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Popol Vuh resumen

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resumen del Popol Vuh
Durante los primeros capítulos el autor nos relata la historia de la
formación de la tierra desde la perspectiva cosmogónica de los pueblos
originarios de América. En un primer tiempo, nos dice el autor, la faz de
la tierra no existía; solo existía el agua, solo la mar tranquila. Fue por
eso que se reunieron los primeros dioses, los constructores, los
dominadores, los poderosos del cielo, los procreadores, los
engendradores, las serpientes emplumadas.
Eran 3, según el autor, Gigante relámpago, Huella del relámpago y
esplendor del relámpago; que se unieron para inventar al mundo y para
hacerlo comenzaron inventando primero la tierra, montes, llanuras, etc.
Sin embargo la tierra era un lugar muy callado, por eso decidieron crear
animales y así lo hicieron comenzando por el venado.
Después de poblar la tierra con animales los creadores del mundo
decidieron construirles un lugar para que reposaran y a cambio les
pidieron que los adoraran; como los animales no hablaron solo
cacareaban, rugían, mugían, aullaban, etc. entonces los creadores del
mundo condenarían a los animales a vivir en estado salvaje y a
conformarse con ser el alimentó de otros seres. En seguida los
creadores decidieron crear a un hombre, lo hicieron de tierra per no
tenía movilidad, ni firmeza; aquella masa, nos explica el autor, se caía,
se ablandaba, tenía los ojos vacíos y ciertamente hablaban pero sin
sensatez, de manera que lo deshicieron.
Como deseaban ser reconocidos y adorados por su creación, aquellos
dioses primigenios volvieron a reunirse y consultaron a los abuelos; el
abuelo del día y la abuela del alba; El Antiguo Secreto y La Antigua
Encantadora; estos arrojaron tzité y maíz para conocer la suerte y así
supieron que tenían que crear a hombres y mujeres de madera; y lo
hicieron; los creadores poblaron al mundo de hombres y mujeres de
madera que se engendraron y crearon hijos e hijas pero no eran ni
inteligentes ni sabios; que hablaban, pero que no recordaban ni
invocaban ni adoraban a sus creadores, solo vivían una existencia
egoísta; de manera que tuvieron que ser destruidos.
Los creadores les enviaron lluvia de noche y de día y llegó del cielo
abundante lava. Después, en palabras del autor, el cavador de rostros
vino a arrancarles los ojos, el murciélago de la muerte vino a cortarles la
cabeza, brujo-pavo vino a comer su carne, brujo búho vino a triturar sus
huesos y los animales pequeños de los que se alimentaron hablaron y
llegaron para devorarlos y cuenta el autor que incluso sus ollas hablaban
y llegaron para quemarlos como antes lo habían hecho los hombres y
mujeres de madera con estos utensilios. De hecho, afirma el autor que
aquellos hombres y mujeres que lograron sobrevivir emigraron a las
selvas y hoy son los monos que viven en los árboles y que por eso son
los animales que más se parecen al hombre, porque ellos son los
hombres y mujeres de madera inventados por los creadores para que los
adoraran pero como no lo hicieron deben conformarse solo con tener
una vida salvaje.
Una vez más, los dioses se reunieron para planear la creación de nuevos
seres, en esta ocasión, determinaron que los nuevos seres serían hechos
de carne y hueso y que les proporcionarían inteligencia para que ellos si
pudieran adorarlos, para crearlos utilizaron maíz y para que pudieran
sostenerse les pusieron un esqueleto de carrizo. Al principio solo
crearon a cuatro hombres; a los cuales se les dotó de inteligencia, vida y
sensaciones; también podían caminar y tocar todo lo que estaba cerca
de ellos.
Desde el principio estos seres dieron muestras de inteligencia y según el
autor, aun cuando la tierra seguía sumergida en tinieblas ellos tenían la
capacidad de ver lo que aún no era revelado. Estos cuatro seres eran
Balam Quitzé, Balam Acab, Mahucutah e Iquí Balam.
Luego de meditarlo un momento, los dioses se dieron cuenta entonces
de que no era conveniente dotarlos de demasiada sabiduría, ya que no
entenderían todo lo que les rodeaba y tampoco sabrían cómo utilizarlo
en su beneficio; por otro lado, esos hombres tendrían hijos y esos hijos a
su vez conseguirían saber más y sus hijos todavía más y así
sucesivamente hasta que en algún punto, los hombres sabrían mucho
más que sus dioses y tratarían de superar a los dioses que los crearon.
