXHHV problemático. Véase Hall (1977); Strasser y Randall (1981). 41. Siguiendo a Bourdieu (1977) debemos anotar que cualquier consenso es un consenso acerca de lo que cuenta como posiciones ortodoxas y heterodoxas legítimas, las cuales no amenazan la doxa. Lo que es importante es el rango de posiciones restringidas por los principios dominantes. Véase Bourdieu (1977: 159-171). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 62 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Los discursos producidos y las prácticas realizadas por el Estado y, especialmente por, pero no limitadas a, las agencias de control simbólico, son los medios de reproducción del consenso dominante, el cual, desde nuestro punto de vista, es la base material para la legitimación de los principios dominantes. (VWRVLJQLÀFDTXHQRH[LVWHXQGLVFXUVRXQLÀFDGRVLQRGLYHUVRVGLVFXUsos, tanto ortodoxos como heterodoxos, junto con sus ideologías y prácticas, las cuales sustentan el consenso alrededor de los principios dominantes. Así, los discursos y prácticas producidos dentro del marco organizacional del Estado pueden diferir de los discursos y prácticas producidos dentro de las agencias de control simbólico42. Sin embargo, éste no es el lugar SDUDHVSHFLÀFDUHVWDVGLIHUHQFLDV/RTXHHVLPSRUWDQWHUHWHQHUDTXtHVHO carácter regulativo de esos discursos y prácticas. Proponemos agrupar todos estos discursos bajo una macrocategoría denominada Discurso Regulativo General (DRG). El DRG tendría como SULQFLSDOREMHWLYRHOHVWDEOHFLPLHQWR\ODGHÀQLFLyQGHXQRUGHQ\XQDUHODción e identidad dominantes a través de las ideologías que éste incorpora y las prácticas que regula para la constitución de las modalidades generales GH FRQVHQVR GH OD VRFLHGDG $Vt ORV SULQFLSLRV GRPLQDQWHV GHÀQHQ ODV PRGDOLGDGHVHVSHFtÀFDVGHUHDOL]DFLyQGHO'LVFXUVR5HJXODWLYR*HQHUDOHO FXDODVXYH]ÀMDORVOtPLWHVGHODVSUiFWLFDVUHJXODWLYDVOHJLWLPDGDV43. El DRG se realiza esencialmente a través de los textos y prácticas generados en el sistema legal, político y administrativo del Estado y es –––––––––– 42. El discurso del Estado reproduce la noción del sujeto legal unitario (Burton y Carlen, 1979), es decir, la persona político-jurídica, quien es el sujeto de ciertas libertades. Esta ideología presenta a los agentes como sujetos individuales, libres e iguales como si estuvieran en un estado presencial, \GHHVWDPDQHUDGHÀQHQORVDLVODPLHQWRVHVSHFtÀFRVGHODVUHODFLRQHVVRFLDOHV(OGLVFXUVRGHO Estado es el discurso de los derechos naturales, el cual aparece como un discurso neutro (Gintis, 1980). 43. El DRG intenta, en su realización, legitimar lo que podemos denominar relaciones verticales y hoUL]RQWDOHVGHXQDVRFLHGDGGDGD/DVUHODFLRQHVYHUWLFDOHVVHUHÀHUHQHVHQFLDOPHQWHDORVSULQFLSLRV GHHVWUDWLÀFDFLyQVRFLDOORVFXDOHVUHJXODQODVUHODFLRQHVHQWUHJUXSRVVRFLDOHVGHDFXHUGRFRQXQD distribución del poder y unos principios de control dados. El DRG intenta legitimar diferencias, esencialmente aquellas diferencias creadas por la distribución de poder entre grupos sociales. Las UHODFLRQHVKRUL]RQWDOHVVHUHÀHUHQDORVSULQFLSLRVTXHHVWDEOHFHQFRPXQDOLGDGHVIXQGDPHQWDOHV por ejemplo, nacionalidad, ciudadanía, responsabilidad, colectividad, hermandad, patriotismo, etc. El DRG intenta crear el imaginario de lo similar entre lo diferente. 63 Mario Díaz Villa especialmente inculcado en, y reproducido por, las agencias de control VLPEyOLFR'HEHPRVHQIDWL]DUTXHHO'5*ÀMDORVOtPLWHVHQ´ODDUHQDµHQ ODFXDOODVSRVLFLRQHVGHGHVDUUROORGHFRQÁLFWR\GHFDPELRSXHGHQUHDOLzarse. Así, por ejemplo, en las sociedades modernas (capitalismo avanzado del siglo XX ODVGHPDQGDV\FRQÁLFWRVGHFODVHVHFRQÀJXUDQSRUHO'5* y sus estrategias, tales como el discurso liberal. El DRG proporciona el marco común dentro del cual deben realizarVHORVFRQÁLFWRVDOUHGHGRUGHODGLVWULEXFLyQGHOSRGHU\ODVPRGDOLGDGHV de control. Sin embargo, este discurso no es necesariamente un discurso homogéneo, en la medida en que incorpora un rango muy amplio de ideoORJtDVHQFRPSHWHQFLD\FRQÁLFWRTXHVRQODIXHQWHGHVXFDPELR$XQTXH HO'5*UHSUHVHQWDHOGLVFXUVRUHJXODWLYRRÀFLDO\ÀMDORVOtPLWHVGHORTXH puede ser un discurso legítimo, puede también tener en cuenta aquellos discursos regulativos que excluye. Un efecto pedagógico del DRG sería la creación, en una sociedad HVSHFtÀFD GH UHSUHVHQWDFLRQHV FROHFWLYDV XQLGDG QDFLRQDO VROLGDULGDG nacional, modelos patrióticos, unidad religiosa, orgullo nacional) y la reproducción de nociones tales como libertad, justicia, igualdad, derecho, democracia, propiedad, nación, patriotismo, ciudadanía, Dios/hombre, junto con el alcance y los límites de las prácticas. Estas representaciones obedecen al consenso e intentan legitimar el consentimiento para la distribución de las relaciones de poder y control dominantes44. En otras palabras, la distribución de las relaciones de poder y control legítimas sería utilizada a través del DRG, junto con sus diferentes clases de prácticas e ideologías. Un segundo efecto del DRG sería que todos los GLVFXUVRVUHJXODWLYRVHVSHFtÀFRV '5( HVWDUtDQVXERUGLQDGRVDVXVSULQcipios. –––––––––– 44. La sociología de la educación ha puesto mucho más énfasis en lo que hemos llamado las relaciones verticales y ha descuidado el estudio de las relaciones horizontales. Los movimientos pedagógicos feministas y antirracistas han problematizado los presupuestos del DRG con respecto a las relaciones horizontales, mostrando que estos movimientos son un rasgo importante de las relaciones verticales. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 64 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Presentemos algunas breves conclusiones. A nivel abstracto: 1. Hemos distinguido los principios dominantes (PD) de sus medios de UHSURGXFFLyQ/RVSULQFLSLRVGRPLQDQWHVVHUHÀHUHQDODVUHODFLRQHV de poder y control. Los medios de su reproducción se relacionan con las prácticas del Discurso Regulativo General. 2. El DRG puede considerarse como el substrato material, político e ideológico de los principios dominantes; él incorpora los principios dominantes que reproduce. /RVUDVJRVHVHQFLDOHVGHO'5*VHHQFXHQWUDQHQHOGLVFXUVRRÀFLDOGHO Estado, pero su reproducción se realiza a través de un amplio número de agencias y discursos especialmente en —aunque no solamente OLPLWDGD D³ ODV DJHQFLDV GH FRQWURO VLPEyOLFR /D VLJXLHQWH ÀJXUD esquematiza las relaciones anteriores de una manera simple: RELACIONES DE CLASE CAMPO DE REPRODUCCIÓN (PRODUCCIÓN Y REPRODUC- ESTADO (SISTEMA POLÍTICO, LEGAL Y ADMINISTRATIVO). CIÓN CAMPO DE CONTROL SIMBÓLICO (REPRODUCCIÓN Y PRODUCCIÓN CULTURAL). ECONÓMICA). AGENCIAS AGENCIAS CULTU- ECONÓMICAS RALES PRINCIPIOS DOMINANTES DISCURSO REGULATIVO GENERAL 65 Mario Díaz Villa DISCURSO PEDAGÓGICO OFICIAL (DPO) /DVDJHQFLDVGHO(VWDGRSURGXFHQOHJLVODFLRQHVHVSHFtÀFDVUHJXODciones, las cuales llegan a ser el aparato discursivo legal de legitimación y regulación del universo escolar. Este aparato discursivo legal, junto con sus textos administrativos, mantiene el control legal y político sobre agentes, agencias, prácticas y discursos requeridos para la reproducción de la cultura de la escuela y la producción de la conciencia e identidad pedagógica. Como YHUHPRVORV(VWDGRVGLÀHUHQHQHOJUDGRGHDXWRQRPtDTXHSHUPLWHQHQ la localización y las condiciones del universo escolar. Llamaremos, a este DSDUDWROHJLWLPDQWH'LVFXUVR2ÀFLDO Éste puede considerarse como la práctica discursiva a través de la FXDOVHHMHUFHQHOSRGHU\HOFRQWUROGHO(VWDGR(OGLVFXUVRRÀFLDOFHOHEUD los principios dominantes y puede considerarse el medio de ubicación de formas de subjetividad pedagógica (Burton y Carlen, 1979)45, la cual, a su vez, es celebrada en sus textos. Empezamos nuestro análisis diciendo que el discurso pedagógico RÀFLDO '32 SXHGHFRQVLGHUDUVHFRPRXQDUHDOL]DFLyQGHODVUHODFLRQHVGH poder inherentes a las prácticas políticas del Estado. El discurso pedagógico RÀFLDOSXHGHFRQVLGHUDUVHFRPRHOHIHFWRGHOWUDEDMRGHODVSUiFWLFDVSROtWLFDV del Estado sobre los discursos, las prácticas y las relaciones sociales. Esto VLJQLÀFDTXHODSUiFWLFDSROtWLFDGHO(VWDGRWUDQVIRUPDHOPRGRGHH[LVWHQcia y el modo de funcionamiento de los discursos, prácticas y relaciones sociales46. Así, con respecto a la educación, la estructura organizativa dentro y entre niveles, la extensión temporal y espacial de la pedagogización, la reubicación del niño en alumno, del alumno en trabajador; la pedagogización del hogar, la especialización de los currículos para niveles y grupos sociales, la selección y legitimación de teorías de transmisión, adquisición y evaluación, todo esto puede muy bien revelar los diferentes grados de –––––––––– 45. Burton y Carlen (1979) consideran que ODVSUiFWLFDVLGHROyJLFDVGHOGLVFXUVRRÀFLDOFRORFDQÀMDQ y orientan al sujeto a posiciones deseadas. 46. Véase Foucault (1978). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 66 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía SHQHWUDFLyQ UHJXODFLyQHVWRHVH[SDQVLyQGHOSRGHU GHOGLVFXUVRRÀFLDO de las diferentes sociedades en la educación47. Aunque aquí no nos referimos a los orígenes, la historia y la naturaleza HVSHFtÀFDGHO'32HVFODURTXHpVWHWRPDGLIHUHQWHVIRUPDVGHUHDOL]DFLyQ es decir, diferentes formas de transmisión y reproducción. Puede tomar la forma de textos formales y estrictamente reguladores, con un sistema GHHQXQFLDFLyQFRGLÀFDGR\QRUPDWLYRFRPRHQHOFDVRGHUHJXODFLRQHV legislativas, decretos, resoluciones, leyes, etc. Puede estar organizado en términos de una serie de enunciados descriptivos que articulan diferentes clases de objetos, conceptos y teorías (conocimiento transformado por la SUiFWLFDSROtWLFD TXHOOHJDQDVHUODSRVLFLyQOHJtWLPDXRÀFLDOFRPRHQ el caso de la institucionalización de textos pedagógicos tales como guías, XQLGDGHVSURJUDPDVLQIRUPHVHWFORVFXDOHVGHPDUFDQ\ÀMDQORVOtPLWHV DXQDPRGDOLGDGSHGDJyJLFDGHUHSURGXFFLyQ(VWRVLJQLÀFDTXHORVWLSRV de registros que sustentan la existencia del DPO son heterogéneos y que también varían con el régimen político de cada formación social. &RPR SRGHPRV YHU HO '32 GLVFXUVR RÀFLDO GH OD HGXFDFLyQ VH realiza a través de diferentes registros textuales que incorporan un complejo conjunto de discursos, producciones que son fundamentales para la organización y construcción del orden normalizado/normalizante del sistema educativo. El DPO constituye el mecanismo activo (aunque no necesariamente el único) a través del cual las relaciones sociales entre agentes discursos, prácticas y contextos son establecidas y legitimadas. El DPO tiene como función producir y legitimar las condiciones institucionales generales para la regularización de las prácticas de control simbólico en la educación y el mantenimiento de las relaciones sistémicas por la educación48. Esenciales para el establecimiento, el mantenimiento –––––––––– 47. Otros ejemplos de la regulación política, interrelacionados con la educación, pueden darse por la producción de lo que denominamos relaciones legales entre individuos, a través de las cuales la categoría de clase y las relaciones sociales son desubicadas y abstraídas de su complejidad sociohistórica y reubicadas como categorías individuales (el sujeto legal unitario). Esta abstracción permite una mayor concentración del poder y el control Así, la regulación puede tomar la forma de bienestar. Véase Donzelo (1980) y Gouldner (1970: cap.9). /DVUHODFLRQHVVLVWpPLFDVVHUHÀHUHQDODVUHODFLRQHVHQWUHORVSURGXFWRVGHODHGXFDFLyQ\VX potencialidad para la realización de recursos discursivos y físicos en otros contextos (Bernstein, 1977; 1981). 67 Mario Díaz Villa y la reproducción de prácticas educativas de control simbólico son la organización del espacio pedagógico de reproducción, la regulación de discursos especializados y la constitución de sus agentes pedagógicos y sus relaciones sociales. En nuestro concepto, el DPO no solamente corresponde a los principios dominantes, sino que también legitima la cultura dominante de OD HVFXHOD ORV PRGRV HVSHFtÀFRV GH DGTXLVLFLyQ \ D WUDYpV GH HVWR ORV PRGRV HVSHFtÀFRV GH UD]RQDPLHQWR49. En este sentido, podemos decir TXHHOREMHWLYRLGHROyJLFRGRPLQDQWHGHOGLVFXUVRRÀFLDOHQODHGXFDFLyQ HVFRORFDUÀMDU\RULHQWDUDORVVXMHWRVDSRVLFLRQHVGHVHDGDV %XUWRQ\ Carlen, 1979). Ejemplos de estas posiciones deseadas pueden darse en ORVREMHWLYRVRÀFLDOHVGHPXFKRVVLVWHPDVHGXFDWLYRVFRPRHQ&RORPELD Francia, Suecia, etc. La función básica del DPO debe ser reconocida como la del ejercicio del poder. Esta función se realiza esencialmente en la predeterminación discursiva de los patrones de conducta (reforzando las normas existentes, cambiando las normas viejas y produciendo nuevas normas), en el reconocimiento y la legitimización de todos los instrumentos y medios de organización del trabajo social de reproducción de la cultura escolar (agentes, discursos y prácticas académicas y administrativas) y en la legitimización e LQVWLWXFLRQDOL]DFLyQGHORVOXJDUHVHVSHFtÀFRV HVSDFLRVSHGDJyJLFRV SDUD la realización de prácticas pedagógicas. /DVQRUPDVSURGXFLGDVSXHGHQYHUVHFRPRHOLQVWUXPHQWRRÀFLDOSDUD la legitimización e institucionalización de agentes y prácticas en la escuela. En ese sentido, asociado con el carácter normativo del Estado (Poulantzas 1978; Burton y Carlen, op. cit.), el DPO produce lo que podría llamarse el “aspecto legal y legítimo del universo pedagógico” (discursos, práctiFDV FRQWH[WRV (VWD GLPHQVLyQ RÀFLDO GHO VLVWHPD HGXFDWLYR FRQWULEX\H a preservar el dispositivo establecido de reproducción de la cultura de la –––––––––– (OGLVFXUVRSHGDJyJLFRRÀFLDOOHJLWLPDDTXHOORVGLVFXUVRVGHORVFXDOHVVHDSURSLD\ORVUHXELFD LGHROyJLFDPHQWH8QEXHQHMHPSORGHHVWHSURFHVRHVODPHGLGDGHOFRHÀFLHQWHGHLQWHOLJHQFLD \VXVWHRUtDVVXE\DFHQWHV\ODVWHRUtDVGHODLQVWUXFFLyQGHULYDGDVGH3LDJHWR6NLQQHU YpDVH Brunner, 1966). Esto conduce al desarrollo de tales discursos a través de la circulación de fondos de investigación. Es importante anotar que el proceso de contextualización no es simplemente parásito sino que también actúa sobre los discursos que selecciona. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 68 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía escuela a través de la provisión del marco legítimo y de los límites dentro de los cuales las agencias educativas puede operar y dentro de los cuales la reproducción de los principios dominantes pueden realizarse. La dimensión legal está en la base del poder político del Estado y básicamente reproduce las relaciones de poder entre el Estado y el sistema educativo. El DPO debe producir necesariamente un principio selectivo por medio del cual contenidos y discursos se seleccionan para ser pedagogizados. Esto, a su vez, conlleva una selección de los discursos que regulan la transmisión, el aprendizaje y la evaluación. El DPO, entonces, debe seleccionar tanto los discursos que deben transmitirse como los discursos que regulan ORVSULQFLSLRVGHVXWUDQVPLVLyQDSUHQGL]DMHRDOPHQRVÀMDUOtPLWHV(Q RWUDVSDODEUDVHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRRÀFLDORVHOHFFLRQDRÀMDORVOtPLWHV a la selección del qué y el “cómo” directa o indirectamente. EL DISCURSO PEDAGÓGICO OFICIAL Y EL PROCESO DE RECONTEXTUALIZACIÓN50 La operación por la cual los discursos que pertenecen a diferentes campos llegan a ser desubicados o reubicados en el espacio pedagógico SXHGH GHQRPLQDUVH UHFRQWH[WXDOL]DFLyQ (VWD RSHUDFLyQ IXH GHÀQLGD HQ Bernstein (1977; 1981:43) como el movimiento de los textos, prácticas del contexto primario de producción discursiva, al contexto secundario de reproducción discursiva. Aquí solamente estamos interesados en la operación que arbitrariamente llamamos UHFRQVWLWXFLRQDOL]DFLyQ RÀFLDO. /DUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDORFXUUHFXDQGRXQWH[WRRXQRVWH[WRVTXH SHUWHQHFHQDXQGLVFXUVRHVSHFtÀFRRDGLVFXUVRVHVSHFtÀFRVVRQVHOHFWLYDPHQWHGHVXELFDGRVRUHXELFDGRVHLQVHUWRVHQQXHYRVWH[WRVRÀFLDOHV Estos nuevos textos incorporan objetos, temas, enunciados y teorías previamente reconocidos e ideológicamente seleccionados. Podemos agregar que estos textos producidos están, o deben estar, en correspondencia con LGHRORJtDVSROtWLFDVGHÀQLGDV\FRQREMHWLYRVSROtWLFRVHVSHFtÀFRV8QDYH] que los nuevos textos han sido producidos (han sido recontextualizados) –––––––––– 50. De acuerdo con Bernstein, el poder y el control se hacen sustantivos en la estructura simbólica realizada e incluida en los textos recontextualizados (Bernstein, 1977:32). 69 Mario Díaz Villa ellos proporcionan un soporte para la implementación de los principios dados en decisiones políticas (Burton y Carlen, 1979) y para la regulación del espacio pedagógico. 'HEHPRVDFODUDUTXHODUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDOQRSURSRUFLRQD solamente regulaciones; también proporciona, directa o indirectamente, los límites de lo que puede entrar en el campo de reproducción, es decir, qué puede entrar en el espacio pedagógico. Un buen ejemplo de esto está dado por las agencias pedagógicas del Estado en Colombia (agencias de UHFRQWH[WXDOL]DFLyQHVSHFtÀFDUHVSRQVDEOHVKR\GHODHODERUDFLyQGHORV principios y fundamentos del currículo). La práctica de la recontextualización se lleva a cabo dentro de un FDPSR HVSHFtÀFR GHQRPLQDGR ´FDPSR GH UHFRQWH[WXDOL]DFLyQµ HOFXDO estructura un subconjunto de subcampos cuyas posiciones, agentes y prácticas regulan la circulación de textos entre el contexto primario y el contexto secundario (Bernstein, 1981:43)51. Para nuestros propósitos restringiremos nuestro estudio a las agencias directas de recontextualización del Estado, FX\DIXQFLyQHVSURGXFLUWH[WRVRÀFLDOHV Las agencias de recontextualización del Estado son, en última insWDQFLDORVGHÀQLGRUHVSHGDJyJLFRVFUXFLDOHVDXQTXHQRQHFHVDULDPHQWH las únicas agencias ni el único campo. Aunque los Estados varían en el grado en el cual permiten campos de recontextualización distintos a los suyos propios para jugar un papel efectivo en la circulación de textos y prácWLFDVHOORVVLHPSUHGHÀQHQORVOtPLWHVGHQWURGHORVFXDOHVORVWH[WRV\ODV prácticas pueden circular y llegar a institucionalizarse en diferentes niveles del sistema educativo. Algunos niveles pueden tener más autonomía que otros. Es posible tener campos de recontextualización que se especialicen HQQLYHOHVHVSHFtÀFRV SUHHVFRODUHVFXHODSULPDULDHVFXHODVHFXQGDULD\ –––––––––– 51. El campo de recontextualización conlleva un número de subcampos tales como: a. Departamentos y subagencias especializados del Estado, con sus autoridades educativas y sus sistemas de investigación y de inspección y vigilancia. b. Departamentos de educación universitaria e instituciones similares, junto con su investigación. c. Medios de educación especializados, seminarios, revistas, etc., y casas editoriales, junto con sus “lectores” y asesores. G &DPSRVQRHVSHFLDOL]DGRVHQHOGLVFXUVRHGXFDWLYRSHURFDSDFHVGHHMHUFHULQÁXHQFLDHQHO proceso de recontextualización. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 70 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía para currículos, vocacional, manual, etc.). Lo único que haremos aquí es mostrar, formalmente, la función del concepto en el modelo que estamos intentando desarrollar. Podemos relacionar el concepto de recontextualización con el concepto de relativa autonomía. Los conceptos de relativa autonomía se centran en el espacio que el Estado dispone para que la escuela pueda realizar sus funciones de reproducción de relaciones de clase al tiempo que aparece como neutra. Aun si este tiende a ser, empíricamente, el caso, es necesario distinguir la clase de autonomía, su localización y sus condiciones. Lo importante es examinar las autonomías relativas de los campos de recontextualización entre sí, y con respecto al Estado, puesto que estos campos y subcampos regulan la circulación de discursos y prácticas pedagógicos (Bernstein, 1982). EL CAMPO DE REPRODUCCIÓN Esta sección intenta dar una descripción de las categorías y relaciones sociales relevantes que constituyen, en nuestro modelo, el “campo de reproducción”. El propósito central es, en primer lugar, describir su estructura interna como una composición de categorías, prácticas y sitios o espacios de reproducción; en segundo lugar, examinar las relaciones formales del campo de reproducción y sus relaciones sistemáticas posibles con el campo de producción y el campo de control simbólico. Para comenzar, podemos decir que el campo de reproducción (sistema escolar) constituye una estructura organizativa para “la reproducción selectiva de discursos educativos” (Bernstein, 1981:42). El campo está constituido por categorías especializadas (agentes, discursos), prácticas y espacios, socialmente creados, mantenidos y reproducidos para la reproducción del discurso pedagógico. El campo de reproducción está determinado, en última instancia, por el Estado52, el cual, a través de su DPO y de sus –––––––––– 52. Aquí es necesario explicar que el campo de reproducción (sistemas escolares en sus diferentes niveles) no ha estado siempre subordinado al Estado. El sistema educativo fue primero constituido como una agencia de control simbólico controlada por la Iglesia, siendo más tarde dependiente del campo de producción y del Estado. Bernstein sintetiza estas relaciones en el siguiente párrafo: Inicialmente, cuando la educación como agencia especializada y separada se constituyó en Europa, estuvo subordinada la Iglesia. La autonomía de la educación de la Iglesia fue seguida por la creciente dependencia de aquélla del modo de producción y, así, del Estado (1977: 186). 71 Mario Díaz Villa agencias recontextualizantes, intenta crear y mantener las condiciones para ODVIXQFLRQHVGHSHGDJRJL]DFLyQ\GHXELFDFLyQ\UHXELFDFLyQ UHFODVLÀFDFLyQ GHORVVXMHWRVHQHOFRQRFLPLHQWRRÀFLDO\HQODVSUiFWLFDVVRFLDOHV6LQ embargo, estas funciones no necesariamente se logran, como a menudo es insinuado por diferentes investigaciones. (O FDPSR GH UHSURGXFFLyQ TXH FRQVLGHUDPRV RÀFLDO UHSURGXFH FRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDV\HVSHFLDOL]DGDVLQFRUSRUDGDVHQODVGLVSRVLFLRQHVPRUDOHV RUGHQPRUDOHVSHFtÀFRUHODFLyQHLGHQWLGDG UHOHYDQWHVSDUD el mantenimiento y la reproducción de los principios dominantes de una VRFLHGDGHVSHFtÀFD Nuestra primera aproximación será considerar el campo de reproGXFFLyQ RÀFLDO FRQWHPSRUiQHR FRPR VL HVWXYLHUD FRQVWLWXLGR SRU UHGHV organizadas para la estructuración de experiencias, las cuales preparan a los individuos para actuar en los escenarios económicos, politicos, administrativos y culturales de la sociedad. Así, los arreglos organizacionales del campo GHUHSURGXFFLyQ VXVGLIHUHQWHVFRQWH[WRVGHLQWHUDFFLyQ ODFODVLÀFDFLyQGHO WLHPSR\GHOHVSDFLRODFODVLÀFDFLyQGHOFRQRFLPLHQWRODFODVLÀFDFLyQGH agentes, la organización de prácticas, son los medios para la regulación de las actitudes, conductas, conocimientos (habilidades) y actuaciones de los sujetos y, a través de esto, para la regulación de su vida social. Entre todos los sistemas o agencias de reproducción que se dan dentro de las sociedades modernas, el sistema educativo conjuga las relaciones IXQFLRQDOHVGHUHSURGXFFLyQFXOWXUDO\HFRQyPLFD(VWRVLJQLÀFDTXHVXHVtructura no solamente reproduce el orden dominante y sus bases discursivas sino que crea un potencial para los medios, contextos y posibilidades del campo de producción y del campo de control simbólico53. En los tiempos PRGHUQRVHO(VWDGRKDLQWHQVLÀFDGRVXVSUiFWLFDVGHUHJXODFLyQGHOFDPSR del control simbólico y disminuído el control del campo de producción. –––––––––– 53. En épocas pasadas esto ocurrió de otra manera. Así, en Europa la función inicial de la educación fue la reproducción del sistema moral y sus bases en la cristiandad, junto con la reproducción GHORVDJHQWHVUHOLJLRVRV'XUNKHLPVXJLHUHTXHEDMR&DUORPDJQRODHGXFDFLyQSURGXMRDJHQWHV administrativos del Estado y embajadores, etc. Dado que la Iglesia legitimó el sistema del Estado, UHSURGXMRHORUGHQVRFLDOGRPLQDQWH 'XUNKHLPFDSV\ ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 72 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía (VWRVLJQLÀFDTXHQRKD\XQDFRUUHVSRQGHQFLDPHFiQLFDHQWUH(VWDdo, producción, cultura y educación. Simplemente señalamos el creciente papel mediador del Estado en su manejo de las relaciones sistémicas de educación. Las relaciones sistémicas no están limitadas a la división social de trabajo y a sus relaciones sociales del campo de producción sino que incluyen la importancia creciente del incremento en la complejidad de la división social de trabajo y sus relaciones de control simbólico. Es posible suponer que, a medida que los principios de producción de recursos físicos se vuelven más y más abstractos (teorías de control de la comunicación, teorías electrónicas, biológicas), la división social del trabajo se vuelve más simple, pero la división social de trabajo y sus relaciones sociales de control simbólico pueden llegar a ser mucho más complejas. Si éste fuera el caso, entonces las relaciones sistémicas de la educación con el campo de control simbólico llegarían a ser más fuertes y mucho más complejas que aquellas establecidas con el campo de producción. Esto implica una reconceptualización de la noción de automía. LAS RELACIONES SISTÉMICAS DEL CAMPO DE REPRODUCCIÓN $OÀQDOGHOD~OWLPDVHFFLyQGLVWLQJXLPRVHQWUHGRVGLYLVLRQHVVRFLDOHV del trabajo y sus relaciones sociales: una basada en la producción-reproducción de recursos discursivos, la otra basada en la producción-reproducción de recursos físicos o materiales. Esta última se constituye en aquello a lo que usualmente se hace referencia como campo de producción. La primera se constituye en lo que llamaremos el campo de control simbólico, el cual contiene las diversas agencias, tanto públicas como privadas, de control simbólico. El producto del discurso pedagógico está potencialmente disponible para ambos campos. En la literatura moderna acerca de la sociología de la educación es necesario referirse al grado de correspondencia, dependencia y proximidad de las relaciones entre la educación, la producción económica y la producción y reproducción cultural. Cada vez es más fuerte la relación de la producción y la reproducción económica y cultural con la educación. Consideremos, por ejemplo, la multiplicidad de agentes de producción y, sobre todo, de agentes de control simbólico, como los reguladores, los reparadores, los reproductores, los difusores, los formadores y los ejecuto- 73 Mario Díaz Villa res, para la mayoría de quienes el discurso es o crucial o necesariamente preliminar a sus funciones ocupacionales. Hoy parece existir una correspondencia entre la educación y la producción de identidades profesionales a través de la reproducción de habilidades y de la ubicación ideológica de las disposiciones. En el lenguaje GHQXHVWURPRGHORODSULPHUDVHUHÀHUHDODVSUiFWLFDVLQVWUXFFLRQDOHV\OD última, a las prácticas regulativas. Desde este punto de vista, el sistema educativo no es un sistema independiente sino una “institución que sirve para perpetuar las relaciones sociales de la vida económica” y cultural de los sujetos. Hoy, la estructura de las relaciones sociales de la educación intenta producir a la carta un tipo de formación que conlleva formas de presentación SURSLDGHOVXMHWRLPDJHQHVGHVtPLVPRHLGHQWLÀFDFLRQHVGHFODVHVRFLDO que son ingredientes cruciales de su idoneidad para una u otra posición ocupacional. En este sentido, el sistema educativo proporcionaría los recursos y medios para la producción y reproducción de los autoconceptos, las asSLUDFLRQHV\ODVLGHQWLÀFDFLRQHVVRFLDOHV\SURIHVLRQDOHVGHORVLQGLYLGXRV junto con los requisitos de la división social del trabajo. Es, pues, en la relación entre discursos, prácticas y espacios del campo de reproducción que conciencia e identidad son recontextualizadas. La conciencia es recontextualizada a través de las prácticas instruccionales y UHJXODWLYDVDODVFXDOHVORVGLVFXUVRVUHJXODWLYRHLQVWUXFFLRQDOHVSHFtÀFRV dan origen. A traves de la educación, conciencia e identidad devienen conciencia e identidad pedagógicas. Si las prácticas de recontextualización de la escuela producen nuevas formas de conciencia e identidad, o el desarrollo de una conciencia previa o una conciencia oposicional, es un asunto de estudio especial. Podríamos agregar que este interrogante sólo podría responderse con respecto a qué grupos, cuándo y cómo se educan. La forma como la conciencia pedagógica es relevante, tanto al campo de producción como al campo de control simbólico, depende de muchos factores internos y externos al campo de reproducción. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 74 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía P P CAMPO DE DETERMINACIÓN PRINCIPIO DE EDUCACIÓN. RELACIONES SOCIALES CORRESPONDENCIA RELACIONES SOCIALES P PRODUCCIÓN. REPRODUCCIÓN (LAS RELACIONES SOCIALES DE LA EDUCACIÓN REPLICAN Y REPRODUCEN LAS RELACIONES SOCIALES DEL CAMPO DE PRODUCCIÓN.) ¿Cuál es el papel del Estado en las relaciones entre el campo de producción y el campo de reproducción educativa o el campo de reproducción RÀFLDO"(O(VWDGRDFW~DVHOHFWLYDPHQWHVREUHODVGHPDQGDVGHORVGLIHUHQWHV campos (producción cultural), es decir, transforma las demandas educativas de éstos en propuestas técnicas y políticas que pueden determinar cambios HVSHFtÀFRVRYDULDFLRQHVHQHOFDPSRGHODUHSURGXFFLyQ$WUDYpVGHHVWR el Estado intenta controlar lo que se denominan relaciones sistémicas entre la educación y la producción y la reproducción económicas y culturales. En este sentido, el discurso pedagógico parece depender de la división social del trabajo y de las relaciones sociales de producción y de control simbólico, a través de los ajustes de sus medios a las presiones externas de las relaciones sistémicas. Collins (1971; 1975) destaca que, a través GHODHVSHFLDOL]DFLyQGHVXVFDOLÀFDFLRQHV FUHGHQFLDOLVPR ODHGXFDFLyQ juega un papel activo en todas las relaciones sistémicas en vez de estar subordinada a ellas. El modelo presupone dos relaciones entre el Estado y el campo de producción discursiva, las cuales incluyen tanto la producción como la reproducción del discurso pedagógico. En el primer caso –la producción de discurso–, el Estado puede orientar las prácticas dentro del campo inWHOHFWXDODWUDYpVGHODÀQDQFLDFLyQGHODLQYHVWLJDFLyQ 75 Mario Díaz Villa En el segundo caso –reproducción del discurso–, el Estado puede LQWHUYHQLUSDUDUHGXFLUH[WHQGHURPRGLÀFDUHOFRQMXQWRGHGLVFXUVRVTXH van a reproducirse, cambiar sus enfoques (académico, vocacional, profeVLRQDO PRGLÀFDUODXELFDFLyQGHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRH[WHQGLHQGRVXV bases para incluir el lugar de trabajo, y extender la penetración del discurso pedagógico tanto espacial como temporalmente en el ciclo de nuestra vida. (OVLJQLÀFDGRGHHVWDVHVWUDWHJLDVGHLQWHUYHQFLyQGHSHQGHGHORVSULQFLSLRV dominantes y de la ubicación, las condiciones y el grado de relativa autonomía acordada a los diferentes niveles del sistema educativo. Si miramos las relaciones sistémicas con referencia a las competencias especializadas, entonces es posible, aunque dudosa, la correspondencia estrecha entre los contenidos del discurso pedagógico, la forma de su reproducción a nivel de la escuela y los requisitos de los campos de producción y control simbólico. En consecuencia, es la relativa ausencia de esta correspondencia la razón para la intervención del Estado moderno en las relaciones sistémicas. Si miramos el papel del discurso pedagógico en la constitución de una forma de conciencia y de relaciones sociales apropiadas a una u otra posición ocupacional, entonces es asunto de interés ver para quiénes, en qué grado, donde y cómo sucede esto en las relaciones complejas entre la familia y la escuela. Es por esto que parecen existir hoy en la escuela diversas formas de reproducción de identidades a través de sus prácticas regulativas e instrumentales. LA POSICIÓN DEL CONTEXTO DE REPRODUCCIÓN DENTRO DEL CAMPO DE CONTROL SIMBÓLICO Examinemos ahora, brevemente, la posición del campo de reproducción en el campo de control simbólico. La cuestión básica aquí es cómo el campo reproducción del sistema educativo constituye un campo de selección, legitimación y reproducción del orden regulativo dominante y de sus prácticas relevantes para el mantenimiento de los principios dominantes GHQWURGHXQDVRFLHGDGHVSHFtÀFD(PSH]DUHPRVGDQGRXQDGHÀQLFLyQGH control simbólico. En un sentido general, por control simbólico Bernstein comprende las reglas prácticas y agencias que regulan la creación, distribución, reproducción y los cambios legítimos de la conciencia por medios ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 76 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía simbólicos (principios de comunicación) a través de los cuales una distribución dada del poder y las categorías culturales dominantes se legitimizan, mantienen, desarrollan y cambian. (VWDGHÀQLFLyQSUHVXSRQHTXHHOSURFHVRGHUHSURGXFFLyQGHORUGHQ UHJXODWLYRGRPLQDQWHMXQWRFRQVXVFRQÁLFWRVLQWHUQRVVHUHDOL]DDWUDYpV del control sobre la selección e institucionalización de contenidos y modaOLGDGHVHVSHFtÀFDVGHFRQWUROVLPEyOLFRTXHWRPDQODIRUPDGHSUiFWLFDV regulativas. Esto último presupone la existencia de una categoría discursiva especializada, el discurso regulativo, cuya forma constituye el mecanismo de regulación y de legitimación de las modalidades de control simbólico. Intrínsecas a estas modalidades son las que regulan lo que cuenta como orden legítimo dentro de y entre transmisores, adquirientes y contextos. El campo de control simbólico en las sociedades modernas presupone un complejo de agencias, agentes, discursos y prácticas que están, en última instancia, sujetos a los principios dominantes intrínsecos al discurso regulativo general. Sin embargo, algunas agencias, algunos agentes, discursos y SUiFWLFDVHVWiQPiVGLUHFWD\H[SOtFLWDPHQWHVXMHWRVTXHRWURV4XpDJHQcias, agentes, discursos y prácticas están sujetos, depende de los principios GRPLQDQWHVTXHGHÀQHQWDQWRVXJUDGRGHGHSHQGHQFLDGHO(VWDGRFRPR la ubicación, condiciones y grado de su autonomía. Así, podemos caracterizar el control simbólico como el conjunto de formas especializadas y dominantes de comunicación que constituyen los medios legítimos (no necesariamente efectivos) de producción y reproducción cultural. Estas formas especializadas y dominantes de comunicación constituyen un discurso regulativo, el cual es el dispositivo legitimador para la selección e institucionalización de las diversas modalidades de control simbólico. La educación, hoy, es un mecanismo crucial del Estado para la sistemática producción, reproducción, distribución y transformación de formas de conciencia a través del discurso. Al mismo tiempo, sus discursos, a menudo, dan acceso a las posiciones dominantes de las diversas agencias de control simbólico. Debemos destacar que solamente hemos dicho que la educación es un mecanismo crucial del Estado, por medio del cual sus principios domi- 77 Mario Díaz Villa nantes pueden traducirse en microprácticas a nivel de la escuela, ya sea FRPROtPLWHGHVXVSUiFWLFDVRFRPRGHÀQLFLyQGHODVPLVPDV$VtWRGROR que se selecciona no es necesariamente transmitido, lo que se transmite no es necesariamente adquirido y lo que se adquiere puede tener poca o ninguna relación —o una relación opuesta— con las intenciones de los seleccionadores y los transmisores. La educación puede entenderse como una agencia del Estado que está incorporada en una red de relaciones directas o indirectas que ligan la familia y la educación al Estado; por ejemplo, las agencias médicas, sociales, de custodia y religiosas, las cuales pueden denominarse agencias de reparación, de soporte y de reubicación. Los discursos de estas agencias a menudo se obtienen directamente de la educación mientras que sus agentes practicantes están directa o indirectamente ligados a las agencias del Estado. Existe una interrelación compleja entre los discursos de estas agencias, la educación y el Estado. El grado en el cual existe más diferenciación que integración, más control local central, más autonomía que dependencia, afecta los poderes, posiciones y prácticas de estas agencias ligados al Estado, dentro del campo de control simbólico. Dentro de estas agencias (reparación, soporte y reubicación) es posible encontrar una práctica instruccional dominante y prácticas regulativas implícitas. Existe un conjunto adicional de agencias, discursos y prácticas que HMHPSOLÀFDQXQDGREOHUHODFLyQGLIHUHQWHFRQODHGXFDFLyQ(QSULPHUOXJDU encontramos que los medios masivos especializados y las agencias deportivas son, de manera creciente, un producto del discurso pedagógico, y que, en consecuencia, este último ubica, indirectamente, las prácticas familiares y las prácticas culturales de la juventud. En segundo lugar, el discurso pedagógico escolar puede muy bien orientar, incorporar, recontextualizar e, incluso, defenderse a sí mismo contra los medios de comunicación que ha ayudado a crear para preservar su propio orden. En esta sección nos hemos referido, solamente, en términos muy generales, a aquellas agencias del campo de control simbólico que están más directamente relacionadas con el campo de reproducción de la educación. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 78 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía SOBRE LA RECONTEXTUALIZACIÓN Ofreceremos aquí un modelo más elaborado sobre el proceso de recontextualización, el cual da lugar a espacios para el desarrollo de campos de recontextualización distintos a los del Estado. Hemos descrito ya el complejo de campos y sus relaciones sociales que crean “ la arena” de los principios dominantes de la sociedad. En este modelo hemos incluido el campo internacional, porque las posiciones políticas, así como las posiciones pedagógicas de este campo, tienen consecuencias cruciales, tanto para los SULQFLSLRVGRPLQDQWHVFRPRSDUDHOFDPSRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDO de las sociedades en desarrollo. Distinguimos en el modelo dos campos de recontextualizacion: un FDPSRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDO &52 HOFXDOHVUHJXODGRGLUHFWDPHQWH por el Estado, políticamente a través de la legislación, y administrativamente a través de sus servicios civiles. Es necesario agregar, aquí, que puede haber PiVGHXQPLQLVWHULRDFWLYRHQHOFDPSRGHODUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDO El CRO puede incorporar, de manera selectiva, cuerpos especializados de agentes y agencias externos a él, lo cual, a su vez, altera la posición de estos agentes-agencias en su propio campo. Usaremos el término campo de recontextualización pedagógica (CRP) para describir los principios y prácticas que regulan la circulación de teorías y prácticas del contexto primario de su producción a los contextos de reproducción pedagógica. El CRP puede componerse de los departamentos de educación, facultades de educación, escuelas (mientras que el Estado proporciona agentes activos en este campo), junto con medios especializados, revistas, seminarios y secciones para el mundo de la publicidad. Puede ser importante distinguir las agencias de educación que, dentro de amplios límites, pueden determinar su propia recontextualización, independientemente del Estado (sectores privados de la educación) y agencias TXH DXQTXH ÀQDQFLDGDV SRU HO (VWDGR WLHQHQ XQ FRQWURO DPSOLR VREUH su propia recontextualización. Ambos campos de recontextualización (el CRO y el CRP) son afectados por los campos de producción y de control simbólico*. –––––––––– * Debe recordarse que la educación es una agencia crucial entre las agencias especializadas del campo de control y que sus producciones (teorías, prácticas y discursos) se crean y circulan de manera selectiva. 79 Mario Díaz Villa CAMPOS INSTITUCIONALES Y CÓDIGO PEDAGÓGICO: UN MODELO CAMPO INTERNACIONAL ESTADO PRODUCCIÓN CONTROL SIMBÓLICO ctica Teo nes cio lica icas Pub /Práct rías s PRINCIPIOS DOMINANTES /Prá CAMPO DE RECONTEXTUALIZACIÓN OFICIAL rías Teo DISCURSO PEDAGÓGICO OFICIAL CAMPO DE RECONTEXTUALIZACIÓN PEDAGÓGICA DISCURSO PEDAGÓGICO DE COMUNICACIÓN REPRODUCCIÓN DI DR TIEMPO ORGANIZACIÓN ESPACIO TRANSMISORES SELECCIÓN TRANSMISIÓN EVALUACIÓN CONTEXTOS/ CÓDIGO PEDAGÓGICO AGENCIAS ADQUIRIENTES ESPECIALIZADAS DENTRO DE Y ENTRE NIVELES CAMPO DE RECONTEXTUALIZACIÓN CAMPO DE CONTEXTUALIZACIÓN PRIMARIA (FAMILIA, COMUNIDAD)* –––––––––– * La educación, tanto en su reproducción como en su producción, es lo fundamental dentro del campo de control simbólico. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 80 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Existe una doble relación entre la recontextualización pedagógica y estos dos campos: 1. Las teorías o prácticas que operan dentro de estos campos ejercen XQDLQÁXHQFLDVREUHORVGLVFXUVRVTXHYDQDVHUUHFRQWH[WXDOL]DGRV 2. Los requisitos de entrenamiento (capacitación) del personal presente y futuro (especialmente, de los agentes del campo de control simbólico) VRQGHJUDQLQÁXHQFLD El discurso pedagógico de reproducción se constituye, entonces, por medio de un complejo conjunto de relaciones entre campos y posiciones dentro de las campos, como consecuencia (y dependiendo de la relativa autonomía y de las especializaciones dentro del CRP) de los principios y prácticas de su distribución, circulación y reproducción. El discurso pedagógico de reproducción en las escuelas del Estado se compone de discursos instruccionales y regulativos que organizan agrupamientos especializados o comunes (currículos) y unidades (materiales, cursos) selectivamente ordenados tanto con referencia al tiempo (edad, género, habilidad) como al espacio (agencias dentro de, y entre, niveles del sistema educativo). Sin embargo, lo que se reproduce en las escuelas puede estar mediado por el campo de recontextualización establecido entre la escuela y el denominado contexto cultural primario del alumno (familia-comunidad). La escuela puede incluir, como parte de sus prácticas, discursos recontextualizados de las relaciones del alumno con la familia, la comunidad y los grupos de amigos (pares) para efectos de control social, con el objeto de hacer más efectivo su propio discurso regulativo. Es muy posible que la IDPLOLDRODFRPXQLGDGSXHGDQHMHUFHUVXSURSLDLQÁXHQFLDVREUHHOFDPSR de recontextualización de la escuela y, de esta forma, afectar las prácticas de esta última. Como puede observarse, el modelo permite una considerable dinámica en la producción, la distribución, la reproducción y el cambio del discurso pedagógico: D /RVSULQFLSLRVGRPLQDQWHVVHUHÀHUHQPiVDXQD´DUHQDµGHFRQÁLFWR que a un conjunto de relaciones estables. 