See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/342150637 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Book · April 2020 CITATION READS 1 2,129 1 author: Mónica Moraes R. Universidad Mayor de San Andres 118 PUBLICATIONS 1,005 CITATIONS SEE PROFILE Some of the authors of this publication are also working on these related projects: Palmeras utilizadas por los indígenas Yuracaré del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure (Cochabamba, Bolivia) View project Floristic inventory of Bolivia View project All content following this page was uploaded by Mónica Moraes R. on 13 June 2020. The user has requested enhancement of the downloaded file. Universidad Mayor de San Andrés Mónica Moraes R. (editora) Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Además se propone el contexto regional de las palmeras útiles desde referencias del ámbito sudamericano hasta las más locales, enfatizando las tendencias que se registran en Bolivia y sus zonas mayores en tierras altas y bajas. Los 16 autores incursionan en la información general y regional para luego atender con mayor detalle las características de diez especies que se encuentran en Bolivia. 2020 Este libro presenta los casos más destacados y representativos de las palmeras y sus categorías de uso, por el entorno de su comercio y aprovechamiento regional. También se incluye a tres especies que se aprovechan solo en Bolivia. Cuando corresponde, la información que se incluye para presentar enfoques más completos menciona rasgos taxonómicos, filogenéticos, distribución geográfica, biología y ecología, usos y venta, entre otros. En varios casos, la ilustración de tablas, figuras y fotos fue necesaria para destacar detalles y su respectivo énfasis. Mónica Moraes R. editora Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Mónica Moraes R. Editora Universidad Mayor de San Andrés Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Cita sugerida del libro: Moraes R., M. (ed.) 2020. Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región. Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, Plural editores, La Paz. 136 p. Cita sugerida de capítulo de libro: Miguez G., S. & M. Moraes R. 2020. La jatata (Geonoma deversa) y su importancia de uso para techos. pp. 59-70. En: Moraes R., M. (ed.) Palmeras y Usos: Especies de Bolivia y la Región. Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidas Mayor de San Andrés, Plural editores, La Paz. © Universidad Mayor de San Andrés, 2020 © Mónica Moraes R., 2020 Primera edición: junio de 2020 dl: 4-1-891-20 isbn: 978-99954-1-969-1 Producción: Plural editores Av. Ecuador 2337 esq. c. Rosendo Gutiérrez Teléfono: 2411018 / Casilla 5097 / La Paz, Bolivia e-mail: [email protected] / www.plural.bo Impreso en Bolivia Índice Presentación..................................................................................... 7 Palmeras útiles, especies utilizadas en la región Mónica Moraes R., Rosember Hurtado U. & Viviana Vargas E............ 9 Attalea con especies útiles en Sud América Mónica Moraes R., Alejandro Araujo-Murakami & Marisol Toledo...... 21 Bactris gasipaes (Arecaceae): Una palmera con larga historia de aprovechamiento y selección en Sud América Viviana Vargas E., Charles R. Clement2 & Mónica Moraes R.............. 37 Euterpe o palmeras asaí, un género neotropical de importancia para las poblaciones humanas americanas Narel Paniagua-Zambrana, Marielos Peña-Claros, Mónica Moraes R. & Rommel Montúfar.............................................. 47 La jatata (Geonoma deversa) y su importancia de uso para techos Sofia Miguez G. & Mónica Moraes R................................................. 59 Mauritia flexuosa - un símbolo de las palmas útiles sudamericanas Mónica Moraes R., Rosember Hurtado & Kember Mejía...................... 71 Oenocarpus bataua: Una palmera aprovechada a nivel regional Carmelo Peralta, Jeyson Miranda & Mónica Moraes R........................ 85 [5] 6 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Palmeras útiles y endémicas de valles interandinos de Bolivia: Especies de Parajubaea Mónica Moraes R., Rosember Hurtado, Israel Vargas C., Viviana Vargas E. & Gabriel Toledo.................................................... 99 Especies útiles sudamericanas de Syagrus Larry R. Noblick & Mónica Moraes R................................................. 111 Usos de las especies de Trithrinax en Sudamérica Gabriel Toledo, Zamir A. Pérez D. & Mónica Moraes R...................... 125 Presentación La presente contribución, Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región presenta los casos más destacados y representativos por sus categorías de uso y por el entorno de su comercio y aprovechamiento regional; aunque también incluye a tres especies que se aprovechan solo en Bolivia. Cuando corresponda, la información que se incluye para presentar enfoques más completos menciona rasgos taxonómicos, filogenéticos, distribución geográfica, biología y ecología, usos y venta, entre otros; y en general el contenido de cada capítulo resulta siendo diferente. En varios casos, la ilustración de tablas, figuras y fotos fue necesaria para destacar detalles y su respectivo énfasis. El primer capítulo propone el contexto regional sobre las palmeras útiles desde referencias del ámbito sudamericano hasta las más locales, enfatizando las tendencias que se registran en Bolivia y sus zonas mayores en tierras altas y bajas. Casi el 80% de las especies nativas bolivianas tiene una a más categorías de uso y condice con las tendencias generales de la familia Arecaceae y donde las especies conforman especialmente a la subfamilia Arecoideae. Los siguientes nueve capítulos en orden alfabético según el género, incursionan en la información general y regional para luego atender a mayor detalle las características de diez especies que se encuentran en Bolivia. Estas son: Attalea speciosa (cusi), A. princeps (motacú), Bactris gasipaes (chima), Euterpe precatoria (asaí), Geonoma deversa (jatata), Mauritia flexuosa (palma real), Oenocarpus bataua (majo), Parajubaea sunkha (sunkha), P. torallyi (janchicoco) y Trithrinax schizophylla (saó). Para el grupo de las especies de Syagrus no se destaca una especie en particular. [7] 8 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Siete especies se destacan por pertenecer a la categoría de uso alimenticio y especialmente porque son cosechados los frutos: cusi, motacú, chima, asaí, palma real, majo, janchicoco. Seis de ellas –cusi, motacú, chima, asaí, majo y palma real– son fuente para la extracción de aceite de las semillas, que además tiene propiedades medicinales. Todas las especies son buscadas por las comunidades locales porque brindan materiales para la construcción de viviendas (estructura y techo) y utensilios. La única especie que produce abundante fibra es la sunkha. Las especies que solo son aprovechadas en Bolivia son Parajubaea sunkha, P. torallyi y Trithrinax schizophylla, siendo las dos primeras endémicas de valles interandinos; en cambio la tercera es compartida con Argentina. Sin embargo, son representativas del país. Un total de 16 autores se entusiasmaron con la idea de producir esta publicación, por lo que nuevamente les reitero mi agradecimiento y la satisfacción de haber logrado editar esta versión final. Ha sido un privilegio compartir con ustedes la oportunidad y también la presión por preparar estos capítulos … con este final feliz! Mónica Moraes R. Editora La Paz, Abril 2020. Palmeras útiles, especies utilizadas en la región Mónica Moraes R.*, Rosember Hurtado U. & Viviana Vargas E. Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, Casilla 10077 - Correo Central, La Paz, Bolivia *[email protected] La flora de palmeras en la región sudamericana concentra elevadas cifras en riqueza de especies y géneros. En el Neotrópico – es decir en la región tropical de las Américas – se conocen 730 especies nativas de palmeras (Pintaud et al. 2015), que a nivel mundial representan el 29%; las especies de porte bajo (sotobosque) son predominantes con 423 especies en 36 géneros, mientras que las especies con tallos desarrollados y altos presenta 102 y 19, respectivamente (Balslev et al. 2011) (Fig. 1). Por encima de los 1.000 m de altitud de la región central de los Andes se encuentran 110 especies en 24 géneros (Borchsenius & Moraes 2006), mientras que en la región amazónica concentra una elevada riqueza: 150 especies (Henderson 1995). Finalmente, el resto de las especies se encuentra en las Guyanas, el Cerrado, el Gran Chaco, bosques del Pacífico, el Pantanal, llanuras del Cono Sur y bosque del Atlántico. En 130 yacimientos arqueológicos de la región neotropical se encontraron vestigios de fitolitos y polen, así como cuatro tipos de endocarpos de palmeras de los géneros Acrocomia, Attalea, Astrocaryum, Bactris, Syagrus, Elaeis y Oenocarpus, que hasta hoy en día muchas de las especies que conocemos son consideradas fuentes importantes de alimento y de aceites para las poblaciones humanas sudamericanas; este reporte mencionó que en total esas muestras representan a 29 géneros y 50 especies (Morcote-Ríos & Bernal 2001). Gran parte de la distribución natural de Bactris gasipaes (palmera localmente denominada como chima, chonta fina, pijuayo, chontaduro, pejibaye) por ejemplo está asociada al hallazgo de cerámicas en la Amazonia y en el subandino, por lo que su domesticación fue iniciada en los valles interandinos húmedos y luego [9] 10 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región ampliamente distribuido por las poblaciones humanas a los bosques amazónicos (Morcote-Ríos & Bernal 2001, Clement et al. 2010). En la Amazonia y zona periférica se ha relevado un total de 15 especies de palmeras cuya dispersión ha sido ampliamente facilitada por el hombre en circuitos transamazónicos a varias regiones donde se han instalado cultivos de palmeras (Kahn & Moussa 1997). Según Dabezies (2012), por el hallazgo de restos encontrados en excavaciones arqueológicas es probable que las hojas hayan sido utilizadas para techado y artesanías. Se ha atribuido una elevada importancia para la subsistencia humana probablemente mayor que la que se atribuye a cualquier otra familia de plantas (Bates 1988). Junto a otras fuentes de referencia, como enfatizaron Macía et al. (2011) y Bernal & Galeano (2013), ninguna otra familia de plantas presenta tanta diversidad de usos para beneficio del hombre, así como para otras especies de plantas y animales, como ofrecen las palmeras – o Arecaceae en el idioma latín – y por ello son concebidas como “árbol de vida” (Balick 1988). En la región neotropical las palmeras son ampliamente utilizadas para diversos propósitos y la importancia de algunas categorías de uso varían según las regiones e inclusive entre especies, como se da en Sud América (Valencia et al. 2013, Moraes 2014, Macía et al. 2015, Moraes et al. 2015). Las categorías de uso que proveen estas plantas van desde fuentes de alimento (humana y para la fauna nativa), materiales de construcción, fibras, medicinas, artesanías, utensilios para cocinar, recolectar frutos, pescar y cazar, rituales y ceremonias culturales, entre los principales (Bernal & Galeano 2013, Macía et al. 2015, Moraes et al. 2015) (Fig. 2). Finalmente y por la arquitectura de la corona foliar, muchas especies de palmeras generan menor cobertura de sombra que otras especies, por lo que permiten que otros cultivos crezcan incluso bajo patrones de elevada densidad (Johnson 1983); también pueden estabilizar el suelo por el denso sistema de raíces aunque sea poco profundo (Burley & Carlowitch 1984) y conforman la recuperación de nutrientes del suelo profundo (Anderson 1988). Para la región central de los Andes son relevantes los alimentos (frutos, palmito, semillas y aceites) con 16 géneros (71% del total), los materiales de construcción, utensilios; de un total de 16 géneros de palmeras (66%) se aprovechan para medicinas, combustible, usos culturales y ambientales (Borchsenius & Moraes 2006). Con base a 6.141 reportes de usos, aproximadamente el 63% de las palmeras nativas de la región conformada por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia (noroeste de Sud América) es fuente para 2.395 propósitos; siendo la región de la Palmeras útiles, especies utilizadas en la región 11 a b c d e f Figura 1. Palmeras sudamericanas en paisajes predominantes. a. Acrocomia totai en llanuras aluviales amazónicas, b. Syagrus petraea en formaciones del Escudo Precámbrico, c. Parajubaea torallyi en valles interandinos secos, d. Geonoma deversa en sotobosque, e. Bactris major en bosques inundados y f. Wettinia augusta en el subandino. Fotos: M. Moraes R. 12 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Amazonia con mayor concentración de especies útiles que otras (Macía et al. 2011). Según Moraes et al. (2015), el nw sudamericano presenta un elevado porcentaje de aprovechamiento de productos de palmeras nativas en contraste con el total de inventarios documentados por país (Tabla 1). La tendencia general es la predominancia de las especies utilizadas como material para construcción con 176 especies, le siguen las que son alimento humano (157) y aquellas destinadas para utensilios y herramientas (146), mientras que las demás categorías incluyen menor número de especies útiles (1-134). % Forraje Parket y muebles Frutos para bebidas Joyería Palmito Aceites Medicinal Artesanías Ornamental Utensilios Construcción estructuras Frutos para fauna Techado Frutos comestibles 0 5 10 15 20 25 30 Figura 2. Importancia de las categorías de uso para palmeras nativas en tierras bajas, según Moraes et al. (2016). En el Cono Sur se encuentran especies de Acrocomia, Allagoptera, Butia Syagrus y Trithrinax. Hay evidencias de un uso histórico de las especies del género Butia, como el hallazgo de fitolitos de B. microspadix (Pereira et al. 2013a, b) y endocarpos quemados de B. capitata en un sitio arqueológico de Uruguay (Mazz 2013). El uso actual de Butia se concentra mayormente en los frutos maduros que son consumidos frescos o la pulpa procesada en jugos, bebidas alcohólicas, gelatinas (B. capitata) y helados (Schwartz et al. 2010, Sganzerla 2010); el aceite extraido de las semillas de B. catarinensis es utilizado para elaborar jabones y las raíces tienen aplicación antiinflamatoria (Kumagai & Hanazaki 2013). Además, Palmeras útiles, especies utilizadas en la región 13 tienen potencial ornamental por su conocida resistencia al frío intenso, son individuos longevos que viven más de 200 años y la germinación puede tomar más de dos años (Soares & Longhi 2011). Tabla 1. Especies de palmeras útiles de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú con nueve categorías principales de uso (modificado de Moraes et al. 2015). Bolivia Colombia Ecuador Perú Total Flora de palmas 99 246 141 148 336 Palmas útiles 78 166 104 114 224 Construcción 66 142 94 100 176 Alimentación humana 62 112 77 90 157 Utensilios y herramientas 56 123 83 85 146 Cultural 62 104 70 85 134 Medicinal y veterinario 48 67 49 61 82 Ambiental 36 50 40 45 69 Alimentación animal 38 50 35 41 66 Combustible 22 28 23 26 36 1 1 58 46 60 83 Tóxico Otros usos 48 1 Entre otras especies multipropósito y que se encuentran distribuidas en varios países, se tiene a Butia odorata en Uruguay (Colominas 2016), Copernicia alba en Argentina (Grassia & Benito 2016), así como muchas otras especies en Brasil (Lorenzi et al. 2010). Palmas útiles de Bolivia En Bolivia de casi un total de 100 especies nativas de palmeras el 78% (78 spp.) son consideradas útiles en función a 251 registros en 10 categorías de uso y cinco subcategorías (Moraes 2014): Alimenticia (frutos comestibles, palmito, refrescos), medicinal, combustible, ornamental, materiales de construcción (estructura y techado), utensilios, artesanías, juguetes, forraje (alimento para fauna) y ceremonial; los más importantes por el número de especies es el de los frutos comestibles (15%), techado de viviendas (13%) y materiales para construcción 10%. Entre estos usos, la extracción de aceite y pulpa de los frutos ofrecen mayor potencial económico para fines medicinales, alimenticio, combustible y cosmética (Moraes 2014). 14 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Mientras que al considerar palmeras útiles de tierras bajas – entre 150-400 m de altitud en la Amazonia, Andes, Cerrado y Gran Chaco – significan aproximadamente el 50% (47 spp.) y son aprovechadas en ocho categorías y 14 subcategorías de uso, destacándose los materiales de construcción (22%), alimento humano (19%), alimento para fauna (14%), entre otros (Fig. 2); entre las especies con mayor importancia por su uso son Attalea princeps, A. speciosa, Bactris gasipaes, Mauritia flexuosa, Euterpe precatoria, Geonoma deversa y muchas más (Moraes et al. 2016, Fig. 3), excepto Geonoma deversa (compartida con Perú) y A. speciosa (compartida con Brasil) – estas especies se encuentran en un área geográfica mayor pues están representadas en Brasil, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela, entre otros del norte sudamericano. Entre los casos más llamativos de varios paisajes sudamericanos figuran las especies de palmeras que ofrecen más de una categoría de uso (especies multipropósito). Por ejemplo, Acrocomia totai, Aphandra natalia, Bactris gasipaes, Euterpe precatoria, Iriartea deltoidea, Mauritia flexuosa y Oenocarpus bataua que ofrecen desde alimento humano, alimento animal, cultural, medicinal, utensilios y herramientas, entre otros (Moraes et al. 2015). Las estructuras mayormente aprovechadas de las palmeras son los tallos o troncos, hojas y frutos, pero según las especies pueden utilizarse todas las partes (raíces, semillas y fibras); los troncos se destinan para construir la estructura de casas, pisos, cercas, muebles y herramientas y utensilios; las hojas maduras para techar casas y las tiernas para artesanías, cesterías y utensilios; el palmito, frutos y semillas sirven como alimento; las raíces y aceites de los frutos son usados como diferentes medicinas, de semillas o endocarpos tallados se elaboran artesanías y joyerías (Moraes et al. 2015). Para dar un ejemplo, en Bolivia el 33% se cosecha de las hojas, el 32% de los frutos, 24% del tronco, 7% de las raíces y 4% de las inflorescencias (Moraes 2014). Para esta contribución, se incluyen algunos estudios de caso que reflejan a las palmeras nativas de Bolivia en un contexto regional (Tabla 2). En cada uno de estos capítulos se comparte una versión compilada a nivel regional, así como información documentada en estudios, como aporte para la consideración de especies que son utilizadas por las comunidades humanas y las diversas características que revisten en paisajes naturales y transformados. Palmeras útiles, especies utilizadas en la región a 15 b c Figura 3. Palmeras útiles sudamericanas. a. Frutos de babassú o cusi para extracción de aceites cosméticos (Attalea speciosa), b. palmito de asaí (Euterpe precatoria) y c. techo de jatata (Geonoma deversa). 