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9. Morlino, Leonardo. Cómo comparar los mecanismos esenciales.

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5. Cómo comparar: los
mecanismos esenciales
5.1.
El triángulo de Ogden y Rkhards
Tras las preguntas sobre el tiempo y el espacio de la compara­
ción, podemos pasar a la última pregunta: ¿Cómo comparar? Para
responder a esta cuestión la tradición de la comparación ha es­
tablecido unos mecanismos analíticos bastante importantes. Indi­
camos los principales agrupándolos en los siete apartados si­
guientes:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
El triángulo de Ogden y Richards.
Las reglas de la conceptualización.
El árbol de Porfirio.
Estrategias clasificatorias.
Los cánones de MiH.
La formalización.
Elfuzzy set analysis.
Pasemos a analizar cada uno de estos mecanismos y a ver su
importancia para la comparación.
81
Introducción a la investigación comparada
En un tratado de lógica de 1946, Ogden y Richards indicaron
los componentes esenciales de un concepto estableciendo la rela­
ción entre el término (el vocablo utilizado), el significado vincu­
lado y el referente empírico (el objeto al que remite la palabra)
con un triángulo (figura 5.1).
Todo concepto empírico tiene una «estructura» triangular.
Más exactamente, la construcción de un concepto requiere que
los tres aspectos o, mejor dicho, los tres lados del triángulo se
precisen adecuadamente. Ya sea para evitar el problema de la
ambigüedad, si la relación unívoca entre término y significado
no es precisa, o el problema de la vaguedad, cuando no se ha de­
terminado el objeto empírico al que se refiere el significado, o
, bien el problema de la banalidad y de la formación de conceptos
desordenados, si el significado no está bien articulado y organi­
zado respecto al término y los referentes 1•
Por ejemplo, al término «partido político» se le atribuye el
significado de «coalición de individuos que buscan, a través de
medios legales, el control del aparato gubernativo 2» y se recono­
cen como partidos políticos entidades tales como el Labour Party
o el Partido Conservador inglés o bien Forza Italia, los Democra­
tici di Sinistra en Italia y muchos otros en todos los países democr�coo.
En el lenguaje común, las relaciones entre estos tres elementos
a menudo se confunden por cuanto a un mismo término corresSignificado
Término
FIGURA
82
5.1. La «estructura» de un concepto.
Referente
5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales
ponden diversos significados y distintos referentes empíricos� �in
embargo, en el lenguaje científico, es fundamental la regla bas1ca
de que a cada término corresponda un solo significa�o y un sol�
conjunto de referentes empíricos. Esta regla --deducible a partir
del triángulo de Ogden y Richards- es muy importante porque
en la experiencia concreta del investigador se puede dar una
enorme tensión referente-significado. Un corolario de esta idea y
de las precedentes es que en el lenguaje científico no puede ha­
ber sinónimos, o diversos términos con el mismo significado, ni
homónimos, es decir, que la misma palabra se emplee con signi­
ficados distintos. Este corolario demuestra una diferencia sustan­
cial entre el lenguaje común, que tiene sinónimos y homónimos,
y el lenguaje especial o «científico», que intenta hacer �e . cada
término un concepto con un significado propio bien def1mdo y
referentes empíricos precisos. Este punto se cierra sin embargo
con la plena consciencia, subrayada por diversos autores, de que
la división rígida entre los dos tipos de lenguaje, propia del neo­
positivismo, no se puede sostener completamente 3• Por otra par­
te, la dificultad derivada de la utilizacíón de términos iguales que
sin embargo tienen significados y referentes empíricos distintos
surgió de forma súbita con el desarrollo de las relaciones cultu­
rales a nivel internacional.
La dificil relación entre término, significado y referente cons­
tituye el núcleo de la conceptualización, es decir, de la forma­
ción de conceptos empíricos. Una buena conceptualización debe
Íograr tener presentes las relaciones nada simples que supone el
triángulo propuesto por Ogden y Richards.
Los problemas de difícil solución no se refieren tanto a los
conceptos empíricos en sentido estricto -ya hemos mencionado
la operacionalización en el capítulo 3- como a las normas cuya
existencia, si bien parcial, queremos señalar en el plano empírico.
Estos conceptos remiten a ideales, a valores, y para ellos no basta
la referencia a indicadores y buenos referentes empíricos, sino
que se producen también construcciones conceptuales articuladas
para señalar los diferentes grados de presencia de un determina­
do aspecto.
83
Introducción a la investigación comparada
Podemos señalar a este respecto de qué manera numerosos
conceptos de gran importancia para las ciencias sociales remiten
ª ideales. Algunos, además, tienen una doble valenéía:-lá.' emplñ­
ca y la ideal, y esta doble valencia se conserva porque, en térmi­
nos de análisis, resulta útil mantenerse lo más cerca posible del
uso corriente de la palabra para dotar de una mayor capacidad
heurística, es decir, interpretativa, al concepto. Por ejemplo, el
concepto de democracia es uno de estos términos «dobles» sobre
el que han tratado decenas de autores y que ha dádo lugar a un
debate aún no concluido y de especial relevancia 4• Este debate
enseña al menos cómo, en comparación con las numerosas defi­
ntci?n,es _ngr_�!1,tiyf;l�,. �S!!S están condi�ion�da� por-el contexto
histonco y cultural. Por eJemplo, el propio termmo «democracia»
evocara retereñié's empíricos distintos para un europeo occid�n­
tal, un americano
o un ruso. Dahl acuñó el término «poliarqpía»
,
v., , ,.,,
v-,.._,,' , ,, ""·
para evitar el problema de la elección de una definic1on empírica
de democracia (conservando su uso normativo). Pero el precio de
esa decisión fue que dicho neologismo no entró en el debate polí­
tico y se mantuvo en el debate científico aun después del home� naje formal al intento de su autor.
·t>Para aclarar la relación entre valencia empírica e ideal de un ·
concepto, en el ejemplo de la democracia, podemos utilizar la
distinción entre definición «mínima» y, por decirlo así, «máxi­
ma» de democracia. Para el análisis empírico de las transiciones
e instauraciones democráticas, es importante dar una definición
millim.3 que indique cuáles son esos aspectos más 1ññíediat;­
mente controlables y empíricamente esenciales que permiten
establecer un umbral más allá del cual un régimen no puede con­
siderarse democrático. En esta perspectiva se consideran demo­
cráticos todos los regímenes que presentan al mend&: a))sufragio
universal masculino y femenino;_'b)ielecciones l}bres, competiti­
vas, recurrentes y justas; e) más de un partido/d) foentes de in­
formación diversas y alternativas.
Un aspecto importante de esta definición es que si no hubiera
o faltara aunque sólo fuera uno de estos elementos, ya no habla­
ríamos de régimen democrático sino de otra estructura político-
84
5. Cómo comparár: los mecanismos esenciales
institucional, quizás intermedia y caracterizada por la incerti­
dumbre y la ambigüedad con distinta intensidad. Por último?.-��­
sulta útil subrayar que. la definición mínima debe centrarse en las
instífuc1ones que caracterizan la. deinocrada:elece16ñes, partidos
eñ-corñpetición (al menos potencial), pluralismo en la informa­
ción, conectando de esta forma con las definiciones clásicas
como la de Schumpeter, Dahl y Sartori, pero llevando el nivel de
abstracción de estas dos definiciones al plano más inmediata­
mente empírico de las instituciones que son indispensables para
un régimen democrático.
La definición mínima supone lógicamente que pueda haber
también una definición máxima. Si recordamos que «democra­
cia» tiene la característica de ser al mismo tiempo un término
����!.!E!!Y<? ):' prescriptivo, la �:f!1_1ición 1!1á?':i1!1a �.:be._partir ne­
cesariamente de los idealesó de los principios. n1ás que de insti­
tucicmes·concretas, como hace la definición mínima: Esta defi­
nición, si se artiéula bien, sería especialmente útil incluso para
el análisis aquí desarrollado, que ve una fase posterior del pro­
ceso de democratización en el crecimiento de la «cualidad de­
mocrática 5». De hecho, partiendo de esa definición, oportuna­
mente operacionalizada empíricamente, podría comprenderse
tanto la distancia de las democracias reales con respecto a su
definición máxima como el grado de democraticidad de los re­
gímenes que han superado el umbral mínimo indicado anterior­
mente.
, Sin embargo, no existe una definición máxima en sentido es­
tricto. En realidad no·es posible ni oportuno establecer el punto o
puntos de llegada de unos principios e ideales que cambian conti­
nuamente. De una forma más limitada, con el objeto de servir a
los fines antes señalados, se puede dar una definición que indi­
que las posibles direcciones que van a tomar las democracias
contemporáneas teniendo en cuenta los principios o ideales que
las informan para alcanzar de forma más o menos completa el
«poder del pueblo». Citando a Sartori 6, el problema de la maxi­
mización de las democracias reales es efectivamente el de la «op­
timización» una vez que se han establecido ideales y direcciones
85
Introducción a la investigación comparada
de desarrollo y se intenta conseguirlos progresivamente. De este
modo nos dirigimos hacia una definición de democracia que se
puede considerar más ideal o normativa. Para este fin parecen de
poca utilidad los esfuerzos de distintos autores por ordenar y me­
dir las democracias reales y existentes 7• Más bien es necesario
partir de los principios que las sustentan, y, desde este punto de
vista, la afirmación de que los dos valores que debería lograr una
democracia contemporánea son «libertad» e «igualdad» podría
encontrar un consenso amplio. Que esto desemboque en la auto­
nomía del individuo y que la autonomía individual sea finalmen­
te el aspecto crucial de la democracia como sostiene Held 8, no
parecen requisitos necesarios para la definición de una democra­
cia ideal, que puede precisarse de un modo más sencillo como
«el régimen que debe crear las oportunidades institucionales más
adecuadas para conseguir la libertad y la igualdad». Y en el que,
por tanto, el problema puede convertirse en un problema empíri­
co: el de mostrar el quantum de libertad e igualdad existentes en
un determinado país en un momento dado 9•
5.2.