81 Mario Díaz Villa E ([LVWHXQDIXHQWHSRWHQFLDORUHDOGHFRQÁLFWRLQHUFLD\UHVLVWHQFLD entre los rasgos políticos y los rasgos administrativos del CRO. F ([LVWHXQDIXHQWHSRWHQFLDORUHDOGHFRQÁLFWRVLQHUFLD\UHVLVWHQFLD entre las posiciones del CRP y entre éste y el CRO. d. El contexto cultural primario de los alumnos, mediado a través de la familia y la comunidad, puede afectar los principios y prácticas de recontextualización de la escuela. Por lo tanto, es un asunto de considerable interés saber dónde, cuándo y por qué la circulación de principios y prácticas realizados en el discurso pedagógico se innova desde la base o es impuesta. A partir de esta breve descripción de los niveles del modelo y de sus interrelaciones, es posible observar las complejas relaciones entre el poder, la ideología y el discurso pedagógico de reproducción. La descripción también muestra que el discurso pedagógico es un discurso recontextualizado. Finalmente, nos muestra la complejidad del proceso entre el movimiento inicial (circulación) de un discurso/texto y el efecto de ese discurso/texto sobre la conciencia e identidad del adquiriente. ESTRUCTURA DEL CAMPO DE REPRODUCCIÓN OFICIAL 6LH[DPLQDPRVODHVWUXFWXUDGHOFDPSRGHUHSURGXFFLyQRÀFLDOSRdemos observar que éste está constituido por categorías (agentes, discursos, sitios y prácticas). Las categorías constituyen una expresión de la división social del trabajo, y las prácticas son una expresión de las relaciones sociales de la comunicación. En este sentido, podemos decir que el principio de la diviVLyQVRFLDOGHOWUDEDMRFUHDODHVWUXFWXUDGHOFDPSRGHUHSURGXFFLyQRÀFLDO y que las relaciones sociales crean las formas de comunicación dentro de este campo. Examinemos, en más detalle, este punto de vista. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 82 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía 1. La división social del trabajo pedagógico54 del campo de reproducción RÀFLDOVHUHDOL]DHQODGLVWULEXFLyQGHFDWHJRUtDVVHDQpVWDVDJHQWHV discursos o sitios organizativos. En el nivel de la escuela, la división social del trabajo constituye VXHVWUXFWXUDSRVLFLRQDO(VWR~OWLPRVHUHÀHUHDODVUHODFLRQHVHQWUHODVFDtegorías fundamentales de la escuela (Bernstein, 1977:117). Los maestros pueden agruparse de acuerdo con su función; los alumnos pueden agruparse de acuerdo con rasgos tales como edad, género, habilidad, etc. Además, existe una división social del trabajo de los discursos. En la misma forma, podemos considerar que hay una división social del trabajo del espacio pedagógico en sitios de reproducción55. $VtODGLYLVLyQVRFLDOGHOWUDEDMRGHOFDPSRGHUHSURGXFFLyQRÀFLDO o institucional puede considerarse compuesta por maestros, alumnos, disFXUVRV LQVWUXFFLRQDO\UHJXODWLYR \VLWLRVHVSHFtÀFRV DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO DEL CAMPO DE REPRODUCCIÓN OFICIAL (INSTITUCIONAL) RASGOS DE CLASIFICACIÓN CATEGORÍAS TRANSMISORES ADQUIRIENTES DISCURSOS ESPACIOS (SITIOS) - FUNCIÓN EDAD, GÉNERO, HABILIDAD, CLASE SOCIAL FUNCIÓN (MEDIOS U OBJETO DE REPRODUCCIÓN) JERARQUÍA Y FUNCIÓN 8VDUHPRVHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQSDUDUHIHULUQRVDODVUHODFLRQHV entre las categorías de la división del trabajo, sean éstas maestros, alumnos, discursos o sitios de reproducción. –––––––––– 54. El término fue usado por primera vez, en The Evolution of Educational Thought in France (1977). 55. Los sitios de reproducción podrían igualarse a lo que Delamont (1976) llama escenarios físicos, aunque en un sentido más amplio: un área social de reproducción caracterizada por un conjunto HVSHFtÀFRGHUDVJRVSUiFWLFRV\HVWUXFWXUDV3RUHMHPSORODHVFXHODHOKRJDU(Q'HODPRQWHO HVFHQDULRItVLFRVHUHÀHUHDODVUHODFLRQHVItVLFDVGHQWUR\HQWUHORVVDORQHV 83 Mario Díaz Villa 2. Si examinamos este campo en términos de las relaciones sociales generadas y realizadas, encontramos que la realización de las categorías de agentes se constituye en las prácticas pedagógicas. La práctica pedagógica, desde esta perspectiva, constituye las relaciones sociales IXQGDPHQWDOHVGHUHSURGXFFLyQGHPHQVDMHVHVSHFtÀFRV/DSUiFWLFD SHGDJyJLFDVHUHÀHUHDODUHODFLyQVRFLDOHQWUHWUDQVPLVRUHV\DGTXLULHQWHV\DODIRUPDHQODFXDOXQFRQWHQLGRHVSHFtÀFRVHWUDQVPLWH\ se evalúa. Estas relaciones sociales producen lo que se denomina “la forma de la comunicación”. Las formas de comunicación, dentro de los contextos y niveles diferentes del campo de reproducción, son una función de su estructura, es decir, de su división social del trabajo. Usaremos el concepto de enmarcación para referirnos al principio regulador de las prácticas comunicativas dentro de las relaciones sociales de la reproducción de recursos discursivos, es decir, entre transmisores y adquirientes (Bernstein, 1981). Este concepto también VHUHÀHUHDOSULQFLSLRTXHUHJXODODFRPXQLFDFLyQHQWUHFRQWH[WRVSRU ejemplo, entre la escuela y el hogar56. Usaremos el concepto de reproducción para referirnos a las interrelaciones entre agentes, discursos (instruccional y regulativo), prácticas y sitios articulados en la reproducción de formas especializadas del discurso SHGDJyJLFR(OSURSyVLWRGHODQiOLVLVGHOFDPSRGHUHSURGXFFLyQRÀFLDOHV explorar el carácter de las categorías, las prácticas y los sitios involucrados HQODWUDQVPLVLyQDGTXLVLFLyQGHVLJQLÀFDGRVVHOHFFLRQDGRVIXQGDPHQWDOHV SDUDODSURGXFFLyQGHPRGDOLGDGHVHVSHFtÀFDVGHFRQFLHQFLDSHGDJyJLFD El siguiente esquema presenta un conjunto provisional de relaciones entre categorías, prácticas y espacios que constituyen el campo de reproducción. Somos conscientes que no todas las relaciones que estudiaremos en las siguientes secciones están presentadas aquí. Otros diagramas serán esbozados en el curso de la exposición para mostrar el sistema de relaciones TXHQRVHHQFXHQWUDHQHVWDÀJXUDSDUFLDO –––––––––– 56. Las relaciones entre transmisores y adquirientes han sido objeto de una amplia literatura. Entre todos los estudios encontramos a Flanders (1970), cuyas categorías han sido sintetizadas por DeODPRQW <RXQJ\%HDUGVGOH\ (GZDUGV +DUJUHDGYHV +DUJUHDGYHV et al. (1976). La mayoría de estos estudios varían dentro de la perspectiva interaccionista. En nuestro análisis, el proceso interaccional es solamente parte del proceso general de reproducción cultural (y económica). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 84 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CAMPO DE REPRODUCCIÓN DISCURSO PEDAGÓGICO PRÁCTICA PEDAGÓGICA - ADQUISICIÓN - TRANSMISIÓN - EVALUACIÓN DIR DIE ESPACIO ORGANIZATIVO (DENTRO DE Y ENTRE NIVELES) CÓDIGO DRE = DISCURSO REGULATIVO ESPECÍFICO DIE = DISCURSO INSTRUCCIONAL ESPECÍFICO El diagrama es una forma de expresar las relaciones de determinación (restricciones y contradicciones) entre la categoría reguladora fundamental, el discurso pedagógico, que se compone de los discursos regulativos e insWUXFFLRQDOHVSHFtÀFRV\GHODVSUiFWLFDV\VLWLRVHQORVFXDOHVHVWiXELFDGR En términos generales, el discurso pedagógico constituye el medio de reproducción de competencias especializadas relacionadas con la adquisición de FRQRFLPLHQWRV\KDELOLGDGHVHVSHFtÀFDV ',( \HOPHGLRGHUHSURGXFFLyQ de un orden legítimo (DRE). EL DISCURSO PEDAGÓGICO La intención, en esta sección, es desarrollar la noción de discurso pedagógico, el cual constituye el dispositivo dominante para la regulación de la reproducción cultural y educativa. Es importante considerar cómo está estructurado el discurso pedagógico y cómo se convierte en una categoría estructurante y subyacente al contexto de reproducción. Hemos dicho en secciones previas que el discurso puede formularse como una categoría constituida y constituyente. El discurso puede estar constituido por otros discursos y también puede ser el medio y la fuente de producción de nuevos discursos. En este sentido, cada discurso “da pie a 85 Mario Díaz Villa cierta organización de conceptos, al agrupamiento de objetos, a ciertos tipos de enunciación, los cuales forman, de acuerdo con su grado de coherencia, rigor y estabilidad, temas y teorías”57. Los objetos, conceptos, reglas y teorías que constituyen el discurso pedagógico no tienen el mismo régimen de formación ni necesariamente pertenecen al mismo discurso. Ésta es la razón para decir que el proceso de la constitución del discurso pedagógico es muy compleja. Ésta presupone un conjunto de posiciones de poder y relaciones sociales reguladas por lo que podemos llamar la “división social de trabajo para la producción del discurso”. UN MODELO SENCILLO PARA LA PRODUCCIÓN DEL DISCURSO PEDAGÓGICO Cuando se considera la constitución del discurso pedagógico, debe tenerse en cuenta la existencia de un complejo conjunto de relaciones entre diferentes campos y contextos. En primer lugar debemos considerar la existencia de una variedad de discursos teóricos que pertenecen a diferentes campos, cuyos conceptos y teorías integran un cuerpo de conocimientos que constituyen las fuentes para la formación del discurso pedagógico. Estos discursos, que pertenecen a diferentes campos, estructuran lo que se denomina “el campo primario de la producción de discursos”58. Es necesario distinguir, dentro de este campo, la selección de discursos que van a reproducirse y la selección de las teorías de su transmisión. Restringiremos el campo de producción del discurso a dos tipos de discursos, pertenecientes a las disciplinas especializadas y a sus subdisciplinas, las cuales pueden ser ampliamente agrupadas bajo las Humanidades: las Ciencias Sociales y las Ciencias Naturales. En segundo lugar, podemos distinguir, dentro de este campo, regiones discursivas que son dominios especializados que involucran una práctica de recontextualización y un HQIRTXH SUiFWLFR HVSHFtÀFR GH ODV GLVFLSOLQDV KDVWD OOHJDU D FRQYHUWLUVH en regiones autónomas como, por ejemplo, la arquitectura, la medicina, la ingeniería. Las regiones son, claramente, la interfaces entre los campos –––––––––– 57. Véase Foucault (1972). 58. El proceso de la producción del discurso ha sido llamado por Bernstein “contextualización primaria”. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 86 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía de producción del discurso y los diversos campos de práctica. El discurso pedagógico, desde este punto de vista, es similar a una región, ya que selecciona no solamente del campo total de producción del discurso sino también del campo de las prácticas. No podemos llamar al discurso pedagógico una región especializada, porque en sí mismo es un medio para la producción y reproducción de regiones y disciplinas. Es en el campo intelectual de la educación que la producción contemporánea del discursos pedagógico se ha vuelto más especializada. Esto ha creado nuevas formas de relación entre el campo intelectual de la educación y otros campos y regiones. Podemos distinguir inicialmente dos procesos de recontextualización: el primero selecciona los discursos del campo de producción discursiva para formar el qué y el cómo del discurso pedagógico. Este proceso crea lo que hemos llamado el campo intelectual de la educación. El segundo proceso de recontextualización ocurre cuando las teorías y los conceptos creados dentro del campo intelectual de la educación son ubicados ideológicamente de acuerdo con las demandas de socialización legítima, en el escenario escolar. El proceso de recontextualización está regulado por un conjunto diverso de agencias, agentes y prácticas, y puede, en ciertos períodos y bajo ciertas condiciones, restringirse a las agencias de recontextualización del Estado59, cuya función básica es controlar lo que pueda entrar en el FRQWH[WRGHUHSURGXFFLyQeVWDVVRQDJHQFLDVHVSHFtÀFDVTXHFRQVWLWX\HQ la burocracia pedagógica del Estado, responsable de la apropiación de las SRVLFLRQHVWHyULFDV\PHWRGROyJLFDVHVSHFtÀFDVSDUDODOHJLWLPL]DFLyQGH una teoría pedagógica. El campo de reproducción y sus diversos niveles pueden constituirse en una fuente de producción de nuevos conceptos y teorías pedagógicas, los cuales pueden enriquecer y aun transformar el discurso pedagógico60. –––––––––– 59. No es posible, por razones de espacio, elaborar una mayor discusión de la historia, del desarrollo y la dinámica de los subcampos del campo de recontextualización. 60. Sin embargo, la escuela juega un papel más crítico en la reproducción, que en la producción del discurso. 87 Mario Díaz Villa Tal transformación depende de si existe un espacio disponible para tal posibilidad o si puede crearse dicho espacio. Hay buenas razones para creer que es más probable que tal espacio pueda crearse allí donde existen problemas de control de los adquirientes. El problema no es solamente el de la creación de un espacio, sino también un problema de relaciones de poder entre recontextualizadores y reproductores y la comunidad diversa de intereses a los cuales la escuela está sirviendo. Una ilustración de la creación de un espacio puede encontrarse en la educación multicultural antirracista y antisexista del Reino Unido y los Estados Unidos y, en general, de los países europeos. Esta educación convive con la gestación de posiciones xenofóbicas. El siguiente esquema intenta mostrar los movimientos en el modo de constitución del discurso pedagógico. ESTADO CAMPO DE AGENCIAS DE RECONTEXTUALIZA- PRODUCCIÓN DEL CIÓN DEL ESTADO (C. R. O) DISCURSO (1) CAMPO INTELECTUAL DE LA OTRAS AGENCIAS EDUCACIÓN DE RECONTEXTUALIZACIÓN (C. R. P) (3) DISCURSO PEDAGÓGICO (3) CAMPO DE REPRODUCCIÓN (CATEGORÍAS PRÁCTICAS Y SITIOS DE REPRODUCCIÓN DEL DISCURSO INSTITUCIONAL Y DEL DISCURSO REGULATIVO.) ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 88 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía El diagrama ilustra las relaciones entre los campos y contextos en la FRQVWLWXFLyQGHOGLVFXUVRSHGDJyJLFR(OFDPSRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀcial reproduce las relaciones de poder básicas entre las diferentes agencias comprometidas en la recontextualización del discurso pedagógico. Esto es, el Estado actúa directa o indirectamente en los contextos de los dos campos (producción y recontextualización), primero, legitimando proyectos GHLQYHVWLJDFLyQHVSHFtÀFRVRVXPLQLVWUDQGRIRQGRVSDUDODLQYHVWLJDFLyQ educativa en el campo intelectual de la educación y, segundo, creando su propio campo de recontextualización, con sus agencias pedagógicas responsables de la regulación del qué y el cómo y el orden legítimo que debe ser reproducido en los contextos del campo de reproducción. “Es el campo de recontextualización el que genera las posiciones y oposiciones de la teoría, investigación y práctica pedagógica”. En el esquema anterior (1) expresa las transformaciones de los productos discursivos del campo de producción por las agencias de recontextualización. Estas agencias integran lo que es recontextualización (desubicación y reubicación) HQXQFRQMXQWRWRWDOGHUHJXODFLRQHVRWH[WRVRÀFLDOHVDORVFXDOHVSRGHPRV DVLJQDUHOQRPEUHGHSUiFWLFDVGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDO/DSRVLFLyQ (2) expresa la dependencia del discurso pedagógico de las agencias de recontextualización que constituyen el CRO y el CRP e indica que el discurso pedagógico, como un discurso recontextualizado y recontextualizante, está limitado por las relaciones entre el CRO y el CRP y sus respectivas agencias. La posición (3) expresa las relaciones entre el discurso pedagógico y el campo de reproducción. El discurso pedagógico, entonces, se constituye como un producto institucionalizado que involucra la existencia de, y las relaciones entre, GLIHUHQWHVFRQWH[WRVFDPSRV\UHJODVHVSHFtÀFDVGHWUDQVIRUPDFLyQ UHJODV de recontextualización), conceptos y teorías para la constitución de objetos HVSHFtÀFRV\ODUHJXODFLyQGHSUiFWLFDVHVSHFtÀFDV(QRWUDVSDODEUDVHO discurso pedagógico podría constituirse como una región práctica/discursiYDODFXDOLQVWLWXFLRQDOL]DOtPLWHVUHJODVHVSHFtÀFDV\SULQFLSLRV SULQFLSLRV regulativos e instruccionales). Los conceptos fundamentales, principios y regulaciones del discurso pedagógico son transformados y colocados ideológicamente mediante las prácticas de recontextualización, a partir de un complejo de discursos/prác- 89 Mario Díaz Villa ticas, pertenezcan éstas o no al campo intelectual de la educación61. Una GHÀQLFLyQJHQHUDOGHODVUHJODVGHWUDQVIRUPDFLyQ UHJODVUHFRQWH[WXDOL]DQtes) ha sido ofrecida por Bernstein (1982). Hasta aquí hemos considerado el discurso pedagógico como un SURGXFWRHVSHFtÀFRTXHHVWDUtDFRQVWLWXLGRSRUREMHWRVFRQFHSWRVWHRUtDV y medios que integrarían sus propias reglas y principios reguladores. Las fuentes posibles de formación del discurso pedagógico integrarían tres campos diferentes con sus agentes respectivos: agencias, prácticas, condiciones. En algún grado, hemos tenido que ver, exclusivamente, con las condiciones GHVXSURGXFFLyQFRPRXQGLVFXUVRRÀFLDOHVSHFLDOL]DGR Desde un punto de vista diferente, podemos considerar el discurso pedagógico como un medio de reproducción con una gramática o categoría constituyente, como un dispositivo recontextualizador y regulador. En esta perspectiva, el discurso pedagógico se plantea como un recurso discursivo a través del cual la producción/reproducción de un orden (interno y externo al individuo) y la constitución de competencias especializadas se hacen posibles. (VSRVLEOHGHÀQLUHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRFRPR´ODVUHJODVTXHUHJXODQ la producción, distribución, reproducción, interrelación y cambio de lo que cuenta como textos pedagógicos legítimos”. En este sentido, el discurso pedagógico no sería un repertorio de contenidos (conceptos, teorías o conjuntos de enunciados, conjuntos de presentaciones) sino una gramática de producción de nuevos textos para su distribución, transmisión o reproducción en el campo educativo. Esta gramática de producción de “textos pedagógicos”62 LQWHJUDUtD SULQFLSLRV \ UHJODV HVSHFtÀFRV 6HUtD QHFHVDULR separar las reglas que regulan la producción de textos pedagógicos de las reglas y principios que regulan su distribución, reproducción y ubicación en –––––––––– 61. Existe una interesante circularidad entre el desarrollo de una sociedad pedagógica o pedagogizada y el de los discursos y las prácticas sujetas a recontextualización. 62. Desde este punto de vista, cualquier texto pedagógico puede considerarse como una integración selectiva, una articulación y una contextualización de pedagogemas. El pedagogema es la unidad mínima susceptible de evaluación. Esto da origen, en los términos de Halliday, a niveles de realización de una gramática sistemática, es decir, discurso pedagógico –texto pedagógico–pedagogema. En principio, tal formulación crea un lenguaje para describir y explorar las relaciones entre el Estado y un pedagogema, es decir, una microrrealización de macropoderes (Bernstein, “Seminarios”). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 90 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía los diferentes contextos de reproducción. El discurso pedagógico (DP) crea el sistema de relaciones entre un texto dado y las condiciones sociales para su reproducción. Las condiciones sociales para la reproducción de textos pedagógicos legítimos (y de las relaciones de poder y control incorporadas en su estructura) se constituyen mediante la conjunción de dos discursos especializados en los cuales el discurso pedagógico está incluido: el discurso instruccional y el discurso regulativo. Estos discursos integran las reglas que regulan las relaciones entre las competencias y el orden que debe mantenerse en los procesos de reproGXFFLyQGHLGHQWLGDGHVHVSHFtÀFDVDWUDYpVGHGLIHUHQWHVPRGDOLGDGHVGH práctica pedagógica. ,QWHQWDUHPRV DKRUD XQD GHÀQLFLyQ LQWHJUDGD GHO GLVFXUVR SHGDJygico. El discurso pedagógico podría considerarse como la articulación de diferentes sistemas de objetos, conceptos y teorías, bajo dos modalidades de discurso: instruccional y regulativo. Estos discursos incluidos generan los SULQFLSLRV\UHJODVTXHUHJXODQODSURGXFFLyQGH´FRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDVµ y lo que cuenta “como orden legítimo dentro de, y entre, transmisores, adquirientes, competencias y contextos”, esto es, identidades pedagógicas legítimas. LAS RELACIONES ENTRE EL DISCURSO PEDAGÓGICO Y LOS CONTEXTOS DE REPRODUCCIÓN El contexto de reproducción puede considerarse como regulado por un conjunto de reglas institucionalizadas, constituidas como discurso pedagógico. Desde esta perspectiva, es posible suponer que la estructura organizativa de los contextos de reproducción está determinada por los presupuestos (conceptos y teorías) y las reglas del discurso pedagógico. Sin embargo, las determinaciones entre el discurso pedagógico y sus contextos GHUHSURGXFFLyQVRQUHFtSURFDV(VWRVLJQLÀFDTXHH[LVWHXQDLQWHUDFFLyQ entre el discurso pedagógico y sus contextos de reproducción: los cambios en los principios y reglas —y en los conceptos y teorías subyacentes— del discurso pedagógico pueden producir cambios en la estructura organizativa y en las prácticas de los contextos de reproducción. A su vez, los cambios en la estructura organizativa y en las relaciones sociales de estos últimos pueden producir cambios en los principios y presupuestos del discurso peda91 Mario Díaz Villa gógico63. El rango de variaciones puede ser amplio. El discurso pedagógico puede hacer variar los principios que regulan las relaciones sociales de las prácticas pedagógicas profesor-alumno sin cambiar las reglas discursivas de la transmisión; de la misma manera, es posible hacer variar hasta cierto punto los principios que regulan la constitución de las reglas discursivas HVSHFtÀFDVGHODVSUiFWLFDVLQVWUXFFLRQDOHVVLQFDPELDUHORUGHQFRQVWLWXLGR por las prácticas regulativas. MODO DE REGULACIÓN DE LOS CONTEXTOS DE REPRODUCCIÓN El discurso pedagógico constituye categorías especializadas (transmiVRUHV\DGTXLULHQWHVFRQVXVSURSLRVUDVJRVHVSHFtÀFRV ODVFXDOHVDUWLFXlan la estructura social o posicional de la escuela. Igualmente, el discurso pedagógico regula las prácticas pedagógicas en sitios organizados para la UHSURGXFFLyQMXQWRFRQVXVUHODFLRQHVHVSHFtÀFDVGHQWURGH\HQWUHQLYHOHV64. Esto puede esquematizarse de la siguiente manera: DISCURSO PEDAGÓGICO (CATEGORÍAS CONCEPTUALES-TEORÍAS ESPECÍFICAS) INSTRUCCIONAL REGULATIVO PRINCIPIOS Y REGLAS INTRÍNSECOS CATEGORÍAS PRÁCTICAS TRANSMISORES Y ADQUI- INSTRUCCIONAL Y ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO RIENTES REGULATIVA PEDAGÓGICO DENTRO DE Y ENTRE ESPACIOS NIVELES –––––––––– 63. Por ejemplo, cada vez que la edad de egreso de la escuela se aumenta, esto va seguido por una crisis en el currículum, generada por la inclusión de un nuevo grupo de alumnos que fue previamente excluido. 64. Esto da origen al problema de las relaciones entre el discurso pedagógico y las bases organizativas a través de las cuales se distribuye. La base organizativa que constituye la estructura material para la realización del DP puede restringir o facilitar las posibilidades de un discurso pedagógico dado. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 92 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía En un nivel más abstracto, el discurso pedagógico institucionaliza los principios y las reglas que estructuran, integran y especializan el tiempo, el espacio y el discurso en el contexto de reproducción. En otras palabras, el discurso pedagógico proporciona las bases para: 1. La organización del tiempo. Aquí el principal interrogante se relaciona con la demarcación temporal de la adquisición y de la transmisión. El discurso pedagógico regula, en este caso, el tiempo, estableciendo las normas y principios que regulan las variaciones de lo que puede llamarse “tiempo pedagógico”. Cómo el “tiempo” llega a ser “indivisdualizado” o cómo los individuos se homogenizan en el tiempo (progresión temporal de la adquisición/transmisión), depende fundamentalmente de las teorías implícitas o explícitas del discurso pedagógico (véase Roth, 1983). 2. La organización del espacio. El discurso pedagógico regula, demarca y legitima el espacio social de la adquisición o aprendizaje (espacio pedagógico), es decir, crea los límites entre lo que puede ser un espacio pedagógico legítimo y lo que no puede ser un espacio pedagógico. Así, la constitución de espacios pedagógicos, junto con sus límites físicos, WDPELpQFRQOOHYDYDORUHVVLPEyOLFRVHLPSOLFDXQRUGHQHVSHFtÀFR 6LHOHVSDFLRHVWiUtJLGDRÁH[LEOHPHQWHFODVLÀFDGRGHSHQGHGHORV principios y teorías subyacentes al discurso pedagógico65. 3. La recontextualización del discurso. “Cualquier experiencia educativa formal conlleva descontextualización y recontextualización”. El discurso pedagógico se considera, en este caso, un medio de recontextualización del conocimiento (teórico o común). Al actuar selectivamente sobre el conocimiento que debe transmitirse, al abstraerlo de sus condiciones de existencia y al reenfocarlo, el discurso pedagógico reenfoca la experiencia de los alumnos, es decir, genera nuevas formas de relación social con, y nuevas posiciones en, el conocimiento. Así, la regla fundamental de la gramática del discurso pedagógico es el principio de recontextualización del tiempo, el espacio y el discurso, a través del cual la cultura de la escuela se produce, se reproduce y se internaliza en la conciencia de los estudiantes. –––––––––– (MHPSORVGHWLHPSRV\HVSDFLRVFODVLÀFDGRVGpELOPHQWHSXHGHQHQFRQWUDUVHHQ6LOEHUPDQ 6REUHODLQÁXHQFLDGHOHVSDFLRHQODFRQGXFWDYpDVH6WHEELQV 93 Mario Díaz Villa PRÁCTICA PEDAGÓGICA En las secciones anteriores se estableció una diferencia entre categorías y prácticas. Se argumentó que la reproducción del discurso pedagógico implica la existencia de categorías y de prácticas, que las categorías (transmisores-adquirientes) están constituidas por la división social del trabajo y que las prácticas están constituidas por relaciones sociales. Aquí nos referiremos a las prácticas que regulan las relaciones entre transmisores y adquirientes, a las cuales denominaremos prácticas pedagógicas. Bernstein (1981:20) considera que la forma que adoptan las relaciones sociales regula la forma de la práctica pedagógica y controla los principios de comunicación (interaccional y locativo) de las prácticas pedagógicas. La enmarcación se UHÀHUHDOSULQFLSLRTXHUHJXODODVSUiFWLFDVFRPXQLFDWLYDVGHODVUHODFLRQHV sociales entre transmisores y adquirientes. La práctica pedagógica es el modo de ubicación de los alumnos en XQLGDGHVHVSHFtÀFDVGHFRQRFLPLHQWRFRQVWLWXLGDVHQHOGLVFXUVRLQVWUXFFLR QDO HVSHFtÀFR (VWR LPSOLFD OD XELFDFLyQ GH ORV DOXPQRV HQ PRGHORV GH razonamiento, percepción, interpretación y, en general, en modos especíÀFRVGHDGTXLVLFLyQGHFRQRFLPLHQWR\KDELOLGDGHVOLJDGDVDODSURGXFFLyQ GHFRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDV66. Las prácticas pedagógicas también implican HOPRGRGHXELFDUDORVDOXPQRVHQXQRUGHQOHJtWLPR\HVSHFtÀFRFRQ respecto a normas legítimas, patrones o paradigmas de conducta, carácter y manera. Aquí es el discurso regulativo el que regula lo que cuenta como orden legítimo. Así, la práctica pedagógica constituye un intento por controlar la transformación de la experiencia de los alumnos dentro de relaciones VRFLDOHVHVSHFtÀFDVGHWUDQVPLVLyQDGTXLVLFLyQ67. Es importante anotar que la organización del conocimiento, la organización del tiempo y la organización del espacio constituyen directa o indirectamente la experiencia de los alumnos. –––––––––– /DDGTXLVLFLyQGHFRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDV²DWUDYpVGHODDGTXLVLFLyQGHFRQRFLPLHQWRV\KDELOLGDGHVHVSHFtÀFDV²FRUUHSDUDOHODDODOHJLWLPDFLyQGHLQFRPSHWHQFLDV$VtODWUDQVPLVLyQDGTXLVLFLyQ GHOFRQRFLPLHQWRHVSHFtÀFRHVIXQGDPHQWDOPHQWHXQDIXQFLyQGLYLVRULDHQODHVFXHOD 67. En términos de Bourdieu (1967), la práctica de la escuela se relaciona con la producción de individuos equipados con un sistema de patrones inconscientes que constituyen su cultura. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 94 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía De acuerdo con el punto de vista presentado, la práctica pedagógica puede entenderse como la articulación de la interrelación de dos prácticas reguladas por el discurso pedagógico: la práctica instruccional relacionada con la selección, transmisión y evaluación del conocimiento y las competencias legítimas que deben adquirirse, y la práctica regulativa incluida en lo instruccional y relacionada con la ubicación de los alumnos en un orden legítimo. La transmisión de un sistema dominante de reglas (símbolos) de orden, relación e identidad ocupa un lugar esencial en la práctica regulativa. Para el análisis de la práctica pedagógica es fundamental la distinción entre discurso y práctica. Hemos dicho que el discurso pedagógico es una categoría especializada que articula sus propios principios y reglas. Estos principios y reglas constituirán lo que puede llamarse la gramática del discurso. Estos principios y reglas regulan lo que cuenta como práctica legítima68. La práctica puede considerarse como la forma de realización del discurso y los medios de su reproducción ¿Cuál es la relación entre discurso SHGDJyJLFR\SUiFWLFDSHGDJyJLFD"(ODQiOLVLVGHHVWDUHODFLyQSXHGHHOXFLdar los modos de determinación esquematizados en el modelo. Los componentes instruccional y regulativo del discurso pedagógico funcionan como categorías determinantes de la práctica pedagógica. En RWUDVSDODEUDVHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRÀMDORVOtPLWHVWHyULFRVLGHROyJLFRV\ metodológicos de las prácticas pedagógicas y sus diferentes modelos. Esto VLJQLÀFDTXHHQWUHWRGDVODVIRUPDVSRVLEOHVGHSUiFWLFDSHGDJyJLFDHOGLVcurso pedagógico restringe el rango y el tipo de las prácticas de transmisión, DGTXLVLFLyQ\HYDOXDFLyQGHQWURGHXQRUGHQOHJtWLPRHVSHFtÀFR Esto no implica, sin embargo, una regulación rígida y mecánica de OD SUiFWLFD SHGDJyJLFD 'HQWUR GH ORV OtPLWHV ÀMDGRV SRU OD JUDPiWLFD GHO discurso pedagógico existe un rango de variaciones posibles de la práctica pedagógica. La regulación discursiva no implica que la práctica pedagógica sea necesariamente transformada por el discurso pedagógico. Los cambios en los principios y reglas de la gramática pedagógica no producen necesariamente cambios en las prácticas pedagógicas. Son muchos los ejemplos de –––––––––– /DYR]ÀMDORVOtPLWHVGHORTXHSXHGHVHUXQPHQVDMHOHJtWLPR(QRWURVWpUPLQRVHOPHQVDMHHV dependiente de la voz. 95 Mario Díaz Villa reformas educativas en las cuales las relaciones entre el discurso pedagógico —nivel de reglas y regulaciones— y las prácticas pedagógicas —nivel de realizaciones en modelos padagógicos— pueden llevar a contradicciones entre los agentes/agencias de recontextualización y los agentes de reproducción. Esta discrepancia entre lo que la gramática demanda (DP) y lo que se habla (PP) puede dar origen a un cambio en la gramática. Aquí podemos encontrar una fuente de dinámica del discurso pedagógico, a partir de las transformación en los modelos de práctica pedagógica. 'HXQDPDQHUDPiVHVSHFtÀFDODSUiFWLFDSHGDJyJLFD 33 SUHVXSRQH ODH[LVWHQFLDGHXQRUGHQHVSHFtÀFRFRQVWLWXLGROHJLWLPDGR\UHJXODGRSRUODV reglas y los principios del discurso regulativo. Sin embargo, este orden que crea, demarca y legitima los principios comunicativos de la práctica pedagógica puede romperse, rechazarse o resistirse en las prácticas pedagógicas. 'HLJXDOIRUPDODSUiFWLFDSHGDJyJLFDUHSURGXFHFRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDV cuyos rasgos y relaciones son legitimados por el discurso instruccional. La UHSURGXFFLyQGHFRPSHWHQFLDVLQFRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDVHVUHODWLYDPHQWH compleja, puesto que implica la regulación de la transmisión, la adquisición y la evaluación. La evaluación condensa tanto la gramática como sus realizaciones. La evaluación es el momento en el cual el poder habla explícitamente. Si la gramática de transmisión intenta imponer homogeneidad sobre ODJUDPiWLFDGHDGTXLVLFLyQODHYDOXDFLyQÀMDODVFRQGLFLRQHVSULQFLSLRV\ reglas que, retomando a Foucault, aseguran la distribución de sujetos de habla legítimos en los diferentes tipos de discursos disponibles a ciertas categorías de sujetos. En otras palabras, la evaluación, mientras asegura la reproducción de ODFODVLÀFDFLyQ\DWUDYpVGHHVWRODGLVWULEXFLyQGHSRGHUDSDUHFHLQFOXLGD en la “normalización” u homogeneidad que regula la adquisición. Podemos ver cómo la evaluación mantiene una distribución dada del poder dentro del rango de variedades y de “igualdades” introducidas por la enmarcación de la transmisión. El dispositivo pedagógico es en esencia ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 96 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía un dispositivo acerca de la evaluación: celebra la distribución del poder a través de la demarcación, el aislamiento y la desubicación de los discursos, y a través de la formalización de la gramática de su reproducción dentro de ODVOLPLWDFLRQHV\H[FOXVLRQHVGHXQDFXOWXUDHVSHFtÀFDGHGLVFXUVR69. En esta perspectiva es posible decir que la práctica pedagógica surge de las interrelaciones de dos discursos especializados, el instruccional y el UHJXODWLYRTXHOHÀMDQVXVOtPLWHVUHDOL]DFLRQHVSRVLELOLGDGHV\FRQWH[WRV Un conjunto complejo de variaciones, cambios y contradicciones puede surgir entre práctica pedagógica y las reglas y los principios que la regulan. Estas variaciones y contradicciones tienen sus fuentes en las relaciones entre transmisores y adquirientes, pues estas relaciones generan realizaciones relativamente independientes de los presupuestos, principios, reglas y regulaciones del discurso pedagógico. Las relaciones (contradicciones) entre el discurso pedagógico, la práctica pedagógica, el sujeto y el objeto pedagógico pueden esquematizarse (como se ilustra en el esquema de la página siguiente). Debe tenerse en cuenta que el conjunto de posiciones dentro de y entre los campos de recontextualización externos a la escuela es una fuente de variación de la realización de los principios de la gramática del discurso pedagógico y puede muy bien generar movimientos para un cambio en la gramática pedagógica misma. –––––––––– 69. Dos puntos sobre este problema: (1) La evaluación capacita al transmisor, mientras que transmite el conocimiento, para colocar al alumno en un campo total del discurso. (2) A través de la evaluación, cada individuo recibe su propio statusVXSURSLDLQGLYLGXDOLGDG\PiVHVSHFtÀFDPHQWH su propia voz. La evaluación constituye los límites que caracterizan a un sujeto y le dan una voz. Finalmente, como Foucault dice, la evaluación es el centro de los procedimientos que constituyen al individuo como efecto y objeto de poder, como efecto y objeto de conocimiento. 97 Mario Díaz Villa OBJETO PEDAGÓGICO (ADQUIRIENTE) DISCURSO PEDAGÓGICO PRÁCTICA PEDAGÓGICA (GRAMÁTICA) (REALIZACIONES) SUJETO PEDAGÓGICO (TRANSMISOR) CONCLUSIÓN En este capítulo hemos desarrollado un modelo del discurso pedagógico. El modelo integra las macro y microcategorías y los medios de su transformación. El punto de partida son los principios culturales dominantes. Cómo estos se constituyen como principios de la conciencia y la identidad de los sujetos, es un asunto que compete tanto a los campos como a las prácticas de recontextualización pedagógica. A lo largo del capítulo se han planteado el carácter mediático del discurso pedagógico, sus formas de existencia, las reglas de su constitución, los escenarios de recontextualización y los contextos de reproducción. Algunos de estos temas serán desarrollados más ampliamente en capítulos posteriores y complementados con la bibliografía que sobre el tema existe. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 98 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CAPÍTULO III HACIA UN ANÁLISIS DEL DISCURSO PEDAGÓGICO, O ELEMENTOS PARA LA COMPRENSIÓN DE LA PEDAGOGÍA Nuestra intención en este capítulo consiste en ampliar la noción de discurso pedagógico, el cual consideramos como el medio o mecanismo dominante para la regulación de la reproducción cultural y educativa. Necesitamos considerar cómo está estructurado el discurso pedagógico, y cómo se constituye en una categoría que subyace al contexto de reproducción y sus prácticas. La discusión se referirá, fundamentalmente, a las relaciones dentro del discurso pedagógico70 y a las relaciones entre el discurso pedagógico71 y las categorías, prácticas y contextos que éste regula en el proceso de reproducción cultural. Lo que intentaremos, pues, –––––––––– /DVUHODFLRQHV´GHQWURGHµVHUHÀHUHQEiVLFDPHQWHDODJUDPiWLFDGHOGLVFXUVRSHGDJyJLFR Cuando hablamos aquí de discurso pedagógico nos referimos a la gramática intrínseca de sus categorías (instruccional y regulativa), y a las reglas mediante las cuales dicha JUDPiWLFDVHPDQLÀHVWD'HODPLVPDPDQHUDTXHHQHOHVWXGLRGHODVUHODFLRQHV´HQtre”, aquí consideramos que las relaciones de clase subyacen a esta gramática y actúan selectivamente sobre sus modalidades de realización. En esta perspectiva, los principios dominantes (relaciones de clase o sus equivalentes) penetran y regulan la organización interna de la gramática del discurso pedagógico. Diversos interrogantes surgen en este FDVR¢(VODJUDPiWLFDLQWUtQVHFDDOGLVFXUVRSHGDJyJLFRXQDJUDPiWLFDQHXWUD"¢7LHQHHO discurso pedagógico su propia voz o es el medio fundamental por el cual se expresan las YRFHVFXOWXUDOHVGRPLQDQWHV YRFHVGHFODVHRVXVHTXLYDOHQWHV " 71. Lo que aquí llamamos relaciones “entre” intenta integrar los niveles de análisis “macro” y “micro”, tal como han sido descritos por Bernstein (1977). Las relaciones macro se UHÀHUHQHVHQFLDOPHQWHDOVLVWHPDGHFODVHVTXHFRQVWLWX\HHQVtPLVPRODFDWHJRUtDFXOWXUDO 99 Mario Díaz Villa desarrollar aquí es una síntesis teórica de las relaciones que hemos hecho explícitas en alguna otra parte72. (QXQQLYHODEVWUDFWRSRGHPRVGHÀQLUHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRFRPRXQ GLVFXUVRLQFOXLGR'LFKRGLVFXUVRLQFOX\HHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOHVSHFtÀFR ',( HQHOGLVFXUVRUHJXODWLYRHVSHFtÀFR '5( HOFXDOFRQVWLWX\HHQVt mismo, la categoría dominante. El discurso pedagógico es un mecanismo GHUHSURGXFFLyQTXHLQYROXFUDODDGTXLVLFLyQGHFRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDV en la adquisición de las reglas del orden. Denominaremos al discurso que UHJXOD WUDQVPLVLyQ GH XQ RUGHQ UHODFLyQ H LGHQWLGDG HVSHFtÀFRV FRQ HO nombre de discurso regulativo (véase, Díaz, 1983: caps 5 y 6). El discurso pedagógico es, pues, un mecanismo de reproducción cultural; o, dicho en otras palabras, la reproducción cultural es esencialmente un mecanismo pedagógico. Para efectos metodológicos podemos separar el discurso instruccional HVSHFtÀFRGHOGLVFXUVRUHJXODWLYRHVSHFtÀFRVLQHPEDUJRHQWUHPiVVHSDUHmos estos dos discursos, más oculta se hará la realización del DRE. Por otra SDUWHHQWUHPiVORVLQWHJUHPRVPiVGLItFLOVHKDUiH[SUHVDUODHVSHFLÀFLGDG de sus funciones. En ambos casos, la gramática básica de reproducción se RVFXUHFH1XHVWUDVROXFLyQDHVWHSUREOHPDSXHGHVHUGHÀQLUHOGLVFXUVR pedagógico tal como lo representa la siguiente fórmula: Discurso pedagógico DIE DRE GRQGH´BBBBBBBBBµVLJQLÀFDincluído en. Desde este punto de vista, el discurso pedagógico constituiría una semiótica que es diferente de las semióticas (conjunto de discursos) que –––––––––– dominante, y la cual actúa sobre el principio de la división social del trabajo del control simbólico y GHODSURGXFFLyQ/DVUHODFLRQHVPDFURHVHQFLDOPHQWHVHUHÀHUHQDORV´RUtJHQHV\GLVWULEXFLyQGH los principios dominantes” en la medida en que éstos son legitimados, mantenidos y reproducidos SRUHOGLVFXUVRSHGDJyJLFR/DVUHODFLRQHVPLFURVHUHÀHUHQDFyPRODHVWUXFWXUDFLyQGHFODVHGH ODVUHODFLRQHVVRFLDOHVGHWHUPLQDSULQFLSLRVGHFRPXQLFDFLyQTXHDVXYH]FRQÀJXUDQ\OHJLWLPDQ formas de conciencia y práctica dentro del marco de los principios dominantes. En esta forma, los principios dominantes están envueltos en los principios mismos de transmisión/adquisición (Bernstein, 1977). 72. Véase Díaz, (1983) y Bernstein y Díaz (1984). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 100 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía UHFRQWH[WXDOL]D3RUORWDQWRHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRVHUtDXQVLJQLÀFDQWH de algo (otro discurso) que no es él mismo. La relación que hemos visualizado arriba parece ser demasiado estática y no recrea la compleja red de interrelaciones que se presentan en el interior del discurso pedagógico. Lo que intentamos plantear, sin embargo, con la anterior representación, es la posibilidad de analizar la relación DIE/DRE desde una perspectiva estructural, esto es: a. Ver el discurso como un sistema interdependiente de términos, en donde la realización de uno de ellos (DIE, por ejemplo) resulta de la simultánea presencia del otro (DRE). Así, el orden regulativo del DRE está diseminado en la gramática (principios y reglas) del DIE, y la gramática instruccional (gramática del DIE) constituye en sí misma ODRUJDQL]DFLyQGHXQRUGHQVLJQLÀFDQWH RUGHQUHJXODWLYR (VHQ HVWHVHQWLGRTXH%HUQVWHLQKDVHxDODGRTXH´ODGLVFLSOLQDVLJQLÀFD aceptar una selección, organización, ritmo y temporalización del conocimiento” (Bernstein, 1977:98). b. Plantear la posibilidad de analizar el DIE y el DRE como partes separadas en el concepto de discurso pedagógico, asignando a cada discurso su función, principios y reglas autónomas, esto es, su propia gramática de reproducción. Desde esta perspectiva, uno puede observar sus variaciones y la función del DIE en la constitución de nuevos DRE, o cómo el discurso regulativo crea un orden, una relación y una identidad en el discurso instruccional. Aquí es importante señalar que HOGLVFXUVRSHGDJyJLFRQRUHTXLHUHGHXQLVRPRUÀVPRHQWUHORVYDORUHV y operaciones de la gramática del DIE y los valores y realizaciones GHODJUDPiWLFDGHO'5((QXQQLYHOPX\GHVFULSWLYRHVWRVLJQLÀFD que, en el orden de las realizaciones de la gramática pedagógica, es posible encontrar contradicciones entre los valores de los principios y reglas del DRI y del DRE. Pensemos en aquello que podríamos denominar con el nombre de pedagogías enmascaradas. c. Plantear la posibilidad de entender la realización de las modalidades pedagógicas tanto en la perspectiva de las diferencias y similitudes que se den entre los valores intrínsecos de cada gramática (una provista para el DRE y otra provista para el DIE), como en la perspectiva de la regulación externa de estas gramáticas. Es el caso de la determinación 101 Mario Díaz Villa GHPRGDOLGDGHVHVSHFtÀFDVGHUHDOL]DFLyQSHGDJyJLFDSUHYLVWDVHQ las reformas educativas. Si, siguiendo estas posibilidades, efectuamos un análisis de la reproducción del discurso pedagógico, podremos obtener modalidades pedagógicas (descripción de las realizaciones de la gramática de reproducción) para la ubicación de los sujetos dentro de una distribución del poder dada. Un análisis realizado en esta perspectiva va más allá de los análisis que básicamente funcionan en términos del estudio taxonómico de las pedagogías. Cada realización de la gramática de reproducción del discurso pedagógico puede ser vista como una práctica ubicadora (práctica pedagógica), esto es, como una práctica de distribución, transformación, posición y reposición de los sujetos. El discurso pedagógico produce textos especializados que capturan la interrelación de las realizaciones de la gramática pedagógica en el tiempo y en el espacio. Podemos ver, entonces, que el discurso pedagógico no puede ser localizado en el nivel de las realizaciones o de ORVHYHQWRV(OGLVFXUVRSHGDJyJLFRQRSXHGHLGHQWLÀFDUVHFRQORVWH[WRVR contenidos pedagogizados. El discurso pedagógico es una gramática para la generación de textos y prácticas (recontextualizadas). En esta perspectiva, podemos considerar que la gramática del discurso pedagógico es una gramática ubicadora. El discurso pedagógico es esencialmente un mecanismo de recontextualización. Actúa selectivamente, abstrae y reenfoca el discurso que va a ser transmitido y, de esta manera, reenfoca la experiencia del individuo GHORVDOXPQRV HVWRHVJHQHUDIRUPDVHVSHFtÀFDVGHUHODFLyQVRFLDOFRQ el conocimiento, genera formas de distribución del conocimiento (este aspecto está más detallado en nuestro estudio sobre el discurso instruccional (véase capítulo 5) y nuevas posiciones dentro de éste. Así pues, la regla fundamental de la gramática del discurso pedagógico es la regla de recontextualización. A través de ella, una competencia se incluye en un orden y un orden es la condición fundamental para la transmisión de una competencia. La lógica de la producción/reproducción del discurso pedagógico puede establecerse mediante la descripción de sus principios intrínsecos y de las reglas a las cuales dichos principios subyacen. Tales reglas pueden VHUFODVLÀFDGDVHQUHJODVGLVWULEXWLYDVUHJODVGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQ\UHJODV ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 102 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía de realización (práctica pedagógica). Es importante separar las reglas de constitución del discurso pedagógico de los principios intrínsecos al código de su reproducción (reglas de la práctica pedagógica). El código (±) C (±) Ei/e condensa en su gramática el ordenamiento y la relación de las reglas establecidas (distribución, recontextualización, realización)73. Así, por ejemplo, las reglas de distribución realizan las relaciones de poder intrínseFDVDOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ/DVUHJODVGHGLVWULEXFLyQWLHQGHQDFUHDU divisiones en múltiples secciones en la medida en que existen categorías y prácticas susceptibles de ser distribuidas en un tiempo, espacio y contexto SDUWLFXODUHV&DGDFDWHJRUtDRFXSDXQOXJDUHQXQDFODVLÀFDFLyQ(QHVHQFLD las reglas de distribución obedecen a unas distribución/redistribución del poder dadas. Los sujetos son ubicados en diferentes rangos en la distribución del poder entre discursos, prácticas y contextos (de producción o reproducción). Tenemos, entonces, que cualquier distribución dada especializa una posición y legitima las disposiciones (manual y mental) intrínsecas a la adquisición/transmisión de dicha posición, junto con sus modalidades de oposición y resistencia potenciales. REGLAS DE RECONTEXTUALIZACIÓN Hemos dicho que el discurso pedagógico es un mecanismo recontexWXDOL]DGRU(OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQGHVXJUDPiWLFDUHJXODODIRUPDFLyQ GHGLVFXUVRVLQVWUXFFLRQDOHV\UHJXODWLYRVÀMDQGRVXVOtPLWHVUHGHÀQLHQGR sus fronteras y jerarquías y dando origen a lo que podríamos llamar una SROtWLFDGHODFRQVWLWXFLyQGHORVGLVFXUVRVLQVWUXFFLRQDOHVHVSHFtÀFRV\GH ODVFRQGLFLRQHVGHVXUHSURGXFFLyQ(OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQVXE\DFHD un complejo proceso de recontextualización por medio del cual discursos y prácticas son desubicados, reenfocados e ideológicamente reubicados en las relaciones sociales de transmisión/adquisición (Bernstein, 1977; 1981:43)74. –––––––––– 73. Un interesante análisis podría establecerse en la comparación entre las reglas de distribución y recontextualización formuladas por Bernstein, y las modalidades de controlar el discurso y la disciplina en Foucault. Véase Foucault (1977: Parte 3) para un estudio del “Arte de las distribuciones”, y en Foucault (1971), una sección dedicada a los procedimientos internos de control del discurso. Véase también Bernstein (1981). 