Quinta Práctica Calificada Fabriccio Luna Aguilar- 20161116 Derechos Fundamentales e Interpretación Constitucional Esquema: 1. Introducción: a. Resumen sobre la importancia de la Constitución y los derechos individuales como bienes jurídicos relevantes y estrictamente protegidos por el ordenamiento jurídico peruano 2. Sobre los derechos/ principios involucrados a. Derecho a la intimidad i. Personajes públicos, relevancia pública e interés público b. Derecho al honor y la buena reputación i. Derecho al honor ii. Derecho a la buena reputación iii. Delitos vinculados al derecho al honor y buena reputación 1. Injuria 2. Calumnia iv. Difamación como delito que atenta contra el honor y la buena reputación 1. Exceptio veritatis 3. Resolución del caso 4. Bibliografía Resolución: 1. Introducción a. Resumen sobre la importancia de la Constitución y los derechos individuales como bienes jurídicos relevantes y estrictamente protegidos por el ordenamiento jurídico peruano Nuestro ordenamiento constitucional posee una diversidad de fines que buscar cumplir, por lo general jerarquizados dados la relevancia de unos sobre otros. En ese sentido, uno de los más importantes, si no el más importante de ellos, es la protección de los bienes jurídicos que resultan ser los más íntimos y esenciales de todos los sujetos de Derecho que el mismo ordenamientos reconoce. La Constitución sobre este apartado establece que, por la misma condición de la persona humana, se tiene que reconocer, expresa o indirectamente, los Derechos Fundamentales de las personas, ya que dichas libertades son mínimamente necesarias para el desenvolvimiento de la persona en sociedad. En la misma línea, la protección se realiza en dos sentidos: El primero es que debe evitar que terceros vulneren la esfera de los bienes jurídicos de los demás sujetos de derecho; por otro lado, el segundo sentido establece que el mismo Estado debe de abstenerse de entrometerse en la esfera personal de las personas, lo cual va en coherencia con el modelo de Estado constitucional y democrático de derecho. Por estas razones es que en el Estado de Derecho peruano existen determinadas libertades o garantías que deben respetarse, como por ejemplo como cuando nos referimos a la percepción social sobre una persona, la cual no debe vulnerarse bajo ningún motivo, porque en la mayoría de los casos, hay cierto tipo de información que el ordenamiento considera que debe estar protegida, toda vez que estos datos constituyen parte de la vida privada de una persona, un espacio tan íntimo que requiere de la exclusión de las demás personas, así como el respeto por la imagen social que la gente tiene. Sin embargo, siempre existen las excepciones cuando existe determinado fin legítimo que puede llegar a colisionar con la protección de dichos derechos, por lo cual ahí entra en juego la comparación y ponderación de qué es lo que busca proteger el ordenamiento en el caso concreto. 2. Sobres los derechos/ principios involucrados a. Derecho a la intimidad El derecho a la intimidad guarda estrecha relación con la vida privada de las personas y el desenvolvimiento de estos de forma tranquila sin interferencia de los demás. Al respecto, Marcial Rubio nos ayuda conceptualizando brevemente este derecho: “La intimidad personal y familiar es aquella esfera de la vida de una persona en la que ningún extraño puede interferir. Es reservada con plena autonomía a la persona misma y a sus familiares más cercanos. Son sus relaciones personales y de parentesco, sus asuntos íntimos y de familia, es decir todo aquello que llamamos vida privada. ” (Rubio: 2016) Sobre eso mismo, una concepción muy similar, y que nos ayuda a complementar las ideas establecidas antes, tiene el Tribunal Constitucional en su sentencia 6712-2005-HC en la que establece que “la protección de la intimidad implica excluir el acceso a terceros de información relacionada con la vida privada de una persona, lo que incluye las comunicaciones, documentos o datos de tipo personal”. Sin embargo, al ser esta una dimensión negativa del derecho a la intimidad, se le agregó una dimensión positiva, en donde “se exige que el Estado adopte las medidas que sean indispensables para su adecuada tutela, lo cual abarca la posibilidad del titular de la información de poder resguardarla frente al accionar de terceros, incluso del propio Estado”. De la misma manera, este derecho también considera el hecho de que a la persona se le permita estar solo, es decir, que además de excluir a los demás de su ámbito privado, se le respete la no perturbación de su soledad, lo cual en la tradición anglosajona es conocida como “the right to be alone”. La información que contiene este