Las reglas de la conceptualización
Así pues, el problema es, sobre todo, la formación de conceptos,
intentando especificar con precisión su significado y referentes
empíricos 10• En este sentido, ¿podemos decir que lo dicho en el
epígrafe anterior nos lleva a identificar reglas a las que atenerse
para definir un concepto? En sentido estricto no existen reglas
de este tipo. Tenemos, más bien, varias definiciones: las decla­
rativas o analíticas, que son descripciones del uso de un cierto
término en base a un control empírico; las estipulativas, que
crean un significado nuevo y útil en cierto modo para los fines
de una determinada teoría; las explicativas, en parte declarati­
vas y en parte estipulativas, que retoman el uso más o menos
corriente de un concepto sin eliminar la formación de un signi­
ficado teóricamente útil respecto a una nueva realidad obser­
vada 11.
86
5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales
Sin embargo, en la experiencia investigadora, la recomenda­
ción más importante sigue siendo la de Sartori, que aconseja ate­
nerse a algunas reglas elementales 12•
a) Ante todo, se debe mantener un anclaje terminológic�
que haga referencia a la etimología, por ejemplo, a las �aíc�� lati­
nas y griegas del vocablo, y sobre todo que respete el s1gmficado
central que tenía el uso original del término.
.
Ejemplo: El término «dictadura» original�ente --en la anti­
_
gua Roma republicana- indicaba una magistratura electiva Y
temporal creada para hacer frente a un momento excepcional de
crisis. En sentido común, pero también en las excepciones cultas,
el término «dictadura» ha visto falseado su significado. Otros
términos han corrido una suerte parecida.
b) Además hay que mantener un anclaje histórico, observan:
do cuál ha sido en realidad y es el uso de la palabra. Se observara
por tanto la evol�ción de su significado en la historia evitando el
«convencionalismo total», es decir, intentar comparar todo el len­
guaje con convenciones o pretender a toda costa sustituir el uso
original del término por sµ uso convencional, algo que �e suele
hacer. En resumen, la actualización de conceptos reqmere que
quien utiliza una cierta palabra conozca los acontecimientos del
pasado a los que ésta está vinculada.
John Stuart Mili ya advertía que, cuando se hacen compara­
ciones, es importante establecer continuamente conexiones entre
hipótesis y aspectos empíricos o bien continuos viajes de «ida Y
vuelta» de la teoría a la realidad de referencia. Esto es tanto más
necesario por cuanto se trata de conceptos importantes y comple­
jos, como pueden ser proceso de democratización, transición,
instauración y consolidación. La realidad resulta extremadamente
rica y compleja, y, por tanto, es indispensable elegir conceptos
formulados correctamente.
Un ejemplo de error en la formación de un concepto pu�d� ser
el que representa el término party government. Usado ongmal­
mente por Schattschneider en 1942 para describir el sistema de
gobierno estadounidense, la expresión tuvo éxito y por ello ter-
87
5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales
Introducción a la investigación comparada
minó utilizándose con un significado tan amplio que puede in­
cluir todas las democracias actuales, a pesar de que el papel y la
importancia de los partidos hayan sido y sean notablemente dis­
tintos, como por ejemplo entre el caso italiano y el francés o en­
tre los casos europeos y el estadounidense.
Quizás sea oportuno recordar que un concepto tiene sentido si
su uso nos permite «desglosarn la realidad en lugar de «aferrar­
la». Un concepto omnímodo es de dificil utilización y requiere
especificaciones posteriores. Un concepto útil permite distinguir
entre los posibles referentes empíricos, o bien nos ayuda a reali­
zar una selección entre los numerosos casos existentes.
Ejemplo: Actualmente casi todos los regímenes se declaran
«democráticos» y, en realidad, cada vez son más numerosos los
que pueden satisfacer una definición mínima de democracia. Esto
significa que el uso del término «democracia» ya no es suficiente
y que no pueden distinguirse los regímenes con un simple contras­
te democrático-no democrático. Por una parte; surge el aspecto
normativo, vinculado a la definición ideal de democracia (lo que
debería ser); por otra, dos aspectos empíricos: el más «moderno»,
relativo a las especificaciones necesarias para definir la democra­
cia en sus diversas representaciones concretas, a menudo con ca­
racterísticas ambiguas («democracia protegida», «limitada», etc.),·
y el «clásico» (cómo distinguir la democracia del autoritarismo).
c) Por último, otra sugerencia para una correcta definición
empírica de los conceptos aconseja que cuando se defina un con­
cepto empírico, se tengan en cuenta también los significados atri­
buidos a los conceptos afines, partiendo obviamente de la base
de los dos anclajes antes indicados. Es decir, que se tenga en
cuenta que cualquier definición no proceda de un vacío y esté
vinculada siempre a diversos conceptos próximos que formen
parte del mismo campo semántico 13•
Las ventajas concretas de este modo de proceder son al menos
dos. La primera es que de esta manera una investigación que pro­
ponga relaciones y posibles explicaciones de fenómenos afines
puede articularse con mucha más claridad. Por ejemplo, si defini­
mos y diferenciamos adecuadamente entre consolidación democrá-
88
tica y estabilidad política podemos comprender mejor las relacio­
nes entre pr-eceso de consolidación y una de sus consecuencias,
precisamente la estabilidad en los casos empíricos estudiados. La
segunda ventaja es que no se desarrolla un trabajo superfluo du­
plicando significados o referentes. Si definimos la consolidación
del mismo modo en que se define la estabilidad en la litera�ra
especializada habremos hecho un trabajo innecesario, ya que el
segundo concepto ya sería suficiente para nuestra investigación.
En este sentido conviene que no haya superposiciones de signifi­
cado entre términos o conceptos diversos para no superponer
tampoco referentes empíricos relacionados.
Sin embargo, el triángulo palabra-significado-referente impli­
ca otro aspecto importante y útil para la formulación y el trata­
miento de conceptos empíricos. Para aclarar este punto, debemos
introducir un ·segundo mecanismo esencial para la comparación:
el árbol de Porfirio.
5.3.
El árbol de Porfirio
El árbol de Porfirio, nombre de un antiguo filósofo neoplatónico,
1
que propusieron nuevamente Cohen y Nagel 4, ayuda a: compren­
der la regla fundamental según la cual «la connotación y la deno­
tación de un concepto están inversamente relacionadas». ¿Qué
quiere decir esto? Para responder a esta cuestión, volvemos al
triángulo de Ogden y Richards. El lado que une el término con el
significado representa lo que podemos denominar la connotación
o intensidad del concepto, lo que equivale a decir el conjunto de
características definitorias esenciales y propiedades que carac­
terizan dicho concepto. El lado que une el significado con los
referent�s empíricos (u objetos) define la denotación general,
observada u esperada, o bien la extensión empírica que posee el
concepto que se examina, es decir, el conjunto de referentes em­
píricos a los que se aplica.
Volviendo al concepto de partido político, su connotación se
concretará, por ejemplo, en el hecho de ser una institución for-
89
Introducción a la investigación comparada
mada por un conjunto de personas, más o menos organizadas, que
están en el centro de las elecciones reclutando candidatos, forman­
do listas y participando en la campaña electoral; en el centro del
gobierno en el parlamento o en el gabinete ministerial o en otros
lugares de toma de decisiones informales a nivel central y local;
en el centro de la formulación de las políticas en los sectores más
diversos y váriados. Evidentemente se trata de una connotación
compleja a la que corresponde una denotación más simple que
identifica en los distintos sistemas democráticos a los actores ins­
titucionales a los que se aplican dichas propiedades connotativas.
Connotación y denotación son, por tanto, muy importantes
para definir el nivel de generalidad de un concepto y sobre todo
la posibilidad de tener con cierta nitidez lógica conceptos con ni­
veles de abstracción inferiores. Para dejar claro este pasaje, con­
tamos con la ayuda del árbol de Porfirio. Esquemáticamente -y
con·una cierta libertad respecto a la formulación binaria de la
elección que el propio filósofo propone, pero creo que eficaz­
mente-, el árbol de Porfirio puede representarse con sus ramifi­
caciones invertidas (figura 5.2).
El árbol representa con claridad el procedimiento lógico pro­
pio de la escala de abstracción, también llamada «escala de ge­
neralidad», que procede de lo más general a lo más particular y
viceversa; nos muestra, en consecuencia, la relación entre conno-
FIGURA 5.2. El árbol de Porfirio.
90
5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales
tación y denotación. Si se encuadran en el proce�imiento_ l?gico
de. la distinción per gens et dijferentiam -o lógica clasificato­
ria- es evidente que hay una relación inversa entre referente
empírico y significado: entre _ámbito de e;te�si_ón y ámbito de
connotación: cuanto mas ampho es uno, mas limitado debe ser el
otro y viceversa. El árbol de Porfirio, por tanto, está vinculado_ al
triángulo de Ogden y Richards: el segundo muestra e� mecam�­
mo fundamental de la definición de un concepto empínco; el pn­
mero, su articulación a través de la escala de abstracción.
Lazarsfeld, como ya hemos visto, tiene en cuenta las dos ope­
raciones conceptuales cuando habla de espacio_ de los at�but�s
(todos los aspectos relevantes de un concepto) mtentand� identi­
ficar cuáles son los referentes empíricos que entran en dicho es­
pacio: cuanto más amplio sea el espacio de los atributos, más re­
ducido será el referente empírico.
