Subido por josemangini

carpeta derecho vivienda diagramada 2010

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10 de Diciembre: Día Internacional de Derechos Humanos
El Derecho a la Vivienda Digna,
también es un Derecho Humano
Introducción
La Declaración Universal
de Derechos Humanos de
1948 reconoce el derecho
de toda persona a una
vivienda adecuada.
El derecho a una vivienda adecuada
incumbe a todos los Estados, puesto que
todos ellos han ratificado por lo menos un
tratado internacional relativo a la vivienda
adecuada y se han comprometido a
proteger este derecho mediante
declaraciones y planes de acción
internacionales o documentos emanados de
conferencias internacionales.
A pesar de su importancia, el número
de personas que no cuentan con una
vivienda adecuada excede ampliamente los
1.000 millones en todo el mundo. Millones
de personas más sufren todos los años
desalojos forzosos o son amenazadas con
desalojos forzosos de sus hogares.
En nuestro caso, el derecho a la
vivienda fue retirado de la actual
Constitución Política, ocasionando que
muchos peruanos vean cada vez más lejano
el sueño de contar con una vivienda propia
y digna.
Sólo en nuestro país, cerca de la
tercera parte de la población viven en
condiciones peligrosas para la vida o la
salud, hacinadas en tugurios y
asentamientos improvisados, o en otras
condiciones que no respetan sus derechos
humanos ni su dignidad.
El presente documento informativo
comienza con una explicación del derecho
a una vivienda adecuada, expone la
realidad de falta de vivienda en nuestro
país, a través análisis internacionales y
propone la restitución del derecho a la
vivienda en nuestra Constitución Política.
¿Qué es el derecho
a la vivienda?
El derecho a la vivienda integra el
derecho a un nivel de vida adecuado. Por
ello, no se reduce únicamente a un techo
y cuatro paredes, sino que abarca el
derecho de cualquier persona a tener
acceso a un hogar y a una comunidad
seguros para vivir en paz, con dignidad y
salud física y mental.
Más que un techo y
cuatro paredes
Centro de Investigación, Documentación y Asesoría Poblacional - CIDAP
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Lima - Perú, Diciembre 2010
Toda vivienda
adecuada debe
incluir:
1. Seguridad jurídica en la tenencia,
es decir, vivir en un sitio sin miedo a
ser desalojados o a recibir amenazas
indebidas o inesperadas.
2. Acceso a servicios, bienes públicos
e infraestructura, tales como energía
eléctrica, saneamiento y recojo de
basura.
3. Acceso a bienes ambientales, tales
como tierra y agua, y a un medio
ambiente equilibrado y libre de
contaminación.
4. Vivienda a un precio accesible o
con subsidios o financiaciones que
garanticen costes compatibles con los
niveles de ingresos.
5. Buenas condiciones de
habitabilidad, respetando un tamaño
mínimo, con protección frente al frío,
calor, lluvia, viento u otras amenazas
a la salud, riesgos estructurales o
físicos.
6. Acceso preferente a la vivienda
para grupos en situación de
vulnerabilidad o discriminación
(mujeres, personas con habilidades
especiales, personas de la tercera
edad, etc)
Ideas erróneas más frecuentes sobre el derecho a una
vivienda adecuada
✦
El derecho a una vivienda adecuada NO exige que el Estado construya viviendas para
toda la población.
✦
El derecho a una vivienda adecuada NO es solamente una meta programática que debe
alcanzarse a largo plazo.
✦
El derecho a una vivienda adecuada NO prohíbe los proyectos de desarrollo que podrían
desplazar a las personas.
✦
El derecho a una vivienda adecuada NO es lo mismo que el derecho a la propiedad.
✦
El derecho a una vivienda adecuada NO es lo mismo que el derecho a la tierra.
✦
El derecho a una vivienda adecuada incluye tener acceso a servicios adecuados.
Fuente: El derecho a una vivienda adecuada. ONU - HABITAT. Folleto Informativo Nº 21.
Serie DDHH. 2010.
7. Ubicación adecuada, con acceso a
servicios de salud, centros laborales,
escuelas y transporte, en áreas
urbanas o rurales.