De manera que los creadores se volvieron a reunir y determinaron que
los hombres, sus creaciones, solo podrían entender lo que estaba cerca
de sus sentidos pero nada más y que de esta manera no podrían nunca
llegar a ser más sabios que ellos, los dioses originales.
Poco después, para que los hombres no estuvieran solos, los hacedores
del mundo decidieron crear mujeres; de manera que los durmieron y del
propio cuerpo de los hombres crearon a cuatro mujeres a las que
colocaron al lado de los primeros hombres que al despertar las tomaron
y con ellas poblarían la tierra; de esta descendencia nacieron los
adoradores de los dioses.
El autor después nos dice que los hombres emprendieron un viaje a una
tierra prometida; para comenzar el viaje los dioses le dieron el fuego a la
tribu de Balam Quitze, sin embargo el resto de las tribus también lo
pidieron, los dioses a través de Tojil les preguntaron que estarían
dispuestos a entregar; ellos ofrecieron todo tipo de regalos y piedras
preciosas, los dioses no aceptaron, en cambio les pidieron la vida, la
tribu aceptó y como compensación a ese acto de humildad les fue
devuelto el fuego sin necesidad de entregar la vida.
En la travesía la tribu de Balam Quitze pasó todo tipo de problemas
como enfrentarse a otra tribu que adoraba al dios Chamalkan; esta tribu
les robó el fuego aunque lo recuperaron. Después llegaron a un lugar
donde la tierra era tan seca que ya se había agrietado y el agua era
escasa y mala; los ancianos consultaron con Tojil y este les dijo que
continuaran con su viaje hasta llegar a la ladera de una montaña
llamada Hacauitz, esa era la tierra prometida, al llegar los dioses les
enviaron una señal y les dieron las instrucciones de como tenían que
vivir en este lugar.
Vivieron tranquilos por algún tiempo, ofreciéndole a los dioses su
sangre, sin embargo, luego de un tiempo comenzaron a asesinar a gente
de otras tribus para ofrecerle esa sangre a los dioses. Los dioses por su
parte bajaban a la tierra también a matar a gente de otras tribus y a
bañarse al río; al enterarse de esto los habitantes de las otras tribus
planearon una trampa para comprobar que tipo de divinidades eran
aquellos dioses; colocaron a un par de doncellas en el río y esperaron
para ver si los dioses las poseían o si sucedía algo más. Al llegar los
dioses solo se limitaron a contemplarlas y hablar con ellas para saber
quiénes eran y qué hacían ahí, las doncellas terminaron confesando todo
y los dioses entonces les dieron una tela de algodón y sobre ella
dibujaron un jaguar, un águila y un insecto; las doncellas regresaron a
sus tribus con las telas y se las entregaron al consejo de ancianos; estos
las probaron pero uno de ellos falleció por el ataque de uno de los
animales dibujados sobre las telas porque animal había cobrado vida.
La tribu planeó una venganza y decidieron hacer la guerra contra la tribu
de Hacauitz que ya los esperaba, luego de algunos incidentes la tribu de
Hacauitz termina victoriosa y al final se reunieron y decidieron partir
para siempre de ese lugar.
En la segunda parte del libro el autor nos cuenta la historia de dos
hermanos, Ahpú Hunahpú e Ixbalanque, que eran hechiceros y vivían en
las tierras de Quiché; estos hermanos eran buenos y disfrutaban del
juego de pelota, lo que era muy molesto para los señores del mal que
vivían en Xibalbá; estos eran seres nefastos que se deleitaban haciendo
todo tipo de males a los seres humanos.
En una ocasión, los señores de Xibalbá enviaron a unos búhos para traer
a los dos hermanos, luego de consultarlo con su madre Ixmucané los
hermanos decidieron acompañar a los búhos, al llegar al Xibalbá los
hermanos fueron sometidos a un juicio en el que se les declaró
culpables; su castigo fue la muerte, de manera que fueron encerrados y
a la mañana siguiente unos verdugos los descuartizaron y enterraron sus
cabezas en un árbol que jamás había florecido.
Un día después todos se percataron que ese árbol que jamás había
florecido dio unos frutos hermosos durante la noche y que las cabezas
habían desaparecido. Ixquic, hija de Cuchumaquic tomó uno de esos
frutos; al tener el fruto una voz dentro del árbol le dijo que ese era un
fruto de bondad como los hermanos y que por haber comido de él ella
sería la madre de su descendencia. Al descubrir el padre de Ixquic que
esta estaba embarazada se la entregó a los búhos para que la llevaran
lejos, la asesinaran y le llevaran su corazón.