16 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Tabla 2. Relación de capítulos que son incluidos en esta contribución sobre palmeras útiles de Bolivia en un contexto regional. Se incluye las subfamilias, tribu, subtribus y la relación de los autores en esta publicación. Subfamilia Tribu Subtribu Autores Palmeras útiles de Bolivia y las utilizadas en la región Varias - - Mónica Moraes R., Rosember Hurtado U. & Viviana Vargas E. Especies útiles de Attalea Arecoideae Cocoseae Attaleinae Mónica Moraes R., Alejandro Araujo-Murakami & Marisol Toledo Bactris gasipaes (Arecaceae): Una palmera con larga historia de aprovechamiento y selección en Sud América Arecoideae Cocoseae Bactridinae Viviana Vargas E., Charles R. Clement & Mónica Moraes R. Euterpe o palmeras asaí, un género neotropical de importancia para las poblaciones humanas americanas Arecoideae Areceae Euterpeae Narel PaniaguaZambrana, Marielos Peña, Mónica Moraes R. & Rommel Montufar La jatata – Geonoma Arecoideae deversa – y su importancia de uso para techos Geonomateae - Sofía Miguez & Mónica Moraes R. Mauritia flexuosa – Un símbolo de las palmas útiles sudamericanas Calamoideae Lepidocaryeae Mauritiinae Mónica Moraes R., Rosember Hurtado & Kember Mejía Oenocarpus bataua: Una palmera aprovechada a nivel regional Arecoideae Euterpeae - Carmelo Peralta, Jeyson Miranda & Mónica Moraes R. Palmeras útiles y endémicas de valles interandinos de Bolivia: Especies de Parajubaea Arecoideae Cocoseae Attaleinae Mónica Moraes R., Israel Vargas, Rosember Hurtado, Viviana Vargas & Gabriel Toledo Especies sudamericanas útiles de Syagrus Arecoideae Cocoseae Attaleinae Larry R. Noblick & Mónica Moraes R. Usos de las especies de Trithrinax en Sudamérica Coryphoideae Cryosophileae - Gabriel Toledo, Zamir Pérez D. & Mónica Moraes R. Palmeras útiles, especies utilizadas en la región 17 Referencias Anderson, A.B. 1988. Use and management of native forests dominated by açai palm (Euterpe oleracea Mart.) in the Amazon estuary. Advances in Economic Botany 6: 144-154. Balée, W. 1989. 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Attalea con especies útiles en Sud América Mónica Moraes R.1*, Alejandro Araujo-Murakami2 & Marisol Toledo2 Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, c/Andrés Bello y c/ 27 s/n Cota Cota, La Paz, Bolivia, *[email protected] 2 Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Av. Irala 565, Santa Cruz, Bolivia *[email protected] 1 La historia evolutiva de Attalea parece ser reciente (Meerow et al. 2009) y se ha evidenciado sobre un aumento en la tasa de diversificación en un clado ancestral de aproximadamente 15 millones de años (Baker & Couvreur 2013). La evidencia de un aumento reciente en la diversificación y una aparente baja tasa de extinción indica la influencia de eventos recientes que han llevado al género Attalea a alcanzar su diversidad actual; Allagoptera ha demostrado ser el grupo hermano a nivel filogenético con un sólido soporte (Freitas et al. 2016). Estos autores presumen que el centro de distribución de Attalea estaba localizado en el bosque a lo largo del este en la costa de Brasil; pero los efectos del aislamiento del bosque atlántico desde la Amazonia fueron causados por la formación de bosques secos y abiertos en América del Sur – como son el Gran Chaco, Cerrado y la Caatinga – entonces es un género que prosigue su evolución y radiación adaptativa. La taxonomía del género Attalea es controvertida, con tratamientos que varían en términos de límites genéricos y número de especies (Pintaud 2008, Noblick et al. 2013, Freitas et al. 2016, Pintaud et al. 2016). Sin embargo, Meerow et al. (2009, 2014) establecieron firmemente que Attalea es monofilético con especies que muestran una amplia variación a nivel genérico y la presencia de varios híbridos. De hecho, la realización intensa de colecciones científicas en periodos recientes ha mejorado el espectro morfológico del género y ha actualizado el conocimiento taxonómico, documentando adecuadamente la lista publicada por Henderson et al. (1995) para las Américas. Un claro ejemplo representa al grupo de especies que presenta hojas con pinnas dispuestas en un [21] 22 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región plano y que fueron reconocidas como A. butyracea a nivel continental por Henderson et al. (1995), cuando ahora se reconocen hasta 10-12 especies diferentes y queda esa especie únicamente concentrada en el norte de Sudamérica (Pintaud et al. 2016). Con base a Pintaud (2008) y recientes publicaciones sobre el género, actualmente se contabilizan ca. 75 especies de Attalea con 30 en la región compartida por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, así como unas 16 especies concentradas en el sudoeste de la Amazonia (Conformado por Bolivia, el E de Brasil y se de Perú). El género está representado por palmas de hábito arbóreo medianas a macizas, ya sea con tronco desarrollado o subterráneo, por lo que aparece con hábito acaulescente (Fig. 1), que terminan en una corona foliar frondosa. Las hojas con o sin peciolo son pinnadas con pinnas insertas en diferentes planos o en uno solo; generalmente la forma es arqueada y únicamente en A. pacensis son erectas (Moraes & Pintaud 2016); el único carácter que es común en el género Attalea es el ápice asimétrico de las pinnas (Pintaud 2008). La inflorescencia es interfoliar y solitaria, erecta o péndula, ramificada y envuelta por una bráctea peduncular que en su mayoría tiene consistencia leñosa; algunas especies presentan inflorescencia en espiga. En las raquillas de la inflorescencia se disponen en la base las tríadas de dos flores masculinas y una femenina, luego hasta el ápice solo flores masculinas; una planta puede presentar otros dos tipos: inflorescencias solo masculinas o solo femeninas y también se encuentran plantas con solo inflorescencias masculinas. El fruto es una drupa ovoide con mesocarpo fibroso, el endocarpo con 1-3 semillas que presenta abundante endosperma y es comestible. Recientemente se ha añadido las características del fruto multicarpelar que contribuye en forma más eficiente a reconocer las especies (Pintaud et al. 2016, Rodríguez et al. 2018). Su distribución se extiende desde México hasta Bolivia, Paraguay y Brasil, desde 100-1.600 m de altitud (Henderson 1995). Attalea exhibe una alta variación ecológica, que sugiere una colonización exitosa de nuevas áreas y gran capacidad de adaptación potencial (Freitas et al. 2016), por lo que presentan formaciones oligárquicas donde predominan individuos en diferente grado de desarrollo de la especie (Fig. 2). A nivel del continente americano ocurre en las dunas, en la selva tropical y en el Cerrado (Dransfield et al. 2008); el Cerrado abarca las tierras de sabana (Bolivia y Brasil) que incluye campos rupestres (sabanas rocosas) y el Pantanal (la llanura de inundación estacionalmente inundada ubicada en la mayor parte del sudoeste del bioma cerrado) (Oliveira-Filho & Attalea con especies útiles en Sud América 23 a b Figura 1. Hábitos de Attalea. a. Arbóreo con tronco desarrollado, A. bassleriana. b. Planta con tronco subterráneo, hábito acaulescente en A. eichleri. 24 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Ratter 2002); finalmente en los Andes solo se encuentran dos especies: A. amygdalina en Colombia y A. princeps en Bolivia (Borchsenius & Moraes 2006). Es importante relacionar la agrupación jerárquica de las especies de Attalea con los sistemas ecológicos en función a dinámicas paisajísticas para documentar sus patrones de espacio y también para su conservación (Moraes & Zenteno-Ruiz 2017). La relación de las especies con los sistemas ecológicos de Bolivia circunscribe que mayormente corresponde el género Attalea a paisajes del sudoeste amazónico, mientras que se distingue solo A. eichleri que corresponde al Cerrado (Moraes & Zenteno-Ruiz 2017). Según ambos autores, entre las especies amazónicas, A. blepharopus (endémica de Bolivia) se aísla de las demás y el resto subagrupa a especies según su presencia afín en bosques y sabanas, además del subandino y aluvial, como es para A. princeps, que se encuentra en 17 sistemas ecológicos (57% del total registrado para el género); finalmente ocho especies de Attalea son comunes con Perú y 10 con Brasil. Mientras que solo algunas poblaciones de A. princeps colonizan la vertiente oriental de los Andes de Bolivia hasta 1.600 m (Borchsenius & Moraes 2006). Figura 2. Formaciones del cusi (A. speciosa), localmente llamados cusales en Bolivia. Foto: M. Moraes. Attalea con especies útiles en Sud América 25 Respecto a otros géneros de Cocoseae, Attalea presenta mayor número de semillas por fruto. Según Harms & Dalling (2000), esto podría deberse a un proceso de coevolución con escarabajos brúquidos que se desarrollan en los frutos y también actúan como controladores de las poblaciones de A. butyracea. Por ejemplo, en el caso de A. princeps los frutos con una semilla tienen mayor probabilidad de sobrevivir al ataque de brúquidos (48%) que cuando tienen más (35%) (Rios-Aramayo & Loayza-Freire 2000). Especies sudamericanas útiles de Attalea Los yacimientos arqueológicos en la Amazonia han estado indicados por la presencia de Attalea speciosa (Balée 1989, Morcote & Bernal 2001). Sin embargo, su establecimiento en pasturas y áreas deforestadas es considerado invasivo y hasta una plaga para los ganaderos que llegan hasta a abandonar áreas colonizadas por la intensa regeneración y proliferación de esta especie (Mitja & Ferraz 2001). La densidad poblacional de individuos adultos de A. speciosa en bosques primarios es baja (Peters et al. 1989), pese a que en el caso de las plántulas es más bien elevada (Kahn & Granville 1992). Algunas de las especies de Attalea representan una importante fuente de recursos y generan materia prima para diferentes propósitos que benefician a las poblaciones locales (Moraes et al. 2015); en el caso de Bolivia de un total de 10 especies nativas, seis son consideradas útiles (Moraes 2014). A nivel regional, la categoría de uso con mayor valor de uso es el de los frutos comestibles y la extracción de aceites de las semillas para fines de salud humana (Tabla 1), luego el uso de las hojas para diferentes utensilios y artesanías, entre otros (Moraes 2014); frutos y aceites se utilizan para producir cosméticos (A. princeps, A. phalerata), medicamentos contra la hepatitis (A. maripa) y medicamentos contra las amebas (A. princeps, A. phalerata) (Balslev et al. 2008, Moreno & Moreno 2006, Moraes 2014). También las hojas de varias especies (A. blepharopus, A. eichleri, A. pacensis, A. phalerata, A. princeps, A. speciosa,) son aprovechadas para el techado temporal de viviendas (Moraes 2004, Moreno & Moreno 2006, Hurtado 2013) a nivel local y regional (Weigend et al. 2015). Algunas Attalea se utilizan en ceremonias religiosas (A. eichleri, A. phalerata, A. princeps) y en la extracción de palmito, A. microcarpa, A. racemosa, A. phalerata y A. plowmanii (Balslev 26 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región et al. 2008). Attalea butyracea (nativa de Colombia y Venezuela) tiene un gran potencial comercial en la producción de etanol y azúcar (Bernal & Galeano 2010). El babassu o cusi (A. speciosa) se utiliza regionalmente para producir aceite de palma en Brasil (Anderson et al. 1991) y en Bolivia (Toledo et al. 1999). El acurí o motacú de áreas inundadas (A. phalerata) es considerada de uso múltiple en Brasil (Negrelle 2015) y Bolivia (Peralta et al. 2009). Tabla 1. Porcentaje de ácidos grasos en mesocarpo y semillas de Attalea speciosa y A. princeps (basado en Hilditch & Williams 1964 y Moraes et al. 1996, respectivamente). A. speciosa Caprílico Cáprico Láurico Mirístico Palmítico Esteárico Oleico Linoleico Semilla 4.1 7.6 45.1 16.5 7.3 2.8 13.5 3.0 A. princeps Semilla 4.4 4.6 36.4 16.6 10.2 4.2 20.9 3.1 Mesocarpo - 0.5 7.3 11.0 21.9 3.8 47.5 4.8 Además, los frutos y semillas de muchas especies de Attalea son fuente alimenticia para la fauna local e inclusive se asocia con relaciones estrechas de control biológico poblacional en que predan las semillas y destruyen al embrión, por ejemplo, con especies del escarabajo Pachymerus (Harms & Dalling 2000), así como grupos de loros y ardillas. Pero también se encuentra el gremio de los dispersores que buscan recursos alimenticios en los frutos y semillas de Attalea, como tapires, monos y algunos roedores que aprovechan el consumo del mesocarpo, trasladando las semillas sin afectar al embrión y facilitando la germinación. Un estudio en el Pantanal de Brasil sobre A. phalerata concluyó que Dasyprocta azarae (agutí) es el mayor consumidor con el 34.6% de los frutos, aquellos que son transportados fuera del árbol parental (14.6%) y las semillas enterradas (2%) (Nascimento et al. 2004). Muchas especies del género son consideradas de uso multipropósito porque brindan varias categorías de uso. Por ejemplo, la palma “palla” del Chapare y Yungas (A. blepharopus) el 80% del pueblo Yuracaré (en el centro de Bolivia) considera que esta especie es la más utilizada (Montoya & Moraes 2014); y es mayormente utilizada por sus hojas para techado y de los frutos para extraer de aceite de las semillas; el fruto es comestible pero muy fibroso (Moraes & Pintaud 2016). A continuación incluimos dos casos que son representativos de Bolivia, A. speciosa y A. princeps. Attalea con especies útiles en Sud América 27 El cusi (A. speciosa) El cusi es una palmera maciza que llega a 25-30 m de altura; las hojas presentan las pinnas insertas en un solo plano y no se agrupan; y los frutos son desarrollados, de los que se extrae aceite (Fig. 3). El tronco de hasta 44 cm de diámetro es liso y libre de bases foliares remanentes. Se encuentra en tierras bajas, en bosques amazónicos y bosques semideciduos del Cerrado; en Bolivia se encuentra en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando conformando bosques densos y también en sitios rocosos deforestados, entre 125-800 m de altitud. Según el sistema de Navarro (2011), se encuentra en el bosque siempreverde estacional del c-s Amazonia. Usos (Moraes 2014): Las hojas maduras son destinadas para techado y paredes de uso temporal, mientras que las esteras, cestas y abanicos son elaborados con el entrelazado de hojas tiernas, con las que también las enrollan para armar el bajón de Chiquitos (instrumento de viento que acompaña la danza de los macheteros en el Beni y durante el festival de Chiquitos); manojos de secciones de hojas maduras armadas en ejes de madera para techos; el mesocarpo de frutos maduros es comestible; el fruto es utilizado como forraje para el ganado vacuno; el aceite de las semillas es utilizado para fines medicinales y cosméticos, así como combustible; la semilla comestible y el endocarpo seccionado se usa para elaborar artesanías (collares, portalápices y aretes); también la plantan como ornamental. Las semillas son depredadas por larvas de brúquidos, que los lugareños utilizan como carnada para pescar. La extracción del aceite de las semillas es una práctica mayormente artesanal y que tradicionalmente está concentrada en la región de Guarayos (Santa Cruz, Bolivia) (Toledo et al. 1999, 2014). En las semillas, el contenido mayormente representado en ácidos grasos para esta especie lo representa el ácido láurico con 45.1% seguido por ácido mirístico (Tabla 1). Los frutos de A. speciosa en Bolivia se comercializan en $us 0.05/kg y el aceite es vendido por el procesador a ca. $us 30/kg al por mayor, mientras que en las tiendas locales el precio del litro de aceite es de $us 29 (Weigend et al. 2015). Si bien es apreciada por ser una especie multipropósito, el cusi es considerado por los agropecuarios como una plaga porque se desarrolla prolíficamente en sitios abiertos y deforestados. La resistencia contra el fuego de los individuos se debe a su germinación criptógena, así las semillas se mantienen viables por varios años, incrementando aún más el grado de maleza para la región donde crecen, especialmente si se trata de sitios ganaderos (Toledo et al. 2001, 2014). 28 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región a b c Figura 3. Attalea speciosa en Bolivia. a. Hábito, b. frutos, c. aceite de cusi. Fotos: M. Moraes. Attalea con especies útiles en Sud América 29 El motacú (A. princeps) También el motacú es una palmera maciza que alcanza los a 20-25 m de altura; las hojas presentan las pinnas insertas en varios planos y están agrupadas por lo que dan una apariencia crespa; y los frutos son desarrollados, de los que se extrae aceite (Fig. 4). Contrario al cusi, el tronco del motacú con un diámetro máximo de 65 cm está cubierto por bases foliares remanentes. Se encuentra ampliamente distribuida en Bolivia desde tierras bajas hasta los 1.600 m de altitud, en bosque húmedo aluvial libre de inundación o inundado y bosque montano de Yungas (Andes orientales). Se encuentra en el bosque del piedemonte andino del sw Amazonia (Navarro 2011) de La Paz, W Santa Cruz, Beni y Pando. Usos (Moraes et al. 1996, Moraes 2014): Secciones de hojas maduras superpuestas en techos de viviendas rústicas (duran 5-7 años); hojas para cestería y artesanías (cestos, abanicos, esteras y sombreros rústicos); hojas tiernas usadas para Domingo de Ramos; nervadura central de la hoja es extraída y junto a otras se usa como escoba; secciones de troncos cortados para el armado de la estructura de viviendas locales (p.e. horcones) y para tallar tacú o para construir catres; porción apical del brote foliar destinada para preparación de ensalada de palmito (crudo o cocido); mesocarpo de frutos maduros crudos de sabor dulce, pelados y crudos, también hervidos para bebidas y elaborar pan (la fauna silvestre del bosque también la consume: loros, chanchos de monte, monos, roedores y otros); endocarpo comestible; del endocarpo elaboran artesanías: semillas secas y cruda; aceite de semillas para fines medicinales (antigripal, antifebril y contra quemaduras) y cosméticos para fortalecer el cabello, así como tostadas para extraer aceite para cocinar; bráctea peduncular usada como canoita por niños, la ceniza de esta bráctea se incluye en la preparación de tujuré y como aditamento en la lejía que acompaña el masticado de hojas de coca; jarabe de raíces tiernas usado para tratar parásitos estomacales y raíces machacadas en cataplasma para fractura de huesos; planta ornamental. El motacú es una palmera considerada fuente multipropósito (materiales de construcción, alimento, aplicaciones medicinales y cosméticas, entre otros) (Moraes 2014). Cerca al 70% en peso seco de aceite extraído de la semilla tiene el potencial productivo de 1.1-2.4 toneladas por hectárea por año; el que presente mayores proporciones de ácido oleico (47.5%) en el mesocarpo y en el endocarpo el ácido láurico (36.4%, tabla 1) hace que esta especie sea apropiada para el consumo 30 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región humano como aceite vegetal (Moraes et al. 1996). La comercialización de los frutos del motacú es amplia, aunque el ingreso económico es bajo (menor a $us 1 por dos docenas). Sin embargo, la extracción del aceite se destina a la elaboración de champú, pero con un bajo contenido del aceite. b a c Figura 4. Attalea princeps. a. Hábito, b. frutos maduros, c. jasayé o cesta. Fotos: M. Moraes. Attalea con especies útiles en Sud América 31 Ambas especies de Attalea en Bolivia son muy carismáticas por su hábito y como destacan en los paisajes donde se encuentran, pero especialmente por el valor de uso que le asignan las comunidades locales. Las oportunidades que brindan las hojas, tronco y frutos son consideradas de relevancia para fines de subsistencia familiar y eventualmente para generar ingresos económicos. Su estado de conservación de acuerdo a las categorías de la uicn presenta un estado poblacional autoregenerativo, así como también una extensa área geográfica en Bolivia. Referencias Anderson, A.B., P.H. May & M.J. Balick. 