MARIA MADRE DE REDENCIÓN

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MARIA MADRE DE REDENCIÓN
LA VIDA DE FE DE LA SIERVA DEL SEÑOR.
Tendemos a olvidar el peso abrumador de la vida de fe que vivió María, una vida de fe que la convirtió en la “reina de los confesores” por lo demás no
captamos la verdadera grandeza de la vida de María: su vida de fe, María empleo toda su vida en la severa prueba de esta fe: no comprendiendo sino
creyendo, con una fe que se iba acrecentando por medio de la meditación y por vivir en contacto íntimo con aquel hijo que iba creciendo.
María se enteró por el mensaje del ángel de que su Jesús iba a ser el redentor, el mesías regio que había de redimir a su pueblo. Sin embargo, el que
aquel hijo era verdadero Dios hecho hombre, es una verdad que incluso Cristo haría que se fuera filtrando poco a poco, gota a gota, con mucho tacto e
inquietud en la mente de sus Apóstoles. La plena verdad de la divinidad de Cristo amaneció solo para ellos con la resurrección.
CONTENIDO SIGNIFICATIVO DEL MENSAJE DEL ÁNGEL:
El mensaje dice así... “alégrate colmada de gracia, el señor está contigo, eres bendita entre las mujeres”
“el santo ruah (espíritu) vendrá en ti, y el poder del Altísimo te dará su sombra. Por eso, el que ha de nacer de ti será llamado santo, Hijo de Dios”
Lo que el ángel dice realmente es: “Jesús el mesías, rey, nacerá de tu seno virginal” si consideramos en sí mismas las palabras explicitas del mensaje,
entonces tenemos que sacar la conclusión de que no se hace ninguna afirmación clara o precisa acerca de la divinidad de Cristo.
Los cimientos de ese concepto los puso Ezequiel y Daniel le dio una forma definida “el Hijo del Hombre” sería un hombre “celestial”, que habría de
venir con las nubes del cielo. Esto significa que dos conceptos se fueron desarrollado paralelamente: el concepto de que el Mesías era del linaje de
David (concebido siempre como puro hombre), y el concepto de que el Mesías descendía del cielo.
Yahvé es el redentor. Él es quien dirige a su pueblo escogido (pero repetidamente infiel) hacia la salvación.
“en el desierto abrid camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios” Yahvé mismo es el que va a crear nuevo cielo y nueva tierra
y es el que va a regir sobre todas las naciones.
Este mesías es una persona: un hombre que ha de ser el instrumento con el que Yahvé, al fin de los tiempos, realice su plan de salvación.
Finalmente sintetizadas en el Dios Redentor que se hizo hombre Jesús, es a un mismo tiempo el Dios que ha de venir y el hombre que ha de venir.
La gracia de su inmaculada concepción y su consagración total a Dios por medio de la virginidad hicieron a María especialmente sensible y receptiva
ante la acción y los efectos de la luz de la fe.
Entonces veremos que María es considerada en el primera parte del mensaje, como la síntesis personal de Israel. Yahvé que viene como Salvador “en
medio de” o incluso “dentro de” Israel (Sofonías).
María era consciente de la profunda implicación de su maternidad: de que Dios mismo, que antaño había entrado en el seno de Israel, iba a entrar ahora
en el seno de ella.
Su reacción inicial ante el ángel fue completamente distinta de la reacción de Zacarías, el cual quedó perplejo por la aparición del ángel “al verle
Zacarías se turbo y el temor se apodero de él” en señalado contraste, María, la humilde, se sintió turbada por las primeras palabras que el ángel le había
dirigido, y se preguntaba ella cual podría ser su sentido (Lucas 1, 29).
María, que estaba atenta al mensaje, es el exponente de todas las expectaciones de Israel. Y ella experimenta, al mismo tiempo, que ese niño que ella,
aunque es virgen, va a dar a luz como virgen, no es simplemente un hijo humano ordinario con una misión religiosa excepcional, sino que es un Hijo
cuya naturaleza sobrepasa con mucho, toda comparación humana.
Santo tomas de Aquino a la situación de María “el acto de fe de María no se refiere últimamente a una formulación explicita de la Anunciación, sino
que expresa la realidad del Verbo hecho carne”-
Si negáramos que la vida religiosa de María fuera un crecimiento y desarrollo hacia una fe explicita. Si suponemos que la vida religiosa de María está
marcada por este crecimiento entonces resulta bastante obvio que toda una fase de desarrollo tuvo lugar en la vida de fe de María entre la anunciación
del ángel y la primera manifestación de Cristo en público durante las bodas de Cana. Este desarrollo fue resultado de su intimidad y cotidiana
asociación con su Hijo, durante los años ocultos de la vida de este. Esos años estuvieron ocultos a los ojos de los hombres. Más para María fueron una
revelación gradual del misterio de Cristo.
Simeón dijo a María: “mira este niño está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y será una señal que provoca la contradicción, y a ti misma
una espada te traspasara el alma” (ricas 2, 34).
Una cosa debió de impresionar especialmente a María: la obediencia del Mesías a una persona humana, a su madre. Esto lo podemos saber con certeza,
porque María confió el hecho (seguramente por medio, de San Juan) a San Lucas. Y el evangelista lo consigno objetivamente, pero con amorosa
admiración, en aquella parte de su evangelio que trata de los primeros años de la vida de Cristo.
Lo que San Lucas recoge en su información acerca de la vida oculta de Jesús; “su madre conserva cuidadosamente3 todas las cosas en su corazón”
(Lucas 2,52).
¿No es posible ver en el sacrifico de Abraham, María fue con su único Hijo para ofrecérselo a Dios,
Abraham, creyendo en la esperanza contra la esperanza (romanos 4,18), estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo, aunque la gran herencia de Israel se le
había prometido a ese hijo, por medio de sus descendiente. María ofrendo también a su Hijo, a quien según el mensaje angelical se le había prometido
un reino incorruptible, y, a pesar de todas estas promesas, lo vio agonizando en la cruz¡¡ la muerte de Cristo en la cruz fue el sacrificio abra mico de
María. Pero ella persevero en su fe en Dios. A pesar de todas las señales externas que parecían contradecirla
La corrección que Cristo hace de la observación entusiastica que hace una mujer del Pueblo: ¡Dichoso el seo que te llevó y los pechos que te criaron¡ “
(Lucas 11,27) y en las palabras que dice Jesús, cuando le informan de que allá afuera, estaba su madre buscándolo (mateo 12, 46-50, marcos 3, 31-35;
Lucas 8, 19-21) Jesús, aquí no tiene intención de desacreditar a María, ni subestimar la verdadera grandeza de ella. Antes al contrario. Porque dice
“Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardián” (Lucas 11, 27-28). Esta es seguramente, la más alta alabanza de la vida religiosa de
Nuestra Señora, la mejor manera de proclamar dichosa a una persona que era un “Fiat” (hágase) vivo: ¡Hágase en mi según tu palabra¡ (Lucas 1,38) lo
que Cristo dijo realmente fue: “mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la cumplen” y aquí, ciertamente, enuncia en la
gran verdad: María es el prototipo de la vida cristiana de fe. Me parece a mí que la log de separación, de la que habla Braun, implica algo mucho más
profundo UE una simple prioridad de los lazos espirituales por encima de los lazos creados por la relación de la sangre.