Me parece oportuno subrayar esta regla porque, aun ��endo
fundamental, es Ínuy fácil obviarla en la fase de formacion de
conceptos. Ante la operación de conceptualizac�?n, por _ lo gene­
ral el investigador intenta aumentar la connot:ac10n precis�ndo al
máximo el significado del término, pero al mismo tiempo mtenta
aumentar su realidad empírica de referencia ampliando de esta
forma el referente. En resumidas cuentas, existe la tentación de
maximizar a un tiempo connotación y denotación con la esperan­
za de obtener conceptos más significativos, más importantes: El
riesgo aquí, como demuestra Sartori, es el del ensa�che o e�t1ra.,.
miento conceptual (conceptual stretching); es decir, amphar la
extensión o denotación de un concepto sin reducir como corres­
ponde su intensidad o connotación, esto es, las _caracterís!ic�s o
atributos de significado, que es, como hemos visto, la pnncipal
causa de una mala clasificación.
Por ejemplo, la noción de «democracia consociativa», divul­
gada por el investigador holand�s Lijph�rt, c?rrespondía a una
serie de características muy precisas que mclman una cultura re­
ferencial, una sociedad dividida por fracturas étnicas, lingüísti­
cas, religiosas o de otrc? tipo. Sin embargo, en el _momento en el
que el término se difundió en el vocabulario político entrando en
91
Introducción a la investigación comparada
el uso cotidia�o, perdió su significado original, ampliando de
forma d�sm�dida el referente empírico (una vez más el problema
del «estiramiento conceptual»). Por ejemplo, el término se utilizó
también para Italia en referencia al periodo de solidaridad n�cio­
nal de 1978-1979 o incluso en el periodo anterior de las «absten­
ciones» comunistas de 1976.
D��de el punto de vista de la política comparada, se plantea
ta1?bien u� �roblema de «clasificación adecuada». Para ello po­
_
dríamos utlhzar, mcluso para la clasificación, la regla que ya he­
mos empleado para obtener una buena conceprualización. Cuan­
do se pasa del concepto empírico a la clasificación, el punto de
_
�artida puede ser una noción general como «democracia»; a par­
hr de ��ta noción, id�ntifi��remos diversas dimensiones (seg­
mentacion), de cada dimens10n punrualizaremos los aspectos más
específicos (especificación), procediendo si fuera necesario me­
diante genus et dijferentiam: de lo general a lo particular.
En este ámbito, estrechamente vinculado al ejercicio clasifica­
_ esta,, como hemos visto, el uso correcto de la escala de abs­
tono,
tracción. Sartori, como se recordará, lo convierte en otro punto
central de su propuesta sobre cómo comparar. El uso de la escala
de ab�tracción es, por tanto, crucial para la comparación, ya que
permite efecruar con mayor rigor los controles sucesivos de las
hipótesis con el mismo nivel de abstracción para todos los casos
que se es�dian Y: después, con distintos niveles de mayor o menor
_
abstracc10n.
Asi se pueden formular hipótesis más generales,
pe�o a menudo también menos significativas, o, por el contrario,
articular las mismas hipótesis especificándolas a medida que se
entra en el detalle de los casos y aumentan las variables a tener
en cuenta mientras disminuyen los posibles referentes empíricos.
En resumen, el árbol de Porfirio ayuda a afrontar y resolver
este problema, permitiendo elaborar una buena clasificación. De
hecho constituye la representación gráfica de una escala de abs­
tracción que, una vez más, podemos representar como muestra la
figura 5.3.
¿Por qué son entonces tan importantes la escala de abstracción
o la clasificación? La importancia de la escala de abstracción ra-
s
5. Cómo comparar: Los mecanismos esenciale
Concepto
Dimensiones
principales
--_.Aspectos más
especlficos
FIGURA 5.3. El árbol de Porfirio y la clasificación.
a la vez
dica en la posibilidad que nos ofrece de poder perseguir
dos objetivos principales:
que tam­
a) Un objetivo cognoscitivo-recognitivo (obsérvese
como
bién existen ciencias exclusivamente clasificatorias,
a
buen
la biología) que representa la base para·aicanzar una
rico
clasificación en el momento en que se pasa de lo gené
a la diferencia.
ización,
b) Un objetivo explicativo a través de la parametr
se hace
que es la operación necesaria y esencial con la que
facotros
de
ción
varia
la
zar
anali
constante un factor para
so­
pero
,
ística
estad
en
a
utiliz
se
• tores. La parametrización
r 15
se
Smel
plo,
ejem
Por
.
arada
bre todo en política comp
comhace de la parametrización un elemento central de la
paración.
s de todas
Esta operación analítica es una de las más interesante
se com­
o
cuand
todo
las que un investigador puede utilizar, sobre
de vista
punto
el
para entre casos que pueden tratarse sólo desde
que es
al,
ment
to
imen
cualitativo. Si no queremos recurrir al exper
un de­
de
encia
más bien endeble, ¿cómo podemos valorar la incid
mos
viéra
estu
Si
terminado factor en otro que queremos explicar?
93
5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales
Introducción a la investigación comparada
el campo de la estadística, la operación sería obvia: se parame­
triza, haciendo constantes todos los demás factores que podrían
influir potencialmente en el fenómeno que h ay que explicar. Por
ejemplo, si queremos comprender el impacto de la diferencia de
sexo en el comportamiento electoral, basta con hacer constantes,
e s decir, no influyentes, todos los demás factores que pudieran in­
fluir en esta relación, como la edad, lugar de residencia o clase so­
cial, y, dentro de las subclases así determinadas, es decir, sub clases
en las que se contempla a personas residentes en la misma zona o
zonas similares, de edades semejantes, con cultura y clases socia­
les parecidas, pero de distinto sexo, constatar, si es que existen, di­
ferencias de comportamiento entre hombres y mujeres. Si en este
punto del análisis las diferencias desaparecen, el sexo no es un
factor determinante del voto; si permanecen o se acentúan, lo es.
En el ejemplo anterior resulta evidente que en el tratamiento
· estadístico o «cuantitativo» la clasificación desempeña una parte
determinante en la parametrización, incluso a nivel cualitativo.
La pa rame trización se obtiene me diante la clasificación. Más
exactamente, se procede a la clasificación de tal forma que se
pueda parametrizar o hacer constante el criterio utilizado para di­
ferenciar entre las distintas c}ases. Después, dentro de cada clase,
se identifican subclases -utilizando la escala de abstracción- y
con éstas como referencia se controlan las hipótesis que interesa
controlar. Otro ejemplo puede ayudarnos a aclarar las ventaj as de
la parametrización en un análisis comparativo realizado con da­
tos cualitativos. Supongam os que que rem os e xplicar e l éxito
electoral de los partidos en distintos países. Ante todo, podemos
empezar clasificando los partidos elegidos se gún las organizacio­
nes y después ver si entre partidos con organizaciones semejantes
hay algunos que hayan tenido éxito y otros que no. Si la organi­
zación que hemos parametrizaélo permanece constante, no es re­
levante para explicar el éxito y deb erem os recurrir entonces a
otras explicaciones, como la relación con los medios de comuni­
cación o el papel de sus líderes. Pero cada vez podremos parame­
trizar un factor mediante una cuidada clasificación y controlar de
esta forma el impacto de dicho factor.
en
94
En resumen, clasificación y esca la de abstracción pueden ser­
vir para controlar empíricamente a través de la parametrización
hipótesis sobre causas que aún hay que demostrar. El problema
concreto es que bajando en la escala de abstracción se puede P�?­
fundizar en una cierta relación, dentro de una clase, pero tamb1en
se corre el riesgo de que darse con un número exce sivamente exi­
guo de casos y, por tanto, de encontrarse con una confirmac�ó�
endeble de las relacione s. P ara que sean significa tivas, las clas1f1caciones necesitan un amplio background empírico. Por ejemplo,
de una noción general y m ínima de democracia es indispensable
pasar a de finiciones m ás precisas y diferenciadas como las de de­
mocracia de consenso o mayoritaria (véase más adelante).
5.4.
Estrategias clasificatorias
Así pues, la clasificación e s «la operación intelectual con la que
se divide la extensión de un concepto, respetando algunas reglas
[...], en un determinado número de clases 16». Se � abl� de cl_asifi- ·
cación como operación de identificación de un entena particular
de diferenciación entre distintas rea lidades y de atribución de
esas realidades a cad a clase . Sin embargo, es obvio que m acrofe­
nómenos políticos como los partidos, grupos de presión, parla­
m entos, gobie rnos, le y e s ele ctora les, p articip a ciones, e tc., se
prestan mal a la diferenciación en base a un único criterio. El re­
sultado clasificatorio es pobre y en gran medida distorsionador.
En ciencia política -se suele recurrir a tipologías, es decir, o�era­
ciones intelectuales de descripción-reconocimie nto de la rea hdad,
definida previamente, en base a m ás de un criterio diferenciador.
Aunque la gran mayoría de las tipologías utilice dos criterios, al­
gunas tipologías utilizan tres o, en muy pocos casos, cuatro..
La razón por la que sucede esto e s bastante clara. Una tipolo­
gía con dos criter:ios que tenga tres clases para cad a crite rio es �a
una tipología con nueve ca sillas, es decir, tipos. Un ejemplo �ena
_
el de las democracias contem poráneas que podrían ser d1stmtas
en base a dos criterios. Un primer criterio podría referirse a las
95
Introducción a la investigación comparada
relaciones del ejecutivo respecto al legislativo y distinguir entre
1) presidente-líder del ejecutivo efecto sin apoyo parlamentario;
2) primer ministro y gobierno dominante en un parlamento que
confiere confianza al gobierno, y 3) equilibrio entre ejecutivo y
parlamento, que tiene autonomía en la legislación que se aprue­
ba. Un segundo criterio podría referirse a las leyes electorales y
diferenciar entre: 1) leyes mayo ritarias; 2) leyes mayoritarias con
segunda vuelta, y 3) sistemas proporcionales. Aplicando los dos
criterios a la vez, tendríamos una .tipología con nueve casillas dis­
tintas. En este sentido tendríamos ya un resultado complejo . Si
además hubiera tres o cuatro criterios diferencia dores, l a parsi­
monia característica de una tipología desaparecería.