1991. The subsidy from nature: palm forests, peasantry, and development on an Amazon frontier. New York: Columbia University Press. Baker, W.J. & T.L.P. Couvreur. 2013. Global biogeography and diversification of palms sheds light on the evolution of tropical lineages. ii . Diversification history and origin of regional assemblages. 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Clement2 & Mónica Moraes R.1 Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, c/Andrés Bello y c/ 27 s/n Cota Cota, La Paz, Bolivia 2 Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia, Manaus, Amazonas, Brasil *[email protected] 1 La palmera Bactris gasipaes (conocida localmente como chima, tembé, chonta de Castilla, pupuña, pijuayo, pejibaye, chonta fina, chontaduro y otras denominaciones en otros países, Mora Urpí et al. 1997) es una especie con poblaciones domesticadas (Clement et al. 2017). Los arqueólogos han encontrado micro-restos (fitolitos) de lo que puede ser chima o tembé en sitios arqueológicos con 10.000 años de edad en los Llanos de Mojos (Lombardo et al. 2020), confirmando la importancia de las tierras bajas de Bolivia en la larga historia de aprovechamiento y selección de esta especie. Es posible que empezó a ser domesticada por la madera de su tronco (Patiño 1992), que es muy duro y sirve para tallar varios tipos de utensilios domésticos y adornos, así como para arcos y flechas (Patiño 1992, Macía et al. 2015, Moraes et al. 2015, Vargas et al. 2018). Luego los frutos pasaron a ser importantes, inicialmente por su contenido de aceite (Patiño 1992, Clement et al. 2009a). Aun hoy día, los pueblos indígenas de las tierras bajas de Bolivia y Brasil ponen frutos maduros para ablandar en agua y amasan para obtener un jugo rico en aceite, proteína y beta-caroteno (Clement et al. 2009a). Conforme los pueblos empezaron a seleccionar el tamaño del fruto, su contenido de almidón aumentó, resultando en un tamaño mayor y apropiado para la fermentación (Patiño 1992, 2002, Clement et al. 2017). Presenta plantas cespitosas o multicaules con 3-14 tallos por individuo (Fig. 1). Por lo general, los tallos son fuertemente cubiertos por espinas que protegen la planta y frutos de los herbívoros. La palmera se desarrolla hasta 20 m y cada tallo tiene alrededor de 20 cm de diámetro con 1-5 infrutescencias (o hasta 18, Fig. 2). [37] 38 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región a b c Figura 1. Bactris gasipaes. a. Hábito con corona de hojas arqueadas, b. individuo cespitoso con varios brotes y c. infrutescencia con frutos maduros. Fotos: M. Moraes. Una palmera con larga historia de aprovechamiento 39 Figura 2. Adulto de Bactris gasipaes portando hasta 18 infrutescencias de frutos maduros, amarillos pequeños a medianos (cerca de Riberalta, Bolivia). Foto: M. Moraes. 40 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región En la chima, los frutos pesan de 1-3 g, mientras que en el tembé de 3-15 g, en ambos casos, la infrutescencia puede tener de 100-1.000. Los frutos son de color rojo, algunas veces anaranjado o rara vez amarillo; los colores naranja y amarillo son más comunes conforme avanza el proceso de domesticación, ya que a la gente le gusta de variabilidad de color también. La chima es rica en aceite, fibra, beta-caroteno, moderada proteína y casi nada de almidón; el tembé es similar, excepto que tiene más almidón (Saldias-Paz 1991, Clement 2006). Conforme la selección humana ocurrió en otras partes de la Amazonía, la cantidad de almidón aumentó y, como consecuencia, el tamaño del fruto también, llegando a 200 g a lo largo del rio Vaupés en Colombia (Mora Urpí et al. 1997). Los frutos previamente hervidos con sal son comestibles y también se obtiene harina del mesocarpo (Patiño 1992, Vargas & Moraes 2014). La distribución geográfica de Bactris gasipaes es bien extensa (Fig. 3), parcialmente debido a la acción humana e incluye variaciones climáticas y edáficas particulares en bosques húmedos del trópico americano. Cubre desde Honduras en Centro América hasta el sur de Bolivia y Brasil (Rondonia y Mato Grosso) en diferentes paisajes boscosos de la Amazonia y zona subandina, entre otros (Mora Urpí et al. 1997, Moraes 2004). Se encuentra desde el nivel del mar hasta los 1.200 m de altitud en cadenas montañosas de los Andes y en algunos sistemas orográficos centroamericanos. Las condiciones climáticas tropicales varían de 1.5006.000 mm de precipitación, mientras que las temperaturas promedio van de 24-28°C; la temperatura y distribución de lluvias determinan tasas de crecimiento y épocas de floración y fructificación (Mora Urpí et al. 1997). Sus poblaciones están adaptadas a suelos ácidos de baja fertilidad, de textura arenosa hasta arcillosa y bajo contenido en materia orgánica, pero produce mejor cuando se incrementan los nutrientes y materia orgánica, y se evitan sitios pedregosos y muy escarpados; es determinante su asociación con micorrizas arbusculares para la captación de fósforo en suelos ácidos (Mora Urpí et al. 1997). Se han tipificado dos variedades botánicas según los tipos de frutos de poblaciones silvestres y cultivadas (Henderson 2000), aunque no todas cuentan con registros completos. La variedad chichagui tiene poblaciones silvestres con frutos pequeños. La variedad gasipaes tiene poblaciones cultivadas con frutos medianos a grandes. Dentro de la var. chichagui, Henderson reconoció tres tipos: 1 Muy pequeño, de 1-3 g (como la chima y distribuido en el sur de la Amazonia desde Pará, Brasil, hasta Bolivia y el sur de Perú, Clement et al. 2009b); 2 igualmente pequeño (distribuido en el norte de los Andes); y 3 pequeño de 3-15 g (como el tembé, con Una palmera con larga historia de aprovechamiento 41 distribución desde el suroeste de la Amazonia, a lo largo del rio Ucayali en Perú y travesando los Andes de Ecuador y Colombia, Fig. 3). Figura 3. Distribución de Bactris gasipaes en el Neotrópico con poblaciones silvestres (var. chichagui 1, 2, 3) y razas domesticadas (var. gasipaes, grupo microcarpa (frutos con peso de 15-30 g), mesocarpa (con frutos de 30-70 g) y macrocarpa (con frutos mayores de 70 g), según Clement et al. (2017). En las tierras bajas de Bolivia aún se encuentran poblaciones de chima (con frutos muy pequeños) y tembé (con frutos mayores, aunque menores que en Brasil y Perú) (Clement et al. 2009ab). Saldias-Paz (1991) registró diferentes poblaciones de chima y tembé en el Parque Nacional Amboró (Santa Cruz) y en el Valle del Sacta (Cochabamba), que presentan la secuencia de cambios esperados durante el proceso de domesticación; recientemente Vargas et al. (2018) registraron poblaciones similares alrededor de Tumupasa (La Paz).Vargas et al. (2018) documentaron poblaciones del tipo 1 con frutos pequeños de color rojo y del tipo 3 con frutos medianos amarillos y anaranjados grandes (medianos y grande en comparación con tipo 1, pero no con var. gasipaes) (Fig. 4), siendo que los frutos amarillos presentan mayor contenido en mesocarpo y, por lo tanto, es la más apreciada por los lugareños (Fig. 5). 42 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región a b c Figura 4. Infrutescencias de Bactris gasipaes. a. Frutos silvestres de la var. chichagui tipo 3, y b.-c. Frutos cultivados de la var. gasipaes (Tumupasa, Bolivia). Fotos: M. Moraes. Figura 5. Mesocarpo de frutos maduros de Bactris gasipaes, con mayor proporción de pulpa comestible (o jane, como se conoce en Bolivia) en frutos amarillos (a la izquierda). Fotos: M. Moraes. En los bosques abiertos de Tumupasa se identificaron seis categorías de crecimiento en manchones silvestres de la chima, que presentan una tendencia marcada de una jota invertida –en que el número de individuos disminuye conforme se incrementa la edad– y donde la dependencia poblacional es del 85% de las fases de regeneración: es decir de Una palmera con larga historia de aprovechamiento 43 plántulas y tres etapas de juveniles (Moraes et al. 2016). Esta tendencia se interpreta como una población auto-regenerativa (Fig. 6), pese a que en algunos sitios las condiciones son extremas en relación a bordes de zonas cultivadas y deforestadas donde la incidencia afecta directamente a los propágulos, especialmente en época seca. Otro aspecto relevante en la biología de esta palmera es la proporción de individuos solitarios (22%) frente a los cespitosos (78%). Las prácticas de manejo y producción han incrementado la calidad de los cultivos de Bactris gasipaes, especialmente en Costa Rica, Brasil y Perú (Mora Urpí et al. 1997). Las investigaciones han apuntado a la selección de tipos cultivados de frutos y palmitos, basados en plantas manejables y adecuadas para la cosecha masiva e industrializada. En Bolivia fue propuesto el cultivo de semillas de plantas sin espinas procedentes de Costa Rica para suplantar la cosecha depredadora de palmito de asaí (Euterpe precatoria) (Peña et al. 2001). Aun antes, había una propuesta similar para suplantar la producción de coca en las tierras bajas de Cochabamba (Mora Urpí et al. 1997). 700 Número de individuos 600 500 400 300 200 100 0 Plántula Juvenil 1 Juvenil 2 Juvenil 3 Preambulo Adulto Figura 6. Patrón de estructura poblacional de Bactris gasipaes variedad chichagui tipo 1, localmente conocida como chima en Tumupasa (Bolivia) (Moraes et al. 2016). En las últimas décadas, la producción de palmito de Bactris gasipaes se ha expandido mucho en Brasil, Costa Rica, Ecuador y algunos otros países en menor escala, pero la producción del fruto no sigue en la misma proporción, aunque tiene un esfuerzo considerable de investigación en algunos países (Clement et al. 2004, Graefe et al. 2013). En el Neotrópico, 44 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región el fruto es producido principalmente en sistemas agroforestales en propiedades de pequeña escala, donde se ignora las preferencias locales para tener un fruto tradicionalmente importante. Donde hay expansión del mercado para fruto, como en Colombia, ya tiene problemas de plagas y molestias (Clement et al. 2004, Graefe et al. 2013), mientras que en otros países, la demanda no excede la oferta y tiene menos problemas. En contraste, el palmito es una agroindustria casi siempre de alto insumo, por ejemplo, en Brasil hay un programa de mejora ejecutado por Embrapa Florestal que oferta semillas para los productores. Bactris gasipaes representa millones de dólares de ingreso para los campesinos y plantaciones, la conservación de la especie no recibe mucha inversión, aunque reviste de un significativo potencial para mejorar la seguridad alimentaria y los ingresos de productores rurales (Graefe et al. 2013). Referencias Clement, C.R. 2006. Fruit trees and the transition to food production in Amazonia. pp. 165-185. En: Baleé, W. & C.L. Erickson (eds.) Time and Complexity in the Neotropical Lowlands: Studies in Historical Ecology. Columbia University Press, Nueva York. Clement, C.R, J.C. Weber, J. Van Leeuwen, C. Astorga Domian, D.M. Cole, L.A Arévalo López & H. Argüello. 2004. Why extensive research and development did not promote use of peach palm fruit in Latin America. Agroforestry Systems 61: 195-196. 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Peach palm (Bactris gasipaes) in tropical Latin America: implications Una palmera con larga historia de aprovechamiento 45 for biodiversity conservation, natural resource management and human nutrition. Biodiversity and Conservation 22: 269-300. Henderson, A.H. 2000. Bactris (Palmae). Flora Neotropica 79: 1-81. Lombardo, U., J. Iriarte, L. Hilbert, J. Ruiz-Pérez, J.M. Capriles & H. Veit. 2020. Early Holocene crop cultivation and landscape modification in Amazonia. Nature doi: 10.1038/s41586-020-2162-7 Macía, M.J., R. Cámara-Leret & N. Paniagua-Zambrana. 2015. Usos de las palmas por poblaciones rurales. pp. 57-86. En: Balslev, H., M.J. Macía & H. Navarrete (eds.) Cosecha de Palmas en el Noroeste de Suramérica: Bases Científicas para su Manejo y Conservación. Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito. Moraes R., M. 2004. Flora de palmeras de Bolivia. 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Tesis en agronomía, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Santa Cruz. Vargas E., V. & M. Moraes 2014. La chima. Pp. 36-42. En: Moraes R., M. (ed.) Palmeras de Tumupasa en La Paz, Bolivia. Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Carrera de Biología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. Vargas E., V., M. Moraes R. & J. Roncal. 2018. Fruit morphology and yield potential of the Chima palm (Bactris gasipaes) in Tumupasa (La Paz-Bolivia). Palms 61(1): 17-24. Euterpe o palmeras asaí, un género neotropical de importancia para las poblaciones humanas americanas Narel Paniagua-Zambrana1*, Marielos Peña-Claros2, Mónica Moraes R.1 & Rommel Montúfar3 Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia 2 Department of Environmental Sciences, Wageningen University, Wageningen, Holanda 3 Herbario QCA, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito, Ecuador *[email protected] 1 El género Euterpe (Subfamilia Arecoideae, tribu Cocoseae, subtribu Euterpeae) tiene siete especies conocidas en general como asaí (açaí en Brasil y huasai en Perú); y se distribuyen desde Centro América (Guatemala, Belice) hasta Bolivia y Brasil en Sudamérica en un rango altitudinal desde los 150-2.000 m y en la costa ecuatoriana (Henderson et al. 1995). Se tienen dos especies con amplia distribución geográfica y hábito distinto (Fig. 1) – E. precatoria con tallo solitario y ampliamente distribuida en las regiones tropicales y subtropicales de América (que sigue el mismo rango que el propio género) y E. oleracea con tronco cespitoso y presente en la Amazonia oriental y con una población disyunta en la costa Pacífica de Ecuador y Colombia. Mientras que E. edulis es característica del bosque de Misiones (ne Argentina), Paraguay y de la Mata Atlántica de Brasil, y E. catinga se encuentra en zonaciones de arenas blancas en bosques amazónicos. Finalmente, Euterpe espiritosantensis, E. luminosa y E. longibracteata son especies de limitado rango geográfico y escasa información. Estudios moleculares revelan de forma preliminar que la variedad E. precatoria var. longevaginata –ampliamente distribuida en bosques tropicales andinos y amazónicos hasta 600 m de Bolivia, Colombia, Ecuador, y Perú– podría ser otra especie distinta de E. precatoria con hábito cespitoso (Barreiro 2013). El género Euterpe presenta formas arbóreas inermes con tronco desarrollado, liso y erecto; generalmente las raíces adventicias son [47] 48 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región a b Figura 1. El género Euterpe. a. monocaule (E. precatoria) y b. multicaule o cespitoso (E. oleracea). Fotos: a: M. Moraes, b: N. Paniaga-Zambrana. Euterpe o palmeras asaí, un género neotropical de importancia 49 rojas o anaranjadas. En la corona foliar las poco numerosas hojas algo arqueadas son típicamente pinnadas y se destacan entre el follaje circundante por ser esbeltas. Además de las características vegetativas y reproductivas, algo que es característico del género es que las inflorescencias e infrutescencias (1-5) se insertan por debajo de la corona de hojas y la vaina foliar; finalmente los frutos maduros son esféricos, morado-negros mayormente menores a 1 cm de diámetro (Fig. 2). a b Figura 2. Euterpe precatoria. a. Adulto con infrutescencia infrafoliar y b. frutos maduros. Fotos: M. Moraes. Usos de palmeras asaí La palma de asaí o asaí es fuente de recursos para las poblaciones humanas locales. Los productos derivados de Euterpe son principalmente destinados para el consumo humano (frutos, hojas jóvenes), materiales de construcción (tallo, hojas, fibras), medicinas (raíces, fruto), cosmecéutica (frutos), ornamental, entre otros; no solo para subsistencia familiar sino como fuente de ingresos económicos adicionales al asegurar su manejo. Históricamente en Bolivia el uso de Productos Forestales No Maderables (o Productos Secundarios) 50 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región como los derivados del asaí (Euterpe precatoria) se ha basado en una explotación comercial, generalmente destinada para el mercado internacional debido a una elevada demanda externa y con importantes ingresos económicos, pero que podría agotarse en las próximas décadas (Stoian 2004), teniendo en cuenta que E. precatoria es una especie de tallo único y de lento crecimiento, además de ser el caso más extremo de sobrecosecha en Bolivia (Valencia et al. 2015, Peña 1996). Sin embargo, es la especie arbórea más abundante en toda la Amazonia y forma bosques oligárquicos en amplias planicies inundables (ter Steege et al. 2013) y por ello es importante atender su aprovechamiento adecuado. En todo caso, los recursos mayormente cosechados de este género son el palmito y la pulpa de los frutos (mesocarpo), destinados para producción masiva e inclusive industrial (Fig. 3). Aunque localmente también el uso de las hojas para techado constituye una aplicación de importancia por su durabilidad y calidad, como por ejemplo es el caso de E. precatoria utilizada por los Tacana en el norte de La Paz (Bolivia, Moraes 2014, Fig. 3). Debido a su importante valor bromatológico nutritivo, antioxidante y antiinflamatorio de los frutos de asaí – considerada superior a otras especies en las dos últimas propiedades (Villanueva 2013, cit. en García & Urioste 2013, Fig. 4) -, se ha desarrollado un creciente aprovechamiento en la cosecha de frutos para extracción de la pulpa destinada para refrescos, helados y otros. Sin embargo, solamente el 17% del fruto es comestible y destinado para la pulpa, siendo necesarios cerca de 2.5 kg de frutos para un litro de jugo de asaí (Townsend et al. 2001). La pulpa liofilizada es un alimento con elevado contenido calórico (489.39 kcal/100 g; alto contenido de lípidos (40.75%), de los cuales 52.70% son representados por el ácido graso oleico (C18: 1) y 25.56% por el ácido palmítico (C16: 0); carbohidratos totales 42.53% ± 3.56 y proteínas 8.13 g ± 0.63 / 100 g; potasio (900 mg/100 g), calcio (330 mg/100 g) y magnesio 124.4 mg/100 g (Menezes et al. 2008). Además, también se aprovecha el resto del fruto (endosperma): el contenido en proteínas osciló entre 4.0-5.3% y en fibras de 32.7-37.5% (Townsend et al. 2001). Las evaluaciones demográficas de E. oleracea y E. precatoria por Peña-Claros & Zuidema (1999) y Arango et al. (1999) en Bolivia y Colombia, respectivamente, sugieren que sus poblaciones son estables. Sin embargo, en simulaciones sobre los regímenes de extracción del palmito de E. precatoria sugieren que se podrá mantener la mitad del Euterpe o palmeras asaí, un género neotropical de importancia 51 recurso después de cinco ciclos (100 años), cortando en intensidad del palmito el 30% (en bosque alto) y el 20% (en bosque inundado) de los individuos reproductivos en ciclos de corta de 20 años (Peña-Claros & Zuidema 1999). Finalmente, el crecimiento anual del asaí (E. precatoria) es de 0.2-0.3 m por año (Peña 1996). a b c d Figura 3. Euterpe precatoria. a. Bastones de palmito, b. infrutescencia con frutos maduros, c. bebida de asaí con pulpa de los frutos y d. armado de hojas para techado de viviendas. Fotos: M. Moraes. 