“El 17 de Octubre” Marcelo Camisay Profesora Verónica Virdó Materia: TCPD III Prácticas Pedagógicas La Historia habla de los hechos vistos desde afuera, y las memorias hablan de los hechos vistos desde adentro Agnes Heller Desde la mañana temprano, las columnas de trabajadores venían confluyendo en la Ciudad de Buenos Aires. Habían llegado desde Berisso, Ensenada y La Plata, desde el sur del conurbano bonaerense, desde La Matanza en el oeste. Decenas de miles de personas habían cruzado el Riachuelo, sin detenerse cuando el gobierno del general Edelmiro Farrell –nacido en el sur bonaerense– ordenó levantar los puentes en un vano intento de frenarlas. Juan Domingo Perón, que había ido construyendo poder en la Secretaría de Trabajo y Previsión y como Ministro de Guerra, había alcanzado la vicepresidencia a mediados de 1944. A principios de octubre y presionado, se vio obligado a renunciar a todos sus cargos. Fue detenido el 13 de octubre y llevado a la isla Martín García pero, ante el clima creciente de sublevación popular y por consejo de los médicos que se trasladaron a la isla, finalmente fue llevado a Buenos Aires e internado en el Hospital Militar. Ese día nació el movimiento peronista, que luego sería formalizado como partido a fines de 1946, ya con Perón en la presidencia. Al mismo tiempo, un nuevo sujeto histórico, una otredad, se hizo presente representado en parte de esas cientos de miles de personas en la Plaza de Mayo. Ya nunca abandonaría la vida pública: la clase obrera, los “descamisados”, sustantivos denigratorios y xenófobos aparte. Hasta ese día, no habían sido tenidos en cuenta por las élites que gobernaban. También nacía, directamente ligado al peronismo, su reverso: el antiperonismo, tan clave para entender la política argentina desde entonces. Farrell y Eduardo Ávalos, uno de los líderes del Grupo de Oficiales Unidos (GOU) que dieron el golpe militar en 1943, se dieron cuenta de que se habían metido en un problema. Pactaron que Perón hablaría a los manifestantes para tranquilizarlos, que no debía hacer referencia a su detención y que, además, les pediría que se retiraran; como contrapartida, el gabinete renunciaría en su totalidad; Farrell quedaría al mando del Ejecutivo, pero Ávalos solicitaría su retiro. El 14 de octubre de 1945, el coronel Juan D. Perón preso en la isla Martín García le escribió una carta a su novia, Eva Duarte, de la que se había separado cuando fue detenido después de haber pasado dos días juntos escondidos en una casa del Tigre. La carta fue reproducida en cientos de textos. Lo que es no es tan conocida es la historia de esas líneas, quién obtuvo el documento y qué importancia tuvo para la evaluación de lo hechos del histórico 17 de Octubre de 1945. Fue el historiador Félix Luna el que dio con la carta mientras se documentaba para escribir su libro El 45, publicado en 1969, para el que entrevistó al general Perón entonces exiliado en Madrid en una charla que duró desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, según contó Luna en una conferencia que ofreció en la ciudad de La Plata. La carta Después contó la historia de cómo dio con el documento y lo atribuyó a “la suerte del historiador”: “Resultó que la hija de un militar retirado me contó que en una cena de camaradería su padre había escuchado un comentario que señalaba que uno de los presentes en la cena poseía una carta de Perón escrita desde Martín García. Hubo que rehacer la lista de todos los presentes, llamar a uno por uno hasta ubicar al poseedor de la carta, la que yo pude fotocopiar con hidalguía y devolver con estupidez. Aquel militar la había encontrado en la mesa de luz de Perón después del derrocamiento, porque le habían encargado la custodia de la casa”. Y respecto a la importancia del documento, Luna sostuvo que la carta resultó muy importante “por cuanto me permitió descubrir que Perón no se encontraba en aquel momento con la tranquilidad con que se lo describía, sino que por el contrario se hallaba deprimido y se sentía derrotado. Era un hombre que, en aquella instancia, solo quería retirarse y casarse con la mujer que amaba”. Fuente: Luna, Félix. El 45. Editorial Hyspamérica. Bs. As. 1984. Mi tesoro adorado: Sólo cuando nos alejamos de las personas queridas podemos medir el cariño. Desde el