103 Mario Díaz Villa /DVUHJODVGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQVHUHÀHUHQDO´TXpµ\DO´FyPRµ GHOGLVFXUVRSHGDJyJLFR(O´TXpµVHUHÀHUHDODVFDWHJRUtDVFRQWHQLGRV y relaciones que se transmiten en la relación pedagógica, esto es, a su FODVLÀFDFLyQ(O´FyPRµVHUHÀHUHDODVPRGDOLGDGHVGHWUDQVPLVLyQ\D la regulación de sus relaciones sociales intrínsecas, esto es, a su enmarcación. El “cómo” también podría referirse a la regulación de las relaciones sociales de transmisión/adquisición, esto es, a las reglas de orden, relación e identidad, que se constituyen como una condición para la transmisión de competencias especializadas. (Observamos, en este caso, la imbricación de lo instruccional en lo regulativo y viceversa.) El “qué” articula la recontextualización de discursos y prácticas de diferentes campos (campo intelectual, campo expresivo o artístico, campo PDQXDO \HO´FyPRµVHUHÀHUHIXQGDPHQWDOPHQWHDODUHFRQWH[WXDOL]DFLyQ de las teorías psicológicas aplicadas al proceso de transmisión/adquisición. En síntesis, las reglas de recontextualización regulan la transformación de los discursos de los campos de su producción a sus campos/contextos de reproducción. Las reglas de recontextualización generan la jerarquía entre lo que Foucault denominó textos primarios y secundarios75. PRÁCTICA PEDAGÓGICA (REGLAS DE REALIZACIÓN) En la práctica se despliegan los principios que ordenan el discurso pedagógico. En otros términos, la práctica pedagógica presupone un orden HVSHFtÀFRFRQVWLWXLGROHJLWLPDGR\UHJXODGRSRUODVUHJODV\ORVSULQFLSLRV del discurso pedagógico76. Expliquemos esto. En un sentido abstracto, Bernstein considera que, en un primer nivel, las reglas de distribución y de recontextualización del discurso pedagógico especializan las categorías de tiempo y espacio en las relaciones sociales de reproducción de los textos pedagógicos (o sus equivalentes metafóricos). En un segundo nivel, la –––––––––– (QHVWHVHQWLGRSRGHPRVGHFLUTXHHOFXUUtFXOXPHVXQDUHDOL]DFLyQVXSHUÀFLDOGHHVWHFRPSOHMR SURFHVRGHUHJXODFLyQVXE\DFHQWH UHFRQWH[WXDOL]DFLyQFODVLÀFDFLyQ TXHVHLQVFULEHGHQWURGH la lógica social de la reproducción del discurso. 75. Véase Foucault (1971). 76. Es importante señalar aquí la comparación que podemos efectuar entre los principios del discurso/práctica pedagógica de Bernstein y la noción de disciplina en Foucault. Un desarrollo de esta comparación puede verse en Díaz (1983), y Díaz (1984) (texto no publicado). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 104 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía reproducción de los textos conducen, a una demarcación temporal de la edad. El texto se jerarquiza y jerarquiza un contenido para cada edad. Contenido y edad exigen una distribución del espacio, el cual se transforma, parafraseando a Foucault, en un espacio analítico, esto es, en un contexto HVSHFtÀFR(QHOWHUFHU\~OWLPRQLYHOODVUHODFLRQHVVRFLDOHVGHODSUiFWLFD pedagógica transforman los rasgos anteriores, estableciéndose una correlación entre edad-aprendizaje, contenido-evaluación y contexto-transmisión. En esta perspectiva, la evaluación es la resultante de la interrelación entre dos lógicas: la lógica del aprendizaje y la lógica de la transmisión. El siguiente cuadro ilustra las anteriores relaciones (véase Bernstein, 1982)77. REGLAS DE DISTRI- REGLAS DE RECONTEXTUA- BUCIÓN LIZACIÓN DI DR (TIEMPO-EDAD) (TEXTO-CONTENIDO) (ESPACIO-CONTEXTO) APRENDIZAJE EVALUACIÓN TRANSMISIÓN CÓDIGO PEDAGÓGICO ± C ± E i/e MODALIDADES DE PRÁCTICA PEDAGÓGICA –––––––––– 77. Bernstein comenta a este respecto: “Con menores excepciones, la educación nos plantea algo fundamental acerca de los principios que una sociedad usa para especializar (a) el tiempo, el espacio 105 Mario Díaz Villa Las modalidades de práctica pedagógica se estructuran en el conjunto de interrelaciones de dos discursos especializados (DIE y DRE) y de sus JUDPiWLFDV LQWHUQDV (Q XQD IRUPD PiV HVSHFtÀFD SRGHPRV FRQVLGHUDU TXHODSUiFWLFDSHGDJyJLFDSUHVXSRQHODH[LVWHQFLDGHXQRUGHQHVSHFtÀFR constituido, legitimado y regulado por las reglas y los principios del discurso pedagógico. El código pedagógico (±C ±Ei/e) condensa, en su gramática, los principios ordenadores dentro de y entre las reglas distributivas, de recontextualización y de realización. Sin embargo, este orden, que crea la gramática del discurso pedagógico y que se realiza en el nivel de las relaciones sociales de la práctica pedagógica, puede generar contradicciones, oposiciones y resistencias en el interior de la misma práctica pedagógica78. (QHVWDSHUVSHFWLYDORVYDORUHVGHORVSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQ\ enmarcación intrínsecos a la gramática del código pedagógico son la expresión de un orden y de las contradicciones que se generan en la gramática GHOGLVFXUVRSHGDJyJLFR/DVYDULDFLRQHVHQORVYDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQ\ enmarcación del código pedagógico obedecen a la distribución del poder y los principios de control que regulan la creación, distribución, reproducción y legitimación de discursos pedagógicos dominantes y, mediante éstos, los principios dominantes de una sociedad79. En este sentido, el código pedagógico condensa la gramática del discurso pedagógico, que, en última instancia, es una gramática de control simbólico. Podemos ahora decir que el código del discurso pedagógico es una construcción abstracta para explicar los diferentes eventos pedagógicos (o prácticas pedagógicas) y es capaz de generar n número de prácticas peda- –––––––––– y el discurso; (b) la edad, el contexto y el contenido; y, dentro de este último, (c) la adquisición, la transmisión y la evaluación... No es posible entender el proceso educativo a menos que los principios de transmisión de estos niveles sean conocidos” (“Bernstein, 1982: “Prefacio”). 78. Esto nos permite pensar que no existe una relación de determinación unilateral entre el discurso pedagógico y la práctica pedagógica. Cambios en la gramática del discurso pedagógico no necesariamente producen cambios automáticos en la gramática de la práctica pedagógica. Podemos dar ejemplos de reformas educativas, como las colombianas, donde las relaciones entre el discurso pedagógico (nivel de reglas y regulaciones) y la práctica pedagógica (nivel de realización) pueden conducir a contradicciones entre los agentes/agencias de producción del discurso pedagógico RÀFLDO\ORVDJHQWHVDJHQFLDVGHVXUHSURGXFFLyQ9pDVH'tD] FDS 79. Véase Díaz (1983: cap. 3). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 106 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía gógicas. En esta perspectiva, un análisis de las prácticas pedagógicas es un DQiOLVLVGHODVPRGDOLGDGHVHVSHFtÀFDVGDGDVSRUORVYDORUHVGHODJUDPiWLFD del código del discurso pedagógico. Cada modalidad de práctica (realización GHOFyGLJR HVHQ~OWLPDLQVWDQFLDXQDIXQFLyQGHXQVLVWHPDHVSHFtÀFR de relaciones sociales y de las teorías de la instrucción y sus supuestos intrínsecos (aprendizaje, objetivos, propósitos, resultados, recursos, etc.). Las teorías de la instrucción constituyen, entonces, el substrato teórico-social del código del discurso pedagógico que regula las prácticas pedagógicas, en la medida en que producen un modelo del sujeto pedagogizado (aprendiz o alumno) y de su futura competencia/actuación, y un modelo del sujeto pedagógico y de su futura competencia/actuación (Díaz, 1983:19), inscritos en los modelos temporales y espaciales del discurso pedagógico. Desde nuestro punto de vista, las teorías de la instrucción interrelacionan teorías del aprendizaje, que se centran en la lógica del aprendizaje, y teorías de la transmisión, que se centran en la didáctica de la transmisión o enseñanza (Díaz, 1983:104)80. En este sentido podemos plantear que cambios en los principios que controlan la distribución y recontextualización de los discursos y cambios que controlan la selección de teorías de la instrucción actúan selectivamente sobre los valores intrínsecos del código pedagógico, que genera, a su vez, diferentes modalidades de prácticas pedagógicas. Es mediante ORV FyGLJRV SHGDJyJLFRV R PHGLDQWH XQ FyGLJR SHGDJyJLFR HVSHFtÀFR que una lógica de transmisión/aprendizaje se regula, que una experiencia SDUWLFXODUVHSURGXFH\TXHXQDLGHQWLGDGVRFLDOHVSHFtÀFDVHOHJLWLPD/RV códigos pedagógicos pueden transformar un contexto dado en una matriz GH UHSURGXFFLyQ \ GH UHFRQWH[WXDOL]DFLyQ GH VLJQLÀFDGRV GRPLQDQWHV R pueden generar prácticas que interrumpen, o bien la modalidad dominante GHUHSURGXFFLyQ FXOWXUDO\VRFLDO RELHQORVVLJQLÀFDGRVTXHpVWDUHSURGXFH(QVtQWHVLVORVFyGLJRVSHGDJyJLFRVVHUHÀHUHQDORVSULQFLSLRVTXH regulan la selección (distribución) y organización (recontextualización) de los discursos pedagógicos, y a los principios que regulan su transmisión –––––––––– /DOyJLFDGHODSUHQGL]DMHFRQVLGHUDPRVVHUHÀHUHDODVWHRUtDVH[SOtFLWDVRLPSOtFLWDVGHOGHVDUUROOR o proceso del aprendiz en su autorregulación del aprendizaje, esto es, a si nos centramos en la lógica del aprendizaje desde la perspectiva que el aprendiz (el alumno) aporta a ésta o si nos centramos en la lógica de la transmisión donde privilegiamos las relaciones sociales y las reglas discursivas que regulan el qué y el cómo de la adquisición desde el punto de vista del transmisor (Díaz, 1983:300, nota). 107 Mario Díaz Villa y adquisición. Sin embargo, en la adquisición de un código pedagógico (una modalidad de código) está la adquisición de los cambios potenciales mediante las tensiones que éste produce o puede producir entre “orden” y “contradicción”. CONCLUSIÓN En este capítulo hemos intentado bosquejar la gramática interna del discurso pedagógico y hacer un análisis de los principios que regulan su realización en las diferentes modalidades de práctica pedagógica. Hemos dicho que la gramática interna del discurso pedagógico se estructura como un código a partir de reglas —distributivas y de recontextualización— que SURGXFHQXQGLVFXUVRLQFOXLGRGHOWLSR','5 ´µVLJQLÀFDsobre) y de reglas de realización (explícitas o implícitas) que regulan los contextos y prácticas de transmisión/adquisición del discurso. En un nivel abstracto hemos planteado el problema de la práctica pedagógica, mostrando como el discurso incluido DI/DR genera prácticas FRPXQLFDWLYDVHVSHFtÀFDVHQHORUGHQGHODWUDQVPLVLyQ HVSDFLR \HQHO orden de la adquisición (tiempo). Como resultado, el código pedagógico (± C ± Ei/e) condensa en su gramática las relaciones entre las reglas de distribución (de sujetos, discursos y prácticas), de recontextualización y de realización, invisiblemente presentes en las diferentes modalidades de práctica pedagógica. En esencia, hemos intentado mostrar cómo el discurso pedagógico es un mecanismo o medio complejo y especializado de reproducción cultural, constituido por una gramática ubicadora especializada, cuyas reglas y transformaciones, en lugar de estar animadas por un sujeto autónomo, son el resultado de las relaciones de clase o de principios dominantes equivalentes. Si éste es el caso, podríamos preguntarnos: ¿tiene el discurso pedagógico VXSURSLDYR]"¢HVXQDJUDPiWLFDQHXWUDO"R¢HVXQPHGLRDWUDYpVGHOFXDO RWUDVYRFHV YRFHVGHFODVHV KDEODQ"8QDUHVSXHVWDLQLFLDOSDUDDEULUHO debate, puede ser la siguiente: el discurso pedagógico está determinado por el mundo en el cual existe y por la posición social de aquellos que hablan por él y a través de él. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 108 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CAPÍTULO IV SOBRE EL DISCURSO INSTRUCCIONAL, O CLAVES PARA LA COMPRENSIÓN DEL CURRÍCULO INTRODUCCIÓN Este capítulo se relaciona con el discurso instruccional. Aquí intentaremos explicar cómo la distribución del poder y los principios de control regulan la producción, la reproducción y los cambios del discurso instruccional a través de la compleja red de relaciones que dichos principios establecen. Intentaremos explicar también cómo estos principios crean una ubicación desigual de los sujetos en los discursos instruccionales de la escuela, una ubicación desigual de sus competencias culturales y, por lo tanto, su ubicación desigual en el campo de la producción material y simbólica. El análisis del discurso instruccional, tradicionalmente, ha sido FRQÀQDGRDVXVUDVJRVVXSHUÀFLDOHV(QJHQHUDOpVWHKDVLGRFRQVLGHUDGR FRPRXQD VHOHFFLyQ GHVLJQLÀFDGRV FRQEDVHHQFULWHULRV lógicos, racionales e intrínsecos a las disciplinas y relevantes para el desarrollo de la mente (Hirst, 1965, 1969; Peters, 1970); o como los bienes culturales (capital cultural) transmitidos por la escuela (Bourdieu, 1977); o como la organización escolar del conocimiento socialmente prescrito (aquel que constituye la cultura dominante) (Green, (OFRQÀQDPLHQWRGHOHVWXGLRGHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDODVXV UDVJRVVXSHUÀFLDOHV³ORTXH<RXQJ OODPDFXUUtFXOXPFRPR “hecho”— no ha permitido comprender la relación entre los principios y reglas (exclusión, inclusión, apropiación, distribución) que regulan las relaciones dentro de y entre los discursos instruccionales, tanto en 109 Mario Díaz Villa su producción como en su reproducción, y las formas de conciencia con las cuales dichos principios y reglas se relacionan (Bernstein, 1981). Una forma de exploración diferente debe mostrar cómo, intrínseco al discurso instruccional y a su producción/reproducción, existe todo un conjunto de principios organizativos que ubican al sujeto con respecto a los rasgos internos y relacionantes de competencias especializadas. Esta JUDPiWLFDVHPLyWLFDXELFDGRUDHVSHFtÀFDUHJXODODUHDOL]DFLyQGHVLJXDOGH aquellas competencias en la sociedad. En una forma muy descriptiva podemos decir que el discurso instruccional regula las reglas que constituyen la variedad legítima, los rasgos internos y las relaciones de competencia especializadas (Bernstein, “Seminarios”)81$TXtQRVUHIHULPRVDOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDORÀFLDOHVGHFLUDOGLVFXUso instruccional distribuido dentro de la educación formal. Consideramos el GLVFXUVRLQVWUXFFLRQDORÀFLDOFRPRDOJRVHSDUDGRGHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDO que regula el aprendizaje en otros contextos sociales tales como la familia la comunidad. Llamamos, a este último, discurso instruccional local. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL DISCURSO INSTRUCCIONAL El discurso instruccional presupone una previa división social de los transmisores, adquirientes, discursos y espacios de reproducción, es GHFLUSUHVXSRQHXQSULQFLSLRIXQGDPHQWDOGHFODVLÀFDFLyQ6LQHPEDUJR el discurso instruccional puede iniciar, bajo ciertas condiciones, un cam–––––––––– 81. La noción de discurso instruccional tiene sus fuentes en el análisis de Parsons sobre las actividades instrumentales y los roles (1951; 1955; 1959) y en los desarrollos de Bernstein desde una perspectiva diferente. Bernstein usa por primera vez el término “instrumental” en su artículo “Sources of consensus and disaffection in education” (1966), en el cual distingue la cultura instrumental de la FXOWXUDH[SUHVLYD$TXtODFXOWXUDLQVWUXPHQWDOVHUHÀHUHD´ORVKHFKRVSURFHGLPLHQWRV\MXLFLRV HQYXHOWRVHQODDGTXLVLFLyQGHKDELOLGDGHVHVSHFtÀFDVµ(OWUDEDMRVRFLROLQJtVWLFRGH%HUQVWHLQOH permite distinguir cuatro contextos de socialización, entre los cuales el “contexto instruccional” se UHÀHUHDDTXHOFRQWH[WRHQHOTXH´HOQLxRDSUHQGHDFHUFDGHODQDWXUDOH]DREMHWLYDGHODVFRVDV\ las personas y aprende habilidades”. Sin embargo, es en Pedro (1981) donde los comienzos de un modelo de análisis del discurso instruccional son tomados de Bernstein y donde éste último GHÀQHHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOHQWpUPLQRVGH´ORVSULQFLSLRVGHOGLVFXUVRHVSHFtÀFRVXVFHSWLEOHV de ser transmitidos y adquiridos”. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 110 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía ELRHQHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ'HVGHHVWHSXQWRGHYLVWDHOGLVFXUVR instruccional presupone relaciones de poder y, al mismo tiempo, legitima y reproduce estas relaciones. Por ejemplo, cuando las materias escolares HVWiQUtJLGDPHQWHFODVLÀFDGDVHQHOVHQWLGRGHTXHFRQVWLWX\HQGLVFXUVRV distintos y jerarquizados, entonces cualquier discurso instruccional que esté relacionado con el cambio de las relaciones entre discursos, o entre maestros \DOXPQRVVHHQFRQWUDUiDVtPLVPRHQFRQÁLFWRFRQODGLVWULEXFLyQGHO poder que constituye en las relaciones entre discursos, maestros, alumnos y sitios existentes82. Además, el discurso instruccional presupone el proceso de recontextualización mediante el cual los discursos han sido históricamente removidos del campo de su producción, transformados y transferidos al campo educativo o de reproducción83. Este proceso de recontextualización es UHODWLYDPHQWHFRPSOHMRHLPSOLFDXQFDPSRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDO y un campo de recontextualización pedagógica. El discurso instruccional es aquel discurso producido en las tensiones entre estos dos campos. Mientras TXHHOFDPSRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDOGHWHUPLQDORVFULWHULRVIRUPDOHV y las normas de validez que se emplean como leyes para la legitimación de un discurso instruccional, el campo de recontextualización pedagógica es un espacio para la reestructuración, reenfoque y cambio de los discursos instruccionales. La autonomía relativa de este último campo permite un mayor control sobre la circulación de teorías y prácticas del contexto primario de producción del discurso al contexto de su reproducción. El discurso instruccional también presupone aquellas relaciones sociales por medio de las cuales se realizan las prácticas instruccionales. –––––––––– 82. Goodson (1981) muestra, por ejemplo, cómo la geografía progresó desde una materia escolar de bajo status en el siglo XIX hasta una disciplina académica con un status y una base universitaria. Goodson considera que la lucha por el status es, sobre todo, “una batalla por los recursos materiales, las perspectivas y la carrera de cada profesor de una materia, o de una comunidad de materias”. 83. Aquí nos referimos al discurso instruccional como el compendio de una compleja red de relaciones VRFLDOHV1RHVSXHVQXHVWUDLQWHQFLyQPLVWLÀFDUFRQHVWHGLVFXUVRODWUDGLFLRQDO\FDVLPRQROtWLFD explicación de la unilateral relación entre materias y disciplinas. Esta diferencia, ciertamente, no es ni estable ni constante ni absoluta (véase Goodson, 1981. También véase la nota de Foucault sobre el “Comentario”, en Foucault, 1970). 111 Mario Díaz Villa El discurso instruccional, pues, debe considerarse como un dispositivo ubicado y ubicador. Usando los términos de Bernstein, podemos considerar que el sujeto es ubicado diferencialmente por los códigos intrínsecos a la selección, transmisión y evaluación del discurso instruccional. Si, por una SDUWHHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQDODFWXDUVREUHODVUHODFLRQHVHQWUHORV GLVFXUVRVLQVWUXFFLRQDOHVFUHDUHODFLRQHVGHSRVLFLyQRSRVLFLyQHVSHFtÀFDV GHORVVXMHWRVGHQWURGHpVWRV LGHQWLGDGHVHVSHFtÀFDVYRFHVHVSHFtÀFDV poder discursivo), por la otra, el principio de enmarcación, como veremos más adelante, regula la lógica de la transmisión/aprendizaje del discurso instruccional84. A partir de esto se deduce que el código instruccional es un regulador de las relaciones entre discursos instruccionales, pero también un regulador de las relaciones dentro de un discurso instruccional dado. Lo que cuenta como un discurso instruccional depende del principio de FODVLÀFDFLyQ\ORTXHFXHQWDFRPRWUDQVPLVLyQOHJtWLPDGHXQGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOGDGRGHSHQGHGHORVYDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQ\ODHQPDUFDFLyQ del contexto instruccional. Invisiblemente presentes en un discurso instruccional se encuentran dos grupos de teorías que pueden o no estar relacionadas: un grupo de teorías regula el “qué” de la transmisión y otro regula el “cómo”. El qué. Aquí debemos distinguir dos procesos no necesariamente UHODFLRQDGRV 8Q SURFHVR VH UHÀHUH D OD VHOHFFLyQ GH ORV GLVFXUVRV TXH constituyen un conjunto de discursos instruccionales dados; aquí tenemos XQSULQFLSLRFODVLÀFDWRULRIXQGDPHQWDOHOFXDOHVSHFLDOL]DHOFRQMXQWR8Q VHJXQGRSULQFLSLRFODVLÀFDWRULRUHJXODHORUGHQDPLHQWRKRUL]RQWDO\YHUWLFDO GHOFRQMXQWR'HWUiVGHHVWRVSULQFLSLRVFODVLÀFDWRULRVH[LVWHXQSURFHVRGH recontextualización. Desde esta perspectiva, un currículo es la realización VXSHUÀFLDOGHHVWHFRPSOHMRSURFHVRGHUHJXODFLyQ (OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQHVHOSULQFLSLRTXHUHJXODODIRUPDFLyQ el ordenamiento, la distribución y los contextos de un conjunto dado de –––––––––– 84. Esta distinción apunta a una diferencia fundamental entre la ubicación del discurso instruccional y la ubicación dentro del discurso instruccional. La ubicación del discurso instruccional envuelve un SULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ\XQSULQFLSLRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQ/DXELFDFLyQGHQWURGHOGLVFXUVR LQVWUXFFLRQDOEiVLFDPHQWHVHUHÀHUHDODUHDOL]DFLyQGHODVFRPSHWHQFLDVGHVXMHWRVFXOWXUDOHV HVSHFtÀFRVHQGLFKRSURFHVRGHXELFDFLyQ ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 112 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía GLVFXUVRV LQVWUXFFLRQDOHV DO ÀMDU VXV OtPLWHV UHGHÀQLU VXV IURQWHUDV \ GDU origen a la política de constitución de discursos instruccionales. Podemos GLVWLQJXLUODVLJXLHQWHFODVLÀFDFLyQDORODUJRGHXQDGLPHQVLyQIXHUWH D /DIXHU]DGHODFODVLÀFDFLyQGHOFRQMXQWRGHGLVFXUVRV\VXVUHODFLRQHV FRQODFODVLÀFDFLyQLQWHUQDGHpVWH 8QFRQMXQWRSXHGHFRQVLVWLUGH XQVRORGLVFXUVRFDVRHQHOFXDOpVWHSUHVHQWDUtDODFODVLÀFDFLyQPiV fuerte.) b. El número de los que cuentan como discursos diferentes en el conjunto. Los conjuntos varían de acuerdo con las reglas de exclusión y de inclusión. c. La estabilidad del conjunto en el tiempo. d. El enfoque del conjunto: manual/mental, “culto”, “especialista”, “pastoral”, “vocacional”, etc. El enfoque puede establecer una dicotomía HQWUHRULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRVHODERUDGRV\UHVWULQJLGRV e. El número de conjuntos diferentes, las relaciones entre éstos y el grado en el cual tales conjuntos se especializan para grupos de adquirientes. El cómo. Aquí nos referimos a las teorías de transmisión o instrucción y a las teorías del aprendizaje, las cuales implican un proceso de recontextualización y, por lo tanto, una reubicación ideológica de diversas teorías psicológicas. /DVWHRUtDVDFHUFDGHO´TXpµVXE\DFHQDOSULQFLSLRLQWUtQVHFRGHFODVLÀcación de los discursos instruccionales (formas de conocimiento, campos de conocimiento, disciplinas, en términos de Foucault). Las teorías del “cómo” subyacen al principio que regula la lógica de la transmisión/aprendizaje de ORVGLVFXUVRVLQVWUXFFLRQDOHV YDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQ\GHODHQPDUFDción). Las teorías del “qué” y del “cómo” pueden encontrarse en relaciones de dominación/subordinación entre sí. Es posible, por ejemplo, que una teoría del aprendizaje domine la teoría de la transmisión y ocasione un cambio tanto en el conjunto de discursos como en su ordenamiento interno. Igualmente, es posible que el “qué” domine la selección del “cómo”. A 113 Mario Díaz Villa este respecto, Bernstein ha argumentado que si vamos a discutir el “qué” debemos también discutir el “cómo” (pedagogía y evaluación). El “qué” y el “cómo” forman un conjunto y deben tratarse como un todo. LA LÓGICA SOCIAL DE LA PRODUCCIÓN/REPRODUCCIÓN DEL DISCURSO INSTRUCCIONAL: LAS BASES DE LA RECONTEXTUALIZACIÓN Hemos dicho en otra parte que la producción/reproducción del discurso instruccional conlleva agentes, agencias, posiciones y prácticas dentro del campo de recontextualización, el cual —de acuerdo con Bernstein— está regulado por la división del trabajo y sus relaciones sociales intrínsecas. El principio que regula las relaciones entre discursos instruccionales, es decir, el principio que regula la división social del trabajo del discurso instruccioQDOHVHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ(VWHSULQFLSLRDVHJXUDODUHSURGXFFLyQ de las relaciones de poder mediante la demarcación, selección, exclusión y jerarquización, y el ordenamiento y la distribución de los discursos que deben reproducirse. Además, esta regulación también conlleva un principio de recontextualización por el cual los discursos y prácticas son reubicados en el campo educativo de reproducción. /RVSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQ\GHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQFUHDQSDUDHO conocimiento, una nueva organización estructural y jerárquica y un nuevo RUGHQOyJLFR VHFXHQFLD TXHVHGHÀQHHQFRUUHVSRQGHQFLDFRQHORUGHQ\ progreso de la adquisición/transmisión. Encontramos aquí una distinción FUXFLDOUHJXODGDSRUXQDFODVLÀFDFLyQUtJLGDHQWUHORTXHSRGUtDGHQRPLnarse la “lógica social de la producción del discurso” y la “lógica social de su reproducción”. Por “lógica social de la producción del discurso” entendemos el proceso por el cual agentes, posiciones, discursos y prácticas constituyen un campo especializado, dedicado a la producción y elaboración de lo que VHGHQRPLQDQXHYRFRQRFLPLHQWR*HQHUDOPHQWHH[LVWHXQDFODVLÀFDFLyQ UtJLGDHQWUHDTXHOORVTXHSURGXFHQ\DTXHOORVTXHUHSURGXFHQ(VWRVLJQLÀFD que los maestros son especialistas en la reproducción del conocimiento, más que en su producción. Los textos escolares raras veces son escritos por aquellos que producen conocimiento: son escritos por aquellos que reproducen o que recontextualizan el conocimiento. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 114 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía La “lógica social de reproducción del discurso” está relacionada con la regulación de las prácticas de transmisión/adquisición. Cuando las dos OyJLFDVGHSURGXFFLyQ\UHSURGXFFLyQHVWiQIXHUWHPHQWHFODVLÀFDGDVGHEH desarrollarse un campo de recontextualización con sus propias posiciones, funciones y discursos, internos. Las prácticas de des-ubicación y re-ubicación de los discursos que constituyen la actividad esencial de este campo, dependen de la relativa autonomía de sus agencias y de las políticas del Estado, del enfoque de éstas y del grado en el cual los agentes externos (maestros y comunidad) están subordinados, opuestos o articulados en las prácticas de este campo. En otras palabras, el continuo proceso de recontextualización depende de la lógica de las posiciones y oposiciones internas del campo, pero también de la relativa autonomía de dichas posiciones y oposiciones con respecto al Estado. En esta perspectiva es posible distinguir dos campos interrelacionados GHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQHOFDPSRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDO\HOFDPSR de recontextualización pedagógica85(OFDPSRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDO es básicamente dependiente del sistema jurídico-político y administrativo del Estado. Sus agencias, generalmente, están localizadas en, o reguladas por, el Ministerio de Educación —u otros ministerios— y se relacionan con la creación de regulaciones, controles y políticas de circulación de los discursos, teorías y prácticas. El campo de recontextualización pedagógica puede considerarse como un conjunto estable y relativamente autónomo de agentes/agencias que regulan la circulación de teorías/discursos/prácticas desde el campo primario de su producción hasta el campo de reproducción pedagógica. Las relaciones dentro de, y entre, los campos de recontextualización RÀFLDO \ GH UHFRQWH[WXDOL]DFLyQ SHGDJyJLFD WLHQHQ LPSOLFDFLRQHV SDUD OD recontextualización de discursos/prácticas susceptibles de ser reproducidos. –––––––––– 85. El campo de recontextualización es, en esencia, pedagógico en su función acordada de regulación de la circulación de los textos. En las sociedades contemporáneas, el creciente mercado de la cultura ha conducido a un incremento en las agencias de recontextualización y a oposiciones entre ellas. Pensemos, por ejemplo, en las contradicciones generadas entre el “aparato cultural” y la llamada “industria de la conciencia” (Gouldner, 1976). La mercantilización de la cultura ha producido un voluminoso mercado de textos recontextualizados (revistas periódicas, libros de bolsillo, magazines, textos escolares, revisión de libros, colecciones selectas, etc.). El incremento de la pedagogización de los textos ha creado nuevas modalidades de consumo cultural. Esta pedagogización mantiene, reproduce y legitima la distribución desigual del acceso a los recursos culturales o simbólicos. 115 Mario Díaz Villa Es dentro de este conjunto de relaciones complejas que se constituye lo TXHSRGUtDPRVOODPDUHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRRÀFLDO $KRUDSRGHPRVGHFLUTXHHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDORÀFLDOHVXQGLVSRsitivo institucionalizado y legítimo, recontextualizado y recontextualizante, FX\RVSULQFLSLRV\UHJODVUHJXODQ\SRUORWDQWRÀMDQORVOtPLWHVGHODUHODFLyQOHJtWLPDGHODVFRPSHWHQFLDVGHORVVXMHWRVFXOWXUDOHVHVSHFtÀFRVHQOD HVFXHOD/DVPRGDOLGDGHVGHXELFDFLyQHQHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDORÀFLDO —que dependen de las modalidades de ubicación del discurso instruccional HQODHVFXHOD³HVWiQUHJXODGDVSRUODVSUiFWLFDVLQVWUXFFLRQDOHVRÀFLDOHV VHOHFFLRQDGDV\KHFKDVS~EOLFDVRHVSHFLÀFDGDVHQUHJXODFLRQHV\JXtDV y en toda clase de textos pedagógicos, producidos tanto por las agencias pedagógicas del Estado como por las agencias del campo de recontextualización pedagógica86. Intrínsecas a la división social del trabajo de producción del discurso LQVWUXFFLRQDOH[LVWHQUHODFLRQHVYHUWLFDOHV\KRUL]RQWDOHVGHFODVLÀFDFLyQ/D FODVLÀFDFLyQYHUWLFDOUHJXODODHVWUDWLÀFDFLyQGHORVGLVFXUVRV OR´PHQWDOµ VHFRQVLGHUDPiVLPSRUWDQWHTXHOR´PDQXDOµ \ODFODVLÀFDFLyQKRUL]RQWDO regula la relación entre los discursos en términos de su grado de especiali]DFLyQ(VWDFODVLÀFDFLyQTXHJHQHUDOPHQWHRFXUUHHQXQQLYHOHSLVWpPLFR puede también conducir a pugnas por el control intelectual sobre determinadas áreas discursivas. $GHPiV OD FODVLÀFDFLyQ GH ORV GLVFXUVRV \ VX DJUXSDPLHQWR HQ HO campo de producción discursiva puede tener solamente una relación aproximada con los discursos y su agrupamiento en el contexto de reSURGXFFLyQ(QHOSURFHVRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQORVVLJQLÀFDGRVGHORV discursos instruccionales, generados mediante formas distintas de relaciones sociales, son, a su vez, generadores de formas distintas de relación social en el campo de reproducción. –––––––––– 86. En países donde existen una autoridad centralizada y una dirección política del Estado sobre la selección, transmisión y evaluación del discurso instruccional, las agencias pedagógicas del EstaGRRUJDQL]DGDVVREUHSULQFLSLRVEXURFUiWLFRVHVSHFtÀFRVFRQVWLWX\HQXQDSRGHURVDPDTXLQDULD para la organización y el control (directo o indirecto) de los niveles, posiciones, sitios, discursos y prácticas del contexto de reproducción. Medios tales como regulaciones, normas, planes, pro\HFWRVGHFUHWRVUHFRPHQGDFLRQHV\RWUDVFODVHVGHWH[WRVRÀFLDOHVSURYLVWRVSRUODVDJHQFLDV SHGDJyJLFDV\OHJLWLPDGRVHQYLUWXGGHUHJXODFLRQHVRÀFLDOHVFRQÀJXUDQHOGRPLQLRGHORTXH SXHGHGHQRPLQDUVHFRPRGLVFXUVRSHGDJyJLFRRÀFLDO ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 116 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Históricamente ha existido una separación entre “mental” y “manual” GHQWURGHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOFUHiQGRVHDVtXQDFODVLÀFDFLyQUtJLGDHQWUH las prácticas intelectuales (elaboradas) y las prácticas manuales (restringidas)87(VWRDVXYH]KDPDQWHQLGR\UHSURGXFLGRXQDFODVLÀFDFLyQUtJLGD entre el campo de producción de recursos físicos y el campo de producción de recursos discursivos. También ha provocado, dentro del campo de proGXFFLyQGHUHFXUVRVGLVFXUVLYRVXQDFODVLÀFDFLyQIXHUWHHQWUHORVDJHQWHV\ prácticas intelectuales y los agentes y prácticas manuales. Las prácticas intelectuales han sido, en general, constituidas por el discurso “académico”, adquirido directa o indirectamente a través de la escolaridad88. Las prácticas manuales fueron adquiridas fuera de la escuela, bien en la familia, bien en los talleres. Históricamente, la práctica pedagógica estuvo esencialmente —y únicamente— relacionada con la práctica intelectual. Sin embargo, las escuelas modernas proporcionan prácticas vocacionales como, por ejemplo, manualidades y destrezas, pero a menudo distribuyen tales prácticas de acuerdo con la clase social y el género de los alumnos. Esto plantea el interrogante de qué manualidades, qué destrezas, cuándo, para quién y cómo y, también, el interrogante de sus principios de recontextualización. El contexto primario para estas prácticas es, por supuesto, no el campo intelectual sino el campo de producción. Las prácticas manuales escolares pueden tener tan poca relación con las prácticas reales del campo de producción como las prácticas intelectuales de la escuela con las prácticas reales del campo intelectual. Aquí, tal vez, podemos percibir cómo las prácticas ideológicas de las agencias de –––––––––– 87. La distinción entre trabajo mental y trabajo manual no se deriva de rasgos intrínsecos a estas prácticas sino de la división social del trabajo y de las relaciones sociales de producción/reproGXFFLyQ(QHVWDSHUVSHFWLYDHOPDQWHQLPLHQWRGHODFODVLÀFDFLyQUtJLGDHQWUHWUDEDMRPHQWDO\ trabajo manual es fundamental para la reproducción de las relaciones de clase. Véase Bernstein (1977; 1981); Poulantzas (1976); Wright (1978). 88. El sistema más antiguo de discurso instruccional que conocemos —el discurso académico— fue inicialmente constituido en la Edad Media. En esta época se establecieron relaciones jerárquicas entre discursos especializados (las siete artes), los cuales no gozaban del mismo status; aquellas IXHURQGLYLGLGDVHQGRVJUXSRVFX\RVLJQLÀFDGRHGXFDWLYRIXHGLIHUHQWH(Otrivium consistía en la enseñanza de aquellas disciplinas cuyo objeto lo constituían las diversas manifestaciones de la naturaleza humana: la gramática, la dialéctica y la retórica. El quadrivium agrupaba la totalidad de las disciplinas que se relacionaban con los objetos o las cosas: la aritmética, la geometría, la P~VLFD\ODDVWURQRPtD 'XUNKHLP 117 Mario Díaz Villa recontextualización crean una relación imaginaria entre el campo primario de producción y el campo educativo de reproducción. Así, si miramos el proceso histórico de reestructuración del campo de producción económica, podremos observar la recontextualización de las prácticas manuales y su reubicación en el paradigma instruccional bajo la forma de discurso vocacional (con sus realizaciones técnicas). El discurso vocacional se convierte en un requisito para la reproducción de habilidades HVSHFtÀFDV VXFRQFHSWRFHQWUDO SHURWDPELpQSDUDODUHSURGXFFLyQGHIRUmas de conciencia. En otras palabras, incluye el concepto de realización de habilidades de trabajo (Vaizey, 1963) en el concepto de habilidades sociales y para la vida, lo cual, a su vez, presupone el cambio de la ubicación de los agentes en el mercado de trabajo. En esta perspectiva, podemos ver que el discurso vocacional —como una realización del discurso instruccional— se ha convertido en un portador del discurso regulativo. Es importante anotar cómo las escuelas modernas proporcionan, además de las prácticas vocacionales, un conjunto diverso de discursos y SUiFWLFDVGHQWURGHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDORÀFLDO$OJXQRVGHHVWRVGLVFXUsos/prácticas tienen una función regulativa explícita como, por ejemplo, salud, servicio social o comunitario, economía del hogar, mientras que otros tienen una función regulativa implícita (programas de entrenamiento de jóvenes). Otros discursos/prácticas envuelven su función regulativa en una función más expresiva, o aun, en una función recreativa (pensemos en los programas de recreación modernos)89. Las diferentes realizaciones del discurso instruccional —académico, vocacional, expresivo y práctico no-vocacional (manualidades)— tienen –––––––––– 89. Las propuestas modernas para la organización del discurso vocacional han introducido un área instruccional relacionada con “el trabajo”, el goce —o recreación— y “los estilos de vida”. Esta área incluye prácticas para el desarrollo y cambio de las relaciones humanas, el tiempo libre, y también intereses tales como la habilidad para conducir un vehículo, elaborar un presupuesto, organizar las compras, etc. Esta nueva modalidad de discurso/práctica se ha constituido alrededor GHODQRFLyQGH´SUHSDUDFLyQSDUDODYLGDµ YpDVH6NLOEHFN ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 118 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía diferentes grados de relevancia para los campos de producción y de control simbólico90. El discurso vocacional recontextualiza las prácticas (habilidades) involucradas en la producción material. El discurso vocacional se ha convertido en una metáfora constante para el campo de producción; el discurso académico básicamente recontextualiza diferentes dominios del conocimiento: las tan llamadas ciencias/humanidades, que tienen una relevancia directa/indirecta tanto para el campo de producción como para el campo de control simbólico. Históricamente, el discurso académico ha sido asociado FRQHOFRQFHSWRGHHGXFDFLyQOLEHUDO6XFODVLÀFDFLyQIXHUWHFRQUHVSHFWRDO GLVFXUVRYRFDFLRQDOVHPDQLÀHVWDHQHOKHFKRGHTXHHOGLVFXUVRDFDGpPLFR QXQFDKDHVWDGRFRPSURPHWLGRFRQQLQJXQDWDUHDYRFDFLRQDO 'XUNKHLP 1977; Hirst, 1974). El discurso expresivo podría considerarse como un conjunto de prácticas recontextualizadas que pueden agruparse en lo que arbitrariamente llamaremos el “campo expresivo” o las “artes expresivas” YLVXDOHVDF~VWLFDVJUiÀFDVFLQpWLFDV $OUHFRQWH[WXDOL]DUODVUHJODVWpFQLcas o los principios teóricos que las caracterizan, la escuela no solamente reproduce el carácter legítimo de estas artes sino que, en forma selectiva, intenta reproducir los modelos culturales dominantes del campo cultural de la sociedad91. El discurso expresivo sería, entonces, una recontextualización del campo cultural (artístico) de la sociedad. En la medida en que la esfera de legitimidad de este campo se ha expandido (“a través de la legitimación –––––––––– 90. La esfera de legitimidad del discurso instruccional depende de las transformaciones de la sociedad y de las complejas relaciones que tales transformaciones producen, tanto en el campo de producción como en los campos de control simbólico y de recontextualización. Así, cuando una sociedad sufre cambios tecnológicos rápidos, puede estrecharse la relación entre el campo de recontextualización y el campo de producción mediante la expansión de los discursos centrados alrededor de habilidades, destrezas y vocaciones. Sin embargo, en períodos de fuerte desempleo el discurso instruccional aumenta su función regulativa, esto es, deviene un dispositivo de control social. La ubicación de los sujetos en el conocimiento se vuelve menos importante que la ubicación de los sujetos en la sociedad. 91. A este respecto, Bourdieu declara lo siguiente: “La escuela tiene la función de perpetuar y transmitir el capital de los signos culturales consagrados, esto es, la cultura manejada por los creadores intelectuales del pasado y organizar sus prácticas en correspondencia con los modelos de esta FXOWXUD $GHPiVODHVFXHODHVWiREOLJDGDDHVWDEOHFHU\GHÀQLUVLVWHPiWLFDPHQWHODHVIHUDGH ODFXOWXUDRUWRGR[D\ODHVIHUDGHODFXOWXUDKHWHURGR[D6LPXOWiQHDPHQWHODHVFXHODGHÀHQGH la cultura consagrada contra el continuo reto provocado por la existencia de nuevos creadores, quienes originan en el público nuevas demandas y dudas rebeldes” (Bourdieu, 1968). 