52 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Cajú 16,65 Palta 79,03 Lechuga 288,61 Frutilla 445.07 E. oleracea 1014 E. precatoria 1828,4 0 500 1000 1500 2000 Capacidad total antioxidantes (TE µmol/g) Figura 4. Comparación en contenido antioxidante entre diferentes productos según Villanueva (2013). Cajú (Anacardium occidentale, Anacardiaceae), palta (Persea americana, Lauraceae), lechuga (Lactuca sativa, Brassicaceae), frutilla (Fragaria spp., Rosaceae). Cosecha y manejo - palmito de asaí El palmito constituye la hoja joven no abierta, el cual tiene la forma de un cogollo o bastón. Particularmente en Bolivia, la cosecha del palmito (E. precatoria) fue realizada mediante la tala del individuo. Esta cosecha se extendía por lo general de julio a noviembre (Moraes 1998). Las enlatadoras procesaron 72.000 palmitos/mes o sean ca. 3.000 palmitos/ día, sin embargo, podían mensualmente llegar hasta 192.000 bastones en un turno (un bastón es la sección aprovechable del palmito, Fig. 3a); la envasadora opera durante unos cinco meses por zafra, o sea que tiene una capacidad de procesamiento de hasta 960.000 palmitos/ zafra, aunque en 1997 se han procesado unos 203.000 palmitos (Moraes 1998). Por otro lado, la materia prima cosechada sufre pérdidas en las diferentes fases, desde su recolección hasta el envasado final. Una de las causas de mayor pérdida se da en la tala del individuo, ya que en el mejor de los casos, 1-3 árboles se pueden quedar “colgados” diariamente en el bosque (el zafrero prefiere dejarlo para aprovechar ese tiempo en cosechar otros árboles); esto llegaba hasta un 10% de pérdida en el proceso de extracción. Si durante la extracción el bastón es puesto en posición horizontal o afectado por la mayor incidencia solar, las condiciones cualitativas pueden reducirse hasta que en la enlatadora sea rechazado o mal Euterpe o palmeras asaí, un género neotropical de importancia 53 envasado, así como subvalorado al tiempo de pagar por el producto a los contratistas (Moraes 1998). Los retrasos en el transporte también influyen, aunque la zafra puede resistir hasta dos días. Posteriormente, los índices de pérdida pueden llegar hasta un 30% en todo el procesamiento desde la recolección hasta el envasado final. Sin embargo, la consideración de la extracción de palmito en términos de manejo sostenible es incipiente. Según Peña (1996), es una actividad que muy poco se ha regulado en Bolivia y en otros países de la región andina; y no se asegura su sostenibilidad. Si bien el contratista dirige el destino y contratación de los zafreros, no hay metodologías de corta y extracción mejorada; y no se ha realizado esfuerzos para un aprovechamiento más eficiente. Se esperaría que el proceso de cosecha en especies cespitosas, la oportunidad de cosecha puede ser planificada en virtud a mantener los individuos viables con permanente regeneración vegetativa de nuevos brotes, como es en el caso de E. oleracea. Sin embargo, también se registraron tasas e intensidades muy elevadas que han disminuido al 85% en la última década en algunos lugares de Guyana, debido al agotamiento de las poblaciones en el bosque circundante (Allan et al. 2002). Los cosechadores obtienen un promedio de 85 palmitos por día durante 2.5 días por semana y cada semana en total fueron 750 palmitos pero del tamaño más pequeño aceptable en el mercado (Allan et al. 2002). Cosecha y manejo - frutos de asaí En cuanto a los frutos de asaí (Euterpe spp.), las condiciones de manejo y cosecha cuentan con alternativas que han probado estar más al alcance de su producción sostenida. Los procedimientos de cosecha de frutos son variados y los pobladores adecúan prácticas para el uso eficiente de tiempo y esfuerzo (Fig. 5). Por la demanda local e internacional, la pulpa de los frutos se destina a derivados para la producción de jugos, néctares concentrados de frutas amazónicas y producción de licores (Muñoz 2006). Las plántulas de asaí tienen mayor tolerancia a la sombra con una posterior elevada tasa de germinación pero durante un corto periodo (Rocha 2004), mientras que la baja sobrevivencia de plántulas se debe a factores de herbivoría, daños físicos por la caída de árboles y ramas (Zuidema & Boot 2000). 54 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 5. Cuerdas (“manea”) atadas a los pies y adaptadas para trepar el tronco de asaí hasta llegar a la base de la corona foliar y pelado del palmito. Fotos: M. Moraes. El potencial de producción de frutos maduros de E. precatoria en el ne de Bolivia es de 120.401 kg/ha en el bosque de várzea y 12.707 kg/ha en el de tierra firme (Velarde & Moraes 2008) y llega a 173 + 22 hasta 450 + 79 kg/ha (Rocha & Viana 2004). Según Isaza et al. (2014) un individuo puede producir entre 5.500-8.500 frutos, con un peso de 11.6 kg en promedio, repartidos en 2-4 racimos; y la productividad promedio de 2.2 ton/ha/año aportada en promedio por 188 palmas fértiles por hectárea. El peso seco de la pulpa encontrado en el bosque várzea es aproximadamente el doble que en el de tierra firme y del 100% de frutos producidos solo madura el 27% (Velarde & Moraes 2008). La extracción de la pulpa de asaí se obtiene mediante la trituración mecánica de los frutos maduros y repetitivo lavado en agua para filtrar una masa rojo-morada muy densa y espesa (Fig. 6), que es el material destinado para la preparación de refrescos y helados (Moraes & Velarde 2009). El jugo es muy perecedero y se oxida fácilmente (Bovi & de Castro 1993), por lo que es sometido a deshidratación y así mejorar las condiciones de preservación hasta su venta local y de exportación (Melo et al. 1988). Si bien una gran parte de las recomendaciones atiende a la forma de la cosecha de las infrutescencias (Zuidema & Boot 2000, Moraes & Velarde 2009, García & Mariaca 2012, Isaza et al. 2014, Moraes et Euterpe o palmeras asaí, un género neotropical de importancia 55 al. 2014), cuidando no afectar a otras inflorescencias o infrutescencias inmaduras, así como evitar la extracción destructiva con el corte de los troncos y también el pisoteo de propágulos, es necesario mantener el 25% de la regeneración en bosque alto y 55% en el bosque de várzea (Rocha & Viana 2004). El control de calidad constante desde la búsqueda de los individuos a ser cosechados, el número de infrutescencias, las rutas de transporte y acarreo, entre muchas otras acciones son indispensables para garantizar un óptimo aprovechamiento que no afecte a la estructura poblacional y mantener la cosecha entre años con una intensidad menor al 50%. a b Figura 6. Euterpe precatoria. a. Frutos maduros y b. pulpa de asaí. Fotos: M. Moraes. Finalmente, con base a la consideración de 14 aspectos socioeconómicos, Paniagua-Zambrana et al. (2017) concluyeron que la importancia de E. precatoria en Perú está más relacionada con el comercio de sus frutos y palmito, en contraste en Bolivia –aunque la comercialización de ambos genera algunos ingresos– aún no es tan importante como los generados por otros recursos o actividades. 56 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Respecto al conocimiento sobre E. oleracea y su uso en Perú –donde fue introducida pues no crece naturalmente–, se refleja la transmisión de su uso y otros lo adquieren mediante la experimentación o interés individual (Paniagua-Zambrana et al. 2017). En la mitología griega, Euterpe significa “La muy placentera”, “La de agradable genio” o “La de buen ánimo”. No hay un nombre genérico más apropiado que el asignado a estas sorprendentes especies de palmeras de los bosques húmedos del Neotrópico. Referencias Allan, C., S. Williams & R. Adrian. 2002. 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La jatata (Geonoma deversa) y su importancia de uso para techos Sofia Miguez G.* & Mónica Moraes R. 1 Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, c/Andrés Bello y c/ 27 s/n Cota Cota, La Paz, Bolivia, *[email protected] *[email protected] Perteneciente a la subfamilia Arecoideae, Geonoma uno de los géneros mayormente representados de palmeras (Roncal et al. 2012, Balslev et al. 2015). Constituye uno de los más importantes a nivel de riqueza dentro de la región andina, ya que más de un cuarto del total de especies se encuentra por encima de los 1.000 m en los Andes (Borchsenius & Moraes 2006, Henderson 2011, Roncal et al. 2012). Este género en su mayoría lo conforman palmeras pequeñas a medianas de hasta 8 m (Moraes 2004, Moreno & Moreno 2013), con 65 especies aproximadamente distribuidas de México hasta Bolivia (Henderson 2011), de las cuales 17 se encuentran en nuestro país (Moraes 2015). Geonoma deversa (o localmente conocida en Bolivia como jatata), presenta una distribución muy amplia desde Belice hasta Guyanas y desde Ecuador hasta Bolivia (Henderson 2011). En Bolivia se la encuentra en bosques húmedos primarios de tierras bajas y bosques pre montanos entre 150-650 m de altitud, mayormente en los departamentos de La Paz, Cochabamba Beni y Pando (Montoya 2001, Moraes 2004, 2014, Moraes & Paniagua 2006, Moreno & Moreno 2013). Entre las condiciones más importantes de su presencia es que está adaptada a ambientes umbrófilos en suelos bien drenados (Moraes 2004). Las formaciones densas de estos individuos mayormente son conocidos como jatatales, que son colonias de individuos cespitosos mayormente conformados por reproducción vegetativa (Fig. 1). Es una palmera de sotobosque (hasta 2 m generalmente), monoica, cespitosa (puede tener desde 1 a 12 estípites o tallos) sin espinas, con raíces adventicias cortas (15- 20 cm). Cada estípite presenta un diámetro [59] 60 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región de hasta 2 cm y muestra los entrenudos. La corona foliar puede portar entre 10-20 hojas trífidas, aunque también pueden ser enteras o hasta con 10 pinnas por lado, de color verde oscuro y rojas cuando son inmaduras (Fig. 2). Las inflorescencias son interfoliares y ramificadas en dos órdenes, rodeada por una bráctea peduncular membranácea y caduca (Fig. 3). Los frutos negros son esféricos de 5-6 mm de diámetro (Fig. 3); la semilla es globosa con endosperma homogéneo y endurecido. Según Zonta & Stelma (1997), la densidad total estimada está entre 20.000-30.000 estípites (ramets) por hectárea en áreas de mayor ocurrencia. En la serranía la densidad es mayor que en la llanura del norte de La Paz; plántulas y juveniles representan un 80% del total, mientras que el índice de regeneración fue de 1.82 (llanura) y 2.78 (serranía) (Miguez 2014, Moraes et al. 2016). Las evaluaciones de la estructura poblacional de la jatata registran tendencias autoregenerativas en sitios cosechados, tanto en serranía como en llanura, aunque la intensidad de cosecha en algunas localidades la curva poblacional fue de tipo ii y iv (Miguez 2014, Moraes et al. 2016). Además hay una implicación poblacional positiva de las colonias o jatatales (genets) con base al desarrollo de los individuos cespitosos; los análisis Figura 1. Formaciones dominadas por Geonoma deversa (jatatales). Foto: M. Moraes. La jatata (Geonoma deversa) y su importancia de uso para techos 61 demográficos de las colonias indicaron que la mortalidad es muy baja y que puede subsistir unos 300 años mientras que los individuos cespitosos (ramets) con un promedio de 37 años (Zuidema & Werger 2000a). Por otro lado, la jatata está adaptada a las variaciones climáticas pues aunque se redujeron considerablemente en un año seco, el reclutamiento de plántulas, producción de brotes y crecimiento del estípite, la tasa de crecimiento poblacional se redujo moderadamente (Zuidema & Werger 2000a). Figura 2. Palmera juvenil de Geonoma deversa y hoja nueva. Fotos: S. Miguez. Figura 3. Inflorescencia e infrutescencia de Geonoma deversa. Fotos: M. Moraes. 62 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Usos de la jatata Los reportes de uso de esta especie se restringen mayormente como material de techado de viviendas con las hojas –en especial en Perú (Montoya 2001) y Bolivia (Moraes 2004, 2014)– y eventualmente los estípites son utilizados como parantes (Moraes 2014). En Perú y Colombia también se registran otros usos de esta palmera: En comunidades de los Esse Eja en Madre de Dios (Perú) utilizan los estípites de G. deversa para la fabricación de corrales, mesas y mesones, además los frutos son secados al sol y se los usa para artesanías (Paniagua et al. 2012a), mientras que en la Amazonia colombiana es usada para la obtención de sal mediante la quema total de la planta y filtrado de las cenizas (Henderson 1995). Las hojas son el aprovechamiento más relevante de esta especie, destinadas para la elaboración de “paños de jatata” como material de techado, estos paños son láminas rectangulares de 2-3 m de largo y 70 -80 cm de ancho donde se ensamblan en hileras las hojas de G. deversa (Moraes & Sarmiento 1999, Hurtado 2013). Para el tejido se prepara un juego de cuerdas de Thoracocarpus bisectus (tapi o mitimora) y se recolectan tallos de Gynerium sagittatum (chuchío) que comúnmente se desarrollan sobre las riveras de los ríos (Montoya 2001, Otterburg et al. 2008, Peralta et al. 2009). Primeramente, se recolectan hojas maduras de jatata (desde 70 cm de largo aproximadamente) cortándolas con un machete y se dejan en la corona foliar a las hojas tiernas o nuevas para garantizar la siguiente cosecha anual. Estas hojas son cortadas con 15-19 cm de peciolo aproximadamente para poder entrelazarlas a los tallos de chuchío (Fig. 4) que pasan por un proceso previo de limpieza (Montoya 2001, Peralta et al. 2009, Miguez 2014). Para cada paño se necesitan 300-400 hojas aproximadamente (Melgar & Peralta 2009, Hurtado 2013), esto depende de la longitud de las hojas y de los tallos de chuchío que serán amarrados a los lados con el tapi o mitimora (Montoya 2001, Hurtado 2013). En general, se pueden aprovechar entre 3-5 hojas/individuo, por lo que sería necesario cortar 116 individuos para la producción de un paño de jatata que demoran en tejer cerca de 30 minutos si es que tienen todo el material cerca (Peralta et al. 2009). El ensamble de los paños en un techo genera una superficie compacta y densa que se aprecia del interior de la vivienda (Fig. 5). La jatata (Geonoma deversa) y su importancia de uso para techos 63 Figura 4. Técnicas de ensamblado de hojas de jatata en tallos de chuchío, la extensión del paño de jatata y techado con superposición de varios paños. Fotos: S. Miguez. Estos paños son requeridos a nivel local y regional principalmente por los Tacanas, Chimanes, Mojeños y otros pueblos por su larga durabilidad entre 15-25 años (Moraes & Paniagua 2006, Hurtado 2013, Moraes 2014, Moraes et al. 2014) y también por su resistencia a la combustión (Moraes & Paniagua 2006, Paniagua et al. 2012b). El estípite seco también puede utilizarse para construcción como pasador de techo para dar más estabilidad a la parte más alta del techo y evitar 64 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región que el viento lo haga caer, también lo usan como percha para colocar prendas de vestir, herramientas, utensilios de cocina; finalmente las semillas también se las hace secar para fabricar artesanías, como collares (Hurtado 2013). Figura 5. Detalle del tejido para los paños ensamblados en el techo de jatata. Foto: M. Moraes. La jatata (Geonoma deversa) y su importancia de uso para techos 65 En Bolivia los paños de jatata son comercializados en Santa Cruz y Trinidad mediante compradores intermediarios, donde el precio por paño llega a costar hasta Bs 24 ($us 3.5), mientras que el valor de estos paños en lugar de fabricación es de Bs 6 ($us 1) por unidad (Otterburg et al. 2008). Algo similar ocurre en el Perú, ya que cada paño llega a costar $us 1, pero todavía se desconoce el valor de comercialización en otras ciudades (Montoya 2001). Los paños de jatata son un recurso que puede generar ingresos para las comunidades Tacana y Mojeños (Estenssoro 2009), pues la demanda también se da desde las ciudades para incluir el techo de jatata en sitios turísticos (Fig. 6), restaurantes, hoteles y otros (Moraes & Sarmiento 1999, Moraes 2014), aunque en el caso de la ciudad de La Paz la reducción de humedad ambiental, cambios extremos diurnos de temperatura y la incidencia de radiación ultravioleta generan modificaciones histológicas por lo que las hojas se tornan frágiles y quebradizas (Palenque et al. 2011). La jatata es una de las especies de palmeras más comercializadas en Bolivia, por ejemplo, entre 2003 y 2004, la Superintendencia Forestal autorizó la comercialización de ca. 300 mil paños de jatata (Teran et al. 2005) elaborados por los Chimane para vender en la ciudad de Santa Cruz. En la comunidad El Sena de Pando un 25% de los paños es para uso propio, un 75% para venta, del que un 50% es comercializado en el mismo mercado de la comunidad y 50% en las poblaciones cercanas como Cobija y Riberalta con un precio de Bs 10/paño (Peralta et al. 2009). Al someterse a una sobreexplotación, este recurso forestal no maderable puede presentar una declinación en las poblaciones nativas con implicaciones ecológicas y económicas (Zuidema 2000). El aprovechamiento de hojas de palmeras del sotobosque como Geonoma deversa no tolera altos niveles de cosecha, por lo menos en condiciones de bosques primarios, mientras que varias de las palmas del dosel y de áreas abiertas pueden soportar mayores tasas de aprovechamiento en la cosecha de las hojas (Zuidema 2000, Svenning & Macía 2002, Balslev et al. 2011, 2015). Sin embargo, se ha demostrado que las respuestas de la jatata frente a la defoliación variaron ampliamente por ejemplo ningún aumento de la mortalidad fue registrado – pero la tasa de producción foliar después de la defoliación de cada individuo cespitoso (o ramet) defoliado disminuyó en un 16% y 9% (primer y segundo año, respectivamente), el crecimiento del tallo en un 43 y un 29%, la probabilidad de reproducción en un 40 y un 60% y la tasa de producción vegetativa de nuevos individuos en un 70% estimado para ambos años (Zuidema & Werger 2000b). El impacto de la defoliación 66 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 6. Techos de jatata en restaurant y espacio de sombra en la ciudad de Rurrenabaque. Fotos: S. Miguez. La jatata (Geonoma deversa) y su importancia de uso para techos 67 parece estar localizado en los ramets tratados: Después de un año los ramets defoliados habían recuperado el 36% de su número de hojas inicial, después de dos años este ascendió al 68%. Al tratarse de una especie cespitosa o multicaule se observó que a medida que los individuos tienen más tallos o estípites, su número va disminuyendo. Por ejemplo, los individuos con más de 20 estípites representan solamente el 6.54% en un estudio realizado en Tumupasa (Prov. Abel Iturralde) por Miguez (2014). Este patrón es similar al reportado por Flores (1995) y Flores & Ashton (2000) con un 5.4 %, mientras que individuos con más de 40 estípites representan menos del 1%. Esta especie resulta adecuada para el aprovechamiento de las hojas, ya que generalmente se encuentra en poblaciones con altas densidades, al ser una especie multicaule la tasa de mortalidad es baja y los tallos cosechados pueden recuperarse a corto plazo (Zuidema & Werger 2000b). El tejido de los paños generalmente es una actividad individual o familiar, ya que no hay una organización estructurada para esta actividad, además existen algunas comunidades como Sena en Pando que no cuentan con información para la venta de estos paños que pueden generar ingresos económicos de tres a seis meses/ año (Peralta et al.2009). Referencias Balslev, H., F. Kahn, B. Millan, J.