María nos proporciona, aquí, un sublime ejemplo. Ella es el prototipo, el primerísimo ejemplo de una vida cristiana de fe, verdaderamente sacramental.
LA CLAVE PARA EL SECRETO DE LA VIDA RELIGIOSA DE MARÍA.No tenemos que andar buscando mucho para encontrar la clave de la santidad de María, ya que ella misma, en su respuesta a Gabriel, proclamo el secreto
de su vida; ella es la esclava del Señor.
La doulia o “servicio” de Dios el ser siervo o sierva de dios figura en el antiguo testamento como la síntesis de una vida dedicada a Dios, aunque debemos
observar cuidadosamente el matiz especial con que se usan estas palabras.
“los esclavos de Yahvé”, aunque esta expresión, dentro de su contexto, excluía toda alusión a la desgracia del estado de esclavitud, eran los piadosos
israelitas que aceptaban la majestad soberana de Dios, y que se colocaban completamente a disposición de Dios. La declaración de María de que ella es
la esclava del Señor, se sitúa estrictamente dentro de esta tradición.
Los pobres de Israel se regocijan, porque Yahvé, “ha de exaltar a los humildes (anawim) y salvarlos” (salmo 140,4).
Cristo, en el sermón de la montaña, sintetizo la actitud espiritual de la anawah. Se refirió a los pobres de espíritu, a los mansos, a los misericordiosos;
expresiones que denotan, todas ellas, el sentido de la palabra hebrero añada (pobre, en sentido de religioso, humilde). Estas personas son las que según
Cristo y según también el antiguo testamento, están abiertas para recibir el reino de Dios (mateo 5,3)
Pero Jesús llega más lejos todavía. Y se revela ante sus discípulos como el Pobre en persona: “aprended de mí porque soy anawah” es decir, manso y
humilde de corazón (mateo 11,28)
Volviendo ahora a la actitud de María, diremos que su reacción ante la Anunciación y todo el himno del Magníficat están empapados del espíritu de la
añada: “él ha puesto sus ojos en la pobreza y bajeza (añada) de su esclava” (lucas1, 48)
Toda la religiosidad de Israel, basada en esta porción de la añada y expresada como pura confianza en Dios auxiliar y redentor, confluye en esta actitud
espiritual de María, María es Israel personificado, María es el “pobre de Yahvé”. En comunión con él, María es la “esclava del señor”.
Además de la idea de pobreza, en la respuesta de María a Gabriel se contiene otro matiz de significación. La frase “siervo” del Señor, tiene a veces, en
el a.t., un matiz especialísimo. Los patriarcas, los profetas y los grandes dirigentes religiosos del pueblo escogido, Abraham, Moisés, Josué y David, etc
reciben el titulo especial de “siervo del señor”.
Las palabras de María significan que ella acepta, con el mismo espíritu, pero con mucho mayor grado de receptividad, la misión que le viene de Dios: la
misión de convertirse en la madre del Mesías rey.
Todos los que viven conforme al ejemplo de María son “bienaventurados los que padecen persecución” (mateo 5,10), “bienaventurados los que lloran”,
“bienaventurados los misericordiosos”, “bienaventurados los pobres y humildes de corazón”
Con su anawah, con su pobreza y humildad, María se consideraba a sí mismo como la última de todos los seres humanos. Y por esta razón, ella es la
mayor en el reino de los cielos: “quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos” (mateo 18,4)
En el mensaje dijo el ángel: “el señor está contigo” el sacerdote al volverse hacia nosotros durante la misa, nos dice: “dominus vobiscum” (el señor este
con vosotros).
Pero a maria se le dijo: “el señor está contigo”. Y no hubo un solo aspecto de su corazón humano, no hubo una sola parte de su cuerpo, que fuera
extraña al Dios, vivo, María pertenecía por eterno a Dios “he aquí la esclava del señor”.
Y María cumplió sublimemente este encargo. Cuando concibió a Cristo, no se trataba simplemente de que ella hubiese venido el Dios vivo, el señor,
sino que también ella fue hacia él, hacia el “Cristo”, por quien había esperado durante mucho tiempo: su concepción fue una elevación hacia el Mesías.
Así que, en María, la encarnación adopto la forma de un encuentro vivo entre el Dios Redentor y la humanidad que aguardaba al Mesías.
La relación de María con Dios era tan íntima que Dios en su cercanía de ella, fue capaz y estuvo dispuesto a hacerse hombre, a hacerse carne, carne de
su carne. Fue puro amor en la fe el que produjo la maternidad de María. Dios le dio su amor. Y ella, dándole en retorno amor por su amor, se convirtió
en la madre de Dios-hombre-Cristo, con amor y fe.
EL PUESTO DE MARÍA DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN.En primerísimo lugar, no debemos perder jamás de vista el hecho de que ella es, como nosotros, un ser humano redimido. La posición sublime que
María ocupa como persona redimida por medio de Cristo, está íntimamente relacionada con su maternidad de Cristo y de todo el género humano.
LA REDENCIÓN PERSONAL DE MARÍA.La redención es un acto de Dios salvador, quien es el mismo la salvación y la redención. Es un acto de salvación exclusivamente divino. Adquiere la
forma concreta de acto salvador de Dios en su humanidad: de Jesucristo, que era no solo Dios, sino también hombre. Dios se hizo hombre para que su
actividad divina de redención se cumpliera en la humanidad.
Se hizo hombre para que su actividad divina de redención se cumpliera en la humanidad.
Y, entonces por “redención objetiva” se entiende la consumación de la redención del género humano en Cristo como cabeza de la estirpe humana.
Cristo mismo es redención. Cristo mismo es gracia.
En adán la mancha del pecado original se adhiere a la humanidad. En Jesús como cabeza nuestra, la redención de la humanidad es un hecho asentado.
En una palabra la “redención subjetiva” es nuestra efectiva unión vital en Cristo.
En primer lugar, es un don de Dios-hombre, un acto de Cristo redentor, para nosotros y en nosotros.
Y un ejemplo de este estado es el del niño bautizado, pero que todavía no se ha desarrollado plenamente, el cual es en realidad un hijo redimido de
Dios.
La redención subjetiva implica este estado redimido que se extiende hasta incluir la vida activa personal del hombre. Si la redención objetiva implica,
entonces, que Dios a pesar de todo sigue amándose en Cristo, a los que somos pecadores: la redención subjetiva implica de manera semejante que
nosotros, como seres libres, estamos obligados a contestar con reciprocidad a ese amor, amando personalmente a Dios.
Para decirlo con otras palabras, su unión vital con Cristo se convierte en ese punto en un compromiso personal aceptado por propia cuenta.