Luego de unos días la mujer le confesó a los búhos que ella estaba
embarazada de Ahpú Hunahpú e Ixbalanque y les pidió que no la mataran
y ya que los búhos debían llevarle el corazón de la chica a su padre,
Cuchumaquic, ella les dio unas gotas de su sangre que inmediatamente
tomaron forma hasta convertirse en un corazón. Los búhos le llevaron
ese corazón al gran Cuchumaquic, el cual lo lanzó al fuego y mientras se
quemaba el corazón lanzaba un aroma floral delicioso y sublime. Los
búhos convencidos de que Ixquic decía la verdad decidieron buscar a la
chica para ponerse a sus órdenes y juntos fueron en busca de la madre
de los hermanos para informarle que Ixquic estaba a punto de ser la
madre de sus nietos, es decir, de los hijos de Ahpú Hunahpú e
Ixbalanque. Aunque al principio la madre no creía, al final, luego de ver
como Ixquic convocaba a los señores del maíz para que hicieran crecer
la milpa, terminó por convencerse de que Ixquic decía la verdad.
Desde el principio Hunbatz y Hunchouen, los primeros hijos de Ahpú
Hunahpú odiaron a Hunahpú e Ixbalanqué, los hijos de Ixquic y quisieron
deshacerse de ellos, hasta que un día se fueron a un bosque y luego de
algunos problemas terminaron convertidos en monos.
Posteriormente el autor nos habla de algunas aventuras desafortunadas
en las que los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué enfrentaron y asesinaron a
algunos humanos presuntuosos que pretendían ser dioses hasta que por
fin un día decidieron labrar la tierra, ellos arreglaron todo para la milpa
pero por la noche el campo fue destruido. Desesperados, la noche
siguiente esperaron a ver que sucedía y descubrieron que un ratón
llegaba a destruir la tierra, lo atraparon y el roedor les confesó que su
abuela guardaba objetos muy especiales que no quería que ellos
conocieran ni utilizaran pues temía que corrieran la misma suerte que
sus padres. Se trataba de los accesorios para el juego de pelota.
Los gemelos los descubrieron y sin darse cuenta comenzaron a jugar
hasta que toda su alegría desbordada en el juego llegó a los oídos de los
señores del Xibalbá que bajaron y los retaron a un juego de pelota que
se celebraría la semana siguiente.
Los gemelos se presentaron y derrotaron a los señores del Xibalbá en el
juego de pelota pero estos no se quedaron tranquilos, así que los
sometieron a distintas pruebas. Primero los metieron a una choza de frío,
después los enfrentaron a un gran murciélago. Los gemelos salieron con
vida pero al día siguiente Ixbalanqué le pidió a su hermano que asomara
la cabeza para ver si ya podían salir, cuando Hunahpú asomó la cabeza
los señores del Xibalbá se la cortaron y después se la llevaron al centro
de la plaza para el juego de pelota.
Ixbalanqué se puso muy triste, así que le pidió ayuda a algunos animales
para rescatar la cabeza de su hermano durante el juego de pelota de los
señores del Xibalbá y así lo hicieron lo animales para que Ixbalanqué
pudiera recuperar la cabeza de su hermano, colocarla en el cuerpo y
devolverle la vida, después de revivir Hunahpú ambos gemelos salieron
de aquel territorio.
Poco después los hermanos predijeron su muerte; por lo tanto pidieron
que al morir los arrojaran a un río cortados en pequeños trozos y así lo
hicieron, los arrojaron al río y al llegar al fondo del río volvieron a tomar
forme para resurgir al quinto día como dos jóvenes distintos. Poco
después volvieron al Xibalbá donde se dedicaron a hacer todo tipo de
prodigios, primero revivieron a un perro, después quemaron la casa del
rey sin que le ocurriera nada a ninguno de sus ocupantyes y al final
asesinaron al gran rey de Xibalbá, una vez muerto este personaje los
gemelos pasaron a ocupar el mayor poder en ese territorio y cuando esto
sucede ellos descubren su verdadera identidad y los señores del Xibalbá
se confiesan frente a ellos y les dicen que fueron ellos quienes
asesinaron a sus padres, los hermanos recuperaron los cuerpos y los
sepultaron como es debido y de este modo se crean el sol y la luna.
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