-C. Svenning, T. Kristiansen, D. Pedersen & W. Eiserhardt. 2011. Diversidad de especies y formas de crecimiento de las comunidades de palmeras tropicales americanos. The Botanical Review 77: 381-425. Balslev, H., D. Pedersen, H. Navarrete & Jean-Christophe Pintaud. 2015. Diversidad y abundancia de palmas. pp. 13-26. 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Los registros de polen fósil y modelos de su paleodistribución demuestran su presencia en pequeños refugios en tierras bajas durante el Cuaternario en una variación espacial de M. flexuosa durante períodos secos y fríos del último período glacial del Neotrópico; las barreras geográficas conformadas por cuencas hidrográficas determinaron diferencias genéticas (Lima et al. 2014). Su distribución no es continua aunque conforma amplias zonas donde predomina la palmera real (Mauritia flexuosa, Fig. 1) como se la conoce en Bolivia y es también conocida como moriche (Colombia), aguaje (Perú), morete (Ecuador), burití (Brasil) y canangucho (Venezuela) (Lasso et al. 2013, 2016). En un rango altitudinal entre 180-500 m se encuentra presente en depresiones aluviales y suelos de baja fertilidad, muchas veces relacionados con lagunas edáficas y asociados tanto a bosques como sabanas, desde Colombia y Venezuela hasta Bolivia y Brasil; en humedales estacionales o permanentes con aguas negras y abundante materia orgánica (Henderson 1995, Henderson et al. 1995). Está entre las palmeras más comunes a nivel sudamericano y se estima que solo en Perú ocupa unas 5.3 millones de ha y el 94% se encuentra en Loreto (Brokamp et al. 2011). En Bolivia se la encuentra en el pie de monte de los Andes y en la Amazonia, Chiquitanía y el Cerrado, en los departamentos de Beni, Cochabamba, La Paz, Pando y Santa Cruz (Moraes 2004, 2016). [71] 72 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 1. Formaciones pantanosas donde predomina la palma real (Mauritia flexuosa). Foto: M. Moraes. Según la clasificación de Navarro (2011) para Bolivia, estas formaciones corresponden a los herbazales pantanosos de la llanura aluvial de la alta Amazonia. Fisionómicamente los palmar-reales destacan en el paisaje, son vistosos por las coronas foliares y los troncos macizos, dominados por esta especie y por ello considerados oligárquicos por Peters et al. (1989) (Fig. 1). Es una palma solitaria y dioica, por lo que se reconocen plantas femeninas y masculinas por separado (Fig. 2). Tienen un porte muy macizo de hasta 20-25 m de altura y con tronco solitario erecto de hasta 35 cm de diámetro, cilíndrico y liso con anillos marcados y muy estrechos (aunque en la parte apical del tronco presenta hojas marcescentes persistentes) y con entrenudos vistosos (Fig. 3). En la base del tronco presenta estructuras que le permite resistir medios acuáticos y que generan el intercambio gaseoso para evitar su pudrición (neumatóforos). La corona de 10-12 hojas costapalmadas y erectas miden aproximadamente 3.5 m de longitud con peciolo macizos de 1.6 Mauritia flexuosa - un símbolo de las palmas útiles sudamericanas 73 m; la lámina consta de 180 segmentos, lanceolados de hasta 1.5 m de longitud y levemente colgantes que dan un aspecto crespo, aunque están insertos en un solo plano. Las robustas inflorescencias ramificadas hasta en dos órdenes –con 4-5 por individuo– son colgantes y miden hasta 2.5 m de longitud; las inflorescencias masculinas presentan brácteas pedunculares membranosas menores a 5 cm de longitud, las flores, de color anaranjado amarillo, se insertan en raquillas cortas dispuestas en forma dística y alterna sobre las secundarias, dando la apariencia en forma de amentos, mientras que las femeninas son de mayor tamaño y no se insertan como amento (Fig. 2). Las infrutescencias son muy desarrolladas de hasta 2 m de longitud (Fig. 3), portando los frutos que son oblongos algo achatados en ambos extremos muy aromáticos de hasta 4.5-6 cm de longitud, con cubierta de escamas superpuestas y de color rojo naranjados hasta café brillante, el mesocarpo es muy carnoso de sabor dulce y color llamativo amarillo a naranja, una semilla con endocarpo pétreo. Figura 2. Inflorescencias de flores estaminadas en plantas masculinas en raquillas cortas y simples (como amentos) y raquillas muy desarrolladas con flores pareadas pistiladas de plantas femeninas de Mauritia flexuosa. Fotos: K. Mejía. 74 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 3. Hábito e infrutescencias inmaduras de Mauritia flexuosa. Foto: M. Moraes. Mauritia flexuosa - un símbolo de las palmas útiles sudamericanas 75 Mendieta (2004) describió la disposición en anillos que caracteriza a estos palmares durante la época seca en relación a los bordes de lagunas rectangulares en los Llanos de Moxos (al ne de Bolivia), donde la estructura poblacional de la palma real y la asociación con especies forma parte de su adaptación a condiciones permanentemente anegadas; el anillo interno queda prácticamente dominado por adultos y plántulas de M. flexuosa con tronco sumergido durante todo el año y asociadas a vegetación palustre (Fig. 4). Al evaluar la dispersión de la palma real, Mendieta (2004) encontró mayor abundancia de frutos en la época seca (junio-agosto) luego se reduce progresivamente para la lluviosa (noviembre-febrero), coincidiendo con los patrones de remoción por la fauna. Según su estudio, son cuatro las especies que se encargan de dispersar sus frutos: Agouti paca, Dasyprocta variegata, Mazama americana y Tapirus terrestris, junto a roedores pequeños. Figura 4. Disposición espacial de categorías de crecimiento de Mauritia flexuosa desde el espejo de la laguna hacia el exterior (1 = adultos, 2 = plántulas, 3 = Ficus antisiphilitica, 4 = Annona sp.; Mendieta 2004). 76 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Usos de Mauritia flexuosa Como resumió Lasso et al. (2013), las formaciones de estos palmares son fuente de recursos muy importantes a nivel de alimento, tanto para el ser humano como para la fauna nativa además sirven de forraje, refugio, atenúan el escurrimiento fluvial en las sabanas, son corredores ecológicos para muchos vertebrados e incluso tienen importancia en la cosmovisión de las comunidades indígenas a nivel regional. Por lo tanto, tiene importancia socioeconómica para las poblaciones humanas (Gilmore et al. 2013). Un caso clásico en la región amazónica es la importancia que le confieren en la localidad de Iquitos en Perú (Mejía 1986, 1992, Balslev et al. 2008), especialmente con la cosecha del fruto y preparación de pulpa (Fig. 5) y otros usos como las artesanías (Fig. 6); también se extrae la larva de Rhynchosphorus palmarum del tronco, fibras de las hojas para hacer esteras (como elaboran los Urarina del río Tigre en Perú) y la obtención de almidón (Rodríguez et al. 2016). Esta especie ha sido considerada como candidata promisoria para el manejo sostenible en la Amazonia de Perú (Padoch 1988, Peters et al. 1989, Delgado et al. 2007), Brasil (Bonesso et al. 2008) y Colombia (Trujillo-Gonzalez et al. 2011, Isaza et al. 2013). Se cuenta con evaluaciones del aprovechamiento de hasta 60 especies asociadas a M. flexuosa (Gilmore et al. 2013), así como recomendaciones para el manejo forestal de plantaciones en la Amazonia peruana basado en su estructura poblacional y las condiciones silvoculturales (Freitas & Flores 2015, Freitas Alvarado et al. 2019), el mejoramiento genético desde 1999 (Gonzales et al. 2006) y su industrialización primaria (Rojas et al. 2001). Principalmente se basa en la cosecha de los frutos que genera importantes ingresos económicos para familias rurales, como es el caso en Iquitos (Perú) con un consumo mensual de 22-150 t/mes (Guzmán Castillo 2003, Delgado et al. 2007) y podría superar a las 2.000 t/año (Weigend et al. 2015). En un supuesto para esta población se considera proporcionalmente la relación de plantas femeninas y masculinas de 1:1, entonces la producción varía entre 1422.200 kg de frutos/ha/año; el precio es de $us 0.06-1.7/kg (Weigend et al. 2015). Por otro lado, el aceite de buriti que se comercializa en Brasil y que una gran parte es destinada a la industria cosmética, el costo cotizado en el mercado europeo es de $us 23–210/kg (Brokamp et al. 2011). Mauritia flexuosa - un símbolo de las palmas útiles sudamericanas 77 Figura 5. Venta de los frutos maduros del aguaje en Iquitos y extracción de la pulpa del mesocarpo para la venta destinada a elaboración de bebidas, helados y otros. Fotos: K. Mejía. 78 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 6. Artesanías del aguaje en Iquitos. Cestos, pisamanteles, caracol de adorno y loro tallado en semilla. Fotos: M. Moraes. Sin embargo, las prácticas de cosecha son muy destructivas (Manzi & Coomes 2009), anualmente se tumban hasta 24.000 individuos de palmas femeninas para facilitar la extracción de los frutos (Delgado et al. 2007). Por lo que se generan rodales sobreexplotados y dominados por individuos masculinos además de una notoria disminución en la abundancia de esta especie en Iquitos (Holm et al. 2008, Horn et al. 2012). Sin embargo, Bonesso et al. (2008) concluyeron que pese a estas prácticas de cosecha no fueron afectados los índices de sobrevivencia ni de regeneración poblacional en Brasil. Usos de la palma real en Bolivia Si se compara con Perú y Colombia, en Bolivia esta especie está todavía subutilizada. Sin embargo, se han registrado algunas categorías de uso, Mauritia flexuosa - un símbolo de las palmas útiles sudamericanas 79 que si no son ampliamente aplicadas, reflejan la identificación de recursos en algunas regiones del país (Moraes 2014). Las hojas maduras son usadas para techado (duran hasta tres años) de corrales en el Beni y según Hurtado (2013), según la técnica para techado de viviendas y con la cosecha de individuos preadultos puede durar entre 11-20 años. En algunas regiones del ne del país el tronco es aprovechado para “canaletear” el techo o para armar las paredes (Hurtado 2013). Mientras que con las hojas tiernas e inmaduras tejen sombreros y abanicos, así como artesanías (Fig. 7). Se aprovecha el mesocarpo de los frutos maduros, pelando las escamas y se expone una pulpa amarilla. También se machaca la pulpa hasta que produzca un jugo con el cual se elabora un refresco, chicha o licor. De la semilla se extrae un aceite que sirve para calmar la fiebre y aliviar la bronquitis (Hurtado 2013) y fines cosméticos (Moraes 2014); antes algunos pobladores de Santa Cruz extrajeron aceite de la semilla (Vázquez & Coimbra 2002). Figura 7. Cestos y pisamanteles elaborados con hojas tiernas de Mauritia flexuosa en Bolivia. Fotos: M. Moraes. 80 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Aunque los beneficios de M. flexuosa son variados su estado de conservación a nivel de los países no se evalúa y por tanto, no se encuentra en ninguna categoría de amenaza; aunque localmente se ha reportado la notoria disminución de plantas femeninas porque las talan para cosechar los frutos. Sin embargo, no se ha documentado los procesos ni efectos en las poblaciones de la cosecha destructiva y la destrucción constante de los bosques. Por su amplia gama de usos para los pueblos indígenas, importancia económica y a nivel de los ecosistemas se la considera una especie emblemática a nivel regional cuya presencia debería utilizarse como símbolo de identidad cultural y como elemento de conservación de humedales y bosques amazónicos. Referencias Balslev, H., C. Grandez, P. Zambrana, A.L. Møller & S.L. Hansen. 2008. Palmas (Arecaceae) útiles en los alrededores de Iquitos, Amazonia Peruana. Revista Peruana de Biología 15: 121-132. 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Vincenti, La Paz, Bolivia 2 Programa Apoyos Directos a la Creación de Iniciativas Agroalimentarias Rurales ii, La Paz, Bolivia 3 Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia *[email protected] 1 El majo – Oenocarpus bataua - como se la conoce en Bolivia (milpesos en Colombia, ungurahua en Ecuador, ungurahui en Perú, patauá en Brasil, seje en Panamá y Venezuela) – es una palmera que está ampliamente distribuida desde Panamá hasta Bolivia y Brasil desde el nivel del mar hasta los 1.400 m de altitud (Henderson et al. 1995). Incluye varios paisajes y pisos ecológicos en su distribución natural, que va desde suelos bien drenados aluviales en la Amazonia occidental luego en bosques de terra firme de la parte central amazónica, también en suelos pobremente drenados y pantanosos (Kahn & Granville 1992), así como en bosques montanos de la Cordillera oriental en el subandino entre 850-1.400 m (Fig. 1). Por ello ha sido considerada una especie ubiquista en bosques amazónicos por Kristiansen et al. 2009) y conforma formaciones oligárquicas en algunos sectores (Peters et al. 1989). El género Oenocarpus corresponde a la subfamilia Arecoideae y la tribu Euterpeae; y tiene nueve especies; tentativamente se postuló la divergencia molecular entre O. bataua var. bataua y var. oligocarpus sugiriendo que son dos especies diferentes pero los patrones filogenéticos tuvieron un débil soporte estadístico (Montúfar & Pintaud 2008). Escóbar et al. (2017) analizaron los patrones intraespecíficos genéticos de O. bataua y se infirió el levantamiento de los Andes en la evolución y diversificación de los linajes derivados; además se confirmó a ambas variedades alopátricas de O. bataua y se determinó la asignación geográfica, asignando para la variedad oligocarpa restringida al noreste sudamericano y la variedad bataua ampliamente distribuida. La separación entre ambos clados pudo haber ocurrido previo a la separación de la cuenca amazónica [85] 86 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región hace 4 millones de años (Roddaz et al. 2005). En localidades de Bolivia y Perú encontraron elevados coeficientes de endogamia en poblaciones de bosques sometidos a deforestación (Escóbar et al. 2017). Figura 1. Oenocarpus bataua (en centro de la foto) con las hojas erectas en bosque subandino. Foto: M. Moraes. Se trata de una palma arbórea de tronco solitario con hasta 30 cm de diámetro, que presenta entrenudos muy espaciados (en individuos preadultos está cubierto por una capa densa de fibras negras y en total el tronco llega a un diámetro de 45 cm) y con un porte total de 25-30 m de altura (Fig. 2). En la corona foliar de 18-20 hojas pinnadas son todas erectas y pueden medir hasta 13 m de longitud; las pinnas se insertan regularmente en el raquis sobre un solo plano, son verdes brillantes en el haz y glaucas en el envés (este patrón se nota inclusive en las plántulas). Cada individuo porta entre 2-4 inflorescencias infrafoliares con 200 raquillas ramificadas en un orden de tipo hipuriforme (Fig. 3); la bráctea peduncular es membranosa y caduca con 1.6 m de longitud; las flores pistiladas en tríadas (una femenina y dos masculinas) en la parte proximal de la raquilla y las estaminadas a lo largo de la raquilla hasta el extremo distal. Los frutos son ovoides, negros con el epicarpo lustroso y aceitoso, de 2.2 x 4 cm, de color púrpura negro y contienen una semilla. Oenocarpus bataua: Una palmera aprovechada a nivel regional Figura 2. Hábito y tronco con anillos de Oenocarpus bataua. Foto: J. Miranda. 