En este sentido, el estado de “estar redimidos” contiene siempre un elemento de cooperación humana: el hombre consiente libremente en recibir la
redención; redención que solo el Dios-hombre-Cristo puede proporcionarnos.
Así que la redención que Cristo nos trae es una redención para la cual el recipiente –el hombre- da su libre consentimiento con una fe viva, una fuerte
esperanza y un amor sumiso.
San Agustín non redimit te sine te; “nosotros, que fuimos creados sin nuestra intervención, no podemos ser redimidos personalmente sin nuestra
cooperación”.
Empero, un ser humano es formalmente un ser espiritual. Por eso, la iglesia acentúa el hecho de que el alma entra en la existencia por medio de un acto
directo de creación divina.
El plan de Dios es dar la gracia a todos los hombres en y por medio del acto de gracia (un acto responsable, moral y religioso) es decir, en y por medio
de la mediación de gracia de un solo hombre.
Lo que Dios desea es una comunión, o comunidad, de santos del tipo de un “cuerpo místico”, vinculados entre sí por un solo mediador de la gracia.
Por medio de su acto representativo que fue en sentido concreto una mala acción, un delito, adán se ganó una humanidad caída: “todos los hombres
perdieron la inocencia en la trasgresión de adán” “por un solo hombre entro el pecado en el mundo” (romanos 5, 12). “por la desobediencia de un solo
hombre, los muchos fueron constituidos pecadores” (romanos 5,19).
Ahora bien, cuando a adán se le dio la oportunidad de ser la fuente de la gracia, él se convirtió interiormente y en sentido real en el representante de
todos los hombres.
Dios permitió libremente que el hombre fuese infiel al plan divino de salvación, y lo permitió porque tenía en perspectiva el hecho de que toda la
humanidad fuese colocada bajo una nueva cabeza, el hombre Jesús.
LA UNIVERSALIDAD DE LA REDENCIÓN.---
El pecado original y la redención son las dos facetas del mismo misterio divino: aunque Dios trasciende por completo la iniciativa para pecar, iniciativa
que pertenece a la responsabilidad del hombre.
Dios permitió que el plan divino fracasara en adán, pero lo cumplió definitivamente en Cristo.
Así como por la caída de un solo hombre todos los hombres fueron condenados, así por la justicia de uno solo, muchos fueron justificados (romanos
5,18)
Dios permaneció fiel a su amor del hombre a pesar del pecado humano.
Pero, en su sentido concreto, el pecado solo podemos entenderlo en relación con la voluntad redentora de Dios.
La comunidad humana en intimidad personal con Dios, o gracia santificante es posible únicamente desde el pecado original como gracia redentora.
CRISTO EL REDIMIDO REPRESENTATIVAMENTE.Más de una vez se aventura a decir santo tomas que la humanidad de Cristo fue “justificada” para que fuese la fuente de nuestra santificación”.
Y lo hizo voluntariamente. Asumió la humanidad concreta que está marcada con el sello de su estado pecador (del estado pecador de dicha humanidad);
la muerte; “a quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en el”
En sentido concreto. Él es dios-hombre como representante de la humanidad que ha caído, de la humanidad que ha de ser redimida y que ha caído, de la
humanidad que ha de ser redimida y que realmente ha sido redimida por medio de él. Como representante de la humanidad caída.
Desde dentro de la humanidad pecadora. Cristo es el principio redentor (el principio que no tiene pecado). Y, al mismo tiempo, en la persona
representativamente redimida.
Cristo, que había sido señalado por dios por su encarnación concreta como cabeza del género humano, “mereció” en ultimo termino esta función en
virtud de su vida humana redentora.
“María habría incurrido en el pecado original, si dios no le hubiese concedido un especial privilegio”.
María pertenecía realmente a la comunidad humana concreta de personas que, por razón del ineludible hecho del primer delito representativo de Adán,
se convirtieron en radicalmente incapaces de alcanzazar la salvación (a no ser que la salvación se hiciera posible por un acto divino de redención).
La concepción inmaculada de María no puede ser sino una participación en la iglesia redentora del “redimido representativo”
CONSECUENCIAS DE ESTA REDENCIÓN POR EXENCIÓN.María estuvo exenta de la mancha universal del pecado original.
La santidad de María fue resultado del derramamiento de la sangre de cristo, como lo son también nuestros débiles esfuerzos de resistir el pecado, o
como lo fue el deseo del cielo que el ladrón experimento en la cruz tardíamente.
Cristo sufrió primerísima y primordialmente por María. Cuando cristo estaba en la cruz y en el momento de morir, María ocupo el centro de su
sentimientos. Como la más hermosa creación de la muerte redentora de cristo, María es la persona para quien cristo derramo más libremente su sangre
redentora y por quien la derramo con mayor amor sacrificar.
La redención de cristo es un amor sacrifical una irrupción de la misericordia de dios sobre un mundo herido y desgarrado que comunico su carácter
doloroso a esta divina intervención.
Diremos que el amor sacrifical de cristo en la cruz se orientó primerísimamente y de la manera más ferviente hacia la redención de María por exención.
LA SUBLIME Y EXCEPCIONAL POSICIÓN DE LA REDENCIÓN PERSONAL DE MARÍA.—
Así pues, lo que nos enseña el dogma de la inmaculada concepción es que María en sentido real estuvo ya redimida desde el primerísimo momento de
su existencia.
Como cristo mismo, María no estuvo exenta ni mucho menos de las consecuencias del pecado original; consecuencias que ella acepto sobre si, en
cuanto no eran pecaminosas.
María exponente de la expectación con que el antiguo testamento aguardaba a María.—
Aun antes de la anunciación, la redención subjetiva de María había alcanzado ya una profundidad que estaba fuera del alcance de otros santos
La santidad de María fue la síntesis y la culminación, del anhelo de los judíos por el mesías: un anhelo que en su “preparación”, fue como toda la
santidad en el antiguo testamento un fruto de la redención que habría de venir, dado anticipadamente sobre esa futura redención.
María sentía que la coincidencia que el antiguo testamento tiene de los hechos salvadores de Yahvé en Israel, que esos hechos digo se concentraban en
su persona.
LA VIRGINIDAD DE MARÍA.La virginidad constante de María, “antes, durante y después del nacimiento de cristo”, es doctrina de la iglesia. Por virginidad, la iglesia no entiende tan
solo el hecho material de un estado de doncellez, sino que además entiende y en primerísimo lugar, una determinada actitud espiritual y religiosa, una
virginidad plenamente comprometida.
Ha de ser la palabra de dios mismo, la sagrada escritura y el conocimiento que la iglesia tiene de la fe.
Todo el problema se centra en la interpretación del texto: “como será esto, pues que no conozco varón”? (Lucas 1,34)
La interpretación tradicional. Aun antes de la anunciación, María se había propuesto llevar vida virginal en su matrimonio con José. En este caso, la
pregunta que María hizo al ángel ¿Cómo será esto, pues no conozco varón?, es una pregunta evidente y comprensible. Tal interpretación es permisible,
desde un punto de vista puramente exegético. Y si se pudiera probar que tal intención de vivir vida virginal en el matrimonio podía nacer en la mente de
una doncella judía de aquella época, los especialistas suponen que el padre de María no había tenido hijos varones y que María como heredera y según
la ley judía, estaba obligada virtualmente a contraer matrimonio, con la consecuencia de que ella solo podía llevar a cabo su intención de permanecer
virgen dentro del estado de casada.
