SUPERSAPO El sapo Ruperto bostezó y estiró sus patas verdes .Después, dando pequeños saltos, llegó hasta la orilla del arroyo y se lavó la cara .Era un día lindísimo .El sol tibio y grande, parecía sonreír encima del bosque de pinos. El aire estaba limpio, muy limpio como después de una lluvia fresca. Cuando termino de lavarse, Ruperto empezó a saltar a lo largo de la orilla .Siempre lo hacía .Le gustaba mucho sentir el sol acariciándole el lomo y descubrir a los otros bichos, con cara de recién levantados, bajando apurados al agua. Los saludaba con una sonrisa, decía buen día cangrejo, buen día rana, y seguía saltando de aquí para allá repitiendo por un rato las mismas palabras. ¡Lindo día! Lindo – le contestaban los bichos vecinos.