Miguel Dalmaroni, “La crítica universitaria y el sujeto secundario. Panfleto sobre un modo de intervención subalterno”. -Su artículo se centra en la noción y problematización del sujeto secundario. -Problema: los críticos literarios argentinos trabajan en la universidad como profesores de profesores. Escriben la crítica literaria destinada a sujetos universitarios, pero ellos trabajarán como docentes de lengua o literatura en la escuela secundaria. El principal interlocutor, y el más relegado, es el sujeto secundario. -Creencia errónea en la banalidad e inconsistencia teórica de los problemas que plantea el sujeto secundario. (Confinamiento de la crítica y las investigaciones sobre la enseñanza de literatura en la escuela secundaria a un ámbito “despreciado” del circuito universitario). Subalternización de la cuestión del sujeto secundario. Los jóvenes profesores de literatura enfrentan a diario problemas y situaciones ignoradas por los críticos investigadores de la universidad que han sido sus profesores. Esas comunidades escolares de lectores están atravesadas por modos de leer y no leer, por expectativas sobre la cultura, por bibliotecas o corpus (o ausencias de bibliotecas) y por concepciones de la literatura sobre las que no se indagan. No se tienen en cuenta esos varios millones de lectores por país que leen en la situación escolar de lectura. (La mayor parte de los argentinos vivos que han leído los clásicos, lo hicieron en la escuela). Los profesores universitarios de literatura imaginan un tipo de lector y de situación de lectura muy minoritaria: el modelo son ellos mismos. -Propuesta de Dalmaroni ante esta problemática: buscar los modos de pensar, discutir y leer lo mismo que pensamos, discutimos y leemos en las comunidades universitarias de lectura pero en comunidades escolares de lectura. Se trata de alto diferente y opuesto a la “transferencia didáctica”, unidireccional y autoritaria. -Para ello parte del presupuesto de que todos podemos probar leer lo que sea. Desmantela el concepto de “excluido cultural”. Plantea que el iletrismo es un invento de los letrados, y el par ignorar/ saber un dispositivo de la desigualdad (así como la figura del intelectual). -Enfoque que concibe la literatura no para referir a un acervo o un tipo de escritor ya valorados, sino como un tipo raro de energía humana que interviene la materia verbal de los intercambios y la trastorna. Se trataría entonces de preguntar por lo que la literatura puede y efectúa (coincide con Gerbaudo), y no por las determinaciones que han consagrado a una obra, un autor. Formar parte de una comunidad escolar de lectura obliga a una discusión sobre la calidad de los textos. Cualquier docente sabe que deberá tomar decisiones de selección y recortes, por ello es preferible tomarlas junto con los que formen esa comunidad de lectores. Con esto está relacionando el problema que reviste la figura del canon, de cómo se conforma el canon escolar. -Dalmaroni critica tanto al canon tradicional como al alternativo, al cual acusa de latinoamericanitis: que hace hincapié únicamente en la producción literaria latinoamericana, privándonos de la “alta literatura”, evitando, de este modo, la “sumisión” al gusto europeo burgués. -Propone “sacarse de encima” el problema del canon y la violencia simbólica del autoritarismo enciclopédico, apostando a la vocación emancipatoria, crítica y de apropiación de los textos. Aprovechar lo que sabe el sujeto “ignorante” durante diversos modos de encuentro con los textos, dado que con su mirada “fresca”, ignora la pertenencia de textos a géneros, el prestigio del cual gozan o no un autor o una obra, etc. Esto permite dar lugar por la lectura a una experiencia viva. Privilegia, entonces, la noción de literatura como “acontecimiento” o “experiencia social y asociable”. Pretende dejar atrás la ecuación literatura= placer, dado que la considera una reducción maniquea que junto a otras (ocio/ trabajo, entretenimiento/ estudio) suelen atravesar la enseñanza de la literatura. EL complejo conjunto de experiencias no sólo emocionales que se efectúan por la literatura es muchísimo más complejo que “placer” e incluye cosas diferentes a él. Ej: hay textos que producen rechazo, desconciertan, producen miedo, angustia, que no nos hacen “felices” ni son “placenteros”. (Cita de Kafka) - Dalmaroni plantea que, en el lugar opuesto a sus reflexiones e ideas, se ubica el “enemigo”: el mercado editorial y su cuantitativismo. En una época era necesaria, para la expansión de las naciones y el capitalismo, la alfabetización de las masas. Hace varias décadas que esto ha dejado de ser una necesidad. Para el autor, en el presente la lectura es una herramienta posible para las necesidades emancipatorias de las mayorías, porque la inequidad cultural es funcional a la desigualdad social (prácticas críticas). El mercado hoy en día necesita que muchos manejen una lengua simplificada al extremo, plana e hipereconómica, un instrumento de reducción extrema de la experiencia y la subjetividad, valuable por estándares de rendimiento comunicacional (consentimientos funcionales). -Concluye afirmando que la preocupación por la lectura (decrecimiento de la lectura, surgimientos de nuevos modos y soportes de lectura) tiene dos caras: puede ser tanto un deseo libertario como uno conservador y restauracionista. Por ello nos invita a mantener una postura ecléctica, sin situarnos en uno ni en otro extremo, esto es: ni temer al cambio ni aceptarlo livianamente como completamente positivo.