El hecho de su inmaculada concepción y de las potencialidades inherente en ese hecho. La concepción inmaculada de María es, en todo caso, una
realidad que ella le llevo vitalmente en su interior: una realidad que condujo a María, en su perfecta apertura hacia dios, hasta un estado de excepcional
receptividad y prontitud para un compromiso total y activo.
Sin embargo, la anunciación y el contenido del mensaje angélico hicieron que María renunciase a sus relaciones maritales normales por amor de cristo.
Por eso, el ideal cristiano de la virginidad nació como resultado directo del hecho de cristo.
La vida conyugal y la cohabitación como hombre y mujer no comenzaban realmente hasta después de la ceremonia durante la cual el esposo llevaba a
su mujer al hogar. Aunque en Judea había cierto grado de amplitud, esta práctica se observaba estrictamente, sobre todo, en galilea, donde las relaciones
conyugales no estaban permitidas sino después de la ceremonia oficial de cohabitación. Así, pues, entre el desposorio y la cohabitación oficial existía en
el matrimonio un estado de virginidad.
En tiempo de la anunciación María no vivía aun con José en el hogar de este. Y por consiguiente, no tenía relaciones maritales con él. Por eso su
respuesta “no conozco varón”, y la respuesta del ángel es bastante clara “serás madre sin la intervención de un hombre: serás madre virgen”” “vas a
concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús”” (Lucas 1, 31).
María decidió permanecer virgen durante su vida matrimonial. Y que lo hizo como resultado del contenido del mensaje. En su exegesis del texto “no
conozco varón” hay una relación con otro texto del antiguo testamento; “he aquí la doncella ha concebido y va a dar a un hijo y le pondrá por nombre
Emmanuel (Isaías 7, 14)
En la comunidad judía palestinense de aquella época la palabra almah significaba una muchacha joven y casadera. Y se refería a la juventud y estado
social de la muchacha más bien que a su virtud.
De todos modos hay asombroso paralelismo entre el mensaje que fue anunciado a María y el mensaje que se anunció a Gedeón.
María se puso incondicionalmente a disposición de dios, yendo en contra hasta de sus propias ideas anteriores; de esas ideas que ella había tenido con
intenciones innegablemente santas.
Todo su ser era un estar esperando a dios, después del mensaje angélico, María pudo exclamar “así que esto es lo que iba a suceder”En Israel el matrimonio mismo tenía una significación muy profunda: “los hijos son un don del señor, el fruto de las entrañas es una recompensa”
(salmo 126,)
El gran cantico del nuevo testamento el magníficat que celebra el nacimiento de cristo del seno de una virgen, debe ser su inspiración al cantico de Ana,
que ensalza el nacimiento maravilloso de su hijo Samuel (I Samuel 1, 1-11; 2, 1-11)
En la escritura se le llama “hombre justo “a José padre de Jesús. Y se dice que por eso el resolvió abandonarla secretamente” (mateo 1, 98).
La decisión de José de despedir a María no se manifestó plenamente hasta el momento en que a José se le informo del origen sobrenatural de la
maternidad de María.
José como esposo legítimo de María, había tenido derecho a pedirle una explicación. Aunque no deja de ser posible el que un presentimiento del
misterio que había en este caso le haya conducido como a María, a abstenerse de hablar de este asunto.
José se dio cuenta enseguida de que él no podía tener pretensión alguna sobre tal mujer, José despidió a María, diciendo que ya no iba a vivir con ella.
Las consideraciones humanas y los planes humanos, como los que se refieren al matrimonio, deben ceder a los planes de dios. Y José cuido el camino
al “misterio de María” más para prevenir toda infracción de los derechos del contrato matrimonial legal, y para impedir que María fuese posible objeto
de murmuración, escandalosa, José decidió despedirla “secretamente”. José el hombre justo se dejó llevar por un temor religioso.
José fue destinado por dios para ser el guardián, el padre adoptivo de este niño y el esposo de esta mujer, que es la madre de dios: “no temas tomar
contigo a María tu esposa” (mateo 1, 20)
Un encargo que José en la fe, acepto por causa de la promesa mesiánica de salvación. De este modo, se le confió a José una función especial en la
historia de la salvación. Se convirtió en el padre adoptivo, en el custodio paternal, del acontecimiento salvador, acá en el mundo.
Tanto para María como para José, el mensaje angélico implicaba un cambio en sus vidas que ya eran célibes; desde aquel instante abrazaron el celibato
por amor del reino de dios. Este celibato era, para ambos, un compromiso personal y libre. La iniciativa evidente de la que broto su compromiso para
este nuevo celibato cristiano, fue la cercanía del niño (el mesías), ese niño que a ellos se les había confiado. Sin embargo, la iniciativa fue personal, fue
resultado de su propia decisión personal.
Su libre aceptación de la maternidad divina como pura gracia fue su propia y sublime “redención subjetiva”. María era la mujer que tenía un hijo cuyo
nombre iba a ser “Jesús”; “Yahvé ha salvado”, María como persona que tuvo este hijo, el redentor, y que acepto libremente este don, fue el primer
fruto de la redención. Para decirlo con otras palabras; María es como madre la “sublime redimida”, tuvo un hijo, significa que María tuvo este hijo
particular.
La profecía de Simeón, hecha al comienzo mismo de la maternidad de María, dirigió la atención de nuestra señora hacia la perspectiva de su propio
sufrimiento: “y a ti misma una espada te atravesara el alma””.
Como persona que había sido redimida de manera sublime. María fue la inmediata socia pasiones, la directa asociada en el sufrimiento del mesías, el
cual era su propia carne y sangre por vía de pura recepción, participando en el sufrimiento de su hijo por su comunión íntima con la persona misma de
cristo.
Lo que se deduce, pues, de lo anterior es que la madre de dios es una persona redimida, redimida de manera excepcional y única; y que la maternidad
espiritual y corporal de maría constituyo el núcleo central de su redención objetiva y subjetiva.
Esta aceptación por parte de dios es, de hecho, la resurrección de Jesús. Por eso tanto la muerte de cristo como su resurrección constituyen los dos
misterios de la redención. Y estos dos misterios forman un solo conjunto indivisible. La resurrección, es el sacrificio de cristo aceptado por dios.
La salvación, después de todo, abraza a todo el ser humano, no solo a su alma, sino también a su cuerpo.
El dogma nos habla de que maria no tuvo que esperar (como nosotros tenemos que esperar) hasta el fin de los tiempos para alcanzar su redención física.
María es el prototipo de la vida redimida, la plena y suprema realización de toda vida cristiana. María, la assumpta, se halla ante nosotros como el
primer fruto de la redención.
