Subido por Camilo López

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La semana santa:
La Semana Santa es un grupo de celebraciones de
carácter religioso que se hace la última semana de
Cuaresma, entre el Domingo de Ramos y el Domingo
de Resurrección, o sea, el día de Pascua. Las
festividades conmemoran los últimos instantes de la
vida de Jesús: el Domingo de Ramos es el día en que
se festeja el acceso de Jesús a Jerusalén, el Jueves
Santo es la fecha de la Última Cena, el Viernes Santo
rememora la crucifixión, el Sábado Santo es día de
duelo y, al final, el Domingo de Pascua se festeja la
resurrección.
La Semana Santa es la celebración cristiana que
rememora los últimos instantes de Cristo en la Tierra:
la pasión, el deceso y la resurrección; o sea, a partir
de que llega a Jerusalén declarado Salvador, hasta
que es procesado, muerto y enterrado y resucita.
La Ascensión y Pentecostés:
Luego de haber resucitado el Domingo de
Pascua, Jesús se les apareció a sus discípulos a lo
largo de un lapso de cuarenta días. Cuarenta días
desde el Domingo de Pascua, conmemoramos la
subida de Jesús al cielo.
Al igual que nosotros mismos, ellos estaban
esperando la llegada del Ayudador o Consolador,
el Espíritu Santo que Jesús había prometido. Los
Apóstoles estaban tan llenos del Espíritu Santo,
que se sintieron forzados a publicar el Evangelio
de Jesús.
La fiesta de la Santa Cruz:
La celebración del invento (del hallazgo) de la
Santa Cruz en Jerusalén a causa de santa Elena es
primordial en todo México, y más que nada en el
México indígena. Es una celebración clásica del
agua.
Nosotros pudimos asistir a la celebración de la
Santa Cruz el 4 de mayo de 1992 en Cuaxicala,
poblado nahua. El papá Ernesto Hernández, cura
de Canadita, vino a mencionar la misa en la
capilla local dedicada a santa Otilia.
La celebración siguió su curso sin él y tuvo un
carácter indígena clásico. Los ritos y su música se
ejecutaron estrictamente en torno al exclusivo
manantial perene del poblado, manantial
denominado Apipilhuasco. Al final, una cruz
nueva de madera ha sido agregada a las más
viejas, ya fijadas por arriba del punto donde
emerge fielmente el agua sin agotarse jamás.
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