derecho es toda aquella que le corresponde al propio individuo respecto a sí mismo, es decir, no le afecta ni interesa a nadie más que al mismo individuo y a las personas a las cuales el individuo, dentro de su propia voluntad, decida que quiere compartir. Sin embargo, como todo derecho, este no es ilimitado, por lo que hay determinados casos en los cuales no está tan claro este espectro de intimidad. i. Personajes públicos, relevancia pública e interés público La simple curiosidad de las personas por conocer determinada información no es lo mismo que interés público, pues este último se constituye con información susceptible de determinados sujetos pero que no son personajes conocidos públicamente, como en el caso de ciertos funcionarios, congresistas, futbolistas, artistas reconocidos, etc. El hecho de que determinadas personas sean más reconocidas en la arena pública, hace que cierta información que en principio solo le correspondería a la persona en particular, pueda ceder ante la preocupación o el interés razonable de querer conocer dichos hechos o afirmaciones. Ello, por supuesto, no implica que los personajes públicos se hayan quedado sin derecho a la intimidad, sino que en el caso de ellos, por su propia voluntad en casi la totalidad de sus casos, tienen el derecho de forma más limitada. En el mismo orden de ideas, el Tribunal Constitucional en la misma sentencia 06712-2005HC, agrupa a los denominados personajes públicos en 3 grupos: Personas cuya presencia social es gravitante: Determinan la trayectoria de una sociedad, participando en la vida política, económica y social del país. Ellas son las que tienen mayor exposición al escrutinio público, por cuanto solicitan el voto popular. Personas que gozan de gran popularidad sin influir en el curso de la sociedad: Su actividad implica la presencia de multitudes y su vida es constantemente motivo de curiosidad por parte de los particulares, aunque tampoco se puede negar que ellos mismos buscan publicitar sus labores, porque viven de la fama. Personas que desempeñan actividades públicas, aunque su actividad no determina la marcha de la sociedad: Sus actividades repercuten en la sociedad, pero no la promueven, como puede ser el caso de los funcionarios públicos. Entonces, podemos ver cómo es que, a medida que vamos avanzando en el grado de fama o conocimiento que las personas tienen sobre el individuo en cuestión, menor se va haciendo el grado de intimidad que tienen, debido al aumento de interés razonable de determinada información que podría ser de utilidad a las personas, asemejándose a un cono invertido. Esta reducción del grado de protección que recibe de su derecho en casi todos los casos está determinado por la voluntad misma de las personas en ser un personaje con dicha connotación pública, por lo que se “se asume que le grado de conocimiento de la población respecto a ciertos personajes conocidos hace que la protección de su vida privada puede verse reducida”. Entonces, en conclusión, según las definiciones del TC podríamos terminar de entender el concepto de interés público “es el discurso a una parte del público o a todo en el sentido de presentarse, en el ámbito ético-político, como actitud que tiende a compartir e identificarse con las inquietudes y necesidad ajenas”. b. Derecho al honor y la buena reputación El derecho al honor y la buena reputación son las dos caras de una misma moneda. Ambos muchas veces son considerados como uno solo, a pesar que su contenido sea ligeramente diferente, pero sin lugar a dudas se encuentran estrechamente vinculados. La Constitución Política del Perú reconoce la existencia de dichos bienes jurídicos en su artículo 2 inciso 7. En dicho apartado se menciona que: “Toda persona tiene derecho… Al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar, así como a la voz e imagen propias. Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviada en cualquier medio de comunicación social tiene derecho a que este se rectifique en forma gratuita, inmediata y proporcional, sin perjuicio de las responsabilidades de ley.” (Constitución Política: 1993) En ese sentido, podemos apreciar que dichos bienes jurídicos son ampliamente protegidos por nuestra Carta Magna, toda vez que actúan como derechos fundamentales que le son inherentes a la persona. Según Marcial Rubio, “honor y buena reputación son derechos confluentes de la persona, y esenciales para que esta pueda vivir en sociedad. Por ello deben respetarse.” (Rubio: 2016) i. Derecho al honor Refiere a la valoración personal que la propia persona tiene de sí misma por su condición de tal, lo que incluye sus valores, costumbres, prestigio autopercibido y todo lo que