Es evidente, por tanto, que la elaboración de clasificaciones o
tipologías no es una operación sencilla, y para hacerlo bien hay
que respetar algunas reglas básicas. La primera es la necesidad
de elegir la o las dimensiones que se consideren esenciales en el
ámbito estudiado. Se habla entonces de la relevancia del crite­
rio, quizás sólo en relación con los fines de la investigación, y de
esto ya hemos hablado en el capítulo 3. Podemos añadir aquí que
un criterio es efectivamente discriminador y significativo si los
casos considerados se distribuyen con bastante regularidad entre
las clases resultantes. Si, por ejemplo, una clasificación de los
grupos de intereses supone que la mayoría de los g os sólo está
en una o dos cla ses, ento nces el criterio de base opuesto es
poco discriminador y, por tanto, inadecuado par a u correcta
clasificación.
Podemos añadir las dos reglas clásicas postuladas po Mill 17,
que son la exclusividad y l a exhaustividad. La primera (exclusi­
vidad) supone que la clasificación debe formularse de tal forma
que una determinada realidad debe pertenecer exclusivamente a
una clase y no puede pertenecer al mismo tiempo a otra. Dicho
de otra forma, e l criterio distintivo que se asume como esencial
en una determinada clasificación debe tener un fuerte poder dis­
criminador. La segunda regla (exhaustividad) supone que cada
clase que surja de la articulación de dicho criterio debe compren­
der todo s los objetos o realidades asumibles. En conjunto, una
96
5. Cómo comparar; los mecanismos esenciales
buena clasificación de las políticas públicas debe generar clases
distintas en las que entren todas las políticas públicas. Si en lugar
de una c lasificación quiere establecerse una tipología, entonces
hay que añadir una tercera regla a la que hay que prestar gran
atención: el segundo, e l tercero o, en su caso, los demás criterios
, utilizado s para construir los tipos no deben superponerse ni si­
quiera en parte al primer criterio. Es decir, deben observar asp�c­
tos distintos del primer criterio usado . Si además de las relacio­
nes entre ejecutivo y legislativo se usara la forma de elección del
jefe del ejecutivo como segundo criterio para distinguir entre democracias, habría una superposición parcial teniendo en cuenta
cómo se ha articulado dicho criterio anteriormente.
C lasificaciones y tipo logías presentan diverso s problemas,
pero debemos hacer hincapié al menos en dos. El primero es que
las clases o los tipos deben ponerse al mismo nivel de abstrac­
ción. La escala de abstr acción que pone en re lación inversa deno ­
tación y connotación debe respetarse. No deberían introducirse
clases que se refieran a un nivel más particular. Por ejemplo, una
tipología democrática no puede diferenciar entre regímenes ma­
yoritario s, presidenciales y de consenso porque lo s regímenes
presidenciales son, en cualquier caso, un subtipo de los �ayorit�­
rios. E l segundo problema deriva del hecho de que una t1pologia
y a ún más una c lasificación simplific�n profund��ente .l a rea­
lidad, ya que filtran realidades comp leps y multtd1mens10nales
como son la democracia, el parlamento, el gobierno, etc., a través
de dos o tres criterios como máximo. La pérdida de información
y de riqueza empírica es enorme. Un modo de evitarlo, al me�os
en parte, consiste en e laborar criterios cl asificatorios compleJOS.
Así, por ejemplo, tras e l criterio de las relaciones entre ejecutivo
y legis lativo, están las dimensiones más específicas que se _re­
construyen en la c lasificación resultante, que es tal en un sentido
un poco forzado. Las dimensiones más específicas en el ejemplo
propuesto serían: modalidades de formación del ejecutivo (elec­
ción directa, indirecta o par lamentaria del jefe del ejecutivo ), p�e­
sencia/ausencia de una re lación de confianza que puede no com­
cidir, ejecutivo monocrático o ejecutivo colegial. En este sentido
97
Introducción a la investigación comparada
el criterio propuesto era compuesto y al mismo tiempo escondía
una tipología.
L a otra forma de mantener una mayor variedad de informa­
ción es utilizar modelos multidimensionales. A propósito de mo­
delos, este término se ha utilizado en ciencias sociales de formas
muy distintas 18• Aquí podemos evocar en primer lugar el término
atribuyéndole el mismo significado de tipo ideal tal como lo for­
muló Weber. Con este término el filósofo alemán 19 entendía «la
acentuación unilateral de uno u varios puntos de vista y mediante
la conexión de una serie de fenómenos particulares difusos y dis­
cretos [ ... ] correspondientes a aquellos puntos de vista destaca­
dos unilateralmente, en un marco conceptual unitario [ ...] (por
otra parte] este marco no puede encontrarse empíricamente en la
realidad». Desde este punto de vista, la noción de tipo ideal co. rresponde, efectivamente, a la formación de un concepto empíri­
co -podemos recordar que el tipo ideal weberiano constituye
una modalidad distinta de construcción de los conceptos respecto
a todo lo que hemos dicho en el capítulo 3- o bien a las caracte­
rísticas de un «modelo», es decir, a una noción más específica en
la que distintas dimensiones o aspectos están relacionados unita­
riamente dentro de un determinado fenómeno sin que haya una
clasificación o una tipología verdadera con indicación explícita
de los criterios discriminadores.
También hay tipos ideales o modelos 4 emocracia, como la
mayoritaria y la de consenso, propuestos por Lijp , en los que se
toman en consideración conjuntamente diez dimensiones; modelos
de régimen autoritario resultantes también de la inclusión de dis­
tintas dimensiones, y hay también modelos de partido. En resumen,
la ventaja indudable de utilizar modelos es que evitan las rigideces
impuestas por un uso correcto de la lógica clasificatoria con sus
reglas. Desde este punto de vista, la estrategia de investigación más
correcta es la que sitúa el uso de clasificaciones y tipologías junto
a la elaboración de modelos, en relación con los distintos objeti­
vos de investigación, para obtener los mejores resultados posibles.
Con este fin se pueden seguir dos direcciones distintas y com­
plementarias: la primera, que representa una estrategia por po-
98
5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales
Iaridades o, abreviando, polar 20 aísla dos moqelos con caracte­
rísticas opuestas, y la segunda, que se puede denominar de la� ti­
pologías múltiples 21, vuelve a proponer el mecanismo de la tipo­
logía clásica, pero lo enriquece con distintos criteri_os relevant:s
respecto a las tipologías más tradicionales que no mcluyen mas
de dos dimensiones.
La estrategia polar consiste en la identificación de una s�rie
de dimensiones que nos parecen relevantes (entre cua?"o y seis�,
para las que se establecen los polos extremos y despues se anali­
za el caso complejo viendo dónde !\e sitúa. Esquemáticamente, el
procedimiento lógico puede representarse como en la figura 5 .4 •
Veamos a continuación una aplicación concreta. En su propues­
ta «polar», Lijphart 22 parte de la premisa de que las democracias
toman sus «formas institucionales» de dos principios que pueden
ser puros o mixtos: el principio mayoritario y el de consenso. Cada
uno de estos dos principios influye en todas las dimensiones rele­
vantes de un régimen democrático, que pueden reagruparse en dos
conjuntos: el que se refiere al ejecutivo y los partidos y el que con­
cierne a la estructura unitaria o federal del régimen. El primer con­
junto comprende los siguientes aspectos: 1) gobierno monocolo�?
de coalición; 2) dominio de.l ejecutivo sobre el legislativo o eqmh­
brio entre los dos poderes; 3) número de partidos e issues relevan­
tes del sistema de partidos; 4) sistema electoral mayoritario o pro­
porcional; 5) estructura plural o neocorporativista de _gru�?s de
interés. El segundo: 6) grado de unidad o de descentralizacion feDimensiones
I······X······························································I
¡.................x..........··································.....�.I
I ......................................·············X················I
I......x.··························································· ··l
1..................................... x ..............................1
¡.....············..···················............... ·····.X.........¡
FIGURA 5.4. Estrategia polar.
99
Introducción a la investigación comparada
deral del país; 7) unicameralismo o bicameralismo débil o fuerte, y
8) constitución rígida o •flexible, a los que el autor añade otros as­
pectos referentes al papel del banco central y de los tribunales
constitucionales. Una dimensión posterior puede ser la medida en
la que un régimen recurre a instrumentos de democracia directa,
como los distintos tipos de referéndum posibles.
• El primer modelo pol� de democracia (modelo mayoritario)
que surge combinando las distintas dimensiones se denomina mo­
delo Westminster y se caracteriza por la concentración del poder
ejecutivo en gobiernos fonnados por un único partido y mayorías
ajustadas; la fusión de los poderes (legislativo y ejecutivo) y do­
minio del gobierno; monocameralismo o bicameralismo asimétrico
(una cámara tiene poderes mayores y una base de representación
distinta de la otra); sistema bipartidista con una única dimensión
contenciosa relevante, la de clase, que divide la derecha y la iz­
quierda; sistema electoral mayoritario (plurality); pluralismo de los
grupos de interés; gobierno centralizado y unitario; constitución
flexible y soberanía parlamentaria; existencia exclusiva de formas
de democracia representativa (ausencia de consultas directas).