día que te dejé allí con el dolor más grande que puedas imaginar no he podido tranquilizar mi triste corazón. Hoy sé cuánto te quiero y que no puedo vivir sin vos. Esta inmensa soledad está llena de tu recuerdo. Hoy he escrito a Farrel pidiéndole que me acelere el retiro, en cuanto salgo nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos. Desde casa me trajeron aquí, a Martín García, y no sé por qué estoy aquí ni me dicen nada. ¿Qué te parecen Farrell y Ávalos? ¡Qué par de bastardos, hacer esto con su amigo! Así es la vida. Lo primero que hice al llegar fue escribirte. No pierdas los nervios ni descuides tu salud en mi ausencia hasta que vuelva. Estaría más tranquilo si supiera que no corres peligro y estás bien. Dile, por favor a Mercante que hable con Farrell para saber si autorizan que nos vayamos a Chubut. Creo también, que tendrías que poner en marcha algún tipo de papeleo legal… Ten mucha calma. Mazza te informará de cómo va todo. Haré lo posible por regresar a Buenos Aires. Si se acepta mi excedencia nos casaremos al día siguiente y si no, ya lo arreglaré todo de una manera u otra, pero sea lo que sea, pondremos fin a tu vulnerable situación. Amor mío, tengo en mi cuarto aquellas pequeñas fotos tuyas y las contemplo todos los día con los ojos húmedos. Que no te pase nada o de lo contrario mi vida habrá acabado. Cuídate mucho y no te preocupes por mí, pero quiéreme mucho porque necesito tu amor más que nunca… Escribiré un libro sobre todo esto…y ya veremos entonces quién tenía razón. Lo malo de este tiempo y especialmente de este país, es la existencia de tantos idiotas, y como sabes, un idiota es peor que un canalla. Bueno mi vida, me gustaría seguir escribiendo todo el día pero Mazza te contará más de lo que yo te pueda decir. La lancha llegará dentro de media hora. Mis últimas palabras en esta carta serán para pedirte calma. Muchos, muchísimos besos a mi queridísima chinita. Perón Apreciando la carta que escribió Juan Domingo Peron a Eva Duarte distinguiremos: ¿Qué tipo de carta es? ¿Qué intención subyace en la misma? ¿Qué diferencia de una carta formal de una informal? ¿Qué convicciones se advierten en Peron? ¿Los sucesos del 17 de Octubre influyeron en su decisión de seguir dedicándose a la política por el resto de su vida ?. Nació el 12 de febrero de 1887 en el partido de Lanús, fue el décimo primer hijo de Juan Celedonio del Corazón de Jesús Farrell y de Catalina Plaul . Su familia paterna descendía del condado de Longford en Irlanda, de donde emigró a la Argentina en 1830 su abuelo Matthew Farrell . El General Farell asumió la Presidencia de la Nación que abandonaba Ramírez y el coronel Perón aseguraba para sí la vicepresidencia, que sumaba a los cargos de Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión. Perón virtualmente concentraba en sus manos todo el poder del gobierno revolucionario. Edelmiro Farrell Amaro Ávalos Temprano por la mañana de aquel día, las guarniciones de Campo de Mayo alertaron al flamante ministro de guerra que algo se tramaba en la periferia de Buenos Aires. Como se requerían al menos cuatro horas para movilizar a las tropas hacia el centro de la ciudad, requirieron la autorización de su comandante para iniciar los aprestos. Sin embargo, la orden nunca llegó. Ávalos prefirió reunirse con Farrell en la Casa Rosada al mediodía y aguardar los acontecimientos. En los días previos a estos sucesos Ávalos se había mostrado particularmente renuente a reprimir a como diera lugar ninguna manifestación a favor de Perón. Esta reluctancia podría explicarse por un profundo sentimiento de culpa que lo afectaba desde los sucesos de junio de 1943. Al mando de una columna de sublevados decidió invadir los predios de la Escuela de Mecánica de la Armada, una institución que se había mostrado neutral ante la decisión de derrocar a Castillo. Esto produjo un altercado con los marinos, lo que derivó en una feroz refriega y en importantes pérdidas humanas. La revolución del ’43 no sólo había dado el puntapié inicial del mito peronista sino que, también desarmó psicológicamente al único oficial que podría haber detenido eficazmente el ascenso de Perón. Domingo Mercante El peronismo se fundó sobre dos pilares iníciales: Juan Domingo Perón y Domingo Alfredo Mercante. Fueron íntimos amigos y