Qué dicen los tratados internacionales
8. Adecuación cultural, construida
con materiales, estructuras y
disposición espacial acorde a la
expresión cultural y la diversidad de
los individuos y grupos que la
habitan.
Artículo 25, párrafo 1º. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le
asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros
casos de pérdida de los medios de subsistencia por circunstancias independientes a su
voluntad.
Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH)
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP)
Artículo 17, párrafo 1º. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida
privada, en su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su
honra y reputación.
Pacto Internacional de los Derechos Económicos Sociales y Culturales
Artículo 11, párrafo 1º. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de
toda persona a un nivel de vida adecuado para uno mismo y para su familia, incluso
alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de
existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la efectividad de
este derecho, reconociendo a este efecto la importancia esencial de la cooperación
internacional fundada en el libre consentimiento.
Actualmente, ya hay más de 12 textos distintos de las Naciones Unidas que reconocen el
derecho a la vivienda. Sin embargo, la implementación de dicho derecho es aún un gran
desafío.
Fuente: www.derechoalavivienda.info
Resumen del informe de la visita al Perú del Relator especial de la
ONU para la vivienda
El Relator especial Miloon Kothari
estuvo en misión en Perú del 3 al 15 de
marzo del 2003 y constató que la situación
de la vivienda en el país era grave, con un
déficit estimado en 1,2 millones de
unidades.
Durante la misión, recibió mucha
información acerca de las dificultades para
la obtención de títulos de propiedad y
acceso al agua, así como acerca de
viviendas construidas en zonas de alto
riesgo y deslizamiento de tierras debido a
las actividades mineras. También conoció la
situación de familias y comunidades
expuestas a los desalojos y a la
contaminación del aire y del agua.
El Relator reconoció los esfuerzos del
gobierno y su empeño para resolver los
problemas de vivienda, pero señaló que
éstos eran insuficientes para abarcar todos
los aspectos de la cuestión. Así por ejemplo,
los distintos programas de vivienda no
favorecían a la población más
empobrecida, que comprende el 25% del
total de la población, cuya situación
precaria impide el acceso a préstamos.
El Relator recomendó dedicar más
atención a las políticas de subsidio para la
población empobrecida y a las políticas
Problema
habitacional
en números
En Perú, al igual que en
muchos otros países de
América Latina y el Caribe,
las ciudades han crecido
aceleradamente,
sobrepasando toda
planificación urbana, lo que
ha ocasionado inmensos
asentamientos precarios en
zonas periurbanas, donde la
gente vive en riesgos: físicos,
psicológicos, sanitarios,
ambientales, geológicos, de
desalojo; sin servicios básicos
ni públicos, sin documentos
de propiedad, etc.
Fuentes:
Perú: Mapa del Déficit
Habitacional a Nivel Distrital,
2007. Lima: INEI, 2009
La inversión inmobiliaria en el
Perú: oportunidades y riesgos.
Lima: INEUR, 2008
Estudio de Segmentación del
Mercado Mayoritario de
Vivienda. Lima: BID, 2007
destinadas a garantizar los derechos de las
mujeres jefas de hogar.
su realidad con los escasos recursos
disponibles.
La misión comprobó que la red
institucional para tratar los problemas de la
vivienda en las zonas rurales era
explícitamente menos importante que las
redes de salud y educación, a pesar de que
el derecho a la vivienda adecuada no
puede estar separado del derecho a la
salud, al agua y a la alimentación.
El Relator recomendó que el
gobierno de Perú reestructurara su
enfoque en relación a las políticas de
vivienda y acceso a la tierra para
priorizar instrumentos y programas de
apoyo a los esfuerzos e iniciativas de la
población.
Fuente: www.derechoalavivienda.info
El Relator también advirtió que no
existía ningún reconocimiento constitucional
del derecho a la vivienda adecuada y pidió
la introducción de ese derecho en la revisión
de la Constitución que estaba prevista para
ese entonces. Además, recomendó la
realización de estudios más detallados
acerca de la privatización de los servicios
públicos.