• Los aspectos más relevantes del segundo modelo, el modelo
de consenso, son: gobiernos formados por varios partidos y coa­
liciones amplias; separación formal e informal del ejecutivo y del
legislativo hasta llegar a una situación de equilibrio entre ambos
poderes; bicameralismo simétrico y posible sobrerrepresentación
de las minorías; sistema multipartidista con diversas dimensiones
contenciosas importantes, además de la división entre derecha e
izquierda (por ejemplo, religión, diferencia entre centro y perife­
ria del país, temáticas medioambientales, diferencias profundas
en política exterior); sistema electoral proporcional; estructuras
neocorporativistas, es decir, acuerdos más o menos formales y
estables sobre temas diversos de política económica entre gobier­
no e intereses organizados como sindicatos y asociaciones em­
presariales; descentralización de poderes y estructura federal;
constitución escrita y poder de veto de las minorías.
En el cuadro 5.1 intentamos resumir el razonamiento de
Lijphart.
100
s.
Cómo comparar: los mecanismos esenciales
Cuadro 5.1� Tipología de los modelos polares de
democracia (Lijphart)
Características
estructurales
Modelo mayoritario
Modelo de consenso
Primera dimensión: poder ejecutivo y sistema de partidos
l. Características del
gobierno
Gobierno monocolor;
mayoría ajustada
Gobiernos de coalición;
por lo general numerosos
2. Relaciones ejecutivoparlamento
Fusión de poderes y
dominio del gobierno
Separación formal e
informal entre los dos
poderes
3. Sistema político y
divisiones políticas
Bipartidismo, espacio
político unidimensional
Pluripartidismo y espacio
político multidimensional
4. Sistema electoral
Mayoritario
Proporcional
5. Representación de
intereses
Representación plural
Neocorporativismo,
concertación
Segunda dimensión: estructura unitaria o federal del régunen politico
6. Organización del
Estado
Gobierno centralizado y
unitario
7. Características del
legislativo
Bicameralismo asimétrico Bicameralismo simétrico
o unicameralismo
8. Constitución
Flexible y no escrita;
soberanía de la mayoría;
ausencia de control de
constitucionalidad
9. Papel del banco
central
Dependiente del ejecutivo Independiente del
ejecutivo
Gobierno descentralizado
y federal
Constitución rígida y
escrita; poder de veto de
las minorías; existe el
control de
constitucionalidad
Tercera dimensión (no discriminadora): instrumentos de democracia directa
10. Referéndum
No existe o poco
importante
Presente
101
Introducción a La investigación comparada
Las ventajas de la distinción entre los dos modelos polares son
.
evidentes. Respecto a las tipologías tradicionales, la información
que se pierde es notablemente inferior, ya que se tienen en cuenta
más dimensiones; se pueden combinar datos cuantitativos con da­
tos cualitativos, ganando en rigor y precisión; por último, dentro
de cada dimensión se pueden observar mejor las características de
cada país. Pero sobre todo el cambio sustancial de uno o varios de
estos aspectos nos muestra cómo la democracia examinada ha pa­
sa�o en un determinado periodo de tiempo de soluciones mayori­
_
tarias a soluc10nes de consenso o viceversa, en un grado más o
menos amplio dependiendo del número y características de las di­
mensiones correspondientes. En este sentido es un instrumento
bastante útil para mostrar y analizar el cambio democrático, aun­
que limitado y parcial, pero en cualquier caso relevante.
, º?ª desventaja
de la estrategia polar respecto a las «tipologías
_
multtples» radica en el hecho de que sólo considera dos modelos
de democracia (mayoritaria y de consenso) sin identificar todas
las soluciones intermedias, que además son la mayoría de los ca­
sos concretos. Se trata pues de una estrategia que sirve más bien
para decir si un caso está cerca o lejos del modelo mayoritario o
de consenso o si el cambio de una de sus dimensiones va en un
sentido o en otro. Por el contrario, como veremos, las tipologías
múltiples permiten al final recomponer modelos más específicos,
ya sean mayoritarios o de consenso, y en este sentido presentan
una mayor precisión en la identificación de una democracia res­
pecto a las dimensiones que se consideran más importantes. Am­
bas estrategias son útiles. Ninguna debería prevalecer sobre la
otra. Sin embargo, deberían perfeccionarse, como en realidad hizo
el propio Lijphart 23•
La segunda estrategia en la que se usan tipologías múltiples
.
sigue el recorrido tradicional en la formulación de una tipología,
pero con más dimensiones y al final con más tipos. A este objeto
e� fundamental referimos nuevamente a·aquellos aspectos institu­
c10nales sobre los que ha habido numerosas aportaciones de re­
lieve en la última década 24• Una de las lecciones que se pueden
sacar de estos trabajos es que el sistema electoral --consideradas
102
5. Cómo comparar: Los mecanismos esenciales
las alternativas esenciales del mayoritario, al que se puede añadir
por sus · efectos un sistema con proporcionalidad reducida, y del
proporcional- y las reglas fundamentales del gobierno forman a
su vez un «sistema» con diversas dimensiones que coexisten e inte­
ractúan con las estructuras institucionales relativas al poder ejecuti­
vo y al legislativo: nos referimos a los cuatro tipos institucionales:
presidencialismo, semipresidencialismo, semiparlamentaris­
mo, parlamentarismo. Por tanto, con una cierta simplificación y
selección que destaca sólo las combinaciones empíricamente re­
levantes, las dos macrovariables que surgen de esta literatura pue­
den clasificarse y combinarse como sigue:
Al.
A2.
A3.
A4.
Presidencialismo y sistema electoral mayoritario.
Semipresidencialismo y sistema electoral mayoritario.
Semipresidencialismo y sistema electoral proporcional.
Semiparlamentarismo y sistema mayoritario o proporcional reforzado.
AS. Parlamentarismo y sistema electoral proporcional.
A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional.
En el semipresidencialismo, un concepto desarrolla�o por
Duverger 25, el jefe del Estado se elige por sufragio universal di­
recto y el primer ministro debe mantener la confianza del parla­
mento. Este sistema diárquico tiene como consecuencia que el
poder del presidente se debilita o es nulo con una mayoría parla­
mentaria distinta que sea fuerte y cohesionada. El semiparla­
mentarismo es la llamada chancellor democracy, que configura
una estructura institucional en la que el primer ministro y su go­
bierno desempeñan un papel de iniciativa legislativa mucho más
fuerte que el del parlamento. El ejemplo más claro del primer
tipo es la V República Francesa, mientras que generalmente se
cita a Gran Bretaña como un ejemplo del segundo tipo. Por otra·
parte, es útil demostrar las estructuras específicas en las que es­
tán presentes al mismo tiempo el presidencialismo y el sistema
proporcional para las elecciones al parlamento, que representa la
solución institucional más corriente en América Latina 26•
103
s.
Introqucción a la investigación comparada
una
Además de las dimensiones institucionales que se refieren ál
ejecutivo y al legislativo,
tercera dimensión institucional pue­
de contribuir a dar una mejor definición del modelo institucional
en sentido estricto. Se trata del grado de descentralización en el
reparto del poder entre el gobierno central y las autoridades pe­
riféricas. Las principales variables que hay que tener en cuenta
son: la representación paritaria a nivel central de las unidades
locales, independientemente de su dimensión, a través de un gru­
po del parlamento; la autonomía de las unidades locales en nu­
merosos sectores de policy; la autonomía fiscal de los gobiernos
locales. Formas y modalidades de descentralización pueden en­
contrarse en cada uno de los tipos señalados anteriormente: pre­
sidencialismo, semipresidencialismo, semiparlamentarismo y par­
lamentarismo.
Si el primer conjunto de dimensiones se refiere a las institu­
ciones, el segundo conjunto que define una democracia viene
dado por el sistema de partidos. Algunos autores sostienen cla­
ramente la conexión histórica y lógica entre partidos políticos y
democracia 27 o bien definen la democracia en relación con los
partidos 28• Como instituciones intermedias -que son al mismo
tiempo vote-seeking, office-seeking y policy seeking según la efi­
caz clasificación propuesta por Strom 29-, los partidos (y el sis­
tema de partidos) pueden observarse en el desarrollo de distintas
funciones: en la búsqueda del consenso (electoral) y del apoyo a
nivel de masas; cuando ocupan cargos gubernativos y parlamen­
tarios centrales o locales; en la formulación de políticas que sos­
tienen como partidos en el gobierno y a las que los partidos de
oposición se muestran contrarios; en sus relaciones con la buro­
cracia, el ejército, la magistratura (si bien a nivel de élite).
El número y la dimensión relativa de los partidos, algunos de
sus aspectos organizativos, la composición, homogeneidad o he­
terogeneidad de la coalición de partidos que apoya al gobierno
son las principales características que definen el sistema de parti­
dos en una democracia. Respecto a estos elementos, podemos su­
gerir una tipología simplificada que se inspira en la obra de Sar­
tori 30•
104
Cómo comparar: los mecanismos esenciales
B1. Sistema de partidos predominante cohesionado, con un
líder fuerte y gobiernos de partido únic�.
B2. Bipartidismo y gobiernos de partido único.
. .,
B3. Multipartidismo homogéneo y gobiernos de coahct�n._
,
B4. Multipartidismo heterogéneo y gobiernos de coal1c1on.
Debería resultar obvio que en cualquier caso puede darse una
competición que adopta formas y grados difere?te�. �ede cam­
biar, de hecho, tras el impacto de varias reglas mstttuc10nales: el
umbral de acceso a la arena política, especialmente la electoral;
la diferencia entre los principales partidos en cuanto a votos Y es­
caños· la dimensión de la volatilidad electoral en el sistema de
partid�s por diferentes razones; algunas características de la ley
electoral o del proceso de toma de decisiones en el parlamento.