87 88 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 3. Inflorescencia hipuriforme y frutos. Fotos: M. Moraes. Oenocarpus bataua: Una palmera aprovechada a nivel regional 89 Al ser estratega “k”, Oenocarpus bataua se desarrolla como plántula esciófita en la sombra luego alcanzará una altura de 1.4-4 m sin acceso directo a la luz (Miranda et al. 2009). Según estos autores, la relación entre el número de plántulas por adulto llega a ser de ca, 9:1, así en las poblaciones con mayor densidad de individuos reproductivos, también se encontró mayores tasas de regeneración que casi es de 9 plántulas para asegurar la dinámica poblacional. El promedio de individuos adultos de Oenocarpus bataua por hectárea varía de 13 en Ecuador y Perú y 20 en Bolivia (Weigend et al. 2015). La estructura poblacional en el ne de Bolivia mostró la tendencia de una “J” invertida, que implica poblaciones autoregenerativas con y sin extracción comercial (Peralta et al. 2008) y la misma tendencia fue registrada en los Yungas montanos (Miranda et al. 2009). En una evaluación demográfica de una localidad de Colombia para O. bataua, Isaza et al. (2016) registraron la tasa de crecimiento finito de la población que fue de 0.9103 debido al lento crecimiento y baja supervivencia de individuos sin tallo y bajo reclutamiento, mientras que en Yasuní (Ecuador) una población en crecimiento fue de 1.0368, por lo que recomendaron obtener altos rendimientos evitando las técnicas de cosecha destructivas y satisfacer la demanda y mantener a las poblaciones. La dependencia mutua con varios grupos de Coleoptera responsables del 97% del flujo de polen, el grado de interrelación y la distribución geográfica similar entre O. bataua y sus polinizadores, sugiere un importante grado de especialización (Nuñez-Avellaneda & Rojas-Robles 2008). Cerca de 30 especies de animales - como aves (Amazona ochrocephala, Penelope jacquacu, Pionites melanocephala, Pionus sp. y Ramphastus tucanus: Sist & Puig 1987, Steatornis caripensis: Herzog & Kessler 1997) y mamíferos – entre tapires, venados, roedores y marsupiales – consumen y dispersan los frutos de O. bataua (Bodmer 1991). Usos de Oenocarpus bataua A nivel regional esta especie suele ocupar el primer lugar entre las palmeras silvestres más utilizadas para muchos Pueblos Indígenas sudamericanos (Cámara-Leret et al. 2014) que cosechan materia prima de O. bataua destinada para alimentación, bebidas (Fig. 4), palmito y medio de cultivo de larvas de coleópteros (Balick 1992, BorgtoftPedersen & Balslev 1993). Una de las razones de su importancia es 90 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región la calidad excepcional de sus frutos ricos en grasas monosaturadas, antioxidantes y proteínas, a partir de las cuales se elaboran bebidas y aceites (Montúfar et al. 2010). El jugo extraído del fruto hervido ha sido comparado con la calidad de la leche materna humana, ya que contiene el 55.3% de las calorías de los aceites, 7.4% de proteína y 37.3% de carbohidratos (Collazos & Mejía 1988). Según Ocampo-Durán et al. (2013), el aceite de O. bataua es rico en ácido oleico en proporción similar al aceite de oliva, con menor contenido de ácido linoleico y mayor contenido de ácido linolénico. El porcentaje de rendimiento para biodiesel derivado de la pulpa de esta especie es del 94% (Coello et al. 2006). El promedio de frutos producidos por esta especie varía enormemente según la literatura: 6.2–36.8 kg/palma/año (Miranda et al. 2008). Según Weigend et al. (2015), el valor de cosecha de frutos no procesados varía entre $us 86 y 528/ha/año, pero si se extrae aceite, entonces el valor asciende entre $us 52 y 2.120/ha/año. Díaz & Ávila (2002) elaboraron un estudio de mercado mundial para el aceite de majo y plantearon que el verdadero potencial del majo está en la comercialización de aceite, pero que la calidad y características del producto dependen fuertemente de las costumbres y tradiciones locales. a b Figura 4. Trepada en el tronco del majo y cosecha de frutos de O. bataua. Fotos, a: J. Miranda, b: CIPCA. Oenocarpus bataua: Una palmera aprovechada a nivel regional 91 Usos del majo en Bolivia Es considerada una especie multipropósito y por su distribución geográfica es una especie con importancia a nivel regional (Moraes 2014). El tronco se destina para horcones de viviendas, dinteles de puertas y ventanas, eventualmente para canaletas y paredes de viviendas rústicas; las hojas maduras son dobladas por la mitad y superpuestas para techado que dura menos de 15 años; del nervio central de la hoja extraen los foliolos y los juntan para usarlos como escoba; las hojas tiernas sirven para elaborar cestas, mochilas, esteras, sombreros y abanicos; el peciolo de las hojas se usa para la construcción de puertas; ocasionalmente se cosecha el palmito que es comestible (crudo o cocido); el racimo de la infrutescencia se usaba como escobilla; el mesocarpo de frutos maduros es machacado para la preparación de refresco (“leche de majo”) con sabor a chocolate y de efecto somnífero (Fig. 5); las semillas son cosechadas para extracción de aceite (Fig. 6) con fines cosméticos y medicinales (antirreumático, antitusivo, antifebril, analgésico y contra el arrebato de los niños), también se extrae aceite para cocinar; semillas recolectadas como amuleto de buena suerte; la raíz hervida sirve para aliviar el dolor de cuerpo en baños de cuerpo y cuando es machacada y hervida usada en baños con otras especies después del parto; de las raquillas del fruto se elaboran posavasos (Fig. 7), portavasos, cajas, individuales, aretes y otras artesanías (Moraes 2004, 2014). Bajo la primera capa de fibras en el tronco tumbado o caído de viejo, la gente cosecha larvas de coleópteros (“tuyu tuyu”) para fines alimenticios y medicinales (Miranda et al. 2009) Impacto por su aprovechamiento A nivel de la región norte amazónica de Bolivia (Pando y ne Beni) con base a información de productividad, densidades de plantas adultas y tipos de bosque, Vos (2017) estimó que podrían existir aproximadamente 51.2 millones de palmeras de O. bataua, con una producción total de 1.2 millones de toneladas de frutos. Asimismo, indicó que la producción equivaldría aproximadamente a $us 540 millones, pero considerando estimaciones de la producción comercial y, que tan solo una parte de la población aprovecha sus recursos, valoró que el aprovechamiento real es aproximadamente de 4.231 toneladas de frutos que representa un valor 92 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 5. “Leche de majo”, elaborada con los frutos de O. bataua. Foto: CIPCA. Figura 6. Aceite de majo extraído de frutos de manera convencional. Foto: J. Miranda. Figura 7. Raquillas de la infrutescencia de O. bataua para armar posavasos. Foto: M. Moraes. Oenocarpus bataua: Una palmera aprovechada a nivel regional 93 aproximado de $us 596.201 según rendimiento del 50% de frutos/racimo, 30% por mermas en el proceso productivo y un precio local aproximado de $us 0.40 por kilogramo. El majo es considerado una especie clave que complementa la provisión de alimentos e ingresos económicos de familias campesinas e indígenas recolectoras de frutos amazónicos en los cuatro meses de mayor producción (Peralta et al. 2009; Tonore 2017) y, contribuye a la seguridad alimentaria y a la diversificación de estrategias y modos de vida de cientos de comunidades (Salazar & Jiménez 2018). Por su parte, Orihuela & Melgar (2008) indicaron que una familia campesina, por la extracción y comercialización de frutos de majo pueden obtener ingresos promedio entre $us 41.31 y 193.73 anualmente. Tonore (2017) evaluó que en comunidades donde la densidad de majo es alta, una familia logra ingresos entre $us 632.56 y 2.213 por la comercialización entre 1.407 y 5.040 kg de frutos en los cuatro meses de mayor producción. Desde hace 12 años, diversas comunidades andino - amazónicas obtuvieron mayores ingresos económicos por la venta de frutos cosechados, cocidos, pulpa congelada y por la venta de leche de majo para consumo directo (vaso de 200 ml), al comercializar los frutos cosechados hasta en Bs 80 (= $us 11.5) la arroba en época alta y el vaso de leche de majo entre Bs 8-10 ($us 1.15-1.44) (gef Forestal 2018). La práctica de cosecha de la especie O. bataua resulta desventajosa para la regeneración natural. En la Amazonia boliviana, Peralta et al. (2008) documentaron que el 10% tumba la palmera de majo para obtener frutos. Mientras que, en el subandino de la Cordillera oriental, la práctica de tumbar el majo es poco frecuente (Miranda et al. 2009). Sin embargo, desde la última década, se ha visto un cambio de actitud de los recolectores en la cosecha y tratan en lo posible no realizar daño a las palmeras. Aguilar (2005) analizó la sustentabilidad de aprovechamiento de frutos de O. bataua en una población ecuatoriana utilizando un Índice de Aprovechamiento Sostenible, que considera como indicadores de sustentabilidad la densidad local, la ubicuidad (rasgo que describe el grado de “generalista”) y las estrategias de reproducción, regeneración y crecimiento. Sus resultados sugieren que Oenocarpus bataua se encuentra en una categoría A, lo que indica que es una especie con alto valor biológico para aprovechamiento sostenible, siendo una especie resiliente a los posibles efectos del aprovechamiento. 94 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Finalmente, el aprovechamiento de O. bataua en la región amazónica de Bolivia se torna cada vez más importante para cientos de familias que dependen de los recursos del bosque. Si bien aún existen limitaciones de transporte de sus derivados y otros rubros de su cadena productiva, un factor sustancial es que, en decenas de comunidades, el majo juega un rol importante para que los bosques no sean deforestados o degradados mediante otros usos de la tierra y, de esta manera, se garantiza la conservación de la especie. Referencias Aguilar, Z. 2005. Influencia de las comunidades Huaorani en el estado de conservación de Oenocarpus bataua (Arecaceae) en la Amazonía ecuatoriana. Tesis de maestría en Conservación y Gestión del Medio Natural, Universidad internacional de Andalucia, Sevilla. Balick, M.J. 1992. Jessenia y Oenocarpus: palmas aceiteras neotropicales dignas de ser domesticadas. Estudio para la Producción y Protección Vegetal 88, fao, Roma. 180 p. Bodmer, R.E. 1991. Strategies of seed dispersal and seed predation in Amazonian ungulates. Biotropica 23(3): 255-261. Borgtoft Pedersen, H. & H. Balslev. 1990. 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Montúfar. 2018. Genetic structuring in a Neotropical palm analyzed through an Andean orogenesis-scenario. Ecology and Evolution 8(9): 8030-8042. doi: 10.1002/ece3.4216 gef Forestal. 2018. Estudio específico de dictamen y recomendación técnica de la ubicación de la planta, y flujo óptimo de productos derivados del fruto de majo (pulpa, leche y/ o aceite). Informe no publicado, La Paz. 31 p. Henderson, A., G. Galeano & R. Bernal. 1995. Field guide to the palms of the Americas. Princeton University Press, Princeton, Nueva Jersey. Herzog, S. & M. Kessler. 1997. Dieta de una colonia de guácharos (Steatornis caripensis) en el Parque Nacional Carrasco, Cochabamba, Bolivia. Ecología en Bolivia 30: 69-73. Isaza, C. C. Martorell, D. Cevallos, G. Gloria Galeano, R. Valencia & H. Balslev. 2016. Demography of Oenocarpus bataua and implications for sustainable harvest of its fruit in western Amazon. Population Ecology 58:463–476. Kahn, F. & J.-J. de Granville. 1992. 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Oenocarpus bataua Mart. (Arecaceae): rediscovering a source of high oleic vegetable oil from Amazonia. Journal of American Oil Chemistry Society 87: 167-172 96 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Moraes R., M. (ed.). 2014. Palmeras útiles de Bolivia - Las especies mayormente aprovechadas para diferentes fines y aplicaciones. Herbario Nacional de Bolivia, Universidad Mayor de San Andrés, Plural editores, La Paz. 148 p. Núñez-Avellaneda, L.A. & R. Rojas-Robles. 2008. Biología reproductiva y ecología de la polinización de la palma milpesos Oenocarpus bataua en los Andes colombianos. Caldasia 30(1): 101-125. Ocampo-Durán, Á., A.P. Fernández-Lavado & F. Castro-Lima. 2013. Aceite de la palma de seje Oenocarpus bataua Mart. por su calidad nutricional puede contribuir a la conservación y uso sostenible de los bosques de galería en la Orinoquia Colombiana. Orinoquia 17(2): 215-229. Orihuela, E. & Y. Melgar. 2008. 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Aporte técnico como insumo para los planes de emergencia. Documento de trabajo. Centro de Investigación y Promoción del Campesinado, Riberalta. 78 p. 98 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Copernicia alba Palmeras útiles y endémicas de valles interandinos de Bolivia: Especies de Parajubaea Mónica Moraes R.1*, Rosember Hurtado1, Israel Vargas C.2, Viviana Vargas E.1 & Gabriel Toledo3 Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia 2 Instituto de Capacitación del Oriente, Vallegrande, Bolivia 3 Herbario del Oriente Boliviano, Museo Noel Kempff Mercado, Santa Cruz, Bolivia *[email protected] 1 El género Parajubaea pertenece a la tribu Cocoseae de la familia Arecaceae y subtribu Attaleinae y tiene tres especies de hábito arbóreo: P. torallyi (G. Martens) Burret, P. sunkha Moraes y P. cocoides Burret, la última ha sido encontrada solo plantada en pueblos y ciudades de Colombia, Ecuador y Perú para fines ornamentales, mientras que las dos primeras son endémicas de Bolivia. La taxonomía del género andino Parajubaea fue propuesta por Moraes & Henderson (1990) quienes refirieron que P. cocoides era un cultígeno de P. torallyi de Bolivia (Fig. 1). Meerow et al. (2009, 2015) reportaron análisis filogenéticos y concluyeron que el género hermano de Parajubaea es Allagoptera (procedente del bosque Atlántico), cuya divergencia se dio hace 22 millones de años, pero comparado a otros géneros Parajubaea no se diversificó en similar periodo. Actualmente se analiza la filogenie y filografía de las poblaciones en Bolivia con base a material coleccionado en Vallegrande (Departamento Santa Cruz) y varias localidades en Chuquisaca y Potosí. En los valles interandinos situados en las laderas orientales de los Andes de Bolivia, se destacan 37 especies nativas de palmeras en un rango desde los 500-3.400 m de altitud (Moraes 1999); en aquellos que son secos y con marcada estacionalidad entre época seca y lluviosa se encuentran entre tres endemismos importantes con distribución distinta: Parajubaea sunkha y P. torallyi (Fig. 2). Parajubaea torallyi está distribuida entre 2.700-3.400 m de altitud sobre sustrato de areniscas [99] 100 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 1. Paisaje de areniscas andinas con palmares de Parajubaea torallyi en Bolivia. Foto: G. Toledo. Figura 2. Mapa de localización de poblaciones de Parajubaea. Círculos verdes: P. sunkha y círculos rojo-rosados: P. torallyi (mapa elaborado por V. Vargas). Palmeras útiles y endémicas de valles interandinos de Bolivia 101 (W Chuquisaca, ne Potosí); la vegetación varía según la exposición y humedad de las laderas; predominando gramíneas, arbustos dispersos (p. e. Baccharis spp., Asteraceae) y kewiñas aisladas (Polylepis tomentella, Rosaceae) en exposición ne; en laderas expuestas al sw la cobertura arbórea – arbustiva es mayor, con presencia de pino de monte (Podocarpus parlatorei, Podocarpaceae), aliso (Alnus acuminata, Betulaceae) y Polylepis neglecta (Thompson et al. 2009). Mientras que P. sunkha está más restringida a Vallegrande (sw Santa Cruz) entre 1.700-2.600 m de altitud en suelos ricos en nutrientes y se asocia con bosques bajos semideciduos y se la ve ocasionalmente mezclada con formaciones de árboles de Podocarpus parlatorei, Alnus acuminata y especies de Berberis (Berberidaceae), así como también en laderas arbustivas y áreas de pastos (Moraes 2004). A primera vista, ambas especies son muy similares, además de otros caracteres, la disposición y textura de las hojas es parecida pero definitivamente la P. torallyi es mucho más desarrollada y esbelta (Fig. 3). Las diferencias son también llamativas y especialmente si se asocian condiciones ambientales y geológicas (Tabla 1). Eventualmente fueron antes consideradas como una sola especie, pero gracias a intensivos relevamientos de campo, se comprobó que se trata de dos poblaciones: una muy restringida geográficamente (P. sunkha) y la otra extendida en varios parches (P. torallyi). Sin embargo, entre los departamentos de Potosí y Chuquisaca se encuentra una población distinta, de menor altura y con frutos reducidos en tamaño. Tabla 1. Comparación de características morfológicas y de sitios entre P. sunkha y P. torallyi. Parajubaea sunkha (sunkha) Parajubaea torallyi (janchicoco, manzana) Características morfológicas Palma de hasta 8 m de alto, tronco 4-0 m de alto, densamente cubierto por bases foliares remanentes; pinnas en grupos de 3-5; fibras de la hoja desarrolladas hasta 1.35 m de longitud; 1 semilla; estambres 13-15. Distribuida entre 1.700-2.600 m de altitud (SW Santa Cruz) en valles de suelos ricos en nutrientes. Palma de hasta 28 m de alto, tronco 20-16 m de alto, liso; pinnas regularmente dispuestas (no en grupos); reducidas fibras de la hoja; semillas 2; estambres 17. Distribuida entre 2.700-3.400 m de altitud (W Chuquisaca, NE Potosí) en farallones de areniscas. Además, presenta dos variedades en relación al tamaño del fruto, número de semillas, número de estambres, así como por la forma y tamaño del endocarpo: var. torallyi y var. microcarpa. 