sea en base a su propia autoestima. El honor es vulnerado cuando dicha valoración personal es atacada, por ejemplo en el caso de insultos o comentarios ofensivos hacia dicha valoración. Muchas veces se ha discutido que la determinación del derecho al honor significa un problema, ya que del hecho de que la valoración personal sea tomada en cuenta y que esta sea muy subjetiva, deviene en que sea muy difícil de considerar y, en consecuencia, de probar. ii. Derecho a la buena reputación Como parte de la otra cara de la moneda, el derecho a la buena reputación incluye el juicio valorativo desde una dimensión social, es decir, con respecto a nuestra imagen y depende principalmente de la visión de la comunidad sobre uno mismo. El derecho a la buena reputación, al igual que sucede con el honor, cuando la persona considera que han sido vulnerados, por su naturaleza personal y su consideración respecto a la misma persona, no son perseguibles de oficio, sino solo a solicitud de parte. iii. Delitos vinculados al derecho al honor y la buena reputación Como ya se mencionó, existen cierto tipo de manifestaciones específicas que atentan contra el derecho al honor y la buena reputación, las cuales se encuentran debidamente prescritas en nuestro Código Penal. Entre ellas, podemos encontrar tanto a la injuria, como la calumnia y la difamación, necesitando la última un apartado propio que pasaremos a explicar. o Injuria Este tipo de vulneración se entiende como una afirmación inexacta y ofensiva hacia la persona, la cual se produce dentro de un espacio público. Una particularidad de dicho delito es que este se realiza en un escenario entre dos particulares, es decir, no es una afirmación proclamaba en un espacio público o abierto, por lo que se asume que no ha sido difundido. o Calumnia Cuando nos referimos a transgresiones de derechos y mencionamos una a una las que existen, se suele ir por grados de vulneración, del menor al mayor, y en esta oportunidad no es la excepción. La calumnia hace referencia a una atribución de un delito de una persona sobre otra, esto sin que exista una sentencia confirmativa de dicho delito, por lo cual no se encuentra probado, pero ya se le ha causado un perjuicio como si es que hubiese sido probado. Este delito, al igual que atentar contra el honor y la buena reputación de la persona, vulnera seriamente el derecho/ principio de presunción de la inocencia. iv. Difamación como delito que atenta contra el honor y buena reputación La difamación constituye el delito más grave de que los dos anteriores que hemos mencionados, ya que se trate de una injuria o una calumnia, pero agregándole el elemento de la difusión. De esta manera, se puede entender que las afirmaciones o las atribuciones de las que ha habíamos estado hablando, ahora sí se dan en espacios públicos, o, siendo que estos no se den en espacios públicos, se los ha difundido por algún medio de comunicación social masiva. o Exceptio veritatis A pesar de que la difamación sea un delito proscrito en el Código Civil, existen una cuantas excepciones que se encuentran previstas en las cuales el denunciado o el agresor se encuentra en la posibilidad de probar la veracidad de las afirmaciones sobre la persona que está reclamando la vulneración. Todo ello, se realiza con el fin de que en dichas excepciones se considere la excepción de la responsabilidad penal del denunciado. Son 4 los casos en donde se presenta la figura de la exceptio veritati y pasaremos a verlas brevemente: o Cuando la persona ofendida es un funcionario público y los hechos, cualidades o conductas que se le atribuyen son referidas al ejercicio de sus funciones regulares como trabajador del Estado. o Cuando se le imputan determinados hechos a una persona quien en ese momento tiene abierto un proceso penal en su contra. Por ejemplo, cuando se le denuncia a una persona por violencia familiar y esta se encuentra en investigación, contexto del cual otra persona realiza un post en alguna red social que daña su buena reputación del investigado porque se mencionan nuevos datos, casos, o fotos sobre la supuesta violencia que ejercía la persona. o Cuando es evidente que el autor del delito ha actuado en interés de causa pública o en defensa propia. En el caso del interés público, se da para personas vinculadas al Estado (como un candidato presidencial por ejemplo). Digamos, por mencionar un supuesto, que dicho candidato haya mentido en su hoja de vida y un periodista, al descubrirlo, difunde dicha información por causa de interés público. Cabe recalcar en este supuesto ni siquiera es necesario que la información sea verdadera, mientras que se hayan cumplido con las mínimas diligencias