MARÍA PROTOTIPO UNIVERSAL DE TODOS LOS CRISTIANOS...--Por el dios-hombre, cristo. Por tanto a este respecto, maría figura como el patrón de nuestra actitud cristiana ante la vida. Y todo cristiano debería mirar
hacia ella, como su constante ejemplo.
Este elemento es el que ha sido responsable del culto excepcional de maría en la vida de fe la iglesia; una veneración que viene solo en segundo lugar y
después de la veneración que se tributa a cristo mismo.
Gracias al sentimiento positivo de maría al mensaje angélico. Dios como hombre fue genuinamente exhominibus assumptus ex stirpe Adam; fue de
nuestra generación de Adán, es decir, fue verdadero hombre.
¿Cuál es, pues esta nueva significación que el estado virginal de María adquirió después del mensaje angélico? El sentido es que llego a ser una virgen
en maternidad; que su maternidad virginal. No es que María fuese virgen y, a pesar de ello, fuese también madre. Sino que fue madre y virgen, una
virgen madre.
En la fe María concibió a Cristo, que era dios hecho hombre en su seno, el sacramento primordial y el único origen de la salvación.
Más aun María no solo la madre de todos los cristianos sino también la madre de todos los que no son todavía miembros de la iglesia cristiana. Ella es
la madre de todo apostolado y de toda misión. Ella es la madre de todos los hombres, porque estuvo asociada en la obra objetiva de la redención, la cual
se aplica a todos los hombres.
En el plenísimo sentido María fue la madre no solo de cristo crucificado, sino también del cuerpo místico de Cristo; de ese cuerpo que recibió existencia
por la clasificación.
“cristo, siendo de condición divina no retuvo ávidamente el ser igual a dios. Sino que se despojo de si mismo, tomando condición de siervo, haciéndose
semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humillo a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual
dios le exalto y le otorgo el nombre que esta sobre todo nombre. Para que toda lengua confiese que Cristo Jesús es el señor (filipenses 2, 5-11) la
dignidad y poder del redentor como señor su “venida en poder” como la llama san pablo (romanos 1,4)
Durante años estuvo instruyendo y educando a sus apóstoles. Sin embargo, ellos dieron claras señales de no haberte entendido. Y no le entendieron
siquiera en el momento de su muerte. Pero, desde el momento en que Cristo, en su resurrección recibió la plena medida del espíritu santo (es decir, tan
pronto como cristo “fue constituido en poder”) los apóstoles como quien dice cambiaron “de un plumazo”.
Se bautizaron unas tres mil personas según los hechos de los apóstoles, después del primer sermón de pedro (hechos 2,41)
María es por tanto la “madre de la gracia”, la madre de dios-hombre cristo, el cual es el único que posee la absoluta plenitud de gracia que negó hasta
María y que llega a todos los miembros del cuerpo místico.
“porque hay un solo dios, y un solo mediador entre dios y los hombres. Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por dodos, de lo cual se
dio testimonio a su debido tiempo”“la grandeza de cada santo consiste en recibir tal medida de gracia, que baste para la salvación de muchos. Pero lo maravilloso seria ver que un santo
recibiese tal gracia, que bastara para la salvación de todos los hombres del mundo.
Cristo es, por definición un hombre de gracia. Cristo es, en su humanidad, el verdadero hijo de dios. Así, pues como hombre, cristo es dios encarnado, y
posee por naturaleza la vida divina
María fue y sigue siendo suplicante y omnipotente, María es suplicante, porque su causalidad con respecto a todos los hombres está basada enteramente
en su receptividad activa con respecto a la obra redentora de cristo.
¿Por qué dios escogió a María? ¿Cuál fue la razón para darle ese puesto particular en su plan de salvación?
Y aunque la razón divina de la encarnación de María sea siempre un misterio insoldable, sin embargo podremos explicitar su sentido interior e
implícito. Esta es la tarea que vamos a intentarAntes de la herejía nestoriana, que negaba la maternidad divina de María, los padres de la iglesia se inclinaron a considerar principalmente a María
como “la nueva Eva” y como el “prototipo de la iglesia”.
“María, prototipo de la humanidad redimida” y “sublime primicia de la redención”.
“Lo que falta de fe de la virgen Eva, había atado, quedo desatado por la fe de la bienaventurada virgen María”.
El co-padecimiento de María, al pie de la cruz fue la continuación explicita de su Fiat expreso con el que había aceptado la maternidad, fu un aspecto
desarrollado de su maternidad concreta libremente aceptada.
El estado virginal de María y su maternidad no son dos misterios separados. Dos misterios yuxtapuestos, sino que la maternidad de María fue una
maternidad virginal; María fue madre en cuanto fue virgen.
María fue, por un lado, sublimemente redimida, en, por medio de, y a causa de su maternidad concreta con respecto a Cristo; por otro lado, María se
convirtió en la madre del Cristo concreto en, por medio de, y a causa de la calidad excepcional y profunda de su Fiat.
La maternidad humana no es simplemente una función biológica. La función biológica de la maternidad implica un compromiso personal y libre, por
parte de la madre. En el caso de María, este compromiso libre y personal para la maternidad significo que ella había aceptado sobre si, libre y
personalmente, una función salvadora que la vinculo, espiritual y físicamente, de manera sumamente intima, con el dios-hombre cristo, el cual es la
cabeza de toda la humanidad, a la que el ha venido a redimir.
Así pues, podemos considerar a María no somos como la persona “sublimemente redimida tanto en su aspecto objetivo como subjetivo” sino además
como el sujeto de la “maternidad libremente aceptada y personalmente comprometida con respecto al redentor”.
María fue la elegida. Ella fue redimida por su Fiat hecho en la fe externamente representado en su concepción del sacramento primordial universal, el
santo hombre Jesucristo, el dios-hombre. Para decirlo con otras palabras: María fue redimida por su maternidad.
La concepción inmaculada de María, el estado santo en que ella vivió antes del mensaje angélico, su exención del pecado y de los deseos pecaminosos,
su entera relación con una actitud vuelta hacia dios, en consagración personal como la “esclava del señor”; todo esto fue una actividad sacramental
anticipadora, actividad que precedió a su concepción en la fe del sacramento primordial.
María concibió en la fe, que su maternidad fue una maternidad a la que ella se comprometió libremente en la fe.
Tal elemento es la cualidad femenina y maternal de la bondad. La bondad del amor redentor de dios es una bondad paternal y maternal. Con amor
eterno te he amado, leemos en el antiguo testamento (Jeremías 31,3)En Isaías hallamos también expresiones del amor maternal de yahve; ¿acaso olvida una mujer a su hijo de pecho, sin compadecerse del hijo de sus
entrañas? Pues aunque esas llegasen a olvidar, y no te olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada” (Isaías 49, 15-16)
María es una mujer y madre virgen. Como tal, el amor de María hacia sus hijos nunca es exigente ni posesivo. María no pretende jamás reservarse para
si el amor de ellos. La única meta de su amor maternal de virgen es conducir a sus hijos hacia el amor de cristo.