102 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Figura 3. Hábito de ambas especies de Parajubaea. a. P. sunkha y P. torallyi. Fotos: M. Moraes. Palmeras útiles y endémicas de valles interandinos de Bolivia 103 Se resumen algunas características biológicas de ambas especies. Parajubaea sunkha presenta formaciones densas, mayormente compuestas por 25.000 individuos adultos y están registrados en 14 manchones en la provincia Vallegrande del Departamento de Santa Cruz en un área aproximada de 300 km2, concentrándose el 70% entre Mataralcito y El Palmar y muy baja representación de los niveles de regeneración (Vargas 1994, Enssle et al. 2006); florece y fructifica todo el año, manteniendo entre 1-4 inflorescencias en diferente estado de maduración por individuo y las semillas demoran 17-20 meses en germinar, las ardillas rompen el endocarpo, roen el endosperma y destruyen al embrión; los roedores cumplen la función de dispersión sin dañar al embrión (Vargas 1994). De acuerdo a las características tiene dispersión de corta distancia pues está estrechamente asociada a las condiciones edáficas y en área muy restringida. Mientras que gracias a la evaluación de la estructura poblacional, se concluyó que P. torallyi presenta indicios de auto-regeneración; pero, a nivel local tiene limitaciones en el reclutamiento de juveniles que podría ser resultado de la regulación poblacional denso-dependiente y la reducida disponibilidad de hábitats con condiciones adecuadas para su regeneración (Thompson et al. 2009). Por sus frutos desarrollados (9 x 5 cm) podría contar con dispersión a larga distancia, por ejemplo por el oso andino (Tremarctus ornatus). Las poblaciones de P. sunkha presentan varias limitaciones a mediano plazo, especialmente por la reducida regeneración y una deficiente tasa de cosecha que puede afectar a los individuos adultos (Moraes 2011); su estado de conservación fue evaluado bajo la categoría uicn de Amenazada (en) (Navarro et al. 2012). En el caso de P. torallyi está considerada en estado de conservación Vulnerable (vu) debido al estado poblacional que mantiene niveles elevados de regeneración y muchos de los parches de esta especie se encuentran en condiciones de difícil acceso (Navarro et al. 2012). El Área Natural de Manejo Integral El Palmar es una zona protegida que incluye grandes poblaciones del janchicoco en Chuquisaca. Usos de Parajubaea en Bolivia Ambas especies de Parajubaea son consideradas multipropósito por las diferentes aplicaciones y utilidades que los pobladores obtienen de sus troncos, frutos hojas y fibras (Moraes 2014) y los palmares son utilizados para diversos fines: pastoreo de ganado vacuno, agricultura, cosecha de recursos y de otras especies vegetales. En el caso de P. torallyi es fuente de múltiples recursos para subsistencia de las poblaciones humanas 104 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región locales (Moraes 2014, Figs. 4-5). Los frutos y semillas de esta palmera son usados con fines alimenticios y de forraje, las hojas y troncos como materiales de construcción y las fibras de sus hojas para la elaboración de utensilios domésticos, sogas y artesanías; únicamente las semillas son cosechadas intensivamente de los frutos caídos para luego vender en las ciudades de Cochabamba y Sucre para la elaboración de horchata; es plantada como ornamental en varios sectores de la ciudad de Sucre y en el Jardín Botánico de Cochabamba (Moraes 2014, Moraes et al. 2017). Actualmente conforma el escudo de Bolivia, como símbolo patrio de una especie vegetal representativa. Las hojas son usadas para Domingo de Ramos (S. Miguez, com.pers.). Parte de la palma Meristemo apical Hojas tiernas Hojas adultas Fibras peciolares Troncos Fruto Semillas 0 2 4 6 8 10 12 Número de usos Alimento Comerial Construcción Combustible Forraje Ornamental Doméstico Figura 4. Usos de P. torallyi y las partes de la palma que son utilizadas (según Moraes et al. 2017). Por otro lado, Parajubaea sunkha ofrece varias categorías de uso, como especie multipropósito (Fig. 6). La gente aprovecha el endocarpo de los frutos maduros y crudos para consumo humano, pero también son consumidos por animales silvestres y domésticos, antes se utilizaban los frutos para elaboración de café; también se cosecha la porción terminal de las hojas para consumo del palmito; la base fibrosa de la hoja (fibras peciolares) constituye la estructura mayormente utilizada y destinada para la elaboración de sogas, colchones y artesanías; las hojas son tejidas para sogas y cestas, también como forraje para animales domésticos; finalmente también se la usa localmente como planta ornamental (Vargas 1994, Moraes 2011, 2014). Palmeras útiles y endémicas de valles interandinos de Bolivia 105 a b c d Figura 5. Usos de Parajubaea torallyi. a. Semilla comestible, b. abanico de hojas, c. soga de fibras y d. infrutescencia cosechada. Fotos: M. Moraes. 106 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región b a c d Figura 6. Usos de P. sunkha. a. colchón, b. muñecas artesanales, c. cuerdas y d. cesta. Fotos: M. Moraes. Palmeras útiles y endémicas de valles interandinos de Bolivia 107 Sin embargo, la extracción de la fibra es la que tiene fines comerciales para colchones y muñecas artesanales. En Vallegrande, un grupo de mujeres artesanas se ha organizado para la confección y venta de “muñecas de la sunkha”. Generalmente son los individuos adultos los que mayor presión sufren para la cosecha de la fibra (Fig. 7). Se da un gradiente de presión por aprovechamiento en las clases de altura especialmente es mayor para pocos individuos que llegan a los 50 cm de altura con el 97% aprovechado anualmente, mientras que para los que presentan 1 m reduce al 88% y hasta 3 m con el 65%, por lo que solo el 35% que logra la maduración de frutos (Enssle 2004). Las prácticas de cosecha también pueden generar consecuencias y hasta condiciones de sobrevivencia. En muy pocos casos los pobladores locales han cortado el tronco de un individuo adulto de P. torallyi, pues normalmente aprovecha la comunidad cuando caen los frutos desde la corona de la palmera o se desmorona la palmera cuando tiene muchos años o por incidencia de rayos para luego proceder a utilizar y reciclar todas las partes de la palma. Mientras que en el caso de P. sunkha y pese a normas comunales para conservarla como complemento a otras actividades socioeconómicas como la agricultura, se observaron individuos sobrecosechados en la extracción de las hojas de la corona o daños irreversibles en los troncos causados por el tallado profundo de hendiduras en el tronco a modo de gradas para aproximarse a la porción medial de la palmera y extraer las hojas (Moraes 2011, Fig. 8). Las formaciones de estos palmares son muy vistosas y fáciles de distinguir (Cárdenas 1970), por ello son incluidas en rutas turísticas a nivel local (Vallegrande en Santa Cruz y El Villar en Chuquisaca). Sin embargo, para esas actividades es necesario completar información geológica, climática, ecológica y biológica con el fin de generar materiales educativos integrales. Mientras tanto, la importancia de conservar a ambas especies es no solo una responsabilidad de país sino a nivel global, por tratarse de especies endémicas. Por ello, los planes de monitoreo y de evaluación de Parajubaea torallyi en El Palmar en Chuquisaca son sustanciales para adelantar con estrategias y programas de conservación y uso adecuados, junto a los pobladores locales quienes son los principales protagonistas en que esa fuente de ingresos permanezca a largo plazo y además son los guardianes porque esas amplias zonas sean mantenidas a futuro. Sin embargo, P. sunkha es la que se encuentra más amenazada en su conservación y dado que la presión de uso es muy irregular a lo largo del año, es imprescindible aplicar medidas para controlar su estado 108 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Presión de cosecha sobre clases de altura de la sunkha 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 0,15 0,25 0,50 1,00 2.00 3.00 4.00 5.00 6.00 7.00 8.00 Aprovechamiento Aprovechamiento Aprovechamiento Aprovechamiento Aprovechamiento Aprovechamiento Figura 7. Aprovechamiento de cosecha en clases de altura de P. sunkha (tomado de Enssle 2004). La ausencia de extracción va del 51-90% en individuos juveniles porque la fibra no se ha desarrollado aún. a b Figura 8. Prácticas de cosecha desfavorables en P. sunkha. a. Individuo sobrecosechado de hojas y b. incisiones en el tronco que afectan su sobrevivencia. Fotos: M. Moraes. Palmeras útiles y endémicas de valles interandinos de Bolivia 109 poblacional y realizar esfuerzos para mejorar los niveles de regeneración que están seriamente afectados. Actualmente se está difundiendo su cultivo como ornamental en viviendas particulares, avenidas y áreas verdes de la ciudad de Vallegrande, como resultado de sensibilización que esperamos también repercuta en protección de áreas naturales. Referencias Cárdenas, M. 1970. Palm forests of the Bolivian high Andes. Principes 14: 50-54. Enssle, J. 2004. Base de información para un plan de manejo integrado de la especie endémica Parajubaea sunkha Moraes. Informe no publicado, Fundación Amigos de la Naturaleza, Santa Cruz. 40 p. Enssle, J., P.L. 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Noblick1* & Mónica Moraes R.2 Montgomery Botanical Center, 11901 Old Cutler Road, Miami, Florida, USA 33156 2 Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia *[email protected] 1 Previo al tratamiento monográfico del género Syagrus únicamente se habían registrado 30 especies sudamericanas y una especie endémica de las Antillas en el Caribe (Henderson et al. 1995). Con 65 especies este género neotropical está representado en Sud América y mayormente en Brasil (con 57 especies, es decir el 88% del total), pues los centros de distribución se concentran en zonas secas del este y centro (Noblick 2017). Las áreas secas brasileñas corresponden a tres importantes unidades de paisajes: Caatinga, Cerrado y sabanas arenosas a rocosas, mientras que muy pocas especies se asocian a los bosques húmedos tropicales (Henderson et al. 1995); la mayoría de las especies de Syagrus crece en bosques de estación seca o en bosques de transición de húmedos a más secos (Noblick 2017) con alta densidad de especies en el este de Brasil (Eisenhardt et al. 2013). Se tiene una mayor proporción de especies con distribución restringida y endemismos, aunque también hay casos de amplia distribución, como es el caso de S. sancona que se encuentra desde Bolivia hasta Venezuela en valles interandinos húmedos de los Andes orientales. Filogenéticamente entre las Attaleinae con clados monofiléticos, Syagrus –con formas de tallos cespitosos en el E Brasil y las del bosque húmedo tropical– está entre la dupla conformada por Cocos y Attalea y la de Parajubaea y Allagoptera (Meerow et al. 2009, 2014). Las implicaciones vigentes de esos parentescos son basadas en dos conclusiones planteadas por Noblick (2017): 1) el clado de tallo cespitoso es hermano de todas las demás especies de Syagrus, el clado de bosque lluvioso (que incluye al anterior género Lytocaryum bajo Syagrus por Noblick & Meerow 2015) ahora se convierte en hermano de todas las demás especies de Syagrus; y 2) el clado de tallo cespitoso se ha anidado en el antiguo clado del este de Brasil. Además, se ha reportado el hallazgo de varios híbridos en Syagrus [111] 112 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región (Glassman 1987, Noblick 1991, Henderson et al. 1995), tanto naturales como cultivados con 13 casos actualmente registrados; inclusive se cuenta con un híbrido intergenérico con Butia (Noblick 2017). Las formas de crecimiento en el género son muy variables, entre tallos solitarios a cespitosos (en menos de 10 especies) con troncos cilíndricos desarrollados en palmas arbóreas (llegando hasta algo más de 30 m de altura y un diámetro de hasta 35 cm) y también de hábito acaule (Fig. 1) con tallos cortos y subterráneos que mayormente se encuentran en áreas del Cerrado seco estacionalmente y que se queman periódicamente (Noblick 2017). Según Henderson et al. (1995), algunas especies son muy variables, especialmente aquellas de crecimiento acaulescente y que crecen sobre sustratos rocosos. Las hojas son pinnadas insertas alternas y espiraladas en el tallo, la base foliar es muy fibrosa y desarrollada que se confunde con el peciolo; las pinnas son regularmente dispuestas aunque en la mayor parte de los casos se disponen en grupos de 2-5 pinnas. Las inflorescencias que son interfoliares pueden ser espigadas (un solo raquis central) o ramificado en distintos órdenes y con varias raquillas donde portan a las flores femeninas en la base y luego las masculinas hasta la porción terminal. Además de la oportunidad de producir semillas pequeñas a medianas con abundante endosperma y que es motivo de cosecha local por la fauna y la gente, una de las características más llamativas es la presencia en su mayor parte de un mesocarpo carnoso y jugoso, aunque también hay especies que presentan una consistencia seca y más fibrosa. Especies útiles de Syagrus Todas las especies de Syagrus tienen uso (Fig. 2) y 60 (92% del total) son plantadas con fines ornamentales, jardinería y paisajismo (Lorenzi et al. 1996, 2010, Noblick 2017). Le siguen en importancia las especies que brindan alimento –que se suma a las bebidas, extracción de palmito y la preparación de comida– y aquellas que son también aprovechadas por la fauna silvestre y forraje para animales domésticos; mientras que con menos del 10% se tiene a las categorías de uso medicinal, bebidas y otras (Fig. 2). Aunque es una baja representación, se destaca la extracción de aceites, de cera y como ingrediente para fabricar jabón. Syagrus coronata resulta siendo una especie multipropósito con seis categorías de uso y ha sido documentada ampliamente en el Brasil, le sigue S. romanzoffiana y S. oleracea con cinco. Especies útiles sudamericanas de Syagrus 113 Figura 1. Hábito arbóreo en Syagrus sancona y S. cardenasii (endémica de Bolivia), acaulescente. Fotos: M. Moraes. Bebidas Fuego Japón Medicinal Preparación alimentos Cera Artesanías y utensilios Aceite Construcción Fauna y forraje Alimenticio Ornamental 0 10 20 30 40 50 60 70 Figura 2. Categorías de uso de 60 especies del género Syagrus (con adiciones a Lorenzi et al. 1996, 2010, Martins 2012, Moraes 2014, Noblick 2017). 114 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Por las características de porte, tipos de hojas y crecimiento, las plantas de Syagrus son consideradas potenciales para fines ornamentales y ser plantadas en jardines y entornos urbanos (Fig. 2). Por ejemplo, entre los casos más llamativos de las especies ornamentales están S. cearensis que crece muchas veces con dos plantas mellizas (Noblick 2004) o el tronco muy atractivo de S. coronata con cinco ortósticos en espiral en el tronco con las bases foliares remanentes (Fig. 3). Moreno & Moreno (2014) destacaron sobre la ornamentación urbana en la ciudad de Santa Cruz (Bolivia) con los individuos de S. sancona en plazas y avenidas debido al fácil cultivo y transplante (Fig. 4); también es plantada en Cobija y Trinidad. Según Lorenzi et al. (1996), S. glaucescens es una de las más bellas por el arreglo de las hojas y color glauco. En algunos casos se ha reportado una latencia corta, como 3-5 meses en el caso de S. botryophora que además tiene rápido crecimiento y cierta tolerancia a leves heladas que la hace candidata para horticultura, pero no es tolerante frente a vientos intensos; en cambio S. comosa presenta un lento crecimiento desde sus etapas juveniles (Lorenzi et al. 1996). a b Figura 3. Uso ornamental. a. Syagrus cearensis y b. S. coronata. Fotos: M. Moraes. Las estructuras vegetales de las especies de Syagrus que son mayormente aprovechadas son los frutos y semillas destinados tanto para alimento humano, consumo por la fauna como para la extracción de aceites (Fig. 5). Sin embargo, como el peso de las semillas es muy reducido, se ha considerado que la recolección de semillas de algunas Especies útiles sudamericanas de Syagrus 115 especies sirve para “entretener a los niños”, como fue reportado por Martins (2012), por ejemplo S. deflexa y S. rupicola. Dos especies endémicas de Bolivia tienen frutos comestibles: Blacutt & Moraes (2011) reportaron que los pobladores locales consumen frutos de S. yungasensis; también en un área de mayor distribución sucede con las semillas de S. cardenasii (Moraes 2014). Varias especies brindan un mesocarpo jugoso y dulce, mientras que la semilla es apetecible, como sucede en la mayoría de los grupos de Attaleinae. Únicamente en cinco casos es que se consume el palmito (S. coronata, S. oleracea, S. pseudococos y S. romanzoffiana) y en S. comosa es preparado hervido para tratar problemas digestivos (Martins 2012). Sin embargo, la cosecha y aprovechamiento de S. comosa afecta a las poblaciones (Lorenzi et al. 1996). Solo hay un caso de uso del exudado o látex amargo en semillas inmaduras del fruto de S. amara, reportado por Hodge (1957) del cual se elaboran bebidas fermentadas. Finalmente, se cuenta con cinco especies de las cuales se extrae aceite de las semillas: S. cocoides, S. coronata, S. oleracea, S. sancona y S. vagans. El tronco de S. botryophora, S. cocoides, S. orinocensis, S. pseudococos, S. sancona y S. stenopetala sirve para construir viviendas, cercos y canales. Dos casos muy interesantes y llamativos son S. coronata, S. harleyi y S. vagans por la abundante presencia de cera en las hojas que ha sido documentado por varios trabajos en Brasil. Figura 4. Palmas de sumuqué (Syagrus sancona), cultivadas para fines ornamentales en Santa Cruz. Foto: N. Paniagua. 116 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Planta Semilla Mesocarpo Hojas Palmito Tronco Inflorescencias Bráctea Exudado 0 10 20 30 40 50 60 70 Figura 5. Partes de las especies de Syagrus que son aprovechadas para diferentes usos. Ornamentales y sus características Muchas especies de Syagrus tienen tallos columnares individuales y son plantas paisajísticas populares en parques y como árboles en ciudades. Syagrus romanzoffiana, la palmera reina (“queen palm” en inglés), es probablemente una de las palmeras mayormente cultivadas para fines paisajísticos más utilizadas en todo el mundo. Sin embargo, varias especies con tallos lisos (sin bases remanentes de las hojas viejas) se usan localmente como árboles urbanos, como: S. amara, S. botryophora, S. cocoides, S. oleracea y S. sancona. Syagrus botryophora es popular por su rápido crecimiento y con hojas recurvadas con foliolos uniformemente espaciados en el mismo plano. Syagrus coronata, S. glaucescens, S. schizophylla y S. santosii también son útiles para paisajismo y presentan bases foliares persistentes en el tronco o con peciolos espinosos. Pocas especies tienen tallos múltiples, como S. cearensis o la palma gemela (“twin palm” en inglés) que se desarrolla en pares a partir de una sola semilla, aunque también hay individuos solitarios o agrupados. Algunas especies tienen troncos agrupados, como S. campestris, S. flexuosa y S. stratincola, entre otras; varias especies agrupadas tienen tallos subterráneos muy cortos o casi acaules como S. angustifolia, S. graminifolia y S. mendanhensis. Otras especies se adaptan a sustratos rocosos: entre las que tienen troncos solitarios se tiene a S. glaucescens, S. guaratingensis, S. lorenzoniorum, S. orinocensis y S. romanzoffiana mientras que aquellas con tallos cespitosos se tiene a S. amicorum, S. deflexa, S. ruschiana y S. stratincola. (Bondar 1941, Noblick 2017, Noblick 2018, Soares 2019). Especies útiles sudamericanas de Syagrus 117 Tanto S. weddelliana como S. hoehnei son plantas de interior cuando son jóvenes; por su pequeño porte y por ser acaulescente, S. itapebiensis prospera en maceta, crece bien a la sombra y es excepcionalmente atractiva con sus hojas con dorso plateado e infrutescencias de frutos rojos (Fig. 6). Estas tres especies que toleran condiciones de poca luz fueron antes clasificadas en el género Lytocaryum, pero luego fueron transferidas bajo Syagrus (Noblick y Meerow 2015). Pocas especies se adaptan a suelos que son tóxicos para otras plantas, como especies de Brasil: S. longipedunculata crece donde hay alto contenido de níquel tóxico (en Niquelândia, Goiás) y S. graminifolia ssp. cabraliensis que prospera en suelos “canga” (ricos en hierro) de la sierra Serra de Cabral en Minas Gerais (Noblick & Lorenzi 2014, Noblick 2017). Finalmente, S. schizophylla es tolerante a la sal e ideal para el paisajismo cercano a las playas. Figura 6. Syagrus itapebiensis es muy atractiva en una maceta por sus llamativos frutos rojos. Foto: H. Lorenzi. 