necesarias. La defensa propia ocurre cuando alguien algo sobre mí que me afecta o considero que vulnera mis derechos, por lo cual, en aras de esclarecer y reponer mi propia imagen, termino dañando el honor de la otra persona, pero siempre que ello era estrictamente necesario para aclarar los hechos sobre mí. o Cuando el querellante, es decir, la persona que interpone la acción penal, pide formalmente que el proceso continúe hasta esclarecer la verdad o falsedad de los hechos o de la cualidad o conducta que se le haya atribuido. En caso de que la verdad de los hechos que se atribuyen hacia el ciudadano que decidió continuar con la acción penal quedan probados, entonces el denunciado quedará exento de la pena. Una aclaración que es importante hacer es que la exceptio veritatis es una aplicación estricta y por lo tanto es necesario que concurra uno o más de estos casos para que la persona tenga posibilidad de quedar exento de responsabilidad, pero además, esta figura no procede en ningún caso cuando se trate de vulneración hacia el derecho de intimidad. 3. Resolución del caso ¿La difusión de cada una de estas informaciones vulneraría algún derecho constitucional de los personajes involucrados; cuáles y por qué si o no? Sí, en todo los casos se está vulnerando algún derecho constitucional de los personajes involucrados, lo cual es distinto si es que ello merece o no responsabilidad penal por la difusión por lo que aquí mencionaremos solo los derechos que están involucrados y cuáles de ellos se han efectivamente vulnerados. En el primer caso del candidato a Presiente de la República se puede decir que, si bien es perfectamente razonable que, dentro de sus ámbitos más privados de la vida se encuentran situaciones personales tan dolorosas como lo es el haber tenido que rehabilitarse en una clínica por adicción de alcohol y drogas, no se vulnera el derecho a la intimidad. Consideramos que existen circunstancias que no tienen por qué estar en el oído de las demás personas como lo es el padecimiento de depresión que incluso devino en intento de suicidio, es decir, se afectaría el ámbito negativo y positivo del derecho a la intimidad. Incluso con ello no se vulnera el derecho a la intimidad porque tenemos que recordar que dicho candidato presidencial entraría dentro del grupo 1 de los personajes públicos, en tanto que su influencia e imagen es gravitante para la vida económica y política del país, ya que están sometidos al escrutinio público. En ese sentido, es información que se consideraría como interés público. Ello se fundamenta en el hecho de que posiblemente la población, de saber dichos antecedentes, incluso considerando que ya se encuentra rehabilitado, no posee una imagen honorable o merecedora de llegar a ser el presidente. Además, dicho candidato ha decidido entrar a la esfera pública por decisión propia. Por otro lado, sí se vulnera el derecho a la buena reputación, toda vez que, incluso si es que existe un interés público y es parte de la vida íntima de una persona, la persona al difundir esas imágenes, está afectando la imagen social que la población que pudo haber sido su potencial votante, tenía sobre él. Asimismo, al ser información de trato delicado y que es sancionado socialmente y considerando que es bastante conocido, la imagen pública dañada del candidato se encuentra en una situación de vulneración. Inclusive también podría reconocerse que se vulnera el derecho al honor, ya que la percepción misma que el candidato puede tener sobre sí mismo luego de que se haya recuperado, se ha visto completamente dañada luego de las afirmaciones o comentarios que él podría recibir por redes sociales o en persona también, lo cual daña su imagen propia. Respecto a la segunda situación, se puede decir que no entra a tallar el derecho a la intimidad, toda vez que no pertenece a parte de los ámbitos más íntimos de una persona los resultados de un examen, ni lo que realiza o no respecto a sus funciones. Lo que sí se puede señalar, es que la imagen del parlamentario frente a la sociedad queda dañada por los actos que se dicen que puede haber estado realizando y que van en contra del marco de la ética, con lo cual su desaprobación social sería sumamente relevante respecto a su imagen, lo que provocaría que, incluso si es que solo fuesen rumores, no se le permitiera acceder a otro cargo público o trabajo importante, con lo cual vería en perjuicio inclusive su situación laboral. En el tercero de los apartados podría parecer que, en principio, el hecho de que un pastor mantenga una relación sentimental extramatrimonial con otra persona, incluso si es que fuese su asesora de prensa, no es relevante y ello caería dentro del