Sin embargo, queda otro conjunto de factores que son funda­
mentales para c9mprender un régimen democrático. A � e�� �e
que estos factores no suelan tenerse en cuenta en l�s anahs1s_ tt­
pológicos sobre la democracia, es conveniente considerar �u im­
portancia. De hecho, por un lado manifiestan elem�titos_ ma� sus­
tanciales de los regímenes democráticos, con 1mphcac1ones
sociales y económicas; por otro, si se establece la con�xión entre
el análisis de la democracia y los procesos de cambio, resultan
útiles incluso para analizar la consolidación, la crisis y también la
instauración. Estos factores se refieren a las relaciones entre las
instituciones políticas y la sociedad civil y se pueden dispon�r
de forma sintética junto al continuum autonomía-control. Preci­
sando que dicho continuum tiene distintas dimensiones entrelaza­
das, podemos hablar de cuatro tipos:
C l.
C2.
C3.
C4.
Autonomía.
Semiautonomía.
Semicontrol.
Control.
Simplificando su presentación, hay autonomía de la sociedad
frente a las instituciones públicas, partidos incluidos, cuando se
105
5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales
Introducción a la investigación comparada
ti�ne al mismo tiempo una sociedad articulada en el plano aso­
ciati�o con élites industriales coherentes, grupos intelectuales,
. med�os _de comunicac;ión, asociaciones de distinto tipo, incluyen­
do smdicatos fuertes, un sector público de la economía·relativa­
mente limitado y partidos que no condicionan ni dominan asocia­
ciones ni sectores de la propia sociedad. Por el contrario, hay
control cuando, con un amplio sector público de la economía o
con una intervención fija y recurrente del gobierno en la· econo­
mía y una sociedad asociativamente pobre, quizás como conse­
cuencia de un largo periodo autoritario, los partidos desarrollan
un papel dominante respecto a las pocas asociaciones de intere­
ses existentes, incluso la de los empresarios; están en situación
de condicionarlas de distintas formas, como con el nombramiento
de representantes del gobierno en el sector público.
Semíautonomía y semícontrol configuran tipos intermedios.
l
primero
s� caracteriza por unas sociedades y élites civiles ·que
�
ttenen una cierta autonomía respecto a los partidos fuertes de la
_
sociedad, con un sector económico público sólido. El segundo
presenta un amplio sector público, partidos en situación de condi­
cionar demandas y decisiones respecto a una sociedad más bien
débil aunq�e no esté aplastada por los propios partidos o por las
correspondientes élites políticas. Estos tipos intermedios son los
más interesantes y los que cuentan con un mayor número de ca­
s�s empíricos. Su ambigüedad constitutiva como punto interme- ,
d10 puede superarse estableciendo una distinción empíricamente
relevante entre una sociedad que manifiesta un grado propio de
,
a�to�omia,
al menos a través de asociaciones empresariales y
smdicatos con conductas políticas propias y distintas del gobier­
no y de los partidos, quizás incluso de oposición, y una sociedad
que sufre el condicionamiento gubernativo de las administracio­
nes, y no sólo de la élite de los partidos.
En el cuadro 5.2 se recogen todas las variables principales.
Para formular una tipología democrática, con la combinación de
las variaciones de tres macrofactores se obtienen distintos tipos o
modelos de democracia. Por ello es necesario hacer una selección
que, simplificando este complejo cuadro, identifique los tipos
106
Cuadro 5.2. Tipología múltiple de democracia
A. Instituciones de
B. Sistema de partidos
gobierno
C 1.
B 1. Sistema de
partidos predominante
cohesionado, con un C2.
líder fuerte y
A2. Semipresidencialismo gobiernos de partido C3.
único
y sistema electoral
C4.
mayoritario
B2. Bipartidismo y
A3. Semipresidencialismo gobiernos de partido
único
y sistema electoral
proporcional·
B3. Multipartidismo
A4. Semiparlamentarismo homogéneo y
gobiernos de
y sistema mayoritario o
coalición
proporcional reforzado
Al. Presidencialismo y
sistema electoral
mayoritario
AS. Parlamentarismo y
sistema electoral
proporcional
C. Sociedad
civil/política
Autonomía
Semiautonomía
Semicontrol
Control
B4. Multipartidismo
heterogéneo y .
gobiernos de coalición
A6. Presidencialismo y
sistema electoral
proporcional
empíricamente más relevantes de democracia. En primer lugar
está la democracia mayoritaria, resultado de la combinación de
semiparlamentarismo con el sistema electoral proporcional refor­
zado o con un sistema mayoritario, el bipartidismo, un gobierno
monocolor que en última instancia se caracteriza por la autono-
107
s.
Introducción a la investigación comparada
mía. La combinación de instituciones presidenciales con un siste­
ma electoral mayoritario, con el bipartidismo y un gobierno mo­
nocolor y la autonomía del ejecutivo respecto al legislativo puede
dar vida a un modelo mayoritario diferente. Esto significa que
una sociedad civil fuerte y autónoma establece los límites y con­
fines de una estructura institucional mayoritaria que garantice
una mayor eficacia en la toma de decisiones.
Se pueden identificar otros dos modelos importantes: la de­
mocracia plebiscitaria y la democracia fuertemente mayori­
taria. La primera es resultado de las instituciones presidenciales
y de un sistema electoral. mayoritario o de representación pro­
porcional para las elecciones al parlamento, una solución muy
habitual en América Latina 31; de un pluripartidismo muy hete­
rogéneo o de un partido dominante, pero escasamente organizado,
y de un líd�r fuerte; de una sociedad cuyos sectores principales ,
pueden controlarse total o prácticamente. El segundo modelo es
resultado de la combinación de instituciones presidenciales con
un sistema electoral mayoritario, o bien del sistema de semipre­
sidencialismo o semiparlamentarismo con un sistema electoral
mayoritario, con un partido dominante cohesionado y un gobier­
no monocolor con un pluripartidismo homogéneo y un gobierno
de coalición con control de la sociedad, que no consigue sin em­
bargo hacer de contrapeso e imponer límites a las instituciones
políticas.
El cuarto modelo empírico de un régimen democrático mayo­
ritario es la democracia débilmente mayoritaria. Las principa­
les características del modelo son: parlamentarismo y sistema
electoral proporcional, o presidencialismo y sistema electoral
proporcional; un partido dominante y cohesionado y un gobierno
monocolor o un partido dominante, un líder fuerte y un gobierno
monocolor; también puede darse una autonomía relativa de la so­
ciedad civil que puede ser más o menos acentuada y que pone lí­
mites a las instituciones.
Entre los modelos no mayoritarios podemos establecer un
continuum entre democracia proporcional y democracia con­
tenciosa. La primera se caracteriza por una coherencia funda-
108
Cómo comparar: los mecanismos esenciales
mental entre los tres niveles: en un sistema parlamentario elegido
mediante un sistema proporcional se crea un multipartidismo
bastante homogéneo, y el resultado más obvio es un gobierno· de
coalición con grupos autónomos de la sociedad ampliamente re­
presentados a través de los sindicatos y otras asociaciones.
En la democracia contenciosa no se da la misma coherencia: el
parlamentarismo o el presidencialismo y el sistema electoral pro­
porcional van acompañados de un multipartidismo heterogéneo.
En este caso los partidos pueden tener un cierto control de la so­
ciedad civil, lo que permite el funcionamiento de una democracia
de este tipo. Dentro de este modelo una mayor autonomía de la
sociedad podría causar problemas e incluso una probable crisis. El
cuadro 5.3 presenta resumidamente los seis modelos que acaba­
mos de identificar y describir que conjugan aspectos esenciales
del diseño constitucional con los referidos a los partidos y a las
relaciones entre instituciones políticas y sociedad civil, teniendo
presente también que el funcionamiento concreto de los primeros
depende en gran medida de los otros dos grupos de aspectos.
5.5.
Los cánones de Mill
Entre los cánones que aparecen en el Sistema de la lógica de
John Stuart Mill 32 está el canon de las variaciones concomitan­
tes, que se considera uno de los fundamentos de la estadística.
Retomado por Durkheim en sus investigaciones, este canon ana­
liza y considera las variaciones cuarltitativas de las variables ope­
rativas. Los cánones que a nosotros nos interesan, por su relevan­
cia para la comparación, a pesar de que el propio Mili considere
sus cánones en función de la lógica propia de las ciencias fisico­
naturales y no de las sociales, son: 1) el canon de la concordan­
cia y 2) el canon de la diferencia; a ellos podemos añadir un ter­
cer canon: el método conjunto de concordancia y diferencia. Es
importante comprender el mecanismo analítico que subyace en
estos dos cánones porque nos puede ayudar a comparar mejor
(cuadro 5.4).
109
5. Cómo comparar: los mecanismos esenciales
Introducción a la investigación comparada
Cuadro 5.3.
Modelos empíricos de democracia
Cuadro 5.3.
(Continuación)
DEMOCRACIA MAYORITARIA
A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o
mayoritario
o Al. Presidencialismo y sistema electoral mayoritario.
B2. Bipartidismo y gobiernos monocolores.
CI. Autonomía.
DEMOCRACIA PROPORCIONAL
A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o
mayoritario
o AS. Parlamentarismo y sistema electoral proporcional.
B3. Multipartidismo homogéneo y gobiernos de coalición.
CI. Autonomía o C2. Semiautonomía.
DEMOCRACIA PLEBISCITARIA
A1. Presidencialismo y sistema electoral mayoritario, ·
o A2. Semipresidencialismo y sistema electoral mayoritario,
o A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional
reforzado o mayoritario
o A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional.
B 1. Partido predominante cohesionado, con un líder fuerte y gobiernos
monocolores.
C 4. Control o C3. Semicontrol.
DEMOCRACIA CONTENCIOSA
A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional reforzado o
mayoritario
o A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional.
B 4. Multipartidismo heterogéneo y gobiernos de coalición.
C4. Control o C3. Semicontrol.
. DEMOCRACIA FUERTEMENTE MAYORITARIA
Al. Presidencialismo y sistema electoral mayoritario,
o A2. Semipresidencialismo y sistema electoral mayoritario,
o A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional
reforzado o mayoritario.