119 Mario Díaz Villa legítima o a través de la competencia social por la legitimación”: Bourdieu, 1968), asimismo se ha expandido el discurso expresivo de la escuela. Sin embargo, las jerarquías se mantienen. Comparemos la diferencia entre la música clásica, el jazz y la música folclórica (Vulliamy, 1976)92. Algunas realizaciones del discurso expresivo se derivaron inicialmente de una función regulativa. Así, por ejemplo, los estudios de danza tuvieron una base psicológica/terapéutica en los comienzos del siglo xx en Inglaterra bajo la forma de danza conocida como “danza educativa moderna”. Sin embargo, entre los años sesenta y setenta se fue legitimando la función estética de esta danza (Adshead, 1981). La categoría que arbitrariamente hemos denominado discurso práctico no-vocacional sería una recontextualización de las técnicas y prácticas DGRSWDGDVHQODFRQÀJXUDFLyQ\PDQLSXODFLyQGHPDWHULDOHV(QRWURVWpUPLQRVHVWDFDWHJRUtDVHUHÀHUHDODUHJXODFLyQGHODLQVWUXFFLyQPDQXDOHQ el uso de herramientas y en prácticas como modelado, dibujo, carpintería, etc. Esta área particular de discurso/práctica ha sido históricamente excluida de la “educación estética general” y se ha convertido en una introducción elemental a la educación vocacional, actuando como un dispositivo de selección social y como un medio de control simbólico. Como podemos ver, el discurso instruccional ha incrementado el rango de sus discursos y, por lo tanto, de las prácticas que regula y reproduce. Tal vez no sea mucho decir que pocas áreas de la vida social han quedado sin pedagogizar. También podemos ver que, con la creciente complejidad y expansión del discurso instruccional, ha habido una extensión del papel de este discurso en la transmisión/adquisición del orden regulativo. Aquí podemos argumentar la penetración del discurso instruccional por el regulativo, o la reproducción del orden regulativo a través del instruccional. –––––––––– 92. Posiblemente exista una homología entre la ubicación de discursos/prácticas expresivos jerárquicamente organizados en la escuela y las disposiciones creadas en la ubicación dentro de ellos. En otras palabras, a la selección y organización jerárquica de los discursos/prácticas expresivos VXE\DFHXQSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQGHODVGLVSRVLFLRQHVHVWpWLFDVTXHDFW~DVHOHFWLYDPHQWHVREUH la ubicación de los sujetos en “el gusto” (disposiciones cultivadas/disposiciones no cultivadas, según Bourdieu) (véase Bourdieu, 1979). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 120 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía LA LÓGICA SOCIAL DE LA REPRODUCCIÓN DEL DISCURSO INSTRUCCIONAL: LAS BASES REGULATIVAS DE LAS PRÁCTICAS INSTRUCCIONALES La división social del trabajo y las relaciones sociales creadas para la transmisión/reproducción del discurso instruccional se establecen mediante ORVSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQ(VWRVSULQFLSLRVUHJXODQODHVtructura (organización), las interacciones y los contextos para la transmisión GHOGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDO/DFODVLÀFDFLyQ\ODHQPDUFDFLyQFRQVWLWX\HQORV SULQFLSLRVJHQHUDWLYRVTXHUHJXODQODIRUPD\ODXELFDFLyQHVSHFtÀFDGHORV sujetos en el discurso instruccional mediante las prácticas instruccionales. $VtFXDQGRH[LVWHXQDFODVLÀFDFLyQIXHUWHFDGDGLVFXUVRDUWLFXODVXSURSLD cultura, su propia moral, su propia identidad y sus propios límites. La claVLÀFDFLyQIXHUWHHQWUHGLVFXUVRVHVSHFtÀFRVFUHDUHODFLRQHVGHSRGHUHQWUH ellos. Estas relaciones de poder generan una organización jerárquica de GLVFXUVRVHVSHFtÀFRV\SRUORWDQWRVXERUGLQDFLRQHVHQWUHXQRV\RWURV Así, por ejemplo, los discursos y prácticas vocacionales, como un conjunto UtJLGDPHQWHFODVLÀFDGRGHGLVFXUVRVSUiFWLFDVJHQHUDQVXSURSLD´FXOWXUD técnica”, su propia “moralidad técnica”, su propia “identidad” y sus propios “espacios”93. /D FODVLÀFDFLyQ IXHUWH HQWUH GLVFXUVRV LQVWUXFFLRQDOHV DIHFWD OD RUganización vertical y horizontal de los maestros, e indirectamente afecta el contexto escolar. La jerarquía vertical de los maestros reproduce la organización jerárquica de los discursos (materias, cursos, unidades) y las posiciones asignadas a los maestros en un discurso (Grignon, 1971). La FODVLÀFDFLyQIXHUWHGHORVGLVFXUVRVLQVWUXFFLRQDOHVWDPELpQSURGXFHGLIHrentes redes especializadas de comunicación entre aquellos que controlan su administración (jefes de departamento, por ejemplo) y aquellos que lo reproducen, generándose de esta manera las relaciones de poder. Las UHODFLRQHVKRUL]RQWDOHVFUHDGDVSRUODFODVLÀFDFLyQIXHUWHGHORVGLVFXUVRV VHSDUDQRDtVODQDORVPDHVWURVHQGLVFXUVRVHVSDFLRVHVSHFtÀFRV\UHJXODQOD forma que toman sus interacciones. Sin embargo, los jefes de departamento, –––––––––– 93. Interesantes interrogantes han sido planteados por Grignon (1971), en relación con este problema, en sus análisis de la cultura técnica en los niveles inferiores de la educación vocacional en Francia. 121 Mario Díaz Villa HVFXHODRHTXLYDOHQWHVDSHVDUGHHVWDUFODVLÀFDGRVSRUGLVFXUVRVWLHQHQ formas de interacción diferentes, basadas en su “poder administrativo”. En esta forma, las relaciones horizontales contribuyen a la reproducción de las relaciones verticales. &XDQGRH[LVWHXQDFODVLÀFDFLyQGpELO ÁH[LEOH ORVOtPLWHVTXHDVLJQDQ DORVGLVFXUVRVVXVSRVLFLRQHVHVSHFtÀFDVVHGHELOLWDQ/DGHPDUFDFLyQUtJLGD HQWUHGLIHUHQWHV]RQDVGHGLVFXUVRSXHGHVHUGHVDÀDGD\ODSHUWXUEDFLyQHQ ODFODVLÀFDFLyQFRQGXFHDXQDSHUWXUEDFLyQHQODVHVWUXFWXUDVH[LVWHQWHVGH DXWRULGDGHQODVLGHQWLGDGHVHGXFDWLYDVHVSHFtÀFDV\HQORVFRQFHSWRVGH propiedad (Bernstein, 1977:100-107). En este caso, la redistribución del conocimiento puede implicar cambios o transformaciones en las posiciones y disposiciones de los transmisores y los adquirientes. (OSULQFLSLRGHHQPDUFDFLyQVHUHÀHUHEiVLFDPHQWHDODUHJXODFLyQ de las prácticas instruccionales de transmisión/aprendizaje del discurso instruccional. En un sentido general, las prácticas instruccionales pueden desFULELUVHFRPRODXELFDFLyQ\VRFLDOL]DFLyQGHORVDGTXLULHQWHVHQVLJQLÀFDGRV HVSHFtÀFRVVHOHFFLRQDGRVDEVWUDtGRV\UHHQIRFDGRVPHGLDQWHHOSURFHVR GHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQOLJDGRDODUHSURGXFFLyQGHFRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDV/RVVLJQLÀFDGRVRUJDQL]DGRVHQODIRUPDGHGLVFXUVRVLQVWUXFFLRQDOHV producen las bases para la realización diferencial de las competencias —y de sus rasgos internos y relacionantes— de los aprendices (alumnos). (Q XQD IRUPD PiV HVSHFtÀFD ODV SUiFWLFDV LQVWUXFFLRQDOHV SXHGHQ considerarse como prácticas especializadas de interacción que regulan la transmisión/aprendizaje/evaluación del discurso instruccional. Estas prácticas presuponen la existencia de categorías especializadas de transmisores y adquirientes y de prácticas especializadas de interacción entre ellos. Las relaciones sociales de transmisión/aprendizaje/evaluación del GLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOHVSHFtÀFRHVWiQUHJXODGDVSRUODVVLJXLHQWHVUHJODV básicas: • Reglas de relación social, que determinan la forma de las relaciones de poder entre transmisores y adquirientes. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 122 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía • Reglas discursivas, que regulan la selección, secuencia, ritmo y criterios de la transmisión. (VWDVUHJODVGHÀQHQODVIRUPDVGHFRQWUROTXHORVWUDQVPLVRUHV\ORV adquirientes pueden tener sobre la transmisión/adquisición del discurso instruccional. Con la perspectiva analítica de Bernstein es posible describir las variaciones en las relaciones sociales de instrucción en términos de las variaciones en las reglas jerárquicas y de las variaciones en las reglas discursivas. Detrás de las variaciones en estas reglas están las variaciones en el principio de FODVLÀFDFLyQ\HQVXVLGHRORJtDVVXE\DFHQWHVLQWUtQVHFDV$VtSRUHMHPSOR ODVUHJODVGHVHFXHQFLDH[SOtFLWDVSXHGHQSURGXFLUXQDFODVLÀFDFLyQWHPSRUDO fuerte del proceso de la transmisión del discurso, en el sentido de que su representación concreta está separada de su representación abstracta en HOWLHPSR(VGHFLUORVUDVJRVVXSHUÀFLDOHVGHOGLVFXUVRHVWiQGLVSRQLEOHV para los primeros estadios de la transmisión mientras que la gramática subyacente o los principios organizativos están disponibles para períodos posteriores. Si la secuencia explícita se combina con un ritmo fuerte, entonces aquellos niños que, en virtud de sus orígenes de clase o de familia, fallan en el dominio de las reglas de secuencia en los primeros años de su educación, probablemente fallen en el dominio de las reglas de secuencia más tarde en su carrera educativa y, en consecuencia, no tengan acceso a la gramática subyacente o a las reglas generales que organizan el discurso. Aquí, el discurso instruccional reproduce la separación entre las prácticas manuales y las prácticas intelectuales (orientaciones restringidas vs. orientaciones elaboradas) en su transmisión y ubica al mismo tiempo las posiciones prospectivas de los alumnos en el campo de producción. Además, el ritmo fuerte requiere que todos los adquirientes efectúen trabajos escolares fuera de la escuela, en el hogar. El fuerte ritmo del aprendizaje que imprime la escuela requiere dos sitios de adquisición: uno en la escuela y otro en el hogar. El origen sociocultural de la familia actúa selectivamente sobre las posibilidades que ésta tiene como segundo sitio de adquisición. Los efectos sociales del ritmo fuerte y de las reglas de secuencia explíFLWDVVRQHQWUHRWURVHOIUDFDVRHVFRODUODFODVLÀFDFLyQSRU´KDELOLGDGHVµ el bajo nivel de retención escolar y la presencia de discursos “reparadores” 123 Mario Díaz Villa (modalidades compensatorias o remediales) tanto en la escuela como en instituciones especializadas para aquellos alumnos que no responden a los requerimientos de las reglas de transmisión. Las reglas de secuencia explícitas, el ritmo fuerte y los criterios explícitos son generados por los valores internos fuertes de la enmarcación SHUR WDOHV YDORUHV GH OD HQPDUFDFLyQ LQFOX\HQ SUiFWLFDV UHJXODWLYDV HVSHFtÀFDV/DVUHODFLRQHVHQWUHODVUHJODVGHUHODFLyQVRFLDO\ODVUHJODV GLVFXUVLYDVVHHVTXHPDWL]DQHQODVLJXLHQWHÀJXUD BASES REGULATIVAS PARA LAS PRACTICAS INSTRUCCIONALES REGLAS DISCURSIVAS TRANSMISORES REGLAS DE RELACIÓN SOCIAL SELECCIÓN SECUENCIA CÓDIGO RITMO ±C±Ei/e CRITERIOS ADQUIRIENTES JERARQUÍA CONTEXTO PEDAGÓGICO VARIACIONES EN EL CÓDIGO DE LAS PRÁCTICAS INSTRUCCIONALES 3RGHPRVGHVFULELUORVFyGLJRVHVSHFtÀFRVTXHUHJXODQODXELFDFLyQ de los sujetos en el discurso instruccional en términos de las realizaciones (valores de C y de E) producidas por prácticas de interacción especializadas que constituyen los contextos comunicativos (Bernstein, 1981). En esta perspectiva, la modalidad de un código instruccional se da mediante los YDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQ\GHODHQPDUFDFLyQ $VtODVYDULDFLRQHVHQHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQGHODVFDWHJRUtDV HVSHFtÀFDV WUDQVPLVRUHVDGTXLULHQWHVGLVFXUVRV YDUtDQGHVGH&KDVWD ²&/DVYDULDFLRQHVHQHOSULQFLSLRGHHQPDUFDFLyQYDUtDQGHVGH(KDVWD –E. Es importante agregar, siguiendo a Bernstein (1981), que “la fuerza de ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 124 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía ODFODVLÀFDFLyQ\ODIXHU]DGHODHQPDUFDFLyQSXHGHQYDULDULQGHSHQGLHQtemente la una de la otra” y que “cualquier conjunto de valores para la FODVLÀFDFLyQ\SDUDODHQPDUFDFLyQFRQVWLWX\HODPRGDOLGDGGHOFyGLJRµ De acuerdo con esto, la gramática básica para la transmisión del GLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOHVSHFtÀFRVHSURSRUFLRQDDWUDYpVGHODVUHODFLRQHV HQWUHODFODVLÀFDFLyQ\ODHQPDUFDFLyQ\SXHGHH[SUHVDUVHDVt & & ²& –C ( ²( ( –E Esta gramática básica puede usarse para expresar las variaciones HQODPRGDOLGDGGHWUDQVPLVLyQDGTXLVLFLyQ$VtODFODVLÀFDFLyQSXHGH referirse al acto de aprendizaje en el espacio del salón de clase, ya sea GLFKR DFWR DLVODGR & LQWHUDFWLYR GHQWUR GH JUXSRV KRPRJpQHRV & RGHQWURGHJUXSRVGHGLIHUHQWHHGDGJpQHURRKDELOLGDG ²& (VWDFODVLÀFDFLyQFRQFLHUQHEiVLFDPHQWHDORVDGTXLULHQWHV7DPELpQQRV SRGHPRVUHIHULUDODFODVLÀFDFLyQGHORVWUDQVPLVRUHV\GHORVGLVFXUVRV 'HQWURGHHVWRV~OWLPRVODFODVLÀFDFLyQSXHGHH[WHQGHUVHDXQLGDGHVPHQRUHVORVSHGDJRJHPDVRPtQLPDVXQLGDGHVGHVLJQLÀFDGRVXVFHSWLEOHV de ser evaluadas. Podemos, entonces, encontrar las siguientes variaciones en la clasiÀFDFLyQGHORVGLVFXUVRVWUDQVPLVRUHV\DGTXLULHQWHV Discursos (dentro de y entre) Acto de aprendizaje (Adquirientes) Transmisores &DLVODGRV ²&LQWHJUDGRV &DLVODGR &JUXSRVKRPRJpQHRV –C grupos heterogéneos &DLVODGRV ²&LQWHJUDGRV Las variaciones en la jerarquía, la selección, la secuencia, el ritmo y los criterios están reguladas, como dijimos, por la enmarcación. De acuerdo con esto, las variaciones pueden ser: 125 Mario Díaz Villa 5HJODVGHUHODFLyQVRFLDO 5HJODVGLVFXUVLYDV -HUDUTXtD 6HOHFFLyQ 6HFXHQFLD 5LWPR &ULWHULRV ( ( ( ( ( ²( ²( ²( ²( ²( En la realización de estas reglas puede ocurrir un conjunto de variaciones. Así, es posible encontrar una enmarcación fuerte sobre la selección \XQDHQPDUFDFLyQUHODWLYDPHQWHÁH[LEOHVREUHODVUHJODVGHVHFXHQFLD\ ritmo. Igualmente, es posible considerar que la enmarcación fuerte sobre los criterios, en general, determina una enmarcación fuerte sobre la selección. Es importante anotar que no todas las realizaciones son posibles. Algunas de éstas son contradictorias e inaceptables. Así, por ejemplo, una realización del tipo: 6HOHFFLyQ ( Secuencia –E 5LWPR ( Criterios –E no es lógicamente posible en el aula de clase. Existe una relación de articulación entre la gramática intrínseca del código y sus realizaciones ideológicas. Desde este punto de vista, es posible considerar que el amplio rango de variaciones en la realización del código instruccional se relaciona con las ideologías instruccionales y sus teorías intrínsecas. Las teorías intrínsecas a una modalidad del código pueden variar en la forma como apuntan al enfoque y a los principios, medios, contextos y posibilidades, tanto del campo de producción como del campo de control simbólico. En este sentido, el problema consiste en determinar qué rasgos y valores del código son afectados: así, por ejemplo, podemos distinguir variaciones HQORVYDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQGHORVDJHQWHV WUDQVPLVRUHVDGTXLULHQWHV RSRGHPRVGLVWLQJXLUYDULDFLRQHVHQORVYDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQGHORV discursos, como cuando oponemos el discurso académico de la educación formal al discurso no-académico de la educación no-formal, o a los discursos/prácticas para los niños/alumnos de los sectores marginados. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 126 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía La gramática básica del código instruccional puede representarse mediante la siguiente fórmula que expresa las relaciones fundamentales entre C y E, y sus valores internos y externos: &t a(i/e Podemos distinguir, igualmente, variaciones en las micro-relaciones de los valores externos de la enmarcación de las variaciones en sus macrorelaciones. Las micro-relaciones de los valores externos de la enmarcación conciernen a la regulación de las relaciones entre la escuela y la familia/ comunidad; las micro-relaciones también proporcionan una dimensión de la fuerza de los límites entre el conocimiento escolar y el conocimiento noescolar. Las macro-relaciones de los valores externos de la enmarcación se UHÀHUHQDODUHJXODFLyQGHODVUHODFLRQHVHQWUHHGXFDFLyQ\SURGXFFLyQ VALORES EXTERNOS DE LA ENMARCACIÓN: MICRO-RELACIONES Aquí desarrollaremos este análisis haciendo más explícitas las implicaciones de las reglas intrínsecas al código que regula la ubicación de los VXMHWRVGHQWURGHXQGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOHVSHFtÀFR &XDQGRHOFyGLJRSHGDJyJLFRWLHQHORVYDORUHVJHQHUDOHVGH&\ (HQWRQFHVHQORVVLVWHPDVHGXFDWLYRVPRGHUQRVHVSUREDEOHTXHH[LVta un ritmo fuerte y explícito en el aprendizaje. Debemos tener en cuenta que el ritmo no es intrínseco a los discursos especializados que la escuela debe transmitir y, por lo tanto, no puede derivarse de la lógica de estos discursos. El ritmo explícito o implícito constituye una derivación de una teoría de la instrucción cuya selección es, en última instancia, un rasgo del discurso regulativo. El ritmo siempre tiene consecuencias regulativas en ODGHÀQLFLyQGHOWH[WRSHGDJyJLFRTXHGHEHHVFULELUVHKDEODUVHKDFHUVH visual y evaluarse. En la medida en que el código presupone un ritmo fuerte se crea la necesidad de dos espacios de aprendizaje, la escuela y la familia, puesto que lo que debe aprenderse no puede ser ni enseñado ni DSUHQGLGRWRWDOPHQWHHQHOWLHPSRHVFRODU(VWRVLJQLÀFDTXHORVDOXPQRV deben realizar tareas escolares fuera de la escuela de manera creciente a medida que avanzan en su escolaridad. 127 Mario Díaz Villa Podemos ver, entonces, que el ritmo fuerte presupone un control del alumno en el tiempo y en espacio extraescolar. De esta manera se extiende o ensancha la vigilancia pedagógica sobre los niños/alumnos y se incrementa la especialización de sus prácticas. El ritmo fuerte subordina a ORVDOXPQRVDOGLVFXUVRSHGDJyJLFR\SRUORWDQWRDODVSUiFWLFDVRÀFLDOHV reproductivas, ya sea en la escuela, ya sea fuera de ella. Cuando la familia no puede construir mínimamente un espacio SHGDJyJLFRRÀFLDORXQDSUiFWLFDSHGDJyJLFDRÀFLDOHQVXKRJDUHVPX\ probable que el alumno no pueda adquirir las reglas de secuencia del código pedagógico dominante y que, por lo tanto, se vaya retrasando. Además, puede que exista una oposición entre las demandas del espacio SHGDJyJLFRRÀFLDO\ORVUDVJRVGHORTXHKHPRVGHQRPLQDGRHVSDFLRSHdagógico local, dependiendo de la ubicación social, regional, religiosa o étnica de la familia. El espacio pedagógico local y sus prácticas constituyen el contexto donde el aprendiz se socializa en prácticas instruccionales y regulativas y donde reproduce actuaciones locales legítimas sobre la base de competencias universales compartidas. Las prácticas pedagógicas locales presentes en la socialización de los niños son difusas y no están sometidas ni a un tiempo ni a un espacio especializados. En este sentido, pueden considerarse prácticas GpELOPHQWHFODVLÀFDGDV $GLIHUHQFLDGHOHVSDFLRSHGDJyJLFRORFDOHOHVSDFLRSHGDJyJLFRRÀFLDOHVXQHVSDFLRPX\HVSHFLDOL]DGR\DGHPiVIXHUWHPHQWHFODVLÀFDGRDOOt GRQGHHOFyGLJRHV&(i/e. En este caso, es muy probable que el silencio sea requisito indispensable del espacio; así, el espacio instruccional exige un fuerte aislamiento frente a los espacios ruidosos. Igualmente, es muy probable que se requiera una enmarcación fuerte de los valores externos, lo FXDOVLJQLÀFDTXHQRGHEHKDEHUFRPXQLFDFLyQHQWUHHOHVSDFLRSHGDJyJLFR RÀFLDO\HOHVSDFLRSHGDJyJLFRORFDO(VWHUHTXLVLWRSXHGHFUHDUWHQVLRQHV\ FRQÁLFWRVHVSHFLDOPHQWHFXDQGRVHLQVHUWDXQHVSDFLRSHGDJyJLFRRÀFLDO en la familia, inserción que no siempre es materialmente posible. 6LHOHVSDFLRSHGDJyJLFRRÀFLDOHVXQDFRQGLFLyQQHFHVDULDSDUDOD LQWHUQDOL]DFLyQGHOFyGLJRSHGDJyJLFRRÀFLDOQRHVVLHPSUHXQDFRQGLFLyQ VXÀFLHQWH/DDGTXLVLFLyQGHOFyGLJRSHGDJyJLFRRÀFLDOUHTXLHUHGHXQD ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 128 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía SUiFWLFDSHGDJyJLFDRÀFLDOTXHUHJXOHODFRPXQLFDFLyQGHQWURGH\HQWUH espacios. Aquí es posible que se presente una nueva oposición o ausencia de UHODFLyQHQWUHODSUiFWLFDSHGDJyJLFDRÀFLDO\ODSUiFWLFDSHGDJyJLFDORFDO6L ODSUiFWLFDSHGDJyJLFDHVWiUHJXODGDSRUODPRGDOLGDG&(i/e, entonces HOODGHÀQLUiHOFRQWH[WRVRFLDOGHDSUHQGL]DMHFRPRXQFRQWH[WRDLVODGR privado y competitivo, en oposición al contexto de la práctica pedagógica local, compartido y comunal. Los valores externos de la enmarcación serán, en este caso, fuertes, para excluir aquellas prácticas que no reproducen los principios organizativos de la escuela. (OFyGLJRSHGDJyJLFR&(i/e necesariamente vincula a la familia como un segundo sitio crucial para el aprendizaje, en una relación directa con la fuerza del ritmo si se desea que el código sea efectivamente adquirido (internalizado). Los fundamentos de clase del ritmo generan la necesidad de una transmisión económica y de un principio de adquisición selectivo. El aprendizaje sólo puede ser efectivo allí donde la familia es colonizaGDSRUHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRRÀFLDO/DUHJODGHULWPRXQUDVJRDSDUHQWH GHO GLVFXUVR LQVWUXFFLRQDO \ D PHQXGR MXVWLÀFDGD PHGLDQWH VXV WHRUtDV objetivas, es portadora del discurso regulativo implícito tanto en la familia como en la escuela. Tenemos, entonces, que si el discurso pedagógico es un discurso incluido DI DR también es un discurso incluido en la familia y toma la forma de un DL DPO En el análisis de las micro-relaciones de los valores externos de la enmarcación hemos podido observar la penetración de la escuela en la familia a través del código que regula la posición de los sujetos en el discurso instruccional. Esto puede resumirse en el siguiente esquema: 129 Mario Díaz Villa CÓDIGO PEDAGÓ- - GICO OFICIAL +C+E COMPÀRTIDAS COMUNALES ACTUACIONES LOCALES COMPETENCIAS UNIVERSALES (STIOS DE ADQUISICIÓN) - REGLAS DE RITMO PRÁCTICAS PEDA- LINGUÍSTICA COGNITIVA CULTURAL GÓGICAS LOCALES (PPL) (ESPACIO DIFUSO) ESCUELA-TEXTO-FAMILIA (ESPACIO ESPECIALIZADO) PRÁCTICAS RESPUESTA PEDAGÓGICAS DÉBIL A LA OFICIALES +C TEXTOS ESCOLA- ESCUELA RESPUESTA FUERTE A LA ESCUELA RES O EQUIVALENTES ACTUACIONES PEDAGÓGICAS OFICIALES COMPETENCIAS ESPECIALIZADAS - AISLADAS PRIVATIZADAS COMPETITIVAS ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 130 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía VALORES EXTERNOS DE LA ENMARCACIÓN: MACRO-RELACIONES Hemos dicho que las macro-relaciones de los valores externos de la HQPDUFDFLyQVHUHÀHUHQDODVUHODFLRQHVHQWUHODHGXFDFLyQ\ODSURGXFFLyQ (VWRHVGLFKDVPDFURUHODFLRQHVVHUHÀHUHQDOJUDGRHQHOFXDOODHQPDUFDFLyQ en la educación puede fortalecerse con respecto al campo de producción, o puede debilitarse “con el propósito de acomodarse a las demandas o requerimientos de éste, en tal forma que se fortalezcan las relaciones sistémicas —o de correspondencia— entre los productos de la educación y las demandas del trabajo” (Bernstein, 1981:25). Desde esta perspectiva, el fortalecimiento de los valores externos de ODHQPDUFDFLyQ (e) puede conducir a un debilitamiento de las relaciones sistémicas entre la educación y la producción, y un debilitamiento de los valores externos de la enmarcación (–Ee) puede conducir a un fortalecimiento de las relaciones sistémicas, especialmente con respecto a las modalidades dominantes en la educación94. Las macro-relaciones de los valores externos de la enmarcación, esto es, las relaciones sistémicas, pueden variar independientemente del principio IXQGDPHQWDOGHFODVLÀFDFLyQHQWUHHGXFDFLyQ\SURGXFFLyQ Es importante agregar que las modalidades de control que surgen de los cambios en las macro-relaciones de los valores externos de la enmarcación pueden conducir a cambios en las micro-relaciones, esto es, en la enmarcación del qué y el cómo de la comunicación entre la escuela y la familia/comunidad. Las macro-relaciones de los valores externos de la enmarcación pueden afectar las variaciones del código instruccional tanto en sus modalidades dominantes (especialmente en los niveles más altos de la instrucción) como en sus modalidades dominadas. Estas últimas incorporan categorías, prácticas y contextos del campo de producción al campo de educación en la forma de discursos/prácticas vocacionales que proporcionan las habili–––––––––– 94. Es importante tener en cuenta que las relaciones sistémicas entre educación y producción se traducen en una motivación del niño hacia la educación, independientemente de la relevancia inmediata de dicha educación, o del nivel de actuación del niño. A su vez, dicha motivación se fundamenta en la ideología de la movilidad social y se controla con la ideología de la meritocracia. 131 Mario Díaz Villa dades y destrezas ocupacionales y sociales básicas. Éste puede ser el caso del sistema de adiestramiento en instituciones como el SENA o los INEM en Colombia y en otros países donde hay instituciones equivalentes. CONCLUSIÓN En este capítulo hemos tratado de explicar cómo la ubicación del discurso instruccional y la ubicación dentro del discurso instruccional son creadas, legitimadas y reproducidas por la división social del trabajo y sus relaciones sociales intrínsecas. La ubicación de los discursos instruccionales en la escuela se basa en la división social del trabajo, que establece ODFODVLÀFDFLyQHORUGHQDPLHQWR\ODGLVWULEXFLyQGHORVGLVFXUVRV\TXH regula sus relaciones verticales y horizontales. La ubicación dentro de ORVGLVFXUVRVLQVWUXFFLRQDOHVSUHVXSRQHUHODFLRQHVVRFLDOHVHVSHFtÀFDVGH transmisión/aprendizaje, esto es, presupone principios de control y sus respectivos valores (C y E). La ubicación del discurso instruccional en la escuela presupone relaciones de poder y reglas de recontextualización (selección, organización y distribución). De manera esencial, el poder puntúa la conciencia mediante los silencios producidos por los aislamientos de los discursos provocados SRUHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ%HUQVWHLQGLFHTXH´ORVLQWHUYDORVUXSWXUDV separaciones que establecen categorías de semejanza y diferencia, de igual y de no-igual, son puntuaciones escritas por las relaciones de poder que establecen el orden de las cosas en sujetos distintos con voces distintas” (Bernstein, 1981:13). Los aislamientos sirven para crear un orden externo supuestamente inviolable, natural e inevitable, al tiempo que intentan crear un orden interno en los transmisores y los aprendices mediante la supresión GHODVFRQWUDGLFFLRQHVLQKHUHQWHVDOSULQFLSLRPLVPRGHFODVLÀFDFLyQ /DXELFDFLyQGHQWURGHXQGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOHVSHFtÀFRSUHVXSRQH principios de control. Los principios de control seleccionan realizaciones YDORUHVGHODFODVLÀFDFLyQ\GHODHQPDUFDFLyQ TXHSHUPLWHQODUHSURGXFción de la distribución del poder, ligada a la distribución de los discursos instruccionales en la escuela. El control regula el principio de enmarcación y, de esta manera, la gramática interna de la transmisión/aprendizaje de XQGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOHVSHFtÀFR$TXtHVLPSRUWDQWHUHFRQRFHUTXHHO aprendizaje de una determinada modalidad del código involucrada en el ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 132 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía acceso a un determinado discurso instruccional es una fuente potencial de cambio de tal código, a través de las tensiones que se crean entre el orden que dicho discurso presupone y las resistencias de los sujetos a la inclusión en dicho orden. 6LQHFHVLWDPRVVDEHUVLHOFDPELRGHXQDPRGDOLGDGGHFODVLÀFDFLyQ del discurso instruccional es un cambio en la distribución del poder, entonces necesitamos dar respuesta a estos interrogantes: D ¢$TXpLQWHUHVHVUHVSRQGHHOFDPELRHQODFODVLÀFDFLyQ" E ¢4XpRWUDFODVLÀFDFLyQUHWLHQHQVXVYDORUHVDQWHULRUHV" Cualquier modalidad de reproducción de competencias especializadas, necesariamente, presupone una lógica del poder y del control, tácitamente incluida en el aprendizaje de, o el acceso a, los principios de XQGLVFXUVRLQVWUXFFLRQDOHVSHFtÀFR 133 Mario Díaz Villa CAPÍTULO V BASIL BERNSTEIN: EL ESTRUCTURALISMO ENTRE LA SOCIOLINGÜÍSTICA Y LA EDUCACIÓN El propósito de este capítulo es develar el trasfondo estructuralista de la obra de Bernstein en sus dos acepciones más conocidas: la VRFLROLQJtVWLFD\ODVRFLROyJLFDGHODHGXFDFLyQ6L'XUNKHLPREVHUYy primero la articulación entre división social del trabajo y procesos de formación de la individualidad, es posible decir que Bernstein amplió la fundamentación de esta formulación dentro de un marco estructural referido a la constitución del sujeto, a las formas de su inscripción o SRVLFLyQHQORVVLJQLÀFDGRV\DODGLYLVLELOLGDGGHOFRQRFLPLHQWR(VWDV UHÁH[LRQHV SRGUtDQ FRQWLQXDUVH D SDUWLU GH GLIHUHQWHV SHUVSHFWLYDV teóricas que nos permitan establecer las relaciones entre el poder, el discurso y el sujeto y, en un sentido más particular, las más modernas relaciones entre pedagogía, discurso y poder. Mi interés se centrará, entonces, en presentar algunos de los aspectos más relevantes de su trabajo y en procurar establecer su articulación y estructuración. Voy a tratar de examinar los desarrollos de la teoría de Bernstein, conocida más comúnmente con el nombre de la Teoría de los Códigos. Uno podría comenzar preguntándose cuál es el propósito de esta teoría y qué quedó de las tesis sociolingüísticas iniciales, o hasta qué punto sus últimos desarrollos estuvieron alejados GHVXVUHÁH[LRQHVSULPHUDV Es casi un lugar común decir que la obra de Bernstein tiene como un referente común al lenguaje. Bernstein es conocido básicamente por su trabajo sobre el lenguaje y sobre las relaciones entre 135 Mario Díaz Villa el lenguaje, las clases sociales y el éxito o el fracaso escolar, trabajo que puede encontrarse, tanto en forma teórica como empírica, en los volúmenes 1 y 2 de Class, Codes and Control. Estas relaciones han sido el centro de interés de quienes, desde diversas posiciones y con diferentes intereses, se han apropiado de, o han rechazado sus ideas. Sin embargo, pienso que su trabajo no puede considerarse en términos totales como una teoría del lenguaje ni, mucho menos, que conduzca a la formulación de una teoría de características estrictamente lingüísticas. Bien sabemos, por nuestra proximidad a este autor, que gran parte de su trabajo, durante su vida, estuvo referido al lenguaje, aunque éste no fue lo único. La parte menos SULYLOHJLDGDTXHIXHXQDGHVXVPiVQRWDEOHVFRQWULEXFLRQHVVHUHÀHUHDOD organización social del conocimiento escolar, y a los principios que regulan dicha organización: los códigos educativos. 'HDOOtTXHSRGDPRVDÀUPDUTXHODVLQWHQFLRQHVEiVLFDVGHVXREUD no fueron exclusivamente sociolingüísticas y que, si bien es cierto, que el lenguaje es uno de los principios generativos de su programa, éste se proyectó sobre un fondo más general y fundamental. Así, al tratamiento del lenguaje subyace un continuo replanteamiento de temas de las ciencias VRFLDOHV\KXPDQDV HOVXMHWRODLGHRORJtDODLQWHUDFFLyQHOVLJQLÀFDGRODV clases sociales, la división social del trabajo, los campos de la vida social, etc.). Un estudio pedagógico de Bernstein puede obtenerse siguiendo los desarrollos paralelos de sus tesis sociolingüística y educativa. Eso es lo que he pretendido hacer en el capítulo primero de este libro. 6LQHPEDUJRPiVTXHGHÀQLUODXELFDFLyQGHVXREUDHQHOWLHPSR o en el espacio —lo cual aporta poco en el momento del análisis—, es conveniente orientarnos a otra lectura de su trabajo, aquélla que investiga VREUHORVSULQFLSLRVTXHORRULHQWDQ3DXO$WNLQVRQPDQLIHVWyHQHQ su artículo titulado “Bernstein’s structuralism”95, que las diferentes lecturas VXSHUÀFLDOHVTXHVHKDQKHFKRVREUHHVWHDXWRUQRKDQFRQVLGHUDGRQXQFD una lectura estructuralista, e insistía en la necesidad de leer a Bernstein en clave estructuralista. Una lectura de este tipo nos permitiría considerar que –––––––––– $WNLQVRQ3DXO ´%HUQVWHLQ·VVWUXFWXUDOLVPµen Educational Analysis, vol. 3, No. 1, pp. 85-95. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 136 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía aquello que, en los diferentes temas de su obra (integración social, división del trabajo, mantenimiento de límites, roles sociales, orden expresivo, categorías culturales, control social, tipos de mensajes), aparece como un conjunto de dicotomías rígidas (como, por ejemplo, mecánico-orgánico, segPHQWDGRFRPSOHMRHVWUDWLÀFDGRGLIHUHQFLDGRIXHUWHGpELODELHUWRFHUUDGR implícito-explícito, etc.) constituye el intento de construcción de un marco estructuralista para pensar el campo social. Este intento se observa con más fuerza a partir de la introducción —en la década de los años setenta— de FRQFHSWRV FRPR FODVLÀFDFLyQ \ HQPDUFDFLyQ UHJODV GH UHFRQRFLPLHQWR reglas de realización, dispositivo pedagógico, discurso pedagógico, etc. Puede que, para muchos de los estudiosos de Bernstein, resulte extraño que consideremos su pensamiento como estructuralista (algunos dirían dualista), pues no es habitual leerlo como tal, ni mucho menos cuestionarse ORVOtPLWHVGHWDOOHFWXUD(VWRVHGHEHTXL]iVDTXHODLQÁXHQFLDFDVLTXH hegemónica del estructuralismo en los años cincuenta y sesenta, y en los comienzos de los setenta, no tuviera una repercusión importante ni en la sociología ni, desde luego, en la pedagogía. También se debe a que el autor no nos presenta, en ninguna de las introducciones a su teoría (que, por lo demás, resultan complejas, condensadas y poco comprensible para los iniciados), las pistas de su estructuralismo. De igual manera, a que las preocupaciones críticas se quedaron rezagadas en los primeros estadios de formación de su teoría y no han abordado su última producción. Finalmente, a que su estilo de pensamiento está inserto en las más variadas fuentes WHyULFDV'XUNKHLP0DU[\0HDGHQORVRFLROyJLFR&DVVLUHU:KRUI\0DU\ 'RXJODVHQORDQWURSROyJLFR6DSLU\+DOOLGD\HQOROLQJtVWLFR9LJRWVN\\ /XULDHQORSVLFROyJLFR'HLJXDOPDQHUDHVLPSRUWDQWHDQRWDUODLQÁXHQFLD recibida de Foucault, en donde podemos decir que se encuentran varios de los fundamentos de su construcción teórica sobre el discurso pedagógico. De estos autores, dice Bernstein, recibió directa o indirectamente una LQÁXHQFLDGHFDUiFWHUOLQJtVWLFRUHIHULGDDOSDSHOTXHMXHJDHOOHQJXDMH en la constitución de la cultura y de la experiencia. Así, a través de los estudios de Mead, Bernstein reconoció el papel que juega el habla en la constitución de la identidad social; en Sapir reconoció las relaciones entre HOOHQJXDMHFXOWXUD\SHUVRQDOLGDG\PiVHVSHFtÀFDPHQWHODVUHODFLRQHV entre lenguaje y experiencia. De otra parte, recupera la tesis de Whorf en un sentido diferente. Mientras que, para Whorf, las formas de habla son GHWHUPLQDQWHVGHODVUHODFLRQHVVRFLDOHVHQHOSURFHVRGHFRQÀJXUDFLyQGH 137 Mario Díaz Villa la cultura, y no están relacionadas con un orden institucional ni tienen una relación directa con la estructura social, para Bernstein las formas lingüísticas o códigos son en sí mismos una función de la estructura social. En otras palabras, la articulación entre lenguaje, cultura y pensamiento o experiencia está mediado por la estructura social. Los cambios en la estructura social FRQVWLWX\HQORVIDFWRUHVGHWHUPLQDQWHVHQODFRQÀJXUDFLyQ\HOFDPELRGH las formas de habla en una cultura dada96. Digamos que un punto de partida convencional para la discusión del trabajo de Bernstein es la referencia a sus teorías sobre el lenguaje y su relación con la educación: Entre 1954 y 1960 enseñaba en una escuela del este de Londres y tomé conciencia de la discrepancia entre las formas de práctica comunicativa requerida por la escuela y las formas de comunicación hacia las cuales los niños se movían espontáneamente. Vi que el problema necesitaba una explicación sobre los principios que generaban estas formas opuestas de comunicación y sus bases sociales El desarrollo de esta preocupación puede entenderse como un giro de lo sociolingüístico a lo semiótico. Así, el análisis del lenguaje como regulador fundamental de la experiencia en la familia y en la comunidad HPSOHRGHOOHQJXDMHHQFRQWH[WRVHVSHFtÀFRV VHDUWLFXODDOFRQRFLPLHQWR de los rituales y los modos de control en la escuela como reguladores de la WUDQVPLVLyQGHFyGLJRVHODERUDGRV OtPLWHVGHOFRQRFLPLHQWR \ÀQDOPHQWH al estudio de las relaciones constitutivas del dispositivo pedagógico y del discurso pedagógico en el sistema educativo de una sociedad (abstracción semiótica sobre la gramática del poder). El estudio del lenguaje como regulador fundamental de la experiencia en la familia y en la comunidad, al cual nos hemos referido en el capítulo primero, podría presentarse así: una tesis original o primitiva que –––––––––– 96. La mayoría de estos planteamientos pueden encontrarse en dos artículos que considero fundamentales: “A sociolinguistic approach to social learning”, en Class, Codes and Control, Vol. 1: Theoretical Studies Towards a Sociology of Language. London: Routledge / Kegan Paul, 1977, pp. 188-139, y “Clases sociales, lenguaje y socialización”. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 138 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía descansa sobre la distinción entre lenguaje público y lenguaje formal y su transformación en la teoría de los códigos (elaborados y restringidos). En HVWDWUDQVIRUPDFLyQHVSRVLEOHREVHUYDUHOFDPELRGHODVLQÁXHQFLDVWHyricas iniciales (sociológicas, psicológicas y lingüísticas) por una teoría más general: la teoría de la reproducción cultural. Los lingüistas o sociolingüistas SXURVKDQYLVWRODWHVLVLQLFLDOFRPRODHVSHFLÀFDFLyQGHGRVGLDOHFWRVR variedades de la lengua. Sin embargo, la intención del autor trasciende la mera distinción de dos variedades de la lengua. Su interés está más del lado del análisis de la UHODFLyQHQWUHPRGRVGHFRQWUROGHDFXHUGRFRQÀQHVHVSHFtÀFRV\ODSURducción de identidades sociales. Más que referirse a una caracterización de variedades de la lengua, la distinción entre público y formal se relaciona con la constelación de funciones y valores de la estructura del control social: Una diferencia crítica entre las dos formas del habla consiste en que, mientras en el lenguaje formal la intención subjetiva puede ser verbalmente elaborada y hecha explícita, este proceso no se facilita en el lenguaje público (Class, Codes and Control, vol. 1, pp. 42-60). La distinción entre público y formal apuntaba más a relacionar los principios de ordenamiento de la experiencia con los modos de control social. La estructuración de la experiencia y la estructuración de la comunicación están relacionadas con las estructuras (articuladas o no) de socialización. Así, el lenguaje público se consideró característico de una situación donde la autoridad está presente en roles o posiciones asignadas dentro de la familia. Este sistema de familia, fuertemente segregado, no proporciona un medio que estimule la exploración y elaboración de las intenciones personales. El denominado lenguaje público es una forma de uso del lenguaje característica de un tipo de solidaridad social, donde ORVVLJQLÀFDGRVVRQFRPSDUWLGRV\ORVYDORUHVVRQFRPXQHV6LQWHWL]DQGR podríamos decir que la oposición entre lenguaje público y lenguaje formal yace básicamente en la oposición de dos formas de solidaridad, tal como IXHURQSODQWHDGDVSRU'XUNKHLP Los conceptos de solidaridad mecánica y orgánica se usan para indicar el énfasis, dentro de la sociedad, de una forma de 139 Mario Díaz Villa integración social en lugar de otra. La solidaridad orgánica se enfatiza cuando los individuos se relacionan entre sí mediante una compleja interdependencia de funciones sociales especializadas... La solidaridad mecánica se presenta allí donde los individuos comparten un sistema común de creencias y sentimientos que producen una detallada regulación de la conducta. (Class, Codes and Control, vol. 3, p. 67). Así pues, la solidaridad mecánica es propia del lenguaje público y la solidaridad orgánica es propia del lenguaje formal. La distinción entre S~EOLFR\IRUPDOQRVHUHÀHUHDODGHVFULSFLyQOLQJtVWLFDGHYDULDQWHVGLDlectales. La forma y la función del lenguaje público y del lenguaje formal se relacionan con la estructura social. De esta manera, como dice Bernstein, es posible mirar la estructura social a través de una institución particular: la institución del lenguaje. En esta relación dialéctica, Bernstein no sólo ve las determinaciones de la clase social sobre los usos del lenguaje, sino también al lenguaje como un medio de construcción de la realidad social, esto es, ve cómo el uso del lenguaje es constitutivo de la estructura social, de la identidad y de los roles sociales. Un análisis exhaustivo de sus primeros artículos nos conduce a la búsqueda de principios diferentes de construcción de la realidad, construcción que, según su punto de vista, descansa en la división social del trabajo. La década de los años sesenta —más precisamente, 1962— constituye un momento crucial en el cambio de su pensamiento. El cambio de lenguaje público y lenguaje formal a códigos elaborados y restringidos es más que terminológico. El código se constituyó en un principio susceptible de ser utilizado para explicar la reproducción de propiedades estructurales de similaridad y diferencia, propiedades inscritas en la estructura social. Así, mientras las características de los códigos elaborados y restringidos, fueron derivadas por Bernstein de los rasgos del uso lingüístico, las condiciones de emergencia de ambos códigos fueron derivadas de formas de relación social diferentes: una forma de relación social basada en un conMXQWRGHLGHQWLÀFDFLRQHVHVWUHFKDPHQWHFRPSDUWLGDVSURSLDVGHORVFyGLJRV restringidos, y una forma de relación social basada en la diferenciación individual y en la expresión de símbolos individuales (elaboración verbal de las intenciones subjetivas), propia de los códigos elaborados. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 140 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Desde el punto de vista lingüístico “los códigos elaborados fueron considerados como reguladores de un mayor rango de posibilidades combinatorias que los códigos restringidos y sus alternativas sintácticas menos SUHGHFLEOHVµ 'HVGH HO SXQWR GH YLVWD VRFLROyJLFR IXHURQ GHÀQLGRV FRQ UHIHUHQFLDDOVLJQLÀFDGR\DODHVWUXFWXUDVRFLDOTXHFRQWURODEDVXUHDOL]Dción. Estas condiciones sociológicas permitieron describir los códigos con UHIHUHQFLDDORVVLJQLÀFDGRV\FRQUHIHUHQFLDDODHVWUXFWXUDVRFLDO Como podemos observar, las nociones de restringido y elaborado, pueden comprenderse tanto desde una perspectiva sociológica como desde una perspectiva lingüística, y, en este sentido, conviene decir que Bernstein nunca se ha referido exclusivamente a categorías lingüísticas formales ni a las características distributivas de los rasgos lingüísticos. Para él, el uso del lenguaje debe entenderse en el contexto del orden social: roles y valores sociales, modos de control y ejercicio del poder, ordenamiento GHORVVLJQLÀFDGRV\GHODH[SHULHQFLD/RVFyGLJRVUHJXODQODWUDQVPLVLyQ y reproducción de cosmologías y de la estructura social. Reproducción y HVWUXFWXUDVRFLDOVHFRQÀJXUDQDTXtDODOX]GHODGLYLVLyQVRFLDOGHOWUDEDjo. Este argumento sociológico fue repetido una y otra vez por el autor. Veamos dos ejemplos: Las consecuencias de la forma que toma la relación social a menudo se transmiten en términos de ciertas selecciones léxicas y sintácticas (CCC, vol. 1, p. 124). La forma de relación social o, dicho de manera más general, la estructura social genera distintas formas lingüísticas o códigos, y estos códigos esencialmente transmiten la cultura y de esta manera restringen la conducta (ibíd: 122). De nuevo, una advertencia importante aquí es que los códigos no son ni variedades de lengua ni en sí mismos descripciones de variedades de lengua: los códigos son principios de estructuración que presuponen formas sociales y lingüísticas, así como su variación y reproducción. En este sentido es necesario distinguir entre los códigos y las manifestaciones VXSHUÀFLDOHVGHODVYDULDFLRQHVOLQJtVWLFDV(VWDGLVWLQFLyQHVXQRGHORV aspectos más problemáticos de la tesis central y la que ha dado origen a ambigüedades conceptuales. Así, la versión sociolingüística de las críticas ha descrito los códigos como dos variedades dialectales. Esta versión ha PDJQLÀFDGRDVXYH]HOGHEDWHHQWRUQRD%HUQVWHLQ\/DERYXELFiQGRORV 141 Mario Díaz Villa HQFDPSRVGLIHUHQWHV\DOUHGHGRUGHGRVWHRUtDVGLIHUHQWHVODWHRUtDGpÀFLW y la teoría de la diferencia. Se ha llegado al extremo de asociar los códigos con niveles de competencia lingüística y cognoscitiva. Ahora bien, de alguna manera el estudio de los códigos implica cierta referencia a la lingüística estructural y, en especial, a uno de sus componentes esenciales: la oposición saussureana entre lo paradigmático \ORVLQWDJPiWLFR(VWRVWpUPLQRVFRPRWRGRVELHQVDEHPRVVHUHÀHUHQ a relaciones horizontales y verticales entre las unidades lingüísticas. Lo paradigmático y lo sintagmático constituyen dos ejes: el de la distribución y el de las asociaciones o contigüidades. Estos dos ejes están presentes, no sólo en el tratamiento de los códigos sociolingüísticos, sino también en la descripción y el análisis de las acciones en la escuela, en general, y en el estudio de los arreglos del conocimiento escolar, en particular. FundaPHQWDOPHQWHORVFyGLJRVVHUHÀHUHQDSULQFLSLRVUHJXODWLYRVTXHVHUHDOL]DQ mediante diferentes posibilidades de selección (oposición) y combinación. Dicho de otra manera, el código es un principio regulativo que controla las realizaciones del habla en diferentes contextos socializantes. %HUQVWHLQHVWDEOHFHHQHVWDGHÀQLFLyQXQDGLVWLQFLyQHQWUHFyGLJR\ contexto. Esta distinción permite reconocer que las relaciones de selección y combinación están inscritas en las determinaciones contextuales de las diferentes agencias socializantes (familia, escuela, trabajo). Las relaciones de oposición o relaciones paradigmáticas pueden apreciarse en diferentes agencias y contextos. Así, en la familia, Bernstein ha establecido la oposición entre familias de orientación personal y las familias de orientación posicional. La oposición personal-posicional es una oposición estructural que, según Bernstein, tiene consecuencias sobre las formas de comunicación y de control. Los dos tipos de familias pueden considerarse como dos sistemas de comunicación diferentes: un sistema de comunicación abierto, propio de las familias de orientación personal, y un sistema de comunicación cerrado, propio de las familias posicionales. Esta oposición se articula a la oposición que Bernstein establece entre VLJQLÀFDGRVLPSOtFLWRV\VLJQLÀFDGRVH[SOtFLWRVRHQWUHVLJQLÀFDGRVSDUWLFXODULVWDV\VLJQLÀFDGRVXQLYHUVDOLVWDVRVLJQLÀFDGRVGHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WR \VLJQLÀFDGRVLQGHSHQGLHQWHVGHOFRQWH[WR(QODHVFXHODODVUHODFLRQHVSDradigmáticas pueden apreciarse en la oposición de los órdenes instruccional y regulativo, que se relaciona con modos de jerarquía (explícita-implícita) y ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 142 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía de control (personal-posicional), formas de comunicación, mantenimiento de los límites y constitución de universos simbólicos jerarquizados según la organización y distribución del conocimiento. De esta manera, los códigos son principios subyacentes que regulan y reproducen patrones de ordenamiento simbólico en relación con estos aspectos. Podemos extractar, por ahora, una conclusión inicial, y es que los códigos son principios regulativos, es decir, principios subyacentes o, como %HUQVWHLQ OR SODQWHD HQ VX GHÀQLFLyQ PiV SUHFLVD SULQFLSLRV UHJXODWLYRV tácitamente adquiridos. En este sentido, el término “código” no debe XWLOL]DUVH SDUD UHIHULUVH D ODV PDQLIHVWDFLRQHV VXSHUÀFLDOHV GHO OHQJXDMH del conocimiento, o de cualquier otra forma de representación colectiva. Dos aspectos deben quedar claros: a) la gente no habla códigos, y b) los códigos no se enseñan. (OFyGLJRHVXQSULQFLSLRQRXQDFRVD(OFyGLJRVHUHÀHUHDXQFRQMXQWRGHUHODFLRQHVIXQGDPHQWDOHVGHQWURGH\HQWUHFDPSRVGHVLJQLÀFDFLyQ El mismo autor, en “Códigos, modalidades y el proceso de reproducción cultural: un modelo”, plantea que los códigos son esencialmente principios semánticos/semióticos que regulan las exploraciones gramaticales y léxicas. Es, quizás, en este artículo donde encontramos más explícitamente el fundamento estructuralista del trabajo de Bernstein. El código es un principio que opera en un nivel profundo. Su uso analítico opera en diferentes dominios, instituciones y prácticas, tales como la escuela, la familia, el trabajo, la socialización primaria y secundaria, el control social, el currículum, la pedagogía, la evaluación, la percepción, la división del trabajo, el lenguaje, ODLGHRORJtD\ORVVLJQLÀFDGRV'HDOOtODVGLÀFXOWDGHVTXHVHWLHQHQFXDQGR se quiere reducir el concepto al dominio sociolingüístico. 8QDVSHFWRFHQWUDOHQODGHÀQLFLyQGHFyGLJRHVVXUHIHUHQFLDDOSRGHU y al control. Para Bernstein, el poder y el control se traducen en principios de comunicación. Así, como dice el autor, “en la medida en que hablamos y actuamos en el mundo estamos realizando relaciones de poder y de control”. Los principios de comunicación, a su vez, se convierten en los portadores y transmisores del poder y del control. Una pregunta que generalmente se hace cuando se plantea este problema es: ¿cómo se transforman el poder y el FRQWUROHQSULQFLSLRVGHFRPXQLFDFLyQ"%HUQVWHLQXWLOL]DFRPRHMHPSORSDUD 143 Mario Díaz Villa explicar este proceso a la familia. La familia, dice, se puede pensar como un conjunto de relaciones y categorías (género, edad, status, padres). Las relaciones entre estas categorías pueden comprenderse como ODGLYLVLyQVRFLDOGHOWUDEDMR%HUQVWHLQXWLOL]DHOWpUPLQRFODVLÀFDFLyQSDUD UHIHULUVHDODVUHODFLRQHVHQWUHODVFDWHJRUtDV(OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQHV XQSULQFLSLRHVWUXFWXUDOVHUHÀHUHDODVUHODFLRQHVHQWUHFDWHJRUtDVQRDOR TXHHVFODVLÀFDGR(OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQFRPR%HUQVWHLQORSODQWHD se crea, se mantiene, se reproduce y se legitima a través de la conservación de los límites. &XDOTXLHULQWHQWRGHFDPELRHQODFODVLÀFDFLyQHQYXHOYHXQFDPELR HQHOJUDGRGHVHSDUDFLyQHQWUHODVFDWHJRUtDV'HHVWDPDQHUDODFODVLÀcación presupone las relaciones de poder para su creación, reproducción y legitimación. Las relaciones de poder ubican a los sujetos por medio de ORVSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQTXHHVWDEOHFHQ7RPHPRVHOHMHPSORGHOD universidad. Lo primero que uno encuentra en la escuela es la relación dentro-fuera. Dentro de la escuela tenemos grandes oposiciones entre los discursos (psicología, sociología, física, química, etc.), por lo general fuerWHPHQWHFODVLÀFDGRV\HVWUDWLÀFDGRV7DPELpQWHQHPRVODVFDWHJRUtDVGH WUDQVPLVRUHV\DSUHQGLFHVIXHUWHPHQWHFODVLÀFDGDV/DFODVLÀFDFLyQIXHUWH regula los principios de comunicación entre profesores a través de la constitución de voces especializadas. Estas voces especializadas no pueden, por lo tanto, compartir los intereses discursivos. No están vinculadas a través del trabajo. Cuando se vinculan, sólo es a través del problema del control. Veamos ahora el problema del control. El control se ocupa de la coPXQLFDFLyQ$VtSRGHUHVDFODVLÀFDFLyQFRPRFRQWUROHVDFRPXQLFDFLyQ(O FRQWUROVHUHÀHUHDODVP~OWLSOHVUHODFLRQHVTXHVHGHULYDQGHODLQWHUDFFLyQ La distinción analítica entre poder y control implica la distinción entre la división del trabajo y las relaciones sociales. La enmarcación regula quien controla el principio de comunicación. (VWH~OWLPRVHUHÀHUHDOFRQWUROVREUHODVHOHFFLyQGHOVLJQLÀFDGRODRUJDnización o secuencia y el ritmo de la comunicación (oral, visual, escrita). &XDQGRODHQPDUFDFLyQHVIXHUWH ( HOWUDQVPLVRUFRQWURODORVSULQFLSLRV de comunicación (o el principio de interacción). Cuando la enmarcación es débil, el aprendiz parece tener algún control sobre los principios. La enmarcación débil (–E) enmascara muchas veces las relaciones de poder, al crear ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 144 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía la ilusión de que el espacio de comunicación (sobre el conocimiento o sobre las relaciones sociales) que regula el maestro es absolutamente negociable; pero eso no ocurre mientras se mantenga la existencia de la categoría especializada de transmisores, esto es, la división social del trabajo. /DSURGXFFLyQGHORVFRQFHSWRVGHFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQKD SHUPLWLGR GHÀQLU ORV FyGLJRV HQ XQD QXHYD SHUVSHFWLYD /DV UHJODV GH FODVLÀFDFLyQ \ HQPDUFDFLyQ WUDGXFHQ ODV UHODFLRQHV GH SRGHUFRQWURO HQ prácticas de interacción, con sus principios comunicativos y con sus modalidades de resistencia y oposición. Estos conceptos se hacen explícitos en ODGHÀQLFLyQSUHVHQWDGDHQHODUWtFXOR´&yGLJRVPRGDOLGDGHV\HOSURFHVR de reproducción cultural: un modelo”, al cual nos referimos atrás. Esta GHÀQLFLyQTXHHVTXL]iVODPHQRVH[DPLQDGD\FRQRFLGD³QRREVWDQWH haber sido presentada inicialmente en 1977, en el prólogo al libro de Diana Adlam Code in Context—KDFHpQIDVLVHQODVUHODFLRQHVHQWUHVLJQLÀFDGRV realizaciones y contextos. Dice así: Tal como se planteó en el Capítulo 1, el código es un principio regulativo, tácitamente adquirido, que selecciona e integra: VLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHVIRUPDVGHUHDOL]DFLyQ\FRQWH[WRVHYRcadores. Los códigos son, en esta perspectiva, principios de selección y combinación. Principios que seleccionan e integran. Seleccionan e integran VLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHVHLQWHJUDQpVWRVFRQODVIRUPDVGHVXUHDOL]DFLyQHV GHFLUFRQORVSURFHGLPLHQWRVPHGLDQWHORVFXDOHVORVVLJQLÀFDGRVVHKDFHQ públicos. 3DUD%HUQVWHLQORVVLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHVGLFHQDOJRDFHUFDGHORTXH VHTXLHUHVLJQLÀFDUHLPSOLFDQXQSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ'HHVWDPDQHUD%HUQVWHLQSODQWHDTXHGLIHUHQWHVSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQHTXLYDOHQD GLIHUHQWHVFRQMXQWRVGHVLJQLÀFDGRVHVSHFLDOL]DGRVHQFRQWH[WRVGLIHUHQWHV (OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQHVXQSULQFLSLRJHQHUDWLYRGHFRQWH[WRV/RV VLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHVVRQXQDIXQFLyQGHODVUHODFLRQHVHQWUHFRQWH[WRV (QXQFRQWH[WRVLJQLÀFDPRVXQDFRVD\HQRWURFRQWH[WRVLJQLÀFDPRVRWUD FRVD(VFRP~QHVWDEOHFHUORVOtPLWHVHQORTXHVLJQLÀFDPRVFRQHOSULQFLpio común: “una cosa es una cosa y otra cosa en otra cosa”. La metáfora espacial, también común, es: “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”. 145 Mario Díaz Villa La pregunta que dio origen a todo el conjunto de investigaciones empíricas de los sesenta y setenta es: ¿cómo internaliza el niño el principio GHFODVLÀFDFLyQ"(VWDSUHJXQWDSODQWHDHOSUREOHPDFUXFLDOGHODV´UHODFLRQHV dentro de cada sujeto”. Para comprender este problema, Bernstein sugiere las reglas de reconocimiento y las reglas de realización. Las reglas de reconocimiento son una función del principio de claVLÀFDFLyQ'HVGHHOSXQWRGHYLVWDGHOVXMHWRHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ constituye un criterio de demarcación para reconocer las categorías en ODYDULHGDGGHVXVSUHVHQWDFLRQHV(OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQVLHQWDODV EDVHVSDUDTXHHOVXMHWRLQÀHUDODVUHJODVGHUHFRQRFLPLHQWR/DVUHJODV de reconocimiento crean los medios para hacer la distinción y, de esta manera, reconocer la especialidad que constituye un contexto. Las reglas GHUHFRQRFLPLHQWRDFW~DQVHOHFWLYDPHQWHVREUHORVVLJQLÀFDGRV'LFKRHQ términos de Bernstein: Las reglas de conocimiento regulan qué va con qué, qué sigQLÀFDFLRQHV SXHGHQ DJUXSDUVH TXp UHODFLRQHV UHIHUHQFLDOHV son privilegiantes y qué relaciones sociales son privilegiadas. Las reglas de reconocimiento regulan los principios para la JHQHUDFLyQGHVLJQLÀFDGRVOHJtWLPRV\DOKDFHUHVWRFUHDQOR TXHKHPRVGHQRPLQDGRODVLQWD[LVGHJHQHUDFLyQGHODVLJQLÀcación. Esta sintaxis es tácitamente adquirida, en el sentido de que se desarrolla a través de las inferencias que el sujeto hace DSDUWLUGHODVUHJODVVXSHUÀFLDOHVGHVXVUHODFLRQHVFRWLGLDQDV (“Códigos, modalidades..”, p. 267). Como podemos observar, para Bernstein la orientación a los signiÀFDGRVFDPELDODSHUVSHFWLYDGHORREMHWLYRDORVXEMHWLYR/DVUHJODVGH reconocimiento crean relaciones (de clase) dentro de cada sujeto. Esto se UHDOL]DDWUDYpVGHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQeVWHHQHOQLYHOGHOVXMHWR UHJXODODDGTXLVLFLyQGHODYR]HQODDGTXLVLFLyQGHOPHQVDMH(VWRVLJQLÀFD que, para Bernstein, el nivel del sujeto es el nivel de la adquisición de la voz. 9HDPRVDKRUDODVIRUPDVGHUHDOL]DFLyQeVWDVVHUHÀHUHQDFyPRORV VLJQLÀFDGRVVHKDFHQS~EOLFRVHQXQFRQWH[WR/DVIRUPDVGHUHDOL]DFLyQ VHUHÀHUHQDOFyPRGHODFRPXQLFDFLyQHVWRHVDVXSXHVWDHQWH[WRVDOD selección del vocabulario, de la sintaxis, de los gestos, de las distancias. El ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 146 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía cómo es el principio de comunicación. Las formas de realización presuponen las reglas de realización. Estas reglas regulan la creación y producción de relaciones especializadas dentro de un contexto. Las reglas de realización son una función del principio de enmarcación. Las reglas de realización, al igual que las reglas de reconocimiento, constituyen un rasgo del contexto comunicativo. En otros términos, el contexto comunicativo da acceso a las reglas de reconocimiento y a las reglas de manifestación. Si las reglas de reconocimiento establecen las relaciones VXMHWRVLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHVHVWRHVFyPRRULHQWDUVHD;R<VLJQLÀFDGRV las reglas de realización regulan la producción de un tipo de comunicación: la comunicación legítima. Las reglas de manifestación, dice Bernstein, establecen lo que cuenta como texto legítimo a través del principio de enmarcación. La enmarcación produce variaciones o cambios en las reglas (de realización) que regulan lo que cuenta como manifestación-discurso legítimo y la generación de textos. Tanto las reglas de reconocimiento como ODVUHJODVGHUHDOL]DFLyQVHUHÀHUHQDODVUHODFLRQHVTXHSURGXFHQGHQWURGH cada sujeto, esto es, son analizables en el nivel del sujeto. En este nivel, las diferencias en códigos implican diferencias en las reglas de reconocimiento y en las reglas de realización. 'HDFXHUGRFRQODGHÀQLFLyQDODFXDOQRVKHPRVUHIHULGRDWUiVORV FyGLJRVWUDWDQHVHQFLDOPHQWHGHVLJQLÀFDGRV\QRGHOHQJXDMH´/RVFyGLJRV WUDWDQGHODVHOHFFLyQ\FRPELQDFLyQGHVLJQLÀFDGRVµ(VWDGHÀQLFLyQQRV indica un cambio fundamental de una concepción de códigos en términos de índices lingüísticos a una concepción basada en una semántica espeFtÀFD$KRUDELHQSRGHPRVYHUTXHODVHPiQWLFDVXE\DFHQWHUHJXODODV UHDOL]DFLRQHVOLQJtVWLFDV'HODGHÀQLFLyQVHGHGXFHTXHORVFyGLJRVVRQ un principio semiótico y no lingüístico. (OSUREOHPDGHORVVLJQLÀFDGRVHVUHODWLYDPHQWHFRPSOHMR3DUD%HUQVWHLQH[LVWHXQDDUWLFXODFLyQHQWUHVLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHV\UHODFLRQHVGH SRGHUeVWDVVRQLQWUtQVHFDVDORVVLJQLÀFDGRVUHOHYDQWHV'HDOOtTXHpVWRV ~OWLPRVVHGHÀQDQFRPRUHODFLRQHVSULYLOHJLDGDV\SULYLOHJLDQWHV/RVVLJQLÀFDGRVSULYLOHJLDQWHVOHVFRQÀHUHQSRGHUGLVFXUVLYR\status a los hablantes. /RVVLJQLÀFDGRVSULYLOHJLDGRVVRQXQDIXQFLyQGHORVSURFHGLPLHQWRVGH FRQWUROGHQWURGHXQFRQWH[WR/RVVLJQLÀFDGRVSULYLOHJLDGRVHVWiQSUHVHQWHV en el mismo control de la comunicación. 147 Mario Díaz Villa Resumiendo esta parte, podemos decir que: 1. Los códigos son inseparables de los conceptos de poder y control. /RVFyGLJRVQRVHUHÀHUHQDODVFRPSHWHQFLDV\ODUHDOL]DFLyQGHpVWDV nada tiene que ver con diferencias en alguna facilidad innata sino con delimitaciones socioculturales. En este sentido, las diferencias de códigos afectan las actuaciones y no las competencias. Al respecto, dice Bernstein: “La teoría de los códigos se inscribe en la problemática de la regulación social y cultural de las competencias lingüísticas que todos compartimos como especie”. 3. En el nivel del sujeto, existe en los códigos un nexo entre reglas de reconocimiento y reglas de realización. Códigos diferentes seleccionan reglas de reconocimiento y de realización diferentes. Es importante ahora considerar la otra parte de la contribución de Bernstein: aquélla que, como dije en la introducción a este capítulo, se UHÀHUHDODRUJDQL]DFLyQGHOFRQRFLPLHQWRHVFRODU\DORVSULQFLSLRVTXH regulan dicha organización: los códigos educativos. Es quizá aquí en donde SRGHPRVREVHUYDUQRVyORODLQÁXHQFLDGXUNKHLPLDQDVLQRWDPELpQVX orientación estructuralista implícita. 3RGUtDPRVGHFLUTXHPLHQWUDVODLQÁXHQFLDGXUNKHLPLDQDHVWiH[SOtFLtamente presente en sus primeros trabajos sobre la educación, la orientación que toma más tarde su pensamiento nos muestra de manera más concreta LQÁXHQFLDVHVWUXFWXUDOLVWDV\SRVWHVWUXFWXUDOLVWDV'RQGHSDUHFHREVHUYDUVH más claramente el programa estructuralista de Bernstein es, precisamente, en sus artículos sobre la organización y transmisión del conocimiento escolar. Es bueno recordar, sin embargo, que la perspectiva estructuralista de la escuela fue desarrollada paralelamente con sus investigaciones sobre los códigos sociolingüísticos. De allí que haya una convergencia entre los dos campos de su investigación, los cuales se han desarrollado a partir de conceptos relativamente similares. El autor considera que “el punto de partida de los códigos elaborados y restringidos tuvo su origen en las dos formas de solidaridad planteadas SRU'XUNKHLPµ'HLJXDOPDQHUDHODQiOLVLVGHOFRQRFLPLHQWRHVFRODUFRQVWUXLGRVREUHIXQGDPHQWRVGXUNKHLPLDQRVHVWiFRQVWDQWHPHQWHDUWLFXODGR ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 148 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía tanto a los cambios de la solidaridad mecánica como de la solidaridad orgánica en los códigos educativos. Recordemos que el punto esencial de contacto del trabajo de Bernstein entre lo sociolingüístico y lo educativo es el concepto de código. En ambos contextos, este concepto desempeña la misma función analítica y posee el mismo status. Esto nos permite decir que su tesis sobre el lenguaje y su tesis sobre el conocimiento escolar no son dos teorías sino una teoría con dos variantes o, dicho de otro modo, dos manifestaciones de un solo problema teórico que Bernstein planteó en la “Introducción” al vol. 3 de Class, Codes and Control y que ha resuelto en la siguiente pregunta: “¿Cómo lo exterior deviene lo interior y cómo lo LQWHULRUUHYHODHQVtPLVPR\FRQÀJXUDORH[WHULRU"µ No obstante, pienso que es más fácil comprender el fundamento estructuralista de Bernstein en sus estudios sobre la organización del conocimiento escolar, pues éstos no han sido contaminados ni por las críticas FRUURVLYDVGHDOJXQRVOLQJLVWDV YpDQVHSRUHMHPSOR'LWWPDU(GZDUGV Gordon; Stubbs, etc.) ni por las connotaciones morales y políticas que ha HYRFDGRHOGHEDWHVREUHOD´WHRUtDGpÀFLWµ(VWRQRTXLHUHGHFLUTXHODFRQVtrucción sobre los códigos educativos no haya sido criticada por su grado de generalidad, abstracción y ausencia de investigación y comprobación HPStULFD YpDQVHODVFUtWLFDVGH(DVWKRSH%HOO\:LONHV5RQDOG.LQJ5H[ *LEVRQ0&KHUNDRXLHQWUHRWUDV Como puede observarse, el concepto de código está presente en las dos variantes de su teoría. De igual manera, es posible pensar que, en todas las agencias —familia, escuela, trabajo— y en todos los contextos de aplicación —instruccional, regulativo—, el código regula la selección y combinación de elementos culturales en arreglos legítimos. Esta regulación relaciona las prácticas culturales (educativas o sociolingüísticas) con la división social del trabajo y las relaciones sociales. Dicha regulación permite, LJXDOPHQWHHODFFHVRDIRUPDVGHFRPSUHQVLyQ\VLJQLÀFDFLyQGLIHUHQWHV Ingenuamente, algunas personas consideran a Bernstein un curriculista, o un sociólogo del currículo, quizás por aquello de su artículo “Sobre el currículum”. Lo que Bernstein aborda allí es el problema de la organización del conocimiento escolar formulado en términos de los principios de selección y combinación. Así, en una forma abstracta, cualquier currículo (discurso instruccional o regulativo) es la expresión de dos principios complementarios: a) la selección de los contenidos escolares como unidades 149 Mario Díaz Villa o dominios separados relaciones paradigmáticas), y b) la combinación de dichos contenidos en diferentes formas (relaciones sintagmáticas). Como vemos, la organización del conocimiento escolar puede ser descrita y explicada en términos de la forma como estos dos principios se realizan. Desde este punto de vista, el hecho de que todo conocimiento o grupo de conocimientos estén sujetos a algún grado de selección, organización y distribución en la escuela, constituye un prerrequisito para las SROtWLFDV\SUiFWLFDVGHFRQVWUXFFLyQGHFXUUtFXORV6LQWDOFODVLÀFDFLyQHQ HOFXUUtFXORVHUtDLPSRVLEOHÀMDUOtPLWHV\GHÀQLUOHIURQWHUDVDOXQLYHUVRGH conocimientos y experiencias posibles. En la medida en que cualquier currículum es una expresión particular y parcial del universo de conocimientos, la selección es uno de sus principios subyacentes. (QHVWHVHQWLGRXQFXUUtFXORHVODUHDOL]DFLyQVXSHUÀFLDOGHOSURFHVR de regulación. En efecto, el principio de selección distingue dos procesos UHODFLRQDGRV 8Q SURFHVR VH UHÀHUH D OD VHOHFFLyQ GH ORV GLVFXUVRV TXH constituyen un conjunto de discursos instruccionales dados. Aquí tenemos XQSULQFLSLRFODVLÀFDWRULRIXQGDPHQWDODTXpOTXHUHJXODORVOtPLWHVGHOR que cuenta como conocimiento escolar. Estos límites cruzan la oposición legítimo - no legítimo, pensable - no pensable o escolar - no escolar. Un VHJXQGRSURFHVRVHUHÀHUHDOUHJXODPLHQWRYHUWLFDO\KRUL]RQWDOGHOFRQMXQWR VHOHFFLRQDGR$TXtWHQHPRVXQSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQLQWHUQDTXHUHJXOD cómo se organizan esas unidades de conocimiento escolar, su enfoque, el número de conjuntos diferentes, etc. Aquí podríamos evocar de manera más directa el concepto de recontextualización. Como podemos ver, el problema de la selección es el problema fundaPHQWDOGHODFODVLÀFDFLyQ/DFODVLÀFDFLyQHVXQSUREOHPDGHOtPLWHVGHGHÀnición, mantenimiento y validación de campos de conocimiento. Los límites construidos crean la estabilidad / no estabilidad del conjunto seleccionado en el tiempo. Este principio de selección podríamos homologarlo con las reglas de distribución constituyentes del dispositivo pedagógico que, como hemos dicho, oponen lo legítimamente pensable a lo indispensable. (OFRQFHSWRGHFODVLÀFDFLyQHVSDUDOHORDOFRQFHSWRGHHQPDUFDFLyQ La noción de enmarcación también se relaciona con la naturaleza de la IXHU]DGHORVOtPLWHVSHURHQXQVHQWLGRGLIHUHQWH/DHQPDUFDFLyQVHUHÀHUH DOFRQWH[WRGHWUDQVPLVLyQGHOFRQRFLPLHQWR´(QPDUFDFLyQVHUHÀHUHDOD ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 150 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía fuerza de los límites entre lo que puede ser transmitido y lo que no puede VHUWUDQVPLWLGRHQODUHODFLyQSHGDJyJLFDµ&ODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQVRQ principios estructurales intrínsecos al código, que subyacen al currículum y a la pedagogía. Para Bernstein, estos últimos conceptos deben ser pensados en términos semióticos: son sistemas de mensajes y, en este sentido, son descriptibles, analizables, susceptibles de ser descompuestos en sus XQLGDGHVPHQRUHV$VtODFODVLÀFDFLyQ\ODVHQPDUFDFLyQQRVSURGXFHQOD UHODFLyQHQWUHFyGLJR\PHQVDMH(OFyGLJRVHFRQÀJXUDFRPRXQSULQFLSLR regulativo que subyace a los diferentes sistemas de mensajes (currículum, SHGDJRJtD\HYDOXDFLyQ (ODQiOLVLVVXE\DFHQWHVHEDVDHQODGHÀQLFLyQGH dos variedades de códigos: agregados e integrados. (OSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQQRVHQIUHQWDDGHPiVFRQXQSUREOHPD epistemológico fundamental. ¿Es este principio, que regula la experiencia, XQ SULQFLSLR GDGR D SULRUL R HV XQ SULQFLSLR FRQVWLWXLGR FXOWXUDOPHQWH" ¢7LHQH HO SULQFLSLR GH FODVLÀFDFLyQ XQD EDVH VRFLDO" 3LHQVR TXH HV DTXt HQGRQGHSRGHPRVHQWHQGHUORVSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQ como principios tácitamente adquiridos (constituidos culturalmente). La adquisición del mensaje constituye un proceso complejo que Bernstein denomina práctica tácita. La práctica tácita es el proceso de adquisición de la voz y del mensaje. Es una práctica compleja que supone reglas de reconocimiento y reglas de realización. Las reglas de reconocimiento regulan qué va con TXpTXpVLJQLÀFDGRVSXHGHQDJUXSDUVH\VRQXQDIXQFLyQGHOSULQFLSLR GHFODVLÀFDFLyQ(VWDVUHJODVUHJXODQORVSULQFLSLRVSDUDODJHQHUDFLyQGH VLJQLÀFDFLRQHVOHJtWLPDV\DWUDYpVGHHVWRHVWDEOHFHQOD´VLQWD[LVGHJHQHUDFLyQµGHODVLJQLÀFDFLyQ3HURODSUiFWLFDWiFLWDWDPELpQLQFOX\HRWUD sintaxis de generación: aquella que regula “lo por decir”, esto es, la voz SRWHQFLDORSXHVWDDODJHQHUDFLyQGHVLJQLÀFDFLRQHVOHJtWLPDVODYR]TXH SXHGH FRQWHQHU FRQWUDGLFFLRQHV RSRVLFLRQHV FRQÁLFWRV \ GLOHPDV /DV reglas de realización establecen lo que cuenta como texto legítimo y generan, a través del principio de enmarcación, la sintaxis de manifestación de “lo por manifestar”. “Lo por manifestar” constituye el nivel de desafío a la regla de manifestación impuesta por la enmarcación. Si “lo por decir” (voz) constituye una respuesta potencial a la distribución del poder, “lo por manifestar” (mensaje) es una respuesta potencial a los principios de control y varía con ellos. 151 Mario Díaz Villa ¢&XiOHVVRQODVUHDOL]DFLRQHVGH´ORSRUPDQLIHVWDUµ"/DVUHDOL]DFLRnes no son el producto de un proceso de selección y ordenamiento que pueda cambiarse conscientemente: son potenciales. Tanto “lo por decir” (voz) como “lo por manifestar,” (mensaje) son las formas potenciales del código, de su cambio o variación. Bernstein distingue, pues, dos niveles de práctica tácita: a) un nivel que está sujeto a la selección consciente y al ordenamiento dentro de las posibilidades de una sintaxis de generación y realización, y b) un nivel que no está sujeto a la selección consciente ni a un ordenamiento, pero que es derivable del primer nivel. Estos dos niveles son semejantes a la distinción entre preconsciente e inconsciente. Bernstein dice que la relación entre estos dos niveles podría mostrarse a través de la obra de Lacan. No encontramos, sin embargo, desarrollos de esta propuesta. A manera de síntesis, podemos decir que el eje de la teoría de los códigos son las relaciones entre la distribución del poder y los principios de control. Según Bernstein, la distribución del poder y los principios de control VHPDQLÀHVWDQHQODGLYLVLyQVRFLDOGHOWUDEDMR\VXVUHODFLRQHVVRFLDOHV\ HVWDEOHFHQORVYDORUHVSDUDODFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQTXHUHJXODQHO modo de transmisión/adquisición (o práctica, en contextos comunicativos). (OVXMHWRDGTXLHUHORVSULQFLSLRVGHFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQTXHFUHDQ y legitiman para él la voz y el mensaje. El modelo intenta dar respuesta a una pregunta básica: ¿cómo se transforman la distribución del poder y los principios de control en el nivel del sujeto, en principios organizativos diferentes, de tal forma que ubican a los sujetos en determinada posición y al mismo tiempo crean la posibilidad GHOFDPELRGHGLFKDSRVLFLyQ" El objetivo de la teoría de los códigos, en el nivel más general, es comprender la naturaleza del control simbólico y, en particular, comprender el papel que cumple la educación como un transmisor y como un transformador de tal control. En un nivel más abstracto, la teoría es un intento de comprender cómo la distribución del poder puede ser realizada a través de distintas modalidades de control. Dicho en una forma mucho más abstracta, la problemática fundamental es conseguir la comprensión del dispositivo pedagógico y de los proble- ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 152 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía mas de su realización. Más aún: en este último sentido podemos observar que planteamientos que aparecen en artículos iniciales son conservados y reaparecen en otros, posteriores, con mayor precisión. Por ejemplo, hubo XQ LQWHQWR FRQWLQXDGR SRU GHÀQLU ´FyGLJRµ \ HV SRVLEOH SHQVDU TXH OD GHÀQLFLyQJHQHUDOFRQWHQJDHQFLHUWDIRUPDWRGRVORVWpUPLQRVGHODWHVLV Términos como “orden instruccional”, “orden regulativo” aparecen luego como DI/DIR; o términos como “posicional” y “personal” se presentan más tarde en las pedagogías visibles e invisibles. Los conceptos de contextualización, recontextualización, etc., se articulan al análisis del discurso pedagógico y del dispositivo pedagógico. Estos términos datan de 1975, cuando fueron descritos por primera vez. Por lo tanto, no es fácil decir qué queda de la tesis original. Ahora bien, si por la tesis original entendemos el problema original —tal como lo analizamos en el capítulo 1— poco queda de ella. Pero si entendemos la problemática original como el interrogante “¿cómo lo H[WHULRUGHYLHQHORLQWHULRU\FyPRORLQWHULRUWUDQVIRUPDORH[WHULRU"µOD tesis permanece. Al comienzo, dice Bernstein, el problema central fue la descripción de las formas de habla y sus funciones regulativas. A través de sucesivas transformaciones, más generales, de la teoría, se intenta comprender cómo una distribución del poder dada y sus modalidades de control son traducidas en principios de comunicación dominantes que ubican y oponen a los grupos sociales, ya que estos principios forman y transforman la conciencia y la identidad. En resumen, la sociología de las representaciones colectivas fue resuelta por Bernstein a través de las complejas relaciones semióticas que se establecen en los códigos. En ellos está presente la distinción entre visible e invisible, la cual connota relaciones de poder y principios de control GLIHUHQWHV$WUDYpVGHODYDULDFLyQHQODVFODVLÀFDFLRQHV\HQPDUFDFLRQHV lo visible e invisible se constituye en un sistema de mensajes que directa o indirectamente constituyen las formas de conciencia, identidad y experiencia de los sujetos. El punto de enganche en dicha constitución —o construcción social— es el discurso pedagógico. Es aquí donde encontramos un mayor acercamiento del autor al pensamiento estructuralista francés, en especial al pensamiento de Foucault. 153 Mario Díaz Villa CAPÍTULO VI PEDAGOGÍA, DISCURSO Y PODER INTRODUCCIÓN No hay duda de que en las últimas décadas, con el advenimiento de las posiciones estructuralistas, post estructuralistas, hermenéuticas \FUtWLFDVORVVLJQLÀFDGRVGHOGLVFXUVRGHOSRGHUGHODFXOWXUD\GH sus formas de transmisión o reproducción pedagógica han sido objeto de diferentes incursiones investigativas en el contexto intelectual nacional. En el campo de la educación, los teóricos colombianos le han otorgado al tema de la pedagogía un considerable valor al intentar establecer su estatuto teórico, epistemológico e ideológico, la naturaleza de sus prácticas y la posición de los sujetos directa o indirectamente, implicados en ella. En este contexto han mediado, un tanto, intereses por: a) establecer la legitimidad epistemológica de este objeto de estudio97 DOLQWHQWDUGHÀQLUVXHVWDWXWRSDUDGLJPiWLFRGHGLVFLplina, –––––––––– 97. Un trabajo pionero, en este sentido, fue el Proyecto “Hacia una historia de la práctica pedagógica en Colombia”, liderado por Olga Lucía Zuluaga, el cual intentó “recuperar la historicidad de la pedagogía tanto para analizarla como saber, como para estudiar sus procesos de formación como disciplina, trabajar con la discursividad de la pedagogía y, analizar la práctica del saber pedagógico en nuestra sociedad” (Zuluaga, 1987:22). La E~VTXHGDGHHVWDOHJLWLPLGDGQRGHMDGHWHQHUGLÀFXOWDGHVKR\FXDQGRVHVRFDYDQORV SUHVXSXHVWRV GH ODV GLVFLSOLQDV ÁX\HQ ODV LGHDV \ ORV PpWRGRV LQWHUGLVFLSOLQDULRV \ OD DXWRULGDGGHOD´JUDQWHRUtDµTXHGDVXVSHQGLGDHQIDYRUGHORVSUREOHPDVHVSHFtÀFRVGHO texto híbrido, de los contextos múltiples y de la diversidad de sus prácticas. Sin embargo, se continúa en esta difícil búsqueda, que tiene como objeto establecer la “autonomía disciplinar” de la pedagogía. Preguntas como “¿puede la pedagogía alcanzar la autofunGDPHQWDFLyQHQWDQWRTXHGLVFLSOLQDDXWyQRPD"µ\´¢FyPRIXQGDPHQWDUODSHGDJRJtD GHVGHVtPLVPDHQWDQWRTXHGLVFLSOLQDDXWyQRPD"µFRQVWLWX\HQWRGDYtDHOHMHGHOWUDEDMR de algunos intelectuales de la educación. 155 Mario Díaz Villa E GHÀQLU VXFDUiFWHU PHGLiWLFR HQ IXQFLyQ GH OD WUDQVPLVLyQ VRFLDO \ cultural de órdenes simbólicos dominantes98, o F IDYRUHFHUORVSUREOHPDVHVSHFtÀFRVGHVXKHWHURJHQHLGDGFRQWH[WXDO99, tales como procesos comunicativos, situaciones, actores, relaciones sociales, modelos pedagógicos, innovaciones, etc. Este capítulo se ubica en el segundo interés e intenta examinar las relaciones entre la pedagogía, su función discursiva y sus prácticas de control, transformación y reproducción de los discursos y del poder. Estas UHODFLRQHVFRQÀJXUDQGLPHQVLRQHVVLPEyOLFDVFRQVWLWXWLYDVGHIRUPDVGH cultura, de relación social, de experiencia y subjetividad, presentes tanto en el escenario jurídico-político del Estado como en las “arenas” constitutivas de los contextos pedagógicos escolar y local100. Lo que sigue es, entonces, un intento por presentar algunos elementos teóricos útiles para la comprensión del carácter de la pedagogía como dispositivo de transmisión cultural. APROXIMACIONES INICIALES Desde la segunda mitad de los años setenta comenzó a abrirse paso en el país la inquietud por la investigación sobre la pedagogía101. La necesidad de ubicar las prácticas pedagógicas en el campo universitario –––––––––– 98. Así, el paso de un orden tradicional a un orden secular o moderno, y el paso de este último a un orden postmoderno, presupone dispositivos mediáticos que, en ultima instancia, son dispositivos pedagógicos. En este sentido, la reproducción cultural es en esencia un dispositivo pedagógico. Nuestro punto de vista se inscribe en esta perspectiva. $VLVWLPRVDTXtDOVXUJLPLHQWRGHOGLVFXUVRHWQRJUiÀFR\VXVPRGDOLGDGHV\DOGHDTXHOODVRULHQWDciones que han intentado “reconstruir los procesos socioculturales de comunicación involucrados en la formación y reproducción de la cultura escolar” (véanse, por ejemplo, los trabajos del grupo de investigación de la Universidad Nacional, que fueron liderados por C. Federici). (QQXHVWUDWHUPLQRORJtDDOFRQWH[WRGHODHVFXHODVHORGHQRPLQD´FRQWH[WRSHGDJyJLFRRÀFLDOµHVSDFLRHQHOFXDOVHGHVDUUROODQODVSUiFWLFDVSHGDJyJLFDVRÀFLDOHVGHWUDQVPLVLyQGHORV VLJQLÀFDGRVVHOHFFLRQDGRVFRPRFXOWXUDHVFRODU 101. La investigación sobre la pedagogía constituye, en nuestro concepto, una entre las diversas condiciones sociohistóricas que permitieron el surgimiento de lo que hemos denominado el ´FDPSRLQWHOHFWXDOGHODHGXFDFLyQµ\VXVREMHWRVGHUHÁH[LyQ(OWUDEDMRSLRQHURGHOHTXLSR GHOSUR\HFWR´+DFLDXQDKLVWRULDGHODSUiFWLFDSHGDJyJLFDHQ&RORPELDµFRQVROLGDGRDÀQDOHV ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 156 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía y, fundamentalmente, de establecer su estatuto teórico y epistemológico atrajo a muchos académicos hacia una nueva práctica discursiva que toma como objeto a la pedagogía. Las estrategias de análisis se enmarcaron en la reconceptualización (o recontextualización) de nociones producidas fuera del campo de la educación, que permitieron alimentar la producción teórica y la actuación política y cultural en el interior de este campo. En ese escenario, estudiamos la pedagogía como un “aparato LQVWUXPHQWDO GHOD LGHRORJtD XQ VLVWHPD VLJQLÀFDQWH TXH UHHODERUD ORV discursos propios de las disciplinas y de diferentes campos de saber y de práctica y se constituye en un mecanismo para incidir en los discursos no pedagógicos” (Díaz, 1978:200). De esta manera, no se asumió la función dominante de la pedagogía como la construcción de objetos de conocimiento sino como “la intervención sobre los discursos que se convierten en objeto de conocimiento escolar” (ibíd.). Considerábamos, de manera embrionaria, al discurso pedagógico como el instrumento de transformación del conocimiento teórico en conocimiento pedagógico, y como el medio de imposición de normas y prácticas ideológicas y culturales (“la organización del discurso pedagógico tiene por objeto transformar la organización del discurso teórico”), y apuntábamos hacia la necesidad de conocer las reglas que permitían transformar un discurso de un campo conceptual al campo pedagógico. La intención de formular alternativas teóricas para el tratamiento de lo pedagógico permitió extender las posibilidades de análisis a partir tanto de la lingüística como de la arqueología de Foucault. La perspectiva lingüística nos permitió centrarnos en el problema de la enunciación para establecer una relación entre enunciación pedagógica e institución: “Nuestro interés consiste en relacionar el problema del habla con el sujeto emisor a quien la institución le ha conferido el poder de decir, de pronunciar, de hablar: HOPDHVWURHOTXHHQVHxDHOTXHWUDQVIRUPDHOVLJQLÀFDGRVHUKDELWDGR por las voces de la institución y por el lenguaje de la pedagogía” (Díaz, __________ GHODGpFDGDGHOVHWHQWDFUHyXQPDUFRGHUHIHUHQFLDSDUDODUHÁH[LyQSHGDJyJLFDTXHHQHO momento actual se realiza desde diferentes perspectivas y posiciones teóricas. La nociología VREUHODSHGDJRJtDVHKDYXHOWRSXHVFRQÁLFWLYD\VHLQVFULEHDKRUDHQXQDUHGFRQFHSWXDO compleja, cuyos contornos son poco claros, confusos y ambivalentes, y las posiciones excluyentes y derogatorias. 157 Mario Díaz Villa 1980:39). En esta forma, esbozamos la diferencia entre el aparato de enunciación individual y el “Gran Aparato de la Enunciación”, legitimador de los discursos y prácticas pedagógicas. Esta diferencia permitía establecer las relaciones entre el acto individual con referencia al sujeto pedagógico LQWHQFLRQDO³HOPDHVWUR³FRQVXVDFWXDFLRQHV\IRUPDVGHVLJQLÀFDFLyQ HVSHFtÀFDVy la organización de su discurso a partir de su posición en el “Gran Aparato de la Enunciación”. En el primer caso pensábamos que era posible construir una morfología del habla del maestro y una semiología de sus prácticas: Su discurso —decíamos—, como conjunto de todo lo que por él es enunciado, que se constituye desde un modo de relación con el saber y que es producto de esa relación, es susceptible de ser pensado en su estructura, en su función y en sus efectos de institución, en la medida en que es comunicable como “articulado comprensible”, como agrupamiento de mensajes o como sistema de interpretación102. <DJUHJiEDPRV El maestro irrumpe en la práctica de transformación del saber, no tanto en su calidad de maestro como de institución. Por eso decíamos que el discurso del maestro debe reconocerse y estudiarse en la relación saber-decir del saber. Debe reconocerse en el nivel del metalenguaje: la explicación vulgar del conocimiento producido por la explicación teórica. Esta noción de desvío o “reducción” que sirve para explicitar las operacioQHVGHOGLVFXUVRVREUHRWURGLVFXUVRSXHGHGHÀQLUVHHQOtQHDV generales, siguiendo las consideraciones de la lógica formal, como la transformación de un enunciado en otro equivalente, más simple y más concreto” (ibíd.: 43). –––––––––– 102. Más adelante veremos la importancia de la distinción que debe establecerse entre el sistema de interpretación como dispositivo y el discurso pedagogizado del maestro como un efecto de la acción del dispositivo (sistema de interpretación). Este sistema de interpretación podría asimilarse a lo que Bernstein ha denominado reglas de recontextualización. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 158 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía En el segundo caso considerábamos que el discurso del maestro no era un proyecto deliberado de un hablante autónomo desde una intención comunicativa sino que era asumido desde un orden, desde un sistema de producción del discurso, desde principios de control, selección y exclusión TXHDFWXDEDQVREUHVXSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRV\VREUHVXVDFWXDFLRQHV HVSHFtÀFDV(QHVWHVHQWLGRFRQVLGHUiEDPRVTXHQRH[LVWtDVXMHWRSHGDJygico por fuera del discurso pedagógico, ni por fuera de los procesos que GHÀQtDQVXVSRVLFLRQHVHQORVVLJQLÀFDGRV/DLGHDGHXQVXMHWRSHGDJyJLFR no estaba ligada a voluntades o individualidades autónomas y libremente fundadoras de sus prácticas. El sujeto pedagógico se consideraba constituido, formado y regulado, en el discurso pedagógico, por el orden, las posiciones y diferencias que éste establecía. De igual manera, la lectura de Foucault nos permitió reconceptualizar la pedagogía como práctica discursiva y concebirla como articulada al Gran Aparato de la Enunciación: Como práctica discursiva la pedagogía se constituye a partir de diferentes campos discursivos. Los agrupamientos que se pueden efectuar en relación con los discursos y enunciados no son homogéneos. Diversos dominios de discurso anudan el discurso pedagógico. De esta manera, no podemos hablar de unidad del discurso de la pedagogía” (ibíd.: 41). <DJUHJiEDPRV Las relaciones de la pedagogía son múltiples. Ella está envuelta en un sistema de prácticas, de discursos, de enunciados, de instituciones, que hacen que se pueda comprender como si existiera bajo la forma de un nudo en una red (ibíd.: 43). En estas posiciones encontramos los comienzos de un trabajo de UHÁH[LyQFX\DHVWUHFKDYLVLyQLQLFLDOUHODWLYDPHQWHGLVSHUVDGHEDMRRUden y centrada unas veces alrededor de la concepción disciplinaria de la pedagogía y otras alrededor de su función transformadora del sentido de los discursos, se fue enriqueciendo con los apoyos teóricos de Foucault, especialmente en lo concerniente a su problematización del poder, del sujeto y del discurso. En la misma forma, el trabajo teórico de Bernstein, VREUHTXLHQODLQÁXHQFLDIRXFDXOWLDQDHVQRWRULDQRVSHUPLWLySODQWHDUXQD 159 Mario Díaz Villa nueva problemática alrededor de la pedagogía. Esta problemática trasciende la caracterización disciplinaria y está más cerca de su consideración como GLVSRVLWLYR GH UHJXODFLyQ GH GLVFXUVRVVLJQLÀFDGRV GH SUiFWLFDVIRUPDV de acción en los procesos de transmisión de la cultura, dispositivo que se materializa en reglas susceptibles de ser descritas a partir de la forma de organización de los discursos y las prácticas. El punto esencial para nuestro análisis consiste en ver la pedagogía como dispositivo de poder y control que recontextualiza y reproduce los códigos culturales dominantes (en el sentido asignado por Bernstein), los cuales se legitiman como formas de discurso, experiencia y práctica. Esta perspectiva, presente en Foucault y adoptada en Bernstein, otorga prioridad a las formas de control mediante las cuales se reproduce una distribución desigual del saber/poder y se legitiman principios culturales dominantes. La pedagogía no sólo es una condición para la reproducción/transformación de las relaciones de poder sino, también, una condición para la constitución/recontextualización de IRUPDVHVSHFtÀFDVGHFXOWXUDVDEHU\SUiFWLFD Estas consideraciones han cambiado de una manera substantiva el VLJQLÀFDGRWUDGLFLRQDOGHODSHGDJRJtDFX\RHVWXGLRKDVXIULGRSHUPDQHQWHV desplazamientos teóricos y metodológicos. La pedagogía hace parte del campo de las mediaciones y se ubica como un dispositivo de transmisión o transformación de la cultura. Su acción en los diferentes contextos sobre los cuales actúa es estratégica. En ellos reproduce y produce nuevas matrices socializantes, en las cuales se generan nuevas prácticas, nuevas formas organizativas del conocimiento, nuevas formas de interacción y, por consiguiente, nuevas formas de conciencia e identidad. Hoy no podemos desconocer el efecto pedagógico o pedagogizante sobre los órdenes simbóOLFRVTXHHVWUXFWXUDQSURGXFHQUHSURGXFHQ\PRGLÀFDQHOVHQWLGRGHODV formas de vida social. El papel de la pedagogía en la recontextualización/ WUDQVIRUPDFLyQGHODVSUiFWLFDVVRFLDOHVVLJQLÀFDQWHVODKDFRQYHUWLGRHQ un dispositivo hegemónico y al servicio de la hegemonía*. En esta forma, la pedagogía ha pasado a ser el dispositivo fundamental de la producción GHQXHYRVVLJQRVVLJQLÀFDGRVVRFLDOHV\FXOWXUDOHV –––––––––– * La creciente complejidad del dispositivo pedagógico en la sociedad moderna puede observarse a través del incremento de las agencias de control, intervención o administración de la vida social de los ciudadanos, en sus formas más cotidianas. Con el traslado de ciertas responsabilidades del Estado a la sociedad civil se ha generado toda una economía política del control simbólico. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 160 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía El descentramiento del sentido y de la ubicación disciplinaria de la pedagogía, a su ubicación como dispositivo de constitución de nuevas formas de habitus, relación e identidad, obliga a repensar los procesos pedagógicos desde las grandes transformaciones de la sociedad y la cultura y a repensar la reducción de su problemática al campo de las disciplinas. El reclamo, por no decir el clamor, de una reivindicación disciplinar de la pedagogía GHMDGHODGRLQWHUURJDQWHVIXQGDPHQWDOHVFRPRDTXHOORVTXHVHUHÀHUHQD la intervención sobre, y a la transformación de, las relaciones y los status dentro de y entre los conocimientos y entre las prácticas, y aquellos que se UHÀHUHQDVXVPHGLDFLRQHV como dispositivo de recontextualización o de transformación-descentramiento de las formas de experiencia e identidad VRFLRFXOWXUDOLQGLYLGXDOHV\FROHFWLYDVRLQWHUURJDQWHVTXHVHUHÀHUHQDODV PRGDOLGDGHVGHXELFDFLyQGHORVVXMHWRVHQORVVLJQLÀFDGRVKHJHPyQLFRV de la cultura escolar. Desde nuestro punto de vista, el problema no consiste en componer o recomponer la unidad de la pedagogía sino en descomponer su supuesta XQLGDGVXPHFDQLVPR ¢FDMDQHJUD" VXVUHJODVVXVPDWULFHVVXVSURFHGLmientos y estrategias, las mediaciones de éstas, sus contextos, su acción soEUHORVVLJQLÀFDGRV\VREUHODSRVLFLyQGHORVVXMHWRVHQORVVLJQLÀFDGRV Los cambios fundamentales que se han dado en la producción y en el consumo económico y cultural, en la estructura misma de la interacción social y en las formas de experiencia y práctica, han planteado un cambio en las mediaciones del dispositivo pedagógico. Lyotard (1987:4)103, por ejemplo, plantea que es de conocimiento común el que la miniaturización y comercialización de las maquinas ha cambiado la forma en la cual HODSUHQGL]DMHVHDGTXLHUHVHFODVLÀFDVHYXHOYHGLVSRQLEOH o se explota, –––––––––– 103. Lyotard, J. F. (1987), The Postmodern Condition: A Report on Knowledge. Manchester: Manchester University Press. 161 Mario Díaz Villa y agrega: La naturaleza del conocimiento no puede sobrevivir inmodiÀFDEOHHQHVWHFRQWH[WRGHWUDQVIRUPDFLyQJHQHUDOHOYLHMR principio de que la adquisición del conocimiento es indisociable del entrenamiento de la mente o de los individuos se ha vuelto obsoleto. Lo que aparece, pues, como modernización cultural y social es parte de cambios mucho más profundos en la vida familiar y social, en las formas de producción, en la cultura del consumo, en las formas organizativas y de relación social, y en la propia subjetividad. Esta última ha sido reubicada y reorganizada como consecuencia de la transformación en la producción y en la organización cultural del consumo. En la misma dirección, Bell (1979) indica que ha habido cambios fundamentales en las formas de producción y de organización social, y considera estos cambios como una transforma-ción hacia una sociedad informatizada y corporativizada. Estas transformaciones, obviamente, han generado cambios en las políticas/prácticas organizativas, administrativas y de control del Estado, en sus dispositivos pedagógicos de recontextualización de la cultura y en slas formas de su reproducción y de la reproducción de identidades. Es de esta manera como presenciamos un FDPELRHQHOVLJQLÀFDGRGHODWHRUtDSUiFWLFDHLQYHVWLJDFLyQSHGDJyJLFD en el que la diversidad de tendencias (estructuralistas, post-estructuralistas, hermenéuticas y críticas) puede constituirse en la principal fuente de análisis y de legitimación de nuevas posiciones discursivas en torno a este problema. EN DE TORNO AL DISPOSITIVO PEDAGÓGICO: FOUCAULT A BERNSTEIN En esta sección examinaremos algunos de los desarrollos de Foucault que pueden constituirse en matrices teóricas para un análisis del dispositivo SHGDJyJLFR,JXDOPHQWHLQWHQWDUHPRVH[DPLQDUVXLQÁXHQFLDVREUHODVSRsiciones teóricas elaboradas por Bernstein. Nuestro examen del dispositivo pedagógico busca integrar los principios, conceptos y reglas propuestas por Foucault en su análisis genealógico. Este examen gira en torno a las relaciones entre poder, discurso, control y sujeto. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 162 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía El problema de cómo se ejerce el poder104, o de cómo se legitima, mantiene y reproduce, condujo a Foucault a aislar y a conceptualizar la forma en la cual la mente o el cuerpo se han convertido en objeto esencial de las operaciones del poder. Según Foucault, el dispositivo de poder funciona en el nivel de las tecnologías (analítica del poder) o modalidades (disciplina, confesión), cuya constitución explora históricamente. 3DUD)RXFDXOWODGLVFLSOLQDQRSXHGHLGHQWLÀFDUVHQLFRQXQDLQVWLtución ni con ningún aparato sino con un tipo de poder, esto es, con una modalidad de su ejercicio que comprende un conjunto de instrumentos, técnicas, procedimientos, niveles de aplicación, objetivos, etc. En esta perspectiva, la disciplina constituye una “física” o una “anatomía” del poder, una tecnología que atraviesa toda clase de aparatos y de instituciones. En FRQFHSWRGH)RXFDXOWODVPRGDOLGDGHVGHFRQWURO GLVFLSOLQD VHUHÀHUHQ a métodos o prácticas culturales, técnicas, procedimientos, mecanismos o instrumentos que intenta describir dentro de un marco histórico105. En esencia, la disciplina es una práctica de control mediante la cual el poder se ejercita en el cuerpo. El propósito de la disciplina es forjar un cuerpo dócil, “que puede ser sujetado, usado, transformado y mejorado” (1977:136). Tomando el cuerpo como objeto de poder, la disciplina ha establecido sus modalidades de coerción a través del control del tiempo, del espacio y del movimiento. En primer lugar, la disciplina organiza un “espacio analítico”, los “emplazamientos funcionales”, las modalidades de organización de los individuos en el espacio (celdas, lugares, rangos). En segundo lugar, OD GLVFLSOLQD FRQWUROD OD DFWLYLGDG HQ HO WLHPSR D WUDYpV GH OD GHÀQLFLyQ del “horario”, de la “elaboración temporal del acto”, de la “postura del individuo” (relación cuerpo-gesto o articulación cuerpo-objeto). En tercer lugar, crea un tiempo disciplinario para el entrenamiento de los individuos (programas, etapas, secuencias, pasos, etc.). En esta forma, la disciplina produce modalidades diferentes de articulación de individuos y de sistemas de control. –––––––––– 104. La elaboración de una teoría del poder está presente a lo largo de sus obras Locura y civilización, El Nacimiento de la clínica y Vigilar y castigar. En esta sección haremos referencia a sus textos ´7KHVXEMHFWDQGSRZHUµ\´+RZSRZHULVH[HUFLVHG"µSXEOLFDGRVHQ (VWHFRQWH[WRKLVWyULFRVHUHÀHUHDODWUDQVLFLyQGHODQWLJXRUpJLPHQKDVWDODVRFLHGDGSRVWUHvolucionaria del siglo XX. Véase Vigilar y castigar. 163 Mario Díaz Villa Foucault resume la actividad de la disciplina considerando que “la disciplina fabrica a partir de los cuerpos que controla una individualidad dotada de cuatro características: es celular (por el juego de la distribución espacial); es genética (por la acumulación del tiempo); es orgánica (por la FRGLÀFDFLyQGHDFWLYLGDGHV \HVFRPELQDWRULD SRUODFRPSRVLFLyQGHVXV fuerzas)” (1977:172). Para Foucault la principal función de la disciplina es entrenar individuos, hacer “individuos”; éstos son objeto de su poder a ORVFXDOHVVHDSOLFDQPRGDOLGDGHVFRHUFLWLYDVHVSHFtÀFDV(OVXMHWRHQHVWH caso, se encuentra en el centro del poder, esto es, es constituido por las operaciones del poder. Foucault caracteriza el papel de la disciplina por medio de la normalización. El poder de la normalización impone homogeneidad pero ´LQGLYLGXDOL]DDOSHUPLWLUODVGHVYLDFLRQHVGHWHUPLQDUORVQLYHOHVÀMDUODV especialidades y hacer útiles las diferencias ajustándolas entre sí” (1976, :189). Tenemos entonces que mientras la normalización introduce un sistema de igualdad formal el cual, aparentemente, opaca las diferencias individuales, la individualización objetivamente separa y jerarquiza a los individuos. Las diferencias individuales se vuelven relevantes a través de los medios de evaluación. “El examen se halla en el centro del procedimiento que constituye al individuo como objeto y efecto de poder, como efecto y objeto de saber, es el individuo tal como se puede describir, juzgar, medir, comparar con otros, y esto en su individualidad misma; y es también el individuo cuya conducta hay que HQFDX]DU R FRUUHJLU D TXLHQ KD\ TXH FODVLÀFDU QRUPDOL]DU excluir” (ibid: 197). Así, la disciplina es una modalidad de poder para la cual la diferencia individual es relevante. La especialización de la disciplina plantea un aumento en el grado de control y en la atomización del cuerpo social en individuos. De acuerdo con Foucault, el surgimiento de las disciplinas marca el cambio del “eje político de la individualización” (de una individualización ascendente a una individualización descendente) como consecuencia en el cambio del poder de una forma tradicional visible a formas modernas invisibles de poder (poder disciplinario). En las formas tradicionales de poder, éste se hace visible y aquéllos sobre quienes se ejerce permanecen en las sombras (invisibles). El poder disciplinario moderno transforma estas ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 164 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía relaciones: es el poder el que se vuelve invisible mientras que los objetos de poder (los sujetos) se vuelven visibles. Lo que la disciplina hace es disociar el poder del cuerpo: “por una parte, hace de este poder una ‘aptitud’, una ‘capacidad’, que trata de aumentar y cambia, por otra parte, la energía, la potencia que de ello podría resultar, y la convierte en una relación de sujeción estricta” (ibíd.: 138). Los presupuestos de lo que consideramos que es el dispositivo peGDJyJLFRHVWiQPiVGLUHFWDPHQWHSUHVHQWHVHQ´+RZSRZHULVH[HUFLVHGµ (1982). En este texto, Foucault distingue la disciplina como un dispositivo que articula relaciones de poder, relaciones de comunicación y capacidades objetivas. Estas relaciones, según Foucault, no pueden confundirse, aunque constituyen un todo interrelacionado donde unas relaciones están incluidas en otras. Así, “la aplicación de las capacidades objetivas implica relaciones de comunicación (ya sea en la forma de información adquirida previamente o en la forma de trabajo compartido); éstas están ligadas a relaciones de poder. Las relaciones de comunicación implican actividades ÀQDOL]DGDV\HQYLUWXGGHODPRGLÀFDFLyQGHOFDPSRGHLQIRUPDFLyQHQWUH los participantes, producen efectos de poder” (1982:218). Es importante considerar que estas relaciones dentro de lo que se consideraría el dispositivo pedagógico en Foucault no son constantes ni uniformes. Ellas varían de acuerdo con cada contexto, con cada período, con circunstancias y ocasiones concretas. Así, pensamos, por ejemplo, que en la denominada sociedad “postmoderna” las relaciones de comunicación constituyen una fuerza reguladora fundamental, en la medida en que el discurso se ha convertido en una condición dominante de la producción. (VWR KD SHUPLWLGR SRU XQD SDUWH OD UHRUJDQL]DFLyQ GH ORV VLJQLÀFDGRV sociales y culturales —aun en sus formas más cotidianas— y, por la otra, nuevas relaciones de poder alrededor del control de la producción y de los PHGLRVGHSURGXFFLyQGHQXHYRVVLJQLÀFDGRV$VXYH]ODWUDQVIRUPDFLyQ de las relaciones y formas de comunicación ha afectado las formas de producción de la subjetividad y la identidad de los sujetos106. En este marco –––––––––– 106. En este sentido, Habermas considera que en la sociedad contemporánea, basada en la lógica del interés privado, ha habido una transformación de una “identidad de roles” a una “identidad de HJRµ(VWD~OWLPDWLHQHXQDVLHQWRPiVGLVFXUVLYR\VHGHÀQHSRUHOPDQHMRGHSURFHGLPLHQWRVGH 165 Mario Díaz Villa histórico, las relaciones de poder y las prácticas de control han asumido QXHYRVVLJQLÀFDGRV/DHVWUXFWXUDODDFFLyQ\ORVDJHQWHVGHO(VWDGRSRU HMHPSORVHYXHOYHQPiVVRÀVWLFDGRVPXOWLSOLFiQGRVHGHHVWDPDQHUDORV medios de acción y de gobierno sobre el sujeto, que ya no se centran en la direccionalidad macroestructural sino en la pluralidad y proliferación de acciones y “opciones” políticas, culturales, sociales, escolares, en el campo de la sociedad civil. La fragmentación de esta última constituye las bases para el descentramiento de la identidad individual y colectiva. Otro ejemplo de la sólida articulación entre estos tres tipos de relacioQHVHVWiGDGRSRUODLQVWLWXFLyQHGXFDWLYD&XDQGR)RXFDXOWVHUHÀHUHDpVWD considera que el bloque capacidad, —poder—, comunicación constituye un bloque regulado y concertado: La disposición del espacio, las meticulosas regulaciones que manejan su vida interna, las diferentes actividades que allí se organizan, las diversas personas que viven o se encuentran allí, FDGDXQDFRQVXIXQFLyQSURSLDVXFDUiFWHUELHQGHÀQLGRWRGDV estas cosas constituyen un bloque de capacidad-comunicaciónpoder. La actividad que asegura el aprendizaje y la adquisición de aptitudes o tipos de conducta se desarrolla por medio de un conjunto de comunicaciones reguladas (lecciones, preguntas, UHVSXHVWDVyUGHQHVH[KRUWDFLRQHVVLJQRVFRGLÀFDGRVGHREHGLHQFLDGLIHUHQFLDHQODFDOLÀFDFLyQ³PDUFDVGHYDORU³GH cada persona y de los niveles de conocimiento) y mediante una serie completa de procesos de poder (clausura, vigilancia, recompensa y castigo, pirámide jerárquica) (1982: 218). –––––––––– examen crítico y de bases argumentativas en el proceso de aprendizaje de órdenes regulativos y cognitivos. Esta identidad se diferencia de una identidad adquirida a partir de una tradición cultural. Aquí tenemos un cambio de una identidad centrada en la solidaridad mecánica, donde las relaciones de comunicación están mediadas por un sistema de creencias, a una identidad donde los sujetos se confrontan unos a otros a partir de su historia individual y de sus posiciones diferenciadas y especializadas en la sociedad. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 166 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía La escuela es una institución donde este dispositivo (disciplina) —o bloque, como lo denomina Foucault— asegura, por una parte, su preservación y, por la otra, la reproducción de formas de cultura legítima, la integración social y la socialización de sus miembros. Desde nuestro punto de vista, la reproducción de las selecciones culturales se efectuaría mediante un sistema de distribuciones y diferenciaciones que se expresarían, a su vez, en distribuciones y diferenciaciones de los discursos, saberes y actuaciones sociales, lingüísticas y culturales. Dichas distribuciones o diferenciaciones en actuación social, comunicaciones y cultura, expresadas en jerarquizaciones, no serían otra cosa que la expresión de la distribución de las relaciones de poder en un grupo social dado. /DQHXWUDOL]DFLyQGHORVFRQÁLFWRVLQKHUHQWHVDHVWDVGLVWULEXFLRQHVVH realizaría mediante las prácticas —estrategias— de integración o fragmentación social que facilitarían el “gobierno”. Las estrategias de integración o fragmentación de la identidad se expresarían en discursos y prácticas pedagógicas que legitimarían las relaciones horizontales en una sociedad dada mediante el establecimiento y el mantenimiento, el descentramiento o la fragmentación de las comunalidades alrededor de símbolos, que van desde la nacionalidad, la hermandad, el patriotismo, la religión, junto con el alcance y el límite de sus prácticas, hasta la exaltación de imágenes y valores (signos) de consumo como la belleza, el gusto, el hábitat, representativos de la “autonomía individual” y de la heterogeneidad cultural. Podemos considerar que el carácter articulado de las relaciones que constituyen el dispositivo pedagógico en Foucault permite establecer una dinámica en la acción o en la transformación de las relaciones de poder, las prácticas comunicativas y las competencias objetivadas, en la medida, como hemos dicho, de la inclusión de unas relaciones en otras. De esta manera, las variaciones en las relaciones de poder, en las relaciones de comunicación y en las capacidades objetivas, de forma articulada o aislada, pueden explicar la transformación/variación tanto en las instituciones como en las modalidades educativas. Es posible ver, en este sentido, que en la escuela el dispositivo pedagógico —como un bloque articulado— actúa sobre la formación/distribución de competencias especializadas a través de la distribución de discursos/prácticas especializadas. Sin embargo, esta distribución expresa la legitimación/institucionalización de las diferenciaciones propias de las transformaciones en las relaciones de poder. Éstas están inmersas en el propio sistema de distribución/diferenciación. La acción sobre las capaci- 167 Mario Díaz Villa dades objetivadas, que implica relaciones de comunicación especializadas (mediante discursos y prácticas), puede variar de un período histórico a otro, pudiendo, tanto las capacidades como las formas de comunicación*, integrarse o fragmentarse de acuerdo con las estrategias del poder. Así, por ejemplo, la racionalización de la educación en las últimas décadas ha UHGHÀQLGR\OHJLWLPDGRFRPRFRQWHQLGRHODSUHQGL]DMHGHKDELOLGDGHVHVSHFtÀFDVHVSHFLDOL]DGDVTXHSULYLOHJLDQODHÀFLHQFLDODDFWXDFLyQRFRPR plantea Lyotard, el “principio de performatividad”107. Esta fragmentación GHODSUHQGL]DMHHQXQLGDGHVPtQLPDVKDUHGHÀQLGRHOVLJQLÀFDGRGHODV prácticas instruccionales bajo la forma de habilidades técnicas susceptibles de ser descompuestas en unidades de aprendizaje con sus correspondientes REMHWLYRVFRQWHQLGRVHVSHFtÀFRVDFWLYLGDGHVHLQGLFDGRUHVGHHYDOXDFLyQ En términos generales podríamos decir que las relaciones de poder están incluidas en la relación comunicación-capacidades. Las capacidades han sido recontextualizadas bajo la forma de competencias operativas. (VWDVUHODFLRQHVSXHGHQHMHPSOLÀFDUVHDVt PODER COMUNICACIÓN (INSTRUCCIONAL REGULA- TIVA) CAPACIDADES (APTITUDES O TIPOS DE CONDUCTA) –FORMAS DE SUBJETIVIDAD– COMPETENCIAS OPERATIVAS Las relaciones poder-comunicación-capacidades, en Foucault, permiten explorar las relaciones entre el poder y el sujeto y, fundamentalmente, pensar más detenidamente el problema del sujeto. ¿Cómo se constituye el –––––––––– * Aquí hacemos referencia al conjunto regulado de discursos y prácticas que hemos denominado regulativas e instruccionales. 107. Véase Lyotard, op. cit. pp. 47-53. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 168 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía VXMHWRDSDUWLUGHXQDGLYHUVLGDGGHSUiFWLFDV\GLVFXUVRV"¢&XiOHVHOSDSHO GHODSUiFWLFDSHGDJyJLFDHQHVWHSURFHVR"¢4XpSURFHVRVGHUDFLRQDOL]DFLyQ de la sociedad y de la cultura han actuado sobre los dispositivos pedagógicos modernos y postmodernos de formación y fragmentación de las identidades \VXEMHWLYLGDGHVLQGLYLGXDOHV\FROHFWLYDV"(VWDVUHODFLRQHVSODQWHDGDVHQ )RXFDXOWKDQLQÁXHQFLDGRGHPDQHUDSURIXQGDODUHÁH[LyQVREUHODHVSHFLÀFLGDGGHOGLVSRVLWLYRSHGDJyJLFRHQHVSHFLDOODUHÁH[LyQGH%HUQVWHLQ\ de quienes, de una u otra manera, reconceptualizan su teoría. Si bien los desarrollos teóricos de Bernstein no han sido similares a ORVGH)RXFDXOWODLQÁXHQFLDGHHVWH~OWLPRDXWRUVHKDGHMDGRVHQWLUSDUWLFXODUPHQWHHQOD~OWLPDGpFDGDHVSHFLDOPHQWHHQUHODFLyQFRQODUHÁH[LyQ VREUHHOGLVFXUVRSHGDJyJLFR´/DREUDGH)RXFDXOWKDWHQLGRLQÁXHQFLD en nuestra aproximación, pero deberíamos hacer énfasis en que nuestro enfoque es muy diferente” (Bernstein, 1985). (Q WpUPLQRV JHQHUDOHV HO WUDEDMR GH )RXFDXOW VH UHÀHUD D OD PHdicina, a la sexualidad o al castigo, está relacionado con la diferencia, la discontinuidad, los límites y el poder. También está relacionado con los procesos y reglas mediante las cuales se constituyen los discursos. Algunas de estas reglas han tomado en Bernstein una connotación diferente, en los FRQFHSWRVGHFODVLÀFDFLyQ\HQPDUFDFLyQ 3RU HMHPSOR HO SULQFLSLR GH FODVLÀFDFLyQ HQ %HUQVWHLQ QRV UHFXHUGD ORV “procedimientos externos” (exclusión, separación o rechazo) y los “procedimientos internos” de control del discurso en Foucault. Para Foucault, estos procedimientos constituyen el ejercicio del poder. En Bernstein es, igualmente, posible observar que el ejercicio del poder se expresa en la forma como los discursos se seleccionan, se distribuyen y se organizan. Sin embargo, a diferencia de Foucault, su examen está más dentro de una línea sociológica, en la medida de su articulación con la estructura social. (Q WpUPLQRV JHQHUDOHV SRGHPRV FRQVLGHUDU TXH OD JUDPiWLFD HVSHFtÀFD del dispositivo pedagógico en Bernstein está, en gran parte, presente en la REUDGH)RXFDXOWORFXDOQRVLJQLÀFDTXH%HUQVWHLQVHDXQIRXFDXOWLDQR (VWDLQÁXHQFLDVHGHEHTXL]iVDOLQWHUpVGH%HUQVWHLQHQHOSHQVDPLHQWR estructuralista y postestructuralista francés, caracterizado por su tendencia antihumanista, orientada hacia la deconstrucción de los conceptos de VLJQLÀFDGR GLVFXUVR VXMHWR H LGHQWLGDG (VWD WHQGHQFLD VH H[SUHVD HQ 169 Mario Díaz Villa Bernstein, en su teoría sociolingüística, en la cual está presente el carácter autónomo de los códigos: los códigos son mecanismos ubicadores determinados socialmente... los códigos ubican a los sujetos con respecto a una forma de comunicación dominante y otra dominada... los individuos están diferencialmente ubicados por los códigos (1981). Como puede observarse, es el código el que ubica al sujeto y no el sujeto el constitutivo del código108. Aquí, el sujeto, al igual que en todas las perspectivas estructuralistas y postestructuralistas, es desplazado, “descentrado”; el sujeto deviene un producto de las operaciones del discurso, y no su origen. El descentramiento de la subjetividad permite comprender las posiciones del sujeto en el discurso mediante las diferentes prácticas SHGDJyJLFDVFRPRODVSUiFWLFDVVLJQLÀFDQWHVeVWDVVHFRQVWLWXLUtDQHQORV dispositivos discursivos y no discursivos que reproducen o cambian el carácter de los sujetos. Las prácticas pedagógicas serían dispositivos ubicadores de los discursos, de los sujetos y de sus relaciones mutuas. Estas posiciones VHLQÀHUHQGHVXVGHVDUUROORVVREUHHOGLVFXUVRSHGDJyJLFR Para Bernstein, la noción de discurso pedagógico no se relaciona ni con la autonomía individual ni con la libertad de la subjetividad en la proGXFFLyQUHSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRV/DVQRFLRQHVGHGLVFXUVRSHGDJyJLFR y de dispositivo pedagógico constituyen en sí una crítica a las pretensiones subjetivistas del discurso. El discurso pedagógico opera sobre todo el VLVWHPDGHODFXOWXUD\VXVVLJQLÀFDGRV(QHVWHVHQWLGRHVXQGLVSRVLWLYR JHQHUDWLYRGH´ORVLJQLÀFDGRµ/RVLJQLÀFDGRHVWiGRPLQDGRSRUHOGLVFXUVR pedagógico en la dominación de la lógica de la comunicación pedagógica. /RVLJQLÀFDGRKDFHSDUWHGHODFXOWXUDGHODUHFRQWH[WXDOL]DFLyQ ¢4Xp HQWLHQGH %HUQVWHLQ SRU GLVFXUVR SHGDJyJLFR" 8QD SULPHUD formulación consiste en considerar el discurso pedagógico como una modalidad de comunicación especializada “mediante la cual la transmisión/ –––––––––– 108. Véase capítulo I. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 170 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía aprendizaje se ve afectada”. El discurso pedagógico le produce límites al discurso. En este sentido, es un medio de recontextualización o reformulación de un discurso primario. Los discursos que denominamos primarios son discursos especializados que poseen sus propias reglas generativas, sus propios objetos y sus propias prácticas, sus ordenamientos y límites internos y externos; en otros términos, la gramática propia para su especialización FRPRGLVFXUVRVHVSHFtÀFRV(OORVFRPSUHQGHQHOFDPSRTXHVHKDGHQRminado de “producción del discurso”. En el proceso de su reproducción, estos discursos son selectivamente limitados, transformados, reorganizados, distribuidos y reubicados en un campo diferente, el campo de reproducción discursiva. Es aquí donde interviene el discurso pedagógico como un principio de recontextualización que transforma un discurso primario (del campo de producción discursiva) en un discurso secundario (al campo de reproducción discursiva) y que crea su propio campo de recontextualización. Esta formulación se asemeja a la del comentario en Foucault, esto es, la construcción de discursos sobre discursos, que constituye un exceso del VLJQLÀFDGRVREUHHOVLJQLÀFDQWHTXHVHDSR\DVREUHHODFWRGHWUDGXFFLyQ “El comentario permite decir otra cosa aparte del texto mismo, pero con la condición de que sea ese mismo texto el que se diga y, en cierta forma, el que se realice” (Foucault, 1970). El principio de recontextualización en %HUQVWHLQSUHVXSRQHODGLIHUHQFLDHVWUXFWXUDOGHVLJQLÀFDGRVFX\DVUHSURducciones no operan de manera autónoma sino que se articulan en un proceso productivo de “lo dicho” (lo legítimamente dicho). Por lo general, el discurso pedagógico tiende a confundirse con el nivel de las realizaciones o de los eventos intersubjetivos. Si bien el discurso pedagógico puede aparecer como un repertorio de textos o de contenidos, RFRPRXQFRQMXQWRGHVLJQLÀFDFLRQHVP~OWLSOHVTXHIXQFLRQDQDXWyQRPDPHQWHQRSXHGHVHULGHQWLÀFDGRFRQQLQJXQRGHORVGLVFXUVRVUHFRQtextualizados. El discurso pedagógico es un principio de control sobre la reproducción del discurso, es una gramática para la generación/regulación de textos y prácticas de reproducción. /DUHFRQWH[WXDOL]DFLyQVHPDQLÀHVWDHQHOSURFHVRGHVLJQLÀFDFLyQ eVWDKDFHTXHORVVLJQLÀFDGRVUHFRQWH[WXDOL]DGRVRGLVWRUVLRQDGRVFRQYHUWLGRVHQRWURVVLJQRVDFW~HQFRPRVLJQLÀFDQWHVGHVtPLVPRVDSR\iQGRVH HQODLGHDGHTXHQDGDOHKDRFXUULGRDOVLJQLÀFDGR/RVWH[WRVSHGDJyJLFRV o la comunicación pedagógica constituyen ejemplos de cómo la recontextualización del discurso pasa desapercibida en los contextos de interacción 171 Mario Díaz Villa escolar y cómo generan nuevos modos de decir, de percibir, que legitiman la traducción y retraducción de los discursos en una cadena interminable. Aparentemente se conserva el sentido cuando de hecho se transforma el sentido. El estudio del discurso pedagógico ha conducido a Bernstein y a otros investigadores a examinar los complejos procesos de control sobre el discurso, la experiencia y las posiciones del sujeto. La formulación de Bernstein sobre el dispositivo pedagógico como condición para la producción, reproducción y transformación de la cultura implica nuevamente el problema de los límites, de las demarcaciones, distribuciones, posiciones y oposiciones de los discursos, sujetos y prácticas dentro de ésta. El dispositivo pedagógico constituye las reglas y procedimientos de control que integran y desintegran la subjetividad, que integran y desintegran el discurso, que integran y desintegran las prácticas. De esta forma, el dispositivo pedagógico se convierte en “un regulador simbólico de la conciencia en su selectiva creación, posición y oposición de sujetos pedagógicos” (1985). Estas reglas deben ser estudiadas en su discontinuidad histórica, en sus mutaciones y desplazamientos, y en su articulación con el poder. Pensamos que de esta manera será posible comprender que el trabajo del dispositivo pedagógico no reside únicamente en la transformación de formas o contenidos pedagógicos sino también en la transformación de la visibilidad o invisibilidad del poder. Dicha transformación afecta la estructura de la identidad, de la mirada y de las posiciones del sujeto. En este sentido, es posible establecer una relación entre la creciente invisibilidad del poder, la creciente abstracción de los principios de control y la abstracción de la identidad individual y colectiva. La propuesta de Bernstein, sin haber sido desarrollada totalmente, apunta a establecer los componentes y mecanismos subyacentes que regulan la distribución del poder por medios simbólicos. Su análisis descansa sobre una perspectiva estructural-generativa que invoca el discurso en Foucault \TXHLQWHQWDHVWDEOHFHUORVSULQFLSLRVUHJODV\UHODFLRQHVTXHVHPDQLÀHVtan en formas de relación e identidad. Un asunto de interés es establecer hasta qué punto el dispositivo pedagógico es un instrumento descriptivo de los poderes que actúan sobre el sujeto, los discursos y las prácticas, o si él mismo está estructurado en sus reglas y procesos como un dispositivo ubicador y constitutivo de sus posiciones y oposiciones. Esta discusión se ubica en la confrontación contemporánea entre las posiciones estructuralistas, postestructuralistas y de la teoría crítica. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 172 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CONSIDERACIONES PARA UN ANÁLISIS DE LA PEDAGOGÍA CONTEMPORÁNEA Se ha dicho que el dispositivo pedagógico está asociado a formas de poder, a principios de comunicación (principios de control) y a la regulación de competencias (y control de sus realizaciones) que se objetivan \TXHSXHGHQHQWUDUHQXQMXHJRGHGLVWULEXFLRQHV\FODVLÀFDFLRQHV(QOD sociedad contemporánea, las relaciones de poder se han vuelto más y más sutiles e invisibles; el poder y el control ya están presentes en las diversas modalidades de acción comunicativa, en sus principios y reglas. Dicha acción comunicativa constituye una fuerza socializadora fundamental en la cual se ejercitan las relaciones de poder y se activan las habilidades, ya no como la realización de las competencias, sino como unidades aisladas de habilidades que han recontextualizado las posiciones en el aprendizaje De otra parte, la crítica de la pedagogía no es ya la critica de la individualidad pedagógica sino la critica de su discurso, de sus reglas, de sus prácticas recontextualizantes institucionalizadas. En estas condiciones, el DQiOLVLVGHODSHGDJRJtDGHEHUtDHVSHFLÀFDUVXHPHUJHQFLDH[SDQVLyQ\ consolidación como dispositivo de intervención y control de la vida social e individual de los sujetos y como dispositivo de reproducción del poder. En esta sección estableceremos, entonces, algunas consideraciones sobre el dispositivo pedagógico en relación con el acontecer social y cultural moderno. Para iniciar, es posible sugerir que la creciente complejidad del dispositivo pedagógico está en relación con los cambios modernos, tanto en las formas de producción y de organización social como en los contenidos y en las formas de expresión cultural109. En la vida social, estos cambios, que forman parte de lo que se ha denominado la emergencia de la cultura postmoderna, y de los cuales no está exento el campo nacional, pueden REVHUYDUVHHQHOFUHFLHQWHLQÁXMRGHODVWHFQRORJtDVGHODLQIRUPDFLyQ\GH los sistemas de comunicación, que han penetrado la vida cotidiana y han –––––––––– 'LYHUVRVDXWRUHVKDQGHVFULWRHVWRVFDPELRV7RIÁHU QRVKDEODSRUHMHPSORGHOD´WHUFHUD RODµ%HOO VHUHÀHUHDORVFDPELRVGHODVRFLHGDGSRVWLQGXVWULDO/XNH DQDOL]DORV cambios de lo que él denomina la “sociedad ecológica”. Recientemente Manuel Castells ha elaborado una interesante critica de la era de la información y su efecto sobre la identidad. 173 Mario Díaz Villa disuelto “las sagradas demarcaciones culturales” (Martin, 1987). También pueden observarse en la fragmentación y multiplicación de las formas de experiencia y práctica del individuo en contextos fragmentados y, a la vez, plurales. El descentramiento de la identidad individual y colectiva que caracteriza las transformaciones en la cultura postmoderna, correlativa del rechazo de “las tiranías de las totalidades”, puede resumirse en: a. Un rechazo del sujeto y de la razón totalizante. Como contrapartida, una “obsesión epistemológica por los fragmentos o las fracturas” (Brunner, 1986:11). b. El ocaso de lo que Lyotard denomina los grandes relatos (les grands récits) de la modernidad, tales como la dialéctica del espíritu, la emancipación de los trabajadores, la acumulación de la riqueza, la sociedad sin clases. Éste va acompañado de la descanonización de ODFXOWXUDOODGHVPLWLÀFDFLyQGHOFRQRFLPLHQWR\ODGHFRQVWUXFFLyQ del lenguaje del poder, del deseo (Hasan, 1986:505). c. La fragmentación de las posiciones del sujeto, en la que cada cual “ha llegado a hablar un curioso lenguaje privado, donde la unidad disciplinaria se ha resquebrajado, cada profesión ha desarrollado su propio código de ideología o modo de hablar particular y cada individuo ha llegado a ser una especie de isla lingüística separada de todas las demás” (Jameson, 1985:93). d. La creciente variedad de procesos de descentralización económica y cultural del Estado que, en su crisis, ha trasladado el énfasis a contextos, intereses y experiencias y responsabilidades regionales, locales e institucionales, bajo la forma velada de modelos participativos o de asociaciones socioculturales corporativas y comunitarias. e. La creciente fragmentación horizontal de la sociedad civil que ha generado un pluralismo étnico, cultural y político, y creado las condiciones para nuevas formas de acción y/o contestación colectiva expresadas en movimientos de los sectores sociales más marginados, con sus respectivas posiciones políticas. f. El surgimiento del informacionalismo —la sociedad de la información, en términos de Bell— y de la informatización de las sociedades, en el ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 174 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía cual el masivo incremento de las tecnologías electrónicas y microelecWUyQLFDVKDUHGHÀQLGRODRUJDQL]DFLyQGHODYLGDVRFLDO\KDDIHFWDGR ODHVHQFLDGHODFRKHVLyQVRFLDOODFRPXQLFDFLyQ /HQN ,JXDOPHQWHODVRÀVWLFDFLyQGHORVPHGLRVPDVLYRVKDUHRUJDQL]DGR nuestro sentido del tiempo y del espacio. En estas condiciones, la reorganización institucional de los dispositivos pedagógicos se ha semiotizado, permitiendo transformar los límites entre arte y vida, entre lo cultural y lo real, entre la imagen y lo real: la pedagogización de la vida cotidiana ha permitido, por ejemplo, que las representaciones de la televisión, los avisos comerciales, la música pop, los videos, los computadores personales, la virtualidad, y la televisión por FDEOHVHKD\DQFRQVWLWXLGRHQXQDSDUWHFUHFLHQWHPHQWHVLJQLÀFDQWHGHOD realidad social “natural” que nos rodea (Lash y Urry, 1987). La pedagogización se ha convertido en una “semiotización de la vida cotidiana”, caracterizada por el consumo de signos visuales y virtuales, que muestra los SRGHUHVDUELWUDULRVGHORVVLJQLÀFDQWHV\ODLPSRUWDQFLDTXHpVWRVWLHQHQ para la constitución de la identidad individual o colectiva. En este sentido, Baudrillard considera que el rasgo más importante de lo que denomina la “sociedad semiótica” y su cultura postmoderna está dado por el consumo GHLPiJHQHVGHOHVSHFWiFXORDH[SHQVDVGHOVLJQLÀFDGRTXHKDERUUDGR los límites entre el reino de la cultura y de la vida cotidiana, vulnerando “la integridad de sus contextos”. El consumo de imágenes deviene parte de nuestra inversión libidinal, agrega Baudrillard. Bajo estas nuevas condiciones culturales, se ha producido un descentramiento de las identidades individuales y colectivas, que ya no pueden FDUDFWHUL]DUVHDSDUWLUGHODVIRUPXODVGXUNKHLPLDQDVGHODHGXFDFLyQFRPR LQWHJUDFLyQPRUDO\GLYHUVLÀFDFLyQGHFRPSHWHQFLDVVLQRGHODÁXLGH]GH los modelos unívocos de una cultura masiva que genera nuevas formas de LGHQWLÀFDFLyQDWUDYpVGHODVQXHYDVSUiFWLFDVSHGDJyJLFDVFX\RVGLVSRVLWLvos de producción simbólica se ofrecen a la carta. La estructuración de la identidad en el orden simbólico del grupo se debilita en la medida en que VHTXLHEUDQORVOtPLWHVHQWUHHOVLVWHPDGHFODVLÀFDFLRQHVFRPSDUWLGDV\HO VLVWHPDGHFODVLÀFDFLRQHVSULYDGDVSULYLOHJLiQGRVHHVWH~OWLPR110. –––––––––– 110.Adaptamos aquí los conceptos de cuadrícula (red) y grupo, desarrollados por Mary Douglas en Natural Symbol: Explorations in Cosmology 3HQJXLQ%RRNV 175 Mario Díaz Villa Estos conceptos han sido introducidos por Douglas (1973) en su análisis de los procesos de control social, inspirados en la división social del WUDEDMR'LFKRVFRQFHSWRVQRVSHUPLWLUiQRULHQWDUQXHVWUDVUHÁH[LRQHVVREUH ODFRQVWUXFFLyQWDQWRGHORVVLJQLÀFDGRVFRPRGHODVXEMHWLYLGDGHLGHQWLGDG a la que se ha dado lugar en la sociedad denominada “postmoderna”. Las identidades colectivas se estructuran, según M. Douglas, a través GHHVTXHPDV´FODVLÀFDWRULRVµ\GH´JUXSRµ(OFRQFHSWRGHFODVLÀFDFLyQ pertenece al nivel de las posiciones, del orden, del sistema simbólico. El concepto de “grupo” hace referencia a los límites establecidos entre lo que es externo y lo que es interno al individuo y a la colectividad. Para Douglas, WRGRVLVWHPDGHFODVLÀFDFLyQHVSURGXFWRGHODVUHODFLRQHVVRFLDOHV$VtHQ la familia posicional111, el sistema de posiciones ejerce presión sobre sus miembros y constituye un medio de reproducción de éstas y de la estabilidad compartida del grupo. El debilitamiento de las posiciones conduce a una ausencia de regulaciones, a una ruptura de la posición personal HQHOJUXSR\DOSULYLOHJLRGHOVLVWHPDGHFODVLÀFDFLRQHVSULYDGR'RXJODV SODQWHDTXHXQVLVWHPDGHFODVLÀFDFLRQHVHQWHUDPHQWHSULYDGRLPSLGHDO individuo la comunicación con otros y puede conducir al debilitamiento de ODLGHQWLGDGVRFLDO(OFRQFHSWRGH´JUXSRµTXHVHUHÀHUHDODVUHODFLRQHV sociales, indica las presiones entre el individuo y el grupo. Éstas pueden GDUVHDSDUWLUGHODH[LVWHQFLDGHSRVLFLRQHVRDSDUWLUGHVXÁH[LELOLGDG en las relaciones sociales. En este último caso, el grado de autonomía del individuo aumenta y puede favorecer tensiones con la colectividad. El GHELOLWDPLHQWRGHOVLVWHPDGHFODVLÀFDFLRQHV\GHJUXSRSXHGHFRQGXFLU al debilitamiento del sistema simbólico, al debilitamiento de la identidad y a hacer permeable al sujeto o al mismo grupo a nuevos órdenes y formas GHLGHQWLÀFDFLyQFXOWXUDORVXEFXOWXUDO(VWRVQXHYRVyUGHQHVVLPEyOLFRV disuelven las relaciones y determinaciones entre el interior y el exterior, entre el sujeto y el objeto, entre la causa y el efecto, lo activo y lo pasivo, HWFSURGXFLpQGRVHXQDLPSORVLyQGHOVLJQLÀFDGR %DXGULOODUG Los dispositivos pedagógicos en la denominada cultura postmoderna KDQGHVFHQWUDGRGLVSHUVDGR\URWRORVHVTXHPDVFODVLÀFDWRULRV\ODVIRU–––––––––– 111.Este concepto fue desarrollado por Bernstein (1977) en “A sociolinguistic approach to socialization: ZLWKVSHFLDOUHIHUHQFHWRHGXFDELOLW\µHQClass, Codes and Control, Vol. 1. London: Routledge and Kegan Paul. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 176 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía PDVGHUHODFLyQVRFLDO\VXVVLJQLÀFDGRVDOWUDGXFLUORVHQHOFRQVXPRHQ valores de cambio. En este sentido considera Baudrillard que en el proceso GHFRQVXPRORVVLJQRVÁRWDQOLEUHVGHVXVUHIHUHQWHV\TXHODVUHODFLRQHV sociales no se realizan a través del referente sino de signos propuestos como modelos de “simulación” e “hiperrealidad”.La identidad se construye entonces sobre la base del consumo indiscriminado de valores-signos, en el que HOPHGLRGHOHJLWLPDFLyQGHOVLJQLÀFDQWHHVHOVLJQLÀFDGR/RVFRQWHQLGRV culturales que constituyen la identidad individual, centrados, en relaciones intersubjetivas, son desplazados por modelos masivos abstractos (domésticos, familiares o sexuales, por ejemplo) que estructuran nuevas formas de LGHQWLÀFDFLyQSDUWLFXODU\SULYDGD(VWDVIRUPDVGHLGHQWLÀFDFLyQDEVWUDFWD centradas en modelos masivos de consumo individual y en la fascinación que éstos provocan a través de las imágenes visuales y auditivas producidas y consumidas como espectáculo (el walkman, el video, la televisión, los comerciales, los super-héroes, junto con los mitos sexuales y domésticos), UHFRQWH[WXDOL]DQODVLGHQWLÀFDFLRQHVHGtSLFDV\DFW~DQFRPRPRGDOLGDGHV pedagógicas que multiplican las formas de poder y discurso, disuelven las identidades individuales, fragmentan las identidades colectivas y trasladan a las agencias de control social, como los mass-media, la producción simbólica de la identidad. Estas modalidades pedagógicas hacen suyos los principios del espectáculo, de la escena, de la simulación, de la actuación112. Es posible pensar, entonces, que en la cultura postmoderna la recontextualización del sujeto en el discurso y en las prácticas por medio de un principio abstracto de identidad (regulado por el debilitamiento de las FODVLÀFDFLRQHV FRPSDUWLGDV DPSOtD HO FRQÁLFWR HQWUH ORV LQGLYLGXRV TXH componen el grupo social y el funcionamiento de éste como una totalidad. El descentramiento de identidades particulares producido por el debilitamiento –––––––––– * Baudrillard nos presenta un ejemplo del hiperrealismo de la televisión Norteamericana, “The Loud Family”, en el cual se invierte la lógica de la existencia social: “Usted no ve la televisión, la televisión lo ve a usted”. Con este modelo la televisión se disuelve en la vida y la vida en la televisión. Esta hiperrealidad, en el sentido de Baudrillard, afecta lo real y la subjetividad, que se convierten en objetos reproducibles, en pura simulación. 112.Esta fragmentación de la identidad individual y colectiva opera por la disociación de los signos homogéneos que ofrece. Baudrillard nos presenta un interesante ejemplo de cómo la cotidianidad ´SDFLÀFDGDµVHDOLPHQWDFRQWLQXDPHQWHGHODYLROHQFLDFRQVXPLGDGHYLROHQFLD´DOXVLYDµ$O UHVSHFWRGLFH´/DYLROHQFLDHVSHFWDFXODU\ODSDFLÀFDFLyQGHODYLGDFRWLGLDQDVRQKRPRJpQHDV entre sí, porque tanto una como otra son abstractas, y ambas viven de mitos y de signos”. Baudrillard, J. (1974), La sociedad de consumo. Barcelona: Plaza & Janés. 177 Mario Díaz Villa GHORVOtPLWHVHQHOVLVWHPDGHFODVLÀFDFLRQHV\GHJUXSRKDSURGXFLGRXQD especie de homogeneización de una identidad abstracta susceptible de tener diferentes expresiones a través de la educación. A su vez, la constitución de dicha identidad abstracta puede haber conducido a una incapacitación simbólica o a una integración autoritaria de la identidad, en un aparente contexto de negociación cultural abierta y de “auto-constitución racional del yo” (Wexler,1987), propio de ciertas pedagogías progresistas113. Hemos dicho que en la cultura post-moderna el descentramiento de la identidad ha operado mediante la transformación de los sistemas de FODVLÀFDFLyQ\GHUHODFLRQHVVRFLDOHV OtPLWHVHQWUHORH[WHUQRHLQWHUQRGH un grupo). Este descentramiento también ha operado a partir del debilitamiento de los límites temporales y espaciales. Lash y Urry (op. cit.) han examinado las implicaciones temporales de la cultura postmoderna sobre el descentramiento de la identidad. Desde su punto de vista, los desarreglos, incoherencias e inconsistencias envueltos en la “ruptura postmodernista” FRQHOUHDOLVPRQDUUDWLYRVHUHÁHMDHQODWHPSRUDOLGDGYLYLGDGHODYLGD cotidiana. Este punto de vista coincide con los planteamientos de Lyotard y Jameson, para quienes la postmodernidad celebra la incredulidad hacia las “metanarrativas” (Lyotard) y el abandono de los “grandes relatos” (Jameson). Según Lash y Urry, la temporalidad continua, la narrativa intrageneracional, los largos proyectos de vida, han sido substituidos por una sucesión de eventos discontinuos en todos los órdenes (música, vestido, objetos de consumo, gustos, etc.). La experiencia de la temporalidad ya no es únicamente narrativa sino también la experiencia de un tiempo abstracto y racionalizado. Esta pedagogización del tiempo ha penetrado todas las actividades de la vida individual y colectiva. En la producción, segmenta la temporalidad del acto y las formas de comunicación de sus agentes; en ODHGXFDFLyQIRUWDOHFHHOSULQFLSLRSHUIRUPDWLYRH[SUHVDGRHQODHÀFLHQFLD y rendimiento del aprendizaje segmentado y parcelado en unidades de información, en habilidades de actuación, en habilidades de solución de problemas, en habilidades de pensamiento, propias de una educación a la –––––––––– 113. Véase Wexler Ph. (1987) Social Analysis of Education: After the New Sociology. London: Routledge and Kegan Paul. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 178 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía carta etc.; en la vida cotidiana, racionaliza y parcela el habitus en el espacio, en el tiempo (el tiempo del trabajo, el tiempo del descanso y la recreación en bloques programados para el ejercicio, el deporte). La abstracción, la fragmentación y la racionalización del tiempo han descentrado nuestra identidad temporal. La continuidad temporal expresada en los grandes relatos o las grandes teorías se ha desintegrado en una sucesión de eventos discontinuos e inconexos, repetitivos y racionalizados, ligados a lo que Featherstone (1987) ha denominado un “hedonismo calculado: un cálculo del efecto estilístico y de la economía emocional, por una parte, y una estetización de dimensión racional funcional o instrumental, vía promoción de una estetización del distanciamiento, por la otra”. Como podemos observar, las realizaciones del dispositivo pedagógico en la actualidad contemporánea han operado en el descentramiento de la identidad individual y colectiva al transformar las relaciones espaciales, temporales y discursivas en el proceso de construcción de nuevos órdenes VLPEyOLFRVFHQWUDGRVHQODUDFLRQDOLGDGGHORVVLJQLÀFDGRVKHJHPyQLFRV SRUXQDSDUWH\HQODGHVHVWUXFWXUDFLyQGHORVHVTXHPDVFODVLÀFDWRULRV\ODV relaciones de grupo y status, por la otra. Este descentramiento de la identidad ha conducido a la recontextualización de una subjetividad racionalizada y universalista, más expuesta al control, la coerción y la manipulación, pero, igualmente, más abierta a la oposición, la contradicción y el cambio. ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS DE LOS DISPOSITIVOS PEDAGÓGICOS POSTMODERNOS Indeterminación, deconstrucción, descentramiento, fragmentación, hibridación, participación y actuación constituyen, entre otros, la larga cadena de rasgos que caracterizan la reproducción cultural en la sociedad postmoderna. En esta perspectiva, un análisis de la pedagogía en la (postmodernidad implica incorporar el estudio de éstos en el debate de la transformación, mediante el dispositivo pedagógico, de las relaciones entre el poder, el discurso y el sujeto. La gran teoría del dispositivo pedagógico podría dar paso a las teorías de los dispositivos. La posible existencia de la pluralidad de dispositivos pedagógicos nos ofrecería una nueva perspectiva para describir la fragmentación y multiplicación de las posiciones del sujeto. La subjetividad se entendería, entonces, no como la relación particular de un sujeto con un discurso, sino como la relación de un sujeto con una 179 Mario Díaz Villa pluralidad de discursos. En este sentido, también se fragmentaría la categoría de la experiencia ubicada dentro de una red múltiple de relaciones de poder. Esto es lo que parece estar sucediendo. Es así como, detrás de la posible fragmentación del dispositivo pedagógico, asistimos a la dispersión de formas de comunicación y al surgimiento de nuevas prácticas de control, más simples, racionales, analíticas y funcionales. El contexto de la experiencia se semiotiza y es reemplazado por la fragmentación analítica de experiencias. El principio generativo que regula la producción/reproducción de la experiencia se constituye como un principio semiótico generativo de una multiplicidad de prácticas posibles que privilegia, sin embargo, las prácticas sociales y culturales hegemónicas. En esta perspectiva, el análisis de los dispositivos pedagógicos en la contemporaneidad implica establecer las transformaciones del poder, de las posiciones del sujeto y del discurso (conocimiento). Poder, sujeto y discurso son ubicados dentro de una multiplicidad de relaciones, cada una de las cuales se constituye en una nueva relación educativa cuyo control, a VXYH]HVPRWLYRGHFRQÁLFWR$VtHOSRGHUEDMRHOSULQFLSLRGHIUDJPHQWDFLyQSLHUGHVXFDUiFWHUWRWDOL]DQWHUHSUHVHQWDQWH\VLJQLÀFDQWH FyGLJRV o reglas), para dispersarse en múltiples mecanismos, técnicas, estrategias y eventos. Esta descanonización de un poder totalizante deslegitima, a su vez, la idea de un dispositivo pedagógico único, en favor de dispositivos concretos y locales, con sus poderes locales, múltiples y móviles, productivos, fragmentados e infraestructurales (Foucault, 1978:94-95). También deslegitima la idea de los discursos disciplinarios, con sus reglas, métodos y códigos, en favor de la dispersión de posiciones interpretativas y regionalizadas, no subordinadas ni a los limites de las disciplinas ni a las limitaciones del discurso. En este sentido anota Culler (1981) que “la alternativa no es la disciplina sino actos de escritura, actos de desplazamiento, juego que viola la lengua y la racionalidad”. Igualmente, Lyotard (op.cit.: 39) anota que “las clásicas líneas divisorias entre los campos diversos de las ciencias se han puesto en cuestión: las disciplinas desaparecen, las articulaciones ocurren en los límites entre las ciencias, y de aquí surgen nuevos territorios. La jerarquía especulativa del aprendizaje da paso a una red de áreas GHLQYHVWLJDFLyQFX\DVIURQWHUDVUHVSHFWLYDVHVWiQHQFRQVWDQWHÁXMR/DV viejas ‘facultades’ se traducen en institutos y fundaciones de todas clases y la universidad pierde su función de legitimación especulativa”. La fragmenWDFLyQ\GHVOHJLWLPDFLyQGHORVPDFURGLVFXUVRVPDUFDHQFLHUWDIRUPDHOÀQ ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 180 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía de una época de especialización y los límites de su exploración hacia una exploración de los límites, de las márgenes del discurso, del conocimiento. La fragmentación transforma el principio de producción disciplinario en un principio de producción pluralístico, intertextual. 3RURWUDSDUWHHOVXMHWRGHMDGHGHÀQLUVHFRPRXQDFDWHJRUtDXQLWDULD estable, y como el fundamento u origen de la experiencia. La identidad individual y la subjetividad devienen un efecto del discurso en la medida en que son producidas dentro del discurso. (VWDVUHGHÀQLFLRQHVGHOSRGHUGHOVXMHWR\GHOGLVFXUVRKDFHQPiV FRPSOHMDGLYHUVDFRQÁLFWLYDHLQHVWDEOHODUHGHÀQLFLyQGHORVPHGLRVGLVFXUVLYRVGHVLJQLÀFDFLyQ\SRUORWDQWRGHSURGXFFLyQGHODLGHQWLGDG\GH las relaciones sociales. De igual manera, vuelven más complejo el proceso de producción colectiva de la identidad, en la medida en que descomponen y recomponen las formas de vida social mediada por el debilitamiento de los limites culturales, que crean las condiciones para el crecimiento del pluralismo cultural y político y la diversidad de acciones colectivas de reGHÀQLFLyQRWUDQVIRUPDFLyQGHODFXOWXUD En estas condiciones, es necesario interrogarse, generar hipótesis sobre el surgimiento de los dispositivos pedagógicos (post)modernos y su LQÁXHQFLDHQQXHVWUDUHDOLGDGKLVWyULFRFXOWXUDOVRPHWLGDDOSULQFLSLRGH ´KLEULGDFLyQµTXHVHH[SUHVDHQODGHVGHÀQLFLyQGHIRUPDFLyQ\GHVOHJLtimación de la cultura nacional y en la mezcla de géneros culturales, estilos de vida y multiplicidad de lógicas, que deforman el “entramado de nuestra cotidianidad” y recontextualizan nuestras costumbres, imágenes y creencias. Esta tarea debe conducir a una deconstrucción de sus principios y a transformar sus efectos que, en nuestros códigos de recepción y producción y en nuestras sociedades, han generado “una verdadera implosión de los sentidos producidos, consumidos, reproducidos, y la consiguiente desestructuración GHUHSUHVHQWDFLRQHVFROHFWLYDVIDOODVGHLGHQWLGDGDQKHORVGHLGHQWLÀFDFLyQ confusión de horizontes temporales, parálisis de la imaginación creadora, pérdida de utopías, atomización de la memoria local y la obsolescencia de las tradiciones” (Brunner, op. cit: 40) Esta tarea debe articular las acciones colectivas del campo intelectual y el campo pedagógico. 181 Mario Díaz Villa CONCLUSIÓN En este capítulo hemos intentado plantear algunos problemas fundamentales para la discusión de la pedagogía. La discusión ha retomado las relaciones entre el discurso pedagógico, el poder y el sujeto. El análisis recupera las perspectivas de Foucault y las expuestas por Bernstein: la UHÁH[LyQFULWLFDODVSRVLFLRQHVTXHYHQHQHOVXMHWRHOFHQWURXRULJHQGHOD naturaleza de la pedagogía, y el punto de partida de la construcción de una conciencia social en términos de mera intersubjetividad. La intersubjetiviGDGREMHWR\HIHFWRGHODDFFLyQSHGDJyJLFDGHEHXELFDUVHHQXQDLQGHÀnida multiplicidad de relaciones y posiciones, históricas, sociales, culturales. En este sentido, el contexto de la práctica pedagógica postmoderna se ha planteado como un proyecto fundamental de análisis que puede permitir establecer las sucesivas reestructuraciones de las posiciones del sujeto en el discurso y en la experiencia, y viceversa. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 182 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CAPÍTULO VII PRÁCTICA PEDAGÓGICA OFICIAL Y TEXTO PEDAGÓGICO 4XL]iV XQR GH ORV UDVJRV PiV VLJQLÀFDWLYRV GHO GHVDUUROOR intelectual de la educación en Colombia durante la década de los noventa haya sido la forma como el campo de la educación se ha abrió tanto a la posibilidad de estudio y comprensión de los problemas del maestro, de su historicidad, de las leyes sociales y discursivas que regulan la selección y organización del conocimiento escolar y las prácticas pedagógicas, como a la búsqueda de alternativas pedagógicas y modalidades investigativas que relievan la participación, la interpretación y la inclusión de los sujetos colectivos escolares en los procesos educativos de la escuela. Es claro que los nuevos estudios e investigaciones no representan un cuerpo sistemático de pensamientos que permitan reconocer la emergencia de un nuevo paradigma teórico en la educación colombiana. Son, más bien, aproximaciones, enfoques teóricos o nuevas ideologías educativas, que expresan un cambio frente al paradigma dominante de la sociología positivista de la educación. En todas estas aproximaciones dentro de lo educativo, lo pedagógico ocupa un lugar privilegiado y su estudio ha tomado diferentes formas, GHVGHHODQiOLVLVGHVXKLVWRULFLGDGKDVWDODGHVFULSFLyQHWQRJUiÀFD fenomenológica o sociolingüística de lo que ocurre en la interacción social en la escuela. A esto hay que agregarle las propuestas hermeQpXWLFDVFRPXQLFDWLYDV\FUtWLFDV\ODVGHUHGHÀQLFLyQFROHFWLYDGH los procesos de acción-comunicación-participación (el tallerismo, SRUHMHPSOR HQXQFRQWH[WRKLVWyULFRGHPDVLÀFDFLyQGHOGLVFXUVR pedagógico y de las prácticas de recontextualización de las agencias pedagógicas del Estado. 183 Mario Díaz Villa En los años ochenta fue posible percibir el perfeccionamiento del sistema de vigilancia y control pedagógico del Estado a través de la liberalización de la concepción de los usos “alternativos” de la práctica pedagógica. Lo que hasta los inicios de la década se inscribía en el campo de ORFRQWHVWDWDULR\GHOR´DOWHUQDWLYRµKDFLDÀQDOHVGHHOODUHVXOWyIDPLOLDUL]DGRSRUHOVLVWHPD'HHVWDPDQHUDIXHIRUPDQGRXQUHSHUWRULRRÀFLDOGH nuevos sentidos pedagógicos: práctica pedagógica, diálogo, participación, interacción, concertación, animación cultural, investigación, autogestión, etc., que se instituyeron como “nuevos principios educativos”, mediados SRUODVSUiFWLFDVGLVFXUVLYDVRÀFLDOHVGHORVDJHQWHVSHGDJyJLFRVGHO(VWDGR 4XLHQHVHQORVDxRVQRYHQWDKLVWRULRJUDÀDURQORVPRYLPLHQWRVDOWHUQDWLYRV de la década anterior hicieron énfasis en el glamour intelectual de las nuevas posiciones sin considerar la capacidad de reapropiación discursiva y polítiFDGHODSDUDWRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQRÀFLDOGHO(VWDGR(QHVRVHVWXGLRV poco se investigó sobre las voces alternativas ni sobre cuáles fueron una expresión indirecta de la hegemonía. Dada la importancia que el estudio de las prácticas tiene para diferentes perspectivas, en este capítulo desarrollaremos algunas consideraciones generales que pueden orientar nuevas investigaciones sobre el campo pedagógico y sus prácticas. En primer lugar, presentaremos algunas geneUDOLGDGHVVREUHODSUiFWLFDSHGDJyJLFDRÀFLDOHQVHJXQGROXJDUGHVFULELremos brevemente la estructura interna de las prácticas pedagógicas; en tercer lugar, esbozaremos algunos criterios que pueden orientar el estudio de las prácticas pedagógicas en sus diferentes modalidades y tendencias, \ÀQDOPHQWHLQWHQWDUHPRVSUHVHQWDUDOJXQRVSXQWRVJHQHUDOHVSDUDXQD discusión amplia sobre los textos pedagógicos. LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA OFICIAL: GENERALIDADES Con este término, generalmente nos referimos a los procedimientos, estrategias y prácticas que regulan la interacción, la comunicación y el ejercicio del pensamiento, del habla, de la visión y de las posiciones, oposiciones y disposiciones de los sujetos en la escuela. La regulación, por ejemplo, del FRQRFLPLHQWRRÀFLDOVHUHÀHUHDODGHVFRQWH[WXDOL]DFLyQUHFRQWH[WXDOL]DFLyQ ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 184 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía ideológica del conocimiento generado en el campo de producción intelectual (el campo de las disciplinas, subdisciplinas y regiones)114. Aquí podemos observar que la práctica pedagógica trabaja sobre los VLJQLÀFDGRVHQHOSURFHVRGHVXWUDQVPLVLyQDSUHQGL]DMH7DPELpQSRGUtDmos decir que trabaja sobre la comunicación, en el sentido de que establece límites a los canales y a las modalidades de circulación de los mensajes, al ejercicio de los intercambios pedagógicos regulados por una jerarquía, una secuencia, un ritmo, y por criterios de evaluación e interpretación. Los límites institucionales establecidos a la comunicación pedagógica se relacionan con las condiciones sociales de producción de enunciados legítimos que regulan los enunciados cotidianos de los hablantes cotidianos (en este caso, el maestro, el alumno, el padre, la madre, el socializador, el socializado). En las prácticas pedagógicas, el maestro comunica, enseña, proGXFH UHSURGXFH VLJQLÀFDGRV HQXQFLDGRV ³OR TXH \D KD VLGR GLFKR³ se relaciona así mismo con el conocimiento, resume, evalúa, otorga permisos, recompensas, castigos, etc115. Aparentemente, el maestro aparece FRPRXQVXMHWRDXWyQRPR\XQLÀFDGR3HURFXDQGRVHUHÁH[LRQDVREUH las condiciones de producción de sus enunciados, cuando se analizan las SRVLFLRQHVTXHRFXSDHQODUHODFLyQSHGDJyJLFDHVSRVLEOHFRQÀUPDUOD alineación de su palabra. En su trabajo de socializador de sentidos, sus mensajes, aunque lo parezcan, no son el resultado del proyecto deliberado de un sujeto autónomo, origen de la enunciación. Su palabra es asumida GHVGHXQRUGHQVLPEyOLFRGHVGHXQVLVWHPDGHSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRV desde principios de poder-control y desde un sistema de reglas que regula –––––––––– (OFRQFHSWRGHUHFRQWH[WXDOL]DFLyQSRGUtDFRPSDUDUVHFRQORVGHUHIRUPXODFLyQ\WUDQVFRGLÀFDción elaborados por Peytard (1984), “Problematique de l’alteration des discours: reformulation et transcodage”, en Langue Française, 64, 1984. 115. La materialidad discursiva que constituye la cadena de enunciados producidos por un enseñante en una actividad de tipo profesoral y en un cuadro institucional dado ha sido denominada, por Boucha, discurso pedagógico. Boucha (1981:59). 116. En este sentido, Boucha (1981) considera que el discurso pedagógico instaura una locución sin sujeto: ‘el yo designo, yo constato’ del profesor no designa el sujeto originario de la enunciación. ¶<R·GHVLJQDVRODPHQWHHOORFXWRU¶SRUWDSDODEUD·GHWRGRHQXQFLDGRUTXHSRQLHQGRHQUHODFLyQ cierto número de fenómenos, puede construir el mismo enunciado... el discurso pedagógico nos da el ejemplo de una situación donde el maestro no es por momentos más que uno de los locutores de la clase de locutores que pueden decir exactamente la misma cosa siempre que la ocurrencia del enunciado sea válida en las circunstancias donde se pronuncia”. 185 Mario Díaz Villa la comunicación y, en ésta, el monopolio de lo que se puede ser dicho116. Es de esta manera como la práctica pedagógica proporciona los medios legítimos para la constitución de sujetos colectivos en las relaciones sociales o prácticas de interacción. /DSUiFWLFDSHGDJyJLFDRÀFLDOWUDEDMDWDPELpQRWURVREMHWRVFRPR el tiempo, el espacio, el cuerpo (Foucault, 1976), y produce unidades coGLÀFDGDVFRPRWH[WRVOHFFLRQHVHMHPSORVSUHJXQWDVTXHHQODPD\RUtD de los casos constituyen enunciados hechos, anteriores a los procesos de enunciación-interacción pedagógica117 y que dan cuenta del mismo modelo comunicativo, con sus variantes o modalidades. En esta forma es posible DQDOL]DUHOPRGRGHH[LVWHQFLDGHORVVLJQLÀFDGRVSHGDJyJLFRV³RSHGDgogizados— así como su orientación sociolingüística. El contexto social donde la práctica pedagógica tiene lugar está constituido por la relación pedagógica. En este sentido, la práctica pedagógica reclama para sí un contexto comunicativo. La interacción y sus diferentes modalidades comunicativas están subsumidas en dicho contexto FRPXQLFDWLYR\HQORVWH[WRVTXHHQpVWHVHSURGXFHQ(VWRVLJQLÀFDTXH la relación texto-contexto es indisoluble en la práctica pedagógica118. Es a través de esta interacción como las posiciones, oposiciones y disposiciones en el orden del saber y en el saber del orden tienen lugar. Dentro de la relación pedagógica, la práctica pedagógica trabaja como un dispositivo –––––––––– 117. El hecho de que los textos pedagógicos –en el sentido tradicional del término– sean un objeto de y para la interacción plantea diversos problemas: • Sus enunciados han sido construidos por fuera de la interacción pedagógica. • Los enunciados se privilegian sobre la enunciación. • El proceso de enunciación desaparece en el enunciado, el cual se presenta como legítimo (o serio en el sentido de Searle). • El sujeto de la enunciación no está presente en el enunciado. De esta forma, como plantea Boucha, el sujeto puede decir lo mismo en cualquier lugar y a cualquier hora. • El texto pedagógico tiende a transformar el proceso de interacción en un proceso discursivo cerrado. 118. Si deseamos comprender el proceso de comunicación pedagógica, debemos tener en cuenta la naturaleza del texto y del contexto pedagógicos. En este análisis se interesan los campos de la lingüística, la antropología y la semiótica. Desde un punto de vista estructural, el contexto pedagógico que experimentamos cotidianamente es un contexto estructurado, regulado por reglas que establecen una forma particular de cultura y de relación social. Los aprendizajes, en este contexto, no se reducen a cosas en sí, sino a códigos que estructuran la experiencia de quien se socializa. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 186 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía posicionador (ubicador). El maestro entra en la práctica pedagógica con ODWDUHDGHWUDQVPLWLUHOFRQRFLPLHQWRRÀFLDOHOFRQRFLPLHQWROHJtWLPR\ unos valores, unas conductas; en otros términos, un orden instruccional y un orden regulativo. En el orden instruccional el trabajo del maestro puede reconocerse y estudiarse en la relación “saber-decir del saber”119. Su “habla” debe ser estudiada dentro de las reglas de interpretación (o reformulación) que YLHQHQÀMDGDVSRUODPRGDOLGDGGHLQWHUDFFLyQLQWHUSUHWDFLyQRÀFLDOL]DGD Boucha (1981), por ejemplo, al referirse a la práctica pedagógica univerVLWDULDODFRQVLGHUDFRPRODWUDQVIRUPDFLyQGHHQXQFLDGRVFLHQWtÀFRVHQ enunciados pedagógicos y “el curso universitario como un macroacto de habla que tiene a su cargo esta transformación”. En estas circunstancias, el discurso pedagógico puede aparecer como el “simulacro del descubrimiento”. Esta modalidad de interacción ya es, en sí, un orden regulativo creado en la relación pedagógica y caracterizado por la puesta en acción de un conjunto de operaciones enunciativas y discursivas constantes, susFHSWLEOHVGHVHUUHSHWLGDVSRUWLHPSRLQGHÀQLGRHQODVGLIHUHQWHVSUiFWLFDV del maestro (Boucha, ibíd.) El orden instruccional y el orden regulativo de las prácticas pedagógicas le asignan al maestro la legitimidad para construir, explícita o implícitamente, el mundo del aprendiz, sus valores, objetos, experiencias y formas de percepción, comunicación e interpretación. Al mismo tiempo, le aseguran las condiciones bajo las cuales se mantiene, explícita o implícitaPHQWHXQGHWHUPLQDGRRUGHQGHVLJQLÀFDGRV(VWRVHUHDOL]DHQODPD\RUtD de los casos, mediante el empleo de pistas, de intercambios, de rituales que refuerzan las experiencias de interpretación, razonamiento y verbalización de los alumnos. Estos procedimientos de control de la selección y distribución del discurso y del orden, que tienen su fundamento en relaciones de IXHU]DFDUDFWHUL]DQDSUiFWLFDVGHFRPXQLFDFLyQHVSHFtÀFDVFRQVXVPDUFDV HQXQFLDWLYDVHVSHFtÀFDVSRUWDGRUDVGHUHIHUHQFLDVFRQFUHWDVTXHHVWDEOHFHQ relaciones de autoridad en la asimetría maestro-alumno. –––––––––– 119. Boucha designa esta operación con el nombre de reformulación: “el conjunto de transformaciones que un discurso admite de una misma y única fuente” para devenir un discurso equivalente. 187 Mario Díaz Villa La construcción del universo del alumno en los órdenes instruccional y regulativo obliga a producir formas de interacción que afectan la actividad comunicativa. La actividad dialógica queda subsumida en, y regulada por, un sistema de reglas no lingüístico. Este conjunto no-lingüístico de reglas que estructuran la práctica pedagógica y sus realizaciones será estudiado a continuación. LA ESTRUCTURA DE LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA OFICIAL Hemos dicho que la investigación sobre las prácticas pedagógicas RÀFLDOHV HQ &RORPELD KD WHQLGR UHFLHQWHPHQWH XQD UHODWLYD H[SDQVLyQ Sin embargo, los procedimientos y métodos de investigación, con toda su VRÀVWLFDFLyQQRKDQHVWDGRRULHQWDGRVKDFLDODFRQVWUXFFLyQGHXQDWHRUtD que dé cuenta de los rasgos intrínsecos que regulan la estructuración de los VLJQLÀFDGRVHQODLQWHUDFFLyQRFRPXQLFDFLyQSHGDJyJLFD La mayoría de los estudios y ensayos sobre la práctica pedagógica se dedican a establecer su historiografía, sus consecuencias, sus resultados, convirtiéndose en “lugar común” la descripción de sus efectos y sus contenidos. Desde un punto de vista diferente, es posible considerar que una investigación sobre las prácticas pedagógicas (o modalidades pedagógicas) QHFHVLWDFRQVWUXLUSRUXQDSDUWHXQDGHÀQLFLyQEiVLFDGHORVFRQWH[WRV histórico-culturales en los cuales opera y, por la otra, formular las reglas básicas que regulan las realizaciones o modalidades de práctica pedagógica. Estas reglas, si bien son intrínsecas a las prácticas pedagógicas, son UHJODVVRFLDOHVTXHGHÀQHQHOpQIDVLV\ORVOtPLWHVGHODHVWUXFWXUDFLyQGH ODVUHODFLRQHVVRFLDOHV\VXVVLJQLÀFDGRV Las reglas que regulan las prácticas pedagógicas o que, en otros términos, constituyen la lógica interna de las prácticas pedagógicas, gobiernan los límites de la interacción y actúan selectivamente sobre las formas de comunicación (sobre lo que se dice o cómo se dice). También controlan sus realizaciones en los diferentes órdenes socializantes (instruccional o UHJXODWLYR ,JXDOPHQWHHVWDEOHFHQOtPLWHVHVSHFtÀFRVDODFRPXQLFDFLyQ dentro de los contextos del espacio escolar y entre éstos y los del espacio no escolar. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 188 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía Es importante establecer una diferencia entre las reglas intrínsecas y las realizaciones de la práctica pedagógica, esto es, entre el código intrínseco a una modalidad y la modalidad misma. El código se considera como un principio que regula las realizaciones de la práctica pedagógica en diferentes contextos. La modalidad o las modalidades son las variacioQHVPDQLÀHVWDVHQODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVXQLYHUVDOLVWDVTXH transmite la escuela. La permanencia, variación o transformación en los límites cognitivos, DIHFWLYRV\VRFLDOHVPDQLÀHVWRVHQXQDPRGDOLGDGSHGDJyJLFDGHSHQGHQ de la permanencia, variación o transformación en valores de las reglas que regulan la práctica pedagógica. A su vez, estos valores dependen de las contradicciones entre las regulaciones macroinstitucionales inscritas en HOGLVFXUVRSHGDJyJLFRRÀFLDO\ODVDFFLRQHVGLUHFWDVGHODFRPXQLGDGSHdagógica (aquello que hemos denominado campo de recontextualización pedagógica). Es en estas contradicciones que se generan las posiciones y oposiciones de la teoría, la investigación y la práctica pedagógica (Bernstein, 1981). Podemos distinguir dos tipos de reglas que constituyen la lógica interna de las prácticas pedagógicas; estas reglas presuponen una asimetría, en el sentido de que toda relación pedagógica es una relación a la cual subyace una desigual distribución del poder (Bernstein, 1977). En primer lugar, encontramos las reglas de relación social (jerarquía) y, en segundo lugar, encontramos las reglas discursivas (selección, secuencia, ritmo y criterios)120. Las reglas de relación social (jerarquía) regulan la ubicación del DOXPQRHQXQRUGHQOHJtWLPR\HVSHFtÀFRFRQUHVSHFWRDQRUPDVOHJtWLPDV o patrones de conducta, carácter o relación social. Es la regla que da propiamente cuenta de los límites de la interacción. Es importante tener en cuenta que la interacción no se da en sí misma. La interacción presupone la existencia de posiciones que reproducen estructuras de interacción. Como dice Bourdieu (1981), existe una relación entre la posición y la disposi- –––––––––– 120. Un desarrollo de estas reglas fue efectuado inicialmente en Bernstein (1977:116-151). 189 Mario Díaz Villa ción, entre la estructura y la estructuración de la interacción. Es claro que esto puede llevar a contradicciones entre la estructura y la interacción. La relación entre la posición y la disposición no es únicamente una relación de dependencia. Esta relación es una relación dialéctica. La disposición puede transformar la posición. /DVUHJODVGHUHODFLyQVRFLDOQRVHUHÀHUHQH[FOXVLYDPHQWHDOpQIDVLV regulativo que el maestro o sus equivalentes puedan tener sobre el alumno RVXHTXLYDOHQWH6HUHÀHUHWDPELpQDXQDSUHQGL]DMHGHORVOtPLWHV(QHVWH sentido podemos decir que el maestro tiene que aprender a ser maestro y el alumno tiene que aprender a ser alumno. De acuerdo con el carácter explícito o implícito de la jerarquía, el maestro actúa selectivamente sobre los rasgos generales (edad, género) o particulares (posición, postura, vestido) GHORVDOXPQRV\OHVLPSRQHXQJUDGRGHULJLGH]RÁH[LELOLGDGDpVWRVHQOD realización de dichos atributos. El grado explícito o implícito de la relación VRFLDOSHUPLWHHVWDEOHFHUWDPELpQXQJUDGRGHÁH[LELOLGDGRULJLGH]VREUH la comunicación (maestro-alumno, alumno-alumno), traduciéndose esto en realizaciones lingüísticas concretas. 'HHVWDIRUPDWHQHPRVTXHODHVWUXFWXUDFLyQVRFLDOGHORVVLJQLÀFDGRV que establecen un orden en la relación pedagógica y en sus manifestaciones lingüísticas varía de acuerdo con el carácter explícito o implícito de la regla de jerarquía. En este sentido, podemos decir que los límites de la interacción regulan los límites de la comunicación y acuerdan formas de aprendizaje \IRUPDVGHUHDOL]DFLyQOLQJtVWLFDVHVSHFtÀFDV Las reglas discursivas regulan el proceso del discurso pedagógico en la escuela, esto es, regulan el progreso de la ubicación de los alumnos en modelos de razonamiento, percepción e interpretación, y, en general, el proceso del aprendizaje de conocimientos y habilidades ligadas a la producción GHFRPSHWHQFLDVHVSHFtÀFDV6LODVUHJODVGLVFXUVLYDVDFW~DQVHOHFWLYDPHQWH sobre los progresos y desarrollos del discurso instruccional en la escuela, HVWRVLJQLÀFDTXHDFW~DQVREUHHOWLHPSRGHODSUHQGL]DMH\VREUHORVWH[WRV susceptibles de ser transmitidos, aprendidos y evaluados. Las reglas discursivas regulan entonces la selección, la secuencia, el ritmo y los criterios del acceso del conocimiento escolar. El carácter explícito o implícito de tales reglas establece los límites sobre el tiempo, los contenidos ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 190 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía y las relaciones sociales del aprendizaje, así como límites sobre los criterios que posibilitan evaluar un aprendizaje. Tenemos, entonces, que las reglas discursivas no sólo regulan los rasgos de la comunicación en la medida en que regulan el progreso del aprendizaje, sino que también implican su propio aprendizaje. En otros términos, el aprendizaje de estas reglas actúa selectivamente sobre la comunicación entre maestros y alumnos, sobre los aprendizajes de los alumnos y tiene consecuencias educativas y sociales importantes que se relacionan con la ubicación social de los alumnos. En síntesis, no existe una práctica que no nos permita pensar en la existencia de unas reglas y principios subyacentes que la controlen. Los principios subyacentes que regulan las reglas de la práctica pedagógica generan una modalidad de orden, un cierto orden sobre el cual, necesariamente, se elabora la interacción. Los principios subyacentes crean una modalidad (o modalidades) de orden que actúan selectivamente sobre las condiciones de organización de los conocimientos, sobre sus formas de jerarquización y sobre los límites que se establecen en su progreso. Las prácticas pedagógicas, pues, se generan con base en un arreglo de diferencias sociales, FRQEDVHHQXQDUUHJORGHGLVWULEXFLRQHV\FRQEDVHHQOtPLWHVHVSHFtÀFRV a la interacción. De esta manera, tenemos que un análisis de las prácticas pedagógicas no puede quedarse en el nivel de la descripción de sus mensajes FRPRVXFHGHHQHOHVWLORHWQRJUiÀFR QLHQHOQLYHOGHODGHVFULSFLyQGH sus consecuencias (positivas o negativas), ni en el nivel de la descripción taxonómica de sus prácticas. El estudio de las prácticas pedagógicas en estos niveles enfrenta la imposibilidad de reconocer un orden (una gramática) en el conjunto heteróclito de sus realizaciones (o modalidades), las cuales aparecen como si fueran animadas por sujetos autónomos que supuestamente crean sus propias prácticas pedagógicas. En este sentido, el lenguaje pedagógico no es el lenguaje de la ciencia ni el lenguaje de las disciplinas, ni mucho menos son las realizaciones particulares o singulares de cada pedagogo como protagonista aislado. 191 Mario Díaz Villa CRITERIOS PARA EL ESTUDIO DE LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS OFICIALES Superar las anteriores formas de estudio de las prácticas pedagógicas VLJQLÀFDSHQVDUTXHpVWDVFRQVWLWX\HQXQFRQMXQWRHVSHFLDOL]DGRGHSUiFWLFDV de transmisión cultural (apropiación-reapropiación cultural), estructuradas y reguladas por una gramática especializada cuyas reglas y principios subyacentes están animados por voces de clase. En este sentido conviene, entonces, delimitar algunos criterios que posibilitarían analizar o investigar las prácticas pedagógicas: a. El primer criterio consiste en reconocer un orden subyacente, por oposición al conjunto heteróclito de prácticas pedagógicas. Mas allá de las diferentes modalidades pedagógicas, más allá del orden de VLJQLÀFDGRVTXHWUDQVPLWHQHVSRVLEOHGHVFXEULUXQDJUDPiWLFDTXH las regula. Esta gramática semiótica puede considerarse como una transformación de la distribución del poder y de los principios de control en los diferentes contextos que crea el campo educativo. b. Un segundo criterio es establecer una relación entre esa gramática subyacente, la estructura de relaciones sociales que genera, la estructuración de la experiencia (los límites puestos a la experiencia) y la identidad de los sujetos. c. Un tercer criterio será establecer una diferencia entre la gramática subyacente, las tipologías que dicha gramática describe o genera (susceptibles de ser agrupadas en lo que podríamos denominar modelos pedagógicos121) y la realización particular o singular de una modalidad pedagógica. G 8QFXDUWRFULWHULRVHUiHVWDEOHFHUODVRSRVLFLRQHVFRQÁLFWRV\UHVLVWHQFLDVTXHVXUJHQHQODLQWHUDFFLyQ³HQHOFRQÁLFWRFUHDGRSRUHO PDQWHQLPLHQWR GH ORV OtPLWHV³ \ OD IRUPD FRPR pVWRV PRGLÀFDQ interrumpen o transforman la gramática subyacente y sus bases constitutivas: la distribución del poder y los principios de control. –––––––––– 121. Véase Díaz (1986). ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 192 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía e. Un último criterio será establecer la variación o transformación de ORVSULQFLSLRVHGXFDWLYRVFRPRFRQVHFXHQFLDGHODUHGHÀQLFLyQ\R las transformaciones de las bases colectivas de la sociedad y de sus efectos sobre los sujetos, los discursos y las prácticas. Es posible que estos criterios, y otros susceptibles de ser investigados, permitan describir, analizar y explicar las diferentes tendencias del campo pedagógico y sus modalidades de práctica pedagógica. Finalmente, estos criterios para abordar la práctica pedagógica no suprimen de ninguna manera ni las posiciones ni la acción del sujeto. En RWURVWpUPLQRVODSUiFWLFDSHGDJyJLFDQRSXHGHGHÀQLUVHVLQRDFRQGLFLyQ de la existencia de los sujetos en ella inscritos o dispersos, que aseguran la existencia de su estructura, pero que también pueden oponerse a ella, interrumpirla o transformarla. SOBRE EL TEXTO PEDAGÓGICO Esta sección está dedicada a la discusión del texto pedagógico. El interés se centra aquí en establecer las bases sociales generativas del texto pedagógico y sus implicaciones en los procesos de la práctica pedagógica \HQODXELFDFLyQGHORVVXMHWRVHQODVUHODFLRQHVGHSRGHU¢4XpVLJQLÀFD HOWH[WRSHGDJyJLFR"¢&XiOHVVRQVXVGHWHUPLQDFLRQHV" Es común encontrar estudios sobre los textos pedagógicos. En general, cuando éstos se hacen, el propósito es extrínseco: el texto entra en el análisis de las leyes de producción-consumo (Apple, 1988). Esta perspectiva poca referencia hace al texto como medio de reproducción ideológica y cultural. De igual manera, los pocos estudios que se conocen en este último sentido son estudios descriptivos donde el texto sólo se concibe como encargado de la función de expresar un sentido ideológico (relación texto-ideología). Estos estudios no dan cuenta de la organización del texto, de la red de relaciones internas entre sus elementos, ni de sus efectos de sentido (social, cultural, político, etc.). En este sentido plantea Pecheux (1969) que la producción discursiva no sólo concierne a la naturaleza de los predicados que son atribuidos a un sujeto sino a las transformaciones del predicado en el curso del discurso. 193 Mario Díaz Villa En el caso del texto pedagógico, un estudio más analítico debe contemplar, al menos: a) las variaciones semánticas, retóricas y pragmáticas ligadas al proceso de producción de los textos (Pecheux, op. cit.: 38); b) las condiciones de producción de los textos, y c) el proceso de producción (reglas de recontextualización, reglas para su aprendizaje). Estos aspectos se referirían a lo que podríamos denominar la “ubicación del texto”, esto es, a las posiciones que puede ocupar el texto en un contexto pedagógico. Pero también es necesario contemplar otro problema crucial, como es el de la ubicación de los sujetos en el texto pedagógico. Aquí también se plantearían problemas fundamentales, como son: a) la adquisición de una información semántica (función de reconocimiento del texto), b) la interpretación de dicha información (reglas de reconocimiento) y c) la contextualización de dicha información (reglas de realización). Los puntos b) y c) podrían ser relacionados con el concepto de competencia textual122 y con la relación de dicha competencia con la red sociocultural que la produce. La interpretación contextual de la información semántica recontextualizada se inscribe en el proceso de aprendizaje. En general, en las pedagogías dominantes, los procesos de recontextualización LQWHUSUHWDFLyQFRQWH[WXDOL]DFLyQUHGXFFLyQHMHPSOLÀFDFLyQ SULYLOHJLDQOD actuación textual (manipulación, reproducción, relectura o memorización del texto, etc.). Las pedagogías dominantes excluyen o tienden a excluir de los procesos interpretativos y comprensivos los presupuestos contextuales propios del aprendizaje. En este sentido la lectura del texto es unidimensional en la medida en que opone la “lectura legítima” a la “lectura ilegítima”. En otros términos, el texto es abstraído de las posibles lecturas socioculturales en privilegio de la lectura legítima que es la lectura escolar. Este tipo de texto no se presenta como principio generador de otros WH[WRV\HOHVWDWXWRGHVXVLJQLÀFDFLyQQRGDOXJDUDFRQQRWDFLRQHV(VSXHV fundamental o de gran necesidad abordar, en el estudio del texto pedagó- –––––––––– 122. Éste es un problema crucial si se tiene en cuenta que los mecanismos sociales de selección/ distribución de los sujetos actúan selectivamente sobre la generación de posibilidades interpretativas. El concepto de competencia textual ha sido desarrollado por Halliday, M.A.K. y Hasan, R. (1976), Cohesión in English. London: Longman. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 194 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía gico, el problema de su sentido y de sus condiciones de producción, que dependen tanto del campo de recontextualización en el cual se constituye el texto como del contexto en el cual se ubica. Es igualmente necesario examinar los controles sociales implícitos y explícitos que limitan la subjetividad y que pueden ser referidos a la relación enunciado-enunciación: por una parte, el texto pedagógico considerado como un conjunto de enunciados exteriores y anteriores a los procesos de interacción-enunciación pedagógica y, por la otra, la posición de los sujetos en los enunciados del texto, su inscripción en ellos, bajo las modalidades de enunciación dominantes de una relación pedagógica con sus respectivas marcas enunciativas123 que generan o reproducen modelos de actuación HVSHFtÀFRVDOXELFDUDORVVXMHWRVHQGLVFXUVRVHVSHFtÀFRV En una primera aproximación podríamos considerar el texto pedagógico (oral, visual, escrito) como un dato primario de la interacción pedagógica. Es la realidad inmediata de la relación pedagógica que puede observarse en VXVXSHUÀFLHOLQJtVWLFD²QROLQJtVWLFD En un sentido amplio, el texto pedagógico, como cualquier texto, podría considerarse, siguiendo la caracterización de Lotman (citado por Lozano et al., 1982), como “cualquier comunicación registrada en un sentido sígnico”. En este sentido, el texto tendría una realización visual, oral, escrita, gestual, etc., y constituiría un conjunto de mensajes fundamentales para la producción, reproducción y/o transformación de la cultura en sus diferentes campos. Es importante señalar aquí, como lo plantea Weinreich, que el texto es un dispositivo cultural e instruccional. El texto da instrucciones al destinatario para que se comporte de tal modo. El texto es, pues, un generador de un determinado tipo de cultura y, de esta manera, desarrolla o transforma la cultura de los destinatarios. Los mensajes del texto consWLWXLUtDQVXHVWUXFWXUDVXSHUÀFLDOODFXDO´RUGHQDHQIRUPDGLVFXUVLYDORV contenidos susceptibles de manifestación” (escrita, visual, oral) (Lozano et al., 1982:23, n. pp). Las realizaciones del texto pedagógico serían expresiones de la estructura subyacente, con la cual tiene relaciones dialécticas. –––––––––– 123. Las marcas enunciativas pueden tener, en general, una variación individual, pero constituyen XQDFODVHGHPDUFDVHVSHFtÀFDVGHOGLVFXUVRSHGDJyJLFR8QDIRUPDGHDQiOLVLVGHHVWDVPDUFDV puede encontrarse en el estudio de Courthald y Sinclair (1975). 195 Mario Díaz Villa El concepto de estructura subyacente correspondería a la dimensión sociosemántica generativa del texto. En esta dimensión —generativa, a su vez, del campo de recontextualización— intervendrían las relaciones de poder y ser formularían los principios y reglas fundamentales para la organización del texto o para el procesamiento de sus contenidos susceptibles de transformación. (OWH[WRSHGDJyJLFRHQVXVHQWLGRVXSHUÀFLDOFRQWLHQHXQFRUSXVGH mensajes que constituirían lo que se denomina una información semántica secundaria que condensa, a su vez, una información semántica mayor, de la cual se han desarticulado componentes fundamentales como el contexto, la historia, las determinaciones socioculturales, etc. Dicha transformación crea una nueva forma de información bajo la modalidad de temas, tópicos, etc124. TEXTO PEDAGÓGICO, ENUNCIADO Y ENUNCIACIÓN Hemos dicho que el texto pedagógico puede ser considerado como un conjunto de enunciados anteriores a los procesos de enunciación-interacción pedagógica125. Es el “texto realizado” que actúa selectivamente sobre los procesos de interacción entre los sujetos pedagógicos126. El análisis del texto pedagógico como “texto realizado” plantea una oposición fundamental entre enunciado y enunciación. Esta oposición entre enunciado y enunciación, o texto realizado y enunciación o acto de producción (Dubois, 1969), es una oposición central en los estudios lingüísticos contemporáneos. Así, mientras en la perspectiva estructuralista la oposición enunciación-enunciado queda reducida a su mínima expresión, –––––––––– $SHODPRVDTXtDORVWpUPLQRVXVDGRVSRU9DQ'LMN 125. No nos referimos, en nuestro caso, a los textos producidos en la interacción pedagógica, objeto de otro análisis. Estos textos son, en última instancia, efecto de la interacción pedagógica fundada en los textos pedagógicos. En otros términos, el texto pedagógico afecta los procesos de enunciación. 126. El efecto del texto pedagógico sobre el sujeto y el del sujeto sobre el texto dependen fundamentalmente de la enmarcación del contexto pedagógico. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 196 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía ODHQXQFLDFLyQVHGHÀQLUiFRPRODJHQHUDFLyQGHXQWH[WRSRUXQVXMHWR a quien se le imponen las reglas de la estructura. Dubois, en su estudio sobre la enunciación y el enunciado, plantea una oposición fundamental a la concepción estructuralista al referirse a la oposición entre estas dos categorías. Desde su punto de vista, el enunciado deja de ser considerado como un elemento objetivo cerrado, constituido de unidades discretas, y la enunciación se consideraría como un acto dinámico, continuo, que da cuenta de la creatividad del sujeto, capaz de transformar su propios enunciados. En esta perspectiva, los enunciados constituidos serían, a la vez, objeto de la experiencia humana y objeto de comunicación, y la constitución del enunciado sería la constitución de un objeto cuyo sujeto asume más o menos el contenido como un objeto. El hecho de que el texto pedagógico —en el sentido tradicional del término— sea un objeto de y para la interacción pedagógica plantea un conjunto de problemas: a. Sus enunciados han sido construidos por fuera de la interacción pedagógica. b. Los enunciados se privilegian sobre la enunciación. c. El proceso de enunciación desaparece en el enunciado, el cual se presenta como legítimo (o serio, en el sentido que le asignan Dreyfus \5DELQDZ>@HQVXDQiOLVLVGH)RXFDXOW d. El sujeto de enunciación no está presente en el enunciado. De esta forma, como plantea Boucha (1981), el sujeto puede decir lo mismo en cualquier lugar y a cualquier hora. e. El texto pedagógico tiende a transformar el proceso de interacción en un proceso cerrado. 