Pero al mismo tiempo, nadie podrá negar que la devoción católica, como tal, está caracterizada por la ternura, la delicadeza, e incluso por una sencillez
filial y amorosa. Y la única explicación adecuada de esto es que el católico va creciendo y desarrollándose en la fe, en compañía de las mas amorosas y
amables de todas las madres, la mater amabilis, ¡ la virgen de la sonrisa ¡!, el católico que va creciendo en estrecha intimidad con María, aprende
generosidad viendo el ejemplo de una bondad sin límites y casi despilfarradora, que envuelve todos los sacrificios marianos, incluso el sacrificio ultimo
de Cristo (porque Cristo e la cruz siguió siendo, por encima de todo, el verdadero hijo de María, y sintió el bálsamo consolador del cariño de su madre,
durante la crucifixión), los envuelve con infinita ternura y hace que, para el cristiano, la vida sea más fácil y soportable.
El creador de toda bondad, la bendita trinidad que envió a la segunda persona para redimirnos y decreto que esa segunda persona naciera en sentido real
como hijo de María ¡ tenia profundo conocimiento y comprensión del corazón humano¡¡.
La nueva Eva cumplió una función femenina sublime en el plan de la redención “los creo hombre y mujer” María es la dulzura del cristianismo; “vida,
dulzura y esperanza nuestra”
Es una experiencia humana general el que los rasgos de la madre se reconozcan en el hijo.
Tan solo María conoció los secretos de la educación de Jesús, y los conservo en su corazón. María, su madre, conservo el secreto de los primeros
balbuceos de Jesús, y los iba meditando en su corazón; y no podemos dudar de que la primera palabra que Jesús pronuncio cuando niño, fue; ¡¡ mama¡¡.
¿ de quién podemos afirmar que depende últimamente la vida de familia: del padre o de la madre?”.
El padre y la madre están indivisiblemente unidos. Y lo que dios ha unido, el hombre no podrá separarlo. La paternidad del uno está asociada con la
actividad maternal de la obra. Y esta, a su vez, se identifica con la admirable actividad del padre, a la que la mujer apoya con toda su ternura maternal.
Lo que hace el padre, lo hace también la madre, pero de manera maternal. La presencia de la madre esta tan impregnada de presencia maternal, que la
sentimos aun en el hogar vacio. Es una atmosfera inexpresable, que envuelve y calienta a todos los que viven en ella y la respiran.
Su poder maternal. María lo saco del hecho de estar tan cerca a cristo, que era su propio hijo, su redentor y el nuestro, y que emanaba poder.
Su inmaculada concepción y su vida virginal prepararon a María para su ulterior maternidad pura y para su actividad maternal en servicio del reino de
dios.
La comunión maternal de María con su hijo crucificado, nuestro redentor, la convirtió inmediatamente en la madre tierna de toda la humanidad
redimida.
Finalmente, la sunción de María a los cielos y su glorificación espiritual y física la convirtieron en reina y madre.
La escritura y la comprensión de los apóstoles acerca de “María, la madre de Jesús” proporcionaron la base para una intuición que se ha ido haciendo
mas y mas clara con el correr del tiempo en la vida de fe de la iglesia.
De este modo, la posesión santa que hasta entonces había estado latente, pudo, lograr mayor claridad, “ahí tienes a tu madre”; estas palabras de Cristo
en la cruz forman la definición dogmatica de Cristo, decisión que, desde entonces, la iglesia ha refractado, convirtiéndola analíticamente en abundante
y separados dogmas.
La razón básica de la diferencia de actitud que hay entre los católicos y los protestantes con respecto a María, en cuanto a la espera del culto; hay que
buscarla, indudablemente, en las diversas concepciones dogmáticas de cristo y en el hecho de que nosotros, los católicos, no vacilamos en llamar a
nuestra señora, la madre de dios, redentora de la humanidad. Por otro lado, los protestantes parece que no captan el sentido hondo y fundamental de esta
gran realidad, “dios en humanidad”, y en consecuencia, no logran vislumbrar toda la hondura de la maternidad de María.
Así, pues , la actitud característicamente protestante hacia María no solo da su colorido a la visión dogmatica protestante de la fe sino que constituye
también, la base de la espiritualidad protestante, en cuanto es distinta de la católica.
El sacrificio de la cruz, es el sacrifico de toda la humanidad; la “redención objetiva” hay que buscarla básicamente en este hecho. La iglesia nació en la
cruz”
El carácter social del hombre constituye una base natural para la a iglesia como comunidad visible. Sin embargo, ese carácter social no proporciona, en
sentido concreto, el fundamento de la comunidad visible de la iglesia. Como comunidad visible de gracia en cristo, la iglesia no está construida de abajo
hacia arriba, desde sus cimientos hacia la altura. Sino que está construida desde lo alto hacia abajo. La iglesia procede de cristo mismo. El cristo
celestial continua su obra de redención entre nosotros, en una comunidad religiosa separada, en una comunidad establecida por el acá en la tierra.
Así, pues podemos considerar a la iglesia como cristo visible y sacramental. Es la sacra mentalización visible del Cristo celestial, por medio de la cual
el realiza en la tierra la comunidad de fe y amor, es decir, la iglesia como comunidad de gracia.
Después de la ascensión de Jesús, encontraremos a dios en la iglesia visible, en la cual la santa humanidad de Cristo viene sacramentalmente a nuestro
encuentro. La iglesia es una comunidad santificadora. La iglesia es al mismo tiempo la expresión visible la visualización, de la comunidad interna de fe
y amor de todos los que están bautizados en cristo. En este sentido, la iglesia es una comunidad de adoración.
El dios vivo ha penetrado, mas de una vez, en la historia humana para invertir el sentido de la historia pecadora del hombre, por medio de su gracia; y
para cambiar el rumbo de esa historia por medio, de un acto salvador.
Finalmente el “linaje escogido” se identifico con una sola persona la virgen de Nazaret.
María fue el exponente del linaje escogido del pueblo judío, el cual fue a su vez el tipo de la iglesia que había de venir. De este modo, María fue el
punto de contacto entre el antiguo pacto y el nuevo.
La función mediadora que el pueblo judío cumplió, se concentro en una muchacha judía; María, María fue la hija de sion personificada.
El pueblo de dios es primerísimamente una comunidad de creyente. Y esto aparecerá como “típico” en la fe de la persona en la que quede personificada
la fe de todo el pueblo.
Adán, se nos cuenta como la fe del “primer hombre” fue puesta a prueba. Si hubiera salido victorioso de esta prueba de fe entonces se habría concedido
una bendición, para toda la humanidad.
Y entonces, la incredulidad de Adán le convirtió en el “tipo” de la humanidad caída. En el todos nos convertimos en pecadores.
Abraham se convertirá en nación grande y poderosa y en el serán benditas todas las naciones de la tierra” (génesis 18, 17-18) esta elección se realizara
en la historia con la condición de que la fe de Abraham sea sometida a prueba. Yahve ordena a Abraham que abandone su país, con su mujer estéril,
para dirigirse a una tierra desconocida que su futura descendencia recibirá como heredad. Pasado bastante tiempo, Abraham siente inquietud,
preguntándose si dios cumplirá su promesa.