B 1. Partido predominante éohesionado, con un líder fuerte y gobiernos
monocolores
o B3. Multipartidismo homogéneo y gobiernos de coalición.
C 4. Control.
DEMOCRACIA DÉBIL MENTE MAYORITARIA
A3. Semipresidencialismo y sistema electoral proporcional,
o A4. Semiparlamentarismo y sistema electoral proporcional
reforzado o mayoritario
o A6. Presidencialismo y sistema electoral proporcional.
B 1. Partido predominante cohesionado, con un líder fuerte y gobiernos
monocolores.
C2. Semia utonomía o C3. Semicontrol.
110
· El canon de la concordancia afirma que «si dos o más casos
del fenómeno investigado sólo tienen una circunstancia en co­
mún la circunstancia en la que coinciden todos los casos es la
caus� o el efecto de dicho fenómeno». Vemos que el principal
problema sigue siendo la explicación del fenó�e� o. De he�ho,
hay que estar en condiciones de sondear con prec1s10n y exactitud
los distintos aspectos dentro de_l fenómeno dado, y para �llo es
necesaria una notable claridad analítica y teórica al aproximarse
al fenómeno.
El canon de la diferencia afirma que «si un caso en el que el
fenómeno investigado se verifica y un caso en el que el mismo
fenómeno no se verifica tienen todas las circunstancias en común
excepto una, y ésta se verifica sólo en el primer caso, la circuns­
tancia en la que sólo difieren ambos casos es el efecto o la c�usa,
o una parte indispensable del efecto o de la causa,, del fenome­
no». Este canon complementa al anterior, y el método de las va­
riaciones concomitantes es, en la práctica, sólo una versión más
sofisticada de él.
111
Introducción a la .investigación comparada
Cuadro 5.4.
5. Cómo comparar:. los mecanismos esenciales
Dos métodos para el análisis comparativo
histórico
EL MÉTODO DE LAS CONCORDANCIAS
CASO 1
CASO2
CASO3
a
d
c
e
f
X
g
h
i
X
X
y
·Y
y
b
Diferencias
generales
Semejanza
crucial
EL MÉTODO DE LAS DIFERENCIAS
CASO POSITIVO
CASO
NEGATIVO
a
b
c
a
b
c
nox
noy
X
y
Semejanzas
generales
Diferencia
crucial
x = Variables causales
y = Fenómeno a explicar
FUENTE:
Skopcol, 1984, p. 379.
Canon de la c onc ord anci a y c anon de la diferenci a constitu­
yen, en el fondo , dos modos distintos ae contempl ar el mismo
problema. Estos dos cánones reafirman la necesidad de claridad
analítica al enfrenta rse a toda s las dimensiones d el fe nómeno : en
el pl ano de los h ech os concretos es import ante poseer l a máxima
inform ación � o bre el fe nómeno . Hay un tercer c anon de Mill ,
112
para nosotros importante , el llamado canon conjunto de concor­
dancia y diferencia, que combina el método de la semej anz a y el
de la diferencia y que , por tanto , no añade mucho más . Po demos
decir, por tanto, que al llevar a cab o una comparación , se parte
po r lo g ener a l de la identificación de circunst ancias comunes,
pero será posteriormente el análisis de l as diferencias l o que nos
permitirá un conocimiento profundo del fenómeno . D os ej emplos
pueden aclarar nos cómo usar los dos cánones principales .
• Primer ejemplo: Un fenómeno de gran relevancia, común a
una quincena de paí ses europeos , fue el nacimiento y el desarro­
ll o de l os partidos obr er os en un momento d e l a historia d e l as
instituci ones democrátic a s. Podre mos analiz ar este fenómeno
identificando las circunst ancias co munes a los distintos p aíses. O
también identificando cuáles son l as diferencias que ll e van a re­
sult ados distintos . Así v em os que es neces ario tener siempre sufi­
ciente claridad an alítica par a identificar posibles concord ancias Y
diferencias que concurren para defi nir los partidos en el plano de
la solidez, de la fu erz a electoral y d e l a estructur a organiz ativa .
• Segundo ejemplo: Tras el proceso de democratiz ación -y
con parecid a difusión- se des arrolló el welfare state en numero­
sos país es. Algunos e ruditos prefie ren dest ac ar l a s circunst a ncias
comunes a los distintos p aíses; otros dan preferencia al análisis
de l as divergencias. Podemos observar, sin embargo, que el análi­
sis de las «circunstancias adicionales», es decir, de las diferen­
ci as, permite comprender más a fondo el fenómeno y o btener un
result ado de investigación más significativo .
Podemos decir entonces que al profundiz ar en el al)álisis s e
tiende generalmente a evid enci ar l as diferencias más que l as se­
mejanzas: el método de la diferencia parece ser el más utiliz ado
y, en cierto sentido , más eficaz que el de l a concord ancia. No
obstante , amb os cánones siguen ten i endo el obj etivo común de
alc anzar una explic ación más pre cis a del fenómeno que s e examina .
En conclusión los cánones de Mill nos permiten volver a distinguir entre d os �strategias de comparación . Éstas configurarían
dos enfoques completamente diferentes de l a comparación, con
113
s
s. Cómo comparar: los mecan;smos esenciale
Introducción a la investigación comparada
referencia
a Durkheim y a We ber respectivamente. La primera, la
tradición durkheimiana -de la comparación cuantitativa o esta­
dística-, se caracteriza por hipótesis en las que los valores cuan­
titativos de cada variable se comparan en varios casos. La segun­
da, la tradición weberiana -de la comparación cualitati va o
histórica-, se basa en cambio en la comparación sistemática de
los casos entre sí y de sus propiedades correspondientes partiendo
de su presencia o ausencia para determinar las semejanzas y las
diferencias. E n este tipo de comparación la explicación se centr a
en las diferen tes combinaciones de causas . Sin embargo, las dos
formas de comparación no se excluyen. Más bien se integran.
N_o o bstante , para po der comprender adecuadamente y en pro­
fundidad los cánones de Mili, se necesita un importante caveat,
c omo pue d e resultar indir ectamente con los ejemplos d ados y
co n la forma de proponerlos. Más concretament e, si partimos de
la base de lo que Mili afirma efe ctivamente, ambos cánones con­
lle van premisas muy fuertes : 1) damos por descontad o que esta­
mos en condiciones de precisar y demostrar empíricamente todos
los elementos que entran en la explicación del fenómeno ; 2) la
explicación es de tipo «determinístico» y no probabilístico ; 3) se
presupone la existencia de una sola causa ; 4) no existen interac­
ciones entre las causas qu e transforman el efec to ; 5) tenemos el
mismo mecanismo qu e tiene la misma estructura y podemos pre­
cisar y o btener to dos lo s datos en los distintos casos 33• Analice­
mos estas cinco premisas. La primera constituye un deseo legíti­
mo, y debe ser ·un empeño del investigador, y Gomo tal se entiende
-por tanto no como una premisa- sin hacerse ninguna ilusión.
Segunda , la explicación comparada es de tipo determinístico si
te nemos un número l imit ado d e casos, y los dos cánones de Mili
indirectamente nos lo recuerd¡;¡.n. E n este sentido es oportuno ser
co nscientes d e ello cua ndo se compara. E s bien sa bido, p or el
conti:ario, que con un ele vado número de casos y con el uso de la
estadística l a e xplicación se vuel ve pro ba bilística . Sobre la terce­
ra y l a cuarta premisas podemos decir qu e, com o sabe cualq uiera
que haya investigado, la multicausalidad y las interacciones entre
las explicaciones se acep tan y son o bjeto de investigación. E n
114
s se r echazan Y los
, _
este sentido , las dos premisas correspondiente _
ng1do .
erse en un se ntido menos
c áno nes de Mill de b en ente nd
ausalid ad coyuntu­
Por último deb emos te ner en cuenta la multic
mismo e fecto puede
ral ( véase �l próximo epígrafe ), en la que el
ión diferente de causas Y que en
ser resultado de una combinac
aplicación cuidado­
muchos casos puede resol verse sólo con una
o 6). En
el epíg rafe 6.6 del _capítul
sa del process tracing ( v éase
a puede ignorarse. Dicho esto? res.�1est e sentido l a última premis
delos de exphcac1on
ta que los cánones de Mili aportan dos mo
tener muy en cuenta
s
mo
e
b
e
que d
comparada ( v é ase más arrib a)
en nuestras investigaciones.
5.6.
La formalización
do comparativo? Y
· Es posible una formalización lógica del méto
tas pregun�: ha�
es
�n caso afirmativÓ, ¿cómo puede h acerse? A 34
y Brusch1 3 • Di­
n
i
respondido principalmente dos autores : Rag
d ta­
alización se pro pone a travé s �
cho de forma sencilla, la form
ca�o ­
s
lo
Y
eana
bool
blas de verdad a las que se aplica el álgebra
ción
sec
la
en
os
a do de estos últim
nes de Mili. Ya h emos h abl
su ­
sas
u
ca
las
e
d
odo
anterior. Ahora podemos recordar q ue el mét
pro­
se
ue
q
ar
c
i
l
ficientes o causas cuya presencia b asta para exp
ecir, de aquellas
d
es
,
s
saria
nece
s
sa
cau
las
d
e
l
e
duzca u� efecto, y
minad o fe nómeno no se produce
c ausas si n l as cua les un deter
ucirlo (pues sólo lo
pero que pueden no ser suficientes para prod
n importa�tes
s),
producen algunas causas necesarias y �o _o� ��
mtuitivos _qu� meto­
para la explicación, pero con todos los hmites
o cu ahtatl v �: n o
dos parecidos tienen en el análisis comparativ
na s Y
si algunas causas son nec�sa
,
siempre es posible comprender
el al­
,
o drían serlo. Por el co ntran�
suficientes y si nuevas causas p
e se car�ct enza P?r
gebra booleana se basa en la lógica binaria, qu
n determmado fe no­
la presencia o, mej or dicho, la ausencia de u
el cuadro 5.5.
n
e
n
ció
ca
i
l
p
meno. Po demos ver una primera a
tes de u tilizar esta
n
e
ni
e
onv
c
ventajas y los in
.