197 Mario Díaz Villa TEXTO PEDAGÓGICO E INTERACCIÓN PEDAGÓGICA La relación entre texto pedagógico e interacción pedagógica produce, necesariamente, tensiones en el proceso mismo de reproducción. La interacción pedagógica afecta la productividad del sujeto. Así, el impacto del VXMHWRVREUHVXWH[WRHVPLQLPL]DGRHQEHQHÀFLRGHOWH[WRTXHVHLPSRQH como legítimamente pensable. Los procesos de enunciación intrínsecos a la interacción pedagógica son afectados por los enunciados del texto pedagógico (el proceso de enunciación se disuelve en la reproducción de enunciados pedagógicos o pedagogizados). Este proceso no está exento de tensiones que pueden esquematizarse así: TEXTO PEDAGÓGICO (CONJUNTO DE ENUNCIADOS TEXTO REALIZADO) MAESTRO ALUMNO PROCESOS DE ENUNCIACIÓN CONTEXTO PEDAGÓGICO Los procesos de enunciación intrínsecos a la interacción pedagógica podrían ser analizados a partir del concepto de distancia elaborado por 'XERLV (VWH FRQFHSWR VH UHÀHUH D OD DFWLWXG GHO VXMHWR KDEODQWH frente a su enunciado. En la práctica pedagógica, la distancia entre sujeto hablante y enunciado es tan grande que el sujeto puede considerar su HQXQFLDGRFRPRXQPXQGRGLIHUHQWHGHOVX\RHLGHQWLÀFDUODHQXQFLDFLyQ como una reproducción de otras enunciaciones en el tiempo y en el espacio, enunciaciones cristalizadas en los textos, que toman la forma de, o ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 198 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía pueden asumirse como, “enunciados serios”. Es en este sentido en el que hemos considerado el planteamiento de Boucha (1981) para quien el “yo constato... del maestro no designa el sujeto originario de la enunciación”. En la interacción pedagógica, tanto el maestro como el alumno arrastran las marcas impersonales enunciativas del texto. El alumno, además, arrastra las marcas presentes en la enunciación del maestro, las cuales expresan el debilitamiento del maestro como sujeto de la enunciación en el enunciado, dado que el sujeto de la enunciación se oscurece. De esta manera, los enunciados que repite el maestro son asumidos como legítimos, indiscutibles y exentos de ambigüedad. Es por eso que el texto pedagógico se presenta como un conjunto de aserciones verdaderas, valorizadas de acuerdo con cada modalidad cultural y, en la mayoría de los casos, como enunciados universales. En la interacción pedagógica, los enunciados emitidos por el maestro como “locutor” o “porta-palabra” no son asumidos como propios en tanto que pertenecen al orden institucional RÀFLDO1RKD\SXHVXQDUHODFLyQGLUHFWDHQWUHHOVXMHWRGHODHQXQFLDFLyQ \VXHQXQFLDGR(OVXMHWRGHODHQXQFLDFLyQVHGHVYDQHFHFRQHOÀQGHSHUPLWLUDODOXPQRLGHQWLÀFDUVHFRQVXVHQXQFLDGRV´1RVHWUDWDGHSHUVXDGLU sino de dar la persuasión como dada” (Dubois, 1969:120)127. TEXTO PEDAGÓGICO Y MODELO DE ACTUACIÓN El modelo fundamental sobre el que se sientan tanto el texto pedagógico como la interacción pedagógica es el modelo de actuación. Este modelo de actuación comporta un conjunto de instrucciones de actuación que estimulan la motivación a las respuestas. Estudios en este sentido han sido realizados por Courthald y Sinclair, Emilia Pedro, Lundgren, y Sump y Vogelmuth, entre otros. Estos autores, de una u otra manera, se han ocupado de señalar la función de los intercambios pedagógicos que se –––––––––– 127. Las características de esta situación discursiva han sido estudiadas por Dubois con el nombre de “discurso didáctico”. El discurso didáctico –dice Dubois– enseña, es decir, formula aserciones: no hay enfrentamiento. El discurso didáctico supone un vacío enunciativo en el lector, que debe integrarlo a su propio discurso, apropiárselo. Así, el discurso didáctico no comporta factores positivos o negativos en el sistema de connotaciones lexicales, que sí pueden encontrarse en el discurso polémico. 199 Mario Díaz Villa realizan en la interacción en el salón de clase (empleo de performativos, interrogaciones, pistas, cambios de contexto, utilización del texto en sus realizaciones oral, visual, escrita). (VWH PRGHOR GH DFWXDFLyQ WDPELpQ HVWi GHÀQLGR SRU HO GLVFXUVR SHGDJyJLFRRÀFLDOFRQVWLWXLGRSRUORVSURJUDPDVLQVWUXFFLRQHVRÀFLDOHV PDQXDOHV FDUWLOODV IRUPDV RÀFLDOHV GH SDUFHODFLyQ SDUWLFLSDFLyQ DFWLYD GH ORV PDHVWURV HQ MRUQDGDV SHGDJyJLFDV RÀFLDOHV FXUVLOORV VHPLQDULRV periódicos, microcentros, talleres, etc.), y controlado por los agentes pedagógicos del Estado. El modelo de actuación se expresa en las innumerables formas creadas sobre las habilidades, las destrezas y la imagen del maestro ideal, que constituyen una realización ideológico-política de los principios culturales GRPLQDQWHVTXHYHKLFXODHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRRÀFLDO'LFKRPRGHORVH legitima en las instituciones especializadas del Estado: normales y facultades de educación. TEXTO PEDAGÓGICO ENUNCIACIÓN ENUNCIADO PROCESOS DE ENUNCIACIÓN MAESTRO INTERACCIÓN PEDAGÓGICA ALUMNO CONTEXTO PEDAGÓGICO Este modelo de actuación se extiende o se realiza en la interacción SHGDJyJLFD R SUiFWLFD SHGDJyJLFD RÀFLDO HQ OD FXDO HO DSUHQGL]DMH VH expresa y, supuestamente, se hace visible en la actuación del alumno. En los alumnos, los enunciados producidos deben ser compatibles con la experiencia cultural socialmente aceptada por la escuela. La produc- ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 200 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía ción de enunciados por los alumnos se realiza en el eje aceptabilidad-no aceptabilidad —esto es, enunciados legítimos o pensables vs. enunciados QROHJtWLPRVRQRSHQVDEOHV³TXHULJHGHQWURGHOFRQWH[WRHVSHFtÀFRHQ el cual los enunciados deben producirse. La aceptabilidad o no aceptabilidad de los enunciados de los alumnos es una función de los procedimientos de control dentro del contexto pedagógico y son el producto de las reglas de enmarcación128. CONCLUSIÓN En este artículo hemos esbozado algunos planteamientos generales sobre la práctica pedagógica y sobre los textos pedagógicos. El estudio de la práctica pedagógica, hemos dicho, implica el análisis de un sistema de diferencias (posiciones) y de relaciones (interacciones) e implica igualmente ODGHVFULSFLyQGHXQFRQMXQWRGHÀQLGRGHUDVJRV\GHUHJODV/RVWH[WRV pedagógicos que en ella se generan no son indisociables del texto pedaJyJLFRRÀFLDOTXHODFRQVWLWX\H\UHFUHD(QRWURVWpUPLQRVODVSRVLFLRQHV GHORVDFWRUHV³PDHVWURDOXPQR³HQHOWH[WRSHGDJyJLFRVHGHÀQHQSRU la existencia de enunciados previos que intervienen en el contexto pedagógico. Es en este sentido que la función enunciativa del maestro —en relación con los enunciados pedagógicos— exige un estudio más profundo para establecer las distancias con respecto a los enunciados pedagógicos y su relación con la posibilidad de transformación del orden discursivo que legitima la escuela. No basta, pues, con recuperar al maestro como actor intelectual si no se transforman las reglas que regulan la función enunciativa intrínseca al discurso pedagógico, que en nuestras escuelas no va más allá del discurso de simulacro o de la comunicación distorsionada. –––––––––– 128. El modelo de actuación, a pesar de su aplicación, genera muchas tensiones en el nivel universitario, donde los profesores-investigadores deben, por una parte, responder a demandas SHGDJyJLFDV\SRUODRWUDDGHPDQGDVFLHQWtÀFDV RHVSHFtÀFDPHQWHWHyULFDV (OFDVRHVPiV grave en las Facultades de Educación, donde lo enseñado se vuelve nuevamente objeto de enseñanza. 201 Mario Díaz Villa ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 202 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CAPÍTULO VIII PODER, SUJETO Y DISCURSO PEDAGÓGICO: BASIL BERNSTEIN La importancia de Basil Bernstein puede medirse por la controversia que ha producido su obra a lo largo de sus desarrollos. El GHEDWHVREUHVXVWUDEDMRVJHQHUDOPHQWHVHKDFRQÀJXUDGRDOUHGHGRU de los códigos sociolingüísticos, y en él la crítica ha estado cargada de tal afectividad y ambigüedad que ha aumentado la opacidad de los análisis, dejando sin resolver problemas cruciales como las relaciones entre código y cultura, código y reproducción social, o código y discurso. El debate en torno a sus tesis sobre el campo educativo ha caído en la tentación refutatoría que no explora la coherencia o LQFRKHUHQFLDLQWHUQDGHORVFRQFHSWRVVLJQLÀFDGRV\UHIHUHQFLDV/R que aquí plantearemos no es la prolongación de la crítica, sino las posibilidades de una lectura que explore los conceptos básicos que, en sus desarrollos más recientes, se han ido gestando hasta convertirse en problemas de obligatorio debate, análisis y teorización. No es mi deseo agregar fórmulas a las ya planteadas con difeUHQWHVFULWHULRV3UHÀHURDJUHJDUDOJ~QHOHPHQWRDTXLHQHVFRQXQ sentido exploratorio, raramente se han aproximado a abrir las brechas de una tesis que intenta mostrar cómo, entre las discontinuidades de la cultura y de las formaciones sociales, hay un dispositivo que las HVWUXFWXUDODVUHJXOD3LHQVRHQ3DXO$WNLQVRQ\VXOLEURLanguage, Structure and Reproduction129, el cual concluye con breves anotaciones a los nuevos puntos de vista de Basil Bernstein, como el del dispositivo pedagógico o el del discurso pedagógico. –––––––––– $WNLQVRQ3DXO Language, Structure and Reproduction. An Introduction of the Sociology of Basil Bernstein. London: R.K.P. 203 Mario Díaz Villa El trabajo aquí, pues, consistirá en indagar ciertos aspectos relevantes de la obra más reciente de Bernstein y en formular diferentes interrogantes que dichos desarrollos generan. Dado que en estos desarrollos hay conceptos en estado embrionario o en gestación, no hay duda de que el análisis puede resultar problemático, ambiguo y opaco. Haremos referencia a las relaciones entre el sujeto, el poder y el discurso (dispositivo pedagógico). También nos referiremos a las relaciones entre código y sujeto. EL PROGRAMA DE BERNSTEIN El programa de Bernstein puede considerarse como la búsqueda de XQVLVWHPDGHUHJODVTXHGHQFXHQWDGHODUHODFLyQHQWUHODVFRQÀJXUDFLRQHV H[WHUQDVGHOSRGHU³OtPLWHVFODVLÀFDFLyQGLVWULEXFLRQHV³\VXVUHVWULFFLRnes en la incorporación de dichos límites. En otros términos, el programa por desarrollar consiste en indagar cómo se transforma la experiencia social en experiencia simbólica y en cómo dar cuenta de los procesos de reproducción GHVHQWLGRDSDUWLUGHODSRVLFLyQ\XELFDFLyQHQVLVWHPDVVLJQLÀFDQWHVGH poder. En esta forma, Bernstein intenta superar las limitaciones provocadas por el logocentrismo y su apelación a la conciencia del sujeto, y por el objetivismo y su apelación a un estructuralismo mecanicista y determinista. (Q%HUQVWHLQHVWDVUHODFLRQHVHVWiQOODPDGDVDVHUPRGLÀFDGDVHQUD]yQ de su defensa de la dialéctica existente en la cultura entre el cuerpo y lo social, entre lo interno y lo externo, entre la posición y la disposición, entre el poder y el control, entre la realización y su gramática, dialéctica que presupone igualmente las nociones de oposición y discontinuidad. &RQVWUXLUODOyJLFDGHHVWDVUHODFLRQHVHVHVFODUHFHUHOVLJQLÀFDGRGH OD GLDOpFWLFD HQWUH GLIHUHQFLDFLyQ GLVWULEXFLyQ HVWUDWLÀFDFLyQ FRPR UHDOL]DFLRQHVGHOSRGHU \ODVFDGHQDVVLJQLÀFDQWHVTXHVHWHMHQHQHOVXMHWR desde esas posiciones (formas de conciencia y práctica). Estas relaciones se exteriorizan en las manifestaciones posibles que se dan en la interacción, producción y transformación de la cultura y, con ello, de la conciencia y la identidad. En este sentido, el trabajo reciente de Bernstein es, pues, no solamente una teoría acerca del dispositivo pedagógico que hace posible todo contacto, interacción, producción, reproducción y transformación de la cultura. Posee también implícita, una teoría acerca del sujeto, del discurso, de poder y ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 204 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía de la discontinuidad dialéctica que rompe con los modelos deterministas que reducen el orden de las relaciones sociales a la existencia y al funcionamiento de reglas en contextos donde los individuos se convierten en el soporte pasivo de éstas. En esta forma, el hombre, en el pensamiento de Bernstein, está constituido por, y es constituyente de, las estructuras. PODER–SUJETO El poder, en Bernstein, se expresa por medio de símbolos, de límites; HVWDEOHFHORVOtPLWHVDODH[SHULHQFLD\DORVVLJQLÀFDGRV RFRVPRORJtDV que los sujetos le asignan a la experiencia. Las voces que emergen de los límites y las limitaciones, y de la geografía de las posiciones, estructuran formas de conciencia que perpetúan un sistema de poder. ¢4XpOXJDURFXSDHOVXMHWRHQHVWDWHRUtD"(Q%HUQVWHLQODHVWUXFWXración del sujeto en el interior de las relaciones de poder (distribución del poder) y de los principios de control puede plantearse en los siguientes términos: 1. La estructuración del sujeto en el interior de las estructuras de poder (distribución del poder): voz. 2. La estructuración del poder (distribución del poder) en el interior de las estructuras de relaciones sociales (principios de control): mensaje. 3. La articulación entre la voz (poder) y el mensaje (control), esto es, el SDSHOHVWUXFWXUDQWHGHODGLVWULEXFLyQGHOSRGHUKHFKRPDQLÀHVWRHQ los mensajes producidos y reproducidos por el sujeto. Parece que el sujeto se instituyera en la delimitación/articulación entre la voz y el mensaje, siendo la voz (poder) el principio estructurante. Es claro que no podemos pensar en este punto sobre el descentramiento de la unidad del sujeto, pues sería del todo simplista reducir ese descentramiento a la oposición voz–mensaje. En la teoría de Bernstein, el mensaje tiene por función representar la voz (“el mensaje depende de la voz y el sujeto es una relación dialéctica entre voz y mensaje”); sin embargo, “el sujeto queda establecido por el silencio a través del cual habla el poder”. Entonces ¿qué 205 Mario Díaz Villa relación existe entre la supuesta unidad del sujeto y la relación dialéctica YR]PHQVDMH" La categoría intermedia entre la voz y el mensaje es el código, el cual regula la reproducción del mensaje y articula las relaciones de poder de la voz. El sujeto es constituido por la voz y sus manifestaciones en el mensaje. Una vez se ha puesto en tela de juicio el centrismo del sujeto, el sigQLÀFDGRVHGHVSOD]DODSUHVHQFLDRULJLQDOGHOVLJQLÀFDGRODWHQWH\UHDOL]DEOH HQ HO VXMHWR ORJRFHQWULVPR VH GHVSOD]D HO VLJQLÀFDU QR HV OHJtWLPDPHQWH individual sino el resultado de las posiciones del sujeto: la voz presenta una relación directa, esencial y absoluta con el poder —de la voz del poder a la voz del sujeto—. El mensaje deviene el vehículo, la forma de socialización de la voz, el ruido en el cual se inscribe el silencio a través del cual habla el poder: ruido–silencio–mensaje–voz visible–invisible. El sujeto, en esta relación, pierde su unidad al no reconocerse unitario y tener que aceptarse heterónomo, subordinado a la voz —y a los límites que impone— que se despliega en la FDGHQDVLJQLÀFDQWHGHOOHQJXDMH(OVLJQLÀFDQWHQRVHDxDGHDODYR]ODYR] HOSRGHU UHJXODHOVLJQLÀFDQWH/DYR]HVSULYLOHJLDGDHQHOVHQWLGRGHOMXHJR de distribuciones en las cuales entra como expresión del poder. /DYR]FRQÀHUHSRGHUDODFRQFLHQFLDHVODLQWHQFLyQGHOVLJQLÀFDGR la voz es la diferencia. Las relaciones de poder establecen la voz. La voz es un efecto de las relaciones de poder. El discurso es un efecto de las relaciones de poder. Esto nos permitiría decir que, cuando hablo, es la YR]ODTXHKDEODVR\KDEODGRSRUODYR]TXHOHVFRQÀHUHOHJLWLPLGDGDPLV mensajes. Es en este sentido que la voz establece relaciones privilegiantes FRQHOVXMHWR/HFRQÀHUHXQSRGHUGLIHUHQFLDODOVXMHWR7RGRWH[WRHPHUJH GHXQDYR]\FRQÀHUHHO´SRGHUGLVFXUVLYRµ Podríamos decir, entonces, que en Bernstein está presente una teoría del sujeto, de un sujeto constituido entre las relaciones de poder y los principios de control de los procesos sociales. Uno de sus propósitos fundamentales es analizar los procesos inscritos en las relaciones entre SRGHUVLJQLÀFDFLyQ\FRQFLHQFLDFyPRHOVLJQLÀFDGRVHUHSURGXFHQHQHO lenguaje, por una parte, y como el poder distribuye, aísla, separa los signiÀFDGRVEDMRODIRUPDGHRULHQWDFLRQHVGLIHUHQWHVTXHSURGXFHQUHSURGXFHQ formas de relación social diferente que actúan, a su vez, sobre las formas de conciencia. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 206 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía SUJETO–SIGNIFICADOS El sujeto de Bernstein es constituido socialmente. Bernstein analiza la determinación de los sistemas simbólicos sobre los sujetos en la construcción GH´UHODFLRQHVHVSHFtÀFDVµGHQWURGHpVWRV(VWDSUREOHPiWLFD³FRP~Q WDPELpQD%RXUGLHX³ODGHVDUUROODHQHODQiOLVLVGHORVVLJQLÀFDGRV /RV VLJQLÀFDGRV HQ %HUQVWHLQ VH SURGXFHQ HQ XQ DUUHJOR GH GLferencias sociales, en un arreglo de distribuciones. En otros términos, la EDVHSDUDHQWHQGHUORVVLJQLÀFDGRVHQ%HUQVWHLQHVWiGDGDSRUHODUUHJOR de diferencias y distribuciones paradigmático-sociales (relaciones de clase entre los sujetos). El sujeto es construido por el sistema de diferencias que ÀMDODHVWUXFWXUD(QHVWHVHQWLGRHVHOFRQMXQWRGHGLIHUHQFLDVXELFDFLRnes, posiciones el que construyen al sujeto, y no el sujeto el que o quien construye las diferencias. Es de esta manera como hay que comprender las RULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRVRKDFLDODHVWUXFWXUDVHPiQWLFD /DRULHQWDFLyQKDFLDVLJQLÀFDGRVHVSHFtÀFRVHVFRUUHODWLYDGHODLGHD GHTXHODSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRVGHSHQGHGHODXELFDFLyQ\GLVWULEXción de los sujetos en el conjunto de relaciones sociales. En este sentido, la propuesta de Bernstein es una propuesta estructuralista: la orientación KDFLDORVVLJQLÀFDGRVHVFRUUHODWLYDGHODSRVLFLyQGHOVXMHWRHQODHVWUXFWXUD/RVVLJQLÀFDGRVQRHVWiQGDGRVHQXQDIRUPDDLVODGDHQODUHODFLyQ HQWUHVLJQLÀFDQWH\VLJQLÀFDGR(VWiQGDGRVHQODVSUiFWLFDVGLVFXUVLYDVGH los sujetos ubicables y ubicados en la estructura. La ideología deviene una IXQFLyQGHODVSRVLFLRQHVHVWDEOHFLGDVHQUHODFLyQFRQHVWRVVLJQLÀFDGRV (QFRQVHFXHQFLDHVSRVLEOHGHFLUTXHODLGHRORJtDQRHVORVVLJQLÀFDGRV QRHVODVXPDGHVLJQLÀFDGRVRUHSUHVHQWDFLRQHV/DVSRVLFLRQHVLGHROyJLcas de los sujetos devienen una función de los códigos como dispositivos ubicadores. (Q%HUQVWHLQORVVXMHWRVVRQXELFDGRVHQyUGHQHVGHVLJQLÀFDGRVTXH de una manera u otra, representan o realizan la estructura social. El sujeto HVFRQVWLWXLGRHQyUGHQHVGHVLJQLÀFDGRV\DWUDYpVGHHOORVVHRULHQWDD ODHVWUXFWXUDVRFLDO/DRULHQWDFLyQDyUGHQHVGHVLJQLÀFDGRVFRQVWUX\HHO proceso de constitución de los sujetos. 207 Mario Díaz Villa /DRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVRULHQWDDOVXMHWRDSRVLFLRQHV HVSHFtÀFDVHQODHVWUXFWXUDVRFLDO UHODFLRQHVGHFODVH (OFyGLJRGHYLHQHHO medio por el cual el sujeto se ubica en relación con el discurso (relaciones GLIHUHQFLDOHVHQHOGLVFXUVR \SRUORWDQWRFRQORVVLJQLÀFDGRV(VWRVXFHGH DWUDYpVGHVXSXHVWDHQUHODFLRQHVVRFLDOHVHVSHFtÀFDV 3DUD %HUQVWHLQ QR H[LVWH XQD RULHQWDFLyQ KDFLD ORV VLJQLÀFDGRV D SULRUL(QHVWHVHQWLGRODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVUHVXOWDGHODV posiciones/oposiciones de los sujetos en la estructura social. La orientación KDFLDORVVLJQLÀFDGRVHVXQHIHFWRGHODSRVLFLyQRSRVLFLyQHQODHVWUXFWXUD Es posible hablar, utilizando el sentido de Deleuze, de una superdetermiQDFLyQGHODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRV 'LFKRGHRWUDPDQHUDSDUD%HUQVWHLQODVLJQLÀFDFLyQHVXQSURFHVR que se relaciona con las posiciones del sujeto en la sociedad y en las relaciones sociales. Los sistemas simbólicos constituidos en las relaciones de poder establecen hasta cierto punto los límites a la orientación y distribución de ORVVLJQLÀFDGRV\DODVHVWUXFWXUDVVRFLROLQJtVWLFDVHQODVFXDOHVVHUHDOL]DQ 6LQHPEDUJRHVWRQRVLJQLÀFDODDGRSFLyQSRU%HUQVWHLQGHXQDSRVWXUD determinista. Los límites establecidos por los sistemas simbólicos pueden ser subvertidos, rotos, rechazados en procesos donde el sujeto excede los límites establecidos. Esos límites pueden ser subvertidos, rechazados, rotos, HQHOPLVPRSURFHVRGHSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRV Esto es lo que asegura la posibilidad de la generación de prácticas VLJQLÀFDQWHVP~OWLSOHV(VWDVSUiFWLFDVVLJQLÀFDQWHVVRQSURFHVRVFRPSOHMRV que contienen las posibilidades de transformación y cambio de los sistemas simbólicos. 6LODGHPDUFDFLyQGHORVVLJQLÀFDGRVVHH[WLHQGHDODGHPDUFDFLyQGH ORVVXMHWRVTXHVHGHVSUHQGHGHODVSRVLFLRQHVGHORVVXMHWRVHQORVVLJQLÀFDGRVDVXYH]ODVSRVLFLRQHVGHORVVXMHWRVHQORVVLJQLÀFDGRVJHQHUDQODV posibilidades discursivas del sujeto dentro de, y fuera de, las demarcaciones GHORVVLJQLÀFDGRV(QHVWHVHQWLGRLQWHUURJDUODVSURGXFFLRQHVWH[WXDOHV del sujeto es justamente establecer sus límites y la gramática subyacente, generadora de dichos límites o ilímites. La ubicación en una orientación tiene lugar en el mismo proceso de ingreso en el lenguaje, llamado por Bernstein socialización (ver “Clases socia- ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 208 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía les, lenguaje y socialización”)130. Si en 1971 plantea las posiciones objetivas como determinantes de una orientación, en 1983 replantea esta posición y considera que la problemática de la posición del sujeto en las relaciones sociales de una determinada orientación es coextensiva a las relaciones creadas dentro del sujeto, y le atribuye importancia a la estructura del código en la estructuración de las relaciones dentro del sujeto (lo interno del sujeto) que conformaría los niveles de la práctica táctica y de la práctica inconsciente. De acuerdo con Bernstein, sólo en la medida en que se usa la lengua, en la medida de las variaciones del habla, o en las variaciones del habla, HVSRVLEOHFRPSUHQGHUODVRULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRV(OSURFHVR central, en este caso, podría ser cómo el sujeto se construye en relación FRQ HO VLJQLÀFDGR /D LQFLGHQFLD GH OD FDGHQD GH VLJQLÀFDQWHV VREUH HO VLJQLÀFDGRHVWiUHODFLRQDGDFRQ\HVGHWHUPLQDGDRSURYRFDGDSRUODV formas de relación social (lo visible), reguladas a su vez por las reglas de UHFRQRFLPLHQWR ORLQYLVLEOH /DFDGHQDVLJQLÀFDQWHVHRUJDQL]DHQORTXH podríamos llamar las prácticas especializadas de interacción, bajo la forma GHSURGXFFLRQHVWH[WXDOHVHVSHFtÀFDV Las reglas de reconocimiento pueden entenderse como las marcas de separación (o reglas de separación) por medio de las cuales se establecen similaridades y diferencias, o por medio de las cuales el sujeto establece similaridades y diferencias en el interior de un contexto y entre contextos. Las reglas de reconocimiento subyacen a y regulan las reglas de manifestación HQODHVWUXFWXUDFLyQGHODFDGHQDVLJQLÀFDQWHHQODVSUiFWLFDVGHLQWHUDFFLyQ Las reglas de reconocimiento forman parte del proceso de diferenciación al establecer separaciones que el sujeto hace entre un contexto (contexto HVSHFtÀFRGHLQWHUDFFLyQ \RWURTXHORURGHDQ/DVUHJODVGHUHFRQRFLPLHQWR son fundamentales para que el sujeto se represente a sí mismo las diferencias intrínsecas a las prácticas especializadas de comunicación. Las reglas de UHFRQRFLPLHQWRUHJXODQODGLUHFFLyQTXHWRPDODFDGHQDVLJQLÀFDQWH WH[WRV o producciones) a través de las reglas de manifestación. –––––––––– 130. Bernstein, (1977). Publicado en Revista Colombiana de Educación, No.15. 209 Mario Díaz Villa %HUQVWHLQDQDOL]DSXHVODRULHQWDFLyQKDFLDORVVLJQLÀFDGRVQRVRODmente desde las ubicaciones/posiciones del sujeto sino también desde un dispositivo subyacente que articula las reglas de reconocimiento y las reglas de manifestación. Las reglas de reconocimiento y las reglas de manifestación constituyen el fundamento de los procesos de comunicación. Desde este punto de vista, las relaciones de los sujetos con las relaciones sociales se ÀMDQRVHHVWUXFWXUDQHQHOPLVPRSURFHVRGHFRQVWLWXFLyQGHOVXMHWR(VWDV relaciones pueden ubicarse, bien sea en la práctica tácita inconsciente, o bien en términos de las respuestas conscientes de los sujetos a las relaciones sociales impuestas por las ubicaciones —éste es el nivel de la tensión entre el orden establecido y el cambio—. Las posiciones del sujeto (o la ubicación del sujeto) tienen lugar en el mismo proceso de comunicación (o de ingreso en el lenguaje). Una vez que el sujeto ingresa en el lenguaje, ingresa en prácticas especializadas GHFRPXQLFDFLyQTXHJHQHUDQSURGXFFLRQHVWH[WXDOHVHVSHFtÀFDV(VHQ este proceso que se estructuran las reglas de reconocimiento y las reglas de manifestación y que se establecen las relaciones de los sujetos con las relaciones sociales y sus fundamentos posicionales. Es posible que “lo por decir” de una posición/ubicación genere relaciones de oposición o contradicción, en el nivel de lo consciente, en sus momentos irruptivos y disruptivos, ilógicos y aparentemente irracionales. Lo por decir actúa (selectivamente) sobre la sintaxis de generación. Como dice Bernstein, “lo por decir” se expresa en “lo por manifestar”; las manifestaciones de lo por decir no son el producto de un proceso de selección y ordenación que pueda cambiarse conscientemente y que tome la forma de metáfora de nuevas posibilidades. /DSRVLFLyQRXELFDFLyQGHORVVXMHWRVSURGXFHFLHUWDVVLJQLÀFDFLRQHV Existe una relación entre la posición (ubicación) en las relaciones sociales y ODVRULHQWDFLRQHVKDFLDORVVLJQLÀFDGRV/DSRVLFLyQRXELFDFLyQGHOVXMHWR lo incluye en relaciones referenciales privilegiadas y que privilegian. Es importante examinar rigurosamente estos dos conceptos: las relaciones privileJLDGDV UHODFLRQHVUHIHUHQFLDOHVSULYLOHJLDGDV VHGHÀQHQFRPRODVUHODFLRQHV TXHOHDVLJQDQSULRULGDGDXQVLJQLÀFDGRHQXQFRQWH[WR131. Las relaciones –––––––––– 131. Véase Bernstein, (1986), “Elaborated and restricted codes”. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 210 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía UHIHUHQFLDOHVSULYLOHJLDQWHVVHGHÀQHQFRPRODVUHODFLRQHVHQODVFXDOHVORV VLJQLÀFDGRVFRQÀHUHQXQSRGHUGLIHUHQFLDOVREUHODVKDEODQWHV132. Bernstein se ocupa fundamentalmente de las relaciones privilegiantes, mediante el análisis de los modos de posición del sujeto en el discurso (y sus realizaciones textuales) y de las modalidades de constitución del texto (proceso de recontextualización). Hasta aquí tenemos, entonces, que en ODGHÀQLFLyQGHODVUHODFLRQHVSULYLOHJLDGDV\SULYLOHJLDQWHVVHHQFXHQWUDHQ HVWDGRHPEULRQDULRXQDWHRUtDGHODSURGXFFLyQSURGXFWLYLGDGGHOVLJQLÀcado que depende fundamentalmente de la dialéctica poder-control. Este problema amerita nuevos estudios. CÓDIGO-SUJETO ¢(VHOFyGLJRHQ%HUQVWHLQXQVXMHWRWUDQVFHQGHQWDODODFRQFLHQFLD" ¢4Xp GHFLU GHO FyGLJR FXDQGR KDEODPRV GH ODV UHODFLRQHV ´HQWUHµ \ GH ODVUHODFLRQHV´GHQWURGHµ"3RGUtDPRVDSUR[LPDUXQDUHVSXHVWDLQLFLDOHO código nada tiene que ver con los contenidos de la conciencia. El código no es una construcción psicológica. La referencia psicológica a la construcción del código poco o nada enseña sobre el nivel en el cual se sitúan su estructura y su funcionamiento. En la teoría del Bernstein, el código genera y regula un sistema de diferencias y similitudes. El código es una estructura cuyos elementos (principios) constituyen, entre sí, diferencias y similaridades. Lo paradigmático del código estructura lo que constituye las diferencias y lo sintagmático constituye las relaciones horizontales entre los sujetos: lo sintagmático constituye las realizaciones de las diferencias y similitudes. –––––––––– 132. Se podría pensar que la noción de relaciones referenciales (privilegiadas y privilegiantes) tiene XQVLJQLÀFDGRWUDVFHQGHQWDOHQHOVHQWLGRGHTXHRULHQWDFLRQHVHVSHFtÀFDVRVLJQLÀFDFLRQHV HVSHFLDOL]DGDVVRQFRUUHODWLYDVGHFRQWH[WRVHVSHFLDOL]DGRV/RTXHFXHQWDFRPRVLJQLÀFDFLRQHV HVSHFLDOL]DGDV²RFRPRVLJQLÀFDFLyQ²GHSHQGHGHOFRQWH[WRHVSHFtÀFR(QHVWDSHUVSHFWLYD KDEUtDTXHGLVWLQJXLUHQWUHORVVLJQLÀFDGRVHVSHFLDOL]DGRVRSULRULWDULRVGHQWURGHXQFRQWH[WR HOFXDOPDUFDSULRULGDGRODHVSHFLDOLGDGGH;R<VLJQLÀFDGRV\ODRULHQWDFLyQKDFLDpVWRVTXH depende exclusivamente de las relaciones de poder. 211 Mario Díaz Villa /RVFyGLJRVFRPRHVWUXFWXUDVÀMDQORVOtPLWHVDODH[SHULHQFLDGHO VXMHWRGHÀQHQORVVXMHWRVRHVWUXFWXUDQORVVXMHWRVGHQWURGHOMXHJRGHVXV transformaciones. El código produce posiciones desde las cuales los sujetos actúan y realizan sus prácticas ideológicas. En esta forma, “la ideología —según Bernstein— se crea a través de dicha ubicación y dentro de ella”. El problema del sujeto, en Bernstein, se plantea cuando se subraya el papel de los códigos y de la ideología (práctica ideológica). El sujeto es constituido en relación con el discurso, y es en relación con el discurso que los sujetos son ubicados. El sujeto es constituido en la relación entre distribuciones/posiciones y relaciones sociales. En una forma un poco lacaniana, Bernstein distingue, en su teoría, los códigos de la ideología. Los códigos proporcionan la vía para la constitución GHOVXMHWRHQHOVLJQLÀFDGR\HQVXVUHODFLRQHVVRFLDOHV/RVFyGLJRVVXJLHUHQ ODQRFLyQGHVXMHWRFRQVWLWXLGRHQUHODFLRQHVTXHRULHQWDQDVLJQLÀFDGRV El sujeto entra en el universo simbólico a través de los códigos. Éstos no se UHÀHUHQDVLPLODULGDGHVVLQRDGLIHUHQFLDV(VWDVGLIHUHQFLDVVRQUHJXODGDV SRUHOSULQFLSLRGHFODVLÀFDFLyQ /DFODVLÀFDFLyQHVFRQVWLWXWLYDGHORVLJQLÀFDQWH \SRUTXpQRGHFLUOR GHOVLJQLÀFDQWH GHODVUHODFLRQHVUHIHUHQFLDOHVSULYLOHJLDQWHV/DFODVLÀFDción es la marca de separación, del aislamiento por medio del cual pueden HVWDEOHFHUVHLGHQWLGDGHVRVLPLODULGDGHV\GLIHUHQFLDV/DFODVLÀFDFLyQVLJQLÀFD\HOVLJQLÀFDQWHFODVLÀFD/DLGHQWLGDGGHOVXMHWRVHORJUDPHGLDQWHVX LQFOXVLyQHQXQFRQMXQWRGHFODVLÀFDFLRQHVPHGLDQWHODVRFLDOL]DFLyQHQOD diferencia y en los procesos de diferenciación (reconocimiento), mediante la realización de diferencias en el exterior y entre el interior y el exterior del sujeto; en una palabra, por reglas fundamentales de inclusión/extensión. En este sentido, la diferenciación, las separaciones, los aislamientos se LQVWDODQFRPRVLJQLÀFDQWHVHQHOVXMHWR4XL]iVDTXtSRGDPRVHQFRQWUDUles un primer sentido a las reglas de reconocimiento. En este sentido, la LQFOXVLyQHQHOVLJQLÀFDQWHHVODLQFOXVLyQHQXQDFODVLÀFDFLyQ\HQIRUPDV GHFODVLÀFDFLyQ El código presenta un sistema de relaciones diferenciales (posiciones/ oposiciones) entre categorías y prácticas susceptibles de ser encontradas en campos diferentes (educación-producción o producción-reproducción cultural). En otros términos, categorías y prácticas se actualizan en diferentes ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 212 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía contextos (familia, escuela, comunidad, región: diferentes agencias-agentes de producción/control simbólico). Subyace aquí un criterio conocido como lo diferencial y lo singular, establecido por Deleuze. La estructura del código permite ver en él una matriz de oposiciones y distribuciones, y de asociaciones y contigüidades, que son interdependientes. Así, cada distribución establece sus oposiciones y genera formas GHUHODFLyQHVSHFtÀFD(OFDUiFWHUKRPyORJRGHODVGLVWULEXFLRQHVSHUPLWH establecer correlaciones entre categorías diferentes. Así, una distribución de agentes puede corresponderse con una distribución de agencias, con XQDGLVWULEXFLyQGHHVSDFLRV(VWDVGLVWULEXFLRQHVRFODVLÀFDFLRQHVVHFRQsideran homólogas, pues están reguladas por la misma ley estructural (ley paradigmática). A estas distribuciones les subyacen la división social del trabajo y las relaciones de poder. Existen dos rasgos estructurales del código —sociolingüístico o educativo—. Por una parte, su carácter de principio determinante en las relaciones sociolingüísticas (del habla) o pedagógicas y, por la otra, su capacidad de realizarse en formas diferentes o diversas (variantes elaboradas-restringidas con sus múltiples modalidades o realizaciones) en diferentes contextos. En esta perspectiva no sólo es posible indagar las determinaciones estructurales de las realizaciones sociolingüísticas/educativas, sino también producir nuevas realidades estructurales educativas/sociolingüísticas. En este sentido, el código es un principio estructural abierto. La teoría de los códigos elaborada por Bernstein nos muestra, o se fundamenta en, la idea de que la comunicación entre los sujetos está cruzada por la ubicación (posición o posicionalidad) de los sujetos en la estructura social. La ubicación forma parte no sólo del proceso de comunicación. Siempre se habla desde algún lugar. Siempre se está en una posición antes de hablar. La ubicación del sujeto es una ubicación en principios dominantes (privilegiantes) o dominados (no privilegiantes) que se realizan en la comunicación. (O DFFHVR D VLJQLÀFDFLRQHV HODERUDGDV R UHODFLRQHV UHIHUHQFLDOHV SULYLOHJLDQWHV HV XQD FRQGLFLyQ SDUD OD VLJQLÀFDFLyQ /D SRVLFLyQ R OD posicionalidad del sujeto se estructura en el proceso de orientación a relaciones referenciales privilegiantes. Dicha orientación establece una relación entre el sujeto y las condiciones de su posicionalidad (de su ubicación). 213 Mario Díaz Villa Si la ubicación regulada por el código es una función de las relaciones de poder entre contextos, dicha ubicación (posición) se estructura en dichas relaciones y establece una relación entre la posición del sujeto y las condiFLRQHVGHODSURSRVLFLRQDOLGDG ORVVLJQLÀFDGRVSDUDXQVXMHWRLQFOXLGRHQ XQDSRVLFLyQHQXQFRQWH[WRHVSHFLÀFR eVWHHVHOVHQWLGRGHODVUHODFLRnes referenciales privilegiantes. Dicho en otros términos, las condiciones de proposicionalidad —usando términos de Husserl— están dadas por la posicionalidad del sujeto. 7HQHPRVTXHODRULHQWDFLyQKDFLDODVLJQLÀFDFLyQ³ORVVLJQLÀFDGRV que el código presupone— se constituye como un proceso complejo que implica consideraciones extralingüísticas (determinaciones extralingüísticas), a saber: la estructura social, la estructura de relaciones sociales en la familia (la familia y sus restricciones), la ubicación ideológica y la respuesta potencial del sujeto a dichas determinaciones. La posición del sujeto en el lenguaje es la posición/oposición del sujeto en la estructura social, y viceversa. Es claro que aquí no nos referimos al lenguaje como lengua, sino como habla. El objeto es el habla, no la lengua. Es sólo en el habla que podemos encontrar las posiciones del sujeto. SUJETO Y DISCURSO PEDAGÓGICO Para Bernstein, la noción del discurso pedagógico no se relaciona FRQODDXWRQRPL]DFLyQGHODSURGXFFLyQGHVLJQLÀFDGRV/DVQRFLRQHVGH discurso pedagógico y de dispositivo pedagógico constituyen en sí una crítica a las pretensiones subjetivistas del discurso y a las pretensiones trascendentalistas del discurso como algo a lo cual el sujeto tiene acceso exteriormente. Según Bernstein, el discurso opera sobre todo el sistema de la cultura \VXVVLJQLÀFDGRV(QHVWHVHQWLGRHVXQGLVSRVLWLYRJHQHUDWLYRGH´ORVLJQLÀFDGRµ´/RVLJQLÀFDGRµHVWiGRPLQDGRSRUHOGLVFXUVRSHGDJyJLFRHQOD GRPLQDFLyQGHODOyJLFDGHODFRPXQLFDFLyQSHGDJyJLFD´/RVLJQLÀFDGRµ hace parte de la cultura de la recontextualización. /DUHFRQWH[WXDOL]DFLyQVHPDQLÀHVWDHQHOSURFHVRGHVLJQLÀFDFLyQ/D UHFRQWH[WXDOL]DFLyQKDFHTXHUHFRQWH[WXDOL]DGRVORVVLJQLÀFDGRVFRQYHUWLGRVHQRWURVVLJQRVDFW~HQFRPRVLJQLÀFDQWHVGHVtPLVPRVDMHQRVDORV ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 214 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía VLJQLÀFDGRVGHORVFXDOHVVRQVLJQRVDSR\iQGRVHHQODLGHDGHTXHQDGD OHKDRFXUULGRDOVLJQLÀFDGRSHGDJyJLFR/DVXQLGDGHVGHOGLVFXUVRSHGDgógico, o el discurso pedagógico mismo, constituyen un ejemplo de cómo la transformación del discurso pasa desapercibida en el contexto escolar y cómo genera nuevos modos de pensar que legitiman la retraducción de los discursos. Aparentemente se conserva el sentido cuando de hecho se transforma el sentido. ¢4Xp HVWUXFWXUDV PHGLDQ HQWUH HO VXMHWR \ HO GLVFXUVR SHGDJyJLFR" Podemos pensar, intentando responder este interrogante, que el sistema de reglas del discurso pedagógico trasciende al sujeto, situándolo, ubicándolo o re-constituyéndolo. Pero no podemos olvidar que el sujeto trasciende las reglas SURGXFLHQGRIRUPDVGHUHVLVWHQFLDRHVWUXFWXUDVTXHGLÀHUHQGHODVHVWDEOHFLGDV por las reglas. De lo que se trata, en Bernstein, es de ubicar al sujeto en relación con las relaciones de poder y de buscar estas determinaciones en la estructura de relaciones sociales que enmarca el discurso pedagógico. En este sentido, las relaciones de poder que genera el discurso pedagógico determinan el campo de VLJQLÀFDFLyQOHJtWLPRGHORVPHQVDMHVSHGDJyJLFRV(QHVWDIRUPDHOGLVFXUVR pedagógico se realiza en una variedad de formas y el sujeto pedagógico se GHÀQH\HVWUXFWXUDSRUHOVLVWHPDGHUHODFLRQHVGHOGLVSRVLWLYRSHGDJyJLFR Miremos más del cerca el problema adoptando otra óptica. Si bien es cierto que Bernstein considera que, en los procesos de comunicación, podemos descubrir las posiciones del sujeto en el discurso pedagógico, FULWLFDTXHHODQiOLVLVVHUHÀHUDFDVLVLHPSUHDORVUDVJRVVXSHUÀFLDOHVGH la comunicación. Su consideración fundamental consiste, entonces, en que son las motivaciones subyacentes del discurso su objeto de análisis, esto es, la forma en que las relaciones sociales se estructuran y se organizan en HOGLVSRVLWLYRSHGDJyJLFR\VHPDQLÀHVWDQSRUHMHPSORHQODVSUiFWLFDV pedagógicas. Por esto, en la medida en que orientemos nuestras investigaciones hacia la complejidad de las situaciones comunicativo-pedagógicas, surge la necesidad de explorar los procesos subyacentes que estructuran las posiciones y oposiciones del sujeto en el discurso pedagógico. Esto implica GHÀQLU HO GLVFXUVR SHGDJyJLFR HQ XQD SHUVSHFWLYD GLIHUHQWH %HUQVWHLQ plantea, en la perspectiva de las transmisiones educativas, que el discurso pedagógico resulta ser las reglas de comunicación especializadas a través de las cuales los sujetos pedagógicos se crean selectivamente. Mediante 215 Mario Díaz Villa el discurso pedagógico, la generación abierta y productiva de sentido se clausura y se reorganizan los límites legítimos de sentido en el texto. La relación texto-contexto se vuelve una relación cerrada que deviene imaginaria como si fuera el producto de las operaciones logocéntricas de las conciencias pedagógicas. En este sentido, el sujeto del discurso pedagógico es un sujeto cerrado, delimitado y circunscrito a las voces predicativas de lo imaginario. Deconstruir estas relaciones pasa por elaborar una teoría que dé cuenta de las reapropiaciones que sufren los discursos-prácticas por la pretendida esencialidad del discurso pedagógico. CONCLUSIÓN Hemos intentado presentar en este capítulo un conjunto de problemas intrínsecos a los desarrollos teóricos de Bernstein. Nuestro propósito fundamental ha sido rescatar la discusión abierta y lógica sobre puntos de vista que están presentes en la problemática de los estructuralistas y postHVWUXFWXUDOLVWDV 'HMDU DELHUWD OD GLVFXVLyQ VLJQLÀFD UHSODQWHDU ODV FUtWLFDV FODXVXUDQWHV\GHURJDWRULDVTXHVHFRQÀJXUDQHQODVHVWUDWHJLDVJHQHUDOHVGHO GRJPDWLVPRGHODPD\RUtDGHTXLHQHVVHDXWRGHÀQHQFRPRSHGDJRJRV ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 216 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía CONCLUSIONES (VWHOLEURKDVLGRHOSURGXFWRGHXQDUHÁH[LyQSHUPDQHQWHVREUH una constelación de problemas articulados. Para el lector acostumbrado a la linearidad y a la secuencia explícita en una obra, parecería ser, o bien la fragmentación de temáticas, o bien la reiteraciòn o repetición del mismo tema. Lo que no advertiría este lector es que el desarrollo del conocimiento sugiere un movimiento casi que obligado a la recurrencia a un problema o un conjunto de problemas integrados por una perspectiva común, o por la articulación de perspectivas cuyas tensiones producen nuevas posibilidades intelectuales. En este sentido, el libro puede ser concebido como una contribución académica a la fundación y desarrollo de una perspectiva sobre la pedagogía. Los planteamientos presentados en los diferentes capítulos han intentado aproximar al lector a los principios que constituyen una nueva orientación conceptual sobre la pedagogía inspirada en los desarrollos teóricos de Bernstein. Los capítulos por los que probablemente ha transitado con DOJXQDHOOHFWRUFRQÁX\HQHQORVSUREOHPDVSURSLRVGHODSHGDJRJtD como discurso y como práctica, y en los problemas de sus relaciones con el poder y el saber.En ellos se examinan las nociones propias de un nuevo lenguaje para abordar la crítica del discurso pedagógico. Desde el primer capítulo, dedicado a esbozar los fundamentos básicos dela sociología de la pedagogía en la obra de Bernstein, se percibe la necesidad de producir una reorientación conceptual sobre la transmisión y la transformación de la cultura mediante la construcción conceptual del discurso pedagógico. Esta necesidad se intenta resolver en los capítulos que le siguen, los cuales podrían considerarse 217 Mario Díaz Villa como una constelación de elementos teóricos cuya permanente referencia constituye una tendencia hacia la interpretación y el develamiento de la estructura del discurso pedagógico y de sus relaciones con el poder y el saber en contextos de interacción social. ¢4Xp SUHVXSRQH XQD VRFLRORJtD GH OD SHGDJRJtD LQWUtQVHFD D ORV FRQWHQLGRV WHyULFRV DTXt H[SXHVWRV" ,PSOLFD DQWH WRGR WUDQVIRUPDU OD mirada sobre la constelación de problemas inherentes a la relación social, a la interacción, a la ubicación o el posicionamiento en el conocimiento, a las relaciones de poder y de control, etc. Implica, así mismo, estructurar un campo de problemas aparentemente disímiles como, por ejemplo, la relación entre la cultura y los medios de su transmisión o reproducción. Una sociologia de la pedagogía debe tomar conciencia del carácter esencialmente pedagógico de la cultura, de que la experiencia pedagógica (formativa) es una experiencia cultural y de que no se puede aislar el ideal formativo de la familia, la escuela o el trabajo de las relaciones de poder. De la misma manera, una sociología de la pedagogía debe esclarecer los problemas socioculturales que afectan el aprendizaje y el desarrollo de grupos e individuos. Si existe una relación entre aprendizaje y prácticas sociales, si el aprendizaje implica unas bases sociales que no son homogéneas sino que están en permanente tensión, si la cultura no se puede aislar de los modelos de aprendizaje y desarrollo de los individuos, entonces la pedagogía debe ser considerada un medio o dispositivo esencial, en todas las sociedades, para posicionar a los sujetos en los discursos y prácticas que reproducen directa o indirectamente los principios culturales dominantes. La perspectiva que ha orientado los desarrollos teóricos de este libro no se inscribe en las posturas dominantes que, haciendo de las técnicas y las metodologías principios y operaciones per seLQKLEHQFXDOTXLHUUHÁH[LyQ sobre la lógica interna de la práctica pedagógica y sobre sus vículos con el poder y el control. Este libro plantea una problemática crucial para la recomprensión de la pedagogía con una mirada crítica y analítica de su estructura interna, tema que ha estado ausente de la discusiòn académica en Colombia. ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 218 ––––––––––––––––––––––– Discurso y pedagogía BIBLIOGRAFÍA ADSHEAD. J. Study of Dance /RQGRQ 'DQFH %RRNV /WG 1981. BAUDRILLARD, J. Simulations. 1HZ<RUN6HPLRWH[W BELL, D.´&RPPXQLFDWLRQVWHFKQRORJ\IRUEHWWHURUIRUZRUVHµ Harvard Business Review. Vol. 1: 20-42. 1979. BERBAUM, B. Knowledge and Ideology in Education. London: Macmillan. 1977. BERNSTEIN, B. “Sources of consensus and disaffection in education” en BERNSTEIN, B. 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