morbo público. Sin embargo, el pastor es una persona que tiene un alto grado de popularidad dado su programa de televisión que maneja, sin que eso llegue a influir en el curso de la sociedad en general, por lo cual sería un personaje público dentro de la categoría 2. El problema es que se podría decir que existe un interés de conocer esta información, la cual se encuentra justificada en que dicha relación extramatrimonial deviene en remuneraciones y tratos diferenciados e injustos hacia ella, pero con el dinero de la misma iglesia. Dicha malversación de fondos constituye una información que debe y merece ser conocida por parte de la población. Asimismo, sí se vulnera el derecho a la buena reputación porque ahora la gente va a ver al pastor de una forma radicalmente diferente, toda vez que es una conducta socialmente censurada el mantener relaciones con otra persona extramatrimonialmente, sin perjuicio de la censura por el delito de la malversación de fondos. Por último, en el caso del futbolista no es parte de su vida más íntima ni un espacio de los más privados de la persona lo que uno hace o no hace en una discoteca, aunque ello no implica que a las personas les importe con quien anda o no anda el futbolista, con lo cual dicha situación es parte del morbo público. Sin embargo, entendiendo que esta persona es parte de la Selección Nacional y representa al país frente a todo el mundo, lo convierte en un personaje público de la categoría 2, ya que es sumamente conocido, aunque sin tener la capacidad de dirigir el rumbo del país. En ese sentido, el hecho de que se haya encontrado en estado de ebriedad, cuando pertenece a la selección e incluso el hecho de haber llegado a un intento de agresión física hacia su esposa, es razonablemente un tema que le interesa a las personas conocer, por lo cual no se afecta la intimidad de la persona. A pesar de ello, sí se reconoce que la imagen de la persona, por toda la mediatización que reciben a diario los futbolistas, ha sido severamente dañada y posiblemente ya no va a tener la misma cantidad de seguidores y se le considerará como alguien quien no debería representar al país. En ese sentido, se está afectando la buena reputación de la persona. ¿Cuál puede ser la justificación a invocar por el periodista para la difusión de tales informaciones? ¿La eventual veracidad de estas informaciones, en cada uno de los casos, permitiría que el periodista pueda exigir realizar su probanza para quedar exonerado de responsabilidad penal? La eventual justificación para poder quedar exonerado de la responsabilidad penal depende del derecho que se esté afectando con el delito. En el primer caso, consideramos que sí se podría, en el caso de que las afirmaciones realizadas por el periodista fueran verídicas y se llegaran a probar, argumentar la exceptio veritatis en su tercera manifestación, es decir, cuando se ha actuado en interés de causa pública. Ello se debe a que la persona a la cual se le imputan las afirmaciones es un candidato presidencial, quien se encuentra vinculado con el Estado y es gravitante en la vida del país. El hecho de tener la posibilidad de conocer la información es importante para que la población tenga todas las herramientas de poder elegir informadamente sobre quién es la persona que quieren que dirija el destino del país por los siguientes años. En ese sentido, intentos de suicidio por temas de adicción de drogas no pueden pasar desapercibidos. En la segunda situación, la posibilidad de excepción, que creo que en este caso definitivamente se cumple, pero en la razón 1, la cual nos menciona que se exceptúa a la persona de responsabilidad penal cuando las cualidades o conductas son de un funcionario público y los hechos están referidos al ejercicio de sus funciones normales como funcionario. Ello tiene sentido porque el parlamentario está afectando gravemente la institucionalidad del país al realizar favores políticos y tráfico de influencias dentro de su mismo partido político, así como el hecho de estar falsificando documentos importantes que le permitan ejercer como abogado. Dichas razones fundamentan lo suficiente como para que la sociedad merezca estar enterada de la actuación de parlamentarios como el que se menciona en este caso en particular. Por otro lado, tanto el tercer como el cuarto caso aluden también a una causa de interés público. En el escenario del pastor, se debe a que es de interés saber el hecho y las razones detrás de malversaciones de fondos de una iglesia, a la cual las personas mismas asisten y aportan, por lo cual es una traición a su fe y las creencias de las personas, así como un delito el realizar favores particulares sin un motivo