Pero Abraham, como muchos de sus semejantes que no tienen la paciencia de dios, busca entonces garantías humanas y se las procura teniendo un hijo
no con Sara, su mujer, sino con agar, la crida. Según el derecho que estaba en vigor en Mesopotamia, ese niño era el heredero legitimo de Abraham.
Viene entonces el nacimiento de Isaac. Sara había tenido un hijo, a su edad avanzada.
La fe de Abraham no está aun suficientemente probada. Su confianza no es toda ni su abandono absolutop.asi que dios va a dar a Abraham una nueva
oportunidad.
La fe de Abraham no está aun suficientemente probada. Su confianza no es total ni su abandono absoluto. Así que dios va a dar a Abraham una nueva
oportunidad.
La madre de la nueva comunidad de fe se vio sometida a la misma prueba paradójica. Un día seria madre del poderoso rey-mesías.
Dios la hubo sometido a una prueba parecida a la de Abraham. Esta prueba sucedió en el calvario. Cuando el hijo de María, sobre quien reposaba según
el mensaje angélico la promesa de un reinado inmortal, moría al parecer sin la menor esperanza. Y conste que entonces no hubo un ángel que, como en
el caso de Abraham, detuviese en el instante supremo la mano que iba a consumar el sacrificio. A María se le exigió que confiara sin reservas en aquel
misterio. Así, pues María, por su cooperatio caritatis, y por su fe y amor materno y sacrificial, que no imponían condiciones algunas, llego a ser la
madre del nuevo pueblo de dios, del pueblo rescatado por Cristo.
“Cristo amo a la a iglesia y se entrego a sí mismo por ella, para santificarla y purificarla, para que apareciese ante él como una iglesia gloriosa, sin
mancha ni arruga, sino santa e irreprensible” (efesios 5, 25-27)
“la verdadera iglesia, nuestra madre está en el cielo. Nosotros vamos creciendo hacia ella. Y toda la realidad de la iglesia militante reside precisamente
en su conformidad con la iglesia celestial”.
“María es parte de la iglesia, un miembro santo, excelente, culminante, pero a pesar de todo miembro de toda la iglesia”.
La gracia de María es el más alto ideal que se puede alcanzar en la vida cristiana redimida. Semejante pleamar, semejante afluencia de gracia, contiene
también un poder universal, capaz de ejercer influencia sobre todos los hombres y capaz de hacerlo de una manera peculiar que está en consonancia con
este particular y sublime sujeto de gracia.
La gracia que se nos da por medio de los sacramentos es siempre la gracia de Cristo.
La misa es el sacrificio de Cristo en la cruz, en cuanto la iglesia se identifica con él.
El sacerdocio es uno de los frutos de la redención de Cristo, en la cual María estuvo envuelta por su comunión maternal sumamente íntima.
“en el tabernáculo de su seno virginal, Cristo se revistió de sus vestiduras sacerdotales para poder oficiar como nuestro sumo sacerdote”
VENERACION A MARIA.Nuestra veneración a los santos es un acto de fe, esperanza y amor. Considerada como una experiencia sintética de las tres virtudes teologales, se
identifica con el amor cristiano de dios.
Esta vida divina en Cristo, trasmitida a los hombres, es lo que constituye la unidad de la comunión de los santos.
La caridad cristiana es la realización de nuestra condición de santificados. La gracia santificante une a todos los hombres.
En este sentido, el culto de los santos, considerado como un aspecto del culto general más bien que como una práctica devocional particular, es un deber
para todo cristiano.
Tan solo el hombre que no tiene únicamente la fe correcta, sino que además está dispuesto a convertirse en miembro –en sentido explicito- de la iglesia,
tan solo este hombre, digo, puede considerarse como un cristiano maduro.. La plena vida cristiana solo puede ser vida eclesial. De manera semejante, la
plena vida cristiana debe ser esencialmente vida mariana, ya que en el orden de la salvación se le ha asignado a María una función irremplazable.
En el nivel de la redención, María es la más hermosa creación de Cristo.
Dios conoce el corazón humano, porque “el corazón de la humanidad es el corazón humano del dios-hombre” ¿y no es un prodigio de su amor el haber
dado una madre a Jesús y a los hombres, y el haberla integrado a ella en el esquema de la gracia?.
Por eso, los predicadores y testigos de la fe tienen el deber de proclamar la plena y gloriosa realidad del misterio de María, ya que este misterio, este
dogma, está enclavado en el corazón mismo de la religión cristiana.
Es esencial tener bien presente que ninguna práctica particular puede considerarse como el único medio de alcanzar la santidad, y que cualquier práctica
fanática no puede menos ser perjudicial y de reanudar en una falsa devoción a María. En una familia numerosa, todos los hijos reverencias a su madre.
Y cada hijo muestra a su manera su propia veneración. Diversos tipos, claramente definidos, de reverencia o veneración pueden surgir como resultado
de la fusión de ciertos rasgos y acentos particulares.
El núcleo esencial de una devoción especial de este tipo y la forma y lenguaje en que ese núcleo se expresa.
EL PELIGRO DEL MARIANISMO
Sin embargo, lo más importante es recordar que a María solamente podremos comprenderla, cuando la contemplemos dentro de la perspectiva de
Cristo. Y es que es un error contemplar a Cristo desde la perspectiva de María.
Uno de los errores más comunes es pensar que el hombre Jesús está bastante alejado de nosotros, y que María es por decirlo así, la que tiende un puente
entre él y nosotros.
El hecho de que Cristo se convirtió en uno de nosotros, en un hombre como nosotros. Esto, a su vez, conduce inevitablemente a una falsificación
fundamental de la concepción central cristiana de la vida; la significación que para nosotros tiene la sagrada humanidad de Cristo, como órgano divino,
instituido por dios, para nuestra salvación. Cristo nació de María. Precisamente por esto, Cristo es enfáticamente –uno de nosotros-. Cristo fue acercado
a nosotros por María. Por tanto, la relación entre Cristo y nosotros es una relación directa. No hay ninguna agencia que intervenga. Cristo solo es el
mediador entre dios y la humanidad. Y esto es así en virtud del hecho de que él nació como dios-hombre-de María. Todos nos llega de Cristo.
En este sentido, es mejor concebir a Cristo como dándonos a María, nuestra madre; que no pensar que María nos da a Cristo: “”¡¡ ahí tienes a tu
madre¡¡””.
Cristo eligió libremente a su madre y nuestra madre, para él y para todos nosotros; “elegil eam deus el praeelegit eam”. Sin embargo, en otro sentido, en
el sentido de que María concibió a Cristo y nos lo paso a nosotros, no debemos considerar que María nos dé a Cristo.
María es, por definición la kecharitomene, la que ha “recibido charis” (lucas 1, 28), es decir, la que “ha hallado gracia ante dios”. Con este título se
dirigió el ángel a María, al trasmitirle es mensaje.