118 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Construcción Los troncos de S. romanzoffiana se usan para construir muelles de agua salada porque su madera no es atacada por gusanos destructivos (Reitz 1974); también se utiliza para postes telegráficos o telefónicos, vigas y listones (Pinheiro & Balick 1987). Los troncos de S. botryophora, S. cocoides, S. orinocensis y S. stenopetala se usan con frecuencia localmente en la construcción rural de plataformas, edificios y viviendas; por ejemplo, el tronco de S. cocoides es considerado de buena calidad (Lorenzi et al. 1996). Mientras que las hojas de otras especies sirven para cubrir con paja los techos viviendas, depósitos o almacenes: S. botryophora, S. cardenasii y S. oleracea (Fig. 7); también recientemente se registró que las hojas de S. yungasensis son utilizadas superpuestas en comunidades de los Yungas de La Paz. Figura 7. Vivienda indígena construida con hojas de S. botryophora en las paredes y un poco en el techo. Foto: L.R. Noblick. Alimentos, aceites y medicinas El mesocarpo pulposo y de sabor dulce de varias especies de Syagrus (como S. coronata, S. romanzoffiana, S. schizophylla, S. stenopetala, etc.) es popular entre los niños y a menudo forrajeados por animales domésticos (Bondar 1964). Por lo general, en la mayor parte de las especies el Especies útiles sudamericanas de Syagrus 119 mesocarpo se mastica y finalmente se descarta; el de S. romanzoffiana tiene un efecto beneficioso para la producción de leche del ganado vacuno (Pinheiro & Balick 1987). La mayor parte de las semillas de Syagrus es comestible con un sabor muy parecido al coco, a excepción de las que tienen endosperma ruminado, donde la cubierta de la semilla se introduce en el endosperma, lo que produce un sabor amargo (S. amara, S. hoehnei, S. pseudococos, S. schizophylla, S. smithii). Sin embargo, en S. amara las semillas inmaduras contienen una leche amarga, que se usa para hacer bebidas fermentadas (Hodge 1957). De las semillas de S. botryophora, S. cocoides, S. coronata, S. flexuosa, S. inajai, S. oleracea, S. romanzoffiana, S. sancona y S. vagans se extrae un aceite comestible que se puede utilizar de múltiples maneras (es decir, fabricación de jabón, perfume, iluminación). Las semillas de Syagrus flexuosa también son fuente de alcohol (Pinheiro & Balick 1987). Las hojas de S. coronata, S. vagans y S. romanzoffiana son usadas como forraje para el ganado y los caballos; análisis químicos de las hojas de S. romanzoffiana revelaron calidad nutricional (Pinheiro & Balick 1987). Según Pinheiro & Balick (1987), varias especies de Syagrus son usadas para fines medicinales, por ejemplo, el agua de los frutos inmaduros de S. coronata y S. microphylla puede usarse para tratar la irritación ocular y de S. schizophylla puede usarse para tratar la conjuntivitis, mientras que con el aceite de S. coronata cura las heridas infligidas por las rayas. El palmito amargo de S. comosa, S. oleracea y S. pseudococos se usa como un tónico para promover el apetito; con el líquido del mesocarpo y la savia similar al vino de S. romanzoffiana se prepara un jarabe para tratar dolencias respiratorias; la pulpa del fruto de S. cearensis es mucilaginosa y diurética que es utilizada para preparar una bebida refrescante (Pinheiro & Balick 1987). Otros usos Syagrus harleyi produce grandes cantidades de cera se acumulan en sus hojas, por lo que los niños a veces juntan las viejas hojas muertas para encender fuegos domésticos para cocinar o calentar. Las hojas de S. glazioviana y S. werdermannii se juntan y unen para formar escobas (Fig. 8a); S. werdermannii se usa para hacer tamices; las hojas o fibras foliares de S. botryophora, S. coronata, S. flexuosa, S. pseudococos y S. vagans se usan para hacer adornos (8b) y productos tejidos. Finalmente, de secciones longitudinales de los troncos se tallan utensilios de varias especies y también arcos y flechas (Fig. 9). 120 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región a b Figura 8. Utensilios. a. Comunaria en NE de Brasil mostrando cómo elaborar escobas de las hojas secas de S. glazioviana. b. Adorno ceremonial para la cabeza, tejido con foliolos de S. botryophora. Fotos: L.R. Noblick. a b Figura 9. Tallados del tronco. a. Poblador local con tallando un arco. b. Arcos y flechas tallados del tronco de S. botryophora. Fotos: L.R. Noblick. Especies útiles sudamericanas de Syagrus 121 Especies multipropósito En relación a palmeras de Brasil, Bondar (1938, 1939a-e, 1942, 1964) divulgó constantemente sobre la utilidad del licuri (S. coronata) con varias categorías de uso: Palmito, frutos y semillas son comestibles, las hojas proporcionan cera; las semillas se usan para extraer aceite para jabón y otros productos; y el endocarpo se usa para artesanías regionales. Durante períodos secos, las hojas se pueden moler, mezclar con otras plantas y alimentar como forraje al ganado vacuno. Las semillas trituradas y quebradas sirven como ración diaria para aves domésticas. Esta especie florece y fructifica durante la época seca. Las semillas oleaginosas se recolectan en grandes cantidades para alimento y pueden convertirse en una dulce cocada azucarada. Según Pinheiro & Balick (1987), Syagrus oleracea es utilizado para distintos fines: Se planta como ornamental y se cultiva como árbol urbano, las hojas se utilizan para techar sitios rústicos y también como forraje cuando no hay otro disponible e incluso se recomiendan para caballos impotentes. El mesocarpo carnoso es comestible y ocasionalmente se usa para alimentar al ganado y de las semillas se extrae un aceite comestible (Bondar 1964, Medeiros-Costa 1982). El aceite de endosperma es de buena calidad y se usa para hacer jabón (Bondar 1964). Aunque el palmito es amargo, todavía se considera un manjar en menúes regionales y se cultiva comercialmente, el cual debe hervirse en varios cambios de agua y aun así persiste ese sabor. En conclusión, la mayor parte de las especies de Syagrus son manejables para ser plantadas con fines ornamentales, pero los casos de estudio sobre otras categorías, como las comestibles, artesanales, medicinales y elaboración de utensilios es todavía poco documentado con la mayoría. Muchos estudios etnobotánicos que se realizan en Brasil están documentando las prácticas tradicionales y culturales de diferentes pueblos, cuyas costumbres son particulares y en algunos son compartidos entre comunidades. Referencias Blacutt R., E. & M. Moraes R. 2011. Densidad, estructura y regeneración de la palmera endémica Syagrus yungasensis en Ayanamayo – La Asunta (La Paz, Bolivia). resbbo 5(1): 5-14. 122 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Bondar, G. 1938. O licuriseiro e suas possibilidades na economia brasileira. Boletim do Instituto Central de Fomento Econômico da Bahia 2: 1-18 Bondar, G. 1939a. Palmeiras na Bahia de genero Cocos. 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Pérez D.1 & Mónica Moraes R.2 1 Herbario del Oriente Boliviano, Museo Noel Kempff Mercado, Santa Cruz, Bolivia 2 Herbario Nacional de Bolivia, Instituto de Ecología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia *[email protected] Trithrinax es un género neotropical que se encuentra representado en Bolivia, Brasil, Argentina y Paraguay (mencionado también para Uruguay, aunque no hay reportes recientes); se asocia con áreas colinosas o rocosas, en bosques de mediana altura, libres de inundación o regiones periódicamente inundadas hasta en bosques xeromórficos espinosos entre 100-1.400 m de altitud (Cano et al. 2013). Su distribución geográfica se relaciona con sitios mayormente xéricos y que son incendiados durante la época seca, ya sea por fuegos naturales o causados por la acción antrópica, generalmente realizada para la habilitación de pastizales; T. brasiliensis está más restringida en Brasil y Paraguay, mientras que las otras dos especies tienen un rango más amplio y se encuentra en el extremo más occidental de tierras bajas y serranías de los Andes. Aunque los adultos de T. brasiliensis como T. schizophylla (Bolivia, Argentina, Brasil y Paraguay) pueden resistir reducción térmica extrema y hasta heladas durante el invierno. Por ello las tres especies revisten de amenazas principalmente debidas a la destrucción de sus ambientes naturales, la habilitación de amplias áreas agrícolas y la transformación intensa de los paisajes donde se encuentran, aunque T. campestris (Argentina y Uruguay) se encuentra con menor riesgo que las otras dos (Lewis et al. 2009, Palacios et al. 2012, Cano et al. 2013, Moraes et al. 2014, Pérez 2014, Moraes 2016, Toledo et al. 2018a). En recientes prospecciones de campo, una de las manchas más extensas de palmares de T. schizophylla fue registrado en el sureste del departamento de Chuquisaca (centro sur de Bolivia, Fig. 1) mucho mejor conservada que varios parches hallados en Santa Cruz y donde [125] 126 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región las comunidades locales cuidan y aprovechan de sus recursos. Las autoridades locales resguardan esos sitios por el valor de su cultura, por los servicios que brindan y las potencialidades de rutas ecoturísticas que podrán consolidar su presencia como pueblos, así como la diversificación de ingresos económicos. Figura 1. Palmar extenso de T. schizophylla en Iticupe, Chuquisaca, Bolivia. Foto: M. Moraes. Las tres especies del género Trithrinax - T. brasiliensis, T. campestris y T. schizophylla (Fig. 2) - se distinguen por sus hojas palmadas (mayormente biflabeladas), el tronco cubierto por vainas foliares leñoso-espinosas y el hábito principalmente cespitoso, aunque también presentan individuos solitarios. Las hojas quedan pegadas en forma persistente al tronco, aunque en T. schizophylla no se mantienen más que meses a un año sobre el tronco y solo son los peciolos los que cuelgan, especialmente cerca de la corona foliar. Las raquillas de las inflorescencias están axiladas por brácteas pedunculares membranosas a papirosas, generalmente deciduas; las flores son hermafroditas funcionales presentan tres ovarios separados y cada uno es uniovulado (es decir, son apocárpicas). Estas y otras características morfológico-anatómicas fueron postuladas por Uhl & Usos de las especies de Trithrinax en Sudamérica 127 Dransfield (1987) para ser reconocida como el género más plesiomórfico de la subfamilia Coryphoideae; sin embargo, no es congruente con recientes estudios filogenéticos, que tampoco han completado el análisis a nivel del género (Cano et al. 2013). Usos de Trithrinax Según abepc (2010) las palmeras del género Trithrinax son cultivadas como ornamentales, debido a la rigidez y color de sus hojas, así como por las fibras leñosas intrincadas y espinas que adornan su tronco. Son muy adaptables, resistentes a la sequía y al frío, aunque es aconsejable los riegos regulares en verano y no abonarlas en exceso, pero en invierno resguardarlas de la humedad. Trithrinax brasiliensis (Fig. 2): Denominada localmente buriti o caranday brasileño. Se ha reportado en Brasil como material de construcción para cercos donde se utilizan los troncos; las hojas fueron tejidas en el pasado para artesanías y sombreros, mientras que de los frutos se elabora una bebida alcohólica; se la cultiva como planta ornamental (Lorenzi et al. 2010). Trithrinax campestris (Fig. 2): Conocida como caranday. La celulosa extraída de las hojas junto a fibras de caña de azúcar sirvieron antes como materia prima para fabricar cajas de cartón (Luna 1977). Los troncos son usados como postes; las hojas sirven como escobas y de las fibras foliares se elaboran cestos o cuerdas (Cabral & Castro 2007). De los frutos se alimenta el ganado, así como para preparar una bebida alcohólica y extracción de aceite (Cabral & Castro 2007). Se la cultiva como ornamental (Cano et al. 2013). En San Luis y Córdoba (Argentina), se comercializa como planta ornamental y se exporta, como palmera de alta resistencia al frío; los cogollos suelen ser consumidos por el ganado y la fibra del tronco es empleada para elaboración de artesanías (sombreros, flores, muñecas, veladores) (Gómez & Bogino 2006). Trithrinax schizophylla (Fig. 2): En Bolivia se la conoce como palma de saó, mientras que en otros países se la denomina carandilla o palma carandilla. Los usos fueron documentados por Moraes (2014), Pérez (2014) y Toledo (2016). Es una especie muy apreciada por las comunidades campesinas e indígenas de Bolivia, pues se aprovechan hojas y troncos. Con las hojas tiernas se elaboran tejidos, especialmente el sombrero de saó (Fig. 3a) que representa una identidad tradicional del departamento de Santa Cruz, como el carnaval cruceño, el día de la 128 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región madre y la fiesta departamental del 24 de septiembre (Pérez 2014). Según Toledo (2016), existen dos tipos de sombrero: uno de alta calidad (saó fino) y otro de tejido más tosco (tropero) utilizados para diferentes fines. También se usan las hojas para elaborar cernidores o tamices (localmente denominado urupé, Fig. 3b) que son ampliamente comercializados en el país. Finalmente se tejen bolsos, tinajas y otros productos artesanales (Fig. 3c). Eventualmente las hojas y troncos se destinan como materiales de construcción para viviendas temporales (Fig. 4). a b c Figura 2. Especies de Trithrinax en la zona subtropical americana. a. Trithrinax campestris en San Luis (Argentina), b. T. schizophylla en Chuquisaca (Bolivia) y c. T. brasiliensis. Fotos a-b: M. Moraes. Usos de las especies de Trithrinax en Sudamérica 129 a b c Figura 3. Usos de Trithrinax schizophylla en Bolivia. a. Sombreros de saó (los tres de la parte superior y sin colores son los de tejido fino, mientras que los demás tienen secciones foliares más gruesas y de tejido más laxo), b. cedazo, c. aretes. Fotos: M. Moraes. 130 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región a b Figura 4. Materiales de construcción del saó. a. estructura y b. detalle del techo. Fotos: M. Moraes. Cosecha y estado poblacional de la palma de saó De acuerdo a Pérez (2014), la cosecha de hojas de saó se da todo el año aunque disminuye en la época de lluvias pues se dificulta el medio de transporte; la extracción se da seleccionando las hojas tiernas de la porción central en la corona foliar (Fig. 5a). Los cosechadores o saoceros son los hombres de las comunidades quienes utilizan una herramienta que consiste en una vara de madera en cuyo extremo ajustan un cuchillo curvado con cuero o cintas de goma (Fig. 5b). Posteriormente agrupan todas las hojas tiernas en amarres, que son almacenados en sitios sombreados y cerrados para prolongar las condiciones de ser maleables y que permitan el trenzado o tejido. Finalmente, las tejedoras mujeres se ocupan de separar largas secciones longitudinales de las hojas y preparar para el tejido y trenzado que es permanentemente humedecido (Fig. 5c). Usos de las especies de Trithrinax en Sudamérica a 131 a a Figura 5. Cosecha y tejido del saó. a. Porción central de la corona foliar, b. instrumento con el que cortan y c. tejido de las secciones de hojas. Fotos: a-b, Z. Pérez, c, M. Moraes. Únicamente son los individuos adultos y preadultos los que son utilizados para aprovechamiento por los comunarios, sin embargo, se conoce que la población consta de al menos cuatro categorías de edad: plántulas, juveniles, preadultos y adultos (Toledo et al. 2018b). Aunque la situación de la población de Trithrinax schizophylla con más de 2.500 individuos evaluados en el norte de la ciudad de Santa Cruz (Bolivia) siga un patrón de “J” invertida –es decir una distribución 132 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región autoregenerativa de las categorías de edad– los registros de cada parcela presentan tendencias muy diferentes Fig. 6), pues en algunos casos la proporción de plántulas es muy reducida y registra una población inestable (Toledo et al. 2018b). Abundancia de individuos de Trithrinax schizophylla en 10 pareclas 700 600 500 400 300 200 100 0 P1 P2 Plántula P3 P4 Juvenil P5 P6 P7 Subadultos P8 P9 P10 Adultos Figura 6. Distribución de las categorías de edad por abundancia en 10 parcelas evaluadas (según Toledo et al. 2018b). Distribución potencial En Bolivia, Trithrinax schizophylla muestra dos áreas disyuntas (Fig. 7), siendo dos variables las que mayormente determinan su presencia: estacionalidad y precipitación anual pues juntas expresan casi el 70%, mientras que con menor efecto el rango mediano diurno llegó solo a 0.8% (Toledo et al. 2018a). Definitivamente la distribución de esta especie manifiesta lo bien adaptada que se encuentra en la vegetación seca de la provincia biogeográfica del Gran Chaco y su probabilidad de presencia disminuye hacia el oeste de Bolivia. Moraes et al. (2014) mencionaron que las inundaciones estacionales y las condiciones extremas xéricas son factores limitantes para T. schizophylla; aunque también los procesos de compactación en periodos secos y la influencia de ganado vacuno en determinados sitios pues mayormente afecta a los niveles de regeneración, como establecimiento de plántulas y desarrollo de siguientes categorías de edad. Usos de las especies de Trithrinax en Sudamérica 133 Figura 7. Distribución actual y potencial de Trithrinax schizophylla en Bolivia (según Toledo et al. 2018a). Lamentablemente la distribución real de la palmera de saó es muy fragmentada, debido a la expansión agrícola en el departamento de Santa Cruz por cultivos intensivos de soya y girasol, así como a la urbanización. La consecuencia evidente es que en algunas localidades ha sido disminuida. Por otro lado, el aprovechamiento y cosecha de las hojas destinadas para el tejido de sombreros y cedazos no aplican un manejo sostenible y es importante medir el efecto en la corona foliar. 134 Palmeras y usos: Especies de Bolivia y la región Referencias abepc (Asociación Botánica Española de Palmeras y Cycas).2010. Trithrinax. Boletín Espádice 18: 5-90. Cabral, E.L. & M. Castro. 2007. Palmeras argentinas, Guía para el reconocimiento. l.o.l.a, Buenos Aires. 88 p. Cano, A., M. Perret & F.W. Stauffer. 2013. A revision of the genus Trithrinax (Cryosophileae, Coryphoideae, Arecaceae). Phytotaxa 136(1): 1-53. Gómez, M.M. & S.M. Bogino. 2006. Palmera caranday. Informativo Rural eea inta 3(8): 1-2. Lewis, J.P., S. Noetinger, D.E. Prado & I.M. Barberis. 2009. Woody vegetation structure and composition of the last relicts of Espinal vegetation in subtropical Argentina. Biodiversity and Conservation 18: 3615-3628. Lorenzi, H., L.R. Noblick, F. Kahn & E. Ferreira. 2010. 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