compartieron toda su carrera política y militar. En las elecciones de febrero de 1946, las fuerzas peronistas presentaron la candidatura de Perón a la Presidencia de la Nación y de Mercante al Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Solo a partir del 22 de enero de 1944 se incorporó Eva Duarte como tercer pilar del peronismo, con motivo de que Mercante se la presentase a Perón en el célebre Festival de San Juan celebrado en el Luna Park. Dr. Miguel Angel Mazza El Capitán Miguel Angel Mazza fue el doctor personal de Juan Domingo Perón durante su prisión en la isla Martín García. Especializado como médico cirujano, Mazza fue uno de los impulsores de la llegada de Perón a Buenos Aires como miembro de una fabulosa conspiración a partir de la falsificación de las radiologías que simularon una enfermedad pulmonar del Coronel. Cipriano Reyes Luego del golpe del 4 de junio de 1943, el tándem Edelmiro J. Farrel-Juan Domingo Perón manejaba las riendas del gobierno. Fue durante la gestión de Perón cuando entraron en vigencia diversas leyes laborales que, hasta ese momento habían integrado listas de viejas peticiones obreras. Se estaba modificando el sistema de régimen laboral y los sindicatos vieron en Perón a un interlocutor válido para que sus reinvindicaciones se hicieran realidad. La firma de convenios colectivos de trabajo, la indemnización por despido, el reconocimiento de la jubilación o la creación de tribunales de trabajo fueron algunas de las medidas que fueron el inicio de un sólido vínculo entre Perón y el mundo de los trabajadores. A Perón lo llevaron detenido con débiles argumentos a Martín García, y lo alojaron en lo que hoy es la escuela de la isla. Ya sea parte de una maniobra o una actitud sincera, Perón amagó con dejar la vida pública e irse con Evita. Ella contactó a varios abogados para que presentasen un hablas corpus y lo dejasen ir. Finalmente, a Perón lo trasladaron al Hospital Militar Central donde, desde el piso 11, se sabía dueño de la situación. Sólo esperaba el momento. Como desde el sindicalismo presionaban por conocer el paradero de Perón, los primeros en reaccionar fueron los obreros del Sindicato Autónomo de Obreros de la Carne, liderados por Cipriano Reyes. Su objetivo era movilizar gente al Hospital Militar y forzar la liberación de Perón. Reyes tomó conciencia que, con un poco más de organización, el objetivo de llegar a Plaza de Mayo era viable, más aún cuando comprobaron que la policía relajaba la vigilancia y hasta algunos agentes miraban este movimiento con simpatía. Otros sindicatos se les unieron. La voz comenzó a correr. "Los que están con Perón que se vengan al montón", coreaban. Reyes y otros dirigentes sindicales habían fundado en 1945 el Partido Laborista para apoyar la candidatura de Perón a presidente. A Reyes le hicieron la vida imposible. Sufrió diversos atentados, siendo el más trágico el que ocurrió el 4 de julio de 1947 cuando balearon al taxi donde se movilizaba; el conductor falleció y él terminó herido. Y mientras su fuerza política mermaba día a día, desde Presidencia se anunciaba que el Partido Único de la Revolución Nacional se llamaría Partido Peronista. En 1948 -cuando Perón ordenó disolver el Partido Laborista- un Reyes carente de apoyos políticos, fue finalmente detenido junto a otros dirigentes. Lo acusaron de planear el asesinato de Perón y su esposa el 12 de octubre, en una velada a la que asistirían en el Teatro Colón. Con el rótulo de traidor al movimiento, se anunció su detención con grandes títulos en los diarios oficialistas y en las radios. Eva Duarte En su departamento de la calle Posadas, Eva Duarte escucha las palabras de Perón a través de la radio. Unas horas después ambos se encontrarán en ese mismo departamento y se casarán una semana más tarde. Sobre el papel de Eva durante el 17 de octubre se escribió bastante. Dependiendo el posicionamiento político, el sesgo ideológico o la fuente a consultar, se la puede encontrar organizando maquiavélicamente los pasos a seguir para la liberación del líder cautivo, arengando a las masas o hasta dirigiendo los lineamientos de la CGT para llamar al paro general. Debemos recordar que Eva aún no es Evita y que los hechos de la semana que culmina con la movilización del 17 habían resultado bastante