fundamentado. En la otra cara, entendiendo que el futbolista es un personaje público y es de interés saber de su estado de ebriedad y de una posible agresión a su pareja, en el marco de que representa al país en competencias internacionales, es de relevancia que la gente conozca de la información que pretende ser revelada. ¿Podría alguno de los personajes que presume será mencionado en el reportaje utilizar alguna acción judicial destinada a impedir que se le incluya en dicho reportaje o para que no se haga mención a su identidad? ¿Cuáles serían los fundamentos jurídicos de su pedido; considera que tendría éxito? En la teoría, los personajes públicos que consideren que pueden verse potencialmente afectación por la divulgación y difusión del reportaje con información sensible, tienen la posibilidad de interponer una acción de amparo, destinada a evitar que se incluya su caso en específico o que no se revele ni se haga mención directa o indirectamente a su persona. Ello se fundamenta en que las acciones constitucionales y en específico la de amparo, no se limitan a proteger los derechos ya vulnerados por terceros, sino que en una interpretación más amplia, deberían destinarse también a tutelar a los sujetos de derecho frente a potenciales amenazas que los vulneren. Sin embargo, en la práctica, esto no sería viable, puesto que al no haberse mencionado los nombres de las personas que van a salir en dicho reportaje, el que se interponga una acción de amparo para evitar que los nombres, que aún no se conocen salgan a luz, ello implicaría una revisión previa del contenido del reportaje, configurándose de esa manera una censura previa que limitar el derecho de información del periodista que va a divulgar el reportaje. Ello está estrictamente prohibido bajo el artículo 2.4 del Pacto de San José. Inclusive en el escenario en que los personajes públicos no hayan revisado el contenido que se va a lanzar, pero tengan una duda razonable que los lleve a pensar que ellos son las personas que va a aparecer en el reportaje (así como podrían ser muchas otras personas que se sientan identificadas, dado que aún no se han revelado los nombres), la acción de amparo carecería de sentido. Por lo tanto, dado todas las razones que ya se han mencionado, que sí se podría interponer una acción de amparo previo a la difusión del reportaje, pero que por la práctica judicial esto no se da, por lo que no tendría éxito. ¿En caso que el reportaje sea difundido, si alguno de los personajes mencionados con la información considera que se ha vulnerado sus derechos, puede interponer algún proceso constitucional o de otra índole? ¿De ser así, cuál sería su petitorio concreto en tal acción judicial? Sí consideramos que se podrían interponer un proceso constitucional de amparo cuando el derecho ya haya sido vulnerado en el reportaje por la eventual difamación que afecta el honor y la buena reputación de los personajes públicos implicados. Además, se puede denunciar penalmente al periodista por delito de difamación en el ámbito penal. En ambos casos, la medida estaría sustentada en el derecho de rectificación, el cual se consagra en el artículo 2.7 de la Constitución, sobre el cual Marcial Rubio se pronuncia de la siguiente manera: “El derecho de rectificación gratuita frente a cualquier información agraviante emitida contra una persona en un medio de comunicación social, es indispensable para proteger el honor y la reputación de su violación masiva por el gran alcance que tiene la información emitida por estos medios. Debe ser inmediata, es decir, ni bien solicitada. También debe ser proporcional: la rectificación debe tener la misma dimensión informativa que el agravio… Las responsabilidades de ley, en caso de proceder, podrían ser una sanción penal por difamación, una indemnización o ambas. Ello dependerá de las circunstancias.” (Rubio: 2016) En ese sentido, si es que las afirmaciones no pueden ser probadas por parte del periodista, la persona estaría en todo su derecho de exigirle al medio de comunicación social una rectificación que cumpla con las características explicadas por Marcial Rubio. De esa manera, las soluciones podrían ser, por un lado, una acción de amparo que se dirija a resarcir el daño por la afectación de los derechos constitucionales de los agraviados, en el cual se incluiría el petitorio de una indemnización civil por daños y perjuicios. Por otro lado, la segunda vía, sería querellar al periodista mediante un proceso penal, para que se le imponga la sanción correspondiente. 4. Bibliografía Rubio, Marcial (2016). Para conocer la Constitución de 1993. 5a edición. Lima, Perú: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.