.
<,·Cuáles son las
entaJ a s c o nsJ�ten
v
s
e
ipal
as princ
l
do,
en
mi
esu
R
ión?
ac
liz
a
form
·; .1:.1
is
Introducción a la investigación comparada
s.
Cuadro 5.5. Tabla de verdad con cuatro condiciones
causales
Condiciones
Resultados
Número
de casos
XI
X2
X3
X4
y
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
1
o
o
o
o
1
o
o
o
o
1
1
o
o
1
o
o
1
o
1
o
1
o
1
o
1
o
o
1
o
1
I
1
1
o
o
o
o
1
8
6
10
5
13
7
11
5
9
3
12
23
15
5
8
6
Leyenda: XI, X2, X3, X4 = condiciones
causales expresadas en el antecedente
de la hipótesis. Y = resultado expresado en el conse
cuente de la hipótesis.
FUENTE: Ragin, 1987, p. 88.
sobre todo en la posibilidad de poner clarament
e en evidencia la
causalidad coyuntural, es decir, identificar las difer
entes combi­
naciones de causas que pueden conducir a la form
ación del fenó­
meno estudiado; en segundo lugar, podemos evide
nciar la multi­
causalidad que aparece a menudo en el análisis
comparativo de
los fenómenos macropolíticos; en tercer lugar, esta
formalización
116
Cómo comparar: los mecanismos esenciales
nos obliga a un rigor y a una precisión ststemáticos que de otra
forma obtendríamos con dificultad.
Los inconvenientes de esta formalización también son impor­
tantes. Ante todo, nos lleva a simplificar y esquematizar la inves­
tigación, y. esto podría acarrear el riesgo de la pérdida de infor­
mación y de alejamiento aún mayor de la realidad estudia�. El
segundo inconveniente consiste en la gran cantidad de trabaJo ne­
cesario para elaborar tablas de verdad precisas y relevantes. El
tercer aspecto negativo vinculado a los otros reside en la dificul­
tad objetiva que representa la elaboración de tablas de verdad no
banales sino significativas. Estos dos últimos inconvenientes son
lo opuesto de la tercera ventaja indicada anteriormente.
.
El cuadro 5.6 muestra un ejemplo concreto de ventaJas e m­
convenientes posibles con la formalización. Como se ve, el invesCuadro 5.6. Hipótesis de tabla de verdad relativa a tres
casos de fracaso de régimen político
Condiciones
A
B
e
o
o
o
1
o
o
o
1
o
1
o
o
o
o
o
1
1
1
1
Fracaso
Número de
del régimen
casos
o
1
1
1
1
1
1
9
2
3
2
1
3
A: conflicto entre nuevos y antiguos funcionarios.
B: muerte de un dictador.
C: insatisfacción con el régimen.
FUENTE: Ragin, 1987, p. 90.
117
Introducción a la investigación comparada
· tigador puede decidir no utilizar la formalización porque los da­
tos a su disposición no lo permiten o p orque a su juicio los incon­
venientes superan a las ventajas. Sin embargo, la lógica que rige
la formalización debe mantenerse en esencia cada v ez que n o re­
curramos explícitamente a la elab oración de tablas de v erdad
propiamente dichas.
5. 7.
El fuzzy set analysis
El fuzzy set analysis (FSA) («análisis de conjuntos difusos») sur­
ge c omo r esp ue sta constructiva a las críticas suscitadas p or el
análisis basado en las tablas de verdad y el álgebra booleana. Una
de las críticas más fuertes era que en las tablas de verdad se p odí­
an insertar sólo variables dicotómicas. E sta limitación parecía
una simplificación poco adecuada a la realidad de l os fenómenos
social es y políticos. Por ej emplo, no parecía p osible decidir de
forma dicotómica si un sistema político era o no era democrático.
De hecho, la existencia de varios tipos de democracia y de varios
grados de calidad de la democracia hace más oportuna una escala
que -aun siendo cualitativa- tenga en cuenta la gradualidad d e
los fenómenos políticos.
El investigador americano Charles C. Ragin, que ya había de­
sarrollado un algoritmo y un software para analizar las tablas de
verdad dic otómicas 36, recientemente ha intentado responder a
esta critica utilizando un nuevo enfoque propio de la informáti­
ca 37, el de losfuzzy sets. Unfuzzy set es un conjunto cuyas fron­
teras son «flexible&')>. Esto eq uivale a decir que no es necesario
declarar inmediatamente y de modo dicotómico si un determina­
do país forma o no parte del conjunto de las democracias porque
también es posibl e que sólo lo haga parcialmente. Si pensamos
en los «híbridos democráticos 38» y en las democracias en traqsi­
ción, resulta evidente que no estamos ante un fenómeno definible
en términos de «blanco o negro» .
Los llamados fuzzy values caracterizan el grado de pertenen­
cia d el caso a la categoría. Por ej emplo, las democracias comple-
118
l
s.
Cómo comparar: los mecanismos esenciales
mientras. que l�s
tas podrían valorarse con unfuzzy value de «l»,
8», Y asi sucesi­
casi democracias 39· tendrían unfuzzy value de «0,
es s� compone
vamente. De este modo, una escala de fuzzy valu cia)
con pa­
emocr�
de dos extremos cualitativos (democracia-no d
c�so a
l
e
d
el grado de pertenencia
sos intermedios cuantitativ os (
de
ncia
e
de perte�
la categoría). Otro e jemplo puede ser el grado
al
form
enencia
. un país a la Unión Europea. Mientras q ue la pert
­
e
rt
e
p
razonable evaluar el gr�d� de
sugiere una dicotomía, sería
do distmto (fuzzy
nencia de Suiza a la Unión Europea de un mo
a <:fuzzy value =
Chin
e
d
ncia
e
n
e
value > «O») del grado de pert
Ja altamente
«O» ). D e hecho, una realidad social m�y comple � men ob­
l os fe�o
�:
diferenciada hace necesaria una g�aduació� de
L1Jphart que
por
s
cida
u
d
o
mtr
s
goría
e
cat
s
la
bién
Tam
os.
_
rvad
se
os tipos polares se
ayudan a clasificar una democracia en base a l
y.
Juzz
o
. .
dejarían transformar en escalas del tip
e este proceso de co�ifica­
qu
e
d
o
g
es
ri
l
e
e
t
s
exi
nte
e
iam
Obv
fazzy ,es�a muy
ción se vuelva arbitrario, sobre t odo si la escala
u n maximo d e
e
abl
s
n
e
p
s
diferenciada. Por est e motiv o · es indi
bserv_ que ª
e
s
,
tant�
s
. o _ ci�on m ! s
transparencia para la codificación. N o ob
z�
tomi
o
dic
na
�
misma necesidad exist e también para u
precedi­
ir
be
e
d
al
fo
s_ �
i
i
anál
l
e
n,
Ragi
pio
o
pr
l
e
�
gún
simple. Se
de c asos, respe­
do d e un esfuerzo muy intenso de codificacion
41• De este modo el
tando al mismo tiempo los enfoques teóricos
porque_ �� de
análisis sigue siend o en gran medida cualitativo
la familiaridad
es
los elementos más importante de este enfoque
es
d arrollo de un
del investigador con sus casos, lo que permite el
qu� el número �� c�sos debe
esquema de codificación. Es obvio
fam1han�ad., .
seguir siendo bastante bajo para garantizar esta
se basa en las reglas aritmettcas
El análisis fazzy set también
42• El algo ritmo es comparable al de
de la fuzzy set algebra (FSA)
(aquellas, �on
la minimización de las tablas «clásicas» de verdad mate attc
eso
� o
valores sólo dicotómicos). Sin embargo, el proc
to al d el algebra
que se aplica es mucho más sofisticado respec
Juzzy set algebra
b ool eana 43• Ante todo, para una aplicación de
isi �e las !!bias
hay que redefinir los concep�o_s centrales d�l anál �
suficie nte s . De
de v erdad, es decir, las condiciones necesarias y
119
Introducción a la investigación comparada
hecho, el análisis booleano puede verse como un caso
especial de
FSA. Por otra parte se ha creado un software que
analiza estas ta­
blas de �erdad no dicotómic s con ayuda del orde
nador, dado que
�
el algoritmo es tan complejo que no es posible
encontrar una
ecuación causal sin recurrir a él.
Hay que añadir además que el FSA es una novedad
muy re­
. e de la meto
cient
dología comparativa. Quedan de hecho muchos
��oblema� respecto al software, y no hay una respuesta a la cues­
tion de como deben medirse los fazzy values. Apar
te de esto, el
�so de esta metodología en la investigación ha sido bastante errá­
tico y a menudo el FSA simplemente no se aplica
de forma co­
_ ente esta situa
rrecta. Obviam
ción no facilita su difusión y un re­
. _
conocimiento más amplio de esta técnica en las cienc
ias sociales.
A pesar de todo, el FSA se presenta como una
de las técnicas
más sistemátic�s y formalizadas del análisis compara
tivo, y por
eso puede considerarse un paso más en el desarroll
o de la meto­
dología comparat�va. Esto nos muestra cómo los meto
dólogos se
,
esfuerzan por mejo
rar las técnicas analíticas, en este caso inten­
tando superar los límites debidos a la dicotomización
tos. ��n esta per��ectiva es oportuno señalar hasta de los da­
qué punto la
pos�. �ihdad de utdi;�r el orde a�or no sólo ha mejo
rado- la apli­
�
. cuantitati
cabilidad de los anahsis
vos,
sino
tamb
ién
la
del método
_ o.
comparativ
120
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