El Relator celebró hechos positivos,
como la invitación permanente para recibir
misiones de los relatores especiales de las
NNUU y la convicción de la Comisión de
Vivienda del Congreso para dar carácter
constitucional al derecho a la vivienda.
La impresión más significativa que el
Relator se llevó del país fue la cordialidad y
empeño de los peruanos para transformar
8 millones
342 mil 116
1 millón 860
mil 692
41%
peruanos viven en
condiciones habitacionales
inadecuadas
viviendas hacen falta para
cubrir el déficit habitacional.
64.9% urbano y 35.1% rural
1/3
39.5%
88.4%
de las viviendas del país se
abastece de agua no apta
para el consumo humano
de hogares viven en
condiciones de hacinamiento
de la población hacinada
está conformada por niños,
jóvenes y adultos jóvenes.
3/4
52.3%
140 mil
de los hogares con déficit
habitacional son liderados
por jefes de hogar varones
hogares con déficit
habitacional tiene capacidad
económica baja o muy baja
viviendas por año son
necesarias para reducir el
déficit habitacional existente
100 mil
60%
77%
viviendas se autoconstruyen
cada año en el país. La
construccción formal llega al
30 mil
de la demanda insatisfecha
de viviendas requiere precios
inferiores a los 20 mil
dólares
declara tener título de
propiedad del lote donde se
ubica su vivienda
de hogares a nivel nacional
no cuenta con desagüe. En la
zona rural el número
equivale al 92,4% de
viviendas
El Derecho a la Vivienda en el Perú
Contar con una vivienda adecuada es
un derecho del cual todo ciudadano
peruano debería disfrutar. Sin embargo,
cerca de la tercera parte de la población
del país vive en condiciones habitacionales
inadecuadas: precariedad, hacinamiento,
riesgo físico, sin electricidad, agua y
saneamiento, sin ser propietarios y con
amenaza de ser desalojados.
Si bien la problemática habitacional es
problema de larga data, también es cierto
que son los sectores más pobres los más
golpeados año tras año; sobretodo desde
que el derecho a la vivienda fuera
eliminado de la Constitución Política de
1993 por lo cual dejó de ser una
responsabilidad del Estado para con sus
ciudadanos y se convirtió en un producto
más del libre mercado.
Así como sucede en América Latina,
durante la última década, aquí el sector
vivienda ha sido impulsado por cuatro
fuertes tendencias globales: urbanización,
democratización, descentralización y
globalización. Estas tendencias han
provocado un mayor desarrollo de los
sistemas financieros, la ampliación de la
gama de instrumentos financieros para la
vivienda y la transformación del rol de los
gobiernos, los cuales pasan a ser
habilitadores de viviendas en vez de simples
proveedores, afirma el BID.
A pesar de estas “positivas”
tendencias, en el país el déficit de vivienda
en aún alto: 1 millón 860 mil 692 viviendas.
Cifra que irá en aumento a la par del
incremento de la población y la formación
de nuevos hogares.
En los últimos cuatro años y medio,
bajo su nuevo rol promotor y facilitador de
iniciativas privadas, el Estado apenas si
pudo gestionar 190 mil viviendas
construidas, ampliadas y mejoradas.
Cifra escueta pues los expertos afirman
que es necesario construir por lo menos 140
mil viviendas formales anualmente para
tratar de aminorar el déficit nacional.
Señalan, también, que el 60% de la
demanda insatisfecha se concentra en los
sectores de menos recursos y para
satisfacerla deberían ofrecerse viviendas a
menos de veinte mil dólares.
Ante la inoperancia del Estado y la
indiferencia de empresariado para invertir
en los sectores pobres, la autoconstrucción
del hábitat por parte de las personas ha
sido la solución más habitual durante los
últimos años para hacer frente a la falta de
vivienda y la pobreza: el 64.9% del déficit
habitacional es urbano y 100 mil viviendas
informales se construyen o mejoran
anualmente.
Entre todas las carencias que afectan a
los empobrecidos, la falta de servicios
básicos es quizá la más dramática. Eso lo
saben muy bien quiénes habitan las 520 mil
822 viviendas en el país que no cuentan con
energía eléctrica, agua y baño o desagüe.