traumáticos para ella. Luego de la renuncia de Perón a sus cargos, Eva perdió su trabajo como propagandista de la Revolución de Junio que desempeñaba en Radio Belgrano y luego del traslado de Perón a la isla Martín García el contacto con su pareja se vuelve aún más impreciso. De este momento se conservan las cartas entre ambos que demuestran lo frágil y desesperante que era la situación. “ella en ningún momento se posiciona en un papel de preponderancia” y agrega: “En los documentos ella habla más de sus sentimientos, de su dolor, de la pena que sentía, del llanto que le generaba la situación de injusticia. Con posterioridad, en una de sus clases en la Escuela Superior Peronista dice claramente que ni ella, ni la CGT liberaron a Perón, sino que fueron los sindicatos, los obreros y el pueblo en las calles”. Casa donde Perón estuvo detenido. Isla Martín García. Perón. Su relato https://www.youtube.com/watch?v=Z7kJy6tVh6s&feature=youtu.be “He dejado deliberadamente para lo último el recomendarles que al abandonar esta magnífica asamblea, lo hagan con mucho cuidado. Recuerden que ustedes, obreros, tienen el deber de proteger aquí y en la vida a las numerosas mujeres obreras que aquí están (…) Y ahora, para compensar los días de sufrimiento que he vivido, yo quiero pedirles que se queden en esta plaza, quince minutos más, para llevar en mi retina el espectáculo grandioso que ofrece el pueblo desde aquí” El aspecto económico. La década infame. La economía de la época mostró el último intento de los sectores oligárquicos por mantener una estructura productiva basada en el modelo agroexportador, modelo que había entrado en crisis y que dependía principalmente del contexto externo, también en crisis. El intento por sostener una economía que sólo beneficiara a los dueños y propietarios de la tierra y mantuviera a la gran masa de trabajadores empobrecida fue la característica sobresaliente de la época. Esto quiere decir que a lo largo de estos años reapareció el fraude político pero también la noción de que ante un gobierno que no contara con el apoyo de los sectores poderosos, el golpe de Estado era la única opción disponible a ejecutar. Desde 1930 hasta 1976 esta forma de actuar del ejército permaneció viva y con mucha fuerza. La economía de la época mostró el último intento de los sectores oligárquicos por mantener una estructura productiva basada en el modelo agroexportador, modelo que había entrado en crisis y que dependía principalmente del contexto externo, también en crisis. El intento por sostener una economía que sólo beneficiara a los dueños y propietarios de la tierra y mantuviera a la gran masa de trabajadores empobrecida fue la característica sobresaliente de la época. Ley de Acton John Emerich Edward Dalkberg Acton, Lord Acton, nacido de madre alemana y padre inglés, se formó en Alemania porque a causa de su religión no fue admitido en la Universidad de Cambridge como estudiante; aunque con el tiempo se convertiría en Profesor de Historia Moderna en dicha universidad. Fue un pensador liberal que defendió las libertades políticas y la independencia de los historiadores al investigar los escándalos y abusos del poder, de gobierno e iglesia, del pasado y del presente. Es sobre todo conocido por ser el acuñador de la frase: ”Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely” (El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente) escrita en una carta, en 1887, remitida al obispo católico Mandell Creighton, autor de Historia del Papado, que pensaba que no se podía juzgar la conducta de los papas. Lord Acton replicaba al obispo en su misiva que el Papa y el Rey pueden ser juzgados como el resto de los hombres. “No puedo aceptar su doctrina de que no debemos juzgar al Papa o al Rey como al resto de los hombres con la presunción favorable de que no hicieron ningún mal. Si hay alguna presunción es contra los ostentadores del poder, incrementándose a medida que lo hace el poder. La responsabilidad histórica tiene que completarse con la búsqueda de la responsabilidad legal. Todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre hombres malos, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad: más aún cuando sancionas la tendencia o la certeza de la corrupción con la autoridad.” Película “Juán y Eva”(2011)