Vamos creciendo en santidad, según va penetrando dios cada vez más íntimamente en nuestras almas. Esta penetración divina exige, por nuestra parte,
un compromiso personal y libre en sentido religioso existencial. Y seremos capaces de comprometernos así, con la ayuda de María y con el poder del
amor.
Pero nunca estará permitido considerar la intervención maternal de María como una especie de contrapeso de la justicia divina de Cristo.
LA DEVOCION POPULAR A MARIA.Dios puede ver siempre más allá de la credulidad casi supersticiosa y a veces perturbadora de algunas prácticas y expresiones de la devoción popular.
Y dios es capaz de captar las buenas intenciones de esas criaturas pobres e inadecuadas, que no son capaces de expresar – con palabras su profundo
anhelo de dios-.
Este anhelo no es una mentira. Ni tampoco lo son las incesantes idas y venidas de peregrinos en torno a un santuario de María.
Son una imagen evocadora del corazón humano inquieto y peregrino, que no puede hallar reposo hasta que descansa muy cerca de dios, el cual toco
este mundo por medio de María.
Estas expresiones son prototipos esenciales entre las diversas manifestaciones de la vida religiosa popular. Y son tan antiguas como la misma
humanidad. Ninguna cantidad de intelectualismo lograría jamás desarraigarlas de la vida religiosa del pueblo.
La religión no es un asunto puramente racional.
La religión esta intrínsecamente vinculada con el conjunto de la vida de la comunidad.
EL PODER DE NUESTRA ORACION MARIANA DIRIGIDA A CRISTO
La oración del creyente puede cambiar de veras la faz del mundo. Es una comunicación personal entre dios y el hombre.
Cuando decimos “hágase tu voluntad”, nos estamos refiriendo a la voluntad de mi dios, hacia el cual yo me vuelvo en oración, y que exige una
“decisión” desde l primer momento y como resultado directo de mi iniciativa en la oración.
De este modo, es posible ver que mi oración es en realidad una genuina iniciativa por parte de una libre criatura de dios; una iniciativa dirigida hacia el
ser de dios, hacia ese ser que todo lo abraza, y a quien en el momento de mi oración, me dirijo tratándole de “tu”, más aun, podemos ver que este ser no
lo ha dispuesto y decidido todo, antes de que yo entre en el contacto con él, sino que lo hace en un “ahora” verdaderamente eterno, en un ahora que hace
que el momento de mi oración llegue a su atención inmediata, y que domina creadoramente ese momento.
LA ORACION DEL ROSARIO
Es una oración mariana frecuentemente recomendada por la iglesia.
Haríamos mal en presentar la continua repetición de avemarías como una simple técnica exterior destinada a ocupar sosegadamente el cuerpo, para que
el alma pueda remontarse libremente.
Algunos autores espirituales han afirmado que la monotonía de las avemarías, repetidas incansablemente alivia la tensión del alma.
El rosario es, pues, una forma relativamente espontanea de oración. El individuo fija su atención unas veces sobre el contenido del avemaría, y otras
sobre el misterio que se enuncia en cada decena.
El que desea orar mucho y orar bien, se da cuenta en seguida de la ayuda providencial que tiene en el rosario.
El rosario ha alcanzado entonces su meta. En la mayoría de los casos, el rosario seria un precioso auxiliar para los momentos de sequedad y desolación
espiritual.
El rosario puede crear esos estados admirables de quietud, que con frecuencia son fuente de un arranque creador.
El rosario, en su aspecto mecánico actúa de esta manera. Y la repetición de avemarías puede despertar verdades cristianas adquiridas pero que dormían
en nuestras mentes.
El Rosario es un acto prolongado de amor, que lleva consigo tan solo una ligerísima actuación interior, una relación de amor, durante la cual un
contenido especial y más claramente definido por ejemplo el misterio de la anunciación o el nacimiento y la muerte de Cristo.
Cuando hacemos uso del rosario, deberíamos decir más bien a dios que nos moviese y penetrara todo nuestro ser.
El valor de la oración del rosario consiste en su concentración sobre el misterio salvífico de la redención, Cristo fue quien trajo esta redención.
Tomemos como punto de partida los gozos de la madre y de su hijo, pasamos a través de los sufrimientos soportados por el redentor y por su madre y
finalmente llegamos al punto en que compartimos la felicidad de María por la victoria y triunfo de su hijo. Cristo –redención personal- la redención
misma –constituye el centro mismo de la oración mariana-. Cuando rezamos el rosario, estamos centrando internamente nuestra atención sobre los
misterios vivos de Cristo.
Lo que en realidad decimos de María en toda esa oración interior –no es más que- ¡GRACIAS MARIA ¡ La oración del rosario puede enseñarnos a
modelar nuestro fiat según el ejemplo “típico” de maria.
El rosario puede hacernos vigorosamente conscientes de que vita ex morte; de que la vida que surge de la muerte y del sacrificio, es una tarea religiosa
y moral que ocupa la totalidad de nuestras vidas. Cuando rezamos el rosario estamos pidiendo a Jesús y a su madre el vigor para realizar la tarea en
nuestras vidas.
Cuando pedimos a dios un favor particular por medio del rosario estamos orando realmente “por medio de Cristo nuestro señor”.
El rosario rezado en familia es él: “señor aquí tienes a la familia que te está consagrada”.
VIDA, DULZURA Y ESPERANZA NUESTRA.¡Que hermosa es esa inmaculada, gloriosamente asunta al cielo, y con la cual no podría compararse ninguna mujer del mundo, por hermosa que fuese
en lo espiritual o en lo físico.
María es madre para los que viven en la más elevada mística. Pero es también madre y con titulo especial para los pecadores, para los que viven
prendidos en los hábitos del pecado. Por la excepcional misericordia de dios, María permaneció intacta de pecado. Y sin esa misericordia, María nunca
habría sido inmaculada.
María conoció el sufrimiento. María tuvo experiencia de él cuando Herodes amenazo a su hijo, y cuando ella perdió a Jesús a la edad de doce años. Y
tuvo experiencia de dolor, cuando su hijo la dejo para dedicarse a su ministerio, y cuando iba camino del calvario. El niño tiene ganas de llegar a ser
persona mayor, mas, para su madre, sigue siendo siempre “su niño”. Su corazón de madre quedo triturado de dolor cuando murió su hijo divino. Y,
cuando al bajarle de la cruz, ella lo recibió en sus brazos, acogiendo aquel cuerpo inanimado en su seno: en aquel seno que había sido testimonio de un
misterio que proclamaba la salvación y redención del mundo.
Su regazo contiene todo el sufrimiento de la humanidad entera, el innumerable y creciente número de llagas de un género humano que está siendo
crucificado constantemente.
“haced todo lo que él (mi hijo) os diga” (Juan 2, 5). Entonces, y solo entones, podréis saborear lo que María os va a dar por medio de su hijo divino. Y
reconoceréis con los convidados de cana: ¡han reservado para el final su mejor vino¡.
f. schillebeeckx
profesor de teología dogmatica y de historia de la teología de la universidad de Nimega, Holanda.
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