Como si eso no fuera poco, el sistema
de cobertura de agua no cuenta con
programas de inversión que promuevan la
ampliación sostenida del recurso; tampoco
se tiene establecido su uso, de suerte tal que
el uso industrial, comercial y recreacional
compiten con el uso doméstico, atentando
contra la calidad de vida de todos los
peruanos.
La inexistencia de un plan de
expansión urbana ha ocasionado un
crecimiento desordenado de todas las
ciudades. La mayoría de las familias ha
elegido zonas vulnerables para construir sus
viviendas, poniendo en riesgo la posibilidad
de contar con saneamiento legal del suelo
que ocupan.
En otros casos, poblaciones enteras
habitan en zonas industriales, donde los
altos niveles de contaminación superan los
estándares ambientales. Aún teniendo
conocimiento de ello, la falta de capacidad
de las instituciones públicas, amparada en
la ambigua legislación ambiental, deja a su
suerte a éstos pueblos (estudios realizados
confirman la presencia de plomo en las
poblaciones más vulnerables).
Igual suerte corren los habitantes de
los centros históricos que requieren con
urgencia la aprobación de la Ley General
de Renovación Urbana con fines de
Vivienda para proteger su derecho de
residencia y la seguridad de la tenencia,
regulando así el proceso de renovación
urbana que necesitan nuestras las ciudades.
De otro lado, los proyectos municipales
y estatales que se realizan en la ciudad
(nuevas vías o mejora de servicios públicos)
suelen conllevar desalojos forzosos. Ante
ello es necesario plantear políticas para
preservar el derecho de las familias
afectadas y, cuando su traslado sea
inevitable, proponer alternativas de
reubicación dentro del mismo barrio,
preservando los derechos adquiridos.
Como especialistas en problemática
urbana estamos convencidos que revertir
este escenario sólo será posible si se
restituye el derecho a la vivienda digna en
la Constitución Política; acompañado claro
está de la implementación de una política
nacional de vivienda inclusiva con
programas acordes a la realidad de los que
menos tienen y una mayor asignación
presupuestal.
Vivienda rural,
tarea pendiente
Aun cuando la población rural en el
Perú se acerca al 30% y el déficit
habitacional equivale a 653 mil
viviendas en esta zona, los
programas promovidos por el Estado
y el sector privado en los últimos años
no han estado al alcance de sus
habitantes, muchos de los cuales
viven en condiciones de extrema
pobreza y las ofertas de vivienda
existentes no se adaptan a las
condiciones sociales, culturales y
económicas del sector rural.
Un ejemplo claro de ello, lo
constituye el lento accionar del
Gobierno Central durante el
terremoto de Pisco, que dejó más de
75 mil viviendas destruidas o
inhabitables (10,647 estaban en la
zona rural). La ayuda gubernamental
no llegó adecuadamente, ante ello
las ONG y agencias de cooperación,
con apoyo de los gobiernos locales,
se encargaron de la reconstrucción
de viviendas, a través del Grupo de
Viviendas Seguras y Saludables
(GVSS), que a la fecha ha construido
3,800 viviendas empleando
materiales locales y tecnologías sismo
resistentes.
En abril del 2009, el Ministerio de
Vivienda promulgó el Decreto
Supremo 008-2009, que crea el
Programa de Vivienda Rural
priorizando la construcción de
viviendas en las zonas rurales del
país, con especial atención a las
zonas afectadas por el sismo. El
diciembre de ese mismo año se
publica su reglamento; pero recién en
julio de 2010 se inicio el proceso de
convocatoria para la entrega de 200
Bonos Familiares Habitacionales para
el área rural, sin que a la fecha se
ejecuten.
Como GVSS, del cual Cidap es parte,
creemos que el Gobierno debe
impulsar la implementación del
Programa de Vivienda Rural; que
realice ajustes necesarios al
Reglamento Operativo; que
comprometa mayores recursos para
lograr un avance significativo, y que
eleve el decreto supremo a rango de
ley para asegurar su sostenibilidad.
Las familias de las zonas rurales del
Perú merecen una vivienda digna,
segura y saludable.
Fuente: GVSS
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